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Una vez leído el capítulo VI de «Responsabilidad civil extracontractual. Parte general», trate
de localizar, para dar solución a cada caso, uno, principalmente de los denominados
«factores de imputación objetiva», como son el riesgo general de la vida, la prohibición de
regreso, o el incremento de riesgos entre otros. Le incluyo la primera de las respuestas:
0.- El «caso del perrito Cachi». «Un perro cae al vacío y provoca varias muertes
consecutivas. Una cadena de sucesos trágicos se sucedió en el barrio bonaerense de
Caballito a partir del momento en que un perro cayó accidentalmente desde un
decimotercer piso. "Cachi", que así se llamaba el animal, fue a golpear en la cabeza de
Marta Fortunata, de setenta y cinco años, que caminaba despreocupada por el lugar. Como
consecuencia del impacto, la anciana murió de forma instantánea. Seguidamente, una
rueda de curiosos se comenzó a formar en torno al cadáver. El corro desbordó pronto la
acera y comenzó a ganar parte a la calzada, donde el tráfico se desarrollaba a gran
velocidad. En ese momento, un autobús alcanzó de lleno a Edith Solá, de cuarenta y seis
años, quien murió en el lugar después de haber sido arrastrada varios metros por el
vehículo. Cuando el estupor de los presentes ante este nuevo y trágico suceso no había
desaparecido, frente al escenario de los hechos, un hombre que no fue identificado sufrió
un ataque cardiaco y murió minutos después, en el interior de la ambulancia que lo
trasladaba a un hospital». La demanda se planteaba contra el dueño del animal.
PROHIBICIÓN DE REGRESO.
El antecedente que debe ser la causa es la explosión. Habría que aplicar el factor de
imputación objetiva fin de la protección de la norma fundadora, ya que la normativa
laboral no tiene como finalidad preservar la vida de los trabajadores, sino su descanso. La
causa o causas de la explosión, si hubiera sido causada por alguien se le debería imputar a
este suceso, no a la fábrica. La fábrica tiene relación, pero la norma que se le imputa es el
descanso dominical, pudiendo haberse producido la explosión cualquier otro día laboral.
2. El «caso Palsgraf». Un pasajero corría para alcanzar uno de los trenes. Varios
empleados, tratando de ayudar al pasajero para que pudiera subir, empujaron un
paquete que éste llevaba entre sus brazos. El paquete contenía explosivos de artificio,
y al caer vino a explotar de forma violenta. La onda expansiva movió una báscula que
se encontraba a doce metros, y que vino a caer sobre la señora Palsgraf, que resultó
herida y reclamaba una indemnización a la Compañía de Ferrocarriles de Long Island,
cuyos trabajadores ayudaron a subir a un viajero con el tren en marcha.
4. El «caso de la vaca». Una vaca se escapó de una finca y vino a morir en otra finca
contigua. Fueron avisados unos operarios a fin de cargar y transportar al animal. Pero
como se sospechaba que la vaca había muerto de hidrofobia, se sometieron todos los
que habían estado en contacto con ella a un tratamiento antirrábico. Uno de los obreros
comenzó tras el tratamiento a advertir ciertos síntomas de parálisis, quedando
finalmente paralítico e incapacitado para toda clase de trabajo. Fue demandado el
dueño del animal.
6. El «caso Banco de Bilbao». La secretaria, empleada del Banco, se había hecho con
más de 26 millones de pesetas (algo más de 156.000 euros) rellenando numerosos
talones, no con la firma original, sino con una firma estampillada. Los titulares de las
cuentas demandaban al Banco..
9. El «caso del niño ahogado». La muerte por ahogamiento se produjo en una piscina
municipal que se encontraba en obras y fuera de servicio. La demanda de la familia
contra el Ayuntamiento alegaba el incumplimiento de medidas reglamentarias en
materia de Seguridad e Higiene del Trabajo.