nez y, sobre todo, aquella gran aventura que emprendió en unos momentos muy difíci- les para la libertad de expresión y la demo- cracia. Ruiz-Giménez dejó huella y no debemos olvidarla porque, transcurrido el tiempo, algo tan simple como las palabras con las que le define el filósofo José Anto- nio Marina nos muestran su hazaña: «Habló de diálogo cuando esta palabra estaba pros- crita y era malentendida; empezó a hablar de derechos humanos en su cátedra cuando era un tema tabú».