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Tras haber saltado hacia el vacío, Castaneda ha vivido solo, por primera
vez, el encuentro con el nagual y relata que su "racimo" se reagrupó 17
veces. Después de un tiempo regresa a México a buscar a los otros
aprendices para intercambiar experiencias. Sabe que ya no podrá ver a su
maestro Don Juan, ni a su benefactor Don Genaro; tendrá que cumplir con
la tarea que el poder le designó, pero primero deberá "recordar" las
enseñanzas de la "consciencia acrecentada": tendrá que trabajar con su
grupo y convertirse en nagual.
Castaneda intuye que sabe, pero tiene que hacer un esfuerzo descomunal
para recordar y poder "ensamblar" toda la enseñanza. Es interesante
subrayar que en este libro empieza a manifestarse con mayor nitidez la
presencia del mundo prehispánico en las enseñanzas. La Toltequidad, a
través de este libro y los siguientes, ocupará un lugar más visible y no
quedará, como en las otras, como una vaga insinuación. Por otra parte,
Castaneda encontrará a su grupo; anteriormente apenas lo conocía. Don
Juan había sido muy cuidadoso de que no se diesen profundas relaciones
de amistad entre los demás aprendices y Castaneda; para lograrlo, siempre
los mantuvo envueltos en un hálito de misterio. Castaneda suponía que
unos eran aprendices y otros parientes. En este libro nos demostrará cómo
se enfrentó a ellos como parte de las instrucción de Don Juan y cómo logró
Convertirse en el nagual del grupo y, al ir "recordando", cómo recuperará
experiencias y enseñanzas de los guerreros del grupo de Don Juan, en las
enseñanzas del mundo de la consciencia acrecentada, Don Juan se apoyó
en sus compañeros de "camadas", quienes también fueron sus maestros,
aunque él no lo recuerde), con quien convivió en las enseñanzas de la
consciencia acrecentada. El primer desafío de Castaneda lo recibe con
Doña Soledad, una mujer vieja y gorda que le daba de comer a Don Juan y
a su grupo, a quien ahora la encuentra como una espléndida guerrera con
la que tendrá que confrontarse para morir o seguir adelante. Castaneda
reconoce, incrédulo, no sólo la transformación física de Doña Soledad sino
también la fuerza y el poder que como bruja ha adquirido. Dado que los
guerreros conciben al mundo y a los seres vivos como cargas energéticas,
y ellos ahorran energía, pueden ahora lograr increíbles transformaciones
en su cuerpo o tonal.
Otro de los encuentros fue con "la gorda", aprendiz de Don Juan que, de
alguna manera, fue en la que más se apoyó Castaneda; uno de los avances
de ella era que había perdido la forma humana y por lo mismo ya no tenía
sentimientos "humanos" hacia la gente. Dicho de otra manera, ya no
estaba enganchada al mundo cotidiano".
Don Juan decía que los guerreros debían perder la forma humana. Los
guerreros saben que no pueden cambiar un ápice, que no les está
permitido en principio, y esa es la ventaja que tienen sobre el hombre
común, que piensa que todo lo puede hacer. El guerrero, como sabe que no
puede cambiar, jamás se decepciona al fracasar en un intento de cambio.
En este libro es cuando, muy claramente, Don Juan le dice a los aprendices
que son "toltecas" por ser receptores y conservadores de estos misterios.
Miguel León Portilla, en el vocabulario filosófico de su Filosofía náhuatl,
dice: "Toltecayotl: toltequidad, conjunto de tradiciones y descubrimientos
debidos a los toltecas. Conviene destacar el hecho de que los nahuas del
período inmediatamente anterior a la Conquista atribuían a todo lo más
elevado de su cultura un origen tolteca. Así, mencionan al artista como un
toltécatl; del orador como un ten-toltécatl (tolteca del labio, o de la
palabra). Esto prueba por una parte lo que se ha llamado "consciencia
histórica" de los nahuas, así como su afán de superación y cultura que los
lleva a comparar a sus sabios y artistas con lo que era para ellos el símbolo
del saber. Por eso también a sus sumos sacerdotes, a los directores
supremos de los Calmécac, dieron el título de Quetzalcóatl, evocando así al
genio tolteca por excelencia."
Don Juan sabía, a través de la tradición oral, que él era un tolteca y que
sus prácticas y conocimientos se llamaban Toltequidad. Uno de los
aprendices dijo que probablemente Don Juan no sabía que los toltecas
conformaban una cultura; Don Juan simplemente era fiel a la tradición y
dentro de sus enseñanzas decía que un aprendiz se convierte en tolteca
cuando aprende los misterios del acechar y del ensoñar, y que con ello el
aprendiz retendrá estos misterios en su cuerpo. Don Juan decía que el
núcleo de nuestro ser era el acto de percibir, y a partir de la percepción se
llegaba a la toma de consciencia; estos estados (la percepción y la
consciencia) funcionan como una sola unidad; esta unidad tenía dos
esferas: una era la "atención del tonal" o "el primer anillo de poder", el
mundo de la razón y de los pensamientos. Y la otra era la "atención del
nagual" o "el segundo anillo de poder", el mundo de la voluntad y de los
actos. Don Juan señala que la única libertad que tiene el guerrero en el
mundo cotidiano consiste en llevar una conducta impecable. Lo más difícil
de afrontar en el mundo cotidiano para un guerrero es dejar ser a los
otros, y si los otros "no pueden", el guerrero debe ser impecable y no decir
una sola palabra. Al final de la obra los aprendices y Castaneda realizan un
extraño ejercicio tolteca de poder: asumen una posición cuya descripción
coincide exactamente con los llamados Atlantes de Tula, figuras en piedra
que representan a guerreros toltecas y que están en Tula, Hidalgo, México.
Este libro es la transición del trabajo de autor entre las enseñanzas del
lado derecho o la isla de tonal y las enseñanzas para el lado izquierdo o el
mundo de nagual. Castaneda tendrá que "recordar", y con ello los
conocimientos adquiridos ocuparán el sitio debido. Si en este libro baja la
calidad literaria y la información sobre el conocimiento es porque el propio
autor estaba "confundido" o iniciaba su tarea de "recordar". En los
restantes esta tarea es llevada con eficiencia creciente; los lectores de
Castaneda de "alguna manera" también pudimos ."entender" o
"ensamblar" la obra completa.
Este libro consta de tres partes: El otro yo, El arte de ensoñar y El don del
Águila, y un apéndice. Comentaremos aquellos capítulos que nos han
parecido de mayor relevancia para este trabajo que, como ya dijimos, tiene
el objetivo de introducir al lector en la obra de Carlos Castaneda.
En una conversación que tiene Castaneda con "la gorda", ambos tocan un
punto interesante sobre el pasado prehispánico y el conocimiento de Don
Juan. La base del tema es la "fijeza de la segunda atención". Don Juan les
habla dicho que algunas de las pirámides son inmensos NO-HACERES en
los que los guerreros practicaban el ensueño y ejercitaban su segunda
atención, por lo que, para Don Juan, estos sitios no eran lugar de
alojamiento. lo que la ciencia occidental pretende deducir al respecto, con
sus investigaciones, nada tiene que ver con el pasado de estos lugares.
Recordemos que para los toltecas aquellos tiempos tenían "otro tonal", y
los hombres también. Quien trate de parar su diálogo interno ante las
grecas de Mitla, entenderá lo que dice Don Juan.
Don Juan le comentó que los brujos de otros tiempos fijaban su atención
en objetos materiales, como los Atlantes de Tula, y que todo aquello en
que los hombres o los brujos fijaban su preocupación obsesiva tenía un
potencial dañino. En este sentido Don Juan recomendaba a los guerreros
no enfocar su poder en nada material, sino en el espíritu. El guerrero debe
desprenderse de estas "miserables pasiones", quitarse esas fijezas, para
poder ser liviano y fluido
VIENDO JUNTOS
Muchas de las prácticas que Castaneda relata en sus obras están implícitas
o explícitas en las tradiciones, usos y costumbres de muchos pueblos
indígenas y campesinos del México de hoy.
Las enseñanzas de Don Juan, en consecuencia, tienen que ver mucho con
el cuerpo. Una de sus preocupaciones constantes sobre Castaneda era el
mal trato que le daba a su cuerpo y el mal estado en que lo tenia. Con
pequeñas bromas, siempre dejaba ver la necesidad de tener un "buen
tonal". Generalmente la filosofía occidental libra sus batallas en la mente y
a través de la razón. La Toltequidad libra sus batallas en el cuerpo del
aprendiz. Los aprendices que siguen la senda del guerrero poco a poco ven
transformar sus cuerpos. La resistencia y la fuerza en el cuerpo son
muestras del avance en el camino del conocimiento.
"La gorda" le dice a Castaneda que deben esperar, que al cuerpo se le debe
dar una oportunidad para que encuentre una solución en la tarea de
"recordar", ya que el guerrero no recuerda con la mente sino con el
cuerpo. Hay que aguardar el momento oportuno para que el cuerpo
"descargue" todo lo que "sabe" y trae almacenado.
Por eso, como un guerrero sabe lo que está esperando, no' quiere nada.
Mientras espera deleita a sus ojos con todo lo que contempla del mundo;
un guerrero cuando "mira" al mundo, ríe.
Una de las técnicas que Don Juan les enseñó a sus aprendices consistía en
que debían considerar al grupo como un organismo viviente. Es común en
las culturas prehispánicas ejemplificar las organizaciones humanas con
algunos animales. En la página 87 del libro de "pez Austin Cuerpo humano
e ideología leemos: "En los textos (nahuas] aparece una metáfora con la
que se designa a los Macehualtin [el pueblo]: 'la cola, el ala'; como si el
tiatocáyoti fuese una gran águila en la que los plebeyos tuviesen la función
de sustentación; pero no la 'dirección de la marcha'. Formados en cuatro
parejas constituían una víbora de cascabel, animal fundamental en la
cultura tolteca."
ENSOÑANDO JUNTOS
Para ensoñar, Don Juan le enseñó a Castaneda tres técnicas: romper las
rutinas de la vida, la marcha de poder y el no hacer, las cuales se aplicaban
directamente en la vigilia de nuestra vida cotidiana, pero sus beneficios se
sentían cuando el aprendiz enseñaba.
Y en la página 246 de¡ mismo libro leemos: "muy significativa es para este
tema la palabra cochitiehualiztli, que no aparece en Molina, pero que
registra Simeón, apoyado en Paredes. Significa 'ENSUEÑO', pero
etirnológicamente es 'el levantamiento cuando se está dormido'. Apoyo
menor de la idea del viaje del TONALLI durante el sueño es el significado
del verbo 'despertar', que según Molina es ZA(NI (NI-ZA) o hualiza (NI).
Su traducción literal es 'estar aquí en el segundo."
El arte del maestro es hacer "flexible" la razón del aprendiz, sin que éste
"pierda la chaveta", para que así, logre aceptar que es un huevo luminoso
rodeado de un mundo de cargas energéticas; que ese huevo luminoso es
un perceptor y que a través de la percepción de una de sus partes (derecha
o tonal) ha "creado un mundo de objetos sólidos", resulta un desafío
temerario.
El cuerpo, a final de cuentas, es todo cuanto tenemos. Aquí se dan las tres
premisas con las que nos "igualamos" a todos los seres vivos de la tierra.
La primera es que estamos vivos; la segunda, que sentimos, y la tercera,
que nos vamos a morir.
Para las culturas mesoamericanas el cuerpo era una fuente de
conocimiento y tenía una profunda relación con la tierra y el cosmos.
Dentro de¡ cuerpo había dos grandes divisiones que se cruzaban en el
ombligo, lugar donde, según Don Juan, la "voluntad" se conecta con el "el
mundo de afuera". El concepto de ombligo tiene profundas acepciones
filosóficas en estas culturas. La primera división del hombre es la que se
hace de la parte de arriba (el cielo) y la parte de abajo (la tierra) tomando
como punto de referencia el ombligo. La segunda es la parte derecha
(tonal) y la parte izquierda (nagual) siempre tomando como referencia el
ombligo. Con estos cinco puntos se hace el quincuanse, punto fundamental
en la filosofía, arquitectura e iconografía del México antiguo.
Filosóficamente vivimos el Quinto Sol y el hombre tiene cinco puntos
cardinales en el espacio. Arquitectónicamente, en casi todas las ruinas
arqueológicas encontramos cuatro construcciones ubicadas hacia los
cuatro puntos cardinales y una quinta en el centro. inconográficamente
encontraremos en cerámica, madera, hueso o textiles, lo que se ha llamado
"la cruz de Quetzalcóatl", que se representa por cinco puntos o motivos.
Es importante señalar que Don Juan le dice a Castaneda que el origen y fin
de toda la Toltequidad o brujería radica en el cuerpo humano. Para ello, al
cuerpo lo divide en dos partes: el tonal o parte derecha, que contiene todo
lo que la razón o intelecto es capaz de crear o concebir. El lado izquierdo, o
nagual, es lo indescriptible, algo inexplicable con palabras; si acaso
"comprendido", si ello implica la capacidad que tiene todo el cuerpo para
saber.
Don Juan dice que el movimiento que realiza un aprendiz entre el lado
derecho y el izquierdo le permite comprender que el lado derecho es lento
y gasta mucha energía en la continuidad de la vida; mientras que el lado
izquierdo es inherente a la economía de energía y a la velocidad.
Don Juan dice que de la aplicación de los 7 principios y de las 3 reglas del
acecho, resulta lo siguiente en el guerrero:
2. 2. Nunca tiene prisa, nunca se irrita y tiene una paciencia sin fin.
2. La REGLA dice:
El Águila les ordenó llevarse a la mujer nagual consigo, de este otro nuevo
grupo, para que les sirva de guía a sus compañeros de camada.
JUAN MATUS
BULLANGUERA
LA SERPIENTE EMPLUMADA
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