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1.

Introducción
La historia del ser humano, es en cierta forma la historia de su economía. Según la
época y el lugar, las comunidades se han organizado económicamente de una u otra
manera, siempre respondiendo a los recursos que disponían y a la mayor o menor
escasez de estos. La economía es por sí sola tan antigua como la historia de la
humanidad, de hecho, nuestros ancestros ya cazaban y cultivaban e intercambiaban
productos entre unos y otros.

La forma en que se ha respondido a las dificultades económicas que enfrentaron y


enfrentan las sociedades dio lugar a diferentes escuelas de pensamientos
económicos, que se definen como teorías económicas o un conjunto de ideas
centradas en la economía, es decir, modelos que pretenden explicar aspectos de la
realidad económica en el mundo. En general, las escuelas de pensamiento
económico se centran en indicar cuál es la forma en que la economía debería
funcionar o cómo se supone que debería ser la economía en líneas generales.

2. Escuela Clásica

Podría considerarse una de las escuelas de pensamiento más influyentes en la


ciencia económica, pues es considerada en el campo de la ciencia económica como
la primera escuela de pensamiento económico moderno.

Adam Smith, fue uno de los principales exponentes de la


escuela clásica de la economía, conocido como "El padre
del capitalismo". Smith introdujo ideas capitalistas como
la importancia de la división del trabajo y la productividad
del trabajador en su libro “La riqueza de las naciones”.
Smith también planteó la idea de que un sistema de libre
mercado tiene éxito debido al interés propio mutuo. Este
concepto se llama "la mano invisible". Esencialmente, la
mano invisible es una fuerza invisible que ayuda a mantener el equilibrio en la oferta
y la demanda de bienes y servicios en un mercado libre. Smith creía en el concepto
de laissez-faire, una idea que sugiere que el gobierno debería desempeñar un papel
mínimo en la economía. En cambio, se debe permitir que la mano invisible dicte el
flujo de bienes en el mercado, es uno de los principios del liberalismo económico.

Otro de los grandes aportes de Smith fue la teoría de la ventaja absoluta de los
países destaca la importancia del libre comercio para que la riqueza de las naciones
se incremente, a razón de la capacidad de producir un bien a un costo
absolutamente menor medido en términos de unidades de trabajo (Chacholiades,
1992).

Smith usa un ejemplo entre Estados Unidos e Inglaterra, ambos producen telas y
alimentos, los norteamericanos necesitan ocho unidades de trabajo para producir
una unidad de alimentos y de cuatro unidades de trabajo para producir una unidad
de tela; en cambio los ingleses necesitan diez unidades de trabajo por cada unidad
de alimento y dos unidades de trabajo por cada unidad de tela que se produzca. De
esta manera se hace notorio que Estados Unidos es más eficiente en la producción
de alimentos, mientras que Inglaterra lo es en la producción de telas; dicho en otras
palabras, Estados Unidos tiene una ventaja absoluta en la producción de alimentos
e Inglaterra la tiene en la producción de tela (Chacholiades, 1992).

Otro exponente de la escuela clásica es el inglés David


Ricardo, con aportes significativos como su teoría sobre
los salarios, las ganancias y el trabajo. También profundizó
la idea de ventaja absoluta de Smith, presentando lo que
denominó ventaja comparativa, se refiere a la
productividad de los países y al costo de oportunidad.
Según esta teoría los países se benefician del comercio
internacional mediante las relaciones bilaterales y sus
intercambios comerciales. Esto propicia una mayor producción especializada y
exportación a nivel mundial. Lo que contribuye al logro de una mejor calidad de vida
para las poblaciones.

Esta teoría no destaca la capacidad de un país de generar un bien o servicio a precio


bajo por unidad, sino de generarlo a un costo de oportunidad. Es decir,
especializarse en producir un determinado bien o servicio a un precio más bajo que
el de su producción en otros países. Lo que lo hace relativamente más eficiente.
Esta ventaja lo ubica en un nivel más competitivo en el mercado internacional e
incide directamente en la rentabilidad y crecimiento económico (Rothbard, 2012).

Otro destacado pensador de la escuela clásica fue el francés Jean-Baptiste Say,


quien formuló la Ley de los Mercados, que también es conocida como la Ley de Say,
esta teoría propone un modelo en el que el dinero se
mantiene en una circulación constante, los
productos siempre se venden porque siempre existe
una demanda y, por tanto, son solo los precios los
que cambian (Rothbard, 2012). El bienestar y el
progreso se harán estimulando la producción y no el
consumo como se creía anteriormente.

Su principio establece que cuando un bien es producido, el empresario o productor


quiere inmediatamente venderlo y así obtener dinero para comprar otros bienes. De
esta forma el productor es automáticamente demandante, y así sucesivamente.
Incluso la propia producción de un bien implica ya una demanda de otros bienes que
intervienen en su fabricación. Al generar beneficios que le sirven al productor para
adquirir otros bienes, este no está interesado en detener la circulación de dinero.

Un último pensador al que se hará referencia, perteneciente a la escuela clásica, es


el británico Thomas Robert Malthus, en 1798, en su obra “Ensayo sobre el principio
de la población” desarrolla una visión un tanto
oscura y pesimista sobre el futuro de la
humanidad. Aunque en aquella época no había
censos de población tal y como existen ahora,
constató que el ritmo de crecimiento de la
población era muy superior al de la producción
de alimentos. Decía que la producción de
alimentos crecía en progresión aritmética (1,2,3,4…) mientras que la población lo
hacía de modo geométrico (1,2,4,8,16…) con lo que resultaría inevitable llegar al
momento en que el planeta no pueda producir alimentos suficientes para todos sus
habitantes (Navarro Martínez, 2020). Esta situación produciría escasez, hambrunas
y colapso general con lo que serían las catástrofes naturales, las guerras, pestes y
pandemias las que reducirían de manera “natural” la población para volver a
comenzar de nuevo el ciclo.

A la vista del problema, Malthus, planteó una solución. A pesar de ser una persona
creyente para la que el propósito del matrimonio era la simple procreación, propuso
limitar el número de hijos en las clases trabajadoras retrasando la edad de
matrimonio. Evidentemente las tesis de Malthus no se han cumplido tal y como
predijo. No tuvo en cuenta que la producción de alimentos creciese de modo
exponencial con la llegada de la revolución industrial y el desarrollo tecnológico. El
planeta actualmente es capaz de producir alimentos para toda la población; el
problema es otro: la mala distribución de los recursos (Navarro Martínez, 2020).

3. Escuela Keynesiana

El keynesianismo o economía keynesiana es una teoría económica de John


Maynard Keynes, plasmada en su obra “Teoría general del empleo, el interés y el
dinero” publicada en el año 1936 como respuesta a la Gran Depresión de 1929. Está
basada en el estímulo de la economía en épocas de crisis. Su teoría significó una
ruptura con el pensamiento económico anterior e influyó en las políticas
económicas seguidas por los países occidentales después de la Segunda Guerra
Mundial. En este libro habla acerca de recoger lo bueno que tanto la economía de
mercado como el sistema de planificación central
tenían. Así, reconoce la importancia del mercado,
pero reconoce que tiene fallos y que el Estado debe
intervenir para corregirlos (Rothbard, 2012).
También debe intervenir, según Keynes, para
estabilizar la economía pues por sí misma, esta no
tenderá al pleno empleo.

Desde el nacimiento de la economía keynesiana en la década de 1930, ha surgido


una controversia sobre hasta qué punto el gobierno debe desempeñar un papel
activo en la gestión de la economía. A raíz de la devastación humana y la miseria de
la Gran Depresión, muchas personas, incluidos muchos economistas, se volvieron
más conscientes de las vulnerabilidades dentro del sistema económico orientado
al mercado. Algunos partidarios de la economía keynesiana abogaron por un alto
grado de planificación gubernamental en todas las partes de la economía.

4. Escuela Neoliberal

El neoliberalismo defiende el libre mercado y el gobierno limitado como claves para


el avance tecnológico y la prosperidad económica. Un ejemplo de estas ideas fue el
Monetarismo, impulsado por el estadounidense
Milton Friedman, cree que la oferta monetaria
de una economía es importante, pero que se
debe permitir que la oferta monetaria crezca
junto con la economía misma sin que el Banco
de la Reserva Federal aumente o disminuya la
oferta monetaria.
Por tanto, la idea básica de la economía monetarista consiste en analizar en
conjunto la demanda total de dinero y la oferta monetaria. Las autoridades
económicas tienen capacidad y poder para fijar la oferta de dinero nominal (sin tener
en cuenta los efectos en los precios) ya que controlan la cantidad que se imprime o
acuña, así como la creación de dinero bancario, pero la gente toma decisiones sobre
la cantidad de efectivo real que desea obtener (Alburquerque, 2006).

Para los monetaristas, oponerse al planteamiento keynesiano era un dictado de su


presupuesto ideológico básico: el liberalismo, que no concibe la intervención estatal
más que para garantizar la seguridad interna y externa del Estado, administrar
justicia y realizar algunas obras públicas de infraestructura económica esenciales
para el desenvolvimiento de la economía.

5. Conservadurismo Tradicional

Un fuerte opositor a las ideas de Keynes fue el también norteamericano George


Gilder, quien en su libro “La riqueza y la pobreza” de 1982, promueve lo que se ha
denominado como la economía de la oferta.
Propone una política pública en que prevalezca el
acto de dar primero, es decir, producir, para obtener
después retribución en función del aporte dado.
Para lograr esto se deben reducir las barreras a las
personas que producen como la reducción de
impuestos o disminuir las regulaciones en
transacciones económicas de parte del Estado.

Como vemos, hay en Gilder una apología en favor de los ricos, cuyo papel es el de
invertir y crear empleo, y en favor de la pobreza ya que ésta constituye un incentivo
necesario para impulsar a los pobres a buscar trabajo. De todos modos, Gilder
señala que el trabajo no debe tener una remuneración elevada, ni los trabajadores
acceso a cultura o instrucción, ya que cuando están bien pagados consumen o
derrochan todos sus ingresos (Alburquerque, 2006).

De este modo, en opinión de Gilder, toda forma de protección social es nefasta. La


pobreza de los pobres es debida a la elección de éstos por el ocio, una actividad que
no debe subvencionarse por parte de la sociedad, ya que resulta perjudicial para el
trabajo y una amenaza para la sociedad.

Es así como se puede verificar una evolución considerable desde el punto de vista
de una economía de mercado apoyando la evolución de las ideas económicas.
Ahora, corresponde analizar el desarrollo económico de los Estados Unidos desde
la perspectiva de varios personajes que la impulsaron considerablemente

6. Desarrollo Económico Estadounidense

Las personas marcan el desarrollo de un país, Estados Unidos no escapa a dicha


realidad, varias personas han contribuido en la historia de la consolidación de esta
nación como la principal potencia económica del mundo, en ese sentido grandes
inventores y empresarios han protagonizado tal proceso.

Ente los inventores destaca Samuel Morse, nacido en Charlestown, Boston, quién
inventó el telégrafo eléctrico en 1832, lo que cambió la
comunicación rápidamente, y desde entonces ha
seguido cambiando cada vez más deprisa (Carey,
2002). Fue perfeccionando poco a poco hasta
establecer la primera línea telegráfica, en 1844, entre
Baltimore y Washington, estableciendo una
comunicación casi instantánea desde puntos distintos
del país. Posteriormente establecería una línea hacia
Europa.
En el mismo año que Morse estableció la primera línea de comunicación telegráfica,
1844, Charles Goodyear desarrolló uno de los
procesos químicos más importantes del siglo XIX, la
vulcanización, método de tratamiento del caucho que
lo hacía fuerte y flexible tanto en el frío como en el
calor, un aporte no solo para el desarrollo
estadounidense sino a nivel mundial del que hoy se
sigue disfrutando sus ventajas (Carey, 2002). Con esto
evita que el caucho se vuelva quebradizo con el frío y
pegajoso con el calor y descubrió el proceso de vulcanización al añadir azufre al
caucho.

El siguiente notable inventor es Nikola Tesla, un serbio


nacionalizado estadounidense, a quien se le atribuye una
larga lista de invenciones, entre las que destaca el motor
electromagnético de 1888, considerado la base para los
motores modernos (Carey, 2002). Además de contribuir
a la tecnología de la radio, el control remoto sin cable y
las bujías.

Si se busca personajes innovadores y


atrevidos, es inevitable referirse a Wilbur y
Orville Wright, hermanos oriundos de
Dayton, Ohio, lograron patentar un
artefacto volador en 1906, siendo el
primer avión, que daría paso al desarrollo
de la industria aeronáutica.
Así como el hombre logró inventar un artefacto
volador y surcar los cielos, fue más ambicioso y quiso
conocer el espacio, una persona clave para
materializar ese sueño fue Katherine Johnson, tercera
mujer en obtener un doctorado y colaboró en la NASA
para hacer los cálculos de las trayectorias de vuelo de
las naves espaciales en el marco del programa
espacial de Estados Unidos, lo que permitió enviar
astronautas a la Luna.

Un personaje bastante particular es Thomas Alva


Edison, que, si bien ha trascendido a la historia como
el mayor inventor de todos los tiempos y prestar sus
servicios a varias empresas, logró crear por su cuenta
la mayor parte de la infraestructura de energía
eléctrica de los Estados Unidos.

No sólo los inventores han protagonizado el desarrollo


de los Estados Unidos, también el espíritu empresarial que fue uno de los cimientos
de la fundación de esta nación, de tal manera, que no es de extrañarse que los
propios empresarios formen parte del impulso sostenido del país norteamericano.

Madame CJ Walker fue una de las primeras empresarias


exitosas en los Estados Unidos, sufrió pérdida de cabello
debido a una condición del cuero cabelludo y comenzó a
hacer curas para sí misma, así impulsó su emprendimiento
promoviendo el "Método Walker" de cuidado del cabello, el
cual tuvo mucho éxito entre sus conocidas, posteriormente
se expandió a los cosméticos.

Un ejemplo de superación es el empresario Henry Ford, a pesar de su origen


humilde, logró consolidar su empresa automotriz, preocupándose por hacer cada
automóvil más rápido y barato, además de establecer políticas
laborales progresistas, lo llevó a dominar el mercado en este
rubro (Carey, 2002). A Ford también se le atribuye la creación
de la primera línea de montaje móvil, que marcó el avance de
la era industrial en Estados Unidos

Otra historia de superación es la de Chris Gardner (en quien se


inspiró la película “The Pursuit of
Happyness” protagonizada por
Will Smith) no tenía vivienda y pasó por una crisis
económica considerable, hasta que, con empeñó
trabajó incansablemente, hasta fundar su propia firma
Gardner Rich & Co. Ha desempeñado un papel
importante en la creación de viviendas de bajos
ingresos y oportunidades de empleo para personas
sin hogar.

Otro gran empresario que marca el desarrollo estadounidense, sin lugar a dudas es
Walt Disney, impulsó el cine animado, lo que derivó en
el establecimiento de lo que hoy es el emporio más
grande de entretenimiento a nivel mundial, fiel
expresión de la grandeza de los Estados Unidos. A
través de películas animadas y de imagen real,
programas de televisión y parques temáticos, Disney
creó símbolos, iconos y personajes internacionales
que son una parte imborrable de la cultura popular
incluso 50 años después de su muerte.

En el campo tecnológico, han brillado varios empresarios estadounidenses, desde


Steve Jobs, el padre del mundo digital, fundador de Apple Inc, Pixar Animation
Studios y NeXT Inc. Visionario apasionado que fue responsable del desarrollo de
iMac, iPod, iTunes, iPad y el iPhone que marcó el comienzo
de una nueva era en la computadora, la música y la industria
del cine. También entra en este grupo Mark Zuckerberg, co-
creador de Facebook, una de las
personalidades más rica del
mundo, que llegó para cambiar
la forma de relacionarse a través
de la web y sigue revolucionando el mundo a través de
innovaciones constantes en lo que a conectividad entre
individuos se refiere.

Un personaje fundamental en este mundo 2.0 es Bill Gates,


fundó la compañía de software Microsoft junto con Paul
Allen. Desarrolló el sistema operativo MS-DOS en 1981, que
posteriormente se convirtió en Windows 3.1 en 1992. Este
sistema operativo evolucionó en múltiples versiones
mejoradas que continúan integradas en multitud de
computadoras actuales. A través de su fundación benéfica,
ayuda a personas de todo el mundo a vivir una vida mejor.

Una mujer que es ejemplo de superación es Oprah


Winfrey, una mujer marcada por una juventud bastante
traumática, logró imponerse a las adversidades,
siendo la mejor expresión del sueño americano, logró
establecer su imperio a través de sus empresas
multimedia, convirtiéndose en una de las caras más
conocidas de la televisión americana.

Con este repaso de personalidades y la manera como impulsaron sus inventos, sus
marcas o sus empresas, se puede comprender porque los Estados Unidos logró un
desarrollo de tal magnitud, al punto de ser la principal potencia económica del orbe.
Fuentes Referenciadas

Alburquerque, F. (2006). La Formación Del Pensamiento Económico Neoliberal


[Artículo en línea]. Disponible en: https://www.franciscoalburquerque.com/wp-
content/uploads/2021/04/12.-La-formacion-del-pensamiento-economico-
neoliberal-2016.pdf

Carey, C. W. (2002). American inventors, entrepreneurs, and business visionaries.


New York: Facts On File, Inc.

Chacholiades, M. (1992). Economía Internacional (2da ed.). Bogotá, Colombia:


Editorial McGraw-Hill.

Navarro Martínez, J.A. (2020). La profecía de Malthus. McGraw Hill. Disponible en:
https://www.mheducation.es/blog/la-profecia-malthus

Rothbard, M. N. (2013). Historia del pensamiento económico (2da ed.). España:


Unión Editorial. Disponible en: http://iepfv.org/wp-
content/uploads/2018/02/Gu%C3%ADa-acad%C3%A9mica-2017-
2018_3_C.pdf#page=26

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