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LA HISTORIOGRAFIA

E IDENTIDAD
Marcela
Pomar Ojeda
“El mexicano no quiere ser ni indio ni español.
Tampoco quiere descender de ellos.
Los niega. Y no se afirma en tanto
que mestizo, sino como abstracción:
es un hombre. Se vuelve hijo de la nada.
Él empieza en sí mismo.”1

Reflexionar sobre la identidad propia es,


acaso, el cuestionamiento filosófico más
profundo y antiguo del hombre. Definir el
ser individual, el ser social y el ser histórico
inaugura todo tipo de inquisición sobre el
hombre, tanto en lo general como en lo par-
ticular. El “quién soy” y “para qué soy“ re-
presenta una búsqueda continua de nuestra
propia identidad; ésta se determina en base
a los elementos sociales, culturales, mate-
riales e históricos que nos rodean:

Se es gracias al grupo al cual se pertenece;


éste es el sentido de la vida, tanto en el ser
como en el quehacer; por ello la identidad
se determina a partir de grupos étnicos, idio-
mas, religión, ideología y creencias; en una
palabra, de valores compartidos (…) No
decidimos por nosotros mismos quiénes so-
mos, lo hacemos a través de la interacción
1 Paz, Octavio. El laberinto de la soledad, Fondo de Cultura
Económica, México, 1980, p. 79

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social, de la lucha y del reconocimiento de cendencia del trabajo del historiador como
nuestra existencia por parte de los otros.2 intérprete del pasado, integrador del presente
e iluminador de un futuro que encuentra su
En este sentido, buscamos reafirmar rumbo en la búsqueda de la verdad histórica;
nuestra existencia por comparación con otras propondremos la seria reflexión sobre su labor
identidades y, muchas veces, en franca opo- como vínculo esencial entre el pensamiento
sición a ellas. Somos identidades colectivas académico de las élites intelectuales y el me-
vivas y cambiantes que se definen día a día dular y cotidiano sentir del pueblo (pluricultu-
en las dinámicas sociales a través de las cua- ral, por cierto), el cual hoy en día enfrenta la
les obtenemos un sentido de lo que somos.3 urgente necesidad de fortalecer —o reincor-
La historia de México en sus múltiples porar— sus valores históricos y sociales.
y complejos desafíos, luchas y disyuntivas, En Europa, para el siglo XVIII, la idea
es muestra concreta del proceso de forma- de nación empezaba a concretarse. Ésta era,
ción de la identidad o conciencia nacional. según F. Chabod, “un hecho espiritual; la na-
A través de su historia, pensadores y hom- ción es, ante todo, alma espíritu y, muy secun-
bres ilustrados han intentado responder a dariamente, materia corpórea; y mucho más
las interrogantes fundamentales sobre lo individualidad espiritual, antes que entidad
que significa ser mexicano, comprender las política.”4 Hacia mediados del siglo XIX, la
condiciones del presente y plantear posibles cultura europea presenta el concepto modelo
caminos para el futuro. de nación como aquel espacio delimitado por
Con esto en mente, pretendemos en las si- fronteras naturales, poblado por hombres que
guientes páginas mostrar el papel primordial hablan el mismo idioma y que practican la
de la historiografía mexicana en la conforma- misma religión; unidos por un mismo senti-
ción de una conciencia nacional y en la ela- miento bajo el gobierno de un Estado que los
boración de un discurso integrador, partiendo administra y concede ciertos derechos a las
de la fusión de las dos raíces étnicas, indíge- minorías; y en donde la libertad y la demo-
nas y españolas, bajo la fuerte influencia del cracia enarbolan las garantías de los ciuda-
yanquismo en la búsqueda de este proyecto danos.5 Y este modelo, aunque en la práctica
nacional. En base a ello subrayaremos la tras- real nunca se vivió con tal perfección, llegó a
México. Aquí germinaron las ideas europeas
2 http://www.insumisos.com/lecturasinsumisas/LA%20
trasplantadas que hablaban de una nación
IDENTIDAD%20NACIONAL%20MEXICANA%20
COMO%20PROBLEMA%20POLITICO%20Y%20CULT. 4 Ruggiero, Rumano. “Consideraciones alrededor de na-
pdf consultado el 28 de marzo de 2011. Enrique Alducin ción”, en Blancarte, Roberto. Cultura e Identidad Nacio-
en María de la Luz Casas Pérez, La temática y el queha- nal, Fondo de Cultura Económica-Consejo Nacional para
cer implícitos en la reflexión de este siglo, México, 1999. la Cultura y las Artes, México:2007, pp. 35-36.
3 Ibíd. 5 Ibíd. p. 43.
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universal a la cual había que aspirar. En pos cia de la mexicanidad y, por ello, elementos
de ello, las diversas corrientes políticas enca- indispensables en la formación de esta con-
minaron sus esfuerzos tendiendo, ya al libe- ciencia nacional. Sin embargo, no podemos
ralismo democrático, ya al conservadurismo dejar de reconocer que en la práctica, el indio
monárquico. De hecho, durante todo el siglo fue y ha sido reivindicado y valorado sólo
XIX la historia de México se caracterizó por en el plano de lo ideal, como imagen míti-
carecer de un proyecto nacional unificador ca o ente abstracto, para legitimar causas o
que guiara hacia la consolidación de un Es- justificar proyectos; pero el indio real, el de
tado nacional, entendiendo al proyecto na- carne y hueso, el que verdaderamente debe-
cional como “el punto en el cual convergen ría ocuparnos, ha sido víctima de la margina-
pasado y presente en vista de una realización ción, el desprecio y el olvido. Este elemento
futura” que conoce y cuenta con todas las indigenista, pues, conformó una de las más
fuerzas reales de la nación.6 Es en ese punto importantes tendencias historiográficas en
que se hacen los primeros cuestionamientos oposición al segundo elemento que es el
en términos historiográficos por saber qué es hispano. En cuanto a éste, entre los prime-
lo mexicano y cómo se define. El hecho de ros cronistas hay una actitud ambigua, tanto
no encontrar en nuestro país una homogenei- de desprecio como de admiración; despre-
dad en cuanto a lengua, raza, religión, origen, cio por el enfrentamiento cruel y despiada-
generó —para los actores políticos— eviden- do que significó la conquista, y admiración
tes obstáculos en la realización de la nación por la cultura y el desarrollo hispanos. Como
“ideal”. En este sentido, es interesante notar parte de este elemento encontramos al cato-
que fueron los intelectuales los primeros en licismo, esencial en la consolidación de un
plantear la necesidad de definir la conciencia pensamiento conservador que logró unificar
nacional mexicana, y que ésta dio sus prime- al pueblo en torno a la figura de la “madre”8
ras manifestaciones como fruto de un esfuer- de los mexicanos. Esto fortaleció y legitimó
zo intelectual preciso e intencional.7 la lucha contra las prácticas politeístas, así
De cualquier forma, es notorio que, desde como contra el posterior expansionismo pro-
sus inicios, la conformación de esta identidad testante estadunidense. Es importante men-
nacional contó con materia prima disímil: las cionar que, como lo advirtió José María Vi-
razas indígena y española. Por ser los prime- gil, historiador del siglo XIX, las pugnas por
ros pobladores de estas tierras, se considera a los distintos pasados del país impidieron por
los indígenas auténticos baluartes de la esen- mucho tiempo la formación de una identidad
común entre los mexicanos:
6 Ibid. 43. 8 Véase: “Los hijos de la Malinche” en Octavio Paz, Op. Cit.
7 Blancarte, Roberto. Op. Cit. p. 19. p. 59. donde se abunda más sobre el tema.
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Un sentimiento de odio al sistema colonial caso, la tendencia de los liberales, que pre-
nos hizo envolver en un común anatema tendía imitar en su forma de Estado al veci-
todo lo que procedía de aquella época, sin no del norte, pronto se vio eclipsada por la
reflexionar que sean cuales fueren las ideas descarada actitud expansionista norteameri-
que sobre ello se tengan, allí están los gér- cana que para finales de 1847 había dejado
menes de nuestras costumbres y de nuestros al país devastado moral, política y económi-
hábitos, y que su estudio, en consecuencia, camente. Los conservadores, por su parte,
es indispensable para el que quiera compren- oponían el concepto de “lo nuestro”, esto
der los problemas de actualidad. Un senti- es, catolicismo y corporativismo ante lo que
miento de otra naturaleza, un sentimiento consideraban “extraño”, es decir, individua-
de desprecio legado por los conquistadores lismo y liberalismo, aunque no dejaban de
hacia las razas vencidas nos ha hecho ver con admirar en el vecino septentrional la soli-
supremo desdén todo lo relativo a las civi- dez de sus instituciones. En otras palabras,
lizaciones preexistentes en el nuevo Mundo la influencia norteamericana en la política,
a la llegada de los castellanos, sin tener en en la economía y en la cultura nacionales
cuenta que para explicar la condición de esas se hicieron evidentes a partir del siglo XIX
razas, para penetrar en su carácter y resolver tanto en las pugnas entre liberales y con-
su porvenir, es preciso ir más allá del periodo servadores, como en las clases sociales que
colonial, estudiar esa barbarie, que por más aceptaron ese american way of life en opo-
que se afecte despreciar, vive y persiste en- sición a nuestras “costumbres nacionales”10,
tre nosotros, constituyendo el obstáculo más conformando este elemento una nueva sín-
formidable para el establecimiento de la paz tesis en el proceso dialéctico de la forma-
y del desarrollo de los elementos benéficos.9 ción de la identidad nacional mexicana.
Fueron precisamente estos factores so-
Como tercer elemento, de hecho el últi- ciales los que amalgamados y fundidos en
mo en aparecer, encontramos al yanquismo, el crisol de la historia dieron pauta para la
ante el cual existe una profunda ambigüe- creación de historiografías que poco a poco
dad: para muchos mexicanos de todas las intentaron conformar el discurso integrador
clases sociales el modelo estadunidense re- del país. Desglosaremos brevemente algu-
presenta un modelo atrayente para seguir; nas de estas etapas historiográficas:
para otros, una continua amenaza. En este
1) Encuentro de dos mundos. A raíz del des-
9 http://www.inep.org/content/view/3574/100, consultado el
cubrimiento de América —invención o en-
28 de marzo de 2010. Florescano, Enrique. México a tra-
vés de los siglos. Un nuevo modelo para relatar el pasado,
La Jornada Virtual 2002. 10 Blancarte, Roberto. Op. Cit. pp. 20-23.
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cuentro— el concepto humanista del “buen manera, a través de una valiosísima infor-
salvaje” y la “edad de oro” encontraron su mación que los historiadores españoles no
máxima expresión en la imagen del manso, hubiesen podido descubrir, Pomar se posi-
hermoso y elocuente salvaje isleño que des- ciona entre conquistadores y conquistados.12
cribe Pedro Mártir de Anglería (1457-1526),
o en las “gentes ingeniosas, bien proporcio- 2) Indigenismo criollo. Para el siglo XVII,
nadas, como calcas de estatuas antiguas, tí- el humanista Carlos de Sigüenza y Góngora
midas y espléndidas, inocentes, de bonísima (1645-1700) en su obra Theatro de virtudes
fe y dadivosas” 11 que ve el almirante Colón políticas ofreció al nuevo virrey, con motivo
(1451-1506). Por otro lado, sin embargo, de su llegada, no los modelos clásicos ni los
pronto apareció la cara opuesta del indígena: hechos heroicos de la historia española, sino
el mal salvaje fiero, indómito, caníbal, gue- los dechados de virtudes políticas de los anti-
rrero y bestial. Para Cortés existe un abis- guos tlatoanis mexicanos. Con ello manifes-
mo entre el indio y el español, por lo que su tó una evidente inclinación hacia lo propio y
empresa se constituye en purificar para per- amor por la tierra en que nació, iniciando así
mitir la convivencia entre ambas culturas en una nacionalidad fundada en el pasado co-
base, lógicamente, al molde español. Fray mún. Lorenzo Boturini (1698-1755), en su
Bernardino de Sahagún (1499-1590), por Historia, ofrece una historia indígena que in-
ejemplo, se propuso rescatar a los “pobres serta en la perspectiva general del mundo, de
indios” de las garras del demonio una vez tal forma que la historia de la nación azteca
que éstos hubieran recibido su justo castigo resulta una historia más, como la de Grecia o
a través de la sana conquista española. Su la de Roma. De hecho, extrae del mundo clá-
principal arma, la Historia general de las sico los mejores ejemplos para enraizarlos
cosas de la Nueva España, haría posible el en el mundo náhuatl. Este trasplante inten-
triunfo del bien sobre el mal. Juan Bautista cional da fin al satanismo del mundo indiano
Pomar (1535-1590) es un ejemplo de mes- liberándolo así de sus estigmas esclavizado-
tizo (padre español, madre indígena hija de res. Francisco Javier Clavijero (1731-1787),
Netzahualpilli, último gobernante de Texco- jesuita veracruzano, en su Historia Antigua
co) que transmite en su Relación de Texcoco de México, ofrece un discurso filosófico en
una documentación sobre las historias po- el que defiende al indígena mediante la ra-
pulares, serias reflexiones sobre indígenas y zón, apoyándose históricamente en fuentes
españoles y su percepción sobre los proce-
sos de colonización y aculturación. De esta 12 http://www.ucm.es/info/especulo/numero45/jbpomar.html,
consultado el 27 de marzo de 2010. Aldao, Maria Inéz.
11 Ortega y Medina, Juan A. “Indigenismo e hispanismo”en “Pomar, el sujeto cercenado”, Espéculo. Revista de estu-
Roberto Blancarte, Op. Cit. p. 70. dios literarios. Universidad Complutense de Madrid, 2010.
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que él considera fidedignas. A través de su malinterpretada por la “mísera y trágica


obra, Clavijero defiende a los indígenas de alucinación en las mentes encendidas por el
todas las acusaciones calumniadoras y eleva celo misional o por la codicia aventurera”15
a un nivel de ideal los valores civilizadores Con esta aseveración, el padre Mier redimió
de las culturas prehispánicas: artes, ciencias, del satanismo idolátrico al pasado indígena
técnicas, gobierno, y las equipara al mundo y enalteció al indigenismo como elemento
clásico antiguo. Además, rechaza la inter- constitutivo del ser histórico. Para 1810
vención diabólica en estas civilizaciones y surge un pueblo revolucionario que después
dice: “Toda la historia antigua de los mexi- de once años de luchas insurgentes adquiere
canos y peruleros da a conocer que saben la calidad de independiente. Entre los for-
pensar y ordenar sus ideas, que son sensibles jadores de este nuevo orden, las tendencias
a las pasiones humanas, y que los europeos se radicalizaron hacia los liberales y con-
no han tenido otra ventaja sobre ellos que la servadores. Éstos manifestaban su apasio-
de ser mejor instruidos”.13 namiento por el pasado español admirando
todo lo hecho en la Nueva España hasta
3) Criollos independentistas. La idea que entonces, desechaban las reliquias del pa-
para los españoles legitimó la conquista y sado prehispánico y consideraban a Cortés
apropiación de América fue la evangeliza- un conquistador heroico; para los primeros,
ción de los indios y la propagación de la fe la época colonial no pertenecía a la historia
católica. Sin embargo, para Fray Servando nacional, pues los 300 años de usurpación
Teresa de Mier (1765-1827), la religión de y oscuridad debían ser olvidados para con-
los indígenas, considerada por los españoles tinuar así con la historia nacional interrum-
como satánica no era “sino un cristianismo pida brutalmente en 1521. Carlos María de
transformado por el tiempo y la naturaleza Bustamante (1774-1848), historiador de la
equívoca de los jeroglíficos”14 y defendía la insurgencia, fue uno de los representantes
idea de que los dioses prehispánicos no eran más apasionados del orgullo patriótico y es-
otros que la deidad cristiana metamorfosea- tuvo convencido de la necesidad de olvidar
da, junto con santo Tomás y sus discípulos. el pasado inmediato colonial. Consideraba
En otras palabras, que la religión de los anti- que la desafortunada conquista de 1521 ha-
guos mexicanos que los frailes de los siglos bía impedido el progreso de los mexicanos,
anteriores habían satanizado, había sido y que ahora el México independiente podría
emprender de nuevo el vuelo sobre los valo-
13 Clavigero, Francisco Xavier. Historia Antigua de México,
Factoría Ediciones, México, 2000, p.45 res profundos del mundo prehispánico.
14 Villoro Turanza, Luis. Los grandes momentos del indige-
nismo en México, Colegio de México-Fondo de Cultura
Económico, México, 1996, p. 131. 15 Ibíd. p. 132.
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4) Facciones políticas e indigenismo. Ma- tres quintos de la población mexicana eran


nuel Abad y Queipo (1751-1825) escribe en indios que vivían en la miseria, y considera
1799 una representación acerca del “estado que el modelo estadunidense respecto a los
moral y político en que se hallaba la pobla- indios es el que debía seguirse en México:
ción del virreinato de la Nueva España”16. En una política de extinción como la realizada
ésta manifiesta que el grupo indígena, que entre sus admirados yankees.19 El gran his-
conformaba los nueve décimos de toda la toriador Don Lucas Alamán (1792-1853),
población –calculada entonces en cuatro mi- conservador e hispanista, en sus obras Di-
llones y medio de habitantes- tenía a su favor sertaciones e Historia de México, expone su
cierto número importante de beneficios que, radical hispanismo al considerar que todo lo
lejos de ayudarlos, los entorpecía, dejándolos que era valioso dentro de la cultura mexicana
incapaces en su lucha por la vida. Y propone se lo debían a la conquista y a la evangeliza-
la necesidad de cambiar la legislación de in- ción, por lo que lamenta la Independencia.20
dios “para levantarlos de su miseria, reprimir Por otra parte, para él, las culturas precolom-
sus vicios y estrecharlos con el gobierno”17. binas carecen de importancia o atractivo,
Don José María Luis Mora (1704-1850), sa- aunque acepta que los mestizos conforma-
cerdote liberal, político, periodista e historia- ban la parte más importante de la producción
dor, argumenta en su México y sus revolu- artesanal, por su laboriosidad.
ciones que las desgracias de estos miserables
indios “empezaron con el descubrimiento de 5) La posguerra. Tras la amarga guerra con
América”18. Considera que el aislamiento Estados Unidos y la subsecuente crisis en el
social del indio fue lo que hizo fracasar la pensamiento mexicano, se llevó a cabo una
política de Indias al mantener la congelación seria reflexión acerca de la realidad nacio-
del indio como eterno menor de edad y que, nal. La derrota y pérdida de más de la mitad
al quedar desligado de la protección pater- del territorio nacional provocaron cuestio-
nalista española, no pudo ejecutar una de- namientos sobre la falta de cohesión nacio-
fensa propia porque no sabía cómo hacerlo. nal, llegando a preguntarse si podía incluso
Don Lorenzo de Zavala (1788-1836), en su hablarse de la existencia de una nación. El
obra Ensayo histórico de las revoluciones de desenlace de esta guerra había dejado una
México, desde 1808 hasta 1830 afirma que cicatriz indeleble en los mexicanos21 y esto
se reflejaba en la prensa en general. Las di-
16 Representación incluida en Heriberto Moreno, En favor
del campo, Secretaría de Educación Pública, México,
1986, pp. 123-134. (Cien de México) 19 Ortega Medina, Juan A. “Indigenismo e hispanismo”, en
17 Ibíd. Blancarte, Roberto. Op. Cit .p. 97
18 Mora, José María Luis, Obras completas, Secretaría de 20 Ibíd. 102
Educación Pública, México, 1986, tomo IV, p. 135. 21 Ibíd. p. 115.
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ferentes posturas políticas, divididas en li- tiempo atrás sobre la necesidad de escribir
berales (moderados y radicales) y conserva- una historia general del país.23 Manuel La-
dores manifestaban su agitación en un sin- rrainzar expuso en la Sociedad Mexicana de
número de revistas, panfletos y periódicos. Geografía y Estadística en 1865:
El periódico El Universal fue el órgano de
difusión de los conservadores, iniciando el …fácilmente se concibe cuán importante y
16 de noviembre de 1848. Entre sus colabo- necesario es que entre nosotros, los hombres
radores destacaban Lucas Alamán e Ignacio ilustrados consagren todos sus esfuerzos a do-
Aguilar, con Rafael de Rafael como respon- tar a México de una Historia General, en que,
sable. Por otra parte, el Monitor Republica- recogiéndose todos los materiales que existen,
no, iniciado en 1846, era la voz de los libera- reunidos ya y ordenados algunos, dispersos
les radicales y contaba con las participacio- otros y muchos sepultados en los archivos, se
nes de Francisco Modesto Olaguíbel, José escriba bajo un plan bien combinado, en que
María Lafragua, Ponciano Arriaga y Juan prevalezca la unidad de pensamiento…24
Nepomuceno, entre otros. El editor era Vi-
cente García Torres. El Siglo XIX, portavoz No fue casualidad que en los años pos-
de los liberales moderados, inició su publi- teriores a la posguerra se editaran obras que
cación en 1841 y en él colaboraban Mariano buscaban dar a conocer que los mexicanos
Otero, Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez y no sólo compartían un ámbito geográfico
Francisco Zarco, etc. Su director fue Igna- común, sino un pasado histórico y unas tra-
cio Cumplido, teniendo este diario la mayor diciones dignas de ser orgullo compartido.
difusión en la capital así como a nivel na- La primera de estas obras fue el Diccionario
cional e internacional. En estos tres diarios, universal de historia y geografía, editado en
los pensadores más importantes plasmaron 1856 con la participación de un buen número
sus ideas en páginas editoriales donde abun- de intelectuales de la época como José Fer-
daba la polémica, las recriminaciones y los nando Ramírez, José María Lafragua, An-
ataques sin piedad contra el adversario22, así selmo de la Portilla, Manuel Orozco y Berra,
como continuas propuestas y búsquedas por Guillermo Prieto, Manuel Payno, Joaquín
encontrar un sentido al ser nacional justifi-
cando el presente en los distintos pasados
históricos. Esto en el ámbito de las publica- 23 Pi-Suñer Llorens, Antonia. “Historiografía mexicana.” en
Busca de un discurso integrador de la nación, 1848-1884,
ciones periódicas. Por otra parte, en la déca- Universidad Nacional Autónoma de México, México,
da de 1860 existía una idea que ya venía de 1996, vol.4, p. 9.
24 Larrainzar Manuel. “Algunas ideas sobre la historia y ma-
nera de escribir la de México”, en Ortega y Medina, Juan
Antonio. Polémicas y ensayos en torno a la historia, Univer-
22 Ibíd, p.114. sidad Nacional Autónoma de México, México, 1970, p. 161.
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García Icazbalceta y Francisco Zarco.25 En tóricos que obras teatrales28 y, sin embargo,
la introducción del Diccionario quedó plas- en el momento en que vivieron a pocos se
mado su sentimiento nacionalista: les reconoció como historiadores. Manuel
Orozco y Berra (1818-1881) y José Fernan-
[…] cuando por todas partes del mundo se do Ramírez (1804-1871) se dedicaron al
nos desconoce y se nos calumnia; cuando rescate del México prehispánico. En cuanto
nosotros mismos no sabemos ni nuestros ele- a su actividad, éste último refiere que:
mentos de riqueza, ni nuestras esperanzas de
progreso, ni nuestros recuerdos tristes o glo- No aspiro más que a facilitar intelectual y
riosos, ni los nombres que debemos respetar o pecuniariamente, el estudio de nuestras an-
despreciar; una obra que siquiera ensaye pin- tiguas noticias, hoy dispersas y embrolladas
tar todo esto, que intente reunirlo en una sola en varios escritos, algunos bastante caros,
compilación, que se proponga juntar las pie- o raros. Me he fijado en aquel pensamien-
dras dispersas de ese edificio por formar me- to para que pudiendo ahorrar, a los que me
rece incuestionablemente la aprobación y el sucedan, el tiempo que yo he invertido en
apoyo de cuantos han nacido en este suelo.26 acopiar y digerir las noticias, lo inviertan en
avanzar y mejorar la ciencia.29
Este Diccionario constó de diez tomos
donde se sistematizaron por primera vez to- Estos mismos escritores, junto con Joa-
dos los conocimientos que se tenían sobre quín García Icazbalceta (1825-1894) reali-
México con la idea de “levantar un monu- zaron una invaluable labor al salvar archi-
mento glorioso para el país en que vimos la vos de los conventos destruidos a raíz de la
luz y acopiar los materiales que han de ser- ley de desamortización de bienes del clero
vir para nuestra historia”.27 Desafortunada- en junio de 1856. De las fuentes perdidas,
mente la obra no tuvo el éxito esperado pues Icazbalceta escribió:
contó para su publicación casi sólo con las
fuerzas de sus colaboradores. De estos au- Si ha de escribirse algún día la historia de
tores, casi todos ellos fueron considerados nuestro país, es necesario que nos apresu-
“hombres de letras” con actividades multi- remos a sacar a luz los materiales dispersos
facéticas: lo mismo escribían poemas que que aún puedan recogerse, antes de que la
hacían traducciones, redactaban textos his- injuria del tiempo venga a privarnos de los
poco que ha respetado todavía.30

25 Pi-Suñer Llorens, Antonia. Op. Cit. p. 15. 28 Ibid. p. 14.


26 Ibid. p. 10. 29 Ibid. p. 23.
27 Ibid. p. 15. 30 Ibid. p. 23.
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Por su parte, Ignacio Manuel Altamira- dos civilizaciones y de dos razas extrañas
no (1834-1893) celebró el impulso que se que brillaron por su valor y por su poder.32
le empezaba a dar a la historia patria en el
sistema educativo y en cursos comentando En sus Estudios sobre la Historia gene-
lo siguiente: ral de México (1875-1877), el zacatecano
Ignacio Álvarez realizó por primera vez
Nosotros quisiéramos que un triple número esta necesaria empresa de manera completa
de los discípulos actuales asistieran a estas en seis tomos con una división temática que
sabias lecciones, que, no lo dudamos, van a fue la misma que luego siguieron los auto-
tener una gran trascendencia en nuestra lite- res de México a través de los siglos: historia
ratura histórica. antigua, la Conquista, el gobierno virreinal,
Hay algo más para los jóvenes estudiosos de la guerra de Independencia, los gobiernos
México que hacer versitos y novelas. Hay mexicanos después de la Independencia,
la historia, que nos brinda sus ricos tesoros la Reforma y el Imperio. Álvarez comenta
desconocidos y que cuando se exploten enri- cuál es el objetivo que busca al escribir esta
quecerán al mundo, como lo han enriquecido historia general:
los metales de nuestras minas.31
Nunca puede amarse debidamente un objeto
La concepción progresista de la historia desconocido: y será tanto mayor el amor que
de esta época buscó la manera de presentar se le tenga, cuanto más se conozcan sus glorias
un discurso integrador de la nación conci- y sus desventuras. Por esto, sondeando el mar
biendo al ser nacional como la suma y no borrascoso de nuestras vicisitudes, se conoce-
como el antagonismo del pasado prehispá- rá más a fondo la causa de las miserias que pa-
nico y del colonial. Se conceptuó, entonces, decemos y en proporción se irá aprendiendo el
a la conquista como un paso doloroso pero medio de curarlas, con el cual habremos dado
inevitable en la evolución de la nación mexi- el primer paso en el camino del bienestar.33
cana. Ello sentaba la idea de que el mestiza-
je era conformador de la identidad nacional. Hasta este punto, ninguna de las obras
Manuel Payno (1810-1894) comentó: que hemos mencionado reunía los requisitos
para ser considerada como el discurso inte-
los hijos de las Américas españolas… nunca grador de la nación, aunque sí expresaban de
deberán de renegar de su origen y antes bien, manera auténtica el pensamiento y la pre-
[podrán] envanecerse de ser el producto de ocupación de gente ávida de una integración
32 Ibid. p. 26.
31 Ibid. p. 26. 33 Ibid p.28.
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nacional. Sin embargo, con el crecimiento les cumplían con las “leyes inmutables del
económico y la paz generada por la políti- progreso”; de modo que la lenta fusión de la
ca de Díaz que logró al construir el primer población nativa con la europea y su integra-
Estado nacional fuerte y moderno del siglo ción en el territorio dieron como síntesis la
XIX,34 para el año de 1881 salió a luz en Es- fundación de la República. En tercer lugar,
paña y México la monumental obra de corte esta obra aportó un nuevo método de exposi-
liberal México a través de los siglos síntesis ción de la historia: resumió el conocimiento
del desenvolvimiento “social, político, reli- almacenado por los estudiosos y lo expuso
gioso, militar, artístico, científico y literario en un lenguaje atractivo, acompañado de
de México desde la antigüedad más remota 2000 magníficas ilustraciones, entre cromos,
hasta la época actual”35. Bajo la dirección de grabados, paisajes, representaciones de ar-
Vicente Riva Palacio (1832-1896) y la edi- mas, de objetos, de arte, jeroglíficos, etc. El
torial Ballesca y Cia., esta obra “imparcial y primer volumen aborda la “Historia antigua
concienzudamente escrita en vista de cuanto y de la Conquista” y fue realizado por Al-
existe de notable y en presencia de preciosos fredo Chavero; en éste describe los orígenes
datos y documentos hasta hace poco desco- prehispánicos y los primeros grupos étnicos
nocidos” reunió tres cualidades principales. que poblaron el territorio mexicano. El tomo
En primer lugar, integró pasados antagóni- segundo “El Virreinato”, elaborado por Riva
cos en un discurso unificador entre el mundo Palacio, describe la conquista, las institucio-
prehispánico y el virreinato, y a éstos con la nes europeas y el largo proceso que durante
guerra de Independencia, los primeros años tres siglos representó el establecimiento de
de República y la Reforma: fue un puente una nueva cultura y la fusión de dos visio-
conciliador entre el conflictuado presente y nes del mundo. El tercer tomo “La Guerra
los distintos pasados del país. De esta ma- de Independencia” escrita por Julio Zárate
nera, el mundo prehispánico quedaba, según encuentra las causas del estallido insurgente
observó Edmundo O´Gorman consustan- en los tres siglos precedentes, así como lo
cialmente vinculado al devenir nacional. considera un proceso necesario para el sur-
La segunda virtud de esta obra consistió en gimiento del México moderno. El tomo 4
dar a cada uno de los periodos históricos la “México Independiente” fue realizado por
calidad de procesos evolutivos en pos de Juan de Dios Arias y Enrique Olavarría y
la anhelada integración nacional, los cua- Ferrari, y el quinto “La Reforma” fue escrito
por José María Vigil.
34 http://www.inep.org/content/view/3574/100, consultado el De esta manera, y contando con un públi-
28 de marzo de 2010. Florescano, Enrique Op. Cit.
co lector atraído por el atractivo y contenido
35 Riva Palacio, Vicente. México a través de los siglos, Edi-
torial Cumbre, México, 1975, portada. de las páginas, ésta se convirtió en la expre-
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sión del anhelado discurso donde anclar el y fundamentada, un proyecto de nación.


pasado y proyectar el futuro, el que parecía Es decir, un camino trazado que teniendo
restituir a la nación sus diversas etapas en identificadas nuestras destrezas y flaquezas,
un lenguaje cohesivo y optimista. México a nuestros recursos y rezagos, nuestras victo-
través de los siglos llegó a ser la arena de las rias y fracasos y, sobre todo, nuestra propia
interpretaciones históricas, la escritura que esencia e historia, marque un rumbo seguro
hizo comprensible el surgimiento de la na- y continuo a la nación. A lo largo de sus dos-
ción y el abrevadero que nutrió a los ciuda- cientos años de vida independiente, nuestro
danos para formular su propia opinión sobre país ha salido adelante en su camino, siem-
la situación política y social de su tiempo. pre contando con un pueblo grande y gene-
Sin embargo, no podemos dejar de conside- roso; sin embargo, la realidad nos muestra
rar que con la inauguración de esta historia que esto no ha sido suficiente para unificar
oficial, se dejó de escuchar una pluralidad los esfuerzos en un proyecto que vincule a
de voces e interpretaciones que durante todo los diversos grupos sociales y logre su de-
el siglo XIX enriquecieron el pensamiento sarrollo armonioso. No podemos olvidar
del pasado nacional.36 que México es un país con una multiplici-
dad étnica donde existen graves diferencias
Conclusiones culturales y económicas no resueltas hasta
Hablando de nuestros tiempos se ha dicho: la fecha. Adicionalmente, en este siglo de
“…se trata de una crisis que pone en peli- globalización, las culturas dominantes (llá-
gro nuestra identidad y la vida de la nación mese Estados Unidos u otras), irrumpen en
como soberana e independiente. En efecto, nuestros hogares a través de los medios de
nuestra sociedad está en vilo pero de mane- comunicación enfrentándonos a costum-
ra bastante sutil y complicada. No se trata bres, tradiciones y concepciones ajenas a la
de tomar las armas y luchar contra un in- propia, lo cual impacta directamente en la
vasor, sino de tomar conciencia, en primer toma de conciencia de nuestras diferencias,
término, de que hemos perdido el control de o sea de nuestra identidad.
nuestro proyecto histórico como nación”.37 Ante ello, el trabajo del historiador
Sobre esto habría que reflexionar si nues- adquiere una especial relevancia pues su
tro país efectivamente ha logrado tener — labor parte originalmente del conocimien-
en algún momento— de manera sostenida to propio del ser, tanto en lo personal como
en lo colectivo. En palabras de José Sará-
36 Pi Suñer-Llorens Antonia, Op. Cit. p. 30. mago: “El trabajo del historiador es un es-
37 http://132.248.35.1/cultura/ponencias/pon9.htm, consulta- fuerzo de autoconocimiento porque se tiene
una conciencia intensísima y dolorosa del
do el 26 de marzo de 2011. Bejar, Raúl y Rosales, Hector,
El pensamiento mexicano en el siglo XX.
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presente”38. De allí que el oficio de historiar, Clavigero, Francisco Xavier. Historia Antigua de Méxi-
más allá de de hacer grandes o complejas co, Factoría Ediciones, México, 2000.
historiografías, radica en estrechar los vín- Moreno, Heriberto. En favor del campo, Secretaría de
culos entre las generaciones, reconocer e Educación Pública, México, 1986. (Cien de México)
incorporar el verdadero sentir popular como Villoro Turanza, Luis. Los grandes momentos del indi-
parte de la cultura y propagar el conocimien- genismo en México, Colegio de México-Fondo de
to histórico –en su vasta, hermosa, impresio- Cultura Económico, México, 1996.
nante y multicolor urdimbre- de manera que Mora, José María Luis. Obras completas, Secretaría
pueblos y gobiernos beban de este manantial de Educación Pública, México, 1986, tomo IV.
para provecho individual y general. Definir Paz, Octavio. El laberinto de la soledad, Fondo de Cul-
la identidad nacional o determinar hasta qué tura Económica, México, 1950.
punto se ha desarrollado, o si existe como Blancarte, Roberto. Cultura e Identidad Nacional, Fon-
sentimiento auténtico y proactivo entre la do de Cultura Económica-Consejo Nacional para
población, es cosa difícil de lograr. Sin em- la Cultura y las Artes, México, 2007.
bargo, corresponde al historiador, al genuino Riva Palacios, Vicente (Dir.). México a través de los si-
historiador, el desafío de cerrar los espacios glos, Editorial Cumbre, México, 12ª edición, 1975.
en los modos en que la propia comunidad se http://132.248.35.1/cultura/ponencias/pon9.htm, Raúl
relaciona con su pasado, revelar la inconte- Bejar y Hector Rosales, El pensamiento mexicano
nible creatividad de los hombres y mujeres en el siglo XX, consultado el 26 de marzo de 2011.
que cotidianamente producen y han produci- http://www.inep.org/content/view/3574/100, consulta-
do nuestro mundo, y establecer puentes hacia do el 28 de marzo de 2010. Florescano, Enrique.
un futuro donde impere la conciencia social. México a través de los siglos. Un nuevo modelo
para relatar el pasado, La Jornada Virtual 2002.
38 http://132.248.35.1/cultura/ponencias/pon9.htm, consulta- http://www.insumisos.com/lecturasinsumisas/LA%20
do el 26 de marzo de 2011. Bejar, Raúl y Rosales, Hector,
El pensamiento mexicano en el siglo XX. IDENTIDAD%20NACIONAL%20MEXICANA%20
COMO%20PROBLEMA%20POLITICO%20Y%20
CULT.pdf consultado el 28 de marzo de 2011.
Bibliografía Cazas Pérez, María de la Luz. La temática y el
Ortega y Medina, Juan Antonio. Polémicas y ensayos quehacer implícitos en la reflexión de este siglo,
en torno a la historia, Universidad Nacional Autó- México, 1999.
noma de México, México, 1970. http://www.ucm.es/info/especulo/numero45/jbpomar.
Pi-Suñer Llorens, Antonia. Historiografía mexicana. html, consultado el 27 de marzo de 2010. Inéz Al-
En busca de un discurso integrador de la nación, dao, María. “Pomar, el sujeto cercenado”, en Es-
1848-1884, Universidad Nacional Autónoma de péculo. Revista de estudios literarios. Universidad
México, México, 1996. Complutense de Madrid, 2010.

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