Está en la página 1de 2

Mi ensayo sobre Warma Kuyay.

Un autor muy famoso del Perú, con una desgarradora historia de origen, y
exitosa carrera como escritor, hizo una de las obras mas hermosas a mi punto
de vista y seguro que a muchos mas les gustara. Esta obra titulada “Warma
Kuyay” (Amor de niño) tiene una corta duración, pero el modo de narrar este
relato, hace que empaticemos con el protagonista, llamado Ernesto, sobrino de
los dueños de la hacienda de Viseca, el lugar de los acontecimientos.

Este niño estaba enamorado de una hermosa joven llamada Justina, pero ella
ya amaba a otra persona, “El Kutu”

Nuestro protagonista intenta ganarse el corazón de la bella Justina con


palabras lindas -” ¡Justina! ¡hay,Justinita! ¡Justinay,te pareces a las
torcazas de sausiyock!” pero ella solo lo ignora, porque piensa que es una
broma, al pensar que el pequeño Ernesto no sabe nada del amor – (“No es
necesario ser sabio, sacerdote o profesor para entender que es el amor” –
Marcelo Motta – Fin del tiempo)

En la hacienda, vivía un hombre al que todos temían. El patrón tiránico e injusto


Don Froylan.

En una conversación entre el Kutu y el pequeño niño Ernesto, que el patrón


Don Froylan abuso de Justina, una noticia degarradora para el niño Ernesto, el
cual llora de impotencia.

El Kutu había encontrado forma de vengarse de Don Froylan, y era pegando a


los becerritos. Al principio el niño Ernesto apoyaba esta idea, pero al
acompañar a el Kutu a darle ese escarmiento a los inocentes becerros, le dijo
que matara a don Froylan porque era un hombre malo y que no merecía vivir,
no es necesario hacer pagar a esos becerros. Pero Kutu se negó, diciendo que
el era “endio” y que no iba a poder contra Don Froylan; Pero le pidia al niño
Ernesto que cuando este creciera fuera “abugau” y hundiera al amo.

Ernesto le increpó a Kutu de Cobarde por no aceptar la propuesta y


salvaguardar el honor de su enamorada Justina, diciéndole “Tienes sangre de
mujer”.
Pero una vez el niño Ernesto arrepentido de tan cruel golpiza que había
permitido por parte de kutu contra esos becerritos, corrió al corral y abrazando
al que ese día había sufrido la paliza, le pidió perdón, mientras el becerrito lo
miraba dulcemente y sin saber por qué había sufrido tan sangrienta golpiza.
Luego le increpó a Kutu de cobarde y asesino de animales, mas kutu al no
soportar tan humillante hecho, decidió marcharse de la hacienda por que no
podía vivir siendo tildado de cobarde y no teniendo el valor para para afrontar a
su amo y haber defraudado su amada india Justina.

Ernesto se quedó junto a Justina, sabiendo que ella no podría amarlo por ser
un niño. Al final Ernesto es llevado a otro lugar, donde recordaba ya de adulto y
con mucha melancolía a su warma kuyay - “amor de niño”.

Sin duda una muy corta obra maestra que nos deja con un amargo sabor de
boca y con un sentimiento de vacio.

La razón por la que se empatiza mucho con el joven Ernesto es porque todos
de pequeños tuvimos un “Warma Kuyay” como un Amor platónico, que por mas
que intentemos, sabíamos que no lograríamos alcanzarlo, como nadar en
contra de un rio, al final nos cansamos y solo nos dejamos arrastrar, sin poder
hacer nada al respecto, con tristeza aceptamos que no vale la pena luchar.
Nuestro autor – José María Arguedas, baso parte de su dura niñez en esta
obra escrita en 1933. 36 años después, Arguedas se suicidó, dejándonos este
y muchas mas obras como forma de rememorarlo.

También podría gustarte