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Apuntes

Historia de
España 2º
de
Bachillerato
TEMA 1: PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

1. RASGOS GENERALES DE LA PREHISTORIA. ATAPUERCA


1.1. La Prehistoria estudia la trayectoria humana anterior a la escritura. A lo largo de esta, el ser humano va
evolucionando físicamente y descubriendo nuevos recursos para hacer frente a sus necesidades. Según los
materiales que usaban para la fabricación de sus herramientas, diferenciamos dos grandes periodos, la Edad
de la Piedra (Paleolítico, Mesolítico y Neolítico) y la Edad de los Metales (Edad del Cobre, Edad del Bronce y
Edad del Hierro).
1.2. El Paleolítico y el proceso de hominización de la Península Ibérica (800.000-8.000 a.C.): Recolectores y
cazadores
a) El Paleolítico o edad de la piedra antigua se extiende en la Península Ibérica desde el 800.000 hasta el 8.000
a.C. y, durante este tiempo, ocurre el proceso de hominización. Además, en este periodo el ser humano es
recolector y cazador, depredador y fabrica utensilios de piedra. En el Paleolítico inferior (800.000-250.000
a.C.) conviven distintos tipos de homínidos. La mayoría de fósiles de Atapuerca son de esta época, siendo su
fósil más antiguo el del Homo Antecessor. Utilizaban rocas talladas. En el Paleolítico medio (250.000-33.000
a.C.) se encuentra el Hombre de Neandertal, que domina el fuego, practica ritos funerarios y utiliza
herramientas medianas de piedra. En el Paleolítico superior (33.000-8.000 a.C.) se sitúa el Homo Sapiens
Sapiens, el cual vivía en cuevas debido al frío y utilizaba herramientas de piedra, marfil y hueso. Destacan su
arte rupestre (Altamira). Por otro lado, el Mesolítico (8.000-5.500) fue un periodo de transición hacia el
Neolítico, que conlleva diferentes cambios.
b) La importancia de los yacimientos de Atapuerca se debe porque allí se localizan los restos humanos más
antiguos del continente europeo, por lo que permite el estudio de la evolución humana en el Paleolítico.
La sierra de Atapuerca está a 15 Km de Burgos. Sus cuevas se fueron llenando de sedimentos (hace 1 millón
de años-hace 120.000 años). Esta se descubrió debido a la construcción de un ferrocarril y, a partir de 1980
se comenzó a desenterrar y se encontraron varios yacimientos (Trinchera, Sima de los Huesos, etc.).
Los primeros Homo que llegan a Europa proceden de África. Debido a su dificultad para adaptarse a zonas
frías, nuestros antepasados optan por ir a la cálida Península Ibérica. En 1994, en la Gran Dolina, se
encontraron individuos de una nueva especie, el Homo Antecessor, el cual utilizaba lenguaje simbólico y
podía razonar, era caníbal y trabajaba la piedra.
En la Sima de los Huesos se localizan 30 individuos, entre ellos un cráneo y una pelvis (huesos clave), siendo
todos estos anteriores al Hombre de Neandertal y fechados entre 400.000 y 250.000 a.C. Eran grandes,
musculosos y tenían cráneo ancho. Comían fruta, carroña, cazaban y amontonaban los cadáveres.
En la sierra de Atapuerca y en Andalucía se encontraron restos del hombre de Neandertal que aparece en
Europa hace 230.000 años. Tenían constitución robusta, controlaban el fuego, hacían entierros, pero no
lograron sobrevivir, a diferencia del Homo Sapiens Sapiens, con quien convivieron.
El Homo Sapiens Sapiens (hombre de Cromañón) daría lugar al hombre actual. Surge en África y alcanza el
continente europeo en el 45.000 a.C. y la P. Ibérica en el 40.000 a.C. (donde hay restos escasos).

1.3. El Neolítico en la P. Ibérica (5500-3000 a.C.). La revolución agraria y ganadera. El ser humano se transforma
de depredador a productor de sus propios alimentos gracias a la agricultura y la ganadería, fabrica sus
instrumentos con piedra pulimentada y se hace sedentario. Estos cambios surgen en el próximo Oriente
entre 10.000-8.000 a.C. y llegan a la Península sobre el 5500 a.C. extendiéndose hasta la aparición de los
metales (3000 a.C.). Destacan el arte rupestre levantino (pintura monocroma y figura humana como motivo
principal) y la cerámica cardial como manifestaciones artísticas. Valltorta (Castellón) y Cogull (Lérida).
1.4. La Edad de los Metales (3000-218 a.C.). En esta época se empezaron a conocer y a emplear metales como el
cobre, el bronce y el hierro, lo que supone un gran avance. El final de la Edad de Bronce coincide con el
contacto de los indígenas con civilizaciones mediterráneas alfabetizadas.
a) La Edad del Cobre o Calcolítico en la península ibérica (3000-1800 a.C.). Los útiles de cobre son pequeños o
medianos, y su obtención es difícil lo que lleva a la división del trabajo y la diferenciación social. También se
intensifica la agricultura y comienza la minería y la industria textil. Se empiezan a construir megalitos
(destinados a enterramientos) y destacan el dolmen y el tholos (contienen ajuares funerarios: ídolos
(algunos con muralla) y se desarrolla el comercio a larga
distancia (poblado de Los Millares (Almería)). Debido a las relaciones comerciales y culturales, se extiende la
cultura del vaso campaniforme en Europa.
b) La Edad del Bronce (1800-750 a.C.). El bronce es una aleación de cobre y estaño con el que se obtienen
armas y herramientas a mayor escala. En los yacimientos hay objetos de metal como adornos, recipientes y
vajillas. El conocimiento del Bronce llega por el Mediterráneo y el poblamiento más rico del bronce es El
Argar (Almería), que da nombre a una cultura que se extiende por el Levante y La Mancha. En el nordeste
peninsular se desarrolla la cultura de los campos de urnas (pueblos centroeuropeos) caracterizada por la
incineración de cadáveres. En Mallorca y Menorca surge la cultura talayótica, caracterizada por la
construcción de torreones defensivos cónicos (talayots). También aparecieron las motillas manchegas, como
y que se caracterizaría entre otros
aspectos por su relación con el agua.
c) La Edad del Hierro en la P. Ibérica abarca del 750-218 a.C. Los pueblos del Norte de Europa traen el
conocimiento del hierro. Los fenicios y griegos (Mediterráneo oriental), conocen el alfabeto y la escritura, y
buscan asentarse y establecer relaciones comerciales. Más tarde llegarán los Cartagineses. El contacto de
estas gentes con los pueblos peninsulares crea diferentes culturas indígenas.

2. PUEBLOS PRERROMANOS. LAS COLONIZACIONES HISTÓRICAS DE FENICIOS, GRIEGOS Y CARTAGINESES


2.1. Las colonizaciones históricas del 1er milenio a.C.: fenicios, griegos y cartagineses
a) Los primeros en asentarse en la península son los fenicios (S. IX-VII a.C.). Fundan Gadir (Cádiz), Malaca
(Málaga) y Sexi (Almuñécar). Buscan metales a cambio de introducir manufacturas de lujo. Influyen en el
bajo Guadalquivir, donde está la cultura de Tartessos que, al contactar, adquiere un gran desarrollo.
b) Griegos (S.VII-VI a.C.). Fundan Emporion (Ampurias) y Rhode (Rosas) en el noroeste. Ampurias sería el núcleo
de su expansión comercial en Levante. Estos introducen junto a los fenicios el cultivo de la vid y el olivo y las
primeras monedas.
c) Cartagineses (S.VI en adelante). Cartago adquiere hegemonía económica y militar en el Mediterráneo. Los
cartagineses se enfrentan a los griegos, a los pueblos nativos que se rebelan y a Roma. Las ciudades fenicias
se hacen aliadas de Cartago. Fundan Cartago nova (Cartagena) y otras colonias. Se interesan por los metales
y exportan pescado y garum. Los generales cartagineses (familia Barca) usan la península como plataforma
económica y militar contra Roma durante la segunda guerra púnica (218 a.C.). Roma ataca a los cartagineses
desde las colonias griegas y la derrota de Aníbal lleva al final del predominio cartaginés y el inicio de la
ocupación romana, que durará 7 siglos.
2.2. La cultura o tierra de Tartessos (Siglos IX-VII a.C.)
El reino de los Tartessos fue una cultura indígena importante del sudoeste peninsular (el bajo Guadalquivir),
anterior a los fenicios, que se desarrolla al entrar en contacto con estos. Es una sociedad muy jerarquizada,
con economía ganadera y agrícola y comercian con fenicios y griegos. Sus ritos, objetos, y tecnologías son de
influencia oriental. (Destaca la orfebrería fina de los tesoros del Carambolo y Aliseda).
2.3. Los pueblos prerromanos
Durante la Edad del Hierro y hasta la llegada de los romanos (s. VIII al III a.C.), las poblaciones van
desarrollándose en función de su contacto con los colonizadores. Las culturas indígenas que surgen tienen
distintos grados de desarrollo, aunque todas acaban sometidas a Roma y asimilan su cultura.
a) Cultura Ibérica se extiende por el valle del Guadalquivir, el este peninsular, valle medio del Ebro e islas
Baleares. Su economía es agrícola y las sociedades están muy jerarquizados, con notable desarrollo urbano.
Gran influencia griega y de otras culturas mediterráneas. Su lengua y alfabeto no son de origen indoeuropeo.
Rinden culto en santuarios, incineran los muertos y aprecian valores heroicos.
b) Cultura céltica y precéltica. En el resto de la península se asientan pueblos indoeuropeos (centro y norte
Europa). Dominan la metalurgia del hierro y viven de la ganadería. Esta cultura celta y precelta se extiende
por el noroeste de la Meseta y montañas del norte. Ofrecen resistencia a Roma. Destacan los castros y las
esculturas de animales (manifestaciones artísticas).
Los pueblos del este de la submeseta norte tienen una mezcla de las dos culturas: cultura celtíbera.
Mercenarios muy cotizados por su lealtad, honor, hospitalidad y valentía. Eran salvajes y bárbaros, y
practicaban el bandolerismo. Ofrecen una dura resistencia a la ocupación de sus territorios. Destaca la
población de Numancia (Soria).
TEMA 2: LA HISPANIA ROMANA Y LA MONARQUÍA VISIGODA

1. LA HISPANIA ROMANA (218 a.C.-476 d.C.)


1.1. La conquista romana y el sentido de unidad
Como ya sabemos, los pueblos que habitaban la Península comenzaron a desarrollar su cultura y forma de
vida. No obstante, en el siglo III a.C. se produjeron las guerras púnicas debido a la rivalidad entre Roma y
Cartago. En la Primera Guerra Púnica, los cartagineses fueron expulsados de Sicilia, por lo que Cartago trató
de compensarlo ampliando su presencia colonial en la Península, utilizándola como plataforma para el
enfrentamiento con Roma. En el 237 a.C., Amílcar Barca (cartaginés) desembarca en Cádiz y somete a los
pueblos del sur y sureste de la Península hasta Alicante (Akra Leuke). A su muerte, sus sucesores siguieron
conquistando. Así Asdrúbal fundó Cartago Nova y, su sucesor, Aníbal (hijo de Amílcar), decidió luchar contra
Roma. Logró conquistar los pueblos del interior de la Península y en el 219 a.C. conquistó Sagunto, protegida
por Roma, por lo que comenzó la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.) que acabó con la victoria de Roma y
el fin del dominio Cartaginés.
Al inicio de la Segunda Guerra Púnica, Aníbal atravesó los Pirineos y los Alpes e invadió a Italia.
Anteriormente, Roma envió a Cneo y Publio Escipión a Ampurias (218 a.C.) pero fueron derrotados. Continuó
enviando tropas, conquistando Cartago Nova (209 a.C.) y Gades (Cádiz; 206 a.C.), con el hijo de Publio al
mando, expulsando a los cartagineses de la Península. Finalmente, Roma triunfa sobre Cartago y después
conquista la Meseta, enfrentándose a celtíberos (asesinato de Viriato) y lusitanos (asedio a Numancia). Así el
dominio romano llegó hasta la cordillera Cantábrica.
Para finalizar la conquista de Hispania, se dieron las guerras cántabras (29-19 a.C.), que duraron 10 años y
que acabaron con la conquista del norte peninsular (galaicos, astures, cántabros y vascones) durante el
mandato de Octavio Augusto. Gracias a la conquista de la Península: Hispania, aumentó la unidad en los
pueblos que la habitaban. El latín sustituyó a las lenguas prerromanas (excepto el vasco), además la religión
romana, la red de carreteras y la fundación de ciudades contribuyeron a la unificación. A esto se le añade la
organización administrativa, ya que en 197 a.C. se dividió la Península en dos provincias: Hispania Citerior,
después llamada Tarraconense, e Hispania Ulterior, después dividida en Bética y Lusitania. Posteriormente
se crearon las provincias de Gallaecia (s.III) y la Cartaginense (s.IV).
1.2. La romanización
Los pueblos peninsulares se romanizaron, se culturizaron adquiriendo los modos de vida y de pensamiento
de Roma, así como sus instituciones, costumbres organización social y su lengua, aunque fue un proceso
lento que fue del Mediterráneo al interior y norte peninsular. Triunfó gracias a los colonos venidos de Italia,
los soldados veteranos, las riquezas de Hispania y la fundación de ciudades como Hispalis (Sevilla), Barcino
(Barcelona), Valentia (Valencia), etc., que se comunicaban por una densa red de calzadas. La romanización
afectó a la economía y a la sociedad, y el latín sirvió para unificar; hizo una gran aportación de emperadores,
filósofos y literatos. Además, dejó su huella con grandes monumentos (teatros, anfiteatros, acueductos) y
estatuas, mosaicos y otros objetos.
1.3. La sociedad hispanorromana, la crisis del siglo III y el Bajo Imperio
En cuanto a la sociedad hispanorromana, durante el Alto Imperio (periodo republicano y primeros años de
Imperio) esta fue esclavista, diferenciándose entre hombres libres y esclavos. Los libres se dividían en
órdenes cerrados (senatorial, ecuestre, decurional), formados por las familias más ilustres, cargos
superiores, oligarquías municipales, etc. y por debajo de estos quedaba la mayoría de la población libre:
pequeños propi Los esclavos estaban en la capa más baja y no tenían derechos políticos o
civiles, no eran personas. Se usaban como mano de obra y el amo podía liberarle convirtiéndolo en liberto,
(manteniendo distintas obligaciones con respecto a su ex-dueño). No obstante, la crisis del siglo III provocó
cambios en la sociedad, ya que afectó al sistema político económico y social. Finalizaron las grandes
conquistas por lo que cayó la esclavitud y la mano de obra y la moneda se devaluó, disminuyendo el
comercio; comenzaron las primeras incursiones de los germanos, el ejército comenzó a intervenir en la vida
política y las luchas entre los distintos sectores del mismo provocaban guerras civiles que agravaban la crisis.
Debido a la crisis, comienza otra etapa: el Bajo Imperio. Las ciudades entraron en decadencia y el Imperio se
ruralizó. Empeoró la situación de los colonos o campesinos, ya que eran libres, pero tenían restricciones,
pues no podían abandonar sus tierras y este vínculo era hereditario, lo que afectó también a los pequeños
propietarios libres, que cedieron sus propiedades a un gran propietario. Así se fue imponiendo el sistema de
colonato (con grandes propietarios y población baja), antecedente del posterior régimen feudal.
1.4. La penetración del cristianismo
Por otro lado, la religión implantada era el cristianismo. Esta fue introducida desde el norte de África por lo
que primero se extendió en el sur y levante. Adquirió más seguidores debido a la crisis del siglo III. En el siglo
IV, el emperador Constantino promulgó la libertad religiosa por el Edicto de Milán (año 313), aunque el
emperador Teodosio convirtió al cristianismo en la religión oficial del Imperio (380 d.C.), por lo que la Iglesia
ganó en influencia social y política y en riqueza. Así, tras el fin del Imperio romano de occidente y las
invasiones germánicas (s.V), la Iglesia hispana estaba sólidamente implantada.
2. LA INSERCIÓN GERMÁNICA EN LA SOCIEDAD HISPANORROMANA. LA ESPAÑA VISIGODA
Como hemos dicho, tras la caída del Imperio romano en Hispania, llega la Hispania visigoda, que fue el primer
intento de unidad política en la Península Ibérica, siendo prolongación decadente de la Hispania romana. Al
principio quiso establecer diferencias, pero finalmente se fusionó la civilización hispanorromana predominante
con los visigodos. Su evolución fue interrumpida tras la invasión musulmana.
2.1. Las invasiones germánicas. El establecimiento de los visigodos en Hispania
En el año 409, los pueblos germánicos (suevos, vándalos y alanos) cruzaron los Pirineos y se establecieron los
suevos en Gallaecia, los alanos en la Lusitania y los vándalos en la Bética. Los visigodos (también germánicos)
vivían en la región del mar Negro, saquearon Roma y firmaron un pacto por el que Roma les permitía
asentarse en el sur de la Galia a cambio de ayuda militar. Entran en Hispania en el 415 para expulsar a los
bárbaros, consiguiendo que los suevos se arrinconaran en Gallaecia, acabando con los alanos y expulsando al
norte de África a los vándalos.
Tras la desaparición del Imperio romano de Occidente (476), los visigodos fundaron un reino con capital en
Tolosa (Toulouse) (que iba del Loira al nordeste de Hispania). Cuando los francos se expandieron por la Galia
derrotaron a los visigodos en la batalla de Vouillè (507), y estos se establecieron en Hispania, conservando
Septimania (norte Pirineos) y siendo la nueva capital Toledo.
2.2. El reino visigodo de Toledo: la unificación
Los visigodos eran una minoría frente a los hispanorromanos y, debido a que no se fusionaron, se formaron
dos comunidades, cada una con sus leyes y religiones diferentes: los visigodos eran arrianos (herejía del
cristianismo) y los hispanorromanos, católicos. A la larga se unificaron. Los monarcas visigodos quisieron
extender su soberanía sobre la antigua Hispania romana. El rey Leovigildo (568-586) contribuyó a la
unificación poniendo fin en 585 al reino suevo de Gallaecia, aunque no pudo acabar con los bizantinos del
sur y sureste. En el s.VII, el rey Suintila logra expulsarlos. Antes de eso, aumentó la unificación religiosa ya
que el rey Recaredo (hijo de Leovigildo) se convirtió al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589). Los
judíos quedaron fuera de la unidad religiosa y fueron perseguidos. Por otro lado, la unidad legislativa se
obtiene por Recesvinto, que promulgó en 654 el Liber ludiciorum (texto único legal).
El reino visigodo tenía una gran debilidad interna ya que la lucha por el poder entre las grandes familias (que
acumulaban privilegios) de la nobleza desestabilizó la monarquía. Con Witiza y don Rodrigo terminó el reino,
ya que Witiza (710) a su muerte quiso que le sucediera su hijo Ákila, pero la facción rival se impuso y colocó
de rey a don Rodrigo (710-711). Los witizianos pidieron ayuda a los musulmanes, por lo que en el 711
desembarca Tarik en Gibraltar al frente de un ejército bereber que derrotó y asesinó a don Rodrigo en la
batalla de Guadalete (711), acabando con el dominio visigodo.
2.3. El prefeudalismo de la sociedad visigoda
Respecto a la estructura social visigoda, esta era una prolongación de la hispanorromana del Bajo Imperio.
Predomina la economía rural y se mantiene la decadencia de la vida urbana y el comercio. En la base de la
escala social se encontraban esclavos libertos. En la nobleza estaban los herederos de la aristocracia
senatorial hispanorromana y los nobles visigodos, que se apoderaron de grandes terrenos haciendo que los
colonos dependieran de la autoridad de los dueños. Al desarrollarse la Hispania visigoda aumenta la
dependencia, acercándose a una sociedad feudal. Así la sociedad visigoda avanzaba con peleas entre los
poderosos y con un Estado cada vez más débil, convirtiéndose en una presa fácil para los musulmanes.
TEMA 3: AL-ÁNDALUS Y SUS PRINCIPALES ETAPAS. SOCIEDAD Y ECONOMÍA

1. LA ESPAÑA MEDIEVAL: ENTRE CRISTIANOS Y MUSULMANES


En España, tras la desaparición del reino visigodo debido a la conquista musulmana, se formaron dos espacios
políticos distintos, dos Españas: una musulmana, llamada al-Ándalus y poblada por andalusíes, muy ligada a
Oriente; la otra era cristiana, dividida en reinos, que miraba a Occidente, con estructuras sociopolíticas similares
a las del mismo. Además, en ambos grupos estaban presentes los hebreos. Precisamente este es el rasgo que
define la especifidad de la Edad Media española, la convivencia de tres religiones: cristiana, musulmana y judía.
Los musulmanes aceptaron que al-Ándalus abarcara solo los territorios bajo su dominio, pero los cristianos
tenían la visión de que Hispania abarcaba toda la Península, por lo que fueron avanzando hacia el sur,
conquistando y repoblando territorios, lo que se conoce como la Reconquista, un proceso lento que no se paró
hasta concluirlo.
Los musulmanes eran muy pocos ya que había unos cuantos bereberes y árabes pero la mayoría de los
musulmanes de al-Ándalus eran visigodos o cristianos convertidos al islam (muladíes). La mayoría de la
población hasta el siglo X era mozárabe, cristianos que vivían en territorio musulmán. Durante el califato se
acentuaron las conversiones, por lo que esto cambió y a lo largo del siglo X la mayoría era musulmana.
2. LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE AL-ÁNDALUS
En cuanto a la evolución histórica de al-Ándalus, esta tuvo diferentes etapas.
En primer lugar, encontramos el emirato dependiente de Damasco (711-756). En 711, Tarik, lugarteniente de
Muza (gobernador del norte de África), cruzó el estrecho de Gibraltar con tropas bereberes, venciendo al rey
visigodo Don Rodrigo en la batalla de Guadalete. Tarik avanza hacia Toledo, donde se le une Muza, con tropas
árabes. Posteriormente avanzan hacia el valle del Ebro y la Submeseta Norte, conquistando Hispania en ocho
años y centrándose en esta ya que, aunque intentan ir más allá de los Pirineos (reino de los francos), son
derrotados en la batalla de Poitiers (732).
Al-Ándalus era una provincia del califato Omeya de Damasco y su capital era Córdoba, con un emir (gobernador)
al frente. En este periodo hubo problemas internos por los enfrentamientos entre árabes y bereberes, lo que
contribuyó a que los cristianos del norte organizaran la resistencia en las montañas asturianas.
La siguiente etapa es el emirato independiente (756-929). A mediados del s.VIII, la sublevación abasí acabó en
Damasco con los Omeyas, aunque Abderramán I (756-788), consiguió salvarse y escapar, refugiándose en el
norte de África y apoderándose del gobierno de al-Ándalus en 756. Se proclamó emir y rompió la dependencia
con el califato abasí, además de mejorar la administración e iniciar la mezquita de Córdoba. Durante el emirato
independiente, se consolidó el dominio musulmán en la Península, pero continuaban los problemas internos: el
de la desobediencia de los gobernadores de las marcas fronterizas, el de las tensiones entre árabes y bereberes y
el de los mozárabes, quienes tenían impuestos especiales y realizaron actos de rebeldía desafiando a las
autoridades musulmanas. La mayor sublevación fue la del muladí Omar ben Hafsún (finales del siglo IX),
extendida por Ronda y Málaga, que terminó con la reconversión de Omar al cristianismo, perdiendo apoyos.
Posteriormente tenemos el califato de Córdoba (929-1031). Abderramán III consiguió que se superara la crisis,
poniendo fin a las sublevaciones y luchas internas. Tras ello se proclamó califa (929), suprema autoridad política
y religiosa, rompiendo su dependencia del califa de Bagdad. El califato es la etapa de mayor esplendor político y
económico de al-Ándalus. Abderramán III reforzó el ejército con mercenarios para asegurar el orden interior y
contener a los cristianos del norte y ordenó construir cerca de Córdoba la ciudad palacio de Medinat al-Zahra.
El esplendor y poder del califato cordobés continuó con su hijo Alhaken II (961-976), protector de las letras y las
artes, quien reunió una biblioteca con 400.000 volúmenes. No obstante, todo cambió con su sucesor Hixem II
(976-1013), ya que este delegó su gobierno en Al-Mansur (Almanzor, primer ministro), que actuó como un
dictador, reforzando el ejército con bereberes y dirigiendo campañas contra los cristianos. Tras la muerte de
Almanzor en 1002 debido a la batalla de Calatañazor, el califato entró en crisis por lo que se dieron luchas
internas y los califas, que no tenían autoridad, solo observaban cómo el Estado se desangraba.
Ante este panorama, en 1031 finaliza el califato y comienza la etapa de los reinos de taifas (1031-1090), en la
que España se dividía en taifas (pequeños reinos). Cada uno de ellos quiso engrandecerse, pero al-Ándalus se
debilitaba. Las taifas buscaron apoyos entre los reyes cristianos y estos impusieron tributos (parias) a cambio de
la paz o por su ayuda. En 1085, Alfonso VI (rey de Castilla y León) conquista Toledo por lo que los reyes de taifas
pidieron ayuda a los almorávides del norte de África. El emir Yusuf atravesó el estrecho con tropas bereberes y
se unió al rey de Sevilla Motamid para derrotar a Alfonso VI en Zalaca (Badajoz).
Posteriormente, se dieron las invasiones africanas (1090-1236), ya que los almorávides (agrupación de tribus
bereberes que eran radicales religiosos) habían creado un Estado en el norte de África, y tras el triunfo sobre
Alfonso VI, estos acabaron con las taifas, unificando al-Ándalus y frenando a los cristianos. Estos no cesan y en
1118, Alfonso I el Batallador (rey de Aragón) conquista Zaragoza, por lo que a mediados del s.XII, al-Ándalus se
fragmenta y aparecen los segundos reinos de taifas. Los almohades (religiosos más radicales) sustituyeron a los
almorávides en el norte de África y se impusieron en al-Ándalus. Derrotaron a Alfonso VIII (rey de Castilla) en la
batalla de Alarcos (1195), pero son derrotados en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), que hunde al Estado
almohade y lleva a las terceras taifas independientes ) que, excepto Granada,
fueron conquistadas por los cristianos: Fernando III y Alfonso X el Sabio (Castilla) y Jaime I el Conquistador
(Aragón).
La última etapa es la del reino nazarí de Granada (1236-1492), que se extendía por las actuales Granada, Málaga
y Almería y parte de Jaén y Cádiz. Fue fundado por Mohamed ben Naser (dinastía de los nazaríes) en
colaboración, ya que pagaban parias a Castilla y ayudaron a Fernando III a conquistar Córdoba y Sevilla. El reino
perduró gracias a la crisis del siglo XIV en Castilla, aunque finalmente los Reyes Católicos conquistan Granada en
1492.
Respecto a la economía en al-Ándalus, esta fue muy floreciente frente a la de la España cristiana ya que se
integró en el comercio islámico y permitió la llegada a Europa de productos muy preciados. Por otro lado, la
agricultura era muy desarrollada. Continuaron los cultivos de secano de cereales, vid y olivo. Se exportaba parte
del trigo y el aceite, y el vino se seguía consumiendo. Surgieron cultivos de regadío cerca de las ciudades y se
utiliz , los musulmanes introdujeron el arroz, algodón, azafrán y caña de azúcar.
En la industria y el comercio, la artesanía era muy importante y destacaban los talleres de artículos de lujo como
marfiles, cordobanes, tejidos, etc. Al-Ándalus controlaba las rutas del oro del Sudán y el oro fue la base del
sistema monetario con el dinar de oro y el dírham de plata. Las rutas comerciales iban hasta Bizancio y la India.
El comercio andalusí estaba integrado en la economía islámica, aunque también se comerciaba con la Europa
cristiana.
En cuanto a la organización social, en al-Ándalus las ciudades adquirieron gran importancia. La mayoría de la
población musulmana era libre, pero también había esclavos. En la cúspide se encontraba la aristocracia,
formada por los grandes linajes árabes y la nobleza de servicios (origen árabe, bereber o muladí), que poseía
grandes terrenos. En la capa intermedia se encontraban los comerciantes, artesanos, médicos, juristas y
propietarios de tierra, principalmente de origen muladí. En la base de la población libre estaba la plebe urbana o
rural, formada por pequeños comerciantes, dueños de pequeños talleres, jornaleros y colonos, dependientes de
los propietarios de tierras. La escala social más baja era la de los esclavos, procedentes de África, cautivos
cristianos o del mercado europeo. La mayoría trabajaba en el campo o en talleres. Fuera de esta estructura se
encuentran los no musulmanes: mozárabes y judíos. Mantenían sus estructuras administrativas y autoridades
propias, pero fueron en decadencia y, tras la llegada de almorávides y almohades tuvieron que convertirse al
islam o trasladarse a reinos cristianos.
TEMA 4: LOS REINOS CRISTIANOS DE LA RECONQUISTA HASTA EL SIGLO XIII. RECONQUISTA Y REPOBLACIÓN

1. LA SINGULARIZACIÓN HISTÓRICA DE ESPAÑA


En la Península convivieron cristianos y musulmanes durante más de siete siglos. Aunque comenzó con
predominio musulmán, los cristianos fueron avanzando hacia el sur luchando y repoblando territorios
(Reconquista). Además, se formaron reinos cristianos para resistir contra los musulmanes.
2. NACIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN DE LOS NÚCLEOS CRISTIANOS (SIGLOS VIII A X)
2.1. El reino asturleonés y el nacimiento de Castilla
Los musulmanes no ocuparon la zona de la cordillera Cantábrica, por lo que en el siglo VII se constituyó el
reino de Asturias con el noble visigodo Pelayo (718-737), que venció a los musulmanes en la batalla de
Covadonga (722). Sus sucesores Alfonso I (739-757) y Alfonso II (791-842) ampliaron el reino hacia el oeste
(Galicia) y el este (Álava y norte de Burgos). Con Alfonso II se estableció la capital en Oviedo y se descubrió la
tumba del apóstol Santiago en Campo de la Estrella (Compostela), lo que dio un impulso religioso a la lucha
contra los musulmanes. Después, con Alfonso III (866-910) se avanzó hasta el río Duero y con García I (910-
914) se trasladó la capital a León, surgiendo el reino de León.
En el siglo X aumentó el poder musulmán, pero en el reino de León hubo una crisis social y política. Así a
mediados del siglo X, con el conde Fernán González se consiguió la independencia del condado de Castilla
(960), que ocupaba la parte oriental del reino hasta el valle del Ebro (zona fronteriza). Posteriormente este y
otros núcleos cristianos sufrieron los ataques de Almanzor hasta su muerte en 1002.
2.2. Los núcleos cristianos del Pirineo: Pamplona, Aragón y condados catalanes
Por otro lado, en el siglo IX en la zona de los Pirineos nacieron otros núcleos cristianos (Pamplona, Aragón y
condados catalanes) gracias al emperador franco Carlomagno, quien quiso ampliar la frontera hasta
Zaragoza, pero fue derrotado en Roncesvalles (778).
En el Pirineo occidental se encontraba el reino de Pamplona, habitado por vascones. A comienzos del siglo X
quedó al frente del reino Sancho Garcés I (905-925), cuyo sucesor unió Aragón con Navarra casándose con la
condesa heredera de Aragón (Pirineo central).
El noroeste de la Península fue conquistado por los musulmanes, pero, tras la derrota de Roncesvalles, los
francos conquistaron el norte de Cataluña, hasta Barcelona (801), que se añadió al Imperio carolingio (Marca
Hispánica). El territorio catalán se dividió en condados que dependieron de los monarcas carolingios hasta la
caída del Imperio. Entonces los hijos del conde de Barcelona, Vifredo el Velloso (879-898), heredaron sus
condados y obtuvieron la independencia política de Cataluña en el siglo X.
2.3. Los inicios de la repoblación
En el siglo VIII comienza la repoblación, llegando hasta el Duero, el alto Valle del Ebro, los valles pirenaicos y
la Plana de Vic en Cataluña. Comenzó con colonos campesinos que explotaban tierras vacías y se apropiaban
de ellas (presura o aprisio) aprobados por el rey, agrupándose y fundando aldeas. Los nobles y monasterios
también repoblaron esta zona estableciendo señoríos (grandes propiedades).
3. LA EXPANSIÓN TERRITORIAL DE LOS SIGLOS XI Y XIII
3.1. Los avances del siglo XI
Más tarde, en el siglo XI, comenzó el reinado de Sancho III el Mayor de Navarra (1000-1035) que añadió a
Navarra los condados de Castilla y los de Sobrarbe y Ribagorza, pero cuando murió dividió el reino entre sus
cuatro hijos, creándose los reinos de Castilla y Aragón, que se extendieron hacia el sur.
El reino de Castilla nació con Fernando I (1035-1065), quien derrotó al rey de León y unió ambas coronas.
Además, cobró parias a las taifas musulmanas y comenzó a conquistar tierras portuguesas. Su hijo Alfonso VI
(1072-1109) conquistó Toledo (1085) aunque fue derrotado por los almorávides que frenaron el avance
cristiano. Cabe destacar al Cid Campeador, que se apoderó y gobernó Valencia hasta su muerte (1099)
aunque esta después pasó a ser de los almorávides.
Por otro lado, en los reinos orientales, destaca la crisis de Navarra, que fue repartida entre Castilla y Aragón,
y la lenta expansión del reino de Aragón, que nació con Ramiro I (1035-1063). Cuando murió su hermano
Gonzalo, Ramiro incorporó los condados de Sobrarbe y Ribagorza a Aragón, pero el reino no avanzó hacia el
sur hasta que Pedro I a finales del siglo conquistó Huesca (1096) y Barbastro (1100), y sentó las bases.
3.2. El siglo XII: la separación de Castilla y León y el nacimiento de la corona de Aragón
Posteriormente, en la primera mitad del siglo XII, continuó la lucha contra los almorávides y almohades en
Castilla y León, con Alfonso VII (1126-1157) al frente. A su muerte repartió el reino entre sus hijos: Castilla
para Sancho III y León para Fernando II.
En la zona oriental, Aragón conquistó Zaragoza en 1118 y el valle medio del Ebro con Alfonso I el Batallador
(1104-1134; hermano de Pedro I). Este murió sin descendencia, lo que llevó a una crisis sucesoria que
contribuyó a la independencia del reino de Navarra. Finalmente reinó Ramiro II el Monje (1134-1137), que
casó a su hija Petronila con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, formándose así la Corona de Aragón
(unión de Aragón y Cataluña). Ramón Berenguer IV terminó de conquistar el valle del Ebro tomando Lérida y
Tortosa en 1148, y su hijo Alfonso II conquistó Teruel en 1171.
En la segunda mitad del siglo XII, los almohades frenan a los cristianos y aparecen las órdenes militares
hispánicas para repoblar la Meseta sur. En el reino de Castilla, Alfonso VIII (hijo de Sancho III) conquistó
Cuenca (1177), pero fue derrotado por los almohades en la batalla de Alarcos (1195). Tras esto, los cristianos
vencieron a los almohades en las Navas de Tolosa (1212) con Alfonso VIII, Pedro II de Aragón, Sancho VII el
Fuerte de Navarra y caballeros franceses y alemanes.
3.3. La repoblación concejil, del valle del Ebro y de las órdenes militares
En los siglos XI, XII y XIII se repobló la zona entre los ríos Duero y Tajo y en el valle del Ebro, donde se
establecían concejos (núcleos de población), formados por una villa amurallada con su alfoz (término
municipal). Estos atrajeron pobladores otorgando fueros de orden fiscal y jurídico.
Los musulmanes del Valle del Ebro y Zaragoza tuvieron que emigrar o quedarse en extramuro (mudéjares).
Por su parte, el monarca repartió aldeas, villas y explotaciones rurales a la nobleza que colaboraba en la
conquista. Las órdenes militares repoblaron la zona entre el Tajo y Sierra Morena y los altos valles de los ríos
Turia y Júcar, recibiendo grandes señoríos.
4. LAS GRANDES CONQUISTAS CRISTIANAS DEL SIGLO XIII
4.1. La reunificación definitiva de Castilla y León. La Reconquista de Andalucía y del Reino de Murcia. El fin de
la Reconquista catalanoaragonesa
En el siglo XIII, el reino de Portugal alcanzó la costa meridional ocupando Algarve (1249). En Castilla, tras
Alfonso VIII llega Enrique I, que fue sucedido por su hermana Berenguela, quien se casó con el rey de León
Alfonso IX y renunció en su hijo Fernando III (1217-1252), que reunificó Castilla y León. Además, conquistó el
valle del Guadalquivir con la conquista de Córdoba (1236), Jaén (1246) y Sevilla (1248). Su hijo Alfonso X el
Sabio ocupó el reino de Murcia en 1243 y la Baja Andalucía con Cádiz y el reino de Niebla (Huelva, 1262).
Antes, Jaime I el Conquistador (1213-1276), rey de la Corona de Aragón, conquistó las Islas Baleares y el
reino de Valencia (1238). Así los musulmanes quedaron reducidos al reino nazarí de Granada.
4.2. La repoblación por repartimiento
También en el siglo XIII se repobló el valle del Guadalquivir, Murcia, Valencia y las islas Baleares, repartiendo
el territorio en forma de grandes señoríos a los nobles, clérigos y órdenes militares. La población musulmana
permaneció en estos territorios hasta que en 1264 tuvieron que emigrar a Granada o al norte de África tras
la sublevación mudéjar. Por otro lado, en las Baleares, los repobladores fueron catalanes y, en Valencia,
intervinieron aragoneses y catalanes, aunque la población musulmana no fue expulsada.
5. LAS INSTITUCIONES DE GOBIERNO. LAS CORTES
Por su parte, el monarca en Castilla tenía amplios poderes, aunque en la Corona de Aragón, al ser la asociación
de varios reinos (Aragón, Cataluña y Valencia) cada uno con sus leyes e instituciones, el poder del monarca era
pactista, por lo que tenía que tener en cuenta a los gobernados. El rey tenía en cada territorio un representante
(lugarteniente) y se ayudaba de las Cortes formadas por nobles, eclesiásticos y representantes de las ciudades.
Además, para hacer cumplir lo aprobado en las Cortes se creó entre los siglos XIV y XV la Diputación, llamada
Generalitat en Cataluña, y se creó la Justicia Mayor en Aragón, al mando de un juez.
TEMA 5: LOS REINOS CRISTIANOS EN LA BAJA EDAD MEDIA (SIGLOS XIV Y XV). EVOLUCIÓN POLÍTICA Y LA CRISIS
BAJOMEDIEVAL

1. LA CRISIS DEL SIGLO XIV: CARACTERÍSTICAS GENERALES


Desde mediados del siglo XIV y durante el siglo XV hubo una crisis en todos los aspectos: económica, social
demográfica, feudal, etc. debido a diversos aspectos.
En primer lugar, encontramos la crisis económica. A mediados del siglo XIV disminuye la producción de
productos básicos debido a que la nobleza dedica sus tierras a productos para el comercio (aceite, vino), y
debido a los años de sequías e inundaciones y a los efectos de las guerras. Esta deficiente alimentación hará que
sea más fácil coger enfermedades y epidemias como la conocida Peste Negra. Esta surge en Crimea (Ucrania) y
se extenderá por toda Europa a partir de 1348. Aunque en unas zonas de Europa incidió más que en otras, nadie
se salvó del contagio, y esto provocó que desapareciera un tercio de la población europea, llevando a una crisis
demográfica. Afectó menos a clérigos y nobles por su mejor alimentación, y en Castilla se soportó mejor que en
Aragón, donde provocó que Valencia tomara el relevo comercial a Barcelona.
Además, la peste también tiene consecuencias sociales, ya muchos campesinos mueren y los señores tratan más
duramente a los restantes para mantener sus niveles de rentas con, por ejemplo, los malos usos en Cataluña
(tributos). Esto produce revueltas y levantamientos campesinos que serán reprimidos (Irmandiños gallegos o los
Payeses de Remensa en Cat.).
Por otro lado, los señores arremeten contra el poder real, que pierde territorios que se llevarán los nobles. Estos
también obtienen la figura del mayorazgo.
En las ciudades también se producen enfrentamientos ya que los patricios (alta burguesía) empiezan a comprar
tierras y olvidarse del comercio, por lo que se cierran muchos talleres y los artesanos se levantan contra ellos.
En cuanto a los reyes, se basaron en el derecho romano para recuperar el poder político perdido con el
feudalismo. Lo recuperaron enfrentándose y venciendo a la nobleza, que se enriqueció.
Como muestra de la crisis social, hubo varias sublevaciones de campesinos contra el rey, y los burgueses
formaron hermandades para que los nobles no se apoderaran de las ciudades. Además, hubo numerosas
persecuciones contra los judíos.

2. LA CRISIS EN LA CORONA DE CASTILLA


En Castilla la crisis afectó menos que en Aragón. La peste incidió principalmente en Andalucía, pero hubo otras
epidemias por lo que no se recuperó hasta el siglo XV. La población se concentraba en las ciudades cantábricas,
Burgos, Medina del Campo, Toledo y Sevilla.
Se desarrollaron cultivos comerciales como el viñedo y el olivo, y el pastoreo. La lana era la base de la economía
castellana, ya que se exportaba a Flandes e Inglaterra. Además, se dieron privilegios a la Mesta (asoc.ganaderos).
Toda la lana se exportaba, por lo que la industria textil fracasó y la nobleza se negó al cambio ya que obtenían
más beneficios con la exportación. En el norte destacaron los puertos de Cantabria para exportar lana y, en el
Sur, destacó Sevilla, donde se exportaba aceite y vino y se importaban manufacturados, dándose una economía
colonial.
Se dieron conflictos entre la nobleza y los reyes, distinguiendo dos periodos. Antes de 1369, la monarquía tenía
un fuerte poder gracias a la uniformidad legislativa implantada por Alfonso X y Alfonso XI, por lo que había
centralización administrativa, ejército dirigido por el rey, etc. Sancho IV el Bravo (hijo de Alfonso X), se enfrentó
en el conflicto de Tarifa (1292) a su hermano don Juan, quien pidió ayuda a los benimerines de Marruecos.
Alfonso XI los venció en la batalla del Salado (1340) y conquistó Algeciras en 1342. Su hijo Pedro I el Cruel le
sucede en 1350, pero murió en la guerra civil (1366-1369) contra su hermano bastardo Enrique de Trastámara
en los Campos de Montiel en 1369, iniciándose la dinastía de los Trastámara en Castilla. Enrique fue apoyado por
Francia en la guerra, y Pedro, por Inglaterra.
Tras 1369, hubo una recuperación económica y demográfica. Se conquistó Canarias (1402-1492) mediante una
conquista señorial de la nobleza, y una conquista realenga hecha por los Reyes Católicos. El control de estas islas
llevó a problemas con Portugal que se extendieron hasta 1479.
El poder real se debilitó ya que Enrique II concedió poder a los nobles que le ayudaron en la guerra, por lo que
los sucesivos reyes trataron de recuperarlo. Por ejemplo, Juan II (hijo de Enrique III), estuvo influenciado por
Álvaro de Luna, noble castellano que fue el máximo poder militar de Castilla, maestre de la Orden de Santiago y
Farsa de Ávila (1465), una ceremonia en la que la nobleza lo destronó y proclamó rey a su hermano Alfonso, ya
que se le acusaba de homosexual, de apoyar a los musulmanes y de que su hija no era biológica (Juana la
Beltraneja). Cuando murió Alfonso, Enrique IV nombró heredera a su medio hermana Isabel mediante el pacto
de los Toros de Guisando. En 1469 se casó con Fernando, heredero de Aragón, pero Enrique IV no lo aprobó, por
lo que fue desheredada, sucediéndose la guerra civil castellana (1475-1479) entre los partidarios de Juana la
Beltraneja y los de Isabel. Isabel venció y gracias a su matrimonio se unieron ambas coronas, por lo que los Reyes
Católicos gobernaron sobre todo el territorio español peninsular, ganando la lucha por el poder a los nobles.

3. LA CRISIS EN LA CORONA DE ARAGÓN


En cuanto a la Corona de Aragón, del siglo XIII a parte del s. XIV (antes de la crisis) se produce un crecimiento
económico gracias a los excedentes agrarios y al comercio. Valencia y Cataluña extendieron su comercio por el
Mediterráneo guiados por la monarquía, que estaba aliada con la alta burguesía, por lo que se desarrolló el
comercio a larga distancia y aparecieron las empresas exteriores como los barrios comerciales en Alejandría,
Chipre, Constantinopla, y otras ciudades orientales. Esto es gracias a la conquista de las Baleares en 1228 por
Jaime I, la toma de Valencia en 1238 y la conquista de Sicilia en 1282 por Pedro III, que causó un conflicto con el
Papa, quien fue derrotado y tuvo que entregar la isla de Cerdeña. Así se intercambiaban tejidos, armas, etc. a
cambio de algodón y trigo. También se expandieron hasta Flandes, donde intercambiaban tejidos a cambio de
especias, azafrán y armas.
También cabe destacar la sublevación en Constantinopla de los almogávares (mercenarios pirenaicos) contra el
emperador, conquistando Atenas y Neopatria y entregándolos al rey de Aragón. En el siglo XV, Alfonso V es
nombrado rey de Nápoles.
En política, el poder de la monarquía era débil ya que la corona se dividía en reinos y había un gran desarrollo del
feudalismo, por lo que los monarcas se enfrentaron a la nobleza para recuperar el poder político. Con Pedro III
aumentaron los derechos de los nobles con el Privilegio General (1283), aunque Pedro IV lo destruyó. A
principios del siglo XV, el rey Martín I murió sin descendencia, y los representantes de las Cortes de Aragón,
Cataluña, Valencia y Baleares, eligieron en el Compromiso de Caspe en 1412 a Fernando I, un Trastámara, como
rey.
Juan II, apoyado por la baja burguesía y el campesinado, se enfrentó en una guerra civil contra su hijo Carlos de
Viana, apoyado por la nobleza, lo que desembocó en la crisis de 1455, caracterizada por la devaluación de la
moneda. En plena guerra, Luis IX de Francia amenazó con invadir el reino, por lo que Juan II tuvo que entregarle
el Rosellón y la Cerdaña para mantener la paz. En 1471, Carlos de Viana muere y Juan II aplastó a los que lo
apoyaban. Posteriormente le sucedió Fernando II el Católico.
La guerra y la crisis se vieron reflejadas en el campo, con las rebeliones de los Payeses de Remensa (1380) contra
los malos usos y los señores; y en la ciudad, el comercio se descapitaliza ya que el patriciado dejó de invertir, y
además surgieron dos partidos: la Biga, formada por la alta burguesía apoyada por la Generalitat y el príncipe; y
la Busca, formada por la baja burguesía y el campesinado, apoyados por el rey.

4. NAVARRA
Por último, el reino de Navarra entró en decadencia ya que Castilla y Aragón evitaron su expansión. En la Baja
Edad Media se alió con Francia, por lo que reinó la casa de Champagna. Después se casó doña Blanca de
Champagna con Juan II de Aragón, por lo que también afectó la guerra de Juan II contra Carlos de Viana, aunque
cuando muere Juan II, Navarra se desliga de Aragón y queda a manos de Francia hasta la llegada de Fernando el
Católico en 1512.
TEMA 6: LA FORMACIÓN DEL ESTADO ESPAÑOL: LA MONARQUÍA DE LOS REYES CATÓLICOS

1. EL ESTADO MODERNO DE LOS REYES CATÓLICOS


A comienzos de la Edad Moderna y finales de la Edad Media surgió en Europa un tipo de monarquía autoritaria,
moderna y territorial. Así, los Reyes Católicos (RRCC) aumentaron su autoridad y centralizaron el poder,
venciendo a los nobles que trataron de arrebatárselo durante la E.Media, y completando la unidad territorial
mediante sucesos que comentaremos a continuación.

2. LOS INICIOS: LA GUERRA DE SUCESIÓN (1474-1479) A LA CORONA DE CASTILLA


Isabel contrajo matrimonio con Fernando (heredero de la corona de Aragón), desobedeciendo al Enrique IV de
Castilla, por lo que este la desheredó y proclamó sucesora a su hija Juana la Beltraneja. Cuando Enrique IV muere
en 1474, Isabel se proclama reina de Castilla, iniciándose así una guerra de sucesión entre los partidarios de
Juana y los de Isabel, la cual tuvo carácter civil e internacional. Juana fue apoyada por nobles como el Marqués
de Villena, el Arzobispo de Toledo (Alfonso Carillo), Portugal (con Alfonso V, que debía casarse con Juana) y
Francia (por sus enfrentamientos con Aragón). Por otro lado, de parte de Isabel encontramos a nobles como el
Marqués de Santillana, el conde de Haro, el duque de Alba y la corona de Aragón.
En 1476 se produjo la batalla del Toro, en la que Alfonso V fue derrotado al entrar a Castilla, por lo que Isabel y
Fernando vencieron y firmaron con Portugal el tratado de Alcaçovas (1479) por el que se reconocía a Isabel
como reina, pero suponía la renuncia de Castilla a navegar más allá del cabo Bojador (África), aunque se
conservaban las Canarias.
En 1479, tras la muerte de Juan II de Aragón, Fernando se convertía en rey de Aragón de forma que Castilla y
Aragón quedaron unidas mediante una unión dinástica, por lo que cada corona mantenía sus leyes e
instituciones.

3. LA CREACIÓN DEL ESTADO MODERNO


Se produjo cierto desequilibrio a favor de Castilla debido a su mayor tamaño, población y auge económico, por
lo que tuvo el papel hegemónico frente a Aragón, que entró en crisis. Por otro lado, el papa Alejando VI otorgó a
los monarcas el título de Reyes Católicos debido al éxito en la unificación religiosa y a la conquista de Granada.
Además, los RRCC pasaron del feudalismo de la Edad Media, en el que los nobles tenían mucho poder político, a
una Monarquía autoritaria y un Estado Moderno, donde todo el poder caía sobre la corona.
Para alcanzar esta monarquía autoritaria, tuvieron que realizar una serie de medidas para restablecer el orden y
la paz. Los nobles fueron sometidos a la autoridad real, perdiendo así su poder político. Por otro lado, se creó el
Tribunal de la Santa Hermandad para mantener el orden en los campos, a modo de policía rural.
Gracias al orden y la paz hubo un crecimiento económico, por lo que se incrementó el comercio interior y
exterior, basado en la exportación de lana, y se desarrolló la industria, principalmente en Castilla porque en
Cataluña continuaba la crisis del siglo XV. Por su parte, Fernando acabó con el problema de los Payeses de
remensa suprimiendo los malos usos y otorgándoles libertad, mediante la sentencia arbitral de Guadalupe en
1486. Así se mejoró la situación del campo catalán y se redujo la tensión.
Los monarcas también realizaron reformas administrativas, como fue el aumento de la autoridad del Consejo
Real de Castilla y la creación del Consejo de Aragón, el de la Inquisición y el de las Órdenes Militares. También se
reorganizó la Hacienda.
En cuanto a los municipios, los reyes incorporaron al corregidor, que controlaba la administración local. Por otro
lado, en el ámbito de la justicia, crearon la Chancillería (tribunales) de Valladolid (1489) y la de Ciudad Real
(1492), que después cambió su sede a Granada (1500).

4. LA CONQUISTA DE GRANADA
Tras terminar la guerra de Sucesión, la conquista de Granada fue el principal objetivo de los RRCC para poder
poner fin a la Reconquista y unificar el territorio español. En este momento Granada comprendía Almería y
Málaga, con pequeñas porciones de Jaén y Cádiz. Los musulmanes resistieron 10 años a la conquista gracias al
relieve montañoso y las múltiples fortificaciones, pero se vio dañada por las disputas de la familia nazarí entre el
rey Muley Hacen (Albulhasán) (1468-1485), su hermano el Zagal, y el hijo del rey, Boabdil, pues al morir Muley
Hacen quedaron enfrentados tío y sobrino por el gobierno de Granada, aunque finalmente recayó sobre Boabdil.
La guerra (1482-1492) comenzó porque los musulmanes se negaron a pagar el tributo que los reyes de Granada
tenían acordado con los castellanos, a lo que se añade la intensa cristiandad de Isabel y Fernando. El detonante
tuvo lugar en la noche del 26 de diciembre de 1481, cuando las tropas del sultán Abulhasán atacaron por
sorpresa la fortaleza fronteriza de Zahara, iniciando la guerra entre moros y cristianos.
Al principio, los resultados del enfrentamiento fueron bastante mediocres por lo que se amplió el ejército y se
estableció una guerra de asedios que mejoró los resultados. En la primera fase (1485-1487) se conquista la parte
occidental del reino, es decir, Ronda, Loja y Málaga. Por lo tanto, en la segunda fase (1488-1489) se ataca la zona
oriental conquistando Baza, Guadix y Almería. Quedando solo Granada bajo el dominio musulmán.
Para reforzarse, los RRCC se instalaron en las proximidades de Granada construyendo la ciudad de Santa Fe.
Mientras tanto, Boabdil tuvo que negociar ya que había sido prisionero de los RRCC dos veces y en ambas
ocasiones fue liberado con el compromiso de entregar su territorio. Finalmente era inútil resistir, por lo que el 2
de enero de 1492 los RRCC entraron solemnemente en la capital y Boabdil les entregó oficialmente las llaves de
la ciudad y de la Alhambra. Este hecho dejó esta frase dicha por Aixa, madre de Boabdil, a su hijo:

5. LA POLÍTICA RELIGIOSA
Tras la conquista de Granada se intensifica la política religiosa de los monarcas, la cual se centraba en: el
Patronato Regio, por el cual los Reyes Católicos proponían para los obispados personas de vida ejemplar a la
Santa Sede; la reforma del clero al mando del cardenal Cisneros (arzobispo de Toledo) con el apoyo de Isabel la
Católica que reformó las órdenes religiosas para que cumplieran sus reglas; y la unidad religiosa en torno al
cristianismo. Muchos judíos se convirtieron al cristianismo, pero los RRCC crearon el Tribunal de la Inquisición en
1480, que comenzó en Sevilla, para perseguir a los falsos conversos, destacando Fray Tomás de Torquemada
como primer Inquisidor General. Al principio, la Inquisición solo se ocupaba de los conversos, pero después
reprimió otras formas de heterodoxia (herejía). En marzo de 1492 Isabel promulgó un decreto de expulsión de
todos los judíos no conversos, y muchos emigraron a Portugal, al norte de África, el Imperio Turco, Italia y
Flandes. Los musulmanes eran respetados debido a las capitulaciones, pero fray Hernando de Talavera consiguió
muchas conversiones y Cisneros cerró mezquitas y destruyó ejemplos del Corán, por lo que en 1500 se produjo
la Rebelión de los mudéjares granadinos. Tras esta, los RRCC anularon las capitulaciones, obligando a la
conversión o a emigrar, lo que prefirió la mayoría. Posteriormente, ocurrió lo mismo a los mudéjares castellanos
en 1502 y a los aragoneses en 1526, por lo que la mayoría se convirtió a moriscos.

6. LA POLÍTICA EXTERIOR
Gracias a esta unión religiosa se fortaleció la presencia internacional de España, buscando la expansión por el
Atlántico y el Mediterráneo. Esta se basó en diversos aspectos.
6.1. La política matrimonial
En primer lugar, los RRCC utilizaron enlaces matrimoniales para crear alianzas, conseguir la unidad
peninsular y aislar a Francia. Por ello casaron a sus hijas Isabel y María con Manuel el Afortunado (Portugal),
a Catalina con Arturo (Inglaterra), y después con Enrique VIII, a Juan con Margarita de Austria, hermana de

lo que España entró en la dinastía austríaca de los Habsburgo.


6.2. Las islas Canarias
Por otro lado, en cuanto a Canarias, la conquista comenzó con Enrique III de Castilla y se finaliza con la
conquista de Gran Canaria tras luchar contra los guanches (1487), la Palma (1492) y Tenerife (1496), lo que
fue determinante para el posterior descubrimiento de América. Se hizo oficial con la Paz de los Realejos en
julio de 1496.
6.3. El descubrimiento de América
Cabe destacar también el descubrimiento de América. Este tiene su origen en la búsqueda de una alternativa
para llegar a Asia, pues la ruta de las especias estaba bloqueada debido a la ocupación de Constantinopla por
los turcos. Portugal optó por rodear África, pero los RRCC llevaron a cabo el proyecto de Cristóbal Colón de ir
por el oeste. Así el 3 de agosto de 1492 las naves parten del puerto de Palos (Huelva), alcanzando el 12 de
octubre la isla de Guanahaní (San Salvador), y después, la Juana (Cuba) y la Española (Haití).
Tras esto, Colón llegó a realizar hasta cuatro viajes en total, en los cuales llegó a la isla de Trinidad, a Jamaica,
a las costas de América Central y a la desembocadura del Orinoico, convencido de que estaba en unas islas
cercanas a Asia. Posteriormente se realizaron los viajes menores.
Los RRCC obtuvieron los derechos de conquista y evangelización con la bula Inter Caetera (1493) del papa
Alejandro VI, que dividía las nuevas zonas entre Portugal y España, pero posteriormente se firmó el Tratado
de Tordesillas (1494) por el que se desplazaba la línea divisoria hacia el oeste, quedando Brasil para Portugal.
En su segundo viaje (1493-1496), llegó a Jamaica y algunas islas menores; en el tercero (1498-1500), a la isla
de Trinidad y la desembocadura del Orinoco; y en el cuarto (1502-1504) a las costas de América Central.
Se demostró que las tierras descubiertas eran un continente y no unas islas cuando Vasco Núñez de Balboa
atravesó el istmo de Panamá y descubrió el Mar del Sur (Océano Pacífico; 1513).
6.4. Norte de África
Los Reyes Católicos también se interesaron por dominar la costa norte de África. Primero, conquistaron
Melilla (1497) y, tras la muerte de Isabel, se conquistaron de 1508 a 1510 el Peñón de Vélez de la Gomera,
Orán, Bugía y Trípoli.
6.5. Italia
Fernando buscaba la expansión de Aragón por el Mediterráneo, por lo que le interesó conquistar Nápoles, al
igual que a Francia, por lo que se inician las guerras de Italia. Primero, Carlos VIII (Francia) trató de
conquistar Nápoles, donde reinaba una rama bastarda de Aragón, por lo que firmó el Tratado de Barcelona
en 1493 y devuelve la Cerdaña y el Rosellón, buscando la paz. No obstante, Fernando formó la Liga Santa con
diversas potencias para expulsar a los franceses de Nápoles y consiguiéndolo.
En la segunda fase, Luis XII (Francia) ocupa Milán y firmó con Fernando el tratado de Granada (1500) para
repartirse Nápoles, lo que llevó a disputas por los límites, iniciándose la guerra. Las tropas españolas
triunfaron gracias a Gonzalo Fernández de Córdoba (El Gran Capitán), por lo que los franceses abandonaron
Nápoles y se firmó el tratado de Blois (1505), por el que Nápoles quedaba para España y se acordaba el
matrimonio de Fernando con Germana de Foix (sobrina del rey francés).
En la tercera fase, se inicia otra guerra en Italia ya que en 1511 se constituye una Liga contra Francia, en la
que España entra, y Francia es atacada por todos los frentes hasta que pierde Milán, mientras que España
aprovecha para hacerse con Navarra y completar la unidad territorial (1512), aunque esta mantuvo sus
instituciones. Posteriormente Francisco I de Francia vuelve a ocupar Milán (1515), aunque Fernando no
interviene, pues se acercaba su muerte, y la reacción quedará en manos de Carlos I.

7. LA ÉPOCA DE LAS REGENCIAS


La reina Isabel falleció en 1504 y declaró heredera a su hija Juana la Loca, casada con Felipe el Hermoso de
Austria. En caso de alguna incapacidad de esta, quedaba como regente Fernando hasta que su hijo don Carlos
cumpliera los 20 años.
En abril de 1506, Felipe y Juana llegaban a Castilla, por lo que Fernando abandonó la regencia, pero Felipe
falleció y afectó tanto a Juana que le llevó a la muerte ese mismo año, por lo que se inició la segunda regencia de
Fernando, en la que el monarca se dedicó a la política exterior ya que se anexionó Navarra y se ocupó de parte
del norte de África. Fernando murió en 1516 y dejó como regente al cardenal Cisneros, en Castilla, y al arzobispo
de Zaragoza, Alfonso de Aragón, en Aragón, hasta la llegada de su nieto Carlos de Habsburgo.
Carlos desembarcó en Villaviciosa (Asturias) en octubre de 1517, acompañado de algunos nobles y clérigos
españoles y consejeros flamencos. En noviembre falleció Cisneros.
TEMA 7: EL SIGLO XVI: LA ESPAÑA DE CARLOS I Y FELIPE II. LA HEGEMONÍA ESPAÑOLA

1. EL REINADO DE CARLOS I (1517-1556). LA HERENCIA REUNIDA POR CARLOS I


1.1. La herencia reunida por Carlos I
El reinado de Carlos I comienza en 1517, entrando así en España la dinastía austriaca de los Habsburgo.
De Isabel y Fernando (abuelos maternos) recibe las Canarias, las posesiones en Italia (Cerdeña, Sicilia y
Nápoles) y la zona americana.
De María de Borgoña (abuela paterna) recibe los territorios de los Países Bajos y el Franco Condado.
De Maximiliano de Austria (abuelo paterno) las posesiones austriacas y, en 1519, Carlos I le sucede como
emperador de Alemania.
Debido a este conjunto de herencias, nuestro país se convierte en la potencia más poderosa de Europa.
1.2. La política interior: las Comunidades y las Germanías
Al comienzo de su reinado, Carlos I ni hablaba español ni sabía nuestros usos y costumbres, por lo que causó
descontento en la población castellana. Llegó junto a consejeros flamencos, que se posicionaron en los
mejores cargos. En las Cortes de Valladolid (1518), se protestó contra la explotación de Castilla por los
extranjeros y se exigió que el rey no les otorgase cargos y que prohibiese la salida de oro y plata.
Cuando Carlos fue elegido emperador de Alemania (1519), estaba ansioso por marcharse, por lo que partió
en mayo de 1520 y dejó de regente al cardenal Adrián de Utrecht. A finales de mayo comenzaba la revuelta
de los comuneros (o de las comunidades), que se extendió en ciudades como Toledo, Segovia, Ávila,
y se debía a la marcha del rey, el incumplimiento de promesas, el temor a que no se cubrieran
los intereses de Castilla, etc. En dichas ciudades surgieron comunidades o comunas, gobiernos municipales a
modo de autogobierno, y los representantes de las ciudades formaron la Junta Santa de Ávila y elaboraron
un programa con sus peticiones. (Reivindicaban una forma de gobernar que considerara las peticiones del
reino y una política económica proteccionista a favor de los intereses de la burguesía urbana de los centros
textiles castellanos). La aristocracia comenzó estando al margen, pero después apoyó a la Corona ya que
corrían peligro los derechos señoriales, por lo que se puso al servicio de la Corona. El 23 de abril de 1521 se
enfrentaron el ejército real y el comunero cerca de Villalar. Los comuneros fueron derrotados y Padilla,
Bravo y Maldonado (jefes), detenidos y decapitados. Gracias a esta victoria, el poder de la monarquía en
Castilla se consolidó.
Simultáneamente, estallaron las germanías en Valencia y Mallorca, una revuelta antiseñorial de los
artesanos y clases populares contra el poder de la aristocracia. Los agermanados (hermanados) se hicieron
con el control de Valencia (1519) y extendieron su poder por la comarca, extendiendo un movimiento
antiseñorial y antinobiliario. En 1521-1522, las tropas reales restablecen la situación en Valencia y su
comarca, y, en 1523, en Mallorca.
1.3. La política exterior
Carlos I tenía como objetivo unir los Estados cristianos europeos para defender la cristiandad contra el
avance de los turcos; además, afianzar el predominio en Italia con su dinastía. Esto no se produjo debido a
algunos problemas: las guerras contra Francia por Italia; los piratas berberiscos, que hostilizaban la
navegación por el Mediterráneo; y el problema protestante o luterano con origen en Alemania.
En la política exterior distinguimos tres fases. En la primera, al principio de su reinado, Carlos I se enfrenta al
problema protestante. En 1521 convocó a Lutero ante la Dieta de Worms (asamblea imperial). Entonces,
estalló la guerra contra Francia ya que Francisco I (Francia) invadió Navarra en 1521, a lo que Carlos I
respondió invadiendo Milán, un gran punto estratégico para este (que había sido de Francia desde 1515).
Francisco I perdió la primera guerra, derrotado en la batalla de Pavía (1525), y se firmó la Paz de Madrid
(1526), por la que Francia pierde Milán. El rey francés no la aceptó y volvió la guerra, pero esta vez Francia
estaba apoyada por el papa Clemente VII, por lo que atacaron Roma y la saquearon (saco de Roma, 1527). La
guerra terminó en 1529 y se mantenía la hegemonía española en Italia.
En la segunda fase, Carlos I se encargó de los piratas berberiscos del Mediterráneo, para lo que ocupó sus
plazas del norte de África. En 1535 se atacó Túnez, pero en 1541 se fracasó en Argel, lo que Francia
aprovechó para volver a atacar a Carlos I, aunque no logró sus objetivos. La guerra finalizó con la paz de
Crepy (1544).
Por último, en la tercera fase, gracias a la paz con Francia, en 1545 el papa Pablo III convocó el Concilio de
Trento para reformar la Iglesia y acabar con el protestantismo. A su vez, Carlos I se enfrentó a los príncipes
protestantes alemanes (Liga de Smalkalda), derrotándolos en la batalla de Mühlberg (1547). Finalmente, en
Alemania se firmó la paz de Augsburgo (1555) por la que se reconocía la división religiosa de Alemania entre
protestantes y católicos.
Por otro lado, Carlos i se casó con Isabel de Portugal. Entonces no había capital, pues esta se movía con el
Rey, pasan
regente la reina y los consejeros y, después, el príncipe Felipe.
Carlos I abdicó en 1556 en Bruselas, por lo que su herencia (la casa de Austria) quedó dividida en dos ramas:
la española, para Felipe II, y, la alemana, con el título imperial para su hermano Fernando I. Tras esto, vuelve
a España y se instala en el monasterio de Yuste (Cáceres), donde murió en 1558.
2. EL REINADO DE FELIPE II (1556-1598)
2.1. Su personalidad
Como ya hemos dicho, en España Carlos I fue sucedido por su hijo Felipe II,
carácter tímido, trabajador, porque quería controlar todos los asuntos y era lento con las decisiones.
Además, fue considerado el defensor del catolicismo. Felipe II hizo de España el centro de su Imperio,
principalmente Castilla. No salió de la Península, sino que se instaló en el Escorial y estableció la capital en
Madrid (1561). Debido a su defensa del catolicismo y a la hegemonía del país, era enemigo de la mayoría de
Europa, surgiendo así la Leyenda Negra para difamarlo. A esta contribuyeron Guillermo de Orange, su
exsecretario Antonio Pérez y el asunto de su hijo don Carlos.
2.2. La unidad peninsular: la unión con Portugal
En cuanto a la unidad peninsular, el rey Sebastián de Portugal murió, sin descendencia, en Marruecos en la
batalla de Alcazarquivir en 1578, quedando Felipe II (hijo de Isabel de Portugal) como legítimo heredero.
Apareció otro candidato, Antonio el bastardo, prior del monasterio de Crato, aunque finalmente en 1581 las
Cortes de Thomar reconocieron a Felipe II como rey de Portugal y de sus posesiones, realizándose la unidad
peninsular.
2.3. Los problemas internos
A pesar de todo, Felipe II tuvo que enfrentarse a problemas internos. Primero, los procesos contra los
protestantes, con focos en Sevilla y Valladolid, con los que acabó la Inquisición (1558-1560). En segundo
lugar, la rebelión de los moriscos granadinos (1568-1571) en las Alpujarras debido a la pragmática de 1567
en contra de sus costumbres, aunque fueron vencidos militarmente por don Juan de Austria, hermanastro
del rey, y deportados. Por otro lado, encontramos el problema de la prisión del príncipe don Carlos
(heredero) por sus anormalidades. Su muerte en 1568, cuando estaba recluido en palacio, contribuyó a la
Leyenda Negra. Por último, destaca el asunto de Antonio Pérez, secretario de confianza de Felipe II, quien
eliminó a Juan de Escobedo en 1578 (secretario de Juan de Austria), para evitar que revelara secretos. Tras el
asesinato, Antonio Pérez fue detenido y encarcelado, aunque huyó a Aragón y después a Francia.
2.4. Los problemas exteriores
Felipe II también se enfrentó a problemas exteriores. Al principio de su reinado se sucedió la guerra contra
Francia en la que las tropas de Felipe II vencieron en la batalla de San Quintín (1557) y Gravelinas (1558),
firmando la paz de Cateau-Cambrèsis con Francia en 1559. Tras esto, Felipe II se casó con la hija de Enrique II
de Francia, Isabel de Valois, manteniendo la paz.
Los turcos del Mediterráneo también fueron un problema, ya que ocuparon Chipre, territorio de Venecia, y
para detenerlos se formó la Liga Santa (Venecia, el papa Pío V y Felipe II). Don Juan de Austria los derrotó en
la batalla de Lepanto (1571).
Por otro lado, Felipe II fracasó con el problema de la sublevación de los Países Bajos, donde se desarrolló el
calvinismo, no admitido por Felipe II, lo que contribuyó al auge del independentismo. En 1566, se frenaron
las sublevaciones con el duque de Alba, pero no se logra la paz. En los Países Bajos se distinguió entre el sur,
católico, que apoyaba a Felipe II; y el norte, calvinista, dirigido por Guillermo de Orange, que optó por la
independencia construyendo un nuevo Estado, las Provincias Unidas (Holanda). Tras el duque de Alba se
mandaron a Luis de Requesens, don Juan de Austria y Alejandro Farnesio, que consiguió que el sur apoyara a
Felipe II.
En cuanto a Inglaterra, Felipe II se casó con María Tudor, pero, al fallecer, le sucede Isabel (hermanastra),
quien apoyó a todos los enemigos de España, incluida la sublevación en los Países Bajos. Felipe II se enfrentó
gleses tenían
mejor estrategia (buques pequeños y rápidos).
Por último, encontramos las guerras de religión en Francia, ya que aumentaron los enfrentamientos
religiosos tras la muerte de Enrique II. Se enfrentaron católicos (Enrique de Guisa) contra calvinistas (Enrique
de Borbón), durante el reinado de Enrique III, quien mandó asesinar a Enrique de Guisa para frenar a los
católicos de París (1588), aunque en 1589 este fue asesinado, quedando como heredero Enrique de Borbón.
Era calvinista, por lo que los católicos no lo aceptaban, por lo que Felipe II intentó que su hija (con Isabel de
Valois), Isabel Clara Eugenia, heredara el trono, pero no tuvo apoyos. Enrique de Borbón se convirtió al
catolicismo en 1593, pero la guerra continuó contra Francia, hasta que en 1598 Felipe II reconoció a Enrique
IV como rey. Ese año también trató de solucionar el problema de los Países Bajos entregándoselos a su hija
Isabel Clara Eugenia, cuya descendencia se quedaría con los Países Bajos, y si no la hubiese, volverían a
España, cosa que los holandeses no aceptaron y continuaron en guerra para conseguir su independencia. En
1598 falleció Felipe II en el Escorial, sin acabar con el conflicto de Inglaterra ni de los Países Bajos.
3. LAS INDIAS EN EL SIGLO XVI
Durante el reinado de Carlos I, el Imperio español en América se expandió. Cuando se descubrió que América era
un continente se trató de llegar a las islas de las Especias por el oeste, por lo que en 1519 comenzó la expedición
de Fernando de Magallanes y sus tropas, que costearon América del Sur hasta el estrecho de Magallanes y
cruzaron el Océano Pacífico (Mar del Sur). Tras muchos meses, llegaron a las Islas Marianas y Filipinas, y
Magallanes murió en la lucha con los indígenas, quedando al mando Juan Sebastián Elcano. Este y los pocos
hombres restantes llegaron a Sevilla en 1521 en la nave Victoria, habiendo dado la primera vuelta al mundo, lo
que demostraba la esfericidad de la Tierra.
Por otro lado, Hernán Cortés fundó la ciudad de Veracruz en la costa mexicana, y después llegó a la capital del
imperio azteca, Tenochtitlán, siendo bien recibidos por el emperador, aunque después se rebelaron contra los
españoles y Hernán Cortés decidió evacuar la ciudad en la Noche Triste (1520). Más tarde (1520), derrotó a los
aztecas en Otumba, tomó la capital en 1521 y fundó la Ciudad de México
En cuanto a Perú, fueron Francisco Pizarro y Diego de Almagro quienes trataron de conquistar Perú (imperio
inca) en 1521. Pizarro ocupó Cajamarca, conquistó la capital, Cuzco (1533). y fundó la Ciudad de los Reyes en
1535.
Por su parte, Diego de Almagro comenzó la conquista de Chile, que fue completada por Pedro de Valdivia (1540-
1542), quien fundó Santiago de Extremadura. También se conquistaron el sur de Perú y de Bolivia (Charcas) y se
descubrieron las minas de plata de Potosí, conquistándose estos territorios en 1545, donde se fundaron La Plata,
Potosí y La Paz (1548). La gran etapa de conquista terminó hacia 1550, aunque durante el reinado de Felipe II se
conquistaron las Filipinas (Legazpi y Andrés de Urdaneta).
Respecto a la organización de la América española, se establecieron nuevos organismos para administrar estos
territorios: el Consejo de Indias (1524), que tenía función legislativa, ejecutiva y judicial; la Casa de Contratación
(1503), estaba en Sevilla y organizaba y controlaba el comercio y navegación con América; el virreinato de Nueva
España (1535) y el de Perú (1544), con un virrey al frente para representar al rey, y con las audiencias (org.judic).
También se explotó económicamente a las Indias, principalmente el oro y la plata, que impulsaron un
crecimiento económico, pero también la subida de precios, que tuvo consecuencias sociales y políticas. Las
Indias fueron una fuente de intercambios comerciales, exportando plantas y animales a cambio de maíz, cacao,

Las tierras fueron repartidas entre los colonizadores, que tenían un grupo de indios como trabajadores, que
debían ser protegidos y evangelizados (encomienda).
A partir de 1540 se extrajeron grandes cantidades de plata mediante el sistema de la mita (por el que cada tribu
de indios suministraba un grupo de personas al año a cambio de un salario).
Los indios fueron explotados, a veces de forma despiadada y la Corona trató de evitarlo mediante leyes que los
protegían como las Leyes de Burgos (1512) y las Leyes Nuevas (1542). También destacan como defensores los
frailes dominicos Antonio de Montesinos y Bartolomé de Las Casas.
En cuanto a la sociedad, disminuyó el número de indígenas debido a las enfermedades de los colonos, los
enfrentamientos militares y la explotación laboral, por lo que se transportaron esclavos africanos. Muchos
españoles se trasladaron a las Indias, dando lugar a criollos y, principalmente, mestizos. Destaca la
evangelización del siglo XVI por los frailes (dominicos, franciscanos, etc.). El castellano se extendió rápidamente y
los indios fueron adquiriendo costumbres castellanas, lo que facilitó la enseñanza impartida por los frailes.
TEMA 8. EL SIGLO XVII: LA CRISIS DE LA MONARQUÍA DE LOS AUSTRIAS

1. LA CRISIS DEL SIGLO XVII


Durante el siglo XVII continúa el reinado de los llamados Austrias menores, caracterizado por la pérdida de la
hegemonía española en Europa, pues será reemplazada por Francia. En el siglo XVII Europa estaba sumida en una
gran crisis que en España se manifestó en aspectos demográficos, económicos y sociales. En demografía, hubo
grandes pérdidas de población debido a las guerras, la expulsión de los moriscos y las tres epidemias de peste
bubónica: la primera (1598 y 1602) afectó a toda la Península; y la segunda (1647-1652) y la tercera (1676-1685) se
extendieron por Valencia, Cataluña, Aragón, Andalucía y Murcia (este y sur). Por ello, España contaba en 1700 con la
misma población que en 1600. En economía, se produjo una crisis debido a las malas cosechas, los altos costes de la
industria, el descenso de las cantidades de oro y plata provenientes de América, el aumento de los impuestos para la
política internacional y la espectacular subida de los precios debido a prácticas como el resello o las alteraciones en
la ley del metal. La crisis económica provocó una crisis social ya que aumentaron los privilegios de las clases altas
(nobleza y clero), aunque no se constituía una burguesía dinámica de negocios, mientras que las clases populares
empeoraban su situación, llevándoles a la delincuencia.

2. LOS REINADOS DE LOS ÚLTIMOS AUSTRIAS ESPAÑOLES


2.1. El reinado de Felipe III (1598-1621)
En reinado de Felipe III (1598-1621) se trató de mantener la hegemonía por la vía diplomática en vez de por
la fuerza y las armas. Felipe III firmó la paz con Inglaterra y acordó la Tregua de los Doce Años (1609) con los
rebeldes de los Países Bajos. Sin embargo, en 1618 estalló la Guerra de los Treinta Años, que comenzó
siendo un conflicto entre protestantes y católicos y se convirtió en una lucha por la hegemonía en Europa
(Francia vs. Austrias). España participó apoyando a Alemania (Austrias), triunfando en la batalla de la
Montaña Blanca (1620). En política interior, se inicia el gobierno de los validos, personas de confianza del rey
que se encargaban de sus tareas, destacando el duque de Lerma (primer valido; desde 1599). En 1609 se
produjo la expulsión de los moriscos (1609-1614), marchándose unos 300.000 al norte de África, lo que
perjudicó a la agricultura en Valencia y Aragón (donde trabajaban).
2.2. El reinado de Felipe IV (1621-1665)
A Felipe III le sucede el reinado de Felipe IV (1621-1665), en el que la crisis y la decadencia española se
agravaron. En política interior, la crisis fue muy grave debido a problemas económicos y a que el valido
conde-duque de Olivares trató de hacer una reforma de Hacienda y aplicó una política centralista para
mantener la hegemonía (Unión de Armas), con la que pretendía que los reinos periféricos participaran en los
esfuerzos bélicos como Castilla, lo que provocó la sublevación de Cataluña y Portugal. Cataluña se negaba a
aportar nuevos ingresos a Hacienda, por lo que el conde-duque quiso llevar la guerra de los Treinta Años
contra Francia a Cataluña para involucrar a los catalanes. Estos respondieron con una revuelta el día del
Corpus (7 junio 1640), cuando los segadores mataron al virrey (conde de Santa Colona) y la Generalitat
decidió separarse de España y apoyarse en Francia proclamando a Luis XIII conde de Barcelona. Finalmente,
los catalanes quedaron descontentos con Francia, por lo que las tropas reales recuperaron Cataluña
entrando en Barcelona en 1652 y Felipe IV prometió respetar las libertades catalanas. En cuanto a Portugal,
Olivares le pidió tropas ante la situación en Cataluña, pero los portugueses se negaron y se rebelaron en
diciembre de 1640, proclamando rey al duque de Braganza con el nombre de Juan IV. Este levantamiento fue
apoyado por Francia, Holanda e Inglaterra, por lo que España reconoció la independencia de Portugal en
1668 mediante el tratado de Lisboa ya en el reinado de Carlos II. También estallaron sublevaciones en
Andalucía, Aragón y Sicilia, destacando la de Nápoles en 1647, aunque fueron más fáciles de dominar. La
crisis interna se manifestó también en los enfrentamientos por las formas de concebir la unidad de España:
el centralismo y el foralismo, aunque Felipe IV mantuvo la estructura basada en un conjunto de reinos con
sus leyes e instituciones bajo un rey común.
En política exterior, continuaba la guerra de los Treinta Años en la que los holandeses se unieron a los
enemigos de los Austrias ya que había finalizado la Tregua de los Doce Años. Los Austrias vencieron en esta
guerra a Dinamarca y Suecia, y después a Francia, aunque tras las sublevaciones de Cataluña y Portugal
(1640), la decadencia española llevó a perder en la batalla de Rocroi (1643). La guerra finalizó con la Paz de
Westfalia (1648) por la que España reconocía la independencia de Holanda, pero continuó la lucha contra
Francia, ahora ayudada por Inglaterra. Los ingleses conquistaron Jamaica (1655) y, finalmente, tras la derrota
de Las Dunas (1658), se firmó la paz de los Pirineos (1659) con Francia. Así, España perdió la provincia de
Artois (P.Bajos) y el Rosellón y la Cerdaña (Cataluña), y se acordó el matrimonio de Luis XIV con la infanta
española María Teresa de Austria, cuyo hijo sería Felipe de Anjou. Con la paz de los Pirineos finalizaba la
hegemonía española en Europa y se iniciaba la de Francia.
2.3. El reinado de Carlos II (1665-1700)
Durante el reinado de Carlos II (1665-1700) continúa la decadencia, aunque a partir de 1680 se

ser débil y sin carácter para gobernar. Su reinado se caracteriza por las guerras contra Francia y el problema
de la Sucesión. Tras varias guerras contra la Francia de Luis XIV, España pierde el Franco Condado y varias
plazas en Flandes. Carlos II se casó dos veces, pero no tuvo hijos, por lo que tuvo que elegir entre tres
candidatos al trono: Felipe de Anjou, el archiduque Carlos de Austria y José Fernando de Baviera. A pesar de
que se decidió por Felipe de Anjou o de Borbón, tras su muerte en 1700 estalló la Guerra de Sucesión.
3. LAS INDIAS EN EL SIGLO XVII
Con respecto a las Indias, en esta época continúa la colonización de América Central y del Sur, mientras que
franceses, holandeses e ingleses se establecen en las Antillas y América del Norte. La estructura política y
administrativa no cambia: Consejo de Indias, Casa de Contratación, virreinatos, etc. Se incrementó el mestizaje y
continuó la emigración de españoles y extranjeros, pues el Consejo de Indias permitía el paso de los extranjeros
súbditos del rey. Desaparecieron las encomiendas, aumentando las haciendas (fincas), donde el propietario tenía
completa autoridad sobre los esclavos, y las reducciones (grandes poblaciones de indios creadas por jesuitas).
Por último, en economía, a comienzos del siglo XVII continúa la expansión, pero a partir de 1620 disminuyen las
importaciones en Cádiz de metales, azúcar y otros productos debido al descenso de la minería y al aumento del
consumo en América, donde se practicó el contrabando entre holandeses, ingleses y franceses que querían
acabar con el monopolio español en América.
TEMA 9: EL SIGLO XVIII. EL REFORMISMO BORBÓNICO Y LA ILUSTRACIÓN

1. LOS BORBONES EN ESPAÑA


1.1. Felipe V (1700-1746)
La Guerra de Sucesión (1701-1713)
Tras la muerte de Carlos II en 1700 sin descendencia, en España se desencadena una Guerra de Sucesión por
el trono en la que se enfrentan Felipe de Anjou (Borbón), elegido por el rey en su testamento y nieto de Luis
XIV; y el Archiduque Carlos (Habsburgo/Austrias), descendiente de Carlos I. En 1701 Felipe jura las leyes de
Castilla y Aragón para convertirse en rey, pero el resto de países europeos tratan de evitar que se forme la
macro potencia de Francia-España, por lo que en ese mismo año se crea la Gran Alianza de la Haya (Austria,
G.Bretaña, Países Bajos, Alemania, Portugal), a favor de Carlos.
Al comienzo de la guerra los Borbones son derrotados y los ingleses se apoderan de Gibraltar (1704) y de
Menorca (1708). Además, en España la situación se complica ya que la Corona de Aragón comienza a apoyar
a Carlos como rey (no querían el centralismo francés) mientras que la de Castilla apoya a Felipe, dando lugar
a una Guerra Civil.
En la primera etapa de la Guerra de Sucesión hay un balance a favor de Carlos y gracias a la flota
angloholandesa se obtiene el control del Mediterráneo (Cataluña, Valencia y Mallorca), logrando también el
apoyo de Aragón.
En la segunda etapa el balance es a favor de Felipe, ya que se obtienen las victorias de Almansa (1707) con la
que se recupera Valencia, de Brihuega (1710) y Villaviciosa (1710). Se ocuparon los reinos de Valencia y
Aragón, pero los catalanes aumentaron su resistencia tras la supresión de los fueros, hasta que en 1714 se
produjo la rendición en Barcelona. En algunas zonas la guerra continúa hasta 1715 (Mallorca). El final del
conflicto se acelera gracias a que Carlos accede al trono austriaco, perdiendo el apoyo de Holanda e
Inglaterra, y Felipe renuncia al trono francés.
Los Tratados de Utrecht (1713) y de Rastadt (1714) pusieron fin al conflicto, pero llevaron al declive del
Imperio Español. Felipe V era rey de España y de las colonias americanas, pero España perdió sus posesiones
europeas, convirtiéndose en potencia de segundo orden: Países Bajos, Milán y Nápoles pasan a Austria;
Gibraltar, Menorca y el monopolio de comercio de negros y navío de Permiso para Gran Bretaña. De esta
forma, los ingleses se convierten en la principal potencia marítima del mundo. Además, en Europa se impone
la política del equilibrio.
Política interior. Los Decretos de Nueva Planta
En consecuencia de la Guerra de Sucesión, se crean los Decretos de Nueva Planta, que llevan a la supresión
de los fueros y las instituciones de los reinos de la Corona de Aragón. Su objetivo es conseguir la unidad
político-administrativa con Castilla. Los decretos son tres: Valencia y Aragón (1707), Mallorca (1715) y
Cataluña (1716). Reformas: Capitanías Generales (administrar territorios); Reforma de las Audiencias,
tribunales de justicia; se suprime el privilegio de extranjería y las aduanas interiores. Todo esto lleva a una
mayor centralización (política centralista).
Política exterior. Los Pactos de Familia
Por otro lado, tras la derrota de Felipe V al intentar recuperar territorios perdidos por Utrecht (revisionismo),
se volvió más realista. Firmó el primer Pacto en 1733 para luchar junto a Francia en la Guerra de Sucesión de
Polonia, llevando a Carlos a ser rey de Sicilia y Nápoles. El segundo Pacto fue en 1743 para la Guerra de
Sucesión de Austria (1740), y el infante Felipe se convirtió en Duque de Palma.
1.2. Fernando VI (1746-1759)
En 1724, Felipe V abdicó en su hijo Luis I, pero esté duró 1 mes, por lo que Felipe V vuelve al trono
controlado por Isabel de Farnesio. Tras su muerte, entra Fernando VI, que opta por pacifismo y neutralidad
(neutralidad en la Guerra de los 7 Años), aunque cuando muere su mujer cae en depresión y se desentiende,
dejando el gobierno a manos de los ministros: Marqués de Ensenada. Este realiza reformas interiores como
la creación de caminos, carreteras y el Canal de Castilla; crea la figura del Intendente y crea el Catastro de
Ensenada (1749). Este último es una reforma fiscal que pretende que los impuestos dependan de la riqueza,
pero la Nobleza y el Clero se oponen, por lo que no se llevó a cabo. Además, se firmó el Concordato de Roma
(1753).
1.3. Carlos III (1759-1788) (Hermanastro de Fernando VI)
Tras la muerte de Fernando VI (1759), reina Carlos III. Política exterior. Firmó el 3er Pacto de Familia en 1761
para defender las colinas americanas del expansionismo británico. España participó en la Guerra de los Siete
Años que finalizó con la Paz de París en 1763, en la que recuperó la Luisiana. También se unió a la Guerra de
la Independencia Norteamericana, que termina con la Paz de Versalles (1783), recuperando Florida y
Menorca.
Política interior. Fue el máximo ejemplo del Despotismo Ilustrado en el país. Se basó en el absolutismo

Esto es un principio básico de la Ilustración, una corriente de pensamiento del siglo XVIII que también se
caracteriza por el predominio de la razón, la tolerancia religiosa, el interés por las actividades productivas y
la importancia de la educación (laica). En España esta se desarrolla con el Antiguo Régimen, por lo que la
economía se basaba en la agricultura y la ganadería y la sociedad era estamental. No obstante, más tarde las
ideas ilustradas llevan al cuestionamiento de este Régimen, dando lugar a la Revolución liberal burguesa.
Carlos III, como máximo ejemplo de esta corriente, trató de mejorar la economía y el bienestar, la

lo que fomentó la creación de grupos ilustrados.


En los primeros años de reinado (etapa italiana), trajo a ministros de Nápoles, con el Marqués de Esquilache
en cabeza. Este hizo reformas urbanísticas (la puerta de Alcalá), permitió la libertad de comercio y cambió la
forma de vestir. Estas reformas más la influencia extranjera llevan a revueltas populares y de la nobleza. El
pueblo está descontento con los ministros, principalmente por la nueva forma de vestir. Se forma el Motín
de Esquilache (1766), con lo que finalmente dimite. Tras el motín destacan el Conde de Aranda y el de
Floridablanca, que hacen reformas más moderadas en todos los ámbitos (religión, economía, militares,
sociales e institucionales), como la expulsión de los jesuitas en 1767 (pues se creía que ellos habían
promovido la revuelta), la repoblación de territorios (Sierra Morena) por Aranda (inmigrantes alemanes a los
que se les proporcionaba tierra y ganado), la creación del Banco Nacional de San Carlos (1782) por
Floridablanca (origen del actual Banco de España y expresión del liberalismo) y la dignificación del trabajo
industrial (se le da más importancia y deja de estar mal visto).

2. UN SIGLO DE CRECIMIENTO EN ESPAÑA: LA POBLACIÓN Y LA ECONOMÍA


La evolución demográfica. En cuanto a la evolución demográfica, en el s.XVIII hubo un crecimiento de la
población, hasta alcanzar los 11 millones de habitantes, ya que aumentó la natalidad y había menos guerras. Se
mantuvo el régimen demográfico antiguo, con natalidad y mortalidad altas. La mayor parte del crecimiento se
centró en las ciudades, y hubo mayor demanda de alimentos por lo que cambió el régimen de propiedad de la
tierra (pasó a ser de particulares).
Actividades económicas. Por otro lado, respecto a las actividades económicas, en agricultura el rendimiento fue
muy bajo (continuando así las crisis de subsistencia), debido a deficiencias meteorológicas y técnicas y a la
dificultad para aumentar las tierras pues una parte de la superficie cultivable estaba amortizada (mayorazgos) y
las tierras disponibles tenían mala calidad. En cuanto a la producción manufacturera (escasa, orientada al
mercado local, dividida en gremios artesanales), se practicó una política económica mercantilista para lograr
mayor autoconsumo industrial y se establecieron estrategias aplicando medidas proteccionistas y creando
manufacturas públicas (Reales Fábricas). No obstante, continúan las crisis de subsistencia y con Carlos III se opta
por una política económica liberalista.
El comercio. Creció gracias al aumento de la población, al mercantilismo de la monarquía y al crecimiento
económico del s.XVIII. Para mejorar el comercio interior se inician obras públicas y se suprimen las aduanas
internas. En cuanto al comercio exterior, se trata de revitalizar el comercio americano por lo que se suprime el
sistema de flotas y se crean compañías comerciales, produciéndose una liberación del comercio americano
(1788, se puede comerciar desde cualquier puerto del país). Se da el comercio triangula (España-África-América).
3. LA AMÉRICA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII
Además, la población americana aumentó un 50% hasta llegar a los 15 millones de habitantes. Había diversas
razas: blancos (peninsulares y criollos), negros, indios y mestizos. Los territorios desde los Decretos de Nueva
Planta se dividen en Virreinato de Nueva España (Norteamérica) y Virreinatos del Perú, de Nueva Granada y del
Río de la Plata (Sudamérica). En economía se explotaron metales preciosos y plantaciones, se trasladó la Casa de
Contratación de Sevilla a Cádiz (1717) y se suprimió el sistema de flotas en 1765 y 1778 (libertad de comercio).
4. CARLOS IV (1788-1808): HACIA LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN
La Revolución Francesa hace que se frene la política ilustrada de reformas, que se introduzca la censura y que se
reactive la Inquisición (intento de frenar las ideas). Debido a esta Revolución también finalizan los Pactos de
Familia. Se inicia un ciclo bélico: Guerra contra Francia (1793-1795) en la que perdemos y se firma la Paz de
Basilea (1795); Guerras contra Reino Unido (1796-1808) en las que nos unimos con los franceses, pero lleva a la
pérdida del potencial Naval español y a la derrota de Trafalgar (1805); Guerra de las Naranjas contra Portugal
(1801) en la que gana España, obteniendo el control de Olivenza.
El reinado de Carlos IV se ve marcado por el valido Manuel Godoy (1792-1808). Su gobierno se caracteriza por: la
oposición de los privilegiados, el antagonismo del príncipe Fernando y el intervencionismo de Napoleón
Bonaparte al que Godoy se sometió firmando el Tratado de Fontainebleau (1807) por el que se autorizaba que
Francia pasara por España para invadir Portugal. En 1807 y 1808 se dieron varios acontecimientos: toma de
Lisboa por las tropas francesas, la Invasión Napoleónica y el Motín de Aranjuez (marzo 1808) promovido por
Fernando, el clero y la nobleza, que llevó a la caída de Godoy y a la abdicación de Carlos IV en Fernando VII.
TEMA 10: LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN EN ESPAÑA (1808-1833)

1. LA CRISIS DE 1808 Y LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA


1.1. La crisis de 1808
Carlos IV era un monarca débil, de carácter inepto para el gobierno, lo que sumado al contexto internacional
convulso por la Revolución francesa y el Régimen Napoleónico, lleva a España a la crisis. Además, a partir de
1972, Godoy tiene un poder sin límites y lleva a cabo una política de aproximación a Francia, uniéndonos a
ella para enfrentarnos a Inglaterra.
a) El motín de Aranjuez y la caída de Godoy
Napoleón trataba de hacer completamente efectivo el bloqueo continental a Inglaterra (nov. 1806), por lo
que necesitaba invadir Portugal (aliado de Ing.). Para ello, firmó con España el Tratado de Fontainebleau
(oct. 1807), por el que se autorizaba a las tropas francesas a cruzar el país y conquistar Portugal, lo que sirvió
como pretexto para ocupar España. Además, en este Tratado se incluía un tratado secreto de partición de
Portugal.
En España, la situación era favorable para Napoleón (aprovecharon para actuar) ya que Fernando (hijo del
rey), la nobleza y el clero se oponían a Godoy, por lo que provocaron el motín de Aranjuez (17-19 marzo
1808): un golpe palaciego que llevó a la caída de Godoy y a la abdicación de Carlos IV en Fernando VII.
b) Las abdicaciones de Bayona
Napoleón consiguió (favorecido por la crisis de la monarquía) que Carlos IV y Fernando VII viajaran a Bayona
(21 abril-10 mayo 1808) y que abdicaran, de forma que la corona fue entregada al hermano de Napoleón,
José I. El pueblo se opuso, lo que llevó al levantamiento de Madrid (2 mayo 1808) y a la Guerra de la
Independencia contra Francia (1808-1813).
c) El levantamiento contra los franceses
El 2 de mayo de 1808, debido a la oposición del pueblo contra los franceses, se produce un levantamiento en
Madrid de carácter popular, en el que también participan algunos oficiales (Luis Daoiz y Pedro Velarde). No
obstante, el levantamiento es reprimido por el general Murat (francés) y su ejército de 30000 soldados, que
realizaron fusilamientos entre el 2 y el 3 de mayo. El pueblo esperaba la vuelta de Fernando VII, llamándolo
. Tras esto, la rebelión se extendió por todo el país.
d) Poder oficial y poder popular
Poder oficial. La Junta de Gobierno y el Consejo de Castilla seguían las órdenes de Francia y recibieron a
José I (1808- ,
Se aprobó el Estatuto de Bayona (por militares, nobles y eclesiásticos), que era una carta otorgada no
realizada por soberanía nacional: fue impuesta.
Poder popular. La mayoría del país rechazaba a José I y seguía viendo como rey a Fernando VII. En su
nombre (por la necesidad de organización) surgieron Juntas locales, después provinciales y, finalmente, la
Junta Suprema Central. Esta aparece en Aranjuez, luego pasó a Sevilla y, por último, a Cádiz, donde se
disuelve en 1810, pasando el poder a un Consejo de Regencia.
1.2. La Guerra de la Independencia
El pueblo español opuso resistencia armada contra José I y la ocupación de España por Napoleón. Así, el 2 de
mayo de 1808 comienza la Guerra con el levantamiento de Madrid, y se desarrolló en varias fases.
a) La primera fase: los éxitos iniciales (junio-noviembre 1808)
Tras el fracaso español en el levantamiento de Madrid, los franceses trataron de controlar los
levantamientos urbanos del resto del país. En junio fue el primer sitio (asedio) de Zaragoza para conseguir el
control del Valle del Ebro, pero los zaragozanos opusieron una fuerte resistencia. También destaca la batalla
de Bailén, en la que los españoles (general Castaños) derrotan al ejército de Dupont (19 julio). Esta derrota
tuvo una doble repercusión: estratégica y propagandística, ya que era la 1ª derrota de los franceses en
campo abierto. Por ello, José I abandonó Madrid y los franceses se retiraron al norte del Ebro. Como
venganza, Napoleón tuvo que intervenir en persona al frente de la Gran Armée.
b) La segunda fase: el apogeo francés (noviembre 1808-primavera 1812)
Los franceses reaccionaron ante la derrota de Bailén entrando España (noviembre 1808), con Napoleón al
frente de la Gran Armée (250.000 hombres). El ejército español no quiere batallar, por lo que en diciembre
Madrid es ocupada, regresando José I. Por otro lado, caen Zaragoza (febrero 1809) y Gerona (diciembre).
Además, en noviembre de 1809 ocurre la Batalla de Ocaña, con victoria de los franceses, que siguen
avanzando hacia Andalucía hasta conquistarla por completo, a excepción de Cádiz (armada británica).
Cabe destacar la importante acción de los Guerrilleros (grupos de vecinos que hacían pequeños ataques),
que aplicaron una guerra de desgaste con la que acabaron con la moral de los franceses, impidiendo el
control del territorio. Contaban con la ventaja de que conocían el territorio, por lo que pudieron causar
muchas bajas y atacar a los franceses. Destacan Juan Martín (El empecinado), Espoz y Mina y el cura Merino.
c) La tercera fase: la ofensiva final anglo-española (primavera 1812-agosto 1813)
En 1812 Napoleón retiró de España gran parte de sus tropas para invadir Rusia, por lo que los franceses se
debilitaron. Esto llevó a las victorias de Wellington (tropas anglo-portuguesas y españolas) en Ciudad
Rodrigo, Badajoz y Los Arapiles. Debido a esta presión aliada, los franceses abandonan Andalucía y, en 1813
son derrotados en las Batallas de Vitoria y San Marcial, por lo que José I se retira. En diciembre de 1813
Napoleón firma el Tratado de Valençay para finalizar la guerra y Fernando VII vuelve al trono. No obstante,
los franceses desalojan Cataluña en 1814.
Efectos de la guerra. La guerra tuvo desastrosos efectos para España, ya que al medio millón de muertos se
le unen las ciudades y campos arrasados, la destrucción de monumentos, el robo de obras de arte, así como
la caída del comercio colonial y del ritmo de crecimiento industrial y que Hacienda Pública se arruinara.
Además, debido a la caída del comercio colonial, esto influyó en el proceso de independencia de la América
española.
TEMA 10: LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN EN ESPAÑA (1808-1833)

2. LA REVOLUCIÓN LIBERAL, LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812


2.1. La revolución liberal
La revolución liberal es un cambio brusco en los sistemas económico, político y social y se hace mediante un
proceso político o circunstancias extraordinarias (Guerra de la Independencia). Los españoles empezaron a
valerse por sí mismos debido al rechazo a José I, por lo que se da en Cádiz el primer intento de revolución
liberal burguesa para tratar de acabar con el Antiguo Régimen y reemplazarlo por un nuevo modelo de
sociedad con los principios del liberalismo: monarquía parlamentaria, separación de poderes, libertad
económica e igualdad ante la ley.
2.2. Las Cortes de Cádiz
Como vimos anteriormente, la Junta Suprema Central tuvo que trasladarse a Cádiz (no ocupada por Francia),
donde podrían extenderse fácilmente las ideas de renovación. La Junta se disuelve en 1810 y el poder pasa a
un Consejo de Regencia que
intento de establecer las bases jurídicas para la modernización del país. Así, se formó una cámara única, por
sufragio universal masculino, cuyos diputados eran elegidos sin distinción de estamentos (1 dip. = 1 voto).
Las Cortes se componían de 300 diputados congregados, con predomino del clero, además de abogados,
funcionarios, militares, catedráticos y nobles, sin clases populares (predominio clase media ilustrada).
Además, había dos tendencias ideológicas: los absolutistas (no querían cambios, partidarios de la monarquía
absoluta) y los liberalistas (partidarios de las reformas, soberanía nacional e ideas liberales).
2.3. La Constitución de 1812
El 24 de septiembre de 1810, en la sesión inaugural, se proclamó la soberanía nacional, por lo que las Cortes
adquieren carácter constituyente, de forma que el 19 de marzo de 1812 se aprueba la Constitución (La
Pepa). Esta fue un modelo del primer constitucionalismo occidental y se basa en el compromiso de liberales
y absolutistas, inspirándose en el racionalismo francés e influyendo en países como Portugal, Italia o América
Latina. Sus principios fundamentales son: la afirmación de la soberanía nacional, la división de poderes,
monarquía Constitucional como forma de gobierno, Cortes unicamerales elegidas por sufragio universal
censitario indirecto (diputado con rentas > 25 años), reconocimiento de los derechos y libertades
individuales e igualdad ante la ley, la religión católica como única permitida y la división de España en
Provincias para establecer uniformidad y centralización administrativa. Otros artículos tratan de: la reforma
de impuestos y Hacienda Pública, el servicio militar obligatorio y la creación de un ejército nacional, y la
enseñanza primaria pública y obligatoria.
2.4. La labor legislativa de las Cortes
Las Cortes, además, aprobaron unos Decretos y Leyes (1810-1813) que suprimían los fundamentos del
Antiguo Régimen. Estos son: libertad de prensa (supresión de la censura, 1810), abolición de los señoríos
jurisdiccionales y del régimen señorial (1811), abolición de la Inquisición (1813), eliminación de los gremios e
introducción de la libertad económica (1813), derogación de los privilegios de la Mesta (1813), supresión del
mayorazgo y, como medida desamortizadora, venta de bienes de los municipios y de los conventos
destruidos por la Guerra (1813).
TEMA 10: LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN EN ESPAÑA (1808-1833)

3. EL REINADO DE FERNANDO VII (1814-1833): SUS ETAPAS


3.1. El restablecimiento del absolutismo o Sexenio absolutista (1814-1820)
Tras la firma del Tratado de Valançay y el fin de la guerra, las Cortes se trasladan a Madrid y se permite la
vuelta de Fernando VII a España, esperando que firme la Constitución. Cuando Fernando recupera su trono,
se va llenando del calor popular viajando por el país, y el pueblo espera cambios para dejar atrás el Antiguo
Régimen. Entra al país por Cataluña (marzo de 1814), y durante el viaje pasa por Zaragoza hasta llegar a
Valencia, donde recibe el Manifiesto de los persas, una proclama antiliberal de 69 diputados que insisten en
la vuelta al Antiguo Régimen; el absolutismo fue apoyado también por el general Fco. Javier Elío y sus tropas.
Esto llevó a un golpe de Estado y con el Real Decreto del 4 de mayo de 1814 se restaura el absolutismo y las
viejas instituciones, anulando la Constitución de Cádiz y la obra legisladora de las Cortes de Cádiz. En
consecuencia, a finales de mayo Fernando VII entra en Madrid como rey absoluto.
A todo esto, se añade el contexto internacional favorable debido a la restauración del Antiguo Régimen en
Europa tras la caída de Napoleón, gracias al Congreso de Viena y la Santa Alianza, formada por las potencias
absolutistas que vencieron a Napoleón para evitar más brotes liberales.
Además, hubo una dura represión política contra la oposición, formada por liberales y afrancesados,
llevando al asesinato y a la detención de dirigentes o al exilio a Francia e Inglaterra.
En cuanto al Gobierno, este tuvo dificultades, ya que tenía que enfrentarse a la reconstrucción del país tras
el conflicto, a la crisis en agricultura y comercio debido al abandono de la guerra y a la crisis económica, ya
que las finanzas estaban en bancarrota, aunque Martín de Garay trata de solucionarlo mediante una reforma
fiscal (sistema de contribución única y proporcional a los ingresos) que finalmente fracasa por el rechazo de
los nobles y el clero. Además, el Imperio Colonial se puso en pie de guerra para reclamar su independencia.
No obstante, surgieron conspiraciones entre los sectores liberales (oposición), y se crearon sociedades
secretas como las logias masónicas, además de que se dieron pronunciamientos liberales mediante
alzamientos militares, destacando el de Espoz y Mina (1814), el de Díaz Porlier (1815), el de Lazy (1817) y el
de Riego (1820). Todos fracasaron, a excepción de este último, que dio paso al Trienio Liberal.
3.2. El Trienio Liberal (1820-1823)
Comienza con el Pronunciamiento del Teniente Coronel Rafael Riego el 1 de enero de 1820 en las Cabezas de
San Juan (Sevilla) gracias a las tropas que iban a luchar contra la independencia de las colonias. Riego
proclamó la Consitutción de 1812 y recorrió Sevilla, por lo que la sedición se extendió a otras ciudades y
Fernando VII se vio obligado a jurar la Pepa el 10 de marzo y a formar un nuevo gobierno. Publicó un

Las obra legislativa de las nuevas Cortes liberales fue un 2º intento de Rev.Liberal burguesa para acabar con
el A.Régimen, y se basó en: la supresión de mayorazgos, abolición de los señoríos jurisdiccionales y
territoriales, proclamación de la Ley de Supresión de Monacales (se sientan las bases para la
desamortización eclesiástica), supresión de la Inquisición, restablecimiento de la Milicia Nacional, abolición
de los gremios (llevando a la libertad de industria y comercio) y modernización política y administrativa bajo
el principio de igualdad legal, ya que para saldar los problemas con la Hacienda, José Canga Argüelles
propone la contribución directa (todos pagan lo mismo).
Dentro de los liberales se da una división en liberales moderados o doceañistas (conservadores), que
proponen reformas prudentes y quieren reformar la constitución en favor de la corona; y los liberales
exaltados o veinteañistas (más progresistas), que proponen reformas radicales y una aplicación más estricta
de la constitución. Las reformas llevadas a cabo provocan la oposición de la monarquía y las potencias
absolutistas europeas, de la nobleza tradicional y la Iglesia (no quieren perder privilegios), y los campesinos
(no se ven favorecidos).
En consecuencia, en 1822 hay una reacción absolutista, ya que estos quieren restablecer el Antiguo Régimen
por lo que se produce una sublevación de la Guardia Real (7 julio 1822), se organizan fuerzas guerrilleras
(Navarra y Cataluña) y se instala una Regencia en Seo de Urgel. Además, las potencias absolutistas de la
Santa Alianza deciden en el Congreso de Verona (oct. 1822) intervenir en España mediante el ejército
francés de los Cien Mil Hijos de San Luis (abril 1823). Finalmente se restaura el absolutismo sin resistencia.
3.3. La década absolutista u ominosa (1823-1833)
Fernando VII declaró nula la actuación del Gobierno del Trienio liberal mediante el Decreto del 1 de octubre
de 1823, restaurando así al absolutismo. Además, llevó a cabo una dura represión contra los liberales
conocida como el terror blanco, ejecutando a Riego.
No obstante, a partir de 1825 el rey opta por una posición más abierta, y se lleva a cabo la reforma
presupuestaria y fiscal de López Ballesteros para evitar la Bancarrota. Esta reforma da lugar a los
Presupuestos del Estado (los primeros), se reduce la deuda pública, se crea la Real Caja de Amortización y
Tribunal de Cuentas, el Banco de San Fernando, se fundan la Bolsa de Madrid y el Ministerio de Fomento,
además que se introduce el Plan de minería.
Por otro lado, hay una doble oposición a Fernando VII: los liberales, que continúan con los
pronunciamientos, lo que lleva al fusilamiento de Torrijos y al Garrote vil a Mariana Pineda; y los
ultrarrealistas o carlistas, que provocan insurrecciones. A esto se añade el problema sucesorio que tenía
Fernando VII, ya que no tenía descendencia masculina, pero desde el reinado de Felipe V se impedía reinar a
las mujeres. Por ello Promulgó la Pragmática Sanción, que derogaba la Ley Sálica y permitía reinar a Isabel, lo
que lleva a la oposición de Carlos María Isidro, hermano del rey, y al origen del carlismo. En consecuencia, la
muerte de Fernando VII derivaría durante la Regencia de Mª Cristina en una guerra entre Isabelinos y
Carlistas, lo que supone el enfrentamiento de dos tipos de absolutismos: el moderado (ya que necesitan
ganarse al pueblo y reciben apoyo liberal a cambio de ir cambiando poco a poco el Régimen) y el
intransigente, respectivamente.
3.4. La emancipación de las colonias americanas
En cuanto a la América española, esta comienza a mostrar interés por la independencia, debido a varios
factores. En primer lugar, el reformismo borbónico y la liberación del comercio peninsular (navío de
permiso) apartó a los criollos del control económico y administrativo, por lo que sentían que no tenían
representación en España. Hay que tener también en cuenta la influencia de la Revolución Americana
(1776), la Revolución francesa (1789), los intereses de Reino Unido (busca la decadencia de España), la
debilidad de la monarquía fernandina y la experiencia de autogobierno de la burguesía criolla durante la
Guerra de la Independencia en España.
Como consecuencia de las independencias americanas, la Hacienda Real quedó exhausta y se agravó la crisis
del país; se crearon diversos países en manos de la minoría criolla (Ecuador, Venezuela, Perú, Bolivia).
El proceso emancipador se dividió en dos fases. La primera fase ocurre de 1808 a 1816, las Juntas creadas
debido a la ocupación francesa se declaran independientes a causa de la presencia de los criollos. No
obstante, la vuelta de Fernando VII acabó con la revuelta. La segunda fase va de 1816 a 1824, y en esta
destacan San Martín y Simón Bolívar. Tras la derrota de Chachabuco (1817) se independizó Chile, y gracias a
otras campañas se independizaron Argentina, Ecuador, Venezuela, Colombia, México y Perú. Finalmente,
tras las derrotas de Carabobo (1821) y Ayacucho (1824), se derrota definitivamente a los españoles,
convirtiéndose estos en potencia de segundo orden.
TEMA 11: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1868)

1. LA ÉPOCA DE LAS REGENCIAS Y EL PROBLEMA CARLISTA


En los últimos años de su reinado, Fernando VII promulga la Pragmática Sanción para derogar la Ley Sálica que
impide gobernar a las mujeres, para que así su hija Isabel pueda acceder al trono. No obstante, Carlos Mª Isidro,
hermano del rey, también quiere acceder a la corona, lo que lleva a la guerra carlista cuando muere Fernando.
1.1. Moderados y progresistas
En esta época se comienza a consolidar la división de los liberales en dos corrientes políticas: el liberalismo
moderado y el progresista. Por un lado, los moderados eran partidarios de la soberanía compartida entre las
Cortes y la Corona, del sufragio censitario, de la limitación de derechos individuales y colectivos, la
administración centralizada (Madrid) y de las Cortes bicamerales por nombramiento Regio (por el rey). Eran
principalmente grandes terratenientes, la alta burguesía y la clase media-alta. Por otro lado, los progresistas
defendían la Soberanía Nacional (Cortes), el sufragio censitario ampliando el cuerpo electoral incluyendo las
clases altas y medias, los derechos individuales y colectivos (libertad de prensa, de opinión, etc.), el
fortalecimiento de poderes locales (Ayuntamientos y Milicia Nacional), tenían un gran espíritu de reformas y
defendían las Cortes bicamerales elegidas por sufragio. Eran la pequeña y mediana burguesía y clase media.
1.2. La regencia de María Cristina (1833-1840)
a. Los comienzos moderados de la Revolución Liberal
Tras la muerte de Fernando VII (1833) María Cristina fue nombrada regente, ya que Isabel aún era una niña.
Su regencia se caracteriza por: la alternancia en el gobierno de moderados y progresistas, la importancia de
los pronunciamientos militares, el gran peso de las Juntas y la Milicia Nacional y la importancia de la prensa.
Al frente del Gobierno quedó Cea Bermúdez y, tras un periodo muy conservador, finalmente la dirección del
Gobierno recae sobre el liberal Martínez de la Rosa, en 1834. Este promulgó el Estatuto Real (carta otorgada)
en 1834, que se caracterizó porque era una carta otorgada por la corona que trató de implantar una fórmula
de equilibrio entre el carlismo y el liberalismo, no reconocía derechos individuales ni división de poderes,
establecía una convocatoria de Cortes con dos cámaras con función consultiva: el Estamento de Próceres
(cámara alta; elegidos por el rey) y el Estamento de Procuradores (cámara baja; por sufragio censitario). No
obstante, Martínez de la Rosa tuvo como oposición a liberales radicales y a los carlistas (guerra carlista), por
lo que dimitió en junio de 1835, sucediéndole el Conde de Toreno, también moderado. Este solo duró cuatro
meses ya que se formaron Juntas Revolucionarias Progresistas que le llevaron a la dimisión en septiembre de
1835.
b. La fase progresista de la Revolución Liberal (1835-1837)
Entonces la Regente llamó a Mendizábal, un liberal progresista, para que formara gobierno. La Hacienda se
encontraba arruinada, sin fondos, por lo que se amplió el alistamiento de hombres para el ejército y para
obtener fondos se aprobó la Desamortización eclesiástica del clero regular (19 Feb. 1836). Con esto se
pretendía obtener recursos para Hacienda, disminuir y suprimir la deuda pública, hacer frente al carlismo y
atraer a las filas del liberalismo a los compradores de los bienes desamortizados. Finalmente, en mayo de
1836 dimite debido a las diferencias con la Regente.
En consecuencia, Mª Cristina encargó al moderado Fco. Javier Istúriz (mayo-agosto 1836) formar gobierno,
pero no tuvo el apoyo de las Cortes. Por ello se dieron levantamientos populares progresistas, lo que llevó al
Motín de los Sargentos de la Granja (agosto 1836), que acaba con el gobierno y da lugar al restablecimiento
de la Constitución de 1812, a la formación de un nuevo gobierno progresista con Calatrava en cabeza y a la
convocatoria a Cortes Constituyentes (con dominio progresista). Se promulgó la constitución de 1837, con
ideas de: progresistas, como el principio de Soberanía Nacional, el reconocimiento de los derechos de los
ciudadanos, la división de poderes y la limitación del poder monárquico; y de moderados, como las Cortes
bicamerales (Senado y Congreso de los Diputados) y la concesión de poderes a la corona (vetar las leyes y
disolver el Parlamento). Además, destacan otras reformas económicas importantes: la disolución del Rég.
Señorial y Mayorazgos (1836), libertad de industria y comercio, libertad de imprenta y la reanudación de la
desamortización de las fincas rústicas y urbana de las órdenes religiosas. También en 1837 se aprobó una
nueva ley electoral por la que el sufragio seguía siendo censitario, pero se ampliaba el cuerpo electoral.
c. La vuelta a los gobiernos moderados (1837-1840)
Tras aprobar la Constitución, se convocaron elecciones en 1837, y ganaron los moderados, cuyos gobiernos
se vieron influidos por el poder militar: Espartero (progresista) y Narváez (moderado).
Al finalizar la guerra carlista, aparece una nueva ley de Ayuntamientos que provoca la protesta de los
progresistas y de las principales ciudades españolas a través de las Juntas. Ante esta inestabilidad, la Regente
nombra a Espartero Jefe de Gobierno y abdica, exiliándose a Francia (octubre 1840).
d. El problema carlista y la primera guerra (1833-1839)
Como vimos anteriormente, Fernando VII murió el 29 de sept. de 1833 y su hermano Carlos María Isidro
reclamó el trono desde Portugal mediante el Manifiesto de Abrantes (1 oct. 1833). Mientras tanto, en
España se produjeron levantamientos en distintos puntos a favor de Carlos. El ideario carlista se basa en:
apoyo a Carlos Mª I. como heredero del trono, absolutismo monárquico, mantenimiento de las viejas

catolicismo excluyente de otras creencias y mayor valoración del medio rural frente a la sociedad urbana
industrial. Se resume Los carlistas fueron apoyados por parte del ejército, de
la nobleza y del clero (jerarquía intermedia) y el campesinado conservador. En el ámbito geográfico, se
extendían por zonas rurales: Vascongadas, Navarra, el Maestrazgo y el Pirineo Catalán. Esta oposición dio
lugar a las guerras carlistas, en las que se enfrentaban contra los Isabelinos o Cristinos, quienes eran
apoyados por parte de la nobleza, del clero (jerarquía alta), del ejército, por la burguesía y clases populares
urbanas.
La primera guerra carlista se dividió en varias fases. En la primera fase (1833-1835) triunfan los carlistas.
Carlos María formó en Navarra un gobierno alternativo (julio 1834). Se formaron partidas rurales o guerrillas
en el País Vasco y Cataluña y, posteriormente, en Aragón y el Maestrazgo. No obstante, acabó con la muerte
de Zumalacárregui (general carlista) en el asedio de Bilbao. En la segunda fase (1835-1837) destacan las
expediciones del general Cabrera (carlista) para enlazar las guerrillas del país, aunque no logró consolidar el
carlismo en ningún punto. La acción más importante fue la Expedición Real de Carlos V a Madrid (1837),
aunque Espartero le obligó regresar al País Vasco. Por último, en la tercera fase (1837-1839), el carlismo
estaba dividido entre moderados e intransigentes y fue derrotado, firmándose el Convenio de Vergara
(agosto 1839) entre Espartero y Maroto (moderado). La guerra terminó en 1840, en Morella, con la derrota
de Cabrera. Esta tuvo graves consecuencias ya que hubo 200.000 muertos y, en el panorama internacional,
los carlistas fueron apoyados por Austria, Rusia, Prusia y el Pontificado; y los isabelinos por Inglaterra,
Francia y Portugal. Además, la monarquía se inclinó hacia el liberalismo, tuvieron gran protagonismo los
militares por sus pronunciamientos y a esto se añaden los enormes gastos que supuso la guerra.
1.3. La Regencia de Espartero (1840-1843)
Tras la abdicación de la Regente, le sustituyó Espartero, líder de los liberales progresistas. Este gobernó de
forma autoritaria y con talante populista: exigió ser regente único, realizó una venta de bienes del clero
secular y apostó por una política librecambista que provocó que comerciantes y empresarios de textil de
Barcelona iniciaran un enfrentamiento contra esta política. Esto último llevó a los sucesos de Barcelona de
1842, en los que Espartero mandó bombardear la ciudad, aunque el posterior pronunciamiento de los

mayoría de edad de Isabel II, proclamándola reina a los 13 años, para así evitar disputas por la regencia. Esta
encargó formar gobierno a González Bravo (moderado), aunque solo duró seis meses y fue sustituido por
Narváez, comenzando así la Década Moderada.
TEMA 11: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1868)

2. LA DÉCADA MODERADA (1844-1854)


2.1. Las reformas moderadas. La Constitución de 1845
Tras la caída de Espartero, liberal progresista que sustituyó a la regente Mª Cristina tras su exilio después de
la primera guerra carlista, se declara la mayoría de edad de Isabel II y es proclamada Reina. Entonces los
moderados ascienden al poder, ya que la reina encarga a González Bravo (moderado) formar gobierno y,
aunque este solo dura seis meses, puso en vigor la ley de Ayuntamientos de 1840, suprimió la Milicia
Nacional y creó la Guardia Civil. Fue sustituido por Narváez (moderado), quien destaca en este periodo, y en
1844 se forman nuevas Cortes Constituyentes, con mayoría moderada, para establecer las bases del nuevo
estado moderado. Se promulgó la Constitución de 1845, la cual ajustó el sistema político a las pretensiones
de los moderados y anuló los aspectos más progresistas de la Constitución de 1837. Esta nueva constitución
se basó en: reforzar el papel de la corona y limitar el de las Cortes, Cortes bicamerales (Senado y Congreso),
el Senado era elegido por la Reina y tenía un nº ilimitado de senadores, soberanía compartida entre las
Cortes y la Corona, religión católica en exclusividad, Ayuntamientos y Diputaciones sometidos a la
administración central y restricción del derecho a voto (sufragio censitario por renta alta). En definitiva, se
intentó construir una estructura de Estado liberal, bajo los principios de centralismo y unificación. Para ello
se tomaron ciertas medidas entre las que destacan: reforma fiscal y de Hacienda (1845) por parte de
Alejandro Mon-Santillán, que introdujo la contribución de inmuebles, cultivo y ganadería y el impuesto sobre
el consumo; la unificación y codificación legal (Código Penal 1851); reorganización de la Administración hacia
una estructura centralista; intento de controlar el poder municipal mediante la Ley de Administración Local
de 1845; regulación del sistema de Instrucción Pública, estableciendo planes de estudio; creación de la
Guardia Civil, como hemos comentado antes, en 1844, disolviéndose la Milicia Nacional.
2.2. El desarrollo político de la Década
Por otro lado, la reina Isabel II contrajo matrimonio con su primo, Francisco de Asís (oct. 1846), y esto
reavivó el enfrentamiento con los carlistas, que querían casar a la reina con el hijo de Carlos M.I., dando
lugar a la segunda guerra carlista (1846-1849), con centro en Cataluña y en la que destaca Cabrera al frente
de los guerrilleros.
Bravo Murillo sucedió a Narváez en enero de 1851 y, durante su gobierno se mejoraron las relaciones con la
Iglesia, pues se firmó el Concordato con la Santa Sede (1851) por el que se suprimía la venta de los bienes
eclesiásticos, se devolvían los bienes no vendidos y se establecía la financiación pública del culto y del clero.
En cuanto a la oposición al gobierno moderado, en primer lugar, encontramos al carlismo que, como hemos
dicho antes, pretendía casar a Isabel II con Carlos VI (hijo de Carlos M.I), desencadenando la segunda guerra
carlista. A esta oposición se añade el Partido Demócrata, que surge de la división del Partido Progresista en
1848, y que era apoyado por las clases populares e intelectuales, cuyo objetivo era la igualdad para todos los
ciudadanos y paliar las diferencias sociales.
Sin embargo, el gobierno de los moderados se fue desgastando debido principalmente al fracaso de un
intento de reforma constitucional en sentido autoritario, la división del partido moderado, los casos de
corrupción centrados en la construcción de ferrocarriles, etc. Tras la caída del gobierno de Bravo Murillo, le
sucedieron varios gobiernos y el último fue el del Luis José Sartorius (Conde de San Luis). Como reacción
contra el gobierno por las causas ya comentadas, se produjo el Pronunciamiento de Vicálvaro el 30 de junio
de 1854, conocido como Vicalvarada
retiró a Manzanares (donde se encontraban Castillo y Serrano), donde redactaría posteriormente el
Manifiesto de Manzanares. Como consecuencia al pronunciamiento, se produjo un cambio de gobierno,
TEMA 11: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1868)

3. EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856). LA VUELTA AL MODERANTISMO


El 30 de junio de 1854 se produjo la Vicalvarada, un pronunciamiento militar contra el gobierno, encabezado por

trasladó a Manzanares, donde se unió al general Serrano. Allí firmó el Manifiesto de Manzanares, redactado por
Cánovas del Castillo, que era un conjunto de promesas progresistas firmado, como hemos dicho, por Serrano y

progresista en la que se formaron Juntas revolucionarias con el objetivo de ejercer presión al gobierno. En
consecuencia, la reina se vio obligada a formar un nuevo Gobierno a finales de julio, dando paso así a un
Después, en octubre de
1854, se convocan elecciones a Cortes Constituyentes. Triunfa la Unión Liberal, un nuevo partido de línea

puros, los moderados y los demócratas (izquierda radical). Las Cortes tuvieron un importante papel ya que

leyes que contribuirían a la industrialización y consolidación del capitalismo. En cuanto a la Constitución, como
hemos dicho, no fue promulgada, aunque contenía ideario progresista: Soberanía Nacional, Milicia Nacional,
Alcaldes elegidos por los vecinos, Cortes bicamerales y libertad de imprenta y religiosa. Respecto a las leyes
económicas, destaca la ley de Desamortización general civil y eclesiástica de Madoz (1 mayo 1855), que incluye
todo tipo de tierras amortizadas (manos muertas) con el objetivo de conseguir recursos para Hacienda y
modernizar el país. Esto tuvo una serie de consecuencias como la puesta en cultivo de grandes extensiones de
tierra que hasta entonces no se trabajaban y la absorción de gran cantidad de capitales privados (burguesía),
aunque no se cambió la estructura de la propiedad (latifundios al sur y minifundios al norte). Otra de las leyes es
la Ley General de Ferrocarriles (3 junio 1855), la cual regula su construcción, ofrece amplios incentivos a las
empresas que intervinieron (subvenciones) y, a partir de su creación, hubo un ritmo rápido de construcción,
aunque también tuvo consecuencias: las principales concesiones eran a empresas extranjeras, no se desarrolló la
industria siderúrgica española, hubo una nula inversión en la industria y las compañías ferroviarias quebraron.
Por último, encontramos la Ley de Bancos de emisión y Sociedades de crédito (28 enero 1856), que facilitaba la
concesión de créditos a las empresas relacionadas con el ferrocarril y de esta forma favorecer la financiación del
ferrocarril.
Sin embargo, estas medidas reformistas del Bienio no mejoran la vida de las clases populares y se genera un
clima de gran conflictividad social causado por Levantamientos obreros en Barcelona (1855) y levantamientos en
numerosas ciudades (1856) en los que se generan motines de subsistencia y se incendian fábricas y fincas. Esto
llevó a una crisis de gobierno que provocó la dimisión de Espartero y que Isabel II entregara el gobierno a

La vuelta al moderantismo (1856-1868)


Durante el moderantismo se da una alternancia en el gobierno de moderados (Narváez) y unionistas (Unión

reestablece la Constitución de 1845 con un Acta adicional, suprime la Milicia Nacional y disuelve las Cortes. En
octubre, es sustituido por Narváez, regresando así el conservadurismo. Este reestablece la Constitución de 1845,
sin Acta adicional, anula la libertad de imprenta y aprueba la ley de Instruc
que establece tres etapas: primaria, segunda enseñanza y enseñanza superior. Finalmente, Narváez dimite, y

y en este periodo se intenta recuperar el prestigio perdido en el exterior aprovechando una etapa de
crecimiento económico. Es por ello que se realizan diferentes expediciones: a Conchinchina (1858-1863), a
México (1862) y a Marruecos (1859-1860), en la que se produce la victoria de Wad-Ras. Posteriormente, en la
etapa de 1863 a 1868, la corona se empeñó en contar solo con gobiernos moderados, lo que anulaba los
fundamentos del sistema liberal. Por tanto, comienza un periodo de gran autoritarismo que fomentó la crisis
económica de 1866. Esta supuso una crisis financiera, ya que las inversiones ferroviarias no eran rentables; la
crisis industrial de Cataluña ya que subieron los precios de la materia prima y disminuyó la demanda de
productos textiles, lo que llevó a despidos; y la crisis de subsistencia debido a las malas cosechas, lo que llevó a
una subida de hasta el 100% debido a la carestía de trigo. A esto se añade el deterioro político de esta etapa, ya
que el sistema isabelino tenía una fuerte oposición formada por grandes negociantes, industriales, intelectuales
(que se rebelaron en la Noche de San Daniel), obreros y campesinos. En consecuencia, en junio de 1866
comienzan las primeras revueltas, ya que los progresistas liderados por Juan Prim, las veían como única salida.
Se llevó a cabo la Revuelta de los sargentos de artillería del cuartel de San Gil, la cual fue un fracaso y acabó con
Así se inicia la
etapa de 1863 a 1868, durante la cual, en agosto de 1866, se firma el pacto de Ostende (Bélgica) por
progresistas, demócratas, unionistas, en definitiva, la oposición, con el objetivo de acabar con el reinado de
Isabel II y convocar Cortes Constituyentes para establecer un nuevo sistema político de signo democrático,
siendo esta la primera vez que se habla de democracia. Finalmente, en abril de 1868 muere Narváez y le sucede
González Bravo, que reprime a los generales sospechosos de querer destronar a la reina. Todo esto desemboca

Isabel II e iniciándose una nueva etapa: el Sexenio Democrático.


TEMA 12: EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874). ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN EL SIGLO XIX

1. EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL SEXENIO DEMOCRÁTICO


1.1.
Los últimos años de reinado de Isabel II se caracterizaron por una profunda crisis económica y política y por
la fuerte oposición de los grupos contrarios al moderado. Estos grupos, progresistas, demócratas y

Juan Prim. Así, el 17 de septiembre de 1868 se pronunciaron en Cádiz, Prim, Serrano y Topete contra el

populares y se crearon Juntas Revolucionarias locales. El 28 de septiembre Serrano triunfó en la batalla de


Alcolea (Córdoba), por lo que el día 30 la reina se exilió a Francia, poniendo fin a la monarquía.
1.2. El gobierno provisional. La Constitución de 1869 (oct. 1869-jun. 1869)
En octubre se formó un Gobierno provisional por los firmantes del Pacto de Ostende entre los que estaban
Prim, Sagasta, Ruiz Zorrilla y Figuerola. Sus primeras medidas fueron la disolución de las Juntas

supresión de consumos, introduciendo un tributo personal proporcional a la renta. En enero de 1869 se


convocaron elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino (>25).
Las Cortes estaban formadas en su mayoría por partidos monárquicos (progresistas y unionistas), aunque
también había republicanos federales (demócratas), y carlistas y moderados. En junio se promulgó la
Constitución de 1869, la primera demócrata, la cual incluía la soberanía nacional, una monarquía
con poder ejecutivo y poder disolver las Cortes, amplia declaración de derechos y libertades
), Cortes Bicamerales con función legislativa elegidas por sufragio
universal y el mantenimiento del culto y el clero católico.
1.3. La regencia de Serrano: la inestabilidad política del periodo (jun. 1869-dic. 1870)
Se rechazaron al duque de Montpensier y a Espartero como reyes, por lo que se inició la Regencia de
Serrano, con Prim como Jefe de Gobierno. Esta se caracterizó por la inestabilidad política debido a: una

10 años con Cuba, ya que pedían la independencia; y las sublevaciones republicanas federales que se
iniciaron en oct. de 1869, apoyadas por las masas populares de Cataluña, Aragón, Valencia y Andalucía.
Finalmente se eligió como rey a Amadeo de Saboya, reconocido por las Cortes en noviembre de 1870.
1.4. El reinado de Amadeo de Saboya (dic. 1870-feb. 1873)
El nuevo rey era principalmente apoyado por el general Prim, pero este murió cuando empezaba la
monarquía debido a que sufrió un atentado. Así, el reinado de Amadeo I se caracterizó por la permanente
inestabilidad política y social debido a: la guerra de los Diez Años en Cuba (1868-1878) y la 3ª Guerra Carlista
ya que Carlos VII (nieto de C.M. Isidro) quería ser rey. Además, se enfrentó a una amplia oposición tanto
política como social, encontrando partidos de derecha, carlistas y alfonsinos (hijo de Isabel II), y de izquierda,
republicanos y sociedades obreras españolas como la AIT; y la oposición social del clero, alta burguesía,
industriales y movimientos obreros. Debido a la complicada situación, Amadeo I abdicó en febrero de 1873.
1.5. La Primera República (feb. 1873-ene. 1874)
Tras la abdicación de Amadeo de Saboya, la Asamblea Constitucional (Congreso y Senado) proclamó el 11 de
febrero de 1873 la Primera República española, recibida con entusiasmo en un momento de grandes
dificultades. La Hacienda se encontraba sin fondos, continuaban la guerra carlista (1872-1876) y la de Cuba y
había movilizaciones de obreros catalanes y campesinos andaluces. A esto se añade que los republicanos se
encontraban divididos en unitarios, con Castelar al frente, partidarios de un Estado centralizado; y federales,
a su vez divididos en intransigentes, con José Mª de Orense, partidarios de la vía insurreccional a partir de
los cantones (municipios independientes) y benévolos, con Pi i Margall, partidarios de la vía constitucional a
partir de la legalidad. En un año se sucedieron seis gobiernos y cuatro presidentes, siendo el primero
Estanislao Figueras (feb.-jul. 1873), en el que se llevaron a cabo medidas como: abolición de la esclavitud en
Puerto Rico, la supresión de las quintas para calmar a la sociedad y la convocatoria a Cortes Constituyentes,
que proclamaron la República Democrática Federal el 1 de junio. Además, se creó la Constitución non nata
de 1873 que: tenía carácter federalista, repartía el poder entre las instituciones autónomas (municipio,
región nación) y declaraba 15 estados federales más Cuba y Puerto Rico. No obstante, Figueras decide dejar
el gobierno, iniciándose así el gobierno de Pi y Margall (11 de junio) en el que continúan los conflictos
carlista y cubano y se produjo la huelga general de Alcoy y la revolución cantonalista. En esta, la población se
alzó en algunas zonas proclamando su cantón independiente y se inició en Cartagena en julio, extendiéndose
a otras ciudades. Finalmente, Pi y Margall dimitió y se inició el gobierno de Salmerón (jul.-sept. 1873), que
dio un carácter conservador a la república y acabó con el movimiento cantonalista gracias a la intervención
de los generales Pavía y Martínez Campos. No obstante, este dimitió al negarse a firmar penas de muerte
contra unos carlistas. El 6 de septiembre comenzó el gobierno de Emilio Castelar (sept.-ene. 1874),
caracterizado por ser unitario y autoritario (derecha). Castelar reforzó al ejército para hacer frente a los
cantonalistas y a los carlistas, pero, debido a ese giro hacia la derecha, los diputados de izquierda (federales
intransigentes) le obligaron a dimitir para volver a la República de izquierdas. Justo después de la dimisión,
en la noche del 2 de enero de 1874, el General Pavía dio un golpe de estado con fuerzas de la G.Civil
irrumpiendo en el Congreso. Esto puso fin a la República y Pavía cedió el poder al general Serrano,
iniciándose la dictadura de Serrano (1874), un periodo de transición hacia la Restauración que dio lugar a un
régimen republicano autoritario. El régimen acabó con el cantón de Cartagena, disolvió la I Internacional y se
enfrentó a los carlistas con éxito. Frente a esta dictadura se encontraban los alfonsinos, dirigidos por
Cánovas del Castillo y, finalmente, el 29 de diciembre de 1874 se produjo el pronunciamiento militar del Gral
Martínez Campos en Sagunto, comenzando la Restauración. Se proclamó rey de España a Alfonso XII (hijo de
Isabel II), quien mediante el Manifiesto de Sandhurst declaró sus intenciones como monarca liberal, lo que
gustó a la población.
TEMA 12: EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874). ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN EL SIGLO XIX

2. LA ECONOMÍA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XIX: AGRICULTURA, INDUSTRIA Y TRANSPORTES


Durante el siglo XIX se produjo la Revolución Industrial, aunque en España fue un proceso lento y atrasado con
respecto a otros países.
2.1. La Agricultura y sus cambios
La agricultura continuó siendo el sector más importante de la actividad económica, pero hubo
transformaciones en la propiedad de la tierra ya que en el Ant. Régimen la distribución era muy desigual y
había grandes propietarios: la iglesia, los municipios y la nobleza (manos muertas). Con la llegada de la
Revolución Liberal se implantó la propiedad privada, se suprimieron los mayorazgos, se abolieron los
señoríos y se llevaron a cabo desamortizaciones, que fueron el gran motor de cambio. Estas se iniciaron con
Godoy en 1798 y fueron una forma de obtener recursos para Hacienda; continuaron con Mendizábal
aplicada al clero regular, desde 1836, después se produjo la desamortización del clero secular de Espartero
y, por último, la desamortización de los bienes del Estado, Iglesia y municipios de Madoz, en 1855.
Afectaron a 600.000 fincas, unos 10 millones de hectáreas y como consecuencia se amplió la superficie
cultivada, se acentuó el latifundismo (la alta burguesía y terratenientes adquirieron las propiedades) y se
posibilitó el funcionamiento de pequeñas y medianas propiedades. Sin embargo, los campesinos no
pudieron adquirir tierras y empeoraron sus condiciones de vida. Además, no se modernizó la agricultura ni
se invirtió en nueva tecnología ya que era muy costoso, continuando una agricultura tradicional y explotada
por jornaleros sin tierras.
Predominó el cultivo de la trilogía mediterránea, que incrementó su producción debido a los cambios en la
distribución, la mejora de los transportes, el crecimiento de la población y la política proteccionista. Se
impuso el arancel de 1891 para tratar de frenar la crisis agraria (sobre todo cereales), lo que impidió la
modernización del sector agrícola (ya que no había necesidad de competir), frenando la industrialización. El
cultivo de cereal, como el trigo y la cebada, se dio principalmente en el interior, junto con la vid, que
experimentó una caída de las exportaciones debido a la filoxera en 1892, y el olivo, cultivado principalmente
en Andalucía, Cataluña y el bajo Aragón. A finales de siglo, en la zona del mediterráneo aumentó la
importancia de frutales y cultivos de regadío.
2.2. La industria y la minería
En cuanto al sector de la industria, destacaron la textil y la algodonera, aunque la industrialización en España
en el siglo XIX fue un fracaso y se desarrolló notablemente en Cataluña.
En primer lugar, encontramos la industria textil algodonera, que se dio principalmente en Cataluña debido a
la tradición manufacturera y comercial del s.XVIII y a las políticas de proteccionismo que imponían fuertes
aranceles a los tejidos extranjeros e hicieron que en 1850 Cataluña abasteciera el 75% de la demanda
española. Fue la primera industria en mecanizarse y se introdujeron mulas, movidas por ruedas hidráulicas o
la máquina de vapor (1833), además de selfactinas, máquinas automáticas de hilar. Los 60s fueron difíciles
debido a que encarecieron las importaciones de algodón de EEUU (Guerra de Secesión), pero en los setenta
y los ochenta volvió un gran desarrollo gracias a la política proteccionista y a los aranceles en Cuba y Puerto
Rico, aunque su independencia fue un duro golpe.
En cuanto a la industria siderúrgica, estaba condicionada por el hierro y el carbón, los cuales se encontraban
en zonas geográficas separadas, por lo que iba atrasada. Entre 1830 y 1860 destaca la siderurgia andaluza,
en la que se utilizaba carbón vegetal que subió los costes; entre 1860 y 1880 la relevó la asturiana, que se
basaba en las minas de carbón; y a partir de 1880 destacó la vasca gracias a la calidad del hierro, el uso del
convertidor Bessemer, el capital acumulado con la exportación de mineral de hierro y los Altos Hornos de
Vizcaya (1902). Esto permitió el desarrollo de otras industrias asociadas, como la naviera, la fabricación de
maquinaria textil y de herramientas, también en Cataluña y Asturias.
Por último, respecto a la minería, fue un sector muy desarrollado durante este siglo, siendo el preferido para
la inversión de capital extranjero, aunque ser un país proveedor de materia prima obstaculizaba la
industrialización. En 1868, debido a la importancia económica de la exportación de minerales se creó la Ley
de Bases sobre minas, lo que dio lugar a un mayor dinamismo del sector y a que España destacara. Así en
1877, España era el primer país de Europa en la producción de minerales de plomo, hierro, cobre y mercurio.
2.3. El ferrocarril
Por otro lado, el ferrocarril favoreció la constitución de un mercado de ámbito nacional y fue esencial para la
consolidación de una industrialización moderna. La Ley de ferrocarriles de 1855 favoreció su construcción y
por ello hay dos etapas. En la etapa de 1844 a 1855, la Real Orden (dic. 1844) no favorece la construcción de
la red, sino la especulación. Además, estableció un ancho de vía superior al europeo, lo que nos aisló de
Europa, y la construcción fue lenta por la falta de capitales y de iniciativa. Se construyeron 476,9 km,
destacando líneas como Barcelona-Mataró, Madrid-Albacete o Madrid-Aranjuez. En la etapa de 1855 a 1865,
gracias a la Ley de Ferrocarriles (1855) se acentuó su construcción y la inversión de capitales (español y
extranjero). Esta facilitó la formación de Sociedades Anónimas ferroviarias, introdujo subvenciones estatales
y permitía la importación de material ferroviario. Se construyeron 4300km, destacando las compañías MZA
(Mad-Zar-Alic), el Ferrocarril del Norte y Ferrocarriles Andaluces.
Posteriormente, con la crisis de 1866 se frena el ritmo de construcción ya que disminuyó el capital extranjero
y había escasez de tráfico. No obstante, llevó a plantearse la importancia del ferrocarril, por lo que facilitó el
intercambio de personas y mercancías entre las distintas regiones. Tras el periodo de crisis, comienza un
nuevo auge ya que se duplica la longitud de la red nacional durante la Restauración, se aumentan las
inversiones y se le da más importancia a las industrias siderúrgica y metalúrgica nacionales para obtener los
materiales.
2.4. Los problemas de la Hacienda
Respecto a la Hacienda, durante el siglo XIX se mantuvo el desequilibrio entre ingresos y gastos. El sistema
tributario antes de 1845 era caótico e ineficaz, pero, en 1845, con la reforma tributaria de Mon-Santillán se
simplificó el sistema de impuestos creando impuestos directos e indirectos (consumos). Además, se
establecieron por primera vez los presupuestos generales del Estado y se trató de reducir la deuda pública.
También se fracasó al crear un catastro o inventario de todos los bienes por localidades e individuos, ya que
había un gran nivel de ocultación. Esta reforma se mantuvo con pocos cambios hasta principios del s.XX.
TEMA 12: EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874). ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN EL SIGLO XIX

3. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA EN EL SIGLO XIX: DEL ESTAMENTALISMO A LA SOCIEDAD DE CLASES


Durante el siglo XIX, la población española creció moderadamente en comparación a otros países europeos,
pasando de 10,5 millones en 1797 a 18,5 mill. en 1900.
La Revolución Liberal acabó con la sociedad estamental, que fue sustituida por la sociedad de clases, una
sociedad capitalista, con igualdad ante la ley. No obstante, esto genera desigualdad por el nivel de renta y la
propiedad de los medios de producción. La sociedad se dividió en varias clases.
En primer lugar, la nobleza perdió sus antiguos derechos señoriales, aunque aumentó su poder económico
gracias a la desamortización. Se integró en los diferentes grupos de la sociedad burguesa, y apareció una nueva
nobleza titulada, muy vinculada a la burguesía de los negocios.
La iglesia perdió su poder económico debido a la desamortización, y redujo su influencia social.
La burguesía tiende a imitar a la vieja aristocracia y se convierte en la nueva clase dirigente, dedicándose a los
negocios. Experimentó una evolución a lo largo de este siglo, ya que al principio luchó para acabar con los
antiguos privilegios y después pasó a ser más conservadora. La alta burguesía se fusionó con la nobleza y algunos
buscaron ennoblecerse mediante el matrimonio. En ella encontramos la burguesía industrial, centrada en
Barcelona y partidaria de un liberalismo conservador y del proteccionismo; la burguesía financiera, formada por
inversores de bolsa, constructores o banqueros; y la burguesía latifundista, interesada en aumentar sus tierras
sin mentalidad capitalista, nutría el grupo de los caciques. En la pequeña burguesía se encontraban las clases
medias. La rural estaba formada por labradores y propietarios medianos, mientras que la urbana la constituían
comerciantes, dueños de talleres, funcionarios, profesionales liberales, abogados, etc. que estaban en la cúspide
social de las ciudades ya que fueron un grupo influyente y de gran compromiso político en el s.XIX.
En la capa más baja están las clases populares, entre las que encontramos: el campesinado, con pequeños y
medianos propietarios en el norte y jornaleros sin tierras en el sur; y las clases bajas urbanas, formadas por el
sector servicios, los artesanos y los obreros de la industria que emigraron a las ciudades (éxodo rural) y tenían
condiciones laborales y de vida muy duras. Esta situación generó gran conflictividad social entre las clases.
En cuanto a las mujeres, las de clase popular trabajaban en su mayoría fuera de casa como sirvientas, criadas o
en tareas del campo, aunque el 20% trabajaba en talleres o en el comercio. Su salario era más bajo (1/3 o la
mitad) que el de los hombres.

vivían de la caridad pública


Entre la población marginal también están los presidiarios, enfermos en hospitales, hospicios, expósitos y
prostitutas.
Debido a esta clasificación y a la conflictividad generada, surgieron los primeros movimientos sociales. En
España, el movimiento obrero pasó por dos etapas separadas por el Sexenio Democrático. Hasta 1868 la
industrialización era reducida, por lo que hubo un escaso desarrollo del movimiento obrero. No obstante, a
partir de 1868, creció su desarrollo gracias a la libertad de asociación a la influencia de la I Internacional, y se
dividió en dos ramas: el socialismo y el anarquismo.
El movimiento se basaba en luchar por mejorar las duras condiciones laborales y de vida de los trabajadores. Así,
en Barcelona nacieron las primeras asociaciones obreras, aunque fueron de carácter ludita, por ejemplo, en
Alcoy (Alicante) o en Barcelona con la destrucción de la fábrica de los hermanos Bonaplata en 1835.
Más tarde, en 1840, se constituyó en Barcelona la Asociación Mutua de Obreros de la Industria algodonera.
También en el mundo rural las primeras acciones fueron violentas (algaradas o motines), dándose revueltas de
jornaleros sin trabajo y hambrientos, como los sucesos de Loja (Granada) en 1868.
TEMA 13: EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1874-1902)

1. EL ESTABLECIMIENTO DE ALFONSO XII COMO REY Y EL FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA CANOVISTA


1.1. El retorno de la dinastía borbónica
La dictadura de Serrano tenía en su contra a los alfonsinos con Cánovas del Castillo, por lo que acabó el 29
de diciembre de 1874 con el pronunciamiento militar del General Martínez Campos en Sagunto. Allí se
proclamó rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II, mediante el Manifiesto de Sandhurst. El 31 de
diciembre de 1874 se creó un Ministerio de Regencia bajo la presidencia de Cánovas del Castillo, hasta que el
14 de enero de 1875 se recibió con entusiasmo al rey Alfonso XII en Madrid, comenzando la Restauración.
Antonio Cánovas del Castillo fue el político encargado de restaurar la monarquía borbónica de Alfonso XII,
aunque para ello tuvo que hacer varias maniobras diplomáticas como conseguir la abdicación de Isabel II en
su hijo. Dirigía el partido
las clases acomodadas, la burguesía catalana, el ejército y los terratenientes de las Antillas. El nuevo sistema
político se inspiró en el modelo inglés, presentando tres pilares básicos: el rey y las Cortes como
instituciones legitimadas por la Historia de España; el bipartidismo, para garantizar la alternancia de poder; y
una Constitución moderada.
Alfonso XII tuvo como segunda esposa a María Cristina de Habsburgo, con la que tuvo dos hijas, y este
falleció en 1885, estableciéndose la Regencia de María Cristina (1885-1902).
1.2. Las primeras medidas de Cánovas del Castillo y el fin de la Guerra carlista y la de Cuba
Los objetivos de Cánovas eran asentar la monarquía borbónica, elaborar una Constitución aceptada por
distintos partidos y acabar con los pronunciamientos militares. Por ello, sus primeras medidas fueron: una

Ayuntamientos y Diputaciones provinciales, y la Ley electoral de 1878, que establecía sufragio censitario.
Se logró poner fin a la guerra carlista, lo que llevó a la abolición de los fueros vascos en 1876. Gracias a esto
se enviaron más tropas a Cuba, poniendo fin a la guerra mediante la Paz de Zanjón (1878), que concedía
amnistía general y abolición de la esclavitud, además de permitir a diputados cubanos participar en Cortes.
1.3. La Constitución de 1876
El 31 de diciembre de 1875 se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, que aprobaron la Constitución
en mayo de 1876. La Constitución de 1876 tiene carácter ecléctico, ya que mezcla la Constitución moderada
de 1845, introduciendo la soberanía compartida, con la Const. democrática de 1869, reconociendo derechos
individuales. El articulado de la misma era poco preciso, compatible con las distintas ideologías. Además, el

cuestión religiosa, se declaró un Estado confesional, pero permitiendo otras religiones. Los poderes estaban
divididos: el poder ejecutivo ejercido por el Rey, apoyado en ministros y el presidente; el poder legislativo
era ejercido por Cortes bicamerales (Senado y Congreso); y el poder judicial, por los tribunales de justicia.
Mediante esta elasticidad se conseguía la aceptación de la Constitución y que cada partido la pudiese

1.4. El sistema político oficial: bipartidismo y turnismo


El sistema político de la Restauración se basaba en la existencia de dos grandes partidos: el Partido Liberal-
Conservador (Partido Conservador), cuyo líder era Cánovas del Castillo y era apoyado por los sectores más
conservadores como grandes propietarios y las clases medias; y el Partido Liberal-Fusionista (Partido
Liberal), cuyo líder era Práxedes Mateo Sagasta y era la unión de antiguos progresistas, unionistas y ex-
republicanos, apoyados por profesionales liberales como aristócratas, grandes propietarios, comerciantes,
industriales, etc. Ambos eran partidos de minorías y coincidían ideológicamente en lo fundamental:
defendían la monarquía, la Constitución de 1876, proteccionismo económico, el orden social, la propiedad
privada, un Estado liberal, unitario y centralista, y tenían un intenso sentimiento nacionalista.
En realidad, este sistema político era una gran farsa basada en el turnismo, el fraude electoral y el
caciquismo para asegurar ganar las elecciones. El turnismo era una alternancia pacífica de los dos partidos
ante el desgaste político para asegurar la estabilidad institucional, con el monarca como moderador. Se
organizaba el fraude electoral desde arriba, Madrid, y se ordenaba hacia abajo. El Ministro de la
Gobernación establecía una lista de candidatos, el encasillado, que se distribuía a los gobernantes civiles
para que se la pasaran a alcaldes y caciques, que conseguían que la gente votara lo establecido. También se
practicó el caciquismo, basado en relaciones de patronazgo y clientelismo en las que el empleado depende
del patrón. Se compraban votos, se manipulaban los resultados (pucherazo), se manipulaban las actas y se
realizaban amenazas y extorsiones. El cacique era fundamental, y eran individuos o familias con gran poder
económico o político que controlaban un distrito electoral.
TEMA 13: EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1874-1902)

2. LA OPOSICIÓN POLÍTICA AL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1874-1902)


Los grupos excluidos del sistema bipartidista o canovista que se dio durante la Restauración formaron la
oposición.
2.1. El carlismo
En primer lugar, encontramos al carlismo, que era contrario al régimen liberal ya que estaba a favor de los
valores religiosos, de la monarquía tradicional y de los fueros (Dios, patria, Rey). Destacó el líder político
Cándido de Nocedal. El carlismo sufrió una profunda crisis tras la 3ª guerra carlista (1876) y el exilio del
pretendiente Carlos VII. Por ello, en 1886 se propuso un programa adaptado a la nueva situación política
mediante el Acta de Loredán, por el que se mantenían las bases del carlismo, pero se aceptaba el nuevo
orden liberal-capitalista, renunciando al absolutismo. Más tarde, en 1888, el carlismo se dividió y surgió el
Partido Católico Nacional o Integrista (mayor defensa del catolicismo), liderado por Ramón Nocedal. Entre
1899 y 1900 el carlismo promovió varias insurrecciones, pero sus dirigentes optaron por la vía política.
2.2. El surgimiento de los nacionalismos periféricos
Los nacionalismos periféricos también formaron parte de la oposición al régimen, ya que en la periferia
había mayores beneficios económicos. Eran contrarios a la idea centralista del Estado y se asociaban a
movimientos de separación cultural y lingüística. Hicieron reivindicaciones políticas para obtener el
autogobierno apoyados por la burguesía, y se dieron en Cataluña, País Vasco y Galicia.
a) Nacionalismo catalán (catalanismo)

recuperar la identidad de la cultura catalana, sin aspiraciones políticas. Se movía por intereses económicos.

Almiral, quien también fundó Centre Catalá en 1882, una organización política que reivindica la autonomía y
denuncia el caciquismo. En 1885 se presentó el Memorial de Greuges (o Agravios), un manifiesto que
defiende los intereses catalanes. En la siguiente etapa, en 1891 se funda la Unió Catalanista de Prat de la
Riba, que en 1892 aprobó las Bases de Manresa, con las que se considera a Cataluña como una unidad
autónoma dentro de España (con competencias propias separadas del poder central). La tercera etapa se da
en 1901 con la fundación de la Lliga Regionalista (JuntsxSi) con Francesc Cambó de dirigente y un programa
conservador a favor de la autonomía. Estos y los republicanos lograron representación en Cataluña,
rompiendo con el turnismo.
b) Nacionalismo vasco
En cuanto al nacionalismo vasco, este se interesaba por la economía, pero también por la raza. Surge por el
rápido proceso de industrialización en el sector siderúrgico y por la abolición de los fueros tras la última
guerra carlista (1876). Su ideología incluye la idealización del pasado y la sociedad tradicional vasca; el
rechazo a lo español, favoreciendo el euskera, las tradiciones y la superioridad de la etnia vasca (pureza
racial); y es influenciada la violencia carlista. F
1895 fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV), primero independentista, pero moderado con el tiempo.
c) El regionalismo gallego
El último en tener peso político es el regionalismo gallego, y lo hizo a principios del siglo XX. Tiene su origen

Regionalista Galega, por Manuel Murgía.


2.3. Los partidos republicanos
En la oposición también encontramos los partidos republicanos que proceden del Sexenio Democrático. Se
dividen en varias corrientes: la radical de Ruiz Zorrilla (1895), los posibilistas de Castelar (1899), la federalista
de Pi i Margall (1901) y la unionista de Salmerón (1908) (Castelar>Salmerón>Zorrilla>Pi). Los republicanos
eran la principal oposición al régimen canovista, y se apoyaban en las clases medias urbanas. Defendían la
democratización del régimen y diversas reformas sociales. A comienzos del siglo XX, desaparecen esos
líderes y el republicanismo histórico, pero aparecieron otras ramas, como el Partido Radical (1908) de
Alejandro Lerroux.
2.4. El movimiento obrero
El movimiento obrero en España comenzó a consolidarse a partir del Sexenio Democrático. Principalmente
se dieron dos corrientes: el anarquismo y el socialismo, que se organizaron por separado. En 1870 se creó la
Federación Regional Española (FRE) de la AIT, disuelta en 1874, ya que con la Dictadura del Gral. Serrano se
prohibieron las asociaciones obreras, aunque continuaron en la clandestinidad o camufladas, como es el
caso de la Asociación General del Arte de Imprimir de Pablo Iglesias. En 1877 se legalizaron definitivamente
las asociaciones obreras, que comenzaron en 1881 con Sagasta. Además, con el progreso de la
industrialización, el movimiento obrero fue adquiriendo mayor importancia.
El anarquismo se basó en una ideología colectivista, libertaria, apolítica, anticlerical y revolucionaria, y fue la
corriente mayoritaria. Defiende la propiedad colectiva administrada por todos, la destrucción inmediata del
Estado, economía colectiva donde cada comunidad tiene autonomía y el rechazo de la participación política,
siendo partidarios de la revolución violenta para acabar con las instituciones sociales. Busca una sociedad sin

directa (asesinato de Cánovas).


En 1874 aparece la comisión federal anarquista en la clandestinidad y en 1881, se funda la Federación de
Trabajadores de la Región Española, que tenía muchos afiliados y que fue culpada y reprimida por los
sucesos ocurridos en Jeréz, Cádiz, Sevilla con la Mano Negra. Así, en 1894 se creó la Ley de represión de los
delitos anarquistas, que incluía penas de muerte.
En cuanto al marxismo o socialismo, su ideología es colectivista, anticlerical y antiburguesa, aunque eran
partidarios de la lucha política para transformar la sociedad burguesa. Su ideario es partidario de la
propiedad en manos del Estado (propiedad social), un Estado dictatorial antes de instaurar el comunismo,
cuando el Estado desaparecería, creación de partidos y sindicatos obreros para desmontar el sistema
capitalista de forma violenta con la revolución obrera, economía centralizada y colectiva y una sociedad sin
clases en la que el individuo se anula por la colectividad. Se dio principalmente en Madriz, Vizcaya o Asturias.
En 1879, Pablo Iglesias, con la Asoc. de la Imprenta fundó, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con el
objetivo de enfrentarse a los partidos burgueses en la lucha por el poder mediante las elecciones. En 1888 se
creó la UGT (Unión Gral de Trabajadores), un sindicato socialista. Después, en 1889, se celebró la 2ª
Internacional y en 1890 se declaró el 1ª de Mayo como día del Obrero, lo que le PSOE celebró con mítines y
manifestaciones en Bcn, Madrid y Bilbao.
TEMA 13: EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1874-1902)

3. LA CRISIS DEL 98: LIQUIDACIÓN DEL IMPERIO COLONIAL


El fin del Imperio Colonial tuvo lugar durante la Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902), esposa de
Alfonso XII.
3.1. La guerra en Cuba y Filipinas
En Cuba, tras la Guerra de los Diez Años, se aplicó una política proteccionista a nivel económico,
introduciendo el arancel de 1891, lo que dañó las relaciones comerciales de la isla con EEUU. Además,
aunque se eliminó la esclavitud y se permitió la representación cubana en las Cortes, no se le concedió

independentistas y a que en 1892 José Martí fundara el Partido Revolucionario Cubano.

Generales Máximo Gómez y Antonio Maceo, con el apoyo de los campesinos. Ocurrió durante el Gobierno
de Cánovas, que realizó una respuesta militar enviando al Gral. Martínez Campos, aunque no tuvo éxito. Fue
relevado por el Gral Weyler, más duro, que sería relevado también.
Tras el asesinato de Cánovas en 1897 comenzó el Gobierno liberal de Sagasta, que usó una estrategia de
conciliación mediante concesiones políticas: autonomía a Cuba, sufragio universal, igualdad de derechos
entre insulares y peninsulares y autonomía arancelaria.
EEUU tenía intereses económicos en la isla y el proteccionismo hizo que en 1898 declarara la guerra a
España. Lo hizo debido al hundimiento de uno de sus buques de guerra (Maine) tras una explosión en el
puerto de la Habana, de lo que culparon a los españoles. En abril declararon la guerra, y el 3 de julio la
escuadra española fue derrotada en la batalla de Santiago de Cuba.
Mientras tanto, en Filipinas también se desarrolló un levantamiento independentista. En 1896 se produjo el
movimiento independiente de Katipunan, una insurrección independentista al mando de José Rizal, que
sería ejecutado. Los EEUU intervinieron expulsando a los españoles y derrotando a la armada española en
Cavite en 1898.
La guerra hispano-americana o Guerra de los Cien Días finalizó con el Tratado de París en diciembre de 1898.
Supuso el inicio del colonialismo estadounidense y el fin de la España de América y del Pacífico. EEUU
impuso condiciones a España, que perdió Cuba (art. 1) (ocupada por EEUU provisionalmente) y cedió a EEUU
Puerto Rico (art.2), Guam (art. 2) y las islas Filipinas (art. 3). Tras esto, EEUU trasladó a España a los
prisioneros de guerra españoles capturados en Manila, Filipinas (art. 5).
3.2. Las consecuencias del 98
Estos sucesos ocurridos en el 98 tuvieron una serie de consecuencias. En la política, se criticó a los
gobernantes, pero el sistema político (turnismo) sobrevivió, aunque los nacionalismos se expandieron,
pidiendo autonomías y políticas novedosas. En la economía, se perdieron los mercados nacionales, aunque
la banca se benefició con la repatriación de capitales a España. En cuanto a la ideología, se dio una crisis de
conciencia nacional, descontento, frustración, manifestada en el Regeneracionismo y en la Generación del
98. El regeneracionismo fue una corriente política que consideraba que el sistema político de la Restauración
estaba viciado y enfermo. Presentó dos posturas. El regeneracionismo crítico, que actuaba dentro del
sistema, en el que destacan los ministros conservadores Silvela y Maura. Criticaba al sistema político, pero lo
aceptaba, aunque buscaba la renovación mediante una política reformista, enfrentándose a la oposición de
la burguesía catalana (huelga fiscal: cierre de cajas). Por otro lado, estaba el regeneracionismo al margen del
sistema, en el que destacan Joaquín Costa y Santiago Alba, que creían que era necesario sustituir el sistema
político vigente por otro para terminar con el turnismo, el caciquismo y el fraude electoral, dejar atrás los

Además, el desastre también llevó al surgimiento de la Generación del 98, un grupo de intelectuales
caracterizado por su pesimismo, que reflexionaban sobre el sentido de España y su papel en la Historia.
Destacan Unamuno, Valle-
Tras el gobierno conservador de Silvela (1899), que sustituyó al gobierno de Sagasta (que había vivido todo
el desastre), volvió otra vez Sagasta (liberal) en 1901 ya que las reformas políticas (ya comentadas) fueron
criticadas y María Cristina dio paso a los liberales. Más tarde, el 17 de mayo de 1902, comenzó el reinado de
Alfonso XIII.
TEMA 14: ALFONSO XIII Y LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN (1902-1931)

1. PRIMERA PARTE DEL REINADO DE ALFONSO XIII Y LOS PROYECTOS DE REGENERACIONISMO POLÍTICO
En 1902, Alfonso XIII alcanzó la mayoría de edad, por lo que se inicia su reinado.
1.1. Los grandes problemas del país
En ese momento, el país tenía grandes problemas. En primer lugar, la paulatina descomposición de los
partidos dinásticos tras la desaparición de Cánovas y Sagasta (dirigentes históricos) y las divisiones dentro de
los partidos tanto Conservador como Liberal, que llevó a luchas entre los nuevos líderes y a que, desde 1917,
tuvieran que formarse gobiernos de concentración. En segundo lugar, la conflictividad social aumentó y el
movimiento obrero adquirió más fuerza mediante los sindicatos anarquista y socialista. Además, reapareció
la cuestión religiosa, pues la Iglesia recuperó poder, pero se desarrolló un fuerte anticlericalismo. Por otro
lado, encontramos el problema militar, ya que tras 1898 aumentó su influencia en la política, volviendo al
militarismo, frente a sectores antimilitaristas (como sindicatos). También los regionalismos y nacionalismos
se acentuaron y empezaron a ser considerados una amenaza a la unidad de la Patria. Por último, cabe
mencionar el problema de Marruecos, pues se estableció el protectorado (una forma de colonización con
independencia política, pero dependencia económica) español en el norte de África (el Rif), y será difícil
mantenerlo.
1.2.
En la primera etapa de reinado, a comienzos de siglo, se desarrolló un espíritu regeneracionista tras la crisis
del 98. Este periodo estuvo marcado por la inestabilidad política, debido a un turnismo inestable (1902-
1906), sucediéndose 5 gobiernos conservadores y 5 liberales. Por su parte, el catalanismo experimentó un
gran auge tras la fundación de la Lliga Regionalista (Prats de la Riba y Francesc Cambó) en 1902, que triunfó
en las elecciones de Barcelona de 1905, lo que los militares vieron como un peligro contra la unidad de la
Patria. Por otro lado, destaca también el incidente del semanario ¡Cu-Cut! (revista satírica), que publicó un
chiste antimilitarista que llevó a que los militares atacaran sus instituciones a modo de protesta y exigieran
al gobierno una Ley de Jurisdicciones (1906), según la cual los delitos contra el ejército serían llevados a los
tribunales militares; esto demostraba la fuerza del poder militar en el Estado.
Posteriormente, entre 1907 y 1912 continúa el sistema de la Restauración, que necesitaba ser reformado

medidas de inversión pública, como la Ley de Protección de la Industria Nacional; medidas sociales, con la
Ley del descanso dominical, la Ley protectora de accidentes de trabajo, la Ley reguladora de la jornada
laboral de las mujeres y se creó el Instituto Nacional de Previsión (1908; antecedente de la SS); y medidas
políticas, como la Ley electoral (1907) para acabar con el fraude electoral, y el proyecto de Ley de la
Administración local (no se aprobó), que daba autonomía a los municipios (quitando competencias) y por la
que se creaban mancomunidades provinciales (asoc. regionales de las Diputaciones).
Durante el gobierno de Maura, en 1909, se produjo la 1ª gran crisis del reinado de Alfonso XIII: la Semana
Trágica de Barcelona (
Algeciras (1906) se acordó establecer un protectorado franco-español en Marruecos, quedando para España
la zona norte (el Rif). A principios de julio, los rifeños atacaron a los trabajadores de una de las compañías
mirelas próximas a Melilla, lo que causó bajas en el ejército español, por lo que el gobierno de Maura decidió
enviar reservistas (Madrid y Bcn) que embarcarían en Barcelona. No obstante, la gente se opuso, lo que

aridad Obrera
convocó una huelga general el 26 de julio, que resultó en una insurrección revolucionaria, antimilitarista y

io al 1 agosto.
El balance fue de más de 100 fallecidos, muchos heridos, edificios destruidos. Se realizaron detenciones
masivas (2000 personas) y 216 consejos de guerra (tribunales militares), que ordenaron 17 condenas a
muerte, destacando la ejecución d
en medio de protestas internacionales y nacionales.
Como consecuencias de la Semana Trágica, cayó el gobierno de Maura y las fuerzas de izquierda se aliaron
en la Conjunción republicano-socialista (1910). Además, desapareció Solidaridad Obrera, pero se creó en
1910 la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), un sindicato anarquista con muchos afiliados, que
defendía la acción directa, destacando la huelga general como mejor forma de protesta.
El último intento de regeneracionismo se hizo durante el posterior gobierno de Canalejas (1910-1912), líder
del partido liberal. Su programa se basaba la mejora del sistema parlamentario, la secularización del Estado y
el reformismo social. Entre las reformas sociales llevadas a cabo encontramos: sustituir los impuestos de
consumos, amplias reformas laborales (jornadas de 9h, regulación del trabajo de la mujer, ley de accidentes
itar obligatorio, que se podía reducir con
previo pago. Por otro lado, en reformas políticas, se aprobó la Ley de Mancomunidades de 1912, que sirvió
para satisfacer las demandas del catalanismo de la Lliga Regionalista, y sería puesta en práctica por Dato

de mitigar la confesionalidad religiosa de la Constitución de 1876 y frenar el creciente anticlericalismo.


Sin embargo, Canalejas fue asesinado por un anarquista en 1912, lo que supondría el fin del segundo intento
de regeneración del sistema para lograr su progresiva democratización y ampliar las bases sociales del
régimen. Debido a su muerte, se aceleró la fragmentación interna de los partidos del turnismo, quedando el
Partido Conservador dividido en Mauristas e Idóneos (Cánovas; más conservadores); y distinguiendo entre El
conde Romanones, García Prieto y Santiago Alba, en el Partido Liberal. En 1913 se inicia el gobierno de
Eduardo Dato (conservador), que aprueba la Ley de Mancomunidades en 1914, aplicada a Cataluña, y
mantiene a España neutral en la 1ª Guerra Mundial.
1.3. La descomposición interna del sistema
Sin embargo, a pesar de todas las medidas conservadoras y liberales, el sistema entró en crisis, llevando a

republicanos (Salmerón, Lerrou

protagonismo político, debido a esta descomposición interna del sistema.


TEMA 14: ALFONSO XIII Y LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN (1902-1931)

2. LA CRISIS DEL PARLAMENTARISMO; LA NEUTRALIDAD EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL


2.1. El impacto de la Primera Guerra Mundial
Durante la Primera Guerra Mundial, el gobierno conservador de Eduardo Dato se declara neutral, lo que dio
pie a una división de la opinión pública. Por un lado, encontramos a los aliadófilos (liberales y democráticos),
que eran intelectuales y republicanos partidarios de Francia e Inglaterra; y, por otro lado, los germanófilos

partidarios de Alemania y Austria-Hungría. De este modo el país se bipolariza aún más.


Gracias a la neutralidad se llegó a una coyuntura económica favorable debido al incremento de la demanda
exterior, por lo que tuvo consecuencias económicas. España suministró a los países en guerra (alimentos,
materias primas, productos industriales), aumentando así la producción industrial; también se dio un
superávit en la balanza comercial (1915-1919) y se crearon numerosas empresas, pero los problemas para
exportar productos deficitarios y el incremento de las exportaciones llevaron al desabastecimiento del
mercado interior, dando lugar a la inflación y al aumento de los precios (trigo 72%). También hubo
consecuencias sociales ya que se empobreció el nivel de vida de las clases populares, aumentando la
diferenciación social debido a la subida de precios, pero no de salarios; la disminución de su capacidad
adquisitiva; y una gran oleada de huelgas que ascendieron a 212 huelgas en 1914 y 463 en 1918, en las que
se reivindicaba un alza salarial y la mejora de las condiciones de vida.
2.2. La crisis de 1917
En 1917 se produjo una gran crisis debido al aumento de la inflación, a las tensiones sociales por la mala
situación de los obreros, al malestar de un sector del ejército y al crecimiento de la oposición política al
sistema canovista. La crisis afectó en los ámbitos militar, político y social, amenazando al sistema político.
En el ámbito militar, se formaron Juntas de Defensa debido a la pérdida de poder adquisitivo y al rechazo de
la política de ascensos, pues defendían el ascenso por antigüedad y exigían una subida del sueldo. Así, en la
primavera de 1917, este movimiento de Juntas se extendió a todo el ejército, que dio lugar a una Rebelión
militar el 1 de junio, en la que se leyó el Manifiesto de las Juntas. Este era un repertorio de quejas de
carácter regeneracionista, y se presentó al gobierno como forma de ultimátum, provocando la dimisión de
García Prieto (liberal), dando paso a los conservadores con Eduardo Dato. Finalmente, se reconocen a las
Juntas como órganos representativos del ejército y se negocian sus reivindicaciones. Además, Alfonso XIII
apoyó a los militares, por lo que volvió el protagonismo militar.
En la política también hubo una crisis ya que la suspensión de las garantías constitucionales, la censura de
prensa y el cierre de las Cortes por E.Dato, llevaron una reacción de la mano de Francesc Cambó (Lliga
Regionalista). Así, el 19 de julio se realizó la Asamblea de Parlamentarios españoles en Barcelona, que tuvo
poca asistencia, y en la que se llegaron a acuerdos como: formar un gobierno provisional y celebrar Cortes
Constituyentes para acabar con la Restauración. Este movimiento no triunfó ya que no fue apoyado por las
Juntas de Defensa, las fuerzas tradicionales (conservadores y liberales) no colaboraron, y había divergencias
entre los asambleístas.
Por último, la crisis afectó en el ámbito social, pues el descenso de los salarios llevó a una gran conflictividad
social. En 1916 se produjo un pacto entre la UGT y la CNT para presionar al gobierno y exigir una mejora de
las condiciones de vida, por lo que en 1917 realizaron un Manifiesto conjunto con el que convocaban una
huelga general (Julián Besteiro). Esta huelga general se llevó a cabo el 13 de agosto de 1917 y se extendió a
numerosas ciudades, aunque el gobierno aplicó mano dura, provocando 70 muertos y más de 2000
detenidos. La huelga no fue apoyada por el ejército ni por los parlamentarios, por lo que finalmente fue
sofocada el 18 de agosto.
Finalmente, las tres fuerzas en lucha contra el sistema (ejército, parlamentarios y obreros) fracasaron, ya
que no tenían objetivos comunes. No obstante, el gobierno de Eduardo Dato cayó y comenzaron los
gobiernos de concentración.
2.3. El hundimiento del régimen de la Restauración (1918-1923)
Como veníamos diciendo, la inestabilidad política debido al colapso de las instituciones provocó la
descomposición de los partidos dinásticos. Se formaron gobiernos de concentración, muy inestables,
sucediéndose 12 gobiernos en 5 años. La Lliga Regionalista colaboró con 3 de los gobiernos debido al temor
a los conflictos sociales, por lo que se produjo una escisión entre los nacionalistas, apareciendo en 1922
grupos de izquierda como Acció Catalana y Estat Catalá (Frances Maciá; independentista).
Por otro lado, aumentó la conflictividad social debido a: la recesión económica, pues finalizó la coyuntura
económica favorable, provocando un paro masivo y una intensa agitación social; y a la influencia del éxito de
la revolución rusa, que llevó a que se fundara el Partido Comunista Español en 1921. Gracias a esto se
aumentaron las afiliaciones a los sindicatos UGT y CNT. Cabe destacar a Salvador Seguí (CNT), que defendía
la huelga como un instrumento de mejora de las condiciones de trabajo, y que tuvo un papel importante en

70% de la industria barcelonesa. Se consiguió que el gobierno de Romanones aprobara la jornada de 8h.

(lock-out), la aparición del Somatén (cuerpo armado para frenar a los obreros), que los patrones buscaran la
colaboración de los sindicatos libres y una fuerte práctica del pistolerismo. Por tanto, las huelgas, el cierre de

presidente).
Por otro lado, la situación se agravó aún más debido al desastre de Annual ya que tras la Primera Guerra
Mundial el gobierno español quería completar la ocupación de este territorio, a lo que se opusieron los
partidos de izquierda y los sindicatos. Se comenzó a ocupar la parte occidental de la mano del Gral. Dámaso
Berenguer. En la parte oriental, el general Silvestre inició una campaña precipitada que acabó en una
masacre del ejército español por parte del líder Abd-el-Krim, lo que se conoce como el desastre de Annual.
Murieron unos 13000 soldados españoles, lo que supuso una enorme conmoción pública y graves
consecuencias políticas. La prensa culpó al gobierno y al ejército, el gobierno dimitió, y se inició un proceso
parlamentario para pedir responsabilidades políticas y militares en el ejército, el gobierno y el monarca
).
Tras las consecuencias derivadas de Annual y los resultados del Expediente Picasso se desencadenaría una
tormenta política que acabaría con el golpe de Estado del general Primo de Rivera (13 sept. 1923),
consentido por el rey, que le nombraría presidente del Directorio Militar.
TEMA 14: ALFONSO XIII Y LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN (1902-1931)

3. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA. LOS PROBLEMAS ECONÓMICOS


La crisis militar, política y social de 1917, y el deterioro del sistema político de la Restauración, llevaron al golpe
de Estado de Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923. En su discurso inaugural presentó las causas del
golpe, entre las que se encuentran hacer frente al régimen (caciquismo, bandidaje político), el peligro de
revolución social y la amenaza a la unidad nacional
se acusó principalmente a los militares que, ante esto, querían volver a participar en política.
Alfonso XIII le entregó el gobierno a Primo de Rivera, quien presentó su dictadura como un régimen transitorio,
con carácter reformista, que fue apoyada por el rey, el ejército, la burguesía, e incluso los partidos dinásticos, el
PSOE y UGT y la CNT, que no se opusieron.
3.1. El Directorio Militar (1923-1925)
En la primera etapa de la dictadura se estableció el Directorio Militar (1923-1925) cuyos objetivos eran:
restablecer el orden público mediante el gobierno militar de carácter dictatorial, por lo que se suspendió la
Constitución de 1876, se disolvieron las Cortes y se volvió a la censura de prensa; acabar con los males de la
ntos y Diputaciones y la
creación de un solo partido: la Unión Patriótica, formado por la burguesía y los terratenientes; tomar
medidas frente al catalanismo, por lo que se prohibió el himno, la bandera y el catalán en actos oficiales; y,
por último, acabar con el problema de Marruecos.
Frente a este último, se colaboró con Francia a partir de 1925 y con el desembarco de Alhucemas (sept.
1925) se consiguió la rendición de Abd-el-Krim y los españoles pudieron ocupar toda la parte de su
protectorado.
3.2. El Directorio Civil (1925-1930). La oposición a la dictadura y la caída de Primo de Rivera
Gracias al éxito en Marruecos, Primo de Rivera continuó en el poder, pero cambió el Directorio Militar por
un Directorio Civil, inspirado en la dictadura fascista italiana, por lo que sustituyó a los militares por civiles
para este nuevo gobierno (Calvo Sotelo: ministro de Hacienda). Trató de institucionalizar el régimen, para
aparentar legalidad por lo que, ante la necesidad de un marco constitucional, convocó en 1927 una
Asamblea Nacional Consultiva, compuesta por el Estado, representantes de la Unión Patriótica y
representantes provinciales, que resultó ser un fracaso.
En cuanto a la política económica, contaba con la intervención del Estado, y se dio una etapa de prosperidad

producción (hierro, carbón), se crearon Confederaciones Hidrográficas para un mejor aprovechamiento de


los ríos, aparecieron los grandes monopolios estatales (CAMPSA), se extendió la electrificación y se invirtió
tanto en lo público como en lo privado.
Por otro lado, la política social se centró en evitar conflictos sociales, por lo que se llevó a cabo la
construcción de viviendas baratas, institu

un delegado gubernamental para fijar salarios, condiciones de trabajo, etc. El PSOE y la UGT colaboraron.
A partir de 1928 creció la oposición a la dictadura, formada por intelectuales (Valle-Inclán, Unamuno y
Ortega y Gasset), estudiantes universitarios, sectores del ejército, catedráticos, nacionalistas y republicanos.
Además, con la crisis de 1929 se incrementaron las huelgas. Por lo que, finalmente, Primo de Rivera dimitió
en 1930 ante el escaso apoyo.
3.3. El fin de la monarquía (enero 1930-abril 1931)
Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII encargó el nuevo gobierno al General Dámaso Berenguer,

lo que convocó elecciones generales. Sin embargo, la monarquía estaba desprestigiada y el republicanismo
estaba en auge, por lo

Zamora, para preparar una insurrección militar en diciembre de 1930, aunque esta fracasó en Jaca (Huesca),
por lo que los capitanes (Fermín Galán) fueron fusilados y los miembros del comité, detenidos. Finalmente,
el gobierno de Berenguer cayó y se formó el último gobierno de la monarquía, con el Almirante Aznar al
frente (enero 1930), quien convocó elecciones municipales el 12 de abril, con victoria republicana. Alfonso
XIII abdicó y se exilió en Paris. Así, el 14 de abril de 1931 se proclamó la II República Española. S y R
TEMA 15: LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA (1931-1936)

1. LA PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA, LA CONSTITUCIÓN DE 1931 Y EL BIENIO REFORMISTA


1.1. La proclamación de la República y el gobierno provisional
La gran oposición a la dictadura de Primo de Rivera y a la actuación del rey llevaron al triunfo republicano en
las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, convocadas por el Almirante Aznar, por lo que Alfonso XIII
se vio obligado a abdicar. Así, el 14 de abril de 1931, Niceto Alcalá Zamora proclamaría la II República
Española, creándose un gobierno provisional bajo su presidencia. Este gobierno estaba integrado por el
Comité Ejecutivo, por lo que en él encontramos a los firmantes del Pacto de San Sebastián: la derecha liberal
republicana (Niceto Alcalá Zamora, presidente), republicanos de izquierdas (Azaña), republicanos radicales
y los
sectores republicanos galleguistas (S.Casares Quiroga).
El gobierno provisional tuvo que enfrentarse a problemas heredados de la etapa anterior que dañaron la
imagen de la República, por lo que se iniciaron reformas urgentes. En primer lugar, reapareció la cuestión
catalana ya que Francesc Maciá (Esquerra Republicana), proclamó la República Catalana como Estado
integrante de la Federación de Pueblos Ibéricos, por lo que el gobierno finalmente acordó elaborar un
Estatuto de Autonomía ajustado a la nueva Constitución y consistió un gobierno regional (Generalitat). En
cuanto a la cuestión social (trabajo en el campo), Largo Caballero (ministro de trabajo) aprobó los decretos
de laboreo forzoso, el de términos municipales, la jornada de 8h, seguro de accidentes
miseria en el campo. En la cuestión educativa, el objetivo era establecer una educación primaria gratuita,
laica y obligatoria, por lo que Marcelino Domingo (ministro de educación) aprobó decretos sobre Instrucción
Pública, aumentando el número de escuelas y maestros, se creó el Patronato de misiones pedagógicas
(órganos de difusión cultural en el medio rural) y se suprimió la obligatoriedad de la enseñanza religiosa. Por
otro lado, la cuestión religiosa fue complicada debido a la hostilidad de la alta jerarquía eclesiástica,
destacando el ataque del Cardenal Segura (Pastoral del 1 de mayo en defensa de Alfonso XIII), que fue
expulsado de España. También se practicó un fuerte vandalismo anticlerical (quema de Iglesias 11 y 12 de
mayo). Por último, el gobierno provisional se enfrentó a conflictos sociales debido a la política de huelgas de
la CNT, que llevaría a enfrentamientos con las fuerzas de orden público, por lo que se creó la Guardia de
Asalto. Además, nació la Federación Anarquista Ibérica (FAI).
1.2. La Constitución de 1931
El 28 de junio de 1931 se convocan elecciones a Cortes Constituyentes con el objetivo de elaborar un nuevo
texto constitucional, y triunfa la conjunción republicano-socialista. En diciembre se aprueba la Constitución
de

reconoce amplios derechos y libertades: derecho a voto desde los 23 años (incluidas las mujeres),
matrimonio civil y legalización del divorcio. Incluye que la propiedad privada está subordinada a los intereses
del Estado (posibilidad de expropiación, nacionalización de empresas); la división de poderes, quedando el
Ejecutivo en el gobierno y el presidente de la República, el legislativo en las Cortes (cámara única), y el
judicial en jueces y tribunales; además, establece la cultura y la enseñanza como función primordial del
Estado. Destacan los artículos 26 y 27, que establecían: Estado laico aconfesional, libertad de culto, fin de la
financiación estatal de la Iglesia, disolución de la Compañía de Jesús y prohibición a las Congregaciones
Religiosas para ejercer la enseñanza, el comercio o la industria. Estos últimos artículos desencadenaron la 1ª
crisis de gobierno, por lo que Niceto Alcalá Zamora dimitió y Manuel Azaña asumió la presidencia del
gobierno. La Constitución de 1931 fue muy avanzada, pero no estaba consensuada entre partidos de
izquierda y de derecha y sus posiciones en el tema religioso no eran apoyadas por los católicos. El texto
constitucional establecía un sistema político con un gobierno débil que dependía de las Cortes, lo que
conllevaría una continua inestabilidad gubernamental.
1.3. El Bienio Reformista o Bienio Social-Azañista (dic. 1931-sept. 1933)
Tras aprobar la Constitución, se formó el primer gobierno constitucional con Niceto Alcalá Zamora como
presidente de la República y Manuel Azaña como jefe de Gobierno, con lo que se inicia el Bienio Reformista.
Estaba constituido por republicanos de izquierdas y socialistas, cuyo objetivo era transformar la realidad
española continuando las reformas ya iniciadas. Surgió una fuerte oposición de derechas (Lerroux) y de
izquierdas (CNT, FAI y PCE), lo que desembocó en una fuerte conflictividad social con enfrentamientos frente

SALUD Y REPÚBLICA
a las fuerzas del orden público. Destacan los sucesos de Castilblanco (Badajoz; 31 dic. 1931) y los de Arnedo
(La Rioja; 5 ene. 1932), donde los enfrentamientos con la G.Civil tuvieron un fin sangriento, al igual que pasó
con
Todo esto generó malestar entre militares y grupos de derecha, por lo que el 10 de agosto de 1932 el
general Sanjurjo intentó dar un Golpe de Estado, aunque fracasó, contribuyendo a la aprobación de la
reforma agraria y la autonomía de Cataluña (9 sept. 1932) (el gob. se vuelve más de izq.). La ley de Reforma
Agraria tenía como objetivos acabar con el latifundismo y redistribuir la propiedad mediante el
asentamiento de campesinos en las tierras expropiadas. Afectó a zonas latifundistas (Andalucía,
Extremadu
inventario de las cosas, confiscar propiedades y redistribuirlas. No obstante, su aplicación fue lenta y no
contentó ni a jornaleros ni a propietarios. Por otro lado, el Estatuto de Autonomía de Cataluña proclamaba a
, cuyo primer presidente fue Francesc Maciá (ERC)
tras su triunfo en las primeras elecciones catalanas (nov. 1932). Paralelamente, el PNV comenzó también a
tramitar el Estatuto de Autonomía del P.Vasco. (aprobado el 1 oct. 1936).
El 11 y el 12 de enero de 1933 se produjo una sublevación en Casas Viejas (Cádiz) llevada a cabo por CNT y
esión por parte de la G.Civil y la Guardia de
Asalto, que mataron a 22 personas. Esto contribuyó al desgaste del gobierno de Azaña, que perdería la
confianza de la sociedad y entraría en crisis debido a la oposición. Por parte de la derecha, se debió a la
reforma religiosa y a la Ley de Congregaciones Religiosas (mayo 1933; fin a los colegios religiosos). En la
oposición encontramos partidos como: CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) de J.Mª Gil
Robles, formada por la derecha católica; Renovación Española, la derecha monárquica de José Calvo Sotelo;
Comunión Tradicionalista Española de Fal Conde, con carlistas y ultraderechistas; y la Falange Española de
José Antonio Primo de Rivera, que en 1934 se fusiona con las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista).
Por la izquierda, encontramos la oposición de un PSOE radicalizado y dispuesto a abandonar el gobierno.
Finalmente, debido a la falta de apoyo, Azaña dimite en septiembre de 1933, por lo que Niceto Alcalá
Zamora convoca elecciones el 19 de noviembre en las que triunfa la derecha, iniciándose una nueva etapa
conocida como Bienio Radical-Cedista (bienio conservador).

SALUD Y REPÚBLICA
TEMA 15: LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA (1931-1936)

2. EL BIENIO RADICAL-CEDISTA (1933-1935) Y EL TRIUNFO DEL FRENTE POPULAR


2.1. El triunfo electoral de las derechas y la reacción de las izquierdas
El 14 de abril de 1931, Niceto Alcalá Zamora proclamó la II República Española tras las elecciones del 11 de
abril y la abdicación de Alfonso XIII. Al principio se formó un gobierno provisional que llevó a cabo
importantes reformas, destacando la Reforma Agraria, y se aprobó la Constitución de 1931. Dichas reformas
fueron continuadas durante el Bienio reformista o social-azañista (1931-1933). No obstante, Azaña dimitió y
se celebraron elecciones el 19 de noviembre de 1933 en las que triunfó la centroderecha, iniciándose una
nueva etapa: el Bienio Radical-Cedista. El partido más votado fue la CEDA (Gil Robles), que obtuvo 115
diputados, aunque Alcalá Zamora entregó el gobierno a los radicales de Lerroux, que contaban con 102
diputados. Por su parte, la izquierda (PSOE, repub. de izq.) no concebía una República gobernada por la
derecha, por lo que estaba dispuesta a llevar a cabo una revolución social si la CEDA entraba en el gobierno.
2.2. Los gobiernos radicales: la revisión de la República
Finalmente, en diciembre de 1933 se formó un gobierno presidido por Lerroux y apoyado por los

que se paralizaron las reformas de la etapa anterior. En política religiosa, se anuló la Ley de las
Congregaciones religiosas. En economía, se anuló la ley de Términos Municipales, la Reforma Agraria, y se
devolvió la tierra a sus antiguos dueños. Se dedicaron menos presupuestos a educación y volvió la
enseñanza por parte de la Iglesia. En política militar, se aprobó la ley de Amnistía (abril 1934) a favor de los
implicados en el intento de golpe de Estado de Sanjurjo. Por último, en política autonómica se dio un
conflicto de competencias con la Generalitat y se paralizó el Estatuto de Autonomía Vasco.
Esta política de revisión tuvo como consecuencias: la formación de nuevos partidos, Unión Republicana
(Diego Martínez Barrio), que constituía una escisión a la izquierda del Partido Radical, e Izquierda
Republicana de Manuel Azaña; la radicalización del PSOE y UGT, dispuestos a dirigir una revolución social si
la CEDA entraba al gobierno; y aumentaron las protestas y huelgas de obreros y campesinos.
2.3. La Revolución de octubre de 1934
Por su parte, la CEDA exigía entrar al gobierno por lo que, el 4 de octubre de 1934, Lerroux formó un nuevo
gobierno que incluía 3 ministros de la CEDA. Los partidos republicanos no tardaron en protestar y, el 5 de
octubre, PSOE y UGT se unieron en el Comité Revolucionario Socialista, dirigido por Largo Caballero, que
convocó una huelga general para derribar al gobierno (Revolución de octubre), lo que fue apoyado por ERC,
PCE y CNT. El gobierno declaró el Estado de guerra, consiguiendo el control de la situación en ciudades como
Madrid, aunque no lo logró en Cataluña ni Asturias.

Gobierno llevó a cabo una importante represión con el general Batel y el ejército, que acabó con el intento
secesionista y conllevó 30 muertos y el encarcelamiento de los miembros del Govern.
En Asturias, entre el 5 y el 19 de octubre se produjo una revolución en la que miles de obreros y mineros
armados (dinamita, cañones y armas) ocuparon la provincia, asaltando los cuarteles de la G. Civil, asesinando
a sacerdotes, quemando Iglesias y conventos, etc. El gobierno envió a la legión y las tropas de Regulares de
Marruecos al mando de Franco. La Revolución de octubre tuvo como consecuencias más de 1000 muertos,
2000 heridos y 30.000 detenciones en toda España.
2.4. El fin de la experiencia derechista en la II República
La Revolución de octubre dañó la legitimidad de la II República, aunque el gobierno continuó con la política
de revisión de las reformas del gobierno de Azaña. La CEDA adquirió más importancia, se suspendió el
Estatuto de Autonomía de Cataluña, se aprobó la ley de Reforma de la Reforma Agraria y se ensalzó a los
nte, el gobierno radical-cedista entró en crisis debido a las
diferencias entre los miembros, las críticas de la oposición y los escándalos de corrupción del Partido Radical
como son el Estraperlo y el Asunto Nombela. Finalmente, Lerroux dimite y se inicia a finales de 1935 el
gobierno de Portela-Valladares, que disolvió las Cortes y convocó elecciones en febrero de 1936.
2.5. Las elecciones de febrero de 1936
Así, el 16 de febrero de 1936 se celebraron elecciones en las que triunfó una amplia coalición de los partidos
de izquierdas: el Frente Popular, en el que encontramos: Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE,
PCE, Partido Sindicalista y POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). Su programa incluía amnistía

SALUD Y REPÚBLICA
para los detenidos de 1934 y retomar las reformas del Bienio Reformista. Por el contrario, los partidos de
derecha no presentaron candidatura conjunta.
2.6. La vuelta de Azaña al gobierno. La conflictividad social
Se formó, por tanto, un gobierno de republicanos de izquierdas presidido por Azaña, en cuyo programa
encontramos: la amnistía para los encarcelados en 1934, la Autonomía para Cataluña, las negociaciones
sobre el Estatuto Vasco, aplicar la ley de Reforma Agraria y dispersar a los militares derechistas fuera de
Madrid (Franco a Canarias y Mola, a Navarra).
El gobierno tuvo que enfrentarse a la oposición. Los sindicatos, descontentos con la lentitud del gobierno,
llevaron a cabo huelgas, manifestaciones y protestas obreras. Además, aumentó la violencia callejera, con
atentados, campañas de ataques violentos contra sindicatos y partidos de izquierda por parte de la Falange e
incendios de edificios religiosos.
El 7 de abril de 1936 se destituyó a Alcalá Zamora como presidente de la República, siendo nombrado en su
lugar Manuel Azaña el 10 de mayo. Santiago Casares Quiroga se convirtió, por tanto, en jefe del Gobierno el
13 de mayo.
La conflictividad social se incrementó: ocupaciones ilegales de anarquistas, huelgas de UGT y CNT, protestas
de terratenientes, fuerte anticlericalismo por el posicionamiento de la Iglesia con la derecha, etc.
Tanto las izquierdas, unidas en las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) dirigidas por Santiago Carrillo,
como las derechas, organizadas en grupos paramilitares fascistas como la FET y de las JONS (unificadas) y

2.7. La conspiración militar


El clima de radicalización social, violencia callejera y bipolarización de la vida política dio lugar a que surgiera
una conspiración entre los militares. En esta tuvo gran importancia la UME (Unión Militar Española), y

monárquicos, falangistas, carlistas, la CEDA y ayuda de Italia y Alemania nazi. El objetivo era controlar
Madrid y Barcelona, así como la movilización simultánea de las guarniciones militares, dando protagonismo
al ejército de África (Franco). En julio se incrementó el enfrentamiento entre extremistas de izquierdas y de
derechas, lo que llevó a los asesinatos del teniente Castillo y del monárquico José Calvo Sotelo el 12 de julio.
El 17 de julio se produjo el levantamiento del ejército en Melilla, extendiéndose a Marruecos y, más tarde, el
18 de julio, a la Península, lo que llevaría a la Guerra Civil Española (1936-1939).

SALUD Y REPÚBLICA
TEMA 16: LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936-1939)

1. LA SUBLEVACIÓN MILITAR. DESARROLLO DE LA GUERRA CIVIL, PRIMERAS ACCIONES E INTERNACIONALIZACIÓN


DEL CONFLICTO
1.1. La sublevación militar y su fracaso. La división de España en dos zonas
El clima de radicalización social, violencia callejera y bipolarización de la vida política tras las elecciones de
febrero de 1936 dio lugar a que surgiera una conspiración entre los militares. En esta tuvo gran importancia
la UME (Unión Militar Española),

Alemania nazi. El objetivo era controlar Madrid y Barcelona, así como la movilización simultánea de las
guarniciones militares, dando protagonismo al ejército de África (Franco). En julio se incrementó el
enfrentamiento entre extremistas de izquierdas y de derechas, lo que llevó a los asesinatos del teniente
Castillo y del monárquico José Calvo Sotelo el 12 de julio. El 17 de julio se produjo el levantamiento del
ejército en Melilla, extendiéndose a Marruecos y, más tarde, el 18 de julio, a la Península, lo que llevaría a la
Guerra Civil Española. La sublevación fracasó en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia,
debido al gran número de obreros y milicianos; aunque triunfó en ciudades como Sevilla, Córdoba, Granada
o la España interior, donde había zonas rurales trabajadas por jornaleros. España quedó dividida en dos
zonas: la zona republicana, fiel al gobierno legal, a la democracia y contraria al fascismo (FCKNZS); y la zona

1.2. Balance de los bandos enfrentados: las fuerzas militares


Respecto a los recursos económicos de cada bando, la zona republicana contaba con las zonas mineras e
industriales y con el banco de España (oro), lo que suponía una mayor población que alimentar; mientras
que en el lado nacional quedaban las zonas agrícolas, con menos población. En cuanto a efectivos militares,
los republicanos contaban con 2/3 de la flota y de los aviones y la mitad del ejército de tierra, aunque pocos
oficiales permanecieron fieles y hubo que organizar el ejército, apareciendo las Brigadas Mixtas
(milicianos+tropas del ejército regular). Los nacionales, por su parte, contaban con 1/3 de la flota y de los
aviones, el ejército de África, gran parte de los oficiales, la mitad del ejército de tierra, parte de la G.Civil y las
milicias carlistas y falangistas.
1.3. La internacionalización y la prolongación del conflicto
Mientras tanto, en Europa en agosto de 1936 se creó el Comité de No Intervención (Londres), en el que se
acordó la neutralidad ante el conflicto español y se prohibía mandar a España material de guerra en ayuda
de ambos bandos. No obstante, estas medidas fueron violadas. La zona republicana contó con la ayuda de
.000 voluntarios de 30
países; base de entrenamiento en Albacete), además de armas y productos energéticos pagados mediante el

voluntarios de Portugal, Irlanda, Va


1.4. El desarrollo de la Guerra Civil (1936-1939)
1ª Fase (18 julio 1936-marzo 1937): inicios de la Guerra
La 1ª Fase de la Guerra comenzó con la llamada Guerra de Columnas (tropas con pequeñas unidades) (18 jul.
1936-7 nov. 1936). El objetivo de los sublevados era conquistar Madrid. Mola avanzó desde el Norte, aunque

estrecho de Gibraltar el 5 de agosto gracias al puente aéreo. El avance del ejército de África fue imparable:
con Yagüe se produjo el avance por Extremadura, conquistando Mérida y Badajoz, con lo que quedaban
unidas las dos zonas sublevadas; y continuó el avance hacia Toledo con la conquista de Talavera el 3 de
septiembre y la liberación del Alcázar de Toledo el 27 de septiembre. Por su parte, Mola conquistó
Guipúzcoa, haciéndose con Irún el 5 de septiembre y con San Sebastián, el 13 de septiembre.
Posteriormente, el 1 de octubre, Franco fue elegido Jefe de la zona nacional (Jefe del Gobierno del Estado
Español y Generalísimo de los Ejércitos). A principios de noviembre se produjo la aproximación a Madrid.
El 7 de noviembre comenzó la batalla de Madrid (7 nov. 1936-mar. 1937). Se llevó a cabo una reorganización
de los ejércitos de los dos bandos (militarización de voluntarios), y ambos recibieron ayuda extranjera. El
gobierno de la República se marchó a Valencia (6 nov. 1936) y se formó en Madrid la Junta de Defensa de
Madrid (Gral. Miaja), que usó propaganda
batalla de la Ciudad Universitaria (nov. 1936), la batalla del Jarama (feb. 1937; sur de Madrid), la batalla de
Guadalajara (marzo 1937; norte de Madrid), a lo que se añade el importante ataque de las tropas fascistas
italianas, rechazado por los republicanos, dando lugar a la primera gran victoria republicana. No obstante,
los sublevados se hicieron con Málaga el 8 de febrero.
2ª Fase: etapa central de la Guerra (abril/mayo 1937-nov.1938)
En la segunda fase de la guerra, los sublevados renuncian a la conquista de Madrid y deciden conquistar el
Norte mediante una guerra de desgaste. Al principio, las fuerzas estaban equilibradas, pero la balanza se fue
inclinando hacia los nacionales. La franja cantábrica fue conquistada entre abril y octubre de 1937: Vizcaya
(Gral. Mola), Bilbao (19 junio), Santander (agosto) y Asturias (oct.), con lo que las minas de hierro y carbón y
las grandes industrias siderúrgicas quedaban en manos de los sublevados. En esta fase también se produjo el
bombardeo de Guernica.
Por su parte, la República organizó dos ofensivas sin éxito en Brunete (oeste Madrid) (julio 1937) y Belchite
(ago.-sept. 1937). Más tarde se produjo el ataque republicano sobre Teruel, conquistada por el General Rojo
(republicano) (ene. 1938), aunque fue reconquistada por los nacionales (feb. 1938).
Los sublevados llevaron a cabo la campaña de Aragón con el objetivo de alcanzar el Mediterráneo y dividir la
zona republicana, por lo que ocuparon Lérida (3 abril), Vinaroz (14 abril) y Castellón (14 junio). El 25 de julio
comenzó la Batalla del Ebro (25 jul.-15 nov. 1938), que sería un ejemplo de batalla de desgaste, siendo la
más sangrienta con más de 100.000 bajas. En esta, los republicanos cruzaron el río por Mequinenza para
atacar la retaguardia de los nacionales y, aunque al principio tuvieron éxito, hubieron de retroceder.
Finalmente, las tropas nacionales llevaron a cabo una contraofensiva (28 oct.), que provocó el hundimiento
de las fuerzas republicanas (15 nov.).
3ª Fase: última fase (15 nov. 1938-28 marzo 1939)
En la tercera y última fase, los sublevados toman las principales ciudades catalanas: Tarragona (15 ene.
1939), Barcelona (26 ene.) y Gerona (4 feb.). Azaña y Negrín deciden exiliarse el 5 de febrero y, a finales de
febrero, Francia y Gran Bretaña reconocen el gobierno de Franco, por lo que Azaña dimite. Negrín regresó a
la zona republicana (Centro- para
pedir la paz. En marzo, el coronel Casado (rep.) se subleva contra el gobierno de Negrín con el objetivo de
firmar una paz honrosa con los sublevados, por lo que crea un Consejo de Defensa. Por tanto, Negrín y su
gobierno abandonaron España el 6 de marzo. Por otro lado, Franco se negó a negociar y exigió la rendición
incondicional por lo que, finalmente, el 28 de marzo los sublevados entran en Madrid y el 1 de abril Franco
firmó el último parte de Guerra, por el que se daba por terminada la misma.
TEMA 16: LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936-1939)

2. LA GUERRA CIVIL: EVOLUCIÓN EN LAS DOS ZONAS Y SUS CONSECUENCIAS


El clima de radicalización social, violencia callejera y bipolarización de la vida política tras las elecciones de febrero de
1936 dio lugar a una conspiración entre los militares, en la que formaron parte la UME, parte del ejército (Mola,
, monárquicos, falangistas, la CEDA, e Italia y la Alemania nazi. Su objetivo era controlar Madrid y
Barcelona y la movilización de las guarniciones militares (destacando la de África, con Franco). En julio aumentó el
enfrentamiento entre extremistas de izquierdas y derechas (asesinatos del teniente Castillo y de José Calvo Sotelo),
por lo que el 17 de julio se produjo la sublevación del ejército en Melilla (18 julio en la Península), llevando a la
Guerra Civil Española. España quedaría entonces dividida en dos zonas: la zona republicana (Madrid, Bcn, Valencia),
fiel al gobierno legal, democrática y contraria al fascismo; y la zona nacional (Sevilla, Córdoba, Granada, la España

2.1. Evolución política de la España Republicana


Tras la sublevación militar del 18 de julio de 1936, dimitió el gobierno de Santiago Casares Quiroga, que fue
sucedido por varios gobiernos nombrados por Azaña (presidente de la República). El primero fue el gobierno
de Diego Martínez Barrio (18 julio), que fracasó en su negociación con Mola, por lo que hubo cambio de
gobierno y fue sucedido por José Giral (19 julio), que entregó las armas a las milicias obreras, dando pie a la
guerra, por lo que finalmente dimite. El 5 de sept. de 1936 comienza el gobierno de Largo Caballero (líder
PSOE), que formó un gabinete de amplia coalición (nacionalistas, republicanos, socialistas, comunistas)
(chungo pq había muchas discrepancias). El 4 de noviembre se remodeló el gobierno de Largo Caballero, que
ahora incluía 4 ministros anarquistas, y se trasladó de Madrid a Valencia ante la ofensiva de los sublevados.
Este gobierno va a llevar a cabo importantes reformas: la continuación con la Ley de Reforma Agraria,
nacionalización de algunas industrias y la creación del Ejército Popular de la República (civiles+militares). No
obstante, los enfrentamientos entre comunistas y anarquistas generaron problemas en el gobierno de Largo
Caballero que le harán caer. Los comunistas consideraban prioritario ganar la guerra, mostrar una imagen
moderada y fortalecer el Estado. Fueron apoyados por PSOE y UGT, y fue la postura ganadora. Por su parte,
los anarquistas preferían llevar a cabo la Rev. Proletaria para ganar la guerra al fascismo, tomando medidas
colectivizadoras para ganarse el apoyo popular. Fueron apoyados por CNT, FAI y POUM. Estos
enfrentamientos finalizaron en Barcelona en mayo de 1937, ya que los anarquistas fueron derrotados y se
disolvió el POUM. Esto provocó la caída de Largo Caballero, dando comienzo al gobierno de Juan Negrín
ca
fuera reconocida internacionalmente como único gobierno legítimo. El 31 de octubre de 1937 el gobierno se
trasladó de Valencia a Barcelona. Además, Negrín trató de alcanzar un acuerdo con los nacionales mediante
1 de mayo de 1938. Se trataba de un documento donde se
proponía terminar la guerra si se garantizaba la pervivencia de la República y celebrar elecciones tras la
guerra, aunque no fue aceptado por Franco. El 5 de marzo de 1939, el coronel Casado se sublevó contra el
gobierno de Negrín e intentó negociar con Franco, pero tampoco pudo. Finalmente, el 6 de marzo, Negrín y
su gobierno abandonan España.
2.2. Evolución política de la España Nacional
Por otro lado, en cuanto a la evolución política del lado sublevado, comenzaron a darse los primeros pasos
para crear un Estado autoritario, donde el poder recaería en una persona. En julio de 1936 se creó la Junta
de Defensa Nacional, con sede en Burgos, que constituye los inicios de un nuevo Gobierno opuesto al
régimen republicano. Esta proclamó el Estado de Guerra, suprimió los partidos políticos del Frente Popular y
restituyó las tierras a sus antiguos propietarios, aunque desapareció a finales de septiembre al acordarse el
establecimiento de un mando único. Cabe destacar la muerte de los Generales Sanjurjo y Mola en accidentes
de aviación, lo que dejaría a Franco como primer candidato para el cargo. Así, el 1 de octubre de 1936
tos), por lo
que reunía la jefatura política y militar. Además, creó la Junta Técnica de Estado como organismo político-
administrativo (no es un gobierno como tal), que desaparece en 1938 con la creación del gobierno. Entonces
creó la Junta Técnica de Estado como organismo político- Más tarde,
en abril de 1937, se proclamó el Decreto de Unificación, por el que Franco se convertía en jefe nacional del
partido único FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de la JONS), una fusión de falangistas y
carlistas, con lo que Franco ya reunía en su persona todo el poder (ejército, gobierno y partido único). En
julio de 1937, el episcopado español dirigió una carta colectiva a los católicos españoles por la que
legitimaba la guerra y apoyaba al bando sublevado. En enero de 1938 se constituyó el primer gobierno de
Franco, quien concentraba la jefatura del Estado y la presidencia del Gobierno. Se dieron los primeros pasos
para institucionalizar el régimen y se llevaron a cabo medidas como: la supresión de libertades, la censura,
catolización del Estado, el Fuero del Trabajo (1938), fomento de la industria nacional y el Servicio Nacional
del Trigo: intervencionismo económico.
2.3. Las consecuencias de la guerra
La guerra civil española conllevó graves consecuencias en todos los aspectos: demográfico, económico,
político y cultural. Las consecuencia demográficas fueron: pérdidas humanas, con 450.000 muertos entre
l exilio republicano en el que
emigraron 400.000 republicanos de los que volverían unos 100.000 tras la posguerra; prisioneros de guerra
por delitos políticos, que fueron unos 250.000 internados en prisiones o campos de trabajo; a esto se añade
el hambre, las enfermedades y una depuración de la Administración y funcionariado (burocracia, ejército,

población activa, destrucción de infraestructuras (carretera


producción y la caída del nivel de renta. Por otro lado, entre las consecuencias políticas: hubo una gran
represión por parte de ambos bandos, finalizó la experiencia modernizadora y democratizadora, se inició un
largo periodo de represión y falta de libertades, y se suprimieron los derechos fundamentales de las
personas. Por último, en cuanto en el ámbito cultural, la guerra provocó: el exilio y muerte de gran parte de
intelectuales, cambios en el sistema educativo, depuraciones en el sistema educativo, la configuración del
- .
TEMA 17: LA DICTADURA FRANQUISTA (1939-1975)

1. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS Y EVOLUCIÓN POLÍTICA


Tras la Guerra Civil Española se instauró en España un nuevo tipo de Estado: la dictadura personal de Franco, un
régimen totalitario/autoritario, antiliberal, antidemocrático (rechaza el parlamentarismo) y anticomunista.
Franco acaparó todos los poderes, convirtiéndose en jefe de Gobierno, jefe del Estado, líder del partido único
(FET y de las JONS), Generalísimo de los ejércitos y Caudillo de España. El franquismo se apoyó en una serie de
Instituciones y familias que solo tenían en común la fidelidad al Caudillo y fueron las que aportaron los principios
ideológicos del régimen. Su presencia en el poder dependería de las circunstancias políticas y de la voluntad de
Franco. Entre las Instituciones encontramos, en primer lugar, el ejército, que compartía con Franco la ideología
y que aportó el nacional-
patriotismo (jerarquía, autoritarismo, orden). Por otro lado, la Falange ya que, tras el Decreto de Unificación
(1937), Franco tomó su ideario y su aparato organizativo, por lo que aportó el nacional-sindicalismo, con ideas
fascistas: hipernacionalismo, patriotismo tradicional, autoritarismo fascista, sindicato vertical (Organización
Por último, la Iglesia Católica, que legitimó al régimen
considerando la y aportó el nacional-catolicismo
(catolicismo ultraconservador que tendría influencia en todos los ámbitos de la vida). Esta sería la única y oficial,
y recuperaría privilegios como el control de la educación tras el Concordato de 1953. No obstante, a raíz del
Concilio Vaticano II (1962-1965), una parte de la Iglesia se alejó del régimen. El resto de principios ideológicos
serían: el nacionalismo centralista (rechazo de las autonomías y del separatismo), el tradicionalismo (defensa del
orden, la religión y la familia), el anticomunismo y el antiliberalismo.
, divididos en:
carlistas, tradicionalistas católicos y conservadores partidarios de Don Javier; donjuanistas, constitucionalistas
partidarios Don Juan (hijo de Alfonso XIII), que después se alejarían del régimen; y los partidarios de la

o católicos del Opus Dei que aparecen en los años 60. Por último, tenemos a los franquistas puros o integrales,
caracterizados por la adhesión incondicional al Caudillo
Respecto a la evolución política del franquismo, distinguimos dos etapas condicionadas por las relaciones
internacionales: el primer franquismo (1939-1959) y el segundo franquismo (1959-1975).
El primer franquismo comienza con un régimen totalitario (1939-1945) en el que predomina la Falange en el
poder, que aportó un diseño del régimen nacional-sindicalista basado en el fascismo (sindicatos verticales, SEU,
sección femenina, control de los medios de comunicación). Se crearon las primeras Leyes Fundamentales para
intentar institucionalizar el régimen: el Fuero del Trabajo (1938) (1ªLF), que regula la vida laboral y económica
(salarios, jornada laboral); y la Ley Constitutiva de las Cortes (1942) (2ªLF), que serían consultivas y
para aparentar parlamentarismo. El régimen evolucionaría adaptándose a las circunstancias, lo
que se percibe en la política exterior. Al inicio de la II Guerra Mundial, España se declaró neutral a pesar de las
entrevistas de Franco con Hitler (Hendaya) y Mussolini (Bordiguera), pero en 1940, tras las victorias del Eje, pasó
a ser beligerante a cabo la ocupación de Tánger y enviando contra los
soviéticos (jun. 1941). En 1943, con la entrada de EEUU y las victorias de los aliados Franco volvió a declarar la
neutralidad para tratar de salvar su gobierno. Tras la derrota del fascismo, Franco apartó a la Falange para dar
más protagonismo a los católicos (ACNP: Asoc. Católica Nacional de Propagandistas), iniciándose el periodo del
nacional-catolicismo (1945-1957). España quedó aislada internacionalmente: veto de España en la ONU (1946),
retirada de los embajadores, cierre de la frontera francesa y exclusión del Plan Marshall. Se aprobaron nuevas

Españoles (jul. 1945), que recogía derechos y libertades de los españoles (no se llegan a garantizar del todo); la
Ley del Referéndum Nacional (oct. 1945), que daba la posibilidad de consultar al pueblo asuntos importantes; y
la Ley de Sucesión a la Jefatura de Estado (1947) para regular la sucesión, que definía a España como un reino
con monarquía autoritaria elegida por Franco, que sucedería al franquismo. Finalmente, Franco mejoró su
imagen exterior y su postura anticomunista (Guerra Fría) le ayudó a salir del aislamiento internacional. La ONU
levantó el veto en 1950 y España entró en 1955, regresaron los embajadores, también ingresó en la FAO,
UNESCO y FMS. Además, en 1953 se firmaron los Pactos de Madrid con EEUU (por el que se recibirían ayudas a
cambio de permitir bases militares estadounidenses); y el Concordato con la Santa Sede. En esta etapa se perdió
Marruecos (1956). En 1956 se produjo una crisis ya que las importaciones superaban a las exportaciones, fracasó
la política autárquica y se dieron tensiones entre las familias del régimen. El segundo franquismo (1959-1975)
comienza la formación de un nuevo gobierno en 1957 de tecnócratas o católicos del Opus Dei (1957-1969)
como Navarro Rubio, Ullastres, López Rodó y jóvenes ministros liberales (Manuel Fraga, López Bravo). Estos
llevaron a cabo una liberalización económica aplicando medidas acordes con el capitalismo occidental, poniendo
fin a la autarquía. Se promulgaron leyes que institucionalizaron definitivamente el régimen, como la Ley de
Principios Fundamentales del Movimiento (6ªLF) (1958) que defendía la Patria, la familia y la religión; definía a
España como monarquía tradicional, católica y representativa; y definía al
. En 1962, se creó la
vicepresidencia del Gobierno. Más tarde se suavizó la censura con la Ley de Prensa (1966) y, en 1967, se aprobó
la última Ley Fundamental: la Ley Orgánica del Estado, que separaba la jefatura de Estado y la presidencia del
Gobierno y contenía las Leyes Fundamentales anteriores. También ese año se aprobó la Ley de Seguridad Social
(1967). En 1969, Don Juan Carlos de Borbón fue nombrado sucesor de Franco por las Cortes, por lo que juró la
Ley de Principios del Movimiento Nacional y acordó una monarquía basada en el Movimiento y en las
Instituciones franquistas. En esta etapa se produjo la visita del presidente Eisenhower (EEUU) (1959), se solicita
entrar en la CEE (1962), se independizó Guinea Ecuatorial (1968), Sidi Ifni se integró en Marruecos (1969) y
España continuó insistiendo por recuperar Gibraltar.
Dentro del franquismo se acentuaría en esta etapa la división entre: los aperturistas, partidarios de avanzar hacia
el parlamentarismo y contrarios a los tecnócratas (Fernández Miranda, Cabanillas, Fraga), y los inmovilistas o el

El declive del régimen (1969-1975) comenzaría con el escándalo de Matesa (corrupción). Se formó un nuevo
gobierno monocolor, con Carrero Blanco en la vicepresidencia y 11 ministros del Opus Dei, que tuvo que
enfrentarse a una serie de dificultades: huelgas, manifestaciones universitarias, terrorismo (ETA y FRAP),
alejamiento de la Iglesia (Cardenal Tarancón) y la presión internacional de los gobiernos democráticos. No
obstante, destacan el acuerdo comercial con la CEE, la Ley Villar Palasí (educación) (1970), la Ley Sindical (1971)
y las relaciones con China y Alemania. En 1973, debido a su mala salud, Franco dejó la jefatura del Gobierno en
manos de Carrero Blanco, que sería asesinado por ETA el 20 de diciembre de 1973 (operación ogro). Así, se inició
el gobierno de Arias Navarro, formado por franquistas puros y reformistas, con la oposición de los inmovilistas.
Arias Navarro trató de mostrar una liberalización del régimen
(1974) y el derecho de Asociación política, aunque se acabó ejerciendo una dura represión de la oposición

Carlos se convierte en jefe de Estado de forma provisional. No obstante, Franco se recuperó y volvió al poder a
favor de los inmovilistas. En 1975 se produjo una gran crisis que se incentivó con la agitación estudiantil, la crisis
económica (desde 1973), la conflictividad social y la ley antiterrorista que autorizaba la pena de muerte (2 ETA y
3 FRAP) y que daría lugar a protestas internacionales contra la dictadura y a la retirada de los embajadores.
Además, el régimen se vio afectado por la Revolución de los Claveles (Portugal, 1974) o la Marcha Verde en
Marruecos (6-9 nov. 1975) (ocupación pacífica del Sáhara español). Finalmente, Franco falleció el 20 de
noviembre de 1975, con lo que Juan Carlos I se convirtió en rey de España (22 nov. 1975) y se inició una etapa de
incertidumbre hacia el futuro.
TEMA 17: LA DICTADURA FRANQUISTA (1939-1975)

2. SOCIEDAD Y ECONOMÍA EN EL FRANQUISMO: DE LA AUTARQUÍA AL DESARROLLISMO


2.1. Economía en el franquismo
En el periodo franquista (1939-1975) la economía experimentó una profunda transformación. Al comienzo
del régimen se aplicó la autarquía (1939-1951) como política económica con el objetivo de alcanzar la
autosuficiencia económica, evitar el hambre y hacer de España un país industrial. No obstante, la economía
se estancó como consecuencia de la intervención del Estado en los precios y en la producción, el proceso de
ruralización, la irregularidad en las cosechas, la reducción de las importaciones y la elevada inflación (subida
de precios). El hambre llevó a la aparición de cartillas de racionamiento (1939-1952) y del estraperlo
(mercado negro). Se crearon organismos para tratar de recuperar la producción agraria: el Servicio Nacional
del Trigo, el INC (Instituto Nacional de Colonización) y el PFE (Patrimonio Forestal del Estado). Por otro lado,
se fomentó el sector industrial, para lo que se creó el INI (Instituto Nacional de Industria), encargado de
constituir y gestionar empresas públicas, principalmente industrias básicas (electricidad, carburantes, textil,
etc.) (SEAT, ENDESA, IBERIA, RENFE). No hubo intentos serios de industrializar el país y faltaban materias
primas y equipamientos, por lo que de esta política solo se beneficiaron los bancos, la burocracia y el Estado.
En 1951 comenzaron las primeras medidas liberalizadoras (1951-1956). España quedó fuera del plan
Marshall (1948-1952) por razones ideológicas, pero recibió ayudas de EEUU por su postura anticomunista
(Guerra Fría) mediante los Pactos de Madrid (1953). Así, se obtuvieron créditos para la compra de productos
agrícolas, materias primas y equipos industriales, además de productos excedentarios de EEUU (leche, soja),
acabando con el racionamiento y el mercado negro. Era necesario poner fin a la autarquía debido a: los altos
costes de producción, la carencia de bienes de equipo, el déficit comercial, la falta de divisas y la alta
inflación. Se produjo, por tanto, una apertura al exterior del régimen: ingreso en la ONU (1955), más libertad
de mercado y disminución del intervencionismo estatal.
En 1957 se formó un nuevo gobierno con tecnócratas del Opus Dei (Navarro Rubio y Ullastres) que
impulsaron reformas para salir de la autarquía y permitir la liberalización económica: el Plan de
Estabilización (21 jul. 1959), que consistía en: recorte del gasto público, reducción de los salarios,
devaluación de la peseta, menos intervencionismo estatal en las actividades económicas, liberalización de
los precios, apertura a los mercados exteriores, ayudas a las empresas extranjeras e intentar beneficiarse de
los créditos internacionales. Sus ventajas fueron la reducción de la inflación, la estabilización de los precios y
un menor déficit, pero supuso la restricción de la actividad económica, el aumento del paro y la emigración a
Europa. El resultado fue un crecimiento espectacular de la economía en los 60s: el , que se
vería favorecido por: la abundante mano de obra barata procedente del éxodo rural (mecanización del
campo), la llegada masiva de capital extranjero invertido en la industria (Madrid, Cataluña, P.Vasco, Asturias)
y los crecientes ingresos por el turismo y las divisas de los emigrantes. Estos avances fueron posible gracias a
la coyuntura económica internacional y a los Planes de Desarrollo Económico y Social (1963-1969) (López
Rodó), que daban las indicaciones a seguir en los sectores económicos para industrializar nuevas zonas y
disminuir los desequilibrios regionales, que se paliarían con los Polos de Desarrollo (iniciativas para impulsar
algunas zonas). La enorme influencia de la economía internacional se hizo presente a partir de 1973, ya que
la crisis del petróleo provocó una caída del crecimiento, inflación y un aumento del paro sobre 1974-75.
2.2. La sociedad en el franquismo
Respecto a la sociedad, en el primer franquismo (1939-1959) estaba marcada por los desastres de la guerra
(menor población), el aislamiento internacional, la represión política, el inmovilismo y el hambre, la carestía
y las cartillas de racionamiento fruto de la autarquía. El sector primario predominaba frente a los otros
sectores debido al proceso de ruralización. Además, destacaron la alta burguesía comercial y financiera y los
grandes terratenientes. Durante el segundo franquismo, el espectacular crecimiento económico transformó
la sociedad española de manera radical. El sector primario se redujo (29% en 1970) frente a los sectores
secundario (37%) y terciario (34%), por lo que se modernizó la estructura de la población. Las clases medias
crecieron considerablemente (profesores, médicos, etc.) debido principalmente a un mayor acceso a los
estudios universitarios. La natalidad se disparó (Baby Boom) por lo que se necesitaban infraestructuras tanto
sanitarias (hospitales) como educativas (escuelas) para lo cual se promulgaron la Ley de Educación de 1970 y
la Ley de Bases de la Seguridad Social en 1963. La mecanización del campo provocó el aumento de las
migraciones interiores (éxodo rural a Madrid, Bilbao) y la despoblación. También aumentó la emigración
(1.500.000) a países como Francia, Alemania o Suiza, por lo que se redujo el paro en España. Sin embargo, a
partir de 1973 regresaron los emigrantes y el desempleo. En general, mejoró el nivel de vida de los
españoles (+ renta per cápita) y se modernizó la sociedad: la mujer se incorporó al trabajo, se redujeron las
diferencias de riqueza, apareció la sociedad de consumo (TV, Tfno., lavadora, coche, vacaci
definitiva, cambió completamente la mentalidad de la población, que adoptó ideas y costumbres
procedentes del exterior gracias al turismo y la emigración.
Con el avance de la sociedad fue creciendo la oposición social al régimen que, al principio, se organizaba en
pequeños grupos clandestinos y sufrió una gran represión. Con la liberalización del régimen surgieron las
huelgas, boicots y movimientos universitarios, y la Iglesia se alejó. En los 60s surgieron el terrorismo y los
nacionalismos y nuevos grupos de izquierdas que en los 70s sufrirían una dura represión a pesar de la
apariencia de apertura del régimen.
TEMA 17: LA DICTADURA FRANQUISTA (1939-1975)

3. REPRESIÓN Y OPOSICIÓN POLÍTICA AL RÉGIMEN FRANQUISTA. EL PAPEL DE LA CULTURA


El régimen franquista ejerció una gran represión sobre sus opositores, lo que se manifiesta en leyes como: la Ley
de Responsabilidades Políticas (1939), la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo (1940), la Ley de
Seguridad del Estado (1941) y la Ley de Represión del Bandidaje y el Terrorismo (1947). Pese a esta represión,
durante la posguerra encontramos varios frentes de lucha antifranquista. En primer lugar, el movimiento obrero,
que se desarrolló clandestinamente en pequeños grupos como PSOE, PCE o CNT. Por otro lado, encontramos a
los monárquicos cuya oposición se basó en la conspiración. En 1943, los tenientes generales dirigieron a Franco
una carta colectiva en la que se exigía la restauración de la monarquía constitucional y democrática en Don Juan
de Borbón, quien en 1945 publicó el Manifiesto de Lausana (Suiza) pidiendo la restauración de la monarquía en
su persona. Otro grupo de oposición fue el maquis o guerrilla, formado por guerrilleros (milicianos republicanos)
que combatieron las fuerzas del orden público alojados en zonas montañosas (Galicia, Asturias, León). Estaban
patrocinados por el PCE hasta que este renunció a la lucha armada en 1948. Por último, encontramos la
oposición del gobierno republicano en el exilio (México).
La enorme represión interna del régimen dejó muy mermada la oposición, que se vio afectada por la etapa de
aislamiento tanto político (aislamiento internacional) como económico (autarquía). Se perdió, por tanto, la
esperanza de volver a la democracia, pues las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial no intentaron
derribar la dictadura y reconocieron el régimen de Franco.
El segundo franquismo (1959-1975) fue una etapa de mayor apertura política y económica. En los años 50 la
oposición se reorganizó y se produjeron numerosas huelgas obreras y boicots en zonas industriales (Cataluña, P.

estructuras del régimen), destacando Santiago Carrillo y Dolores Ibárruri. En este periodo tuvieron menos
presencia PSOE, UGT, CNT y CCOO. Surgieron, además, movimientos universitarios críticos al régimen como FLP
(Frente de Liberación Popular) y ASU (Asociación Socialista Universitaria), que hicieron frente al SEU (Sindicato
Español Universitario). En los años 60, algunos sectores de la Iglesia se alejaron del régimen (HOAC, JOC) tras el
Concilio Vaticano II. Además, surgen nuevos grupos de oposición: el PSI (Partido Socialista del Interior) con
Tierno Galván, Izquierda Demócrata Cristiana (Gil Robles, Ruiz-Giménez) y CCOO. Estas fuerzas de oposición se
reunieron en el IV Congreso del Movimiento Europeo (Múnich, 1962), donde hicieron una declaración exigiendo
la desaparición de la dictadura para dar paso a la democracia. Los periódicos franquistas lo llamaron, a modo de
A finales de los años 60, proliferaron los grupos ilegales: grupos a la izquierda
del PCE como LCR, ORT, PCE-R o PCE-ML, núcleos terroristas (ETA, FRAP y GRAPO) y partidos nacionalistas (PNV y
ERC). En los últimos años del Franquismo, durante el gobierno de Carrero Blanco se produjo cierta apertura
gracias a la Ley Sindical (1971), pero no había verdadera intención de abrir el régimen, por lo que Carrero Blanco
murió en un atentado de ETA el 20 de diciembre de 1973 (operación ogro). Su sucesor, Arias Navarro, anunció la
liberalización del régimen en su discurso del 12 de febrero de 1974 (espíritu del 12 de febrero), en el que
prometía mayor pluralismo gracias a la Ley de Asociaciones Políticas. Sin embargo, se trataba de mero
formalismo y se ejerció una violenta represión de las huelgas y manifestaciones (detenciones masivas,
declaración del Estado de Excepción, cierre de publicaciones, etc.).
En 1975 la oposición se reorganizó en grupos de acción conjunta: Asamblea de Cataluña, Plataforma de
Convergencia Democrática (PSOE de Felipe González y otros grupos) y la Junta Democrática (PCE de Santiago
Carrillo y otros grupos). Además, hubo críticas al régimen por parte de la Iglesia y el Ejército (UMD, Unión Militar
Democrática de jóvenes oficiales). El gobierno promulgó la Ley Antiterrorista que autorizaba la pena de muerte,
con la que se sentenció a 2 miembros de ETA y 3 de FRAP, lo que dio lugar a protestas internacionales contra la
dictadura. Finalmente, Franco falleció el 20 de noviembre de 1975, iniciándose así una etapa de incertidumbre
hacia el futuro.
Respecto a la cultura durante el régimen franquista, cabe destacar el exilio de numerosos intelectuales tras la
Guerra Civil que dejó a España sumida en la pobreza intelectual. Además, se comenzó a exaltar el nacionalismo
español y tanto las actividades culturales como los medios de comunicación estaban condicionados por la
censura. En literatura, destacan obras como La familia de Pascual Duarte (1942, Camilo José Cela), Los hijos de la
ira (1944, Dámaso Alonso) e Historia de una escalera (1949, Buero Vallejo). A partir de 1956 se dio una mayor
apertura: el Desarrollismo, destacando el cine folclórico (Lola Flores, Rocío Dúrcal, Marisol) y la inauguración de
la TV (1956), utilizada para difundir los valores del régimen (toros, fútbol). En la literatura de esta etapa
El Jarama (Sánchez Ferlosio), Las ratas (Delibes) y Tiempo de
Silencio (Martín Santos). Entre los autores del exilio destacan Rafael Alberti y Salvador de Madariaga. El cine
reflejaba la sociedad española de forma crítica (Bienvenido Mr. Marshall de García Berlanga y Muerte de un
ciclista, de Bardem). En cuanto al arte, en arquitectura se desarrollaron el Funcionalismo y el Racionalismo,
(basados en líneas sencillas, formas geométricas simples y materiales como acero u hormigón) con Rafael
Moneo y Ricardo Bofill. En escultura destacan Pablo Serrano (Escultura de Unamuno o El Príncipe Baltasar
Carlos) y Eduardo Chillida (acero; Escultura de la Sirena Varada). Por último, en pintura se renovó el estilo y se
usaron nuevos materiales; encontramos artistas como Antonio Tàpies (Ropa interior) o Antonio Saura (retrato
imaginario de Brigitte Bardot).
TEMA 18: HISTORIA DE LA ESPAÑA ACTUAL Y SU INTEGRACIÓN EN EUROPA (1975-2004)

1. LOS INICIOS DEL REINADO DE JUAN CARLOS I Y LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA ESPAÑOLA (1975-1982)
La llegada al trono de Juan Carlos I tras la muerte de Franco (20 nov. 1975) trajo consigo un cambio político, pues
se produjo la transición de la dictadura a un sistema democrático. Se plantearon diversas formas de llevar a cabo
la Transición democrática: el continuismo del sistema franquista (búnker); la ruptura democrática formando un
gobierno provisional para decidir un sistema político; y la reforma política, desmantelando el franquismo a partir
de las instituciones y de las leyes franquistas. Esta última fue la elegida por Juan Carlos I.
1.1. El gobierno de Arias Navarro (dic. 1975-jul. 1976)
El rey mantuvo a Arias Navarro (franquista inmovilista) al frente del gobierno, quien incorporó a aperturistas
(Manuel Fraga, José Mª Areitza) y legalizó algunos partidos políticos, pero rechazaba las elecciones. El clima
social estaba agotado, con lo que en 1976 se produjeron unas 18000 huelgas (crisis económica, paro,

y más de 100 heridos); destacan también los Sucesos de Montejurra (mayo 1976) entre las fuerzas de
derecha. Esto promovió la unión de la oposición: la Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia se
unieron en la Coordinación Democrática (Platajunta) para reclamar la disolución del gobierno. Finalmente,
Arias Navarro dimitió el 1 de julio de 1976.
1.2. El gobierno de transición de Suárez (julio 1976-junio 1977)
Juan Carlos I nombró presidente del gobierno a Adolfo Suárez, cuya actitud reformista le llevó a realizar
diversas reformas en 1976 como la legalización de los derechos de
amnistía parcial para los presos políticos. Además, inició contactos con Felipe González (PSOE) y Santiago
Carrillo (PCE). Se enfrentó a la oposición del ejército y los inmovilistas, por lo que dimitió el vicepresidente-
general Fernando de Santiago (ultraconservador) y fue sustituido por el Gral. Gutiérrez Mellado. Durante
este gobierno se llevó a cabo el proyecto de ley para la Reforma Política que, ideada por Torcuato Fernández
Miranda, acababa con el franquismo a partir de su propia legalidad, estableciendo la democracia como
forma de organización política del Estado Español. Además, establecía un sistema bicameral
(Congreso+Senado) elegido por sufragio universal cuya función sería elaborar las leyes. En noviembre de
1976 fue aprobada por las Cortes franquistas (mayoría) y, el 15 de diciembre de 1976, fue sometida a
referéndum para ratificarla (94% sí), por lo que entró en vigor el 4 de enero de 1977. Sin embargo, se desató
un clima de agitación política, destacando los enfrentamientos entre policías y manifestantes, los atentados
de ETA y GRAPO (secuestro del Presidente del Consejo de Estado), el 27 Congreso del PSOE y la matanza de
la calle Atocha por la extrema derecha (5 abogados del PCE; enero 1977). Por otro lado, el 1 de abril de 1977
se decretó la disolución del Movimiento Nacional y, más tarde, el 9 de abril de 1977 se legalizó el PCE por
Decreto Ley, lo que era necesario para celebrar elecciones democráticas y desató fuertes tensiones entre el
ejército y el gobierno. Antes de las elecciones, D. Juan de Borbón cedió oficialmente sus derechos al trono
español a Juan Carlos I. Finalmente, el 15 de junio de 1977 se convocaron elecciones en las que participaron
las principales fuerzas políticas: PSOE, PCE, UCD (Unión de Centro Democrático) y AP (Alianza Popular),
además de otros pequeños partidos. Adolfo Suárez, de UCD, triunfó con el 34,6% de los votos y consiguió
apoyo para formar gobierno.
1.3. La primera legislatura de UCD: Adolfo Suárez (junio 1977-feb. 1979)
En la primera legislatura de UCD destacan los Pactos de la Moncloa (27 oct. 1977) que, firmados por todos
los partidos políticos, estaban dentro de una política de consenso para solucionar los problemas que se
presentaban. En economía, problemas como la inflac
financiero y fiscal (contención de salarios, devaluación de la peseta). En sociopolítica, se precisaba de una
Constitución que reconociera los derechos elementales de la democracia. A su vez, se dieron numerosos
atentados terroristas, a pesar de la Ley de Amnistía (15 oct. 1977). Por otro lado, el 29 de septiembre de
1977 se restableció la Generalitat (presidente: Josep Tarradellas) y en 1978 se extendió el régimen
preautonómico a toda España, creándose 13 autonomías (Euskadi). Esto generó descontento en los sectores
de extrema derecha del ejército, que planearon un golpe de Estado (Operación Galaxia) que no llegó a
realizarse, tras lo que se creó el Ministerio de Defensa.
Posteriormente, la Comisión Constitucional eligió a 7 diputados (UCD, PSOE, PCE, CiU y AP) que serían los
C y llevarían a cabo el proyecto constitucional. Así, el 31 de octubre de 1978, la
Constitución fue aprobada por las Cortes y, el 6 de diciembre de 1978, fue aprobada en referéndum por el
pueblo español (88% sí), por lo que entró en vigor el 29 de diciembre 1978. Está constituida por 169 artículos
que recogen los principios de: soberanía nacional, monarquía parlamentaria como forma de Estado (el rey es
el Jefe de Estado, con poder limitado, y mando supremo de las Fuerzas Armadas) y división de poderes
(ejecutivo en el Gobierno, legislativo en dos cámaras, Congreso y Senado, elegidas por sufragio universal y el
judicial en tribunales coordinados por el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional). Además, incluye una
amplia declaración de derechos y libertades, define un Estado no confesional y reconoce la unidad de
España compatible con la pluralidad nacional, por lo que distingue entre nacionalidades y regiones y
establece dos vías para crear comunidades autónomas (art. 151 y art. 143). La Constitución de 1978 fue
resultado de un verdadero consenso entre grupos políticos de ideologías muy diversas.
1.4. La segunda legislatura de UCD
La segunda etapa de la Transición (1979-1982) comienza con la disolución de las Cortes una vez aprobada la
Constitución. El 1 de marzo de 1979 se convocaron elecciones en las que triunfó UCD (en minoría) y en abril
de ese año, fueron las primeras elecciones municipales democráticas, en las que la izquierda experimentó un
gran avance. Esta segunda legislatura de Suárez estaba caracterizada por una profunda inestabilidad política
debido a: divergencias internas en UCD, discrepancias sobre la organización de las autonomías, la crisis
económica (2ª crisis del petróleo, 1979), el terrorismo (ETA y GRAPO), amenaza de golpe militar por el
descontento del ejército franquista, y el acoso del PSOE, que llevó a cabo una moción de censura (mayo
1980). Todo esto llevó al aislamiento de Suárez y a su posterior dimisión el 29 de enero de 1981, con lo que
el rey designó a Calvo Sotelo como candidato a la presidencia. El ejército, por su parte, mantenía una actitud
crítica frente al gobierno, fomentada por su descontento con el terrorismo de ETA y los Estatutos de
Autonomía. Así, Tejero, Milans del Bosch y Armada llevaron a cabo un golpe de Estado el 23 de febrero de
1981 (23F) a las 6 de la tarde, durante la votación de investidura de Calvo Sotelo. Los guardias civiles de
Tejero asaltaron el Congreso y, a su vez, Milans del Bosch dio un golpe en Valencia y declaró el Estado de
Guerra. No obstante, el golpe fue un fracaso ya que no fue apoyado por el Estado Mayor ni por el rey. En
febrero de 1982, Tejero, Milans y Armada fueron sometidos a juicio y condenados 30 años.
El 25 de febrero de 1981 comenzó el gobierno de Calvo Sotelo, durante el cual se relanzó el proceso
autonómico, aprobando la LOAPA en 1982 (Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico). El
gobierno se enfrentó a varios problemas: la crisis interna de UCD, la presión de la Iglesia tras la Ley del
Divorcio (1981) y la entrada de España en la OTAN (1982) frente a la oposición del PSOE. Finalmente, el 28
de octubre de 1982 se convocaron elecciones anticipadas en las que triunfó el PSOE con Felipe González
(202 escaños), poniendo fin a los gobiernos de UCD y de la Transición.
TEMA 18: HISTORIA DE LA ESPAÑA ACTUAL Y SU INTEGRACIÓN EN EUROPA (1975-2004)

3. LOS GOBIERNOS DEMOCRÁTICOS Y LA INTEGRACIÓN DE ESPAÑA EN LA UNIÓN EUROPEA


A partir de 1982, comienza una etapa de consolidación democrática. Después de dos gobiernos de la UCD, el
PSOE ganará las elecciones anticipadas del 28 de octubre de 1982, con mayoría absoluta (202 escaños y 10 mill.
de votos), por lo que Felipe González se convirtió en presidente y lo sería durante las 4 legislaturas. En esta
primera legislatura del PSOE (1982-86), se llevó a cabo una política de reajuste económico para sanear la
economía en respuesta a la difícil situación económica fruto de los problemas heredados del franquismo y la
crisis mundial de 1979. Se aplicaron medidas urgentes y duras: devaluación de la peseta, subida de los tipos de
interés, aumento de los impuestos, programa de reconversión industrial (industrias siderometalúrgicas y
navales) y expropiaciones (RUMASA). Por otro lado, entre las reformas políticas y sociales, destacan la reforma
de las Fuerzas Armadas y cuerpos de seguridad del Estado, así como las reformas sociales, que incluyen: 15 leyes
educativas, LRU (Ley de Reforma Universitaria, 1983), LODE (Ley Orgánica del Derecho a la Educación, 1986), Ley
de Despenalización del Aborto y la mejora del sistema de desempleo y pensiones. Cabe mencionar en este
periodo la dura ofensiva de ETA (+ de 100 muertos). Además, el 1 de enero de 1986, España ingresó en la CEE y,
ese mismo año, se hizo un referéndum sobre la permanencia en la OTAN, en el que salió el sí.
El PSOE volvió a obtener mayoría absoluta en las elecciones de 1986, iniciándose su segunda legislatura (1986-
1989). El país experimentó un fuerte desarrollo económico hasta 1992 gracias a: la política neoliberal, la
expansión económica internacional, la entrada en la CEE, inversiones públicas en infraestructuras, el crecimiento
de los servicios educativo y sanitario (Ley General de Sanidad, 1986) y el desarrollo del Estado de Bienestar. Sin
embargo, aumentó la diferencia de riqueza por lo que, el 14 de dic. de 1988, UGT y CCOO convocaron una
huelga general (respaldo 90%) y, tras varias negociaciones, se consiguió una retirada parcial del programa
liberalizador. El terrorismo persistía (atentado de HIPERCOR, 1987), aunque se avanzó en la lucha contra ETA
mediante medidas diplomáticas (1984) y el Pacto de Ajuria Enea (1988).
En 1989 se celebraron elecciones anticipadas, en las que el PSOE volvió a obtener mayoría absoluta, dando lugar
a su tercera legislatura (1989-1993). En este periodo cabe mencionar la Exposición Universal de Sevilla y los JJOO
de Barcelona (ambos en 1992), que daban una imagen de país moderno. Tras esto, el país se sumió en una crisis.
En economía, fue provocada por la influencia de la recesión mundial a principios de los 90, por lo que subió el
paro. En política, destaca la división interna del PSOE (guerristas-renovadores), escándalos de corrupción como
el tráfico de influencias (Juan Guerra) o FILESA, y el escándalo de los GAL, en el que el gobierno estaba implicado
(guerra sucia contra ETA). Por otro lado, la política exterior se basó en la participación de España en la Guerra del
Golfo (1991) y la firma del Tratado de Maastricht (7 feb. 1992), con el que nacía la U.E. y se establecía un
programa de convergencia económica que el PSOE no cumplió.
En 1993 hubo nuevas elecciones en las que el PSOE triunfó sin mayoría absoluta, por lo que pactó con CiU (Jordi
Pujol), iniciándose la 4ª legislatura del PSOE (1993-96). Por su parte, las fuerzas de derechas se organizaron en el
PP (José Mª Aznar). Destacan escándalos de corrupción como el de Luis Roldán (director de la G. Civil), que
estafó 5.000 millones, y la reapertura del sumario de los GAL (identificación de los cuerpos de los etarras Lasa y
Zabala). El 3 de mayo de 1996 se celebraron elecciones con victoria del PP (33,8%). José Mª Aznar fue nombrado
presidente, aunque tuvo que pactar con los nacionalistas. Se llevó a cabo una política centrista dialogante con las
minorías y sindicatos. En economía, se promovió una política económica neoliberal (Rodrigo Rato) con medidas
encaminadas a cumplir los criterios de convergencia establecidos en Maastricht. Entre ellas encontramos:
reducción de la intervención del Estado en la economía, disminución del gasto público, rebaja de impuestos,
privatización de empresas estatales rentables (Repsol, Endesa, Telefónica) y concentración bancaria. Esta política
fue un éxito ya que consiguió la reactivación de la economía y el descenso del paro, lo que permitió a España
incorporarse a la zona Euro. Por otra parte, aumentó el terrorismo de ETA, con el secuestro de Ortega Lara en
1996
1998 se firmó el Pacto de Estella, con el que ETA anunciaba una tregua que fue rota en noviembre de 1999. En
cuanto a la política exterior, España se integró en la estructura militar de la OTAN (1999) y se suprimió el servicio
militar obligatorio.
El 12 de marzo de 2000, el PP vuelve a triunfar en las elecciones con mayoría absoluta. Durante este gobierno se
aprobó la nueva financiación autonómica, nuevas leyes como la Ley de Extranjería o la Ley de Calidad de la
Enseñanza y se apoyó a EEUU en la Guerra de Irak, lo que provocó manifestaciones masivas (90% oposición). El 1
de enero de 2002 se puso en circulación el Euro. Más tarde, el 11 de marzo de 2004 (11M), se produjo el
atentado terrorista de Al Qaeda en Madrid. El 14 de marzo de ese año se celebraron elecciones con triunfo para
el PSOE y su líder José Luis Rodríguez Zapatero.
Durante esta legislatura se retiraron las tropas de Irak y el país experimentó un crecimiento espectacular basado
en la construcción y el turismo. En política social, destacan medidas como: regulación de 580.000 inmigrantes,
aprobación del matrimonio homosexual, Ley Antitabaco y la Ley de Dependencia. El PSOE (Zapatero) volvió a
ganar en las elecciones de 2008. En esta legislatura (2008-2011), el país estaba siendo afectado por la crisis,
aunque el gobierno lo negaba, por lo que se adoptaron medidas como la reforma laboral y recortes sociales de
todo tipo. En mayo de 2011 se celebraron elecciones autonómicas y el 20 de noviembre de 2011, elecciones
generales anticipadas, con victoria para el PP en ambas (mayoría absoluta), por lo que Mariano Rajoy fue
nombrado presidente.
Durante el primer gobierno de Mariano Rajoy, la crisis era importante ya que había 6,2 millones de parados (27%
población activa) y aumentaron las desigualdades sociales, los desahucios, etc. El gobierno impulsó medidas
como la reforma laboral, aumento de los impuestos y recortes en los servicios sociales como educación y

dato positivo como la mejora del PIB, la reducción del déficit público y un lento descenso del paro. En 2013 se
aprobó la LOMCE, una nueva ley de Educación (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa). Mientras
tanto, en Cataluña se radicalizó la vida política: aumentaron los independentistas (CiU) y había tensiones con el
gobierno. El 2 de junio de 2014, Juan Carlos I abdicó, por lo que Felipe VI fue coronado. En la sociedad se
respiraba un sentimiento de hartazgo de la crisis y desconfianza en la clase política por los casos de corrupción.
Además, aparecieron partidos como Ciudadanos y Podemos.
El 20 de diciembre de 2015 el PP ganó las elecciones, pero sin mayoría absoluta. Como no consiguió formar
gobierno, el 26 de junio de 2016 se celebraron otras elecciones en las que el PP volvió a ganar y recibió el apoyo
de Ciudadanos, Coalición Canaria, UPN (Unión del Pueblo Navarro) y Foro Asturias para formar gobierno. Se
enfrentó a problemas como los casos de corrupción (Rodrigo Rato y las tarjetas black, Operación Lezo, caso
Máster) y la deriva independentista de Cataluña. En Cataluña, se aprobó la Ley de Referéndum (declarada
inconstitucional) y se convocó un plebiscito ilegal el 1 de octubre de 2017 en el que, según los organizadores,
votó el 43% del censo y el 90% a favor de la independencia. Tras esto, el 27 de octubre de 2017 se declaró
unilateralmente la independencia de Cataluña, pero el gobierno de España intervino y suspendió la autonomía
(art. 155). Los políticos catalanes fueron detenidos, pero Puigdemont (presidente de la Generalitat) huyó a
Bruselas. El 21 de diciembre de 2017 se celebraron elecciones a la Generalita
fuerzas proindependentistas se unieron por lo que el 14 de mayo Quim Torra era nombrado presidente.
El 1 de junio de 2018, Pedro Sánchez hizo una moción de censura al gobierno del PP, por lo que Rajoy abandonó
la política y Pablo Casado fue elegido líder del PP. El 2 de junio de 2018, se inicia una nueva legislatura del PSOE
bajo la presidencia de Pedro Sánchez, aunque contaba con pocos apoyos parlamentarios, por lo que no se
aprobaron los presupuestos del Estado y hubo de convocar elecciones el 28 de abril de 2019. El PSOE ganó, pero
no tenía apoyos suficientes, por lo que se celebraron nuevas elecciones el 10 de noviembre de 2019. Finalmente,
s y la entrada de VOX en
el parlamento. El 8 de enero de 2020 se formó, por tanto, el primer gobierno de coalición de la democracia con
PSOE y Unidas Podemos. Después, a finales de febrero, la pandemia del COVID-19 azotó el país, por lo que se
declaró el Estado de Alarma, provocando la paralización de la vida económica y una elevada mortalidad
(especialmente en los más mayores), con cifras que alcanzan las 28706 muertes (24 mayo).
TEMA 18: HISTORIA DE LA ESPAÑA ACTUAL Y SU INTEGRACIÓN EN EUROPA (1975-2004)

2. LA CONSTITUCIÓN DE 1978 Y EL SISTEMA DEMOCRÁTICO ESPAÑOL: PRINCIPIOS, INSTITUCIONES Y EL ESTADO


AUTONÓMICO. EL EJEMPLO DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE CASTILLA-LA MANCHA
La llegada al trono de Juan Carlos I tras la muerte de Franco (20 nov. 1975) trajo consigo un cambio político, pues
se produjo la transición de la dictadura a un sistema democrático. Se plantearon diversas formas de llevar a cabo
la Transición democrática: el continuismo del sistema franquista (búnker); la ruptura democrática formando un
gobierno provisional para decidir un sistema político; y la reforma política, desmantelando el franquismo a partir
de las instituciones y de las leyes franquistas. Esta última fue la elegida por Juan Carlos I.
El rey mantuvo a Arias Navarro (franquista inmovilista) al frente del gobierno, quien incorporó a aperturistas
(Manuel Fraga, José Mª Areitza) y tuvo que enfrentarse a un clima social agotado, caracterizado por numerosas
huelgas en 1976 (huelga general de Vitoria). Además, la oposición se unió en la Coordinación Democrática (Junta
Democrática+Plataforma de Convergencia) para reclamar la disolución del gobierno, con lo que Arias Navarro
acabó dimitiendo el 1 de julio de 1976.
Tras este se inició el gobierno de Transición de Suárez, en el que se llevó a cabo la Ley para la Reforma Política,
aprobada por las Cortes en noviembre de 1976 y ratificada en Referéndum el 15 de diciembre de 1976. Esta
acababa con el franquismo a partir de su propia legalidad y establecía la democracia como forma de
organización del Estado español. Además, el 1 de abril se disolvió el Movimiento Nacional. El 15 de junio de 1977
se convocaron elecciones, en las que Adolfo Suárez (UCD) triunfó y consiguió apoyo para formar gobierno.
En la primera legislatura de UCD (junio 1977-feb. 1979) destacan los Pactos de la Moncloa (27 oct. 1977) que,
firmados por todos los partidos políticos, estaban dentro de una política de consenso para solucionar los
problemas (económicos y políticos) que se presentaban. Por otro lado, el 29 de septiembre de 1977 se
restableció la Generalitat (presidente: Josep Tarradellas) y en 1978 se extendió el régimen preautonómico a toda
España, creándose 13 autonomías (Euskadi), lo que produjo descontento en los sectores de extrema derecha del
ejército (Operación Galaxia).
Posteriormente, la Comisión Constitucional eligió a 7 diputados (UCD, PSOE, PCE, CiU y AP) que serían los
C
Constitución fue aprobada por las Cortes y, el 6 de diciembre de 1978, fue aprobada en referéndum por el
pueblo español (88% sí), por lo que entró en vigor el 29 de diciembre de 1978. Está constituida por 169 artículos
que recogen los principios de: soberanía nacional, monarquía parlamentaria como forma de Estado (el rey es el
Jefe de Estado, con poder limitado, y mando supremo de las Fuerzas Armadas) y división de poderes (ejecutivo
en el Gobierno, legislativo en dos cámaras, Congreso y Senado, elegidas por sufragio universal y el judicial en
tribunales coordinados por el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional). Además, incluye una amplia
declaración de derechos y libertades, define un Estado no confesional y reconoce la unidad de España
compatible con la pluralidad nacional, por lo que distingue entre nacionalidades y regiones y establece dos vías
para crear comunidades autónomas (art. 151 y art. 143). La Constitución de 1978 fue resultado de un verdadero
consenso entre grupos políticos de ideologías muy diversas.
En cuanto a la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, ésta forma parte de las 17 comunidades autónomas
y 2 ciudades autónomas en las que se vertebra España.
Castilla-La Mancha accedió al autogobierno constituyéndose como Comunidad Autónoma el 16 de agosto de
1982 con la publicación de su Estatuto de Autonomía (ley Orgánica 9/1982, del 10 de agosto) en el BOE,
modificado en 1991, 1994 y 1997. Está formada por 919 municipios que integran las provincias de Albacete,
Ciudad Real, Cuenca, Toledo y Guadalajara. La capital de la Comunidad es Toledo, que constituye la sede de la
Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Por su parte, Albacete es la sede del máximo órgano judicial
(Tribunal Supremo de Justicia de Castilla-La Mancha). La fiesta oficial de la Comunidad se celebra el 31 de mayo.

bandera de la región se compone de un rectángulo dividida verticalmente en dos cuadrados iguales: el 1º, junto
al mástil, de color rojo carmesí, con un castillo de oro mazonado de sable (negro) y aclarado de azur (azul) y el
establece
regional, provincial o municipal y figurará al lado de la bandera de España, que ostentará un lugar preeminente .
Coment!ios
de
Texto
COMENTARIO DE TEXTO: CONSTITUCIÓN DE 1812

El texto al que nos enfrentamos responde a la Constitución de 1812, creada, tal y como afirma el mismo, por las
destinatario al que
va dirigido es público, pues se trata de una Constitución y va destinada al pueblo español. Se trata de una fuente
primaria y es de naturaleza jurídica, ya que establece un conjunto de reglas por las que se tiene que regir la sociedad
española del momento; y política, porque supone un cambio en la sociedad.

La idea principal del texto es conformar un marco legislativo de derechos y deberes de todos los españoles bajo la
defensa de los principios del liberalismo, rompiendo con los elementos sustentantes del Antiguo Régimen. Mientras
que las ideas secundarias son los diferentes artículos que conforman la Constitución, de los que hablaremos a
continuación.

El texto se enmarca en la invasión napoleónica y el nombramiento de José I como rey tras las abdicaciones de
Bayona, ya que el pueblo español, que desea el regreso de Fernando VI, se ve obligado a organizarse formando así
Juntas locales, que después se unen en Provinciales, dando lugar finalmente a la Junta Suprema Central (Cádiz). En
1810, debido al avance de los franceses, la Junta se disuelve y el poder pasa a un Consejo de Regencia que convoca
elecciones a Cortes generales y extraordinarias. Las Cortes estarían formadas, tal y como afirma la Constitución, por
una cámara única elegida por sufragio universal masculino, sin distinción de estamentos entre los diputados (Art. 27
y 34). En la sesión inaugural del 24 de septiembre de 1810, se proclamó la soberanía nacional (Art. 3) y,
posteriormente, el 19 de marzo de 1812, se creó la Constitución, inspirándose en el racionalismo francés y las ideas
ilustradas. Por esto incluye artículos con ideas ilustradas y liberales: la división de poderes (Art. 15, 16 y 17),
proclamación de los derechos y libertades individuales (Art. 4), la igualdad ante la ley (Art. 258), la religión católica
como única permitida (Art. 12) y la Monarquía parlamentaria como forma de gobierno (Art. 14). Otros artículos de
los que habla la Constitución son: la reforma de impuestos y de Hacienda, educación primaria pública y obligatoria,
servicio militar obligatorio y la creación de un ejército nacional. Las Cortes además aprobaron una serie de Decretos
y Leyes que suprimían el Antiguo Régimen: libertad de prensa, abolición de la Inquisición o supresión del mayorazgo
entre otros.

La Constitución de 1812 fue, por tanto, un modelo del primer constitucionalismo occidental ya que supuso un
cambio en la sociedad de la época y un gran avance hacia el liberalismo y la caída del Antiguo Régimen, influyendo
en países como Portugal, Italia o América Latina.
COMENTARIO DE TEXTO: ANULACIÓN DE LA OBRA DEL TRIENIO LIBERAL

Nos encontramos ante un fragmento de un texto histórico que se corresponde con el Decreto
del 1 de octubre de 1823, proclamado por Fernando VII, monarca absolutista, en Madrid y en
dicha fecha para declarar nula la obra del gobierno del Trienio Liberal, etapa progresista de su
reinado que resulta del pronunciamiento de Riego en 1820. El destinatario es público, pues su
finalidad es que llegue a todo el pueblo español para que la vuelta al absolutismo sea conocida
por todos. Se trata de una fuente primaria ya que contribuye a elaborar la historia de lo que
ocurre en ese momento, y es de naturaleza jurídica y política, pues se trata de un decreto que
implica cambios en la forma de gobierno y afecta a la sociedad española del momento.

La idea principal del texto es declarar nulos todos los actos del gobierno del Trienio Liberal y
las ideas secundarias son, por tanto, la traición y la violencia que llevaron a la formación del
gobierno progresista, la oposición de la población antiliberal contra la Constitución de 1812 y
de las potencias absolutistas europeas, que formaban la Santa Alianza e intervinieron con los
Cien Mil Hijos de San Luis para restaurar el absolutismo en España, y por último, la falta de
libertad y la obligación a la que fue sometido Fernando VII durante el Trienio Liberal.

Por tanto, el texto se enmarca en el final del Trienio Liberal y, por tanto, el inicio de la Década
Ominosa. Tras la firma del Tratado de Vallençay y el fin de la guerra, Fernando VII regresa a
España y tras recibir el Manifiesto de los Persas por parte de 69 diputados absolutistas en
Valencia, una de las paradas del viaje que realizó por España, decide reinar de forma absoluta.
Por tanto, mediante un golpe de Estado y el Real Decreto del 2 de mayo de 1814, restaura el
absolutismo y anula la Constitución de 1812 y la obra legislativa de las Cortes de Cádiz.
Durante este periodo se dan levantamientos progresistas para tratar de acabar con el
absolutismo fernandino, aunque todos fracasan, a excepción del Pronunciamiento de Riego el
1 de enero de 1820. Tras este, Riego promulga la Constitución de 1812, y la sedición se
extiende por todo el país, por lo que finalmente Fernando VII se ve obligado a jurar la
Constitución, tal y como expresa en el texto dado, clasificando el levantamiento de traición y
violencia fruto del desastre. Durante esta etapa progresista, se forman nuevas Cortes cuya
obra legislativa será un intento de segunda Revolución Liberal para tratar de acabar con el
Antiguo Régimen, incluyendo así la supresión de mayorazgos y señoríos, de la inquisición, o de
los gremios, entre otras cosas. No obstante, en 1822, se produce una reacción absolutista por
parte de la oposición. Así, la Santa Alianza, formada por las potencias absolutistas europeas,
decide intervenir y restaura el Antiguo Régimen en España, comenzando la Década Absolutista.
Fernando VII declara entonces nula la obra del gobierno del Trienio, mediante este decreto, el
Decreto del 1 de octubre de 1823, declarando los desastres y la violencia ejercida por el
gobierno progresista, así como la falta de libertad a la que fue sometido en esta época. Por
tanto, este decreto tiene como consecuencia una fuerte represión a los liberales, conocida
como terror blanco, y el restablecimiento del absolutismo en el país, aunque en 1825
Fernando opta por una política más abierta ya que se enfrenta a diversos problemas como son
la oposición de carlistas y liberales, y el problema de sucesión debido a que no tenía
descendencia masculina y tuvo que promulgar la Pragmática Sanción para derogar la Ley Sálica
y permitir que su hija pudiese reinar, por lo que necesitaba ganarse el apoyo del pueblo. Esto
llevaría a la oposición de Carlos M.I., y al origen del carlismo, lo que se traduce posteriormente
en el desarrollo de numerosas guerras carlistas que enfrentarán a los defensores de Carlos,
con los isabelinos, produciéndose por tanto una disputa entre los dos absolutismos: el
intransigente y el moderado, respectivamente.
3. EXPOSICIÓN A LA REGENTE DE LOS OBJETIVOS DEL DECRETO DE DESAMORTIZACIÓN

Nos encontramos ante un texto histórico que se corresponde con la Carta de presentación de
los objetivos del Decreto de Desamortización del clero regular a la Regente MªCristina, escrita
en Madrid, en febrero de 1836, por Mendizábal, político liberal progresista que gobernó entre
1835 y 1836, durante la Regencia de MªCristina. El destinatario es privado, ya que se trata de
una carta dirigida específicamente a la Regente, aunque posteriormente se publicaría en el
Gaceta de Madrid. Se trata de una fuente primaria ya que contribuye a elaborar los
acontecimientos históricos del momento y es de naturaleza política y literaria, puesto que está
relacionado con un hecho determinado (la desamortización de Mendizábal) y tiene cierto
carácter subjetivo, además de provocar cambios en la sociedad y en la economía de la época,
pues supone la venta de las tierras amortizadas y la obtención de capitales privados por parte
de la burguesía.

La idea principal del texto es exponer a la Regente MªCristina los objetivos del decreto de
desamortización y las razones por las que debería aprobarlo. Las ideas secundarias son, por
tanto, dichas razones expuestas, como vivificar las tierras conocidas como manos muertas
(amortizadas), contribuir al proceso de industrialización en el que España iba con retraso,
unificar la patria, alistar a las bandas del liberalismo a los compradores de los bienes
desamortizados, la mejora de la economía y la obtención de beneficios por parte del Estado
con los que saldar la deuda pública, que es el dinero que debe el estado a propietarios
privados o a otros países.

El texto se enmarca en la época de la Regencia de MªCristina, nombrada Regente tras la


muerte de Fernando VII en 1833 debido a que su hija Isabel aún era una niña. La Regencia de
María Cristina se caracteriza por la alternancia en el gobierno de moderados y progresistas,
por el gran peso de los pronunciamientos militares, y por la importancia de las Juntas y la
Milicia Nacional. Además, cabe destacar la oposición de Carlos M.I., hermano de Fernando VII,
que reclamó el trono, originando el carlismo y dando lugar a las guerras carlistas, que se
desarrollarían durante el siglo XIX. Durante la Regencia se consolida la división entre liberales,
dando lugar a los moderados, que defendían la Soberanía compartida, el centralismo y el
sufragio censitario entre otros, y los progresistas, que eran partidarios de la Soberanía
Nacional, los derechos de los ciudadanos y los poderes Locales. En los primeros años de la
Regencia, el gobierno cae en manos de los moderados, con Ceo Bermúdez primero, quien era
muy conservador, y posteriormente con Martínez de la Rosa, que promulgó el Estatuto Real de
1834, que era una carta otorgada con la que trataba de implantar una fórmula de equilibrio
entre carlismo y liberalismo. No obstante, este se enfrentó a la doble oposición de carlistas y
liberales radicales, por lo que le sucede el Conde de Toreno, quien dura cuatro meses en el
gobierno ya que dimitió debido a las Juntas Revolucionarias progresistas que se formaron.
Entonces la Regente manda formar gobierno a Mendizábal, un liberal progresista. Este se
encuentra con la Hacienda arruinada, por lo que lleva a cabo diversas medidas como la
ampliación del alistamiento de hombres para el ejército y la aprobación de la Desamortización
Eclesiástica del clero regular. Este último forma parte de una de las numerosas reformas
liberales que se llevarán a cabo durante la Regencia, como la disolución del Régimen Señorial y
Mayorazgos de 1836 o la supresión de los gremios entre otras. También en esta época
encontramos otras desamortizaciones que comparten objetivo con la de Mendizábal: obtener
una fuente de ingresos extraordinarios para enfrentarse a la Hacienda arruinada, entre ellas
destacan la de Godoy, la desamortización del clero secular de Espartero y la desamortización
general civil y eclesiástica de Madoz. Por tanto, la desamortización del clero regular va a servir
principalmente para obtener recursos para Hacienda, saldar la deuda pública (tal como afirma
el mismo Mendizábal en la carta), hacer frente al carlismo y atraer hacia el liberalismo a los
compradores de los bienes desamortizados. No obstante, esta terminaría posteriormente con
el gobierno de Bravo Murillo y el Concordato con la Santa Sede de 1851 durante el reinado de
Isabel II.
4. MANIFIESTO DE MANZANARES (7 de julio de 1854)

El texto al que nos enfrentamos se corresponde con el Manifiesto de Manzanares, firmado el 7


ll y redactado por Cánovas
del Castillo, ambos liberales progresistas que trataron de hacer frente a los moderados
mediante la Vicalvarada. El destinatario es público, ya que pretende extender las promesas
progresistas por todo el pueblo español. Además, se trata de una fuente primaria, ya que fue
elaborado al mismo tiempo que el acontecimiento que trata, y es de naturaleza política o
circunstancial ya que, al tratarse de un manifiesto, tiene una coyuntura muy concreta y está
relacionado con un hecho determinado además que provoca un cambio en el sistema de
gobierno, pues este pasa a ser progresista, y tiene implicaciones sociales.

La idea principal del texto es manifestar las promesas progresistas y difundirlas por España
para que el pueblo apoye los levantamientos llegando a una revolución popular progresista.
Por otro lado, las ideas secundarias son las diferentes promesas que el manifiesto contiene,
que se corresponden con el ideal liberal progresista: la soberanía nacional, limitar el poder de
la corona, que hasta entonces elegía a los senadores de la cámara alta, libertad de imprenta,
ampliación del cuerpo electoral, aunque seguía siendo censitario, reconocer los derechos y
libertades individuales y colectivos, fortalecer los poderes locales, destacando en esta época
las Juntas y la Milicia Nacional, para eliminar la centralización, que había sido impuesta por los
moderados, y reestablecer la Milicia Nacional, constituyendo así la estructura de un nuevo
estado liberal progresista.

Este texto se enmarca en el final de la década moderada y el inicio del bienio progresista,
siendo ambas etapas del reinado de Isabel II. Tras la muerte de Fernando VII, se desarrolla una
época caracterizada por la alternancia en el gobierno de liberales moderados y progresistas,
corrientes que se habían consolidado en este siglo. La década moderada comienza tras la caída
de la Regencia de Espartero, de carácter progresista y autoritario. Isabel II es declarada mayor
de edad por las Cortes y manda formar gobierno a los moderados, comenzando con González
Bravo, a quien después sucede Narváez. Entonces se proclama la Constitución de 1845, con
ideas moderadas, para sentar las bases de un Estado moderado con ideas y reformas como el
aumento del poder de la corona y la limitación de las Cortes, supresión de la Milicia Nacional y
creación de la Guardia Civil y la soberanía compartida, entre otras. Posteriormente, con Bravo
Murillo se mejoran las relaciones con la Iglesia gracias al Concordato con la Santa Sede (1851),
y finalmente el gobierno de los moderados acaba con el Conde de San Luis, ya que se produce
una reacción contra el gobierno debido a diversas razones como la corrupción o el intento
fallido de reformar la Constitución en sentido autoritario. Por lo tanto, el 30 de junio de 1854
se produce el Pronunciamiento de Vicálvaro, o Vicalvarada para acabar con el gobierno, pero

anifiesto de
Manzanares que fue redactado por Cánovas del Castillo y que constituía un conjunto de
promesas progresistas, como las que se nos muestran en el texto: libertad de imprenta,
restablecimiento de la Milicia Nacional, Soberanía Nacional, etc. Este manifiesto se difundió
por el país y contribuyó a que se formaran levantamientos progresistas y Juntas
revolucionarias que ejercerían presión al gobierno. Por tanto, se trata de un factor muy
importante en el triunfo de la revolución progresista, y gracias a esta presión, la reina se vio
obligada a formar un nuevo gobierno progresista dirigido por Espartero. En 1854 se
convocaron Cortes Constituyentes cuya obra destaca ya que crearon la Constitución de 1855,
lamaron diversas leyes que contribuyeron a la
industrialización y consolidación del capitalismo en el país: La ley general de ferrocarriles, la ley
de desamortización general civil y eclesiástica y la ley de Bancos de Emisión y Sociedades de
crédito. No obstante, estas no favorecieron a las clases populares, por lo que se dieron huelgas
y levantamientos que desgastaron al gobierno y provocaron la vuelta al moderantismo.
Mercedes Gómez-Calcerrada 2ºBto. D

Nos enfrentamos a un texto histórico que , lanzado al


los generales sublevados Prim,
Serrano y Topete, el 19 de septiembre de ese año en Cádiz. El destinatario es público, ya que fue leído ante los
españoles y además se extendió por el país. Se trata de una fuente primaria, pues contribuye a elaborar la
historia del momento y es de naturaleza política o circunstancial ya que, al tratarse de un manifiesto, tiene una
coyuntura muy concreta y está relacionado con un hecho determinado: el pronunciamiento contra el régimen
de Isabel II; además que provoca un cambio en el sistema de gobierno, pues este pasa a ser progresista,
incluyendo también, de esta forma, implicaciones sociales.

La idea principal del texto es proclamar la desobediencia al régimen de Isabel II y manifestar sus intenciones
para el nuevo gobierno de signo democrático, de forma que estas se extiendan por el país llamando así a los
españoles a levantarse contra el sistema. Las ideas secundarias son, en primer lugar, las críticas al anterior
gobierno, como son: el sufragio corrompido por la amenaza y el soborno. También encontramos las bases del
nuevo Gobierno, entre las que destaca el sufragio universal como base de la regeneración social y política, ya
que pretendían ampliar el cuerpo electoral tal y como incluye el ideario progresista; y, por último, hace
referencia a los apoyos de la revolución: los liberales, las clases acomodadas, el clero y Europa.

El texto se enmarca en el final del reinado de Isabel II y, por tanto, en el comienzo del periodo conocido como
Sexenio Democrático. En los últimos años de reinado de Isabel II, el gobierno se torna hacia el moderantismo,
llegando a practicarse incluso un gran autoritarismo. La reina opta por contar únicamente con gobiernos
del
país que se llevaba arrastrando durante todo el siglo, empeorando así la crisis de 1866. Esto dio lugar a una
crisis industrial en Cataluña, pues subieron los precios de la materia prima, disminuyó la demanda textil y
aumentaron los despidos. Por otro lado, también generó una crisis financiera, pues las inversiones ferroviarias
que se habían llevado a cabo durante este periodo para tratar de acelerar la industrialización no eran rentables.
Y, por último, también se produjo una crisis de subsistencia, ya que se dieron malas cosechas, lo que llevó a
una subida de los precios de hasta un 100% debido a la carestía de trigo. Además, se añade el deterioro político
de la etapa, ya que el sistema isabelino tenía una fuerte oposición formada por negociantes, industriales,
intelectuales, obreros y campesinos, que no dudaron en rebelarse contra el gobierno mediante revueltas como
la Revuelta de los sargentos de artillería del cuartel de San Gil en junio de 1866. Entonces la reina decidió
ll, que se encontraba al mando del gobierno, y poner en su lugar a Narváez. Durante su
gobierno, en agosto de 1866, se firmó el pacto de Ostende en Bélgica por la oposición (progresistas,
demócratas y unionistas), para acabar con Isabel II y establecer un nuevo sistema político de signo
democrático. Tras la muerte de Narváez en 1868, le sucede González Bravo, que ejerció una fuerte represión,
aunque finalmente el 17 de septiembre de ese año se produjo la Revolución la Gloriosa . Esta comienza con
el pronunciamiento de los generales Prim, Serrano y Topete contra la reina, y la lectura del Manifiesto de

que el 28 de septiembre el ejército gubernamental es derrotado en Alcolea y el 30 de septiembre acaba la


monarquía de Isabel II, ya que se exilia a Francia. Posteriormente se estableció un gobierno provisional,
formado por los firmantes del Pacto de Ostende, que tomó ciertas medidas como la disolución de las Juntas
Revolucionarias, la introducción de una nueva moneda (la peseta) y del tributo personal proporcional a la
renta. Además, se convocaron Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino y se proclamó así la
primera Constitución democrática de nuestra historia en junio de 1869, que incluía la soberanía nacional, la
monarquía democrática, cortes bicamerales, ampliación de derechos y libertades, etc. Por otro lado, se inició
la Regencia de Serrano durante la cual se dio una fuerte inestabilidad política, debido a la situación de
Hacienda, la Guerra de los 10 años en Cuba y los enfrentamientos entre republicanos, que llevaría a un
posterior regreso a la monarquía con Amadeo de Saboya como rey en 1870.
Mercedes Gómez-Calcerrada 2ºBto. D

6. ABDICACIÓN DE AMADEO DE SABOYA

Nos enfrentamos a un texto histórico que se corresponde con el discurso de abdicación de


Amadeo de Saboya, monarca desde 1870 hasta 1873 cuyo reinado se caracteriza por la
permanente inestabilidad política y social. Fue escrito el 11 de febrero de 1873 en Madrid y se
trata de una fuente primaria ya que contribuye a elaborar la historia. Es de naturaleza política o
circunstancial, ya que es una proclama o discurso, por lo que tiene una coyuntura muy concreta
y se refiere a unos hechos determinados que son, en este caso, la abdicación del monarca
Amadeo I; además implica cambios en el gobierno ya que tras este comienza la Primera
República, e incluye también, por tanto, implicaciones sociales.

La idea principal del texto es difundir por todo el Estado español la abdicación del hasta entonces
rey Amadeo I de Saboya y las razones de la misma. Las ideas secundarias son, por tanto, dichas
razones, entre las que destaca la constante lucha e inestabilidad de España, pues los españoles,
tal como afirma, luchan entre ellos por lo que el rey no puede intervenir dentro de la ley. Otra
idea es que los mismos españoles son los que agravan y perpetúan los males de la nación, es
decir, los problemas que lleva arrastrando tanto tiempo.

El texto se enmarca en el Sexenio Democrático, concretamente en el fin del reinado de Amadeo


I de Saboya y, por tanto, comienzo de la Primera República Española. Como ya sabemos, tras la

proclamó la Constitución de 1869, la primera de signo democrático. Tras esto comenzó la


Regencia del General Serrano, con Prim como jefe de gobierno. Esta se caracterizó por la
inmensa inestabilidad política debido a diversos factores como son la caótica situación de
Hacienda debido a la aprobación del arancel Figuerola (1869), la Guerra de los 10 años (1868-
1878) en la que Cuba reclamaba su independencia, y las numerosas sublevaciones republicanas
a favor del federalismo (octubre de 1869). Por tanto, se buscó un nuevo rey, eligiéndose así al
italiano Amadeo de Saboya, que fue reconocido como rey por las Cortes en noviembre de 1870.
Así comienza un reinado caracterizado principalmente por la inestabilidad política y social
debido a: el atentado contra el General Prim, quien era su único apoyo, la Guerra de los 10 años
en Cuba, y la 3ª Guerra Carlista, ya que se produjo una reacción carlista debido a la elección de
Amadeo como rey. Además, se enfrentó a la oposición de partidos tanto de derecha, los carlistas
y los alfonsinos, como de izquierdas, los republicanos y las sociedades obreras españoles (AIT).
Por otro lado, también se opusieron el clero, la alta burguesía, los industriales y los movimientos
obreros. Esta situación desemboca en una época bastante complicada que dará lugar a la
abdicación de Amadeo I en febrero de 1873 mediante el discurso que estamos comentando.
Posteriormente las Cortes proclaman la Primera República, aunque lo hacen en un momento de
grandes dificultades entre las que se encuentran las grandes diferencias entre los republicanos,
ya que se dividían en federales, divididos a su vez en intransigentes y benévolos; y unitarios,
partidarios de un Estado centralizado. De esta forma, la Primera República tuvo un mal
comienzo, lo que llevó a que en un año se sucedieran seis gobiernos y cuatro presidentes:
Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar. El primer gobierno fue el de Figueras, en el que se
llevaron a cabo medidas como la supresión de las quintas y la convocatoria a Cortes
Constituyentes, las cuales crearon la Constitución non nata de 1873, proclamándose además la
República Democrática Federal. Desde el principio, la República fue recibida con entusiasmo por
el pueblo, pero tuvo numerosos problemas heredados del pasado: una Hacienda sin fondos, la
guerra carlista y la de los Diez años, las Juntas Revolucionarias, y las revueltas de los obreros.
Por tanto, tras la sucesión, como hemos dicho, de varios gobiernos y presidentes, que tomaron
distintas medidas, la República finalizó al año siguiente debido al golpe de Estado del General
Pavía, regresando así los Borbones a España.
Mercedes Gómez 2ºBto. D

7. PROTESTA DE LOS DELEGADOS DEL SEGUNDO CONGRESO DE LA REGIÓN ESPAÑOLA DE LA AIT EN ZARAGOZA

Nos enfrentamos a un texto histórico que se corresponde con la protesta realizada por los obreros del segundo
congreso de la AIT, concretamente redactada por los delegados de la Región Española de la AIT, y que tuvo lugar
en Zaragoza el 8 de abril de 1872. Al tratarse de una protesta, el destinatario es público, ya que su finalidad es
extenderse por el Estado español, de forma que llegue a los obreros del país. Es una fuente primaria, ya que
contribuye a elaborar la historia y es de naturaleza política o circunstancial ya que, además de tener una coyuntura
muy concreta (pues se trata de un manifiesto de protesta), tiene implicaciones en la sociedad, ya que va a suponer
la movilización de los obreros de España por la lucha por la justicia social y para acabar con la sociedad de clases.

La idea principal del texto es hacer un llamamiento a los obreros españoles para que protesten contra el sistema
bipartidista y contra la opresión y violencia ejercida por parte de los burgueses. Las ideas secundarias son las
críticas al sistema burgués y a los propios burgueses, como es el hecho de que incumplan las leyes que ellos
mismos establecieron con la Constitución de 1868, ya que explotan, reprimen y ejercen violencia contra los
obreros, tal y como se afirma en el manifiesto.

El texto se enmarca en el reinado de Amadeo I de Saboya, que fue monarca desde 1870 (tras la Regencia de
Serrano) hasta 1873. Después de la Revolución la Gloriosa de 1868 , en la que se acabó con la monarquía
isabelina, se promulgó la Constitución de 1868, la primera democrática que defendía entre otras cosas la
Soberanía Nacional y una amplia declaración de derechos y libertades que favorecieron al pueblo y las clases
populares. Por su parte la sociedad española pasó de ser estamental a convertirse en una sociedad de clases, una
sociedad capitalista en la que se da igualdad ante la ley, pero que da lugar a una enorme desigualdad en función
del nivel de renta y de la propiedad de los medios de producción. Así, las clases populares percibieron un notable
ascenso en el poder de la burguesía, que tendía a imitar a la vieja aristocracia convirtiéndose así en la nueva clase
dirigente e incumpliendo los principios de libertad y derechos de los trabajadores que establecía la Constitución
de 1868. Esta burguesía estaba formada por industriales, financieros y latifundistas y por las clases medias, frente
a las clases populares, que no habían obtenido beneficios de la Revolución a pesar de haber participado en esta,
y que las componían el campesinado, los sectores servicios y artesanos, los obreros y los marginados. Debido a
esto se comienzan a dar los primeros movimientos sociales y, aunque el movimiento obrero ya se había
comenzado a desarrollar escasamente y mediante motines con carácter ludita antes de la Revolución, no es hasta
1868 que experimenta su gran desarrollo gracias al inicio de la libertad de asociación y la influencia de la I
Internacional, una organización que agrupaba al proletariado del mundo para enfrentarse unidos a la causa
común. El movimiento obrero se basaba en luchar por mejorar las duras condiciones laborales y de vida de los
trabajadores. Es por ello que en 1870 se crea la Federación Regional Española (FRE) de la AIT, para tratar de
organizar el movimiento en España además de estudiar los problemas socioeconómicos de los trabajadores y
protestar contra las injusticias, tal y como se muestra en la protesta que comentamos. No obstante, este gran
desarrollo fue frenado por el General Serrano ya que durante su dictadura se disolvió la AIT y se prohibieron las
asociaciones obreras, que tuvieron que continuar en la clandestinidad o camufladas, como fue el caso de la Asoc.
General del Arte de Imprimir fundada por Pablo Iglesias, que después se convertiría en lo que hoy en día es el
PSOE. Posteriormente en 1877 se produjo la legalización definitiva de las asociaciones obreras y, gracias a la
progresiva industrialización, el movimiento obrero adquirió mayor importancia. Así, en España se dividió en dos
principales ramas, el anarquismo, con ideología colectivista, libertaria, apolítica, anticlerical y revolucionaria, que
buscaba una propiedad y economía colectivas y, en definitiva, la destrucción del Estado; y el socialismo, que
comparte con la anterior el carácter colectivista, anticlerical y antiburgués, pero que, a diferencia del anarquismo,
era partidario de la vía política para transformar la sociedad burguesa. En 1879, el movimiento socialista se
consolidó con la fundación del Partido Socialista Obrero Español por Pablo Iglesias, para enfrentarse a los partidos
burgueses en la lucha por el poder y, en 1888 se fundó un sindicato socialista, la Unión General de Trabajadores.
Así, ambos movimientos continuaron desarrollándose hasta la actualidad, luchando unidos por la causa común:
acabar con la sociedad capitalista y de clases; y consiguiendo además numerosas mejoras en las condiciones
laborales de los trabajadores tanto en España como en otros países del mundo que también se unieron en la ya
mencionada I Internacional y en la Segunda Internacional de 1889, hasta el punto de que en 1890 se declaró el 1
de Mayo Día del O como forma de conmemorar el movimiento obrero a nivel mundial.
10. MANIFIESTO CONJUNTO DE UGT-CNT EN 1917

Nos encontramos ante un texto histórico que se corresponde con el Manifiesto firmado por los representantes de la UGT
y la CNT, sindicatos obreros socialista y anarquista, respectivamente, realizado en 1917 en Madrid como forma de unión
de ambas corrientes para presionar al gobierno. El destinatario es público, ya que ha de ser conocido por todos los obreros
al tratarse de una llamada a la huelga, así como por el gobierno. Se trata de una fuente primaria, pues contribuye a
elaborar la historia del momento, y tiene naturaleza política o circunstancial ya que tiene una coyuntura muy concreta y
se relaciona con unos hechos determinados de la época, concretamente con la huelga general de 1917, que fue convocada
mediante este manifiesto. Además, tiene implicaciones sociales, pues la finalidad era mejorar la vida de los trabajadores
españoles y provocó una movilización de gran parte de la población, económicas, pues es consecuencia del descenso de
los salarios, y políticas, pues provocaría la caída del gobierno de Eduardo Dato y el comienzo de los gobiernos de
concentración.

La idea principal del texto es advertir al Gobierno y llamar a los obreros, tanto socialistas como anarquistas, a la huelga
general, indefinida, y con el uso de los medios convenientes para protestar contra un sistema basado en la explotación y
que se muestra ajeno a las peticiones del proletariado para la mejora de sus condiciones de vida. Las ideas secundarias
son las causas y los objetivos de este manifiesto conjunto, como es el hecho de que el gobierno ignore las protestas del
movimiento obrero en busca de acabar con los males del país y de los trabajadores; el incumplimiento de la demanda
que ya los obreros habían realizado tras un congreso de la UGT; y como objetivo destaca el obtener unas condiciones de
vida decentes para el pueblo, utilizando para ello la huelga general e indefinida, que se hacía posible gracias a los

El texto se enmarca en el reinado de Alfonso XIII, cuando el sistema de la Restauración entró en crisis (1902-1931). Nos
encontramos en una época en la que el país estaba sumido en numerosos problemas, entre los que destacan la paulatina
descomposición de los partidos dinásticos, el aumento de la conflictividad social debido al auge del movimiento obrero,
la vuelta de la influencia política de los militares, el problema de Marruecos, etc., donde se establece un protectorado
difícil de mantener. Al comienzo del reinado de Alfonso XIII, en 1907, comenzó el gobierno de Maura (conservador), que
fue seguido de Canalejas (Liberal) tras la Semana Trágica de Barcelona de 1909. Ambos realizaron una serie de reformas
sociales, económicas, políticas y religiosas r la Revolución desde arriba, antes de que se produjera
la ley de descanso dominical, la ley electoral de 1907 para
acabar con el fraude electoral, la creación de mancomunidades provinciales, jornadas de 9h, la seguridad social, el servicio
militar obligatorio y la Ley del Candado para las comunidades religiosas. El gobierno de Maura acabó con la Semana
Trágica de Barcelona, en la que los soldados, unidos a republicanos, socialistas y sindicatos se opusieron a la decisión del
gobierno de enviar reservistas para hacer frente al problema en Marruecos. Tuvo graves consecuencias, entre ellas la
caída del gobierno. Por su parte, el gobierno de Canalejas acabó tras su asesinato en 1912, iniciándose así el gobierno de
Eduardo Dato (conservador). A pesar de todas las medidas regeneracionistas llevadas a cabo, el sistema entró en crisis y
la oposición (republicanos, obreros, nacionalistas y carlistas) comenzaron a cuestionar el turnismo o bipartidismo.
Además, el gobierno de E.Dato se declaró neutral ante la 1ª guerra mundial, lo que provocó que España se bipolarizara
debido a las distintas opiniones sobre la guerra. España suministró a los países en guerra, aunque esto tuvo consecuencias
sociales, pues las clases populares se empobrecieron ya que se desabasteció el mercado interior y aumentaron los precios,
pero no los salarios. Esto provocó conflictividad social, que llevó a que en 1916 se produjese un pacto entre los sindicatos
UGT y CNT para presionar al gobierno mediante el movimiento huelguístico. Así en 1917, ambos sindicatos, socialista y
anarquista, realizaron el manifiesto que estamos analizando, de forma conjunta, llamando a la huelga general indefinida,
promovida principalmente por Julián Besteiro. Dicha huelga se extendió a diferentes ciudades como Madrid, Barcelona,
Bilbao, Oviedo, etc. y la respuesta del gobierno fue a través del ejército, acabando con 70 muertos y más de 2000
detenidos. Además, no fue apoyada ni por el ejército ni por los parlamentarios, por lo que finalmente el 18 de agosto fue
sofocada. Paralelamente a esta crisis social, se desarrollaron también una crisis militar y una crisis política, contando las
tres con un objetivo común: el regeneracionismo del sistema social. No obstante, estas tres fuerzas fracasaron ya que no
contaban con más objetivos comunes. A pesar de esto calló el gobierno de Eduardo Dato y comenzaron los gobiernos de
concentración. Además, en cuanto a la crisis social, gracias a las huelgas se consiguió una mejora de las condiciones de
vida de los trabajadores y el fin de la inflación. Tras la caída del gobierno de E.Dato, le siguió una época en la que continuó
la inestabilidad política y la conflictividad social se incentivó debido a la influencia de la revolución rusa, a la recesión
económica y al incremento de los sindicatos. Finalmente se produjo una guerra social entre patrones y obreros, en la que
destacan huelgas, cierre de empresas y asesinatos. Entre estos últimos cabe mencionar el atentado hacia Eduardo Dato
el 8 de marzo de 1821. Gracias a este movimiento social, se conseguiría posteriormente la aprobación de la jornada de
8h y el fortalecimiento de los grupos de izquierdas, lo que desembocaría en la 2ª República años más tarde.
11. MANIFIESTO DEL GOLPE DE ESTADO DE PRIMO DE RIVERA

Nos enfrentamos a un texto histórico, pues contribuye a elaborar la historia del momento, que se corresponde con un
fragmento del manifiesto de Primo de Rivera, discurso en el que expone las causas del golpe de Estado que llevó a
cabo el 13 de septiembre de 1923. El destinatario es público ya que su autor, Primo de Rivera, se dirigió a todos los
españoles y al ejército para hacerles saber sobre el inicio de su dictadura y las causas de esta, así como para conseguir
su apoyo. Además, dicho manifiesto fue extendido mediante su publicación en la Vanguardia de Barcelona. Por otro
lado, se trata de una fuente primaria, ya que nos muestra de primera mano y sin modificaciones los sucesos ocurridos
en ese momento de la historia, en este caso, el golpe de Estado. Su naturaleza es circunstancial, ya que tiene una
coyuntura muy concreta, pues está relacionado con un hecho determinado como es el golpe de Estado de Primo de
Rivera que hundió el Régimen de la Restauración y dio inicio a una dictadura. Más concretamente, su naturaleza es
política, ya que supone un cambio en el sistema de gobierno, acabando con los gobiernos de concentración e
iniciándose el Directorio militar; además, tiene implicaciones sociales, ya que el golpe fue apoyado por grupos sociales
influyentes, como la burguesía, y los sindicatos obreros tampoco se opusieron al mismo, aunque este supuso un
control de la población por parte de los militares.
La idea principal del texto es exponer las causas del golpe de Estado de Primo de Rivera del 13 de septiembre de 1923,
con el que afirmaba liberaría al país de los políticos y, por tanto, del sistema de la Restauración. Así pues, las ideas
secundarias son dichas causas, que son: las farsas de la política, como caciques o el bandidaje político que incluye
hasta al propio rey; la tragedia de Marruecos, que considera propaganda separatista y una amenaza a la unidad
nacional; y, por último, otra de las razones sería el peligro de revolución social debido a todos los problemas que se
venían acarreando desde el 98 y que aproximan a España a un trágico fin.
El texto se enmarca en el fin del régimen de la Restauración y, por tanto, el inicio de la Dictadura de Primo de Rivera.
En 1917, una gran crisis afectó a España en tres ámbitos: militar, político y social. Esta fue fruto del aumento de la
inflación, las tensiones sociales por la mala situación de los obreros, el malestar de un sector del ejército y el
crecimiento de la oposición al sistema canovista. En el ámbito militar, se formaron Juntas de Defensa, ya que se perdió
poder adquisitivo y el desacuerdo con la política de ascensos, pues preferían el ascenso por antigüedad. Finalmente
se formó una rebelión militar que acabó con el arresto de cabecillas y el apoyo de Alfonso XIII, además de una subida
de sueldo. Por otro lado, la crisis del sistema, el cierre de las cortes y la fuerte oposición política, llevaron a una crisis
en el ámbito político. Se formó una Asamblea Parlamentaria ilegal en Barcelona (19 julio), sin mucho éxito debido a
las pretensiones inconstitucionales de formar un gobierno provisional y acabar con la Restauración, lo que no tuvo
apenas apoyo y derivó en el radicalismo y finalmente, la extinción. Por último, el deterioro de las condiciones de vida
de los trabajadores fue el causante de la crisis social que derivaría en un pacto de UGT y CNT y en una Huelga General
en todos los sectores que conllevó la paralización del país. En consecuencia, se ejerció una gran represión militar, con
detenciones y condenas. En definitiva, las tres fuerzas en lucha (ejército, parlamentarios y obreros), tenían un único
objetivo en común: el regeneracionismo del sistema, pero fracasaron ya que era lo único en lo que coincidían, aunque
cayó el gobierno de Eduardo Dato. Tras esto, los partidos dinásticos se descompusieron, comenzando unos gobiernos
de concentración muy inestables, durante los cuales aumentó la conflictividad social y los afiliados a UGT y CNT. Se
produjo una guerra social entre patrones y obreros, con huelgas, cierre de empresas y asesinatos, que acabó con una
gran represión militar y terrorismo policial y con el atentado contra Eduardo Dato (8 marzo 1921). Por otro lado,
ocurrió el desastre de Annual, una gran masacre del ejército español que trataba de completar la ocupación de la parte
oriental del Rif con el general Silvestre en cabeza, lo que supuso una gran conmoción pública y el inicio del Expediente
Picasso para buscar responsables. Finalmente, Primo de Rivera, apoyado por el rey, decidió llevar a cabo un golpe de
estado el 13 de septiembre de 1923, que formalizó mediante un manifiesto en el que exponía las causas del golpe,
esentada como un régimen transitorio, con aires reformistas,
y es por ello que fue apoyada por el rey, el ejército y la burguesía, y no se opusieron ni los partidos dinásticos ni
socialistas ni anarquistas. Así se inició el Directorio Militar, con Primo de Rivera al mando, cuyos objetivos eran:
restablecer el orden público mediante el gobierno militar de carácter dictatorial, que suspendió la Const. 1876 y
disolvió las Cortes; acabar con los males de la Restauración, como el caciquismo o el turnismo, para lo que se
disolvieron Ayuntamientos y Diputaciones y se creó un único partido (Unión Patriótica); frente al nacionalismo catalán
se prohibieron el himno, la bandera, etc.; y, por último, acabar con el problema de marruecos, para lo que se pidió
ayuda a Francia a partir de 1925, y finalmente mediante el desembarco de Alhucemas (sept. 1925), se consiguió la
rendición de Abd-el-Krim y el éxito de la ocupación española en la zona. Más tarde la dictadura entraría en declive ya
que, con el establecimiento del directorio civil en el que se sustituían los militares por civiles, apareció una fuerte
oposición que provocaría en 1930 la dimisión de Primo de Rivera.
13. CONSTITUCIÓN DE 1931

Nos enfrentamos a un texto histórico, pues contribuye a elaborar la historia del momento, que se corresponde con un
fragmento de la Constitución de 1931, promulgada durante la Segunda República Española por parte del gobierno
provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora. Cuenta con destinatario público, ya que va dirigida a todo el pueblo
español, de modo que todos conozcan el nuevo marco legislativo que regirá en España. Se trata una fuente primaria,
pues nos muestra de primera mano y sin modificaciones el articulado de dicha Constitución. Es de naturaleza jurídica,
ya que establece un conjunto de reglas por las que se tiene que regir la sociedad española del momento; además,
tiene implicaciones sociales debido a su articulado, en el que se reconoce la igualdad de todos los españoles y se da
prioridad al proletariado.

La idea principal del texto es conformar un marco legislativo de derechos y deberes de todos los españoles al nuevo
sistema político que es la República, con carácter democrático y progresista. Las ideas secundarias son los artículos
que se incluyen como son: definir a España como una República democrática de trabajadores de toda clase y como un
Estado integral en el que se admiten las autonomías (art.1); también se admiten los Estatutos como forma de
beneficiar a los nacionalistas catalanes firmantes del pacto de San Sebastián (art.11); reconoce amplios derechos y
libertades, como la igualdad ante la ley (art.2 y 25), el derecho a voto para ambos sexos desde los 23 años (art. 36),
etc.; se establece un Estado laico, con libertad de culto (art. 27), como muestra del anticlericalismo; la propiedad
privada queda subordinada a los intereses del Estado (art.44), tal y como defiende el socialismo; la enseñanza y la
cultura son consideradas función primordial del Estado (art.48); y, por último, establece división de poderes, quedando
el legislativo en las Cortes, elegidas por sufragio universal (art.51 y 52).

El fragmento se enmarca en la Segunda República Española (1931-1936), la cual tiene su origen en el triunfo
republicano en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, convocadas por el Almirante Aznar, tras las cuales
el rey Alfonso XIII decidió abdicar y dar paso a la República. Así, el 14 de abril de 1931 Niceto Alcalá Zamora proclamó
la Segunda República Española, y se creó un gobierno provisional integrado por el comité ejecutivo y los firmantes del
Pacto de San Sebastián (1930), entre los que encontramos: la derecha liberal republicana (Niceto), los republicanos de
izquierdas (Azaña), los republicanos radicales (Lerroux), socialistas (Largo Caballero), nacionalistas catalanes y
galleguistas. Dicho gobierno tuvo que afrontar problemas heredados de la etapa anterior que dañarían la imagen de
la República y obligarían a iniciar una serie de reformas urgentes. Estos son: la cuestión catalana, para lo que el
gobierno elaboró un Estatuto de Autonomía y consintió la Generalitat; la cuestión social, pues se hicieron reformas en
el campo para paliar las malas condiciones y la miseria; la cuestión militar, para lo que Manuel Azaña trató de reformar
el ejército y dar primacía al poder civil; la cuestión educativa, por la que Marcelino Domingo aprobó decretos sobre
Instrucción Pública con el objetivo de establecer una educación primaria gratuita, laica y obligatoria; en la cuestión
religiosa había gran hostilidad de la alta jerarquía eclesiástica, destacando el ataque del Cardenal Segura, y un fuerte
Vandalismo anticlerical; por último, el gobierno se enfrentó a los conflictos sociales generados por las huelgas de la
CNT, por lo que se creó la guardia de asalto. Además de las reformas llevadas a cabo por el gobierno provisional, este
contaba con el objetivo de elaborar un nuevo texto constitucional, por lo que el 28 de junio de 1931 se convocaron
elecciones a Cortes Constituyentes en las que triunfó la conjunción republicano-socialista, que promulgó la
Constitución de 1931 para dotar de un marco normativo al nuevo sistema político que era la República. La nueva
Constitución fue aprobada en diciembre y tiene carácter democrático y progresista, aunque no fue una constitución

Integral, aunque se admiten las autonomías. Además, reconoce amplios derechos y libertades, como son el derecho a
voto de hombres y mujeres mayores de 23 años, el matrimonio civil y la legalización del divorcio. Por otro lado,
establece que la propiedad privada está subordinada a los intereses del Estado, por lo que este tiene el poder de
expropiar, nacionalizar empresas, con la correspondiente indemnización, si fuese necesario. También encontramos la
división de poderes: el ejecutivo cae sobre el gobierno y el presidente de la República, el legislativo en las Cortes, y el
judicial en jueces y tribunales. Por último, la constitución establece la enseñanza y la cultura como función primordial
del Estado. Cabe destacar los artículos 26 y 27, que establecen un Estado laico, aconfesional, libertad de culto, fin de
la financiación estatal de la Iglesia, disolución de la Compañía de Jesús, y prohibición a las Congregaciones en la
enseñanza, el comercio o la industria. Fueron estos últimos artículos, principalmente, los que llevaron a la primera
crisis de gobierno y, por tanto, a la dimisión de Niceto Alcalá Zamora como jefe de gobierno ante su descontento con
la Constitución, siendo sustituido por Manuel Azaña. La Constitución de 1931 fue muy avanzada, pero no estuvo
consensuada entre partidos de izquierdas y derechas, y hubo problemas porque las disposiciones en materia religiosa
no contaban con el respaldo de los católicos. El texto constitucional establecía un sistema político con un gobierno
débil a merced de las Cortes, lo que se traducirá en una continua inestabilidad gubernamental. Esta dio pie al Bienio
Reformista ya que, tras ser aprobada, se formó el primer gobierno constitucional, con Niceto Alcalá Zamora como
Presidente de la República y Manuel Azaña como jefe de gobierno, además de republicanos de izquierda y socialistas.
Este gobierno trató de transformar la realidad española continuando las reformas ya iniciadas, pero se enfrentó a una
fuerte oposición formada por la derecha de Lerroux y CNT, FAI (Federación Anarquista Ibérica) y PCE por la izquierda.
Esto generó una fuerte conflictividad social que dio lugar a enfrentamientos frente a las fuerzas del orden público y a
los sucesos de Castilblanco, Arnedo y la región del Alto Llobregat, que irían minando poco a poco la estabilidad de esta
etapa de la República hasta su final en 1933.
14. PROCLAMACIÓN DEL GENERAL MOLA (5-VI-1936)

Nos enfrentamos a un texto histórico, ya que contribuye a elaborar la historia del momento, que se corresponde con
una circular escrita por el General Mola el 5 de junio de 1936, en Madrid, para informar a los implicados en la
conspiración militar sobre sus intenciones y objetivos. El destinatario es público porque se dirige a la población para
informar sobre las medidas que se pretenden implementar tras el pronunciamiento; y se trata de una fuente
primaria, pues nos ofrece información directa y sin modificar de lo ocurrido en el momento. Además, cuenta con
naturaleza política o circunstancial, ya que será determinante en la formación de la conspiración y marca los pasos a
objetivo es reformar por completo
el sistema político, instaurando una Dictadura Militar.

La idea principal del texto es informar a los implicados en la conspiración contra el régimen de la República sobre los

la instauración de una Dictadura Militar que restableciera el orden público y pusiera fin al gobierno del Frente
Popular. Las ideas secundarias son, por tanto, dichas instrucciones que refuerzan la idea de que el poder pase a
manos del Ejército, entre las que destacan la derogación de las leyes y el gobierno de la República, incluida la
Constitución de 1931; el restablecimiento de la pena de muerte y la violencia y represión contra todo aquel contrario
a la ideología del movimiento nacional, como son partidos políticos y sindicatos; y, por último, la instauración de una
Dictadura Militar que restablezca el orden, creando un Estado fuerte sometido a la disciplina impuesta por el
Ejército, el cual se compromete a respetar el Régimen Republicano y mantener las conquistas de la clase obrera.

El presente fragmento se enmarca en la última etapa de la República, cuando Azaña vuelve al poder tras su victoria
ante la derecha en las elecciones de febrero de 1936. En dichas elecciones triunfó el Frente Popular, una coalición de
los partidos de izquierda (IR, Unión Republicana, PSOE, PCE, etc.) cuyo programa incluía, entre otras cosas, la
amnistía para los detenidos en 1934 y retomar las reformas del Bienio Reformista (como la Reforma Agraria). No
obstante, el gobierno se enfrentó a una fuerte oposición, además de huelgas, manifestaciones y protestas obreras
(sindicatos) y violencia callejera con atentados, campañas de ataques contra la izquierda (Falange) e incendios de
edificios religiosos. Debido a esto, el 7 de abril de 1936, Alcalá Zamora fue destituido como presidente de la
República y sucedido por Manuel Azaña, quedando Santiago Casares Quiroga como Jefe de Gobierno (13 de mayo).
La conflictividad social se incrementó. Ocupaciones ilegales de anarquistas, huelgas de UGT y CNT, protestas de
terratenientes, fuerte anticlericalismo por el posicionamiento de la Iglesia con la derecha, etc. Tanto las izquierdas,
unidas en las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) dirigidas por Santiago Carrillo, como las derechas, organizadas

a. Dentro de este clima de crispación y enfrentamientos,


comenzó a surgir una conspiración militar para acabar con la República, en la que la UME tenía gran importancia y
estaban implicados: parte del ejército, con Mola como director u organizador, de ahí el origen del texto que
analizamos, monárquicos, falangistas, carlistas, la CEDA y ayuda de Italia y la Alemania nazi. El objetivo era controlar
Madrid y Barcelona, así como la movilización simultánea de las guarniciones militares, dando protagonismo al
ejército de África (Franco). Así, siguiendo las instrucciones que el general Mola, como es el caso del presente
fragmento, en julio comenzó la sublevación debido al incremento del enfrentamiento entre extremistas de izquierda
y derecha. El 12 de julio fueron asesinados el teniente Castillo y el monárquico José Calvo Sotelo, y el 17 de julio
finalmente se produjo el levantamiento del ejército en Melilla, extendiéndose a Marruecos y, posteriormente, el 18
de julio, a la Península donde fracasó en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia, pero triunfó en
otras como Sevilla, Córdoba, Granada o la España interior. Así, España quedaría dividida en dos zonas: la zona
republicana, fiel al gobierno legal, la democracia y contraria al fascismo, que además contaba con las zonas mineras
e industriales, el oro del Banco de España, 2/3 de la flota y de los aviones y el apoyo internacional de las potencias
democráticas y las Brigadas Internacionales;
, que contaba con las zonas agrícolas, 1/3 de la flota y
aviones, el ejército de África, la mayoría de los oficiales y la ayuda de Italia y Alemania (fascistas) y voluntarios de
Portugal, Irlanda, etc. Ambas se enfrentarían posteriormente en la Guerra Civil, que comenzó con una Guerra de
Columnas en la que los sublevados pretendían conquistar Madrid avanzando Mola desde el norte, con la conquista
de Guipúzcoa (Irún y San Sebastián), y Franco desde el Sur, quien se hizo con Extremadura y liberó el Alcázar de
Toledo (27 sept.), además de ser nombrado Jefe de Gobierno y Generalísimo. Tras esto, se sucedió la batalla de
Madrid, donde se formó una Junta de Defensa, y el Gobierno se trasladó a Valencia. Los republicanos triunfaron tras
varias batallas envolventes (Ciudad Universitaria, Jarama y Guadalajara). En la segunda fase, los sublevados apuestan
por conquistar el Norte, haciéndose con la franja Cantábrica (abril-octubre 1937). También vencieron a los
republicanos en Brunete y Belchite, y les arrebataron su Teruel recién conquistado. Después llevaron a cabo la
Campaña de Aragón (Lérida, Vinaroz y Castellón) y volvieron a vencer en la Batalla del Ebro, la más sangrienta de la
guerra, dividiendo el territorio republicano. Ya en la última fase se hicieron con Cataluña, por lo que Azaña y Negrín
se exilian y, aunque Negrín vuelve en busca de la paz, finalmente los sublevados continuaron hasta ocupar Madrid el
28 de marzo de 1939. El 1 de abril Franco firmó el último parte de guerra, por el que se daba por terminada.
15. PAZ, PIEDAD Y PERDÓN

Nos enfrentamos a un texto histórico, pues contribuye a elaborar la historia del momento, que se corresponde con el
discurso que Manuel Azaña, presidente de la República, recitó en el ayto. de Barcelona el 18 de julio de 1938. El
destinatario es público, pues va dirigido a todos los españoles y, en concreto, al pueblo de Barcelona para hacerles
recapacitar sobre la situación de guerra que se vive en ese momento. Por otro lado, se trata de una fuente primaria,
ya que nos ofrece información directa y sin modificaciones de lo ocurrido. El texto tiene naturaleza política-
circunstancial, pues busca sentar las bases de una futura reconciliación entre ambos bandos enfrentados en la guerra;
además, cuenta con implicaciones sociales y morales, ya que hace referencia a la moral de los españoles y llama a un
futuro en el que todos pongan de su parte para acabar con los conflictos y reconstruir el país.

La idea principal del texto es la apelación a la reconciliación entre ambos bandos y a escuchar el mensaje de aquellos
fallecidos en la guerra que piden Paz, Piedad y Perdón; así como la reconstrucción de España por parte de hombres
libres y en paz que habrán de sacar una lección de todo ello. Las ideas secundarias son la unión de todo el pueblo
español para reconstruir la nación, pues esta ha de ser una labor conjunta; por otro lado, Azaña muestra su rechazo a
la guerra y llama a tenerla siempre en mente, para sacar algo bueno de ello y que sirva como ejemplo para futuras
generaciones, evitando que se repita; por último, el reconocimiento a todos los caídos en combate en la lucha por sus
ideales.

El texto se enmarca en la Guerra Civil Española, concretamente en la segunda fase de esta, que abarca desde
abril/mayo de 1937 a noviembre de 1938. Para entrar en contexto, ha de ser mencionada la sublevación del bando
nacional el 17 y 18 de julio de 1936, fruto del clima de radicalización social, violencia callejera y bipolarización de la
vida política que encontramos en España tras las elecciones de 1936. El país quedó dividido en dos: republicanos, fieles

rra que duraría tres años y que


enfrentaría a hermanos, amigos o familiares: la Guerra Civil Española. La primera fase (18 julio 1936-marzo 1937)

desde el Norte con Mola y desde el Sur, con Franco, siendo este último elegido Jefe del Gobierno del Estado Español
y Generalísimo de los ejércitos. Posteriormente, tuvo lugar la batalla de Madrid, donde los republicanos formaron una
Junta de Defensa y vencieron. Tras esto, se inicia la segunda fase de la guerra (abril/mayo 1937-nov. 1938), en la que
los sublevados apuestan por la conquista del Norte, llevando a cabo una guerra de desgaste que hizo que la balanza
se inclinara hacia el bando nacional, que entre abril y octubre de 1937 se hizo con la franja Cantábrica: Vizcaya (Mola),
Bilbao (9 junio), Santander (agosto) y Asturias (octubre), lo que provocó que las minas de hierro y carbón y las grandes
industrias siderúrgicas cayeran en sus manos. Además, en esta fase se produjo el bombardeo de Guernica. Por su
parte, los republicanos organizaron dos ofensivas sin éxito en Brunete (julio 1937) y Belchite (agosto-sept. 1937). No
obstante, se hicieron con Teruel en 1938, que fue reconquistada por los nacionales en febrero de ese año. Entonces,
los sublevados, cuyo objetivo era alcanzar el Mediterráneo y dividir la zona republicana en dos, llevaron a cabo la
campaña de Aragón (Lérida, Vinaroz y Castellón) y después vencieron en la Batalla del Ebro (25 julio-15 nov. 1938), la
más sangrienta de toda la guerra. En este marco cabe mencionar la figura de Manuel Azaña, presidente de la República
en su última etapa, quien ya había sido Jefe de gobierno durante el bienio republicano-azañista, destacando por sus
amplias reformas y por su papel como dirigente del bando republicano durante la guerra civil. Fue en el aniversario
del inicio de la guerra, en 1938, cuando dio su conocido hacer recapacitar a los
españoles. No obstante, en la tercera fase de la guerra (15 nov. 1938-28 marzo 1939), cuando los sublevados toman
Cataluña, tanto Azaña como Negrín se exilian el 5 de febrero, y Azaña dimite a pesar de que Negrín continúa insistiendo
(13 puntos) y regresa a la zona republicana. El coronel Casado se subleva contra su gobierno y trata de negociar con
Franco, pero este no cede y, finalmente, el 28 de marzo los nacionales se hacen con Madrid. Es importante mencionar
la evolución política de ambos bandos. En la zona republicana destaca el gobierno de Largo Caballero, uno de los tantos
sucesores de S.C. Quiroga, formado por una amplia coalición en la que se incluyeron anarquistas y se llevaron a cabo
importantes reformas como es la creación del Ejército Popular de la República. El gobierno se trasladó de Madrid a
Valencia ante la ofensiva de los sublevados, aunque fueron los enfrentamientos entre comunistas y anarquistas los
que le harían caer (Barcelona; mayo 1937). Le sucedió Negrín, partidario de resistir hasta el final, quien trató de llegar

del coronel Casado, que también trató de negociar. En el lado nacional primero se formó una Junta de Defensa
Nacional (Burgos), que acabó desapareciendo y Franco tomó el poder como Jefe de Gobierno, Generalísimo y Jefe de
la FET y de la JONS. Recibió el apoyo de la Iglesia y formó su primer gobierno en 1938, iniciando las primeras medidas
para institucionalizar el régimen. Finalmente, tras negarse a negociar con Negrín y con Casado y tras hacerse con
Madrid, el 1 de abril Franco da por finalizada una guerra que durante 3 años sumió al país en la desolación y que tuvo
graves consecuencias en diversos ámbitos. Las pérdidas humanas ascendieron a 450.000 muertos entre ambos
bandos, además, se produjo el exilio republicano en el que se marcharon 400.000 republicanos de los que regresaron
100.000 en la posguerra. A esto se añaden los prisioneros de guerra por delitos políticos, el hambre, las enfermedades,
etc. En economía, se produjeron pérdidas de reservas, disminuyó la población activa, la producción y el nivel de renta.
En política, se dio una dura represión por parte de ambos bandos y se inició un largo periodo de represión y falta de
libertades y derechos. Por último, también afectó culturalmente, pues murieron y se exiliaron muchos intelectuales,
se produjeron cambios en el sistema educativo y provocó un notable atraso cultural respecto a otros países. El discurso
de Manuel Azaña trató de remover la moral de los españoles para buscar, tal como afirma, paz, piedad y perdón entre
los bandos tras la guerra y conseguir así la reconciliación. Apela a la reflexión para que las generaciones futuras tengan
siempre en mente a todos los fallecidos en guerra, así como la historia de nuestro país, para evitar que se repita.
Además, es tan importante el papel que juega este discurso en nuestra historia, que son muchos los políticos que
actualmente siguen haciendo referencia a las palabras de Manuel Azaña para dirigirse al Congreso y a los españoles.
16. CONDENA DE LAS NACIONES UNIDAS

Nos enfrentamos a un texto histórico, pues contribuye a elaborar la historia del momento, que se corresponde con
la Resolución de la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), institución supranacional
creada tras la II Guerra Mundial para establecer la paz y las relaciones internacionales, publicada en Nueva York el 12
de diciembre de 1946 y por la cual se denegaba a España el acceso a dicha organización. El destinatario es público,
pues es un acuerdo que ha de ser conocido por los diversos Estados partícipes en la ONU y, especialmente, por
España y su dictador. Además, se trata de una fuente primaria, ya que nos aporta información directa y sin
modificaciones de lo ocurrido en dicho momento. Por otro lado, su naturaleza es jurídica, pues establece las
relaciones diplomáticas y políticas que habrán de mantener los miembros de la ONU con España, por lo que cuenta
además con contenido político, contribuyendo al aislamiento internacional del país. También tiene implicaciones
económicas ya que, junto al intento de autarquía, provocará un estancamiento de la economía española.

La idea principal del texto es vetar a España de su participación en la ONU, provocando su aislamiento internacional,
debido al rechazo de todos los Estados al fascismo tras derrotar a las potencias del Eje en la II Guerra Mundial. Entre
las ideas secundarias encontramos las razones de dicho veto, así como las condiciones que el régimen de Franco ha
de cumplir para poder ser aceptado. En primer lugar, se califica al país como un Estado fascista influenciado por la
Alemania nazi e Italia y se denuncia el apoyo que Franco otorgó a las potencias del Eje. Por otro lado, se exige a
España la formación de un nuevo gobierno de carácter democrático, fruto de la voluntad de los españoles, y se
recomienda la retirada de Madrid de los embajadores y ministros plenipotenciarios de los Estados miembros de la
ONU hasta que dicho requisito sea cumplido.

El presente fragmento se enmarca en el

Franco, caracterizada por ser un régimen totalitario, antiliberal, antidemocrático y anticomunista. En esta etapa de
comienzo de la dictadura, la sociedad estaba marcada por los desastres de la guerra, la represión política y el
inmovilismo, además que la política autárquica implantada por Franco, de la que hablaremos posteriormente, dio
lugar al hambre y la carestía, por lo que los únicos grupos beneficiados eran la alta burguesía comercial y los grandes
terratenientes, a pesar del predominio del sector primario frente a otros sectores. El franquismo se apoyó en una
serie de familias o instituciones cuya hegemonía iría variando en función de la voluntad del dictador a lo largo del
régimen. Entre ellas encontramos al ejército, la Falange, la Iglesia católica, los monárquicos, los tecnócratas y los
franquistas puros o integrales. A pesar de sus diferencias, todas ellas compartían la fidelidad al Caudillo y aportaron
los principios ideológicos del régimen: el nacional-patriotismo como aportación militar, el nacionalsindicalismo,
aportado por la Falange, el nacionalcatolicismo, el nacionalismo centralista, el tradicionalismo, el anticomunismo y el
antiliberalismo. La evolución política de la dictadura se va a ver condicionada principalmente por las relaciones
internacionales, por lo que distinguimos dos etapas: el primer franquismo (1939-1959) y el segundo franquismo
(1959-1975). Al comienzo del primer franquismo, se instauró un régimen totalitario con predominio de la Falange,
que diseñó un régimen nacionalsindicalista, con sindicatos verticales, la sección femenina y el control de los medios
de comunicación. Sin embargo, se trató de institucionalizar el régimen promulgándose las primeras Leyes
Fundamentales: el Fuero del Trabajo, para regular la vida laboral y económica, y la Ley Constitutiva de las Cortes, que
serían consultivas y de tipo corporativo. Mientras tanto, en el contexto internacional, los Aliados se enfrentaban a
las potencias del Eje en la II Guerra Mundial, ante la cual España se proclamó oficialmente neutral. Fue después, en
1940, cuando la guerra favorecía a las potencia
No obstante, en
1943, en vista de que la balanza se inclinaba hacia los aliados, Franco se retractó, declarando a España neutral,
aunque ya era tarde. En 1945, con la derrota de Alemania e Italia, comienza la hegemonía de los católicos en España,
el nacionalcatolicismo, y se aprobaron nuevas Leyes Fundamentales (el Fuero de los Españoles, la Ley del
Referéndum Nacional y la Ley de Sucesión a la Jefatura de Esta

que solo los órganos del Estado podían participar en las Instituciones. Sin embargo, España quedó aislada
internacionalmente debido al apoyo que había prestado al fascismo durante la guerra, por lo que fue vetada por la
ONU mediante la Resolución que aquí se expone, los embajadores de los distintos Estados miembros de la misma se
retiraron de M A esto se añade que
Franco había tratado de aplicar la autarquía como política económica desde el inicio del régimen con el objetivo de
conseguir la autosuficiencia, evitar el hambre y hacer de España un país más industrial. En este contexto, la
economía española se estancó, provocando una elevada inflación o la creación de las cartillas de racionamiento,
entre otras cosas. Finalmente, Franco trató de mejorar su imagen exterior y se dieron los primeros pasos de
liberalización económica, para lo cual le favoreció la Guerra Fría debido a su postura anticomunista, por lo que salió
del aislamiento internacional y fue reconocido y aceptado por el resto de Estados: la ONU levantó el veto en 1950
(entró en 1955), regresaron los embajadores, España ingresó en la FAO, UNESCO y FMS y, además, en 1953 se firmó
el Pacto de Madrid por el que recibió ayudas económicas de EE. UU. Esta política de liberalización económica vendría
de la mano de los tecnócratas del Opus Dei, quienes comenzaron a tomar las riendas de la economía tras la crisis de
1956 y el fracaso de la política autárquica. Navarro Rubio, Ullastres y López Rodó, entre otros, dieron comienzo a una
serie de medidas económicas acordes con el capitalismo, lo que se conoce como el Plan de Estabilización, cuyo
objetivo era la liberalización económica, pero no política. Gracias a esto se redujo la inflación, se estabilizaron los
precios y disminuyó el déficit y, a pesar de que conllevó la restricción de la actividad económica y un aumento del
paro y la emigración, tuvo como resultado un crecimiento espectacular de la economía que se extendería a lo largo
de los años 60.
17. ACUERDO POLÍTICO DEL CONGRESO DE MÚNICH EN 1962

Nos enfrentamos a un texto histórico, pues contribuye a elaborar la historia del momento, que se corresponde con la
Resolución aprobada durante el IV Congreso del Movimiento Europeo en Múnich (también llamado Contubernio de
Múnich), el 7 y 8 de junio de 1962, propuesta por la oposición española al franquismo. El destinatario es público, pues
su finalidad es mostrar a los políticos europeos el carácter antidemocrático del régimen franquista, así como hacer
saber al gobierno español las condiciones necesarias para ingresar en las instituciones europeas tales como la CEE. Se
trata de una fuente primaria, ya que aporta información directa y sin modificaciones sobre la dictadura. Por otro lado,
su naturaleza es política-circunstancial, con un amplio carácter ideológico, pues tiene una coyuntura muy concreta y
se trata de un acuerdo llevado a cabo por la oposición para denunciar el régimen franquista y exigir la democracia.

La idea principal del texto es denunciar el régimen franquista, exigiendo acabar con la dictadura y la aplicación de un
sistema democrático. Además, menciona las condiciones que España ha de cumplir, de acuerdo con la Convención
Europea de Derechos del Hombre y la Carta Social Europa, para posibilitar su integración en Europa. Las ideas
secundarias son, por tanto, dichas condiciones: instaurar un régimen democrático cuyas instituciones provengan de
la voluntad de los españoles; garantizar los derechos humanos, destacando la libertad personal y de expresión;
permitir las acciones sindicales que defiendan a los trabajadores (huelga); permitir los partidos políticos y las diversas
opiniones; y, por último, se confía que España cumpla dichas bases y renuncie a todo tipo de violencia para poder
incorporarse así a Europa.

El texto se enmarca en el segundo franquismo (1959-1975), etapa caracterizada por una mayor apertura al exterior y
liberalización económica. En primer lugar, para contextualizar cabe destacar que, tras la Guerra Civil Española, se
instauró en España una dictadura personal de la mano de Franco caracterizada por ser un régimen totalitario,
antiliberal, antidemocrático y anticomunista, en el que Franco acaparó todo el poder, apoyándose en familias e
instituciones como la Falange, la Iglesia Católica, el ejército, los monárquicos, los tecnócratas y los franquistas puros.
En la primera etapa de la dictadura, predominaron en el poder la Falange, que aportó el carácter fascista al régimen
y, más tarde, la Iglesia Católica, con la qu Además, en economía, se
aplicó una política autárquica que, sumada al aislamiento internacional debido al rechazo al fascismo tras la II Guerra
Mundial, daría lugar a una sociedad marcada por el hambre, la carestía, los desastres de la guerra, el inmovilismo y la
represión política sobre la oposición la cual se manifiesta con leyes como la Ley de Responsabilidades Políticas o la de
Represión de la Masonería y el Comunismo, entre otras. Es por ello que, durante la posguerra, la oposición del
movimiento obrero tuvo que desarrollarse en la clandestinidad mediante pequeños grupos como PSOE, PCE o CNT.
Además, en la oposición de los años 40 también se encontraban los grupos monárquicos que exigían la restauración
de la monarquía constitucional y democrática; los maquis o guerrilleros que combatían a las fuerzas del orden público
desde las zonas montañosas; y, por último, los republicanos en el exilio. Debido a la enorme represión interna, la
oposición quedó muy mermada, por lo que se perdió la esperanza de volver a la democracia ya que incluso el resto de
países reconocieron el régimen franquista. En la segunda etapa, comienza el protagonismo de los tecnócratas, que
llevaron a cabo un proceso de liberalización económica mediante el Plan de Estabilización (1959), con el que se ponía
fin a la autarquía y al aislamiento internacional. Esto favorecerá un crecimiento económico espectacular durante los
años 60, lo que transformaría la sociedad española de manera radical, mejorando así el nivel de vida de los españoles.
En esta etapa se produjo también una ligera apertura política, lo que fomentó el aumento de la oposición. Así, en los
años 50 esta se reorganizó y se dieron huelgas obreras y boicots en zonas industriales (Cataluña y P. Vasco). Además,

CNT o CCOO. También se desarrollaron movimientos universitarios críticos al régimen como FLP o ASU, que hacían
frente a SEU. En los años 60, tras el Concilio Vaticano II (1962-1965), algunos sectores de la Iglesia se separaron del
régimen. Por otro lado, surgen nuevos grupos de oposición como el PSI o Izquierda Demócrata Cristiana. En junio de
1962, las fuerzas de la oposición se reunieron en el IV Congreso del Movimiento Europeo en Múnich, donde redactaron
un acuerdo por el que se exigía la desaparición de la dictadura para dar paso a la democracia, lo que los periódicos
españoles afines a la dictadura llamaron, a modo de burla, el Contubernio de Múnich. A finales de los años 60,
proliferaron los grupos ilegales, surgiendo grupos a la izquierda del PCE (LCR, ORT, PCE-R, PCE-ML), núcleos terroristas
como ETA, FRAP Y GRAPO y resurgieron los partidos nacionalistas como el PNV o ERC. En los años 70, tras el escándalo
de Matesa (corrupción), se formó un nuevo gobierno con Carrero Blanco como vicepresidente, que tendría que
enfrentarse a huelgas, manifestaciones universitarias o acciones terroristas, entre otras cosas, a pesar de que se
produjo una mayor apertura con la Ley Sindical de 1971. Sin embargo, no había intención real de abrir el régimen, por
lo que Carrero Blanco, entonces Jefe del Estado, fue asesinado por ETA el 20 de diciembre de 1973 (operación ogro).
Posteriormente se formó el gobierno de Arias Navarro, con franquistas puros y reformistas, quien anunció la
liberalización del régimen con su discurso del 12 de febrero de 1974, permitiendo la Asociación Política. No obstante,
se trataba de mero formalismo, sin contenido real, por lo que se ejerció una dura represión contra la oposición, que
persistía en su lucha por conseguir la democracia. A partir de 1975, esta se reorganizó en grupos de acción conjunta
(Asamblea de Cataluña, Plataforma de Convergencia Democrática, Junta Democrática), y se produjeron críticas al
régimen por parte de la Iglesia y el Ejército (UMD). A pesar de la insistencia de la oposición mediante protestas, huelgas
y manifestaciones durante todo el franquismo, no sería hasta 1975, tras la muerte de Franco, que se alcanzaría la tan
ansiada democracia dando lugar a una etapa de incertidumbre hacia el futuro.
18. ADOLFO SUÁREZ. PUEDO PROMETER Y PROMETO

Nos enfrentamos a un texto histórico, pues contribuye a elaborar la historia del momento, que se corresponde con
el Discurso de Adolfo Suárez ante el pueblo español realizado el 13 de junio de 1977, dos días antes de las
elecciones, a modo de cierre de la campaña electoral de UCD. Asimismo, el autor intelectual
es el periodista Fernando Ónega (Onda Cero). Se trata de una fuente primaria ya que nos
aporta información directa y sin modificaciones de lo ocurrido en aquel momento. El destinatario es público, pues va
dirigido a todos los ciudadanos españoles que ejercerían su derecho a voto posteriormente. Por otro lado, su
naturaleza es política-circunstancial ya que cuenta con una coyuntura muy concreta y muestra las intenciones o
el discurso está ampliamente vinculado con el
programa político del partido (UCD), solicitando al pueblo su voto.

Adolfo Suárez
Entre las ideas secundarias destaca,
en primer lugar, la alusión a la buena labor del propio Suárez durante el gobierno de transición, ya que prometió
construir una democracia desde la legalidad y lo cumplió. El resto de ideas secundarias son sus promesas, como
mantener la presencia de las familias políticas en las Cortes, elaborar una Constitución pluripartidista, aplicar
medidas racionales que pongan fin a los problemas, lograr el entendimiento social para fijar las bases económicas,
aplicar los impuestos en función de la riqueza (que pague más quien más tiene), institucionalizar cada región y, en
definitiva, llevar todo esto a cabo con honestidad para alcanzar una España para todos.

El fragmento se enmarca en plena Transición Democrática. La muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 dio
lugar a un cambio político y, con ello, la transición de una dictadura hacia un sistema democrático. Surgieron
diferentes formas de llevar a cabo la Transición Democrática: el continuismo con el régimen franquista (búnker), la
ruptura democrática, formando un gobierno provisional para elegir sistema político, y la reforma política,
desmantelando el franquismo a partir de las instituciones y leyes franquistas (elegida por Juan Carlos I). Juan Carlos I
llegó al trono, convirtiéndose en jefe de Estado, y decidió mantener a Arias Navarro (franquista inmovilista) en el
poder, quien incorporó a aperturistas como Manuel Fraga o José Mª Areitza, pero se negaba a convocar elecciones.
Durante este primer gobierno de la monarquía, nos encontramos ante un clima social agotado, caracterizado por
numerosas huelgas por la crisis económica, el paro, la amnistía de los presos políticos, etc. en 1976, destacando la
huelga general de Vitoria (marzo 1976) y los sucesos de Montejura. Dicha situación posibilitó la unión de la
oposición, por lo que la Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia se unieron en la Coordinación
Democrática, que reclamaba la disolución del gobierno. Finalmente, el 1 de julio de 1976, Arias Navarro dimitió, con
lo que Juan Carlos I nombró presidente a Adolfo Suárez, cuya actitud reformista le llevó a realizar una serie de
reformas en 1976: legalización de los derechos de reunión, manifestación, asociación, etc., amnistía parcial para
del
ejército y los inmovilistas. Como ya hemos mencionado, durante este gobierno se impulsó la Ley para la Reforma
Política que, ideada por Torcuato Fernández Miranda, acababa con el franquismo a partir de su propia legalidad y
establecía la democracia como forma de organización política del Estado Español. Además, establecía un sistema
bicameral (Congreso y Senado) elegido por sufragio universal, con la función de elaborar las leyes. La ley fue apoyada
por las Cortes franquistas en noviembre de 1976 y corroborada por referéndum el 15 de diciembre de 1976, con
victoria del sí (94%). Sin embargo, se desató un clima de agitación política, destacando los enfrentamientos entre
policías y manifestantes, los atentados de ETA y GRAPO, el 27 Congreso del PSOE y la matanza de la calle Atocha de 5
miembros del PCE por la extrema derecha. Por otro lado, el 1 de abril de 1977, se decretó la disolución del
Movimiento Nacional y, más tarde, el 9 de abril, se legalizó el PCE, lo que era necesario para celebrar elecciones
democráticas. El 15 de junio de 1977 se celebraron elecciones en las que participaron las principales fuerzas
políticas: PSOE, PCE, UCD y AP, con victoria de UCD. Así comienza la primera legislatura de UCD, con Adolfo Suárez
como presidente, quien formó un gobierno de apoyo. En dicha legislatura se empezaron a llevar a cabo las diversas
la
Moncloa (25 oct. 1977) por todos los partidos políticos, basados en una política de consenso para solucionar los
problemas que se presentan. Por un lado, los problemas económicos como la inflación, el paro o el déficit exterior
dieron lugar a una reforma del sistema financiero y fiscal (contención de salarios, devaluación de la peseta); mientras
que los problemas sociopolíticos precisaban de una Constitución en la que se reconocieran los derechos elementales
de la democracia. Durante este gobierno se dieron numerosos atentados terroristas, a pesar de la Ley de Amnistía
(15 oct. 1944). Además, a lo largo de 1978 se extendió a todo el territorio español el régimen preautonómico,
creándose 13 preautonomías. Todo esto generó descontento en los sectores del ejército de la extrema derecha, que
planearían un golpe de Estado,
Defensa. Por otra parte, tal como prometía Adolfo Suárez en su discurso de campaña, en 1978 la Comisión

aprobado por las Cortes el 31 de octubre de 1978 . Después, el 6 de diciembre de 1978, la Constitución fue aprobada
en Referéndum por el pueblo español, con lo que entró en vigor el 29 de diciembre de 1978. En ella encontramos
169 artículos que recogen los principios de soberanía nacional, monarquía parlamentaria como forma de Estado,
división de poderes, una amplia declaración de libertades, define un Estado no confesional, y reconoce la unidad de
España compatible con la pluralidad nacional. La Constitución de 1978 fue el resultado de un verdadero consenso
entre grupos políticos de ideologías muy diversas. Tras su aprobación se disolvieron las Cortes y en marzo de 1979
UCD volvería a ganar las elecciones, con lo que Adolfo Suárez continuaba como presidente del Gobierno. Además,
cabe mencionar que en abril de 1979 se realizaron las primeras elecciones democráticas municipales, en las que la
izquierda tuvo un gran avance. Esta segunda legislatura de Suárez llevó a su desgaste debido a la inestabilidad
política, por lo que acabaría dimitiendo en enero de 1981, dando pie a una nueva etapa de UCD en el gobierno, con
Calvo Sotelo como presidente.
19. LA CONSTITUCIÓN DE 1978

Nos encontramos ante un texto histórico, pues contribuye a elaborar la historia del momento, que se corresponde
con un fragmento de la Constitución de 1978, que fue aprobada por las Cortes Constituyentes el 31 de octubre,
aprobada en referéndum el 6 de diciembre y entró en vigor el 29 de diciembre de 1978, mismo día en que fue
publicada en el BOE. Fue el resultado de un verdadero consenso entre grupos políticos de ideologías muy diversas. El
destinatario es público, ya que va dirigido a todo el pueblo español para dar a conocer el nuevo marco legislativo que
regirá en España. Se trata de una fuente primaria, pues nos aporta de primera mano y sin modificaciones el
articulado de dicha Constitución. Es de naturaleza jurídica, ya que establece un conjunto de reglas por las que se
tiene que regir la sociedad española del momento; y tiene implicaciones políticas (naturaleza política), pues está
relacionada con un cambio completo del sistema político español: el paso definitivo a la democracia; e implicaciones
sociales porque recoge una amplia declaración de libertades y derechos y garantiza la igualdad de todos los
españoles ante la ley.

La idea principal del texto es conformar un marco legislativo de derechos y deberes de todos los españoles al nuevo
sistema democrático que se instaurará en España, con el que se deja atrás la dictadura. Entre las ideas secundarias
encontramos los diversos artículos que la componen, que se refieren a España como un Estado social y democrático
de derecho en el que priman los valores de libertad, justicia, igualdad y pluralismo político (art. 1.1); garantizan la
democracia mediante la soberanía nacional (art. 1.2); establecen la monarquía parlamentaria como forma de Estado
(art. 1.3), donde el rey es jefe de Estado y actúa de árbitro, además de ser mando supremo de las Fuerzas Armadas;
reconoce la unidad de España compatible con la pluralidad nacional, distinguiendo entre nacionalidades y regiones
(art. 2) que a su vez se componen de municipios y provincias (art. 137); recogen una amplia declaración de derechos

de todos los españoles ante la ley (art. 14). Encontramos también la división de poderes (legislativo en las Cortes,
judicial en los tribunales y ejecutivo en el Gobierno) (art. 66.1), el régimen público de Seguridad Social (art. 41), la no
confesionalidad del Estado (art. 16.1), la creación de los Estatutos de Autonomía (147.1) y el artículo 155 para
controlar el poder de las Autonomías.

El presente fragmento se enmarca en la primera legislatura de la UCD (junio 1977-feb.1979), en la que Adolfo Suárez
fue investido presidente. Para entrar en contexto, es importante mencionar que, tras la muerte de Franco (20 nov.
1975), Juan Carlos I llegó al trono convirtiéndose en jefe de Estado y se produjo un cambio político, pues se puso fin
a la dictadura para dar paso a la democracia, lo que se conoce como Transición Democrática Española. Se plantearon
varias formas de llevarla a cabo como el continuismo del sistema franquista (búnker) o la ruptura democrática
formando un gobierno provisional para decidir sistema político, aunque la elegida por el rey fue la reforma política
pactada, es decir, desmantelar el franquismo a partir de las instituciones y leyes franquistas. El primer gobierno de la
monarquía estuvo presidido por Arias Navarro (franquista inmovilista), ya que fue elegido por el rey. No obstante, el
clima social caracterizado por las numerosas huelgas en 1976 (huelga general de Vitoria) y la unión de la oposición
de la Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia en la Coordinación Democrática (con la que se pedía la
disolución del gobierno), provocaron su dimisión el 1 de julio de 1976. Entonces, Juan Carlos I nombró presidente a
Adolfo Suárez, que llevó a cabo diversas reformas como la legalización de los derechos de reunión o manifestación y
la amnistía parcial para los presos políticos. Además, durante este gobierno de Transición, se aprobó la Ley para la
Reforma Política, que ponía fin al franquismo a partir de su propia legalidad y establecía la democracia como forma
de organización política del Estado Español. Fue aprobada por las Cortes franquistas en noviembre de 1976 y
ratificada en referéndum el 15 de diciembre de 1976, por lo que entró en vigor el 4 de enero de 1977. Sin embargo,
se desató un clima de gran agitación política promovido por los enfrentamientos entre policías y manifestantes, los
atentados de ETA y GRAPO o la matanza de la Calle Atocha. El 1 de abril de 1977 se decretó la disolución del
Movimiento Nacional y, el 9 de abril, se legalizó el PCE para realizar elecciones totalmente democráticas. Además,
Don Juan de Borbón cedió los derechos al trono español a Juan Carlos I. Así, el 15 de junio de 1977, se celebraron

con victoria de UCD. Adolfo Suárez consiguió apoyo para formar gobierno, iniciándose la primera legislatura de UCD,
en la que se firmaron los Pactos de la Moncloa (27 oct. 1977) dentro de una política de consenso para solucionar los
problemas que se presentaban. En economía, problemas como el déficit, el paro o la inflación requerían una reforma
del sistema financiero y fiscal (contención de salarios, devaluación de la peseta), mientras que los problemas
sociopolíticos precisaban de una Constitución que reconociera los derechos fundamentales de la democracia. A lo
largo de 1978 se extendió, además, el régimen preautonómico a todo el territorio español, creándose 13
preautonomías. Posteriormente, la Comisión Constitucional eligió a 7 diputados (UCD, PSOE, PCE, CiU y AP) que
C arían a cabo el proyecto constitucional. Así, el 31 de octubre de 1978,
la Constitución fue aprobada por las Cortes y, el 6 de diciembre de 1978, fue aprobada en referéndum por el pueblo
español (88% sí), por lo que entró en vigor el 29 de diciembre de 1978. Está constituida por 169 artículos que
recogen los principios de: soberanía nacional, monarquía parlamentaria como forma de Estado (el rey es el Jefe de
Estado, con poder limitado, y mando supremo de las Fuerzas Armadas) y división de poderes (ejecutivo en el
Gobierno, legislativo en dos cámaras, Congreso y Senado, elegidas por sufragio universal y el judicial en tribunales
coordinados por el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional). Además, incluye una amplia declaración de
derechos y libertades, define un Estado no confesional y reconoce la unidad de España compatible con la pluralidad
nacional, por lo que distingue entre nacionalidades y regiones y establece dos vías para crear comunidades
autónomas (art. 151 y art. 143). La Constitución de 1978 fue resultado de un verdadero consenso entre grupos
políticos de ideologías muy diversas. Es por ello que perdura hasta nuestros días y constituye la base legislativa de la
España actual, pues ha permitido el progreso del país hacia una España mejor durante los más de 40 años de
democracia. Una vez aprobada la Constitución, se disolvieron las Cortes, por lo que el 1 de mayo de 1979 se
celebraron nuevas elecciones en las que UCD triunfó en minoría. No obstante, esta segunda legislatura de Suárez se
caracterizó por una profunda inestabilidad política causada por las divergencias internas en UCD, discrepancias sobre

enero de 1981 y el rey designó a Calvo Sotelo como candidato a presidente.

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