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Documento nº 13

Causalidad e imputación objetiva

Una vez leído el capítulo VI de «Responsabilidad civil extracontractual. Parte general», trate
de localizar, para dar solución a cada caso, uno, principalmente de los denominados
«factores de imputación objetiva», como son el riesgo general de la vida, la prohibición de
regreso, o el incremento de riesgos entre otros. Le incluyo la primera de las respuestas:

0.- El «caso del perrito Cachi». «Un perro cae al vacío y provoca varias muertes
consecutivas. Una cadena de sucesos trágicos se sucedió en el barrio bonaerense de
Caballito a partir del momento en que un perro cayó accidentalmente desde un
decimotercer piso. "Cachi", que así se llamaba el animal, fue a golpear en la cabeza de
Marta Fortunata, de setenta y cinco años, que caminaba despreocupada por el lugar. Como
consecuencia del impacto, la anciana murió de forma instantánea. Seguidamente, una
rueda de curiosos se comenzó a formar en torno al cadáver. El corro desbordó pronto la
acera y comenzó a ganar parte a la calzada, donde el tráfico se desarrollaba a gran
velocidad. En ese momento, un autobús alcanzó de lleno a Edith Solá, de cuarenta y seis
años, quien murió en el lugar después de haber sido arrastrada varios metros por el
vehículo. Cuando el estupor de los presentes ante este nuevo y trágico suceso no había
desaparecido, frente al escenario de los hechos, un hombre que no fue identificado sufrió
un ataque cardiaco y murió minutos después, en el interior de la ambulancia que lo
trasladaba a un hospital». La demanda se planteaba contra el dueño del animal.
PROHIBICIÓN DE REGRESO.

1. El «caso Peñaranda». Unos obreros se encontraban trabajando en domingo en su


fábrica de Peñaranda de Bracamonte. La fábrica se hallaba situada cerca de un
polvorín, que vino a estallar precisamente aquel día, ocasionando la muerte de varios
trabajadores. ¿Cuál de los antecedentes cabe ser considerado como causa? ¿La
infracción de la normativa laboral? ¿Las causas que determinaron la explosión? ¿La
excesiva proximidad de la fábrica? La demanda se planteó contra el empresario que
había transgredido la normativa en materia de descanso dominical.

El antecedente que debe ser la causa es la explosión. Habría que aplicar el factor de
imputación objetiva fin de la protección de la norma fundadora, ya que la normativa
laboral no tiene como finalidad preservar la vida de los trabajadores, sino su descanso. La
causa o causas de la explosión, si hubiera sido causada por alguien se le debería imputar a
este suceso, no a la fábrica. La fábrica tiene relación, pero la norma que se le imputa es el
descanso dominical, pudiendo haberse producido la explosión cualquier otro día laboral.

2. El «caso Palsgraf». Un pasajero corría para alcanzar uno de los trenes. Varios
empleados, tratando de ayudar al pasajero para que pudiera subir, empujaron un
paquete que éste llevaba entre sus brazos. El paquete contenía explosivos de artificio,
y al caer vino a explotar de forma violenta. La onda expansiva movió una báscula que
se encontraba a doce metros, y que vino a caer sobre la señora Palsgraf, que resultó
herida y reclamaba una indemnización a la Compañía de Ferrocarriles de Long Island,
cuyos trabajadores ayudaron a subir a un viajero con el tren en marcha.

Utilizamos criterios generales de riesgo de vida. Los empleados deberían ser


exonerados porque no podían asumir que el viajero llevaba un paquete de explosivos
que heriría a una mujer a 12 metros de distancia cuando cayera. Son riesgos asociados
a la desgracia.

3. El «caso Corona de Aragón». El Hotel Corona de Aragón (Zaragoza) se incendió en


julio de 1979, suceso que produjo más de setenta muertos. El incendio se había
originado en la freiduría del hotel, y dadas sus escasas proporciones, se habría podido
sofocar con facilidad; pero resultó que unas personas desconocidas habían colocado
consciente y deliberadamente sustancias explosivas (pirogal o napalm). Allí se
hospedaba casualmente la viuda del General Franco aquella noche. La demanda se
planteaba contra la empresa que explotaba el Hotel.

Aplicamos el criterio prohibición de regreso, al interferir con las acciones de terceros


que colocan intencionalmente sustancias explosivas, no solo por fuego.

4. El «caso de la vaca». Una vaca se escapó de una finca y vino a morir en otra finca
contigua. Fueron avisados unos operarios a fin de cargar y transportar al animal. Pero
como se sospechaba que la vaca había muerto de hidrofobia, se sometieron todos los
que habían estado en contacto con ella a un tratamiento antirrábico. Uno de los obreros
comenzó tras el tratamiento a advertir ciertos síntomas de parálisis, quedando
finalmente paralítico e incapacitado para toda clase de trabajo. Fue demandado el
dueño del animal.

Aplicamos el criterio de la prohibición de regreso, exonerando así al dueño de la vaca,


y siendo el responsable la persona que aplicó dicho tratamiento

5. El «caso de la barra de la dirección». El conductor del autocar no tenía permiso de


conducir, y el accidente se produjo por una rotura de la barra de la dirección. La
demanda se planteaba contra él y su asegurador.

Aplicamos el criterio de adecuación, pues el daño no viene dado por la consecuencia


previsible o predecible de la conducta del demandado.

6. El «caso Banco de Bilbao». La secretaria, empleada del Banco, se había hecho con
más de 26 millones de pesetas (algo más de 156.000 euros) rellenando numerosos
talones, no con la firma original, sino con una firma estampillada. Los titulares de las
cuentas demandaban al Banco..

El banco no es responsable, pues existe un tercero cuya acción dolosa es imputable,


siendo este tercero la secretaria.

7. El «caso del camionero y los bomberos». Un camionero se saltó un semáforo en


rojo, viniendo a chocar contra un camión cisterna que transportaba 5.000 litros de
gasolina. Derramado en su práctica totalidad por el suelo, el combustible fue
impulsado por los bomberos, con sus mangas de riego, hasta la alcantarilla, pero el
caso es que ésta desembocaba a su vez en un colector que estaba en obras, en el que
los trabajadores tenían encendidas las lámparas de carburo. Hubo querella sin reserva
de acciones civiles contra el camionero infractor.

Aplicamos el criterio de adecuación, porque no es una consecuencia previsible que la


alcantarilla desemboque a la vez en un colector que estaba en obras.
8. El «caso del vuelo siguiente». Un conductor negligente provocó un pequeño
accidente, y el otro conductor no pudo llegar al aeropuerto para volar a la hora
prevista, viéndose obligado a tomar el siguiente avión, que se estrelló en el Atlántico.
La familia demandaba al conductor culpable.

Aplicamos el criterio general de la vida. El hecho de que el viajero no haya tomado el


avión sino otro avión es irrelevante. El acto de tomar un avión es un riesgo asumido
por el viajero, y el conductor no tiene atribución posible de responsabilidad y debe ser
eximido.

9. El «caso del niño ahogado». La muerte por ahogamiento se produjo en una piscina
municipal que se encontraba en obras y fuera de servicio. La demanda de la familia
contra el Ayuntamiento alegaba el incumplimiento de medidas reglamentarias en
materia de Seguridad e Higiene del Trabajo.

Aplicamos el criterio del fin de protección de la norma fundadora de la


responsabilidad, exonerando así al Ayuntamiento. Las medidas de seguridad e higiene
están diseñadas para proteger a los empleados de la fábrica, no a los extraños, como
los niños.

10. El «caso de la escultura en el museo». Un niño se vino a apoyar en una escultura


durante la visita al museo, la cual vino a caer sobre él y a provocarle la muerte. La
obra se integraba por tres piezas simplemente ensambladas una sobre otras y
rejuntadas con yeso, y accesible para los visitantes del museo sin impedimento alguno.

No aplicaría ningún criterio, entendiendo que al no existir ninguna


indicación o separación que evite el riesgo, es un daño responsabilidad del museo, al
ser previsible que un visitante se apoye si no hay impedimentos.

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