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Cultura de la imágen: Entrega Final

Análisis audiovisual.

Josefa Berenguela.

Emilia Maturana.

Sofía Godoy.

Vicente Márquez

Antonia Meza.

29 de julio de 2022.
I. INTRODUCCIÓN.

En el presente escrito, abordamos la problemática del cine tradicional en relación con los
nuevos medios en la era moderna de la tecnología. Apoyándonos en las hipótesis de los
textos referidos en clase: Entre-imágenes (2009) de Raymond Bellour y Lo viejo y lo Nuevo
¿qué es el cine en la era del post-cine? (2008) de Eduardo Russo. De esta forma,
profundizamos en la obra audiovisual realizada en base a los conceptos trabajados –
titulada Las arenas del quebranto – y posteriormente, ahondando en los mecanismos
utilizados para englobar la teoría.

II. DESARROLLO.

En primera instancia, el capítulo Lo viejo y lo Nuevo ¿qué es el cine en la era del post-cine?
(2008) de Eduardo Russo expone que, con la llegada de la expansión hacia la televisión, se
vivió un momento de grandes cambios que involucraban que este nuevo medio acoplara al
cine – tratándolo como su semejante – de la misma forma en que tomó de referencia a
otros medios audiovisuales. Por consecuencia, significaría que el cine dejaría de tener el
dominio de la entretención y el espectáculo.

Entonces, esta transición que significaría la muerte del cine, respectivamente, evidenciaría
el carácter efímero de las imágenes cinematográficas, es decir, el desvanecimiento que
sucede en la misma acción de proyectarlas. Este arte moderno se había posicionado como
algo hedonista, que existe únicamente en el presente, fugazmente y sin pensar en un
almacenamiento ni una perspectiva para el futuro.

En relación con lo anterior, Peter Greenway enunciaba – a favor de esta nueva expansión –
que efectivamente los medios deben ser redesarrollados y adaptados a las nuevas
posibilidades que significa la llegada de lo nuevo, lo moderno. Decretando,
concluyentemente, que el cine estaba pasando por un proceso de extinción. De esta forma,
Gene Youngblood, articulando una perspectiva contraria a esta mirada pesimista sobre este
medio, manifestando que el cine no tenía un carácter unidimensional en su forma de
ejecución.
La posibilidad – que Greenway admite en forma explícita – de considerar a eso que
históricamente hemos llamado cine como una parte restringida de un campo
proteico que no depende de determinaciones tecnológicas o especificidades atadas
a un tipo particular de máquinas. (Russo, 2008)

Youngblood, en su texto Expanded Cinema posicionaba al cine, entonces, como algo que
diferenciaba sus posibilidades técnicas con la forma de realización artística que pudiese
tener. Abriendo paso a la viabilidad que distintas formas de cine coexistieran
simultáneamente sin eliminar a la otra: un cine tecnológico, el cine clásico, el cine de video,
de intervención, por ejemplo.

Asimismo, comprendemos que el enunciado de que lo nuevo mata a lo viejo, fracasa en


considerar la retroalimentación e interacción de los medios, teniendo en cuenta una
reconfiguración en donde se unan sus distintas dimensiones. Es más, los nuevos medios
hallan notabilidad cuando incorporan a un medio antiguo, como ha sido el caso de la
literatura, el cine, la fotografía y posteriormente, la televisión.

Por otro lado, el capítulo El entre imágenes (2009) de Raymond Bellour, comienza
enunciando lo siguiente:

Por un instante, que podría durar una vida, estaremos ante una imagen inventada,
desfigurada, cuya fuerza se basa en su origen – un drama -, para no ofrecernos sino
una quintaesencia olvidada, una energía latente, de líneas y zonas, pinceladas y
puntos, algo así como una trama sustraída a la acción en curso, pero que constituye
una trama. (Bellour, 2009)

Bellour, declaraba que la llegada del vídeo significaba que se había establecido nuevas
modalidades de ejecución del sistema de las imágenes, naciendo una nueva técnica, en
donde el vídeo era un arte que generaba pasajes entre sus imágenes. Entonces, el vídeo –
a diferencia del lenguaje cinematográfico del cine – se caracteriza por la diversidad de
múltiples imágenes de todo tipo, reconociendo el campo visual de la pantalla como un
espacio capaz de multiplicarse, variar y transformarse de distintas formas hasta alcanzar la
diversidad y complejidad, situando a las imágenes como una parte de la composición
audiovisual.

Asimismo, Bellour también profundiza en la descomposición del movimiento en las


imágenes del video, en la intervención de las iconografías. Estableciendo que, al introducir
una nueva aportación, ya sea a través del pasaje entre lo móvil y lo inmóvil, por ejemplo,
involucra una mutación de la imagen, un cambio. Es decir, estamos creando una nueva
figura. Es así, como se instaura el video como la trascendencia de pasajes, abarcando la
congelación de la pantalla, las fotografías y sus transformaciones, y, además, las diferentes
superposiciones y formas artísticas que pueda sostener.

Igualmente, el videoarte – que es el fenómeno elegido para nuestra realización audiovisual


– no encuentra lugar en la televisión, comprendemos que es un arte que pertenece a
instituciones como el museo, por ejemplo. Esta experiencia audiovisual y sensorial,
entonces, involucra una combinación de imágenes sometidas a transformaciones junto con
otras actividades artísticas, adquiriendo un carácter interdisciplinario. Además, siendo algo
muy usual dentro de su práctica, la intervención.

El videoarte es, entonces, la dimensión de lo íntimo, de lo subjetivo, de lo


autobiográfico, pero también una cierta forma de reflexión y de ensayo que se
reúne en torno a la palabra autorretrato. (Bellour, 2009)

En relación con los conceptos expuestos con anterioridad, realizamos la intervención de un


cortometraje audiovisual titulado Las arenas del quebranto, que navega la historia de una
madre que enfrenta la pérdida de su hija, buscando representar la agonía y el difícil camino
que involucra seguir adelante, dejar ir.

La agonía se vuelve atemporal, se deforma la dimensión del tiempo en el duelo. El


sonido da a cuenta del ensimismamiento y la enajenación del dolor. El ir y venir del
agua simboliza el encuentro con las emociones.

Entonces, a través de una carta visual, proyectamos el cortometraje en distintas pantallas,


transformando la dimensión de las imágenes que adquieren una significación distinta al
desligarlas de su formato original, creamos – en las palabras de Bellour – una nueva figura
audiovisual a través de pasajes que intercalan las filmaciones originales con proyecciones
en la televisión, el computador y el teléfono.

III. CONCLUSIONES.

A lo largo del presente escrito, indagamos no solo en las transformaciones que ha


experimentado el cine con la llegada de la televisión y los nuevos medios, estableciendo la
perspectiva de distintos autores, concluyendo que no hay una muerte o un desplazamiento,
sino que se busca la trascendencia, la adaptación y la retroalimentación de estas distintas
dimensiones audiovisuales. Asimismo, navegando la disciplina del video-arte,
introduciendo la intervención del cortometraje realizado.

IV. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

Russo, E. (2008). Lo viejo y lo Nuevo ¿qué es el cine en la era del post-cine? En J. La Ferla.
(Ed.), Artes y medios audiovisuales: un estado de situación II: las prácticas mediáticas
predigitales y post analógicas (pp. 26-37). Aurelia Rivera.

Bellour, R. (2008). El entre imágenes. En A. Di Stasio y M. Valledor. (Eds.), Entre Imágenes


(pp. 9-22). Ediciones Colihue.

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