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“La Fuente de

Curso
las Mujeres”
Entre el dominio
“Formación en Estudios
de Género y y la autonomía
Derechos Humanos
desde la Perspectiva de
Género”
Módulo:

Género, Mujeres y Pobreza

Docente:

Msc. Odett Leytón Delgado

Ficha del Documental


Discente:
Título original: La Source des Femmes
Msc. Armando Enrique Sánchez Año: 2011 Idiomas: Francés - Árabe
Bermúdez Dirección y producción: Radu Mihăileanu
Personajes: Leïla Bekhti como Leila.
Ensayo de Opinión Hafsia Herzi como Loubna Esmeralda.
Malek Akhmiss como Soufiane.
Saad Tsouli como Mohamed.
Saleh Bakri como Sami.
Managua, 19 de enero de 2018 Hiam Abbass como Fátima.

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“La Fuente de las Mujeres”
Entre el dominio y la autonomía
¿Quién escuchará tus voces, mujer fuente, cantaora
potente, para que fluya libre
la energía interior, esa que tu voz insinúa, esa que anuncia
lo imposible?
(Canto de las mujeres. La Source des Femmes. Francia, 2011)
Introducción

Las primeras escenas del film francés “La Fuente de las Mujeres” (2011) dan la impresión
de remontarnos a otras épocas antiguas en un lejano pueblo de oriente. Pero la verdad es
que es actual. Son escenas de la vida cotidiana de muchos pueblos, incluyendo nuestros
pueblos latinos donde, en muchas comunidades campesinas, se reproduce una y otra vez
el mismo esquema patriarcal, que ponen indudablemente a las mujeres en una posición de
dominio con respecto al poder que ejercen los hombres; no solamente en las relaciones
sociales, económicas, políticas y religiosas, sino en lo privado, en lo íntimo.

En este corto ensayo pretendo identificar algunos factores que limitan la autonomía de las
mujeres, en confrontación con esa lucha dialéctica que libran las mujeres día a día en todos
los rincones del globo, para superar con el poder de su esencia, de su ser mujeres, esos
factores de dominio y violencia.

Sinopsis

La historia se despliega en un pueblo que podría estar en cualquier lugar del Magreb, donde
se origina un conflicto a nivel de enfrentamiento mujeres – hombres. En esa remota aldea
en mitad de un campo, sin transporte, sin contacto con el exterior, lejos de ríos o lagos, las
mujeres tienen como obligación desplazarse a lo alto de una montaña para traer agua a sus
casas, ellas no saben lo que ocurre más allá del umbral de sus hogares, manteniendo una
relación de sumisión total de la mujer con respecto al hombre, formas arcaicas de una
sociedad, paralelas a lo que está instituido aún en la actualidad. Pero una mujer joven, Leila
llama la atención de toda la comunidad femenina, Leila sabe leer y escribir y conoce otras
formas de vida más dignas. Una a una van sumándose al coraje de Leila y a la reivindicación,
la mayoría de mujeres son casadas; fácil es imaginarse la reacción de los hombres, esto es
un peso aplastante para el conjunto de mujeres, pero siguen dispuestas a agotar sus
posibilidades. La única arma con que cuentan es el amor, el sexo, todas están de acuerdo
en no satisfacer los anhelos amorosos de sus maridos, hasta que ellos no logren canalizar el
agua al poblado.

El dominio masculino

Trasladar agua, alimentos o recursos para la subsistencia familiar es tarea muy dura. No
solamente en el contexto cultural del documental, sino en cualquier cultura. En nuestro

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país, nuestras campesinas realizan esas tareas como parte de sus funciones en el hogar.
Esas son funciones asignadas por generaciones como parte de un esquema patriarcal de
dominio y no necesariamente de distribución de las tareas. Es una tarea pesada en todos
los sentidos. No solo pesan los baldes en sus hombros, tropezando en las piedras de los
caminos tortuosos. Pesa también la sensación de profunda injusticia que ellas sienten y que
se refleja en sus caras cuando emprenden la diaria jornada en busca del agua.

Es evidente que estas obligaciones


tradicionales, ya no tienen sentido en una
época de acueductos, de libertad, de
igualdad. Pero los hombres de este film, que
antiguamente salían a cazar, a trabajar en los
campos, a participar en caravanas
comerciales, se han vuelto cómodos,
dependientes del gobierno, en espera del
subsidio o del dinero del turista visitante que
viene a ver las danzas de las mujeres: se pasan
el día fumando, conversando, chismorreando.
Las mujeres deben cocinar, mantener el
hogar, soportar el mal genio y alguna golpiza ocasional de sus hombres y dar satisfacción
nocturna a sus modernos dueños… hasta que los aires de libertad soplan y perturban las
serenas calmas machistas con una huelga de amor.

El agua es relacionada con las tareas hogareñas, y de allí la asignación a las mujeres, quienes
quedan a cargo de las mismas. Así es la tradición en dicho pueblo, en dicha religión, y así se
ha perpetuado por generaciones. Pero el traslado de este líquido vital se convierte en un
factor de dominio, ya que liberarlas de esta esclavitud significaría que las mujeres tomarían
ventajas sobre los hombres. El poder religioso asienta y perpetúa este esquema.

En efecto, el Imam (líder religioso) dice: “Ellas


son más útiles en el hogar como sus madres,
después querrán estudiar, querrán ir a la
universidad, y si van a la universidad… ¿quién
va a pagar la matrícula?” Irónicamente, el
funcionario público ante la solicitud del
acueducto para el pueblo, argumenta: “Si el
gobierno subsidia el agua, luego las mujeres
querrán lavadora, y por lo tanto luz eléctrica…y
de ahí en adelante… ¿quién las detienen?”

Otro aspecto que aparece transversalmente en el film plantea “el oficio de parir” como una
obligación ineludible de las mujeres. En este esquema patriarcal, la mujer que no pare, no
es mujer. Además, la mujer debe ser virgen antes del matrimonio, y si no lo es, aparece
degradada en condición de prostituta. A su vez, ya consumado el matrimonio, se presenta

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en el film también la degradación de la mujer. Estos son los lugares en que se intenta alojar
a aquella, lugares posibles del guion, lugares también posibles para dominar el goce
femenino.

Son esas condiciones de pobreza, asignación de tareas en el hogar, falta de acceso a la


educación, obediencia absoluta al hombre, hasta el punto de justificar la violencia física
como una “obra de amor” bendecida por creencias religiosas, entre otras, las que limitan
el desarrollo de las mujeres. Pero llega un punto en que la trama devela lo que muchos
callan: el dominio en lo íntimo. La mujer sirve y satisface al hombre sexualmente. Ella no
importa para nada. Ella no cuenta. Ella debe tener los hijos que vengan aunque en ello se
les vaya literalmente la vida. Si ellas ya nos les sirven sexualmente a los hombres, se justifica
religiosamente que vengan otras mujeres a suplantarlas.

Cuando las mujeres se dan cuenta de todos estos factores, y toman conciencia de su
sometimiento, entonces reaccionan. El poder fálico del hombre empieza a tambalear. Es su
propio talón de Aquiles!

La autonomía femenina

Luego de aquellos sucesos, una escena


permite mostrar cómo la “huelga de amor”
o de “sexo” no se agota en los fines de los
cuales ha sido concebida, hay allí un acto de
resistencia que grita libertad. Sami le
pregunta una noche a Leila, “¿Qué quieres?
¿El agua? O ¿Quieres poner en duda la
tradición?”, y Leila se dirige a él con la
siguiente pregunta, “¿Qué es una mujer?
¿Qué es una mujer para ustedes los
hombres?” Como se ve, aquí no se trata de la dimensión moral, sino de un posicionamiento
frente a lo que la mujer considera “su” derecho, desde su esencia de mujer, se trata allí de
lo no realizado. Ante la pregunta por el agua, por la tradición, Leila responde con la pregunta
por el enigma de la femineidad. De aquí lo que la mujer debe hacer, y lo que la mujer deber
ser, pero esto no puede abarcar, ni agotar el campo del deseo, y el campo del goce. Después
de aquella pregunta de Sami, Leila dirá “existo”. Esta es la dimensión que se despliega
entre el dominio y la autonomía.

Ya hemos mencionado sobre el papel de las mujeres con respecto a la procreación. Leila
mantuvo una relación previa al matrimonio con Sami, por eso el cambio de estatuto de la
huelga, acto que se entrama con aquel acontecimiento. Surge la dimensión subjetiva en
relación a los mandatos que le preceden, a aquellos dos lugares que se presentan como
únicos, universo en apariencia total. Leila no se situará en aquel universo binario, producirá
un acto, una creación y se plantea una dimensión ética: ¿la mujer debe parir todos los hijos

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que vengan como producto de su función reproductiva o los hijos deben ser fruto de una
relación basada en el amor y el respecto entre hombre y mujer?

Continuando con la película, tras la declaración en medio de la noche a Sami, la huelga de


amor se ve alterada. Leila dirá, “ahora empieza la acción”. Comienza a realizar acciones
diferentes, ya no es solo no tener relaciones sexuales, hace manifestaciones en el café (en
donde la mirada está en Sami), e incluso discute sobre el Corán con el Imam, argumentando
que su lectura son solo interpretaciones, y que ella contra-argumenta con una genialidad
ingenua y a la vez aguda. La “huelga de amor” se percibe enlazada a su esposo. Esto llevará
al desenlace final de la película, expresión máxima de la huelga, donde intentarán
presentarla con cantos, en la “Fiesta de la cosecha de la región”.

Poco a poco, en ese hacerse conscientes de las relaciones injustas de poder y dominación
de los hombres, ellas sienten su cuerpo como territorio propio y como instrumento de
lucha hacia el control que los hombres ejercen sobre ellas. Esta decisión les traerá sin duda
problemas con los hombres y también con algunas otras mujeres que no entienden el
enfrentamiento y la oposición a lo establecido culturalmente.

Y es que ya sabemos lo difícil que puede resultar ir contra lo establecido, en vez de quedarse
en el sitio donde ha sido puesta, pero también está ese poder de concienciación que
podemos trasmitir a través de argumentos y actos.

Leila se da cuenta de que necesita reivindicar más allá del tema del agua y comienza una
verdadera campaña para alcanzar la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, tal y
como reconoce el Corán.
Dios, Enaltecido sea, dice en el Sagrado Corán:
“¡Oh humanos! Temed a vuestro Señor Quien os
ha creado a partir de un solo ser, del que creó a
su esposa e hizo descender de ambos muchos
hombres y mujeres”. (4:1)
Y dice:
“¿Acaso cree el hombre que se lo dejará actuar a
su antojo, sin que le sean impuestos límites ni sea
cuestionado por ello? ¿No fue una gota de
esperma eyaculada? ¿Y luego un coágulo? Dios lo creó y le dio forma armoniosa. Y creó
a partir de él la pareja: hombre y mujer. ¿Acaso Quién tiene poder sobre todas las cosas
no es capaz de resucitar a los muertos?”. (75:36-40)
Dios ilustra en estos versos que Él ha creado a ambos sexos de una misma fuente. Dios es
la fuente. No hay diferencia entre los sexos en cuanto a las cualidades humanas y cada uno
es un complemento del otro y de la otra, como dos géneros de la misma especie. El Islam
abolió y derogó todas las leyes previas que eran injustas y que consideraban a la mujer de
naturaleza inferior.

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Y es que en La fuente de las Mujeres se produce una reivindicación feminista trasgresora
del sistema patriarcal más radicalizado que otorga siempre menos derechos a las mujeres,
y en demasiados casos, nulos derechos frente a los privilegios de los hombres. Se evidencia
una vez más que en muchos territorios en el planeta se mantiene a las mujeres sometidas,
reprimidas, analfabetas, explotadas y esclavizadas.

Pero las mujeres se alzan, una vez más, en pie de lucha pacífica y se mantienen firmes
demostrando que son capaces de lo que se propongan, porque saben que sólo
rebelándose van a conquistar sus derechos negados y conseguir ser por fin respetadas
como personas por los hombres que les tienen sometidas. Y ser así dueñas sujetas de sus
propias vidas sin perder nunca la alegría.

“La mujer es un pájaro que anuncia el amanecer.


Es la energía que hace avanzar el tiempo.
¿No hay agua en el pueblo?
¡Las mujeres estamos de huelga!”
(Canción que cantan las mujeres a los hombres en La fuente de las Mujeres)

A modo de Conclusión

El agua fluye para que la vida viva. Somos agua todos los seres vivos y sin ella nuestra
existencia no sería más que el sueño de algún creador innominado. El sol, el que todo lo
mueve en la tierra, es la fuente de energía que impulsa el agua por los ciclos de los ciclos,
desde el mar hasta las nubes y las montañas, para que los seres vivos la veamos correr y
fluir, para que así pueda penetrar hasta nuestras entrañas celulares y convertirse en poesía
viviente. La mujer, la esencia femenina de la existencia humana, es la fuente concreta de
la vida humana. Ella es el sol y el agua, la energía y la realidad de la hasta ahora interminable
cadena de hombres y mujeres. El canto y la palabra son las fuentes de la alegría humana, lo
que nos da una vitalidad singular, son las fuentes de la comunicación, esa herramienta
maravillosa que se han inventado los humanos para expresar sus ideales, sus sueños, para
que vuele el espíritu hasta las alturas.

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