Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INTRODUCCIÓN
El arranque del tercer periodo, de 1982 a 2007, coincide con la crisis financiera de
finales del periodo del Presidente López Portillo que, entre otros efectos
1
importantes, representó el inicio de la etapa de una reducción significativa en el
ritmo de construcción de infraestructura en el país y el inicio, también, del
desmantelamiento de las plantas técnicas de las organizaciones estatales y
paraestatales ligadas a este sector. Este momento es considerado por muchos
como el término de la época dorada de la Ingeniería Civil Mexicana, en la que
todas las obras, incluyendo obras muy complejas y de gran magnitud, fueron
planeadas, diseñadas y construidas por ingenieros mexicanos. En otro orden,
también hubo un cambio profundo en las políticas estatales para la educación
superior, que repercutieron desde luego en la enseñanza de la ingeniería. Y por
último, en estos inicios se popularizaron las computadoras personales y las
tecnologías de la información que impactaron a la educación superior y a todos los
ámbitos de la vida cotidiana de los países desarrollados o en vías de desarrollo.
La reseña de cada periodo inicia con una breve descripción de la situación política,
social y económica del País, la cual es necesaria para analizar las características
tanto del ejercicio profesional como de la enseñanza de la ingeniería civil. Este
apartado se ha denominado “Situación socioeconómica” dentro de cada periodo.
Se continúa con una descripción de las principales características del ejercicio
profesional de la ingeniería civil y de las obras más importantes construidas en el
periodo; los apartados se denominan “Situación de la ingeniería civil”. También se
presenta alguna información sobre las circunstancias prevalecientes en el sistema
de educación superior. Los apartados correspondientes se han denominado
“Situación de la educación superior”. Este último punto adquirió mayor relevancia
en el último periodo, en el que se implantaron numerosas políticas públicas sobre
educación superior por parte del Estado, que han influido en la enseñanza de
todas las carreras.
2
PERIODO 1924-1957
La situación socioeconómica
México era una nación pequeña. En el censo de 1930 se contaron 16.5 millones
de habitantes. En los primeros años de los cuarenta, se popularizó un anuncio de
una firma cervecera que decía que 20 millones de mexicanos no podían estar
equivocados.
1
El Colegio de México. “Historia Mínima de México”.1974.
2
Meyer, Lorenzo,”La Institucionalización del Nuevo Régimen” en “Historia General de México,
Versión 2000”, El Colegio de México, p. 835
3
entre los cuales había ingenieros civiles, que reemplazaron a los extranjeros. La
tarea no fue fácil, pues se decretó un boicot a la compra de petróleo mexicano en
los países extranjeros más poderosos y había escasez de equipo y materias
primas que no se producían en México. Sin embargo, la guerra mundial hizo que
la necesidad de petróleo por los países aliados terminara con el boicot. Para
finales de la década de los cuarenta ya se pudo normalizar la producción y el
mercado externo había vuelto a crecer. Desde entonces la exportación de petróleo
ha sido una de las principales fuentes de ingreso del País y una de las industrias
que ocupa a más ingenieros de todas las especialidades.
Durante las gestiones de los Presidentes Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz
Cortines el País continuó su consolidación económica y la construcción de su
infraestructura. Se construyó la primera autopista de cuota, la México-Cuernavaca,
y la Ciudad Universitaria en la ciudad de México; se apoyó el establecimiento de
nuevas industrias, y la población urbana siguió creciendo. La industria de la
construcción vivió una de sus mejores épocas, pero también se empezaron a
escuchar opiniones en el sentido de que el modelo económico que se estaba
siguiendo, básicamente de sustitución de importaciones, no podría prolongarse
por mucho más tiempo. Una nueva devaluación, en la Semana Santa de 1953,
esta vez a $12.50 por dólar, causó cierta alarma. La población se acercaba a los
30 millones de habitantes.
3
Meyer, Lorenzo,”De la Estabilidad al Cambio” en “Historia General de México, Versión 2000”, El
Colegio de México, p. 885.
4
La situación de la ingeniería civil
4
Martín del Castillo, Carlos (2005). “Los ingenieros civiles y la planeación”. En “¿Creceremos sin
ingeniería civl?” C. Martín del Castillo, Coordinador. Universidad Iberoamericana. México.
5
componente muy fuerte de esta disciplina. Algunas de estas empresas alcanzaron
también un alto grado de desarrollo tecnológico y llevaban a cabo proyectos de
gran envergadura como el diseño de plantas industriales de alta complejidad,
puentes importantes, presas, etc. Un ejemplo fue Bufete Industrial que diseñaba y
construía plantas industriales, incluyendo la ingeniería básica y de detalle, y
también realizaba o supervisaba su construcción.
6
vaivenes de la política. Entonces propuso que la institución estuviese encabezada
por una Junta Directiva de Instrucción Pública con tres miembros que serían
designados la primera vez por el Ejecutivo del Estado y que después se renovaría
a sí misma. El Gobierno entregaría a esta Junta los recursos necesarios
incluyendo edificios, laboratorios y bibliotecas. 5 En la discusión del proyecto de
Ortiz Rubio en el Congreso del Estado se le hicieron algunos cambios de forma,
como designar un Consejo Universitario en lugar de la Junta Directiva, con un
mayor número de miembros, y nombrar a un Rector como máxima autoridad.
También se aprobó que la institución tuviese el nombre que conserva hasta la
fecha. Puede verse que la estructura de organización es semejante a la existente
actualmente en muchas universidades.
5
Arreola Cortés, Raúl. “Historia de la Universidad Michoacana”, Universidad Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo. Morelia, 1984
7
en España, con el nombre de Ingeniería Civil 6.. Cuando se creó la Universidad
Nacional de México, en 1910, la Escuela Nacional de Ingenieros pasó a formar
parte de la Universidad, y siguió funcionando en el Palacio de Minería hasta 1954.
En este año, empezaron a trasladarse los grupos de los primeros años de las
carreras de ingeniería a la nueva Ciudad Universitaria.
6
Félix Valdés, Rodolfo, 1988. El Palacio de Minería, Utilización del Palacio de Minería.
7
Moreno P., Luis et al. “Facultad de Ingeniería: Remembranzas, Actualidad y Futuro”. Universidad
Autónoma de Yucatán, 1997.
8
Moles Batllevell, Alberto et al. “La Enseñanza de la Ingeniería Mexicana, 1792-1990”. Sociedad
de Exalumnos de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. México, 1991. pp 352-355.
8
Ya que eran pocas las escuelas de ingeniería que funcionaban en este periodo,
que algunas de ellas lo hacían con frecuentes interrupciones y que las poblaciones
escolares eran reducidas, gran parte de la matrícula de alumnos de ingeniería civil
en el País se concentraba en las escuelas de la Capital: la Escuela Nacional de
Ingenieros de la UNAM y la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del IPN.
Era también frecuente que algunos alumnos iniciasen sus estudios en la escuela
de su estado natal y viniesen después a la ciudad de México a terminarlos. El
mayor prestigio de las instituciones capitalinas y la gran centralización de las
actividades económicas y políticas en esa época, hacía pensar a los jóvenes
estudiantes que encontrarían mejores oportunidades de trabajo si estudiaban, por
lo menos el final de sus carreras, en la UNAM o en el IPN.
Los libros de texto escritos por profesores de las escuelas de ingeniería fueron
muy escasos en este periodo. Desde luego que hubo casos excepcionales, entre
los que se pueden mencionar el libro de Introducción al Cálculo Diferencial e
Integral de Javier Barros Sierra y Roberto Vázquez García, el texto de Hidráulica
General de Samuel Trueba Coronel, o los textos de Topografía de Brambila y de
Toscano. Pero en general se estudiaba en traducciones de algunos libros
americanos, y sobre todo, en notas que algunos alumnos tomaban de las
exposiciones de sus profesores, y que después de algún trabajo de edición, se
reproducían en forma limitada con los medios rudimentarios entonces disponibles,
como el mimeógrafo. Algunas de estas ediciones caseras llegaban a las escuelas
de los estados, a través de ingenieros que habían estudiado en la Capital.
9
Las instalaciones de laboratorios para la docencia eran rudimentarias. Un equipo
de los más importantes y llamativos fue una máquina universal de la Escuela
Nacional de Ingenieros. Era de funcionamiento mecánico y operaba en forma
horizontal. Estuvo instalada, hasta mediados de los setenta, en una sala que al
restaurarse el Palacio de Minería se convirtió en la biblioteca histórica.
Al final de este periodo empezaron a aparecer algunos medios de apoyo para las
clases, como el proyector de cuerpos opacos o el de transparencias. El primero
era relativamente fácil de usar, pero resultaba muy difícil distinguir las imágenes
que se proyectaban, especialmente si el salón de clases no estaba en total
oscuridad. El proyector de transparencias requería un trabajo complicado de
preparación previa y de elaboración de las diapositivas en un laboratorio
fotográfico. Por eso sólo se usaba en conferencias especiales y no en las clases
cotidianas. Las presentaciones de los profesores eran casi exclusivamente con gis
y pizarrón. A muchos de los profesores de esa época se les recuerda todavía por
sus dotes oratorias, por la amenidad de sus exposiciones y, en algunos casos, por
su sentido del humor
Al final del periodo, las oportunidades de trabajo para los ingenieros civiles recién
egresados eran relativamente abundantes. No les era difícil encontrar alguna
posición en actividades idóneas a los temas que más les habían interesado en la
escuela o a sus inclinaciones personales. La gran mayoría de estos egresados
provenía de familias de clase media alta o alta, lo cual les facilitaba encontrar
buenos empleos o establecer sus propias empresas. Terminaba así una época
que se podría calificar como romántica en la enseñanza de la ingeniería, añorada
por muchos de aquellos a quienes tocó vivirla.
10
PERIODO 1957-1982
De una manera un tanto simplista, pero que intenta señalar le esencia del cambio
ocurrido de una a otra etapa, podría expresarse que las obras de la primera se
realizaron por brillantes ingenieros que, con un claro entendimiento de los
aspectos físicos fundamentales de los problemas a enfrentar, con una gran
intuición de cómo podrían resolverse y, sobre todo, con la confianza en sus
capacidades y la conciencia de que era su deber enfrentarlos, llevaron a cabo
obras cuya calidad convenció a todos de que los ingenieros mexicanos estaban
capacitados para planear y construir las obras que necesitaba el País. Pero las
obras a emprender eran cada vez más numerosas, de mayor tamaño, de mayor
capacidad y, con frecuencia, en condiciones más difíciles. Eso hizo clara la
necesidad de preparar ingenieros con bases científicas y técnicas más robustas y
con un conocimiento actualizado de lo que se realizaba en el mundo en esos días.
Y fue esta conciencia la que justificó la necesidad de establecer estudios de
posgrado en el medio nacional..
Situación socioeconómica
La etapa que aquí se describe comprende el final del sexenio de Adolfo Ruiz
Cortines y los cuatro sexenios correspondientes a Adolfo López Mateos, Gustavo
Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo. Aún en una descripción
breve de la situación del país en esta etapa, conviene hacer una división de la
misma en tres períodos diferentes, debido a que las condiciones socio-
económicas se modificaron en ellos radicalmente. Estos períodos son, el inicial, de
Ruiz Cortines, López Mateos y Díaz Ordaz, llamado con frecuencia del “desarrollo
estabilizador”, el intermedio de Echeverría y los años iniciales de López Portillo, de
11
crecimiento del Estado Benefactor, con una dosis muy importante de “populismo”,
y el final, del auge petrolero y la posterior crisis del sistema financiero nacional
Desde otro punto de vista, se tuvo una relativa paz social, sin estallidos
significativos, a pesar de las huelgas de los ferrocarrileros y de los médicos, hasta
que se presentó el problema estudiantil de 1968. Este último, a pesar de que fue el
detonador inicial de muchas transformaciones posteriores en el país, tuvo, en su
tiempo, un claro carácter local, limitado a la Ciudad de México y con repercusiones
menores en algunas de las universidades públicas del interior. Gran parte de la
población del país no entendió entonces las peticiones de democratización de la
vida política nacional que estaban en el fondo de las demandas presentadas por el
movimiento estudiantil, por lo que la represión del 2 de octubre fue tomada sólo
como un episodio lamentable. Muestra de ello es el éxito público con el que se
celebraron, tan sólo dos semanas después, los Juegos Olímpicos de 1968,
señalados en esos tiempos como los mejores que se habían celebrado y en los
que la participación de los espectadores y de la población en general había sido la
más entusiasta.
El segundo período, de 1970 a 1978, fue uno de crecimiento significativo del rol
del Estado en la economía del país, como consecuencia del agotamiento del
modelo proteccionista anterior. La industria nacional, protegida, se había tornado
demasiado ineficiente y con muy pocos incentivos para la innovación y el
desarrollo tecnológico, por lo que sus precios eran muy superiores a los de
productos similares, y aún mejores, del extranjero. Por ello la posibilidad de
crecimiento apoyado en el mercado externo era nula. En vista de esta situación,
Luis Echeverría tomó la decisión de que el Estado debía ser el motor del
desarrollo, con el gasto público como el detonador de un crecimiento en la
economía. En base a esta política, el Gobierno impulsó el desarrollo de industrias,
como la siderúrgica con SICARSA y tomó a su cargo gran número de empresas,
de distinta índole, en proceso de quiebra, para evitar su cierre y proteger el
empleo de sus trabajadores. Así, el gobierno federal fue dueño desde cadenas
12
hoteleras hasta fábricas de bicicletas, manejando empresas en prácticamente
todos los rubros de la actividad económica.
El gasto del Estado fue financiado en buena parte con préstamos del exterior -la
deuda pública externa creció significativamente en este período, de 4593 millones
de dólares en 1971 a 19600 millones en 1976- y con la aceptación de una inflación
muy superior a la existente en el período anterior, en el que los precios se
mantuvieron prácticamente estables. La inflación se salió de control y la situación
hizo crisis en 1976, con la devaluación ocurrida en la Semana Santa de dicho año,
en la que el peso se devaluó de 12.50 pesos por dólar, cambio establecido desde
1953, hasta 22 o 23 pesos por dólar hacia el fin de ese año.
El País vivió un período de aparente bonanza, sin una plena conciencia de que se
estaba hipotecando el futuro, con un gasto social excesivo y desordenado, sin
disciplina financiera, lo que no propició la creación de bases sólidas para un
desarrollo firme posterior. La bonanza aparente y la participación del Estado en el
rescate de empresas en quiebra contribuyeron a mantener la paz social, aún
cuando el problema del 68, reforzado por otro acto de represión disfrazada,
ocurrido el Jueves de Corpus de 1971, contribuyeron a fomentar la aparición de
grupos de guerrilleros y de secuestradores por motivos políticos.
La crisis que había aflorado al término del sexenio de Luis Echeverría fue detenida
súbitamente por el descubrimiento de nuevas y muy abundantes reservas
petroleras en el Sureste del país, las que, aunadas a precios crecientes del crudo
como consecuencia de medidas adoptadas por la OPEP, trajeron una etapa de
abundancia en el país, con expectativas de un fuerte crecimiento en los años
siguientes. Una muestra clara del optimismo reinante en ese tiempo se tiene en
las frecuentes expresiones de López Portillo en distintos foros, uno de ellos el
propio Colegio de Ingenieros Civiles de México, de que la situación de los
mexicanos había cambiado, radicalmente, para bien: de estar acostumbrados a
tratar siempre de paliar nuestras carencias teníamos que aprender ahora a
administrar la abundancia. Ya no pensar más en proyectos pequeños para
resolver problemas urgentes o inmediatos, sino pensar en grande para sentar las
bases de un México de primer mundo.
Con la abundancia de reservas petroleras fue muy fácil conseguir préstamos del
extranjero para financiar nuevos proyectos, tanto de expansión de PEMEX como
para otros sectores. Y como se buscaba borrar de la mente de los inversionistas el
recuerdo de la devaluación de Echeverría, se aceptaron inversiones en el sistema
bancario nacional en dólares, a ser pagadas con posterioridad también en esa
moneda.
Una muestra del tipo de proyectos que entonces se impulsaron fue el del
gasoducto del Golfo, de Cactus a Reynosa, diseñado para exportar el gas
asociado a la explotación petrolera de la cuenca de Tabasco y Chiapas hasta la
frontera con los Estados Unidos. La premura para desarrollar este proyecto hizo
que el tubo del gasoducto, de un diámetro mucho mayor que los producidos
13
entonces en México, fuese importado, con base en uno de los múltiples préstamos
que se aceptaron en ese tiempo. Curiosamente, o más bien, penosamente, el
gasoducto acabó siendo utilizado posteriormente para importar gas de los
campos de Texas para abastecer a la industria nacional que, por presiones del
gobierno federal, había cambiado de quemar combustóleo (combustible nacional)
para usar gas natural (presumiblemente más limpio y más eficiente, pero que tuvo
que ser importado).
Por otra parte, debe señalarse que la mayor parte de ese crecimiento explosivo se
dio en el medio urbano y que el ritmo de crecimiento de la población en las
14
grandes ciudades llegó a ser de 5%, en tanto que en el campo, a pesar del
crecimiento de la tasa demográfica la población permaneció relativamente
constante.
El primero puede decirse que fue el del crecimiento más firme, tanto de la
ingeniería civil del País como de la industria de la construcción. El crecimiento
ordenado del País, con estabilidad de precios y con el impulso al mercado interno,
demandó la construcción de infraestructura para atender las crecientes
necesidades de una sociedad en crecimiento. Fue la época en la que las
Secretarías de Comunicaciones y Obras Públicas, de Recursos Hidráulicos, la
Comisión Federal de Electricidad y Petróleos Mexicanos llevaron a cabo obras de
mayor magnitud y complejidad que las construidas en épocas anteriores. Estas
dependencias contaban con cuerpos técnicos de primera línea, con experiencia
creciente por la permanencia en ellas de sus principales grupos de trabajo,
quienes llevaban a cabo el diseño y la supervisión de las obras proyectadas, en
tanto que la construcción quedaba a cargo de empresas constructoras nacionales,
organizadas por ingenieros civiles mexicanos.
Una característica importante de toda la etapa fue la de que las obras mayores se
otorgaban por concursos de invitación a empresas que, por sus recursos
financieros, su personal técnico y su experiencia en ese tipo de obra, podían
garantizar un trabajo satisfactorio en tiempo y costo. Al mismo tiempo, para obras
menores o de menor complejidad, se daba la oportunidad a nuevas empresas, que
así iban adquiriendo experiencia para ser invitadas en obras mayores, Aún cuando
el esquema puede ser tildado de uno que favoreció a ciertas empresas, la
experiencia general fue de que se realizaron obras importantes, con calidad
comparable a la de obras similares en el extranjero y a precios razonables.
De esa época son las construcciones de obras muy importantes, como el metro de
la Ciudad de México, la primera etapa del drenaje profundo, las carreteras de
cuota a Puebla y Querétaro, las presas de Malpaso, la Angostura, Chicoasén y
Peñitas, los puentes Antonio Dovalí Jaime (Coatzacoalcos II) y Tampico, la Central
Nucleoeléctrica de Laguna Verde, un número muy importante de aeropuertos en
todo el país, muchos de ellos con carácter internacional y un sin número de obras
de infraestructura que han sido fundamentales para el desarrollo posterior del
país.
15
en este período, aún cuando empezó a tener problemas con el financiamiento en
moneda extranjera. PEMEX inició un período de gran inversión, con lo que en
1974 alcanzó la autosuficiencia en hidrocarburos.
Puede decirse que ésta fue la etapa de expansión más importante del sistema de
educación superior que ha tenido el país. No solamente la matrícula creció
aceleradamente, sino que el número de instituciones de este nivel aumentó
significativamente, creándose muchas de ellas en estados que hasta entonces no
tenían ninguna institución de este tipo. Más significativo aún que el simple
incremento en la matrícula, que sería esperado por el incremento en la población,
fue que el porcentaje de jóvenes que tuvieron acceso a la educación superior en
relación con toda la población en edad de hacerlo - que comúnmente se considera
como aquella entre 20 y 24años de edad -se fue incrementando, a pesar de la
explosión demográfica ocurrida en esos tiempos.
16
el de servir de interlocutor de las instituciones de educación superior con el
Estado.
Vale la pena señalar que en esta parte del trabajo se hace referencia especial a lo
sucedido en las instituciones educativas del área metropolitana de la Ciudad de
México. Primero, por que los autores han estado más familiarizados con ellas y
17
segundo, y más importante, porque en el período que se reseña la UNAM y el IPN
eran las instituciones modelo, de las cuales las demás instituciones del País
tomaban los aspectos fundamentales para establecer sus propios modelos
educativos, por lo que lo sucedido en ellas es indicativo de lo ocurrido en todo el
sistema nacional de educación superior.
18
introduciendo asignaturas de ciencias sociales y de humanidades que ahora se
consideran parte esencial de la formación de un ingeniero civil. No es ocioso
señalar que la introducción de este tipo de asignaturas tuvo la oposición de
muchos y distinguidos profesionales, quienes opinaban que estos cursos debían
impartirse en el bachillerato y que en el nivel profesional la atención debiera
concentrarse en cursos ligados directamente a la actividad profesional, dada la
gran amplitud de sus campos de acción.
Sería tedioso reseñar los cambios puntuales que se fueron dando en los planes
de estudio pero sí es posible señalar algunas otras transformaciones importantes
en el enfoque de los mismos. Antes de este período se estimaba que el ingeniero
debía recibir en las aulas las bases del conocimiento correspondientes a todas las
posibles actividades que como profesional podría enfrentar en su vida activa. No
se contemplaba la necesidad de recibir preparación formal adicional, sino que la
práctica y el contacto con ingenieros de mayor experiencia darían las armas
adicionales que fueran requiriéndose. Ello hacía que en los últimos años del plan
se cubriera de una manera muy amplia, y frecuentemente superficial, un gran
número de cursos sobre áreas específicas: estructuras, caminos, presas y
canales, ingeniería sanitaria, puentes, ferrocarriles, pavimentos, etc.
19
de cursillos formales cuando esto fuera posible, durante toda la vida profesional
del ingeniero.
Otro aspecto de cambio, que no ha terminado aún y que, con los avances
enormes de la tecnología de la información, se está todavía procesando, es el
generado con la aparición de las computadoras como herramientas de uso común
para la solución de gran número de problemas. Cabe señalar que aún cuando
ahora estos equipos son de uso diario y personal, hasta el fin del período aquí
analizado su uso estaba prácticamente restringido a las grandes organizaciones o
empresas y los usuarios dependían, en su número y forma de operación, de las
características de los centros de cómputo. Sin embargo, en esta etapa y con el
impulso de quienes tuvieron la visión de que esta herramienta transformaría la
actividad profesional en forma importante, se empezaron a introducir tanto
asignaturas de programación como el uso de las computadoras en la solución de
distinto tipo de problemas, muchos de ellos asociados a la solución de ecuaciones
simultáneas con gran número de variables.
20
profesional fuera de las aulas, por un profesor de carrera, ligado a un campo de
trabajo académico determinado, ha sido gradual, con diversos grados de avance
en las distintas instituciones, dependiendo de sus condiciones específicas y de sus
tradiciones. Puede decirse que al inicio de esta etapa, cuando se iniciaron los
estudios de posgrado, el número de doctores en ingeniería civil en el País no
llegaba a una decena y su participación en la licenciatura era mínima. Pero esta
situación fue cambiando poco a poco. El creciente número de maestros y doctores
preparados en las instituciones nacionales y, en forma muy importante, en el
extranjero, se fue incorporando también en el nivel de licenciatura, parte como
resultado de políticas institucionales que veían éste como un mecanismo efectivo
de modernización de la enseñanza en ese nivel, como por el propio interés de los
profesores, que consideraban que este era el mejor camino para detectar
estudiantes brillantes para estimularlos a cursar estudios de posgrado.
Esta transformación fue, sin embargo, muy lenta en el período reseñado, en parte
por la gran diferencia en el número de alumnos en los dos niveles: muy grande en
el nivel de licenciatura y relativamente pequeño en el de posgrado, por lo que no
había el número suficiente de ingenieros con grados académicos superiores
disponibles para enseñar en licenciatura, de manera que se generara un cambio
en su composición significativo. Aún cuando es innegable que tuvieron un impacto
cualitativo muy importante.
21
Con la idea de que el desarrollo del país requería de un impulso importante en su
planta productiva y, por consecuencia, en la infraestructura básica para el
desarrollo, se crearon carreras de ingeniería en prácticamente todos los estados
del país. Y como, por una parte, la construcción de infraestructura es el primer
paso para el desarrollo y como, por otra, la ingeniería civil era la profesión de
ingeniería con mayor grado de desarrollo, fue natural la proliferación de programas
de licenciatura en esta disciplina.
22
Vale la pena recordar que en ese tiempo se elaboró un estudio para determinar si
las escuelas de ingeniería tenían la capacidad para preparar el número de
ingenieros que se requerirían para el crecimiento económico que se avisoraba. El
estudio, basado fundamentalmente en las inversiones que se estimaba se tendrían
en los distintos sectores de la actividad económica del país, asociado a una
estimación del número de ingenieros requeridos por cada millón de dólares de
inversión en cada sector, daba números muy superiores a los que se estimaba
podría preparar el sector educativo, por lo que concluía que no sería posible
hacerlo con las condiciones existentes en ese tiempo. Curiosamente, hoy en día
se plantea, nuevamente, la falta de capacidad de la Ingeniería Civil nacional para
enfrentar el reto de construcción de infraestructura que hoy se presenta,
señalando que no existen ni las empresas ni los ingenieros requeridos para
hacerlo. Ojalá la solución ahora sea diferente a la de esos años: una crisis
financiera que detuvo el crecimiento del país por décadas y eliminó el problema.
23
adaptados como aulas, con patios interiores o exteriores utilizados como campos
de juego, con bibliotecas mínimas -en las que la norma era una gran restricción en
el préstamo de libros con el fin de asegurar el inventario- y con escasos
laboratorios. Era común tan sólo el equipo para realizar prácticas de topografía,
una máquina de ensaye para pruebas en tensión y compresión y poco más.
24
La inclusión del tema del desarrollo inicial de los egresados podrá parecer a
muchos de poca relevancia. Pero mencionarlo permite traer al frente un problema
que cada vez se menciona con más frecuencia en los tiempos actuales: el
alejamiento de la formación académica de los alumnos de las necesidades
urgentes en el mundo real de la actividad profesional de los ingenieros civiles. Y
se incluye este tema en el análisis de lo ocurrido en este período porque fue en él
donde se inició el cambio que más adelante se detalla.
Pero queda otro aspecto por atender. Al inicio de este período, la mayoría de los
estudiantes de ingeniería civil empezaban a trabajar en actividades relacionadas
con la profesión cuando aún estaban en las aulas. Esto era facilitado por dos
factores principales: uno, que los profesores tenían actividad profesional diaria y
otro, que las escuelas estaban en el centro de la ciudad, minimizando el problema
de tiempo de transporte de una a otra actividad. Además, y este es un aspecto
muy importante, una gran parte de la ingeniería civil estaba ligada a la
construcción de infraestructura, para la cual el Estado tenía, en sus distintas
dependencias, cuerpos técnicos importantes encargados del diseño y la
supervisión de las obras respectivas. Y era en estas dependencias donde buen
número de los estudiantes iniciaban sus trabajos como ayudantes, lo que les
permitía familiarizarse con muchos aspectos prácticos de la actividad profesional,
con lo que, al graduarse, tenían cierta “experiencia profesional” que les permitía
buscar trabajos mejor remunerados. Las dependencias oficiales eran,
probablemente sin proponérselo, verdaderos centros de complementación en la
formación de ingenieros, al acercarlos, en forma muy efectiva, a los problemas
reales a los que se enfrentaba la ingeniería civil en el país.
Algunas empresas privadas, con gran visión de sus dirigentes, llevaron a cabo una
función similar, atrayendo a los mejores estudiantes, a través del contacto con sus
ingenieros que eran, simultáneamente, profesores de horas en la escuela, pero
estimulando a dichos estudiantes a no abandonar la escuela y a terminar sus
estudios.
Esta situación se fue modificando poco a poco, a medida que el tránsito citadino
fue alejando las escuelas de los centros de trabajo y a medida que los ingenieros
de estas dependencias o empresas fueron abandonando la docencia por razones
similares. Puede considerarse que al término de esta etapa se empezó a
presentar el problema generalizado de quejas de los empleadores, de que sus
nuevos ingenieros carecen de la más elemental experiencia profesional. Y éste es
un problema vigente en la actualidad.
25
Se ha mencionado en este trabajo que la creación de los estudios de posgrado fue
de tal importancia que se ha tomado como el hito inicial de esta etapa. Esto no es
tanto por el impacto directo que su creación hubiese generado en la práctica
profesional de los primeros años de la etapa, sino por el reconocimiento formal,
tangible, institucional, de que el desarrollo del país requeriría de ingenieros con
una mayor preparación académica para enfrentar problemas más complejos.
Además, se estimaba que dicha complejidad requeriría de conocimientos
adicionales, generados por las actividades de investigación que normalmente se
asocian a ellos.
Para terminar este tema, dado que no se han mencionado específicamente, debe
reconocerse la valiosa colaboración que en la formación de ingenieros civiles han
dado varias instituciones de carácter privado, entre ellas las universidades
Iberoamericana, LaSalle, Anáhuac, el Tecnológico de Monterrey y algunas más de
Guadalajara, Monterrey y Puebla.
26
PERIODO 1982-2007
Situación socioeconómica
9
Fuente: Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la H. Cámara de Diputados.
http://www.cefp.gob.mx/intr/e-stadisticas/copianewe_stadisticas.html
27
Sin embargo, en el mes de diciembre de 1994, a pocos días del inicio de la gestión
presidencial de Ernesto Zedillo Ponce de León, fue necesario hacer otra
devaluación de la moneda, de $3.45 (nuevos pesos) a $9.45 por dólar, entre
acusaciones mutuas de los gobiernos entrante y saliente. La economía pasó por
otra etapa de turbulencias que afortunadamente fue transitoria. En el periodo
1995-2000, el crecimiento anual promedio del PIB fue de 3.5%, y la tasa promedio
de crecimiento de la educación superior se recuperó y fue de 5.4%.
En el presente año de 2007 los temas más importantes de la agenda política del
País son la necesidad de llevar a cabo reformas estructurales como la fiscal, la
energética y la electoral, así como la urgencia de ampliar sustancialmente la
infraestructura con objeto de que México sea más competitivo en el ámbito
internacional. Todos estos temas tendrán impacto en el ejercicio profesional de la
ingeniería civil y en su enseñanza.
10
Fuente: Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la H. Cámara de Diputados.
http://www.cefp.gob.mx/intr/e-stadisticas/copianewe_stadisticas.html. Consultado el 8 de noviembre
de 2007.
28
la capacidad económica y tecnológica para construir las presas, caminos, puertos,
puentes, edificaciones, y obras de saneamiento y agua potable que permitieron al
País disponer de una infraestructura razonablemente buena. Sin embargo, la crisis
económica limitó severamente los presupuestos para obra pública, y el Gobierno
recurrió a empresas extranjeras que aportaban un financiamiento condicionado a
obtener los contratos de construcción. Las pocas obras públicas de gran
envergadura quedaron en manos de compañías trasnacionales y numerosas
empresas mexicanas desaparecieron o redujeron sus actividades a un mínimo de
subsistencia.
11
http://www.gob.mx/wb/egobierno/observatorio_laboral. Consultado el 8 de noviembre de 2007.
29
formados a lo largo de muchos años, se dispersaron en el momento en que esas
obras dejaron de diseñarse y construirse; empresas que habían logrado un alto
grado de avance en técnicas de diseño y construcción fueron cerradas con la
consiguiente pérdida del conocimiento y experiencia acumulados; los grupos de
ingenieros civiles que trabajaban en las oficinas de gobierno también fueron
desmantelados y algunos se dedicaron a actividades de otro tipo. La falta de
ingenieros con pericia en ciertas actividades se hace patente cuando se reanudan
programas suspendidos por largos periodos.
La situación anterior es grave, sobre todo si se toma en cuenta que el País está
muy rezagado en la construcción de infraestructura. En comparaciones
internacionales referidas a la competitividad, México ocupa los últimos lugares,
comparado con países desarrollados, en temas como infraestructura carretera,
ferroviaria, portuaria, etc. Por esta razón, instituciones gremiales, como el Colegio
de Ingenieros Civiles de México, ha planteado la necesidad de establecer planes
de largo plazo para la construcción de obras importantes de infraestructura y ha
señalado inclusive cuáles son las más urgentes y las de mayor impacto para el
desarrollo económico y social del País. Esta contribución ha sido incorporada en
buena parte en el Plan Nacional de Infraestructura del Presidenta Calderón.
Quizá la primera acción de gran impacto tomada en los ámbitos oficiales fue la
creación del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Ante el deterioro de los
salarios de los profesores de tiempo completo y la emigración, o amenazas de
emigración, de investigadores prestigiados, se implantó este sistema para
aumentar los ingresos de algunos profesores que realizaban trabajos de
investigación reconocidos, ya que no se podían otorgar aumentos generalizados.
Se inició así una era de ingresos diferenciados de los profesores e investigadores
y de intervención de instancias ajenas a las universidades en la evaluación del
30
trabajo realizado por sus miembros, ya que dicha evaluación era realizada bajo la
coordinación del CONACYT.
12
Rubio Oca, Julio (Coordinador). “La Política Educativa y la Educación Superior en México, 1995-
2006: un Balance”. Secretaría de Educación Pública-Fondo de Cultura Económica, México, 2006.
31
el 19%, doctorado. En las instituciones privadas, el 10% era de tiempo completo,
64% con posgrado y 20% con doctorado.
13
Kent, Rollin. “La Dialéctica de la Esperanza y la Desilusión en Políticas de Educación Superior
en México”. Revista de la Educación Superior, Vol. 34 (2), No. 134, abril-junio, 2005.
14
González Cuevas, Oscar. “Autonomía y Financiamiento” en “Repensando la Universidad”,
Magdalena Fresán Orozco, Compiladora, Tomo II, UAM-Xochimilco, México, 2004
32
revisados. Los ámbitos de la evaluación son muy diversos y a continuación se
comentan algunos de estos programas.
La evaluación de los egresados de las IES se concibió como una estrategia para
medir el nivel académico de los profesionales que recién terminaban sus estudios.
Se preparó por parte del CENEVAL, organismo creado en 1994, un examen que
originalmente se llamó Examen General de Calidad Profesional (EGCP), nombre
que se cambió posteriormente por el más adecuado de Examen General de
Egreso de la Licenciatura (EGEL). Estos exámenes se aplican a la mayoría de las
carreras profesionales y consisten en pruebas de opción múltiple preparadas por
un numeroso grupo de profesores universitarios y profesionales representantes de
asociaciones, que colaboran con el CENEVAL de manera honorífica.
El EGEL ha sido hasta ahora de carácter optativo para los egresados, excepto en
algunas instituciones que lo han hecho un requisito para la titulación. Esto
complica la comparación entre instituciones y aún los resultados individuales, ya
que un parámetro significativo es la ubicación de cada sustentante en la población
que presentó el examen, pero si esta población está sesgada debido a que
algunas instituciones están sobre representadas y otras ni siquiera tienen
representación, las comparaciones ya no son válidas. Quizá el EGEL sea más útil
cuando los empleadores lo consideren como un indicador importante para la
contratación de nuevos cuadros profesionales.
33
buscadas por todas las instituciones, que las consideran como símbolo de
prestigio. Además, las recomendaciones de los evaluadores son tomadas en
cuenta por los directivos de las instituciones para mejorar sus programas. Las
evaluaciones de los CIEES se han centrado en los programas de licenciatura, pero
en años recientes se han empezado a evaluar también programas de posgrado.
34
Incluyen aspectos como el número mínimo de créditos en las carreras, la inclusión
en los planes de estudios de asignaturas básicas, aplicadas y especializadas, la
composición de la planta académica con un porcentaje mínimo de profesores de
tiempo completo y posgrado, instalaciones de laboratorio y bibliotecas, etc.
La principal crítica que podría hacerse a esta política se deriva de los marcos de
referencia aludidos anteriormente. Establecen requisitos muy puntuales, que
aunque son planteados por expertos, pueden conducir a una homogeneidad
inconveniente del sistema de educación superior. Se han definido parámetros, con
la mejor intención, que pueden limitar la innovación y la creatividad en los
programas educativos. La mayor parte de estos parámetros se centran en el
proceso educativo y pocos en evaluar los productos finales. Se ha mejorado
desde luego la calidad de los agentes que participan en el proceso y de los
recursos utilizados, pero faltan esfuerzos serios para evaluar el impacto de esta
mejora en la calidad de los egresados y en el funcionamiento eficaz del sistema.
Por ejemplo, el porcentaje de profesores de tiempo completo con estudios de
posgrado se ha incrementado notablemente, como ya se ha señalado, pero no se
sabe qué se está haciendo para medir el impacto de este cambio en la eficiencia
terminal de los programas o en los resultados de los exámenes EGEL. En opinión
de los autores, los esfuerzos deben centrase ahora en evaluar este tipo de
impactos, pues la sola mejora de los insumos no garantiza la mejora del producto
final, o no permite por lo menos cuantificar esta mejora.
Otra política pública de gran importancia dentro del ámbito de la educción superior
ha sido el impulso a los programas de posgrado. Se ha señalado que uno de los
fondos especiales de ayuda a las IES está ubicado en el Programa para el
Fortalecimiento del Posgrado Nacional SEP-CONACYT (PFPN), instituido en el
año de 2001. Para acceder a este fondo los programas de posgrado también
deben someterse a una evaluación y a un proceso de acreditación. El PFPN
consta de dos programas: el Padrón Nacional de Posgrados (PNP) y el Programa
Integral de Fortalecimiento del Posgrado (PIFOP). El primero se implantó en 2002
y ha sustituido a un Padrón de Programas de Posgrados de Excelencia que
instituyó el CONACYT a principios de la década de los noventa; incluye a
35
programas considerados, según los parámetros de evaluación, como ya
consolidados. El segundo, a programas de reciente creación o que no cumplen
todavía todos los parámetros de calidad. El procedimiento de acreditación es
similar al de los programas de licenciatura. Se establece un marco de referencia
con los parámetros mencionados y se revisa si se cumple con estos parámetros.
En el año de 2006 había 661 programas de posgrado registrados en el PNP, de
los cuales 475 correspondían a las instituciones públicas federales y a las
universidades públicas estatales.
36
Existe un sentimiento general en las instituciones de que el sistema de estímulos
económicos requiere una revisión a fondo, pero no se ha encontrado un
mecanismo para transformar el sistema existente sin producir alteraciones
indeseables en el funcionamiento normal 15.
Los autores opinan que muchos de los cambios en el sistema han sido para bien y
han permitido mejorar la eficiencia y erradicar vicios arraigados. Sin embargo,
también se han presentado efectos negativos y perversiones que valdría la pena
revisar.
15
Gil Antón, M., Coordinador (2005). “La Carrera Académica en la Universidad Autónoma
Metropolitana - Un Largo y Sinuoso Camino”. Universidad Autónoma Metropolitana, México.
37
Ingeniería Civil Primer ingreso y reingreso
45000
40000
35000
Población 30000
25000
20000
15000
10000
5000
0
81
84
86
87
90
91
94
95
96
97
98
99
00
02
03
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
20
20
AÑO
38
estudios de doctorado. Estos últimos tienen una orientación hacia la formación de
investigadores en el campo de la ingeniería civil, aunque muchos doctores se
dedican también al ejercicio profesional.
17
www.siicyt.gob.mx/siicyt/docs/Estadisticas3/Anexos2006/HTML/, consultada el 18-04-2007
18
www.asee.org/publications/connections/, abril de 2007
19
Gonzalez-Brambila, C. and Veloso, F, (2004), The Determinants of Research
Productivity: A Study of Mexican Researchers, Working Paper.
39
Respecto a los planes de estudio, en este periodo se acentuó la tendencia iniciada
en el anterior de hacer énfasis en las asignaturas de carácter básico y en los
conocimientos de tipo fundamental, con mayor vigencia que los referidos a
aplicaciones específicas y que preparan mejor a los alumnos para un aprendizaje
individual de naturaleza permanente.
40
Si bien los avances tecnológicos han permitido mejorar la enseñanza de la
ingeniería, también han requerido mayores recursos económicos para las
instituciones educativas. Los laboratorios de docencia necesitan instalaciones más
sofisticadas, técnicos que los atiendan y dinero para el mantenimiento; los
profesores de tiempo completo demandan tiempo para realizar investigaciones
que los mantengan actualizados y en la frontera del conocimiento, así como
laboratorios y equipos de cómputo; las bibliotecas han tenido un crecimiento
exponencial; los profesores solicitan plataformas para educación a distancia o
para apoyar los cursos normales.
Las crisis económicas del País comentadas al principio de este periodo y sus
repercusiones en la industria de la construcción han causado inquietud sobre la
situación del mercado laboral para los ingenieros civiles, especialmente en los
jóvenes que consideran esta opción profesional en su futuro. Efectivamente ha
habido periodos en los que ha disminuido la demanda de ingenieros civiles o en
los que los salarios no son muy atractivos. Independientemente de las cifras que
se presentan más adelante, es importante considerar que la formación de los
ingenieros civiles los capacita para desempeñar muy variadas actividades de tipo
profesional, precisamente por ser una formación con bases científicas y enfocada
a la resolución de problemas. En la época actual, en que los trabajos profesionales
tienen un fuerte componente tecnológico, los conocimientos, habilidades y
aptitudes en los que se basa la ingeniería civil resultan sumamente apropiados
para desarrollar una carrera profesional exitosa, inclusive en temas que no
pertenecen propiamente a ella.
20
Grediaga R, “Profesión académica, disciplinas y organizaciones”, ANUIES 1996.
41
En la actualidad, el salario promedio mensual de los ingenieros civiles que
trabajan en forma remunerada es de $12,697, el de todos los ingenieros es de
$11,691 y el de todos los profesionales es de $10,200 21. Se puede ver una
diferencia porcentual significativa a favor de los ingenieros civiles.
21
http://www.gob.mx/wb/egobierno/observatorio_laboral (consultada el 13 de noviembre de 2007)
42