Está en la página 1de 78

Universidad del Salvador: Facultad de Psicología y

Psicopedagogía

Trabajo de Integración final

“La educación diferenciada y sus


implicancias en la formación de
actitudes hacia la igualdad de género”
Composición de la cátedra:
Profesora Titular: Dra. Marta Guberman
Profesor Tutor: Dra. Marta Guberman
Lic. Estrella Vidal
Alumna: Sofía Guevara
E-Mail: sofiguevara_10@hotmail.com
Entrega Final: 11 de junio del 2018
RESUMEN

El presente trabajo consistió en describir las actitudes hacia la igualdad de género en


mujeres de 22 y 23 años que hayan asistido a escuelas diferenciadas en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. Para el cumplimiento de dicho objetivo se utilizó el
Cuestionario de Actitudes hacia la Igualdad de género (Sola, A. De, Martínez Benlloch, I.,
& Meliá Navarro, J. L., 2003), una técnica cuantitativa que mide si esas actitudes son
igualitarias o desigualitarias. Además se utilizaron técnicas cualitativas como el Test de la
Figura Humana de Karen Machover para obtener más datos respecto a las actitudes hacia el
género, y una entrevista semidirigida para obtener información de las integrantes de la
muestra que pudiera ser relevante a la investigación. Se pudieron describir las actitudes
hacia la igualdad de género en las mujeres de 22 y 23 años que asistieron a escuelas
diferenciadas y su relación con los aspectos personales que más incidieron en los
resultados, tales como el mantenimiento de creencias religiosas y la estructura familiar.

Palabras clave: Escuela diferenciada, Mujeres, Género, Religión

1
Índice

1. Introducción
1.1 Planteo del Problema

1.2 Justificación

1.3 Objetivos de investigación

1.3.1. Objetivos generales

1.3.2. Objetivos específicos

2. Desarrollo
2.1. Estado del arte

2.2. Marco teórico

2.3. Metodología

2.3.1. Condiciones de viabilidad y factibilidad

2.3.2. Consideraciones éticas

2.3.3. Método

2.3.4. Tipo de Estudio

2.3.5. Diseño de Investigación

2.3.6. Muestra

2.3.7. Variables

2.3.8. Instrumentos

2.3.9. Relevamiento y Análisis de los Datos

3. Conclusiones
4. Bibliografía
5. Anexos

2
1. INTRODUCCIÓN

1.1 Planteo del problema

La actitud es la asociación entre un objeto y su evaluación. Cuando hablamos de actitud


necesitamos un objeto, ya sea colectivo, social, material, idea, etc. Existe una dicotomía en
la evaluación que hacemos de un objeto. Puede ser favorable/desfavorable o
positiva/negativa, entre otros.

La igualdad de género es la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de


mujeres y hombres, y niñas y niños. La igualdad no significa que las mujeres y los hombres
sean lo mismo, sino que los derechos, responsabilidades y oportunidades no dependen del
sexo con el que nacieron.

Las actitudes hacia la igualdad de género engloban aspectos clásicos como el ámbito
privado, el ámbito de lo público o los valores y estructura de la pareja, como así también las
actitudes hacia la asunción, por parte de personas homosexuales, de roles tradicionalmente
asociados a personas heterosexuales, como los conyugales o los parentales, así como el
derecho a la libre opción en la orientación sexual. Las actitudes favorables hacia la igualdad
de género serían aquellas que promueven el igualitarismo entre género, y las desfavorables
aquellas que no.

La educación diferenciada, o separada por sexos, es un modelo educativo que argumenta


que, usando esta modalidad, facilita las mejores oportunidades para cada sexo, tratando
específicamente a cada uno. Teniendo en cuenta este modelo de educación, surge la
pregunta: ¿Asistir a una escuela diferenciada, tiene implicancias sobre la formación de
actitudes hacia la igualdad de género?

1.2 Justificación

En los últimos años, en la ciudad de Buenos Aires y alrededores, incluso a nivel


nacional, la cuestión de género ha estado muy presente. Los altos índices de violencia de
género, incluyendo fatalidades, conciernen tanto a mujeres como hombres de todo el país.
Cuando un conflicto como este alcanza magnitudes tan altas, surge la pregunta de por qué
algunos hombres ejercen este tipo de violencia y por qué las mujeres se sumergen en

3
relaciones patológicas que terminan adentradas en este fenómeno. Vivimos en una sociedad
en la que el machismo está instaurado no solo en la mentalidad de los hombres, sino en la
mayoría de los miembros de la sociedad, incluyendo a las mujeres. Está presente en los
discursos de las personas que hablan en género masculino, también en las publicidades. Es
un patrón que se repite y está sumamente arraigado a las personas y los medios de
comunicación. A pesar de que esto mejoró con el paso del tiempo, sigue instaurado y se
manifiesta de forma quizás no tan explícita, tomando formas encubiertas. Al ser un
fenómeno tan masivo, es difícil de erradicar. Un buen primer paso para terminar con este
conflicto sería entender qué sucede en el psiquismo de un sujeto que ejerce violencia y qué
sucede en las mujeres que lo sufren. Evaluar que patrones se repiten, luego ver en qué
contextos se fomenta, así actuar directamente en aquellos entornos y prevenir de antemano
algo que puede ser perjudicial para el sujeto y para otro en un futuro.

Para saber el por qué de este fenómeno es importante cuestionar las bases y en qué
etapa de la vida se crea la representación de género. En este trabajo se pretende investigar si
el tipo de escolarización incide sobre las actitudes hacia la igualdad de género. Al
responder esta pregunta se puede saber si el entorno en edades tan importantes respecto a
este tema como la pre adolescencia y la adolescencia propiamente dicha afectan a la
representación de género. Los niños y adolescentes pasan la mayor parte de su día en la
escuela. Es por eso que los patrones que se repitan en este ámbito pueden ser significativos
para el psiquismo de los alumnos. Uno crece yendo a la escuela. Uno va formando su
autoestima, su identidad, su percepción respecto a los otros. La interacción con los
compañeros de la escuela es una de las primeras salidas del círculo familiar, y las relaciones
que tengan entre ellos van a moldear la forma que tenga el sujeto de interactuar con pares
en un futuro. Es así que afirmamos que la escuela tiene un papel importante en la formación
del psiquismo, entonces nos cuestionamos si las representaciones que uno tiene sobre varón
y mujer son moldeadas en esta etapa fundamental de la vida de cada persona.

Es interesante pensar en la actitud de la mujer frente a los roles del hombre y la mujer, ver
su percepción respecto a lo masculino y lo femenino. Entendiendo su postura frente a estos
temas podemos pensar el porqué de la masividad de este fenómeno. Como fue mencionado

4
anteriormente, el machismo está presente tanto en hombres como mujeres y en este trabajo
de investigación se busca una aproximación a entender el porqué.

Pensando en entornos favorables y desfavorables para el surgimiento de una ideología


tradicional en los sujetos puede dar lugar posteriormente a una investigación más profunda
en estos espacios, sustrayendo así cuales son los aspectos que hacen de ese lugar un espacio
que fomenta la igualdad de género o no.

Investigando esto, podemos aproximarnos al por qué de la discriminación y encontrar así


más herramientas para prevenirla, beneficiando así a los miembros de la sociedad
correspondiente.

1.3 Objetivos de la investigación

1.3.1 Objetivo general

 Describir las actitudes hacia la igualdad de género en mujeres de 22 y 23 años,


residentes de la ciudad de Buenos Aires, que hayan asistido a colegios de mujeres

1.3.2 Objetivos específicos

 Evaluar las actitudes hacia la igualdad de género en mujeres de 22 y 23 años que


hayan asistido a colegios de mujeres
 Evaluar la actitud hacia las actitudes de mujeres de 22 y 23 años de escuelas
diferenciadas hacia el género tanto femenino como masculino, y la igualdad entre
ellos.

5
2. DESARROLLO

2.1 Estado del arte

Updegraff et al. (2014) realiza un trabajo de investigación titulado “Mexican-


American adolescents' gender role attitude development: the role of adolescents' gender and
nativity and parents' gender role attitudes” cuyo objetivo fue investigar un dominio del
desarrollo de género, actitudes de roles de género en adolescentes mexicano-
estadounidenses. Los resultados revelaron que el desarrollo de la actitud de género varió en
función de la interacción entre la natividad y el género de los adolescentes. Entre los
adolescentes nacidos en México, las mujeres mostraron disminuciones significativas en las
actitudes tradicionales desde la adolescencia temprana hasta la tardía, pero las actitudes de
los hombres se mantuvieron estables a lo largo del tiempo. En contraste, las mujeres y los
hombres nacidos en EE. UU. No difirieron en sus trayectorias de actitud de género. El
examen de los vínculos entre las actitudes de rol de género de madres, padres y
adolescentes reveló asociaciones entre personas entre las actitudes de roles de género de
madres y adolescentes: en ocasiones cuando las madres informaron actitudes más
tradicionales en relación con su propio promedio de tiempo cruzado, los adolescentes
también informaron actitudes más tradicionales que de costumbre. Además, las actitudes
más tradicionales de los roles de género de los padres se asociaron con las actitudes de roles
de género más tradicionales de las hijas, pero no de los hijos, a nivel de las personas. La
discusión se enfoca en la interpretación del desarrollo de actitudes de roles de género de los
adolescentes mexicano-americanos desde una perspectiva ecológica cultural.

Pahlke, Hyde y Allison (2014), en su escrito “The Effects of Single-Sex


Compared With Coeducational Schooling on Students' Performance and Attitudes: A Meta-
Analysis” se proponen analizar estudios que hayan probado los efectos en los estudiantes
de escolaridad de un solo sexo en comparación con la escolaridad mixta. Basándose en
análisis de efectos mixtos, estudios no controlados mostraron algunas ventajas modestas
para la escolaridad de un solo sexo, tanto para niñas como para niños, para resultados tales
como rendimiento matemático pero no para rendimiento científico. Sin embargo, los
estudios controlados mostraron diferencias triviales entre los estudiantes de escuelas de un
solo sexo y los de escuelas mixtas, tanto en rendimiento matemático como científico, e

6
incluso en algunos casos se mostraban pequeñas diferencias a favor de las escuelas mixtas.
Los resultados de los estudios de mayor calidad, entonces, no aprueban la visión de las
escuelas de un solo sexo como proveedoras de beneficios en comparación con las escuelas
mixtas.

Otro estudio realizado este año fue el de los autores Reina Capdevila, Roser
Vendrell, Laura Ciller & Gaby Bilbao la Vieja, titulado “La evaluación de la equidad de
género en Educación Infantil: estudio paralelo en el Departamento de La Paz (Bolivia) y en
la Comunidad Autónoma de Cataluña (España)”. El objetivo es estudiar la equidad de
género en la práctica educativa de estos dos contextos. Los resultados obtenidos indican
cómo son de complejas las condiciones que inciden en la educación para la equidad de
género, ya que se observa como el contexto cultural condiciona nuestro comportamiento.
Por ello, la importancia de que se realice una evaluación de la equidad de género de forma
frecuente en los equipos docentes a fin de favorecer cambios positivos al respecto. Sabemos
que los modelos ofrecidos por los adultos a lo largo del desarrollo de los niños tienen un
gran valor. Por lo tanto más que vigilar los discursos verbales debemos controlar nuestra
conducta a fin de poder ofrecer modelos que favorezcan la educación en valores,
concretamente en la equidad de género.

Rodríguez Navarro y Arvayo Fierro (2015) realizaron un trabajo titulado “Roles de


género, interacción verbal y tolerancia que presentan alumnos(as) en educación primaria”,
en el cual el objetivo de la investigación fue conocer los roles de género, la interacción
verbal y la tolerancia que tienen en el contexto escolar los alumnos y las alumnas de cuarto,
quinto y sexto año de primaria, además de constatar sus respuestas con las opiniones de sus
maestros y maestras, según los aportes teóricos de Molina (2010), Organización de las
Naciones Unidas (ONU) (2012), UNESCO (2013), entre otros. El estudio fue realizado a
través del paradigma mixto integrado, donde los principales hallazgos fueron la presencia
de roles muy marcados, la utilización de un vocabulario ofensivo al entrar en conflicto,
debido a la falta de tolerancia que existe entre ambos sexos. Los resultados obtenidos
dejaron en evidencia que los alumnos y las alumnas de los grados superiores de la escuela
primeria perciben una clara deficiencia de igualdad de género, explicando que las niñas
pueden hacer cosas que son consideradas para ellas y los niños a realizar acciones de
acuerdo a su sexo, tanto dentro del contexto escolar, como familiar y social.

7
En 2015, Manago realiza un trabajo de investigación al que titulan “Values for
gender roles and relations among high school and non-high school adolescents in a Maya
community in Chiapas, México” en el que busca describir los valores de los roles de género
y las relaciones entre sexos entre los adolescentes que crecen en una comunidad maya del
sur de México en la que se introdujo la escuela secundaria en 1999. Los resultados
revelaron que los adolescentes no matriculados en la escuela secundaria tienden a priorizar
los roles asignados y complementarios de género y enfatizan la importancia de la
mediación familiar en las relaciones entre sexos. En cambio, los adolescentes que sí estaban
matriculados en la escuela secundaria tendían a priorizar los roles de género equivalentes y
elegidos, y enfatizaban la responsabilidad personal y la realización personal en las
relaciones entre personas del mismo sexo. Las percepciones de los riesgos y las
oportunidades cambiaban según el género: las niñas evaluaron favorablemente la expansión
de las opciones de roles de las mujeres adultas, pero vieron riesgos en las negociaciones
personales de las relaciones entre sexos; los niños enfatizaron la pérdida del rol de ama de
casa de las mujeres, pero evaluaron favorablemente las nuevas oportunidades para la
intimidad en las relaciones sexuales cruzadas

En  2015, Sánchez, León, Martínez-Ferrer y Moreno, en su trabajo de investigación


“Adolescentes agresores en la escuela. Un análisis desde la perspectiva de género”
buscaron analizar si existen diferencias entre los chicos y chicas agresores en los ámbitos
individual, familiar, escolar y comunitario. Los resultados obtenidos arrojaron diferencias
entre las chicas y chicos agresores en el ámbito individual (empatía y autoestima
académica), familiar (comunicación positiva con el padre), escolar (aceptación y relación
social) y comunitario (participación).

Cervini, Dari y Quiroz (2015) emprendieron un trabajo de investigación titulado


“Género y rendimiento escolar en América Latina. Los datos del SERCE en matemática y
literatura” en el que se estudia el efecto del nivel socioeconómico del alumno y de la
escuela, y su interacción con la desigualdad entre géneros, y se analiza también la
variabilidad del efecto género entre los países participantes, para lo cual se utilizan modelos
multinivel bivariados. Los resultados revelaron que los niños se desempeñaron
significativamente mejor en matemática, mientras que las niñas obtienen mejores resultados

8
en lectura, incluso cuando el nivel socioeconómico es «controlado». En cuanto al tamaño
de estas brechas de género, se advierte que varía de país a país, con mayor intensidad que
en los países desarrollados. Por un lado, los países con alta disparidad en matemática
también presentan una alta desigualdad en lectura. Además, las niñas son más afectadas que
los niños por las condiciones socioeconómicas. En lectura, la situación es diferente según el
contexto sociocultural de la escuela. A partir de estos resultados empíricos los autores
sugieren que las cuestiones de género en el aprendizaje escolar deberían ser incluidas en la
agenda política de los países de América Latina.

En otro estudio realizado este mismo año titulado “US principals’ attitudes about
and experiences with single-sex schooling”, Fabes, Pahlke, Borders y Galligan (2015)
resaltan la falta de evidencia científica que respalde el uso de la educación de un solo sexo,
pero aún así, el número de escuelas públicas de un solo sexo en E.E.U.U ha aumentado. El
objetivo es esclarecer porqué los responsables de esta toma de decisiones han
implementado este tipo de educación. Los resultados indicaron que los directores que
tenían experiencia con la escuela de un solo sexo tendían a tener actitudes más positivas
sobre la escolaridad de un solo sexo, lo consideraban más eficaz y solían evocar
fundamentos de género esencialistas para el uso de la escolaridad de un solo sexo en mayor
medida en comparación con los directores de escuelas mixtas. Sin embargo, tanto los
directores de escuelas diferenciadas como los de escuelas mixtas notaron problemas con la
escolaridad de un solo sexo. Se concluyó que la escolaridad de un solo sexo no es una
solución milagrosa para la reforma educativa y que cuando se implementa la escolarización
de un solo sexo, generalmente los problemas se sustituyen por otros.

En 2016, Valera y Paterna realizaron un trabajo titulado “Ideología de género en el


alumnado de Educación Infantil” cuya finalidad era analizar la ideología de género y
conocer en qué medida la familia y la escuela influyen en aquella. Los resultados muestran
que de forma similar niños y niñas presentan una ideología de género tradicional basadas en
estereotipos y roles de género tradicionalmente atribuidos a hombres y mujeres, es decir,
características físicas y destrezas cognitivas típicamente femeninas para las niñas y
típicamente masculinas para los niños. Asimismo, el análisis de cómo la familia y la
escuela influyen en la ideología de género del alumnado permitió observar que, en términos

9
generales, el profesorado no está siguiendo una práctica co-educativa en las aulas desde una
perspectiva de género y la familia en su gran mayoría presenta actitudes tradicionales,
donde la figura materna es la encargada del cuidado de los hijos y las tareas del hogar. Los
autores resaltan que se requiere una mayor profundización del papel de estos agentes
sociales en el estudio de los modelos de aprendizaje social de los estereotipos y roles de
género.

Cooper y Sánchez (2016) emprendieron un trabajo de investigación al que titularon


“The Roles of Racial Discrimination, Cultural Mistrust, and Gender in Latina/o Youth's
School Attitudes and Academic Achievement” cuyo objetivo era examinar los roles de la
discriminación racial, la desconfianza cultural y el valor económico de la educación en el
rendimiento académico de adolescentes latinas urbanas de bajos ingresos. La desconfianza
cultural medió la relación entre la discriminación racial y los valores de la educación, y las
limitaciones percibidas de la educación predijeron tasas de asistencia más bajas para los
estudiantes varones pero no para las mujeres.

En 2016, Kågesten et al.  Realizaron un trabajo titulado “Understanding Factors that


Shape Gender Attitudes in Early Adolescence Globally: A Mixed-Methods Systematic
Review” con la finalidad de explorar los factores que dan forma a las actitudes de género en
la adolescencia temprana en diferentes entornos culturales a nivel mundial. Los resultados
indican que los jóvenes adolescentes, en contextos culturales, comúnmente expresan
actitudes de género estereotipadas o inequitativas, y tales actitudes varían según las
características socio demográficas individuales (sexo, raza / etnia e inmigración, clase
social y edad). Los hallazgos resaltan que las influencias interpersonales (familia y
compañeros) son influencias centrales en la construcción de actitudes de género por parte
de los jóvenes adolescentes, y estos procesos de socialización de género difieren para niños
y niñas. El papel de los factores comunitarios (por ejemplo, los medios) es menos claro,
aunque hay algunas pruebas de que las escuelas pueden reforzar las actitudes estereotipadas
de género entre los adolescentes.

Los autores García-Pérez, Rafael; Ruiz-Pinto, Estrella & Rebollo-Catalán, Ángeles,


en el año 2016, realizaron un trabajo de investigación titulado “Preferencias relacionales de

10
género en el contexto escolar: Una nueva medida para el diagnóstico de relaciones de
género en educación”. El propósito del estudio es desarrollar y validar la Escala de
Preferencias Relacionales de Género (EPRG), con el fin de obtener datos válidos y fiables
que permitan reconocer la predisposición de las chicas y los chicos adolescentes a
relacionarse con sus iguales; y, si las relaciones que establecen están condicionadas por la
socialización diferencial de género que propone el patriarcado. La obtención con ACM de
mapas “micro-sociométricos” facilita la interpretación de resultados, coincidentes con otras
aproximaciones teóricas, identificando las “distancias sociales” entre personas, categorías y
géneros. Los resultados destacan actividades relacionales que muestran patrones de género
muy marcados tales como compartir la ropa o elegir pareja, así como las conductas
relacionales asociadas a la diferenciación inequívoca inter-intra géneros.

En 2014 los autores Bigler, Hayes & Liben emprenden una investigación bajo el
título de “Analysis and Evaluation of the Rationales for Single-Sex Schooling” cuyo
contexto son las enmiendas aprobadas como parte de la Ley Que Ningún Niño Se Quede
Atrás en 2006 hicieron legales algunas formas de educación pública de un solo sexo (SS)
en los Estados Unidos. Los proponentes ofrecen una serie de argumentos a favor de dicha
escolarización. Los objetivos del trabajo son identificar y evaluar cinco amplias razones
para la educación de un solo sexo. Los autores llegaron a la conclusión de que la evidencia
empírica no respalda las afirmaciones de los proponentes, pero sí da una idea de diferentes
maneras de mejorar la coeducación. Específicamente, se arroja en los resultados que los
supuestos beneficios de la escolaridad en SS surgen de factores confundidos con, pero no
causalmente, vinculados a la composición de un solo sexo; también lleva a impugnar las
afirmaciones de que el sexo biológico es un marcador efectivo de las diferencias relevantes
para la instrucción; muestra argumentos para pensar que el sexismo por parte de maestros y
pares persiste en contextos de escuelas de un solo sexo; y da aportes para criticar la noción
de que el género per se "desaparece" en contextos de escuelas de un solo sexo. También se
abordan las implicaciones sociales del uso de la educación segregada por sexo y los autores
concluyen que los factores que se consideran beneficiosos para los estudiantes deben
implementarse dentro de las escuelas mixtas.

11
En un estudio reciente (Basu, Zuo, Lou, Acharya & Lundgren, 2017) titulado
“Learning to Be Gendered: Gender Socialization in Early Adolescence Among Urban Poor
in Delhi, India, and Shanghai, China” se buscaba entender el proceso de socialización de
género en la adolescencia temprana. El estudio se ubicó en dos comunidades urbanas
desfavorecidas en Delhi, India y Shanghai, China, y formó parte del estudio Global Early
Adolescent Study de varios países (15). Los niños y niñas que crecían en la misma
comunidad fueron dirigidos a diferentes caminos durante su transición de la adolescencia
temprana a la tardía. Los adolescentes y los padres en ambos sitios identificaron a las
madres como el actor principal, socializar a los adolescentes sobre cómo vestirse y
comportarse y qué roles de género jugar, aunque los padres también se mencionaron como
influyentes. Las interacciones entre el sexo opuesto fueron restringidas y las violaciones
impuestas por la violencia física. En Delhi, los roles de género y la movilidad se aplicaron
más estrictamente para las niñas que para los niños. Las restricciones en las interacciones
de sexo opuesto fueron rígidas tanto para niños como para niñas en Delhi y Shanghai. Las
sanciones, incluidas las golpizas, por violar las normas sobre las relaciones niño-niña eran
más punitivas que las relacionadas con la vestimenta y la conducta, especialmente en Delhi.
Las expectativas de educación y carrera fueron notablemente más equitativas en Shanghai.
(Basu et al., 2017)

En otro estudio reciente Díaz de Greñu Domingo & Martínez (2018) en su trabajo
de investigación “Estereotipos del profesorado en torno al género y a la orientación sexual”
señalan que en el ámbito educativo continúan detectándose numerosas muestras de sexismo
y homofobia. Los autores consideran fundamental descubrir y erradicar los prejuicios que
el profesorado continúa transmitiendo, especialmente, a través del currículum oculto. Los
resultados revelan que los estereotipos permanecen aún arraigados pese a los esfuerzos por
mostrar un clima de igualdad. Los autores expresan la importancia de continuar la
investigación en esta línea para dar así con un sistema educativo de calidad que responda a
las demandas sociales.

12
2.2 Marco Teórico

A lo largo de la historia, la concepción de hombre o mujer se basó en hechos


biológicos y naturales (Arnold, 2010). El cuerpo es la primera evidencia incontrovertible de
la diferencia humana. Este hecho biológico, con toda la carga libidinal que conlleva, es
materia básica de la cultura. Lo que está en juego frente a la diferencia es cómo se asume al
otro, al diferente, al extraño (Lamas, 2000).

La categoría sexo remite, en las especies animales, a las características fisiológicas


derivadas del dimorfismo sexual vinculado a la reproducción. Sin embargo, cuando el
termino se usa haciendo referencia a la especie humana, su significado adquiere mayor
amplitud y complejidad, aludiendo, en una primera acepción, a las características biológicas
que diferencian al macho de la hembra, y en segunda acepción, a los componentes
psicológicos, sociales y culturales construidos que se atribuyen a cada uno de los sexos
(Sola et al., 2003)

Marta Lamas (2000) señala que la biología muestra que, aparentemente, los seres
humanos se distinguen en dos sexos; sin embargo, son más las combinaciones que resultan
de las cinco áreas fisiológicas, de las cuales depende lo que, en términos generales y muy
simples, se ha dado en llamar el "sexo biológico" de una persona: genes, hormonas,
gónadas, órganos reproductivos internos y órganos reproductivos externos (genitales). Estas
áreas controlan cinco tipos de procesos biológicos en un continuum, y no en una dicotomía
de unidades, cuyos extremos son lo masculino y lo femenino.

El concepto de género, en el análisis de las diferencias sexuales, se constituye en


una categoría basada en las definiciones psicosocioculturales de lo que deben ser varones y
mujeres, las formas en que deben ser diferentes y las distintas esferas que deben ocupar
(Martínez Benlloch y Bonilla, 2000; Martínez Benlloch, 2000).

Judith Butler (1997) afirma que no importa cuál sea la insolubilidad biológica que el
sexo parezca tener, el género es un constructo cultural: por tanto, el género no es ni el
resultado causal del sexo ni tan aparentemente fijo como el sexo.

13
La clasificación de masculino y femenino funciona sólo si tomamos en cuenta los
órganos sexuales internos y los caracteres sexuales "secundarios" como una unidad; pero si
imaginamos las múltiples posibilidades a que pueden dar lugar las combinaciones de las
cinco áreas fisiológicas que ya señalamos, veremos que nuestra dicotomía hombre/mujer
es, más que una realidad biológica, una realidad simbólica o cultural (Lamas, 2000).

Según Marta Lamas (2000) género es un término derivado del inglés (gender), que
entre las personas hispanoparlantes crea confusiones. En castellano género es un concepto
taxonómico útil para clasificar a qué especie, tipo o clase pertenece alguien o algo; como
conjunto de personas con un sexo común se habla de las mujeres y los hombres como
género femenino y género masculino. Rubin (1986) define al género como el conjunto de
disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la
actividad humana y en el que se satisfacen esas necesidades humanas transformadas.

Una oposición binaria básica, la de mujer/hombre, genera una simbolización de


todos los aspectos de la vida. El género es el conjunto de ideas sobre la diferencia sexual
que atribuye características "femeninas" y "masculinas" a cada sexo, a sus actividades y
conductas, y a las esferas de la vida (Lamas, 2000).

El concepto de género, según Fischer, Reuber & Dike (1993), considera que las
influencias culturales, los procesos de socialización y las características psicológicas son
factores clave que influyen en el hecho de ser hombres o mujeres.

Según Rocha-Sanchez y Díaz-Loving (2005) el género se define como el conjunto


de prácticas, creencias, representaciones y prescripciones sociales que surgen entre los
representantes de un grupo humano, basado en la interpretación de las diferencias
anatómicas entre hombres y mujeres.

La nueva acepción de género se refiere al conjunto de prácticas, creencias,


representaciones y prescripciones sociales que surgen entre los integrantes de un grupo
humano en función de una simbolización de la diferencia anatómica entre hombres y
mujeres (Lamas, 2000).

14
Los sistemas de género/sexo son los conjuntos de prácticas, símbolos,
representaciones, normas y valores sociales que las sociedades elaboran a partir de la
diferencia sexual anátomo-fisiológica y que dan sentido a la satisfacción de los impulsos
sexuales, a la reproducción de la especie humana y en general al relacionamiento entre las
personas (De Barbieri, 1993)

Según Lamas, es por la clasificación cultural de femenino y masculino que se


definen no sólo la división del trabajo, las prácticas rituales y el ejercicio del poder, sino
que se atribuyen características exclusivas a uno y otro sexo en materia de moral,
psicología y afectividad. La cultura marca a los sexos con el género y el género marca la
percepción de todo lo demás: lo social, lo político, lo religioso, lo cotidiano (Lamas, 2000)

A pesar de que la igualdad entre mujeres y hombres es un principio jurídico


universal y un derecho fundamental del sistema democrático, la perpetuación de
desigualdades por razón de género continúa vigente en pleno siglo XXI, momento en el que
todavía existen fuertes resistencias que impiden consolidar una situación igualitaria real
entre niños y niñas, entre hombres y mujeres (UNESCO, 2012). La consecución de la
igualdad es un reto que pertenece al presente y que abarca a todas las naciones (Padilla y
Gómez, 2014)

Phillips y Imhoff (1997) encontraron que, en el campo laboral, las mujeres con una
ideología de género tradicional tienen menos aspiraciones profesionales y dan menos
importancia a su carrera profesional. Esto puede ser una explicación para las diferencias
que existen en el campo laboral respecto al género. En el año 2009, Mendoza Cota &
García Bermudez, realizaron un estudio de discriminación salarial en Mexico en el cual
encontraron que debido a la discriminación salarial las mujeres perciben 12.4% menos de
salario que los hombres con iguales características en términos de capital humano. En la
región norte se estimó 7% de menores ingresos, para la región centro fue de 11.2% y la
región sur presenta el nivel más alto que es de 18.3%, corroborando de esta forma la
situación de desigualdad de ingreso por género existente entre las regiones analizadas.

El concepto de sexismo refiere a los prejuicios y comportamientos discriminatorios


dirigidos a las personas en función de su género (Glick y Fiske, 1996, 2001; Swim y Hyers,

15
2009). A pesar que desde mediados del siglo XX los roles sociales de hombres y mujeres se
han vuelto más parecidos, especialmente debido a la creciente participación femenina en el
mundo del trabajo y en funciones de mayor prestigio social (Eagly, Wood y Johannesen-
Schmidt, 2004), el sexismo hacia ellas no ha desaparecido, sino que ha virado hacia formas
más encubiertas, pero igualmente dañinas (Formiga, 2006). De acuerdo con los hallazgos
del estudio de Hofstede (1980) e investigaciones posteriores (Moya et al., 2002; Omar et al.
2007; Vaamonde, en prensa), las personas en Latinoamérica se orientan a los valores
colectivistas, aceptando mayores niveles de distancia al poder que los países
norteamericanos o europeos. Moya et al. (2001) examinaron las asociaciones entre el
sexismo y algunos índices culturales en muestras provenientes de 20 países. Asimismo,
observaron que el sexismo se relaciona fuertemente con individualismo-colectivismo y con
distancia al poder: a mayor distancia al poder, mayores montos de sexismo entre los
sujetos.

En el caso de Argentina y el sexismo, vemos como en los últimos años ha llegado a


niveles extremos, alcanzando números altos en las tasas de femicidios. El Instituto de
Investigaciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación hizo público un informe que
revelaba que en 2011 el 52% de los homicidios ocurridos a las mujeres en la ciudad de
Buenos Aires eran casos de femicidios concretados en el ámbito familiar (DerGhougassian,
K. et al., 2015). En la misma fecha en que la Corte hizo público el informe sobre los
Femicidios en Capital, el Observatorio de Femicidios registraba 119 casos en todo el país
para el primer trimestre de 2012 –un caso en cada 30 horas (Rodríguez, 2012). En el primer
semestre de 2012 no solo se registró un aumento de femicidios, sino además los victimarios
usaron más armas de fuego (Eliashev, 2012). Contando todos los casos a través del análisis
de medios, la ONG la Casa del Encuentro registró 208 femicidios para 2008; 231 para
2009; 260 en 2010; 282 en 2011; 255 en 2012; 295 en 2013 y 277 en 2014, un promedio de
258 casos por año en todo el país (DerGhougassian, K.et al., 2015)

Según expresan Castillo y Gamboa (2013), la igualdad de género requiere de un


proceso de aculturación para el cambio de las concepciones y prácticas que han sido
socialmente aprendidas.

16
Pastor y Martinez Benlloch (1991) señalan que han habido reivindicaciones de
igualdad en todas las esferas de la vida social y personal y cada vez más críticas a los
valores androcéntricos, llevadas a cabo por un movimiento feminista cada vez más amplio
y potente. Lo cual ha provocado cambios lo suficientemente profundos como para que
resulte cada vez menos probable en nuestra cultura que las personas manifiesten
públicamente su acuerdo con estereotipos desfavorables para las mujeres (Crawford, 1995;
Deaux, 1985). Evidentemente, esto no significa que hayan cesado las actitudes
discriminatorias, pero si puede considerarse un indicador de que lo deseable socialmente es
mantener posturas más o menos igualitaristas (Sola et al., 2003).

En cada contexto social se construye un conjunto de rasgos de pensamiento, de


valoración, de afectos, de actitudes y comportamientos, que se asumen como típicos y
como referentes del deber ser y de pertenencia, según sea hombre o mujer (Flores Bernal,
2005).

Bem (1971), a partir de la investigación de los roles de género creó una medida que
llamó “Inventario de Roles Sexuales de Bem”, donde proponía características
significativamente deseables para hombres y mujeres. Relacionaba lo masculino con:
personalidad fuerte, dominante, independiente, confiado de sí mismo, capaz de sostener,
autosuficiente, analítico, apto para el liderazgo, apto para decidir, entre otras. En cuanto a
lo femenino, lo relacionaba con características tales como: alegre, tímida, sensible,
comprensiva, compasiva, cálida, tierna y apacible.

Existen rasgos asociados a cada género. Por ejemplo, se puede utilizar el adjetivo
femenino para referirse a los ademanes de una persona o a un estilo de arte o de decoración.
No es necesario hacer explícito cómo son los ademanes femeninos para que la gente
entienda su significado, porque existe un consenso cultural en torno a ese concepto (López
Zafra & López Sáez, 2014)

Los rasgos que se construyen en los contextos sociales revelan la identidad de las
personas, contienen a la vez elementos asociados a los atributos, a los roles, a los espacios
de actuación, a los derechos y obligaciones y a las relaciones de género. Se plantean de
manera explícita, a través del proyecto educativo, de la normativa y de la reglamentación,

17
es decir, parten del discurso de la institución escolar, o, por lo general, son fragmentos del
currículo oculto o escondido (Flores Bernal, 2005)

Azorín Abellán (2015) sostiene que los agentes educativos y socializadores


primarios del niño y de la niña (familia y escuela) han de asumir un rol compartido en la
enseñanza de valores, es así que la educación ha de ser una herramienta de capacitación
para la juventud de hoy que conformará la ciudadanía de mañana. Desde la organización
escolar, y en colaboración con otros agentes, se ha de ejercer una actuación determinante en
la búsqueda del equilibrio entre ambos sexos, adoptando las medidas, las estrategias y los
referentes necesarios para el asentamiento de una pedagogía de género en positivo
(Pallarés, 2012). Tomando estos aportes, Venegas (2010) sostiene que es ineludible la
responsabilidad que tienen todas las personas que se dedican a la educación para que la
igualdad deje de ser una palabra de moda y se convierta en una realidad.

Según Flores Bernal (2005), el contexto escolar constituye uno de los espacios que
más poderosamente influye en la construcción de la identidad personal de hombres y de
mujeres, y de su futuro proyecto de vida. La sala de clase es un ámbito en el que niñas y
niños dependen de una persona adulta dotada de mucho poder, y que está relacionada de
forma directa con el futuro de dichos niños/as a largo plazo, es por eso que difícilmente
puede evitar participar en los procesos en los que las relaciones normales y las
clasificaciones entre los sexos son definidas en todo momento (Stanworth, 1981). Cada
persona posee un acervo infinito de roles, entre los cuales elige uno de acuerdo al contexto,
con el tipo de relaciones que en dicho contexto se generan (Flores Bernal, 2005). Desde
esta perspectiva, en las diversas instituciones uno aprende a ser hombre o mujer, es decir,
aprende los roles y actitudes asociadas a los sexos (Stromquist, 1998).

Hansot & Tyack (1988) señalan que en la historia temprana de Estados Unidos, por
el 1600 y 1700, tanto la escuela primaria como la secundaria se desalloraban en escuelas
principalmente diferenciadas, de los cuales la gran mayoría era solo de hombres. La razón
por la cual no se creía en la educación de mujeres era porque se consideraba una mala
inversión, relacionado a una pérdida de tiempo y esfuerzo (Bigler, Hayes & Liben). En
1650 las leyes escolares establecieron las escuelas comunes y las gramáticas. Estas últimas
preparaban a los alumnos para una educación universitaria. Las mujeres también quedaban

18
excluidas de estas escuelas (Monaghan, 1988). Conway (1974) afirma que las instituciones
religiosas fomentaban la educación tanto de hombres como mujeres, en gran parte para su
entrenamiento religioso, como por ejemplo, la lectura de la biblia. Estas instituciones veían
a la escuela segregada como el escenario óptimo para ese entrenamiento (Cooper, 2008).

El autor Acha, O (2001) señala que para la Iglesia, la mujer se definía por el atributo
de la concepción de criaturas humanas, el instinto de maternidad le era circunstancial. Sin
embargo, esta idea no era exclusiva del pensamiento católico, sino que pertenecía a la
ideología de género dominante en casi todos los sectores sociales. La maternidad validaba
una feminidad a la cual no se le asignaba ni fuerza ni inteligencia. Al instituir como
precepto moral la pertenencia de la mujer al hogar, a su rol de madre o esposa, la Iglesia
creía dignificar a quienes, de no ser por este precepto, estarían indefensas en un mundo de
hombres naturalmente mejor dotados (Acha, O., 2001)

La principal razón por la cual se crearon las escuelas mixtas fue porque la mayoría
de las regiones de los Estados Unidos no podía sostener una escuela diferenciada, por temas
económicos (Bigler, Hayes & Liben, 2004)). Para 1918, todos los estados tenían leyes
obligatorias que forzaban la creación de pequeñas escuelas que albergaran tanto a hombres
como mujeres (Gray, 1973). Para principios del siglo XX, la mayoría de los niños
estadounidenses asistían a escuelas mixtas (Tyack & Hansot, 1990).

Liben (2014) sostiene que aunque la presión financiera llevó a la creación de


escuelas mixtas, las creencias de diferencias innatas entre sexos condujeron a currículos
específicos de género: a las mujeres se les enseñaban habilidades femeninas como coser y
cocinar y a los hombres artes industriales, contabilidad y geografía comercial.

Durante 1970, el movimiento feminista de la segunda ola influyó en la opinión


pública sobre la naturaleza y el tamaño de las diferencias entre sexos (DeBare, 2004).
Aunque la igualdad de género era un constructo en crecimiento, lo que verdaderamente
impulsó la escolarización mixta fue una ley impulsada en 1972 que estipulaba que “ninguna
persona en los Estados Unidos, por su sexo, será excluido de la participación en, ser negado
de los beneficios de, o ser sometido a discriminación bajo cualquier programa o actividad
educativa recibiendo asistencia financiera federal” (Education Amendments, 1972).

19
Algunos defensores de la escolarización diferenciada sostienen que estos contextos
producen ventajas en el rendimiento académico por razones que aún no están identificadas
(Bigler, Hayes & Liben, 2004).

Mael (1988) afirma que existen estudios que demuestran diferencias preexistentes
entre los antecedentes familiares de los estudiantes de escuelas mixtas y los de escuelas
diferenciadas. Comparados con alumnos de escuelas mixtas, los alumnos de escuelas
diferenciadas tienen padres con mayor cantidad de años de educación e ingresos más altos
(Smithers & Robinson, 1995). En una era en la que incluso las escuelas públicas dependen
de la recaudación de fondos privados para acompañar sus presupuestos, la afluencia del
cuerpo de padres de una escuela también se asocia típicamente con la afluencia de la
escuela propiamente dicha y la posibilidad de disponer de programación especial como
tutorías, clubes, oportunidades de enriquecimiento, etc. (Bigler, Hayes & Liben, 2004). Es
quizás por esta razón que el nivel socioeconómico de la escuela sumado al nivel
socioeconómico del alumnado es un poderoso vaticinador del rendimiento académico
(Bradley & Corwyn, 2002). Además, si seguimos los estudios de Castañeda Abascal et al.
(1999), ellos sostienen que a mayor nivel socioeconómico menores diferencias de género.

Riordan et al. (2008) argumentan que los alumnos de escuelas diferenciadas tienen
mayores logros y están más motivados académicamente que aquellos que asisten a escuelas
mixtas. Bigler, Hayes & Liben (2004) sostienen que a esta afirmación hay que adicionar los
procesos selectivos de admisión que tienen las escuelas diferenciadas, por los cuales
aquellos alumnos que tienen bajos niveles de rendimiento académico tienen menos
posibilidades de cumplir con los requerimientos solicitados que aquellos alumnos con
niveles más altos.

Otros defensores de las escuelas diferenciadas, tales como Chadwell (2010),


Salomone (2006) & Sax (2005), han argumentado que las mujeres no prosperan en
contextos mixtos, a menudo como consecuencia de su tendencia a ser pasivas, tímidas,
calladas, cooperativas en el aula (en lugar de ser asertivas, competitivas, ruidosas y
seguras). Sin embargo, es poco probable que el simple hecho de no compartir un aula con
varones sirva como una solución efectiva a largo plazo frente a los desafíos a los que tal
vez tengan que enfrentarse las mujeres pasivas tímidas al interactuar con hombres (Bigler,

20
Hayes & Liben, 2004). Otro argumento que presentan los defensores es que los niños
muestran una tasa más lenta de maduración de las habilidades cognitivas que las niñas y
por lo tanto carecen de muchas de las habilidades cognitivas que las niñas de la misma edad
generalmente han adquirido (Gurian, Henley, & Trueman, 2001).

Distintas investigaciones indican que los varones, como grupo, tienen más
problemas de autorregulación y atención que las chicas (Matthews, Ponitz, & Morrison,
2009). Estas interrupciones quitan tiempo de instrucción de los profesores y desvían su
atención de aquellos estudiantes que tienen buena conducta (Brophy & Good, 1974). Sin
embargo, la dependencia del sexo biológico para clasificar estudiantes no garantiza que el
aula de todas las niñas esté libre de interrupciones, y también las clases solo de varones
tendrían mayores concentraciones de alumnos con problemas de disciplina (Bigler, Hayes
& Liben, 2004)

Algunos defensores de las escuelas diferenciadas sostienen que benefician a niñas y


niños disminuyendo la relevancia psicológica del género y, a su vez, los estereotipos de
géneroy la amenaza estereotipada basada en el género, pero, otros trabajos afirman que la
mera ausencia de un género en el aula no implica que el conocimiento hacia el género sea
inaccesible (Steele, 1997). Pronin, Steele, & Ross (2004) resaltan la importancia de
destacar que la amenaza del estereotipo puede afectar el rendimiento de las mujeres y
afectar su sentido de sí mismas, incluso dentro de aulas que no contienen hombres y, de
hecho, incluso cuando no hay otras personas presentes. Salomone (2006) sostiene que en la
escolarización diferenciada se libera a los jóvenes de restricciones autoimpuestas en sus
comportamientos de roles de género.

Stanworth (1981) constata que, si bien hoy en día, las mujeres se educan en
establecimientos mixtos y siguen el mismo currículo, salen de la escuela con expectativas
distintas y convencionales del trabajo entre sexos. Hay una polarización de las mujeres
hacia lo humanístico-artístico, y de los hombres hacia la ciencia y la tecnología, siendo este
patrón más marcado en las escuelas mixtas que las de un solo sexo.

21
Marsh (1989) notó que los hombres tienen mejores niveles de autoestima en lo que
se refiere a matemáticas y a habilidades físicas, en tanto las mujeres se perciben superiores
en el área social y de lectura.

Una parte sustancial de estas disparidades puede atribuirse a diferencias en el


proceso de socialización para ambos géneros en el contexto escolar, siendo el sistema
escolar un ambiente muy importante para promover una mayor valoración y un mayor
desarrollo de ciertas competencias académicas, como matemáticas, ciencias y computación,
entre otras (Alcalay & Milicic, 1996).

Las investigaciones han demostrado que el lenguaje utilizado en la sala de clase es


un elemento fundamental en la transmisión de la jerarquía de géneros (Binimelis, 1992)

Las investigaciones realizadas en la educación media han señalado que el discurso


público del profesorado y de las autoridades de la escuela se inclina a homogeneizar a todos
los niños y niñas en el “ser alumno”, a utilizar siempre el género masculino, y a ignorar e
invisibilizar la participación de las mujeres en la historia. En la interacción entre el
profesorado y el alumnado se observó una predisposición a estimular o a tolerar un mayor
protagonismo por parte de los varones, tanto dentro del aula, como en actividades externas
(Edwards et al., 1993).

Por otra parte, estudios centrados en los/las docentes subrayan que la concepción
estereotipada de los roles sociales da lugar, en aquellas, a la existencia de expectativas
inconscientes que influyen en la orientación de los y las jóvenes, y en prácticas
discriminatorias (Bracamonte & Rojas, 1996).

La suma de tales factores contribuye a la formación de una identidad femenina


desvalorizada, en la que se interioriza la inferioridad respecto del género masculino (Flores
Bernal, 2005).

Para poder conseguir un cambio es necesario saber educar desde la equidad, esto es,
concienciar a las nuevas generaciones y desarrollar en el alumnado una conciencia crítica
que le haga capaz de detectar y saber eliminar toda práctica sexista (Espín, 2006)

22
2.3 Metodología

2.3.1. Condiciones de viabilidad y factibilidad:

Se cuentan con los recursos humanos y técnicos suficientes para la realización de


este trabajo.

2.3.2. Consideraciones éticas

Para este trabajo de integración final, los sujetos que decidan participar, lo harán de
manera voluntaria. Toda la información que se recoja, será confidencial en todos sus
aspectos y no se usará para ningún otro propósito fuera de esta investigación. Se les
entregará un consentimiento informado para que firmen y además, se preservará la
identidad de las participantes utilizando un nombre ficticio para identificarlas

2.3.3. Método, Tipo de Estudio y Diseño de Investigación

Se trata de un estudio correlacional no experimental, transaccional, cualitativo.

2.3.6 Muestra

La muestra está compuesta por 20 mujeres, de entre 22 y 23 años que asistieron a un


colegio privado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

2.3.7 Variables

Una de las variables del fenómeno es la actitud hacia la igualdad de género. Se


define como la asociación que hace un individuo entre un objeto, en este caso la igualdad
de género y su evaluación. La igualdad de género es la igualdad de derechos,
responsabilidades y oportunidades de mujeres y hombres, y niñas y niños. La igualdad no
significa que las mujeres y los hombres sean lo mismo, sino que los derechos,
responsabilidades y oportunidades no dependen del sexo con el que nacieron. La
evaluación es dicotómica, puede ser tanto favorable como desfavorable.

23
La variable actitudes hacia la igualdad de género se mide a través del cuestionario
de actitudes hacia la igualdad de género (Sola, A. De, Martínez Benlloch, I., & Meliá
Navarro, J. L., 2003). Pueden ser tanto favorables como desfavorables, dependiendo de la
puntuación en cada factor de la escala. La puntuación para cada sujeto se calcula
obteniendo la media de las respuestas a los ítems contestados. Cuanto más elevadas son las
puntuaciones, más favorables son las actitudes hacia la igualdad de género. En cambio,
cuando la puntuación es menor, las actitudes hacia la igualdad de género son más
desfavorables.

2.3.8 Instrumentos

Uno de los instrumentos a utilizar será el Cuestionario de Actitudes hacia la


Igualdad de Género, formulado por Sola, Martínez Benlloch y Meliá en el año 2003. Es una
escala de 30 ítems con una estructura interpretable de seis factores con 5 ítems cada uno.
Los ítems señalados con asterisco tienen una formulación inversa.

 Factor I. Aspectos relacionados con la orientación sexual. Se refiere a aspectos


relacionados con la igualdad de derechos entre personas de distinta orientación
sexual El factor está compuesto por los ítems 1, 5*, 17, 24 y 29.
 Factor II. Aspectos relacionados con el simbolismo religioso. su contenido alude a
la conveniencia o no de la igualdad de género, tanto dentro de la Iglesia como en la
propia concepción de la deidad. Está compuesto por los ítems 3, 30,9*, 14* y 27.
 Factor III. Valores y estructura de pareja. Incluye contenidos relacionados con
aspectos normativos acerca de la pareja, así como con ciertas características de los
sujetos que los harían deseables, o no, como compañeros potenciales, a los ojos del
otro sexo. El factor está formado por los ítems 10*, 12*, 13*, 15" y 19.
 Factor IV. Ámbito de lo privado. Integra contenidos que aluden a la supuesta
diferencia entre los sexos, en interés y capacidades, en relación al ámbito de lo
privado. Lo conforman los ítems 4*, 6*, 7*, 25* y 28
 Factor V. Ámbito de lo públicos. Versa sobre aspectos relativos a la capacitación y
adecuación de cada uno de los sexos en aspectos referidos al ámbito de lo público.
Está formado por los ítems 8*, 11*, 16*, 20 y 22.

24
 Factor VI. Sexualidad y libertad personal. Sus contenidos están relacionados con las
supuestas diferencias entre los géneros en terrenos tales como los impulsos
sexuales, la seguridad y la libertad personal, la capacidad de acción y la toma de
decisiones. Componen el factor los ítems 2*, 18*, 21*, 23 y 26.

Está compuesto por una escala Likert del 1, desacuerdo total, al 7, acuerdo total. Los
individuos que respondan al cuestionario tienen que marcar la opción que corresponda con
su opinión personal.

Otro instrumento a utilizar será el Test de la figura humana de Karen Machover. Se


trata de una técnica proyectiva que consiste en presentarle al examinado una hoja de papel
blanco, un lápiz y una goma de borrar y se le pide simplemente que “dibuje una persona”.
Cuando termina se le da otra hoja y se le pide que dibuje otra figura humana del sexo
contrario.

También se realizará una entrevista semidirigida para obtener datos sobre la vida
personal del sujeto que puedan ser relevantes.

2.3.9 Relevamiento y Análisis de los datos

Puntajes del cuestionario de actitudes hacia la igualdad de género

Según la interpretación del cuestionario, cuanto mayor sea la puntuación media,


mayor será el grado de igualdad. De esta manera, el valor 7 se identifica con el mayor
grado de igualdad y el valor 1 con el menor grado de igualdad, siendo el 4 el valor
intermedio. El valor medio de la puntuación para la población total es de 5,60.
La primera participante de la muestra, de nombre Agustina P. tiene una puntuación media
de 5.03, mismo valor que la participante Clara A, lo que indicaría actitudes relativamente
desfavorables hacia la igualdad de género. Clara G. tiene un puntaje de 5,76. Agustina S.
obtuvo un puntaje de 5,47, que se encuentra levemente por debajo de la media.. Victoria B.
obtuvo un puntaje igual al de la media. Virginia tiene un puntaje de 5,2, cercano a la media,
lo que indicaría actitudes levemente desfavorables hacia la igualdad de género, al igual que
Valentina (5,13) y Justina (5,23). Con valores más bajos, se encuentran Angeles (5,1),
Delfina (4,07) y Nicole (4,73), lo que indica que estas participantes tienen actitudes

25
desfavorables hacia la igualdad de género, por su diferencia con la puntuación media (5,6).
Rosario es la integrante con la puntuación más baja, de 4,03, lo que indicaría que presenta
actitudes más desfavorables hacia la igualdad de género
Una de las puntuaciones más altas es la de Mercedes, de 6,7, junto con Luz (6,6),
seguidas por Carmela y Camila, ambas con puntuaciones de 6,2 y Amparo, con 6, estos
valores, que se encuentran por encima de la media son indicadores de que estas
participantes presentan actitudes favorables hacia la igualdad de género. María es la
participante con la puntuación más alta (6,87), por lo tanto es la que presenta actitudes más
favorables hacia la igualdad de género, por su diferencia con la media, de 1,87, y su
cercanía al puntaje más alto (7).

Tabla 1: Puntuación de las integrantes de la muestra


PUNTUACIÓ
ID N
Agustina P. 5,03
Clara G. 5,76
Rosario 4,03
Luz 6,6
Carmela 6,2
Agustina S. 5,47
Mercedes 6,77
Camila 6,23
Victoria B. 5,6
Virginia 5,2
Celina 5,93
Amparo 6
María 6,87
Victoria P. 6
Valentina 5,13
Justina 5,23
Delfina 4,97
Nicole 4,73

26
Clara A. 5,03
Angeles 5,1

Análisis de la entrevista semi dirigida

- EDAD

La población de estudio tiene una edad media de 22,85. De la muestra de 20 sujetos,


el 85% tiene 23 años y el 15% tiene 22. La puntuación media obtenida para las
participantes de 22 años es de 5,57. Mientras que la puntuación de las que tienen 23 años es
de 5,61. Esto indica que no hay diferencia significativa entre la población por edades.

Gráfico 1: Edad
23 22

15%

85%

- RELIGIÓN

En cuanto a la religión, las 20 participantes manifiestan haber sido educadas en base


a creencias religiosas, específicamente católicas, pero solo un 75% mantiene esas creencias
religiosas en la actualidad y tienen una puntuación media de 5,40. El 25% restante no
mantiene esas creencias en la actualidad y su puntuación media es de 6,2. Esto indicaría
que aquellas que no mantienen las creencias religiosas con las que fueron educadas tienen
actitudes más igualitarias en cuanto al género que aquellas que sí las mantienen.

27
Gráfico 2: ¿Mantiene en la actualidad creencias
religiosas?

NO
25%

SI
75%

Tabla 2: Comparación de la puntuación media por creencias religiosas

Creencias religiosas actuales Media


SI 5,4
NO 6,2

- PAREJA

El 35% de las participantes se encuentra actualmente en pareja, mientras que el 65%


están solteras. Aquellas que están en pareja tienen una puntuación media de 5,34. Las que
manifiestan estar solteras tienen una puntuación de 5,73.

Gráfico 3: ¿Está en pareja?

SI
35%

NO
65%

Tabla 3: Comparación de la puntuación media en función de la presencia o ausencia


de pareja

28
En pareja Media
SI 5,34
NO 5,73

- FAMILIA

Las 20 participantes de la muestra manifiestan convivir actualmente con sus


familias. El 70% de ellas tiene hermanas mujeres. No existe una diferencia significativa
entre los puntajes de las mujeres que tienen hermanas mujeres y las que no.

Gráfico 4: ¿Tiene hermanas mujeres?

NO
30%

SI
70%

El 80% de la muestra tiene hermanos varones, mientras el restante 20% no. El


porcentaje de participantes que no tiene hermanos varones tiene una puntuación media
(6,12) mayor a la de aquellas que sí tienen hermanos (5,54), es decir que las participantes
que no tienen hermanos varones tienen actitudes más igualitarias que las que sí.

29
Gráfico 5: ¿Tiene hermanos varones?
SI NO

10%

90%

Tabla 4: Comparación de la puntuación media en función de la presencia o


ausencia de hermanos varones

Hermanos varones Media


SI 5,54
NO 6,12

Análisis del cuestionario de actitudes hacia la igualdad de género

A continuación, iré detallando uno a uno los ítems que componen el cuestionario:

- ÍTEM 1: Las mujeres lesbianas deberían ser aceptadas con total


normalidad

Del total de la muestra, el 65% manifiesta estar totalmente de acuerdo con esta
afirmación. Un 25% manifiesta estar bastante en desacuerdo y un 10% está algo de
acuerdo. De la muestra que no mantiene creencias religiosas en la actualidad, el 80%
manifestó estar totalmente de acuerdo con esta afirmación. En cambio, de las participantes

30
que sí mantienen creencias religiosas, solo un 60% manifestó estar totalmente de acuerdo.
Este ítem tiene una puntuación media total de 6,55. Esta puntuación es una de las más altas,
lo que indicaría que la mayor parte de la muestra tiene actitudes igualitarias respecto a este
ítem.

Gráfico 6: Respuestas al ítem 1

10%
Acuerdo total

25% Bastante de acuerdo

Algo de acuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo
65%
Algo en desacuerdo

Bastante en desacuerdo

Descuerdo total

- ÍTEM 2: No hay manera de cambiar el hecho de que una mujer que sale sola de
noche, siempre tendrá más probabilidades que un hombre de encontrarse con
problemas

El 30% de la muestra está en desacuerdo total, bastante en desacuerdo o algo en


desacuerdo con esta afirmación. El 55% está totalmente de acuerdo, bastante de acuerdo o
algo de acuerdo. Mientras un 15% no está ni de acuerdo ni en desacuerdo. La puntuación
media de este ítem es de 3,65, un puntaje significativamente bajo respecto a la media.

31
Gráifco 7: Respuestas al ítem 2
Descuerdo total

Bastante en desacuerdo
10% 10%
15%
Algo en desacuerdo
25%
Ni de acuerdo ni en
desacuerdo
5%

Algo de acuerdo

20% 15% Bastante de acuerdo

Acuerdo total

-ÍTEM 3: La idea de que Cristo hubiera podido ser una mujer debería ser
perfectamente aceptable.

El 40% de las participantes está en total, bastante o algo de acuerdo con esta
afirmación. Un 45% está ni de acuerdo ni en desacuerdo. Solo un 15% manifiesta estar
bastante en desacuerdo. Las personas que mantienen creencias religiosas en la actualidad
tienen una puntuación media más baja (4,47) que aquellas que no las mantienen (5,2), es
decir actitudes menos igualitarias. Sin embargo, ninguno de los dos grupos muestra
actitudes favorables porque la puntuación media de la respuesta está por debajo de la media
(4,65)

Gráfico 8: Respuestas al ítem 3

Acuerdo total

15% 25% Bastante de acuerdo

Algo de acuerdo

5% Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo en desacuerdo
10%
45% Bastante en desacuerdo

Descuerdo total

32
-ÍTEM 4: Por su propia naturaleza, las mujeres siempre se preocuparán más por el
ámbito de lo privado y por las personas que tienen cerca que por los asuntos políticos
o ciudadanos y las abstractas cuestiones morales de justicia o injusticia

El 70% de la muestra en desacuerdo total o bastante en desacuerdo con esta


afirmación. Un 20% está ni de acuerdo ni en desacuerdo. El restante 10% se divide en las
que están algo de acuerdo y en acuerdo total. Es uno de los ítems con la puntuación media
más alta (5,75), se encuentra por encima de la media, lo que indicaría actitudes más
igualitarias respecto al género.

Gráfico 9: Respuestas al ítem 4


Desacuerdo total

5% Bastante en desacuerdo
5%
20% Algo en desacuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo
55%
Algo de acuerdo

Bastante de acuerdo
15%

Acuerdo total

-ÍTEM 5: Pese a que pueda parecer duro, ni ahora ni nunca debe permitirse que las
parejas homosexuales adopten niños, ya que puede resultar perjudicial que ambos
padres sean del mismo sexo

El 45% de la muestra está en total desacuerdo con esta afirmación. Un 25% está en
bastante desacuerdo y un 5% está algo en desacuerdo. El 15% no está de acuerdo ni en
desacuerdo y el restante 10% se divide entre algo de acuerdo y bastante de acuerdo. El 80%
del grupo que no mantiene creencias religiosas en la actualidad está en total desacuerdo con
la afirmación. Este ítem tiene una puntuación de 5,72, una de las más altas.

33
Gráfico 10: Respuestas al ítem 5

Desacuerdo total

5%
5% Bastante en desacuerdo
15%
Algo en desacuerdo
45%
Ni de acuerdo ni en desacuerdo
5%
Algo de acuerdo

Bastante de acuerdo
25%
Acuerdo total

-ÍTEM 6: Seguramente es natural que sean las mujeres las que se ocupen
prioritariamente del hogar y los hijos, porque los niños necesitan de la madre durante
los primeros años de vida

El 35% está en mayor o menor medida en desacuerdo con la afirmación. El 50%


está en total, bastante o algo de acuerdo. El 15% restante no está de acuerdo ni en
desacuerdo. No hay diferencia significativa entre los grupos que manitenen creeencias en la
actualidad y las que no. Es una de los ítems con la puntuación media más baja (4,1), lo que
indica actitudes desigualitarias respecto a este tema.

Gráfico 11: Respuestas al ítem 6

Desacuerdo total

10% 15% Bastante en desacuerdo


5%

Algo en desacuerdo
15%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo
5%
Algo de acuerdo
35%

15% Bastante de acuerdo

Acuerdo total

34
ÍTEM 7: Los hombres están peor dotados que las mujeres para el cuidado de los niños,
los enfermos y los ancianos

El 95% de la muestra está en mayor o menor medida en desacuerdo con esta


afirmación. Un 5% no está de acuerdo ni en desacuerdo. Es uno de los ítems con la
puntuación media más alta, de 6,4. El 100% de las participantes que no mantienen
creencias religiosas actuales manifestó que está en desacuerdo total.

Gráfico 12: Respuestas al ítem 7


Descuerdo total

Bastante en desacuerdo
15% 5%
Algo en desacuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

15% Algo de acuerdo

Bastante de acuerdo
65%
Acuerdo total

-ÍTEM 8: Es normal que, ante una operación grave, se prefiera un cirujano varón, ya
que, cuando la vida está en juego, es mejor inclinarse por opciones ya probadas

El 90% de la muestra está total, bastante o algo en desacuerdo con esta afirmación.
Un 70% de ellas manifestaron total desacuerdo. El restante 10% se divide en aquellas que
no están de acuerdo ni en desacuerdo y aquellas que están algo de acuerdo. La puntuación
media es de 6,35, otra de las más altas, lo que indica actitudes igualitarias respecto al
género.

35
Gráfico 13: Respuestas al ítem 8
Desacuerdo total

Bastante en desacuerdo
5%
10% 5%
Algo en desacuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo
10%
Algo de acuerdo

Bastante de acuerdo
70%
Acuerdo total

-ÍTEM 9: El papel diferente de hombres y mujeres dentro de la Iglesia obedece a razones


religiosas y debe ser mantenido.

El 65% de la muestra está en mayor o menor desacuerdo. El 25% no está de acuerdo ni en


desacuerdo. El 10% restante manifestó estar bastante de acuerdo.

Gráfico 14: Respuestas al ítem 9


Desacuerdo total

Bastante en desacuerdo
10%

Algo en desacuerdo
25% 45%
Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo de acuerdo

10% Bastante de acuerdo


10%

Acuerdo total

-ÍTEM 10: Las mujeres jamás podrán valorar los hombres dulces, sumisos y hogareños.

El 85% de la muestra está en total desacuerdo con esta afirmación. Un 10% está en
bastante desacuerdo, y un 5% está en acuerdo total. Este ítem tiene una puntuación media de 6,6,
lo cual indica que es uno de los ítems con actitudes más igualitarias hacia el género.

36
Gráfico 15: Respuestas al ítem 10
Desacuerdo total

Bastante en desacuerdo
10%
5%
Algo en desacuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo de acuerdo

Bastante de acuerdo
85%
Acuerdo total

-ÍTEM 11: Como jueces los hombres siempre serán más imparciales que las mujeres

El 80% de la muestra está en total desacuerdo con esta afirmación. Un 10% no está
de acuerdo ni en desacuerdo, y el restante 10% se divide entre aquellas que están bastante
en desacuerdo y bastante de acuerdo. Al igual que el ítem anterior, es uno de los que tiene
la puntuación más alta (6,4). Todas las integrantes del grupo que no mantiene creencias
religiosas hoy en día respondieron que están totalmente en desacuerdo con esta afirmación.

Gráfico 16: Respuestas al ítem11


Desacuerdo total

10% Bastante en desacuerdo


5%
5%
Algo en desacuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo de acuerdo

Bastante de acuerdo

80% Acuerdo total

-ÍTEM 12: En general, si una mujer no está casada ni vive en pareja suele ser porque
no ha encontrado a nadie que se enamore de ella.

Un 75% de la muestra está en desacuerdo total con la afirmación. Un 10% está algo
en desacuerdo. El restante 10% se divide en aquellas que no están de acuerdo ni en

37
desacuerdo, y las que están algo de acuerdo. Tiene una puntuación de 6,4, lo que indica que
es una de los ítems con respuestas más favorables.

Gráfico 17: Respuestas al ítem 12

Desacuerdo total

5% Bastante en desacuerdo
10% 5%

Algo en desacuerdo
5%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo de acuerdo

75% Bastante de acuerdo

Acuerdo total

-ÍTEM 13: Aunque no quieran reconocerlo, las mujeres siempre se sentirán más
atraídas por los hombres fuertes y viriles

Un 75% de la muestra está repartido en partes iguales en las respuestas de


desacuerdo total, bastante en desacuerdo y algo de acuerdo. Un 20% está bastante de
acuerdo y un 5% algo en desacuerdo. Es uno de los ítems con respuestas más variadas y
tiene una puntuación relativamente baja, de 4,65, lo que indica actitudes menos igualitarias
hacia el género. Como dato a tener en cuenta, de la muestra que obtuvo la puntuación más
alta, es decir aquellas que respondieron que están en total desacuerdo, ninguna pertenece al
grupo de las que no mantienen creencias religiosas en la actualidad.

Gráfico 18: Respuestas al ítem 13.


Desacuerdo total

20% 25% Bastante en desacuerdo

Algo en desacuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo de acuerdo
25%
5% 25% Bastante de acuerdo

Acuerdo total

38
-ÍTEM 14: El modelo femenino que propone la Iglesia, con sus valores de castidad,
obediencia, maternidad y sacrificio, es sustancialmente correcto y vale la pena
seguirlo

El 70% de la muestra está en desacuerdo total con la afirmación. Un 15% no está de


acuerdo ni en desacuerdo, un 10% está algo en desacuerdo y un 5% bastante en desacuerdo.
No existen respuestas que manifiesten estar acorde. Tiene una puntuación de 6,3, es decir,
alta. Como era de esperar, la puntuación del grupo de las que no mantienen creencias
religiosas en la actualidad es la más alta (7), pero no por mucha distancia del otro grupo.

Gráfico 19: Respuestas al ítem 14.


Desacuerdo total

Bastante en desacuerdo
15%
Algo en desacuerdo
10%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

5% Algo de acuerdo

Bastante de acuerdo
70%
Acuerdo total

-ÍTEM 15: Es deseable que en un matrimonio el hombre sea varios años mayor que la
mujer

El 60% de la muestra está en total desacuerdo con la afirmación. Un 10% está


bastante en desacuerdo y un 5% está algo de acuerdo. Un 25% de las participantes
manifestó no estar ni de acuerdo ni en desacuerdo. Tiene una puntuación de 5,95. No
existen diferencias significativas entre un grupo y el otro.

39
Gráfico 20: Respuestas al ítem 15
Desacuerdo total

Bastante en desacuerdo
5%
25%
Algo en desacuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

60% Algo de acuerdo

10%
Bastante de acuerdo

Acuerdo total

-ÍTEM 16: Si en una empresa se ven obligados a despedir a algunos trabajadores, es


preferible que los afectados sean mujeres, ya que ellas no suelen tener que mantener a
una familia

El 80% de la muestra manifestó estar en desacuerdo total con la afirmación. Un


15% seleccionó la opción bastante en desacuerdo y un 5% la de algo de acuerdo. Es otro
de los ítems con puntuación alta (6,65). El grupo de las mujeres que no mantienen creencias
religiosas en la actualidad tiene una puntuación de 7, lo más alto.

Gráfico 21: Respuestas al ítem16


Desacuerdo total

15% Bastante en desacuerdo


5%

Algo en desacuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo de acuerdo

80% Bastante de acuerdo

Acuerdo total

-ÍTEM 17: Debería permitirse a los chicos y chicas elegir libremente su orientación
sexual: heterosexualidad, bisexualidad u homosexualidad.

Un 65% de la muestra está en acuerdo total con la afirmación, un 15% está bastante
de acuerdo y un 10% está algo de acuerdo. El restante 10% se divide entre aquellas mujeres

40
que manifestaron no estar de acuerdo ni en desacuerdo y aquellas que están bastante en
desacuerdo. Tiene una puntuación alta, de 6,25.

Gráfico 22: Respuestas al ítem 17


Acuerdo total

Bastante de acuerdo
5%
10% 5%
Algo de acuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

15% Algo en desacuerdo

65% Bastante en desacuerdo

Descuerdo total

-ÍTEM 18: Es natural que los padres tiendan a conceder más libertad a los hijos
varones, ya que las chicas siempre correrán peligros mayores

La mitad de la muestra está algo de acuerdo con la afirmación Un 15% está bastante
de acuerdo. El 25% está bastante en desacuerdo y el restante 10% está dividido en aquellas
que están en total o algo en desacuerdo. Es uno de los ítems con la puntuación más baja, de
3,9.

Gráfico 23: Respuestas al ítem 18


Desacuerdo total

Bastante en desacuerdo
15% 5%
25%
Algo en desacuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo de acuerdo

5%
Bastante de acuerdo
50%
Acuerdo total

-ÍTEM 19: En la pareja, antes o después habrá problemas si la mujer es varios años
mayor que el hombre, ya que las mujeres suelen perder antes su atractivo sexual
41
La mitad de la muestra está en total desacuerdo con la afirmación. Un 20% está en
bastante desacuerdo, otro 20% no está de acuerdo ni en desacuerdo. El restante 10% se
divide entre aquellas que están algo de acuerdo y algo en desacuerdo. Tiene una puntuación
de 5,9, apenas por arriba de la media.

Gráfico 24: Respuestas al ítem 19


Desacuerdo total

Bastante en desacuerdo
20% 5%

Algo en desacuerdo

50% Ni de acuerdo ni en desacuerdo


5%
Algo de acuerdo

20% Bastante de acuerdo

Acuerdo total

-ÍTEM 20: En las dinastías profesionales familiares, en las que hay varias generaciones
de médicos, abogados, empresarios o artesanos, es preferible que sea el varón el que
continúe la tradición familiar, ya que, seguramente, tiene más posibilidades de éxito

Un 70% de la muestra está en desacuerdo total con la afirmación. Un 15% está


bastante en desacuerdo. Un 10% n está ni de acuerdo ni en desacuerdo. El restante 5% está
en acuerdo total. Tiene una puntuación relativamente alta, de 6,25. El grupo de las mujeres
que no mantienen creencias religiosas tiene de puntuación 7.

Gráfico 25: Respuestas al ítem 20


Desacuerdo total

Bastante en desacuerdo
10%
5%
Algo en desacuerdo
15%
Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo de acuerdo

70% Bastante de acuerdo

Acuerdo total

-ÍTEM 21: Es más adecuado que el varón tome la iniciativa en las relaciones sexuales

42
El 50% de la muestra está totalmente en desacuerdo con la afirmación. Un 25% está
bastante en desacuerdo. Un 10% no está ni de acuerdo ni en desacuerdo. El restante 15%
está en acuerdo total o bastante de acuerdo. El ítem tiene una puntuación de 5,9.
Nuevamente, el grupo de las mujeres que no mantienen creencias religiosas el día de hoy
tienen la puntuación más alta (7)

Gráfico 26: Respuestas al ítem 21


Desacuerdo total

Bastante en desacuerdo
10%
5%
10% Algo en desacuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo
50%

Algo de acuerdo

Bastante de acuerdo
25%
Acuerdo total

-ÍTEM 22: Con un índice de paro tan elevado sería preferible no insistir tanto en la
incorporación de las mujeres al mundo laboral, para así evitar el riesgo de que en
algunas familias entren dos sueldos y en otras ninguno

El 85% de la muestra está en total desacuerdo con la afirmación. Un 5% está en


acuerdo total. El restante 10% se dividen entre los que no están de acuerdo ni en
desacuerdo y las que están algo en desacuerdo. Tiene una puntuación elevada, de 6,45. El
grupo de las mujeres que no mantienen creencias religiosas tiene la puntuación máxima.

43
Gráfico 27: Respuestas al ítem 22
Desacuerdo total

5% 5% Bastante en desacuerdo
5%

Algo en desacuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo de acuerdo

Bastante de acuerdo
85%

Acuerdo total

-ÍTEM 23: Por su propia naturaleza, el varón necesita masturbarse más que la mujer

El 35% de la muestra está en desacuerdo total con la afirmación. El 20% está


bastante en desacuerdo y un 10% algo en desacuerdo. Un 10% no está de acuerdo ni en
desacuerdo. Un 10% está algo de acuerdo, otro 10% está bastante de acuerdo y un 5% está
en acuerdo total. Es uno de los ítems con las puntuaciones más bajas (5,1). No existen
diferencias significativas entre los grupos.

Gráfico 28: Respuestas al ítem 23


Desacuerdo total

10% Bastante en desacuerdo


5%
35%
10% Algo en desacuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

10% Algo de acuerdo

10% 20% Bastante de acuerdo

Acuerdo total

-ÍTEM 24: Debería considerarse normal que una persona homosexual (hombre o
mujer) fuese presidente de gobierno

La mitad de la muestra está en acuerdo total con la afirmación. Un 30% no está de


acuerdo ni en desacuerdo. Un 15% está algo de acuerdo y un 5% está bastante de acuerdo.
El ítem tiene una puntuación de 5,75, levemente superior a la media.

44
Gráfico 29: Respuestas al ítem 24
Acuerdo total

30% Bastante de acuerdo

Algo de acuerdo

50%
Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo en desacuerdo

15% 5% Bastante en desacuerdo

Descuerdo total

-ÍTEM 25: Es inevitable que el matrimonio implique una pérdida de independencia


mayor para las mujeres que para los hombres, ya que de ellas depende el nacimiento y
la crianza de los niños

El 50% de la muestra está en total, bastante o algo desacuerdo con la afirmación.


Hay un 20% que no está de acuerdo ni en desacuerdo. Otro 20% está algo de acuerdo y un
10% restante está bastante de acuerdo. Tiene una puntuación baja de 4,6.

Gráfico 30: Respuestas al ítem 25


Desacuerdo total

Bastante en desacuerdo
10% 15%

20% Algo en desacuerdo

20% Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo de acuerdo

Bastante de acuerdo
20% 15%

Acuerdo total

-ÍTEM 26: En general, los varones suelen tener impulsos sexuales más fuertes

Un 30% de la muestra está en total desacuerdo con la afirmación. Otro 20% está
bastante o algo en desacuerdo. Un 35% está algo de acuerdo y un 5% está bastante de

45
acuerdo. El restante 10% no está ni de acuerdo ni en desacuerdo. Tiene una puntuación de
4,75 lo que indica actitudes poco igualitarias hacia el género.

Gráfico 31: Respuestas al ítem 26


Desacuerdo total

Bastante en desacuerdo
5% 30%

Algo en desacuerdo
35%
Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo de acuerdo

10% Bastante de acuerdo


10% 10%

Acuerdo total

-ÍTEM 27: Las mujeres deberían poder ejercer el sacerdocio y ocupar puestos en la
jerarquía eclesiástica, incluyendo el papado.

Un 50% de la muestra está en total o bastante desacuerdo con la afirmación. Un 5%


está algo de acuerdo y otro 5% está algo en desacuerdo. Un 30% no está de acuerdo ni en
desacuerdo y el restante 10% está bastante en desacuerdo. Tiene una puntuación de 5,1, lo
que está levemente por debajo de la media, por lo tanto, indica actitudes levemente
desigualitarias hacia el género.

Gráfico 32: Respuestas al ítem 27


Acuerdo total

5% Bastante de acuerdo
10% 30%

Algo de acuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

30% Algo en desacuerdo

5% Bastante en desacuerdo
20%

Descuerdo total

46
-ÍTEM 28: A la hora de la verdad, las mujeres siempre dedicaran más energía al
bienestar de sus hijos y su familia que al trabajo

La mitad de la muestra está en total o bastante de acuerdo con la afirmación. Un


15% está bastante de acuerdo, otro 15% está algo de acuerdo. El restante 20% se divide
entre aquellos que están algo en desacuerdo y aquellos que no están ni de acuerdo ni en
desacuerdo. Es otro de los ítems con puntuación baja, de 4,9, lo que indica actitudes
desigualitarias hacia el género.

Gráfico 33: Respuestas al ítem 28


Desacuerdo total

15% 25% Bastante en desacuerdo

Algo en desacuerdo
15%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo de acuerdo

10% Bastante de acuerdo


10% 25%

Acuerdo total

-ÍTEM 29: A pesar de todo el respeto que merecen, es natural que no se permita el
matrimonio entre homosexuales

El 65% de la muestra está en desacuerdo total con esta afirmación. Un 20% está
bastante en desacuerdo. Un 10% no está ni de acuerdo ni en desacuerdo y el restante 5%
está algo en desacuerdo. No hay respuestas que manifiesten acuerdo. La puntuación es de
6,4 lo que indica actitudes igualitarias hacia el género.

47
Gráfico 34: Respuestas al ítem 29
Desacuerdo total

5% Bastante en desacuerdo
10%

Algo en desacuerdo

20%
Ni de acuerdo ni en desacuerdo

Algo de acuerdo
65%

Bastante de acuerdo

Acuerdo total

-ÍTEM 30: El concepto de Dios debería ser tanto masculino como femenino

Un 35% de la muestra está en total acuerdo con esta afirmación. Un 15% está
bastante de acuerdo. Otro 15% está bastante en desacuerdo con la afirmación. Un 25% no
está ni de acuerdo ni en desacuerdo. El restante 10% está algo de acuerdo. Tiene una
puntuación levemente por debajo de la media, de 5,15.

Gráfico 35: Respuestas al ítem 30


Acuerdo total

15% Bastante de acuerdo


35%
Algo de acuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo
25%
Algo en desacuerdo

10% 15% Bastante en desacuerdo

Descuerdo total

48
Puntuación de los distintos factores que componen el Cuestionario de Actitudes hacia la
Igualdad de Género

Tabla 4: Distribución de la población media por factores

  MEDIA MINIMO MAXIMO


Orientación sexual 5,61 2 7
Simbolismo religioso 5,63 2 7
Valores y estructura de pareja 5,9 1 7
Ámbito de lo privado 5,69 1 7
Ámbito de lo público 5,95 1 7
Sexualidad y libertad personal 5,59 1 7

En relación al dominio de orientación sexual, encontramos una puntuación media de


5,61. La respuesta mínima fue 2 y la mayor fue 7. En cuanto al simbolismo religioso la
puntuación es de 5,63, prácticamente igual al factor anterior con una pequeña diferencia. La
respuesta mínima también fue 2 y la mayor fue 7. El factor de valores y estructura de pareja
es el que tiene la segunda puntuación más alta, de 5,9. La respuesta mínima fue 1 y la
mayor 7. El factor relacionado al ámbito de lo privado tiene una puntuación de 5,69, con
respuestas que varían entre el 1 y el 7. En el caso del ámbito público encontramos una
puntuación de 5,95, el más cercano a 7, lo que lo convierte en el factor en el que se dan
mayores actitudes hacia la igualdad de género. Por último, el factor de sexualidad y libertad
personal tiene una puntuación de 5,59, siendo la más baja pero no muy alejada del factor de
orientación sexual. Las respuestas a los ítems de estos últimos factores varían entre 1 y 7.

Tabla 5: Comparación de la puntuación media por el mantenimiento de creencias


religiosas actuales para cada uno de los factores

  Creencias religiosas actuales Media


Orientación sexual SI 5,42
  NO 6,2
Simbolismo religioso SI 5,42
  NO 6,26

49
Valores y estructura de pareja SI 5,74
  NO 6,38
Ámbito de lo privado SI 5,45
  NO 6,3
Ámbito de lo público SI 5,76
  NO 6,52
Sexualidad y libertad personal SI 5,38
  NO 6,22

En relación al dominio de orientación sexual existe una diferencia a favor de las


mujeres que no mantienen creencias religiosas en la actualidad. Tienen una puntuación de
6,2 que es mayor a 5,42, el puntaje obtenido por las mujeres que si mantienen creencias
religiosas. En cuanto al factor de simbolismo religioso nuevamente hay una puntuación más
alta para las mujeres que no tienen creencias religiosas, con números similares al factor
anterior (6,26 y 5,42). En el caso del factor de valores y estructura de pareja existe
nuevamente una puntuación mayor para las mujeres que no mantienen creencias religiosas,
de 6,38, el grupo de las que sí las mantienen tienen una puntuación de 5,74. La diferencia
se mantiene en el factor del ámbito de lo privado, por una diferencia de 0,85 a favor del
grupo que no mantiene creencias religiosas actualmente. El factor que tiene la puntuación
más alta, el ámbito de lo público, muestra también una diferencia a favor del grupo que no
mantiene creencias religiosas, que obtuvo una puntuación media de 6,52, que se encuentra
lo más cercano a 7. El grupo que sí mantiene las creencias tiene una puntuación menor,
pero la más alta en comparación con el resto de los factores, de 5,76. Por último, en el
factor de sexualidad y libertad personal, la diferencia se mantiene, en este caso con una
puntuación de 5,38 para el grupo que mantiene creencias religiosas en la actualidad y de
6,22 para el que no las mantiene. Estos resultados se traducen en mayores actitudes hacia el
género en los diferentes ámbitos para las mujeres que no mantienen creencias religiosas en
la actualidad.

50
Análisis del test proyectivo de la figura humana

Agustina P: El primer dibujo que realizó fue el del hombre. Ambas figuras presentan un
buen grado de humanización. Ninguna de las dos presenta gran cantidad de detalles pero si
una buena integración de las figuras. La figura del hombre tiene un tamaño mayor a la de la
mujer.

Clara G.: Ambas figuras se encuentran pobremente integradas. No se encuentra


diferenciación en la elaboración de una y otra.

Rosario C.: Presenta diferente grado de detalle entre una figura y otra. La figura masculina
es de mayor tamaño que la femenina, y contiene detalles propios del hombre. La figura de
la mujer no presenta detalles propios de lo femenino.

Luz: Ambas figuras se encuentran integradas. Se observan diferencias en el grado de


detalle, a pesar de que ambas producciones son complejas y armónicas. La mujer presenta
una vestimenta detallada, bien propia de lo femenino, no así el hombre.

Carmela: Ambas figuras son similares en cuanto a la integración y al grado de detalle.

Agustina S.: La figura de la mujer presenta mayor complejidad y completud que la del
hombre. Contiene más detalle en la vestimenta, resaltando lo femenino, y está más
integrada. También tiene mayor tamaño que la del hombre.

Mercedes: Ambas figuras presentan una adecuada integración y un buen grado de detalle.
No sólo se resalta lo femenino y masculino en los detalles, sino también en la figura en sí.
La figura del hombre tiene un mayor tamaño que la de la mujer.

Camila: No se encuentran diferencias entre la integración de una figura y otra. Ambos


presentan detalles propios de lo masculino y lo femenino, tanto en la vestimenta como en lo
corporal. La figura de la mujer es mayor, en cuanto al tamaño, que la del hombre

Victoria: La figura de la mujer presenta un leve mejor nivel de integración, y algunos


detalles en la vestimenta y el cuerpo, que el hombre no presenta.

51
Virginia: Dibuja primero la figura masculina. Ambos presentan el mismo nivel de
integración, pero la figura de la mujer presenta mayor grado de detalle, sobre todo en la
vestimenta.

Celina: La figura de la mujer es de mayor tamaño que la del hombre. En lo corporal hay
poco indicador de lo femenino y masculino, más allá del cabello y los rasgos faciales
marcados en el hombre.

Amparo: Ambas figuras se encuentran desnudas, los cuerpos se encuentran bien integrados
y diferenciados uno de otro. No se observa diferenciación en el grado de detalle entre una y
otra.

María: Se observa una pequeña diferencia en el grado de detalle de la figura femenina. Pero
no hay diferencia entre la integración de una y otra.

Nicole: El primer dibujo fue de la figura masculina. Ambas figuras presentan detalle y una
buena integración de las partes.

Clara A.: Ambas figuras se encuentran bien integradas y presentan un alto grado de detalle,
de complejidad.

Ángeles: Hay diferencia en las figuras en cuanto a lo corporal. Están delimitadas las figuras
del hombre y la mujer. La figura masculina es de mayor tamaño que la de la mujer, y
presenta una musculatura y una postura diferente.

Delfina: Ambas figuras presentan un alto grado de detalle, La figura del hombre es un poco
mayor que la de la mujer, pero ambas figuras están integradas.

Justina: Ambas figuras se encuentran integradas. No presentan mucho detalle en las


vestimentas, pero sí en lo corporal, la figura de la mujer presenta los rasgos femeninos
típicos como cintura y pechos, y la figura del hombre tiene un mayor tamaño y
musculatura.

Valentina: Ambas figuras presentan detalles propios de lo femenino y lo masculino en la


vestimenta. No se encuentran diferencias en la integración de una y otra.

52
Victoria: Ambas figuras tienen un buen grado de detalle, con énfasis en las vestimentas de
ambos sexos.

Análisis de la articulación de la entrevista semi dirigida y el Cuestionario de Actitudes


hacia la Igualdad de Género

A partir de la entrevista semidirigida se obtuvieron datos de acuerdo a la estructura


familiar de los sujetos de la muestra. Uno de los datos más significativos fue el de la
presencia de hermanos y hermanas. Aquellas participantes de la investigación que
manifestaron tener hermanas mujeres, no tenían diferencias en las puntuaciones con
aquellas que no. En cambio, las que manifestaron tener hermanos varones, tenían
puntuaciones más bajas (5,54) que aquellas que no (6,12). Teniendo en cuenta que la
puntuación media total es de 5,60, aquellas mujeres que tienen hermanos varones
presentarían actitudes menos igualitarias hacia el género que aquellas que no tienen. Como
señala Azorín Abellán (2015) la familia es un agente socializador primario del niño y de la
niña y mantiene un rol fundamental en la enseñanza de valores, entre ellos, la construcción
de la percepción de género. Es llamativo que la presencia de un hombre en la casa, más allá
del padre, influya en el puntaje. En cambio, la presencia o ausencia de una hermana, no
influye. Esto podría ser un indicador de las diferencias que hay entre el hombre y la mujer.
Crecer en presencia de un hermano, según los resultados, puede llevar a actitudes menos
igualitarias hacia el género, tal vez por una diferencia en el trato por parte de los padres, o
por una diferencia entre posibilidades estudiantiles o laborales, que se hace presente en la
convivencia diaria.

Otro aspecto indagado en la entrevista fue el de la religión. Se le preguntó a los


sujetos si fueron educados en base a creencias religiosas, a lo que todos respondieron que
sí, porque fueron a un colegio católico. Luego, se les preguntó si mantenían esas creencias
en la actualidad. El 75% respondió que sí, y el 25% restante que no. El grupo de las
mujeres que respondieron que no obtuvo una puntuación de 6,2, valor que se encuentra por
encima de la media, lo que indicaría que presentan actitudes más igualitarias hacia el
género. Las mujeres que respondieron que sí, obtuvieron una puntuación de 5,4, que se
encuentra por debajo de la media, por lo tanto, presentarían actitudes menos igualitarias
hacia el género. La Iglesia católica promueve un modelo de pareja que resalta el atributo de

53
la mujer como progenitora, capaz de crear vida. (Asha, 2001). La mujer que se destaca por
ser madre es aquella que se caracteriza por su sumisión, ternura, calidez, etc. en contraste
con el hombre trabajador que es el sustento del hogar (Bem, 1971). Este modelo se
encuentra alejado de aquel que rige en la actualidad en el que se vela por la creciente
participación femenina en el mundo del trabajo y en funciones de mayor prestigio social
(Eagly, Wood y Johannesen-Schmidt, 2004). La Iglesia plantea un estereotipo tradicional
del hombre y la mujer, que es justamente contra lo que se lucha hoy en día promoviendo la
igualdad de género. A pesar de que ambos grupos obtuvieron puntajes dentro de todo altos,
el aspecto de la religión apareció como influyente en los puntajes de todas las dimensiones
que componen el cuestionario.

Análisis de los factores del Cuestionario de Actitudes hacia la Igualdad de Género

En cuanto al cuestionario de actitudes hacia la igualdad de género, los sujetos de la


muestra obtuvieron puntajes altos, cercanos al máximo (7). Sin embargo, el puntaje entre
factores varía. El factor con la puntuación más baja es el de Sexualidad y libertad personal,
seguido del de Orientación sexual.

El factor de Sexualidad y Libertad Personal está relacionado a los impulsos


sexuales, la seguridad y la libertad personal, la capacidad de acción y la toma de decisiones.
El ítem del factor con la puntuación más baja (3,75) es el número 2* (Ver gráfico 7), que
afirma que no hay manera de cambiar el hecho de que una mujer que sale sola de noche,
siempre tendrá más probabilidades que un hombre de encontrarse con problemas. Le sigue
el ítem 18* (Ver gráfico 23) con una puntuación de 3,8, que afirma que es natural que los
padres tiendan a conceder más libertad a los hijos varones, ya que las chicas siempre
correrán peligros mayores. Analizando estos datos, vemos cómo evidentemente incide la
situación actual de la Ciudad de Buenos Aires en estos resultados. Existe un clima de
inseguridad caracterizado por un aumento de muertes de mujeres a raíz de violencia de
género año tras año, según las investigaciones de la ONG la Casa del Encuentro
(DerGhougassian, K.et al., 2015). Evidentemente, en una realidad así, es difícil pensar en
igualdad entre el hombre y la mujer. Sin embargo, vale la pena destacar que al realizar una
comparación entre el grupo que mantiene creencias religiosas en la actualidad y el que no,
el primero obtuvo un puntaje de 5,38, y el otro de 6,22.

54
El factor de Orientación Sexual que se refiere a aspectos relacionados con la
igualdad de derechos entre personas de distinta orientación sexual obtuvo una puntuación
de 5,61. El ítem del factor con la puntuación más baja es el 5* (Ver gráfico 10), que afirma
que pese a que pueda parecer duro, ni ahora ni nunca debe permitirse que las parejas
homosexuales adopten niños, ya que puede resultar perjudicial que ambos padres sean del
mismo sexo. El ítem 24 (Ver gráfico 29) afirma que debería considerarse normal que una
persona homosexual (hombre o mujer) fuese presidente de gobierno, y obtuvo el mismo
puntaje que el ítem 5*. Sin embargo, una puntuación de 5,61 es alta y cercana a la media. Si
se comparan los grupos de personas que mantienen creencias religiosas en la actualidad y
las que no, vemos una diferencia de 0,85, a favor de las mujeres que no las mantienen.
Estos puntajes podrían relacionarse con la mirada de la Iglesia ante la mujer. El ítem 5*
habla de la crianza de un hijo por parte de personas homosexuales. La puntuación baja que
se manifiesta en las mujeres religiosas podría relacionarse con el papel de madre que
cumplen las mujeres en la Iglesia, este atributo a la feminidad de concebir vida, como
señala Asha (2001). Podría ser este pensamiento de la mujer como madre que llevó a que
las mujeres que mantienen creencias religiosas no estén completamente de acuerdo con la
idea de dos personas homosexuales adoptando a un hijo. El otro ítem, el 24, habla de la
normalidad de una persona homosexual de ocupar un cargo como presidente. El modelo
tradicional que plantea la Iglesia, sobre la concepción de vida y el matrimonio entre el
hombre y la mujer, siguen los principios de la biología, es por esto que la homosexualidad
no está bien vista en algunos de los miembros más ortodoxos de la Iglesia. Sin embargo,
por los avances de la actualidad, existe más tolerancia respecto a la diversidad, y es por eso
que los puntajes obtenidos en estos ítems no son bajos, pero al ser de una temática tan
actual y sensible, esto era lo esperable. Es posible que, luego de tantos años de educación
con una base religiosa, en los cuales el modelo tradicional de una pareja compuesta por un
hombre y una mujer era transmitido como lo usual y lo correcto, esto haya impactado en la
formación de una percepción de género, y genere que, a pesar de los avances en la inclusión
de personas homosexuales, algo de este modelo tradicional persista en el psiquismo de los
sujetos.

Entre los factores con puntajes más cercanos a la media se encuentran: el de


Simbolismo Religioso, cuyo contenido se relaciona con la conveniencia o no de la igualdad

55
de género, tanto dentro de la Iglesia como en la propia concepción de la deidad; y el factor
del Ámbito de lo Privado que integra contenidos que aluden a la supuesta diferencia entre
los sexos, en interés y capacidades, en relación al ámbito de lo privado.
El ítem con la puntuación más baja del factor de simbolismo religioso es el número
3 (Ver gráfico 8), con un puntaje de 4,65, que afirma que la idea de que Cristo hubiera
podido ser una mujer debería ser completamente aceptable. Teniendo en cuenta que la
mayoría de las participantes de la muestra mantienen creencias religiosas, es entendible que
este ítem tenga la puntuación más baja. La lectura de la biblia es una de las prácticas más
comunes en las escuelas católicas, y segregadas por sexos, esto es algo que proviene de sus
orígenes, en donde se consideraba este ámbito como el escenario óptimo para este
entrenamiento (Conway, 1974; Cooper, 2008). En la Biblia no se habla de Dios como
persona, pero se da a entender como masculino, es por eso que para estas mujeres que
tienen la lectura de la Biblia inculcada, puede ser difícil pensar en Dios como femenino. El
ítem con la puntuación más alta es el número 14* (Ver gráfico 19), con un puntaje de 6,3,
que afirma que el modelo femenino que propone la Iglesia, con sus valores de castidad,
obediencia, maternidad y sacrificio, es sustancialmente correcto y vale la pena seguirlo.
Vale destacar que todas las mujeres pertenecientes al grupo que no mantiene creencias
religiosas en la actualidad, manifestaron estar totalmente en desacuerdo con esta
afirmación. Mientras que el grupo de las mujeres religiosas obtuvo puntajes más variados,
pero altos. Podemos pensar en las reivindicaciones de igualdad en las esferas sociales y
personales llevadas a cabo por un movimiento feminista, que señalan Pastor y Martinez
Benlloch (1991), como causante de la actitud igualitaria hacia el género que se manifiesta
en este ítem. Es este movimiento cada vez más amplio y potente el que, según Crawford
(1995) y Deaux (1985) ha provocado cambios lo suficientemente profundos como para que
resulte cada vez menos probable que las personas de nuestras culturas manifiesten
públicamente su acuerdo con estereotipos desfavorables para la mujer.
El otro factor con puntuación cercana a la media es el del Ámbito Privado. El ítem
con la puntuación más baja es el número 6* (Ver gráfico 11), con una puntuación de 4,1,
que afirma que seguramente es natural que sean las mujeres las que se ocupen
prioritariamente del hogar y los hijos, porque los niños necesitan de la madre durante los
primeros años de vida. Nuevamente se pone en juego el papel de la maternidad como

56
fundamental en la mujer (Acha, 2001), modelo promovido por la Iglesia, presente en la
educación de las mujeres participantes de la muestra. El papel de la mujer como la
encargada de cuidar a los hijos no es solamente promovido por la Iglesia, sino que es una
idea que rige en una gran cantidad de personas, a pesar de que eso hoy en día esté
cambiando, es una de las ideas que más se mantiene a pesar del movimiento feminista del
Siglo XXI. El ítem con la puntuación más alta (6,4) es el número 7* (Ver gráfico 12) que
afirma que los hombres están peor dotados que las mujeres para el cuidado de los niños, los
enfermos y los ancianos. Esta afirmación está relacionada a las cualidades afectivas que se
atribuyen a los hombres y mujeres.. Según Lamas (2000), es por la clasificación cultural de
femenino y masculino que se atribuyen características exclusivas a uno y otro sexo en
materia de moral, psicología y afectividad. Bem (1971) señalaba que lo femenino estaba
asociado a ser sensible, comprensiva, compasiva, cálida, tierna y apacible. En rasgos
generales, se piensa en las mujeres como poseedoras de estas características, razón por la
cual podría pensarse en ellas como mejores cuidadoras de niños, enfermos o ancianos Un
puntaje alto en un ítem de esta índole indicaría actitudes igualitarias hacia el género, es
decir, que no se atribuyen características distintas a hombres y mujeres en cuanto al
cuidado de otros.
Los factores con las puntuaciones más altas son el de Valores y Estructura de
Pareja, y el de Ámbito Público. El primero está relacionado a aspectos normativos acerca
de la pareja, y a ciertas características de los sujetos que los harían deseables, o no, como
compañeros potenciales, a los ojos del otro sexo. El ítem con la puntuación más baja es el
13* (Ver gráfico 18), de 4,65, que afirma que aunque no quieran reconocerlo, las mujeres
siempre se sentirán más atraídas por los hombres fuertes y viriles. Es decir, que en este
caso, las mujeres presentan actitudes menos igualitarias. El ítem con la puntuación más alta
es el 10* (Ver gráfico 15), que afirma que las mujeres jamás podrán valorar los hombres
dulces, sumisos y hogareños. Por lo tanto, en este ítem, las participantes presentaron
actitudes más igualitarias con respecto al género. Sin embargo, ambos factores son de la
misma índole, están relacionados a los atributos culturales hacia el hombre y la mujer, lo
masculino y lo femenino. También vale la pena destacar que en el factor anterior, el ítem
con la puntuación más alta era el número 7*, es decir que presentaba las actitudes más
igualitarias hacia el género, y afirmaba que los hombres están peor dotados que las mujeres

57
para el cuidado de niños, enfermos y ancianos. Nuevamente, podemos relacionar estos
ítems con los atributos a lo masculino que propone Bem (1971) entre ellos, personalidad
fuerte, dominante, independiente, confiado de sí mismo, capaz de sostener, autosuficiente.
Estas características, al ser propias de lo masculino, son indicadoras de virilidad, de
fortaleza. Mientras que la dulzura y la sumisión son atributos relacionados a lo femenino.
Podríamos pensar en una diferencia entre estos ítems presente por lo dispar de la redacción.
Mientras los ítems 10* y 7* tienen una formulación que implica certeza, utilizando
afirmaciones firmes o palabras como “jamás” que son más determinantes, el ítem 13*
afirma que “aunque no quieran reconocerlo, las mujeres siempre se sentirán más atraídas
por los hombres fuertes y viriles”. La incorporación de la frase “aunque no quieran
reconocerlo”, es la que marcaría la diferencia. Es cierto que el feminismo ha provocado
cambios lo suficientemente profundos como para que resulte cada vez menos probable que
las personas de nuestras culturas manifiesten públicamente su acuerdo con estereotipos
(Crawford, 1995; Deaux 1985), pero al encontrarnos con puntuaciones tan distintas en
ítems de una mismo índole, podemos pensar en el mantenimiento del sexismo en la
actualidad, pero de forma encubierta, como señala la autora Formiga (2006).

El factor del Ámbito de lo Público está relacionado a los aspectos relativos a la


capacitación y adecuación de cada uno de los sexos en aspectos referidos a dicho ámbito.
Las puntuaciones de los ítems que componen este factor son todas por arriba de 6, lo que
indica que en los aspectos relacionados al ámbito público, las participantes presentan
actitudes igualitarias hacia el género. Tanto en el grupo de las mujeres que mantienen
creencias religiosas en la actualidad como en las que no, la puntuación está por arriba de la
media. Por lo tanto, no podemos hablar de actitudes desigualitarias en este ámbito. La
diferencia entre los puntajes de los factores es baja, por lo que no podemos referirnos a un
ítem como de puntaje bajo. El puntaje más alto lo obtuvo el número 16 (Ver gráfico 21),
con 6,65, que afirma que si en una empresa se ven obligados a despedir a algunos
trabajadores, es preferible que los afectados sean mujeres, ya que ellas no suelen tener que
mantener a una familia. Este ítem habla del rol de la mujer en el ámbito laboral. Si
tomamos a Flores Bernal (2005), ella afirma que el contexto escolar es uno de los espacios
que más influye en la construcción de la identidad personal de las mujeres y de su futuro
proyecto de vida. Salomone (2006) sostiene que en la escolarización diferenciada se libera

58
a los jóvenes de restricciones autoimpuestas en sus comportamientos de roles de género. .
La sala de clase es un ámbito en el que niñas y niños dependen de una persona adulta
dotada de mucho poder, y que está relacionada de forma directa con el futuro de dichos
niños/as a largo plazo, es por eso que difícilmente puede evitar participar en los procesos en
los que las relaciones normales y las clasificaciones entre los sexos son definidas en todo
momento (Stanworth, 1981). Cada persona elige el rol que va a cumplir de acuerdo al
contexto, con el tipo de relaciones que en dicho contexto se generan (Flores Bernal, 2005).
Si tenemos en cuenta esto, podemos pensar que en las diversas instituciones uno aprende a
ser hombre o mujer, es decir, aprende los roles y actitudes asociadas a los sexos
(Stromquist, 1998). El sistema escolar un ambiente muy importante para promover una
mayor valoración y un mayor desarrollo de ciertas competencias académicas, como
matemáticas, ciencias y computación, entre otras (Alcalay & Milicic, 1996). Stanworth
(1981) constata que las mujeres que se educan en establecimientos mixtos y siguen el
mismo currículo, salen de la escuela con expectativas distintas y convencionales del trabajo
entre sexos. Hay una polarización de las mujeres hacia lo humanístico-artístico, y de los
hombres hacia la ciencia y la tecnología, siendo este patrón más marcado en las escuelas
mixtas que las de un solo sexo. Esta teoría fue apoyada por Marsh (1989) quien notó que
los hombres tienen mejores niveles de autoestima en lo que se refiere a matemáticas y a
habilidades físicas, en tanto las mujeres se perciben superiores en el área social y de lectura.
Si seguimos los estereotipos de género, el hombre tendría atributos que facilitarían su
desempeño en el ámbito laboral, tales como ser autosuficiente, analítico, apto para el
liderazgo, apto para decidir, entre otros (Bem, 1971). Es por estos estereotipos, que en una
escuela mixta puede fomentarse más una orientación vocacional en hombres que en
mujeres, o hacer hincapié en ciertos trabajos para los hombres y otros para mujeres. Si
tenemos esto en cuenta, resulta entendible que las mujeres que se educaron en una escuela
sin la presencia de hombres, tengan más aspiraciones a futuro en cuanto al éxito
profesional, al ser fomentadas en los últimos años de secundario a elegir una carrera que les
sea grata y puedan proyectar una vida laboral exitosa, si es que así lo desearan. Esto
explicaría los puntajes altos en ítem en particular, y el resto de los ítems que componen el
factor del ámbito público.

59
Análisis de los puntajes obtenidos en el cuestionario de actitudes hacia la igualdad de
género de cada participante y los tests proyectivos

Agustina P: La integrante de la muestra obtuvo una puntuación media de 5,03. Se encuentra


entre las más bajas en comparación las otras integrantes de la muestra. En el dibujo de la
figura humana no se encuentran diferencias significativas en el grado de completud y
complejidad de las figuras, pero sí hay un mayor tamaño en el dibujo del hombre, y fue el
primero en dibujar. Estas características coinciden con la puntuación media obtenida, que
se encuentra por debajo de la media, por lo tanto presentaría actitudes menos igualitarias.

Clara G.: Obtuvo una puntuación media de 5,76, que se encuentra levemente por encima
de la media. En el dibujo de la figura humana ambos dibujos tienen poca integración, pero
no se encuentran diferencias entre uno y otro. Tanto el cuestionario como el dibujo indican
que presenta actitudes igualitarias hacia el género.

Rosario: Es la integrante de la muestra con la puntuación más baja en el CAIG. En el dibujo


de la figura humana la figura masculina es de mayor tamaño que la femenina, y contiene
detalles propios del hombre, no así de la mujer. El análisis intrafigura presenta diferencias
que indicarían actitudes menos igualitarias, lo que condice con la puntuación del CAIG.

Luz: Presenta una de las puntuaciones más altas del CAIG (6,6). En el DFH, ambas figuras
presentan una producción completa, y tienen buen grado de detalle. Por lo tanto, en ambos
instrumentos, la integrante de la muestra presenta actitudes igualitarias

Carmela: Obtuvo un puntaje alto en el cuestionario de actitudes hacia la igualdad de


género, de 6,2. En el DFH no presenta diferencias significativas entre una figura y otra,
presentan características similares en cuanto a la integración y el grado de detalle. Estas
características se correlacionan con el puntaje alto del CAIG, y presentan que la integrante
tiene actitudes igualitarias hacia el género.

Agustina S: En el CAIG obtuvo un puntaje de 5,47, levemente por debajo de la media. En


el dibujo presenta un trato diferencial en la figura de la mujer, en cuanto a la integración y
el detalle. En este caso, no hay una correlación entre los resultados de los instrumentos. Sin

60
embargo, la puntuación de 5,47 se encuentra cercano a la media, por lo tanto podríamos
pensar en que la integrante presenta actitudes igualitarias de todos modos.

Mercedes: Es la segunda puntuación más alta del CAIG (6,77). En el DFH presenta figuras
con una buena integración y grado de detalle. La figura del hombre es mayor que la de la
mujer, pero también tiene detalles propios de lo masculino. La figura de la mujer presenta
detalles propios de lo femenino. Están delimitados los géneros pero ambos tienen una
adecuada integración, complejidad y completud. Estos datos coinciden con los obtenidos en
el CAIG, de que la integrante presenta actitudes igualitarias.

Camila: Presenta una puntuación alta en el CAIG, de 6,23. En el DFH no se encuentran


diferencias interfigura, solo una diferencia de tamaño a favor de la mujer. Existe una
correlación entre la puntuación del CAIG y las características de la técnica proyectiva, que
llevan a concluir que Camila presenta actitudes igualitarias.

Victoria B: Obtuvo un puntaje de 5,6 en el CAIG, igual que la media. En el DFH la figura
de la mujer presenta una mejor integración y mayor grado de detalle que el hombre. El trato
diferencial hacia la mujer en el DFH podría verse como una cuestión compensatoria, de
enfatizar en la mujer para alcanzar al hombre, pensando en desigualdades impuestas de por
sí en la sociedad actual. Teniendo en cuenta esta lectura, podría pensarse que la participante
presenta actitudes igualitarias.

Virginia: Obtuvo un puntaje de 5,2, en el CAIG, que se encuentra por debajo de la media.
En el DFH ambas figuras presentan el mismo nivel de integración, pero la mujer presenta
mayor grado de detalle. Sin embargo, la primera figura en dibujar fue la del hombre. Estos
datos podrían coincidir con el bajo puntaje del CAIG, y concluir que Virginia presenta
actitudes menos igualitarias.

Celina: Presenta un puntaje de 5,93 en el CAIG, por encima de la media. No se encuentran


diferencias en las figuras del DFH, solo en el tamaño, en el que la de la mujer es un poco
mayor que la del hombre. Estos datos se correlacionan con el puntaje alto del CAIG, y
permiten inferir que la integrante presenta actitudes igualitarias.

61
Amparo: Obtiene un puntaje de 6 en el CAIG, por encima de la media. Las figuras del DFH
no presentan diferencias significativas entre una y otra, ambas están bien integradas y
presentan detalles. Los datos de ambos instrumentos condicen y permiten inferir que
Amparo presenta actitudes igualitarias.

María: Obtuvo el puntaje más alto del CAIG, de 6,87. No hay diferenciación entre la
integración de una figura y otra, si una pequeña diferencia en el grado de detalle de la
figura femenina para con la masculina. Estos datos condicen con el puntaje alto del CAIG e
indicarían que la integrante presenta actitudes igualitarias en cuanto al género.

Nicole: Obtuvo el segundo puntaje más bajo del CAIG (4,73). Ambas figuras presentan
detalle y una buena integración de las partes. Sin embargo, el primer dibujo fue el del
hombre. Este dato condice con el puntaje bajo del CAIG y permite inferir que la
participante tiene actitudes menos igualitarias que las otras integrantes de la muestra.

Clara A.: Obtuvo un puntaje de 5,03 en el CAIG, que se encuentra dentro de los más bajos,
lo que indicaría actitudes desigualitarias. No se encuentran diferencias significativas entre
las figuras del DFH, ambas presentan detalle y una buena integración de las partes. No hay
correlación entre los datos del CAIG y de la técnica proyectiva.

Victoria P: En el CAIG obtuvo un puntaje de 6, por encima de la media. En el DFH no


presenta diferencias significativas entre las figuras. El análisis interfigura y el puntaje del
CAIG condicen y llevan a inferir que la integrante presenta actitudes igualitarias.

Ángeles: Obtuvo un puntaje de 5,1 en el CAIG. En el DFH hay diferencias interfigura, en


la postura y tamaño, a favor del hombre. Los datos obtenidos de ambos instrumentos llevan
a inferir que Ángeles presenta actitudes desigualitarias hacia el género.

Delfina: Presenta una puntuación baja en el CAIG, de 4,97. En el DFH, la figura del
hombre es apenas mayor que la de la mujer. Más allá de eso, no presenta diferencias
significativas entre una y otra. Estos datos llevan a inferir que la integrante tiene actitudes
desigualitarias hacia el género.

Justina: Presenta una puntuación de 5,23 en el CAIG, que se encuentra por debajo de la
media. En el DFH ambas figuras se encuentran integradas, pero el hombre tiene un mayor

62
tamaño y musculatura. Los datos de ambos instrumentos se correlacionan y llevan a inferir
que la participante presenta actitudes menos igualitarias hacia el género.

Valentina: Obtuvo una puntuación de 5,13 en el CAIG, que se encuentra por debajo de la
media. En el DFH no se encuentran diferencias significativas entre una figura y otra, ambas
presentan un alto grado de detalle. Sin embargo, el dibujo presenta varios borrones y exceso
de detalle, por lo que podría pensarse en una cuestión de ansiedad en el momento de
realizar la técnica, relacionándolo con el encubrimiento de cuestiones menos igualitarias. Si
tenemos en cuenta estas cuestiones, se puede pensar en una correlación entre los resultados
del CAIG y el análisis interfigura del DFH.

63
3. CONCLUSIONES
3.1 Limitaciones y recomendaciones

A lo largo del proceso de investigación me he encontrado con limitaciones para la


realización del trabajo. Una de ellas fue el poco tiempo disponible para la realización del
trabajo. De haber tenido más tiempo hubiera podido acceder a una muestra más grande e
incorporar un grupo control de mujeres que hayan asistido a escuelas mixtas, y así dar una
respuesta más certera a la pregunta problema, de si la educación diferenciada tiene
implicancias en la formación de actitudes hacia la igualdad de género.

Otra limitación con la que me encontré fue la insuficiente sensibilidad de la técnica


cuantitativa. La igualdad de género es un tema controversial en la actualidad y el uso de
una técnica cuantitativa como lo es el CAIG, no es lo suficientemente sensible para captar
particularidades de las respuestas de los sujetos, o cuestiones encubiertas que son muy
comunes en temáticas de esta índole. Una de las consecuencias de la insensibilidad de la
técnica fue la dificultad para articular las técnicas proyectivas de algunas de las integrantes
de la muestra con los puntajes obtenidos en el cuestionario.

A partir de estas limitaciones, surge la consideración de realizar un nuevo trabajo de


investigación a futuro con mayor disponibilidad de tiempo, la incorporación de un grupo
control y de algún otro test proyectivo para suplir la poca sensibilidad de la técnica
cuantitativa.

64
3.2 CONCLUSIONES FINALES

A continuación, se realizará una síntesis de la articulación entre los conceptos


teóricos planteados a lo largo del desarrollo de la investigación junto con los datos
obtenidos en las entrevistas, el cuestionario de actitudes hacia la igualdad de género y el
test proyectivo de la figura humana, que han sido anteriormente relevados y analizados,
para poder elaborar así las conclusiones finales de este trabajo de investigación.

Para comenzar, los aspectos personales de los sujetos de la muestra demostraron


influir en sus actitudes hacia la igualdad de género. Estos datos se obtuvieron a partir de la
articulación entre la entrevista semidirigida y el Cuestionario de Actitudes hacia la Igualdad
de Género. Aspectos como las creencias religiosas y la presencia de miembros masculinos
en la familia influyen en sus actitudes, tornándolas más o menos igualitarias. Aquellas
mujeres que manifestaron tener hermanos varones obtuvieron un puntaje menor en el CAIG
que aquellas que no, por lo tanto, actitudes menos igualitarias. La familia es un agente
socializador primario del niño y la niña, así como la escuela, y es por eso que cumple un rol
fundamental en la enseñanza de valores, entre ellos, la construcción de la percepción de
género (Azorín Abellán, 2015). Teniendo en cuenta esto, resulta entendible que las
actitudes hacia la igualdad de género varíen según si estas mujeres fueron educadas en
presencia de un hombre en la casa, más allá del padre, o no.

En cuanto a las creencias religiosas, todas las participantes manifestaron haber sido
educadas en base a ellas, por haber asistido a un colegio católico. El 75% de ellas
manifiesta mantener esas creencias en la actualidad, y el restante 25% no. Existe una
diferencia entre los puntajes de estos dos grupos en todos los factores que componen el
CAIG, lo que indicaría que las mujeres que mantienen creencias religiosas en la actualidad
tienen actitudes menos igualitarias respecto al género que aquellas que no. Sin embargo, la
base religiosa está presente en todas ellas, es por eso que algunas cuestiones más
tradicionales que la Iglesia promueve están presentes en gran parte de las integrantes de la
muestra.

El factor del CAIG con la puntuación más baja es el de Sexualidad y Libertad


Personal, es decir, que en cuestiones relacionadas a las supuestas diferencias entre los

65
géneros en terrenos tales como los impulsos sexuales, la seguridad y la libertad personal, la
capacidad de acción y la toma de decisiones, las mujeres de la muestra presentan actitudes
desigualitarias con respecto al género. Podría pensarse en una relación entre este puntaje y
la situación actual de Argentina, si tenemos en cuenta los estudios de DerGhougassian, K.et
al. (2015), en los cuales se refleja el crecimiento de los índices de casos de violencia de
género en el país.

Por otro lado, el factor con la puntuación más alta es el del Ámbito Público, es decir
que en las cuestiones relacionadas a la capacitación y adecuación de cada uno de los sexos
en aspectos referidos al ámbito de lo público, las mujeres que integran la muestra presentan
actitudes más igualitarias con respecto al género. Dentro del ámbito público se encuentran
las cuestiones laborales. Estas temáticas han sido investigadas por varios autores en los
últimos años, tales como Phillips e Imhoff (1997), que hablaban de la ideología de género
tradicional en las mujeres y como esta se relacionaba con tener menores aspiraciones
profesionales y dar menos importancia a la carrera profesional propia. Siguiendo esta línea,
Mendoza Cota & García Bermúdez (2009) realizaron un estudio de discriminación salarial
en México en el cual se presentaban diferencias importantes entre los sueldos de mujeres y
hombres de un mismo puesto. Sin embargo, por la movilización que comenzó a mediados
del siglo XX respecto a los roles de hombres y mujeres, la participación femenina en el
mundo del trabajo y en funciones de mayor prestigio social ha estado en constante
crecimiento (Eagly, Wood y Johannesen-Schmidt, 2004). La lucha por los derechos de la
mujer en el ámbito laboral es una de las más impulsadas y de las que ha tenido mayor
alcance a nivel mundial. El puntaje alto que obtuvieron las integrantes de la muestra en el
factor relacionado a estos aspectos, puede deberse a estos avances.

Luego de realizar las investigaciones se puede afirmar que el objetivo general se ha


cumplido. Las actitudes de las mujeres integrantes de la muestra han sido descriptas a partir
del análisis del Cuestionario de Actitudes hacia la Igualdad de Género. Se describieron las
características de estas actitudes según los distintos dominios que componen el
cuestionario, y se realizó una articulación de las mismas con el marco teórico del presente
trabajo. En cuanto a los objetivos específicos, uno de ellos, que consistía en evaluar las
actitudes hacia la igualdad de género en mujeres de 22 y 23 años que hayan asistido a

66
colegios diferenciados, ha sido también cumplido de forma satisfactoria. Se realizó una
evaluación de estas actitudes a partir de los puntajes del cuestionario, tanto general como
individualmente, teniendo en cuenta también las variables que podían llegar a influir como
la religión, la estructura familiar y la presencia o ausencia de pareja. Con respecto al otro
objetivo específico del trabajo, que consistía en evaluar las actitudes de mujeres de 22 y 23
años de escuelas diferenciadas hacia el género femenino, masculino y la igualdad entre
ellos, no se considera cumplido de forma satisfactoria. El CAIG no mide específicamente la
actitud de la mujer hacia lo femenino y masculino, y al ser cuantitativo, algunos aspectos
más específicos pueden pasar por alto. En cuanto a la técnica proyectiva, que podría haber
dejado más datos para un análisis de la actitud específicamente hacia lo masculino y lo
femenino, la falta de tiempo imposibilitó la profundización en algunas cuestiones. Tal es el
caso de las integrantes de la muestra que presentaron puntajes bajos en el CAIG y sus
dibujos no parecían tener diferencias significativas uno de otro.

En cuanto al planteo de la pregunta del trabajo de investigación, de si la educación


diferenciada tiene o no implicancias en la formación de actitudes hacia la igualdad de
género, la respuesta se encuentra en los datos revelados y analizados. La educación
diferenciada trae de por sí características relacionadas a la burocracia del sistema educativo,
tales como el nivel socioeconómico de las familias de los alumnos, que puede venir
acompañado de un tradicionalismo que se transmite de generación en generación, y la base
religiosa que, al ser una cuestión de los orígenes de este tipo de escuelas, tienen la mayoría
de ellos. Como señalan los autores (Cooper, 2008) la escuela segregada era el escenario
óptimo para el entrenamiento religioso, como por ejemplo, la fomentación de la lectura de
la Biblia en las mujeres (Conway, 1974). En cuanto al nivel socioeconómico Smithers &
Robinson (1995) plantearon que los alumnos de escuelas diferenciadas tienen padres con
mayor cantidad de años de educación e ingresos más altos, y según Castañeda Abascal et
al. (1999), a mayor nivel socio-económico menores diferencias de género. Es decir, que el
contexto de la escuela diferenciada promueve la igualdad de género, porque las
participantes de la muestra obtuvieron puntajes altos. Algunas más que otras. La diferencia
está en las creencias religiosas. Para la Iglesia, la mujer se definía por el atributo de la
concepción de criaturas humanas, el instinto de maternidad le era circunstancial. Esto no

67
era una cuestión puramente religiosa, sino que estaba presente en casi todos los sectores
sociales. Al instituir como precepto moral la pertenencia de la mujer al hogar, a su rol de
madre o esposa, la Iglesia creía dignificar a quienes, de no ser por este precepto, estarían
indefensas en un mundo de hombres naturalmente mejor dotados (Acha, O., 2001).
Partiendo de esta base, a la mujer se le atribuyen estereotipos desfavorables. Se generaliza y
se habla de la mujer como creada para concebir vida cuando no es la meta final de todas las
mujeres, se la reduce a ser madre, cuando en la actualidad la mujer lucha por obtener los
mismos derechos que el hombre, por ejemplo, trabajar y ganar el mismo sueldo. A partir de
estas teorizaciones y los datos obtenidos en la investigación se concluye que el contexto de
la escuela diferenciada podría favorecer la igualdad de género, pero al seguir modelos
religiosos y tradicionales, no llega a aprovechar la cuestión del ámbito femenino para así
fomentar la igualdad de derechos de las mujeres.

68
4. BIBLIOGRAFÍA
 Abellán, C. M. (2017). Actitudes hacia la igualdad de género en una muestra de
estudiantes de Murcia. Revista Complutense de Educación, 28(1), 45-60.
 Acha, O. (2011). Las percepciones de género según el catolicismo argentino
plasmadas en Criterio (1928-1 943). Signos Históricos, 5, 141-173. 
 Alcalay, L., & Milicic, N. (1996). Valorando las diferencias, busquemos la
igualdad. Santiago de Chile, Chile: MINEDUC.
 Arnold, A. P. (2010). Promoting the understanding of sex differences to enhance
equity and excellence in biomedical science. Biology of Sex Differences, 1(1), 1-3
 Basu, S., Zuo, X., Lou, C., Acharya, R., & Lundgren, R. (2017). Learning to Be
Gendered: Gender Socialization in Early Adolescence Among Urban Poor in Delhi,
India, and Shanghai, China. Journal of Adolescent Health, 61(4), 24-29
 Beall y R. J. Sternberg (Eds.), The psychology of gender (pp. 269- 295). New York:
The Guilford Press.
 Bem, S.L. (197). Bem Sex Role Inventary. Journal of Consulting and Clinical
Psychology, 42, 155-162.
 Bigler, R. S., Hayes, A. R., & Liben, L. S. (2014). Analysis and Evaluation of the
Rationales for Single-Sex Schooling. Advances in Child Development and
Behavior, 47, 225-260.
 Binimelis, A., Blázquez, M., & Hernández, H. (1992). Análisis de roles y
estereotipos sexuales en los textos escolares chilenos. Santiago de Chile, Chile:
SERNAM.
 Bracamonte E, G. y Rojas C. (1996): La representación social del ser adolescente
hombre en profesores y profesoras de enseñanza media. Tesis para optar al título de
Psicólogo, Universidad Santo Tomás, Santiago de Chile.
 Bradley, R. H., & Corwyn, R. F. (2002). Socioeconomic status and child
development. Annual Review of Psychology, 53, 371–399.
 Brophy, J., & Good, T. (1974). Teacher-student relationships: Causes and
consequences. New York: Holt, Rinehart & Winston
 Butler, J. 1997. “Sujetos de sexo / género / deseo”. Feminaria. 19

69
 Capdevilla, R., Vendrell, R., & Bilbao La Vieja, G. (2014). La evaluación de la
equidad de género en Educación Infantil: estudio paralelo en el Departamento de La
Paz (Bolivia) y en la Comunidad Autónoma de Cataluña (España). Revista
Iberoamericana de Evaluación educativa, 7(1), 63-77.
 Castañeda Abascal, I., Astraín Rodríguez, M. E., Martínez Rodríguez, V., & Artiles
Bisval, L. (1999). Indicador sintético para medir diferencias de género. Revista
Cubana de Salud Pública, 25(1), 1-17.
 Castillo, M. y Gamboa, R. (2013). La vinculación de la educación y género.
Actualidades Investigativas en Educación, 13(1), 1-16.
 Cervini, R., Dari, N., & Quiroz, S. (2015). Género y rendimiento escolar en
América Latina. Los datos del SERCE en matemática y literatura. Revista Ibero-
americana de Educação, 68(1), 99-116.
 Chadwell, D. (2010a). A gendered choice: Designing and implementing single-sex
programs and schools. Thousand Oaks, CA: Corwin.
 Chadwell, D. (2010b). Single-gender classes can respond to the needs of boys and
girls. ASCD Express
 Conway, J. K. (1974). Reinterpreting women’s education. History of Education
Quarterly, 14, 1–12.
 Cooper, A. C., & Sánchez, B. (2016). The Roles of Racial Discrimination, Cultural
Mistrust, and Gender in Latina/o Youth's School Attitudes and Academic
Achievement. Journal of Research on Adolescence, 26(4), 1036-1047
 Cooper, B. S. (2008). Single sex parochial schools: Why or why not. In F.
Spielhagen (Ed.), Debating single-sex education: Separate and equal?. Lanham,
MD: Rowman & Littlefield Education
 Crawford, M. (1995). Talking diference. On gender and language. London: Sage
Publications.
 De Barbieri, T. (1993). Sobre la categoría género. Una introducción teórico-
metodológica. Debates en Sociología, 18, 149-150.
 Deaux, K. (1985). Sex and gender. Annual Review of Psychology, 36.49-81.
 DeBare, I. (2004). Where girls come first: The rise, fall, and surprising revival of
girls’ schools. New York: Penguin

70
 DerGhougassian, K., Otamendi, A., & Fleitas Ortíz de Rosas, D. (2016). Violencia
íntima, femicidios y armas de fuego en Argentina. Revista Latinoamericana de
Estudios de Seguridad, 17, 11-35.
 Díaz de Greñu Domingo, S., & Martínez, R. A. (2018). Estereotipos del profesorado
en torno al género y a la orientación sexual. Revista Electrónica Interuniversitaria
de Formación del Profesorado, 20(1), 219-232.
 Eagly, A. H., Wood, W., y Johannesen-Schmidt, M. C. (2004). Social role theory of
sex differences and similarities: Implications for the partner preferences of women
and men. En A. H. Eagly, A. E
 Education Amendments of 1972. (1972). 20 U.S.C. 1681 (Title IX).
 Edwards, V. (1993): Prácticas educativas y discriminación de género en la
enseñanza media, Santiago de Chile, Chile: Piie
 Eliashev, Tomás (2013). “Violencia degenerada”. Veintitrés 738: 80-82.
 Espín, J. V. (2006). El sexismo en la publicidad: lectura crítica desde una educación
para la equidad de género. En M. A. Rebollo (Coord.), Género e interculturalidad:
educar para la igualdad, pp. 57-84. Madrid: La Muralla, S.A.
 Fabes, R. A., Pahlke, E., Borders, A. Z., & Galligan, K. (2015). US principals’
attitudes about and experiences with single-sex schooling. Educational
Studies, 41(3), 293-311
 Fischer, E. M., Reuber, A. R., & Dyke, L. S. (1993). A theoretical overview and
extension of research on sex, gender, and entrepreneurship. Journal of Business
Venturing, 8(2), 151-168.
 Flores Bernal, R. (2005). Violencia de genero en la escuela: Sus efectos en la
identidad, en la autoestima y en el proyecto de vida. Revista iberoamericana de
educación, 038, 67-86.
 Formiga, N. (2006). A orientação valorativa na manutenção do preconceito
feminino: Consistência correlacional entre os valores humanos e sexismo
ambivalente. Psicologia Argumento, Curitiba, 24(47), 49-59.
 Friedman, S. R., & Weissbrod, S. C. (2005). Work and Family Commitment and
Decision Making Status Among Emerging Adults. Sex Roles, 53(5), 317 –324.

71
 García-Pérez, R., Ruiz-Pinto, E., & Rebollo-Catalán, A. (2016). Preferencias
relacionales de género en el contexto escolar: Una nueva medida para el diagnóstico
de relaciones de género en educación. RELIEVE, 22(1), 1-22
 Glick, P. y Fiske, S. T. (1996). The Ambivalent Sexism Inventory: Differentiating
hostile and benevolent sexism. Journal of Personality and Social Psychology, 70,
491-512.
 Glick, P. y Fiske, S. T. (2001). Ambivalent sexism. En M. P. Zanna (Ed.), Advances
in experimental social psychology (pp. 115- 188). San Diego: Academic Press
 Gray, V. (1973). Innovation in the states: A diffusion study. American Political
Science Review, 67, 1174–1185.
 Gurian, M., Henley, P., & Trueman, T. (2001). Boys and girls learn differently!.
San Francisco, CA: Jossey-Bass.
 Gutek, K. A., Searle, A. A., & Klepa, H. O. (1991). Work‐family roleconflict:
Evaluation study. Journal of Social Work, 16(3), 88‐96.
 Hansot, E., & Tyack, D. (1988). Gender in American schools: Thinking
institutionally. Journal of Women in Culture and Society, 13, 741–760.
 Kågesten, A., Gibss, S., Blum, R. W. M., Moreau, C., Chandra-Mouli, V., Herbert,
A., & Amin, A. (2016). Understanding Factors that Shape Gender Attitudes in Early
Adolescence Globally: A Mixed-Methods Systematic Review. PloS One, 0(0), 1-
36. 
 Lamas, M. (2000). Diferencias de sexo, género y diferencia sexual. Cuicuilco,
7(018), 2-22.
 Lamas, M. (2002). Cuerpo: diferencia sexual y género. Madrid, España: Aguilar.
 Lamas, M. (2013). El género: la construcción cultural de la diferencia sexual.
México DF, México: MA Porrúa.
 Liben, L. S. (2014). Probability values and human values in evaluating single-sex
education. Invited commentary, Sex Roles, under review.
 López-Zafra, E., & López-Sáez, M. (2001). Por qué las mujeres se consideran más o
menos femeninas y los hombres más o menos masculinos. Explicaciones sobre su
autoconcepto de identidad de género. Revista de Psicología Social, 16(2), 193-207.
doi:10.1174
72
 Mael, F. A. (1998). Single-sex and coeducational schooling: Relationships to
socioemotional and academic development. Review of Educational Research, 68,
101–129.
 Manago, A. M. (2015). Values for gender roles and relations among high school
and non-high school adolescents in a Maya community in Chiapas,
México. International Journal of Psychology, 50(1), 20-28. 
 Marsh, H. W., Antill, J. K., & Cunningham, J. D. (1989). Masculinity and
Femininity: A Bipolar Construct and Independent Constructs. Journal of
Personality, 57(3), 625-663. doi:10.1111
 Martínez Benlloch, I. & Bonilla Campos, A. (2000). Sistema sexo/género,
identidades y construcción de la subjetividad. Vakncia: Publicacions de'la
Universitat de Valencia.
 Matthews, J. S., Ponitz, C. C., & Morrison, F. J. (2009). Early gender differences in
selfregulation and academic achievement. Journal of Educational Psychology, 3,
689–704.
 Mendoza Cota, J. E., & García Bermúdez, K. J. (2009). Discriminación salarial por
género en México. Prob. Des., 40(156), 1-3.
 Monaghan, E. J. (1988). Literacy instruction and gender in Colonial New England.
American Quarterly, 40, 18–41.
 Moya, M., Páez, D., Glick, P., Fernández Sedano, I., & Poeschl, G. (2001).
Sexismo, masculinidad-feminidad y factores culturales. Revista Electrónica de
Motivación y Emoción, 4, 8-9.
 Moya, M., Expósito, F., Rodríguez-Bailón, R., Glick, P. y Páez, D. (2002). Sexismo
ambivalente en España y Latinoamérica. SOCIOTAM, Revista Internacional de
Ciencias Sociales y Humanidades, 12, 139- 167
 Noor, N. M. (2003). Work- and family-role experiences, work-family conflict and
women’s well-being: Some observations. Community, Work & Family, 6, 297–319.
 Padilla, M. y Gómez, J. (2014). Análisis discursivo de la construcción y
deconstrucción de la equidad: un estudio de caso para su aplicación en el ámbito de
la educación para la igualdad. International Journal of Educational Research and
Innovation, 1, 14-28.

73
 Pahlke, E., Hyde, J. S., & Allison, C. M. (2014). The Effects of Single-Sex
Compared With Coeducational Schooling on Students' Performance and Attitudes:
A Meta-Analysis. Psychological Bulletin, 140(4), 1042-1072.
 Pallarés, M. (2012). La cultura de género en la actualidad: actitudes del colectivo
adolescente hacia la igualdad. Tendencias Pedagógicas, 19, 189-209.
 Pastor Carballo, R. y Martínez Benlloch, I. (1991). Roles de género: Aspectos
psicológicos de las relaciones entre los sexos. lnvestigaciones Psicológicas, 9, 117-
143. Madrid: Universidad Complutense.
 Pronin, E., Steele, C. M., & Ross, L. (2004). Identity bifurcation in response to
stereotype threat: Women and mathematics. Journal of Experimental Social
Psychology, 40, 152–168.
 Riordan, C. (2002). What do we know about the effects of single-sex schools in the
private sector? Implications for public schools. In A. Datnow, & L. Hubbard (Eds.),
Gender in policy and practice: Perspectives on single-sex and coeducational
schooling (pp. 10–30). New York: Routledge Falmer.
 Rocha-Sánchez, T., & Díaz-Loving, R. (2005). Cultura de género: La brecha
ideológica entre hombres y mujeres. Anales de Psicología, 21(1), 42-49.
 Rodríguez, Fernando (2012). “Femicidio: puertas adentro, la violencia eligió a las
mujeres”. La Nación (Argentina), 23 de diciembre-
 Rodríguez Navarro, A., & Arvayo Fierro, K. (2015). Roles de género, interacción
verbal y tolerancia que presentan alumnos(as) en educación
primaria. REDHECS, 19(1), 7-31
 Rubin, G. (1986). "El tráfico de mujeres. Notas para una 'economía política del
género". Nueva Antropología, 8(30), 96-115
 Salomone, R. C. (2006). Single-sex programs: Resolving the research conundrum.
Teachers College Record, 4, 778–802.
 Sánchez, R., León, C., Martínez-Ferrer, B., & Moreno, D. (2015). Adolescentes
agresores en la escuela. Un análisis desde la perspectiva de género. Instituto
Universitario de Investigación de Estudios de Género, 25, 111-131.
 Sax, L. (2005). Why gender matters. New York: Doubleday

74
 Scott, J. W. (1986). Gender: a Useful Category of Historical Analysis. The
American Historical Review, 95(5), 1053-1075.
 Smithers, A., & Robinson, P. (1995). Coeducational and single-sex schooling.
Manchester: Centre for Education and Employment Research.
 Sola, A. De, Martínez Benlloch, I., & Meliá Navarro, J. L. (2003). El cuestionario
de actitudes hacia la igualdad de géneros(CAIG). Universitat de Barcelona, 34(1),
101-123
 Stanworth, M. (1981). Gender and schooling: A study of sexual divisions in the
classroom. Londres, Inglaterra: Hutchinson.
 Steele, C. M. (1997). A threat in the air: How stereotypes shape intellectual identity
and performance. American Psychologist, 52, 613–629.
 Stromquist, N. (1995). Gender dimensions in education in Latin America.
INTERAMER, OEA (Serie Educativa), 0, 200-218.
 Swim, J. K. y Hyers, L. L. (2009). Sexism. En T. D. Nelson (Ed.), Handbook of
prejudice, stereotyping and discrimination (pp. 407- 430). New York, NY:
Psychology Press - Taylor & Francis Group, LLC.
 Tyack, D., & Hansot, E. (1990). Learning together: A history of coeducation in
American public schools. New Haven, CT: Yale University Press.
 UNESCO. (2012). Atlas Mundial para la Igualdad de Género en la Educación.
París: UNESCO
 Ungaretti, J., & Etchezahar, E. (2013). Gender Role Ideology according to Sex,
Acceptance of Women’s Rights and Gay Marriage. International Journal of
Humanities and Social Science, 3(15), 40-43.
 Updegraff, K. A., McHale, S. M., Zeiders, K. H., Umaña-Taylor, A. J., Pérez-
Brena, N. J., Wheeler, L. A., & Rodríguez de Jesús, S. A. (2014). Mexican-
American adolescents' gender role attitude development: the role of adolescents'
gender and nativity and parents' gender role attitudes. Journal of youth and
adolescence, 43(12), 2041-2053.
 Valera, L., & Paterna, C. (2016). Ideología de género en el alumnado de Educación
Infantil. Asociación Científica de Psicología y Educación (ACIPE), 0, 2627-2635

75
 Venegas, M. (2010). La igualdad de género en la escuela. Revista de la Asociación
de Sociología de la Educación, 3(3), 388-402.

76
Universidad del Salvador: Facultad de Psicología y
Psicopedagogía

Trabajo de Integración final

5. ANEXO

“La educación diferenciada y sus implicancias en


la formación de actitudes hacia la igualdad de
género”

Composición de la cátedra:
Profesora Titular: Dra. Marta Guberman
Profesor Tutor: Dra. Marta Guberman
Lic. Estrella Vidal
Alumna: Sofía Guevara
E-Mail: sofiguevara_10@hotmail.com
Entrega Final: 11 de junio del 2018

77

También podría gustarte