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El tema 8 versa sobre la forma cómo pueden ser comunicados los actos procesales a las partes o a

terceros. Hay básicamente dos formas para ello: la citación y la notificación. Y sobre ellos versa el
tema.

La citación es un acto procesal que pone a una de las partes en conocimiento de la existencia de
un proceso en su contra (la inmensa mayoría de los casos), o bien de la realización de cierto acto
procesal que requiere su presencia (la minoría de los casos). Como tal, la citación es un acto del
órgano jurisdiccional, que es llevado a cabo por el alguacil, aunque hay excepciones o alternativas
a ello como veremos luego.

Entonces, en la práctica la gran mayoría de los casos en que se habla de citación en un


procedimiento es para referirse al acto del órgano jurisdiccional que pone en conocimiento a la
parte demandada de la existencia de un proceso judicial en su contra, y que lo emplaza o conmina
a acudir al tribunal para llevar a cabo su defensa.

La citación puede producir varios efectos, algunos sustanciales y otros procesales. Así por ejemplo,
será un efecto procesal de la citación el poner en conocimiento al demandado de la existencia de
una causa en su contra, así como también emplazarlo para su defensa. En cambio serán efectos
sustanciales el hecho que permite poner en mora al demandado, así como que interrumpe la
prescripción extintiva del Derecho objeto de controversia. Son esos algunos ejemplos sencillos de
los efectos que puede producir la citación.

La notificación, en cambio, no produce esos efectos. Más adelante, hacia el final del tema,
hablaremos un poco de la notificación, y se harán patentes sus diferencias con la citación. Y es que
citar no es notificar y notificar no es citar, aunque se parezcan mucho.

Resulta muy conveniente recordar aquí, ahora, el principio de citación única contenido en el texto
del art. 26 CPC, según el cual una vez citado el demandado para su defensa no requiere ninguna
nueva citación para ningún otro acto procesal, entendiéndose que las partes están a derecho,
salvo alguna indicación expresa de la ley. Por tanto, hay excepciones a ese principio de la citación
única, y por ello habría ciertos casos en los cuales sería necesario efectuar una nueva citación para
la realización de ciertos actos procesales. En la práctica ello casi nunca ocurre pero puede suceder
para ciertos actos probatorios como en los casos de la citación para la práctica de las posiciones
juradas (art. 416 CPC) o del juramento decisorio (art. 423 CPC) por ejemplo.

Todo lo referente a la citación y a la notificación lo hallarán establecido en los arts. 215 a 233 CPC.

Como quiera que un debido proceso pasa por el hecho que el demandado sepa que hay una
demanda en su contra y pueda saber los motivos, y en qué tribunal se le demanda y lo que dice la
demanda, se considera a la citación del demandado como una formalidad necesaria par la validez
del juicio (art. 215 CPC).

: Hay diversas modalidades de citación, esto es, diversas formas para citar al demandado. Pero,
cuando el tribunal admite la demanda y pasa a citar al demandado la forma en la que se hace es a
través de la llamada citación personal. Sólo cuando falla la citación personal, esto es, cuando no se
puede citar al demandado personalmente, serán aplicables los demás tipos de citación.
La citación personal la realiza el alguacil del tribunal. Para ello debe elaborarse la compulsa.
Explico esto. Una vez admitida la demanda, el tribunal ordena citar al demandado, pero para el
alguacil poder citarlo se requiere la elaboración de la compulsa, que no es más que la copia
certificada del libelo de demanda, con la copia certificada del auto de admisión de la demanda y la
orden de comparecencia. Esa compulsa será la que el alguacil deberá entregar al demandado.

Ahora bien, esa compulsa no baja del cielo. Hay que hacerla y eso significa que el actor tiene la
carga procesal de consignar las copias fotostática al tribunal para que éste las certifique y elabore
la compulsa. Esa copias las saca el funcionario del tribunal designado para ello a solicitud del actor
quien deberá pagar su costo económico.

Una vez que conste en autos que el actor ha consignado las copias fotostática, deberá el tribunal
hacer la compulsa para que el alguacil cite personalmente al demandado. La citación personal la
hallarán en el texto del art. 218 CPC.

la realización de la citación personal el alguacil deberá trasladarse hasta la morada o lugar de


trabajo del demandado (por lo general el actor incluye en el libelo de demanda la dirección del
lugar donde podrá hallarse al demandado para la práctica de la citación personal). En ese lugar
deberá buscarlo el alguacil. Para ir en su búsqueda el actor debe cumplir con una segunda carga
procesal: proveer al alguacil de los medios para efectuar su traslado hasta el lugar donde ha de
citar al demandado. Ello implica una de dos cosas: o le entrega el dinero suficiente para pagar un
taxi de ida y vuelta que lo lleve al lugar, o pone a su disposición su vehículo para llevarlo y traerlo
de regreso al tribunal. Cualquiera que sea la modalidad que adopte el actor, deberá hacerla
constar por escrito en el expediente de la causa porque así habrá acreditado haber cumplido con
su segunda carga Procesal para impulsar la citación. Esto es muy importante porque si el actor no
acredita que ha cumplido con esas dos cargas procesales (consignar las copias fotostáticas para
elaborar la compulsa y poner a disposición del alguacil los medios para su traslado) en el lapso de
treinta días calendarios consecutivos contados a partir de la admisión de la demanda, entonces el
proceso se extinguirá por haber ocurrido una figura denominada perención breve de la instancia.
A ella me referiré en otro tema posterior (tema 10).

El alguacil se traslada entonces al lugar donde debe practicar la citación del demandado. Si lo halla,
le entrega la compulsa y regresará al tribunal para suscribir en el expediente de la causa una
diligencia en la que haga constar tal circunstancia. Así se considera al demandado citado, y, a
partir del día de despacho siguiente a ello comenzará a correr el lapso de emplazamiento para que
acuda a su defensa. En el procedimiento ordinario ese lapso es de veinte días de despacho como
ya hemos dicho en clases anteriores, pero en otros procedimiento podría ser diferente.

el alguacil va y no halla al demandado, entonces podrá coordinarse un segundo y hasta un tercer


traslado (eso no lo prevé el CPC sino la práctica forense) para que vaya a buscarlo y logre citarlo.
Esos otros traslados igual debe pagarlos el actor o llevarlo él, según el caso.

Puede suceder que el alguacil halle al demandado pero éste se niegue a firmarle el recibo de la
compulsa que le debe entregar. En ese caso el alguacil cuando regrese al tribunal hará constar esa
circunstancia en una diligencia en el expediente de la causa. Pero como no tiene el recibo firmado
por el demandado, éste aún no puede considerarse citado. En consecuencia, habrá que
complementar la citación del demandado. Esa complementación la realiza el secretario del
tribunal quien deberá trasladarse (el actor de nuevo corre con eso) al lugar en que se halla el
demandado para entregar una boleta de notificación con el contenido previsto en el art. 218 CPC.
Al día siguiente del secretario hacer constar en autos que cumplió tal formalidad, comenzará a
contar su lapso de emplazamiento porque ahora sí se le tendrá por citado.

Hemos dicho que la forma natural o normal de citación es la personal por parte del alguacil del
tribunal en la forma que ya explicamos y según el art. 218 CPC. Ahora bien, puede suceder que el
demandado, enterado de alguna forma de la existencia de un proceso en su contra, no espere a
que vaya el alguacil a citarlo a su casa o su trabajo, sino que vaya él mismo al tribunal a darse por
citado en forma voluntaria. Eso perfectamente puede hacerlo suscribiendo una diligencia en el
expediente de la causa en la que normalmente manifieste que se da por citado en dicha causa. En
esa forma se le tendrá por citado sin necesidad de que vaya el alguacil a citarlo. Esa modalidad es
lo que se denomina autocitación o tambien citación voluntaria, a la cual se refiere el encabezado
del art. 216 CPC.

También es perfectamente posible que si el demandado tiene un apoderado con Facultad expresa
para ser citado o darse por citado, pueda practicarse la citación del demandado a través de su
apoderado con facultad para ello. De esta manera podrá el alguacil en lugar de buscar al
demandado, buscar a su apoderado con facultad expresa para citarlo (véase art. 217 CPC) o,
incluso el mismo apoderado podrá darse por citado voluntariamente en nombre de su mandante.

Otra cosa distinta, aunque parecida, es la llamada citación tácita o presunta del demandado o de
su apoderado. Ésta sucede cuando antes de ser citados por el alguacil, cualquiera de ellos acude al
tribunal y realiza actuación escrita en el expediente de la causa. Si realiza alguna actuación en el
expediente, sea por diligencia o por escrito se le tendrá tácitamente por citado porque es claro
que ya tiene conocimiento de la existencia de esa causa en su contra. A esa citación tácita o
presunta es a la que se refiere el único aparte del art. 216 CPC.

Son estas anteriores modalidades, por decirlo de alguna manera, de la citación personal. Otra
modalidad de ésta, incluso, es la llamada citación por notario o bien a través de otro alguacil de
otro tribunal de la localidad, según lo permite el texto del único aparte del art. 218 CPC. Como los
notarios dan fe pública, perfectamente podría practicarse la citación a través de uno de ellos,
pagando los aranceles correspondientes por supuesto. O bien a través del alguacil de otro tribunal
de la zona. Esto puede usarse sobre todo cuando el alguacil del tribunal de la causa tiene
demasiado trabajo, demasiadas citaciones por realizar y no puede llevar a cabo la que a usted la
interesa con la rapidez que quisiera. Entonces podrá acudir a otro alguacil o bien a un notario para
que ellos practiquen la citación personal del demandado o de su apoderado facultado para ello.

Cuando el demandado es una persona jurídica, entonces la citación personal se practicará en la


persona de su representante legal o estatutario, llámesele como se le llame, presidente, director,
gerente general, etc. Lo importante es que se cite personalmente a la persona que ejerce la
representación estatutaria o legal de esa persona jurídica. De esta manera se cita a una persona
natural en nombre de otra, la persona jurídica.

Ahora bien, puede suceder como dijimos antes que el alguacil vaya a practicar la citación personal
y no halle al demandado o a su representante de ser una persona jurídica. En esos casos, si va dos
o tres veces y no puede hallarlo, deberá entonces consignar en el expediente de la causa la
correspondiente diligencia señalando tal circunstancia (que se trasladó hasta tal sitio X cantidad de
veces, tales días y tales horas, y no halló al demandado) y consignando la compulsa que por ello no
pudo entregar para que el actor, entonces, solicite al tribunal la práctica de la citación a través de
carteles. Pasaríamos así a otra importante modalidad de citación, la llamada citación por carteles.

La citación por carteles se halla establecida en el texto del art. 223 CPC. Sin embargo antes de
comentarla alerto sobre lo siguiente: si se agota la citación personal y no se logra citar al
demandado y éste se trata de una persona jurídica, entonces el legislador le brinda al actor la
posibilidad de elegir entre solicitar la citación de esa persona jurídica por carteles o citarla a través
de correo certificado con acuse de recibo. La modalidad de citación por correo certificado con
acuse de recibo sólo opera cuando el demandado es una persona jurídica, si es una persona
natural no. En este caso sólo podría irse con la citación por carteles. Dicho esto, comentaré lo
concerniente a la citación por carteles, y luego hablamos un poquito de la citación por correo
certificado de personas jurídicas.

Vamos con la citación por carteles. Está establecida en el texto del art. 223 CPC. No lo transcribiré.
Ustedes léanlo. Lo básico del asunto es esto: Una vez que el alguacil consigna la diligencia
señalando que no pudo citar personalmente al demandado, el actor deberá solicitar al tribunal
que libre los carteles para proceder a la citación por carteles. Esos carteles los elabora el tribunal
en hojas oficio (no crean que el tribunal va a hacer un cartel grande como si fuese uno
publicitario... por favor...) para que el demandante lo publique en la prensa y otro igual lo fije el
Secretario del tribunal en la morada, oficina o negocio del demandado. Por tanto, la citación por
carteles implica esas dos actividades, publicación por la prensa y fijación del cartel por el
secretario en el lugar donde ha de citarse el demandado.

El CPC no establece un orden de prelación entre estas dos actividades, por tanto no importa cuál
se realice primero o cual después. Lo importantes es que ambas se realicen y de ambas quede
constancia en autos.

El cartel hecho por el Tribunal con el contenido establecido en el art. 223 CPC será publicado en
dos diarios de circulación en la localidad. Los diarios en que habrán de publicarse los señala el
tribunal. Deberá publicarse uno en un diario y otro en el otro diario con al menos tres días de
intervalo entre uno y otro. Una vez publicados, el actor consignará con diligencia un ejemplar de
cada periódico en el expediente de la causa para agregar los carteles a los autos y así dejar
constancia de tal circunstancia.
El secretario deberá hacer constar, por su parte, en el expediente que fijó el otro cartel en el lugar
en que se debía buscar al demandado.

Ahora bien, hago notar que la publicación de ese cartel es para que el demandado acuda al
proceso a darse por citado. Para ello el art. 223 le da quince días. Por tanto, una vez que conste en
autos la práctica de la última de todas esas diligencias de publicaciones por la prensa y fijación por
el Secretario, a partir del día de despacho siguiente comenzará a contarse el lapso de
comparecencia para darse por citado de quince días que dice el cartel. Si va dentro de ese lapso y
se da por citado, pues maravilloso. Habrá quedado citado y comenzará entonces a correr el lapso
de emplazamiento de veinte días para contestar la demanda. Si no acude dentro de los quince días
a darse por citado, entonces el mismo art. 223 y el cartel dicen lo que pasará: el tribunal le
nombrará un defensor, denominado defensor ad litem, para que lo represente en su defensa, y a
quien habrá que citar.

El defensor ad litem no es un defensor público. Es un defensor privado, por tanto cobra honorarios
que debería pagar el demandado. El defensor ad litem deberá entonces, si acepta el encargo de la
defensa, buscar al demandado para hallarlo y que le brinde toda la información necesaria para
poder defenderlo adecuadamente. Deberá hacer constar en el expediente sus diligencias para
buscar al demandado. Si no lo halla, deberá defenderlo con lo único que puede hacer: negar,
rechazar y contradecir las afirmaciones de la demanda. Está obligado a plantear la defensa. Si halla
al demandado, éste, en cambio, no está obligado a tener que dejar al defensor ad litem que lo
defienda, sino que podrá nombrar un abogado de su confianza que así lo haga. Ya eso es decisión
del demandado.

Una importante observación práctica: como al defensor ad litem hay que citarlo, muchas veces
éste se pone de acuerdo con el actor para que lo puedan citar y sea el actor el que le pague por
ello. Es una práctica irregular, y anti ética, pero pasa. Ese no es el debe ser, pero frente al hecho
que el defensor no sabe si hallará al demandado para que pague sus honorarios por su trabajo de
defensa y el hecho que el actor está interesado en citar al defensor ad litem para que el proceso
siga su curso, muchas veces entre uno y otro llegan a ese tipo de acuerdos reñidos con la ética
profesional y desleales y que linda con la tipificación del delito de prevaricato o la colusión.

Sobre el nombramiento y juramentación del defensor ad litem así como el cobro de sus honorarios
profesionales lean lo que establecen los arts. 225 y 226 CPC.

Noten entonces que a pesar de llamársele citación por carteles, el cartel no cita realmente a nadie.
Hace el llamado para que el demandado acuda a darse por citado, o de lo contrario se le nombra
defensor ad litem con quien se entenderá la citación.

Si el demandado no está presente en el país se procederá según lo establecido en el art. 224 CPC:
se citará a su apoderado facultado para ello si lo tuviere. Si no lo tuviere o se negaré a
representarlo, se le citará por carteles pero dándosele un plazo mayor para que comparezca, entre
30 y 45 días.

Todos esos lapsos de los arts. 223 y 224 son de días calendarios consecutivos o días continuos.
La citación por carteles entraña actualmente no pocas dificultades porque ya no hay diarios en el
país para eso. Por lo general los tribunales venían beneficiando con ellas a los periódicos pro
gobierno que son los únicos que tenían o tienen aún papel para publicar, y, al menos aquí en
Anzoátegui mandaban a publicar los carteles en Últimas Noticias y en otro "diario" llamado VEA...
Si no me falla la memoria... Aunque nadie lo lea... Pero como son pro oficialistas mandaban a
publicar allí. Antes se hacía en El Tiempo y El Norte, cuando existían en físico. En fin, cosas que
pasan en socialismo. Luego está también el problema del costo del cartel. Eso deberá sufragarlo el
actor de su propio peculio, y ahorita no sé cuánto costarán... Y hay que publicar dos, como ya
vimos. Por tanto, si el actor no tiene dinero no podrá pagar dichas publicaciones y no podrá seguir
el proceso. Se han planteado ya alternativas al respecto, pero de ellas me ocuparé al final del tema
como una especie de "apéndice de actualización práctica" al mismo. Por lo pronto les diré que
ahora los carteles los publican en la página web de los periódicos.

Luego, como les decía si el demandado es una persona jurídica, cuando no es posible citarla
personalmente, el actor podrá optar entre pedir su citación por carteles o pedir su citación por
correo certificado con acuse de recibo. En la práctica esta modalidad de citación ha ido cayendo en
desuso. Debe realizarse por correo oficial, por tanto a través de IPOSTEL, y no por empresas de
encomiendas privadas. La forma para ello está establecida en los arts. 219 al 222 CPC.
Actualmente no siempre puede lograrse por varios factores... Entre ellos se requieren unas
planillas que elabora IPOSTEL y que no siempre se consiguen. Y a veces los alguaciles las tienen
pero te las quieren vender a precios brutales propios de la corrupción socialista. Y no exagero: a
veces te piden los alguaciles 150 dólares norteamericanos por la fulana planilla de IPOSTEL... Por
supuesto que a esos precios se les quedan frías... Lo que debería entonces ser más barato que la
citación por carteles termina siendo tan caro o más caro como aquella. Pero como les decía, esa
modalidad ha ido cayendo en desuso y ya rara vez se ve en tribunales. Casi siempre se pasa de la
citación personal a la citación por carteles aún en los casos de personas jurídicas.

Otra variante importante a comentar es la de la citación por edictos. Esta se produce cuando una
de las partes muere dentro del proceso (sucesión Procesal mortis causa). Hay que suspender la
causa para citar a sus herederos desconocidos. Pero como son desconocidos la única forma de
citarlos es publicando una especie de cartel en la prensa, que a estos efectos se denomina edicto.
Pero en estos casos se les brinda a esos herederos desconocidos un lapso mayor para que puedan
acudir al proceso a darse por citados: entre 60 y 120 días continuos que les fijará el tribunal según
el caso.

Podrán hallar la citación por edictos en el art. 231 CPC. El gran problema práctico de la citación por
edicto está en lo que dice el último aparte del artículo: deben publicarse en DOS periódicos por lo
menos durante 60 días, DOS VECES POR SEMANA. Eso significa que un edicto se publica una vez a
la semana en un periódico y otra vez a la semana en el otro periódico, por tanto en esos 60 días se
publicará el edicto 8 veces, y como son dos periódicos, serán entonces 16 publicaciones: 8 en cada
uno a razón de 2 veces por semana. Ahora bien, el costo económico de eso es grande. Por tanto,
cuando muere una parte en el proceso muchas veces estos quedan paralizados porque no hay con
qué pagar los edictos. Actualmente la gran mayoría de las personas no puede cubrir esos costos.
Por supuesto, actualmente los edictos también son publicados en las páginas web de los
periódicos al no existir edición impresa de los mismos...

También es necesario y conveniente mencionar que la citación puede practicarse a través de


comisión, como ya hemos mencionado en algún tema anterior. Esto resulta necesario cuando la
citación del demandado ha de practicarse en un lugar distinto al de la sede física del tribunal. En
cuyo caso habrá que comisionar a un tribunal del lugar en que se halla ubicado el demandado para
que sea éste el que lo cite. La citación por comisión es simplemente una forma de llevar a cabo la
citación personal del demandado cuando éste reside en un lugar diferente al de la sede física del
tribunal de la causa. La hallarán establecida expresamente en el texto del art. 227 CPC.

Ya sólo nos queda por comentar lo concerniente a la notificación. Como decía al inicio del tema, la
notificación junto con la citación, constituyen las formas de comunicación de los actos procesales.
Notificar no es igual que citar, aunque ambas actuaciones sirven para ponernos en conocimiento
de algo relacionado con el proceso judicial. Ya sabemos para qué sirve la citación y los efectos que
produce, veamos ahora para qué sirve la notificación.

Hallarán lo referente a la notificación en el texto del art. 233 CPC.

En términos generales la notificación se usa para dos casos particulares:

1. Para hacer saber a las partes de la continuación del proceso judicial cuando éste hubiere estado
paralizado o suspendido por motivo legal; y,

2. Para hacer saber a las partes de la realización de algún acto del proceso.

Ello emana del texto del art. 233 mencionado.

Hay tres formas prácticas para llevar a cabo esa notificación:

1. Por medio de la publicación de un cartel en un diario de los de mayor circulación en la localidad,


indicado por el juez, y dando un lapso no menor a 10 días consecutivos para tener a la parte por
notificada. Esto significa que luego de constar en autos la publicación de se cartel, una vez pasados
esos diez días se tendrá a la parte por notificada, haya ido o no al tribunal. Si va antes de
finalizados esos diez días y actúa, se le tendrá por notificada.

2. Por boleta remitida por correo certificado con acuse de recibo remitida al domicilio procesal
fijado por la parte según el art. 174 CPC. Y,
3. Por medio de boleta librada por el juez a tal efecto y dejada por el alguacil en el domicilio
procesal de la parte.

Cualquiera de esas actuaciones deberán hacerse constar en el expediente de la causa por el


Secretario del Tribunal.

De esas modalidades en la práctica la más usada suele ser la tercera.

Con lo precedente cubrimos el contenido del programa en relación con este tema de la citación y
la notificación en la forma prevista en el CPC, y que creo facilitarán mucho el entendimiento del
articulado del mismo al respecto. Quisiera ahora hacer algunos breves comentarios de
actualización sobre este tema.

Como ya había comentado en mensajes precedentes ya desde hace algunos años se han venido
planteando muchos problemas en relación con las publicaciones en prensa, tanto de carteles
como de edictos así como de boletas de notificación. Primero porque ya casi no existen periódicos
en físico en nuestro país, y segundo por los altos costos de las publicaciones en los pocos que
quedan.

El problema ha tratado de ser resuelto hace poco a propósito de la Pandemia y el sistema


experimental de "Despacho virtual". En tal sentido se exige al demandante, cuando propone su
demanda, que en la misma indique no sólo la dirección del demandado para practicar su citación
personal, sino también una dirección de correo electrónico del mismo y su número telefónico. La
idea, entonces, es que se cite al demandado personalmente por el alguacil del tribunal en la forma
tradicional que indica el CPC y ya explicada, y que, si no fuere posible citarlo así, se pueda
proceder a su citación a través del correo electrónico o del teléfono proporcionado.

Esto pareciera rápidamente una buena idea, pero realmente es muy mala idea... Es sólo una
atropellada falsa solución al problema que seguramente, de mantenerse, podría generar serios
problemas más adelante. Esto último amerita explicarse un poco mejor...

En Venezuela actualmente es riesgosos plantear hacer citaciones judiciales por teléfono o por
correo electrónico, porque tanto el número de teléfono como la dirección de email del
demandado lo proporciona el demandante. Y el tribunal, de arranque, no puede temer certeza de
que sea reales tales números o direcciones, esto es, de que en verdad pertenezcan al demandado.
Así podría gestarse un fraude en la citación, situación ésta sancionada penalmente con prisión de
entre 1 a 5 años según establece el art. 222 CPC.

Existe la opción, para tener certeza de las cuentas y direcciones electrónicas, de certificar las
mismas. Pero aquí en Venezuela casi nadie tiene sus cuentas de correo electrónico certificadas, ni
tampoco sus redes sociales sino en muy pocos casos. Por tanto, como la inmensa mayoría de los
ciudadanos no tienen cuentas de correo certificadas, no hay certeza, en un primer vistazo inicial,
de que esa cuenta sea de esa persona. Esos problemas potenciales están allí, latentes... Y aún no
han sido solucionados...

Con lo dicho creo que podemos dar por concluidos mis comentarios básicos orientadores respecto
al tema 8 del programa... Espero entonces por cualquier pregunta o duda para proceder con su
aclaratoria.

Bendiciones para todos.

Paz y Bien.

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