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Diseño e ilustración: Natalia Bedoya Hernández, Gimnasio Campestre.

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Investigación y Ciencia del Gimnasio Campestre


ARTICULO DE REFLEXIoN
ó 38

CARLOS CASTANEDA Y LA ANTROPOLOGÍA.


UNA APROXIMACIÓN DESDE
LA COLONIALIDAD DEL SABER
Daniel Díaz Moreno
Centro de Estudios Sociales – CES, Gimnasio Campestre
Correspondencia para el autor: ddiaz@campestre.edu.co

Recibido: 6 de marzo de 2014


Aprobado:12 de marzo de 2014

RESUMEN SUMMARY
Este artículo propone analizar la recep- This article analyzes the reception of
ción de la obra de Carlos Castaneda por Carlos Castaneda´s work by anthropol-
parte de la antropología a partir de la ogy, from the category coloniality of
categoría de colonialidad del saber. La knowledge. This paper’s main hypoth-
hipótesis central de este ensayo consiste esis is, that according to some positive
en afirmar que para una vertiente de anthropologists, the existence of a
la antropología de corte positivista la native like don Juan will be impossible
existencia de un indio como Don Juan since his behavior did not agree with
era imposible, pues no concordaba con the politics of representation during
las políticas de representación vigentes the sixties.
que, en la década del sesenta, recaían
sobre los indios.

Palabras clave: Carlos Castane- Key words: Carlos Castaneda,


da, antropología, indianidad, anthropology, coloniality of
colonialidad del saber, políticas knowledge, political representa-
de representación, estudios cul- tion, cultural studies
turales.

El Astrolabio
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Bueno… ¿Somos iguales?-preguntó don lle que es seguramente el estudio más


Juan emblemático dedicado a comprobar el
Por supuesto que somos iguales –dije- Affaire Castaneda y su fraude académi-
Naturalmente condescendía. Le tenía co (De Mille, 2000). Por lo demás, los
mucho afecto al anciano (…) comentarios dedicados a denunciar la
Sin embargo conservaba aún en el tras-
inexistencia de don Juan son ya un lugar
fondo de mi mente
-sin que jamás fuera a darle voz- la
común en las discusiones sobre el tema.
creencia de que, siendo un
estudiante universitario, un hombre Lo que se quiere analizar aquí es la
del refinado mundo occidental, relación polémica, tensionante y pro-
yo era superior a un indio. blemática entre las primeras obras de
-No -dijo él calmadamente-, no lo Castaneda1 y la antropología (aunque
somos sin excluir otras disciplinas como la li-
-Por supuesto que lo somos –protesté. teratura, psicología y psicoanálisis cuyos
-No –dijo él con voz suave-. No somos representantes también se pronunciaron
iguales. sobre la cuestión). Para nadie es un
Yo soy un cazador y un guerrero, y tú
secreto que Carlos Castaneda no tiene
eres un cabrón.
(Castaneda, 1998b, p.92)
ningún tipo de autoridad al interior del
campo de saber antropológico. Una de las
razones más evidentes nos la ilustra el
PRECAUCIONES METOLÓGICAS antropólogo Carlos Reynoso al decir que
la experiencia de Michel Taussing con su
Es indispensable al escribir acerca de un
maestro chamán Santiago Mutumbajoy,
autor tan polémico como Carlos Castane-
en las selvas colombianas, es comparable
da tomar una serie de precauciones sobre
a “lo que pudo ser Don Juan para Cas-
la manera de interpretar los textos. Se
taneda, pero, en este caso, de verdad”
hace necesario, entonces, aplicar cier-
(Reynoso, 2008, p.41). La sospecha de
tas restricciones y delinear los peligros
fraude que recae sobre Castaneda es
latentes a la hora de interpretar, no
la principal razón que se invoca para
sólo con el ánimo de evitar los lugares
ubicarlo en campos de saber diferentes
comunes, sino para enfocar la mirada y a la antropología como la literatura o
señalar qué es de lo que voy a hablar y las artes.
no ser tomado por otra cosa. La primera
y fundamental precaución es que no se
trata aquí de demostrar de una vez por 1. Me refiero a la tetralogía o los cuatro primeros libros
todas si el indio don Juan (protagonista publicados entre 1968 y 1972 (Castaneda, 1998a),
de las obras de Castaneda) existió o no. (2008) (1998b) (1998c). La razón de esto es que a lo
largo de su obra Castaneda transita de la antropología
No se trata de decir con certeza si las hacia la brujería. Ya para el cuarto libro es evidente
obras que Castaneda pretendió hacer que Castaneda se aleja progresivamente de su rol
pasar por trabajos etnográficos lo eran como antropólogo para devenir brujo, asumiendo
efectivamente, o si sólo se trató de un cada vez con mayor vehemencia ser un aprendiz de
ejercicio literario y por tanto un fraude brujo. Incluso en Relatos de poder (Castaneda, 1998c)
podemos ya observar cómo se aleja cada vez más
académico. Sobre este tópico ya hay del registro etnográfico al no molestarse siquiera en
bastante literatura y basta citar el libro consignar la fecha de sus experiencias con el maestro
publicado en 1976 por Richard De Mi- brujo.

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Ya he dicho que no vamos a ocuparnos Universalidad


aquí de demostrar la existencia “verda- Esta noción fue elaborada a partir de la
dera” de don Juan, ni el objeto de este experiencia particular (provincial) de
artículo es la veracidad o falsedad de los la historia europea. Hablar en nombre
reportes de Castaneda. Quisiera más bien de la universalidad supone el privilegio
hacer de esta sospecha de la antropo- de tener una mirada capaz de elevarse
logía el objeto de mi análisis. Sospecha por encima de las propias condiciones
que es susceptible de analizarse desde la locales para captar una totalidad tem-
perspectiva de la colonialidad del saber poral y espacial que engloba a todas las
en tanto que la antropología2 ejerce una sociedades y culturas del mundo sobre
violencia epistémica sobre los saberes una misma línea ascendente de progreso
no-occidentales: se otorga para si una (Lander, 2000, p.17). Podríamos decir
superioridad epistémica, distribuyendo incluso que la universalidad es una de
los saberes sobre un espacio jerárquico las condiciones de posibilidad del racis-
y clasificando la multiplicidad de saberes mo en la medida en que establece un
posibles bajo el rasero de su pretendida patrón único (universal), un ideal según
universalidad. La colonialidad del saber un criterio occidental, que se encarna
es una categoría que nos permite resaltar en la ciencia moderna como ideal de
el aspecto epistémico de la hegemonía conocimiento. A partir de ese rasero
Occidental sobre el resto del planeta. universal que sería la ciencia moderna,
se distribuyen los saberes sobre una línea
El conocimiento no es aquí un aspecto ascendente jerárquica cuyo pináculo es
aditivo de esta dominación, sino un com- la ciencia moderna.
ponente constitutivo que refuerza ima-
ginarios de superioridad cultural que, en Objetividad
este caso, son encarnados bajo la figura
de la ciencia moderna. Podemos señalar Más que un problema epistemológico, se
al menos seis características de la colo- trata de un asunto epistémico en tanto
nialidad del saber que históricamente que la pretensión de objetividad encubre
se desplegaron junto con la expansión de antemano un efecto político: la posi-
colonial de la Europa moderna/colonial bilidad de hacer enunciados de carácter
desde el siglo XVI. objetivo supone que el observador emite
juicios no solo neutrales, sino de validez
2.Desde luego la antropología no es un monolito universal. No es extraño que la objeti-
uniforme, sino que por el contrario, en su interior vidad sea el componente que permita
existen disputas y opciones teóricas encontradas. trazar una frontera entre conocimientos
Hablar de la antropología en general no deja de ser un
legítimos e ilegítimos, entre comporta-
despropósito. La crítica que realizo aquí se centra en
las posturas de antropólogos que, en el contexto de la mientos normales y anormales, pues su
academia norteamericana, cuestionaron fuertemente pretensión de poder elaborar un conoci-
los informes de Castaneda. Básicamente me centro miento neutral, imparcial y universal le
en tres críticas: la de Edmund Leach, exponente de otorga la autoridad para emitir juicios
la antropología social Inglesa; Weston La Barre, “verdaderos” sobre la “naturaleza” y la
antropólogo experto en la etnobotánica y Marvin Harris,
“vida social” en general. Esto es lo que
artífice del materialismo cultural. Aunque se trata de
autores muy disímiles entre sí, los une su cercanía con Castro-Gómez (2005) llama el punto cero
el positivismo y su férrea creencia en la superioridad de observación a propósito de cómo la
epistémica de la antropología sobre otros saberes. elite criolla ilustrada de la Nueva Grana-

El Astrolabio
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da se apropiará del discurso científico en ponen y naturalizan la distinción entre


pleno siglo XVIII: “Ubicarse en el punto una cultura occidental (The West) como
cero de observación equivale a tener un parte activa, racional, creadora y dona-
poder de instituir, de representar, de dora de conocimiento que tiene como
construir una visión sobre el mundo so- misión irradiar su luz para difundir la
cial y natural reconocida como legítima modernidad y, la otra parte, es decir, el
y avalada por el Estado. Se trata de una resto de las “culturas” no-occidentales
representación en la que los “varones (The Rest) que vendrían a ser elementos
ilustrados” se definen a sí mismos como pasivos y receptores que deben recibir
observadores neutrales e imparciales de la donación de conocimiento y progreso
la realidad” (p. 25). provenientes de Occidente.

Negación de la simultaneidad La inferioridad/superioridad epistémica es


una inferioridad/superioridad racial
El privilegio de poseer un locus de enun-
ciación universal y objetivo le permite Con el nacimiento del moderno sistema-
al hombre moderno captar los distintos mundo en el siglo XVI, nace también la
momentos de la historia para descubrir geopolítica que distribuirá sobre un or-
en la modernidad europea la cima evo- den mundial las poblaciones y las rique-
lutiva de todas las civilizaciones. Aun- zas creando una división del trabajo que
que la Europa moderna comparta una establece centros, semiperiferias y peri-
simultaneidad espacial con el resto de ferias que determinan para cada región
las culturas del mundo, no comparte una su lugar y porción dentro de la economía-
simultaneidad temporal pues los demás mundo capitalista (Wallerstein, 2005).
pueblos se encuentran rezagados en el Sin embargo, la división del trabajo
tiempo (Castro-Gómez, 2005, p. 33) Eu- mundial también es una división racial
ropa se encuentra entonces a la cabeza que establece un espacio jerárquico en-
del “progreso de la humanidad” ya que tre Norte y Sur, Oriente y Occidente. Una
encarna el despliegue de las facultades geopolítica que traza fronteras raciales
racionales sobre la irracionalidad del entre un mundo occidental activo, crea-
otro y el paso del mito y la superstición tivo, civilizado, desarrollado - y el resto
hacia el Conocimiento científico. del mundo- pasivo, receptivo, bárbaro y
subdesarrollado-. Existe un imaginario
La inferioridad/superioridad epistémica es geopolítico que postula la superioridad
una inferioridad/superioridad ontológica de Occidente sobre el resto del planeta,
Se trata aquí de la fijación de caracterís- en el que el hombre blanco se otorga a
ticas que se supone son esenciales según sí mismo el privilegio de clasificar según
el lugar que se ocupa en la clasificación sus propios criterios al resto de las for-
racial: Occidente/no-Occidente. Fueron mas de vida.
aquí fundamentales las ciencias sociales
y las humanidades, pues sobre su suelo El “racismo” surge cuando los miembros
se fundó la distinción epistémica y on- de una “raza” o “etnia” tienen el privile-
tológica entre lo que es Occidente y el gio de clasificar a las personas e influir en
resto del mundo. Edward Said (2009) las palabras y conceptos de ese grupo. El
nos muestra por ejemplo, en el caso “racismo” ha sido una matriz clasificato-
de los Estudios sobre Oriente estos su- ria que no sólo abarca las características

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físicas del ser humano (sangre y color de ejemplo, el astrónomo remplazará al


la piel, entre otras) sino que se extiende astrólogo, cuyo estatuto epistemológico
al plano interpersonal de las actividades será dudoso (según los criterios de la
humanas, que comprende la religión, las ciencia moderna); el médico impondrá su
lenguas (…) y las clasificaciones geopolíti- verdad sobre el cuerpo, la vida y la muer-
cas del mundo (Oriente-Occidente, Norte- te frente al “curandero”. Para el caso
Sur; Primer, Segundo y Tercer Mundo; el de la antropología sólo hasta comienzos
Eje del Mal, etc). La compleja matriz del siglo XX el antropólogo profesional
racial sigue en pie… (Mignolo, 2005, p. 42) reclamará su supremacía interpretati-
va sobre la mirada “precientífica” del
Esta matriz clasificatoria distingue en- cronista, el misionero, el administrador
tonces no sólo entre lenguas y religiones colonial y el viajero (Clifford, 2001). El
superiores e inferiores, sino también antropólogo profesionalizado aparece
entre un conocimiento válido, legítimo ahora como un experto idóneo para
y racional (ciencia moderna) y el resto hablar con autoridad del otro y acceder
de los saberes que aún no han logrado objetiva y metódicamente al “corazón de
salir de la tradición, el mito y la supers- una cultura”, esto fue posible gracias a
tición. La modernidad no sólo estableció “una fusión nueva de teoría general e in-
centros mundiales que se apropian de vestigación empírica, de análisis cultural
la riqueza movilizada por el modo capi- con descripción etnográfica” (Clifford,
talista, sino también centros mundiales 2001,p.44). La antropología ha desple-
de producción de conocimiento, pues no gado toda una política del conocimiento
todos los pueblos poseen las mismas fa- donde el experto antropólogo ocupa una
cultades para producir un conocimiento posición privilegiada respecto al resto
“verdadero”, “la Colonialidad del saber de los saberes no-occidentales dándose
no sólo estableció el eurocentrismo como el privilegio de darle sentido al mundo
perspectiva única de conocimiento, sino social, la antropología es una técnica de
que al mismo tiempo, descartó por com- colonización de la realidad (Restrepo,
pleto la producción intelectual indígena 2007, p.300).
y afro como “conocimiento” y, conse-
cuentemente, su capacidad intelectual” La hipótesis central de este artículo es
(Walsh, 2007). afirmar que, para la antropología no
es posible considerar la existencia de
Superioridad epistémica del experto
un indio como don Juan, pues este se
opone constantemente a las políticas
Todos los privilegios epistémicos que de representación3 que la antropología
hemos señalado y que Occidente se atri- despliega sobre el indio. Veremos que la
buyó para sí mismo serán encarnados en existencia de un indio como don Juan no
una figura de saber: el experto, sujeto corresponde a los imaginarios, relatos y
de conocimiento que ostenta sus insig- construcciones que la literatura antropo-
nias científicas sobre las “creencias”, lógica pone en juego en sus descripciones
“tradiciones” y “supersticiones” que etnográficas. Don Juan, ese indio bien
gobernaban al mundo “premoderno”.
Progresivamente el discurso científico ha
3. Para una exploración de esta categoría ver el ya
expandido sus dominios sobre diferentes célebre texto de Stuart Hall sobre el trabajo de la
esferas del mundo de la vida, así por representación (Hall, 2010)

El Astrolabio
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hablado, es una imposibilidad para la EL MUNDO ES UNO,NO MÚLTIPLE


antropología dominante de ese momen-
(LAS CRÍTICA POSITIVISTA)
to, una antropología de corte positivista
inconsciente de su propio pasado colo- En 1968 se publicó Las enseñanzas de don
nial, pues no se ajusta a los efectos de Juan. Una forma yaqui de conocimiento,
verdad que el saber antropológico ejerce tesis con la que Carlos Castaneda obten-
sobre el indio. De hecho, cuando algunos dría el título de master en antropología
antropólogos reconocieron los informes en la UCLA4. El libro es inmediatamente
de Castaneda ello generó una reflexión un éxito en ventas. Sin embargo, no es
sobre las pretensiones del positivismo y la comunidad antropológica quien lee
la superioridad epistémica y cultural que asiduamente el libro, sino la comunidad
el etnógrafo normalmente asumía frente hippie y miles de jóvenes que quedan
a su objeto de estudio. fascinados con los relatos fantásticos que
Castaneda narra a partir de la ingesta de
Vale la pena mencionar que existen cier- plantas psicotrópicas, en su proceso de
tas dificultades al momento de analizar aprendizaje para convertirse en brujo de
críticamente el discurso antropológico la mano de su maestro don Juan. En una
al existir disputas internas entre las narración ya célebre, Castaneda descri-
áreas de las ciencias sociales. En este be cómo literalmente se transforma en
caso, desde los estudios culturales en el cuervo gracias a que fuma una mezcla
sentido de que los discursos expertos, in- de psicotrópicos. En pleno apogeo del
cluyendo la antropología, son artefactos mundo contracultural, Castaneda de la
culturales que ejercen una relación de mano de su sabio maestro don Juan, se
poder, que despliegan efectos de verdad convierte en el abuelo del New age (Frey,
que son constitutivos del saber moderno 2007). Un año después de la primera
y no meramente errores metodológicos. edición de Las enseñanzas se pronuncia
Edmund Leach antropólogo cultural de la
Universidad de Cambridge (Noel, 1980),
con un comentario para la American
anthropologist en la que realiza duras
críticas al trabajo de Castaneda. En su
artículo titulado La mística universi-
taria Leach (1986) comienza afirmando
contundentemente que “el misticismo
está de moda” (p. 35) pues a todas luces

4. La tesis fue dirigida por el antropólogo Clement


Meighan. Castaneda también contó con la ayuda de
Harold Garfinkel quien, se dice, le hizo reescribir tres
veces Las enseñanzas de don Juan. En su primera
edición Las enseñanzas se publicaron con un
prólogo escrito por el también profesor de la UCLA
Walter Goldschmidt. Por otra parte, el tercer libro de
Siglo XVI: América. Grabado de 1575 que representa la
llegada de Colón a América y su superioridad tecnológica, Castaneda, Viaje a Ixtlán, fue presentada como tesis
cultural y moral del hombre europeo sobre el indio. Tomado para obtener el doctorado en antropología. (Castaneda,
de: http://www.xilos.org/la-nova-reperta-de-stradanus/ 1998b)

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Castaneda describe una experiencia mís- a Castaneda fuera del rango y del radio
tica que no tiene lugar dentro del campo de las ciencias sociales. Castaneda se
antropológico; no sólo por la ingesta de encuentra, para Leach, más cerca de los
plantas psicotrópicas y la narración de gurús místicos, los maestros espirituales
experiencias mágicas que describen un y las sabidurías orientales que del cono-
mundo de “mística inconmensurable”, cimiento propiamente dicho, es decir,
sino sobre todo porque la voz que explica lejos de la ciencia moderna. A la hora
los sucesos no es la del antropólogo sino de internarse y sumergirse en la mística
la del indio, “es don Juan y no Castane- inconmensurable del mundo resulta igual
da quien lleva la voz cantante” (Leach, si se trata de un maharishi del Himalaya o
1980, p.37) y es precisamente esto lo un indio de Arizona (Leach, 1980, p.36).
que más indigna a Leach, el “momento Seguramente, en tanto que antropólogo
más crítico”: que sea don Juan quien cultural, Leach es consciente de las di-
interprete desde su punto de vista lo ferencias culturales existentes entre el
que acaece y no el antropólogo, quien maharishi y el indio, sólo resultan idén-
se supone, es el que debe desplegar la ticos al comparar sus saberes frente a la
teoría y su saber para interpretar y ex- ciencia moderna. Su componente mágico
plicar lo que el indio dice y hace. Que relega los saberes otros al terreno de la
el antropólogo haya sido “inducido” a mística, tal vez produzcan sabiduría o
ingerir drogas, que haya caído bajo su artes de vida pero nunca conocimiento.
influencia, siendo “persuadido” por el Que Castaneda haya devenido practican-
indio a aceptar su interpretación por te y aprendiz del “arte de don Juan” no
encima del juicio científico, coloca ya es otra cosa que un error metodológico,

Portadas de los diferentes libros de Carlos Castaneda en los que habla de su experiencia junto a don Juan. Tomado de: http://
www.ferrispark.com/blog/2007/06/tales-of-power-by-carlos-castaneda.html y http://www.ferrispark.com/blog/2007/06/seperate-re-
ality-by-carlos-castaneda.html

El Astrolabio
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una confusión de los papeles entre el no se trata de otra cosa diferente que de
sujeto de conocimiento y el objeto por “quimeras de la imaginación” de un indio
conocer. Y es esta confusión lo que Leach que se encuentra muy “confundido”.
desaprueba de Castaneda: el haberse
convertido en el Otro cuando su papel Para Weston La Barre es indudable la
como científico social consiste en expli- superioridad de la ciencia moderna so-
carlo, no en zanjar la distancia sino en bre el resto de los “saberes” que no son
distanciarse epistémicamente, es decir, conocimiento sino creencias, pues sólo
distancia no sólo del objeto de conoci- la ciencia tiene acceso a la realidad. La
miento sino sobre el objeto. Que don Barre se pregunta:
Juan, en tanto que indio, interprete el ¿No será, esta insaciable apetencia de un
mundo como quiera es algo concebible, gurú, el diagnóstico de la personalidad au-
deseable y óptimo para el trabajo de toritaria, un signo de la eterna adolescen-
campo antropológico. Muy diferente es cia del que busca? Es decir, tales individuos
que el antropólogo acepte las “quime- buscan dependiendo de la mera autoridad
ras de la imaginación de un americano de otras personas lo que sólo puede hallar-
confundido” (Leach, 1980, p. 37) y que se mediante nuevas indagaciones sobre Lo
asuma “la lógica no-formal que susten- Que Es, la realidad” (La Barre, 1980, p.42.
tan las premisas mágicas de don Juan” En mayúsculas en el original).
(Leach, 1980, p.38), es este el momento
más crítico. La ciencia no sólo tendría un acceso pri-
vilegiado a lo real, sino que encarna la
Hay aquí al menos tres nodos polémicos madurez cognoscitiva de la humanidad
que suscitan incomodidad en la obra pues esas otras creencias no son sino un
de Castaneda. El primero es la relación momento de adolescencia ingenua, en
invertida entre sujeto y objeto de cono- el que las creencias se hacen pasar por
cimiento, pues es evidente que asistimos saberes e invocan unas autoridades tra-
a la rebelión del objeto de estudio an- dicionales que ya la modernidad superó
tropológico: el indio informante se con- al alcanzar la mayoría de edad. Si los
vierte de repente en un maestro brujo. El jóvenes recurren a estos saberes “mis-
segundo es la reflexión que se genera por tificables”, como lo son el budismo Zen
el estatuto de la ciencia moderna en re- o el hinduismo Vendatta, ello sólo puede
lación con otros saberes no-occidentales: explicarse porque “ignoran la disciplina
ciencia/creencia, superioridad episté- científica”, porque desconocen cómo
mica/inferioridad epistémica, objetivo/ funciona la ciencia, pues de lo contrario
subjetivo, universal/local. El tercero, no tendrían que recurrir a la “búsqueda
y no menos importante, es la pregunta de una autoridad cultural mistificable”
por la realidad. ¿es una sola o son varias (La Barre, 1980, p.42). Para La Barre es
las realidades posibles? La naturaleza evidente que el científico en general, y el
mágica de los relatos de Castaneda pone antropólogo en particular, es un experto
sobre la mesa la cuestión: ¿es posible autorizado para interpretar la realidad.
que un hombre se convierta en cuervo Por esto mismo, resulta indignante que
o que se mantenga una “conversación” Castaneda asuma el papel de “antropó-
con un venado? Ya vimos que para Leach logo inexperto” que es guiado por un

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“sabio anciano”, pues con esto el antro- p.343). Lo interesante de la crítica que
pólogo pierde su supremacía interpreta- Harris hace a Castaneda es que lo incluye
tiva para dar cuenta del mundo. Como dentro de la corriente fenomenológica a
buen positivista, La Barre no pondrá en la que califica de “estrategia oscurantis-
duda la relación entre sujeto y objeto ta” y abarca pensadores tan influyentes
ni epistemológica, ni políticamente. como Edmund Husserl, Alfred Schultz y
Para él, el problema no es la relación de Harold Garfinkel. Aunque Harris argu-
dominio del sujeto sobre el objeto sino menta que dicha estrategia oscurantista
su inversión en la que sea el “objeto incluye en realidad a toda la corriente
de estudio” el que domine al experto, comprensiva (verstehen) o idiográfica5 de
al sujeto de conocimiento, le resulta las humanidades y las ciencias sociales
aberrante. El problema no es la sumisión desde Max Weber en adelante.
epistémica que el informante debe asu-
mir ante las preguntas del experto, sino Hay al menos tres aspectos que Harris
que éste aparezca bajo “la figura de un cuestiona a Castaneda:
joven antropólogo inexperto” que cede 1. Su afiliación a la fenomenología que
su supremacía epistémica ante un “sabio se explica por el ámbito institucional al
anciano de otra cultura” (La Barre, 1980, que pertenece, esto es la UCLA y a uno de
p.43). A todas luces La Barre ha naturali- sus asesores de tesis, el etnometodólogo
zado la relación de dominio colonial del H. Garfinkel.
hombre blanco sobre el resto del mundo 2. Derivado de su estrategia fenomeno-
y considera natural que los informantes lógica, el darle un lugar tan extenso a lo
no-occidentales mantengan una relación “emic”6, es decir, hacer del brujo indio
de sumisión, subordinación e inferioridad la voz privilegiada para interpretar sus
ante la contundente superioridad del extrañas experiencias.
hombre blanco y su conocimiento (cien- 3. Tal vez lo más molesto para Harris es
cia moderna). que esa “conciencia chamánica” que

Por último, el caso de Marvin Harris tiene 5. Idiográfico y nomotético fueron las dos corrientes
muchas similitudes a las críticas elabo- epistemológicas predominantes en las ciencias
radas por sus colegas antropólogos en el sociales. Mientras que las corrientes idiográficas
sentido de que es evidente y legítima interpretan el significado y el sentido de la acción
social, las corrientes nomotéticas buscan establecer
la distinción entre conocimientos cien- leyes universales y explicar (explanation) causalmente
tíficos y el resto de los conocimientos. la realidad social. Sobre esto ver Wallerstein, 2006.
Harris constantemente deslegitima cual-
quier saber no-científico que cuestione el 6. “Emic” y “etic” fueron conceptos muy usados
por la antropología culturalista norteamericana
estatuto o validez de la ciencia moderna.
de los años cincuenta, la perspectiva “emic” es
Para él los cuestionamientos a la ciencia aquella que los miembros de una cultura tienen de
desde fuera de ella son “oscurantismo”, la misma y “etic” se refiere a la perspectiva que los
entendido como una estrategia de in- antropólogos no miembros de una cultura elaboran
vestigación anticientífica que pretende sobre ella. “emic” es el conocimiento desde adentro
y “etic” las elaboraciones que se hacen desde afuera
usar conocimientos obtenidos por medios de una cultura. Sobre esta distinción y cómo fue
no científicos para poner en entredicho usada por los antropólogos para abordar el problema
conocimientos científicos (Harris, 1982, del “negro” en Colombia ver: (Restrepo, 2005)

El Astrolabio
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encarna don Juan pretenda poner en afirmaba su descendencia indígena y se


duda la legitimidad de los “principios oponía a la parcelación de su territorio
epistemológicos sobre los que se basa la que consideraba parte de un resguardo
ciencia” (Harris, 1982, p.348). indígena. Disputas territoriales entre ha-
cendados y comunidades indígenas fue-
Finalmente, Harris argumenta que los ron relativamente comunes en esta zona
fenomenólogos se ven a sí mismos como de Chaparral. Lo curioso de este caso es
un movimiento underground que tendría que según la Comisión designada por el
la misión de destruir el mito de la ciencia Gobierno, dicha comunidad “no parece
y su “conocimiento empírico, objetivo, para nada diferente de las poblaciones
disciplinado y racional” (Harris, 1982, campesinas no indígenas que viven a los
p.353). Harris da a entender que estos alrededores: sin vestimenta, sin tradi-
adjetivos sólo pueden predicarse de la ción y sin lengua indígena” (Gros, 2012,
ciencia (de vertiente nomotética), lo p. 66) es decir, se trataba de indígenas
que supone a su vez que el resto de sa- que no escenificaban su indianidad.
beres son su opuesto invertido, esto es,
conocimientos carentes de experiencia Para la Comisión era claro que las tierras
y puramente ideales, subjetivos, indis- debían devolverse pues la ley estipu-
ciplinados e irracionales. la que las tierras de un resguardo no
pueden ser vendidas, pero entonces ¿a
Harris es pues incapaz de reconocer los quién debían devolverle la propiedad?
efectos de verdad de su propio discurso; ¿a la comunidad indígena de los Yaguara
un saber colonial que traza firmes límites o cada campesino individual? Para los
entre lo cognoscible e incognoscible, funcionarios públicos era evidente la
entre lo legítimo e ilegítimo, un saber inexistencia de comunidad alguna: se
que, bajo cada enunciado, transpira
trataba de descendientes lejanos de las
su pretendida superioridad epistémica.
comunidades indígenas pues, ni hablaban
Para él todos los otros saberes habitan
una lengua indígena, ni sus costumbres
el reino de lo “emic” (puramente sub-
correspondían a las de un indígena.
jetivos, locales e interpretativos), pero
el materialismo cultural que propone
Finalmente, concluye la Comisión que
Harris tiene la fuerza “etic” y con ello
se trata más de campesinos que de in-
el privilegio epistémico sobre el resto de
dígenas y una prueba de ello es que en
conocimientos.
el caso de esta comunidad “su posición
ESE INDIO NO ES UN INDIO, LE intelectual y grado de avance cultural es
marcadamente superior a la de cualquier
FALTA INDIANIDAD... campesino colombiano” y “la insistencia
Se debe comenzar aquí recogiendo una de ellos en defender su estatus de indio
anécdota que cuenta Christian Gros en verdad no se ajusta al arquetipo que
(2012) sobre los avatares de la identidad nos hemos formado del indígena (inculto,
indígena en Colombia. En 1963 el Gobier- desamparado e incapaz de defender y co-
no colombiano envió una Comisión con nocer sus derechos)” (Gros, 2012, p. 67).
el fin de solucionar disputas por tierras
entre habitantes de la comunidad de Ya- La riqueza de esta anécdota consiste en
guara y un terrateniente. La comunidad ilustrarnos sobre la política de repre-

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que “para satisfacer a los encuestadores,


los habitantes de Yaguara debieron hacer
corresponder su actitud con la imagen
estereotipada que el blanco tiene del
nativo no asimilado por la civilización…
(Gros, 2012, p.67). Debemos tratar de
imaginar la sorpresa de los antropólo-
gos y su posterior escepticismo al leer
la descripción de Castaneda sobre un
indio Yaqui que no correspondía con lo
investigado sobre los yaquis. Peor aún,
ni siquiera puede atribuírsele a don
Juan una indianidad pues sus formas
no corresponden al estereotipo que la
antropología se ha formado sobre lo que
es un indio.

Don Juan parece ser demasiado acadé-


mico y hasta anglosajón. Podríamos decir
que los efectos de verdad desplegados
por la antropología sobre el indio son
Siglo XX: Las aventuras de Tintín fueron un icono de las idénticos a los efectos de verdad que
políticas de representación sobre el mundo no-occidental. tuvo el orientalismo sobre oriente. La
En este caso vemos la reproducción del imaginario del indio
como un ser supersticioso e ignorante en contraste con el antropología va a producir una suerte de
conocimiento de Tintín, en tanto que hombre blanco mo- indianismo (lo que aquí llamamos india-
derno. Tomado de http://www.omgbeaupeep.com/comics/
Tintin/014/59 nidad) equivalente al orientalismo que
analiza Edward Said. Si el orientalismo es
sentación típica que se formulaba sobre un estilo de pensamiento que se basa en
el indio en la década del 60 y nos ayuda la distinción ontológica y epistemológica
a comprender lo ficticio e irreal que entre oriente y occidente (Said, 2009, p
resultaba don Juan, no sólo para la lite- 21), podríamos hablar entonces de una
ratura antropológica y etnográfica, sino indianidad producida por la etnografía
para el imaginario de toda una época. Al antropológica en la que se le da un lugar
menos dos aspectos de esta anécdota nos ontológico y epistemológico al indio y sus
resultan relevantes para comprender la tradiciones indígenas, a un conocimiento
imposibilidad de que un indio como don local, una cierta manera de vivir que se
Juan exista. le otorga al indio apoyada en relatos,
imaginarios e investigaciones científicas.
Un indio debe escenificar su indianidad,
es decir, debe hacerse portador de toda Existe por parte de la etnografía una
una serie de prácticas que le corres- constante esencialización del indio,
ponden en esencia: una lengua, unas esto es, una fijación de características,
costumbres, un vestuario, e incluso, un un modo de comportarse, un modo de
cierto nivel intelectual. En este sentido, hablar, de pensar, de ser. El indio al
Gros remata su anécdota al contarnos darse como objeto de conocimiento

El Astrolabio
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antropológico, se hace susceptible del de un “indio” según alguna esencia “in-


dominio ejercido por el experto antro- dia” prexistente al individuo.
pólogo quien, naturalmente, tiene la
autoridad para hablar sobre él: lo que DON JUAN ES DEMASIADO CULTO
es, lo que fue, lo que ha sido y lo que COMO PARA SER UN INDIO
será. Es el experto quien define el lugar Como ya lo vimos en el caso Yaguara,
del indio y sus posibilidades. En efecto, para la década del 60 la política de re-
los modos de don Juan no corresponden presentación del indio estaba marcada
con lo que la antropología sabe sobre por el “arquetipo de indígena inculto,
los yaquis (aunque esta discordancia es desamparado e incapaz”. El indio del
luego aclarada por el propio Castaneda que Castaneda nos habla es demasiado
al explicar que el conocimiento que don inteligente, versátil y bien hablado como
Juan le imparte no proviene de tradi- para ser un indio de carne y hueso. Carol
ciones yaquis), sino que sobre todo no Oates (reconocida literata y crítica lite-
corresponde con lo que la antropología raria norteamericana quien además se
sabe sobre los indios, de ahí que don Juan encargará de poner sobre la mesa la dis-
parezca un ser fantástico, ficcional, pues cusión de si Castaneda es antropología o
sabemos (dice el etnógrafo) que así no se ficción literaria) es escéptica al momento
comporta un indio, por lo que don Juan de creer en la existencia de don Juan,
ha de ser un invento de Castaneda. “In- pues este repetidamente usa “embustes”
glaterra conoce Egipto, Egipto es lo que y “montajes” lo que para ella es una
Inglaterra conoce” (Said, 2009, p.61); así típica “actitud anglosajona”. Al parecer
como el conocimiento que Inglaterra tie- Oates considera que tal sofisticación
ne de Egipto es Egipto, el conocimiento sólo puede ser propia de la complejidad
que tiene la antropología del indio es el anglosajona y por tanto, exclusiva del
indio. El “indio” es pues una categoría hombre blanco. Puede fácilmente infe-
que predice de antemano cualquier acto rirse que Oates espera encontrarse, al
leer una descripción etnográfica, con un
indio ingenuo, sencillo y estúpido. Por el
contrario, se encuentra con un exceso de
inteligencia y personalidad por parte del
indio don Juan, lo que inmediatamente
hace sospechar a Oates que se trata de
un personaje ficticio pues no se ajusta
a la esencia de indio que ella imagina.
La evocación que hacen los libros (de Cas-
taneda) de la cultura de los indios nativos
americanos, no tiene paralelo, como tam-
poco el rol del anciano de setenta años,
Don Juan, quien parece, indiscutiblemen-
te, superior en términos de personalidad y
de conocimiento a cualquiera del mundo
Portada libro de Carlos Castaneda, The Fire From Within.
Tomado de: http://www.ferrispark.com/blog/2007/06/fire- civilizado de Castaneda (Oates, 1980,
from-within-by-carlos-castaneda.html p.132).

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La superioridad del indio sobre la cul- representaciones que recaen sobre sí.
tura occidental parece constituir para En efecto, don Juan despliega todo un
ella una prueba de lo inverosímil que efecto de desubalternización en la me-
resulta el personaje de don Juan. Ya en dida en que puede hablar y cuestionar
la cumbre de su suspicacia Oates termina dichos imaginarios hegemónicos: “si
preguntándose ¿quién es ese indio? Pues el subalterno pudiera hablar –esto es,
las exposiciones que don Juan le presenta hablar de una forma que realmente nos
a Carlos son demasiado “académicas”, interpele- entonces no sería subalterno”
lo que ya de entrada “perjudica el sen- (Restrepo, 2005, p.177). Si don Juan nos
tido de verosimilitud, una no puede por interpela, abandonando así su posición
menos que seguir preguntando: ¿Quién de subalterno y su inferioridad episté-
es don Juan? ¿Por qué habla en tantas mica, es porque responde y cuestiona
voces e idiomas diferentes? (Oates, 1980, los supuestos del experto antropólogo
p.133) Seguramente a Oates le parece que basa su autoridad sobre el indio en
perfectamente verosímil que sea Casta- una serie de presupuestos y técnicas
neda el que hable tantas voces e idiomas etnográficas tales como la observación
en tanto que semejante versatilidad es participante y su experiencia de cam-
propia del académico occidental, pero en po, la síntesis y generalización teórica
cambio, ¿qué un indio sea capaz de tal y el llamado a una práctica científica
hazaña? No sólo es improbable, sino que (Clifford, 2001, p.44).
en sí misma constituye otra prueba más
de que don Juan no es otra cosa que una Ahora bien, existe una interpelación, un
invención literaria de Castaneda. llamado que don Juan nos hace sobre los
supuestos que le atribuimos al mundo.
Así como hay una política de represen-
DESESTABILIZARNOS A NOSOTROS tación sobre el indio, existe también
MISMOS: LA REMAGICALIZACIÓN una política de representación sobre el
DEL MUNDO mundo, una política que hemos heredado
de la modernidad.

¿Por qué debería ser el mundo sólo como El papel de la razón científico-técnica es
tú crees que es? precisamente acceder a los secretos más
¿Quién te dio la autoridad para decir eso?
ocultos y remotos de la naturaleza con
el fin de obligarla a obedecer nuestros
Don Juan (Castaneda, 1998b. P. 95)
imperativos de control. La inseguridad
Hemos visto hasta aquí cómo don Juan ontológica sólo podrá ser eliminada en
resultaba una imposibilidad para una la medida en que se aumenten los me-
cierta antropología (de corte positivista) canismos de control sobre las fuerzas
pues su comportamiento no correspon- mágicas o misteriosas de la naturaleza
día a las políticas de representación y sobre todo aquello que no podemos
hegemónicas que circulaban en los años reducir a la calculabilidad. Max Weber
60 acerca de lo que es un indio. La in- habló en este sentido de la racionaliza-
comodidad que genera el personaje de ción de occidente como un proceso de
don Juan, es la incomodidad que genera “desencantamiento” del mundo (Castro-
un subalterno que se rebela contra las Gómez, 2000, p. 146).

El Astrolabio
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Creo que la interpelación más radical de la vida moderna: industrialización,


que puede hacernos don Juan consiste urbanización masiva, explotación y
en poner en duda nuestro sentido de agotamiento de los recursos vitales. La
la realidad racional al reconstituir el interpelación que nos hace don Juan no
mundo como un escenario de fuerzas es un llamado a volver a la naturaleza o
mágicas y revalidar la dimensión mágica, una suerte de retorno a las tradiciones
misteriosa y cósmica del mundo. Nuestra mágicas, sino una invitación a reconfigu-
dificultad, en tanto que herederos de rar la relación que establecemos con el
los saberes de raíz moderna-ilustrada mundo, una interpelación ético-política
(incluyendo las ciencias sociales), en para reconfigurar el vínculo que esta-
dar crédito a las narraciones mágicas de blecemos con este. Es hacer del mundo
Castaneda que es un efecto más de la un lugar racional que podemos dar por
colonialidad del saber desplegada por la sentado, no sólo es trágico, sino que nos
ciencia moderna. Nosotros, los moder- da un falso sentido de superioridad sobre
nos, no podemos considerar en serio que el mundo y los seres que lo habitan.
un hombre literalmente se transforme
en cuervo o sostenga una conversación Cuando don Juan le señalaba a Carlos la
con un venado, podemos considerar su necesidad de perder la importancia per-
valor figurativo, simbólico y metafórico, sonal y le recomendaba que le hablara
pero jamás literal. En su comentario a a una planta es porque en ese acto se
la obra de Castaneda el psicólogo Robert
nivelaría o emparejaría con el mundo,
Buckhout ve en don Juan un aconteci-
incluida la planta. “El mundo que nos
miento capaz de entrar a subvertir lo que
rodea es un misterio –dijo-. Y los hombres
consideramos real. Además de poner una
no son mejores que ninguna otra cosa.
piedra en el zapato del “positivismo ló-
Si una plantita es generosa con nosotros,
gico”, los relatos de Castaneda tienen la
debemos darle las gracias, o quizá no nos
fuerza para sacudir los sólidos cimientos
de la “realidad”, presentando un desafío deje ir.” (Castaneda, 1998b, p. 50)
para el “cómodo sentido de lo real del
Reconocer las fuerzas cósmicas que ha-
hombre moderno occidental” (Buckhout,
bitan el mundo y reactivar el registro
1980, p. 45).
mágico es ante todo, un problema ético-
político que hoy es fundamental resolver.
No sobra decir que la desmagicalización No se trata de reconocer y afirmar a
del mundo, más allá de ser una reflexión
diferencia:
teórica o sociológica, tuvo efectos per-
versos sobre la relación que estableció Verdaderamente no basta con decir ¡Viva
el mundo moderno con la naturaleza: lo múltiple! aunque ya sea muy difícil
una relación instrumental y cosificadora. lanzar ese grito. Ninguna habilidad tipo-
Hoy día por ejemplo, nos jactamos de gráfica, léxica o incluso sintáctica, bastará
conocer como nunca antes las fuerzas para hacer que se oiga. Lo múltiple hay
(químicas, físicas, biológicas, sociales, que hacerlo, pero no añadiendo sim-
históricas) que gobiernan los ritmos de plemente una dimensión superior, sino,
la naturaleza y al mismo tiempo, nos al contrario, de la forma más simple, a
lamentamos de las condiciones ambien- fuerza de sobriedad, al nivel de las di-
tales que padecemos como resultado mensiones de que se dispone, siempre

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n-1 sólo así, sustrayéndolo, lo Uno forma Castaneda, C (1998a). Las enseñanzas de don Juan.
parte de lo múltiple (Deleuze y Guattari, Una forma Yaqui de conocimiento. Colombia. FCE
2002, p.12). Castaneda, C (1998b). Viaje a Ixtlán. Las lecciones
de don Juan. Colombia: FCE.
Se trata pues de reconocer, primero que Castaneda, C (1998c). Relatos de poder. Colombia:
la diferencia epistémica es una dife- FCE.
rencia racial y colonial que no podemos Castaneda, C (2008). Una realidad aparte. Nuevas
simplemente soslayar en nombre de una conversaciones con don Juan. México: FCE.
modernidad incompleta que nos acogerá Castro-Gómez, S (2000). Ciencias sociales, violen-
e incluirá en su seno. Tal diferencia es cia epistémica y el problema de la “invención del
necesario decolonizarla, no para anularla otro”. En: Lander, E (comp) La colonialidad del sa-
ber. Eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas
sino para reconocer los propios límites y latinoamericanas. Buenos Aires: CLACSO.
los efectos (perversos) de nuestro saber
Castro-Gómez, S (2005). La hybris del punto cero.
moderno. El problema de la diferencia
Ciencia, raza e ilustración en la Nueva Granada
no es reconocerla (multiculturalismo), (1750-1816). Bogotá. Pontificia Universidad Jave-
sino incorporarla y usarla para deses- riana.
tratificarnos a nosotros mismos: siempre Clifford, J (2001). Dilemas de la cultura. Antropolo-
n-1, para luego recomponernos de otros gía, literatura y arte en la perspectiva posmoderna.
modos posibles. No se trata de incluir la Barcelona: Gedisa.
diferencia en lo mismo que ya somos y Deleuze, G y Guattari, F (2002). Mil mesetas. Ca-
ver el propio rostro reflejado en el otro pitalismo y esquizofrenia. Valencia.
(Humanidad, Universalidad, derechos,
etc), tampoco se trata de invertir el es- Pre-textos.
pejo para hacer del Sur un nuevo Norte. De Mille, R (2000). Castaneda´s journey: the power
De lo que se trata, más bien, es de usar and the allegory. California. iUniverse.com
esa diferencia para generar un extraña- Frey, J (2007). The dark legacy of Carlos Cas-
miento frente al propio pensamiento, taneda. Recuperado de: http://www.salon.
para reconocer los límites y las reglas del com/2007/04/12/castaneda/singleton/
saber propio anulando así toda preten- Gros, C (2012). ¿Puede el indígena disolverse en
sión de universalidad. Es en este sentido la modernidad? O algunas consideraciones sobre
que Walsh propone una política epistémi- las amazonias indígenas. En: Gros, C. Políticas
de la etnicidad: identidad, Estado y modernidad.
ca que enfrente y transforme los diseños Bogotá. ICANH
coloniales que han subalternizado los
Hall, S (2010). El trabajo de la representación. En:
saberes otros frente a la hegemonía del
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