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Tecnológico Nacional de México Campus Acapulco.

Carrera: Arquitectura.
Semestre: I.
Asignatura: Análisis Proyectual I.
Docente: M. G. R. P. C. Víctor Manuel Sandoval Beltrán.
Grupo: AR3.
Nombre: Emerson Mendoza Piza.
Número de control: 22320349.

Tarea: Investigar el tema 2 al 2.1.10.

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Índice.
Página 1 – Presentación.
Página 2 – Índice.
Página 3 – 10 Tema 2.
Página 10 – 15 Tema 2.1.
Página 15 – 18 Tema 2.1.1.
Página 18 – 27 Tema 2.1.2.
Página 27 – 28 Tema 2.1.3.
Página 28 – 34 Tema 2.1.4.
Página 34 – 37 Tema 2.1.5.
Página 37 – 43 Tema 2.1.6.
Página 43 – 45 Tema 2.1.7.
Página 45 – 48 Tema 2.1.8.
Página 48 – 49 Tema 2.1.9.
Página 49 – 53 Tema 2.1.10

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Tema 2 Relación hombre – medio ambiente.
Nuestro planeta constituye un conjunto medioambiental equilibrado, en el que todos los elementos
interaccionan entre sí, incluido el hombre. Sin embargo, la actividad humana, tendente a lograr una
mayor comodidad y desarrollo para nuestra especie, ha producido, como efecto secundario
indeseado, un proceso de degradación medioambiental más o menos acusado según las áreas.
El hombre forma parte del medio ambiente. Sin embargo, su actividad produce cambios. La
transformación del medio natural en un medio humanizado ha seguido los siguientes pasos:
-Descubrimiento de la agricultura y la ganadería. Mayor disponibilidad de alimentos y cambios de
aspecto en el paisaje.

Avances científicos y técnicos, que aumentan la capacidad de supervivencia del ser humano.
Realización de obras de todo tipo: edificios, caminos, canales, puentes, etcétera.
Industrialización, a partir del siglo XVIII, que produce efectos de cambio radical en el medio ambiente
a escala planetaria.
Crecimiento demográfico, facilitado por los puntos anteriores, que obliga al ser humano a colonizar
nuevos territorios y cambiarlos en su propio beneficio.
A lo largo del siglo XX la humanidad ha superado la cifra de 6.000 millones de habitantes y ocupa
prácticamente todo el planeta. Los bosques son talados para conseguir madera y nuevas zonas
agrícolas y los recursos marinos y del subsuelo se explotan a tal escala que no tardan en agotarse.
El conjunto de estas actividades ha tenido como resultado una transformación general de los
ecosistemas planetarios, hasta tal punto que la acción humana puede llegar a suponer una seria
amenaza para el mantenimiento de la vida en la Tierra a largo plazo.
La conservación del medio se impone, pues, como la única manera de alcanzar un ritmo de
desarrollo sostenible que permita la expansión humana sin poner en peligro el delicado equilibrio
ecológico que caracteriza al ecosistema total de nuestro planeta.
Prácticamente todas las actividades humanas transforman el medio natural y provocan cierto grado
de degradación. No obstante, algunas resultan particularmente importantes:
Agricultura y ganadería: pérdida de bosques, aumento de la erosión y disminución de la producción
de oxígeno. Desaparición de la flora y la fauna naturales. Impacto visual por la parcelación de los
terrenos.
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Pesca: Disminución numérica, o incluso extinción, de diversas especies marinas.
Extracción de recursos: erosión del terreno, contaminación del suelo y del subsuelo.
Industria: contaminación atmosférica y de las aguas, lluvia ácida, gases de efecto invernadero.
Producción de energía: Impacto visual, contaminación atmosférica (centrales térmicas), destrucción
de ecosistemas terrestres (presas), generación de radiaciones y residuos muy peligrosos (centrales
nucleares).
Urbanización e infraestructuras: transformación del paisaje, pérdida de ecosistemas, erosión del
terreno por obras diversas, contaminación atmosférica y de aguas, y generación de gran cantidad de
residuos.
Guerras: poco consideradas desde el punto de vista del cambio medioambiental, los conflictos
bélicos provocan graves daños ecológicos, especialmente cuando se emplean armas químicas o
nucleares.
Nuestro mundo sufre la amenaza de un cambio radical en sus ecosistemas. Las principales causas
son las siguientes:
Contaminación del agua dulce y de los mares: producida por la actividad industrial y las ciudades.
Contaminación del aire: procedente de la industria y los automóviles. La generación de gases de
efecto invernadero representa un peligro de calentamiento global que podría cambiar el clima a nivel
planetario.
Destrucción de la capa de ozono: resultado de la emisión de ciertos gases industriales, la pérdida de
esta capa atmosférica dejaría a la Tierra sin protección contra las radiaciones solares.
Destrucción de los bosques: la pérdida de la vegetación natural, unida al calentamiento global,
permite un rápido avance del desierto.
Residuos urbanos: la acumulación de basura es un grave problema de las ciudades modernas.
Eliminación de la biodiversidad: la pérdida de variedad biológica empobrece el ecosistema global y
priva a la humanidad de importantes recursos.

La desarticulación del ser humano con la naturaleza ha producido el mayor reto que los seres vivos
han de confrontar, sea su extinción y la del resto de organismos vivos que comparten el planeta. El
sistema de producción capitalista considera el desarrollo económico como la base que rige los
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sistemas de decisiones; generando un explosivo desarrollo industrial y un alto nivel de consumo de
bienes, sin considerar efectos y soluciones. El objetivo del estudio parte de las relaciones eco
sistémicas, con relación a la existencia humana, y analiza su interacción, desarrollo, adaptabilidad y
posicionamiento del ser humano en la búsqueda de bienestar subjetivo. Se analiza el pensamiento
filosófico de Heidegger, resiliencia y márgenes de vida. Se revisan teorías de los ecosistemas,
percepción del paisaje hacia la conciencia desde la teoría de la sensación. La relación hombre-
naturaleza está desarticulada y se plantea desde la teoría de bienestar subjetivo. Se analizan teorías
de esta desvinculación humano-naturaleza: Darwinista, teoría de sistemas complejos y teoría de
Gaia. Se discute la dimensión de la visión humana ante los impactos que mantiene contra la
naturaleza y la necesidad urgente de trabajar hacia un cambio que involucre modificación de actitud
individual, para posibilitar cambios en el ámbito colectivo. Es necesario y urgente replantear nueva
cultura de la auto subsistencia, cambiando patrones de autodestrucción; labor compleja y posible si
se consideran las bases y legados de las culturas de auto subsistencia, que en nuestro país
demuestran haber conservado y restaurado los ecosistemas.
El ser humano, como todo ser vivo, forma parte de la naturaleza, y su naturaleza específica consiste
en la racionalidad de poseer una inteligencia y una libre voluntad de acción. Dicha naturaleza
humana es universal y lo coloca en una situación privilegiada, ya que, a diferencia del resto de los
seres, su comportamiento no está determinado por los instintos y necesidades naturales, sino que,
gracias a su libre voluntad, puede inclusive obrar en oposición a los mismos (sacrificio de la propia
vida, huelga de hambre). No obstante, en el ser humano no existe oposición entre naturaleza y
libertad, ya que la libertad pertenece a su naturaleza. Se relaciona con el entorno para sobrevivir –
como lo hacen el resto de las especies que comparten este planeta con los humanos–, con una
particularidad: los seres humanos representan colectivamente formas culturales específicas al
ejercer relaciones con el entorno, creando y recreando ambientes que propician el cumplimiento de
nuestras necesidades, el desarrollo y la extensión de nuestra cultura; se construyen paisajes
culturales que propiciarán a su vez un bienestar subjetivo en él mismo y en los suyos: su familia y las
personas con las que se interrelaciona en su vida cotidiana.
Desde sus orígenes, los seres humanos desean siempre conocer y comprender a la naturaleza,
principalmente porque de ello depende su supervivencia. El conocimiento del marco natural, así
como su transformación y aprovechamiento, ha motivado e impulsado el conocimiento científico y la
técnica. Gracias a la inteligencia, el ser humano ha aprendido a adaptar la realidad a sus propias
necesidades, incluso cuando hoy en día prevalece la destrucción de la misma, debido a los impactos
producidos por los propios humanos. El ser humano no se conformó con recolectar los frutos que la
naturaleza le ha ofrecido, sino que aprendió a sembrar y a cosechar: primero manualmente, luego
ayudado por animales, hasta que finalmente lo logró la agricultura industrializada, con la que dio
inicio a la transformación de la vida moderna, al sustituir la energía humana por la energía animal y
posteriormente por las máquinas (D’Angelo, 2002).
Los sistemas de canalización y embalse permitieron tener agua corriente en lugares en los que las
lluvias son prácticamente inexistentes, y con ello el ser humano ha hecho uso de la naturaleza para
satisfacer sus necesidades; sin embargo, se ha explotado su hábitat de manera excesiva,
destruyéndolo al sobrepasar los límites de la rehabilitación de cadenas tróficas y atentando hacia sus
coetáneos como especie. Debido a lo anterior, menciona Amhed Djoghlaf, secretario ejecutivo de la
Convención para la Diversidad Biológica de la ONU (2017), que no existe duda de que el cambio
climático y la pérdida de biodiversidad son “las dos caras de la misma moneda”, y que es
consecuencia de la actividad humana que diariamente se extingan 150 especies, y cada año entre
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18,000 y 55,000 especies se conviertan en extintas. La deforestación, los cambios en el suelo la
contaminación del agua y del aire, y la continua destrucción de la atmósfera han provocado el
cambio climático global, también llamado cambio climático antropogénico (Ochoa y Zavala, 2015).
Los paisajes culturales constituyen una relación entre el ser humano y la naturaleza, a partir de las
expresiones humanas, por ello se hace cada vez más importante reconocer y aprender sobre el
bienestar subjetivo, como “una sensación de agrado cotidiano al mantener un bienestar psicológico,
gracias a una buena adaptación a las circunstancias de la vida interna y externa del individuo en
sociedad” (García-Alandete, 2014). Con lo anterior, las complejas redes naturales se relacionan
también con el pensamiento ecológico, que se plantea como respetuoso de estar en el mundo, como
lo menciona Heidegger con el “Dasein”. La realidad primaria donde el ser se capta con su sentido
original, que es lo que Heidegger llama el “Dasein” significa ser-ahí, y en definitiva se refiere al
hombre como un ser arrojado a la existencia, un ser que existe en el mundo y actúa sobre las cosas
que tiene, ante todo el sentido de instrumentos del Dasein. La filosofía según Heidegger no puede
ser más que una analítica interpretación del Dasein: ser-ahí, arrojado en el mundo con la posibilidad
de construir formas de relación y pensamientos para la acción más acorde con la integración ser
humano-naturaleza. Estar en el mundo para Heidegger (1962) es un todo unitario; también, para él,
el ambiente está constituido por árboles, rocas, insectos, y ellos son considerados como elementos
intramundanos (innerweltich). La naturaleza, así considerada desde la filosofía, no es el mundo sino
un ente que encontramos dentro del propio mundo; así como las emociones y los sentimientos que
constituyen entes en diversos grados como maneras de poder incluirse en el mundo. El Mundo, por
lo tanto y para Heidegger como para muchos de la corriente existencialista, representa
ontológicamente un carácter del existir mismo. El objetivo del presente estudio es partir de las
relaciones eco sistémicas para relacionarlas a la existencia humana y analizar la interacción entre
ambas; su desarrollo, adaptabilidad y posicionamiento del ser humano en la búsqueda del bienestar
subjetivo.
Los equilibrios ecosistémicos
El aporte de la biodiversidad a la vida del ser humano y sus procesos productivos es múltiple. En el
caso de la agricultura, la biodiversidad contribuye a mantener la estabilidad del medio ambiente,
permitiendo con ello el funcionamiento de los ciclos globales de los nutrientes, la descomposición de
la materia orgánica, la recuperación del suelo compactado o degradado, la regulación de las plagas y
enfermedades, la polinización, entre otras; por estas razones, el restablecimiento de la biodiversidad
permite reducir la dependencia de insumos externos en los sistemas agropecuarios y forestales,
tales como nutrientes (fertilizantes), agua, acondicionadores del suelo, productos fitosanitarios
(control químico de plagas y enfermedades), etcétera (Manzur-Nazal y Villalba-Cabezas, 2008).
Cuando los cambios en el medio son seguidos de procesos adaptativos de otras especies que
evolucionan con el objetivo de poder continuar, adaptándose y superando los mismos, se presenta el
equilibrio ecosistémico; un ejemplo de ello son los pingüinos que llegaron mediante las corrientes del
mar a las Galápagos, y su adaptación al nuevo medio hizo durante el proceso de sumergirse para
obtener alimento que su pico se hiciera más resistente, se hicieron más esbeltos y disminuyeron la
cantidad de su pelo. Otro ejemplo es el hecho de las personas que viven en sitios de calor extremo,
logran adaptarse a éste –v.gr. los habitantes de la ciudad de Mexicali en Baja California, y Hermosillo
en el estado de Sonora (ambos en el noroeste de México), donde las temperaturas exceden los 50
ºC durante el período de verano– (Quintanilla et al., 2015).
La resiliencia como estrategia adaptativa
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La conservación de un ambiente sano depende del tipo de desarrollo que se dé en una región o país.
Un desarrollo sostenible o sustentable que esté dirigido a un uso responsable de los recursos
naturales, no sólo es siempre necesario sino imprescindible para la conservación de los
ecosistemas; sin embargo, los cuestionamientos comunes son: ¿Cómo podremos lograrlo?, ¿Cómo
logramos asumir esa responsabilidad ante un sistema capitalista que pondera con mayor valor a la
economía que a la naturaleza? ¿Cómo sabemos que un recurso está siendo aprovechado de
manera responsable o es explotado sin responsabilidad? ¿Cuáles son las consecuencias de no tener
una gestión ambiental responsable de los recursos naturales? ¿Cuánta presión se puede ejercer
sobre un recurso para ponerlo en riesgo de extinción o agotarlo? Estas preguntas tienen respuesta
de acuerdo con una misma variable: la resiliencia de los ecosistemas; sin embargo, a ello se ha
apostado la resistencia de los mismos y no así a la conservación, restauración y mitigación de los
impactos antropogénicos. La resiliencia de los ecosistemas es la capacidad de recuperarse de un
disturbio o resistir presiones en curso; se refiere a los complejos procesos físicos y ciclos
biogeoquímicos regenerativos que realizan los componentes bióticos y abióticos de un ecosistema –
en un tiempo determinado– como respuesta para recuperar su estado anterior al efecto producido
por el factor externo, y en esa medida tender a recuperar o mantener al equilibrio (Ojeda et al.,
2017).
Respecto a la población, de ser 1.5 mil millones en 1902, hoy en día somos más de 7.8 mil millones;
la actividad de nuestra especie mantiene un fuerte impacto sobre la naturaleza, causando la
desaparición de hábitats de muchas especies debido a las emisiones de CO. y a la pérdida de su
secuestro; la manera de producción agropecuaria; el modelo de un sistema de consumo intolerable
para un sistema natural que no es infinito, entre muchas otras causas (Quintanilla, 2019). En el caso
de la pérdida de hábitats, se puede estar ejerciendo presión sobre especies de insectos que se
encargan de servicios ambientales, como la descomposición de materia o procesos tan importantes
como la polinización, lo que terminará causando un desequilibrio mayor del considerado del
ecosistema, tal es el caso de la mariposa monarca en Michoacán y de la muerte súbita que están
teniendo las abejas debido al uso de herbicidas y fungicidas. Así, los ecosistemas parecen ser
particularmente resilientes si hay muchas especies que realizan la misma función esencial, y si las
especies dentro de tales grupos funcionales responden de diversas maneras a los disturbios. La
habilidad de un ecosistema para su organización e integridad, está relacionada con la garantía de la
variedad de funciones, las cuales son resultado de las interacciones de su estructura y sus procesos
(Sánchez et al., 2007).

El sentido de propiedad hacia la naturaleza (hacia una perspectiva epistémica integradora)


Existe una totalidad de la naturaleza que no es perceptible a la vista y que habita en otros espacios a
que lo que comúnmente observamos, pero que sin embargo pertenece a un todo, porque vivimos y
coexistimos en el mismo espacio; la unidad de un todo. Los paisajes culturales son trozos abstractos
de esa totalidad, desarrollados por cada cultura cuando ésta imprime características únicas que, a
través de la organización del espacio, comunican símbolos entre sus edificios, parques,
monumentos, agricultura, puentes, puertos, paseos de recreación, museos y áreas rurales
características.
En una sociedad totalmente acelerada, es casi imposible lograr la capacidad de contemplación.
¿Cómo podría el ser humano articularse nuevamente a la madre naturaleza, de la cual forma parte y

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de la cual fue desarticulándose y controlando, y destruyendo? El contacto y la percepción del ser
humano con el resto de los seres vivos, mantiene al límite de la extinción a nuestra propia especie
por haberse desarticulado, y considerarse como el ser que posee y toma control del resto del reino
animal y vegetal. El ser humano necesita hacer un alto en el tipo y ritmo de vida que lleva para
regresar al centro, a uno mismo, a su raíz que es propiamente la naturaleza, en la diversidad de sus
manifestaciones. Se requiere retornar al origen que somos: un elemento más de un todo, en un
sistema planetario llamado Tierra, el cual a su vez se encuentra dentro de un universo complejo y
mucho más amplio. Esta es la visión que desea plantear el presente documento y, para lograrlo, se
requieren estrategias que se apliquen con disciplina y también con cierta flexibilidad; sobre todo con
un análisis amplio. Se ha reflexionado sobre cómo articular al ser humano actual con su naturaleza
animal, integrarlo nuevamente como uno más del sistema natural; para ello, el presente estudio
propone diferentes estrategias que se irán definiendo.
El observador atento, descubre los rostros de los nichos ecológicos, los senderos que se trazan y se
mantienen con el uso práctico de sus transeúntes; sirven como una nueva alternativa de conexión
entre el ser humano y la naturaleza, considerada una alternativa productiva para muchas
comunidades alrededor de nuestro planeta (llamados por algunos como visitas a senderos
ecológicos o senderismo). Las propuestas incesantes por mantener recorridos o senderismo, son
también inserciones que provocan transformaciones en el medio. Existe una desarticulación con la
naturaleza: a partir de que dejamos de recolectar nuestra agua, dejamos de producir nuestros
propios alimentos y energía, nos convertimos en seres que ignoran cómo opera ésta (Vega et al.,
2018).
La percepción del paisaje hacia la conciencia
En el momento en que se está atento y se camina por un paisaje natural, existe el disfrute por parte
de los seres humanos, porque somos parte ello, de la naturaleza, y con ello se abre el campo de
conciencia a lo que ocurre y se tratan de captar las relaciones que en él se establecen, se puede ver
un todo unitario. Todos formamos parte del mismo sistema de vida. En el campo, en la milpa, se
escuchan los tallos y las hojas al pasar el viento; cuando llueve, los estruendos de los rayos se
escuchan después de las luminiscencias en el horizonte alto; el sonido de la lluvia anuncia la
abundancia que puede traer en las cosechas por venir.
Estar abierto a la sensación de gozo y disfrute de la naturaleza es haber avanzado en el proceso de
conciencia pura, sin el intermedio de la enajenación, sin la priorización de estar siempre en la mente
y en la razón. La esencia del existir consiste propiamente en existir; el existir es esencialmente la
posibilidad que mantiene cada ser humano y por ello puede elegirse, ganarse o perderse; y por ello
le pertenecen dos modos claros y definitivos de ser y de existir: autenticidad o inautenticidad, de
acuerdo al pensamiento de Heidegger.
Es posible preguntarse: ¿se es del mundo, se está en el mundo o se vive en el mundo? Las
respuestas son muy variadas y dependen de varias posturas filosóficas: ser del mundo es la más
articulada a la teoría de Gaia, a la cual Lovelock (1985) definen como una ciudad compleja que
implica a la biósfera, atmósfera, océanos y tierra, y constituyen en su totalidad un sistema cibernético
o retroalimentado que busca un entorno físico y químico óptimo para la vida en el planeta Tierra,
como un ser vivo que está constituido por todo aquello que la habita y es capaz de su autorregularse;
por ello, estar en el mundo implica una presencia significativa, y la última es usar el hábitat como un
recurso, sin concebirlo como parte del organismo vital de la Tierra.

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Las conexiones humanas se dan en función de la satisfacción de necesidades y de las que tienen
como fin último una relación espiritual. El ser humano crece a través de su relación con los demás y
con su medio ambiente; la experiencia corresponde a su terreno de juego. El concepto de sensación
es una vivencia del sentir, palpando algo y degustando, y desencadena percepciones de los hechos
donde se distinguen y obtienen impresiones: el gusto por un platillo agridulce, crocante, suave o
carnoso son producto de diferentes sensaciones. El comer es en cierta forma un sentido de placer
que se adquiere en un ambiente, en un contexto determinado. Como menciona la teoría de la
Gestalt: “El mundo está allá afuera y al percibirlo se toma algo de él para los sentidos; se abstrae a
través de una sensación de vínculos ilimitados que llegan a la memoria y se resguardan como algo
agradable o desagradable” (Le Breton, 2006).
El análisis descubre una cualidad de todas las relaciones que existen en el acto de percibir. Y estas
relaciones están recubiertas de un saber que les habitan. Hay cualidades puras, que son las que
perciben los animales, y cualidades cubiertas de significado, que representan para el ser humano
algo más, contienen cualidades y por ende adquieren significaciones.
Teoría de la sensación
Representa la conquista de los sentidos, y proviene del medio o de la naturaleza que nos toca a
través de éstos. El ser humano piensa histórica y sistemáticamente sus relaciones y las establece
dentro de una cultura que recrea y reconforma. Posee la ventaja de sus recuerdos, de sus memorias,
que a su vez se constituyen por el contacto con el medio a través de sus percepciones de la realidad,
llegando como imágenes y sensaciones. Nada de lo que percibimos permanece estable ni constante.
A esto se le llama construcción perceptiva, la cual es vital para la adaptación al medio ambiente.
Percibir el ambiente es advertir cómo surge de una constelación de datos, un sentido inmanente sin
el cual es imposible hacer una invocación de los recuerdos. Recordar es penetrar en el horizonte del
pasado y desarrollar progresivamente sus perspectivas encapsuladas, hasta que las experiencias
que aquel resume sean tal cual, vividas nuevamente en su situación temporal; percibir no es recordar
(Ponty, 1993).
Las interconexiones entre los elementos de la naturaleza son percibidas por el ser humano, quien
advierte el bienestar en una relación ecológica porque es parte de la misma. Con el avance en el
desarrollo tecnológico y en el modo de producción capitalista, se realiza una ruptura trágica y
continuada que borra selvas, biomasa, contamina océanos, arrasa poblaciones étnicas, incluso in-
visibiliza a la propia mujer que es la especie compañera; por ende, la percepción se altera y se
corrompe. Estos cambios abruptos de redes, sistemas, conexiones, corrompen los ambientes y
todas sus relaciones y se procura el caos.
Como bien menciona el Dalai Lama: “Lo que ves en el exterior, específicamente en la naturaleza, es
sólo el resultado del estado interno de los seres humanos”. No es solamente un rompimiento
estético, es una fractura de la vida y su transmisión continuada de semilla de cadenas energéticas.
Lo que representa el fin del respeto por la misma y puede llegar a ser la propia extinción de los seres
vivos.
En el camino de trabajar la relación hombre-medio ambiente hay muchos abismos para comprender
su integración y se necesita una apertura de relación que vincule de manera más fluida la relación
entre en las ciencias básicas y las ciencias humanas, profundizando cada una de las categorías de
vinculación.

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La tierra ha tenido que llegar a un estado de crisis mundial generalizada, para que las voces
públicas, privadas y los científicos, empiecen a hablar de esta vinculación.
Las culturas más avanzadas, producto del modo de producción capitalista, ha privilegiado el
desarrollo tecnológico en detrimento de la cualidad de los paisajes nutricios, que sólo son
resguardados por las culturas originarias o que habitan los espacios en zonas de refugio, hasta
donde ellos pueden, porque ya las regiones más lejanas están siendo alcanzadas por la modernidad.

2.1 Medio Físico Natural (Entorno) y el empleo de los datos


en su aplicación.
Con el estudio del medio físico se determina la capacidad de éste para soportar los distintos usos del
suelo, su vulnerabilidad y las condiciones de su protección, así como la manera de restringir,
implantar y gestionar los susodichos usos. Se trata de encontrar la aptitud de cada espacio territorial
en función de sus características intrínsecas, a fin de determinar un nivel aceptable de uso y
distribuir, mediante el plan, sus diversas modalidades en función de las consideraciones
socioeconómicas, de infraestructura, etc., que influyen en la consecución de los objetivos buscados
con este plan.
En este apartado se identifican las principales características del medio físico natural: fisiografía,
relieve, pendientes, geología, edafología, vegetación, clima e hidrología, con el propósito de medir el
impacto que ha tenido la actividad humana en este medio y entender cómo influye y condiciona las
formas de utilización del suelo en Tijuana, y así contribuir a una mejor planeación del desarrollo
urbano.
Como parte del esquema conceptual de ordenamiento territorial, este apartado se integra como un
sistema de tres componentes:
1) Medio físico natural, en donde se analizan las características fisiográficas y la estructura del
territorio, considerando los aspectos geológicos, edafológicos, hidrográficos, topográficos y algunos
de los recursos bióticos más importantes.
2) Riesgos y vulnerabilidad, en el que se señalan los peligros y riesgos que originan los fenómenos
naturales y los derivados del hombre que alteran y condicionan el adecuado desarrollo de las
actividades productivas y sociales.
3) Contaminación ambiental, donde se plantean algunos de los principales problemas de
contaminación que se presentan en aire, agua y suelo.
En cada uno de los temas tratados se identifican las áreas problemáticas que tienen que resolverse,
lo que permite plantear las políticas e instrumentos que serán necesarios para corregirlos o
mitigarlos. Al final se presenta un plano donde se observa la aptitud del suelo para soportar las
diversas actividades implícitas en el desarrollo urbano de Tijuana, como conclusión al análisis del
sistema natural.

Delimitación Geográfica del Centro de Población.


El centro de población de Tijuana colinda al norte con el estado de California (Estados Unidos), al sur
con el municipio de Playas de Rosarito, al este con la zona de conurbación con Tecate y al oeste con
el Océano Pacífico. Sus coordenadas geográficas se ubican entre los 32° 34' y 32° 22' de latitud
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norte y los 116° 35' y 117° 07' de longitud oeste. El área de estudio tiene una superficie de
84,376.003 hectáreas, de las que 20,405.15 corresponden a la mancha urbana, que representa el
26% del área total (plano 1).

Fisiografía.
Tijuana forma parte de la provincia fisiográfica de la península de Baja California, sub-provincia
Sierras de Baja California Norte, caracterizada por elevaciones topográficas que van del nivel del
mar hasta los 1280 msnm. Las topo formas son muy heterogéneas; las más características son los
sistemas de lomerío, las mesetas, las mesetas con lomeríos, la llanura y los valles inter-montanos.
La franja costera se eleva a 200 msnm y consta de mesetas y lomeríos suaves, la mayoría de origen
marino. La zona de tierras altas, al oriente de la anterior, tiene una altura promedio de 500 msnm y
se conforma por un relieve de montañas y cerros. Esta franja está truncada al norte, a la altura de la
Presa “Abelardo L. Rodríguez”, por una cadena transversal de cerros y oblicuamente por el Valle de
las
Palmas.
Las principales elevaciones se encuentran al sur y al sureste del municipio: Cerro Bola (1280 msnm),
Cerro Gordo (1140), Cerro San José (920), Cerro el Carmelo (880), Cerro San Isidro (840), Cerro la
Zorra (820), Cerro el Diablo (780), Cerro el Coronel (720), Mesa Redonda (680) y Cerro Colorado
(540). Otras elevaciones menores se localizan al oeste, en la mancha urbana, cercanas al cauce del
Río Tijuana y a la Línea Internacional. En ellas se ubican los fraccionamientos Soler y Chapultepec y
las colonias Alemán, Altamira, Independencia, Juárez e Hipódromo, la zona del Parque Industrial
Pacífico y las colonias Reforma y La Presa. También está la zona de lomeríos altos frente a Playas
de Tijuana, San Antonio del Mar, hacia Rosarito, y algunas mesetas que se encuentran frente al
Océano Pacífico. Por su parte, al este se localiza una zona de lomeríos bajos donde se asientan las
colonias Libertad, Postal,
Buena Vista y Laderas de Otay, el fraccionamiento Murúa, el Cañón del Padre y la meseta de Otay, y
entre los cauces del Río Tijuana y el arroyo Alamar, los fraccionamientos Los Álamos, El Vergel,
Presidentes y Kino, y las colonias Guaycura, Azteca y las aledañas al Cerro Colorado. La mayoría de
esta elevación tiene poca vegetación debido a los asentamientos humanos y a los incendios.
Todas estas elevaciones son importantes, pues al actuar como barreras físicas limitan el movimiento
y traslado de personas, bienes y servicios de un punto a otro de la ciudad, lo que influye en la
planeación urbana, y desde el punto de vista ambiental también inciden en la circulación de los
vientos, en el traslado de emisiones contaminantes y en la existencia de microclimas (plano 2).

Clima.
De acuerdo con la clasificación de climas de Copen, modificada por Enriqueta García, el clima de
Tijuana es seco templado, tipo mediterráneo, con temperaturas promedio de 14.6 y 18ºC (la máxima
es de 23ºC en los meses de agosto y la mínima de 10 y 11ºC en invierno). Hay un régimen de lluvias
invernal, que ocurre de noviembre a abril, cuando se recoge el 91% del total de la precipitación
anual, que es de sólo 203 mm en promedio. Durante el verano los cielos despejados dan por
resultado una insolación de 250 cal/cm2. /día a 575 cal/cm2/día. Esta radiación solar eleva las
temperaturas al mediodía por arriba de los 26ºC, mientras que en el invierno las masas de aire polar
marítimo favorecen con mayor frecuencia los días nublados, que atemperan el clima de la región. En
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la gráfica 2 se observan las condiciones de temperatura y precipitación, que muestran un
comportamiento inverso.

En ciertas temporadas (1978, 1983, 1993), bajo la influencia del fenómeno meteorológico del Niño,
las lluvias han hecho los inviernos tormentosos y trágicos, pues han causado severos daños e
inundaciones. Sin embargo, los datos de precipitación indican que las tormentas son siempre de
duración breve, y no pueden ser previsibles en monto ni en frecuencia, aunque en su mayor parte
ocurren en periodos cíclicos (más o menos cada diez años) y dependen directamente de los cambios
climáticos típicos de la zona.
Por otro lado, la tasa de evaporación anual es muy alta. El promedio reportado en Chula Vista,
California, durante el periodo 1919-1981 es de 161 cm (64 pulgadas) por año, con la máxima
ocurrencia en julio; un promedio de 19 cm (7.6 pulgadas) por mes. El promedio mensual de
evaporación mínimo sucede en diciembre, con 7 cm (2.8 pulgadas). Estos patrones de
comportamiento meteorológico son interrumpidos cuando soplan los vientos provenientes del norte,
secos y calientes, conocidos como “vientos de condición Santa Ana”.6
Este fenómeno se caracteriza por vientos fuertes, provenientes del noreste, pasando por las
montañas con
dirección al mar, lo que ocasiona movimientos de masas de aire de tierra. Tal condición puede
ocurrir durante un periodo que suele variar de algunos días hasta algunas semanas al año.
El comportamiento meteorológico es un factor importante en la edificación urbana, no sólo por
criterios de asoleamiento para distribución de viviendas, sino porque aporta información sobre
variaciones climáticas útil para decidir la localización adecuada de cierto tipo de establecimientos
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industriales, con previsiones sobre las necesidades adicionales de equipos de enfriamiento o
calefacción. También es un elemento útil para evaluar las medidas pertinentes en la dispersión de
cierto tipo de contaminantes.

Hidrología Superficial.
Los ríos, los arroyos y otros cuerpos de agua de la localidad son otro aspecto importante de la
fisiografía.
Su identificación resulta imprescindible para formular las estrategias de planeación urbana y de
conservación que se plantean en este programa. En términos generales, la mayoría de los 53
arroyos que se encuentran en el centro de población son temporales, ya que sólo llevan agua en
época de lluvias (plano 3).
Estas corrientes de agua, sean permanentes o temporales, forman parte de un sistema de
subcuencas, microcuencas y nanocuencas que conforman la denominada “Cuenca Hidrológica del
Río Tijuana”, que abarca parte de los territorios de Baja California (México) y California (Estados
Unidos), con una extensión de 4 465 km², con más de las dos terceras partes en territorio mexicano.
En el ámbito urbano y con base en el destino de los flujos de agua y escurrimientos, el sistema
hidrológico se integra por 1) el Río Tijuana, margen derecha, 2) el Río Tijuana, margen izquierda, y
3) la vertiente costera, que drena hacia el Océano Pacífico. A su vez, este sistema se subdivide en
29 sub-cuencas hidrológicas más pequeñas (plano 4).
Uno de los problemas que se presentan en la gestión y manejo de este recurso es la gran dispersión
normativa y la descoordinación de competencias en los distintos niveles de gobierno. Esta situación,
aunada al ritmo de crecimiento de la ciudad y la falta de control de los asentamientos humanos,
origina un rezago en control e intervención en ríos y arroyos de la ciudad, que la mayoría de las
veces se limita a proyectos de canalización e infraestructura fluvial enfocados a la protección civil,
que no toman en cuenta las características y funciones naturales que estos sistemas tienen y deben
mantener en las zonas de conflicto urbano, lo que hace que se perciban como elementos ajenos o
inconvenientes para la ciudad.

Hidrología Subterránea.
En Tijuana existen cuatro zonas importantes de recarga natural al acuífero: los arroyos Alamar, El
Florido, Matanuco y de las Palmas (plano 5), donde se generan los principales sistemas de flujos
regionales y locales, así como afloramientos de aguas subterráneas (manantiales de aguas frías),
algunos localizados hacia la parte media de los afloramientos ígneos al noreste del centro de
población, donde se presentan cambios en la litología y permeabilidad.
El abastecimiento de agua potable de Tijuana por extracción subterránea tiene actualmente usos
limitados, y en el perímetro urbano tiene principalmente dos sub-alevos: el Río Tijuana y el Arroyo
Alamar, fuera de los cuales se encuentra el Río La Misión, a 67 kilómetros al sur de la ciudad. Estas
zonas son alimentadas por un sistema de escurrimientos regionales y locales de tipo superficial,
rodeados por cuencas y microcuencas que permiten la ubicación de 100 pozos y 310 norias.12 La
Comisión Nacional del Agua (1996) reporta que el acuífero del Río Tijuana tiene una recarga de 24.8
millones de metros cúbicos, en tanto que se extraen otros 24 millones de metros cúbicos. De tal
manera, el acuífero se encuentra en equilibrio, y su uso principal en el valle del Río Tijuana ha sido
para cubrir las necesidades de las actividades agropecuarias y domésticas situadas en esta zona.
13
Geología.
En cuanto a la composición geológica de sus materiales, el terreno de Tijuana presenta una escasa
consolidación, característica que, junto con las pendientes, condiciona el crecimiento urbano por los
graves riesgos de sufrir deslaves y derrumbes, y por las posibles fallas en las técnicas de edificación
y en los materiales utilizados, por lo que se debe cuidar que las normas de edificación sean acordes
con las especificaciones de resistencia y estabilidad de dichos materiales.

14
2.1.1 El confort humano.
El confort es el bienestar físico o material que proporcionan determinadas condiciones,
circunstancias u objetos.
La palabra confort, como tal, pasó del francés al español en el siglo XIX, proveniente del inglés
comfort, con el sentido de 'comodidad o bienestar material'.
El confort puede ser ofrecido gracias a un objeto (un colchón, una silla, un carro), o por una
circunstancia ambiental como puede ser la temperatura adecuada, cierto nivel de silencio o una
sensación de seguridad.
Existen ciertos estándares de confort que tratamos de tener en nuestra casa, nuestro ambiente de
trabajo y en otros espacios que frecuentamos.
En nuestra vivienda, por ejemplo, acondicionar los espacios que usamos a diario en función de las
actividades que en ellos realizamos nos ayuda a tener una mejor calidad de vida.
La palabra confort no debe confundirse con el verbo confortar, que significa 'dar ánimo o consuelo a
alguien', ni tampoco con confortable, que hace referencia a 'aquello que conforta o anima'.

Confort higro – térmico.


Como confort higro - térmico se denomina el bienestar que sentimos a nivel térmico cuando estamos
a gusto en una habitación. Esto ocurre cuando los mecanismos termorreguladores del organismo no
tienen que intervenir para calentarnos o refrescarnos, con el objetivo de proteger nuestras funciones
vitales.
El confort higro - térmico es un parámetro fundamental para definir las condiciones de habitabilidad
de un espacio, de lo cual se encarga la arquitectura bioclimática.

Confort acústico.
El confort acústico es aquel en que los ruidos provocados por las actividades humanas no resultan
molestos o perjudiciales para el descanso, la comunicación o la salud de las personas. Como tal, el
confort acústico es un término relacionado con el de la contaminación acústica.

Confort visual.
Se habla de confort visual en referencia a los niveles ideales de iluminación natural o artificial que
son necesarios para las distintas actividades humanas: productivas, profesionales, de ocio, placer, o
descanso, etc. Como tal, para lograr el confort visual es necesario que haya un correcto diseño del
sistema de iluminación del espacio. El confort visual se traduce en el bienestar psicofisiológico de la
persona.

Zona de confort.
En psicología y coaching, la zona de confort se refiere a una zona mental en la cual nos sentimos
satisfechos con nuestra situación y consideramos nuestras necesidades cubiertas, razón por la cual
15
evitamos correr riegos o enfrentarnos a situaciones desconocidas que nos pudieran generar presión
o estrés.
El término confort es un galicismo cuyo significado puede asimilarse al concepto de bienestar,
aunque en términos generales abarca conceptos más amplios como la salud. En general se refiere a
un estado ideal del hombre que supone una situación de bienestar, salud y comodidad en la cual no
existe en el ambiente ninguna distracción o molestia que perturbe física o mentalmente a los
usuarios. Es para ello importante buscar también el confort en la arquitectura.

Parámetros de confort.
Los parámetros de confort son aquellas condiciones propias del lugar que inciden en las sensaciones
de los ocupantes. Estas sensaciones o formas de percibir el ambiente pueden clasificarse en:

Parámetros ambientales.
Los parámetros ambientales son muy importantes ya que tienen una influencia directa sobre las
sensaciones físicas de las personas y las características ambientales de un espacio. Los más
destacados son:
Temperatura seca del aire
16
Humedad relativa
Velocidad media del aire
Temperatura seca del aire
Se entiende por temperatura seca del aire, la temperatura del aire, prescindiendo de la radiación
calorífica de los objetos que rodean ese ambiente concreto, de los efectos de la humedad relativa y
de los movimientos de aire. La temperatura del aire constituye uno de los parámetros principales
para determinar el grado de confort térmico de un espacio y se refiere básicamente al estado térmico
del aire a la sombra. Para poder determinar si las personas sienten frío o calor en un lugar es
necesario contar con los datos de temperatura y humedad. Además, con estos datos se puede
determinar si un espacio concreto de la vivienda, o la vivienda en general, se mantiene dentro de
rangos adecuados o no.

Humedad relativa.
La humedad relativa afecta en gran medida la sensación térmica. Es uno de los parámetros sobre el
que se puede incidir directamente a través de la aplicación de una serie de correcciones en el diseño
o bien con la incorporación de determinados sistemas de acondicionamiento. Es entendida como la
cantidad de agua que contiene el aire, por lo que si su valor es elevado durante un día de calor
puede afectar negativamente a la sensación térmica dentro de un espacio ya que impide que las
personas pierdan calor por evaporación de agua a través del sudor. Pero, si este porcentaje de
humedad relativa es muy bajo, el organismo también responde negativamente debido a que se
puede deshidratar. En general, los valores de humedad relativa considerados apropiados varían del
invierno al verano y adoptan diferentes valores según el tipo edificatorio, sus espacios y las
actividades que en él se estén realizando.

Velocidad media del aire.


Para el acondicionamiento de una vivienda, la velocidad del aire constituye un parámetro muy
valioso, pues produce corrientes que pueden ser aprovechadas para refrescar o calentar los
espacios. Sin embargo, hay que tener presente que, dependiendo de la velocidad y la procedencia
del aire que llega hasta el interior, estas corrientes pueden resultar un inconveniente más que una
ventaja, especialmente en invierno. En el caso de que la temperatura del aire esté por debajo de la
temperatura de la piel, la velocidad del mismo provocará una pérdida de calor que generará una
sensación de frescura, pero, si es al revés, el cuerpo tomará calor del aire. Además, la velocidad del
aire es una preexistencia ambiental que puede ayudar a reducir la humedad y favorecer la
ventilación de los espacios de la vivienda, modificando, con su frecuencia y con su fuerza, la
sensación térmica de las personas.

Parámetros arquitectónicos.
Los aspectos psicológicos interactúan con los factores térmicos, lumínicos, acústicos y olfativos de
un determinado espacio creando nuestra capacidad de adaptarnos a él en lo que se puede definir
como confort arquitectónico. Por ejemplo, la falta de confort fisiológico térmico y lumínico puede ser
compensado a través de los factores visuales involucrados en el diseño de los espacios, tales como
el manejo de los colores, texturas, espacios, volúmenes, vacíos, macizos, etc. Por su parte, el grado
de disconfort acústico u olfativo disminuye al perder la ubicación o percepción visual directa de la
fuente contaminante; por ejemplo, si se coloca una barrera vegetal angosta, pero suficientemente
17
densa para obstruir la vista entre una avenida (contaminante de ruido) y un edificio, es posible que
en las personas disminuya la percepción del ruido a pesar de que los niveles de intensidad sonoros
disminuyen de manera insignificante. Del mismo modo la falta de confort se incremente
drásticamente si se percibe visualmente la fuente de contaminación.

2.1.2 Parámetros perceptuales.


La elección de cuatro parámetros de diseño como determinantes básicos del desempeño energético
de un edificio permitió configurar un esquema de análisis de sensibilidad global para evaluar cómo
los cambios en el diseño pueden afectar las condiciones ambientales de una estructura.
Contrariamente a lo que puede aparecer a simple vista, el análisis de sensibilidad -como herramienta
más propia de un ejercicio de ingeniería- puede también entenderse como un elemento esencial e
inherente a la práctica arquitectónica. En efecto, lo que este tipo de análisis matemático hace, es
cambiar sistemáticamente los parámetros de entrada en un modelo para determinar los efectos que
ocurren a partir de dichas modificaciones.
Las técnicas de representación 2D y 3D utilizadas habitualmente en arquitectura constituyen el
output o salida tradicional de estas modificaciones en cuanto a aspectos formales; vale decir, ya sea
mediante planimetría, maqueta o visualización digital 3D, es posible dar cuenta de cómo las
variaciones en los parámetros de entrada determinan la forma. Pero, qué es lo que pasa si además
de evaluar cómo se ve afectada la forma arquitectónica, interesa medir cuantitativamente el impacto
de estas modificaciones en el desempeño energético del proyecto.
No se descubrirá ahora la importancia de los aspectos de desempeño en la discusión arquitectónica
contemporánea. Ya sea debido a legítimas preocupaciones ambientales, consideraciones con
respecto a la economía de recursos o sobre el confort y bienestar de los usuarios de los espacios
que se proyectan, se puede convenir en la relevancia de prever el impacto que las decisiones de
diseño tendrán sobre el desempeño energético del proyecto, una vez construido y habitado.
A muchos arquitectos no les resultaría extraño el supuesto de que, en un clima mediterráneo como el
de Santiago de Chile, la orientación sea una variable altamente significativa en relación a la
demanda de enfriamiento en un edificio. Sin embargo, como se verá más adelante a la luz de los
resultados, la orientación podría constituir la última preocupación dentro de las diferentes decisiones
de diseño a las que un arquitecto se puede enfrentar al proyectar un edificio desde la perspectiva de
su desempeño energético en refrigeración.

Parámetros de diseño.
Claramente las simulaciones digitales de comportamiento térmico han contribuido a despejar las
dudas acerca de cómo los distintos parámetros de diseño arquitectónico afectan el desempeño
energético de un proyecto. Entre estos parámetros se podrían mencionar justamente la orientación y
el tipo de vidrio, pero también aspectos como la materialidad de la envolvente opaca o incluso
consideraciones relativas a la forma, como volumen, organización de la planta y otros. Luego, al
variar una por una las especificaciones de cada parámetro -por ejemplo, el espesor de aislante
térmico de los muros-, es posible obtener algunas conclusiones acerca de cómo cada una de estas
modificaciones afecta el comportamiento térmico del proyecto.
La teoría probabilística aporta el análisis de sensibilidad global como manera de evaluar la influencia
de cada parámetro sobre el rango completo de variación de los resultados y el efecto de cada
18
parámetro sobre los demás. Para los fines de este estudio, se propuso un modelo arquitectónico
estándar y estadísticamente representativo del mercado de edificios de oficina en Santiago de Chile,
simulado con el software de desempeño energético en régimen dinámico TAS. La figura 1 presenta
este modelo en planta -un piso tipo de 16 x 16 m y simétrico en los dos ejes- para el cual ocho
recintos fueron analizados coincidentemente con las ocho orientaciones básicas. El clima utilizado
para las simulaciones corresponde al de la ciudad de Santiago, el cual se puede caracterizar como
templado cálido con estación seca prolongada de ocho a siete meses, de acuerdo a la clasificación
de Köppen.

Al mismo tiempo, se seleccionaron cuatro parámetros de diseño para configurar el análisis de


sensibilidad global. Estos parámetros fueron escogidos debido a que forman parte de las definiciones
de diseño fundamentales del proyecto y probablemente tendrían influencia en el desempeño
energético del futuro edificio. Luego, las variantes en cada uno de ellos representan el rango
característico de decisiones a las que un arquitecto se enfrenta a la hora de diseñar un edificio de
estas características de acuerdo a, por ejemplo, la oferta disponible en el mercado de soluciones de
vidrio, muros cortina o protecciones solares. Estos cuatro parámetros serán estudiados en relación a
su impacto sobre la demanda de enfriamiento del modelo simulado, en términos de kWh/m²/año.
Porcentaje de acristalamiento de la envolvente / Para las alternativas de 20% -edificio en base a
muros opacos y ventanas-, 50% -solución mixta- y 100% -edificio de muros cortina, completamente
vidriados- de acristalamiento con respecto a la fachada completa. Este parámetro resulta
particularmente interesante, por cuanto establece dos tipos de envolvente que podrían entenderse
como opuestas y que además constituyen edificios formalmente muy diferentes entre sí.
Tipo de protección solar / Para las alternativas de alero en orientación Norte, más celosías en
orientaciones Este y Oeste; versus solamente celosías en orientaciones Norte, Este y Oeste; y
finalmente sin ningún tipo de protección solar. Este parámetro corresponde a uno de los elementos
arquitectónicos probablemente más atractivos y más utilizados en la arquitectura del último tiempo
para este tipo de edificios. Hoy en día, prácticamente existe consenso entre los arquitectos de la
necesidad de incorporar estos elementos en la envolvente cuando se trata de un clima mediterráneo
y especialmente si el edificio posee un alto porcentaje de acristalamiento. Las variantes de este
parámetro recogen además las posibilidades de contar con aleros -recomendables para la
19
orientación Norte- y/o de celosías -habitualmente asociadas a las orientaciones Oriente y Poniente-
como protección solar.
Tipo de vidrio / Para las alternativas de vidrio simple claro, vidrio simple selectivo, vidriado doble
claro y vidriado doble selectivo, que corresponden a los tipos de vidrio más utilizados actualmente
dentro del mercado nacional. La diferencia entre estos estaría dada, entre otras propiedades, por la
transmitancia térmica, donde el doble vidriado posee un valor más bajo y por ende pierde menos
calor en comparación con el vidriado simple y por la transmitancia luminosa, en que el vidrio claro
deja pasar aproximadamente un 90% de la luz visible, mientras que un vidrio selectivo lo puede
llegar a hacer hasta en aproximadamente un 50%, lo que limita las ganancias indeseadas de luz y
calor y reduce, en teoría, el riesgo de sobrecalentamiento-.
Orientación / Para todas las orientaciones posibles: N, NE, E, SE, S, SW, W y NW. En este caso, el
impacto de las distintas orientaciones sobre el comportamiento térmico de una edificación es de
amplio conocimiento. Para un clima mediterráneo del hemisferio sur, es muy probable que el riesgo
de sobrecalentamiento en la orientación Sur sea menor y que la orientación Poniente probablemente
sea la más problemática desde el punto de vista del confort térmico de verano. La duda que queda
es cuánto en verdad pesa esta variable con respecto a los otros parámetros de diseño en el modelo
propuesto.

Análisis de sensibilidad.
Para este análisis de sensibilidad global, se consideró un total de 288 simulaciones,
correspondientes a todas las posibles combinaciones de variantes por cada parámetro. El indicador
utilizado para evaluar el nivel de importancia relativo de cada parámetro de diseño, con respecto a la
demanda de enfriamiento, es el coeficiente de correlación de Pearson (r). Este coeficiente como
valor definido, para este caso entre 0 y 1, representa la medida del nivel en que los valores de los
parámetros de entrada están linealmente correlacionados con los resultados. Mientras mayor sea el
valor de r, más fuerte será la correlación lineal entre los datos de entrada y los datos de salida del
modelo. Un valor de 1 significará entonces, una correlación perfecta, mientras que un valor de 0
significará que no existe una relación lineal entre las variables. Para los fines de este estudio, valores
de r menores a 0,30 se considerarán correlaciones débiles, mientras que sobre 0,70 serán
entendidos como correlaciones fuertes.
La figura 2 presenta los coeficientes de correlación obtenidos para los cuatro parámetros de diseño
previamente descritos con respecto a la demanda de enfriamiento. De acuerdo a estos, es posible
ordenar los distintos parámetros según el nivel de influencia que tengan sobre los resultados de las
simulaciones. En consecuencia, mayores valores de r estarán asociados a variables más influyentes,
desde el punto de vista de su impacto con respecto a la demanda de enfriamiento.

20
La correlación más fuerte está dada claramente por el porcentaje de acristalamiento (r=0,70), por lo
que se constituye como el parámetro más importante. En segundo lugar, aparece el tipo de
protección solar, con un coeficiente de correlación moderado (r=0,39). Finalmente, con coeficientes
de correlación bastante más bajos, aparecen el tipo de vidrio (r=0,28) y la orientación (r=0,23), que
se convierten en las variables que menor influencia tienen sobre la demanda de enfriamiento. Hay
que mencionar que, para todos estos casos, los coeficientes de correlación obtenidos poseen
significancia estadística -para p<0,05-, lo que significa que la probabilidad de que estos resultados
sean producto del azar es reducida -menor al 5%-.
Estas conclusiones representan, a todas luces, observaciones relevantes en el contexto del diseño
arquitectónico, puesto que orientan al arquitecto acerca de cuáles son las variables que debiese
priorizar con miras a obtener un buen desempeño energético en su proyecto. Por ejemplo, si la
elección del tipo de vidrio es una decisión importante, más aún lo será la elección de la protección
solar. Esto, en términos físicos, lo podemos entender por el hecho de que la protección solar, cuando
es instalada por el exterior, posee suficientes elementos opacos y está cuidadosamente diseñada en
función de la trayectoria solar, constituye la primera barrera contra el ingreso de radiación solar
directa a los recintos, lo que reduce el riesgo de sobrecalentamiento. El desafío para el arquitecto
será entonces poder combinar, de la manera más eficiente posible, la selección de la protección
solar con el tipo de vidrio más adecuado.
Otra manera de entender el análisis de sensibilidad es a través de la observación directa de la
variabilidad en los datos de salida de las simulaciones con respecto a cada uno de los parámetros de
entrada. Las figuras 3, 4, 5 y 6 nos presentan este tipo de análisis, para los parámetros de porcentaje
de acristalamiento, tipo de protección solar, tipo de vidrio y orientaciones, respectivamente. Cada
uno de estos gráficos está construido a partir de la frecuencia acumulada (de 0 a 100%) con
respecto a la demanda de enfriamiento.

21
22
La figura 3, asociada al porcentaje de acristalamiento, y coincidentemente con el mayor valor r
obtenido, es la que presenta el rango de variabilidad más amplio en relación a la demanda de
enfriamiento entre todos los parámetros estudiados. Por ejemplo, el 99% de los casos,
correspondientes al 20% de acristalamiento, están asociados a una demanda de enfriamiento menor
a 50 kWh/m2/año, que podría considerarse como baja. Por el contrario, en el caso de la envolvente
completamente vidriada, solo un escaso 6% está por debajo de los 50 kWh/m2/año y el resto se
distribuye muy ampliamente, llegando incluso a valores muy altos de demanda de enfriamiento.

23
La figura 6, correspondiente al parámetro de las orientaciones, muestra, por el contrario, un margen
mucho más estrecho de variabilidad. Esto se puede observar gráficamente en el hecho que la
distancia entre las curvas es mucho más reducida en comparación al caso anterior de la figura 3.
Esto significa que la influencia de esta variable sobre los resultados de la demanda de enfriamiento
es mucho menos relevante.

¿Cómo diseñar edificios en un clima mediterráneo?


El ejercicio anteriormente descrito mostró cómo los cuatro parámetros de diseño propuestos
impactan en distintos niveles el desempeño energético, durante el periodo de enfriamiento de un
modelo estándar de edificio, en un clima mediterráneo como el de Santiago de Chile. Los resultados
resultan sorprendentes en comparación con el supuesto inicialmente mencionado en relación a la
orientación, puesto que contravienen la idea preconcebida de que esta sería una de las variables
más relevantes -sino la más relevante- respecto del desempeño energético en refrigeración.
La elección del tipo de vidrio también presenta una situación interesante. En el gráfico de la figura 5
se puede observar cómo la diferencia entre tener vidrio claro y otro con una característica selectiva
resulta mucho más relevante cuando se trata de doble vidriado. Esto se entiende por el hecho de
que el vidriado doble puede ofrecer elevar las probabilidades de generación de sobrecalentamiento -
por cuanto reduce la posibilidad de perder calor por la envolvente-, con lo que se hace necesario
incorporar alguna propiedad al vidrio que ayude justamente a lo contrario, es decir, a reducir la
ganancia solar, como es el caso del vidrio selectivo. Esta observación es importante, pues hoy en día
el doble vidriado se ha instalado como un estándar generalizado de calidad constructiva de la
envolvente en gran parte de los edificios de oficina que se construyen en Santiago de Chile. La
recomendación en este caso, a la luz de los resultados, es claramente incorporar la propiedad
selectiva como parte de la solución constructiva de los paramentos vidriados. La figura 7 presenta
una aplicación arquitectónica de un tipo de vidriado doble selectivo en la envolvente transparente de
un edificio de oficinas en Santiago.

24
El gráfico de la figura 4, en cambio, no muestra grandes diferencias entre las dos alternativas de
protección solar estudiadas, pero para cualquiera de estos dos casos, sí aparece una brecha muy
importante cuando se les compara con la variante sin ningún tipo de protección solar. Esta situación
sugiere que la protección solar va a ser altamente aconsejable en la mayoría de los casos y
prácticamente imprescindible cuando se trate de un edificio con envolvente 100% vidriada. Al
respecto, la figura 8 nos muestra una aplicación arquitectónica de protecciones solares de tipo
celosías en paramentos vidriados de orientación Poniente en Santiago.

25
Finalmente, la gran brecha, en términos de demandas de enfriamiento, que aparece asociada al
porcentaje de acristalamiento constituye una de las observaciones más importantes de este estudio.
El desafío de diseño para los arquitectos que se abre a partir de esta situación es enorme. Aquí, más
que nunca, las decisiones de diseño tienen un alto impacto en el que será el desempeño energético
futuro del edificio. En la medida en que se pueda integrar los parámetros del tipo de protección solar
y tipo de vidrio, junto con el diseño de la envolvente a partir de su porcentaje de acristalamiento, en
una visión global del proyecto desde la perspectiva de su desempeño energético, podremos obtener
edificaciones con mejores estándares de consumo de climatización y de confort térmico interior. De
allí, la búsqueda de una transparencia adecuada, que combine elementos opacos con superficies
vidriadas, será fundamental para conseguir este objetivo. La clave estará, por lo tanto, en un diseño
arquitectónico informado, que integre todos los parámetros que afecten el desempeño energético del
proyecto, tal como se hizo, desde una herramienta de análisis estadístico, en el estudio de
sensibilidad global presentado en este artículo.

26
2.1.3 Localización geográfica (latitud, longitud y altitud).
Las coordenadas geográficas son un sistema de referencia que permite que cada ubicación en la
Tierra sea especificada por un conjunto de números, letras o símbolos. Las coordenadas se eligen,
en general, de manera que dos de las referencias representen una posición horizontal y una tercera
que represente la altitud. Las coordenadas de posición horizontal utilizadas son la latitud y longitud,
un sistema de coordenadas angulares esféricas o esferoides cuyo centro es el centro de la Tierra y
suelen expresarse en grados sexagesimales:
La latitud (abreviatura: Lat., φ, o phi) de un punto en la superficie de la Tierra es el ángulo entre el
plano ecuatorial y la línea que pasa por este punto y el centro de la Tierra. Todos los puntos con la
misma latitud forman un plano paralelo al plano del ecuador. El ecuador es el paralelo 0° y divide el
globo en hemisferios norte y sur; así el polo norte es 90° N y el polo sur es 90° S.
La longitud (abreviatura: Long., λ, o lambda) de un punto en la superficie de la Tierra es el ángulo
entre el meridiano de referencia y el meridiano que pasa por este punto. El meridiano de referencia
mayormente aceptado es el meridiano que pasa por el Real Observatorio de Greenwich, situado al
sureste de Londres, Inglaterra. Este primer meridiano determina los hemisferios este y oeste. Las
líneas de longitud forman semicírculos máximos que pasan por los polos y se llaman meridianos. Los
meridianos junto con sus correspondientes antimeridianos forman circunferencias de 40 007,161 km
de longitud. La distancia en km a la que equivale un grado de longitud depende de la latitud. A
medida que la latitud aumenta, hacia Norte o Sur, disminuyen los kilómetros por grado. Para el
paralelo del Ecuador, sabiendo que la circunferencia que corresponde al Ecuador mide 40 075,017
km, 1° equivale a 111,319 km (resultado de dividir el perímetro del ecuador entre los 360° de
longitud).3
La indicación de la altitud exige la elección de un modelo de esferoide que represente la Tierra y
estos modelos producen diferentes valores para la altitud. Eso se resuelve utilizando un dato que
representa la altitud en los diferentes modelos usados.
La insolación terrestre depende de la latitud. Dada la distancia que nos separa del Sol, los rayos
luminosos que llegan hasta nosotros son prácticamente paralelos. La inclinación con que estos rayos
inciden sobre la superficie de la Tierra es, pues, variable según la latitud. En la zona intertropical, a
mediodía, caen casi verticales, mientras que inciden tanto más inclinados cuanto más se asciende
en latitud, es decir cuanto más nos acercamos a los Polos. Así se explica el contraste entre las
regiones polares, muy frías y las tropicales, muy cálidas.
Posición absoluta: se determina a través de las coordenadas geográficas (latitud y longitud).
Posición relativa: permite localizar distintos espacios territoriales a partir de tomar otro espacio
territorial como referencia.

27
2.1.4 El clima y sus elementos.
El tiempo atmosférico es la combinación de los parámetros temperatura, precipitación, viento,
humedad, presión atmosférica y nubosidad. Estos parámetros se denominan elementos del clima.
Los factores del clima son agentes como la latitud, vientos predominantes, corrientes marinas,
distancia al mar, altitud y relieve, que modifican, acentúan o limitan los elementos del clima y dan
lugar a los distintos tipos de climas.

Elementos del clima.


Temperatura.
Es la cantidad de energía calorífica que posee el aire en un momento determinado. Se mide
mediante termómetros, habitualmente en grados Celsius (ºC) y determina las sensaciones de calor y
frío. En Estados Unidos la unidad de medida utilizada es el grado Fahrenheit (ºF).

Precipitación.
Es la caída al suelo del agua contenida en la atmósfera. Puede ser en forma de agua, de nieve, de
brumas o de rocío y se produce cuando la atmósfera no puede contener más agua y esta se
condensa y precipita. Se mide en litros por metro cuadrado de superficie (l/m²), o su medida
equivalente milímetros de altura del agua caída (mm). El instrumento de medición es el pluviómetro.

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Viento.
Es el movimiento del aire en la atmósfera, que se desplaza desde las zonas de altas presiones a las
de bajas presiones. Aunque este movimiento tiene lugar en las tres dimensiones del espacio, en
meteorología se mide sólo la velocidad y dirección de su componente en el plano horizontal. La
velocidad la mide el anemómetro, habitualmente en m/s o km/h. La dirección se mide mediante una
veleta, en grados desde el norte, y nos indica de dónde viene el viento: del norte, del nordeste, del
este, etc.

Humedad.
La humedad absoluta es la cantidad de vapor de agua presente en el aire y se mide en g/m3. La
humedad relativa es la relación entre la cantidad de vapor de agua que contiene el aire y la máxima
cantidad de vapor de agua que puede contener a una determinada temperatura. Cuanto mayor es la
temperatura del aire, más cantidad de vapor de agua disuelto admite. La humedad relativa se mide
en porcentaje: un valor de 100 % indica que el aire está saturado de vapor de agua y ya no puede
retener más, lo que da lugar a la formación de nubes, nieblas, rocío o si la temperatura es lo
suficientemente baja, escarcha. El instrumento de medición de la humedad relativa es el higrómetro.

Presión atmosférica.
Es el peso de la columna de aire sobre una unidad de superficie. Se expresa en pascales (Pa),
unidad equivalente al newton por metro cuadrado (N/m²). Como esta unidad resulta pequeña,
habitualmente se utiliza el hectopascal (hPa) o su equivalente el milibar (mbar). La presión
atmosférica desciende con la altitud.

Nubosidad.
Es la fracción del cielo cubierta por nubes observada en un lugar determinado. Se divide la bóveda
celeste en ocho partes y la nubosidad se mide en octas. Va desde 0/8 que indica un cielo
completamente despejado hasta 8/8 para un cielo completamente cubierto.

Factores del clima.


Como hemos dicho antes son los agentes que determinan los distintos tipos de climas, modificando
los regímenes de temperaturas, precipitación, viento, etc., regionalmente.
Los factores del clima son:

Latitud.
Es la distancia angular que hay desde un punto en la superficie de la tierra hasta el ecuador. Se mide
en grados, minutos y segundos.
Cuanto más cerca se encuentre un lugar del ecuador menos variación habrá en la duración de los
días y la energía solar incidirá más vertical y con más intensidad sobre él, por lo que más cálidas
serán las temperaturas. Cuanto más lejos se encuentre ese punto del ecuador la energía solar le
alcanzará con un ángulo menor, además durante el invierno los días serán cortos acentuando el frío.
Si el punto se encuentra cerca de los polos los rayos solares le llegarán con un ángulo muy pequeño

29
y solo durante algunos meses ya que en invierno allí no sale el sol. Esto hará que las temperaturas
sean muy bajas todo el año.
La latitud determina las cinco grandes franjas climáticas de la Tierra:
Una zona cálida o tropical a ambos lados del ecuador entre los trópicos de Cáncer y Capricornio.
Dos zonas templadas norte y sur, entre estos trópicos y los círculos polares ártico y antártico
respectivamente.
Dos zonas frías o polares en torno a los polos norte y sur.
En general se puede decir que la zona tropical tiene temperaturas elevadas (excepto en las regiones
de mucha altitud) y que varían poco a lo largo del año, que las zonas templadas tienen cuatro
estaciones y que las zonas polares tienen siempre temperaturas muy bajas.

Circulación atmosférica: Vientos planetarios.


Los vientos planetarios son los vientos que predominan en la Tierra. Recorren grandes distancias y
soplan casi siempre en la misma dirección.
Se mueven entre los centros de acción, que son los cinturones de altas y bajas presiones de la
Tierra. Estos son:
La zona de bajas presiones ecuatoriales o zona de convergencia intertropical.
Las altas presiones subtropicales que se encuentran aproximadamente en las latitudes 30ºN en el
hemisferio norte y 30ºS en el hemisferio sur. Las bajas presiones que se encuentran alrededor de los
polos o frentes polares, aproximadamente en los 60º de latitud en cada hemisferio.
Los vientos planetarios o predominantes son:
Alisios: se distribuyen al norte y sur de la zona de convergencia intertropical y dentro de la zona
cálida. Se dirigen desde las altas presiones subtropicales a la zona de convergencia intertropical
(bajas presiones ecuatoriales). Soplan del nordeste en el hemisferio norte y del sureste en el
30
hemisferio sur. Vientos del oeste: Se encuentran en las dos zonas templadas y su trayectoria es
meandriforme aunque generalmente soplan del oeste o suroeste en el hemisferio norte y del oeste o
noroeste en el hemisferio sur, entre las altas presiones subtropicales y los frentes polares.
Vientos polares: Cerca de los polos soplan los vientos polares hacia las latitudes medias, del
nordeste en el hemisferio boreal y del sureste en el austral.

Corrientes marinas.
Las corrientes marinas son masas de agua que se desplazan a lo largo de los océanos y recorren
grandes distancias. Tienen una influencia muy importante en los climas de la Tierra ya que
contribuyen a repartir el calor del trópico por el resto del planeta. Hay corrientes frías y corrientes
cálidas, que enfrían o entibian las regiones que recorren e influyen en las presiones y humedad.
Una de las más potentes es la Corriente del Golfo, que desplaza aguas calientes del Golfo de México
a través del Atlántico Norte hasta las costas europeas y termina en el océano Ártico. Gracias a esta
corriente y a los vientos del oeste predominantes los inviernos en el oeste y norte de Europa son
mucho menos fríos de lo que les correspondería por su latitud.
Otros ejemplos son la Corriente de Humboldt también llamada Corriente del Perú, que corre de sur a
norte paralela a la costa occidental de Sudamérica, y la Corriente de Benguela que recorre de forma
similar la costa suroccidental de África. Desplazan aguas frías que enfrían las brisas marinas por lo
que no se produce precipitación, aunque sí brumas, y originan los desiertos costeros del norte de
Chile, de Perú, Sudáfrica y Namibia.

Distancia al mar (Factor de continentalidad).


El mar no se calienta tan deprisa como la tierra en verano y se enfría lentamente en invierno por lo
que modera el clima de las costas, haciéndolo más templado que el del interior y con menor
diferencia entre las temperaturas del mes más cálido y del más frío. Conforme nos alejamos del mar
ese efecto desaparece y el rango de temperaturas es mayor tanto entre el día y la noche como entre
el verano y el invierno. El clima del interior de los continentes en las latitudes templadas se

31
caracteriza por una gran diferencia entre la temperatura del mes más cálido y del más frío, además
de por inviernos muy fríos.
Las regiones que se encuentran lejos del mar suelen tener también un clima relativamente seco ya
que las masas de aire de origen marítimo, al desplazarse sobre grandes extensiones de tierra van
perdiendo su humedad en forma de precipitación, más rápidamente si entran en contacto con
montañas. Conforme viajan hacia el interior les queda menos humedad por lo que la cantidad de
lluvia disminuye.

Altitud.
Es la distancia vertical de un punto de la tierra respecto al nivel del mar. Al aumentar la altitud la
temperatura disminuye aproximadamente un grado cada 154 metros (cada 180 en la zona
intertropical), esto es debido a que conforme ascendemos la presión es menor y un gas al perder
presión pierde temperatura. El aire por tanto al estar a menos presión está más frío que en las zonas
bajas. Hay otro factor además que contribuye a que en altura haga más frío, y es el balance
energético de nuestro planeta. La Tierra por una parte recibe energía del sol y por otra la pierde
irradiando calor al espacio. A nivel del mar hay una capa de kilómetros de aire y nubosidad sobre el
suelo que ayudan a retener parte de ese calor. Conforme se asciende esta capa es más fina y
menos densa, con lo que el suelo pierde más y más calor lo que contribuye a que haga más frío en
las zonas altas.

Relieve.
El relieve tiene mucha influencia en los climas que se dan en una región ya que las cadenas
montañosas son barreras naturales al movimiento del aire. Cuando los vientos soplan del mar
cargados de humedad y se encuentran con ellas se ven obligados a ascender, con lo que se enfrían,
el vapor de agua que contienen se condensa formando nubes y se producen precipitaciones en las
laderas expuestas a esos vientos (barlovento). A las laderas opuestas (sotavento) el aire llega con
menos humedad, al descender aumenta su presión y por tanto su temperatura y las nubes
desaparecen lo que da lugar a un clima más seco a ese lado de la cordillera.

Climas de la Tierra.
El clima es la media de los valores diarios recogidos de temperatura, precipitación, etc., en un lugar
determinado durante un periodo largo de tiempo, normalmente 30 años. En líneas generales los
climas de la Tierra se distribuyen por las distintas latitudes de la siguiente manera, según la
clasificación climática de Köppen:

32
En la zona fría norte (polar)
Esta zona se extiende al norte del círculo polar ártico, situado en la latitud 66º33' norte.
En el interior de Groenlandia aparece el clima de hielos perpetuos y cerca del círculo polar ártico se
da el clima de tundra.
En la zona templada norte
Se extiende desde el círculo polar ártico hasta el trópico de Cáncer, situado a 23º26' al norte del
ecuador.
En ella se pueden distinguir dos franjas:
Una franja al norte desde el círculo polar ártico y cuyos límites sur son los 40ºN en Norteamérica, los
42ºN o 45ºN en Europa occidental y los 30ºN en el este de Asia.
En esta franja en el extremo oeste de los continentes se da el clima marítimo de costa occidental. En
el resto lo que predomina son variantes del clima continental. También aparece el clima estepario frío
en el centro de los continentes.
Una franja al sur de la anterior (subtropical), desde las latitudes citadas hasta el trópico de Cáncer.
En estas latitudes, en el oeste de los continentes aparece el clima mediterráneo y al sur de él, el
clima desértico cálido. En el centro de los continentes se encuentran los climas desértico y estepario.
Por último, en el este de los continentes se da el clima subtropical.
En la zona cálida (tropical)
Esta zona se extiende entre los trópicos, desde la latitud 23º26' N (trópico de Cáncer) a la latitud
23º26' S (trópico de Capricornio)
En esta zona predominan los climas tropicales: ecuatorial en una franja sobre el ecuador y
monzónico y de sabana conforme nos alejamos del ecuador. Aunque también se da el clima
desértico cálido, y en las zonas de más altitud el clima templado con inviernos secos.
33
En la zona templada sur
Se extiende desde el trópico de Capricornio hasta el círculo polar antártico, que se encuentra en la
latitud 66º33' al sur del ecuador.
En ella se pueden distinguir dos franjas:
Una franja al norte (subtropical) entre el trópico de Capricornio y la latitud 40ºS.
En estas latitudes, en el oeste de los continentes aparece el clima desértico cálido y al sur de él, el
clima mediterráneo. En el centro de los continentes se encuentran los climas desértico y estepario.
Por último, en el este de los continentes se da el clima subtropical.
Otra franja al sur de la anterior, aproximadamente entre la latitud 40ºS y el círculo polar antártico.
En estas latitudes en Nueva Zelanda y en el extremo sur de Australia el clima es marítimo de costa
occidental. En Sudamérica, el sur de Chile tiene un clima marítimo de costa occidental y al este de
los Andes aparecen los climas estepario frío y desértico frío. En el hemisferio sur no se da el clima
continental ya que no existen grandes masas continentales en latitudes superiores a los 40 grados.
En la zona fría sur (polar)
Esta zona se extiende al sur del círculo polar antártico.
El clima de tundra no aparece apenas, salvo en alguna isla cercana al círculo polar. En torno al polo
sur, la Antártida tiene un clima de hielos perpetuos.

2.1.5 Topografía.
La topografía es la ciencia que estudia el conjunto de principios y procedimientos que tienen por
objeto la representación gráfica de la tierra, con sus formas y detalles; tanto naturales como
artificiales; (véase planimetría y altimetría). Esta representación tiene lugar sobre superficies planas,
limitándose a pequeñas extensiones de terreno, utilizando la denominación de «geodesia» para
áreas mayores. De manera muy simple, puede decirse que para un topógrafo la Tierra es plana
(geométricamente), mientras que para la geodesia no lo es.
Para eso se utiliza un sistema de coordenadas tridimensional, siendo la x y la y competencia de la
planimetría, y la z de la altimetría.
Los mapas topográficos utilizan el sistema de representación de planos acotados, mostrando la
elevación del terreno utilizando líneas que conectan los puntos con la misma cota respecto de un
plano de referencia, denominadas curvas de nivel, en cuyo caso se dice que el mapa es
hipsográfico. Dicho plano de referencia puede ser el nivel del mar, y en caso de serlo se hablará de
altitudes en lugar de cotas.
La topografía es esencial en varios campos; por ejemplo:
Agrimensura.
Arqueología
Arquitectura.
Geografía.
34
Geología.
Ingeniería de minas.
Ingeniería Geológica.
Ingeniería Geográfica.
Ingeniería Catastral y Geodesia.
Ingeniería Forestal.
Ingeniería Agrícola.
Ingeniería Civil.
Ingeniería Mecatrónica.
Ingeniería sanitaria.
Minería.
Sistemas de Información Geográfica.
Batimetría.
Oceanografía.
Cartografía.
Alcantarillados.
Diseño de vías.
Túneles.
Ingeniería Petrolera.
Ingeniería Ambiental.
Ingeniería en Transporte y Vías de Comunicación.
Ingeniería pesquera.
Agronomía.
Espeleología.
Ingeniería Geomática.

Trabajos topográficos.
La topografía es una ciencia geométrica aplicada a la descripción de la realidad física inmóvil
circundante. Es plasmar en un plano topográfico la realidad vista en campo, en el ámbito rural o
natural, de la superficie terrestre; en el ámbito urbano, es la descripción de los hechos existentes en
un lugar determinado: muros, edificios, calles, entre otros.

35
Se puede dividir el trabajo topográfico como dos actividades congruentes: llevar «el terreno al
gabinete» (mediante la medición de puntos o revelamiento, su archivo en el instrumental electrónico
y luego su edición en la computadora) y llevar el gabinete al terreno (mediante el replanteo por el
camino inverso, desde un proyecto en la computadora a la ubicación del mismo mediante puntos
sobre el terreno). Los puntos relevados o replanteados tienen un valor tridimensional; es decir, se
determina la ubicación de cada punto en el plano horizontal (de dos dimensiones, norte y este) y en
altura (tercera dimensión).
La topografía no solo se limita a realizar los levantamientos de campo en terreno, sino que posee
componentes de edición y redacción cartográfica, para que al confeccionar un plano se pueda
entender el fonema representado a través del empleo de símbolos convencionales y estándares,
previamente normados para la representación de los objetos naturales y antrópicos en los mapas o
cartas topográficas. También se emplea en la ingeniería minera.

Obras civiles: edificios, puentes, carreteras, etc.


La tarea del topógrafo es previa y/o durante un proyecto: un arquitecto o ingeniero debe contar con
un buen levantamiento plano-milimétrico o tridimensional previo del terreno y de «hechos existentes»
(elementos inmóviles y fijos al suelo) ya sea que la obra se construya en el ámbito rural o urbano.
Realizado el proyecto basándose en este revelamiento, el topógrafo se encarga del «replanteo» del
mismo: ubica los límites de la obra, los ejes desde los cuales se miden los elementos (muros,
pilares...); establece los niveles o la altura de referencia.
Durante la obra, en cualquier momento, el jefe de obra puede solicitar un «estado de obra» (un
revelamiento en situación para verificar si se está construyendo dentro de la precisión establecida
por los pliegos de condiciones) al topógrafo. La precisión de una obra varía: no es lo mismo una
central nuclear que la ubicación del eje de un canal de riego, por ejemplo.

Mediciones.
En agrimensura se utilizan elementos como la cinta de medir, podómetro, escuadra de agrimensor, o
incluso el número de pasos de un punto a otro.
En topografía clásica, para dar coordenadas de un punto, no se utiliza directamente un sistema
cartesiano tridimensional, sino que se utiliza un sistema de coordenadas esféricas o polares que
posteriormente nos permite obtener coordenadas cartesianas. Para ello necesitamos conocer dos
ángulos y una distancia.
Distinguimos dos tipos de medición:
La directa: que basta con comparar la distancia a medir con la unidad de medida, (una cinta métrica
encima de una mesa, por ejemplo)
La indirecta: en la que necesitaremos una fórmula para obtener la medición.
Existen diversos instrumentos que pueden medir ángulos, como la estación total. Para la medida de
distancias tenemos dos métodos: distancias estadimétricas o distanciometría electrónica, siendo más
precisa la segunda. Para el primer caso utilizaremos un taquímetro y para el segundo la estación
total. Normalmente se combina el uso de GPS con la estación total.

36
Es obligatorio trabajar en el Sistema Geodésico de Referencia adecuado, actualmente el ETRS89 en
la Península y Baleares y REGCAN95 en las Islas Canarias. El Elipsoide referente será el GRS80 y
la Proyección Cartográfica correspondiente es la UTM.

Toma de datos.
Actualmente el método más utilizado para la toma de datos se basa en el empleo de una estación
total, con la cual se pueden medir ángulos horizontales, ángulos verticales y distancias. Conociendo
las coordenadas del lugar donde se ha colocado la Estación es posible determinar las coordenadas
tridimensionales de todos los puntos que se midan.
Procesando posteriormente las coordenadas de los datos tomados es posible dibujar y representar
gráficamente los detalles del terreno considerados. Con las coordenadas de dos puntos se hace
posible además calcular las distancias o el desnivel entre los mismos puntos, aunque no se hubiese
estacionado en ninguno.
Se considera en topografía como el proceso inverso al replanteo, pues mediante la toma de datos se
dibuja en planos los detalles del terreno actual. Este método está siendo sustituido por el uso de
GPS, aunque siempre estará presente pues no siempre se tiene cobertura en el receptor GPS por
diversos factores (ejemplo: dentro de un túnel). El uso del GPS reduce considerablemente el trabajo,
pudiéndose conseguir precisiones buenas de 2 a 3 cm si se trabaja de forma cinemática y de incluso
2 mm de forma estática. Los datos de altimetría o z levantados por la estación no son ni deben
tomarse como definitivos hasta comprobarlos por una nivelación diferencial.

Replanteo.
El replanteo es el proceso inverso a la toma de datos, y consiste en plasmar en el terreno detalles
representados en planos, como por ejemplo el lugar donde colocar ejes de cimentaciones,
anteriormente dibujados en planos. El replanteo, al igual que la alineación, es parte importante en la
topografía. Ambos son un paso previo fundamental para poder proceder a la realización de la obra.
Ejes del replanteo
Los ejes que se necesitan para realizar el replanteo son:
Eje horizontal.
Eje vertical.
Eje de cotas.
Eje de rotación.

Historia de la topografía.
Actualmente se desconoce el origen exacto de la topografía. Se cree que los primeros trabajos
topográficos se hicieron en Egipto, ya que existen representaciones en muros y tablillas. En 1400 a.
C. Heródoto dice a Seostris, que divida las tierras de Egipto en predios para cobrar impuestos,
creando puestos de funcionariado llamado “tendedores de cuerda” que se dedican a medir.
En Egipto, en cada tierra de labor, se destinaba una parte al faraón que se marcaba mediante una
linde. Con las crecidas del Nilo estas lindes se borraban, por lo que cada año se volvían a marcar la
cantidad exacta que le correspondía al Faraón. De esta tarea se encargaban los agrimensores del
37
faraón. Las instrucciones de Amenempe, a finales de la dinastía XIX (siglo XII a. C.) según transcribe
el escriba, enumera los acometidos del agrimensor jefe «el supervisor de los granos que controla la
medida, quien fija las cuotas de la cosecha para su señor, quien registra las islas de tierra nueva, en
el gran nombre de Su Majestad, quien registra las marcas en los límites de los campos, quien actúa
para el rey en su enumeración de los impuestos, quien hace el registro de tierra de Egipto».1
Otros autores marcan como el principio de la topografía a Tales de Mileto y Anaximandro, que son
los que realizan las primeras cartas geográficas.
Como señala el ingeniero geógrafo francés P. Merlín «la topografía nace al mismo tiempo que la
propiedad privada».
La topografía, como ciencia, ha ido mejorando en función de la evolución tecnológica de cada época.

2.1.6 Hidrología.
La hidrología (del griego: ὕδωρ, "hýdōr" "agua" y λόγος, "lógos" "estudio") es una rama de las
ciencias de la Tierra que estudia el agua, su ocurrencia, distribución, circulación, y propiedades
físicas, químicas y mecánicas en los océanos, atmósfera y superficie terrestre. Esto incluye las
precipitaciones, la escorrentía, la humedad del suelo, la evapotranspiración y el equilibrio de las
masas glaciares. Por otra parte, el estudio de las aguas subterráneas corresponde a la
hidrogeología.
Por el contrario, se denomina hidrografía al estudio de todas las masas de agua de la Tierra y, en
sentido más estricto, a la medida, recopilación y representación de los datos relativos al fondo del
océano, las costas, las mareas y las corrientes, de manera que se puedan plasmar sobre una carta
hidrográfica. No obstante, esta diferencia, los términos se utilizarán casi como sinónimos, ya que la
parte de la hidrografía que interesa aquí es aquella que crea relieve, por lo tanto, la que está en
contacto con la superficie terrestre, y por eso mismo la que es objeto de un análisis hidrológico.
Las circulaciones de las masas de agua en el planeta son responsables del modelado de la corteza
terrestre, como queda de manifiesto en el ciclo geográfico. Esa influencia se manifiesta en función de
la distribución de las masas de rocas coherentes y deleznables, y de las deformaciones que las han
afectado, y son fundamentales en la definición de los diferentes relieves.
Recordemos que un río es una corriente de agua que fluye por un cauce desde las tierras altas a las
tierras bajas y vierte en el mar o en una región endorreica (río colector) o a otro río (afluente). Los
ríos se organizan en redes. Una cuenca hidrográfica es el área total que vierte sus aguas de
escorrentía a un único río, aguas que dependen de las características de la alimentación. Una
cuenca de drenaje es la parte de la superficie terrestre que es drenada por un sistema fluvial unitario.
Su perímetro queda delimitado por la divisoria o interfluvio.
El trazado de los elementos hidrográficos se caracteriza por la adaptación o inadaptación a las
estructuras litológicas y tectónicas, pero también la estructura geológica actúa en el dominio de las
redes hidrográficas determinando su estructura y evolución.
El estudio hidrológico, inicia con el análisis morfométrico de la cuenca, que incluye: la delimitación de
la cuenca, la medición del área y la longitud, altura máxima y mínima, índice de compacidad, factor
de forma, curva hipsométrica, pendiente media, caracterización de la red de drenaje y el perfil
altimétrico del cauce principal, entre otros.

38
En el transcurso de su desarrollo la hidrología se ha definido de diversas formas, una de las más
simples es la que se deriva del análisis etimológico del vocablo, por ello, se tendría: La hidrología es
la ciencia del agua.
En el nivel actual de desarrollo de las actividades humanas y de las ciencias en general no se puede
satisfacer con la definición anterior, demasiado simplista e incompleta, por ello se recomienda
analizar las siguientes:
Hidrología es la ciencia que trata de las aguas de la Tierra, su ocurrencia, circulación y distribución,
sus propiedades físicas y químicas y su influencia sobre el medio ambiente, incluyendo su relación
con los seres vivientes. El dominio de la hidrología abarca la historia completa de la existencia del
agua sobre la tierra
U.S. Federal Council for Science and Tecnology (1962)
Hidrología es la ciencia que trata de los procesos que rigen el agotamiento y la recuperación de los
recursos de agua en las áreas continentales de la Tierra y en las diversas fases del ciclo hidrológico.
Historia de la hidrología
Generalmente los diversos autores reconocen 8 períodos1 en el desarrollo histórico de la hidrología,
estos son:
Período especulativo
Aunque las fechas no son exactas, varios autores como O.E. Meinzer, definen este período, desde la
antigüedad hasta el 1400. Durante este período el concepto de ciclo hidrológico fue especulado nota
1 por muchos filósofos como Homero, Tales, Platón, y Aristóteles, entre otros en Grecia; por Séneca
y Plinio en Roma. La mayoría de los conceptos desarrollados en esta época resultaron ser erróneos,
con excepción del propuesto por Marco Vitruvio, quien estableció que el agua subterránea provenía
de la infiltración del agua de lluvia y del derretimiento de la nieve.
A este período pertenecen las grandes construcciones hidráulicas de la antigüedad las que
requirieron un conocimiento hidrológico práctico, entre ellos los pozos de Arabia, los Kanats de
Persia, los acueductos de Roma, los canales y sistemas de irrigación y obras de control de
inundaciones en China, y zonas de riego en Egipto, Mesopotamia, India y en los Andes.
Período de observación
Entre el 1000 y el 1600. En el período conocido como el Renacimiento, se tuvo un cambio gradual de
los conceptos filosóficos puros de la hidrología a la ciencia observacional de tal época. Por ejemplo,
basándose en observaciones, Leonardo da Vinci y Bernard Palissy lograron una correcta

39
comprensión del ciclo hidrológico, especialmente en lo relativo a la infiltración de la lluvia y retorno
del agua a través de manantialesnota 2.
Período de medida
Entre el 1600 y el 1700. El inicio de la moderna ciencia de la hidrología puede ser considerado en el
siglo xvii, con las mediciones, por ejemplo: las de Pierre Perrault y Edmé Mariotte en el río Sena de
París y Edmond Halley en el mar Mediterráneo, los cuales llegaron a conclusiones correctas del
fenómeno hidrológico estudiado. A este período corresponde también los primeros estudios de los
pozos artesianos.
Período de experimentación
Entre el 1700 y el 1800. Durante el Siglo XVIII, los estudios experimentales hidráulicos tuvieron gran
auge y como resultado de ellos muchos principios hidráulicos fueron obtenidos, por ejemplo: el
teorema y piezómetro de Bernoulli, la fórmula de Chézy y el principio de D'Alembert, los tubos de
Pitot y Borda.
Período de modernización
Entre el 1800 y el 1900.El Siglo XIX fue una gran era de hidrología experimental que tuvo su inicio en
el período precedente y que marcó más firmemente el comienzo de la ciencia de la hidrología. Sin
embargo, la mayoría de contribuciones se tuvieron en la geohidrología y en la medición de las aguas
superficiales (Hidrometría). Por ejemplo: la ecuación de Hagen-Poiseuille del flujo capilar (1840), la
Ley de Darcy (1856), la fórmula del pozo de Dupuit-Thiem (1863)2 y el principio de Ghyben-Herzberg
(1889).
En el campo de la hidrometría, en relación con el aforo de aguas superficiales, se tuvo un gran
avance, incluyendo: el desarrollo de varias fórmulas del flujo e instrumentos de medida y el comienzo
del aforo sistemático de corrientes. Entre las contribuciones principales se tiene la fórmula de
descarga de los vertedores de Francis (1855), la determinación del coeficiente de Chézy propuesta
por Ganguillet y Kutter (1869) y por Manning (1889) y en el campo de la evaporación, la ley deDalton
(1802), por último, en el campo de la precipitación, la correlación entre la lluvia y la altitud,
determinada por Miller (1849).
Período de empirismo
Entre el 1900 y el 1930. Aunque muchos trabajos de hidrología moderna fueron iniciados en el Siglo
XIX, el desarrollo de la hidrología cuantitativa fue todavía inmaduro y entonces la ciencia de la
hidrología fue enormemente empírica, debido a que la base física para varias determinaciones
hidrológicas no era bien conocida, o bien porque se disponía de mucha información cuantitativa
experimental para ser usada y procesada. Durante la parte final del Siglo XIX, y los siguientes 30
años, el empirismo hidrológico fue evidente, por ejemplo: cientos de fórmulas empíricas fueron
propuestas, seleccionando sus coeficientes y parámetros con base en el juicio y experiencia.
Período de racionalización
Entre el 1930 y el 1950. En este período se inician los grandes hidrólogos que utilizan el análisis
racional para resolver los problemas hidrológicos planteados, así por ejemplo se tienen a: Sherman
(1932) con el concepto de hidrograma unitario. Horton (1953) con la teoría de la infiltración de la
lluvia, Theis (1935) que introduce el concepto de noequilibrio en la hidráulica de pozos, Gumbel

40
(1941) que propone la distribución de probabilidades de valores extremos, Hazen (1930) que
promueve el uso de la estadística en la hidrología, Bernard (1944) que discute el papel de la
meteorología y marca el inicio de la hidrometeorología y Einstein (1950) quien introduce el análisis
teórico en los estudios de sedimentación. Otro notable desarrollo de este período fue el
establecimiento de muchos laboratorios hidráulicos e hidrológicos en el mundo.
Período de teorización
Desde el 1950 hasta el presente. Alrededor del año 1950, las aproximaciones teóricas tienen uso
extensivo a los problemas hidrológicos, ya que muchos principios racionales propuestos
anteriormente, pueden ser sujetos a un verdadero análisis matemático. Los instrumentos sofisticados
y las computadoras de alta velocidad empiezan su desarrollo y entonces, se pueden tomar medidas
delicadas del fenómeno hidrológico y resolver ecuaciones matemáticas complicadas involucradas en
la aplicación de modernas teorías hidrológicas.
Son ejemplos de los estudios hidrológicos teóricos: el análisis linear y no linear de sistemas
hidrológicos, la adopción de conceptos estadísticos y transitorios en la hidrodinámica del agua
subterránea y superficial, La aplicación de le las teorías de transferencia de masa y calor al análisis
de evaporaciones, al estudio energético y dinámico de la humedad del suelo, la generación
secuencial de datos hidrológicos sintéticos y el uso de la investigación de operaciones en el diseño
de sistemas de recursos hídricos.

Importancia de la hidrología.
En la actualidad la hidrología tiene un papel muy importante en el planeamiento del uso de los
Recursos Hidráulicos, y ha llegado a convertirse en parte fundamental de los proyectos de ingeniería
que tienen que ver con suministro de agua, disposición de aguas servidas, drenaje, protección contra
la acción de ríos y recreación. De otro lado, la integración de la hidrología con la Geografía
matemática en especial a través de los sistemas de información geográfica ha conducido al uso
imprescindible del computador en el procesamiento de información existente y en la simulación de
ocurrencia de eventos futuros.
Los estudios hidrológicos son fundamentales para:
El diseño de obras hidráulicas, para efectuar estos estudios se utilizan frecuentemente modelos
matemáticos que representan el comportamiento de toda la cuenca sustentada por la obra en
examen.
La operación optimizada del uso de los recursos hídricos en un sistema complejo de obras
hidráulicas, sobre todo si son de usos múltiples. En este caso se utilizan generalmente modelos
matemáticos conceptuales, y se procesan en tiempo real.
El correcto conocimiento del comportamiento hidrológico de como un río, arroyo, o de un lago es
fundamental para poder establecer las áreas vulnerables a los eventos hidro meteorológicos
extremos.
Prever un correcto diseño de infraestructura vial, como caminos, carreteras, ferrocarriles, etc.
Todo esto y muchas aplicaciones más hacen que el hidrólogo sea un personaje importante en todo
equipo multidisciplinar que enfrenta problemas de ingeniería civil en general y problemas de carácter
ambiental.
41
División de la hidrología.
La hidrología puede catalogarse, de acuerdo con la forma de análisis, y el uso que se dará de los
resultados. Puede clasificarse, aun sabiendo de la limitación de cualquier clasificación en:
Hidrología aplicada o ingeniería hidrológica
Hidrología cualitativa
En la hidrología cualitativa el énfasis está dado en la descripción de los procesos. Por ejemplo, en la
determinación de las formas y causas que provocan la formación de un banco de arena en un río,
estudio asociado al transporte sólido de los cursos de agua; o al análisis de la ocurrencia de
condensaciones en determinados puntos de una carretera, que afectan la visibilidad y por lo tanto
pueden aconsejar a cambiar el trazado de la misma.
Hidrología hidrométrica
Artículo principal: Hidrometría
La hidrología hidrométrica, o hidrometría, se centra en la medición de las variables hidrológicas, se
trata básicamente de trabajos de campo, donde el uso adecuado de los instrumentos de medición, la
selección adecuada de los locales en los cuales las medidas son efectuadas y la correcta
interpretación de los resultados es fundamental para la calidad de la información recabada.
Ayudando en su totalidad a poder calcular aspectos relacionados con cauces y las dependencias
hidrológicas.
Hidrología cuantitativa
El énfasis de la hidrología cuantitativa está en el estudio de la distribución temporal de los recursos
hídricos en una determinada cuenca hidrográfica. Los instrumentos más utilizados en esta rama de
la hidrología son los instrumentos matemáticos, modelos estadísticos y modelos conceptuales.
Hidrología en tiempo real

42
Es la rama más nueva de la hidrología, y se populariza a partir de los años 1960 - 70, con el auge de
las redes telemétricas, donde sensores ubicados en varios puntos de una cuenca transmiten, en
tiempo real los datos a una central operativa donde son analizados inmediatamente para utilizarlos
en auxilio de la toma de decisiones de carácter operativo, como abrir o cerrar compuertas de una
determinada obra hidráulica.
Ramas de la hidrología
La Asociación Internacional de Hidrología Científica (IASH, por su sigla en inglés de International
Association of Scientific Hydrology)3 propone la siguiente división de la hidrología:
Oceanografía, estudio de los océanos y mares.
Meteorología, estudio del agua en la atmósfera.
Hidrología superficial, Estudio de las aguas continentales, (en el lenguaje corriente a esta rama se le
conoce frecuentemente como hidrología, sin otra especificación). La hidrología superficial se divide a
su vez en:
Hidrología agrícola
Hidrología forestal
Hidrología urbana
Hidrología de regiones áridas y semiáridas
Hidrología de zonas pantanosas
Hidrología de control de avenidas o crecientes
Hidrometeorología, estudia los problemas comunes a los campos de la Meteorología y la Hidrología
Superficial.
Limnología, estudio de los lagos.
Potamología, estudio de los ríos.
Hidrogeología, estudio de las aguas subterráneas.
Criología, estudio del agua sólida (nieve y hielo).

2.1.7 Orografía.
La orografía (del gr. ὄρος, montaña, y -grafía, descripción), según el diccionario de la RAE, se refiere
tanto a las elevaciones que puedan existir en una zona en particular (región, país, etc.) como a la
descripción de ellas que realiza la geomorfología.
En modelos geo científicos, como los modelos generales de circulación, la orografía define el límite
inferior (excepto donde hay océano, desde luego). Como la representación orográfica se hace en el
espacio según el promedio de las alturas en la celda considerada (por ejemplo, la representación de
las coras de las montañas del Himalaya) dependerá de la resolución horizontal con que se trabaja.
Cuanto más alta sea la resolución horizontal, mejor representará la orografía del terreno real.3

43
Cuando los tributarios de un río o la estructura de una cuenca son catalogados en 'secuencia
orográfica', los que tienen "orden" más elevado son los que se encuentran próximos a las nacientes
del río, mientras los de orden menor se encuentran próximos de la desembocadura. Este método de
catalogar tributarios es inverso al Orden de Corriente Strahler, donde los tributarios situados en la
cabecera son catalogados con la categoría 1.

Utilidad del concepto.


La orografía sirve para comprender el relieve de una región o zona relativamente pequeña, por lo
que su representación cartográfica en mapas a gran escala (1:100.000, 1:50.000 o mayor) sirve de
manera efectiva para planear obras de infraestructura (por ejemplo, el estudio de pendientes en el
trazado de una carretera o de una línea de ferrocarril, en el diseño de una represa o de un puente,
etc.). Además, el estudio geomorfológico y topográfico del relieve permite conocer muchas de las
características que tienen aplicaciones prácticas en el campo de la investigación del suelo y del
subsuelo, de los recursos hidráulicos, minerales, agrícolas y económicos en general de la zona de
que se trate.
Orientación
En descripciones geográficas se habla a menudo de la margen izquierda o derecha de un río "en
sentido orográfico". El sentido orográfico es mirando en la dirección de la corriente del agua. Por
ejemplo, el centro histórico de Colonia (Alemania) se encuentra en sentido orográfico en la margen
izquierda del río Rhin.

Efectos de la orografía sobre el clima.


Nubosidad
Como norma general, también las zonas montañosas suelen tener mayor nubosidad que las
ubicadas a menor altura. Esto se debe a que las cordilleras y montañas producen un ascenso
forzado de los vientos que, al ascender, disminuyen su temperatura y producen la condensación de
la humedad que llevan, formando nubes en las laderas o vertientes de barlovento. En el lado de
sotavento suelen producirse nubes hasta cierta altura, porque al bajar la corriente de aire procedente
de barlovento, el aire se calienta adiabáticamente y desaparecen las nubes a un nivel determinado
44
formando una especie de techo al aumentar con el descenso tanto la presión como la temperatura.
Una alineación montañosa puede formar diversos tipos de nubes, incluyendo lo que se denominan
nubes lenticulares, producidas sobre la cordillera cuando hay un ascenso de las masas de aire
producido de manera simultánea desde los dos flancos de la misma y las nubes morning glory típicas
del N. de Australia, con características muy particulares y poco frecuentes.

Lluvias.
La precipitación orográfica es la precipitación generada por condensación durante un movimiento de
aire ascendente forzado al encontrar un obstáculo en el relieve topográfico. La orografía puede
desempeñar un papel principal en la cantidad, intensidad y duración de la precipitación. Los
investigadores han descubierto que la anchura de barrera, la pendiente de la cuesta y la velocidad
de subida son los factores principales que controlan la distribución y la intensidad de precipitación
orográfica. Las simulaciones de ordenador muestran que barreras estrechas y cuestas más
escarpadas producen velocidades de ascenso del aire más fuertes incrementando así la
precipitación orográfica.
En Nueva Zelanda, la mayor parte de la precipitación recibida en la isla principal (la isla del Sur) se
produce sobre el lado de barlovento (el oeste, donde existe una cordillera bastante elevada
denominada Alpes Neozelandeses), mientras que el lado de sotavento, hacia el este, es mucho más
seco.
Vegetación.
Como consecuencia de la mayor temperatura en las vertientes de solana, que se traduce en una
mayor sequedad del suelo por la evaporación, con respecto a las vertientes de umbría, estas últimas
tienen una vegetación mucho más rica y abundante que en aquellas. La pequeña sierra del Castellet,
justo al norte de Montserrat (Valencia), es un ejemplo perfecto del efecto de la orientación de las
laderas o vertientes montañosas sobre la vegetación.

45
Vientos.
Las crestas de las montañas pueden acelerar considerablemente la velocidad de los vientos cuando
estos atraviesan desfiladeros, puertos o pasos de montaña, abras o collados, donde el aire se ve
forzado a aumentar su velocidad al estrecharse la sección que atraviesa. Es el caso del Monte
Washington en Nueva Inglaterra, donde se han registrado los vientos de mayor velocidad en nuestro
planeta: 231 millas por hora, es decir, 372 km/h, registrado en la tarde del 12 de abril de 1934.4
Todas las cordilleras tienen esas angosturas ubicadas en las crestas que proporcionan lugares
propicios para la producción de vientos de gran velocidad e intensidad. Se han registrado vientos de
mayor velocidad, pero que no están asociados al efecto de la orografía.
Los vientos dominantes en la superficie terrestre pueden soplar en algunas áreas, de un lado al otro
de cordilleras o montañas, con lo que se crean los conceptos de barlovento (laderas donde inciden
los vientos sobre montañas o cordilleras) y sotavento, laderas que se encuentran a espaldas de los
vientos dominantes, en las laderas de sotavento.

2.1.8 Riesgos ambientales (sismos, maremotos, huracanes y entre otros).


En ciencias ambientales se denomina riesgo ambiental a la posibilidad de que se produzca un daño
o catástrofe en el medio ambiente debido a un fenómeno natural o a una acción humana. El riesgo
ambiental representa un campo particular dentro del más amplio de los riesgos, que pueden ser
evaluados y prevenidos.
Los riesgos pueden clasificarse como riesgos naturales, debidos a los fenómenos naturales, y
riesgos antrópicos, debidos a las acciones humanas.
Riesgos naturales. Ejemplos son los asociados a fenómenos geológicos internos, como erupciones
volcánicas y terremotos. Las inundaciones, aunque debidas a causas climáticas naturales, suelen
ser riesgos dependientes de la presencia y calidad de infraestructuras como las presas que regulan
el caudal, o las carreteras que actúan como diques, que pueden agravar sus consecuencias.
Riesgos antrópicos. Son producidos por actividades humanas, aunque las circunstancias naturales
pueden condicionar su gravedad. Un accidente como el Bhopal (el peor accidente químico ocurrido
hasta el momento) o el de Chernóbil (el peor accidente nuclear ocurrido hasta la fecha) son
antropogénicos.
En la terminología de las Ciencias Ambientales se usa interferencia para referirse al solapamiento de
las actividades y la presencia humana con los fenómenos naturales sin el que no existirían riesgos.
De la interferencia así entendida depende también la importancia de los riesgos. La actividad
económica y la residencia de la población pueden crear situaciones de riesgo o someter a las
poblaciones a riesgos de origen natural, al aumentar su exposición.
El riesgo depende de dos factores: la peligrosidad y la vulnerabilidad:
La peligrosidad generalmente se refiere a la probabilidad de ocurrencia de una situación peligrosa.
Se habla de vulnerabilidad para referirse a la importancia de los efectos esperados, que no depende
solo del fenómeno o accidente temido, sino de las medidas de prevención y de protección. Es
paradigmática, en este sentido, la distinta intensidad de los efectos en los seres humanos de los
terremotos, cuando se comparan las distintas formas de respuesta en países como Japón, Chile y
Haití.
46
El ser humano es parte de la Naturaleza, sin embargo, hasta el momento, no ha logrado conseguir
respuestas a todas sus inquietudes sobre lo que sucede a su alrededor.
Día tras día la naturaleza, a través de fenómenos naturales como las lluvias, el nacimiento y muerte
de hombres y mujeres, de plantas y animales, el calor, los movimientos de tierra, el frío, el canto de
los pájaros, los ríos, los días y las noches, los vientos, las olas del mar, nos demuestra que no
estamos solos en la Tierra y que todos los seres que la habitamos debemos compartirla sin
agredirnos y respetarnos mutuamente.
Los seres humanos debemos mantener la equidad en el Planeta, viviendo en armonía con los demás
elementos de la naturaleza (animales, montañas, árboles, ríos, mar, plantas, etc). Debemos también
estudiar, investigar, conocer y entender los diferentes fenómenos naturales que suceden a nuestro
alrededor, sin temerles, pero sí respetándolos como un elemento más de nuestro maravilloso mundo.
La historia nos dice que hombres y mujeres hemos hecho muchos esfuerzos por convivir
armónicamente con la naturaleza, pero también nos dice, que no siempre ha sido así, y que más de
una vez los diferentes fenómenos naturales y los seres humanos -a través de sus actividades- se
han agredido y han roto el equilibrio del planeta, provocando graves daños al entorno, a las personas
y a sus bienes, lo que generalmente se denomina como desastre
Un desastre se produce cuando se dan estas tres condiciones al mismo tiempo:
Si se produce un fenómeno natural, o un fenómeno causado por el ser humano cerca de zonas
pobladas.
Si la gente vive en lugares peligrosos, como por ejemplo cerca de un volcán activo, en laderas con
peligro de deslizamientos, o cerca de ríos que pueden desbordarse.
Si, además, el fenómeno natural debido a ciertas actividades humanas provoca muchos daños,
particularmente en aquellos lugares en donde no se ha tomado ninguna medida preventiva.

A la primera condición la definiremos como amenaza, a la segunda como vulnerabilidad y a la


tercera como riesgo.

Amenaza
Una amenaza es un fenómeno natural o causado por el ser humano que puede poner en peligro a un
grupo de personas, sus cosas y su ambiente, cuando no son precavidos.

Entre las amenazas naturales podemos citar:


Deslizamientos
Erupciones volcánicas
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Fenómeno El Niño
Huracanes
Tornados
Incendios forestales
Inundaciones
Maremotos o tsunamis
Sequías
Sismos y terremotos
Tormentas eléctricas
Vulnerabilidad
Es la incapacidad de resistencia de las personas cuando se presenta una amenaza, o la incapacidad
para reponerse después de que ha ocurrido un desastre debido al crecimiento de la población, el
deterioro y contaminación del ambiente y el aumento de la pobreza. Ejemplo, las personas que viven
en la planicie son más vulnerables ante las inundaciones que las que viven en lugares más altos.
La vulnerabilidad depende de diferentes factores internos, tales como la edad y la salud de la
persona, las condiciones higiénicas y ambientales, así como la calidad y condiciones de las
construcciones y su ubicación en relación con las amenazas.
Riesgo
El riesgo es la probabilidad de que una amenaza se convierta en un desastre. La vulnerabilidad o las
amenazas, por separado, no representan un peligro. Pero si se juntan, se convierten en un riesgo, o
sea, en la probabilidad de que ocurra un desastre.
Sin embargo, los riesgos pueden reducirse o manejarse. Si somos cuidadosos en nuestra relación
con el ambiente, y si estamos conscientes de nuestras debilidades y vulnerabilidades frente a las
amenazas existentes, podemos tomar medidas para prepararnos y prevenir los desastres. A todas
estas acciones las llamamos Gestión del Riesgo.

¿Qué podemos hacer para prevenir los desastres?


Las personas podemos evitar o disminuir el impacto de los desastres, por eso es importante conocer
sobre la prevención y la mitigación.
La prevención y la mitigación son todas las acciones que hacemos para asegurarnos de que no
suceda un desastre o, si sucede, que no nos perjudique tanto como podría hacerlo. La mayoría de
los fenómenos naturales no pueden impedirse; pero entendiéndolos y entendiendo nuestras
condiciones de vulnerabilidad, podemos hacer que los probables desastres sean menos dañinos.
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Ejemplo: podemos reducir los daños que causa un sismo si construimos casas más resistentes y en
lugares donde el suelo sea sólido.

¿Qué es la prevención? Es la aplicación de medidas para evitar que un evento se convierta en un


desastre. Por ejemplo, sembrar árboles previene la erosión y los deslizamientos, y también puede
prevenir las sequías.
¿Qué es la mitigación? Son medidas para reducir la vulnerabilidad frente a ciertas amenazas. Por
ejemplo, hay formas de reforzar las construcciones con el fin de asegurar nuestras casas, escuelas u
hospitales para que no se caigan con los efectos de un terremoto o un huracán.
La prevención y mitigación comienzan por:
Conocer cuáles son las amenazas y riesgos a los que estamos expuestos en nuestra comunidad.
Reunirnos con nuestra familia y los vecinos y hacer planes de prevención de desastres para reducir
esas amenazas y riesgos, o evitar que nos hagan daño.
Realizar lo que planeamos para reducir nuestra vulnerabilidad. No es suficiente hablar sobre el
asunto, hay que tomar acciones.
Los niños y niñas desempeñan un papel muy importante en las acciones previstas en los planes de
prevención de desastres. Ellos y ellas pueden:
Realizar actividades escolares sobre prevención de desastres que promuevan la participación de
toda la comunidad
Informar y motivar a sus familias y su comunidad sobre las amenazas naturales para que tomen
medidas preventivas
Ayudar con sus acciones y actitudes a instaurar una cultura de prevención real y duradera, ya que
cuando sean adultos tendrán una mayor comprensión de los fenómenos naturales, los efectos de las
acciones humanas y de las consecuencias de un mal manejo del ambiente, así como de la
necesidad de promover un desarrollo armonioso con la naturaleza.

2.1.9 Flora y fauna del lugar.


Tanto la flora como la fauna son tipos de elementos bióticos de un ecosistema determinado, es decir,
son elementos vivientes que integran y en muchos casos constituyen un bioma específico de nuestro
planeta.

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Estos términos, separados o en conjunto, se emplean para referir al tipo de vida específicos de una
región geográfica o de un país determinados: cuando nos referimos a la flora, aludimos a la vida
vegetal (árboles, arbustos, hongos, bacterias fotosintéticas, etc.); y cuando nos referimos a la fauna,
pues al animal (reptiles, mamíferos, aves, protozoarios, insectos, etc.). En ambos casos se trata de
formas de vida adaptadas a las condiciones particulares del entorno al cual nos referimos.
Las relaciones entre flora y fauna son clave para determinar cómo opera la vida en un lugar
determinado, ya sea un hábitat submarino, una selva amazónica o las entrañas intestinales de un
organismo complejo, como el cuerpo humano. En líneas generales, la flora involucra a los
organismos productores, ya sean fotosintéticos o no, y la fauna en cambio a los consumidores en
sus distintos niveles de organización trófica: herbívoros, depredadores y descomponedores.
Ambas categorías son útiles para el estudio desde distintas perspectivas y disciplinas de una región
determinada, dado que la vida es uno de los elementos que más modifican química y físicamente el
entorno, junto con la erosión y otros fenómenos naturales del planeta.

50
Por otro lado, se habla de flora autóctona y/o fauna autóctona cuando se desea referir a la vida
vegetal y animal, respectivamente, que es exclusiva de una región geográfica.
Dado que la vida migra y se esparce, y además cambia en el tiempo, las categorías de lo autóctono
intentan definir las especies “nativas”, vale decir, únicas de un lugar, a menudo para entender sus
lazos de parentesco con otras más conocidas, o para llamar la atención respecto a su carácter único
en materia de preservación de la biodiversidad del planeta.
Así, una región puede contar con una flora o fauna autóctonas ricas o pobres, según sea alto o bajo
el nivel de diversidad de las especies que hacen vida en sus espacios.
El empobrecimiento general de la biodiversidad, a medida que se extinguen especies debido a la
contaminación o destrucción de su hábitat, es uno de los principales problemas ecológicos que
enfrenta el mundo posindustrial, y del cual los seres humanos somos en gran medida los
responsables.

2.1.10 Patrimonio natural y del paisaje.


La arquitectura del paisaje es un dominio profesional y de investigación de carácter interdisciplinar,
por lo que en gran cantidad de ocasiones los proyectos se realizan con la participación de
profesionistas de diferentes especialidades.
En este artículo se presentan diferentes perspectivas sobre el paisaje y la arquitectura del paisaje,
que pueden ayudarnos a comprender este complejo sistema y sus diferentes campos de acción.
Los seres vivos son producto de las transformaciones del medio ambiente y recíprocamente lo han
transformado desde su surgimiento.
Al interrelacionar entre sí se han constituido los sistemas biológicos, igualmente modelados por el
medio ambiente. De esta forma se han desarrollado los ecosistemas desde el origen de la vida hace

51
más de 3500 millones de años. Desde entonces ha habido una gran cantidad de cambios planetarios
que han repercutido en la composición, forma y extensión de los ecosistemas.
El escenario en el que apareció la especie humana fue un paisaje agreste, que lo forzó a
transformarlo por un lado y a emigrar, descubriendo nuevos espacios.
El paisaje desde este punto de vista es aquel espacio territorial que el ser humano delimita en
función de ciertos intereses, sin embargo, es un espacio en el que interactúan todos sus
componentes, lo que le da un carácter holístico.
La escala está definida por el horizonte y el alcance de dichos intereses, no obstante, la unidad
indivisible donde confluyen todos los procesos se le denomina holon.

El fenosistema es lo más indudable para el ojo humano, de este lo más evidente son el componente
físico de atmósfera, roca-suelo y vegetación-fauna, y si están presentes poblaciones humanas, sus
asentamientos.
El criptosistema son todas esas relaciones causales y procesos que van más allá de la percepción
instantánea humana, como son los ciclos anuales, ciclos estacionales, ciclos de vida, las
transformaciones internas del mismo paisaje y las interrelaciones entre los organismos y los factores
bióticos.
De esta manera, después de la larga historia del hombre sobre el planeta, podríamos tratar de
buscar paisajes prístinos y correr el riesgo de no encontrarlos. Ocultos en paisajes aparentemente
naturales tenemos en su criptosistema la presencia del hombre en otros tiempos.
El paisaje puede considerarse un territorio moldeado por la naturaleza a través del tiempo como
resultado de diferentes fenómenos cíclicos o intempestivos, como erupciones volcánicas, tsunamis,
temblores; o por la actividad humana como la minería, extracción del petróleo, la agricultura y todo lo
que implican los asentamientos urbanos.
Puede llamarse arquitectura del paisaje a toda intervención que concilie las necesidades humanas
con el patrimonio natural y cultural preexistente del lugar, con el fin de sacar el mejor provecho de
estos recursos y aportar una mejor calidad de vida. En ambos conceptos hay un estado evolutivo. En
lo personal, como artista que trabaja con la fotografía, me interesa captar esta evolución. Me
interesa, indagar el cómo y el porqué de la transición de un estado a otro. Es honestamente un
campo de trabajo apasionante e inagotable.
Los retos de la arquitectura del paisaje son proyectar una urbe a futuro; rescatar o preservar el
territorio con su patrimonio sustentable, usos y costumbres que lo han modelado; adaptar el hábitat
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para proteger a los ciudadanos de los posibles fenómenos climáticos, prevenir la catástrofe; mejorar
el tejido social, conservar y potenciar la cultura, infraestructura, y políticas sociales. En este sentido
la fotografía y el trabajo de muchos artistas visuales han sido un medio idóneo para enfatizar los
disfuncionamientos del efecto del hombre sobre la naturaleza, para poner en relieve las dificultades y
ser testigos de los aciertos y desaciertos de las intervenciones del ser humano.

Arquitectura del Paisaje podría definirse como aquella especialidad del quehacer arquitectónico que
incide en la integración entre un modelo constructivo y el entorno natural en sentido amplio. Esta
definición somera lleva implícita un trabajo interdisciplinario evidente para generar un proyecto que
tenga en cuenta todas las vertientes profesionales asociadas: edafología, hidrología, geología,
biología, climatología, historia, arqueología, arquitectura, didáctica, etc., considerando una evolución
diacrónica y sincrónica del espacio que se pretende rehabilitar o proyectar con la perspectiva de ser
riguroso en su gestión y sustentable y coherente con su origen.
En este sentido, desde hace años trabajo vinculado al Servicio de Patrimonio Arquitectónico Local de
la Diputación de Barcelona, dependencia dedicada a la rehabilitación de espacios arquitectónicos
diversos desde asentamientos arqueológicos, pasando por iglesias románicas o bien estructuras
industriales.
Dentro de esa perspectiva, la arquitectura es el hilo fundamental, pero siempre complementada por
estudios arqueológicos de los edificios a intervenir para conocer antecedentes posibles y aspectos
estructurales relevantes, análisis de los materiales a usar en las nuevas intervenciones y que el
proyecto inicial y el resultado final sea coherente con el entorno en el que se encuentra el estudio de
caso concreto.
Dentro de ese mismo Servicio se llevan a cabo Inventarios de Patrimonio Histórico, Arquitectónico y
Ambiental de municipios de la provincia de Barcelona en los que un equipo interdisciplinar
encabezado por un arquitecto y formado por historiadores, arqueólogos y biólogos analiza sobre el
terreno, en los archivos y mediante infinidad de visitas la realidad patrimonial en sentido amplio.
Además de las fichas descriptivas de cada una de las unidades, rasgos de unificación de los
espacios, significación de los mismos, protección del valor histórico, social y referencial de ciertos
puntos de la población sin duda adscriben este trabajo dentro de la órbita de lo que podríamos definir
como estudio de paisaje de un municipio.

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En una ocasión leí una entrevista realizada al paisajista Alberto Negrini, en donde la periodista
Daniella Fernández lo define como “el escultor de la madre tierra y un planificador de la flora
universal”. Me quedo con esta hermosa descripción para comenzar mi punto de vista sobre la
Arquitectura del paisaje. Como campo de acción en Yucatán considero que la recuperación de
espacios públicos es un gran reto y a la vez gran oportunidad, para lo cual habría que diseñar
estrategias que permitan realizar estas acciones sin depender necesariamente de la voluntad
política.
Es importante que previamente a cualquier bosquejo se realice una especie de lectura del contexto
que permita al arquitecto del paisaje entender la cultura y la riqueza que existe en las especies de
flora propias de la región. Hoy día especialistas locales están realizando estudios que buscan dar
valor a aquellas especies (que malamente en nuestra ciudad llamamos “monte”) para considerarlas e
incluirlas en un nuevo concepto de paisaje urbano. La arquitectura del paisaje debe ser concebida
como un área multidisciplinar.
El arquitecto del paisaje debe diseñar maneras auténticas de crear nuevos paisajes, espacios que no
sean copia de los creados por culturas diferentes. Somos una sociedad que anhela el desarrollo,
pero debemos ser cautelosos con nuestras aspiraciones y no dejar de lado nuestras raíces, así como
nuestras condiciones actuales. Debemos empezar por defender nuestra identidad cultural y por
medio de paisajes con los que toda la ciudadanía, y no solo unos cuantos, nos sintamos
representados. Diseñar mediante la arquitectura del paisaje espacios que nos permitan volver a
entrar en contacto con la naturaleza, apreciarla y defenderla como derecho humano.

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