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ELABORADO POR:
JOSE AYOLA C.I.:
ANJIRYS MORA C.I.: 20.577.688
MARIA ELENA MORA C.I.: 26.112.798
NAIBELYN PALMAR C.I.: 26.806.585
JOSE ROJAS C.I.: 30.605.211
DANIELA VILLARREAL C.I.: 24.381.952
Teniendo en cuenta que este era su principal modo de vida, las costumbres por
tanto giraban en torno a este aspecto, de esta forma es como la sociedad se ve
envuelta en un sistema económico que también se encontraba relacionado
directamente con los recursos naturales, un ejemplo de esto era el trueque de
dichos recursos, incluso el sistema social se vio influenciado por el
aprovechamiento de dichos recursos puesto que las comunidades se asentaron en
las regiones o los territorios más favorables para este tipo de actividad, es de esta
forma cómo surge todo un sistema político que también está basado en dicho
fundamento, ya que por lo general el caciquismo se trataba de un tipo de gobierno
que ejercía una autoridad ante los territorios y todas las actividades que por tanto
allí se llevan a cabo. Todo esto se desarrolló justo antes de la llegada de los
españoles.
Como era de esperarse, a los indios no les gustaba esto. ¿A cuenta de que
tenían que obedecer a alguien en la lejanía que ni siquiera conocían? ¿Por qué
estos recién llegados tenían que imponerles su forma de vida y su civilización?
Esto ocasionó una guerra entre esas dos sociedades. Los españoles, a pesar
de ser menos numerosos, contaban con la pólvora (y por lo tanto pistolas y
fusiles), caballos y armas de hierro. Esas armas eran mucho más efectivas que el
arco y la flecha. Por supuesto, ocurrió lo que se podía esperar y los indios no
pudieron con la superioridad de las armas de los conquistadores españoles. Los
indios ofrecieron una fuerte resistencia al intento español de conquistarlos. Uno de
los más valientes fue Guaicaipuro, el jefe (cacique) de la tribu Caribe. En su lucha
contra los españoles, destruyó algunos poblados y acabó con algunas
expediciones. Sin embargo, fue capturado por Diego de Losada, quien unos
meses más tarde llegó a un valle y decidió fundar la ciudad que llamó Santiago de
León de Caracas, el 25 de Julio de 1567.
Fueron documentos firmados entre los Reyes de España y los jefes de las
expediciones que venían al nuevo continente. La primera capitulación fue firmada
el 17 de Abril de 1492 entre Cristóbal Colón y los reyes católicos. El acuerdo
consistió en lo siguiente:
Una de las primeras ciudades fundadas fue el Tocuyo, en 1545, que se convirtió
en el punto de partida de varias expediciones. De allí salió Alfonso Pérez de
Tolosa en 1547, quien llegó por los llanos de Apure a la cordillera de los Andes,
entrando por el río Uribante. Diego García de Paredes fundó a Trujillo en 1557.
Juan Rodríguez Suárez fundó la ciudad de Mérida en 1558 y Juan de Maldonado
a San Cristóbal en 1561. Esta fue una de las zonas más difíciles de conquistar,
tanto por su geografía con los grandes ríos, como por la oposición de los
aborígenes. Una de las primeras exploraciones fue la de Diego de Ordaz, en 1531.
El primer establecimiento fue San Tomé de Guayana, cerca de la confluencia del
río Caroní y Orinoco, en 1595, por Antonio de Berrío.
En esa época los barcos españoles que traían vino, aceite y telas y también
esclavos eran asaltados por piratas principalmente ingleses y también franceses.
Uno de los más famosos fue Walter Raleigh, un inglés que era apoyado por la
reina Isabel de Inglaterra, y hasta recibió el título nobiliario de "Sir" (No olvidemos
que Inglaterra y España tuvieron muchos conflictos en esa época). Otro pirata
bastante nefasto, el francés Nicolás Valier, después de haber incendiado a
Margarita y Cumaná, llegó a Coro en 1569, de donde salieron huyendo todos los
habitantes, como era natural con esos antecedentes.
El cultivo de mayor importancia fue el del Cacao. A partir de 1620, y por los
próximos dos siglos, fue el producto de exportación más importante de Venezuela.
Para cultivarlo vinieron muchos inmigrantes de España, y en particular de las Islas
Canarias. Más tarde, ante la necesidad de más gente para cultivarlo, trajeron
esclavos negros de África. Los barcos que los traían, cargaban luego Cacao para
llevar a México. Esto, como habíamos visto antes, era ilegal y condujo a la Corona
a propiciar la creación de la Real Compañía Guipuzcoana.
Como sucede siempre con los monopolios, les pagaban a los agricultores
mucho menos que los contrabandistas y cobraban más por los productos que
traían.
Los pueblos indígenas de Venezuela –junto a los de toda América- han sido
víctimas históricas de problemas de salud; desde el momento del contacto con los
europeos hasta nuestros días. No es que antes de 1492 no sufrieran dolencias,
pero la falta de inmunidad frente a las enfermedades del Viejo Mundo, así como la
carencia de conocimientos adecuados para enfrentarlas, dio pie a una serie de
nefastas epidemias en rápida sucesión que cobraron millones de vidas. En sólo
pocas décadas la población amerindia se redujo en un 90 %, lo que se considera
el mayor desastre demográfico de todos los tiempos; gran parte de las sociedades
nativas desaparecieron y aquellas que sobrevivieron resultaron profundamente
afectadas.
Los indígenas que sobrevivieron hasta el presente lo lograron por medio del
aislamiento o las migraciones para alejarse de las zonas de conflicto,
experimentando una lenta recuperación. No obstante, el impacto de las epidemias
siguió causando estragos hasta nuestra época. Ejemplos abundan, pero uno de
los más dramáticos quizás sea el barí -pueblo indígena de la Sierra de Perijá- que
a partir de 1960 estableció relaciones pacíficas con la sociedad venezolana. A solo
seis años del primer contacto ya habían perdido cerca del 57 % de su población y
en algunas comunidades la mortalidad llegó al 83 %. Las causas de esta debacle
fueron: a) la introducción de enfermedades epidémicas (gripe, sarampión, malaria,
tuberculosis y dos tipos de hepatitis: B y Delta); b) las muertes producidas por la
violencia de los criollos; y c) la reducción del territorio, que contribuyó a crear
condiciones ideales para la propagación de enfermedades infecciosas.
o El índice más alto de tuberculosis en Venezuela está entre los warao, con
450 casos por 100.000 personas, casi 20 veces mayor al promedio nacional
(23,5/100.000).
Las últimas décadas del siglo XIX vieron el inicio de la ocupación europea del
territorio africano. El momento histórico de la Invasión abarca propiamente el
período que va de la Conferencia de Berlín por el reparto de las Áreas de
influencia comercial en África 1884-85, hasta la Segunda Guerra Mundial (1939-
1945) momento que sienta las bases para la liberación de la misma como lo es
África
En torno a la segunda década del siglo XIX la mayor parte del tráfico de
personas esclavizadas había sido formalmente proscrito por las potencias
europeas, sin embargo España y Portugal seguían ampliamente interesadas, y
participaban de un modo no declarado en el tráfico debido a las economías
agrícolas de sus dominios de ultramar, de modo que el criminal comercio no
decayó hasta la segunda mitad del XIX.
En las costas del Mediterráneo la crisis del Imperio Otomano había inducido el
refuerzo de las estructuras locales. Pero toda la región a excepción de Egipto se
hallaba en decadencia, política y económica.
El interior de África sufría dos procesos diferentes al Norte del Ecuador y al Sur.
En la primera zona, se habían impulsado movimientos de renovación islámica a
partir de cofradías de estudiosos, con consecuencias políticas que desbancaron,
en varios casos, estructuras precedentes de tipo animista.
El extremo sur iba en cambio a vivir las tensiones producidas por el crecimiento
de la Colonia del Cabo y la invasión de tierras interiores por parte de comunidades
de origen neerlandés que escapaban del control político británico, a la par el
explosivo crecimiento nguni, de cuyo seno surgiría el imperio zulú, y las
migraciones que acarreará, trastocará toda la región.
Ello explica que España y Portugal aun vinculados a América vieran el botín
africano como algo secundario, no así Gran Bretaña, Francia, Alemania y
finalmente Italia.
Tras los acuerdos europeos, huelga decir que a espaldas de los africanos, las
potencias aceleraron la carrera hacia el interior del continente. La invasión tenía su
precedente con la toma de posiciones en el Norte de África.
Sin embargo las relaciones con los detentores de poderes mayores: grandes
monarquías tradicionales, jefes islámicos y emperadores, fueron mucho más
difíciles. La ametralladora y la quinina resultaron en este punto devastadoras, ya
que hasta entonces, dos factores habían protegido África negra del saqueo
europeo; la superioridad numérica y la malaria.
En su avance, Francia, que contaba con una sólida base argelina y senegalesa,
se enfrentó al Imperio fundado por El Hadj Omar al oeste de Senegal y al imperio
de Samory Turé en el alto Níger rubricando la ocupación con la toma de Dahomey
casi en el cambio de siglo, no sin antes haber aniquilado el Reino Merina de los
hova de Madagascar.
Más dificultoso fue el control del norte de Nigeria y del Extremo sur del
continente. En la primera zona se recurrió a dosis de chantaje y razzias militares.
En el sur, el imperio de base militarista fundado por Shaka a principios del XIX
presentó dura batalla todavía a finales del XIX, e infringió serías derrotas a los
regimientos británicos demostrando una superioridad táctica aunque, para su
desgracia, no tecnológica, del territorio.
200 años después todos los venezolanos compartimos esta noción del pasado
porque aprendemos una misma interpretación de los hechos, es decir
conocemos una misma historia. En la escuela nos enseñan que el 19 de abril de
1810 se declaró, y que el 5 de julio de 1811 se firmó, el acta que sentenció
nuestra irrenunciable decisión de ser libres. Asimismo, aprendemos cientos de
fechas compuestas por días, meses y años, de un sin fin de batallas y actos
heroicos, librados por un grupo de excepcionales próceres que lucharon a
muerte en una larga y cruenta guerra convertida en el crisol donde se forjó
nuestra libertad. Aprendemos que Francisco de Miranda, Antonio José de Sucre,
José Tadeo Monagas, José Antonio Páez, Santiago Mariño, Manuel Piar, Carlos
Soublete, Rafael Urdaneta, etc., son algunos de nuestros principales héroes. Se
nos repite insistentemente que pelearon por nosotros con gallardía, con honor,
con disciplina y gran coraje, todos bajo el liderazgo de Simón Bolívar, nuestro
máximo héroe y padre de la patria, a quien se nos enseña a venerar y rendir
culto.
La historia patria representó una feliz síntesis que logró sobreponer a la marcada
diversidad social la aparente solidez de una homogénea y hasta ese entonces
desconocida unidad. De este principio surgió la noción de pueblo, prontamente
convertido en el gran protagonista de la lucha por la independencia. La historia
patria cubrió del mismo sentido unitario otros aspectos de la vida pública, como
la economía, la política, la integración territorial y sobre todo, la ideología que
nutrió el proceso. De tal forma la interpretación tradicional parte de la idea de que
todos los venezolanos estaban unidos en favor de una sola causa. Supuesta
unanimidad que a la voz de “todos juntos”, logró imponer la idea de dos bandos
enfrentados, unos buenos y otros malos, amalgamados por el odio, el miedo y el
desprestigio del contrario.
Consideraciones Generales