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VÉRTICES COLOMBIANOS CO LOMBIANOS

Jaime Rafael Nieto L.


Resistencia. Capturas y fugas del poder explora la genealogía de la
resistencia en el moderno pensamiento social y político de Occidente,
pretendiendo por esta vía una refundamentación emancipatoria del
presente y de la política, en un contexto en el que los subalternos reco-
bran el discurso y las prácticas de resistencia en América Latina y el
sistencia
mundo. Este texto es, por otro lado, un intento por replantear la idea
convencional de política fundada en la relación poder-obediencia, y
utas y fugas del poder
busca por consiguiente reposicioriar la resistencia como categoría cen-
tral y co-constituyente del ámbito de la política, a partir de las posibili-
dades de despliegue de las' prácticas insumisas y contestatarias. Para-
aime Rafael Nieto L.
fraseando a Benjamin, poner a la resistencia 'en el centro de la teoría
política permite mirar la historia y la política desde la faceta de los
vencidos, que es la perspectiva escogida por el autor.

Resistencia. Capturas y fugas d

SBN 978 958-8093-90 1

Ediciones Efficiopes 4
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70 Jaime Rafael Nieto L. Resistencia. Capturas y fugas del poder 71

integrable en otras estrategias globales75. Es siguiendo esta lógica trans- Sin querer forzar las delimitaciones conceptuales necesarias entre una y otra,
versal que atraviesa al poder y no dicotómica, como se produce y se des- aquí pretendemos mostrar que no es suficiente moverse en el campo de las
pliega la resistencia, como construye su propia gramática. distinciones, sino que, desde el punto de vista de la teoría, puede ser más
productivo pensar en términos de las articulaciones, ya que, para el caso,
Finalmente, es esta gramática de la resistencia la que nos permite discer- partimos de considerar la desobediencia civil, no como un fenómeno de na-
nir el doble sentido del derecho en el Estado moderno, como armadura turaleza diferente a la resistencia, sino como una forma de la misma. Por
del poder y como campo de resistencia. consiguiente, Incluso, puede decirse, que sin una teoría de la resistencia, la
teoría de la desobediencia civil podría resultar incompleta; y viceversa, que
C. Del Derecho de Resistencia sin una teoría de la desobediencia civil, una teoría de la resistencia podría
correr el riesgo de verse reducida.
a la desobediencia civil
Los estudios propiamente teóricos acerca de la desobediencia civil surgen en
Ya veíamos cómo el poder no sólo expulsa y reprime, sino que también inclu- los años 6os del siglo XX en los EE.UU. de Norteamérica, en un contexto
ye y crea, y cómo, así mismo, la resistencia está presente bajo todas las estra- socio-político fuertemente marcado por la guerra fría, la guerra de Vietnam,
tegias de poder. En este marco de exclusión-inclusión en lá lógica poder- la lucha por los derechos civiles de la población afro-americana liderada por
derecho y de producción de dicha lógica, se inscriben algunas de las formas Martín Luther King y las revueltas juveniles influenciadas por el mayo fran-
que adopta la resistencia, entre las cuales cabe destacar la desobediencia ci- cés78. Este marcado interés por el tema de la desobediencia civil no era fortui-
vil" y muchas otras formas institucionalizadas de "participación ciudadana". to ni puramente académico, sino que respondía a la importancia que el pro-
blema había cobrado en la dinámica social y política de los Estados Unidos
Sobre el problema de la desobediencia civil existe ya un acopio relativamente de Norteamérica y el.mundo durante los años 6os79.
vasto de estudios proveniente de las disciplinas del derecho, la política y la
ética, que da cuenta de su naturaleza, sus alcances, sus características y su La expresión "desobediencia civil" fue popularizada inicialmente a partir de
papel en los marcos del Estado de derecho y la democracia. No es la inten- la obra de Henry David Thoreau, publicada en 1849 y en la que plasmaba su
ción en este trabajo dar cuenta de tales estudios ni de las disquisiciones teó- conferencia de febrero de 1848 dictada en el Liceo de Concord su pueblo
ricas a que han dado lugar77, sino más bien, a partir de sus aportes más rele- natal, bajo el título: "Los derechos y deberes del individuo en su relación con
vantes, articularlos a los propios desarrollos teóricos del tema de la resisten- el Estado", conferencia producto de las impresiones de su estancia por una
cia. Cabe advertir de una vez, que la mayoría de los estudiosos de la desobe- noche en la cárcel, por negarse a pagar impuestos al gobierno de los EE.UU.
diencia civil, pese a sus muy variadas perspectivas teóricas y enfoques, de porque mantenía la esclavitud y su guerra expansionista contra México. Cu-
una u otra manera, concluyen en diferenciarla de la resistencia, de manera riosamente, la publicación de la obra por primera vez, en mayo de 1849, no
que una teoría de la primera tiende a ser distinta de una teoría de la segunda. se hizo bajo el título "desobediencia civil", como se cree usualmente, sino
" ibíd., p. 83. El poder, igualmente, no es tal porque está fuera de la resistencia, también el poder bajo el de "Resistencia al gobierno civil" en la revista Aesthetic Papers, y es
constituye la resistencia, no sólo en cuanto opuesta al poder, sino también en cuanto le es inmanente, sólo cuatro años después de su muerte cuando se publica bajo el título Des-
esto es, en cuanto ella misma contiene relaciones de poder o está instituida por relaciones de poder. obediencia civil, en un volumen titulad yankee in Canadá, with antislavery
76 La desobediencia civil encierra la intrigante ambigüedad de cuestionar el derecho al mismo tiempo

que le prodiga lealtad.


and reform papers (1866), título que conserva hasta hoy8°.
Una buena sistematización teórica acerca del tema, desde la perspectiva jurídica, ética y política,
aunque quizás con mayor énfasis en el derecho, nos la presenta María José Falcón y Tella, en: La Descolla en este contexto el ya mencionado ensayo de Hanna Arendt, "Desobediencia Civil",
desobediencia civil. Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales. Madrid. 2000. En términos publicado inicialmente en 1970. Hanna Arendt, Crisis de la República. Taurus. Madrid. 1998.
generales, seguiremos el derrotero planteado por esta autora. También tomaremos en consideración 79 Hanna Arendt, percibe esta importancia del fenómeno ea lo"1 siguientes términos: "La desobediencia
el ensayo de Hanna Arendt, "Desobediencia civil", precursor en plantear una perspectiva teórica a la ley, civil y penal, se ha convertido en un fenómeno de masas durante los últimos años, no sólo
más allá de la meramente jurídica y liberal. En: Harma Arendt, Crisis de la República. Taurus. en América sino en muchas otras partes del mundo. El desafío a la autoridad establecida, religiosa
Madrid. 1998. Para una mirada más contemporánea del problema, desde una perspectiva centrada y secular, social y política, como fenómeno mundial, puede muy bien ser algún día considerado
en la sociedad civil, nos remitimos a la obra de Jean L. Cohen y Andrew Arato. Sociedad civil y como el acontecimiento primordial de la última década". Op. cit., p. 77.
teoría política. Fondo de Cultura Económica. México, D. E 2001. 80
María José Falcón y Tella op. cit., pp. 19 y 20.
72 Jaime Rafael Nieto L. Resistencia. Capturas y fugas del poder 73

Para muchos teóricos, la mayoría de ellos desde una perspectiva política li- La legitimidad práctica del Estado democrático, independientemente de los
beral, la desobediencia civil como fenómeno de la realidad social y política factores o razones cruzadas que la fundamentan, consiste en la expectativa
aparece asociada a situaciones de crisis de legitimidad del Estado y del siste- de realización regular del deber de obediencia a sus mandatos por parte del
ma democrático o a fallas relacionadas con la hechura de la ley8i. Así, por ciudadano. Una crisis de legitimidad significa el quebrantamiento total o
ejemplo, Jhon Rawls, uno de los más renombrados pensadores liberales con- parcial de este principio, proceso que da lugar a una situación o a situaciones
temporáneos, define una democracia constitucional justa como aquélla cuya de desobediencia civil, más o menos generalizada según la profundidad de la
constitución ha sido acordada por delegados racionales en una convención crisis o la capacidad del sistema político para afrontarla84. Sin embargo, des-
constitucionalista, que son guiados por los dos principios de Justicia. Pero de una perspectiva republicana democrática diferente a la de H. Arendt, la
como ningún procedimiento político puede garantizar que la legislación pro- crisis de legitimidad no sería condición necesaria para la ocurrencia de situa-
mulgada sea justa, en vista de la inevitable condición de la "justicia procesal ciones de desobediencia civil. En un Estado democrático legítimo, la desobe-
imperfecta" que se presenta incluso en la mejor de las formas de organiza- diencia civil es un instrumento adecuado para confirmar las bondades y vir-
ción política, es obvio que quienes tienen el derecho constitucional de hacer tudes del Estado democrático y no sus debilidades, como también para po-
leyes pueden aprobar leyes injustas, lo cual crea el escenario para los actos tenciar y vigorizar las virtudes ciudadanas y el potencial político de la socie-
justificables de desobediencia civi182. Para los teóricos liberales, la defensa de dad civi185. Bajo determinadas condiciones, situaciones de desobediencia ci-
los derechos individuales se convierte en el fundamento filosófico-politico vil no son producto de crisis de legitimidad del sistema político, sino factores
que justifica la desobediencia civil, con lo cual proporcionan una concepción desencadenantes de la misma o el momento de prueba de la fortaleza o debi-
relativamente estrecha de su rango y legitimidad83. lidad del propio sistema político democrático.

La desobediencia civil suele conceptualizarse como un tipo de acción co-


s'Cfr. Cohen y Arato, op. cit., pp. 643 y ss.
" Los dos principios de justicia en que se basa la teoría de la justicia de Rawls son: 1. Cada persona lectiva86 no violenta, voluntaria y conciente, pública, ilegal, con preten-
tendrá igual derecho al sistema total más amplio de libertades básicas iguales compatibles con un
sistema de libertad similar para todos. 2. Las desigualdades sociales y económicas pueden ser tratadas " "La desobediencia civil —dice Hanna Arendt— surge cuando un significativo número de ciudadanos
de tal manera que a la vez: a. Produzcan mayor beneficio para los menos favorecidos, y b. Se las ha llegado a convencerse o bien de que ya no funcionan los canales normales de cambio y de que
ligue con cargos y posiciones abiertas a todos bajo condiciones de igualdad de oportunidad justas. sus quejas no serán oídas o darán lugar a acciones ulteriores, o bien, por el contrario, de que el
Cohen y Arato observan que, pese a que tanto para Rawls como para Dworkin una sociedad justa Gobierno está a punto de cambiar y se ha embarcado y persiste en modos de acción cuya legalidad
debe incluir la justicia distributiva, ninguno de ellos acepta la desobediencia civil en aras de la y constitucionalidad quedan abiertas a graves dudas". Op. cit., p. 82.
justicia distributiva. Cfr. Cohen y Arato, op. cit., pp. 643, 674 y 675. Desde la perspectiva de la legitimidad democrática de Habermas, el Estado constitucional democrático
83 La muy certera crítica de Cohen y Arato a esta concepción restringida de la desobediencia civil no puede reducirse a su orden legal. Hay principios democráticos contrafácticos en los cuales se basan
aparece formulada en los siguientes términos: "Esta restricción no sólo limita el rango de la nuestras instituciones políticas, a los cuales se puede recurrir cuando se pone en duda el carácter
desobediencia civil respecto a las decisiones políticas de la legislatura, sino que también excluye democrático de una toma de decisiones que superficialmente parece respetar los principios procesales
todo un rango de actividad, esto es la acción ciudadana respecto de la economía. Rawls tiene en del gobierno de la mayoría y que pueden justificar los actos de desobediencia civil que tienen como
mente cuestiones de justicia distributiva, pero su concepción no incluye el tema de la estructura de propósito una mayor democratización del proceso de toma de decisiones. El foco del análisis de
la autoridad y de la toma de decisiones dentro del propio lugar de trabajo. No hay cabida en su Habermas sobre la desobediencia civil como política de influencia, es su relación con los principios
teoría para un derecho a la negociación colectiva o a cualquier otra cosa que caiga bajo el calificativo democráticos que subyacen al constitucionalismo y al proceso por medio del cual se realizan esos
de democratización o constitucionalización del lugar de trabajo. Esta es una grave omisión, porque principios y no los derechos individuales. Mientras los liberales conceden la legitimidad de la acción
ciertamente pueden presentarse argumentos en favor de legitimidad de la desobediencia civil en colectiva ilegal sólo para la defensa o creación de los derechos individuales; los demócratas se concentran
este dominio". Op. cit., p. 676. La crítica que Cohen y Arato hacen a la perspectiva de la desobediencia en la defensa o expansión de la democracia. Cfr. Cohen y Arato, op. cit., pp. 669 y 670.
civil centrada en los derechos individuales propia de la teoría liberal, resulta del mayor interés ab Es este carácter de acción colectiva de la desobediencia civil lo que suele oponérsele como uno de
puesto que rompe con toda la tradición teórica anterior, tanto liberal como democrática, que la los criterios fundamentales de distinción de la objeción de conciencia, un acto más que todo individual,
circunscribía a un asunto puramente jurídico o, a la postre, de relación de los ciudadanos con el y no tanto las razones o motivos mismos de la acción. Dice Hanna Arendt al respecto: "En contraste
Estado, esto es, como una acción de carácter exclusivamente política. La perspectiva planteada, con el objetor de conciencia, el desobediente civil es miembro de un grupo y este grupo, tanto si nos
aunque no desarrollada, por Cohen y Arato sugiere ampliar el espectro de acción y de posibilidades gusta como si no nos gusta, está formado de acuerdo con el mismo espíritu que ha informado las
de la desobediencia civil hacia campos hasta ahora vedados, como el del mundo del trabajo y los asociaciones voluntarias. La mayor falacia del debate actual me parece que es la presuposición de
derechos económico-sociales, la cual entronca completamente con la perspectiva teórica más amplia, que estamos tratando de individuos que se lanzan subjetivamente y conscientemente contra las
que pretendemos sustentar en este trabajo, acerca de la resistencia —en la cual se inscribe la leyes y costumbres de la comunidad. (...). Resulta al respecto quizá infortunado que nuestros recientes
desobediencia civil—, como resistencia no sólo según una lógica politica, sino también, económica, debates se hayan visto en buena parte dominados por juristas —abogados, jueces y otros hombres
social, cultural o donde quiera que ocurran situaciones de poder. del Derecho— por que ellos encuentran una especial dificultad en reconocer al desobediente civil
74 Jaime Rafael Nieto L. Resistencia. Capturas y fugas del poder 75

Sión de legitimidad, dirigida a oponerse a una ley o a un programa guber- de un proceso más profundo de la sociedad civil, que en el caso de la so-
namental con el fin de mejorarlo, frustrarlo o cambiarlo, en los marcos ciedad de los EE.UU. de Norteamérica entronca con su tradición asociativa
del Estado de derecho y el sistema democrático. No se trata, por tanto, de detenidamente estudiada por Alexis de Tocqueville en el siglo XIX, que, a
un acto de infracción o de transgresión a la norma, que pueda producirse su vez, corresponde más estrechamente con la versión horizontal del con-
de manera inconciente e individual o bajo la forma de "trampas" a la nor- trato social formulada por John Locke89.
ma, situaciones en las cuales la acción no está dirigida a oponérsele sino a
eludirla. El carácter voluntario de la desobediencia civil subraya, por el Según los estudiosos, la desobediencia civil puede estar fundada en moti-
contrario, que se trata de un acto conciente y deliberado orientado a vos éticos o de conciencia o igualmente en motivos jurídicos, como la vio-
oponérsele y abolirla. Por otro lado, el carácter político de la misma, su- lación de la Constitución o de tratados internacionales o por la aplicación
braya no sólo su pretensión de legitimidad respecto de los ciudadanos, de leyes consideradas, además de injustas, inválidas o que rebasen sus
sino la naturaleza de los objetivos o intereses que la motivan, orientados a límites de validez. La desobediencia civil se refiere a una norma en con-
la defensa del interés colectivo, general y no particular o privado; este creto, no al ordenamiento jurídico en su conjunto, al que suele prodigársele
carácter político le viene dado, además, porque la desobediencia civil está lealtad o legitimidad". Para M. J. Falcón y Tella, la ilegalidad de la des-
dirigida al Estado y a los ciudadanos. Por otro lado, el carácter público de obediencia civil es suí generis, pues se produce reconociendo y aceptando
la desobediencia civil, deriva directamente de su propia naturaleza políti- los marcos del sistema jurídico como tal e incluso aceptando la penaliza-
ca, de sus motivaciones, de su carácter colectivo y no individual, así como ción que para sus acciones ilegales establece el sistema jurídico para quie-
de la pretensión de legitimidad que persigue. Esto hace que sus acciones nes la ejercen. La ilegalidad de la desobediencia civil se refiere al hecho
sean externas y públicas y no internas o secretas. El requisito de la publi- del "quebrantamiento" de una norma jurídica de carácter omisivo más
cidad de la desobediencia civil trata de alejar toda sospecha sobre la mo- que comitivo, pues consiste más que en hacer lo que está prohibido en no
ralidad del acto, además de otorgarle valor simbólico y la mayor audien- hacer lo que se ordena. Es preciso que se trate de normas obligatorias o
cia posible87. de normas prohibitivas que vayan acompañadas de sanción jurídica para
el caso de incumplimiento. Acciones de protesta, si no implican quebran-
Hanna Arendt subraya especialmente el carácter de grupo o colectivo de tar la norma no adquieren el status de desobediencia civil. Ahora bien, la
la desobediencia civil, así como el carácter público de la misma, para dife- oposición o violación en que consiste la desobediencia civil se refiere a
renciarla tanto de la desobediencia criminal como de la objeción de con- toda la legalidad del Estado, es decir, a cualquier norma dentro de ella,
ciencia. "La distinción entre una abierta violación de la ley, realizada en desde la Constitución hasta las ordenanzas y disposiciones municipales.
público, y una violación oculta, resulta tan clara que sólo puede ser des- Sin embargo, el objeto de la acción de desobediencia civil puede estar
deñada por prejuicio o por mala voluntad. (...)Además, el transgresor co- dirigido también contra una política gubernamental determinada no re-
mún, aunque pertenezca a una organización criminal, actúa solamente lacionada con ninguna ley en particular que pueda ser desobedecida, dado
en su propio beneficio...El desobediente civil, aunque normalmente que el sistema político no se agota en el sistema jurídico y que no siempre
disiente de una mayoría, actúa en nombre y en favor de un grupo; desafía se protesta contra una determinada ley, sino contra una política9'.
a la ley y a las autoridades establecidas sobre el fundamento de un disen-
timiento básico y no porque como individuo desee lograr una excepción Por otra parte, la mayoría de los teóricos coinciden en destacar el carácter
para sí mismo y beneficiarse de ésta"88. Para Hanna Arendt, la desobe- pacífico, no violento, de la desobediencia civil, teniendo en cuenta la in-
diencia civil no es ni siquiera un fenómeno coyuntural, sino la expresión vocación que suelen hacer sus dirigentes de los movimientos emblemáticos
de Ghandi en la India y Luther King en los EE.UU. de Norteamérica e
como miembro de un grupo y prefieren verle como un trasgresor individual y, por eso, un acusado
potencial ante un tribunal". Op. cit., p. 105. "La desobediencia civil es una forma ilegal de 89 "Estimo que los desobedientes civiles no son más que la última forma de asociación voluntaria y
participación política por parte de actores colectivos. Es una acción política con un objetivo político que se hallan completamente sintonizados con las más antiguas tradiciones del país". Harma Arendt,
que por definición activa las esferas públicas de la sociedad civil y supone la actividad ciudadana op. cit., pp. 94 y ss.
extrainstitucional". Cohen y Arato, op. cit., p. 658. • "El disentimiento implica el asentimiento y es la característica del gobierno libre. Quien sabe que
" M. J. Falcón y Tella, op. cit., pp. 25 y ss.
puede disentir sabe que, de alguna forma, asiente cuando no disiente". H. Arendt, op. cit., p. 95.
88 Harma Arendt, op. cit., p. 83.
91 Falcón • • Tella, o". cit., po. 40 ss.
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igualmente porque tienden a respetar el precepto constitucional del mo- al mal"; frente al mal hay que dejar que éste se extinga sin oponer resis-
nopolio de la violencia por parte del Estado. Sin embargo, cabe aclarar tencia. La desobediencia civil comparte con la no resistencia sólo el ca-
que en los años 6os el criterio de la violencia fue motivo de diferenciación rácter no violento, pues ambas se diferencian por los motivos políticos
y de agrias polémicas al interior de los grupos y partidarios de la desobe- que inspira a la primera y los motivos de fe que inspira a la segunda. En
diencia civil, muchas de las cuales condujeron a la división de algunos cuanto a la resistencia pasiva, según la autora, se trata de un medio de
movimientos de esta naturaleza, especialmente entre los estudiantes y defensa de los derechos basados en criterios de justicia, que, a diferen-
los movimientos afro-americanos. Mientras los partidarios de la no vio- cia de la no resistencia, rechaza al opresor por medios pacíficos como la
lencia basaban sus argumentos en lo arriba indicado, otros sectores con- omisión y la no cooperación, entre los cuales figuran la huelga y el boi-
sideraban que, si bien la desobediencia civil no buscaba la destrucción cot. La diferencia entre la desobediencia civil y la resistencia pasiva, con-
física o moral de los adversarios, se aceptaba en ocasiones, como conse- siste en que, mientras el que resiste pasivamente tiene por objetivo sólo
cuencia secundaria, cierto riesgo de violencia, y otros más la incluían como eso, resistir, hacer ineficaz la voluntad del oponente, el desobediente
premisa necesaria de la misma92. civil mira más allá, al cambio, a la mutación de la situación a la que se
opone. Otra diferencia consiste en que mientras el número de desobe-
Por lo general, los teóricos de la desobediencia civil coinciden, con dife- dientes civiles es reducido, en la resistencia pasiva, por el contrario,
rentes argumentos, en subrayar la diferencia entre desobediencia civil y puede ser grande, como el caso de las campañas masivas de Ghandi en
otras formas de oposiciones al poder político, como la resistencia o la la India93.
revolución. Para efectos de este trabajo me detendré un poco en diluci-
dar los términos en que es planteada y concebible esta diferenciación, Por último, dice Falcón y Tella, que la principal diferencia entre la resistencia
así como lo inadecuado de la misma desde una perspectiva general de la activa y la resistencia pasiva consiste en que mientras esta última es omisiva
resistencia. y abstencionista, la primera es comitiva e intervencionista. Además, la resis-
tencia activa proclama el uso de la violencia, ejercitada de modo individual o
Dos son, en realidad, los argumentos fundamentales de los teóricos de la colectivo, organizado, en forma casi revolucionaria. En cuanto a la diferencia
desobediencia civil para sustraerla del ámbito de la resistencia o para des- con la desobediencia civil es más bien poco lo que la autora aporta. Luego de
estimarla como una forma de resistencia: por un lado, el criterio de la no un rastreo histórico acerca del derecho de resistencia, concluye que no se
violencia; por el otro, la aceptación del marco del Estado de derecho y trata hoy de resistencia a un Estado injusto, sino de desobediencia civil en el
democrático. Aunque son dos argumentos de naturaleza diferente, por lo Estado de derecho. A partir de Bobbio, la autora sugiere que la violencia, el
general aparecen mezclados e interdependientes. cuestionamiento total y no parcial al Estado y su carácter comisivo y activo y
no omisivo o pasivo, son las características que distinguen a la resistencia
María José Falcón y Tella, haciendo acopio de una amplia bibliografía, activa de la desobediencia civil".
presenta los términos de diferenciación entre desobediencia civil y re-
sistencia casi en los mismos términos ya indicados por la mayoría de los En síntesis, según la autora, la desobediencia civil se distingue de la resis-
teóricos. Sin embargo, en algunos de sus pasajes, su presentación es algo tencia por el ejercicio de la no violencia, característica que comparte con
confusa, contradictoria y elusiva. Luego de efectuar el recorrido teórico la no resistencia; el propósito del cambio y el reducido número de partici-
acerca de la desobediencia civil, intenta establecer una demarcación en- pantes, que la diferencia de la resistencia pasiva; y, por último, que es
tre ésta y la resistencia. Para ello se basa en una tipologización de las omisiva, es propia del Estado de derecho y no es revolucionaria, lo que la
diferentes clases de resistencia, que va de la no resistencia, la resisten- diferencia de la resistencia activa.
cia pasiva, hasta la resistencia activa. Según la autora, la no resistencia
93Parece contradictorio incluir el movimiento de Ghandi contra la dominación británica en la India en
significa no oponerse pero al mismo tiempo no ceder; de clara inspira- la categoría de resistencia pasiva y al mismo tiempo aseverar de ésta, que se trata meramente de
ción cristiana, frente a la violencia, la postura de la no violencia no opo- movimientos de rechazo y no de cambio, cuando en realidad Ghandi, al tiempo que rechazaba la
ne violencia, sino que recomienda "poner la otra mejilla" y "no resistir dominación colonial inglesa, proponía la construcción de una nueva sociedad en la India. María
José Falcón y Tella, op. cit., pp. 85 y 86.
92 ibíd., pp. 67 y ss. " ibíd., pp. 86 y ss.
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Hanna Arendt, por su parte, que postula claramente la antinomia violencia- ser leyes anticuadas"98. Así mismo, en referencia a la decimocuarta enmien-
poder, considera que, "De todos los medios que los desobedientes civiles da que abolía el régimen de esclavitud en los EE.UU. de Norteamérica, dice
pueden emplear en el curso de la persuasión y de la dramatización de las que aunque se cumplió por la acción legal del Tribunal Superior, "lo cierto es
cuestiones, el único que puede justificar el que se les llame 'rebeldes' es el de que el Tribunal decidió hacerlo sólo cuando los movimientos de derechos
la violencia. Por eso la no violencia es la segunda característica generalmente civiles que, por lo que a las leyes del Sur se referían, eran movimientos de
aceptada de la desobediencia civil, y de ahí se deduce que la desobediencia desobediencia civil, produjeron un cambio drástico, tanto en las actitudes de
civil (citando a Carl Cohen) no es revolución...El desobediente civil acepta, los ciudadanos negros como en las de los ciudadanos blancos"99.
mientras el revolucionario rechaza, el marco de la autoridad establecida y la
legitimidad general del sistema de leyes"95. Me parece muy-clara la manera Sin embargo, esta aparente ambigüedad o, incluso, contradicción, en el
como Hanna Arendt se deja llevar del argumento de la no violencia al argu- razonamiento de Arendt, entre la comunión de propósitos de "cambiar el
mento de la aceptación del marco de la autoridad política establecida, como mundo" compartidos por el desobediente civil y el revolucionario y la acep-
características distintivas de la desobediencia civil, haciendo derivar el se- tación por parte del primero del marco de la autoridad establecida, puede
gundo argumento del primero. Así, el desobediente civil no es revolucionario disiparse si reenfocamos los alcances que la autora concede a los "cam-
por que no es violento, y viceversa, el desobediente civil no es violento por- bios drásticos" propiciados por la desobediencia civil para no confundir-
que acepta el marco de la autoridad política establecida. Entre uno y otro se con la revolución, es decir, si damos el justo lugar a los cambios apun-
argumento, en vez de una mediación conceptual lo que aparece es una mu- talados por la desobediencia civil en la perspectiva de Arendt. En efecto,
tua petición de principios, al estilo de como cuando afirmamos que la fruta es dejando de lado, quizá, el ejemplo emblemático de Ghandi en la India
roja porque es una manzana o es una manzana porque es roja. (que ya es bastantemg, todos los cambios contemplados por Hanna Arendt
para la desobediencia civil, más que desarrollarse en el marco de la auto-
La misma Hanna Arendt muestra enseguida su incomodidad con esta forma ridad política establecida (que también cuenta), tienen como marco la
de argumentar, poniendo en duda aparentemente la validez del segundo cri- estructura fundamental de la sociedad capitalista moderna en sus pro-
terio de distinción (la aceptación de la autoridad establecida), pero dejando pios desarrollos. Esto explica la dialéctica planteada por Arendt entre la
en pie el criterio de la no violencia. Dice, "El desobediente civil comparte con ley que puede estabilizar y legalizar el cambio una vez que éste se haya
el revolucionario el deseo de 'cambiar el mundo', y el cambio que desea rea- producido y el carácter extralegal de la acción que lo producelm.
lizar puede ser, desde luego, drástico, como, por ejemplo, en el caso de Ghandi,
que siempre es citado como el gran ejemplo, en este contexto, de la no vio- Así, lo que, desde la perspectiva de la autora, distingue en realidad a la des-
lencia"96. Más aún, líneas seguidas y entre paréntesis se pregunta, "(¿Aceptó obediencia civil de la revolución no es que la primera no se oriente a cambiar
Ghandi el 'marco de la autoridad establecida', que era la dominación británi- en algún sentido la sociedad mientras que la segunda sí, sino en que los cam-
ca de la India? ¿Respetó la 'legitimidad general del sistema de leyes' en la bios apuntalados por la primera son de carácter reformista, esto es, produci-
colonia?)"97. Después de efectuar una disertación teórica acerca de la ten- dos en los marcos del propio sistema político y social, mientras que los cam-
dencia al cambio y a la conservación en las sociedades modernas, la autora bios apuntalados por la segunda, valga el pleonasmo, son revolucionarios,
muestra, a través de algunos ejemplos de la historia política de los EE.UU. de esto es, orientados a la ruptura de dichos marcos. Esta naturaleza diferente
Norteamérica, el papel de la desobediencia civil en los cambios de la socie- del cambio entre una y otra, que Hanna Arendt sabe pero no subraya por
dad y la imposibilidad de incidir en tales cambios si se hubiera quedado en 98 ibíd., p. 88.
"los marcos de la autoridad política establecida". Así, por ejemplo, dice: "Todo 99
íd.
100
el cuerpo de legislación laboral —el derecho a los convenios colectivos, el de- El ejemplo de Ghandi en la India como desobediente civil, si se profundiza en la perspectiva planteada
por Arendt, llevaría al absurdo su argumento de la distinción entre desobediencia civil y revolución
recho a la sindicación y el derecho a la huelga— fue precedido por décadas de
basada en la aceptación del marco de la autoridad establecida y la legitimidad general del sistema
desobediencia, frecuentemente violenta, a las que en definitiva resultaron de leyes por parte de la primera y el rechazo por parte de la segunda. Ni Ghandi aceptaba el marco
de la autoridad establecido ni el sistema de leyes de la dominación colonial británica, contra las
" Harma Arendt, op. cit., p. 84. cuales, por el contrario, efectivamente luchaba, ni, por otra parte, Ghandi descartaba el recurso
96 íd. eventual de la violencia.
97 íd. 1°' Hanna Arendt, op. cit., p.87.
80 Jaime Rafael Nieto L. Resistencia. Capturas y fugas del poder 81

razones ideológicas, sería el criterio de distinción, a este respecto y según su Pero no se trata de un error de pensamiento, que sería insólito en alguien
propia perspectiva, entre desobediencia civil y revolución, aún si ambas com- que ha tenido por oficio justamente pensar, sino de perspectiva teórica y
parten el mismo deseo de "cambiar el mundo". política. La perspectiva teórica y política en la que Hanna Arendt encua-
dra la desobediencia civil, nos recuerda los viejos debates en la socialde-
Sin embargo, aún así, ¿cabe la distinción? Hanna Arendt parece inscribir mocracia alemana entre reforma y revolución. Mientras que para los
la desobediencia civil en los marcos de un campo de juego predetermina- reformistas, como Eduard Berstein, la lucha por las reformas es un fin en
do, en el que sus posibilidades como acción social y política ya vienen sí mismo, dado que la sociedad capitalista moderna es susceptible de trans-
dadas por la naturaleza misma del campo y del juego: no violencia y acep- formación gradual hacia el socialismo; para los revolucionarios, como Rosa
tación del Estado de derecho. Más allá de este campo de juego, la desobe- Luxemburgo, la lucha por las reformas es un-medio para profundizar las
diencia civil no es tal, sino revolución o cualquier otra cosa. La visión transformaciones revolucionarias de la sociedad. Si las reformas se ins-
teleológica de la acción, que parece dominar el argumento de Hanna criben en una estrategia revolucionaria no tiene sentido establecer distin-
Arendt, le impide valorar adecuadamente el potencial y las posibilidades ciones ni mucho menos separaciones entre reforma y revolución, ya que
contenidas en las diferentes manifestaciones de desobediencia civil —más la última está contenida como potencia en la primera.
allá del juego dialéctico entre la ley y el cambio— y, en consecuencia, ex-
plorar teóricamente la manera como la una se transforma en la otra o, en El otro elemento de distinción sustentado por los teóricos de la desobe-
otros términos, la manera en que la desobediencia civil puede transfor- diencia civil respecto de la resistencia, se refiere a la no violencia, tal como
marse en revolución1O2. En vez de la síntesis dialéctica, Hanna Arendt queda lo hemos visto en Falcón y Tella y Hanna Arendt"4. Desde una perspecti-
presa de la fractura dicotómica desobediencia civil-revolución. Valorar va histórica y política más amplia, el argumento de la no violencia como
suficientemente la potencialidad y posibilidades de la desobediencia ci- característica distintiva de la desobediencia civil, parece poco convincen-
vil, le hubiera evitado, pues, prescribirla al limitado marco del Estado de te, pues pretende definir la naturaleza de una acción colectiva, no por los
derecho y la aceptación de las autoridades políticas establecidas, y, así objetivos, ni por los motivos o contenidos de la acción, sino por los me-
mismo, levantar el muro que la separa de la revolución. Es este dios utilizados por la misma. Y si bien, por lo general, los fines de la ac-
determinismo teleológico, finalmente, el que le impide considerar desde ción suelen estar acompañados de los medios apropiados para la misma,
el punto de vista teórico y político las posibles transformaciones y cursos ninguna acción está prescrita a desarrollarse a través de los mismos me-
de acción contenidos en la desobediencia civil, siempre dinámicas y siem- dios. La desobediencia civil teóricamente se define, según lo antes dicho,
pre abiertas"3. por los móviles de la acción, enfrentar una ley o una política guberna-
102
Esta conjugación dialéctica parece estar presente en Habermas como democratización y no como mental, pero no por los recursos mismos de la acción, como la violencia o
revolución, término último que hace tiempo salió de sus escritos. la no violencia. El hecho que los movimientos de desobediencia civil du-
103
Esta parece ser, a diferencia de Arendt, la perspectiva en la que se coloca Herbert Marcuse, que, por lo rante la década de los años sesenta en los EE.UU. de Norteamérica se
demás, concibe la desobediencia civil como una forma contemporánea del derecho de resistencia: "Tal
fue la experiencia del movimiento de los derechos civiles, esto es, que la fuerza es ejercida por los otros
hayan inspirados en su gran mayoría en la filosofia de la no violencia no
y que, contra esta fuerza, la legalidad se hace de buenas a primeras problemática; y esta será también la significa que la no violencia sea una cualidad generalizable a la desobe-
experiencia de la oposición estudiantil, tan pronto como el sistema se sienta amenazado por ella. Y diencia civil como característica propia"5.
entonces la oposición se verá puesta ante la decisión fatal de ser una oposición de simple acto ritual, o
una oposición como resistencia, esto es, de civil disobedience. (...) me sorprende volver a observar 104
Cohen y Arato también incluyen el criterio de la no violencia como característica de la desobediencia
siempre cuán poco ha penetrado en realidad en la conciencia el hecho de que el reconocimiento del civil, aunque son quizás más cautos que la mayoría de los teóricos al respecto. "Por 'no violencia'
derecho de resistencia , esto es, de la civil disobedience, forma parte de los elementos más antiguos y hacemos referencia a que el carácter de la protesta es simbólico y comunicativo o, en la frase de
sagrados de la civilización occidental...Aquí se encuentra el conflicto de los derechos con el que se Dworkin, persuasivo. Los juegos del poder estratégico que implican la violencia son difíciles de
enfrenta toda oposición que va más allá de la privada; porque lo existente tiene el monopolio legal de justificar como desobediencia civil. No obstante, en situaciones concretas puede ocurrir la violencia.
la fuerza y el derecho positivo o, más aún, el deber de servirse de esta fuerza para su defensa. Frente a La evaluación de la violencia debe hacerse con referencia a los que la iniciaron, al contexto general
esto está el reconocimiento de un derecho superior y el reconocimiento del deber de la resistencia y al propósito del acto. La historia del movimiento laboral proporciona muchos ejemplos de huelgas
como fuerza impulsora del desarrollo histórico de la libertad, esto es, la civil desobediente como violentas a las que se puede ver como actos de desobediencia civil". Op. cit., pp, 678 y 679.
fuerza histórica potencial. Sin este derecho de resistencia, sin este recurso de un derecho superior 115 Herbert Marcuse, justamente uno de los artífices intelectuales de los movimientos estudiantiles por
contra el derecho existente nos encontraríamos hoy todavía en la etapa de la barbarie primitiva". El fin los derechos civiles y contra la guerra de EEUU de Norteamérica contra Vietnam a finales de los
de la utc-ía. Siglo XXI. México, D. F. 1969., pp. 51 y 52 (cursivas del autor). años 60s, plantea el problema en los siguientes términos: "No he sostenido que la no-violencia deba
82 Jaime Rafael Nieto L. Resistencia. Capturas y fugas del poder 83

En efecto, acciones de desobediencia civil violenta o que involucran en desarrolla bajo la forma de desobediencia civil, es decir, deviene en des-
algún grado expresiones concretas de violencia las ha conocido no sólo la obediencia civil en cuanto supone la lealtad al poder soberano; pero, por
sociedad de los EE.UU. de Norteamérica, sino también sociedades de otras otro lado, la desobediencia civil, según la lógica de la resistencia, puede
partes del mundo, como la europea o la latinoamericana. Esta misma ex- conducir al derribamiento del poder o a una transformación de las rela-
periencia histórica, igualmente puede ser válida para ilustrar lo contra- ciones de poder, en cuanto representa un desafío al poder y un
rio, es decir, la ocurrencia de movimientos de resistencia, diferentes a la cuestionamiento a su lealtadl°8.
desobediencia civil, de carácter no violento, como el de Ghandi en la In-
dia o, más recientemente, los movimientos contra las dictaduras totalita- Desde el punto de vista de la experiencia histórica y de la teoría política,
rias en los países del socialismo histórico en Europa del Este o contra las la desobediencia civil no es más diferente de la resistencia, que como se-
dictaduras militares en América Latina en los años 8os'°6. res humanos lo es Juan de María. Es una forma específica de resistencia,
que se desarrolla por lo general en los marcos del Estado de derecho, pero
La desobediencia civil según como nos la teoriza Hanna Arendt y la ma- que de ninguna manera está circunscrita a él. Como forma de resistencia,
yoría de los teóricos que la limitan al marco del Estado de derecho o de la la desobediencia civil puede desarrollarse incluso en regímenes autorita-
autoridad política establecida, corresponde a una concepción reformista rios y desencadenar procesos revolucionarios. En los marcos del Estado
o limitada de la misma, que, como todo reformismo, postula una lectura de derecho y democrático, la desobediencia civil involucra muchos de sus
de la resistencia desde la gramática del poder, esto es, en función del po- referentes jurídicos e institucionales, pero igualmente se nutre y conjuga
der, de sus discursos de verdad y de su pretensión de obediencia legítima, tradiciones y experiencias acumuladas de oposición, de lucha y de parti-
y no desde la gramática de la resistencia. Desde la perspectiva teórica en cipación de actores colectivos contra el poder, de una amplia esfera públi-
la que se inspira este trabajo, la desobediencia civil podría conceptualizarse ca y social no estatal en la que los ciudadanos debaten, se reúnen y se
como un tipo de acción colectiva, que se mueve en el umbral de la lógica asocian alrededor de problemas de interés público y colectivo. La desobe-
del poder y de la lógica misma de la resistenciam7. Un discernimiento teó- diencia civil, como cualquier otra forma de resistencia, hunde sus raíces
rico más riguroso y más amplio ha de mostrar las contradicciones que en la tradición cívico-popular pre-existente a nivel social, económico, po-
encierra la desobediencia civil como forma de resistencia en la lógica po- lítico y cultural.
der-derecho. En ella están contenidas, perviven y se conjugan tanto la
lógica del poder como la lógica de la resistencia. En los marcos del Estado La pregunta acerca de si la desobediencia civil puede o no transformarse
de derecho y según su propia lógica, puede decirse que la resistencia se en acción revolucionaria, no es una pregunta que se pueda responder en
emplearse o predicarse como principio de la estrategia. No he equiparado en modo alguno el plano teórico general sino práctico concreto'°9. Innumerables son las
humanitarismo y no-violencia. Por el contrario, he hablado de situaciones en las que precisamente
en interés de la humanidad se ha de recurrir a la violencia". Op. cit., p. 85. " Paolo Virno ha dicho a nuestro modo de ver correctamente: "La 'desobediencia civil' representa
106 Esta discusión sobre si la no violencia es propia de la desobediencia civil y la violencia propia de la hoy, la forma fundamental e insoslayable de la acción política, con la condición, sin embargo, de
resistencia, nos recuerda el debate en la izquierda colombiana y latinoamericana de los años 60s y desembarazarla ded la tradición liberal de la que surgió". P. Virno. "Virtuosismo y revolución:
70s, en el que lo revolucionario se definía por la aceptación de la lucha armada (particularmente, la notas sobre el concepto de acción política". Biblioweb. Nota del editor: este texto apareció en el
pertenencia a la guerrilla), mientras que lo reformista se definía por la inclinación a medios pacíficos, número 4/1 993 de la revista Luogo Comune. También se ha publicado en el número 19-20/1994 de
legales o civiles de lucha. La experiencia histórica mostró, que quienes se preciaban de Futur Antérieur,, texto en francés a partir del que traducimos, p. 6.
revolucionarios por su predilección a las armas, no pasaron del mero "reformismo armado", por los 1' Aunque su campo teórico no es el de la desobediencia civil sino el de la participación, Rafael
limitados alcances de su programa y objetivos políticos, y que, quienes por lo general desarrollaron Rodríguez Prieto ha mostrado cómo se pueden desarrollar experiencias de resistencia bajo la forma
acciones de carácter legal o civilista se inspiraban en programas de acción decididamente de participación a nivel local desarrolladas desde el marco estatal o desde el ejercicio del gobierno,
revolucionarios, orientados a transformar las estructuras sociales y políticas dominantes. De suerte, según una lógica que va más allá de la gramática del poder, que sitúan a la resistencia en posibilidades
que la referencia a las armas o a la violencia en general, en vez de develar la sustancia de los de generar situaciones de contrapoder y de radicalización de la democracia. La experiencia del
procesos en curso, muchas veces los obscurece, bien por su aceptación absoluta o bien por su último gobierno del Consejo del Gran Londres y la del Presupuesto Participativo en Porto Alegre,
negación plena. que son sus referentes de estudio, "constituyen prácticas de construcción de procedimientos para el
Cohen y Arato lo plantean quizá en términos muy similares a lo aquí dicho: "La peculiaridad de la autogobierno, diferenciados de otras experiencias de participación a escala local a causa de su
acción colectiva que supone la desobediencia civil es que se mueve entre los límites de la insurrección autonomía y su contenido sociopolítico rupturista con el sistema político y económico dominante",
y de la actividad política institucionalizada, entre la guerra civil y la sociedad civil". Sociedad civil p. 19. A estas prácticas y las posibilidades que abren, Rodríguez Prieto las llama "demoarquías".
y teoría política. Fondo de Cultura Económica. México, D. F. 2001, n. 638. Ciudadanos soberanos. Participación Y democracia directa.
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acciones de desobediencia civil restringidas al marco del Estado de dere- sión soviética a la República de Checoeslovaquia, los movimientos y re-
cho o democrático, así como muchas otras que intentan ir más allá, hacia des por la defensa de los DD.HH. y el movimiento ecuménico de la No
formas más radicalizadas de resistencia e incluso hacia formas de acción Violencia"°.
propiamente revolucionarias. Que la desobediencia civil tome este u otro
curso, se limite aquí o allá o vaya más allá, depende de la conjugación de En este contexto, en los años 6os Herbert Marcuse en los EE.UU. recrea
una serie de factores, como por ejemplo, la correlación de fuerzas estable- teóricamente la resistencia como derecho cosmopolita, por oposición al
cidas entre los actores en conflicto; la capacidad o no del sistema político derecho positivo; también, desde una perspectiva republicana y en los
y las clases y grupos dominantes de dar respuestas adecuadas, general- marcos del constitucionalismo democrático, el derecho a la resistencia
mente de inclusión o de reforma, a las expectativas y demandas de quie- se transfigura en desobediencia civil en Hanna Arendt y en Habermas
nes protagonizan tales acciones; los contenidos y profundidad de los ob- más tarde. El énfasis en lo político-estatal en los estudios de la resisten-
jetivos de quienes la protagonizan; la capacidad de liderazgo de las mis- cia se actualiza con las recientes movilizaciones ciudadanas contra los
mas y de su propia fortaleza como tales. No es que la desobediencia civil regímenes autoritarios en Europa del Este y América latina a finales del
no pueda originarse y desarrollarse según las prescripciones que la mayo- siglo XX.
ría de los teóricos le han establecido, sino que el resultado de la misma es
siempre un campo abierto de posibilidades. Michael Randle es el autor contemporáneo que más amplia y sistemática-
mente reconstruye esta dimensión histórico-política de la resistencia cen-
D. De la Resistencia a la resistencia civil trada en el poder político. Su libro, Resistencia CiuiL", editada en caste-
llano en 1998, sigue de cerca el proceso evolutivo de la resistencia civil,
como idea y como fenómeno social, desde sus comienzos a principios del
En términos generales, la teoría y las ideas acerca de la resistencia en la
siglo XIX hasta nuestros días. El subtítulo de la obra: La ciudadanía ante
tradición del pensamiento político occidental han tenido un marcado
énfasis político, particularmente centrado en la relación soberano-súb- las arbitrariedades de los gobiernos, indica de una vez tanto el énfasis
centrado en lo político estatal como el enfoque teórico desde el cual el
ditos o Estado-ciudadanos, tal como lo hemos intentando delinear has-
autor concibe la resistencia como resistencia civil12. No es el propósito de
ta ahora. Por ejemplo, en una primera fase, que comprende el siglo XIII,
este trabajo hacer una presentación exhaustiva de su valiosa obra, sino
con Salisbury y Tomás de Aquino, pasando por una segunda fase, mar-
subrayar críticamente los aspectos más relevantes de su teoría y sus apor-
cada por las guerras religiosas y la reconfiguración política del absolu-
tes a una concepción general de la resistencia.
tismo durante los siglos XVI y XVII en Europa, en la que el discurso de
la resistencia al poder político aparece como una fundamentación del
La teoría de la resistencia civil de Randle se basa en una concepción más
deber de resistencia, asociado a corrientes luteranas y calvinistas ema-
general acerca del poder político y, sobre todo, acerca de la no continui-
nadas del dogma religioso, y posteriormente, en una tercera fase, como
derecho de resistencia, especialmente por parte del calvinismo holan- dad del mismo"3. Esta concepción parte, en primer lugar, de cuestionar
la idea según la cual el poder político está basado en la sola violencia, y
dés y francés, hasta llegar a las doctrinas políticas liberales del siglo XVII
subraya, por consiguiente, la necesidad de concederle tanta o mayor efi-
y XVIII, como la de John Locke, que dan origen al constitucionalismo
moderno. cacia a los mecanismos no violentos del poder, tales como la persuasión

110
Gonzalo Arias. La no-violencia ¿tentación o reto? Sígueme. Salamanca. 1977.
En el siglo XX este énfasis en lo político, aunque impregnado de ciertos 111
Michael Randle, Resistencia civil. La ciudadanía ante las arbitrariedades de los gobiernos. Paidós.
preceptos religiosos y filosóficos, se enriquece con las experiencias y el Barcelona. 1998.
pensamiento de Ghandi en la India en los años 3os contra la dominación 112
Pese a la advertencia de Randle, en el sentido de no pasar por alto su contribución a la política de la
británica y por Marthin Luther King en los años 6os en los EE.UU. de vida cotidiana, se enfoca principalmente hacia la resistencia civil en tanto se relaciona con la
macropolítica y la estrategia. Op. cit., p. 16.
Norte América contra el racismo y por los derechos civiles de la población 113
Es importante subrayar el aspecto de la no perdurabilidad del poder o lo que es lo mismo su
afro-americana, igualmente con los movimientos radicales y libertarios inestabilidad, puesto que en buena parte la teoría de Randle acerca del poder y la resistencia civil
del ma- -o francés de 1968 la llamada primavera de Pracra. contra la inva- tiene por referencia esta situación en la que el gobierno se encuentra en situación de inestabilidad.

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