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Las ocupaciones prehispánicas tardías y el centro administrativo inkaico en la


cuenca de Paria, altiplano de Oruro

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János Gyarmati
Museum of Ethnography, Budapest, Hungary
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Las ocupaciones prehispánicas tardías
y el centro administrativo inkaico
en la cuenca de Paria, altiplano de Oruro
János Gyarmati
Carola Condarco Castellón

Introducción

Paria está considerada por los investigadores como uno de los principales centros
administrativos inkaicos ubicados al sur de Cuzco a lo largo del Qhapaq Ñan (p.ej.
Condarco y Condarco 1994; Condarco et al. 2002; D’Altroy 2002: 239; Gutiérrez
2006). Sin embargo, hasta muy recientemente se desconocía su ubicación exacta
por falta de investigaciones, pese a que varios cronistas señalaron su importancia.
Paria aparece en la lista de tambos citados por Vaca de Castro (1908: 435), según los
documentos coloniales, en el Horizonte Tardío el camino principal salía de Cuzco
continuaba hacia el lado oeste del lago Titicaca, bifurcándose en Paria hacia el sur y
hacia el valle de Cochabamba. Los testimonios de los indígenas locales confirman
estos datos, mencionan que el maíz producido en las chacras estatales del valle de
Cochabamba fue transportado a Cuzco a través de Paria (Repartimiento 1977:
24). En línea con estos datos Cieza de León menciona a Paria entre las cabeceras
de las provincias “[…] del Cuzco, hazía el Mediodía, Hatuncana, Hatuncolla, Ayavire,
Chuquiabo, Chucuito, Paria y otros que ban hasta Chile […]” (Cieza de León 1985: 56,
Cap. XX), añadiendo que Thupa Inka “en Paria mandó edificios grandes […]” (Cieza
de León 1985:177, Cap. LXI), y en “[…] la provincia de Paria… había depósitos y
aposentos reales para los incas y templo del sol” (Cieza de León 1973: 237, Cap. CVI).
Los primeros españoles llegaron a Paria en 1535, cuando Diego de Almagro entró
al Collao y a Charcas para conquistar Chile (Platt et al. 2006: 104-105; Zarate
1995: 101-102). La ocupación española debió comenzar ese año y persistir por
unas décadas, hasta que el asentamiento fue trasladado a su lugar actual.
Uno de los primeros intentos para localizar el sitio inkaico de Paria fue reali-
zado por Hermann Trimborn, quien visitó la zona en 1960. Según su descripción,
el sitio se ubica al norte de la población actual de Paria y al noroeste del Balneario
de Obrajes. Allí encontró ruinas cubiertas por restos de antiguas construcciones
de adobe, sin hallar edificios en pie. Los tiestos que identificó correspondían a
cerámica Inka y colonial. Concluyó que no estaba clara la ubicación del templo
12 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

del sol y de las qollqas mencionadas por Cieza (Trimborn 1967: 61-62). Guiado por
los datos de Trimborn, John Hyslop y los investigadores del Museo Arqueológico
de Cochabamba visitaron la región en 1979 (Hyslop 1984: 143-144). El principal
objetivo fue localizar el ramal que sale del camino real de Paria hacia el valle de
Cochabamba. En este trabajo se encontró otro sitio en la zona: Khota Chullpa en
el lado norte del río Jacha Uma, frente al Balneario de Obrajes.1 Según Hyslop,
el sitio tenía una extensión aproximada de 200×100 m y presentaba en superficie
cerámica Inka y local influida por el estilo Inka. Para este investigador, el sitio de
Anocariri sería la antigua población de Paria, en él aún se aprecian un grupo de
estructuras de tapial y varios chullpares.
En relación a la localización del sitio inkaico de Paria es importante men-
cionar las investigaciones de Lisandro Condarco Sierra quien vivió durante
algunos años en la hacienda Cotochullpa, dentro de cuyos antiguos límites se
encuentra el sitio de Paria. Según su opinión: “[…] se debe tener presente que el
pueblo de Paria la India, estaba ubicado a tres kilómetros al Este de Paria la Española y
sobre la orilla Norte del Chacamayu; siendo la ubicación de Paria la Española, la orilla
Sud del Jatunmayu –hoy río de Paria–” (Condarco 1987: 67-79).2 Aquí se podrían
añadir las referencias que proporciona Lisandro Condarco tomadas de la tradi-
ción oral, en el párrafo: “Los Parias vieron caer una a una las piedras del templo en
el que, hasta ese día, fue el Sol, la deidad tutelar del URU” (Condarco Sierra 1987:
67). Como hiciera notar Condarco Santillán, con referencia a la cita anterior,
si bien existe una relación hacia los Urus, el templo del sol correspondía sin
lugar a dudas a la presencia inkaica en esta zona (Carlos Condarco Santillán,
comunicación personal).
Por otra parte, el año 1992, Carlos Condarco Santillán y Carola Condarco
Castellón, realizaron una investigación focalizada en “Ventanani”; sitio ubicado
al sur de la confluencia de los ríos Jacha Uma, Iruma y Chiaraque. En aquella
oportunidad se ubicó cartográficamente el sitio denominado como Paria la In-
dia, siguiendo las indicaciones proporcionadas por Lisandro Condarco Sierra
(Condarco y Condarco 1994: 75-92).3 En 1999 János Gyarmati realizó una vi-
sita al sitio, al norte del Balneario de Obrajes, concluyendo que se trataba de un
asentamiento importante, teniendo en cuenta sus dimensiones, mucho mayores

1 Según David Pereira, un participante del proyecto de Hyslop, ellos no anduvieron allí, sino
en la orilla sur del río mencionado (David Pereira, comunicación personal 29 de septiembre
de 2005). Es decir, con las informaciones disponibles es imposible definir si el grupo de in-
vestigadores dirigido por Hyslop visitó este sitio.
2 Las anteriores referencias las tomó Condarco de los títulos de propiedad de la hacienda e ingenio
de “La Ribera” ubicada en las proximidades del actual Balneario de Obrajes, fechado en 1646.
3 El mencionado trabajo fue expuesto por Carola Condarco Castellón el año 1993 en la Reunión
Anual de Etnología, en la ciudad de La Paz (Bolivia), pp. 86, habiéndose publicado al año siguiente.
Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 13

a los 200×100 m mencionados por John Hyslop, así como la calidad y cantidad
de los materiales en superficie entre los que estaba bien representada la cerámica
del estilo Inka Imperial. El mismo año las investigaciones de Carola Condarco
y su equipo evidenciaron la importancia y ocupación de este sitio, tanto en el
Horizonte Tardío como en las primeras décadas del período Colonial (Condarco
et al. 2002).
Con base en las evidencias arqueológicas y los datos etnohistóricos menciona-
dos, se decidió realizar un proyecto de cuatro años, para reconstruir el papel de la
cuenca de Paria en los períodos prehispánicos tardíos, particularmente durante la
ocupación Inka.4 Las investigaciones se centraron en el rol de la cuenca dentro de
la economía política del Imperio Inka y su relación con el valle de Cochabamba,
estudiado por Gyarmati y Varga (1999). Los objetivos principales fueron: (1) loca-
lizar todos los sitios arqueológicos dentro del área de investigación para conocer
el patrón de asentamiento de los períodos prehispánicos tardíos, (2) delimitar el
centro provincial de Paria, (3) realizar excavaciones en Paria para delimitar sus
zonas de ocupación y la función de las estructuras excavadas en el sector principal
y los anexos, (4) analizar el material cultural proveniente de recolecciones super-
ficiales y de excavación. En este trabajo se presentan los resultados preliminares
de estas investigaciones.

Marco geográfico y prospección regional

La prospección regional cubrió 95.5 km2 pertenecientes a la cuenca de Paria


(Figura 1). Esta cuenca se halla a unos 20 km al noreste de la ciudad de Oruro,
a 230 km al sureste de La Paz y a 200 km al noroeste del valle de Cochabamba.5
Su altura oscila entre los 3700-3800 msnm. La cuenca es un punto geográfico
estratégico en el margen de la cadena montañosa de los Azanaques debido a que
constituye una separación natural entre la inmensa planicie del altiplano, los va-
lles mesotérmicos cochabambinos y las laderas tropicales de los Andes. De esta
manera, la cuenca forma una puerta ecológica entre las diferentes zonas y niveles
ecológicos que jugaban un papel importante en la vida de las etnias andinas, como

4 El proyecto fue financiado por el Fondo Nacional de Ciencia de Hungría, Curtiss T. & Mary
G. Brennan Foundation y Heinz Foundation. Aparte de los autores los investigadores prin-
cipales fueron Álvaro Condarco Castellón y Mile Vargas Rosquellas, Dra. Renée Bonzani
(arqueobotánica), Dr. László Bartosiewicz (arqueozoología), Veronika Szilágyi (análisis del
material cerámico).
5 Esta distancia corresponde a la longitud de la carretera actual, sin embargo, la longitud del
camino en los tiempos prehispánicos era mucho menor, tal vez la mitad de la carretera mo-
derna, como las investigaciones de John Hyslop (1984: 138–149) y Daniel Gutiérrez (2006)
verificaron.
14 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

es bien conocido a partir de las investigaciones de Ramiro Condarco (1970) y


John Murra (1972, 1983).6

Figura 1. La ubicación de Paria en el altiplano de Bolivia.

6 Los Soras de Paria jugaron un papel importante en la economía política del Imperio Inka. Las
fuentes etnohistóricas de Cochabamba ofrecen un buen ejemplo “los soras de Paria tenían y
cultivaban tierras en el valle de Cochabamba” (Repartimiento 1977).
Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 15

El área prospectada cubre tres diferentes zonas ambientales: valles de ríos y


sus laderas, mesetas y quebradas ubicadas entre los valles de ríos y piedemonte,
hasta una altura de 4050 msnm. Con la prospección se localizaron 108 sitios ar-
queológicos, sin contar los cinco sitios anteriormente registrados y científicamente
publicados.7 Los sitios registrados incluyen asentamientos de los períodos: For-
mativo (2000 a.C.-800 d.C.), Horizonte Medio (800-1100/1200 d.C.), Intermedio
Tardío (1100/1200-1400/1450 d.C.), Horizonte Tardío (1400/1450-1535 d.C.)
y Colonial (1535-1820 d.C.).8 En el presente artículo solo tocamos los sitios del
período Intermedio Tardío y del Horizonte Tardío.

El período Intermedio Tardío (1100/1200-1400/1450 d.C.)

En el período Intermedio Tardío (PIT) ocurrieron cambios fundamentales en el


patrón de asentamiento en la cuenca de Paria: los sitios importantes del Horizonte
Medio fueron abandonados y se establecieron mucho más sitios que antes. En
más del 40% de los sitios registrados se encontró material del PIT (Figura 2). De
46 sitios 30 presentan exclusivamente material PIT, los otros 16 sitios contienen
material del PIT y/o perteneciente a otro período, principalmente al Horizonte
Tardío.
La extensión de los sitios varía entre hallazgos aislados (p.ej. una vasija rota)
y 6.4 ha, sin tomar en cuenta los sitios Ce-19 (Anocariri, 14.3 ha), Ce-46 (25.5
ha) y Ce-63 (37.2 ha), que tienen una ocupación multicomponente. La extensión
de la ocupación del PIT en estos sitios no fue determinada pero pudo exceder
las cinco hectáreas. Casi el 70% de los sitios tiene una superficie que no supera
una hectárea (32% menos de 0.1 ha, 24% menos de 0.5 ha). Los sitios mayores
a cinco hectáreas representan el 9% de todos los sitios PIT. Estudiando la ex-
tensión de los sitios se evidencia una situación inversa: el tamaño de los sitios
que no exceden una hectárea alcanza máximo 15-20% del tamaño de todos los
sitios que cubre 52 ha.

7 Estos últimos sitios son: Khota Chullpa o Paria, Anocariri, Ventanani, Uspa Uspa, excavado
por Carola Condarco en 2000 (Condarco et al. 2002) y el Tambo de Condorchinoca deno-
minado por John Hyslop (1984: 145) como Tambo de Pisakheri. Es decir, en el sector que
investigamos en la provincia de Cercado existen actualmente 113 sitios registrados los cuales
fueron denominados Ce-1 a Ce-113. Además de estos 113 sitios visitamos el Tambo de Kullku
Pampa localizado por John Hyslop (1984: 145-146), como un sitio perteneciente al camino
inkaico de Paria a Cochabamba.
8 Tomando en cuenta el tamaño o extensión se estableció una jerarquía de asentamientos: sitios
menores a 0.5 hectáreas, sitios entre 0.5-1, 1-2, 2-5, 5-10 hectáreas y mayores a 10 hectáreas.
16 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

Figura 2. Sitios del período Intermedio Tardío de la Cuenca de Paria.

La densidad de artefactos en superficie muestra una cifra baja, más del 90%
de los sitios no supera 1-10 artefactos/m2 (40% de los sitios proporcionó menos
de 1 artefacto/m2). La mayor parte de los sitios que muestra una cifra más grande
(1-50/100 artefactos/m2) representa una ocupación multicomponente, en la que la
ocupación formativa aumentó la densidad de los artefactos en superficie (Ce-46,
Ce-72, Ce-83). La única excepción es el sitio Ce-41 con una densidad de 1-20
artefactos/m2 y una extensión de 6.4 ha, además de la calidad de los materiales (la
proporción de la cerámica decorada es más alta que en otros sitios). Este sitio debió
ser un asentamiento sumamente importante en el PIT, situación que también se
evidencia por su ubicación cercana a una fuente de agua, 20-30 m por encima del
valle en la meseta bordeada por el río Jacha Uma/Paria.
Otros dos sitios ocupan una posición similar en el lado sur del mismo río. El
sitio Ce-51 se encuentra ubicado encima de las aguas termales del Balneario de
Obrajes y de la confluencia de tres ríos: Jacha Uma, Iruma y Huaylluma, a unos
seis kilómetros al oeste del sitio Ce-41. Su tamaño es de 6.4 ha, su parte noreste
presenta un grupo de qollqas inkaicas (3.1 ha), por lo tanto la ocupación del PIT
Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 17

debió ser más pequeña. Se observó 16 cimientos circulares ubicados en el margen


de la meseta, formando el límite norte del sitio encima del río Jacha Uma (Figura
3)­. Aunque los cimientos mencionados parecen una continuación de las qollqas
inkaicas, ubicadas también en el margen de la meseta, su material es diferente.
El diámetro de estas estructuras es aproximadamente el doble del de las qollqas,
además ellas se ubican fuera del muro perimetral que limita a las qollqas inkaicas.
Por tanto, los cimientos mencionados pertenecieron a la ocupación PIT del sitio.
En la misma meseta, pero a 1.5 km al oeste del sitio Ce-51, se encuentra el tercer
sitio del PIT: Ce-53. Tiene una superficie de 2.3 ha y presenta poca cerámica Inka
en su parte occidental. Al contrario que estos tres sitios, el sitio Ce-46 se encuen-
tra en el valle del río Huaylluma, alrededor de las aguas termales del Balneario
de Obrajes. Considerando que allí el agua es permanente y caliente, este lugar
siempre fue un punto estratégico. Por eso tuvo una ocupación continua desde
el período Formativo hasta el Horizonte Tardío con una extensión muy grande
(25.5 ha). La intensidad de la ocupación cambió en los diferentes períodos, siendo
más densa durante el período Formativo y el PIT. La mayor parte del sitio está
perturbada por las construcciones del Balneario de Obrajes, haciendo imposible
reconstruir su situación original. El sitio Ce-63 presenta una situación similar, se
encuentra ubicado a lo largo de un arroyo que nace en una fuente termal que se
usa hoy en día, por lo que se halla perturbado. Comparando con los sitios pequeños
del PIT, ubicados en la meseta, este sitio tiene una extensión enorme (37.2 ha) y
una ocupación multicomponente. El tamaño original del asentamiento pudo ser
mucho más pequeño si tomamos en cuenta el espacio (0.8 ha) delimitado por una
acumulación de artefactos líticos: morteros, manos, hachas y azadas de piedra.
Aparte de los sitios arriba mencionados, existen otros sitios de este período con
una ubicación especial. Ce-72, Ce-93-95 ocupan puntos estratégicos de control
en la salida de unos ríos de la serranía hacia el altiplano.

Figura 3. Estructuras del Sitio Ce-51.


18 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

El análisis de la distribución de los sitios del PIT identificados en la cuenca de


Paria muestra que tanto los sitios localizados cerca de fuentes de agua permanente
como los que están lejos del agua representan la misma proporción. Sin embargo,
la mayor parte de los sitios ubicados en la meseta y lejos de agua son pequeños,
con una densidad muy baja de materiales, en algunos casos, pocos fragmentos
de cerámica. La disponibilidad de agua asociada a la presencia de tierras fértiles,
potencialmente irrigables en los valles, permitieron que los sitios principales se
ubiquen a lo largo de los ríos Wila Jakko y Jacha Uma y que exista una concentra-
ción grande de sitios en la confluencia de los ríos Jacha Uma, Iruma y Huaylluma.
Entre estos sitios sobresalen tres por su extensión y posición estratégica: Ce-46
establecido exactamente en la confluencia de los tres ríos y las aguas termales del
Balneario de Obrajes, Ce-41 y Ce-51 ubicados cerca del agua, a 20-30 m encima
del valle, en la meseta bordeada por el río Jacha Uma. El sitio Ce-41 está rodeado
por vertientes. A diferencia de otras regiones de los Andes centrales y sur centrales
los sitios de este período en la cuenca de Paria no se encuentran en lugares altos y
defensivos ni tienen muros perimetrales que los resguarden (p.ej. Albarracin-Jordan
1996: 315; Arkush 2008; D’Altroy y Hastorf 2001: 121-123; Hyslop 1977; Lecoq
1997: 68; Michel 2008: 104; Nielsen y Berberián 2008: 153; Stanish 2003: 14-15).
El patrón de asentamiento para la cuenca de Paria en este período presenta
cuatro niveles: sitios menores a 0.5 ha, sitios entre 0.5-1 ha, sitios entre 1-3 ha
y sitios mayores a 5 ha. Con excepción de algunos casos, los sitios muestran una
densidad baja de materiales (1-10 artefactos/m2, casi en la mitad de los sitios menos
de 1 artefacto/m2). La distribución dispersa y la ocupación de baja intensidad de los
asentamientos del PIT muestra un cambio drástico en el patrón de asentamiento
de la cuenca de Paria comparándolo con el período previo. Durante el Horizonte
Medio los diez sitios identificados tuvieron una ocupación más densa y concen-
trada (50-100 artefactos/m²) y estuvieron emplazados en puntos periféricos pero
al mismo tiempo estratégicos de la cuenca dejando desocupada la mayor parte
del interior de la misma. Solo dos sitios del Horizonte Medio siguieron siendo
ocupados en el período posterior.
En el período Intermedio Tardío el número de sitios se multiplicó, de 10 a
46, los valles con ríos concentraron una densa ocupación y aparecieron asenta-
mientos dispersos y pequeños en la meseta, lejos de las fuentes permanentes de
agua. Este cambio fundamental resultó en un patrón de asentamiento disperso,
similar al patrón actual del altiplano. La ocupación de los sitios fue más corta y/o
menos intensiva sin embargo, la población creció considerablemente. Se explo-
taron las tierras a lo largo de los ríos y las pampas alejadas también. Este proceso
fue acompañado, por lo menos parcialmente, por un cambio en el género de vida.
Aunque las comunidades más grandes siguieron utilizando las tierras aluviales de
los valles y la mayor parte de la población vivió en asentamientos grandes (que
constituyen el 75-80% de la extensión de todos los sitios del PIT), en la pampa
Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 19

habría existido un énfasis en una economía mixta basada en agricultura a secano


y el pastoreo. Probablemente la gente practicó este tipo de agricultura sólo bajo
un cultivo rotativo, como se hace actualmente, dando lugar a un patrón de asen-
tamiento disperso y dividido en varios niveles.
Los documentos coloniales sugieren que los Soras fueron los habitantes de
la cuenca de Paria en este período. Sin embargo, queda la interrogante de si es
posible relacionar el material cerámico encontrado en los sitios principalmente
o quizás exclusivamente con los Soras. Aunque la cerámica recolectada está muy
fragmentada y es poco diagnóstica, se pudo identificar tres tipos básicos: cuencos
semiesféricos con bordes rectos invertidos o evertidos, jarras de boca ancha y
ollas con asas cinturón que salen del borde. Los análisis físico químicos indican
que esta cerámica se fabricó localmente excepto por algunos tiestos importados
(Szilágyi 2010). Su materia prima es arcilla arenosa que se encuentra en la zona.
El material de las jarras y ollas es compacto, pero su estructura es bastante he-
terogénea indicando que la preparación del material no fue muy cuidadosa. La
superficie es alisada, su color muestra tonos de amarillo, naranja, rojo y café (5YR
6/4, 2.5YR 5/4, 2.5YR5/6, 2.5YR 6/6, 7.5YR 6/4) y en algunos casos gris. La coc-
ción es oxidante pero incompleta. La decoración presenta bandas anchas negras,
a veces translúcidas, pintadas en el exterior de las vasijas.
Los cuencos presentan variedades toscas y finas en proporción similar, tienen
una cocción oxidante y colores de tonos amarillentos y marrón rojizo (2.5YR 4/4,
2.5YR 5/4). Un 75% de la superficie de los fragmentos está pulida, el resto está
alisada. Un engobe rojo cubre 60% de la cara interna de los cuencos pintados, es
más delgado, menos uniforme (en muchos casos se ven las huellas del instrumento
utilizado) que el engobe utilizado en el Horizonte Tardío. Muchas veces la cara
interna y, en algunos casos la cara externa, está decorada con motivos geomé-
tricos. En dos tercios de los fragmentos decorados recolectados aparecen líneas
onduladas dobles y triples (este tipo de motivo se ve en la mitad de los cuencos
decorados) y líneas onduladas dobles bordeadas con una línea horizontal. Otros
motivos aparecen sólo en una proporción mucho más baja (4-6%). Uno de ellos
consta de medios círculos y líneas onduladas pintadas dentro de estos círculos
(Figura 4). Igualmente presentan una proporción baja los cuencos decorados con
líneas onduladas entrecruzadas que forman rombos y que están bordeadas por
una línea horizontal, así como los cuencos con puntos pintados. Se recolectó un
sólo fragmento decorado con círculos concéntricos.
El cuenco decorado con líneas onduladas, como tipo característico de la ce-
rámica del PIT aparece en la sierra meridional del suroeste de Perú (Trimborn et
al. 1975: Plano 3Ca) y norte de Chile (Romero 2002; Muñoz 1987: 87), a través
de la cuenca de Titicaca (Albarracin-Jordan 1996: 311-314; Frye y de la Vega
2005: 176; Pärssinen 2005: 115-118, Fig. 60-61) hasta el altiplano sur de Bolivia
(Arellano López 2000: 167-175; Nielsen y Berberián 2008: 157) y fue ­denominado
20 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

por diferentes investigadores con múltiples nombres: Chilpe (Trimborn et al.


1975), Chilpe perteneciente al grupo de diseño Negro sobre Rojo (Romero
2002), Chilpe-Carangas (Lecoq 2003: 119-121; Michel 2001), Quillacas (Mi-
chel 2008: 139) y Hedionda o Mallku (Arellano López 2000; McAndrews 2005:
39). La mayoría de los motivos de los estilos arriba mencionados aparece en el
material recolectado por nosotros, sin embargo, existen algunas peculiaridades
significativas: la predominancia de dos o tres líneas onduladas sobre un engobe
rojo y la regularidad de estas líneas en el borde interior de los cuencos. Aunque
se necesitan más investigaciones para establecer la extensión de este motivo
como una decoración dominante, se lo puede relacionar tentativamente con los
Soras que habitaron la misma zona. Esta suposición es apoyada por el material
encontrado en Pirque Alto, en el valle bajo de Tapacarí, donde la cerámica Ciaco
del valle de Cochabamba aparece junto con los cuencos muy similares al material
que identificamos (McAndrews y Rivera 2007: 49-52). Además, según las fuentes
coloniales, aparte de Paria, Tapacarí fue el otro centro principal de los Soras (Del
Río 2005: 54-55).

Figura 4. Cerámica del período Intermedio Tardío (41.8, 41.11, 41.19, 41.226)
y del Horizonte Tardío (1.42, II.15.21, II.6.26, II.13.1).
Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 21

El Horizonte Tardío (1400/1450-1535 d.C.)

Al contrario de lo sucedido a fin del Horizonte Medio, cuando la mayoría de los


sitios se abandonaron, casi la tercera parte de los sitios PIT (n=15) quedó ocupada
en el Horizonte Tardío, indicando que una parte de la población de la zona siguió
viviendo en sus asentamientos originales. Esto difiere de la situación en el valle
de Cochabamba, donde según las investigaciones realizadas por János Gyarmati
(Gyarmati y Varga 1999: 29-35) los asentamientos del PIT no sobrevivieron en el
Horizonte Tardío, sugiriendo la situación de traslado de los habitantes del valle
descrita en las fuentes coloniales (Repartimiento 1977; Wachtel 1982). Según las
mismas fuentes una parte de los nuevos habitantes del valle de Cochabamba fueron
los Soras trasladados de Paria. Si tomamos en cuenta el número y la extensión
de los asentamientos que permanecieron y de los sitios establecidos en este pe-
ríodo (juntos representan más del 40% de los 113 sitios localizados, Figura 5), la
población de la cuenca de Paria aumentó en el Horizonte Tardío, a pesar de que
alguna parte de ella fuese trasladada al valle de Cochabamba.

Figura 5. Sitios del Horizonte Tardío en la cuenca de Paria.


22 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

Aunque la mayor parte de los sitios del Horizonte Tardío fueron asenta-
mientos existieron otros tipos de sitios, sobre todo seis grupos de qollqas ubicados
­alrededor del sitio Ce-1 (ver descripción detallada abajo) y un tramo del ­Qhapaq
Ñan. Un segmento del camino fue registrado por el grupo de investigadores di-
rigido por Daniel Gutiérrez9 y el tramo ubicado entre Caracollo y el sitio Ce-1
fue identificado mediante fotos satelitales, evidenciando que el camino entraba
en el sitio Ce-1 entre los grupos de qollqas Nº 5 y Nº 6 (Figura 6). La continua-
ción del camino dentro del sitio y entre el sitio Ce-1 y el primer tambo (Tambo
de Condorchinoca, sitio Ce-112) hacia el valle de Cochabamba todavía no esta
identificada, aunque segmentos del camino entre los diferentes tambos localizados
por varios investigadores (Gutiérrez Osinaga 2006; Hyslop 1984: 138-149) indican
la línea del camino. Antes de llegar al sitio Ce-1 el Qhapaq Ñan tocó una mina
inkaica (Ce-56). Se trata de un pozo cavado en el subsuelo que llega hasta por lo
menos cinco metros de profundidad. Alrededor de la boca del pozo se encontró
piedra cavada mezclada con cobre y cerámica Inka. En varios puntos de la zona
estudiada existen corrales abandonados en las laderas de las quebradas. En uno de
ellos (Ce-85), se recolectó material cerámico perteneciente al Horizonte Medio,
Intermedio Tardío y Horizonte Tardío, indicando que por lo menos una parte de
estos corrales fueron prehispánicos.

Grupo Nº 6
Qh
Grup

ap
aq
Ña
o Nº

n
5

Grupo Nº 4

Figura 6. Sitio Ce-1, grupos de qollqas No 4-6 y el tramo de Qhapaq Ñan (Foto satelital).

Estudiando la distribución de los sitios del Horizonte Tardío el patrón es


similar al del período anterior. Los sitios más grandes se ubican a lo largo de los
ríos, en los valles aluviales o en las mesetas que bordean los ríos, sobre todo el

9 Comunicación personal, Daniel Gutiérrez Osinaga, septiembre de 2006.


Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 23

río Jacha Uma, como los sitios Ce-1 (90-110 ha), Ce-18 (8.1 ha), Ce-34 (8.8 ha),
­Ce-51­(3.1 ha), Ce-86 (10 ha). Los sitios pequeños se encuentran en las quebradas
menores y en las mesetas ubicadas entre los valles de los ríos principales. Una
concentración enorme de sitios aparece alrededor de la confluencia de los ríos
Jacha Uma, Iruma, Huaylluma y las aguas termales del Balneario de Obrajes.

Los asentamientos

La concentración antes mencionada forma una aglomeración de sitios, ubicada


alrededor del sitio Khota Chullpa (Ce-1). Además de la aglomeración menciona-
da, existe otro sitio que parece ser un asentamiento inkaico importante. El sitio
Ce-86 tiene una extensión grande, 10 ha y una densidad de material menor a un
artefacto/m2. Su importancia radica no solo en su tamaño sino en su ubicación
estratégica en el lugar donde el río Khala Pata entra en el altiplano desde la sierra
existiendo agua permanente. Según un informante local, por el valle del río Khala
Pata pasaba un camino antiguo (¿precolombino?) que iba desde el altiplano hacia
la serranía. Si esto es cierto, Ce-86 constituiría un punto clave en este camino.
Ce-92 es un sitio pequeño, menos de media hectárea, pero con una densidad de
materiales relativamente alta (10-20 artefactos/m2) y cerámica fina. El sitio también
ocupa una posición notable cerca de la curva del río Pisakheri.
Existen dos asentamientos que fueron establecimientos de la infraestructu-
ra estatal. John Hyslop encontró varios tambos ubicados a lo largo del camino
hacia valle de Cochabamba (Hyslop 1984: 138-149). Entre ellos el Tambo de
Condorchinoca (Ce-112, Tambo de Pisakheri de Hyslop, 1984: 145) se encuentra
dentro de la zona de investigación. Ubicado a 10 km al este de Khota Chullpa,
está limitado por dos quebradas y por la curva del río Jacha Uma en sus tres lados.
Lamentablemente, en los 25 años que pasaron desde las investigaciones de John
Hyslop el río casi destruyó el tambo.10 De las dos y media estructuras mencio-
nadas por Hyslop (1984: 145) queda menos de una. En el corte producido por la
erosión del río se ven los cimientos de otras cuatro estructuras sugiriendo que el
tambo estuvo conformado por al menos cinco estructuras. La única estructura
parcialmente conservada mide 13.5×6.15 m. La parte inferior de los muros oeste
y este fue construida con cantos rodados y alcanza 1.25 m de la superficie actual.
La parte superior (los hastiales) es de adobe. Los muros más largos (norte y sur)
se destruyeron hasta sus cimientos. La altura máxima del muro mejor conserva-
do es 2.23 m; el espesor de los muros es de 80-85 cm. En las caras interiores de
los muros oeste y este existían tres hornacinas pero se conservaron sólo dos de

10 Desafortunadamente el sitio fue establecido en el lado de la curva del río que esta siempre
erosionado por el agua del río, por lo tanto si no se establece alguna construcción de defensivos
el sitio se desaparecerá en unos años más.
24 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

ellas en el muro oeste. Las hornacinas fueron construidas en el nivel donde se


­encuentra la parte construida de piedra con la de adobe. Su altura es de 75-80
cm y su profundidad de 45-50 cm. Fueron cerradas por una jamba de piedra y
revocadas con arcilla mezclada con paja.
Otro sitio localizado por Hyslop es Kullku Pampa, ubicado ya fuera de la
zona de investigación. Se visitó un sitio que se encuentra a 11 km al este del
Tambo de Condorchinoca que correspondería a Kullku Pampa aunque la des-
cripción de Hyslop no coincide con lo observado. Según él, el sitio consta de
varias estructuras rectangulares ubicadas en una sola fila, sin embargo, nosotros
encontramos una sola estructura grande pero con un plano compuesto. Un ca-
mino supuestamente antiguo pasa al lado de la estructura de piedra. Al norte de
esta estructura se encuentran al menos cuatro pequeñas estructuras circulares,
una de ellas con una abertura pequeña casi al nivel del suelo. Comparando con
otras estructuras similares existentes a lo largo de la carretera entre Oruro y
Cochabamba estas estructuras podrían ser qollqas. El rasgo más sorprendente
del sitio fue una serie de las terrazas de cultivo que cubren las laderas del cerro
ubicado detrás de este. Es el único lugar donde encontramos terrazas de cultivo
en la zona.
Comparando los dos tambos arriba mencionados con los sitios localizados
dentro de la cuenca de Paria hay un rasgo interesante pero todavía inexplicable: los
tambos tienen restos arquitectónicos pero una ausencia de artefactos en ­superficie.
Los asentamientos que localizados con abundante material cerámico en superficie
no tienen restos visibles de estructuras. La misma situación se presenta en el valle
de Cochabamba en Incarracay, existen estructuras con muros de dos a tres metros
de altura con muy poca cantidad de material en superficie. Al contrario, los sitios
inkaicos ubicados en el valle tienen bastante material sin restos de estructuras
visibles en la superficie.
Tomando en cuenta estas dos peculiaridades (mampostería y la escasez de
cerámica) consideramos que los tambos mencionados (Condorchinoca, Kullku
Pampa, Incarracay) fueron establecidos más tardíamente que los asentamientos
habitacionales, incluso Paria mismo. Por ello se usó una técnica de construcción
diferente (los edificios de Paria fueron construidos de adobe y arcilla mezclada
con cantos rodados sobre un cimiento de piedra con una altura de 0.5-0.8 m. Esto
difiere del método utilizado en el Tambo de Condorchinoca y en Incarracay) y
hay menos cerámica en la superficie indicando una ocupación más corta. Sin em-
bargo, las fechas 14C de Incarracay y Paria no muestran diferencias temporales,
todas caen en la primera mitad del siglo XV d.C. (Gyarmati 2001: 5). Si los sitios
mencionados son contemporáneos la duración de su ocupación no puede explicar
las peculiaridades mencionadas. En este caso probablemente tenemos que buscar
la explicación en la función diferente de los sitios.
Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 25

El sitio Ce-1 (Khota Chullpa)-Paria la India o el Tambo Real de Paria

Tomando en cuenta las dimensiones de los sitios inkaicos en toda la zona pros-
pectada, la cantidad, calidad y composición del material encontrado en la superficie,
la ausencia de otro sitio similar dentro de la zona y, sobre todo, la cantidad de
las qollqas –que es un rasgo muy significativo de los centros administrativos del
Imperio Inka, como en Huánuco Pampa, Pumpu y Hatún Xauxa– que rodean el
sitio, Khota Chullpa debe ser idéntico al centro administrativo Inka de Paria, a
pesar de que el sitio no tiene restos arquitectónicos visibles en superficie.
Para establecer el asentamiento inkaico, se eligió un lugar estratégico en la
confluencia de los tres ríos principales de la región y en frente de las aguas termales
del Balneario de Obrajes. El sitio11 se ubica a una altura de 3800-3820 msnm en
la meseta situada a unos 20 m encima del río Jacha Uma. Tiene una extensión de
90 ha, sin contar las partes que posiblemente fueron áreas periféricas o suburbios
de Paria. Con estas partes la extensión del sitio Ce-1 puede sobrepasar 110 ha.
Teniendo en cuenta los artefactos encontrados en algunas de estas partes del sitio,
se podría deducir la presencia de talleres de artesanos, ya que se encontraron en
forma conjunta cobre, sodalita, obsidiana y hueso como materia prima, artefactos
parcialmente labrados y productos finales como un tupu de cobre/bronce, cuentas
de sodalita y hueso.
Aunque el borde sur de Paria es incierto, su límite en los otros tres lados
está muy bien definido, considerando la cantidad de artefactos: saliendo del
centro del sitio la cantidad de los fragmentos de cerámica disminuye abrupta-
mente. Considerando la distribución de los artefactos en superficie y los restos
arquitectónicos el sitio fue dividido en cuatro zonas: (1) zona periférica, (2) zona
habitacional, (3) centro del asentamiento y, (4) núcleo cívico/religioso (Figura 7). La zona
periférica ocupa un 40% del sitio y, de modo diferente a la zona de habitacional,
está cubierta completamente por vegetación nativa. La densidad del material
superficial disminuye drásticamente, en esta zona no alcanza a un artefacto/m2,
aunque la cerámica recolectada en esta zona pertenece al Horizonte Tardío. En el
borde norte y oeste se ubican tres grupos de qollqas inkaicas, delimitando el sitio.
La densidad del material superficial aumenta dentro de los grupos de qollqas, así
como en un sector de 8-10 chullpares que se encuentran en la misma zona. Los
chullpares se ven como reducidos montículos de arcilla en cuya superficie existen
piedras que pudieron formar parte de ellos, así como cerámica inkaica que los
asocia con el Horizonte Tardío.
La zona habitacional cubre un 60% del sitio. Su parte norte pertenece a la
meseta, mientras que, la parte sur, ocupa la vertiente del río Jacha Uma y está
afectada por la erosión. Es imposible decir si toda esta parte fue habitada o si los

11 Publicado bajo la denominación de Paria La India por Condarco Castellón et al. (2002).
26 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

artefactos recuperados estaban allí por la erosión del sitio. En esta parte se excavó
una estructura circular con un diámetro de cuatro metros (Condarco et al. 2002:
67-71) indicando su ocupación durante el Horizonte Tardío ya que en su interior,
sobre el piso, se encontró un plato de estilo Inka Cuzqueño en caolín. La parte
norte de la zona habitacional, está cubierta por manchas sin vegetación –mientras
el sitio mismo es un pajonal; los artefactos son abundantes, generalmente más de
100 artefactos/m2.

Grupo de qollqa
Zona periférica
Zona habitacional
Centro del asentamiento
Núcleo cívico/religioso

Figura 7. Diferentes zonas de Paria.

La zona central del sitio (6.5 ha) fue delimitada por una superficie sin vegeta-
ción, cubierta por artefactos y piedras. Las piedras en varios casos forman hileras
y montículos entremezclados con barro, además son visibles los cimientos que
en muchos casos fueron removidos por los habitantes actuales. Dentro de esta
superficie, se encuentran manchas circulares sin artefactos cubiertas con hierba y
rodeadas por arbustos bajos. Estas oquedades fueron formadas por la a­ cumulación
de agua.
Durante el trabajo topográfico (mapeo de los rasgos superficiales) dentro de
la zona habitacional se observaron montículos piramidales en la parte central del
Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 27

sitio, aparte de otros tipos de estructuras. Estos montículos regulares que presentan
forma rectangular y alturas de 0.5-0.8 m., cubriendo a veces unos 20-40×8-10 m,
aparecen exclusivamente en esta zona del sitio (Figura 8). Consideramos a esta
zona como el núcleo cívico/religioso del asentamiento, que cubre una extensión de
casi 2.9 ha. Tomando en cuenta los rasgos en superficie (un montículo piramidal
y los artefactos) se eligieron dos estructuras para ser excavadas: las estructuras
BH y BM.12

Figura 8. Núcleo cívico/religioso de Paria con las estructuras excavadas.

Superficie I y III (Estructura BH)

La Estructura BH al parecer fue un edificio alargado, de aproximadamente 35-


40×10 m. Su eje longitudinal tiene una inclinación de 12° del Este hacia el Norte.
La superficie del montículo fue cubierta por piedras y se encontró poca cerámica,

12 Las estructuras y otros rasgos superficiales del sitio fueron nombrados con base en el
­levantamiento topográfico de la zona habitacional de Paria.
28 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

en relación a otras estructuras del sitio. Los restos del edificio formaron un mon-
tículo piramidal con un a altura de 0.4-0.5 m. Tomando en cuenta las grandes
dimensiones de la estructura, decidimos excavar su parte oriental, siguiendo la
línea formada por unas piedras labradas, supuestamente pertenecientes al muro
norte. La Superficie I excavada cubría 16×12 m (192 m2) y fue dividida en 48
cuadrículas de 2×2 m. Para despejar las dimensiones exactas de la estructura, se
excavaron tres cuadrículas más (12 m2) en la esquina noroeste. Estas cuadrículas
se denominaron Superficie III.
La excavación de la Superficie I fue hecha según estas cuadrículas, siguiendo
los estratos naturales hasta encontrar suelo estéril. En el estrato superior de la
estructura excavada se descubrieron piedras (cantos rodados y lajas de arenisca
y pizarra) entremezcladas con tierra, barro y paja. Ambos tipos de piedra se
mantienen a lo largo del muro del edificio con un ancho de dos a cuatro metros,
indicando que se trata de piedras caídas de los muros (desmoronamiento de los
muros de la estructura). Los restos del muro norte aparecieron a una profundidad
de 0-5 cm. En el mismo estrato, en el lado exterior del muro norte, apareció el
revoque de barro, cubriendo de manera intacta al muro, mientras que en el lado
interior el revoque se conservó sólo en manchas pequeñas.
El estrato superior terminó a una profundidad de 30-50 cm. Debajo de éste
apareció otro estrato, un relleno en el que cambió el material suelto, mezclado con
ceniza y un material muy duró mezclado con pedazos de pizarra. Además se encon-
traron bloques grandes (amarillos y grises) con impresiones de paja, probablemente
provenientes de adobes caídos. Aparte de todo esto, se encontró en ambos estratos,
manchas y capas delgadas conteniendo restos óseos y ceniza mezclados con carbón
que corresponden a restos de pequeñas fogatas en hoyos rellenados con el material
mencionado, pertenecientes a las diferentes fases de la destrucción de la estructura.
Debajo del estrato 2, se encontró una capa de arena roja oscura, muy compacta
y homogénea. Se trata del mismo material que cubre la meseta donde se ubica el
sitio. Esta capa, como el suelo estéril, formaba parte del piso del edificio. Es decir,
que el edificio no tenía un piso artificial. Ya en el piso, se encontraron hoyos pe-
queños llenos de ceniza y carbón, pero ninguno de ellos determinó una actividad
habitacional intensa. Sugerimos que en alguno de estos hoyos se realizó alguna
actividad ceremonial. En la cuadrícula 15, en el lado interior del muro norte, se
excavó un hoyo ligeramente hundido en el piso, con un diámetro de 35 cm; estaba
delimitado con cantos rodados. En su interior se encontró la parte superior del
cráneo de un animal, además de ceniza y carbón. En la cuadrícula 16, también se
encontró la parte superior del cráneo de un camélido con otros huesos.
En la parte noreste de la estructura faltaba el piso; en su lugar encontramos
un material suelto y mezclado: arena roja procedente del piso, barro amarillo,
ceniza y carbón con bastante cantidad de cerámica y hueso. El mismo material fue
encontrado en el lado exterior del muro norte y éste resultó ser un hoyo grande
Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 29

ubicado al interior y exteriormente de la parte noreste del edificio. En el fondo del


hoyo, en la esquina noreste de la estructura, se encontraron 17 huecos ubicados
en forma de arco. La profundidad de 16 huecos varió entre 10-20 cm, mientras
que el único que estuvo empedrado tuvo una profundidad de 30 cm.
Fuera del muro norte, se excavó un muro de adobe paralelo al muro de pie-
dra, doblando hacia el sur y continuando debajo del muro de piedra (Figura 9).
Se identificó un pedazo del muro de adobe dentro del edificio, en el hoyo grande
arriba mencionado. La zanja ubicada entre el muro de piedra y adobe fue rellenada
con estratos alternos de adobes y piedras, probablemente para establecer un nivel
para andar sobre el muro de adobe.

Figura 9. El muro de adobe y de piedra de la Estructura BH con el hoyo en su esquina noreste.

Del muro sur del edificio se conservó exclusivamente un pedazo de la esquina


sureste. La mayor parte de este muro fue saqueado. Se encontraron dos hileras de
piedras hincadas en la tierra sobre el suelo estéril y, pedazos del revoque a ambos
lados del muro. La destrucción de este muro, reveló que al mismo tiempo, antes
de la construcción del edificio, se excavó una zanja del cimiento –aparece como
una banda de diferente color, comparándola con el color y la textura del piso–.
La profundidad de esta zanja era mínima indicando que el edificio fue levantado
prácticamente sobre el suelo estéril.
30 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

En la cuadrícula 3 de la Superficie III (abierta para aclarar la longitud de la


estructura), se identificó el final del muro, similar al muro norte excavado en la
Superficie I. Directamente debajo de la superficie actual, se encontró una capa de
cantos rodados mezclada con tierra, el derrumbe de la parte superior del muro.
Inmediatamente después, se encontraron los restos de un muro construido de
bloques grandes de piedra arenisca. Este material y el tipo de mampostería (en
la parte inferior del muro bloques de arenisca colocados en doble fila, la parte
superior del muro construida de canto rodado) son idénticos a la esquina noreste
anteriormente excavada. Con estos datos y teniendo en cuenta el muro aquí des-
crito, no se siguió hacia oeste en la cuadricula 2, suponiendo que el resto del muro
encontrado en la Superficie III, se formó en la esquina noroeste de la Estructura
BH. En este caso, la estructura tenía un tamaño de 38×10 m con un espacio interior
de 36×8 m, considerando el grosor (0.95-1 m) de los muros.
La excavación realizada, reveló parcialmente la estructura, así como el modo
de construcción del edificio y las diferentes fases de construcción. Desafortuna-
damente, no se encontraron restos de entrada(s) y/u hornacina(s). Sin embargo,
no podemos excluir que hubo una sola entrada en la mitad del muro norte, ya que
menos de la mitad de la estructura fue excavada. Es probable que existieran varias
entradas en el muro sur con dirección hacia el centro del asentamiento. En este
caso, pudieron haber sido destruidas sin dejar rastro al desmoronarse los muros.
Es casi seguro que existían hornacinas en los muros –entre las piedras caídas se
encontró monolitos que pudieron ser jambas de las hornacinas–, sin embargo,
tampoco se encontraron restos de éstas en la parte inferior de los muros construi-
dos de piedra. Probablemente, fueron esparcidos una vez destruidos los muros.
La parte inferior hasta ahora conservada de los muros del edifico, fue cons-
truida de arenisca transportada de la cantera de Saitoco, ubicada unos kilómetros
al sureste del sitio, y de pizarra local. Esta parte de los muros fue establecida
con piedras colocadas en dos filas horizontales, entre ellas un relleno de barro
entremezclado con piedras pequeñas. Las filas inferiores, fueron formadas exclu-
sivamente de arenisca dura, mientras que, en las filas siguientes se utilizó arenisca
y pizarra colocada con argamasa. Este muro de piedra llega hasta una altura de
70-80 cm, teniendo en cuenta las piedras desplomadas. La parte superior de los
muros, que se cayó en el curso de la destrucción del edificio, se construyó con
cantos rodados mezclados con barro. Ésta se encontró como el estrato superior
del derrumbe. En la parte superior, probablemente se utilizó adobe también. Su
derrumbe pudo formar, al menos parcialmente, el estrato inferior (2).
La Superficie I representó tres fases de ocupación. El hoyo encontrado de-
bajo del edificio de piedra y adobe, fue cavado primeramente en el suelo estéril
(véase Figura 9). Una estructura de adobe, sólo parcialmente conservada, cortó
este hoyo, representando la segunda fase de ocupación. Sobre esta estructura
se construyó un edificio de piedra, formando la tercera fase de ocupación de la
Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 31

s­ uperficie ­excavada. Es decir, la Superficie I excavada representa tres momentos


de la historia de Paria. Aparte de unos clavos de hierro y algún otro objeto de
cobre y hierro, todos los artefactos hallados corresponden al Horizonte Tardío,
por tanto los rasgos y estructuras mencionados pertenecen a este período. La
cantidad mínima de objetos coloniales sugiere que el edificio todavía fue utilizado
en los primeros años del período Colonial.
La forma alargada de la estructura, su modo de construcción y los artefactos
encontrados dieron información sobre su tipo y función. Más de la mitad (54%)
de los tipos identificables de las vasijas, pertenecen a cuencos y platos para servir
alimentos y bebidas. Casi la tercera parte (31%) de los fragmentos hasta ahora
analizados corresponde a vasijas para guardar líquidos, mientras que sólo el 7%
de las vasijas pertenecen a ollas. Teniendo en cuenta la relación de los diferentes
tipos de recipientes, la ausencia de batanes, hornos y fogones asociados con la
ocupación de la estructura (la mayor parte de las fogatas encontradas pertenecía a
las diferentes fases de la destrucción del edificio), la materia prima y los artefactos,
así como la división interna de la estructura, esta no corresponde a una residencia
o a algún tipo de taller. Más bien, los objetos encontrados, así como el tamaño de
la estructura y el tipo y calidad de la mampostería, comparados con otras estruc-
turas excavadas, sugieren la función pública del edificio. Su forma alargada hace
que la consideremos una kallanka.

Superficie II (Estructuras BM-BM 3)

La Superficie II ubicada al noroeste de la Estructura BH fue excavada en modo


similar. Se excavaron 50 cuadrículas de 2×2 m cubriendo en total una superficie
de 200 m2. La Superficie II incluye los restos de cuatro estructuras parcialmente
excavadas. La Estructura BM corresponde a un edificio rectangular alargado,
mientras que las Estructuras BM 1-BM 3 formaron edificios circulares (Figuras
10 y 11).
La Estructura BM tiene una orientación Norte-Sur, su eje longitudinal pre-
senta una inclinación de unos 12.5° del Norte magnético hacia el Oeste. El modo
de construcción de sus muros es diferente al de las otras estructuras excavadas
en el sitio. En vez de bloques de arenisca y pizarra la parte inferior de estos mu-
ros –conservados hasta una altura de 0.4-0.5 m– también fueron construidos de
cantos rodados mezclados con barro y puestos en doble fila, similar a la técnica
empleada en el caso de las estructuras inkaicas, aunque el ancho (50-55 cm) al-
canza sólo la mitad del grosor de los muros inkaicos y su calidad es inferior a la
mampostería inkaica. El derrumbe de la parte superior de los muros encontrado
dentro de la Estructura BM, evidenció que la estructura también fue construida
con cantos rodados (como la Estructura BH). Debajo del derrumbe salieron a la luz
evidencias de una ocupación intensiva. Tanto fuera como dentro de la estructura
32 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

se encontraron varios indicios de las actividades relacionadas con la preparación


de alimentos y la elaboración de tejidos. El relleno que rodeaba a la estructura
contenía gran cantidad de ceniza. En el lado exterior del muro norte se encontró
juntos una uña de caliza, la base de una olla/jarra y la escápula de un camélido. En
la parte exterior a la entrada –su umbral fue establecido por batanes reutilizados–
se halló la base de una takira, una vasija utilizada para lavar quinua (Figura 12).


Figura 10. Plano de la Estructura BM, BM2 y BM3. Figura 11. La Superficie II (Estructura BM).

Figura 12. La entrada de la Estructura BM con la base de una takira.


Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 33

A lo largo del muro este, en su lado interior se excavaron hoyos para ceniza
y basura. En la misma parte del edificio se situaron fogones, entre ellos, uno
construido de barro sobre canto rodado y bordeado por estructuras cóncavas de
barro para colocar vasijas (Figura 13). Sólo en esta parte del edificio se conserva-
ron los restos del piso. El edificio fue dividido en dos por una pared construida
directamente al sur de la zona de cocina. Se conservó exclusivamente su cimiento.

Figura 13. Fogón de la Estructura BM en el fondo la pared.

La parte sur de la estructura fue ocupada por dos estructuras posteriores.


La Estructura BM3 fue construida casi inmediatamente sobre la Estructura BM,
mientras que la Estructura BM2 fue establecida dentro de la Estructura BM3. En
el lado suroeste de esta última estructura se encontró un conjunto de artefactos
para actividades de cocina: un mortero, un batán, una uña de caliza, partes de una
olla, un cuenco y, un hoyo de ceniza revestido por una capa de barro (Figura 14).
Los contextos identificados brindan información sobre las supuestas ocupantes
de la Estructura BM. Entre los artefactos se hallaron más de 95 ruecas o torteras
(tres en la Estructura BH), 35 agujas de cobre (ocho agujas en la Estructura BH),
unos 20 instrumentos de tejer (wich’uñas, lanzaderas, peines), 15 tupus, 305 cha-
quiras de hueso y de sodalita, cuarzo, turquesa y lapislázuli y discos perforados
de cobre y plata como adornos de ropa en cantidad abundante (18 chaquiras y
discos en la Estructura BH). Estos hallazgos indican que las habitantes del edificio
pudieron ser mujeres dedicadas a la producción textil.
34 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

Figura 14. Hallazgos para preparación de comida, Estructura BM2.

Grupos de qollqas inkaicas

Entre los sitios registrados resultaron ser sumamente interesantes los seis grupos
de silos o qollqas inkaicas. En el borde del Sitio Ce-1 (Paria) se encuentran cuatro
grupos de qollqas (grupos 3-6), mientras que los grupos Nº 1 y Nº 2 forman dos
sitios independientes, los sitios Ce-34 y Ce-51 respectivamente.

Grupo Nº 1 (Ce-34)

Se encuentra ubicado a tres kilómetros en dirección sureste del sitio Ce-1. En


su parte norte se mapearon 484 cimientos de qollqas y los restos de un muro
perimetral ubicados en la vertiente sur de la colina Chullpapata (Figura 15). Los
restos de las qollqas forman 4 a 10 filas, creciendo el número de filas de noroeste
a sureste. Sin embargo, en varias filas faltan muchas qollqas, principalmente en
la parte noroeste del sitio, siendo probable que fuesen destruidas por la erosión.
De los cimientos ahora existentes se pueden distinguir 380 cimientos circulares
y 104 cimientos cuadrangulares. Estos últimos se encuentran en la fila cuarta y la
inferior. Las dimensiones de estas qollqas varían entre 4-5×3-4 m, el diámetro de
las qollqas circulares es de 2.5-3 m. Aunque la densidad promedio de los materiales
en superficie en el sitio es de un artefacto/m2, alrededor de las qollqas la densidad
sobrepasa esta cifra. De modo similar, la proporción de jarras grandes y aríbalos
conforma más del 50%, sugiriendo el modo de almacenamiento.
Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 35

Figura 15. Qollqas inkaicas del Sitio Ce-34 (foto satelital).

Grupo Nº 2 (Ce-51)

En este sitio se mapearon 80 cimientos de qollqas y un muro perimetral, con un


ancho de 0.4 m, ubicados en la vertiente norte y noreste de la colina emplazada
encima del Balneario de Obrajes y frente a Paria. Las qollqas fueron colocadas en
dos filas (véase Figura 1), en el extremo sureste de la fila inferior se encuentran
diez cimientos rectangulares, mientras que los demás son circulares. En la fila
inferior faltan muchos cimientos probablemente destruidos por la erosión. El
número original de qollqas pudo ser 95-100. Los cimientos circulares tienen un
diámetro de cuatro metros y fueron formados de un anillo de piedra rellenado
por piedrecillas y arcilla.

Grupos Nº 3-6 (Ce-1)

El grupo 3 se sitúa en la cercanía de Paria sobre una terraza del río Paria, consta
de diez cimientos circulares ubicados en una sola fila. El grupo 4 pertenece a los
tres grupos de qollqas que bordeaban el lado noroeste de Paria. El número de los
cimientos actualmente identificable es 105, dividido en tres líneas de este a oeste,
aunque, probablemente existía una cuarta línea entre la primera línea y la segunda,
36 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

si se tiene en cuenta el espacio entre las filas mencionadas y los dos cimientos
solitarios encontrados en el extremo oeste de este espacio. Además, los cimientos
“faltantes”, en el extremo oeste de la primera fila y en el lado este de la segunda
y tercera fila indican que el número original de qollqas era superior. El grupo 5
se extiende de noroeste a sureste en el extremo oeste del grupo 4. Actualmente
consta de 103 cimientos colocados en dos filas, también se tienen cimientos “fal-
tantes” aunque en este caso, su proporción probablemente no sobrepasa el 10%.
El grupo 6 de qollqas ubicado en el borde noroeste de Paria comprende al grupo
más grande alrededor del antiguo centro administrativo inkaico. De acuerdo a los
datos disponibles son 784 cimientos divididos en diez filas en las que –de manera
similar a los otros grupos–, existen partes en las que no se encuentran cimientos,
principalmente al final de las filas: 3, 5, 6, 7, 8 y 9; de las que, si consideramos las
filas colindantes, faltan unos 20 cimientos en cada fila. Si tomamos en cuenta estos
cimientos “faltantes” el número de qollqas pudo sobrepasar las 900.

Discusión

Si consideramos los cimientos registrados en los seis grupos, el número de ­qollqas


es 1566.13 De estos 1566 cimientos 1452 son circulares y 114 rectangulares. La
longitud de estos últimos varia entre 4-5 m, mientras que el diámetro de los ci-
mientos circulares varía según los sitios Ce-34: 2.5-3 m, C-51: 4 m, Grupos 3-6:
3 m. (Tabla 1).
Si comparamos los restos de las qollqas ubicadas alrededor de Paria con
centros de almacenamiento en el Perú y en el valle de Cochabamba en Bolivia,
las qollqas de Paria arquitectónicamente son de menor calidad. No tienen muros
de piedra como en el Perú, pero sus cimientos, tampoco alcanzan la calidad de
los del valle de Cochabamba, donde se conservaron anillos de piedra hasta una
altura de 30-50 cm (Gyarmati y Varga 1999: 37-47). Al contrario, en la zona de
Paria, en muchos casos los cimientos de las qollqas son reconocibles sólo por las
manchas circulares de piedrecillas y arcilla que se conservan en tramos repetidos
rítmicamente y alineados en filas. Tomando en cuenta las qollqas actuales, es po-
sible suponer que las superestructuras fueron construidas de barro mezclado con
piedras. En el caso de dos grupos (Ce-34 y Ce-51) se identificó los restos de un
muro perimetral. En ambos sitios el muro tiene un ancho de aproximadamente
40 cm formado en dos filas de piedras.
El tamaño y la calidad de las qollqas rectangulares de la zona de Paria tampoco
se compara con las del las del valle de Cochabamba, donde las qollqas rectangulares
de Kharalaus Pampa fueron construidas de bloques grandes (Gyarmati y Varga

13 Tomamos en cuenta esta cifra como mínimo, sin embargo, el número total de las qollqas ubi-
cadas alrededor de Paria pudo alcanzar 1800-1900 durante el Horizonte Tardío.
Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 37

1999: 37-42). Por el contrario, a diferencia de los sitios de Cochabamba, en la


superficie de los grupos de Paria se encuentran fragmentos de cerámica y en alta
proporción fragmentos de jarras/cantaros y aríbalos.

Tabla 1. Los datos principales de los seis grupos de qollqas de Paria

Grupo Nº de qollqa Superficie interna Superficie interna Volumen interno Volumen interno
(Sitio) min.14 máx. min.15 max.
1 (Ce-34) 380 circulares 671.2 m2 1193.2 m2 1342.4 m3 2385.4 m3
104 rectangulares 624 m2 1248 m2 1248 m3 2496 m3
2 (Ce-51) 70 circulares 494.6 m2
909.1 m 3

10 rectangulares16 100 m2 200 m3


3 (Ce-1) 10 31.4 m2
62.8 m3
4 (Ce-1) 105 circulares 329.7 m2
659.4 m2
5 (Ce-1) 103 circulares 323.4 m2 646.8 m2
6 (Ce-1) 784 circulares 2461.8 m2 4923.5 m3
Total 1566 5036.1 m2 6182.1 m2 9992 m3 12283 m3
14 15 16

Las características del tamaño, la cantidad y la calidad de los artefactos, así


como la cantidad de las qollqas identificadas en el sitio Ce-1, confirmó indiscuti-
blemente que Paria pertenecía a los centros estatales más importantes ubicados
a largo del Qhapaq Ñan o camino principal del Imperio Inka. Si comparamos el
número de las qollqas de Paria con las otras concentraciones de qollqas inkaicas
vemos que esta cifra representa el 14% de las qollqas actualmente conocidas en
todo el territorio del Imperio Inka.17 Su cantidad sobrepasa la de Hatun Xauxa
donde, en una zona de un kilómetro alrededor del centro administrativo, se
encuentran 1069 qollqas en cinco diferentes grupos (D’Altroy 1992: 165), la de
510 estructuras de Pumpu (Matos Mendieta 1994: 255) y la de 496 de Huánuco
Pampa (Snead 1992: 90). Sólo en el Valle de Cochabamba donde existen 2499
estructuras (Gyarmati y Varga 1999: 51) y en el Campo del Pucara, Argentina con
1717 qollqas en tres grupos (Snead 1992: 76) se concentran más qollqas que en la
zona de Paria. Sus proporciones se muestran en la Figura 16.

14 En el caso de las paredes de las qollqas circulares calculamos un ancho de 0.5 m.


15 En todos los casos calculamos una altura de dos metros como altura mínima.
16 Calculamos una dimensión interna de 4×2.5 m.
17 Para todo el Imperio Inkaico calculamos 11.149 estructuras tomando en cuenta la cifra pu-
blicada por J. Snead (1992: 67), modificada por Gyarmati y Varga (1999: 54), completándola con
Paria y algunos otros sitios recientemente publicados (Huaycochea, 1994; Pärssinen-Siiriänen
2003: 182-183; Schjellerup 2005: 235-237).
38 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

Cochabamba
4000.00
Región del Pucara

3000.00 Paria

Hatum Xauxa
2000.00
Pumpu
1000.00 Huánuco Pampa

0.00 Otros sitios

Figura 16. Número de qollqas ubicadas en diferentes zonas del Imperio Inka

Las qollqas de Paria están menos estudiada pero nos dan más información si
comparamos la capacidad de almacenamiento de cinco diferentes zonas: cuatro
centros administrativos situados a lo largo de Qhapaq Ñan y el valle de Cocha-
bamba. La mayor capacidad se concentra en el valle superior del Mantaro donde
en 30 sitios ubicados en un círculo de 17 km de diámetro alrededor de Hatun
Xauxa se encuentran una capacidad de 123.716 m3 (D’Altroy 1992: 164-165).
Pero si añadimos a esta cifra la capacidad de la parte sur (44.329 m3) y norte (en
Tarmatambo 3147 m3; LeVine 1992: 117) del valle, el volumen de las qollqas de
toda la región llega a 171.192 m3. La capacidad de la región de Huánuco Pampa
corresponde a 38.748 m3 incluyendo las qollqas de Huánuco Pampa (37. 948 m3),
de Tunsukancha y de Taparaku. En la zona del tercer gran centro administrativo
en el centro de Perú, Pumpu, se encuentra una capacidad de almacenamiento de
50.193 m3 incluyendo Pumpu (38.451 m3, calculado en base a Matos Mendieta
1992: 117), Chacamarca, La Cima y Telarnioj (11.742 m3 LeVine 1992: 117). Si
tomamos en cuenta la cifra menor (50.144 m3) calculada para el valle de Cocha-
bamba (Gyarmati y Varga 1999: 50) es casi idéntica a la capacidad de la zona de
Pumpu. En el caso de la zona de Paria, también calculamos una capacidad mínima
y máxima (Tabla 1), tomando en cuenta que la conservación de las qollqas es infe-
rior a la de cualquier otra zona, dificultando un cálculo exacto. Sea la cifra menor
o mayor su capacidad representa una proporción mucho más pequeña (3%, ver
Figura 17) que la del número de las qollqas (14%).
Sitios prehispánicos tardíos y el centro administrativo inkaico 39

3% Región de Mantaro
12%

16% Región de Pumpu


53%
Cochabamba

Región de Huánuco
16%
Paria

Figura 17. La proporción de capacidad de almacenamiento de cinco zonas

Considerando los datos arriba presentados surge la pregunta: ¿Por qué era tan
pequeña la capacidad del almacenamiento de la zona de Paria comparada con las
zonas de los otros tres centros administrativos inkaicos? Nos parece una suposi-
ción razonable que las qollqas de Cochabamba, ubicadas unos 80-100 km de Paria,
tuvieron un papel importante en la manutención de la población de Paria y/o de
los grupos domiciliados temporalmente allí. En este caso, en la misma Paria no
fue necesario establecer tantos almacenes como en otros centros administrativos.
De acuerdo a los testigos cochabambinos “…todo lo que sembraban en la dha chacara
potopoto e yllaurco y colchacollo y coachaca y esta de viloma [de Cochabamba] lo cogien y
llevaban al tambo de paria y de alli al cuzco, en ganados del ynga…” (Repartimiento
1977: 24) verificando que, por lo menos una parte del maíz cosechado en el valle
de Cochabamba fue transportado a Paria o a través de Paria. Es decir “detrás”
de Paria, que consideramos ser un centro “acumulativo” donde se recolectaron y
consumieron los diferentes bienes, existía una concentración “redistributiva” de
almacenes en Cochabamba (véase Gyarmati y Varga 1999: 92).

A manera de conclusión

Aunque todavía no pudimos localizar los “aposentos reales para los incas y templo
del sol” de Cieza de León (1973: 237, Cap. CVI), la cantidad enorme de qollqas,
mencionadas también por el mismo autor, evidencia que Paria cumplió funciones
estatales. Al mismo tiempo, las recolecciones y excavaciones que realizamos re-
velaron evidencias de varias actividades artesanales que sirvieron a similares fines
40 Ocupación inka y dinámicas regionales en Los Andes

estatales. El análisis físico-químico de cientos de fragmentos cerámicos comprobó


que tanto las vasijas del estilo Inka como las de estilo local fueron fabricadas con
materia prima local, aunque según el análisis, en el Horizonte Tardío se comenzó
a explotar una nueva fuente aparte de la utilización de la fuente anterior (Szilágyi,
2010). Un 5-10% de este material pertenece a la cerámica de estilo Inka o Inka
Imperial (la mejor calidad del material recolectado), es decir, una buena parte de
la cerámica de Paria pudo servir para fines representativos (Figura 2). La abun-
dancia de los instrumentos de tejer encontrados en la Estructura BM sostiene
que la producción de los textiles fue una otra actividad de gran escala en Paria.
Estos textiles también pudieron formar la parte de la redistribución estatal prac-
ticada en el centro administrativo de Paria. Aparte de la alfarería y la textilería
salieron a la luz evidencias de otros tipos de actividades artesanales: escoria de
cobre, fragmentos de cuencos utilizados para fundir metales, pedazos de sodalita
y conchas marinas en forma de materia prima y semi trabajadas. Una parte de
estos materiales se explotó localmente (el sitio Ce-56 ubicado en el margen de
Paria, funcionaba como una mina de cobre en el Horizonte Tardío), mientras que
la otra se adquirió de fuentes lejanas: la sodalita del cerro Sapo en Cochabamba,
las conchas marinas del Océano Pacífico. Tomando en cuenta los datos arriba
mencionados podemos considerar a Paria como un centro administrativo y de
producción artesanal establecido por el Estado Inka.

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