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RESUMEN DE BIANCHI EN CONJUNTO

¡Hola! A fin de lograr avanzar en la lectura del texto de la Unidad III, realizaremos un
resumen en conjunto. Vale decir, cada uno de ustedes deberá seleccionar uno de los
segmentos del texto del cuadro y escribir un breve texto que resalte lo más importante que
allí se expresa.

ESTUDIANTE TEMA

Elias Mazzieri Las transformaciones de la sociedad

Campitelli Antonella Los cambios de las mentalidades

Pérez Micaela La crisis del Siglo XIV (sin cronología)

Bellisomi, Damián Comienzo capítulo N° 2

Bustos Las resistencias al Estado Absolutista

Alzogaray. Hasta 2do párrafo de Las transformaciones del pensamiento.


pag 52 PDF inclusive. PARTE I (hasta p. 52 del PDF)

Desde "las transformaciones …" Las transformaciones del pensamiento.


PARTE II (desde p. 52 del PDF sin la
cronología)

El resumen lo realizaremos en este mismo drive a partir de la siguiente hoja.

Actividad para entregar el 02/10/2022. La fecha nos permitirá abordar su lectura en


nuestra siguiente clase (Recuerden que el 27/09 yo falto)

Saludos y estoy a disposición ante cualquier cuestión.


Bianchi,S (2006) Historia social del mundo occidental.

Las transformaciones de la sociedad:

Los burgueses en el mundo feudal

En el primer tercio del Siglo XI apareció el mercader profesional, era quien compraba
algunos productos y se trasladaba de feria en feria. Estos realizaban viajes a lugares muy
lejanos ya que la escasez de los productos les permitía poner a sus mercancías precios
altos para sus clientes que conseguían en castillos e iglesias.
Para comprar los Señores recurrieron a sus reservas de metales preciosos,
surgieron nuevas monedas de plata que comenzaron a circular rápidamente, al volverse
comunes tenían menos valor. Los hombres descubrieron que no todas las monedas eran
iguales, allí comienza a surgir la cotización de las monedas y comienzan a surgir nuevos
oficios, como cambistas, pesadores, recortadores y prestamistas de dinero.
Los comerciantes del siglo XI y XII eran vagabundos que llevaban su mercancía
sobre los lomos de animales de carga, las dificultades y los peligros hicieron que los
comerciantes formaran asociaciones para establecer una mayor seguridad en los caminos.
En las ferias de Champagne además de intercambiar mercancías también comenzaron a
desarrollarse los primeros sistemas de créditos, muchos mercaderes se transformaron en
banqueros y financistas. La reactivación del comercio y la circulación monetaria
favorecieron el desarrollo de la producción manufacturera, esta se desarrollaba en talleres
artesanales sobre la base de la mano de obra familiar, estaban integrados por un maestro
experto en el oficio, acompañado de varios oficiales y “aprendices”.
Las corporaciones al mismo ritmo de la expansión económica y la circulación
monetaria cambiaron sus objetivos: regulaban la producción, controlaban los mercados y los
precios ejerciendo un monopolio en la actividad. Los monopolios desde fines del siglo XII y
en el siglo XIII fueron controlados por maestros que impusieron una rígida organización
estamentaria.
Los jefes de las familias burguesas desempeñaban un trabajo especializado
diferente al trabajo común que era la tierra, la principal característica de la burguesía era la
naturaleza de su fortuna y que tenían más libertad. La sociedad urbana se conformó a partir
de mercaderes y artesanos, siervos que huían de los campos buscando mejor vida,
pequeña nobleza que se asociaba a algún comerciante, y extranjeros, estos últimos los
traían los señores para estimular el desarrollo.
Los conflictos sociales: los movimientos antiseñoriales

Los burgueses estaban fuera de los tres órdenes (oradores, guerreros y labradores)
al que la iglesia había atribuido una carácter sagrado y ecumenico. Los nuevos sectores
sociales a través de distintas formas de vida fueron tomando conciencia de grupo. Excluidos
de la comunidad tradicional y expoliados por la clase señorial descubren que poseen
normas en común, del mismo cambio los burgueses descubrieron lo que era un obstáculo
para el desarrollo de sus actividades y estaban dispuestos a modificar esas condiciones.
Entre burgueses reforzaron los vínculos para la protección y los negocios, cuando el grupo
adquirió más fuerza reclamó que la Comuna administre los asuntos de la ciudad. Muchas
veces los acuerdos con el señor eran pacíficos porque los burgueses tenían el dinero que
tanto les tentaba a la nobleza, otras veces los señores acudieron al principio de autoridad,
sobre todo los señores eclesiásticos que eran los menos necesitados de dinero porque
contaban con limosnas. Frente a la aspiración señorial de considerar a los burgueses como
ciervos, los conflictos estallaron en violencia dada por los intereses en juego. En los siglos
XI y XII en Francia, Alemania e Italia estos movimientos parecen difundirse cada vez con
más intensidad. Muchas veces los insurrectos saqueaban para satisfacer sus venganzas
personales.

Oligarquías urbanas e insurrecciones populares

La burguesía que podía acceder al gobierno de la ciudad eran los más ricos y
poderosos, se confundian con una baja nobleza y emprendian negocios lucrativos, las
damas nobles solían casarse con ricos burgueses y las familias burguesas casaban a sus
hijas con caballeros de alta posición. Lo cierto es que los orígenes serviles se borraban, se
conformaban linajes de familia cuyo poder, riqueza e influencia dominaban la ciudad. Fuera
de esas oligarquías urbanas quedaron muchos otros grupos, comerciantes, grandes
empresarios y banqueros de gran poder económico, grupos marginales dedicados al
préstamos de dinero, como judios y lombardos, clérigos y frailes, e incluso profesionales
como notarios, medicos y farmaceuticos. Por debajo había otro grupo que también tenían
falta de prestigio, eran comerciantes y artesanos que ejercían profesiones menores como
carniceros y taberneros. Estos eran confundidos en un amplio abanico con la gente sin
trabajo y eran ubicados en el sector más bajo de la sociedad, pero aun asi imponian su
punto de vista social y político.
A mediados del Siglo XII comienzan los movimientos entre los sectores populares y
las oligarquías urbanas, además de actos violentos y motines aparece la huelga como
método de lucha y fue efectiva en las grandes ciudades. Las oligarquías urbanas para
restaurar la paz y el orden y restringir las aspiraciones de los grupos en ascenso, deciden
acudir al poder Real aunque implique perder algunas autonomías. Otra de las salidas fue el
podestá, un tipo de autoridad unipersonal que entendía al Estado como un poder que se
apoyaba en normas objetivas, obteniendo ayuda de la fuerza militar en algunos casos.
Quien alcanzaba el poder lo trasmitia a sus futuras generaciones y así surgia la Señoría
Italiana.
Las resistencias al Estado Absolutista: sublevaciones campesinas y burguesas

La Crisis del siglo XIV debilita el poder feudal, lo cual fortalece el poder de los reyes, los que conlleva
a la monarquía absoluta las cuales se afianzan en los siglos XVI y XVII (el poder de los reyes sobre la
sociedad). Ahora en más Sobre el rey solo existía Dios, ellos concentraban todo el poder. Desde
ahora en adelante el rey tenía la facultad para crear leyes y hacerlas cumplir, borrar viejos derechos e
imponer nuevas condiciones.

Desde ahora el Rey personifica al Estado, en el cual para su óptimo funcionamiento necesito de
instrumentos adecuados como: Organizar impuestos, organizamos burocráticos, organizar los
ejércitos y la diplomacia. Esto comienza a formarse a comienzos del siglo XVI.

Las necesidades del estado llevaron a incrementar impuestos, los cuales se sumaban a otros
impuestos preexistentes, esto hace que los campesinos comiencen a sublevarse con el recaudador
real.

La organización del aparato burocrático se realizó a través de la venta de cargos, los cuales eran
adquiridos por la pequeña nobleza y la burguesía (ascenso social). Esta forma de acceder a cargos
públicos a la monarquía la favoreció ya que obtuvo recursos y rompió con viejas alianzas.

Los recursos que necesitaba el rey eran adquiridos por una política bélica. La forma más rápida de
acumular riquezas era conquistar territorios y poblaciones para aplicar el fisco. Estos siglos fueron
épocas de constantes conflictos.

El Estado Absoluto fue la última forma que adquirió el feudalismo, y fue llamado así por la nobleza
feudal en la transición al capitalismo.

Las resistencias al Estado Absolutista: Sublevaciones campesinas y revoluciones burguesas.

El estado absolutista tuvo sus resistencias, principalmente campesinos y burgueses que resistían a
favor de las autonomías urbanas. Los campesinos llegaron a sitiar ciudades, juzgar y ajusticiar a los
recaudadores reales. Estas sublevaciones fueron modelos para las próximas revueltas las cuales eran
desencadenadas por factores como: el malestar social, fiscalidad en aumento, hostilidad a la
burguesía y la represión de la corona.

Los burgueses consolidaron su posición con el crecimiento del comercio, el desarrollo de


manufacturas, pero el Estado absolutista también le ponía límites, por lo cual no les daba espacio a la
autonomía. Ya que los burgueses aportan riquezas y recursos comenzaron a exigir mayor
participación.

Aristocracia y burguesía. La corte y la ciudad.

En los lugares donde las resistencias pudieron controlarse el poder monárquico se fortaleció y el
poder del rey se consolidó.

Esto hizo que los nobles mantuvieran su estatus económico, pero perdieran poder político. La
nobleza fue alejada de los lugares donde tenía influencia y poder y estos fueron reemplazados por
los intendentes (funcionarios que hacían sentir el poder monárquico).

La nobleza pasó a cumplir un papel ornamental en la corte del rey (ocio y ostentación monetaria). La
función de la corte era dar brillos al absolutismo y colocarlos a ellos sobre el resto de la sociedad.

Ya que los nobles tenían como escenario la corte, los burgueses tenían el mundo urbano, en la cual
procuraron un ámbito donde disfrutar y exhibir sus riquezas.
Los burgueses fueron los que transformaron a la ciudad en el escenario para ostentar sus riquezas.

3. Las transformaciones del pensamiento.


PARTE I (hasta p. 52 del PDF)

La división de la cristiandad

Durante la época feudal preponderaba la idea de un orden ecuménico: una instancia


superior que unifica la cristiandad, representada por el Emperador a nivel político y por el
Papa en el plano religioso.
Esta unidad se fue perdiendo en ambos planos:
En lo político, con el ascenso de las monarquías absolutas, cada rey era la autoridad
suprema de su reino y no admitía instancia superior.
En lo religioso, desde el siglo XIV se gestaron movimientos que reclamaban una
espiritualidad más pura y condenaban la corrupción por parte de las figuras eclesiásticas, lo
que desencadenó en el siglo XVI en una división en la Iglesia y en la misma Europa, entre el
área católica y la reformada. En 1515 el monje alemán Martin Lutero publicó sus 95 tesis
donde se oponía a la práctica del clero de vender indulgencias plenarias (certificados que
reducirían el castigo temporal del purgatorio por los pecados cometidos por los
compradores o sus seres queridos, teniendo el Papa una autoridad sobre el purgatorio
mismo). Así Lutero expuso sus argumentos, que al difundirse constituyeron los cimientos
del movimiento reformista: reclamaba la libre interpretación de la Biblia, la fe como único
medio de salvación, y el diálogo con Dios como un acto directo e individual.
El papado lo condenó por herejía (1519) y posteriormente lo sentenció a la excomunión,
generando un efecto opuesto al buscado, pues a partir de allí se inició el movimiento
conocido como la Reforma, difundiéndose por el norte y centro de Europa, generando
numerosas interpretaciones locales:
● En Suiza se desarrolló el calvinismo, que influyó tanto al protestantismo como al
cristianismo, transformando la sociedad y reclamando que la fe debería reflejarse en
la vida cotidiana de la comunidad.
● En Francia el calvinismo influye sobre el catolicismo, dando origen al jansenismo:
buscaban un rigorismo ético y se oponían a las manifestaciones religiosas de lujo.
Su influencia se extendió hasta el siglo XIX, dentro y fuera de Francia.
● En Inglaterra el rey Enrique VIII aprovechó la negativa del Papa a su pedido de
anulación del matrimonio, para romper con Roma y controlar los bienes
eclesiásticos, ya que la Iglesia católica poseía grandes tierras y privilegios políticos
que constituían un obstáculo para la consolidación de un poder monárquico
centralizado por parte de la corona. El rey se proclamó jefe de la Iglesia dando
origen a la Iglesia Anglicana.
Estos movimientos se difundieron en los altos sectores de la sociedad, sobre todo urbanos,
pues ciertos obstáculos (como la lectura para la libre interpretación de la Biblia) excluían al
sector campesino, que además demostraba un fuerte apego a los ritos católico-mágicos.
Por esto surgieron los evangelistas, quienes recorrieron las tierras predicando y
difundiendo la doctrina, pero rápidamente ésta se confundió con los conflictos sociales,
gestándose reclamos políticos y sociales en nombre de la religión. También surgieron
figuras que reelaboraron las ideas de Lutero en Suiza y Turingia, tomándolas como medio
para reformas políticas y desencadenando guerras civiles. Movimientos como los
anabaptistas en Suiza, Alemania y Países Bajos, generaron divisiones y conflictos que
finalizaron en sublevaciones y represiones.
Así, tras la Reforma, Europa estaba dividida en dos grandes áreas religiosas, y esta ruptura
de la unidad se aceleró por la propia nacionalización de las iglesias locales, quedando
subordinadas a la autoridad del Estado (se dieron casos en que el propio Rey o príncipes
estaban a la cabeza de la iglesia). Ante este avance, junto con el de los movimientos
populares, la Iglesia romana decidió tomar una serie de medidas conocidas como
Contrarreforma o Reforma católica, buscando reforzar la autoridad papal debilitada. Una
de las principales medidas fue la convocatoria del Concilio de Trento (1545-1563) que fijó el
dogma y estableció un control estricto sobre el clero y las órdenes religiosas. Se modificó la
actitud frente a la religión, promoviendo que la salvación ya no era una cuestión individual,
sino social, dejando atrás la actitud contemplativa y promoviendo una actitud militante
llamada apostolado. Para ello se organizaron misiones de conversión en Asia y América. En
Europa se enfocaron en el campesinado: transformaron las antiguas fiestas populares
paganas en religiosas; captaron y reorganizaron cultos campesinos, autorizándolos dentro
del catolicismo; buscaron desterrar viejas creencias populares, como la brujería, astrología y
magia. En particular durante los siglos XVI y XVII se persiguió con particular ensañamiento
a un gran grupo, en su mayoría mujeres, quienes fueron condenadas a morir en la hoguera
acusadas de brujería. De la lectura de de estos procesos, en la actualidad se afirma que los
condenados eran inocentes y sus delitos inexistentes (como volar y reunirse en el sabbat o
aquelarre, tener relaciones sexuales con el demonio, etc.), pero en esa apoca constituía una
realidad. Analizando el proceso, se concluye que los condenados eran marginados sociales:
mujeres en su mayoría, hombres, niños y viejos deformes y desterrados de la sociedad. Se
creía que estos enfrentaban la discriminación mediante pactos con el demonio,
desarrollando conductas que amenazaban a las clases amantes del orden, y entre los
campesinos la creencia era que estos eran los responsables de sus catástrofes (no los
reyes y señores). Así se justificaba su exterminio, surgiendo la Iglesia y el Estado como
responsables de las campañas contra estos enemigos imaginarios de la sociedad.
Entonces, la Inquisición fue una institución religiosa, pero fundamentalmente un instrumento
de la monarquía para mantener el orden social y político.

Las nuevas actitudes frente al conocimiento. Del desarrollo del pensamiento


científico a la Ilustración

El crecimiento de las urbes y el consiguiente distanciamiento de la naturaleza, la convirtió


en fuente de placer estético, y promovió su observación, cuestionamientos sobre sus
causas y la necesidad de actuar sobre ella: se configuró el pensamiento científico.
La expansión geográfica que trajo el conocimiento de América expuso la no veracidad de
ideas anteriormente aceptadas: ya no era suficiente la aceptación de la verdad impulsada
por las Sagradas Escrituras, Aristóteles o Ptolomeo, sino que al conocimiento se llegaría
mediante observar reiteradamente, corregir y comparar, para luego inclusive, una vez dado
el conocimiento, operar sobre la naturaleza. Esto se vio reflejado en el desarrollo de la
astronomía: Nicolás Copérnico (1473-1543) contradijo las teorías de Aristóteles y Ptolomeo,
formulando la teoría del doble movimiento de los planetas (sobre sí mismo y alrededor del
Sol). Juan Kepler (1571-1630) afirmó que las órbitas planetarias son elipses. Galileo Galilei
(1564-1642) fue más allá de la transformación teórica, evolucionando la astronomía de
observación mediante la creación del telescopio.
Esta nueva mirada del mundo trajo consigo un gran conflicto: se ponía en tela de juicio los
conocimientos admitidos, la sabiduría heredada y el principio de autoridad, validando todas
las preguntas y a su vez, derrumbando el sistema jerárquico que había preponderado hasta
entonces. Los interrogantes hicieron tambalear el saber dogmático: cuál era el lugar del
hombre en el Universo y cuál era el lugar de Dios. Esto trajo aparejado la reacción, en
primer lugar, de las iglesias: la Inquisición católica condenó a los que contradecían el saber
heredado (Galilei debió retractarse de su defensa del sistema de Copérnico y el filósofo
Giordano Bruno fue quemado en la hoguera en el siglo XVI por sus afirmaciones sobre la
naturaleza, como manifestación infinita de Dios), mientras que el reformista Calvino
condenó a la hoguera al médico Miguel Servet, quien había descubierto la circulación
pulmonar de la sangre. Pero la represión no pudo impedir las nuevas actitudes mentales,
que supieron diferenciar entre la realidad cognoscible y la irrealidad (o realidad
sobrenatural), y las relaciones entre ese conocimiento real y el individuo como Sujeto de
conocimiento.
También se desarrollaron los problemas del método, atendiendo no solo a lo que se
conocía, sino también a la forma de llegar a ese fin, constituyendo los típicos problemas de
la filosofía moderna: Descartes formuló las reglas del método y Bacon estableció las bases
del método experimental.

Los cambios de las mentalidades

Las formas de vida y las concepciones del mundo de la sociedad feudal se entienden a
través de los ideales de vida que se fueron formulando y se hicieron como respuesta a las
exigencias que plantea el entorno. Estos ideales correspondían a los señores que buscaban
intervenir sobre la sociedad imponiendo sus valores y normas. Había otro grupo que estaba
por debajo de ellos, que no eran autónomos para elaborar e imponer sus propias ideas
definidas que entrarían en juego cuando hubiera una grieta en el orden feudal.
En la disolución del gobierno de Magno había inseguridades, actitudes dominantes, las
invasiones y todo lo que ocurría se luchaba por la tierra, por el prestigio y por el poder.
La mentalidad baromal nacía de las exigencias de la acción en un medio donde se
había quebrado todo orden jurídico y también habría infinitas posibilidades a la
acción de uno mismo.
la certeza de haber alcanzado una situación de superioridad cambió las actitudes,
los sentimientos y los valores. Los señores y los miembros de su entorno, que eran
nómades, comenzaron a instalarse. Ya era posible abandonar las armas para gozar,
en el ámbito de la corte, las riquezas y la posición adquiridas. Las primeras
manifestaciones de la mentalidad cortés, se produjeron en el siglo XI.

La felicidad terrenal, hecha fundamentalmente de sensualidad, se transformaba


en la aspiración insuperable. La nobleza descubre la posibilidad de muchos ocios
delicados. La corte fue el escenario de estas nuevas formas de convivencia.

Distintas ocasiones permitían la celebración de fiestas. La corte era también el


ámbito de torneos, de banquetes y de distintos entretenimientos. En estas formas de
vida cortesana tuvieron un papel muy importante los juglares y trovadores que, con
versos y cantos, alegraban la vida de los nobles e iban de corte en corte relatando
las maravillas vistas, despertaron el espíritu de emulación de los señores.

Estas nuevas formas de sociabilidad también incorporaron a las mujeres. Tenía


una gran importancia el amor, que era cantado por los trovadores que dieron origen
a la poesía lírica medieval.
Estas ideas dieron origen a una doctrina de perfección espiritual y una
concepción de la vida se llevó a cabo en muy pocos sectores de la nobleza y en el
siglo XII llevaron a la formación de las Órdenes de Caballería, como la de los
Caballeros del Templo.

Las nuevas mentalidades

Los cambios de mentalidades afectaron a toda la sociedad feudal. En la nobleza se


inició un cambio de actitud económica. Algunos eligieron un estilo de vida distinto al
tradicional, abandonaron sus castillos y se instalaron en esas renovadas ciudades
que comenzaban a dominar el en­torno rural. Otros prefirieron quedarse en sus
castillos adaptando sus costumbres al modo de vida cortés. También el cambio se
vio en las clases rurales que comenzaron a retirar de a poco el acuerdo que antes le
habían dado al orden feudal.

Los cambios de mentalidad más notables se registraron en las burguesías. El


principal rasgo de la experiencia de los nuevos grupos sociales fue el haber
escapado de los vínculos de dependencia, el haberse colocado fuera del orden
tradicional en una situación insegura pero que se abría a muchas posibilidades.

La crisis del siglo XIV

La crisis del feudalismo

En las últimas décadas del siglo XIII comenzaron los primeros signos de estancamiento. Se
frenaba el movimiento de roturaciones y se observan retrocesos: suelos agotados por los
cultivos fueron abandonados, sumado al enfriamiento del hemisferio norte y a las técnicas
que no lograban salvar los obstáculos.

La rotación trienal no permitía, en zonas menos fértiles, que los suelos descansaran lo
suficiente; para aumentar el rendimiento hacía falta emplear técnicas que resultaban
imposibles de sostener para las comunidades rurales pequeñas. A esto se sumaba el
desmonte intensivo que determinó la falta de madera, pero además el agua no contenida
por los bosques destruyó las capas arables superficiales.

Dentro del sector textil también comenzaron a registrarse dificultades, la introducción de


técnicas podría aumentar la producción generando una crisis de sobreproducción, con la
consiguiente caída de los precios. También se detuvo la expansión a la periferia, el
movimiento de las cruzadas llegó a su fin después del fracaso del Imperio latino en Oriente,
se cerró la etapa de los largos viajes y con ello se redujo la actividad comercial.

Esta reducción comercial también se vinculó con la escasez de moneda, con la falta de
metálico. Los monarcas comenzaban a recuperar su poder e intentaban levantar sus reinos,
pero para ello necesitaban pagar, necesitaban metálico. Por esta razón recurrieron a los
préstamos, lo que provocó la crisis de varios banqueros; pero también, los reyes
comenzaron a acuñar moneda con distintas aleaciones, lo que produjo devaluación e
inflación que repercutieron en las transacciones comerciales.

Todos estos síntomas se acentuaron en el curso del siglo XIV. Sin duda, el más grave fue la
disminución de la superficie cultivada. Entre 1313 y 1317 se produjo la primera de las
muchas crisis que se dieron a lo largo del siglo. Una mala cosecha pronto se traducía en
falta de alimentos y hambrunas, y una población mal alimentada era blanco de pestes y
epidemias.

La hambruna y la peste despoblaron los campos, no solo por la mortandad sino por la huída
de los campesinos a las ciudades. A las malas cosechas, las hambrunas y las epidemias se
sumaban los efectos de la guerra y la llegada de la Peste Negra a Europa, la cual redujo la
población a dos terceras partes. La caída demográfica sólo pudo recuperarse en el siglo
XVI.

Pero la crisis del siglo XIV fue fundamentalmente una crisis social: la crisis de las
estructuras feudales. Los cambios en las tácticas militares, con mayor peso de la infantería
y la arquería conmovieron la función guerrera de la nobleza feudal, a caballo y con pesadas
armaduras. Pero el poder de la nobleza se vio debilitado fundamentalmente por la crisis de
la agricultura y la huida de los campesinos.

El abandono de los campos de cultivo posibilitó la extensión de las pasturas y la ganadería,


sobre todo ovina, que transformaron a España e Inglaterra en los grandes productores de
lana para las manufacturas europeas. Pero también estas tierras fueron apropiadas por
campesinos, esto condujo a la formación de una clase de medianos y pequeños propietarios
libres, que ya no dependían de ningún señor, sino que se vinculan directamente con el
mercado.

Estos nuevos propietarios debieron contratar mano de obra asalariada para explotar la
tierra. También los señores debieron contratar trabajadores asalariados o, más
frecuentemente, arrendar sus tierras a campesinos libres. Esto significaba la disminución de
la servidumbre y, por lo tanto, de la base del orden feudal. Al mismo tiempo, comenzaba a
conformarse un mercado de mano de obra asalariada rural.

La crisis también se dio dentro de las manufacturas; la producción suntuaria (de alto costo y
de alta calidad) entró en crisis por la falta de moneda y por la restricción de sus reducidos
mercados. Ante esto, algunos comerciantes comenzaron a comprar la materia prima y a
entregarla a los campesinos que realizaban el tejido con sus propios instrumentos, luego el
comerciante retiraba el producto terminado, pagaba por la cantidad producida y se
encargaba de su comercialización. Comenzaban a desarrollarse así las manufacturas
domésticas rurales, extendiéndose sobre todo en las zonas de actividad ganadera, como un
complemento de las tareas rurales.

Además de textiles, con el mismo sistema comenzaron a producirse cuchillos, clavos y


objetos de madera. Como consecuencia de la crisis tanto la agricultura como las
manufacturas sufrieron importantes transformaciones que pusieron en jaque los pilares del
antiguo orden social.
La crisis del antiguo orden implicó también profundos conflictos sociales. En primer lugar,
movimientos campesinos; pero hubo también otros movimientos más grandes derivados de
la reacción de los campesinos que habían empezado a mejorar y temían perder su
situación. Estos movimientos, aún sin demasiada organización ni objetivos precisos,
reflejaban las transformaciones que se estaban produciendo en la estructura de la sociedad.

También la época fue propicia para los movimientos humanos. Desde fines del siglo XIII y a
lo largo del siglo XIV, se ampliaron los movimientos en contra del poder político de las
oligarquías urbanas, pero también apareció un tipo de movimiento que marcaba la crisis de
las antiguas corporaciones. Se comenzaba a invocar el derecho al trabajo y problemas
vinculados a contratos y salarios.

Muchos de estos movimientos estuvieron revestidos de ideas religiosas. Si la religión era el


sistema cultural e ideológico de toda la sociedad, también la protesta asumió lenguaje y
formas religiosas. La protesta religiosa asumió varias formas, como por ejemplo la de los
“lolardos”; estos condenaron la corrupción, la molicie, la riqueza y el lujo desmesurado que
corroían a la Iglesia en una crítica religiosa que se confundía con la crítica social. También
aparecieron los “flagelantes”; ellos se preparaban para el fin del mundo y el advenimiento de
la “edad de oro”, edad que caracterizaban como un mundo más justo sin ricos ni pobres.

Los movimientos religiosos que estallaron en el siglo XIV señalaron la crisis de la conciencia
cristiana colectiva. La presencia constante de la muerte, sobre todo en los años de la Peste
Negra, transformaba la imagen de Dios, el Dios paternal era reemplazado por la imagen de
un Dios vengativo, el Dios de la ira. Pero se transformaba también la misma idea de la
muerte, que comenzó a representarse como un ser cadavérico armado, autónomo e
independiente de Dios, que causaba estragos a su alrededor.

Ante esta nueva mirada de la muerte, surgieron movimientos heréticos que promovía una
religiosidad más pura, procurando salvar el alma y preparándose para la muerte. Pero
también, la cercanía de la muerte reforzó las actitudes hedonistas; ante lo efímero de la
vida, se valoró el goce, el erotismo y los placeres sensoriales.

Si bien la cristiandad continuaba siendo presentada como un todo armónico y el cristianismo


seguía siendo el sistema cultural e ideológico de toda la sociedad, la crisis del siglo XIV
comenzó a manifestar las rupturas. Además comenzaba a conformarse una cultura laica
que ponía su acento en la razón; y que culminó en la constitución de una cultura laica que
tendrá su primera expresión en el Humanismo de los siglos XV y XVI.

Ciudades y monarquías

Otro efecto de la ya mencionada crisis fue el crecimiento de las ciudades. La multiplicación


de barrios nuevos, provocó una brusca dilatación del espacio urbano. Esta ampliación
quedó registrada en la construcción de nuevas murallas: la mayoría de ellas se levantaron
entre 1300 y 1380. En estas ciudades la preocupación por la apariencia era más notable,
era una ciudad donde claramente los más ricos imponían un “orden burgués”.

Era también una ciudad que se vinculaba cada vez más con el campo. Lo significativo era
tal vez el cambio de actitud: la búsqueda permanente y consciente de la ganancia,
expresada en el dinero que se transformaba en la medida de poder. La crisis nobiliaria abría
las puertas del comercio de la tierra a nuevos inversores urbanos.

También surgieron nuevos grupos sociales: los juristas (hombres de leyes), y los jefes de las
bandas de guerreros mercenarios que actuaban mediante un contrato; se vinculaban
estrechamente con las modificaciones que se estaban produciendo dentro de las
monarquías.

La profesionalización de la guerra, la aparición de sistemas fiscales para mantenerla, la


validación de la política y la administración como una ocupación sentó las bases del poder
de los reyes y de la formación de los nuevos estados.

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