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Objetivo general: Comprender las relaciones entre catolicismo liberacionista y política en el marco de
la efervescencia social y de las tensiones entre religión y política de los años ´60 y ´70 en Argentina, a
partir de la historización y análisis comparado de ese proceso en dos ciudades de la Arquidiócesis de
Bahía Blanca, atendiendo a su dinamismo, complejidad, tensiones y reconfiguraciones.
Objetivos específicos:
- Historizar y comparar la constitución de los grupos laicales de la región de la Arquidiócesis de Bahía
Blanca comprendida por las ciudades de Bahía Blanca y Punta Alta, identificados con la renovación
católica, atendiendo a su posicionamiento eclesial, sus objetivos, su composición, su dinámica de
funcionamiento y sus prácticas3.
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Siguiendo a Löwy (1999), lo definimos como un amplio movimiento social-religioso surgido a principios de los
años ´60, que incluye tanto la cultura religiosa como la red social, la fe y la praxis, y cuya expresión intelectual es
la teología de la liberación. Una serie de principios permiten reconocerlo: la lucha contra los “nuevos ídolos de la
muerte” (el mercado, la civilización occidental y cristiana, etc.); la liberación humana histórica como anticipación de
la salvación final; la crítica a la teología dualista tradicional y una nueva lectura de la Biblia; la aguda denuncia del
capitalismo como pecado estructural; el recurso al marxismo como instrumento social-analítico; la opción por los
pobres y la solidaridad con su lucha de auto-liberación. En realidad, Löwy aborda el fenómeno más amplio del
“cristianismo liberacionista” y Donatello (2005) delimita el concepto dentro del mundo católico.
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Este fenómeno, cuyo desarrollo comenzó a hacerse visible a partir de la década de 1920, constituía la respuesta
del catolicismo argentino al avance secularizador del liberalismo y el socialismo, que intentaba constreñirlo al
ámbito privado. Así, buscó integrar las instancias de lo social, lo político, lo religioso, lo público y lo privado, y
avanzar sobre la sociedad y el Estado (Mallimaci, 1988, 1992).
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Este primer objetivo específico será abordado el primer año de investigación, en tanto supone una descripción
detallada de los grupos laicales en cuestión que habilitará el análisis contemplado en los siguientes objetivos,
centrado en sus conexiones, y semejanzas y diferencias en el cruce entre la religión y la política.
- Explicar los impactos variables del aggiornamento eclesial y de las teologías de la liberación en dichos
círculos sociales locales, así como sus continuidades y rupturas respecto del catolicismo integral.
- Analizar el cruce entre la religión y la política en los grupos laicales bahienses y puntaltenses en el
período 1967-1975, reconociendo sus características comunes y sus rasgos diferenciales peculiares.
- Analizar las articulaciones y vinculaciones tejidas entre los ámbitos de sociabilidad católica
liberacionista de ambas ciudades, identificando no sólo los puntos de encuentro sino también las
tensiones y conflictos.
- Analizar los modos en que actuaron las redes sociales de la renovación católica, constituidas en esta
región de la Arquidiócesis de Bahía Blanca en la participación de los actores en diversos ámbitos de
acción social y política.
- Reconstruir y comparar las trayectorias de los militantes de los grupos laicales de ambas ciudades,
identificando diversas y complejas experiencias en cuanto a las formas y espacios de construcción
social y política, y a las opciones político-partidarias tomadas.
Antecedentes: Esta investigación, al igual que las que hemos realizado previamente, se enmarca
teórica y metodológicamente en el campo de la Historia reciente (Aróstegui, 1998; Franco y Levín, 2007;
Bohoslavsky et al., 2010), cuya especificidad está dada por un régimen de historicidad basado en
diversas formas de coetaneidad entre pasado y presente, un predominio de problemas vinculados a
procesos sociales “traumáticos” con fuertes implicancias para las generaciones actuales y la
interdisciplinariedad. Durante la última década, los estudios sobre el pasado cercano se han
multiplicado en Argentina, abarcando diversas temáticas (luchas obreras, mundo cultural y artístico,
procesos económicos, organizaciones políticas y armadas, movimientos sociales, problemas de
géneros, “derechas”, modalidades y efectos de la represión, Estado y partidos políticos, actitudes
sociales y vida cotidiana, memorias y usos del pasado, etc.). Este proyecto recupera esta vasta y
creciente producción académica, especialmente aquella que versa sobre luchas sociales y políticas, las
militancias revolucionarias y la violencia política, en tanto ofrecen un marco que permite contextualizar y
problematizar el objeto de estudio. Al mismo tiempo, busca contribuir a elucidar experiencias diversas
de acción contestataria, más allá de las organizaciones armadas, en las que se han centrado la mayor
parte de los estudios sobre la militancia de los ´70 (Pittaluga, 2010).
Esta propuesta se basa en los trabajos que han abordado la relación religión y política en el siglo XX,
y especialmente en las últimas décadas, tanto en América Latina como en Argentina. Entre los
primeros, resultan particularmente significativos los que se han interrogado sobre el papel de la religión
en los procesos de contestación y cambio social (Levine, 1996, 2006, 2011, 2012; Löwy, 1999). En
Argentina, los estudios sobre la Iglesia católica (Soneira, 1989a; Di Stefano y Zanatta, 2000), el
catolicismo integral y las relaciones entre poder eclesial y poder militar, y entre catolicismo y Estado
(Mallimaci, 1988, 1992, 1995, 2015), o las imbricaciones entre catolicismo y nacionalismo (Mallimaci,
Cucchetti y Donatello, 2006) establecieron un marco general para comprender los nexos entre
catolicismo, sociedad, política y Estado en nuestro país. Otros abordajes que se han centrado en las
vinculaciones institucionales, políticas, simbólicas, ideológicas y de cuadros entre la Iglesia Católica
(Bianchi, 1990; Caimari, 1995; Zanatta, 1999) o el catolicismo (Forni, 1987; Cucchetti, 2005) y el primer
peronismo -con excepción de Forni que extiende su análisis al período 1955-1969-, contribuyen a
pensar, en el largo plazo, la opción por el peronismo de muchos militantes católicos de los años ´70.
En efecto, este proyecto, en continuidad con el anterior, entiende que las relaciones entre fe y
militancia en las trayectorias de los jóvenes católicos bahienses deben comprenderse atendiendo tanto
a una mirada de corto plazo como de largo plazo. De allí, que abreve en la tradición de estudios que,
interesados en el cruce entre religión y política en la Argentina de las últimas décadas, reconocen las
rupturas que supusieron las transformaciones del catolicismo en los años ´60 y al mismo tiempo, hacen
hincapié en las continuidades con la matriz común del catolicismo integral (Donatello, 2002, 2003, 2005
y 2010; Cucchetti, 2005, 2007, 2010; Morello, 2003; Touris, 2005). Asimismo, esta investigación es
deudora de aquellas que abordan las interacciones entre el mundo religioso y el político en la historia
reciente teniendo en cuenta diversas dimensiones no reductibles al factor ideológico. Como plantea
Donatello (2010), el lugar de la socialización religiosa en las trayectorias de los militantes es un
fenómeno tan significativo como la dimensión ideológica y, sin embargo, ha sido descuidado. En esta
línea, se inscriben los aportes que, a partir de diversos referentes empíricos, reconstruyen y analizan
trayectorias, espacios de sociabilidad católicos y redes articuladas en torno a ellos y su rol en la
participación de los militantes en múltiples formas de acción (los citados de Donatello y de Cucchetti;
Catoggio, 2010; Donatello y Catoggio, 2010; Soneira, 2008; Touris, 2008, 2012). En este sentido,
creemos que para dar cuenta del acercamiento a la militancia social y política de los jóvenes bahienses
es necesario considerar no sólo una serie de ideas sobre la Iglesia y su relación con el mundo sino
también la materialidad constitutiva de las relaciones sociales. Así, el proyecto, como el anterior,
incorpora la reconstrucción de los espacios de sociabilidad 4 y las redes sociales para dar cuenta de
distintas dimensiones del universo relacional del catolicismo liberacionista. Con González Bernaldo
(2004), entendemos que la sociabilidad apunta a analizar las formas a partir de las cuales un grupo de
individuos entra efectivamente en relación y el papel que juegan esos vínculos, y que la dimensión
afectiva es un componente de la interacción y elemento que condiciona, aunque no determina, la
acción. La red remite a espacios de interacción social que no implican que todos los individuos que
participan en ella se conozcan o que compartan ámbitos de sociabilidad.
Existe un cuerpo de publicaciones centradas en la renovación católica en Argentina u otros países
latinoamericanos, que incluyen investigaciones generales sobre el tema (Moyano, 1992; Politi, 1992;
Touris, 2012; Mallimaci y Donatello, 2012) o recopilaciones de historias de vida (Lanusse, 2007; Diana,
2013) y trabajos referidos a grupos o problemas particulares, que constituyen antecedentes importantes
para este proyecto. Por un lado, están los estudios que, interesados en movimientos laicales 5 han
observado sus repercusiones políticas o directamente se han interrogado sobre las interacciones de
estos grupos con la esfera política, como las indagaciones de Bidegain (1979, 2009) sobre los
movimientos de juventud obreros y universitarios en Brasil y Colombia, el trabajo de Gómez de Souza
(1984) sobre la problemática política en la JUC brasileña entre 1950 y 1968, las investigaciones sobre la
JOC en Argentina (Soneira, 1989b, 2002, 2008; Bottinelli, et al., 2001; Blanco, 2011) o en otros países
(Levenson, 2007) y sobre el Movimiento Rural de Acción Católica y la formación de las Ligas Agrarias
(Archetti, 1988; Lasa, 1987; Roze, 2011). Por otro lado, están los abordajes que tematizan otros
referentes del catolicismo liberacionista, como el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo
(Martín, 1992 basado en entrevistas publicadas en Martín, 2013; Pontoriero, 1991; Touris, 2005) o el
constituido en torno a la revista Cristianismo y Revolución (Morello, 2003; Lenci, 1998; Campos, 2010).
Sin embargo, siguiendo a Touris (2012), un aspecto minimizado por los trabajos existentes que aquí nos
proponemos explorar en profundidad es la pluralidad y heterogeneidad de actores que integraban las
redes de la renovación católica, así como sus diversos modelos eclesiales y filiaciones político-
religiosas. Por otra parte, las investigaciones sobre el vínculo catolicismo y lucha armada en Argentina,
a partir del caso de Montoneros (Donatello, 2002, 2005 y 2010; Lanusse, 2005) o el recién citado de
Cristianismo y Revolución, aportan interrogantes y para repensar las trayectorias bahienses. Han sido
menos trabajadas las relaciones entre catolicismo y organizaciones de izquierda armada a excepción de
un artículo sobre la apropiación perretista de la imaginería católica (Carnovale, 2005). Asimismo, las
diversas formas de inserción y compromiso social de los militantes católicos que no desembocaron en la
opción por la violencia han recibido escasa atención en la historiografía existente, a excepción de la
tesis de Touris (2012) que, por ello, se constituye en una referencia para esta investigación.
Por otro lado, este proyecto privilegia la escala local y la clave comparada y relacional. Para su
abordaje, tiene en cuenta los aportes de la microhistoria como práctica historiográfica que, tomando lo
particular como punto de partida, busca revelar fenómenos más generales y factores anteriormente no
observados para dar cuenta de la complejidad de la realidad (Levi, 1991). Nuestra propuesta parte de
considerar que la comunidad es una unidad socio-espacial localizada constituida históricamente a partir
de las experiencias y prácticas sociales, y que no es una unidad homogénea ni está ajena a disputas,
por lo que se vuelve ineludible identificar qué es lo que la unifica y la vuelve heterogénea. Asimismo,
piensa lo local como parte de realidades más amplias (lo nacional, lo transnacional) y también más
pequeñas (el barrio, la familia, la comunidad). De ahí que este estudio se plantee la necesidad de
analizar la dinámica de relación entre estos niveles y escalas (Del Pino y Jelin, 2003; Fernández, 2007).
Para comprender el contexto particular en el que se desarrollan los procesos que pretendemos
abordar, este plan recupera los aportes de diversos investigadores locales sobre el pasado reciente en
Bahía Blanca, en los cuales se ha prestado atención a las distintas formas de militancia estudiantil,
artística, religiosa, obrera, gremial, barrial, social, política y ligada a la defensa de los derechos
humanos en los años ´60 y ´70 (Orbe, 2007; Zapata, 2008, 2014; Giménez, 2008; Vidal, 2010;
Montserrat, 2013). Finalmente, como mencioné anteriormente, este estudio, al mismo tiempo que
incorpora en el recorte espacial a la vecina ciudad de Punta Alta a fin de ampliar y complejizar la mirada
sobre estos fenómenos, se basa en los propios avances de investigación sobre las relaciones entre
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El objeto sociabilidad fue introducido en el terreno de la historiografía por Agulhon (1966), y en la historia política
latinoamericana, por Guerra (1985), renovando así dicho campo. Hoy tiene un vasto desarrollo en la disciplina, abarcando
diversas temáticas y períodos.
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Éste ha sido un tema poco explorado a pesar del rol clave de la Acción Católica en la configuración de los catolicismos
latinoamericanos. En este marco, resultan valiosas contribuciones para comprender estos movimientos y su rol en la Iglesia y la
sociedad argentinas los estudios sobre las trayectorias de dirigentes de la Acción Católica en los años ´30 y ´40 (Mallimaci,
1991) y las formas de organización del laicado católico en el siglo XX (Giménez Béliveau, 2005).
religión y política en las trayectorias jucistas, jocistas y jecistas bahienses entre 1967 y 1975 (Dominella,
2015).
Esa investigación demostró el papel central que desempeñaron esos ámbitos de sociabilidad ligados
al catolicismo liberacionista en la intervención social y política de sus integrantes. En ese proceso,
estuvieron involucradas múltiples dimensiones (ideológicas, relacionales, afectivas, éticas y ligadas a
las prácticas cotidianas). En primer lugar, los equipos de la JUC, la JOC y la JEC, representaron un hito
en la maduración de una forma de vivir la fe y una visión de Iglesia y su relación con el mundo marcada
por la idea del compromiso del cristiano en la sociedad, orientado a la construcción de un orden social
más justo. Dicha concepción estaba estrechamente vinculada a la influencia de los documentos del
Concilio Vaticano II, de la Conferencia de Medellín, las elaboraciones de la teología de la liberación, así
como a una matriz católica integral de larga data, y a la pedagogía de la “revisión de vida” practicada
semanalmente en sus reuniones. En segundo lugar, la JUC, la JOC y la JEC se constituyeron en
espacios de formación donde los jóvenes adquirieron/construyeron/ejercitaron una multiplicidad de
saberes que, parafraseando a los pedagogos, podemos identificar no sólo como “conceptuales”, sino
también como “procedimentales” y “actitudinales”, lo cual contribuía a que las prácticas del espacio
político fueran vividas en continuidad con aquéllas. En tercer lugar, las ramas especializadas de Acción
Católica forjaron lazos con personas, grupos e instituciones que tuvieron una función política esencial.
La vinculación entre estos círculos sociales estaba basada, fundamentalmente, en los lazos personales
que unían a sus integrantes, antes que en intercambios regulares o en una coordinación formalizada
entre los grupos. Esto tiene sentido en el marco de las dimensiones medianas de esta ciudad, lo que
delimita una trama de interrelaciones sociales relativamente estrecha y espacios de vecindad
construidos a partir de contactos cotidianos. Sin embargo, las instancias de encuentro y de puesta en
común de experiencias también existieron y jugaron un rol importante en la articulación de la red social
de la renovación católica en Bahía Blanca, así como en la construcción de una identidad compartida. El
entretejido de lazos sociales existente entre laicos, sacerdotes y religiosas facilitó la articulación
conjunta del discurso de la revisión de vida y el profético en vistas a denunciar las situaciones
consideradas de injusticia. Por otro lado, el papel de la materialidad constitutiva de las relaciones
sociales en el impulso y la concreción de la acción contestataria se recreó en las opciones de
compromiso de los actores orientadas a la construcción de un mundo nuevo. La dimensión afectiva fue
un componente de la interacción que condicionó la acción y las decisiones individuales de los militantes,
así como las prácticas colectivas, dentro del ámbito eclesial y más allá de éste. En cuarto lugar, si la
convicción en torno a un compromiso con el cambio del mundo motivó un camino ascendente en las
carreras militantes, la socialización católica no condujo a un sendero unívoco sino que habilitó una
diversidad de opciones político-religiosas. Entre ellas, se encuentran la participación en tareas
pastorales, el trabajo social y la presencia en los barrios periféricos, la militancia en el lugar de trabajo,
la militancia universitaria, el compromiso en la escuela secundaria y el activismo en agrupaciones
políticas o político-militares. En este marco, la lucha armada emergió como una forma de hacer política.
En quinto lugar, los que asumieron el compromiso político entendieron que se trataba de una
herramienta privilegiada para emprender la tarea transformadora. A partir de esta certeza, no obstante,
se abrieron una diversidad de alternativas de participación concreta, que además en ocasiones fueron
cambiando a lo largo del período 1968-1975: muchos de estos jóvenes iniciaron su militancia en
agrupaciones ubicadas en distintas vertientes de la izquierda (PRT, PCR), que parte de ellos mantuvo
su activismo en esos espacios a lo largo de esos años, mientras otra “descubrió” el peronismo,
constituyéndose en el posicionamiento político mayoritario desde 1972-1973. Sin embargo, esta
identificación tampoco fue unívoca; por el contrario, los militantes se dividieron entre los que se unían a
las organizaciones de la Tendencia, lideradas por Montoneros, y quienes se sumaban al Peronismo de
Base. Ahora bien, en el cruce entre religión y política en las experiencias de los jucistas, jocistas y
jecistas bahienses, es posible reconocer particularidades asociadas a cada una de las tres ramas
especializadas. Por último, las relaciones entre catolicismo liberacionista y militancias contestatarias no
estuvieron exentas de tensiones, tanto a interior de los grupos de revisión de vida, o bien, en ciertos
espacios de la red católica renovadora, como en los espacios de acción de los militantes,
especialmente, en las organizaciones político-militares. Las primeras guardaban relación con las
heterogeneidades de los equipos, que a su vez resultaban de los tipos y espacios de militancias
asumidos por los jóvenes y de sus opciones ideológico-políticas. Las segundas estaban ligadas a la
dificultad de sostener la “doble pertenencia” de los militantes. Por otra parte, la participación en
organizaciones políticas donde el ejercicio de la violencia era una posibilidad cotidiana planteaba
dilemas particulares a los actores.
Sobre la base de estos antecedentes y del análisis de diversas fuentes ya elaboradas y consultadas
se plantean una serie de interrogantes: ¿Cómo fue el proceso mediante el cual se conformaron en
Bahía Blanca y Punta Alta nuevos grupos laicales en el período posterior al Concilio Vaticano II? ¿Qué
particularidades asumió cada uno? ¿Qué impacto tuvieron en ellos los nuevos documentos eclesiales y
los teólogos de la liberación? ¿Qué continuidades y rupturas pueden reconocerse en estos espacios
respecto del “catolicismo integral”? ¿Qué tipo de vínculos unían a los militantes y a los grupos entre sí
(en Bahía Blanca, en Punta Alta y entre las dos ciudades)? ¿Qué ideas y prácticas compartían?
¿Cuáles eran los espacios de confluencia? ¿Qué debates y tensiones atravesaron esos encuentros?
¿Es posible reconocer diversas etapas y momentos en estas relaciones? ¿Cómo llegaron los militantes
católicos a la acción social y política? ¿De qué forma el paso por los espacios de sociabilidad católica
liberacionista marcó sus trayectorias militantes? ¿Cuáles fueron las modalidades de intervención y
participación social que asumieron los laicos? ¿Por qué algunos canalizaron su compromiso cristiano a
través de la militancia política mientras otros rechazaron deliberadamente esta opción? ¿Por qué buena
parte de ellos eligió el peronismo revolucionario? ¿Qué particularidades asumió este proceso en cada
uno de estos círculos sociales? ¿Cómo impactó en ellos el “compromiso temporal” de sus miembros?
¿Qué debates y tensiones planteó la heterogeneidad de modos de compromiso asumidos al interior de
la red social?
Por otra parte, estamos en condiciones de afirmar como hipótesis que: los ámbitos de sociabilidad
católica liberacionista conformados en Bahía Blanca y Punta Alta entre los finales de la década de 1960
y la primera mitad de la década del setenta constituyeron una unidad. La misma se basaba en lazos
personales, intercambios regulares, una serie de concepciones sobre la Iglesia y su relación con el
mundo y, como resultado de ello, una identidad común. Esa unidad, no obstante, era compleja,
heterogénea y dinámica, y estaba atravesada por debates y tensiones. Es decir, al tiempo que existían
significativos puntos de encuentro entre los espacios laicales -basados en la identificación con la
renovación conciliar y los desarrollos de la nueva teología latinoamericana, una misma matriz católica
integralista, y el acompañamiento dado por sacerdotes y religiosos que conformaban un grupo marcado
por coincidencias teológicas, ideológicas y pastorales-, se manifestaron diferentes imaginarios,
corrientes eclesiales y modelos políticos. De allí que los intercambios entre estos círculos sociales y sus
integrantes no estuvieran exentos de conflictos. Esta complejidad de los grupos laicales liberacionistas:
- gravitó en un amplio espectro de posibilidades de participación y militancia de los jóvenes, que no se
redujeron al activismo político o político-militar sino que incluyeron intervenciones en los espacios
eclesial, social, barrial/villero, gremial, estudiantil o incluso, de la vida cotidiana, así como diversas
opciones político-partidarias.
- guarda relación con los siguientes aspectos: a) las trayectorias familiares, educativas, laborales,
religiosas, ideológico-políticas de sus integrantes y asesores; b) la diversidad de formas de ligazón que
cada uno de los grupos tuvo con las instancias institucionales de la Iglesia; c) las particularidades de
cada una de las dos localidades (las escalas, los entramados políticos, la conformación de las
sociedades, los tradicionales vínculos cívico-militares en cuanto sedes de diversas unidades militares).
Factibilidad: El lugar de trabajo provee de la infraestructura y los servicios necesarios, contando con
computadoras con servicio de Internet y acceso a las bibliotecas de los diversos departamentos de la
UNS, que están actualizadas. Además, la participación de la postulante en proyectos de investigación
vinculados a la temática permite el financiamiento de distintas actividades -como son la compra de
material bibliográfico, la realización de cursos y la participación en congresos-, y principalmente el
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Sobre el aporte de la metodologia comparada véase, Bloch, 1963 [1928] (fundador de esta perspectiva
metodológica en el campo de la historia); Aymard, 1990; Bonaudo, Reguera y Zeberio, 2008; Bandieri, Blanco y
Blanco, 2008; y en historia reciente comparada, Alonso, 2010.
diálogo con otros cientistas sociales que se inscriben en la Historia Reciente y/o investigan a partir de
distintas escalas de análisis. Así, el proyecto “La historia sociocultural hispanoamericana
contemporánea en clave regional, trasnacional y comparada, siglo XX” dirigido por Silvina Jensen en la
Universidad Nacional del Sur busca problematizar diferentes “capítulos” de la historia de
Hispanoamérica del siglo XX, a partir de la selección de tres escalas analíticas y/o espaciales -
comparada, transnacional y regional-, indagando en la historia de prácticas, identidades y
comportamientos sociales y políticos y de los vínculos, tramas, redes y desplazamientos, privilegiando
la elucidación de las dimensiones simbólicas y experienciales de la vida humana. Por otra parte, el PICT
“La investigación académica sobre el proceso de violencia política y la última dictadura militar en la
Argentina. Perspectivas disciplinarias, configuraciones institucionales y articulaciones sociales y
políticas” (directora: Silvina Jensen; Grupo responsable: Emilio Crenzel, Marina Franco, Alejandra Oberti y
Florencia Levín; Junio 2015- junio 2019) se propone historizar y analizar la producción científica sobre el
proceso de violencia política de las décadas de 1960 y 1970 y la última dictadura militar en la Argentina
y en particular la surgida tras la institucionalización de la Historia Reciente.