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Introducción
Hipócrates de Cos, (siglo V a. C.) pasa por ser el padre de la medicina, por el
cambio de orientación que hasta entonces tenía la tradición sobre todo egipcia,
ligada a la magia y a lo sagrado. Es el primero que elabora una teoría general
sobre lo que es la salud y la enfermedad en relación con un concepto determinado
de hombre.
En Occidente la caída del Imperio romano deja todo el saber refugiado en los
monasterios y queda restringido prácticamente al control y poder de la Iglesia. El
pensamiento cristiano adoptó durante la antigüedad y toda la Alta Edad Media el
platonismo y neoplatonismo por ser el pensamiento que mejor se adaptaba a su
creencia en un Dios único y creador del mundo conforme a unas Ideas (Divina
Providencia). A partir del siglo XI, por medio de los árabes se recupera el
aristotelismo en occidente.
El empirismo durante el Renacimiento fue guiado por Leonardo da Vinci, Miguel
Ángel, entre otros, que si no fueron específicamente científicos significaron la
apertura del espíritu hacia nuevos conceptos.
Posteriormente surge en la Edad Moderna, el término empirismo en los siglos XVII
y XVIII, en el Reino Unido (Inglaterra), como consecuencia de una tendencia
filosófica que provenía de la Edad Media. El primer teórico que abordo la doctrina
del empirismo fue el filósofo inglés John Locke (1632-1704), quien argumentó que
la mente humana es una “tabula rasa” u “hoja en blanco”, en donde son gravadas
las impresiones externas, por lo cual no se reconoce la existencia de las ideas
natas, ni el conocimiento universal.
Para Hume es evidente que la relación causal se establece bajo el punto de vista
de "una sucesión constante de impresiones" que generan en el hombre un hábito
o costumbre. Las consecuencias que se derivan del concepto de causa, tal como
lo concibe Hume, respecto a un conocimiento que pretenda ser científico no puede
ser más destructivo. Conduce a un escepticismo puesto que nunca podremos
conocer el fundamento de nuestras impresiones y el conocimiento de la
experiencia nunca nos permitirá salir de un subjetivismo incompatible con la
ciencia.
El empirismo tanto de Locke como de Hume, deriva a lo que se ha llamado
asociacionismo que viene a reducir el conocimiento a un psicologismo como fue
entendido posteriormente
Aunque el conocimiento empírico sea abundante y muy práctico, fuera del ámbito
científico y de la lógica formal, simbólica, es decir, en el seno de la filosofía y de la
metafísica, goza más bien de una merecida mala prensa. Es cierto que hay
autores empiristas; pero lo que no hay, quizá, y sin embargo hace falta, es una
interpretación teórica del empirismo que lo aproveche, lo avale o lo dignifique en lo
posible.
Lo que hay, esos objetos que la experiencia nos muestra, los hechos, no son la
realidad exterior al hombre, sino la obra inicial de la inteligencia humana; limitada,
porque no alcanza con ella la propia réplica. La inteligencia humana, entonces, no
consiste en esas disquisiciones subjetivas que el hombre tiene en su interior, sino
que se inicia con una actividad cuya obra es el mundo objetivo, el conjunto de lo
que hay: la inteligencia inicialmente nos presenta el mundo.