Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El NIÑO
PROTESTÓN
Aunque Isidoro hacía todo lo que tenía que hacer, no paraba de protestar. Con
el tiempo, el muchacho no hacía otra cosa que quejarse. Eso hizo que todos sus
hermanos estuvieran todo el día de mal humor, porque si hay algo que
consigue estropear el día a cualquiera es tener a alguien protestando por todo
desde que te despiertas hasta que te vas a dormir.
-Me parece bien, abuela -dijo Isidoro-. Vendré a verte de vez en cuando.
Isidoro se mudó a casa de aquel señor pensando que se habrían acabado por
fin sus problemas. Cuando llegó a su casa, el señor le dijo:
-No me importa -dijo el niño-. Resulta que trabajar es muy divertido. Y si eso
me permite estar con vosotros, mucho mejor.