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COORDINACIÓN DE HUMANIDADES Antonio Caso

OBRAS COMPLETAS
X - EL CONCEPTO DE LA HISTORIA UNIVERSAL
I
Y LA FILOSOFÍA DE LOS VALORES.
LA FILOSOFÍA DE LA CULTURA Y
EL MATERIALISMO HISTÓRICO

Prólogo de MARGARJTA VERA CusPINERA


Compilación de ROSA KRAUZE DE KOLTENIUK

R.tctor: Dr. Jorge Carpizo Macgregor


Secretario General: Dr. José Narro Robles
Secretario General Adnú11istr11tivo: lag. José M. Covarrubias
Secretario de la Rectoría: Acr. Carlos Barros Horcasitas
Coordinador de l-111ma11idades: Lic. Federico Reyes Hcrole.s Universidad Nacional Autónoma de México
Abogado General: Lic. Eduardo Andrade Sánchez
Directora General de Pu.blicaciones:Lic. Claircttc Ranc IMPllENTA UNIVERSITARIA 1935-1985
ADVERTENCIA

Lo.r texto.r de Antonio C<1Jo(que la Dirección General de Publicaciones


de la UN/J.M edittmí en trece volúrnene.r, que integrarán estas Obras
completas) pueden di11idif.reen Hes amplios grupo.r:

a) A,-tícutos y e11sayosqtte apetrecieronen periódicos o re11istasy no


ft,eron reptwlucido.r en lih1-os.
b) Libros mzitario.rque aharcan un, solo ter,te1.
e) Libros miJceláneo.rque recogen ensayos varios.

Casi todos los libros unitarios fueron reeditetdosen vida de Caso; algunos
con alteraciones leves, otros co1'f"egidosy aumentados. En estas Obras
completas sólo se p1tblicaránlas 1tltimas ediciones de los libros excepto La
existencia como economía, como desinterés y como caridad, qtte .re 1epro-
d11ciráen m primera ve1·sión y en fo 1íltima.
Los libros misceláneos, formados por ensayo.rde diferente.r procedencias,
1le di.rtimo.rpropó.ritosy tc11u1s,
reprod11centr1tbajospnblicados en peri6diéos.
AlgmlOJ, ademtÍI. ·rl!/1ite11 ous1vyosde ot•ros lib•ros misceláneos o artíc1,los
q1te el autor ref1111di6cu lihro,, 1111itarioJ·.
Para facilitar la tarea del i11·11cstigador, r1l f in,1l <le ceed,ivoitmzen se
adjnntr, tm índice cronológico de los f.t'xto.r ,1fí111licios,
sttp·rimido.ro mtailados,
y de las páginas en donde apr1rece1i lo.r ct1111bios.
En estas Obras, no fne posible agmpar los libros de Cr1sopor orden
uonológico; los libros 11J.isceláne.os recogen trrtbr1josde diferentes épocas.
Tmnpoco se p11,doadoptar 1tn criterio temtítico: ,1lg1masobras, como se
i.ndic6,se componen de ensayoshete·rog/>neos. Ctrr1lq1tiera de estos dos c1·iterios
habría obligetdo a dewrtic1.1larlos libros misceláneoJ. Por ello se decidió
Primera edición: 198S reprodttcit-losen la misma forma en que Caso los p·repar6,e integrar lo.r
11olttmenescon obras más o meno.r afines, respetando, en lo posible, et
DR © 1985. Universidad Nacional Autónoma de México o-rden original de aparición.
Ciudad Universitaria. 04H0 México, D. F. La exisrencia como economía, como desinterés y como caridad, Sociología
genética y sistemátic~., Principios de estética y las Polémicas, se pnblicartin
DmEccróN GENERAL OE PUDUCACIONES en vofrtmenes separados, no así, pot' razones p1·ácticaseditoriales, los libros
Impreso y hecho CJl Mé:ii;ico misceláneos, ni los libros de poeme1s,ni los textos aparecidos en periódicos
,1 revistas.
ISBN 968-837-200-5 (Rústica) Los artíwlos qne Caso no incfoy6 en libros, apm·ecerán, agrupado;
ISBN 968-837-227-7 (Empastado) temáticamente, como apéndices de los voMmenes de las Obras completas.
VI ADVERTENCIA

Los rmsayos qua formaban prwte de libros tmitarios, sawo excepciones, se


mpri111irá11 de los misceláneos. Los q1te se •repiten Jext11almente en los
libros 111iscellÍ11eosse conservarán en su primera venión. füi caso necesario,
fo¡ libros ¡e /JCompañaránde nn indice de emayos s,,primidoJ, y Je señalará
l!I cr,pít"lo del libro y volmnen. en qtte Je podrán localizar.
llgr({decemo, la valiosa ayuda que no1 ,p,restaronla Hemeroteca Nacional,
PRÓLOGO
la Jlemeroteca de l<t Secretaria de Hacienda, la Biblioteca Nacional y la
ft1111iliadel maestro Caso, para localizar, en diversa, pttblicaciones periódicas, I
los 111,merosostextos qtte Caso escribió durante m prolongada actividad
periodística. Sin este attxilio la edición de las Obras completas habría sido La rr..ateria de la histeria es un hecho particular en su unidad y en su
m1,y ardua. contingencia; las combinaciones pasajeras de un mundo móvil como las
nubes empujadas por el viento y que el azar más ligero viene a trastornar
frecuentemente de arriba a abajo. Considerado de esca manera el objeto
de la historia, diríamos que no merece apenas ocupar seria y laboriosa-
mente la :ttención del espíritu hum.ano, que por lo mismo que es finito
debería tomar to iofinico por asumo de sus investigaciones.1
A pesar de esta advertencia de Schopenbauer, Antonio Caso --que
a muchos respectos, y en parricular en relación a la historia, sigue
estrechamente las ideas del filósofo alemán- durante toda su vida se
ocupó "seria y laboriosamente" del mundo móvil, de lo que cambia,
de lo individual e irrepetible, de lo que no volverá y que constituye
el ámbito de la historia. Varios hechos lo prueban.
Habiendo quedado vacante la cátedra que brillantemente atendía
J usco Sierra en la Escuela Nacional Preparatoria, Caso fue uno de
los candidatos a suceder al insigne maestro. Al efecto, en 1906, presentó
un trabajo acerca de la historia de la antigua Persia, 2 en el cual,
sin pretensiones de originalidad, el autor se proponía dar respuesta a
cuatro cuestiones fundamentales: ¿qué fue lo que compuso el caudal
histórico heredado por los persas?; ¿cómo ese gran pueblo awnentó
el referido caudal?; ¿de qué suerte se modificaron los atributos de
las civ.ifuaciones anteriores al pasar por el alma de las naciones iranitas?;
¿en qué consiste el legado de los persas a la posterior civilización?
Si bien Caso no obtuvo con este ensayo la plaza de profesor adjunto
de Historia general, 3 queda como testimonio del atractivo que ejerció
esa temática sobre su ánimo.
Asimismo, dicha disciplina, en su versión de filosofía de la historia,
constituyó el eje de las medicaciones de Caso en los últimos días de
1Arturo Sd1openha\ler, El mundo como 11olmit11dy reprere,1t11ció11,
traducción
del alemán par Eduardo Ovejero, Buenos Aires, Biblioteca Nueva, 1942, pp.
836-837.
2
El ensayo se incluye en el apéndice de este volumen.
3 Rosa Krauze de Kolteniuk, La filoso/fa de A11to11ioCaso, México, UNAM,
1961, pp. 25-26.
VJI( Mi\ RGAnITA VERA CUSP!NllRA PRÓLOGO IX

su v.ida. Un buen número de los artículos que publicó en El Universal 1933 con dos modificaciones. Una en el tículo, expresión del irnpaeto
desde mediados de 1945 hasta su muerte, están consagrados al análisis que produjo la filosofía de los valores en la concepción de la historia
de autores que, de algún modo, se ocuparon de la filosofía de la de Caso. La otra se refiere al contenido mismo de la obra que se verá
historia: San Agustín, Pablo Grosio, Sanco Tomás de Aquino, San enriquecido con los capítulos v, VI, vm y rx, denominados respecti-
Vicente de lerins, Roger Bacon, Kant, Hegel, Herder, Cornee, Nietzsche. vamente "Las teorías axiológicas. El subjetivismo, el ontologismo y
Juduso su última colaboración en el mencionado diario, que apareció el ontologismo social", "La historia como ciencia cultural", "Los valores
dos días después de fallecido Caso, es un exa1:nen del concepto de la humanos y la realización del hombre individual", "La cultura y la
historia de Federico Guillermo Schelling. 4 filosofía".
En medio de estos dos ensayos, de juventud el primero, póstumo el Esta segunda versión, que es la que aquí se reproduce, se com_p<)ne,..
ocro, se halla una amplísima producción dedicada a la consideración pues, de once capítulos, cuatro de ellos inéditos. En relación a la
de diversos aspectos de la historia; parce importante de ella son los primera sólo deja fuera el prólogo escrito por Ezequiel A. Cl.iávez;
dos libros que recoge este décimo volumen de la Obms completas lo sustiruye un "Preliminar" en el cual Caso define el propósito de
de Amonio Caso. su trabajo.
T!.tconcepto de la historia 11niversaly la filosofía de los valores, así El hecho de: que el autor mantenga en 1933 íntegramente lo
como Lr, filoso/fa r!t:la c11ltttray el mr1terialimiohistórico revelan, para- publicado diez años antes, nos autoriza a pensar que, en lo fundamental,
digmáticamente, el interés constante del autor por la historia, de manera Caso estaba de a.cuerdo ton las ideas expresadas acerca de la historia.
especial en su manifestación de filosofía ele la historia, ya como episte- Sin embargo, c.·scono significa que ese pensamiento haya permanecido
mología de la historia, ya como examen de algunas concepciones acerca estático. Nucvm alllores y corrientes filosóficas vienen a enriquecer
del devenir humano, en particular, del materialismo histórico. su visión ori!\111.iri.1.
El primero de los trabajos mencionados fue dado a conocer en En 1923 rnnl,.1:111,11, "' 1mKqxi6n de la lúsroria Schopenhauer, Croce,
1923 con el nombre de El concepto de la historia m1iversnl, en una Bcrgson, Fd11,11il\IH1 l l.1r111u1111, faillarJ Ancller, f:mile Durkheim;
edici6n de México Moderno. en la cdirn III d l 1 \ 1, 111 t om1>11:tm ia con el interés que suscita la
En ésta su original presentación, el libro se organiza en siete capírnlos: filosofía dt· J,, , d111l , C,1\11 d1\1utc.·l.,s 11-;isde \'qiocldbancl, R ickert,.
"La intecpretaci6n de la historia", "El problema del progreso y la Sit:nrnel, ~d1li1 r, .i, 1 r1111,
filosofía de la historia", "la historia como ciencia", "La historia corno De a,m·rdo 11111S h11p1.:11h,11111 > 111n C IO((' (por lo menos el de-
ciencia srli generis", "La sociología y la historia", "El concepto de la la EstJtic,1), < 1,0 nie}.:,t 1¡i11 J.1\ 1dl.1\ v-.p1l·•,,1d,u,tn su libro consti-
historia universal", y "La hjstoria como forma irreductible de cono- tuyan una fillN1li,1 d1· l I l ,1,11111.1
1 11111·r11li,l,1
1::.r.1como una r<:flexión que
cimiento". Ellos corresponden a los que en la edici6n de 1933 aparecen traca de descubw 1.,1r,11n.1<fll<:sub) ,ll c. y d,1 sentido a los aconceci-
con los números I, JI, III, IV, Vll, X y Xl. miencos hi.5tórirns, o hin, wmo los leyts que .gulan su producción.
Algunas secciones de la obra habían sido publicadas con aorerioridad. la expresión "filo~of,a Je 1:L histori,1"' ts ya, ele suyo, contradictoria ..
Parte del captíulo II proviene del artículo "El progreso artístico y
moral" que apareció en El Universal llmtrado el 19 de octubre de En efecro (escribe C.'lso}, Ju filosoíía I icnc por fín la concepción sintética
del mundo como toralidad, fuo<l:i<laen la intuición del principio nece-
1917. El aparcado IV corresponde a una reccnsi6n de la obra de A. D.
Xénopol, Teoría de la historia, gue Caso escribi6 en 1920 para Acción r sario de la existencia. fa historia, en cambio, se propone la descripción
o la inruicióo de hs cosas, seres y siLUacionescontingentes, irreductibles,
Estttdiantil y que dio lugar a una polémica con Agustín Aragón.
únicos en su inclivi.dualidad.r.
Otros dos artículos clc El Universal lfost1·ado configuran el capículo
VI: "la historia como obra de arte" ( 7 de septiembre de 19] 7) y
El eminente historiador positivista Fustel de Coulanges había sefialado
"La historia universal" (26 de julio de 1918).
que existen "fa historia y la filosofía, pero no la filosofía de la historia".
El concepto de la historia ttniversal fue reeditado por Botas en
11Antonio Caso, El concepto de la hisloria 1mÍLlcrsal y la filoso/ ía de loi
4 "Schclüog", El U11iversal,8 de marzo de 1946. valores, Méidco, Ediciones Botas, 1?3, p. }9.
X MARGARJTA VERA CUSPINERA PRÓLOGO XI

Empero, no es ésta la fuente en que se nutre el pensamiento de Caso. EJ historiador revive el pasado, lo reanima, lo resucita. Su labor es, como
Su posición no se vincula con la defensa de una hiscoria entendida la del artista, esencial y fundamentalmente i.nruic1ónde individualidades,
como ciencia positiva que no admite la intromisión perniciosa de la y peculiaridades. Por tanto tiene razón Croce al declarar que resulta.
filosofía. Su rechazo a la filosofía de la historia se apoya, simultá• imposible una filosofía de la l1istoria concebida, en el fondo, como
neamente, en Schopenl1auer y en Croce. intelecrualización de la historia, como historia de segtmdo grado, ideal,
ecerna, según lo quería Hegel, negación de la historia real y temporal
El primero, en Et mundo como vol1mtad y 1·epr1m.mtación, se había
verdadera. Podría añadirse: escamoteo sistemático de la historia. 0
manifcsrado, de manera expresa, en contra de la filosofía de la histeria
hegeliana, atendiendo a lo que, a su modo de ver, es de la competencia Así pues, en nombre de una historia entendida como conocimiento
do la historia, por un lado, y de la filosofía por otro. Aquélla se de lo individual, de lo único e irrepetible, Caso se opone a la historia
ocupa de lo particular, del hecho individual, "es por ende la historia, trascendente o filosofía de la historia. Sin embargo, al igual que Croce
lo contrario de la filosofía, que considera las cosas desde el punto y Schopenhauer, distingue entre una filosofía de la historia espuria y
de vista más general y cuyo asunto es ese elemento general que otra válida o verdadera, como la llama el filósofo alemán.
hallamos siempre idéntico en todas las cosas particulares". 0 La primera la identifica de momento Caso con la reflexión acerca
Los discípulos de Hegel que hacen de l:t historia el cemit principal del problema del progreso de la humanidad, 10 y, especialmente, con
de la filooofía, deberían recordar, dice Schopenhaucr, "las enseílanzas de las ideas de Hegel, Comte y Marx. La filosofía de la historia válida
Platón, que tanto insiste en que el asunto de la filosofía es lo eterno constituye, en términos de Croce, una reoría de la historiografía o
y lo invariable y no aquello que hoy es de un modo y maíiana de otro". 7 gnoseología histórica. En este ámbito ubica, de manera expresa, el
Por su parce, Croce había argumentado de parecida manera en su filósofo mexicano sus meditaciones respecto de la historia.
Estética para fundamentar la imposibilidad de una filosofía de la historia, El propósito de formular una epistemología de la historia o una
.de conciliar lo individual y lo general, lo concreto y lo abstracto. filosofía de la historia crítica, como la designan algunos autores
Las expresiones "ley histórica" y "concepto histórico" en opinión del contemporáneos, lo dc.-claraCaso en el "Preliminar": "No es una nueva
filósofo italiano, cuando no son simples metáforas, constituyen verda- filosofía de la historia lo qtic implica este esfuerzo, sino un pensamiento,
deras contradicciones en los términos. acaso plausible, sobre la propia índole del conocimiento histórico, y
sus diferencias y relaciones íntimas con la Ciencia, el Arce y la
En la medida en que Caso suscribe, en !o general, las ideas de
Filosofía." u
los dos autores citados acerca de la historia, así como las relativas
a 1a filosofía, la ciencia y el arte, se suma, asirnis010, a su impug- La naturaleza del conocimiento histórico es, pues, el tema central
nación a Ja filosofía de la historia, 8 historia ideal, o historia trascendente del libro, si bien el autor también aborda una cuestión nodal de la
como la llama Croce. historia trascendente, como es el asunto del progreso. los cauces por
los cuales discurrirá su pensamiento han quedado enunciados renglones
La filosofía se refiere a lo universal, la historia a lo individual. La arriba. Se trata de establecer las analogías y desemejanzas que guarda
historiografía, en tanto que tiene como misión rescatar lo que los la historia en relación a otras formas de conocimiento, atendiendo ya
objetos poseen de único e irrepetible, ha de valerse, a semejanza del a su objeto de estudio, ya a sus propósitos o bien a las vías de acceso
~rte, más que de la razón, de la intuición. Así lo señala Caso: de que se vale para aprehender dicho objeto.
Desde el "Preliminar" Caso manifiesta su posición, aunque no la
O A. Schopenh:mcr, op. cit., p. 8}6.
7 Tbitl., p. s,s.
8 Sin embargo, en los artículos publicados durante el último año de su ,•ida O A. Caso, op. dt., p. 40.
10 A pesar de esta invalidación de la filosofía de la historfa que se ocupa
y que se incluyen en el "Apéndice", Caso parece justificar l:i legitimidad de
dicha disciplina. A su juicio, después de una gran crisis histórica, sobrevien~ la del tema del progreso, como veremos más adehnte, en el último año de vida
.creación de una filosofla que reflexiona sobre los acontecimientos. Asi explica C~so c:x3minó (en el curso de algunos ensayos que se i11cluyen en el "Apéndice")
la aparición de la obra de San Agustín, Hegel, Marx, etcéccra. El U1tiversal, "La Jjversas ceorías acerca del problema y formuló su propia concepción al respecto.
,filosofía de la historia" y "La filosofía y fa historia". 11 A. Caso, ibid., p. 9.
MARGARITA VERA CUSPIN.ERA PRÓLOGO XIJI

enuncie categóricamente: conforme iba escribiendo sobre el rema "le necesariamente ha de prever, entonces, la historia, que por definición
parecía que basta el sentido común para afirmar que la Historia no se refiere a lo ya ido, no constituye un conocimiento científico.
es ciencia, arte ni filosofía, sino historia; es decir, un conocimiento
irreductible, mi generis, con tanto derecho a existir autónomo como ¿Cuál ciencia es ésta [se pregunta) diversa de las orcas, ciencia que
los demás que fueren, positivamente, individuales e irreductibles". 12 no conoce para prever sino para revivir? ¿Cómo podrá conservar la
En esta primera presentación del problema nos encontramos con historia su carácter científico y referüse al pas:ido, en vez de consagrarse
una supuesta perogrullada: la historia es historia. Sin embargo, si al futuro? ¿Cuáles hechos generales descubrirá? ¿Qué simetrías y oposi-
calamos más hondo en el pensamiento de Caso, advertiremos la impor- ciones de la naturaleza precisará, válidas solamente para el pasado y
tancia del aserto frente a una historiografía positivista. Por principio, limitadas, por tanto en su universalidad; contingentes con relación aJ
la historia no es ciencia y tampoco necesita llegar a serlo; posee su porvenir? 111
propia jerarquía, sin que se requiera semejarla a las ciencias llamadas
positivas. Pero no por ello cabe asimilarla a la filosofía, al arte o a Empero, pretender afirmar el carácter independiente de la historia
cualquier otro tipo de saber. La tautología, por tanto, no es más que a partir de su referencia al pasado no es una posición fácilmente defen-
aparente; su disolución cabal se advierte apenas trasponemos cJ umbral dible. La histeria no se distingue de las ciencias por relatar lo pasado,
.de los renglones preliminares. pues si bien es cierto que tiene por objero aquello que no es susceptible
de una inspección directa, no lo es que toda ciencia estudie el presente
Se inicia el trabajo de definición del conocimiento histórico contrastán- con .ro.irasal futuro. El científico no se interesa sólo por Jo presente con
dolo con el que proveen las ciencias. Al respecto escribe Caso: la histeria exclusión del pasado; baste mencionar las investigaciones de la geología
y la paleontología.
procede ad nammdum, reconsrniyendo, reviviendo el pasado. Las ciencias, Pero Caso, además de considerar definitiva la relación con el tiempo 18
en vez de volver su mirada al pasado, la ponen en el porvenir. La para distinguir la historia de la ciencia, fundamentando su aserto en
hisroria va a investigar, en el perenne desenvolvimiento de fa vida, la filosofía bergsoniana y en la ley de la entropía, asume que aquélla
la vida que fue, el mundo que pereció, las sociedades, tradiciones y se interesa por codo lo ido, y no únicamente por el pasado humano
costumbres desaparecidas. Su objeto de conocimiento no existe actual- o significativo para eJ hombre. No toda historia es "simplemente hu-
mente; el tiempo Jo incorporó en su tránsito y lo convirtió en el mana. Los astros tienen su luscoria como las especies animales y vegetales.
momento actual o lo deshizo para siempre. 13 El concepto de historia universal debe abarcar la historia humana y
no humana; esto es, la historia toral del universo". 17
Pasemos por aleo Ja filiación croceana de la idea de la historia El principio de la degradación de la energía formulado en el siglo
actual y de esta otra según la cual la historia procede ad ncm·arul1tm XIX por Clausius y Carnot "significa una sucesión irreversible y real
et non ad demoJtrandttm como las ciencias, para detenernos en una de fenómenos o, en otros términos, un orden histórico. En suma: Nada
nota fundamental a juicio del autor: la hisroria ve al pasado, las se pierde, torio Je tramf orma, 1nediante el orden irrevocable qtte eJ
ciencias se dirigen al porvenir. la historia". 18 Este argumento Je parece a Caso fundamental para
mostrar la dimensión histórica del universo, y lo veremos reaparecer
Ciertamente Caso tiene presente el modelo de ciencia fabricado por
aun en 1940. 19
el positivismo: conocer para prever. Le resulta imposible, afios después, H
·concebir una ciencia que se ocupe de objetos que pertenezcan al pasado
Y que no tenga como propósito orientar el porvenir. Si la ciencia
1 11A. Caso, op. cit., p. 47.
16 L:i historia, reicer.i aiso en 1904, todo lo ve desde la perspectiva del
tiempo. "El mundo es histórico", El Uni11ersal,15 de marzo de 1940.
12 17 A. Giso, op. cit., p. 128.
Loe. cit.
13 Ibid., p. 47. 18 Jbid., p. OO.
14 19
"Ciencia e historia", El U11ivcrsal,12 de mayo de 1944, "El mundo es hist6rico", El Universal, 15 de marzo de 1940.
XIV MARGARITA VERA CUSPINERA PRÓLOGO XV

Asimismo, según el autor, Bergson, en La evol11ci.óncreadora, había En apoyo de su tesis de que la J1istoria se ocupa de lo individual,
dejado establecida la universalidad de la historia al definir al organismo Caso recurre al testimonio del historiador alemán Eduard Meyer para
como un ser que dura, es decir, que su pasado se prolonga, de manera quien lo general en historia es secundario y aun "negativo" y "r~
acrual y activa, en su presente. Si es así, concluye Caso, todo organismo trictivo", de suerte que sólo lo individual constituye el objeto propio
posee historia. de la historia. Asimismo, se acoge al testimonio de Schopenhauer quien
Al afirmar que la historia no se reduce a la narración de los hechos afirma que "la historia nos revela la verdad particular ... " zo1
humanos, el filósofo mexicano se separa de Croce a quien, según hemos Mientras que los historiadores tienen que ver siempre con sucesos
visto, sigt1e a otros respectos. En Teoría e historia de la historiografía, particulares, los científicos, aunque se ocupen de hechos concretos, lo
éste se manifiesta en contra de la historia de la naturaleza , pues ' de hacen a fin de formular enunciados generales, válidos para todo tiempo
historia "no tiene más que el nombre". 20 y lugar, e independientemente de los hechos individuales que les dieron
Distingue Croce entre la historia genuina, cuyos temas son, por origen. Además, aquéllos se detienen en lo irrepetible, en lo que se
ejemplo, la Guerra del Pelopooeso o la antigua civilización egipcia, dio una vez y no volverá a aparecer más; por lo contrario, los científicos
y la historia espuria que identifica con la seudohistoria de la naru:- atienden a lo común, a lo que emparenta un objeto con otros de su
raleza o historia de los organismos animales, de la estructura de la clase.
tierrra, de la focmación del sistema solar. Entre ambas, expresa, media Así pues, los hechos históricos se distinguen por poseer rres carac-
un abismo. La historia de la civilización no es continuación de la historia terísticas: individualidad, unicidad y "preceridad"; por su parte, la
de Ja naturaleza. Respecto de esca última los historiadores "de genuino ciencia investiga objetos abiertos a la observación, repetibles y generales.
temperamento [ . .. ] se mantienen alejados y cautelosos ( ... ) por En síntesis para Caso:
instintiva repugnancia". 21
En tanto que las ciencia1 est11dian lo qtte se repite 1mwcrulmente,
La universalidad de Ja historia, entendida como narración del pasado lo qtte e¡ 1ma vez, y mJ¡ veces y siempre, la historiá 1e refiet'e a lo
humano y de la naturaleza, es una tesis defendida por Caso en las ,ínico, a lo q11e mmca v11elvea ser como fne.
dos ediciones de El concepto de la historia ttniversal, en la última • En tanto que las ciencias son dtte,ías del tiempo, y para prever el
en contra de los neokantianos. f11t11rose desarroll-an,la historia pone m mirda en el pasado y sólo
Creemos que la permanencia de esta posición se afinca no en una el pasado investiga y a él se cont-rae.
2;;

necesidad historiográfica, sino más bien en la asunción temprana de


un concepto metafísico fundamental, al que ya nos bemos referido y De esta triple diferencia entre ciencia e historia, Oaso concluye
que el propio Caso enuncia en estas palabras: "Existir es transformarse una noca distintiva más que se refiere al uso que hace cada una de
o, en otros términos, tener historia." 22 Todo lo que es, deviene y, ellas de Ja inducción y de la deducción.
por ende, se inscribe en el ámbito de la hist0ria; codo lo que se El científico emplea el primero de estos procedimientos lógicos para
incluye en el carril del tiempo ha de formar parce de ella. formular, a partir de hechos particulares, un resultado general que no
A roás de definir la historia por su relación necesaria con objetos admite restricciones de tiempo ni de espacio, válido para todo fenómeno
que forman parce del pasado, mientras que las ciencias investigan posible del mismo tipo que el observado. "En cambio, lo que se
objetos presentes, Caso anota un criterio distintivo complementario: ha Jlamado generalización histórica, no es sino el enunciado sintético
la historia tiene que ver siempre con hechos individuales. "Todos los de atributos previamente definidos de cierto pueblo, individuo o civi-
historiadores [escribe] lo son de s1tcesosparticulares."2:i lización." 26
Al historiador no le interesa formular conceptos generales, sino calar
~ Benedctto Croce, Teoría e historia de lii historiografía. Buenos Aires, ,Editorial hasta lo más profundo de los acontecimientos. A partir del análisis
Escuela, 1955, p. 103.
21 Loe. cit. 24 A. Schopcnhauer, op. cit., p. 231.
22 A. C3so, op. cit., p. 132. z; A. Caso, op. cit., pp. 50-51.
23 Ibid., p. -+9. 26 lbid., p. 48.
,1
XVI MARGARITA VERA CUSPJNilllA PRÓLOGO xvrr

de los hechos individuales e irrepetibles, no está en posibilidad de ~ist?teles y Schopenhauer, le parece a Caso imposible concebir una
formular leyes como ocurre con el científico. Los hechos históricos ~1encm que desdefie lo general para poner toda su atención en lo
jamás podrán considerarse como una simple variable. Si alguoa utilidad trreperible e_i~dividual. Hablar de ciencia de lo particular constituye
tienen en este campo las generalizaciones es la de orientar la inves- una contrad1cc1ón en los términos.
tigación; ellas operan como síntesis de conocimientos que, sin embargo, Esca posición la expresa Caso a manera de silogismo:
ames que cancelar el trabajo del historiador, abren la vía que ha
.de seguir . .En suma, como dirá Caso años después: 27 "mientras que No hay ciencia ele lo panicular
la ciencia procede subordinando lo individual a géneros y especies, la u histOria conoce lo particular
historia sólo coordina, únicamente ordena elcmenros". No es ciencia la historia
Escas ideas encuentran su antecedente también en Schopenhauer y
en Crocc. Para el primero, en historia "la relación de lo particular ¿A qué obedece este propósito permanente de negarle carácter
es la de la parte al todo, no la del caso a las reglas, como sucede c~ent~fico a _la historia? 32 Al excluir a la historia del campo de las
en todas las ciencias propiamente dichas, que suminisrrnn nociones aeoc1as el filósofo mexicano está defendiendo una posición mero.física
.generalt'S ... " ~s fundamental: la libertad, la indeterminación.
Si en .historia no hay más que ,i:ic.;neralizacioncsrelativas, la deducción Porque la historia es el (1mbito de acción de un ser libre, porque
no tiene en ella el mismo valor que en las ciencias; nunca conoce lo en el mundo no rige el determinismo, es imposible formular leyes,
p:micular por lo gcnc:ral; lo individual es inicio y término de la inves- elemento necesario de las ciencias. El hombre no se subordina a
ci_i.:ación. !eyes susceptibles de ser descubiertas por los historiadores, ya que,
De semcjanre manera se manif icsta Crocc en su Estética: "Quien JUStamenre, ellas no existen en el reino dd espíritu. Los accos humanos
habla de inducción, de demostración histórica y de cosas parecidas, son libres y, por ende, en principio irrepetibles.
hace uso mcmfórico <le cales palabras, que en la historia cienen un
A ~so !e resultaba vital refutar CWllquier concepción naturalista
sentido completamente distinto del que tienen en las ciencias." !!!I
de. la h1stona y, en especial, la que atribuía al materialismo histórico.
En suma, Schopenhauer, Crocc y Meyer proporcionan a Caso Dicha teoría, según nuestro autor, intenta justificar el advenimiento
elementos para afirmar la distinción entre ciencia e historia. Sin embargo,
de un r~gimen_ to~litario, así como cancelar la libertad, apelando a
son las tesis aristotélicas las que se encuentran en la base de su argu-
~ necesidad hJStónca. las sociedades se comportan de acuerdo con
mentación. etertas leyes y, del examen de ellas, se puede concluir la instauración
Para el fil6sofo griego no ha.yciencia de lo particular como particular, del comunismo. Y esto es lo que Caso no puede aceptar; por ello
y a pesar de que este concepto de ciencia no corresponde exactamente se esforzará toda su vida en negarle a la historia el estatus de cien~
al contemporáneo, le parece a Caso que "siempre será verdadero declarar Y, en particular, de ciencia natural
que, sin un elemento de generalidad no hay ciencia; es decir, que Un último argumento maneja el filósofo en este sentido: no existe
la lústoria, si fuere conocimiento de lo particular, no deberá coocarsc una ciencia de la historia porque el mundo se encuentra en proceso,
en el grupo <le las ciencias, como una especie de género común". so
P?.rque h~y "~n fondo de renovación eterna en el w1iverso. Jesucristo
Si, como queda dicho, la historia se ocupa de lo individual, aun diJo el m1steno de la perenne juvenrud de la creación: 'Mi padre trabaja
muchos años despu<:s,31 ateniéndose a los lineamientos dados por todavía' ". 33
27 "Ciencia e historia", El U11ivers"t, 12 de mayo de 1944.
Si consideramos, desde la perspectiva cristiana, la resistencia de Caso
28 A. S<:hopcnhauer, op. rit., p. SH. a concederle a Ja historia carácter científico, es más fácil explicarnos,
.zr, Bcncdctlo Crocc, l.Jfitic11, c<mtociencitl de la expresión y li11giilstic11
gener11l, por otra parte, la temprana oposición a Alexandru Dimitriu Xénopol.
proJogo de Adelchi Anis.·mi, Buenos Aire$, .Ediciones Nueva Visión 1973 p 114
3o A. C:uo, op. cit., p. 53. , ' . . 32 En 19~, _aún. .iruistc Caso, conforme a Schopenhaucr, en que b historia
31 "C'1cnc1a
· e hº1Storia
· " , Et Umvrrsa,
· t 12 de mayo de 1944 y "Biografía e , una ciencia, sino un saber ("Biografía e historia" y "C 1"cnc·1a e hº,st ona
no es · ") .
historia", El Universal, 28 de abril de 1944. 3·1 A. Caso, op. cit., p. 126.
XVUJ MARGARITA VERA CUSPINERA
PRÓLOGO XIX

Este autor en sus Principios fnndamentales de la historia ( 1891) son formas puras de la sensibilidad, condiciones a prio,i y en modo
traducidos al castellano en 1911 con el nombre de T eoria de la historia, alguno características de los objetos.
había intentado convertir a esta disciplina en ciencia. El libro, sefiala En el realismo xenopoliano, Caso advierne otra discrepancia con
Caso, representa, "sin duda el esfuerzo más imporrante que se ha respecto a las tesis kantianas. Según el rumano, el espacio es necesario
hecho para sostener el carácter científico de los propios hechos his- para pensar t0da clase de hechos, incluidos los estados de conciencia·
tóricos". 34 por su parce, el autor de la Critica de ta r(1Zón pnra, considera qu;
El escrito en que Caso manifiesta su posición al respeeto y que se para concebir estos últimos no se requiere más que el tiempo.
incluye en el presente volumen, había sido publicado en 1920 en la Esta misma idea la apuntala Caso recurriendo a Bergson con quien
revista Acción l!studittntil, portavoz de la Federación de Estudiantes concluye que "hechos mentales y tiempo que trascurre son idénticos". 3 5
de México, en forma de reseña crítica del mencionado trabajo, en A parcir de ese "realismo aotikanciano" como lo designa Caso,
ocasión de Ja muerte de Xéoopol. Xénopol distingue entre hechos de sucesión y hechos de repetición.
La recensión de la obra del historiador rumano revela la ruptura :esros se producen ea el espacio y en el tiempo y no se dejan influir
de Caso con el positivismo, a la vez que su trato fecundo con Aristóteles, por fuerzas modificadoras; asimismo, aparecen una y otra vez sin
Schopenhauer, Kant, Croce, Bergson, entre otros. diferencias üuportantcs, es decir, con variaciones que "pueden olvi-
darse". En los hechos de sucesión, por el contrario, el tiempo obra
Dos elementos constituyen el meollo de la crítica de Caso: el ya
como fuerza transformadora y la des-semejanza se destaca sobre el
mencionado propósito de Xénopol de incluir a la historia en el ámbito
elemento común; aquí las variaciones son continuas y sustantivas.
de las cienci:is y, asimismo, Ja disrfoción de aquélla frente a las llamadas
ciencias teóricas, :itendiendo a la clasificación de los hechos en hechos Caso no insiste en el elemento espacio-tiempo afirmado por Xénopo!
de repetición y de sucesión. ~om~ criterio distintivo ya que, en rigor, si todo hecho para ser pensado,
mcltudos los estados de conciencia, requiere del espacio y del tiempo,
Por Jo que coca al primer punto conocemos ya la posición del
dichas categorías por sí solas, no fundamentan la mencionada clasifi-
filósofo mexicano: asume la concepción aristotélica según la cual no
cación. Lo esencial será que ios hechos resulten o no susceptibles de
hay ciencia de lo particular; se adhiere a las tesis de Scbopenhauer para
stúrir transfocmacioucs ünporrantcs. füta es Ja línea de investigación
quien la historia se ocupa de lo individual y las ciencias de lo universal.
que seguirá el filósofo mexicano.
Asimísmo, con Bergson, hace de la intuición la vía idónea para conocer
Jo que fluye, el instrumento adecuado para captar Jo individual. Con Croce afirma que no $On concebibles hechos exclusivamente de
EJ problema de la clasificación de los hechos y de la definición sucesión o de pura repetición; csros últimos tienen un aspecto de sucesión.
de la historia como ciencia que investiga los hechos de sucesión, lo Es decir, la sucesión o J,istoria es r:imbién un atributo de los hechos
aborda el autor apelando, principalrocate, a Kant y a Croce. Incluso de repetición.
con una cita de este último en que se niega la distinción xeoopoliana El tiempo no actúa sobre ciertos fenómenos, mientras que otros esca-
se inicia el capítulo consagrado a comentar el libro del historiador pan.ª su influencia._ E~ este aspecto se advierte, una vez más, la pre-
rumano. sencia de Bergson. Siguiendo las huellas de su pensamiento Caso escribe:
El pensamiento de Caso discurre en torno a dos cuestiones funda- "todos los hechos duran; todos son de sttcesi6n".ao
mentales: el concepto de espacio-tiempo que asume Xénopol y su Para reforzar su posición, el autor recurre al ejemplo de los fenómenos
noción de historia basada en la referida distinción de los hechos. astronómicos en los que, a su modo de ver, no hay simple repetición,
Con respecto a la primera, Caso niega lo que llama "el realismo" p~es un planeta jamás "describe su hipotética órbita elíptica propiamente
de Xénopol para quien el espacio se extiende fuera de nosotros y el dicha; en s~sundo lugar, nttnca describe la misma cuasi elipse; y, en
tiempo cr:inscurre, asimismo, independientemente del hombre. Con tercer témuno, nunca la describe en el mismo punto del espacio. Las
Kant, el filósofo mexicano afuma, por lo contrario, que espacio y tiempo
35 lbitl., p. 63.
36 [bid., p. 65.
31 lbiá., p. 61.
XX MARG.ARITA VERA CUSFINERA PRÓLOGO XXI

repeticiones astronómicas mejor comprobadas, participan, pues, del carác- razón; ésta, en tanto que su propos1to es reconstruir en una sínt~is..
ter de las sucesiones ... " 37 orgánica lo que ha sido una vez y no volverá más, exige, esencialmente,.
Esto quiete decir que aun en el mundo físico cabe hablar de libertad, rn(is que esa facultad paralizanre y esquemática que es la razón definjda
de la contingencia de las leyes naturales, como diría Boutroux. en términos bergsonianos, la intuición que cala hasta lo más profundo-
Por otra parre y desde una perspectiva kantiana, Caso afirma que de cada hecho individual y descubre su duración.
sucesión y repccici6n no son modos de ser de los hechos, no son cuali- Sin embargo, Caso, al igual que Bergson, no desdeña el valor de la
dades objetivas, sino categorías del espíritu. Éste pone o escarnye la razón, sólo que la ubica en una posición secundaria en relación a·
realidad, le imprime las formas de sucesión o de repetición. Ja íncuición. Aquélla Jleva a cabo un trabajo menor, si bien indispensable,
Si la distinción entre susccsión y repetición "es ingeniosa y sutil; no como es la selección y evaluación de las fuentes. Después de haber
profunda ... ", as ella no puede erigirse en criterio para diferenciar la aquilatado racionalmente los documentos hace falta una intuición del
historia de las ciencias teóricas, diciendo que aquélla se ocupa de los c:onjuoro. Sólo con ella se habrá iniciado el trabajo historiográfico. La
hechos de sucesión y éstas de los fenómenos de repetición. Si no hay hed,os labor encomendada a la razón constituye la antesala de la hisroria en
puros de sucesión o de repetición, si todo dura, es decir, tiene historia, sentido estricto. ~sea se habrá logrado únicamente cuando se posea "la
no cabe hablar, ateniéndose exclusivamente a las categorías xenopolianas, última visión sintética, intuición reconstructiva, propósico logrado de
de hechos privativos de la historia y otros exclusivos de las ciencias animar situaciones singularisimas en el ciempo y en el espacio, con_
llamadas teóricas. daros organizados por la imaginación creadora y previamente acrisolados.
Para concluir el capítulo dedicado a comentar los Principios fm1da- por la razón". 41 .
1nent,tle1,le la historia, Caso niega algunos méritos gue veía Croce en El proemio crítico, que es como llama Caso al proceso de valoración
la ohra de Xénopol y sólo 1c concede el de haber reaccionado "en contra de fuentes, consciruye lo que Croce denomina historia erudita o fi!oló-.
de las tesis de los modernos que niegan a la historia ambos genuinos gica, que se incluye en la seudohistoria junto con la historia poética
acribucos de universalidad de jurisdicción y propia autonomía". :iu Otros y la crónica.
aspectos, o no han de considerarse como propiamente estimables, o bien La bisroria erudita se agota en el manejo de documentos: recoge,.
la virtud ha de atribuirse a otros autores. reordena y pule los materiales, sin tocar los hechos mismos. Para con-
Recordemos que Caso se ha interesado en la mencionada obra del vertirse en verdadera historia, le hace falm arar los documentos con el
historiador rumano en tanto que afirma el carácter científico de la histo- "nexo espiritual", manejarlos con la fantasía, con la. intuición. "Sin esca.
ria, posición enteramente opuesta a la suya. Sin embargo, comparte reconstrucción fantástica [advierte Crncc], no es dado escribir historia,_
la idea xenopoliana de la universalidad de la historia, aunque funda- ni leerla ni entenderla." 42
menee de manera muy diversa la de su autonomía. Si bien parece que para distinguirlas es suficiente decir que la historia,
La historia no adquiere valor porque se la subsuma en el campo de es fruto de la inruición y la c.íencia dt! razón, 1 :1 ahora le resulta indis-
las ciencias. Su calidad no disminuye, dice Caso siguiendo a Schopen- pensable a Caso señalar las desemejanzas que se dan en el seno del
hauer, por el hecho de no ser una ciencia. Es un saber, un conocimic~co conocimiento intuitivo, es decir, las que exístcn entre historia, arte y
mi generi.rpor su propósito: revivir lo individual-pasndo; en atención filosof,a.
a la vía de conocimienco que emplea: la intuición más que la razón. Según Caso, arre e biscoria son semejanccs: 41 "La historia es siempre
Las ciencias sólo consideran aspectos abscraccos y, por ende expresa
41 /bid., p. 50.
Caso, irreales; la historia, al permanecer siempre en lo concreto "da con 42 Bcncdeico Crocc, Troria e historia de la bistol'iograf Ítl, p. 3 2.
lo individual reaJísimo, lo describe, y nos lo entrega como intuición 4:s Después Caso matizar:\ cst3 tesis: "la hi,coria procura, a difercocia del
concreta y única". '10 Aquéllas requieren del concurso continuo de 13: arte, conducirnos al conocimiento i,nclcccual, y oo sólo intuitivo, de los seres
concretos, de Las individualidades absoluc3s". "El concepto de la historia", El.
37 Loe . .it.
U //Íl'Crsal, 12 de diciembre de 194 l. .
as /bid., p. 68. 44 En 1944 Caso insistirá en cstl idea al a finnar que es "prueba de la estrecha
89 Jbid., p. 71. relación que media" cntTe h historia y el arte, el hecho de que ambo!I hayan
40 Ibid., p. 56. aparecido en Grecia. "Historiografía", El U11hersal, 15 de diciembre de 1944.
XXII MARGARlTA VERA CUSPINERA PRÓLOGO xxm

arte, profundo arte de evocar sobre el polvo de los siglos el alma de Este se inicia con el rechazo a la tesis de Croce según la cual ambas
los siglos." 45 formas de conocimiento se identifican. "Filosofar [escribe Caso] es ten-
En análogos términos se había expresado Croce para quien la historia der a eA-plicar universalmente; describir unidades indefinibles es hacer
"no puede ser más que intuición o hecho estético". 46 historia." ;,2
A pesar de este acercamiento de la historia al arte, tanto Croce como No obstante esta diferencia fundamental, el filósofo mexicano reco-
Caso distinguen el conocin1iento histórico del artístico en sentido estricto noce la existencia de ciertas analogías entre la filosofía y la historia;
"Ja fantasía real de la fantasía pura", ya que "el principio de verosinu~ ambas son investigaciones de entes concreros; Jas dos consideran al tiem-
litud y de probabilidad domina [... ] en toda la crítica histórica". 47 po como duración real.
Al efecto, Caso asume las tesis del filósofo italiano, as.í como las Asimismo en el apartado "La filosofía y su objeto", Caso había sefia-
expresadas por Aristóteles en su Poética,y por Schopenhauer en El mundo Jado algunas semejanzas y diferencias entre ésta y la historia. Entre las
como vol1.mtad y rep,-esentación.48 primeras apunta la universalidad de ambas formas de conocimiento.
El estagirita había escrito que la diversidad entre el historiador y el Como elementos disímiles anota los siguientes: la filosofía investiga
~oeta reside en que aquél cuenta las cosas tales cuales sucedieron, y principios, es decir, "intuiciones sintéticas del mundo"; la historia no
este como era natural que sucediesen. El poeta, expresa Schopenhauer tiene que comprobar ningún principio. Aquélla busca un factor explica-
por su parce, "elige a su gusto ciertos caracteres y las situaciones allí tivo del mundo como totalidad; por cuanto a la historia "la pluralidad
donde se le presentan". 49 A su vez el historiador "debe seguir los es su objeto, la diferencia su preocupación". ~3
hechos individuales como éstos se desarrollan en la vida, como se desen- En suma, la comparación que ha hecho Caso de la historia con la
vuelven en el dempo, según Ja cadena múltiple de las causas y los efec- ciencia, el arte y la filosofía viene a justificar su afirmación del "Pre-
tos .. ,""º liminar": la historia es un conocÍJ.nienro szti generis. Investiga. funda-
Recomando una célebre clasificación, Caso introduce los conceptas de mentalmente mediante la intuición, lo individual-pasado, lo que fue una
lo individual-concreto-real, objeto de la historia, y de lo individual-con- vez y no se repetirá jamás; por su parte, la ciencia se propone obtener,
creto-posible, término de la intuición artística. La primera investiga lo por Ja vía de Ja razón, conceptos generales, leyes, a fin de prever, de
que ha sido efectivamente, sólo una vez en un espacio y en un tiempo orientarnos en el porvenir.
determinados; en el arte se presentan hechos singulares al igual que en Por su referencia a la intuición, la historia se scpa1·a de la ciencia,
la historia, determinados, pero no es preciso que hayan acaecido, basta a la vez que se emparenta con la filosofía y con el arte. los tres son
que pudieran, en principio, haberse dado. expresiones de la intuición; empero, tratándose de la filosofía, ella se
A. pes~r de no compartir con Schopenhauer algunas ideas al respecto, dirige a los principios, a lo general, y el arte y la historia, a los indivi-
la discusión de ellas hubiera enriquecido el parágrafo consagrado al duos. Ello no significa que historia y arte se identifiquen, por más que
análisis de la distinción entre la filosofía y la historia. 61 su trabajo se realice bajo análogas pautas, ya que la primera es cono-
cimiento intuitivo de los hechos individuales que efectivamente acae-
45 A. Caso, o¡,. cit., p. 125. cieron, mientras que se incluyen en el arte acontecimientos individuales
4
0 Bt·nedetto Croce, Estética, p. 112.
47 con tal de que sean posibles.
Beoedetco Croce, op. cit., p. 114.
18 En su esfuerzo por acotar el ámbito de la historia y de rescatada de
Años después Caso vuelve sobre la tesis de A.ristó teles scgfu1 la cual la
poesía es más filosófica que la historia. Asimismo, al glosar las ideas de Schopcn- los intentos de reducir.la a una ciencia natural, Caso advierte la nece-
haucr escribe que "la biografía y la autobiografía son superiores a la historia· sidad de contrastarla con la sociología y, de paso, también salvar a
porque muestran mejor lo universal en lo singular, y por ello se acercan, íntima~ esta última del naturalismo.
mente, a la creación poética". "Biografía e historia", El U11h1ersal,28 de abril
de 1944.
-lOA. Schopenhaucr, op. cit., p. 231. ambos puntos de vista son esencíales para su explicación y comprensión", "La
GOIbid., p. 232. filosofía y la historia", El Universal, 3 de agosto de 1945.
52 A. Caso, op. cit., p. 137.
óI Posteriormente Caso insistirá en el tema; señala que la filosofía considera
lí 3 Jbid., p. 136.
"el ser 'sub specie aeternitatis'; la historia lo soslaya 'sub specie durationis'; pero
XXIV MARGARITA VERA CUSPJNERA XXV

Al efecto, Caso analiza los orígenes de la sociología que no son otros Con esta reflexión acerca de la naturaJeza del conocimiento histórico
que la filosofía de la hiscoria. Las concepciones de Comte y Marx "fun- y de sus semejanzas y diferencias respecto de la ciencia en general, de
dadores del pensamiento sociológico", constiruyen verdaderas filosofías la filosofía, del arce y de la sociología, Caso da cumpljmiento al pro-
de la historia, "las dos más recientes y más eficaces filosofías de la grama enunciado en el "Preliminar": pensar acerca de la índole del
historia". 54
conocimiento histórico, más que elaborar una nueva filosofía de la his-
En su camino de emancipación, la sociología se separó de la historia, toria. 07
para concentrarse en el estudio de Jas sociedades no europeas en busca Sin embargo, el autor rebasa el terreno de la epistemología de la
de la sociedad elemental que explicara las formas sociales modernas. historia en las dos ediciones del libro que nos oct1pa y aborda el pro-
Mas en esre proceso, a juicio de nuestro aucor, los sociólogos no pro- blema del progreso, uno de los grandes temas de la hisroría ideal o tras-
cedieron siempre con acierto; cometieron errores, por ejemplo, al iden- cendente; la cual, por otra parte, constituye para Caso la filosofía de
tificar las sociedades con organismos biológicos. Esta concepción fundada la historia en sentido propio, misma que considera tanto inútil como
en la biología bien pronto fue desechada, para asumir una teoría psico- contradictoria.
logista, la cual, a su vez, intentó superar l!mile Durkheim, uno de los
¿Qué utilidad tendrfa la filosofía de la hist0ria al lado de la lógica, la
fundadores de la escuela sociológica francesa.
estética, la écica y la fílosofía de la religión? (pregunta Caso] El valo,:
Durkheim, al decir de Caso, busró relacionar la sociología con la da la cxi.rtencia y de t,, ciencia es la única. cuestión filosófica que dis-
historia, para lograr una síntesis propiamente sociológica. Hizo ver cuten dicha disciplinas. Por coosiguieote, considerarán a fortiori la his-
la necesidad de formar historiadores que analizaran los acontecimientos toria del progreso (si lo hubiera) en las ciencias, el arte, la moral y
con ojos de sociólogos, y sociólogos que poseyeran la técnica de los l:.i religión, etcétera. Contenido propio para la filosofía de la historia
historiadores. no puede haber, entonces. La filosofía de la historia haría do11bleemploi
Tanto la teoría psicológica representada por AHred Fouillée y Ga- con las disciplinas filosóficas normativas o del valor de la existencia.
Sería repetición de esrudios ya emprendidos; confusión de esfuerzos.
briel Tarde, cncre otros, así como la corriente de Durkheim coincidían
filosóficos realizados; es decir, algo amén de contradictorio, in(uil. Gs
en desautorizar el naturalismo; y esto es lo importante para Caso ya
que, a su modo de vec, el marxismo pretendía acercar a la sociología A pesar de esta invalidación de la filosofía de la hisrocia en el sentido
al dominio de las ciencias naturales y con ello eximirla de cumplir exi- de reflexión acerca del progreso. Caso incursiona en este terreno y no,
gencias jurídicas y morales. simplemente para exponer las teorías más importantes o significativas
Al filósofo mexicano le interesa señalar que los autores citados, así respecto del tema. 50 El autor, a más de discnrirlas, formula su concep-
rnmo W. Wundc están de acuerdo en que la sociología abdicó ya, n7El interés por establecer las relaciones de b historia con otras disciplinas,
dcfiniti,,amcnte, de stt actü11d organicista, mttterialisltt, antihist6rica.M reaparece nuevamente en 1940 cuando Caso escribe: "La economfa consider:1 las.
Ellos definen esta disciplina como una ciencia humana que se nutre de co:.:is desde el punto de vista de la utilidad: 'sub specic urilitaris'; la esLética,
la psicología y de la hisroria, sin confundirse con ninguna de ellas. cbdc el punto de vista de la bdlez:1: 'sub spccie pulchitudinís'; la lógica sólo
,onsidera las relaciones: mira la existencia 'sub specie relations'. La moral todo lo
.Mientras que la sociología busca las simetrías y las repeticiones socia- abarca desde el punto de vista de la caridad; la metafísica [ ... ] considera en un
les, a la hisroria Je interesa Jo -único e irrepetibJc; la primera circuns- presente eterno cuanto es 'sub specie aeternitati~'. La historia, en cambio, todo
cribe su investigación al mundo humano, la segunda "acoge al universo lo abarca desde el punto de vista del tiempo." "El mundo es histórico", El Ur.í-
1•rnlll, 15 de marzo de 1940.
emero como objet'o de su conocimienco. De suerte que, podría decirse r.xA. Caro, op. cit., pp. 40-41.
en conclusión: 11ilo sociológico es histórico ni lo hist61'icoes socioló- ,,11C:iso ,reflexiona sobre el problema del pro5rcso durante sru (1ltimos meses de
gico". 00 , iJa. Entre diciembre de 1945 y marzo del año siguiente, publica CJll El Universal
1·,1os artículos en los que aborda expresamente .clichQ asoni:o: "'Sociología del
:; 4 !bid., p. 97. rrn¡:reso", 14 de diciembre de 194S; "Lt noción de progreso en la Edad Media",
G5 !bid., p. 103. IH de enero de 1946; "Roger Bacon", 2S de enero de 1946; "Santo Tomas' de
r,eIúid., p. 104. Aquino", t de febrero de 1946; "Kaat y la idea de progreso", 22 de febrero
.1,· 19-16; "Schelling", 8 de marzo de 1946 (póstumo). . ,
XXVI MARGARlT A. VERA CUSPINERA
PRÓLOGO XXVII
ción del progreso y determina qué expresiones del quehacer hwnano
han evolucionado y cuáles no. .En lo inrelectua~ 00 el progreso puede examinarse en relación a la
De esca suerre, cabe distinguir, por un lado, el análisis histórico del filosofía, la ciencia y la técnica. Por lo que respecta a las dos últimas,
tema del progreso y, por otro, la posición de Caso que, acorde con su advierte Caso una superación indudable, especialmente a partir del
filiación cristiana, se traduce en la negación del progreso moral. Rcn:1cimient0. "Jamás la ciencia antigua, ni en los días del Museo de
Por cuanto al primer aspecto, declara el autor que en tocia interpreta-
A lc:jandría, alcanzó el desarrollo que ha adquirido en los tiempos
moclerncs, ni ejerció la influencia que hoy tiene en las manifestaciones
ción de la historia realizada por los filósofos modernos subyace la creen- 7
ele nuestra actividad. Alejandría se ha esparcido por el universo." G
cia de que, por encima de las causas accidentales, hay una ~ausa o ley de
Sin embargo, no es posible afirmar sin más que la filosofía de
importancia superio-r que explica y da sentido a los hechos individuales.
Esta idea "es la característica universal de las distinms filosofías de la nuestros días haya superado a la antigua, pues no se cuenta con un
historia". 00 índice o criterio fidedigno para determinarlo. "¿Cuál intuición mera-
f1sica es verdadera? [pregunta Caso] ¿Los ácomos de Leucipo y Demó-
Pero si bien el tema del progreso define a la filosofía moderna, este
trito y los químicos modernos? ¿Las móna<las de Anaxágoras, Bruno y
concepto según Caso aparece en el pensamiento hebreo. 61 fü en Israel
Leibniz?" 68
dar.de ha d,e verse el verdadero origen de fa idea de progreso, t:ll como la
Mientcas que la ciencia constituye un saber acumulativo, cuantitativo,
desarrollaron los filósofos modernos. Esca fe es terrena, y sus últimas
un principio metafísico no puede juzgarse sino "por las consecuencias
consecuencias, remotas pero indudables, son los sistemas de Hegel y de
que engendra; es decir, por las dificultades de síntesis que ahorra,
Cornee, y el endiosamiento de la humanidad." o:: Prolongaci6n de esta
por su extensión y simplicidad". co
línea de pensamiento la ve el ulllot m el materialismo histórico que
Si en el orden científico es posible descebar teorías, declarar que
"es la propia fe de Israel, erigida en señuelo para la humanidad". 63
han sido superadas y que han perdido validez, no ocurre lo propio en
Después de un breve recorrido hiscúrico, en el cu~l destaca la inter- el terreno de la filosofía. En ella el pasado se halla vivo en el presente;
pretación agustiniana, el autor expresa su concepto de progreso. c11 su seno se da una "resurrección revolucionaria".
70
Este hecho prueba,
Sintetizando ideas de Aristóteles, Saoto Tomás de Aquino y Bergson a juicio de Caso, que "el progreso filosófico no putde afirmarse, si
con:luye que el progreso histórico es "el esfuerzo cumplido, realizado en fuere afirroable, sino con mucha pnrsimenia ... " 71
el nempo por la humanidad para la consecución de codos sus fines· el Por lo que toce. a !as actividades estética y moral c~so es coacun-
esfuerzo, en suma; para realizar por completo la humanidad". 04 ' Jence: en ellas es imposible el progreso. ,:i
J..~~
seg~do, Caso procede a considerar, desde la perspectiva de su Si consideramos "la índole misma Je la intuición estética, resulta
defmmón, s1 cabe hablar de progreso en los cuatro órdenes de la acrivi- daro que no es posible el progreso en el arte. Ver no admite progresos;
dad humana: físico, inrelecmal, estético y moral. i_ncuirtampoco los tolera. O se ve o no se ve, o se intuye o no se
. E~ el aspecto físico, señala el autor, el hombre contemporáneo es
GGEl tcmJ del progreso intelectual lo dcsarrolhrá Caso nuevamente en 1946,
1nfeuor al primitivo; la civilización lo ha debilitado, "en este sentido, rri su artículo "Santo Tom:ís de Aquino", cuya teoría del progreso, según el
la humanidad contemporánea parece encaminada al engendro del infer- filósofo mexicano, se refiere en especial al progreso intelectuJI.
hombre ... " 05 º7 /bid., p. 33.
osibid., pp. 25-26.
60 A. Caso, oJ>.cit., p. 12.
to /bid., p. 26.
70 lbid., p. 27.
6 ~ En 19:46, Caso escribe al respecto "la idea del progreso arranca de la Edad
71 Loe. cit.
M:cd1a Y d,ce estrecha relación con b tradición cristbna" (San Agustin y San ,!! El zutor seguírá fiel a esta tesis hasta el fin de sus diJs. En febrero
V1c::;ice de Lerins) "Rogcr Bacon", El U11í1:ersal,
25 de enero de 1946. Je 1946, afirma que el progreso intelcccual no asegura el progreso moral y
- A. Caso, op. cit., p. 17. .,rtínico. Sin embargo, deja abierta la c~1csti6n: ¿lograd alguna vez el desarrollo
0~ Loe. cit. ,1-, la inteligencia y de Ja ciencia vencer l:i rebeldía de la voluntad y eocaminJrla
64 Ibid., p. 23.
h.._ia la consecución del bien? "Sanco Tomás de Aquino", El U11i11orsal,t de
M IbM., p. 24.
1d,rcro de 1946. F.! mismo tono se advierte en su último artículo periodístico:
· ~ hclling", El Universal, 8 de marzo de 1946.
XXVIU MARGARITA VERA CUSPlNliRA PRÓLOGO XXIX

intuye". 7;; En Ja intuición estética no hay posibilidad de error; es, El hombre no llega al bien por desarrollo, por evolución, en virtud
como el instinto, invariablemente certera. Ella siempre capta lo propio de su propio impulso; ha menester de la gracia, de_la ac~ión reden~ora de
de los individuos, de suerte que "¡O acierta o sucumbe!" 74 Jesucristo, y la gracia adviene sin mediar considcrac1ooes ele tte~po,
Además, ¿cómo afirmar el progreso en el terreno de lo 6uico e de épocas; ella se derrama misteriosamente para salvar a los elegidos.
irrcpcti:ile?; ¿cómo hacerlo cuando, como decía Víctor H ugo, la obra ''En resumen: s6lo el progreso inteleccual, científico y práctico ha
maestra es igual a la obra maestra?; ¿cómo establecer jerarquías, com- sido un hecho. El progreso omnilaccral no ha existido ni existe." so
paraciones en Jo que es perfecto? "Qué artista [pregunta Caso] declarará En la actividad estética y en la vida moral se operan transformaciones,
superior, progresivo, el drama wagneriano con respecto a la tragedia cambios mas esto no entrafia una superación.
' . . .
clásica, ambos ensayos supremos de colaboración e intimidad de las Desde t.'"Staposición, en la cual el ingrediente cnsttaoo nene un
artes?" 70 enorme peso, Caso va a discutir diversas expresiones de la "ilusión del
Esta argumentación de Caso recuerda las tesis que Croce expone progreso". .
en su Estética. También él, al igual que el filósofo mexicano, concluye En primer término, declara con Nietzsche, gu:e s~ trata de :ma 1d~a
que no existe "hablando con exactitud un progreso estético de la moderna, europea, nacida de la apoteosis de la ciencia y de Ja mdusma,
humanidad". 7u Y, asimismo, fundamenta su aserto en la narurale-,:a pues, a p:mir del innegable desarrollo en cscos aspectos se afirmó el
del arce y de la inmición: "el arte es intuición, la intuición es indi- mejoramiento integral de la humanidad.
vidualidad, y la inclividuáJidad no se repite". 77 Además, dicha ilusión configura "un error antropomórfico y 1'ealista,
Si bien Caso sólo menciona a Bcrgson y a Hugo al discutir el que se funda en imaginar a la humanidad como ~n s~r. real, como
tema del progreso estético, parece plausible afirmar la influencia del un ,miversal diverso de los individuos humanos e 1mplrc1co en ellos
filósofo italiano, especialmente si tomamos en cuenta que muchas de ( tmiversalia smlt realia), capaz de desarrollo intensivo en la suc~ión
sus tesis acerca tlcl arte fueron asumidas por nuestro autor. histórica, del propio modo que cada hombre individualmente conside-
Por ólrimo, Caso rechaza enfáticamente que haya progreso moral: rado". 111
"Hoy es tan malo el hombre como lo fue siempre." 78 El error intelectualisca, realista, antropomórfico, antropolátrico, judaico
El criterio para distinguir al hombre bueno del que no lo es se y burgués que es como designa C-iso a la idea de ~-rogreso, a su
lo proporciona Kant: el primero no sólo concibe sino quiere el bien; juicio descansa en un doble y falso supuesto: la rcd~cc10n del n:undo
obra considerando a los semejantes no como medio, sino como fin humano al biológico, y la creencia de que es aplicable al primero
final Es decir, el hombre bueno actúa de acuerdo con el imperativo lo que Haeckel predicó del segundo: la ootogénesis como re~pirulación
categórico que en una de las fórmulas expresadas en la Fmulamcnt,tción de Ja filogénesis, es decir, la tesis según la cual el embnon recorre
de la meta/isica de las costumbres exige obrar de modo tal que la en su desarrollo las fases de la evolución de toda la especie.
humanidad, canto en la persona de cualquier otro como en la propia,
Entre los autores que según Caso "hao sostenido una ley o seudo-
sea considerada siempre como un fin, nunca como medio.
ley histórica, homogénea y recíproca de l_a de Haeckel, ~: declara
Caso apoya su conclusión respecto de la .imposibilidad de afirmar que la filogénesis espiritual de la Humarudad es reproducc1on de la
el progreso en el orden de la moral ea Rousseau, Fontenelle, incluso ontoaénesis cspicitual del individuo", 82 menciona a Pascal, Goethe,
NietzSche, Hacrmann y, especialmente, en la doctrina cristiana que
Juanó Pablo, Richter, Augusto Cornee, Max Stirner.
"pone el bien en el mundo de la gracia, lejos de este valle de lágrirnal'. 70
La última versión de la idea de progreso la ve el filósofo mexicano
13 A. Caso, op. cit., p. 28.
ca el materialismo: Isaías y Marx no son sino los extremos de una
u Loe. cit. misma línea de pensamiento que proclama el triunfo del hombre, llámese
75 lbid., p. 29. judío o proletario.
76 Bencdctto Croce, Estética, pp. 224-2 2 L
77 Jbid., p. 223. so !bid., p. 33.
78 A. Caso, op. cit., p. 30. si /bid., p. 34.
19 Ibid., p. 32.
s:i 1bid., p. 3 r.
XXX MA.RGAIUTA VERA CUSPJNERA PRÓT,OGO XXXI

A los creyentes en el progreso Caso los va a refutar con las tesis Si falta dicha referencia "entonces los sucesos carecen de importancia,
de Spengler. Aunque había manifestado su desacuerdo respecto de son 'insignificantes', 'aburridos', y no tienen cabida en la exposici6n
aquellos autores que aplicaban a Ja sociedad las teorías de Haeckcl, histórica". &;
ahora le parece oportuno exponer las conclusiones de un heredero De acuerdo con esta concepción, los "objecos históricos" se iuentifican
del naturalismo positivista, para oponerse a los marxistas. con los fenómenos culturales, ya que se definen en términos de valores,
En La decadencia de Occidente, Spengler había expresado que la pues, "si de un objeto cultural se retira el valor, queda reducido a
histori:i es una sucesión de unidades autónomas a las que llama culturas. mera naturaleza". fo
Cada una de ellas tiene un ciclo viral idéntico al de los organismos. Esta idea de la historia como ciencia de la cultura anula, a juicio
Al igual que las plantas, las culturas nacen, florecen y mueren. de nuestro autor, la posibilidad de una historia universal. Si se acepta
En esta concepción, Caso pasa por aleo el naturalismo 83 y destaca, que la tarea del lústoriador se contrae al examen de los hechos en que
de manera exclusiva, que "para Spengler, n.o hay un solo progreso se expresan valores, los cuales sólo se dan en la cultura, si así fuere,
humano, sino ciclos culturales que empiezan y acaban, singularmente". 8' escribe Caso •·110es posible 1tna historia 1miversaJ,sino solamente una
Las ideas que acabamos de e°A-poner,tanto la de progreso, propia historia de la humanidad o de la cultura, ya que el hombre, en su
de la filosofía de la historia que intenta descubrir un hilo conductor acción, es el sólo ser que c,ipta los valores". 87
que explique y dé seotiuo a los acontecimientos individuales, como Así pues, queda. planteado un dilema: "o se recusa la historia
las relativas a una epistemologra de la historia, se hallan en las dos Llnivcrsal o se niega que la esencia de la historia la constirnyan los
ediciones del libro que nos ocupa. val.ores". es En términos generales, Caso se inclina a favor de la segunda
Es privativo de la última, un conjunto de problemas que queda parte del enunciado. Al efecto, aduce los ejemplos de la paleontología
caracterilado en la segunda parte del título de la obra: la filosofía y de la geología estratigráfica, las cuales, a su medo de ver, "no son,
de los valores. flsta viene a conmoYer la tesis de Caso según la cual en buena parce, sino historia, historia del planeta y de las especies
la historia se refiere no sólo a lo humano, sino al universo en su animales". Apela, asimismo, al testimonio de científicos como el astró-
conjunto, a la naturaleza roda. Astros, vegetales y animales, había nomo Roberto Srawell Ball, e incluso recurre a Xéoopol para oponerse
e:Kpresado,el autor, tienen también su historia. a Ricketr.
los ncokancianos de la Escuela de Baden, especialmente Wilhelm Otra dificultad que advierre Caso en la concepción neokantiaoa
Winde!band y Heinrich Rickert, afírma.ban, por lo contrario, que la de la historia, se refiere a su pretensión de convertirla en ciencia.
historia se define, frente a las ciencias naturales, por su referencia a Tanto para Windelband como para Rickerr la historia es una ciencia,
valores, los cuales no se hallan más que en la culcurn, es decir, en el conocimiento en sentido estticro, al igual que las ciencias positivas,
mundo humano. aunque no se identifique con ellas.
En su obra Ciencia c1tltrtraly ciencia 1U1t11raJ señala Rickert que la A juicio del primero, éstas tienen por objeto formular leyes, por
actividad del historiador es eminentemente valorativa, es decir, que se lo que las denominó ciencias nomoréticas. Por su parte, la historia
halla siempre referida a valores; éste no se detiene a considerar los pertenece al ámbito de las. ciencias icüográficas o, como las llamó
infiniros sucesos individuales, sino sólo aquellos que expresan un valor. Ricken, culturales, cuyo propósito es conocer lo individual, la forma
de lo particular.
83 Sin embargo, cabe scñafor que el autor, en modo alguno, asume las t~is
naturalistas, ni en Et co11ccptode la historia 1wiversal ni posteriormente, sólo Con respecto a esta última tesis Caso mantiene una posición
que, de momento, su principal interés reside en stlir al paso a las int.erpret:iciones análoga. También para él lo individual es el objeto de estudio de
corrientes del materialismo histórico. En 1945, por ejemplo, refuta :i Spcnglcr
a parcir de las concepciones de Rickert; al respecto escribe: "El naturalismo, la 8G Heiurich Rickert, Ciencia cultnral y ciencia natural, 4" ed., España, E5pasa-
falta de diferenciación entre Natura y Cultura resulta intolerable para un lector Calpc, S. A., 1965 (Colc.:ción A115tral núm. 347), p. 13 2.
filósofo, después del admirable Hbro de Ri~kert rotulado: Ciencia Natural y i,o Jbid., p. '46.
Cie11ciaC1tltu,-al, "Spenglcr", El U11ivrrsal, 22 de junio de 1945. &7 A. Caso, op. cit., p. 89.
•M A. Caso, op. cit., p. 42. 88 lbid., p. 9 l.
XX'dl MARGARJTA VERA CUSPINERA PRÓLOGO xxxm

la historia. Sin embargo, sus objeciones a los neokantianos se centran <livide el campo de la investigación científica: Natura y Cultura. Por
en la definición de la hisroria en términos de ciencia, todo lo diferente una parte las ciencias de la naturaleza; por otra, las ciencias de la vida
que se quiera de las nomotéticas o idiográficas. La argumentación la moral, reflejadas en la Historia." 92
conocemos ya. Si la totalidad del conocimiento pertenece o a las ciencias de la
Rickert, en especial, trató de conáliar el carácter científico de la naturaleza caracterizadas por formular leyes, o bien a las ciencias
historia con la individualidad de su objeto recurriendo a la noción de cul~al_es referidas a valores, de acuerdo con sus más arraigadas
valor. convicciones Caso no puede más incluir a la historia en el campo
de escas últimas.
Aristóteles, y con él la tradición filosófica, habían establecido que
sólo hay ciencia de lo general y nunca de lo particular en cuanto Sin embargo, el autor no se siente satisfecho con la respuesta de
que particular. Luego, ¿cómo la historia. permaneciendo como ciencia Rickert. En 1941 señala las limitaciones de su dasificaci6o e insiste
puede ser, a la vez, un conocimiento individualizador? Los neokancianos en las viejas tesis definidas en su trato enriquecedor con la obra de
Schopenhauer, Croce y Bergson:
intentaron resolver la aporía destacando el rasgo de universalidad de
los valores.
Nos parece insuficiente el criterio de la b{1squeda del valor, como
"I.os valores culturales [escribe Rickert] son o universales de hecho,
esencia propia de Ju historia. Decimos que nos parece sólo insuficiente,
esto <:s,valortulospor todos, o al menos e:di;tlos como válidos a todos no que sea un criterio errado.
los miembros de una comunidad de cultura." t-o La historia rieoe por objeto el valor, los valores; pero, sol>re todo,
la univcrsalid:id ele los valores es, pues, el elemento que c:vita el Jo que le importa, es la individualidad característica de las cosas de su
capricho en la conccpruaci6n histórica; en ella descansa la objetividad estudio.
de los conceptos que emplea el historiador. El historiador no empeña discusiones sobre los valores y su namraleza
L1.argumentación de los oeokancianos, empero, no satisface a Caso, incr!ns~ Esro es asunto de la filosofía, jamás de la historia. Lo que
pues los dos problemas a que nos hemos referido, la reducción del el lusrortador se propone, corno objeto de conocimiento, es -para valernos
ámbito de la historia al de la cultura y su estatus científico, plantean de una célebre expresión de Hegel- lo individual concreto, no Jo uni-
versal coocrero.93
lo que llama el autor "el dilema de la historia universal":

o l:t hisroria es universaJ, y entonces no es ciencia de valores, porque Por otra parte, aunque Caso, como hemos visto, no suscribió
los valores son exclusivos de la cultura y no de la naturaleza; o no es ple~amence las tesis de Windelband y Rickerr, estos autores dejaron
universll, y entonces no se explica cómo puede ser ciencia, porque carece su lffipronta en su pensamiento, significaron una importante influencia
del asiento universal de los valores que la organizan en la esfera cultural. 00 en él. Matizaron sn concepto de filosof[a 01 y, junto con Max Scheler,
enriquecieron su antiguo interés por el mundo de los valores.
Este desacuerdo con las tesis ncokantianas no significa, empero, que Si bien es cierto que en los escritos previos a El concepto de /a
Caso desestime su importancia en el proceso de definición de la historia. historia universal J la fitosof ía de los valoras existe una reflexión
Por el contrario, considera que constituyen una aportación frente a acerca del tema, es en esta otra donde se advierte una abierta toma
las pretensiones positivistas y naturalistas. Así por ejemplo, contra los de posición respecto de las diferentes teorías axiológicas.
marxistas escribe el autor en un artículo que forma parce de la polémica Para decidirse por una de ellas, el autor analiza el subjetivismo
con Francisco Zamora: en historia "sólo de problemas culturales se y el objerivismo ontológico. El primero sostiene que las cosas son
trata". 01 En las postrimerías de 1935 comenta de nuevo la clasifica- en sí y valen para la conciencia. De esta suerte, es el sujeto el que
ción de las ciencias hecha por Rickert: "En dos reinos distintos se determina el valor de los objetos; en la medida en que aquéJ desaparece
80 Hcinrich Rickert, o/>. cit., pp. 145-146 02
"Cultura y natura", El Universal, 22 de noviembre de 195 5.
0-0A. Caso, op. cit., pp. 89-90. 03
"El concepto de la historia", Et U11wersal, 12 Je diciembre de 1941.
91 "Historia o materialismo", El Universal, 18 de enero de l935. 9' 1 Rosa Krauze, op. cit., pp. 238-239.
PRÓLOGO XXXV
XXXIV MARGARITA VERA CUSFJNERA
Afirmada su convicción ªXiológica, Caso esboza un cuadro en el
éste se aniquila. Esta concepción le parece a Caso limitada pues, por que considera los países eurot:>eos que han influido por cuanto a la
ejemplo, no explica cómo es la realidad índependienremenre del sujeto real.i2ación de valores, así COlQ0 los valores que han prevalecido en
pensante. las diferentes épocas: la santiclad en la E<lad Media; el valor estético
El objctivisrno, ontológico le resulta al autor aún más inaceptable,. en el Renacimiento; el econÓJl\ico en el siglo xrx. La presente centuria,
especialmente en la versión de Aloys Müller, por varios motivos. Los al igual que la anterior, es la era de la recnocracia, del dinero, de
ontologistas suponen que los valores son algo que se agrega.ª los objet06 las máquinas. El materialismo histórico es la ideología de la época,
y que existe en una dimensión diferente a la de éstos, Sin embargo, "la verdadera teoría mística %e ha puesco sobre el ser y el vale,r, el
señala Caso, al duplicar la realidad en objetos concretos y valores, tener". 00
no Jogtan eJ-..1)licarcómo se establece el vínculo entre ambas expresiones
~sta , jerarq1:1ía de ~alares, expresa Caso, debe ser invertida. La
de lo real.
axiologia ha de ser afamada como "el modo de concordar mdos los
.Asimismo, los ontologistas convierten al hombre en una "gran bienes de la vida, para realizat al Hombre mismo en toda su augusta
antena sobre la que vibran creatttras inexistentes y valentes". 95 Para naturaleza".
100
Así pues, no· ).)ucde permitirse que los valores econó--
plasmar o expresar valores, el ser humano tiene que captarlos o intuirlos: micos, estéticos o aun los propios del mundo del conocimiento orienten,
es justo, si intuye la justicia, es bueno si capta el bien. "Pero [escribe cualquiera de ellos de maneta exclusiva, la vida del hombre. Éste
el autor} también hay quienes captan lo profano, lo malo, lo tonto, lo cuenta con un ejemplo: Jesús. El supremo imperativo no es otro que
feo. Entonces, en estas psiques negativas, los valores negativos son
intentar asemejarnos a él. "t'.n cuanto cada quien sea Jesús, será
los úa_icos rcspo,nsables ... " iw La vjda moral, pues, se aniquila.
autónomo,, no recibirá el impulso de ninguna ley natural en su conducta
Empero, el hombre no sólo capta de manera pasiva los valores originalmente humana. Se1'áu-r¡_abs0Ji1,tocreador de valores." ioi
como supone esta teoría, ni la realidad es incognoscible como pretende
Los años l1an transcurrido; Caso ha recibido múltiples influencias,
el subjetivismo. Ambas concepciones son falsas, por lo que habrá que
ha recorrido los senderos pri~cipa!es de la filosofía, ha estudiado y
buscar otra que verdaderamente dé cuenta del mundo de los valores.
enriquecido sus reflexiones, La filosofía de los valores ha significado
Para Caso ésta es el objetivismo social, inspirado, dice, en la escuela
una ampliación de sus horizontes axiológicos. Sin embargo, los principios
sociológica de É. Durkheim y Célestio Bougle.
permanecen inrocados.
Según esta reoda algo es valioso no porque un individuo así lo
reconozca, sino porque lo es, al propio tiempo, para su sociedad. En 1933, al igual que en 15)16,el imperativo es trascender la vida
Así lo manifiesta el auror: c1tando algo satisface o tiende a satisfacer meramente humana para dar cumplimiento a la exhortación de San
itn deseo colectivo, es valioso; y el valor tiene f>or esencitt propia, Mateo: "Sed, pues, vosotros l?erfectos, como vuestro padre que está
satiJfacer 1tn deseo colectivo. Es, por tanto, mia pura retaci611.social.91 en los cielos es perfecto." 102
La influencia de la llamada filosofía de los valores esr{I presente
en esta p()Sición, además de la que proviene, según Caso, de la escuela
sociológica francesa. 118 No es casual, pues, que tres apartados de este
capítulo destinado al análisis de las teorías axiológicas se refieran a En nuestro país la filosofía no Siempre ha sido un quehacer académico.
temas preferentemente cultivados por aquella e incluso que el autor, Por ejempJo, en el siglo pasado, los diarios daban cuenta de las discu-
de manera, expresa, afirme que los valores no existen en un limbo siones que los intelectuales de la época sostenían, ya a favor ya en
como supone el ontologismo, sino en la cultura, en la sociedad. contra del liberalismo o del llosirivismo.

9G A. Caso, op. cit., p. 96. 99 A. Caso, op. cic., p. 11 O.


100 Jb,,l., p. l 06.
or.Ibid., p. 97.
9, lbid., pp. 81-82. º
1 1
102
lbirl., p. 11 l.
93 En 1936 Caso reitera la cntica al subjetivismo y al objctivisrno y se Citado por A. _Caso en . "~a existencia como economía y corno caridad.
suma a la concepción axiológica definida como objctivisrno soci:il. "La filosofía Ensayo sobre la esencia del crist 1a11¡smo". Obras completas, m, p. 21.
de los valores", El Universal, 20 de no,,icmbrc de 1936.
XXXVI MARGAIU1.A VERA CUSl'INERA PRÓLOGO XXXVII

la filoso/ía de la cttltttra y el materialismo histórico muestra que controversia. im Parte de la primera sección corresponde a las polémi-
esa línea se prolonga hasta bien entrada la presente centuria. cas de Caso con Francisco Zamora y con Lombardo Toledano; fa segun-
da, en su totalidad, a la discusión de aquél con Eduardo Pallares. El
Ill hecho puede ser considerado desde diversas perspectivas. Resulta
articulo "Renan y Bcrdiaeff" que se integra en el cuarto capítulo, st1s-
notable que asuntos como el carácter material o espiritual de la realidad,
citó una larga polémica con Alfonso Junco. Por último, el tercer apar-
los principios fundamentales del materialismo dialéctico, los aborden
tado contiene la respuesta de Caso al intento de imponer en la Univer-
ea los diarios, entre otros, Amonio Caso, Vicente Lombardo Toledano,
sidad Nacional Autónoma de México el socialismo científico como
Francisco Zamora, Alfonso Junco, Eduardo Pallares. El público tenía
doctrina oficial.
entonces ocasión de seguir los debates filosóficos, e incluso tomaba
Un rasgo notable se desprende de aquí: buena parte del contenido
posición frente a ellos. La filosofía, así era también asunto del hombre del libro se refiere al análisis de los fundamentos y consecuencias del
de la calle. materialismo histórico. En este sentido implica continuidad respecto a
Sin embargo, si bien ésta pudiera ser la cara positiva del hecho, El concepto de la histo-ria 1miversal y la filoso/la de los valores, así como
tiene, asimismo, limitaciones. por Jo que toca al interés del autor por el tema del progreso.
Hoy nos parece perfectamente natural la presencia de varias publi- En efecto, La filosofía de la c11ltnra y el materialismo hiJt6rico parece
caciones especializadas, tanto en la capital de la República como en formar parte de una sola, agria y prolongada polémica: la de Caso
provincia. Las universidades y otras insrituciooes de educación superior con el marxismo. Los representantes de esta corriente podrán llamarse
bao patrocinado revistas en las que aparecen análisis de problemas Lombardo Toledano o Zamora; los autores en que se apoya, Charles
filosóficos. Empero, no sucedía lo mismo en las primeras décadas de Gidc, Edmond Goblor, Max Scheler, L. Hearn, O. Spengler, Rudolf
este siglo, de suerte que los escritos acerca del rema o se publicaban Stammler, G. Tarde, J. Ortega y Gasset. Todos ellos no son sino varia-
en forma ele Jibro -sin duda lo más clifícil y poco frecuente-, o bles, incidentes, figuras que transitan por el escenario en que se libra
Ja gran batalla contra el marxismo.
se daban a conocer en los diarios, con los consiguientes peligros para el
cabal desarrollo y exposición del asunto. 1:ste encarna al supremo antagonista; constituye la posición irrecon-
ciliable que es preciso combatir en todas sus maniicscaciones, en todos
Un artículo periodístico, en virrnd de sus dimensiones, impide dis-
los frentes y, en especial, en la forma en que la cultivan nuestros "mar-
currir con amplitud acerca del tema, a la vez que, por estar dirigido,
xistas criollos" que, al decir de Caso, han hecho de esca teoría "tabú,
así sea en parte, a un público no especializado, inhibe la argumentación y del propio Marx un T6tem inverosimil; algo así como el Moloch
y el uso de un lenguaje estrictamente filosóficos. Los problemas se sacrosanto del mesianismo proletario". ·101
abordan con mayor o menor superficialidad, dejando siempre la impre- Desafortunadamente, a estos "pedantes y fanáticos" "marxiscas crio-
sión de que, al menos ciertos asuntos de la filosofía, exigen otro llos" corresponde, como veremos, una crítica no siempre objetiva, infor-
tratamiento, pues el autor los ha examinado apresuradamente y sin todo mada y serena. Caso, la mayoría de las veces, polemfaa con interpretacio-
el rigor requerido. nes del marxismo que se hallan m{is o menos distantes de los principios
Éste es el efecto que suscitan algunos de los artículos que Caso escri- originarios de dicha doctrina. El autor mismo no estaba suficientemente
bió en Et Universal entre diciembre de 1934 y enero de 1936 y que familiarizado con ellos, pues la fidelidad a sus primi¡:¡enias concepciones
integran La filoso/ la de la cttltma y el materialismo histórico, publicada cristianas le vedó un acercamiento imparcial y fecundo.
por Ediciones Alba en 1936. Si bien Caso mostr6 siempre amplitud de espíritu y se abrió a las
El material fue organizado por el autor en cuatro secciones: "La últimas expresiones de la filosofía de su tiempo; si estuvo dispuesto
discusión del materialismo histórico", "El matcrialiS!1)0 y los ~echos
10
psicológicos", "La cultura universitaria y el materialismo histórico" y ~ A. Caso. Ohras completas. J. Polémicas, prólogo de Juan Hernándcz Luna,
México, UNAM, 1971. ·
''):.a declinación de la cultura". · 104
A. Caso, La filosofía de la cttltura y el 111aierialis1110
histórico, México,
La m~yoría de los artículos fo;ma parte, de algún modo, de una Ediciones Alba, 1936 (Colección Renonción), p. 27.
XXXVIIJ MARGARITA VEll.A CUSPlNERA
PRÓLOGO XXXIX
constantemente a aprender y a incorporar a su pensamiento las aporta-
ciones de la filosoffa universal, se mantuvo refractario al marxismo, Así caraccerízado el materialismo, el autor procede a mostrar c6mo
en el que vio a un enemigo que atentaba contra sus más arraigadas con- el economicismo que entraña esta posición, conlleva la ne¿;ación ele su
vicciones. propio fundamento.
En tanto que ferviente cristiano, el autor no podía aceptar gue el fas relaciones económicas están permeadas de cultura: producir, con-
término de la historia fuese la sociedad comunista, ni que el esfuerzo sumir, son hechos espirituales, mentales. Incluso, la ley fundamental
de superación personal pudiese ser remplazado por vagas promesas de de la economía es la misma que rige en el mundo de la inteligencia:
mejoramienro colectivo, y menos aún que el hombre virtuoso, caritativo, la máxima producción con el mínimo esfuerzo. Así lo había explicado
quedase por debajo de aquél cuya existencia estuviese regida por los Caso muchos años antes: también en el ámbito del conocimiento priva
imperativos de la economía. 105 el principio económico, pues al conceprualizar se capta, con el menor
Caso, que acostumbraba exponer con ponderación las más diversas esfuerzo posible, el mayor número de objetos.
filosofías, a ftter de homo e1·ed11,lm sataniz6 al marxismo. Ésta es una La consecuencia que deriva el autor de este planteamiento es la
de las limfracioncs de su meritoria y ejemplar vida académica, una excep- sígtúence: si en economía rige la mencionada ley, la cual, asimismo, es
ción en su ac05rumbrado ttato enriquecedor con la filosofía. propia de la inteligencia, esto significa que el fenómeno económico
Dicha doctrina le parece al autor, apoyándose en Ortega y Gasset, no es materia~ sino profundamente espiritual. No es materia "sino
"periclirada". Sólo quienes viven anclados en el pasado, los románticos intelectualidad, deseabilidad, espiritualidad, mentalidad, en suma". 107
ele peor ralea, pueden continuar hipnotizados frente a los errores "inde- Así pues, según Caso, el materialismo es falso porque desconoce el
liberados" que, como hij05 de su tiempo, cometieron Marx y sus mundo de la iuteligencia, porque todo Jo reduce a materia, porque niega
secuaces. lo psicológico, cuando "nada hay más psicológico y espiritual que el
En efecto, el marxismo, junto con el naturalismo y el empirismo se cambio, nada más 'mental' que el valor y el precio". 108
hallan, según C'lSo, en decadencia, desaucorizados por la ciencia contem- La economía política, más que probar las tesis marxiscas vendría
poránea. En su época, el primero fue una teoría "estimable; hoy no a reforzar la posición idealista; lejos de ser ella ''justificación y expo-
puede sostenerse frente a los resultados de Ja ciencia moderna, sino des- nente del materidlismo, es trasunto claro y obvio del ide1dismo: ¡Espíritu
moronarse como algo carcomido por el tiempo ... " 100 frente a ella al producir, espíritu al circular la riqueza y ni consumirla!" rnn
se erigen como formas progresivas de la filosofía el espiritualismo, el El materialismo, concluye el autor, entraña una simplificación falsa
idealismo ax.iológico y el inruicionismo. de lo real, pues, al igual que no es posible negar la materia, tampoco
En los siete artículos que recoge el primer apartado de ta
filosofía puede desconocerse que el pensamiento existe. Justamente su "despres-
de la c11ltma y et materialismo histórico, su autor va a ~-poner los tigio procede de que niega una parce de la realidad, la realidad ideaf'. no
errores y limitaciones que atribuye a Ja mencionada teoría, los cuales, en A más de señalarle a la mencionada doctrina su error, Caso pretende
su opini6n, se centran en los siguientes temas: negací6n del mundo mostrar su génesis. No basca indicarles a los materialistas que se hallan
ideal, superposición del método dialéctico al principio materia~ determi- equivocados, es necesario además exponer "la historia de su error, a ver
nismo, cientificismo y economicismo y negación del individuo a favor si así se enmiendan". ni Si la conciencia, como expresa Husserl, se
de la comunidad. dirige siempre a objeto, si es intencional, el error materialista se origina
Por lo que toca al primer asunto, Caso entiende que el materialismo psicológicamente en el hábito de manejar cosas materiales; por ello
afirma que rodo es materia y, por ende, rechaza la realidad ideal, signi- "padecemos la ilusión de pensar que todo es material". u 2
ficando por ideal el mundo del pensamiento, ele la conciencia, de la Si el materialismo niega una parte de la realidad, habrá que aceptar
voluntad, del lenguaje, etcétera.
lOT lvit/., p. 34.
168 Ibirl., p. 20.
lO!í Rou Krauze de Kolreniuk, La Ji/oro/ ía de Antonio Caso, México, VNAM, 1 º9 LMd., pp. 20-21.
1961, pp. 154-15 5. no 11,id., p. , s.
l-00 A. Caso, op. cit., p. J 5. lll Thit!., p. 39.
112 Lec. cit.
XI. MARGARITA VERA CUSPINERA PRÓLOGO XLl

que es radicalmente falso y por ende anticiencífico. Se trata de una materialismo histórico: como algo qtte está paiando, o q11eya pnsó,
posición marafísica absurda y no de una resis científica, pues, la ciencia en definitiva, a la histo1·ia.117
o es verdadera o no es ciencia. De tal suerte, Caso plantea un dilema: o Más que insistir en las características de la crítica de Caso al mate-
materialismo o ciencia, pero no materialismo o socialismo científico. riaUsmo histórico, resulta importante destacar algunas afirmaciones del
Ésta es la primera contradicción que advierte Caso en el seno de autor que parecerían invaUdar su antigua concepción de la historia:
la teoría marxista: Ja que se da entre ciencia y materialismo, pues }a
realidad, como muestra la ciencia, no sólo es materia. Pero el autor Los vaJores se dan en la Historia, no en la natttfflleza. Lo bueno, lo
señala también ocra, más radical y grave que la primera, por ser intrín- santo, lo útil, lo bello, lo malo, lo profano, lo inútil, Jo feo, son valores,
seca: la que se plantea entre el principio materialista del sistema y su objetos de conocimiento de la ciencia cultural. Por tanto, tcxlo 11<1tttra-
método dialéctico. tis-mo (no ya materialismo) es imposible. Del mismo modo qne no
La dialéctica, concebida como "ciencia de la idea", encuentra su det valo1·,no .re p11edermalizar
se 1n,ede est1tdit1rla físicrt como problc111tt
aplicación congruente en la concepción hegeliana, definida en términos la historia como problema fisico-natmal.
La historia posee su peculiaridad propia, que la aleja de las ciencias
de idealismo absoluto, por más que puedan discutirse sus supuestos y
naturales. 115
conclusiones. Empero, el marxismo afirma que rodo es materia y, al
propio tiempo, asume el método de sn sistema panlogista. Asi, en el
marxismo se da "un contubernio ininteligible, entre la metafísica mate- Sin embargo, como hemos señalado ya, Caso, más que considerar a la
rialista, pobre escla,·a, y la noble dialéctica hegeliana". rn historia como una ciencia culrural propiamente dicha, intenta salva-
¿A qué obedece tal "contubernio"? Marx y Engels, explica Caso, guardar la libertad humana, al negar que pertenezca a las ciencias natu-
asumieron Ja dialéctica hegeliana por tratarse de un método "determi- rales, caracterizadas en función de la noción de ley. Lo propio acontece
nista y evolutivo". 114 Ellos necesitaban mostrar que el socialismo adven- con la economía política.
dría de manera necesaria y nada mejor que una concepción teleol6gica El proceso económico en su totalidad queda subsumido en el uni-
que enuncia •·1a evoJnción cósmica y cultural". 116 La historia se d~sen- verso axiológico y sometido a los valores de justicia, bien, etcétera, más
vuelve según tesis, antítesis y síntesis, esta última encarnada en la or8a- que a las leyes, como ocurre con las ciencias naturales.
nización socialista. La economía política no trata con cosas, sino con bienes, es decir
Este determinismo que descubre el autor en el marxismo lo lleva a con objetos en que se encarnan los valores económicos, a los cuales
replantear su idea de la historia. Jlama el autor valores instrumentales. ·
El materialismo histórico es expresión de una concepción naturalista Existen valores intrínsecamente valiosos como la buena voluntad, la
d:la_historia. Marx se hallaba inserto ea un mundo que erigió a Jas belleza, la justicia, etcétera. Los valores económicos son instrumentales
~encias naturales en el modelo de conocimiento y por eJlo estableció, pues "la riqueza no tiene sentido por sí misma. Satisface necesidades,
¡unto con Engels, una analogía entre la historia y ese cipo de ciencias. pero ha de subordinarse a un orden ético elesatisfacción de las necesi-
Mas la historja no se de.fine en términos de natttra sino de cultm:a. dades hmnanas". i io
es decir, de valores. Por elJo, condnyc Caso, el marerialismo hist".5rico Si se acepta la definición de la economía política como ciencia
es una "contradicción, más en dos palabras". no Si supone que todo es culrural y, al propio tiempo, se asume el carácter instrumental de
materia con la consiguiente negación de lo espiritual, es decir, del mundo los valores económicos, la producción, la circulación, la distribución
d~ Ja _cultura, por ende, dicho materialismo no puede ser liistórico, pues quedan sometidas a ]a justicia, al bien y no sólo a fas determinaciones
histona es culnu:a, espíritu. Así, sólo en un sentido puede admitirse el del proceso económico. De esta suerte "la distribución de los bienes
n 3 [bid., p. ·O.
1 ª !bid., p. 44, 117 !bid., p. 3 5.
11 ~ Loe. cil. ns Jbid., p. 33.
11a Ibid., p. H. llO !Md., p. 15.
XT.TI .MARGARITA VERA CUSPJNERA PRÓLOGO XLlll

humanos no es sólo una cuestión económica, como lo quería el marxismo, descarta el factor individual y, "de este modo el. determinismo econó-
sino ética y jurídica". ' 2º mico se convierte en un perezoso fatalismo". 12 :s
Orro aspecto importante que Caso objeta al materialismo histórico El individuo no puede ser eliminado como instancia explicativa. El
es su economicismo que, para el autor, se uaduce en un esquematismo. propio marxismo•, señala el autor, quedaría "anonadado" sin la figw.-a
Marx ha selecciouado el factor económico y ba pretendido "elevarlo a de Marx, y lo mismo le acontecería al crisrianÍSmo sin Jesús y al
la categoría de actotnm". 121 cartesianismo sin Descartes.
Mas en la sociedad, señala el amor, ningún factor puede ser consi- El individuo no se agota ca SLt ambiente social; no es posible reducirlo
dcrn.do determinante, pues codos se implican, de modo que no pueJe a éste porque "también él consótuye un elemento de la causalidad y
hablarse de "estructura" y "superestructura". Hacerlo "resulta de una del ambiente social". J 2 c
falsedad nororia, porque niega el mismo concepto de 'estructura' en El segundo capítulo del libro titulado "El materialismo y los hechos
que pretende fundamentarse". l!?2 psicológicos", es fruto de la polémica que sostuvo Caso con Eduardo
Cabe notar que Caso no desconoce Ja importancia de Marx en cuanto Pallares en las páginas del El Universal, entre e! 16 de abril de
1935 y el 12 de julio de ese mismo afio. En La filosofía de la
que ~esracó el valor explicativo del elemento económico, pues afirma que
y el materialismo histórico se conscivan 6 de los 9 artículos
c11Jtt.1rn
const1rure un error estudiar la historia sin atender suficientemente u los
que escribió Caso. 127
hechos econ6micos. Sin embargo, apunta que rambién lo es intentar
explicar todo desde un punto de vista económico, "pretender que la Pallares en su artículo "La deformación profesional" l 28 inicia la
cultura sea algo accesorio, y algo sustantivo lo económico ... " 12-1 controversia comentando dos afirmaciones de Caso: "El scnw, como
acto psicológico, no se da en el espacio y, por lo tanto, no es movi-
La determinación no es unilateral sino recíproca: a veces de la
miento"; "Las sensaciones como hechos psicológicos, no se dan en
economía sobre la ideología, en ocasiones de ésta sobre los hechos eco-
el espacio". Al respecto pregunta aquél: "¿Imaginan ustedes a l.os
nómicos. La aparición del cristianismo, propiciad~ por el régimen escla•
fenómenos de conciencia teniendo lugar en algo que no sea el espa-
vista, ejemplifica el primer tipo de influencia; el segundo, la exclusión cio?" 12 » los estados de conciencia, a su modo de ver, sólo tienen
del intercambio económico de aquellos objetos considerados tabú.
verificacivo en lo que llamamos espacio; así Jo confirman, dice, el.
Así pues, Caso rechaza las incerpret.lciones del marxismo scg(in las
sentido común, nuestra vida cotidiana, la experiencia coda de la huma-
cual~ la esrructura económica determina de manera absoluta la ideología
nidad.
y afama la mutua decerminaci6n, la acción recíprocr.. No materialismc
La respuesta de Caso es inmediata y bien fundamentada. Opcne
histórico, sino acción m1/ttta y recíproca de lo materi,tl sobre lo ideal
a las "pruebas" que aduce Pallares, la argumentación de los más
y de to ideal 1obre lo materútt ... 124
diversos filósofos, desde los franceses contemporáneos como George
Le parece al autor que la historia sólo es inteligible si se admire
Fonsegrivc-Lespinassc, Amédée Jacques, Jcan Saisset, Jules Simon,
el pluralismo de los valores; en cambio, si se subordina la política, el
pasando por los clásicos como Spinoza y Leibniz, hasta Descartes, Kant
derecho, la religión y, en general la cultura, a lo económico, si aquéllos
y Bergson, "las tres columnas filosóficas en que se apoya el. rnrácter
son considerados epifcnómenos, se diluye la esencia de cada uno de
inespaciaJ de lo psíquico". 120
estos órdenes y, al. hacerlo, se anulau las condiciones para su cabal
conocimiento. 125 lbid., p. 25.
Por último, Caso declara al marxismo una filosofía periclitada porque 120 Ib;cl., p. 26.
127 Los otros tres artículos, de tono muy personal y directo, que Caso no
incluyó en el libro se titulan:"Un cspirirualisca materialista", "Un polemista frus-
12 º !bid., ,P• 20. trado" y "F.I se11or Pallares descubre a Kant y :Scrgson".
121 lbid., p. 18. 128 El U 11i-11ersal,
16 de abril de l 9 3 5. También en Antonio Caro Obras
122 Loe. cit.
co11ipleta.sJ. Polémicas, pp. 397-399. '
12:l lbid., p. 25. 129 Jl>id.
124 lbid., p. 24. ISO A. Caso, La filosofía de la culll.lra y el 111aJerialis1110
histórico, p. 77.
PRÓLOGO XLV
XLIV MARGARITA VERA CUSPINERA

realidad espiritual. Fundamentar el carácter inespacial de lo psíquico


Estos autores, expresa Caso, junto con F. Brentano y A. Bain entre
entraña mantener la diferencia esencial entre la materia y el espíritu.
otros, han mostrado que lo material se define en términos de extensión
Las ideas los sentimientos, las voliciones, no se dan en el espacio
y lo psíquico en virtud de no ocupar sitio en el espacio, sino darse
porque la extensión es un atributo exclusivo de la materia; ellos s6lo
en un yo.
duran en la conciencia.
Esta distinción ha sido ignorada por los materialistas mexicanos y Así pues, aqui se expresa de nuevo el rechazo de Caso al reduc-
también por los "espirimalistas-materialistas" representados por Eduardo cionismo materialista: la realidad es más rica de lo que suponen los
Pallares, pues, al decir de Caso, confunden el objeto de la sensación marxistas, nuestros "marxisras criollos"; ella rebasa cualquier esquema
con la sensación misma, el objeto del pensamiento con el pensamiento. o molde que se le quiera imponer.
Lo físico y lo psicológico configuran dos órdenes de fenómenos, si No sólo existe lo material, sino también lo psíquico y otras formas
bien concomitantes, absolutamente irreductibles. El primero se da en el de lo real para "Jas que el tiempo no se muda, para las que el
espacio y en el tiempo; "la concienciadttm, pero no se extiende ... " i:n espacio no se extiende". i: 3 Estas son los valores y las esencias.
En contra de esta tesis, los "ignaros" han presentado una concepción El mundo, concluye Caso, es más amplio de lo que creen los mate-
estrecha de la teoría de la relatividad, según la cual los resultados rialistas. Los filósofos citados, así como Husserl, Scheler y Harcmann
de la física moderna serían extensivos también al ámbito de lo psico- han develado un rico universo "lleno de formas distintas y armonizadas
lógico. Sin embargo, advierte Caso, "los hechos psíquicos no pueden entre sí ... " 134
"La cultura universitaria y el materialismo histórico" es el rubro
referirse a campos elecrromagn<:ticos. Los pensamientos no son 'paquetes
del tercer capítulo del libro bajo el cual agrupa Caso los artículos
de ondas'. Las voliciones y los sentimienros no pueden explicarse recu-
publicados en f!.t Uni11ersttl,entre el 19 de julio y el 8 de noviembre
rriendo a los caracteres de los objetos físicos, que son siempre, conforme
de 1935, cuyo tema común es la respuesta del autor a varios aconte-
a su esencia, 'objetos métricos'". 1=12
cimientos de naturaleza educativa y, en especial, significativos para la
la teoría de la relatividad, pues, no puede aplicarse a los hechos
vida universitar.ia.
psíquicos; ésta se refiere únicamente a los campos electromagnético y Es, pues, un apartado de contenido eminentemente circunstancial, en
gravitatorio, es decir, a los objetos métricos. canto que en él se expresa la posición del autor respecro a los sucesos
Para fundamentar su rechazo a una interpretación estrecha de la que, en el perio<lo mencionado, vivía, de manera específica, la Uni-
teoría de la relatividad, Caso cita a Emite Meyerson quien aconseja versidad Nacional Autónoma de Méxirn.
cautela respecto de la tendencia a asimilar el espado y ·el tiempo, Los hechos y la actitud de Caso tienen anwccdentes inmediatos, ya
la cual no se halla autorizada plenamente por la ciencia. Antes bien, que no habremos de remontarnos a su defensa de la libertad de cátedra
expresa el autor, hoy sabemos con certidumbre que la dimensión temporal frente a las pretensiones hegemónicas del positivismo.
es por esencia diferente de la espacial. En septiembre de 1933 se llevó a cabo en la Ciudad de México
Nuestros ".ingenuos ignaros", en opinión de Caso, por desconocer el Primer Congreso de Universitarios Mexicanos con la asistencia de
ranto las aportaciones científicas como filosóficas, por .ignorar el ver- más de 20 delegaciones, entre ellas la de la U Diversidad Nacional,
dadero ámbito de aplicación de las teorías físicas, declaran que, en encabezada por su rector Roberto Mcdellín, y de la cual formaba parte
virtud de la identificación de espacio y tiempo, las ideas, al igual que también el Director de la Escuela Nacional Preparatoria, Vicente Lom-
las cosas, ocupan un lugar en el espacio. bardo Toledano.
La discusión de Caso con Pallares no es de poca monta oi se refiere :Éste presidió la Segunda Comisión del Congreso encargada de estudiar
a un asunto superficial. Ella está esrred1amente vinculada a su polémica un tema fundamental: "Posición ideológica de la Universidad frente
general con el materialismo, entendido éste como negación de la a los problemas del momento. Importancia social de la universidad

J33 Ibid., p. S9.


131 Jbül., p. 58.
i 34 Jbid., p. 61.
ª
1 2 lbid., p. 70.
MAJ{GAPJTA VERA CUSPINERA PRÓLOGO

en. el ~omento acn:al." En su ponencia, lombardo sostuvo que las proyecro de reforma a la Ley Orgánica de 1929 y en la discusión del
universidades del pa1s debían adoptar el materialismo histórico como mismo en las Cámaras de Diputados y de Senadores.
guía tanto en el terreno de fa cátedra como en el de la investigación.
El 17 de oaubre de 1933, el presidente de la República, Abelardo
La respuesta de Caso fue rotunda: "La Universidad de México es L. Rodríguez, enviaba a 1a Cámara de Diputados una iniciativa p:ira
una comunidad cultural de investigaci6n y enseñanza; por canto, jamás modificar la ley Orgánica de la institución que, a su modo de ver,
preconizará oficialmente, como persona moral, credo alguno filosófico, le concedía una autonomía plena, pues "el proyecto de ley corta los
s~cial, a~tís~ico o científico." Y asimismo: "Cada catedrático expondrá vínculos que mantuvo la autonomía tal como fue establecida en 1929
libre_ e mv1olablcmente, sin más limitaciones qne las que las leyes y entrega el gobierno de la institución, la definición de sus normas y
consignen, su opinión personal filosófica, científica artísrica, social y derroteros y las oportunidades de puúficarse y rcencauzarse, a quienes
religiosa." 1~G ' •
por una parte dudan del Estado y por la otra, manifiestan contar con
las tesis de Caso no prosperaron y el Congreso aprobó la siguiente reservas morales y con vitalidad suficiente para orientarse por sí
resolución: "las universidades y los institutos de tipo universitario de mismos". J 3 s
la Nación Mexicana contribuirán, por medio de la orientación de sus El secretario de Educación Pública, Narciso Bassols, explicaba a los
cátedras Y de los servicios de sus profesores y establecimientos de inves- diputados el sentido de la autonomía plena: el presidente de la República
tigación, cu el terreno estrictamente científico, a la sustitución del ya no enviaría a la Universidad una t~rna para de ella elegir rector;
tégi~en capitalisra, por un sistema que socialice los instrumentos y los la institución sería dotada por una única vez de un presupucsro de
medios de la produccüín económica". r:w diez millones de pesos; el Poder Ejecutivo no podría vetar las resolu-
El_debate que S".5t~vicr~n C-iso y Lombardo en el seno del Congreso ciones del Consejo Universitario; los empleados y funcionarios univer-
conllnn6 en los dianos. 13 ' En su artículo publicado por llxcelsior el sitarios dejarían de depender de la Federación.
9 de octubre de 1933, aquél preveía la posibilidad de otra oleada El proyecto de ley encarnaba, a pesar de las declaraciones del
dogmática Y afirmaba resuelto su decisión de salirle nuevamente al presidente y de su secretario de Educación Pública, un castigo para la
P_aso: "~ª-contienda ha cesado; pero la opinión continúa vigilante, y institución: dejaba de ser Universidad Nacion:11 y el Estado consideraba
s1 se qws1era ofrecerle una ere.gua de semanas, meses o años cuando que sus deberes para con ella cesaban al cotregadc mcnsu:ilmcnte
la posición sectaria vuelva a proponerse, el clamor será más 'recio, el una cantidad determinada hasta sumar diez millones de pesos.
embate más poderoso, la convicción más lúcida, y esplendorosa la El gobierno federal, hacía notar Bassols a los diputados, era genercso
verdad ... " al entregar a la Universidad un patrimonio cooscituido por varios
E1 saldo de la disputa era negativo para Ja UniYersidad. Si bien inmuebles y 'ºtodavía diez millones de pesos ... " cuando los proletarios
l1abía privado la posición de Lombardo en el mencionado Connreso no tienen interés en los profesionistas que preparaba la institución y
¡:;, '
apenas clausuradas las sesiones, profesores y estudiantes católicos el país requería técnicos.
acaudillados por los licenciados Manuel G6mez Morín y Rodulfo Brito La cantidad mencionada era incluso excesiva para una instícución
Fou~her, tras una huelga, lograban la expulsión de lombardo y sus que había dado pruebas de no poder gobernarse y, en especial, en
seguidores del seno de la comunidad universitaria, así como la rennncia esos momentos, en manos de la reacción.
del reaor Medellín. la institución quedaba, pues en manos de los Según el diputado Alberto Bremauotz, la Universidad debía quedar
conservadores. librada a su propia suerte, privándola, también, del limitadísimo subsidio
Los ~os hechos, la agitación estudiantil y la hegemonía de un grupo que se 1c ofrecía por ministerio de ley, hasta que no definiese su
contrano a sectores prominentes del Gobierno, se harán sentir en el ideología, hasta que la lucha de Bassols por que el Estado encausara
no sólo la educación primaria sino, asimismo, la superior, desembocara
135
A. Caso, Obras completas, l. Polé-micas, p. 174.
l36Jbitl., p. 173.
131 138 La antonomía 1wiversitaria. Estudio prcljminar y selección de textos de
Ibid., pp. 173-227.
Jorge Pinto Maza!, México, UNAM, 1974, p. 191.
XLVIII MARGi\RITA VERA CUSPINERA
F.RÓLOGO XLIX

en "una Universidad de orientación verdaderamente proletaria, una


Universidad para los proletarios y no para los burgueses". 13!) instituciones de educación superior que recomendaban fundar, luego,
En efecto, en octubre de 1933 se perfilaba ya la llamada educación no sería difícil que con el tiempo la teoría socialista se implantara en
socialista, cuyos lineamientos .generales quedaron definidos en el seno las universidades del país, tal como se había intentado en 1933. Así
de la Segunda Convención del Partido Nacional Revolucionario, cele- lo sintió al menos la comunidad universitaria.
brada en diciembre de ese mismo año en Querétaro. La propuesta Profesores y alumnos se movilizaron para defender la libertad de
del l'NR se refería a la sustitución del término "laica" por el de "socia- cácedca. Éstos últimos en el XI Coogreso Nacional de Estudian:ces
lista" en el artículo 3Q constitucional. celebrado en San luis Potosí manifestaban su "protesta contra toda
Por presiones del presidente Abelardo Rodr(guez, no fue sino hasta violación al principio de libertad de cátedra, postulado esencial para
septiembre de 1934 y ya electo para ocupar el Poder Ejecutivo Lázaro la vida de la Universidad Nacional Autónoma de México". Asimismo
Cárdenas, cuando 1a C-í.mara de Dipucados conoció oficialmente la declaraban que no veían "con simpatía 1a implantación de una educación
iniciativa del partido la cual había quedado integrada al Plan Sexenal dogmática en ninguno de los centros educacionales públicos del país,
de Gobierno. por ser un ataque a la libertad de enseñanza, derecho consagrado en
En Ja exposición de motivos se aclaraba que la educación debía todas las constituciones de posguerra".
seguir los lineamientos socialistas, emanados de la Revolución 1-le- La izquierda estudiantil en su manifiesto del 3 de agosto de 1934
xicana y contenidos en 1a Constitución General de la República. Sin expresaba que "el no aceptar la escuela socialista, no implica reaccio-
embargo, en las discusiones, un grupo de diputados rechazó esta inter- narismo alguno, sino antes al contrario, una firme y leal posición de
pretación y exigió que se precisara guc por socialismo debía entenderse defensa del proletariado". Señalaba también la contradicción que entraña
sociaUsmo científico, de modo que el mencionado articulo se redactara sostener "una institución de Estado de carácter socialista, dentro de
en los siguienres cérmioos: "la educación será socialista en sus orien- un régimen burgués-terrateniente". HO
taciones y tendencias; la cultura que ella proporcione estará basada en En 1935 la situación no había cambiado radicalmente. La Uni-
las doctrinas del socialismo científico y capacitará a los educandos versidad padecía las limitaciones de un reducido subsidio que se traducía,
para realizar la socialización de los medios de producción económica. de hecho, en una disponibilidad aproximada de 750,000 pesos mensuales.
Deberá además combatir los prejuicios y dogmatismos religiosos". Asimismo, al inciarse el año, Ignacio García Téllez, Secretario de
El criterio que privó fue el originario: la Revolución Mexicana ni Educación Pública del gobierno cardcnista, declaraba que la reforma
era marxista ni se identificaba con el socialismo científico. Y se recogió educativa tenía por objeto formar a las nuevas generaciones en la
la propuesta formulada por las Comisiones Dictaminadoras de Puntos lucha contra el capitalismo, a la ve>..r. que sentar las bases para que
Constitucionales y Educación según la cual "la educación que imparta se estableciera la dictadura del proletariado como medio para destruir
el Estado será socialista, y además de excluir toda doetrina religiosa al régimen burgués.
combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela orga- Ante estos acontecimientos, Caso saldrá de nuevo en defensa de la
nizará sus enscfianzas y actividades en forma que permita crear en U Diversidad, en una época caracrerizada por una gran tensión entre
la juvenrud un concepto racional y exacto del universo y de la vida aquélla y el Estado.
social".
En sus artículos periodísticos, el autor expresará, una vez más, sus
Si bien la citada reforma constitucional no se refería a la universidad, convicciones de universitario: autonomía, libertad de cátedra y subsidio
pues sus autores sostenían que debía continuarse la política de "aislar económico como principios irreductibles entre sí.
la cuestión universitaria dentro de sí misma ... ", en el seno de la
La autonomía no garantiza de suyo la libertad de cátedra, ni ésta es
institución se vio renacer el intento de cancelar la libertad de cátedra
resultado necesario de aquélla, as( como tampoco la cuestión económica
e imponer el marxismo como doctrina oficial.
puede reducirse a la libertad de cátedra y a la autonomía. Cada "uno
Los diputados aconsejaban introducir el socialismo científico en las

º
13 Tbid., p. 224. HO ¿Lib~rtad de cátedra o wrializnción de In enst'lía11za? Domme11tos sobre
la refor111a 1111iversilaria,México, Ediciones Amigos de la Universidad, 1934.
L MAJ!GARITA VERA CUSPINERA PRÓLOGO LI

de estos rres postulados posee su integridad caracter:stica y susrau- puedan concretar. lo económico es, ciertamente, un medio, pero indis-
cial .. .'' 1~ L pensable en función de los fines que le han sido encomendados a la
Ia Universidad, argumentaba Caso, era autónoma desde 1929 y ello institución. Así pues, "una Universidad Autónoma que preconiza el
no había impedido que se intentara hacer del marxismo su doctrina ofi- principio de la libertad de cátedra, si no posee los medios económicos
cial. La actitud de quienes afirman que no es preciso definir expresa- bastantes para la consecución de sus designios, sólo puede ser un pro·
mente la Jjberrad de cátedra por tratarse de una institución autónoma yecto por realizar, irrealizable siempre". i• 14
la llama el autor "sofística y atentatoria", 14~ justamente porque puede los argumentos para limitar el subsidio universitario a diez millones
conducir a la negación de la libertad de enseñan2a y de investigación. de pesos en total habían sido expuestos por el secretario BassoJs en
Es preciso insistir, pues, en que "libertad es pensamiento. Pensamiento 1933. El gobierno prefería escuelas técnicas, productivas en sentido
es libertad". u 3 En la esencia del pensar se halla la autonomía, por lo estrecho, pues, en ellas estaba "el porvenir de las clases pobres del país
que, lim.irar la libem1d en la reflexión filosófica y científica, equivale y el porvenir de la rransformación- industrial y económica de la Repú-
a aniquilar el pensamiento a destruir la ciencia y la filosofía. blica". 115
Por ende, si la educación socialista reclama la enseñanza de una Acorde con este prindpio, el régimen cardenista en su intento de
concepción exaaa del universo como lo señala el artículo 39 constitu- impulsar la técnica, descuidaba las ciencias y las humanidades, poster-
cional, en modo alguno puede imponerse una doctrina, ya qLJe la bús- gaba a la Universidad Autónoma y alentaba el proyecto de creación
queda de la verdad exige la libertad de investigación. Así pues, en del Instituto Politécnico, éste sí, Nacional.
nombre de w1a concepción científica no pueJc d-.-scruirscel fundamento Ya en la Segunda Convención del Partido Nacional Revolucionario
mismo de la ciencia, es decir, la libertad. se establecía que "Sobre las enseñanzas de tipo universitario destinadas
En esca defensa de la libertad de cátedra el aucor esgrime argLJmcntos a preparar profesionistas liberales, deberá darse preferencia a las ense-
que se apoyan en una línea de pensamiento gue se inicia en Aristóteles ñanzas técnicas que tiendan a capacitar y a transformar los produaos
y pasa por Max Scheler, Francisco Giner de los Rios y el mexicano y de la naturaleza, a fin de mejorar las condiciones materiales de vida del
maestro de Caso, Jusco Sierra. Con ellos ha aprendido que en el ámbito pueblo mexicano''.
de la cultura no puede privar el dogma, las fórmulas, los esquemas; Inc<.>rporadasestas recomendaciones al Plan Sexcnal de Gobierno
ella es creación, creación de valores como b. define el filósofo alemán. 1934-1940,el presidente Cárdenas giró instrucciones a Ignacio García
El dogmatismo en la Universidad tiene, al menos, dos gravísimas TéUez a efeao de iniciar las g~tioncs que habrían de desembocar en
c~ns:cu~nc~~: paraliza e~ ~onocimiento, a la vez que destruye a la pro- la creación del Politécnico.
pia 10sucuc1on.El cooocuruenco sólo puede perfeccionarse, enriquecerse No fue el hecho sino el principio que presidió 1a fundación de dicho
si se garantiza la libertad en la búsqueda, en la investigación. Asimismo, insciruro lo que Ca.sorechazó. Su argwnencación se cenrra en el carácter
una escuela que asuma una doctrina oficial, cualquiera que ésta sea, fandamenral de la ciencia, de la teoría. Ésta es axioma, aquél1a corola-
podrá llamarse de la manera que se quiera, pero nunca será una univer- rio. "La ciencia funda y la técnica realiza." Ho
sidad. Universidad significa universalidad, y por ende una realidad a la Al menoo el positivismo hablaba de ciencia, limitadamente concebida
que repugnan, por esencia, las actitudes de capilla. pero, al fin, ciencia. El Estado ahora se pronunciaba a favor de la simple
Si la universalidad se limita o se aniquila, lo propio ocurre con la técnica.
Universidad; si la cátedra deja de ser autónoma, lo mismo le sucede a En su defensa del primado de la ciencia pura sobre la técnica Caso
la institución. recurre a Oswald Spengler, a Fraucis Ilacon quien el dominio de la natu-
A estos dos principios constitutivos de la Universidad añade Caso la raleza supone su conocimiento. Empero, el apoyo más decidido lo halla
exigencia de que el Estado le proporcione los medios para que ellos en la filosofía de Edmund HusserL

Hl A. Caso, La jilosofía tle la cultur11 y el m11feri11/itmo histórico p 1 Ol. H 4 J/,id., p. 114.


1 ◄ 2 Ibid., p. 103. . ' . HS La autonomía 111tiversitaria, p. 217.
143 Ibid., p. 90. HG A. Cliso, La filosofía de la cultura y el 111atcrialismo histórico, p. 119.
1.11 MARGARITA VERA CUSPINERA PRÓLOGO LHl

El auror de las lnvestig11cioneslógicas había mOSttado que toda disci- progreso en virtud de elementos de orc!en político-milita.r. Por su parte,
pli.na pr:kcica se fundamenta en una o varias disciplinas teóricas; que el escritor norteamericano Stoddard ambuye la decadencia de la culnua
lo importante es descubrir el principio teórico, al cual se le agregará, occidental a la multiplicación de seres humanos inferiores.
después, la fórmula técnica, la regla de la acción. La presentación de las ideas de estos autores resulta interesante por lo
Si la ciencia es fundamental y fundante de las disciplinas prácticas, que Caso dice de sí mismo al hablar de los otros, por lo que acepta
las insciruciones técnicas exigen el desarrollo, en grado de excelencia, y rechaza. ., . .
de las universidades. Así pues, si se qtúere un politécnico idóneo, se Las tesis que desarrollan Meyerson en La ded11ccionrelatwzsta y Spen-
desea "'eo ipso' una Universidad ilustre". l4 7 gler en La decadencia de Occidente le sirven a Caso para v~lver soh:e
Y no es que Caso desdefie la técnica ya que se pronuncia en contra el tema del progreso. La marcha ascendente de la humarudad, segun
de lo que llama prejuicios gemelos: el que rechaia el trabajo manual se desprende de ]a lectura de estas dos ob_ras, no qued_a probada incon-
y que caracterizó a las sociedades antiguas, y el que se ejerce contra testablementc como se supuso con ingenuidad en el siglo XIX.
el trabajo intelectual en las modernas. Spenglec muestra que las diferentes culturas siguen un ciclo necesario
El autor censura por igual el proyecto de forjar sólo humanistas de nacimiento, crecimiento, difusión y muerte. Todas ellas obedecen
y el que se proponga crear hombres exclusivamente técnicos. El primero a esta ley de desarrollo, de modo que no puede aceptarse el progreso
entraña un puro absurdo; el segundo abriría las puertas a la barbarie infinito.
tecnificada. Ninguno de los dos programas resulta, por ende, aceptable. Mas la exposición de las rcsis centrales de La decadenciade Occidente
El país requiere romper la dependencia tecnológica, a la vez que desa- permite a Caso insistir en varias ideas importantes. . .
rrollar la alm cultura humanista. En primer térruino el autor rechaza de nueva cuenta el organimmo.
La aJrcrnariva, pues, no puede plantearse en términos de politécnicos Las culruras, a semejanza de los seres vivos nacen, crecen, se .reproduce,º
opulentos o universidades empobrecidas. La disputa entre ambas institu- y mueren. Esta analogía, advierte el autor, ~s. falsa y pehgrosa, mas
ciones sólo traerá perjuicios para México. Por lo canco, concluye Caso, aún si va acompafiada de elementos deterrmruscas.
el Estado ha de ser amigo de poücécnicos y universidades, es decir, ha Si rodas las culturas siguen un ciclo de vida cognoscible de antemano
de ser un Estado de culcura. en virtud de la "fisiognómica de la humanidad", es decir de la intuición
El último aparcado del Jibro que llamó Caso significativamente "La que descubre la dirección de su moviroienro, su "sino": por compar~ción,
declinación de la cultura", reproduce arrículos periodísticos que el autor se puede prever la fase de desarrollo a que llegara una determ10ada
escribió en Et Universal, entre el 9 de agosto de 1935 y el 6 de marzo cultura. Y esto es lo que inquieta a C-1s0.
del año siguience. Sólo uno ele ellos, "Renan y Bcrdiacff", publicado en Tal analogía se establece, por ejemplo, entre el helenismo y el
la última fecha mencionada, forma parte de una polémica, en esta siglo XIX. En aqudla época se da la decadencia de. la ~ult~r~ que se
ocasión de la que sostuvo con Alfonso Junco. torna civilización, una civilización urbana, cosmopol1ca, u:reltg1osa que
Todos estos ensayos destacan las voces apocalípticas de los videntes posee una concepción materialista del universo y r~de culto a l~s
contemporáneos: Oswald Spengler, Theodor Lothrop Sroddard, Emile ciencias y a la utilidad. Lo propio sucede en la menoonada centuria.
Meyerson, Nicolás Berdiaeff. En el ámbito de la filosofía, a lo,s estoicos, epicúreos y escépticos, corres-
Verdaderos inspirados que presienten y definen el porvenir, son estos ponden Comre, Darwin, Marx, Speocer.
profetas modernos que apoyados en la ciencia y en la intuición, vislum- Si existe tal semejanza entre ambos periodos, señala Caso, habrá que
bran la decadencia de Occidente y advierten la amenaza que vive Europa concluir el advenimiento necesario dd socialismo, del positivismo, del
por cuanto a su esfuerzo de consolidar la cultura. pesimismo y del anarquismo. El fatalismo organicisra_d~ Spenglcr ·:11eva
Cada uno de ellos ha explicado de diversas formas el bed10. Berdiaeff 0 conduce a la civilización europea al triunfo del social1S010y del 1mpe-
lo artribuye a los bolchcviqlles. Spcngler anuncia la caída del mundo úalismo". HS Spengleriaoos y bolcheviques, expresa el autor, se analo-
occidental, en virtud de u.n proceso naturaJ. Meyerson ve peligrar el gan en el fatalismo histórico que sostienen.
147 !bid., p. 118. H8 Jbid., p. 142.
LIV MARGARITA VllRA CUSPINE.RA PRÓLOGO LV

Para oponerse a la tesis del advenimiento necesario del socialismo, Los apartados que incluye Caso en su ensayo se refieren de manera
Caso recurre al escritor norteamericano Thccdor Lothrop Stoddard. quien especial a la analogía que establece Berdiaeff entre la civilización con-
niega la posibilidad de esrablccer un ciclo de desarrollo de las diferentes temporánea y el siglo m, cuando la barbarie puso en crisis una cultura
culturas. vacilante que sólo se salvó gracias al cristianismo. En ambos momencos
La civifüación puede ser inmortal con tal de que se dé una adecuada se observa un debilitamiento de las bases aristocráticas de la cultura;
selección de individuaLdades superiores. Son ellas las que podrán man- en el siglo III debido a la acción de los bárbaros, acruaLnente a causa
tener vivo el espíritu de una culrura, en la medida en que sean capaces de los bolcheviques.
de oponerse a las fuerzas disolventes encarnadas en los deoencrados Ahora, al igual que en el pasado, la accción vivificante y salvadora
en los imbéciles. Son estos infrahombres, desde el punto de :isra físic~ ha de provenir de la religión. "Nuestra época (escribe Berdiaeff] exige
o moral, los enemigos de la cultura: ellos constituyen el verdadero ante codo obras semejantes a las de San Agustín. Necesitamos tanto de
peligro. la fe como la idea. La salvación de las sociedades que actualmente están
La declinación de la cultura se explica, pues, en términos de biología, en trance de perecer provendrá de grupos animados por la fe." 1 ~1
de raza y no recurriendo al sino de la humanidad como quería Spenoler. Cuando esto ocurra, cuando el espíritu agustiniano reine en la socie-
Por el mestizaje, la humanidad degenera produciendo seres inferiires: dad y la religión se afirme frente al racionalismo moderno, viviremos
ésta es para Stoddard la verdadera causa de la decadencia de Occidente. una nueva Edad Media, una época caracteri2ada por "el pasaje del
Para invertir el proceso es necesario conservar el tipo superior que racionalismo de los tiempos modernos a un irraciona1ismo o más bien
elabora la cultura. Sin embargo, no se trata de crear el superhombre a un sttfHtrracionalismode tipo medieval". 352
nietzscheano, sino de forjar una nueva aristocracia por eliminación de Entonces, quedarán superados el liberalismo, el individualismo, eJ
defectos y cultivo de cualidades. socialismo y todas las formas ele humanismo, entendido como separación
Caso mismo enuncia con precisión la razón por la que le ha resul- del hombre de su centro religioso. rna Asimismo, la religión habrá
tado significativo el pensamiento de Stoddard: "opone a las teorías cícli- de convertirse ·•nuevamente en el todo -una fuerza transfiguradora e
cas y mís~icas de ~pengler, los resultados de la ciencia biológica; y a iluminadora de tod<L la vi<la por lo interior-; tiene, corno fuerza
la exaltac16n marxma de una clase social. la vieja noción de raza". 14 º espiritual liberadora, que transfigurar la vida total". rnt
Naturalismo, determinismo y marxismo son los tres grandes enemigos fa reflexión acerca de las ideas de Spenglcr, Mcyerson, Stoddard,
vencidos por un solo autor: Thcodor Lothrop Stod<lard. Berdiaeff ha permitido a Caso insistir en su tesis de la negación del
Empero, en este proceso de negaciones y afirmaciones núo no ha progreso, al menos del progreso "omnilaccral". Asume la visión pesimista
quedado expHcito el principio fundamental y fundante de la filosofía
de Caso: su creencia cristiana. 15 1 Nicolás Berdiaeff, Una 1111e1·a Edad Medi11, Buenos Aires, Carlos Lohlé,
Ciertamente su crítica a las tesis de Spengler y, por vía de éste, a 1979, p. J 14.
J 52 lbid., p. 5 S.
Marx, se ha elaborado desde dicha perspectiva; mas será en la conside- 153 Poco tiempo después Caso exprcsar:í su desacuerdo con Berdiaeff respecto
ración de la obra <le Berdiaeff en que el autor revele abierrametne su del humanismo. Éste, dice, es grande cuando afirma que no se concibe un:1
posición, pues el filósofo ruso "sintetiza el pensamiento cristiano con la cultura plena sin religión; mas su valor disminuye cuando constatamos que el
propia idea de selección aristocrática". 1~0 encumbramiento de la religión ha sido a costa del humanismo. Sumándose a
las afirmaciones de Scheler según las cuales existe una cultura de integnción,
A efecto de mostrar cómo se q,cra esa síntesis, Caso transcribe al~u- además de l:ts cultur~ de aprovechamiento y de salvación, el filósofo me:xicano
nos parágrafos significativos de U na 1weva Edad ,1fedia,obra public;-da reivindica al Renacimiento en general y, de manera especial, al humanismo.
en castellano por 1-1cirn~ra vez en 1931 y cuya concepción general des- En aquella época el hombre se convirtió en individuo, en p::rsona, y "sólo
cubre el autor prefigurada en la Historia del p11ebtode Israet de Ernst merecen salvarse las personas". "El error de Nicolás Berc!iaeff", El U11ivcrs11l,
Renan. 12 de noviembre de 1937.
U nos días después Caso insiste sobre las limitaciones de las tesis del filósofo
149 ruso en "Bcrdiadf y el sentido del humanismo", El Universal, 19 de noviembre
lbid., p. 147. de 1937 (ambos artÍculos se recogen en e) ",'\¡x\ndicc").
150 Loe.cit. 1 0•1 Nicolás Berfoeff, op.cit., p. 86.
LV1 MARGARITA VERA CUSPINERA

y en ocasiones apocalíptica de estos autores, mas, a pesar de todo,


prevalece su actitud de hombre de fe, de una fe en el mundo de la
cultura. Confía en el hombre que ha sido capaz de crear ciencia y
arte; en aquel que ha producido, a la par, el milagro griego y el
milagro florentino; confía en la religión, en la cultura de salvación,
pero también en la de integración personal definida por Max Scheler.
Cree, por último y sobre todo, en Dios, en un Dios de quien se
sabe algo por el testimonio de los místicos y también por el cono-
cimiento del hombre y del mundo.
fura es la actirud que prevalece sobre el pesimismo. Ciertamente
la sociedad contemporánea se ve amenazada por un potencial de des-
trucción que no pudo siquiera imaginar la Antigüedad. En ella priva
el amor desordenado a lo el..'trínseco,a lo superfluo, el tener sobre el
ser y el valer. Empero, concluye Caso, aún hay posibilidades de salvación,
todavía cabe esperar la regeneración. El cambio sólo es uno. El mundo
se redimirá "instruyéndose y edificándose de nuevo en las páginas del EL CONCEPTO DE LA HISTORIA UNIVERSAL ..
Banquete platónico". y
"Al lado del Banquete, la Cena; junto a Platón, el Evangelio." 106
LA FILOSOFÍA DE LOS VALORES
MARGARlTA VERA CUSPINERA

155 A. Caso, La filosofía de la c1tltura " el 1nalerialismo histórico, p. 164.


PRELIMlNAR
, o es una nueva filosofía de la historia lo que implica este esfuerzo.
sino un pensamiento, acaso plausible, sobre la propia índole del cono·
t imiento histórico, y sus diferencias y relaciones íntimas con la Ciencia,
el Arte y la Filosofía. Al ir redactando la obra, el autor se decía por
momentos que casi estaba de más; porque le parecía que basca el
sentido común para afirmar que la Historia no es ciencia, arte ni
filosofía, sino historia; es decir, un conocimiento irreductible, sui gener-is,
rnn tanto derecho :i. existir autónomo como Jos demás que fueren,
positivamente, iudividuales e irreductibles. En las páginas que siguen,
se discute este solo conccpro, y se formula no más una opinión.
CAPÍTULO l

LA INTERPRETAOÓN DE LA HISTORIA

l. Un problema último y complejo

Ha habido un problema último y complejo para todos los pensadores


modernos: la i11rerpreraci6n de la historia. Con ella fue de rigor
clausurar las exposiciones filosóficas más elaboradas. Los datos de la
cuestión proporcionáronlos de consumo, las diversas ciencias filosóficas,
por una parte, y la historia misma de la humanidad, por orra: "Enrre
todas las disciplinas filosóficas, la filosofía de la rustoria se desarrolló
en último lugar. Es la única a la que la antigüedad no aportó ninguna
contribución esencial, y es, a la vez, la única sobre cuyo objeto y
tarea no se ha llegado aún a ningún acuerdo en la actualidad." 1
Hegel, historiador de la filosofía y filósofo de la rustoria, cuyo sistema
es apoteosis de la idea de progreso y; Augusto Comce, con el nombre de
sociología ( en la sociología comcisrn bay algo mús y mejor que una pura
filosofía de la historia; pero existe eso, csencialmcme, además ele la propia
apoteosis): el mayor filósofo idcalisra y el mayor filósofo realista del
si.do pasado, ex-pusieron, con gran extensión, sus ideas sistemáticas sobre
d santiao del desenvolvimjento de las acciones humanas en el tiempo
y: con estos desarrollos dieron término a sus propias filosofías sistemáticas.

2. La causa de importancias11pC1'ior

En el fondo de toda interpreraci6n de l:i historia realizada por


filósofos modernos, aljenta la creencia común que Adolph Franck
formula así: "Por encima de las causas transirorias, accidentales, sobre
las libres voluntades individuales que determinan cada acontecimiento
y bastan a explicar cada anillo de la cadena, hay una causa, una ley
de importancia superior que domina el conjunto. La investigación de
ml causa y ley constituye, esencialmente, la filosofía de la historia."

1 Kúlpe, lntrod11c<:ió11 a la filosofía, p. 129.


6 ANTONIO CASO LA INTERPRETACIÓN DE LA HlSTORIA 7

tsta es la característica universal de las distintas filosofías de la historia. a la primera. En esca edad de plata, los niños, ineptos siempre, "crecían
Nótese en el enunciado de Franck la preocupación de hallar una durante cien años en la casa natal''; y, al llegar a la pubertad y la
e111idr1d,fin, cansa o ley de importancia superior al conjunto; es decir, adolescencia, sólo vivían pocos años, agobiados de dolores, triste fruto
la hip6tesis realista, en el sentido escolástico del vocablo, de conceder de su estulticia; y como no ofrecían sacrificios a los dieses, Júpiter los
a la Hmnanidad, o a otra entidad 1miversaJ, cierta acción peculiar aniq1úl6, encolerizado.
sttfJerior a los accos humanos concretos y diversos; la preocupación El padre de los dioses formó una tercera generación humana dotada
metafísica de una razón misteriosa, pero reaHsima, que actúa sobre del lenguaje; y la edad tle b;-·onceen nada se asemejó a la de plata.
las causas transitorias y accidentales: los individuales actores humanos Robust0s, violentos y terribles, los hombres se compladan en los
de la historia. "sangrientos afanes de Marte", y su corazón implacable tenía la fuerza
del acero. Portaban armas de bronce, de bronce erao sus casas, e
3. La filosofía de la historia es un problema moderno ignoraban el hierro, "que todavía no existía". Sacrificados por sus
propias maoos, bajaron a la tenebrosa morada de Plutón, sin dejar
El problema de la filosofía de la l1ist0ría es moderno, esencialmente un nombre de sus hazañas; y, a pesar de su fuerza temerosa, "la
moderno, como en seguida se demostrará. La denominación de la disci- muerte les hizo ab:indonnr fa brillante luz del Sol".
plina, phitosophie de l'histoirc, se debe a Voltaire. Los antiguos igno- Por fin, formó Júpiter "la cuarta raza de héroes y semidioses". Los
raron el nombre y la cosa. Ellos, que hereda.con la creencia religiosa combates mortíferos en que se vieron empeñados los aniquiló a todos,
de una edad tia oro remota, situada eo el pa.~ado, jamás buscaron un ante las siete puertas de 1'cbas o frente a Troya. Estos l,¿roes afortu-
plan o tlcsig11ioitla.rl de la realidad histórica, un proyecto preconcebido nados habitan las lsla.rBimavc11t1tradas del Océano, y, eres veces durante
para su gradual cumplimiento en las acciones humanas; una teleología cada año, "les prodiga la tierra la delicia de sus frutos".
de su pequefio y glorioso mundo; y esto, no porque hubieran dejado de "¡Plugiera a los dioses --exclama Hesíodo-- que no rne hubiese
buscar un sentido a la vida, ni un valor supremo de la existencia; tocado vivir entre los hombr('S <le la quinta generación!" Es que se
ni porque fueran incapaces de forjar, como los modernos, 1itopías y inicia la edad de hi ..rro rci11m11c,
y los hombres no ccsar:íu de trabajar
ciztdadesdet sol -cestigo sea la República de Platón, generoso para- ni de sufrir durante el día, ni de corromperse durante la noche. "Júpiter
digma de redenciones imposibles. destruirá esta raza de hombres dorados <lcl knguajc rnando, casi desde
que nazcan, se comen blamos sus rnbdlos. El padre no estará unido
"Attrea prima sntt1 est aestas, qtJae,vendice nuJlo, con su hijo, ni el hijo ton :;u pa<lre, ni el huéspeJ con su huésped,
Sponte s11a,si1ie lege fidem rect1mq11ccolcbat" ni el amigo con el amigo, ni ti hermano, como antes, ser:í amado
por su hermano; y aun los hijos dcsprcciadn la vejez de sus padres."
Así canta Ovidio en sus Metamorfosis, explicando las cuatro edades Los males de los hombres scr{1n para siempre irremediables.
del mundo, para hundir luego en el Tártaro a Saturno, y otorgar el Toda la doctrina de la anti_günbd sobre el movimiento de las
cetro a Júpiter tonante. Nuestra edad de hierro sucedió a la de bronce, sociedades, se resume, como dice Ferron, ~ en este trozo del libro
ya feroz, pero no delincuente, como ésta a la plateada edad jupiterina. "Sobre la NaturaJe::za del Universo", de Ocdlus Lucanus: "Cuanto a
Bajo el reino de Saturno los hombres vivían como dioses, libres este mundo concierne, movcclizo es y cambiante. Las sociedades nacen,
de inquietudes, trabajo y sufrimientos. La vejez no los afligía; y sus , crecen y mueren como los hombres, para ser reemplazadas por otras
pies y sus manos conservaban la integridad del propio vigor. Morían, sociedades, como nosotros mismos lo seremos por otros hombres" ...
nos dice el poeta griego Hesíodo ( en quien Oviclio se inspiró, amplia- Pero el más terrible de todos los pensamientos de la antigüedad sobre
mente) "como arrullados por un suave sueño"; y la tierra ffrtil el desarrollo humano es la idea <le la V11alt11Eterna, que sostuvieron
producía, por sí misma, abundantes tesoros. Esta primera generación los estoicos, y que Marco Aurelio nos ha conservado en sus Sotiloq11ios,
de hombres se convirtió, al desaparecer, en protectora y guardiana al declarar: "Las cosas del mundo son siempre las mismas en sus
tutelar de la humanidad.
La segunda raza humana que Hesíodo imagina, fue muy inferior 2 T'héorie d11 Progres, p. 12.
8 A.,.>,nONJO CASO LA INTERPRETACIÓN DE LA HISTORIA 9

vueltas orbiculares de siglo en siglo." Este es el pensamiento que historia de la civilización europea. Resulta ser el progreso la ilusión
Niet2Schc desarrolló, sosteniendo el eterno retorno de las cosas. de un pueblo pequeño, que vivió de esperar y aún no ha sabido
renunciar a su mesianismo. Nuestro Señor Jesucristo, que enseñó a
4. Antigüedad del concepto de evolución esperar en otro mttndo diverso de éste, nos ofreció la bienaventuranza
si sabíamos esperar otros bienes diversos de los bienes terrenos; no
El concepto de evolución es tan antiguo como el mismo pensamiento es, por tanto, el Mesías gue soñó el israelita. lsaías predica el triunfo
filosófico; puede decirse que nació con él. Apenas si despumaba la del judaísmo bajo la égida de su mito nacional. Jes(is afirma la
filosofía independiente en Grecia, y ya Heráclito hacía del devenir conservación de los más altos valores humanos, en otro plano de la rea-
la tesis de su filosofía, opuesta esencialmente al inmovilismo de los lidad, en otra región del universo. Et reino de los cielos no es la
eléaras. La antigüedad filosofó sobre el cambio universal, sobre la visión de profundas vinculaciones patrióticas que anima a Isaías. Ellos
impermancncia de los seres y sus atributos, pero no trató del mejo- enseñaron a su raza el camino de un bien lejano, pero realizable en la
ramiento de las cosas. El concepto de progreso (pro, hacia adelante, tierra; y todavía alientan nostálgicos de un místico poderío nacional,
y gressttS, marcha, camino), la idea de la consecución del algo mejor incontrastable. Perturbaron la opinión de las gentes con el ahinco de
en el decurso del tiempo, la ignoró siempre la noble filosofía de su fe judaica, teóricamente contradictoria, porque se empefia en lograr
los antiguos. en la tierra lo gue aquí no se puede lograr.
Podría, quizás, pensarse que la poca extensión de la experiencia Es en Israel donde ha de verse el verdadero origen de la idea de
histórica de la ancigüedad, impidi6 a sus pensadores el planteamiento progreso, tal como la desarrollaron los filósofos modernos. Esta fe
adecuado del problema; pero claro resulta que, teniendo en cuenta la es terrena, y sus úlciruas consecuencias, remotas pero indudables, son
gran experiencia política, jurídica y social, duradera y no meteórica, como los sistemas de Hegel y de Comte, y el endiosamiento de la Humanidad.
el magnífico suefio de Alejandro; la mayor y, en codo caso, la mejor El materialismo histórico que, según la observación de Spengler, "no
de la historia, que fue el Imperio Romano, podrían haberse elaborado piensa en renunciar, sino en repartir", es la propia fe de Israel, erigida
en señuelo para la humanidad.
ideologías celeológicas por el cenor de las de San Agustín y Boussuet,
por ejemplo, que explicaran la historia universal como marcha pro-
videncial del mundo hacia la formación e integración de la obra de 6. la edad de oro fuera del mundo
César. La sabia impasibilidad del fragmento de Ocellus Lucanus es,
sin embargo, fiel síntesis de la antigua filosofía de la historia. Durante los siglos medios, la edad de oto, que las religiones orientales,
Grecia y Roma pusieron en el pasado, y que los tiempos modernos
5. El oripen del concepto de progreso universal situarán en el porvenir, construyósc f 11ert1 de la existencia terrena. A
está en el profetismo hebreo esta mística Cittdad de Dios, que el genio de San Agustín definió
para siempre, acudieron los iluminados orwdoxos y heterodoxos, a
Isaías, la más alca representación del profetismo, formuló la más pedir el ccnsuclo Je! mal de ,z,ivir, can intc.:nsamente sentido en los
definida de las afirmaciones del principio del progreso. Ensefia el momentos más aciagos de aquella era de la historia humana.
taumaturgo que, por oscuros que fueren los tiempos, orros llegarán El verdadero creador de la filosofía de la historia fue el !!ran ceólooo
~ z:,,
luminosos y buenos para todas las gentes y no sólo para los judíos. que vivió en las postrimerías del Imperio Romano, y celebró elocuen-
Juntos en esa edad, como en la áurea de Saturno, vivirán los corderos temente sus grandiosos funerales; San Agustín es al primer hombre
y los lobos; tiernos infantes gue aún maman y áspides que no los moderno, pagano por el pensamiento y cristiano por el corazón. La
dañarán con su veneno. Entonces, "El mundo se llenará del conocimiento fiJosof ía de la historia no ha logrado superar el punto de vista místico
de Dios como las aguas que cubren el mar". del Obispo de Hipona. Quienes profesan la fe cató] ica, poseen en la
Nada más diferente del espíritu griego que el oriental Imposible Ci11dr1dde Dios, la mejor interpretación sistemática de la hiscoria.
parece que ambas culturas disímiles hayan podido combinarse en la
10 ANTONIO CASO LA INTERPRETACIÓN DE LA HISTORIA n
7. los dos Bacon y el cartesianismo 8. Leibniz y Voltaire. Los filósofos modernos del progreso

Sólo al finalizar el renacimiento del siglo décimotercero, con Roger Al fin, surge Leibniz, el gran doctor del progreso necesario, pontí-
Bacon -f eoómeoo esporádico de la cu !tura- se emite de nuevo la fice del optimismo: "todo está para el bien dispuesto en el mejor de
idea de que el transcurso del tiempo mejorará a los hombres y les los mundos posibles", que se mejora cada día para la mayor gloria
dará mayor bien, al asegurarles más conocimiento. Sabrá el porvenir de Dios. Hay un progreso continuo en el universo. El mal es sólo la
lo que ignoramos, dice Bacon, y se asombrará de que hayamos ignorado lo preparación del bien. El dolor que nos subleva, servirá tal vez para una
por él conocido. Mientras más tarde llegan al mundo los hombres, remota y sublime redención: Now profitom en q1,elq1tesortc du dom-
mejor disfrutan de los bienes acumulados por el trabajo de las gene- magc tui méme. Cándido, el héroe de la novela de Voltaire, es 1a
raciones. realización pedagógica de las ideas teológicas y morales del fervoroso
AJ principiar el siglo xrx, otro heraldo, como el franciscano del pensador germánico, que puso todo su inmenso genio al servicio de fa
siglo xm, insiste en profetizar su fe en el adelantaroienro de fa hnma- preocupación moderna del progreso. Y erasél, en Franci~, en Alemania,
nidad. Este es Paracelso, renaciente caótico, alquimista, teosofista y eo Italia, en Inglaterra, en todas partes, brota la falange de creyentes:
médico, que exclama: "Dirijo este lihro a los que piensan que- Foncenelle, 3 Vico,~ lessing, 5 Herder, 0 $chiller, 7 Turgot, 8 Condor-
las cosas nuevas valen más que las viejas, ,ínicanumtc porq11-cson cet, 9 Hegel, 1° Cornee, 11 tantos otros más, secuaces de la doctrina
mAs 1111evas" ... ¡Sublime razón! 3 Vé3sc, no obstante, sobre Fontcnellc, el diálogo entre Sócrates y Montaigne.
El se,gundo Bacon es el verdadero precursor de la gran superstición Dialogues des morts.
f1aurhtrr. Su Ntt(Wo Órgano, pretende derrocar el canon aristotélico • Creador de h filosofia de la historia en su gran libro fund2mental impreso
del pensamient0, sistemarjzado y formulado escolásticamente por los en N:ípoles en 1725, por primera vez. Rotúlase la obr3: Principi della sciettza ,mova
sutiles pensadores medievales. Su Magna Instattl'acióninicia la soberbia d'fotorno al/a comu11e1za'1tre del/e 11a=io11i.
G Apóstol del progreso religioso o cspiritu3) del género humano, en su opúsculo
moderna de empeñarse en derribar las tradiciones humanas ( que son sobre la Educación. Véase: Dictiom1t1ircdes scicnccs pl.,ilosophiq11cs.Art. Progrcs.
la humanidad misma en lo que tiene de más verdadero y victorioso), 0 Leánse los capítulos del libro xv de su obm ldrm znr Philoso/1hicder Geschi-

para dar como apoyo a la culrura el concacco directo del hombre con chle der Me1Jsckheit. Ahí sostiene que "según leyes inherentes a su propia natu-
el mundo. ¡Como si se pudiera entender algo del mundo sin pensarlo raleza, la razón y la justicia han de aumcncar su poder entre los hombres y
a través de las ideas que nos legaron otras generaciones! fundar la humanidad sobre bases durables".
7 Nietzsche profirió el más cruel sarcasmo para tan generoso poeta del pcrfeccio-
Pero si Bacon es el precursor de la gran superstición del progreso nruniento humano al llamarle: El trompetero de sackingen de la moral.
necesario y fatal, Descartes y su escuela son los verdaderos autores del 8 Campeón del progreso social objetivo. En sus Discursos de la Sorbona, enunci2

pensamiento filosófico del progreso, concebido como en nuestros días ya, cfaramcntc, la Ley de los tres Estados ( teológico, mecafísico y positivo), que
suele concebirse. Pascal funda la teoría de equiparar el desarrollo de Comte formulará después como principio fundamental de su filosofía.
9 Teórico del progreso científico y práctico, como Lessing del moral. Suyo es
un hombre con el desarrollo de la humanidad entera, inspirándose, quizás, el célebre libro en que esboza un cuadro histórico de los progresos del espíritu
en un pensamiento de Sao Aguscín. Personifica los esfuerzos aislados, humano.
muchas veces inconexos, probablemente inarmónicos, de las gentes, en JO 1 Iegel es, después de Leibniz y :intcs de Cornee, otro de los grandes corifeos
una sola entidad (la Humanidad) que aprende constantemente y cons- de la fe en el progreso. Espont:íncamente, universalmente, la idea se desarrollará
en una dialéctica infinita hasta su mayor plenitud, desde el ser puro o concepto
tantemente se mejora. Malebranche, otro cartesiano genial y frenético, abstracto. En este sistema célebre, derecho, nacionalidades, tradiciones, costumbres,
desdeña las ciencias históricas y abomina de la erudición y la filología. ciencias, letras, arces, religiones y filosofías, frutos humanos y no humanos de la
La antigüedad le estorba con su gloria; querría destruirla, para oponer evolución universal, todo marcha hacia la realización de Dios en el mundo. El
así a un pasado inexistente un futuro radioso. Sus burlas concra la cul- progreso es la ley universal. Renan, en un divertimiento de ideólogo (son sus pro-
pias palabus para caracterizu su producción), ha formulado b mejor síntcs1s
tura humanística, parecen el antecedente más próximo de Jas Considera- moral y politica del hegelianismo. Véase en el libro del polígrafo francés rotulado
ciones inactualcs ele Nieczsche. :Malebrancbe preconiza que Ja erudición Dialogues et f ragments philosophiq11es,el di:ílogo tercero.
11
es un lastre retroactivo y un narcótico de la acción. Heredero del socialismo utópico de Saint Simon; autor del Cuno de filosofía
12 ANTONIO CASO

conrradicroria. Sólo de cuando en vez, en el concierto de alianza, una


nora discordauce. El grito de Rousseau en el si¡do xvm, que es una pre-
gunta angustiosa y una terrible admonición, y, en el siglo pasado,
la negación perentoria de Schopenhauer y los discípulos de su pesi-
mismo sistemático. Respuesta y reacción exclusivas, intrépidas; pero con
cancoderecho a formularse, al menos, como la tesis misma de la culrura CAPÍTULO 11
curopc_-a, que originó las inquietantes rectificaciones del filósofo de·
Ginebra. LA DEFINICIÓN DEL PROGRESO
Y LA FTLOSOF!A DE LA HISTORIA

9. Definición del progreso

Puede ddinirse el progreso como esfuerzo por la perfección. l.a noción


más clara de perfección se debe a Sanco Tomás de Aquino, que asegura,
siguiendo a A1'ist6telcs ( Dios es acto pmo) que estriba dicha virtud en
alcanzar el fin, en realizar lo que está in potentia, en cumplir lo virtual.
El progreso, la marcha hacia adelante (progresms), será, pues, el esfuerzo
por la consecución del fin, por la actuación de lo potencial. Pero, como
todo esfuerzo se realiza en el tiempo, agregando la noción de tiempo,
de sucesión, de historia (sólo tienen historia las cosas que duran, como
dice Bergson), ,esnltartÍ ser el progreso histórico el esfflerzo cmnptido,
realizado e-n el tiempo por la lwmanulad pa,,a la consccttci/m de totlos
ms fines; el esfuerzo, en sm11a,para rea-liza,por completo la lmmanidatl.

10. Los órdenes del progreso

la actividad hwnana es física, incelecrual estética y moral. En estos


cuatro órdenes se realizará a f ortiori el progreso, históricamente. Exami-
nemos si se ba progresado en cada uno de los órdenes diversos, para
ver de fundar una conclusión total sobre las parciales conclusiones del
análisis.

11. El progreso físico

Desde luego, podría afirmarse que el progreso físico no existe. Como


positha, del Sislc111,1dt• política y del Catecismo positivista; libros cuya ambición-
sería suprimir el deísmo católico romano, dejando, no obstante, c:isi intacta la simples animales somos inferiores a los salvajes, al menos, a ciertos
organiución católica, y explotándola en pro de un nuevo fetiche: 1a humanidad. salvajes. Nuestros sentidos, nuestro vigor muscular, nuestro ego físico
El progreso es, para Cornee, la ley de la historia. Al final de su vida, declnrósc y biológico es inferior a la recia individualidad de los primirivos. La
el célebre ideólogo poodficc m:íximo de la superstición que inauguraba. El fo..11-
civilización, en vez de aumentarlo, ha disminuido considerablemente el
bsma del progreso engendró en su alma delirante uno de los sistemas más curiosos
y absurdos de dominación universal. vigor físico de las unidades humanas. La bestia humana inicial, resulta
Lt,. DEFINIOÓN OEL PROGRESO 15
14 ANTONIO CASO

un verdadero superhombre físico. En este sentido, la humanidad con- 14. El progreso filosófico
temporánea parece encaminada al engendro del inferhombre ...
Más, mucho más difícil de resolución es el punto de averiguar si
12. El progreso intelectual existe realmente el progreso filosófico; y es porque la Filosofía, a dife-
rencia de las ciencias, no tiene por objeto lo general, lo abstracto, lo
El progreso, en el orden intelectual, puede ser filosófico, científico y genérico, la unif ormiáad,· sino lo 11niversatconcreto, que sólo se puede
práctico. Son indudables el progreso científico y el industrial. No ocu- investigar por intuición. ¿Cuál intuición metafísica es verdadera? ¿Los
rrirá ciertamente negar que las ciencias y las artes mecánicas ( que se átomos de Leucipo, Demócrito y los químicos modernos? ¿Las mónadas
llamaron serviles) , han alcanzado, a partir del Renacimiento, inmensos de Anaxágoras, Bruno y Leibnitz? ¿El ser único, la sttstancia infinita de
Spinoza, que a Hegel paredó representar la negación misma del mundo,
adelantos, al engendrar el carácter privativo de la civilización moderna
principio fundamental de un acosmismo sistemático? ¿El incognoscible
--ahorrando, por ejemplo, la esclavitud para prohijar el proletariado-;
spenceriano, can impenetrable a la razón humana como el no,'1,menode
al modificar profundamente siempre, pero no por modo exclusivo, como
Kant? ¿El élan vital de M. Henri Bergson o, por ventura, la simple y
lo quieren los marxistas, el conjunto de lo que ellos mismos han
dogmática negación o abstención positivista?
llamado mper estmctmns o epifrm6mrmossociales. En realidad, la inter-
pretación materialista de la historia, determini11no o camalismo eco-
15. la medida del progreso filosófico
n6m ico, es tan genuinamente intclectualista como cualquier otro intelec-
tualismo; lo que viene a comprobar, una vez más, que materialismo e Un principio metafísico no es demostrable como una ley científica,
intelectualismo son sistemas afines. El materialismo es, en efecto, la y sólo puede juzgarse de él por las consecuencias que engendra; es
forma más elemental del intelectualismo. decir, por las dificultades de síntesis que ahorra, por su extensión y
simplicidad. En cambio, el esfuerzo científico es siempre, en cierto
13. La esfera del progreso intelectual modo, acumullativo, cuantitativo; admite, como puramente abstracto
y racional que es, la resolución por panes, gradual, realmente progresiva.
Matemáticas, astronomía, física, química, ciencias naturales, ps.icología Es verdad que algunos errores filosóficos no vuelven a aparecer
experimental, métodos científicos de la historia, sociología, economía después del advenimiento de ciertos criterios y sistemas; pero, ¿no asis-
política, etnología; ciencias puras y aplicadas ( cada una de las cuales timos en estos momentos a la renovación del individualismo y huma-
fomenta una o varias artes); industrias cada vez más numerosas, com· nismo de Protágoras ( "El hombre es la medida <letodas las cosas, tanto
plejas y vaciadas, verdaderamente fecundas, incoercibles, todo ello mar- de las que existen como de las que no existen"), 1 ~ brillantemente
cha y se complica dentro de la división exquisita del trabajo social, defendido por pragnatistas como el célebre profesor de Oxford, Mr.
marcha y complícase con vigor inaudito, como lo pregonan, en tono F. C. S. $chiller?
ditirámbico, pero no injusto, los espíritus que viven con el enrnsiasmo El antiintelectualismo contemporáneo es una reacción mística acaudi-
de su mo,no?Jtohistórico, entre los que se cuenta, ciertamente, a algunos llada por pensadores tan ilustres como William James y el mismo
pericdisras y autores de libros para las escuelas de primera enseñanza; Bergson, que recuerda en su Évolntion créatricea Plotino y los lejanos
pero también a hombres excepcionales, de real habilidad y talento, y días de la filosofía alejandrina.
otros de genio, que, en laborarorios, universidades y museos, pugnan Y frente al antiintelectualismo de Eucken, de James, de Bergson, <le
con éxito por cumplir el fin intelectual, científico y práctico de la tantos orros más, el intelectualismo alienta y se desarrol1a. Fouillée
humanidad ( definido por Bacon en sus generosos aforismos); y son decía en uno de sus últimos libros, refiriéndose al ilustre autor de
venerados por la opinión nacional e internacional, y pródigamente sos- Materia y memoria: Amicus anti-Plato,sed magis amica veritas; y pugnó
tenidos, a veces, merced al benéfico snobismo de la donación sistemá- siempre por hallar una síntesis de la conciencia y la voluntad: la idea-
tica, que practican multimillonarios del tipo de Nobel, Carneggie y
Rockefeller. 12 Teell'les, Phtóo.
18 ANTON lO CASO
LA DEFINICIÓN DEL PROGRESO 19
esasformas, 1a pacte propiamente moral, varía, no mejora. Hoy es
tan malo el hombre como lo fue siempre. Más ingenioso, quizás, siglo se es ignorante; ta moda de saber p11edellegar; se es interesado;
tui
para obrar; más astuto, acaso, para aprovecharse del semejante; más pero la moda del desinterés no llegará iamás. En el prodigioso nttmero
cobarde y ávido de explotarlo; más hábil, tal vez, y malévolo que de hombres poco razonables que nacen en cien aiios, ta natttraleza
antes, no incurre en la sanción jurídica; pero sí puede burlarla en hrt formado dos o tres docenas de se-res razonables, que es menester
su provecho, la burla; si puede violada, la viola. El progreso moral tlist1'ibnya por todas partes. Pensad qr,e nttnca se les hallará en
no estriba en concebir, sino en qtterer el bien; y hoy hay tan escasos rrmtidad bastante a fo1'mar 1ma moda de virtud y hombría de bien." 14
devotos del bien por el bien mismo, como en cualquiera otra época Parece, al. comprobar este hecho, doloroso entre rndos, que el
de la historia. Falta mucho para la realización del desideratmn kantiano: centro de los destinos de la especie no es, como lo ha creído el racio-
obrar considerando al semejante como un fin en sí; como un fin nalismo moderno en contra de la fe cristiana, esta existencia terrena.
finat y no como medio. El hombre, próspero en su acción, su ciencia y su industria, no lo es
la cultura ha fomentado, tal vez, la inteligencia, tornándola libre, igualmente en otros valores más altos de la vida. Al que desesperara
soberana, independiente; pero, ocurre preguntar, ¿perfeccionó de rechazo del destino por la comprobación de tan profunda verdad, habría que
la voluntad? ¿El progreso de las luces, que amaron sobre todas las decir con otro verso célebre de un poeta castellano.
cosas los hombres del siglo xvm, significa también el auge de la "Ciego, ¿es la cierra el centro de las almas?" 16
conciencia moral?
Las últimas palabras que Fontenelle pone en boca de Sócrates, en
d diálogo citado antes, son la expresión de la verdad sobre el problema
J9. Rousseau, Fontenelle y Monr.aigne
del progreso moral de la humanidad a través de la historia: "Tottt
t111 plr,s it y a11,raitquelq1te inegalité imperceptible. L' ordre génáral
la tesis de concurso de la Academia de Dijon que Rousseau resolvió ,fo la rzatnre (t l'air bien constant." la religión cristiana pone el bien en
contra el espíritu de su siglo y de todos los siglos de la Edad moderna' d rmmdo de la gracia, lejos de este vaUe de lágri1nas. Los creyentes
en sentido negativo, puede resolverse hoy como lo hizo el ciudadan~ <:nel progreso lo juzgan ir realizándose, paulatinamente, en este mundo
de Ginebra, afirmando, al menos, que los progresos de la ciencia no e:1duco; pero unos y otros tendrán que concluir con el sutil moralista,
han engendrado el progreso moral. El mundo necesita menos sabios ni comprobar que el mal como la materia y la energía cósmica, según
y más apóstoles.
lns físicos, cambia de forma, pero permanece al cabo inalterable: L'ordre
Fontenelle, en sus DiáZogos de los m1-tertos,ha escrito un admirable
fragmento sobre 1a constante inmoralidad del hombre. Hablan Moo- l"uedc sosrcnerse que Hartmann ha expuesro con real imparcialidad filosófica,
1'I
~igne, tipo del r_enacienteperspicaz y discreto, humanísimo escéptico, J pesar de su pesimismo sistemático, la verdad lisa y llana respecto de la
sunbolo de su siglo, y Socrates, símbolo eterno del moralista que, ~volución moral de la humanidad. He aquí su pensamiento: "La inmoralidad,
como dice el verso castellano: ~ parrir de la fundación de la primera sociedad humana hasta la fecha, si
,e b aprecia según la medida de la conciencia, no ha llegado a ser menor en d
111undo: la forma sola que el mal moral reviste ha cambiado. Dejemos a un
"Iguala con la vida el pensamiento." lJdo las fluctuaciones del carácter moral de cada pueblo; como to.calidad, adviérccse
l., misma relación constante entre el egoísmo y la caridad. Si ofenden la crueldad
Montaigoe comprueba las diferencias intelectuales características de y b brutalidad de los tiempos pasados, es menester no olvidar que la rectitud,
los ~liversos ~i~los_de la historia, y dice a Sócrates: "¿Por qué no l., ,inccriclad, el sent:imiento vivo de la justicia, el respeto piadoso de la santidad
,11' l.1s costumbres, caracterizaron a los antiguos pueblos: mientras que hoy reinan
b~brian de exisur s1glosque fueran más virtuosos y otros más perversos?"
1 IJ mentira, la falsedad, la perfidia, el espíritu de enga.ño, el desprecio a la
Sócrates responde: ' No se admitirá fácilmente como consecuencia. 1•rnpicc.lnd, el desdén hacia la probidad instintiva y las costumbres legítimas,
Cambian los hábitos; pero no asi la forma de los cuerpos. La cortesía , 11}o valor a menudo no asegurasen la infalible ejecución de las leyes represivas,
o la msticidad,_la ci~ncia o la ignorancia, la mayor o menor ingemtidad, "' volvc¡'ia a ver el brutal salvajismo de las primeras edades. . . El grado de
el nat1,1,ralserio o 7ttgttet6n podrán variar; son la patte exterior del , urrupcilÍn moral es idéntico; no gasta ya zuecos, visee frac; pero la causa y los
, l1•,·1v~ permanecen siendo los misrnos, sólo que h fonna es más clcga.ntc." Filosofía
hombre; pero su coraz6n no cambi.a; y todo el hombre está ahí. En ,/,/ 111consciente.Tercera Etapa de la Ilusión.
,:, 11.molomé de Argc.nsola.
20 ANTONIO CASO LA DEFINtCIÓN DBL PROGRESO 21

,génér11lda la natttra tt l'air bien constant." Tal es- la melancólica aristocrático, clásico, que alejó a la filosofía del contacto del mundo,
condusión verdadera sobre el problema de la evolución moral realizada y el prejuicio iotelecrualista, burgués, moderno, que ha creado, con
en la historia. la apoteosis de la ciencia y la industria, la ilusión del progreso.

20. Reswneu
21. El error antropomórfico del progreso
. En resumen: sólo el progreso intelectual, científico y práctico ha
·sido un bed10. El progreso omnilateral no ha existido ni existe. Por También es 1a fe moderna en el progreso un error antropomórfico
-eso la creencia en el mejoramiento de la humanidad es una superscici6n y realiJta, que se funda en imaginar a la humanidad como un ser
_genuinamente moderna. "La humanidad no representa un desarrollo real, como un ttniversaJ diverso de los individuos humanos e implícito
-entre los mejores, hacia algo más fuerte, más elevado, como se piensa en ellos ( universalia Jflnt realia), capaz de desarrollo intensivo en
actualmente. El progreso es sólo una idea moderna; es decir, una idea la sucesión histórica, del propio modo gue cada hombre individualmente
falsa. En su valor el europeo de hoy queda muy atrás comparado con considerado.
el europeo del Renacimiento. Desenvolverse no significa en absoluto Haeckel ha estudiado y definido el principio biológico de que la
elevarse necesariamente, sobrepasarse, fortificarse." 10 ontogánesis es una recapitulación de la fiJogénesiJ; es decir, que el ser
Jamás la ciencia antigua, ni en los días del Museo de Alejandría, individual, el embrión, recorre en su desarrollo las fases de la evolución
alcanzó el desarrollo que ha adquirido en los tiempos modernos ni de la especie. Varios pensadores, en el curso de los tiempos modernos,
-ejerció 1a influencia que hoy tiene en las manifestaciones de nu~tra han sostenido una ley o seudoley histórica, homogénea y recíproca de
actividad. Alejandría se ha esparcido por el universo. El imperio la Haeckel, que declara que la filogénesis espiritual de la l-IUJllauidad
¡ptolemaico se ha ensanchado basta convertirse en el mundo entero. es reproducción de la ontogénesis espiritual del individuo. Dice Pascal: 18
El espíritu científico y práctico ha cubierto de laboratorios e industrias "No sólo cada hombre adelanta de conrinuo en las ciencias; todos
fa faz del planeta; él es rector inconcuso de nuestra civilización utili- los hombres conjuntamente considerados realizan, asimismo, constantes
taria, industrial y científica. · progresos, a medida que el Universo envejece porque lo propio acaece
La índole imelectualista de la magna ilusión queda, pues, manifiesta; en la sucesión de los hombres que en las edades diversas de uno
Y el problema de la filosofía de la historia, su único problema, reducido particularmente considerado; de suerte que codos, en el curso de tantos
ª. la determinación de un prejuicio engendrado por los caracteres priva- sigl_os,pueden considerarse como un mismo hombre que subsiste siempre
.t1vos de una época histórica. y aprende continuamente."
"la filosofía, según Séneca, nos enseña a ser independientes de Goethe, trasladando a la esfera de lo iodjvidual la ley, un tiempo
toda sustancia material, de toda invención mecánica. Atribuir a cierto famoso, que según Cousio, rigiera el desenvolvimiento histórico de les
hombre una parte en el descubrimiento o perfeccionamiento de un sistemas, dice: 19 "la Filosofía repite codas las épocas que hemos vivido
arado, un molino o una nave es injuriarlo. Tarea es de viles esclavos nosotros mismos. Niños, somos sensualistas; idealistas cuando amamos
iovenrar cales cosas. la filosofía mora más encumbrada. Non est y ponemos en el objeto amado cualidades que verdaderamente no
instmme11tormnad rmus necessa·rios,opif ex; el filósofo no es fabricante hay en él. m amor vacila, dudamos de la fidelidad y, sin saberlo,
de instrumentos para usos necesarios." Macaulay comenta con razón: nos hacemos escépticos. El resto de la vida pasa en la indiferencia;
"S1tprimid el non qtta encabeza la frase y tendréis la definición de dejamos marchar las cosas a la buena de Dios, y acabamos por el
Ja filoso/fa, scg1tn Bacon." n quietismo, exactamente como los filósofos indios."
El párrafo de Séneca y el comentario de Macaulay pueden en efecto Juan Pablo Richcer, en sus Teorías estéticas (El Clasicismo), afirma:
precisar la diferencia que existe entre el prejuicio anciint~lectualisca', "La juventud de un pueblo no es una metáfora, sino una realidad: un

Hl Nicc1.sche, El a!lficristo (ensayo de u.na crítica del cristianismo). IS Traite d11 Vide. Préfacc.
17
Opus cit., HisJoire de l'idie de progres, Bacon, 19
Co11versado11esco,i Ecker11111ur1m
(martes 17 de febrero de 1929).
22 ANTONIO CASO LA DEFINICIÓN O.EL PROGRESO

pueblo reproduce, pero en relaciones de tiempo y circunstancias más ni juventud, ni virilidad, ni senectud de la humanidad, ni humanidad
importantes, la historia del individuo." siquiera, la cual sólo es un nombre (fiatm vocis); el nombre de un
Augusto Comtc, al exponer la célebre ley de los tres estados,escribe: 20 selecto grupo biológico incongruente como principio metafísico, por
"Esta revolución general del espíritu humano puede comprobarse más que Cornee haya hecho de él un nuevo dios, y sea o haya sido
fácilmente de una manera muy clara, aunque indirecta, considerando el Gran Fetiche de los filósofos de la historia. No sólo es antropo-
el desarrollo de la inteligencia individual. Siendo necesariamente el mórfico el error, sí que también ant-ropoláJrico, irreligioso. La perfección
mismo el punto de partida de la educación del individuo y de la especie, actual de Dios, perfección omnilateral, absoluta, se convierte en la
las diversas fases principales de la primera deben representar las épocas creencia en el progreso del hombre, en la deificación de la Hmnanidad
fundamentales de la segunda. Ahora bien, contemplando su propia en el curso del tiempo. Es la creencia incelecrualista de Hegel, que
historia, ¿quién no recuerda haber sido teólogo en su infancia, meta- ve en la sucesión de los procesos históricos la realización de fo Idea
físico en su juventud y físico en su virilidad?" absoluta; la fe de Comte, que integra el ser de su fetiche a través
Esre concepto del paralelismo del desarrollo individual y específico de la comin11idadde los seres hmnanos progresivos; el ensueño del
impresionó también a Max Stirner, 21 quien lo interpreta a su manera aristocratismo intelectualisra, también, y hegeliano, de Renan; el pen-
formulando, a su vez, una ley homogénea a las que hemos visto samiento que ya Diderot expresaba declarando: Si Die,, n'est pa.s,il
suscribir a Pascal, Goetbe, Rid1ter y Augusto Comte: En la infancia sera peitt etre. ¡Antropolatría purísima, autodeificación indudable!
el hombre es realista. Todo niño es un ser que se guía por las urgencias Ante tamaños excesos del racionalismo moderno, se oye con profunda
decisivas de sus deseos, sin sujemr para nada sus acciones a los mandatos emoción religiosa el grito épico de Nierzsche, puro como la conciencia
de una ley moral. La infancia se manrjene sumisa a las insinuaciones de misma del héroe: "¡V11.estramezqttinidad hasta en el pecado, eso e1
la realidad de su ser, de su imperioso y triunfante ego. lo qtte clama al cielo! <:"Dónde está, p11es,el rayo qtte os l11macon su
A medida que crece, el yo total se desdobla gracias a la introspección leng1,a?¿Dónde el delirio qz,e hm·iafalta incttlcaros?Ved: yo os armncio
continuamente fomentada, y entonces la inteligencia distingue un ser el sttperhombre. "¡Él es ese rayo! ¡Él es ese delirio!" 22
bajo, emocional e instintivo, y un ser alto y noble, el ser intelectual.
Este segundo yo forma el mundo de las ideas. El joven es idealista;
22. El Materialismo histórico y el progreso
a las nociones que le muestra su espíritu diferenciado de su cuerpo,
sujeta la interpretación que hace del mundo y de la vida.
Concedamos al materialismo histórico la 'l'.tltjma determinación del
Pasan los años, el joven muere a su vez, se transforma en hombre.
prejuicio del progreso. Sabido es que esta doctrina explica por las
Ya no ejercen en él su omnímodo poder de seducción las ideas
modificaciones de la ut;/ería en la producción de la riqueza social y la
abstractas. El corazón se ha llenado de decepciones. Un egoísmo sincero
es ahora el rector supremo de la, conducta. El hombre es realista lucha de clases, la historia de la humanidad. Pues bien, la creencia
como el niño; como él espiritual, afecto a cumplir las inspiraciones en el progreso resulta concomitante del desarrollo de la burguesía
de su ser total, desengañado como vive de los fantasmas que marcaron europea, a parcir del movimiento comunal de fines de la Edad Media,
en otro tiempo los rumbos de su vida. hasta su definitivo triunfo en la Revolución Francesa. El progreso
La humanidad, dice Stiroer, en el curso de su rustoria mental, es la ilusión de la burguesía, clase militante y triunfante en la Edad
reproduce la vida de un hombre. Ella es también egoísta en la nifiez, Moderna. Quienes, enardecidos con la Declaración de los Derechos
intelecrualista en la juventud y egoísta nuevamente en su virilidad ... del Hombre, pasearon por las calles de París a la Diosa Razón sobre
La analogía, varias veces anotada y repetida, es ingeniosa, pero no los escombros de la monarquía medieval cristianísima, después de
profunda. Implica la creencia en un ser inexistente que se imagina decapitar al rey, nieto de San Luis, fueron burgueses que realizaban
como un hombre; y ambas suposiciones son falsas. No hay infancia, la apoteosis de su clase. Ellos prepararon el gran drama histérico y
vencieron en él. El intelectualismo, el cientificismo, el enciclopedismo
20 Cours de philosophie posjtivt.
21 Der Ei11zige ,md seinc Ei11ge11tu111. 22 Als sprncb Zarat!J11stra[así hablaba Zaratustra].
24 ANTON'IO CASO LA DEl'INICIÓN DEL PROGRESO 25

,del siglo xvm (precursores del industrialismo contemporáneo), definen Admítase más; concédase el absurdo. ¿Qué utilidad tendría la filosofía
el momento culminante de la idea. Nuestro siglo no es ya bmgués, aun de la historia al lado de la lógica, la estética, la ética y la filosofía de
cuando lo sea tanto todavía, a pesar de su socialismo inveterado y sus 1a religión? El valor de la existencia y de ta ciencia es la única cuestión
continuadas protestas antiburguesas; por eso va perdiendo, con la fe en filosófica que discuten dichas disciplinas. Por consiguiente, considerarán
el progreso, el amor al Fetiche, al ídolo de la tribu eurnpea ... por eso a fortiori la hisroda del progreso ( si lo hubiere) en las ciencias, el
también ha dejado de creer en la filosofía de la historia. Los socialistas, arte, la .rriocal y la religión etcétera. Contenido propio para la filosofía
como Georges Sorel 23 hablan de las ilttsiones del progreso. El e1"ror de la historia no puede haber, enconces. La filosofía de la historia haría
.intelectttalista, realista, antropomórfico, antropolátrico, judaico y bnrgttés, double emploi con las disciplinas filosóficas normativas o del valor de
debe no imperar ya en la conciencia filosófica contemporánea. la existencia. Sería repetición de estudios ya emprendidos; confusión
de esfuerzos filosóficos realizados; es decir, algo amén de contradictorio,
23. El concepto coo,tradictorio de filosofía de la historia inútil.
Lejos de invalidar estas conclusiones, viene, quizá, a corroborarlas,
Pero hay más todavía. Suponiendo que el progreso existiera objeti- definitivamente, la m01-fologí-ade la Historia Universal de Oswald Spen-
vamente, 24 lo que es inadmisible, el concepto mismo de filosofía de gler. Este filósofo de la historia, "superior a todos sus críticos". como
la historia resulta contradictorio en sí, independientemente de la evolu- dice Keyserling (afirmación que de pleno aceptamos, incluyendo,
ción progresiva de la humanidad. En efecto, la filosofía tiene por fin como tiene que ser, a Keyserling mismo en la larga lista de los críticos
la concepción sintética del mundo como totalidad, fundada en la intui- de Spengler), está conforme en la afirmación fundamental de que la
ción del principio necesario ele la existencia. La historia, en cambio, se Historia Universal carece de sentido. En su opinión, sólo tiene sentido
propone la descripción o la intuición de cosas, seres y situaciones contin- la evolución singular de cada cultura histórica, pero no lo reviste la
gentes, irreductibles, únicos en su individualidad. La filosofía es intuición, relación entre las diversas culturas. Spengler piensa que no hay un
pero no de lo individual, sino de lo universal. Todas las grandes sín- progreso constante, sil1o que cada gran cultura de las elaboradas por la
tesis filosóficas, desde el platonismo hasta el bergsonismo, son intuiciones humanidad, es como una planta que medra y luego muere: "Una cul-
del principio universal de la existencia. El Universo, que es para las tura nace, cuando una alma grande despierta del estado primario, y se
ciencias un conjunto de fórmulas, de leyes, de uniformidades, de analo- desprende del eterno infantilismo humano, cuando una forma surge
_gías, es para el filósofo un ser plural o único, sustancia o mónadas, ele lo informe, cuando algo limitado y efímero emerge de lo ilimitado
oero siempre un ser ' una totalidad, una intuición. La historia es 1tna
~
y perdurable; florece, entonces, sobre el suelo de una comarca, a la
imitación c-reado1'a;no una invención creadora como el arte, ni una sín- cual permanece adherida como una planta. Una cultura muere cuando
tesis abstracta como las ciencias, ni una intuición de lo 11niversalconcreto c.-saalma ha desarrollado la suma de sus posibilidades en lenguas, dog-
como la filosofía. El historiador revive el pasado, lo reanima, lo resucita. mas, artes, Estados, ciencias, y torna a sumergirse en la espiritualidad
Su labor es como la del artista, esencial y fundamentalmente intuición primitiva. Cuando el término ha sido alcanzado, cuando la idea, la
,de individu~lidades y peculiaridades. Por tanto, tiene razón Croce 25 al muchedumbre de posibilidades interiores se ha desarrollado y cumplido,
declarar que resulta imposible una filosofía de la historia concebida, en exteriormente, entonces, de pronto, la cultura se anquilosa y muere; su
el fondo como intelecrualización de la historia, como historia de seg1mdo sangre se cuaja, sus fuerzas se agotan; es decir, se transforma ea civiliza--
grado, ideal, eterna, según la quería Hegel, negación de la historia real ci6n. Esto es lo que sentimos y comprendemos en las palabras egipti-
y temporal verdadera. Podría añadirse: escamoteo sistemático de la ósmo, bizantinismo, mandarinismo. Y el cadáver gigantesco, tronco reseco
historia. y sin sabia, puede permanecer en el bosque siglos y siglos, alzando sus
ramas muertas al cielo. Tal es el caso de China, de la India, del Islam.
23V fase L,s ilusiones del Jn-ogreso. T'lstces el sentido de todas las decadencias de la historia, cumplimiento
24Véase el estudio de los criterios del progreso objetivo en el artículo de René
·warms ront!ado: "L'idée de progres", inserto en la Rev11e de Sociologie número interior y exterior, acabamiento que inevitablemente sobreviene a toda
-correspondiente a marzo de 1911. cultura viva. La de .más limpios contornos se halla a nuestros ojos: es
25 Saggio sullo He gel. la decadencia de la antigüedad." Es decir, para Spengler, no hay un solo
26 ANTONIO CASO

progreso lmmauo, sino ciclos culturales que empiezan y acaban, singular-


mente. Existe, m,íJ bien que ,ma filosofía de lfl historia, rma investigación
sintética de la bwlogia de cada c11lt11ra hnmana.
El pensamiento esencial de Spenglcr se precisa y corrobora al referirse
concretamente a las extintas civilizaciones del antiguo México. Ante el CAPÍTULO Ul
terrible episodio de la Conquista española, el filósofo, sobrecogido de
estupor, exclama: "Enrre tanto, en México había nacido una cultura LA HISTORIA COMO CIENCTA
nueva, can remota, tan alejada de todas Jas demás, que no pudo haber
noticja de ella en éstas, ni de éstas en ella. Tanto más admirable resulta 24. ¿Es ciencia la historia?
pues, la semejanza de su evolución con la evolución de la cultura antigua. '
Se Jlenarán de espanto los filólogos, cuando ante estos teocallis piensen "En tres grupos, según Alcamira, pueden clasificarse los pensadores
en sus templos dóricos. Y, sin embargo, precisamente un rasgo antiguo, (filósofos, historiadores, sociólogos), con relación a este problema: nie-
la falca de voluntad de potencia en la técnica, es Jo que determinó aquí la gan unos, en redondo, toda condición cieorífica a la historia; se la
índole del armamento y, por consiguiente, hizo posible la catástrofe. reconocen otros en parre, y otros, en fin, la afirman y hasta pretenden
Porque esca cultura es el único ejemplo de una muerte violenta. No consriruir con ella una especie nueva." 27
faJleció por decaimiento, no fue ni estorbada ni reprimida en su desa- Ningún error puede producirse, al menos sería inexplicable que se
rrollo . .Murió asesinada, en la plenirud de: su evolución, destruida como produjera, si no se fundara de algún modo en datos reales susceptibles
una flor que un transeúnte decapira con su vara. de interpretarse como los interpreta quien incurre en error. Dijo Spencer
"Lo más terrible de csrc cspeca'tculo es que ni siquiera foe rol destruc- -y la expresión suya corrió buena fortuna, después-- qr,o hay ,m f 011do
ción una necesidad para la cultura de Occidente. Ésca es la mejor de verd11den las cosa.rfalsas. Si respecto a la naturaleza de la historia
prueba de que la historia humana carece de sentido." 26 Y su carácter científico o artístico existe grave discrepancia de paraceres,
ello dependerá, problablemente, de que los caracteres mismos de la
historia son susceptibles de interpretaciones diversas, porque quizás la cosa
que se quiere definir sea incoherente en sí, y, como enseña Stuarc MiLJ,
··no hay concordancia en punto de 1a definición de una cosa, sino cuando
la hay en cuanto al objeto de la definición"; pero también puC'dc acaecer
que, coherente en sí la hiscoria, sea can compleja que por uno de sus
aspc..ttos aparezca como ciencia y pur ucro, arce; o arce y ciencia a la
vez, o ciencia y arce s11igenuis. Podria, por último, suceder que no
coherente del ~odo en sí misma, 1a historia aunase a su incongruencia,
al menos relativa, su herecogencidad; enconccs la dificultad de su defi-
nición explicaría la discrepancia de los pareceres a que Alrnmira se
refiere.
Entre un libro de historia como el de Herodoto y uno como el de
Polibio, hay grandes diferencias notorias. Entre la rustoria como la
concibe San Agustín y como la entiende Fuste! de Coulanges, ]as dife-
re~cias son. también palmarias. Pero no tan profundas y decisivas que
cv1tcn cons1dL--rarlos poéticos libros de Heródoto y los teológicos de San
Agusrin como diversos en su esencia de los de Polibio y FusceJ de
:rn Li Dendrnc,a di' OcciJr11Jr, pp. 67 ss. de la Hrsión c.>sp2ñola de Manuel
G. Morcntc. ~; Cueiti<mesmodcr11as de historia, p. 106.
28 ANTONIO CASO LA HISTORIA COMO CIENCIA

Coulanges. La historia filosófica es, fundamentalmente, un mismo cono- sas de las rescriccione;, de su enunciado; y si las admitiere, es que no
cimiento. Como la ciencia de Alberto Magno y Roger Bacon y la de se trata de una verdadera inducción, sino de inducciones aparentes. Se
Descartes y Galileo es única, por más que se refiera siempre al conjunto trata entonces de enunciar sintéticamente lo que con anterioridad se ha
ele ideas del siglo que la engendró y se matice con el espíritu de las descubierto; pero no hay tránsito de algo conocido a algo desconocido,
épocas que se vienen sucediendo y rectificando. no se aumenta el conocimiento científico. Una ley astronómica, física,
Considérese, pues, no todo el contenido de los libros de historia; sino biológica, abarca una nrnltirnd inclefinida de casos posibles, que habrán
lo que de histórico existe en ellos; elimínese, siquiera sea convencional- de confirmarla uniformemente en cuanto se produzcan. En cambio, lo
mente, lo auxiliar, contingente y extrínseco: especulaciones políticas y que se ha llamado generalización histórica, no es sino el enunciado
morales, reflexiones filosóficas y religiosas; tendencias místicas o peda- sintético de atributos previamente definidos de cierto pueblo, individuo
gógicas, etcétera, siempre quedará un fondo s11igeneris que será, preci- o civilización; en suma, de cosas que no variarán en el tiempo. La
samente, el objeto de la definición de la historia; ya que se la considere posibilidad de variación se agotó por la esencia misma del he<:ho his-
como arte o ciencia, o arte y ciencia a la vez, o como arte o ciencia tórico, referido siempre al pasado.
sui generis. La deducción, igualmente, al derivar de una proposición general con-
La historia, a primera vista, no reproduce el tipo general de las clusiones menos generales o particulares, lo hace con el propio carácter
ciencias. Esta es, probablemente, la opinión del lector imparcial. Mien- de uniformidad no sólo paca lo real, sino para lo posible, sin restric-
tras que la física, la química, la biología y la sociología reproducen ciones de lugar ni de tiempo. En cambio, si el historiador generaliza,
los r:isgos fisionómicos de una misma familia ideológica, la historia se deduce o induce, lo hará siempre restringido por la definición misma
aparta del tipo común. Pongamos que ésta sea una opinión superficial. de su estudio. Se referirá siempre a lo que ha sido una vez y no
No obstante, alguna causa profonda debe sostenerla, ya que tan común- volverá a ser jamás idéntico a sí mismo. El historiador elegirá ad libitt1m
mente se insinúa. la importancia del objeto de su conocimiento; puede proponerse la
La historia, en efecto, procede a,d narrandum, reconstruyendo, revi- historia de un individuo especial, la biografía de Cromwell o de Federico
viendo el pasado. Las ciencias, en vez de volver su mirada al pasado, el Grande, la historia de una ciudad como Florencia o París, la de la
la ponen en el porvenir. La historia va a investigar, en el perenne civilización italiana del Renacimient_o,; pero Cromwell, Federico el
desenvolvimiento de la vida, la vida que fue, el mundo que pereció, Grande, Florencia, Pads y la civilización italiana del Renacimiento son
las sociedades, tradiciones y costumbres desaparecidas. Su objeto de cono- igualmente .individuales, igualmente únicos en el espacio y en el tiempo.
cimiento no existe actualmente; el tiempo lo incorporó en su tránsito El papel de la generalización inductiva o las reflexiones obtenidas por·
y lo convirtió en el momento acrual o lo deshizo para siempre. deducción de tal o cual generalización histórica, nunca podrán equipa-
¿Cuál ciencia es ésta, diversa de las otras, ciencia que no conoce para rarse a la función que en las ciencias desempeñan los mismos procedi-
prever sino para revivir? ¿Cómo podrá conservar la historia su carácter mientos lógicos. En la historia son elementos racionales de la elaboración
científico y referirse al pasado, en vez de consagrarse al futuro? ¿Cuáles final constructiva; en las ciencias son, corno se ha dicho, resultados.
hechos generales descubrirá? ¿Qué simetrías y oposiciones de la natura- mucho meuos contingentes; no simples generalizaciones, sino leyes; no
leza precisará, válidas solamente para el pasado y limitadas, por tanto, resúmenes de observaciones, sino uniformidades de relaciones sin más
en su universalidad; contingentes con relación al porvenir? límites de tiempo y espacio que los de su enuuciado; no auxiliares de
intuiciones finales, sino esfuerzos que cumplen su fin al formularse; que
25. La historia y las ciencias llevan su objeto en sí mismos.

El procedimiento lógico de las ciencias es deductivo o inductivo, pero 26. los historiadores de sucesos particulares
siempre implica un elemento general al que va a llegarse o del que ha
de partirse para efectuar el razonamiento. Por virtud de la inducción, el Todos los historiadores lo son de sttcesos particttlares. Tal historiador·
investigador científico deriva del estudio de unes cuantos hechos un de genio, Tucídides, por ejemplo, describirá la Guerra del Peloponeso;
resultado general que no admite restricciones de tiempo ni espacio diver- revelará la rivalidad esencial y profunda de Atenas y Esparta; evocará
LA HISTORIA COMO CIENCIA 31
30 ANT0h'I0 CASO
conocm:uento todo cuanto no es en propiedad histórico, aun cuando
el periodo terrible y admirable; exhumará del olvido atributos se encuentre íntimamente enlazado y confundido en los libros de los
peculiares de hombres y cosas para él contemporáneos ( el presente grandes historiadores ( que es, digámoslo de paso, en donde se debe
siempre forma parte del pasado para 1a conciencia que lo percibe). buscar la peculiar misión de la historia y no en las especulaciones de
Verdad es que su espírim filosófico matizará la obra con perspicaces los críticos, retóricos y filósofos), cabe preguntar, como al principio;
.reflexiones morales y graves consideraciones políticas; verdad que pondrá ¿no tendrá razón el sentido común al haber distinguido de las ciencias
en boca de héroes, como Pericles, discursos magníficos; pero esas disqui- el conocimiento sui generis que tantos atributos diferenciales posee?
siciones no compondrán el fin último de su labor, aun cuando en Resuélvase el punto como se quiera; pero no se niegue esca primera
ella abunden. Y lo que hará perennemente de sus escritos libros históricos proposición incuestionable: Si no .re modifica el concepto de ciencia,
y no tratados de filosofía moral, habrá de ser la última visión sintética, habrá siempre 1ma especie del género q1te no reprodttcirá los atribt✓tos
intuición reconstructiva, propósito logrado de animar sirnaciones singu- genéricos,- lo q1te es absurdo.
larísimas en el tiempo y el espacio, con datos organizados por la
imaginación creadora y previamente acrisolados por la razón. 28. El concepto de ciencia y la Historia
No quitan a la Divina Comedia las innumerables alusiones mito-
lógicas, teológicas, históricas y metafísicas que la llenan, su sello Varios pensadores han preferido modificar el concepto de ciencia
poético inconfundible, como no desvirtúan el sentido filosófico final para hacer caber en él el concepto de historia. Otros, en cambio, más
de la Evolution C1"étttricede Bergson, las nobles cualidades estéticas de respetuosos de la verdad y menos nun1erosos, por consiguiente, han
su estilo, la magia de la expresión de lo que parecería, en un primer preferido declarar que la Historfa no es ciencia. 28
aspecto, inefable. El fin último, que en el gran poeta es creación Sir Alex Grant, refiriéndose a Hegel, decía que tomar filosofía de
libérrima y en el filósofo francés intuición universal del élan vital la Filosofía de la Historia de Hegel es como tomar poesía de Shakespeare;
,de la existencia, en el hisroríador griego es resurrección ideal de deuda casi universal. Con cuánta mayor razón podría afirmarse, supri-
héroes y personajes que en realidad vivieron y obraron engendrando miendo toda limitación, que es deuda universal tomar filosofía de Aris-
<le sí una época histórica de memorable recordación para la humanidad. tóteles. Recurramos para la discusión del punto al Estagirita y pidámosle
Si el historiador, como Tucídides, logra ofrecernos la ilusión de hacer su concepto de ciencia, en primer lugar, y luego su concepto de historia.
mover y desarrollar ante nuestros ojos a aquellas naciones helénicas Aristóteles fue todo lo contrario de un cartesiano recalcitrante,
redivivas; si su acción se manifiesta a nuestra conciencia como la de enemigo jurado de 1a erudición y la filología. No recurrimos, pues,
nuestros contemporáneos, habrá logrado su designio. Reveló en su a un filósofo apriorista y violento, a quien poco importaría la tradición;
unicidad y singularidad el pasado. Tal es la ambición de la historia. sino al que, entre todos los griegos, fue el primer historiador de la
filosofía. Es decir: recurrimos a un gran filósofo que fue también
27. Síntesis. En suma: en tanto qtte las ciencir1s se refieren a géneros, un historiador ilustre: "Aristóteles, dice Boutroux, se entregó a profundos
.unif omzidades y leyes, la historia, attn c1tandop1"actiq11,e
los procedimientos estudios históricos en todos los domjnios de la ciencia. 29
racionales, no f ormttla leyes al generalizar, sino q1te simplemente lo La filosofía es, para Aristóteles, conocimiento de lo 1miv01"sat;y
hace para servir así a stt fin último, que es la inttúción de lo individttal.
28
En tanto qtte las ciencias estttdian lo que se repite 1.miversalmente '\El espíritu humano -dice Bacon- una vez seducido por ciertas ideas,
ya sea en razón de su encanto, ya por el imperio de la tradición y la fe que
Jo q11e es una vez, y más veces y siempre, la historia se 1·afiere a lo les presta, vese obligado a ceder, poniéndose de acuerdo con ellas; y aunque las
iínico, a lo q2te nunca vttelve a ser como fue. pruebas que las desmientan fueren muy numerosas y concluyentes, el espíritu
En tanto q1te las ciencias son dztefias del tiempo, y para prever las olvida, las desprecia, o, por una distinción sutil las aparta y rcchna, no sin
grave daño; pero preciso le es conservar incólume roda la autoridld de sus
el fnt1tro se desarrollan, la historia pone su mirada en el pasado y queridos sofismas." Nóvum orga1111111, aforismo 46 .
.sólo el pasado investiga y a él se contrae.
Supuestas las condiciones de indiv-i.d11alidad,1-micidad y preterid.ad 2 º Grande E11ciclof1edie,Articulo ARISTOTE.
-de la historia; desligando de lo que constituye la esencia de este
32 ANTONIO CASO
LA HISTORIA. COMO CIENCIA 33
cada ciencia una filosofía pmcial, restringida a cierro objeto de cono- la cieocia es in1posible. La antítesis es indudable, profunda; y la
cimiento. Pero sin un elemento de generalidad no hay ciencia. Aristóteles
conclusi6n del silogismo propuesto, perfecta: ta historia no es .ciencia.
declara, en efecto, que no hay ciencia de lo particular como parc~cular. ~o De las cuatro grandes formas de actividad intelectual: la filosofía,
Respecto de la historia, enseña el Estagirita: "La verd.'lder~ d1ferenc1a la ciencia, el arte y la historia, la filosofía y la ciencia se refieren siempre
( entre el historiador y el poeta), estriba en que uno refiere lo que a cosas no individuales, universales o generales, el arte a la individualida.d
ha sido y otro lo que habría podido ser. Esto es lo que hace de la absoluta, posible, y la historia a lo particular y real, nunca a la abstracción
poesia algo más filosófico y serio que 1a historia, puesto que la poesía ni a la generalidad.
se ocupa más da lo nniversat, y la hütoria más de lo particttlar. Lo El mayor de los filósofos ensefia tan1bién, en el párrafo drndo, su
universal, en general, es el coníunco de palabras o de actos que preferencia hacia Ja poesía sobre la historia; porque "la poesía se
conciernen a ml personaje verosímil o necesariamente; y el fin de la octtpa rnás de lo nniversal y la historia más de lo particnlar'. En
poesía es éste, al poner nombres propios a dichas generalidades. Lo este pUDtO no desmiente la idoneidad de su genio el Estagirita. Es
particular es, por ejemplo, lo que Alcibiades ha J1echo o lo que ha filósofo aquel que sabe hallar en lo uuiversal la explicación de lo
sufrido. 31 individual, en lo necesario que intuye, lo contingente que se le da en
Uniendo en el rigor de un silogismo ambas ideas, se tendría la experiencia. La poesía de un Shakespeare, al crear tipos eternos
(premisa mayor): no hay ciencia de Jo particular (premisa menor): <le la pasión humana, como Hamlet, Otelo, Lear, está más cerca de la
la historia conoce lo particular ( conclusión) luego no es ciencia la i11tuición filosófica de lo universal, que el historiador supremo que,
historia. como Tácico, sólo logra, al referirse a tal o cual insigne personaje
Es verdad, como quiere Alramira, que la noción de ciencia que viviente, Calígula, Nerón o Donúciano, puntualizar la maldad contin-
tuvo Aristóteles no es precisamente la noción contemporánea ( el gente, histórica, menos real, menos perversa en suma, dentro de su
concepto de ciencia es uno de los puntos más discutidos en 1a filosofía particularidad esencial, que la realísima intuida estéticamente, a través
de nuestro tiempo); pero, considérese el concepto en el íntelectl1alismo de innumerables experiencias, por el genio creador del arrisca.
griego, en la filosofía de la contingencia de M. !rnile Boutroux, o
en el pragmatismo contemporáneo de James y Le Roy ( que afirma
la contingencia, ya no de las leyes, sino de los núsmos hechos científicos), 29. El pensamiento de Schopenhauer
y siempre será verdadero declarar que, sin un elemento de generalidad, sobre la historia como ciencia
no hay ciencia; es decir, que la historia, si fuere conocimiento de Esta misma preferencia filosófica de Aristóteles compartiéroola otros
lo particular, no deberá contarse en el grupo de las ciencias, como .~ranciespensadores que, a su ejemplo, negaron a la historia el carácter
una especie del género común. de ciencia. Schopenhauer, como se va a ver en seguida, la suscribe; y
¿Quién dejará de admitir que sin tipos, géneros,ideas, formas, 11-nifor- adviértase de paso que el filósofo alemán, como el griego, fueron
midades o 11alores,la ciencia es imposible? ¿Quién podrá hablar de hombres ampliamente dotados de esa forma de ta simpatía ,miverraJ
ciencia de lo particttlar, sin percibir desde luego la contradicción en qLte, según Hoeffding, es el sentido histórico. El sistema .éilosófíco de
los términos del enunciado? No, no es el problema que Aristóteles Schopenhauer tiene más bien unidad psicológica que lógica.
resolvió tan clara y filosóficamente, para resuelto por las meras La poesía contribuye más que la historia, según Schopenhauer, al
vicisitudes del concepto de ciencia, como lo desearía el historiador rnnocimiento de la naturaleza humana: "En este sentido, tenemos que
español antes citado; porque en todo tiempo y en el sistema filosófico esperar de la primera más lecciones verdaderas que de la segunda.
de que se mue o que se elija al azar, sin un mbstratmn de universalidad Aristóteles lo reconoció diciendo: Et res magis philosophica et meliore
(aun cuando no necesario como exclusivamente lo pensó Aristóteles), ¡,,,esis est quam historia.
ao Mctafisica u, 11. Moral :i Nicómaco, v-1, u. "fa historia no puede aspirar a colocarse en fila con las demás
a1 Véase en el capítulo respectivo, que hallar:í el lector, adelante, la hipótesis l icncias, pues no puede reivindicar para sí las cualidades que distinguen
de Windelbaud y de Rickcrt, quienes creen haber hallado en los valores el a aquéllas. Le faJca el caráeter fundamental de toda ciencia, a saber:
elemento universal de la hiscoci3.
l,1 subordinación de los hechos conocidos; en lugar de la cual sólo
34 ANTONIO CASO

puede ofrecernos su coordinación. No hay, pues, sistema en la historia LA HISTORIA COMO CIENCIA 35
como lo hay en cualquiera de las ciencias. Es un saber, no una ciencia,
pues en ninguna parte conoce lo particular por lo general, sino que 30. Los caracteres de los hechos históricos, según Meyer y Andler
se ve obligada a tomar directamente el hecho individual, y a arrastrarse,
digámoslo así, por el suelo de la e>..1Jeriencia,mientras que las ciencias Pero no basta afirmar la particularidad o individualidad, la singu-
vuelan por encima, porque han adquirido vastas nociones generales, laridad o unicidad de los hechos que constituyen el objeto de la historia,
mediante las cuales dominan lo particular, y pueden, al menos dentro ni afirmar su carácter pretérito; precisa definir esos caracteres, com-
de ciertos limites, abrazar de una ojeada la posibilidad de las cosas pletando con las corrroboraciones que proporcionan los historiadores
pertenecientes a su dominio, de manera que pueden contemplar con profesionales contemporáneos, las enseñanzas filosóficas de Aristóteles
tranquilidad hasta lo eventual y lo futuro. Las ciencias, como son y Schopenhauer, negativas del valor científico del conocimiento histórico.
sistemas de nociones generales, tratan sólo de géneros; la historia trata "La afirmación esencial del estudio histórico descriptivo, dice Andler 33
siempre de cosas individuales, según lo cual, de concederle carácter ( resumiendo las conclusiones del ilustre historiador Eduardo Meyer),
científico, sería una ciencia de individuos, lo que implica contradicción. es que el objeto de esta ciencia lo forman los hechos ind1viduales.
También se desprende de lo anterior que todas las ciencias, sin excepción, Esto no quiere decir que se trate sólo de hechos acaecidos en individuos
tratan de lo que existe siempre, mientras que la historia relata lo humanos. Los grupos, los pueblos, las civilizaciones son individuos
que ha existido sólo una vez y no volverá a existir jamás." 82 colectivos que tienen su particularidad. No hay dos siglos siquiera, ni
El concepto implica, en verdad, cierta inferioridad indudable para dos acciones que se parezcan. La historia tiene por objeto trazar las
la historia; pero también tma superioridad constante. Las ciencias Vttelan diferencias existentes entre esas estructuras particulares de los hombres
sobre el suelo de la experiencia y la historia se arrastt'a. Aceptemos o de los grupos humanos que describe como son, cambiant~s y activos,
la metáfora y continuemos la alegoría. Pero al volar, las ciencias no pero irreductibles."
toman para sí más que aspectos abstractos, es decir, ideales y, por Jyfeyer deduce de este concepto fundamental del objeto de las disci-
tamo, irreales; mientras que la historia, arrastrándose, da con lo plinas históricas, consecuencias imporcantisin1as:
individual realísiroo, lo describe, y nos lo entrega como intuición
concreta y única. Volar implicará vencajass pero precisa confesar que I. En primer lugar, las ca1JSasgenet·c,les no son del resorte de la
arrastrarse ]as tiene, si tratamos de graduar la importancia de ambos investioación histórica. Tales causas existen, pero no han de definirse
conocimientos. En el mundo no hay hechos astron6micos ni físicos en la histeria. La acción de los hechos generales, psicológicos o econó-
ni biológicos; bay seres, sistemas naturales, como diría Bergson, hechos micos es limitativa simplemente y no explicativa de los fenómenos
históricos que, comparados entre sí, ofrecen atributos comunes, objeto particulares que estudia. Tales hechos no bastan para lograr la previ~ión
de las leyes científicas. La historia se compenetra, acoge, al arrastrarse, de los acontecimientos particulares que se desarrollan en el recmto
la misma realidad; en tanto que las ciencias no hacen sino volar y cerrado que limitan los propios hechos generales.
ver por encima de ella. El águila, en su cima, no lo distingue todo; II. Además, "los estados de las cosas permanentes no son historia.
la serpiente, en cambio, al limitar su horizonte, palpa con su cuerpo Nada como la existencia de los Alpes ha predeterminado la existencia
reptante la tierra. La filosofía es águila; la historia, serpiente. Ambas histórica de los pueblos de la Europa central, la historia de Suiza, de
son seres sagrados. Italia, de Alemania y de Francia, no es inteligible, sino por la existencia
En suma, en la historia hay coordinación serial, pero no sistema, de los Alpes; pero la existencia de los Alpes no corresponde a la
no jerarquización de nociones como en la ciencia y la filosofía. La histeria. Los hechos históricos son los que cambian y obran por su
historia es un saber, no una ciencia. Es, tal vez, una forma de cono- cambio; los pueblos no civilizados cuyo escado social no cambia, no
cimiento irreductible, aun cuando participa de la índole de la ciencia ·son pueblos hiscóricos. Son a la manera ele bloques graníticos aislados
y del arte. e inmóviles en torno de los cuales se mueve la marea de los pueblos.
Puede acae'cer bruscamente que masas inorgánicas de no civilizados
ª2 El mundo como voluntad y como representación, cap. xxxvru. se lancen sobre civilizaciones evolutivas, como los hunos y los mongoles

33 La philosuphie allemande 111t XIXe. sieclc.


36 A.l.'l'TONIO CASO

que asolaron Europa y que obraron ent0nces como móviles proyectados


mecánicamente".
III. Por otra parte, ªtos hechos colectwos no son hechos históricos.
El destino de las multitudes deshechas en una batalla de César, de
ningún modo importa. El plan estratégico y táctico que dio la victoria,
tal es el hecho que merece atención". Las masas son el s11,bstratum CAPÍTULO IV
de la historia, la materia sobre la cual se realizan los acontecimientos
y se tallan las instituciones. la materia no es interesante sino por la LA HISTORIA COMO CIENCIA SUI GENERIS
forma que toma, y esta forma es obra individual. ... "Senonché, fcnometncni soltanto suc-
IV. Por más que la historia se extienda, nunca saldrá de los hechos cessivi o soltanto di ripetizione non esistono
e non sono concepibili ... "
particulares. Vida particular es la de una civilización como la de los Croce
pueblos orientales y occidentales de la Edad Antigua. Nunca la historia
es ciencia de lo general. No sólo es difícil descubrvr las leyes de la 31. Repetición y sucesión universales
historia,· es contradictorio br1,scarlas.~-1
Concebida la historia como descripción de lo individual único, El célebre libro de Xénopol, primeramente rotulado Principios fttn-
irreductible y pasado, ya se r.rate de bombees, pueblos, civilizaciones dament,tles de la historia, en la edición de 1899; enriquecido con
o razas, claro se ve de qué suerte queda propiamente distinguido su nuevos datos, más tarde; y refundido completamente en la más reciente
objeto del de las ciencias. Éstas estudian las repeticiones universal<.".s, edición publicada con el título de Teo,•ía de la historia, constituye,
oposiciones y adaptaciones reductibles a uniformidades genéricas; las sin duda, el esfuerzo más importante que se ha hecho para sostener
semejanzas, los contrastes y las simetrías, todo cuanto cae bajo el dominio el carácter científico de los propios hechos históricos.
del acto racional, todo lo que se formula en ideas o nociones que El concepto de ciencia se modifica, conforme a los nuevos principios
generaii.zan atributos, en juicios que comparan ideas, en razonamientos cosmológicos de Xénopol, y, de esta suerte, la historia parece mantener
que comparan jiiicios o que resultan de razonamientos elementales. su esencia de conocimiento de lo individual, y, a la vez, no debe
La bjsroria ( que utiliza las nociones científicas abstractas, que limitan abdicar del carácter científico que algunos de sus teóricos le conceden.
o circunscriben su campo propio), el stzber que se arrastra para así La vieja sentencia clásica: No hay cienci,ade lo partirnlar, si se admi-
palpar mejor su objeto, refiérese a lo que en lógica se llama esvecies tieren las categorías de s1¡,cesióny repetición, que propone Xénopol,
ínfimas; es decir, a los seres reales, a los hechos que no sele~dona no podría contarse como argumento pertinente; en contra del carácter
el análisis, a l.as entidades que no brotan al conjuro de teorías, a lo científico de la historia.
que no es objeto abstraído de la vida, sino vida de la oue se han Comienza por afirmar Xénopol, en el primer cap.(rulo de su libro
abstraído todos los objetos; siempre individual, singular, irreductible, - Repetición y sucesión universales- la relación de todos los fenómenos
diferente. con el espacio y el tiempo. Profesa el autor, para sostener tal relación,
un realismo completamente adverso a la tesis kantiana de la idealidad
del tiempo y el espacio considerados como formas a priori de la
sensibilidad: "El espacio, dice, se extiende fuera de nosotros, y el tiempo
transcurre independientemente de nosotros." Si así no fuere, habría que
admitir lo gue Hartmann declara refiriéndose a la éoncepción schopen-
hauciana del tiempo ( en el fondo, como es sabido, la kantiana), a
saber: "que la historia es una fantasmagoría purnmente ilusoria del
pensamiento subjetivo". 35
34 Ojms cit., p. 216.
SGFilosofía del inconsciente, vol. I.
38 ANTONIO CASO LA HISTORIA COMO CIENCIA SUI GÉNERIS 39

Este realismo antikantiano de Xénopol, provoca inmediatamente las existencia, íntimamente ligados entre sí, y, sin embargo, irreductibles
graves dificultades anejas a todo ingenuo realismo: "El espacio es en parte; y aun algo más, y más difícil de aceptar; fuerzas y tiempo
necesario para la producción de toda clase de hechos. Aun los intelectuales activos con relación a ciertos hechos, e inactivos con respecto a otros.
que, propiamente hablando, carecen de extensión, no p1.1edenser conce- Si se admite la acción universal de la fuerza, ¿cómo explicar esta
bidos por el espíritu sino moviéndose en un espacio ideal (?); y extraña selección o abstención?
toda idea, basta la más abstracta, se mueve en el espíritu."
Indudablemente, el espacio es innecesario como ambiente ideal de 32. Los fenómenos astronómicos
los hechos intelectuales, los que, diga lo que quiera Xénopol, lo mismo
que todos los demás estados de conciencia, no necesitan de más medio El tipo de los hechos de repetición lo ofrecen los fenómenos
ideal diverso del tiempo. En todo rigor de doctrina, ni siquiera hay astronómicos, en los que, no obstante, un análisis cuidadoso desentraña
estados de conciencia. :Ésta es una ficción intelectualista que selecciona cierta incuestionable sucesión, cierra historicidad, si así puede decirse.
la corriente continua de la conciencia, de que habla James; una proyección Dejando a un lado el problema de saber si el tiempo no tiene influencia
del atomismo de los químicos en la órbita de lo propiamente psicológico; en las mismas leyes naturales (leyes cuya uniformidad pareció a
algo cómodo, pero irreal. Montesquieu 11ecesaria, y que a los filósofos contemporáneos, como
Mad1, parece simplemente cómoda o eficaz, simple corolario del
La esencia de los fenómenos del espfritu es el tiempo, la durée-reétle
principio de la economía del esfuerzo intelectual) ; dejando a un lado,
( de que habla elocuentemente Bergson), tao diversa del tiempo-marco
también, la cuestión relativa a investigar si, fuera de nuestro sistema
o tiempo-espacio ( contradicción en dos palabras), de que erata Xénopol.
solar, fuera del punto del infinito que habitamos, es decir, hoy mismo,
Concebir que el espíritu sea a la manera de un espacio jdeaJ, es
en otro punto diverso del espacio, se cumplen nuestras uniformidades
proyectar, también, el tiempo en el espacio, desnaturalizar la realidad
ciencfficas (problema que alguna vez preocupó a Stuart Mill, y que
del tiempo y del espíritu. Hechos mentales y tiempo que transcurre
son idénticos. al fin no lo resolvió por la afirmativa el ilustre lógico inglés): y
otras consideraciones como éstas, relativas a la contingencia de las
"Los hechos que se han producido o se producen en ambos marcos: leyes naturales, es decir, a la histo,-ia de la repetición 1mivenal, como
el del espacio y el del tiempo, sin dejarse influir por las fuerzas modi- diría Gabriel Tarde ( en las ideas del cual parece haberse inspirado el
ficadoras, constituyen los hechos de t"epetición. Por el contrario, los
escritor rumano); pero concediendo que la uniformidad, la repetición,
que son o pueden ser influidos y transformados por las fuerzas que
es un corolario de la conservación de la energía o de la persistencia
obran en el tiempo, constityen los hechos de s11,cesión."
de la fuerza ( que impone la persistencia de las relaciones entre las
Las dos categorías que aparecen por primera vez en el párrafo que fuerzas; es decir, las diversas repeticiones universales, las leyes de la
acaba de copiarse forman el objeto de dos diversas disciplinas: las Naturaleza); y, refiriéndonos, simplemente, a la repetición astronómica,
ciencias ( conocimiento· de los hechos de repetición); la historia ( cono- tipo de las repeticiones mejor definidas, científicamente; considerando,
cimiento de los hechos de sucesión). Los de repetición son el todo, por ejemplo, la ley kepleriana de la órbita elíptica de los planetas, es
una parte del cual se separa para dar origen a los de sucesión. "La indudable que: en primer lugar, jamás el planeta describe su hipotética
repetición es el fundamento de todo lo que exjste; la sucesión no es órbita elíptica propiamente dicha; en segundo lugar, nnnca describe
sino su florecimiento." la misma cuasi elipse; y, en tercer término, nunca la describe en el
A todo lector imparcial parecerá, seguramente, extraña esca idea de mismo punto del espacio. Las repeticiones astronómicas mejor com-
un tiempo o de unas fuerzas, inactivos con respecto a ciertos hechos, probadas, participan, pues, del caráaer de las sucesiones; son, al mismo
y activos con relación a otros, que al fin se declaran tan íntimamente tiempo, la planta y la inflorescencia de que habla Xénopol; tienen
ligados con les primeros como un f torecimiento de los mismos.. historia, historia mínima o límite, porque son la repetición máxima;
Tal es el error fundamental de la tesis: creer en la inactividad pero historia o historicidad, en suma. Las leyes más vastas y menos
del tiernpo-marco. Pensar que la sucesión o historicidad no es atributo numerosas a que puede reducirse el humano saber, sólo se verifican
de los hechos de repetición. Concebir dos órdenes generales de la como tendencias: lo que ganan en extensión lo pierden en exactitud.
40 ANTONIO CASO LA HISTORIA COMO ClENCIA SUI GÉNERIS 41

Ni podía ser de otro modo. El tiempo transcurre para todas las miento subjetivo", la historia entendida conforme a la epistemología
cosas. No debemos imaginarlo como un marco abstracto de la existencia. de Schopenhauer.
No se confüma, por ende, tampoco, la selección arbitraria que sostiene Véase, todavía más claramente, la imposibilidad de la diferenciación
Xénopol. El tiempo corre o pasa para todos los hechos, porque es real de ambas categorías subjetivas: declara Xénopol que, para que una
todos los hechos; o, en otros términos: todos los hechos duran; todos Sttcesión merezca este nombre, es indispensable que intervengan cambios
son de sttcesión. importantes y continuos, y piensa que ello implica una objeción en
Dice Xénopol: "¿Cómo sería posible admitir que es el espíritu el contra de las uniformidades de sitcesión, que sostiene Stuart Jl.,lill,como
que introduce en los hechos las consideraciones estáticas o históricas gue uno de los tipos de uniformidades de la naturaleza, junto con las de
dan origen a las dos maneras de percibir los fenómenos? ¿Por qué existencia, coexistencia, camación y semejanza. 37
milagro podría el hombre evocar la historia si no existiera el desenvol- Sirviéndonos del propio ejemplo de Mill, que cica el autor rumano;
vimiento? ¿Pot qué milagro podría inventar leyes, si éstas no se hallaran esto es, la ley por la que "un cuerpo movido alrededor de un centro
en la realidad de las cosas? Por canco, no imaginamos nosotros el de fuerza describe círculos proporcionales al tiempo", puede afirmarse
lado estátko o dinámico de las cosas; la materia misma es la que que la repetición estriba en que siempre los cuerpos así movidos describan
presenta ambos aspectos, y el espírim es fiel espejo de ellos, no puede círculos proporcionales al tiempo empleado en recorrerlos; y la sucesión,
hacer otra cosa, sino reproducir in mente esas dos maneras de ser en que la proporcionalidad del tiempo con las trayectorias sea resultado
de la realidad misma: la de la repetición y la de la sucesión." del movimiento alrededor del centro de fuerza, es decir, sea szt efecto;
Para poder contestar que sí es el espírit1tel introductor en la realidad lo que implica relación de incondicional anrelación, o, lo que es igual,
de las categorías de la sucesión y la repetición universales, veamos cómo de sucesión. Queda demostrado, por la consideración antecedente, que
resulta incongruente en sí mismo el concepto de hechos de pura sucesión, no bay contradicción entre la repetición y la sucesión, y que, en tal
así como hemos visto que resulta incongruente el concepto de hechos virtud, es imposible asentir a la síntesis que de su argumentación
de pura repetición, en Astronomía. hace Xénopol, al decir: "la sucesión nunca puede ser un.ifonne y la
w1iformidad no puede jamás ser una sucesión". Croce tiene razón
33. la historia de la humanidad cuando concluye: los fen6menos de s1tcesi6n, diversos de los fen6menos
de repetición no existen ni son concebibles.
En la bjstoria de la humanidad, que sería el tipo del estudio de
Jas relacjones de simple sucesión y no de repetición, es incuestionable 34. Una distinción sutil; sin objetividad
que tal conocimiento, como asienta Croce, sería imposible sin atender
para nada a elementos conceptuales y repeticiones: ¿perche, come -mai Por lo demás, el propio Xénopol, convencido de la relatividad de
si farebbe le, storia dei fatti politici se non si tenesse conto della cons- su diferenciación, declara: "Los hechos de repetición son los que se
tttnte natttra politica di qnei fatti; o della poesi,a senza tenere conto repiren sin diferencias importantes; aqtteUos cttyas variaciones oscilan
delle consta1ite natttra poetica di tutte le manif e.rtazioní storiche di y Ptteden olvidarse, para preocuparse sólo de la esencia, de la parte
essrt?:m A la serie de preguntas de Xénopol, responderemos: Si es el general del hecho. Los hechos, de s1tcesión, por el contrario, son aq1teUos
espíritu; es la inteligencia el elemento que selecciona lo que es sucesión~ en los qne la repetición se realiza de modo que la desemejanza supera
1·epetici6n, indisolublemente. Sí es subjetivo el valor de las dos grandes al elemento común; y en los que las variaciones s011 continuas."
categorías de fenómenos, base de la cosmología, un tanto arbitraria, Bien está que, para los fines del estudio, descuide el astrónomo la
de Xénopol; y si la historia hubiera de fundarse en tal diferenciación historicidad de los movimientos de un planeta, y que el historiador
subjetiva, tendría una base fantasmagórica, como debería decirse del vea de preferencia la sucesión; pero, propiamente hablando, no hay
fundamento que le asigna Xénopol, acaso con más razón que la tuvo hechos de repetición ni hechos de sucesión. la distinción de Xénopol
Hartman para declarar "fantasmagoría puramente ilusoria del pensa- es ingeniosa y sutil; no profunda; sttbjetit1a, en verdad, no objetiva.

36 Lógica. Parte C1tarta.$guardo Stoi'ico, m, p. 403. :::7 Vé.1$eLógica inductiva y deductiva.


LA HISTORIA COMO CIENCIA sur GÉNEJUS 43

42 ANTONIO CASO En efecto, escribe Xéuopol: "La historia, en el amplio sentido de


la palabra, no es una ciencia especial, como se ha querido considerar
Terminase la exposición de la doctrina de Xénopol, con un nuevo hasta e! presente; ciencia que debiera colocarse al lado de la biología,
ensayo de clasificación de las ciencias, 'oosado en la diferenciación que la psicología y la sociologfa; sino que constituye uno de los dos modos
acaba de discutirse. Las ciencias se dividen en teóricas o de repetici6n universales de concepción del mundo, el modo de la sucesión frente al
e histfiricas o de sucesión. Xéoopol afirma, con todos los filósofos de la repetición. Esta idea de la historia muestra la importancia de
contemporáneos, que las clasificaciones subjetivas, es decir, fundadas en la disciplina, cuyo principio, aplicado a la naturaleza material, ha rege-
las facultades intelectuales que se emplean para la elaboración de las nerado su estudio con la idea can fecunda de la evolución. Lejos de tener
diversas ciencias, no deben admitirse, por más que, de Platón a Bacon que defenderse contra los cargos que Je dirigen ciertos pensadores, de
y a D'AJemberc, todas las clasificaciones propuestas hayan sido de este no ser siguiera una ciencia la historia, se descubre, a nuestros ojos, con
orden; y que es menester, por ende, fundar la clasificación de las ciencias derechos iguales al cetro de 1a razón humana que es su hermana gemela:
en criterios objetivos. Al referirse a las clasificaciones de Ampere, de la ciencia de los hechos de repetici6n."
Cornee y de Spencer, no trata especialmente de la primera, aun cuando Ya Bacon, en su genial clasificación subjetiva, había referido a la
concluye para todas, y rechaza el criterio comtista de la complejidad memoria (sucesión), el conocimiento histórico, a la vez que lo concebía
creciente y la decreciente generalidad, que e1 filósofo francés llamó abarcando, como dice Croce y enseña Xénopol, todas las manifestacienes
criterio lógico de su ordenamiento serial. de Jo real ( historia de los cuerpos celestes, de las regiones del aire,
Supuestas las observaciones que se han aducido con respecto a la meteoros, cometas, etcétera, de las tierras, mares, montañas, ríos, etcétera,
distinción de las dos categorías de Xénopol, y a su valor meramente de los elementos o congregaciones mayores, de las especies o congrega-
subjetivo, es evidente que el autor rumano incurre en el mismo error ciones menores, que componían para él la historia natural; y la historia
que trata de evitar. Las ciencias teóricas o históricas se diferenciarían civil, o sea, eclesiástica, civil propiamente dicha, y literaria o de las
:3-n subjetivamente como se diferencian sólo de esta suerte las categorías letras y las artes). 39 De suerte que la autonomía del conocimiento
trrea!es de la repetición y la sucesión. histórico y su extensión universa! son dos ideas de Bacon, que Xénopol
"Es soberanamente inexacto hacer de la historia una ciencia particular ha reproducido, procurando fundarlas en la diferenciación de las cate-
al igual de la física, la química, la biología o !a psicología, como se gorías tantas veces citada. Mejor que atribuir al autor de !a Teoría de
ve en todas las clasificaciones de las ciencias. Hay que atribuir a la historia el mérito que a Bacon compete, correspónda!e el de haber
la historia otro papel en la distribución del saber humano." reaccionado, en el sentido baconiano, en contra de las tesis de los moder-
No seremos quienes hayamos de negar la tesis; mas no la afirmaremos nos que niegan a la historia ambos genuinos atributos de universalidad
por las razones que ha desarrollado Xénopol, sino porque la historia, de jurisdicción y propia autonomía.
en nuestro concepto, se distingue de las ciencias en que éstas tratan En cuanto a que Xénopo! haya restaurado, en concra del naturalismo,
de las leyes generales o relaciones de hechos entre sí (hechos científicos) la conciencia de la individualidad, me parece inexacto admitirlo. Más
Y la historia, conforme al profundo pensamiento de Aristóteles, 38 s; bien se diría que el error iotelectualista que asimila la historia con las
ocupa en el estudio de hechos irreductibles a leyes generales, individuales ciencias, ha llegado a su punto culroinanre en el libro del distinguido
(hechos históricos). historiador. Interesante es, en verdad, la historia de este error. Presenta
La individualidad irreductible, que sólo se puede conocer intu.itiva- tres fases sucesivas y características. Primero se afirma que la historia
meore, es el objeto de la historia. es sociología o ciencia de los hechos sociales, es decir, se le concede
carácter científico especial. Luego se afirma que no es sociología, pero
35. La crírica de Croce que tiene carácter científico, no obstante, y gue coexiste, como investiga·
ción análoga, con 1a ciencia de las sociedades humanas. Por último, se
Consigna Croce dos grandes aciertos de la teoría histórica de Xénopol: afirma, como lo hace Xénopol, que es ciencia sui generis, ni sociología
"haber entendido que la historia abarca rodas las manifestaciones de la
realidad"; y "haber restaurado, en contra del nat1tralismo, la conciencia 30 De 1lig11itatiset augmeutis scientianm~. Lib 11, Caps. n, 111 y JV.
de ta individ1talidad".
38 Poétic1t, cap. 1x, m.
44 ANTONIO CASO

ni ciencia gemela de las otras, sino de naturaleza privativa, en razón de


su objeto de conocimiento, la sttcesión zmiv&rsal,opuesta a la zmiver-saZ
repetición. El error intelectualista se ha vuelto más dúctil, más capaz
de insinuarse en la conciencia, más peligroso; y, como acaece en la his-
toria general de los errores humanos, ha revestido, en su última trans-
formación, gracias a la sutilidad y la ciencia de un historiador inteligente, CAPÍTULO V
la forma de su mayor anuencia con la verdad.
Xénopol oo reivindica la individualidad, sino la sucesión, como ob- LAS TEORÍAS AXIOLóGICAS. EL SUBJETIVISMO,
jeto de 1alüstoria; lo que no es lo mismo; realiza su hipótesis el progreso EL ONTOLOGISMO Y EL OBJETIVISMO SOCIAL
de la idea; y ésta, para citar una frase ingeniosa de Nietzsche, se torna
más fina, más insidiosa e incoercible; se v11,elvem1tjer; mas no por ello 36. las ciencias filos6ficas fundamentales
ha de confesarse como la verdad.
La historia-ciencia, a través de sus vicisitudes, es ei mismo error tratli- A dos preguntas ha de contestar siempre la filosofía: ¿Qué es? ¿Qué
cional del intelecmalismo que, al afirmar fa generalidad como objeto vale lo que es? O, más sencillamente aún: ¿Qué es? ¿Qué vale? la
de la historia, niega la autonomía de la intuición como forma irreduc- ontología es la teoría del ser. La axiología es la teoría del valor. los
tible del conocimiento de los seres y las cosas ú.nicas; es decir, irreductibles valores pueden originar una teoría subjetivista; una teoría objetivista
también en sí mismas, a uniformidades, leyes y géneros. social, o una teoría objetivista ontológica. En el subjetivismo determitia
el valor el sujeto, por sus cualidades. llamaremos a la teoría axiológica
rnb,jetivista, cuando decida, en efecto, del valor por el sujeto. Ei objeti-
vismo de los valores puede ser: o bien un objetivismo social, o un
objetivismo ontológico. Verdaderamente hablando, la teoría objetivista
oncológíca, desconoce la división de la filosofía en ontología y axiologfa,
SL1puestoque hace de los valores entidades, al menos seres valentes, o
formas de la realidad valentes, o realidades que valen y no son. El mismo
lenguaje humano no está hecho para expresar esta peregrina concepción,
supuesto que tenemos que decir: seres reales c1tyose-r es el 1/fller'.)'no
el ser.

37. Lo que produce siempre la abstracción

La abstracción es una aaividad mental gue selecciona lo real y lo


piensa aparte. Al pensarlo aparre, lo saca del tiempo y del espacio y
Jo piensa, luego, en un segundo pensamiento, sin cambio ni modifi-
caci6n. Esto es lo que produce la ilusión de que hay cosas que no duran.
No, los pensamientos cuando se vuelven a pensar, sin las notas de
espacio y de tiempo, en efecto, no duran, pero esto es en razón de que,
a priori, se han excluido las condiciones de duración y de situación. Yo
puedo pensar el rojo, independientemente de la cosa que es roja, y
en seguida pensar mi pensamiento de lo rojo. El objeto rojo dura y se
extiende, el rojo como color queda inmo,vilizado en el mundo mental
y sobre él la conciencia, que ha excluido la condición de tiempo, 1~
46 ANTONIO CASO

puede admitir sin temporalidad. Pero soy juguete de mí mismo si, obje- LAS TEORÍAS AXIOLÓGICAS 47
tivando el pensamiento, lo erijo en entidad, porque lo pienso separa-
damente. Si luego invierto la hiscoria de mi reflexión, o simplemente 39. Ontología o axiología
la ignoro, podré darme la satisfacción de exaltar mi propio prejuicio Dijimos al principio de este capítulo, que la filosofía tiene que res-
a la categoría de una entidad. la absrracción produce siempre la negación ponder a dos cuestiones distintas: ¿qué es la realidad? ¿qué vale la
de la complejidad real, por el esquematismo de los conceptos. realidad? Conforme al ontologismo, ya no hay dos cuestiones distintas.
Ya no hay estética, ética, filosofía de la religión, filosofía de la his-
38. la vieja sentencia escolástica toria, filosofía del derecho. Solamente hay ontología. Lo justo es una
realidad valenre que se revela en los actos justos. Si captamos lo justo,
Occam, combatiendo el pensamiento realista ( en el sentido medieval seremos justos, si no lo captamos, sino que captamos lo injusto, seremos
del vocablo) enseñó que "no hay que multiplicar los entes sin necesi- injustos. Aquí todo es cuestión de captm-a, porgue hay formas de rea-
dad". Muy de recordar es el célebre aforismo del filósofo, ahora que lidad que no son, y que, al valer, determinan los actos justos, como
asistimos a la renovación de un escolasticismo filosófico. Pero cuando !os buenos, como los santos. Todo se ha vuelto cosa, entidad, realidad.
se trata de los valores, la dificultad sube de punto y se aquilata, porque, sótidct. En este mundo, en vez de pensar, tenemos que ver; en vez
ahora, vamos a tener que admitir, conforme a estos ontologistas nuevos, de relacionar, tenemos que intuir. éNo repugna al sensorio comttn esta
realidades q1,1eno son. El simple enunciado de esta contradicción estu- 1·edttcciónde lo axiológico a lo ontológico, y det pensamiento a la
penda, hace sonreír imperceptiblemente. Y no porque no la podamos intttición de entidades imaginarias?
entender, como a medias la entiende o percibe Aloys Müller que la
patrocina, sino porque ningún distingo puede hacer brotar de la nada 40. El subjetivismo
realidades que no soo y sí valen. Este modo de pensar es completa-
mente primitivo. Una de las características de la mentalidad primitiva Al referirse a los valores, el subjetivismo sostiene: las cosas son en
es volver cosas las cuaHdades y los atributos. los pueblos naturales creen sí y valen en la conciencia, o para Ja conciencia. Por ejemplo: una
rosa es en sí algo que perfuma; y el perfume vate para la conciencia
que si un jefe es valiente, su valor es un algo que está o posa en el
que lo gusta o percibe. Una rosa no es en sí valiosa; vale para el que
jefe, así como los partidarios del ontologismo piensan que la belleza
gusta de su perfume. Si se suprime el sujeto ( de donde se ha derivado
posa o anida o se refleja en un bello cuadro. El cuadro, dicen, exhibe
el nombre subjetivismo), el valor se aniquila. Lo valioso se da en una
el valor estético; pero una cosa es el. cuadro bello, y otra lo bello del
conciencia y se suprime con ella. La rosa es bella, sí; pero sólo para
cuadro o en el cuadro. Se ha realizado el valor como un algo que no
mí que la veo. En sí no es bella ni fea: es; simplemente, es. ¿Cómo
es, pero que se agrega, como forma valente de lo real, o como valente podría una rosa valer en sí? ¿Cómo, independientemente del gustador
real. Ni más ni menos que el primitivo piensa que el valor ( en el de su perfume, sería valioso el perfume? ¿Cómo independientemente de
sentido de virtud guerrera) se deposita o posa o refleja, en el jefe, un contemplador de la forma y el colorido de la rosa, podría la rosa
pero se puede desprender de él, por prácticas mágicas. La vieja sen- ser bella? Belleza dice relación y subjetividad. O sea: los valores son
tencia escolástica viene a pelo para estos sutiles metafísicos que des- reltJcionesentre objetos y s1tjetos.El mundo en sí no es bello, ni santo,
defian a priori a quien no confiensa su pensamiento, por más que ellos ni bueno, ni verdadero,; es real, es. Para el subjetivismo, ontológica.-
mismos aseguran que no pueden ofrecer ninguna prueba de su concep- mente no hay verdad, ni belleza, ni santidad, ni bondad, sino realid,id.
ción, como no se puede ofrecer ninguna prueba de la existencia de Sólo en el relativismo del conocer, del intuir, del saber, del obrar,
la luz a un ciego de nacimiento. El que no intuye así los valores h.ty belleza, bondad, verdad y santidad. En suma; tris cosas son en sí
como diría Mi.iller, "no nació para ser un filósofo", según las palabras y valen en mí.
de Hegel. Nosotros agregaríamos: "no nació, ciertamente, para ser un
filósofo ... " ontologista; pero vuelve a nuestra mente la grave sen- 41. Diferencia con el ontologismo
tencia: "non s11mentia mttltiplicanda praeter necessitatem".
Cualquiera concederá que el subjetivismo tiene una ventaja notoria
con relación al ontologismo, y es, que distingue donde la conciencia
LAS TEORÍAS AXIOLÓGICAS 49
48 AN'I'OJS"lO CASO

distingue, que no confunde el orden ontológico con el axiológico, al la gracia se depositó, mágicamente, desde otra región de la reali~ad,
declarar: nna es la 1wtlidad y otro et valor; en tanto que et ontologismo hasra la reoión de la realidad de los objetos tangibles; pero el artista
o -
dice: 1ma forma de la realidad es la realidad sin el valor, y otra forma no ha creado el valor, el sefiuelo de la obra de arte. El ( el senuelo),
de ta realidad es et valor sin realidad. De donde nace esta c1triosa vino desde su región p.opia, a difundirse, encantadoramente, sobre el
contradicción en los términos,- el valor es untt forma de la realidad sin trozo de música o la estattúlla graciosa. El arrisca resulta así ser un
realidad, con sólo la realidad de valer. puro evocador de criaturas valences, que le sonríen desde su limbo
etéreo y luminoso. Miguel Angel captó lo terrible de sus Profecas'. y
42. Objeción c.ontra el subjetivismo no lo creó. Ello vino, desde su morada hasta la bóveda de la Capilla
Sixtina. De esta suerte se vive en un puro encantamiento mágico y
Pero el subjetivismo nos deja en presencia de dos ignorancias teme- celestial. Queda uno arrobado, edificado, perplejo, ante tantas cosas
rosas: la realidad no se puede saber qué sea. De ella se dirá que es, que había en el mundo, y uno no lo sabía. Si alguien es un héroe,
pero no se podrá decir cómo es en si, como realidad., independieme- es gue captó el valor heroísmo. Éste vino desde su región de la realic!4d,
m.ente del sujeto pensante. Ahora el valor se da en mí a propósito de y se infundió en el acto heroico. La s~ntidad de Teresa o de Fran~1~co,
una cosa en sí, que no sé sino que es. ¿c.óroo entender la explicación es lo propio también: ,m algo que anida o se posa en los aetos asceucos
subjetiva del valor? De ningún modo posible. AJgo debe haber en y 1nísticos. Todo el mundo esrá encantado. Ademá, de las cosas que
la cosa que vale para mí, que la hace valer para mí. Yo no puedo son, hay las q11evalen sin necesidad de se.,. La psique humana es una
ser el puro aucor de los valores. El objeto reclama su parte, Ontol6gi- especie de gran antena sobre la que vibran crúa1trasinexistente, y valen,.
camente, en los valores, que afirma el sujeto. Por tanto, parece que tes. Pero también hay quienes captrtn lo profano, lo malo, lo tonto,
ni el subjetivismo ni el ontologismo son verdaderos; porque uno pone lo feo. Entonces, en estas psiques negativas, los valores negativos son los
el valor en el objeco, como realidad valence, y convierte al snjeto en únicos responsables, los feates valentes. Es el caso de recordar la inge-
ttna p11l'a rncepti11idad
ininteligiblt; suprime la autonomía de la psique niosa rectificación que se ha hecho del verso de Sbakespeare:
humana, le impone el reconocimiento de entidades absolucas, ininteli-
gibles. En tanto que el subjetivismo aparta toda significación del objeto "Hay más cosas, en el cielo y la tierra, Horacio, de las que piensa la
en el problema del valor, y vuelve Ja realidad absolutamente incog- Filosofía" ... ,
noscible. Es muy fácil optar por los términos extremos en un problema exclamando: "hay más cosas en la Filosofía, de las que existen en el
difícil. Cada una de las dos opciones la representa uno de los sistemas cielo y la tierra".
rivales. Pero el sujeto bum.ano no es una pura receptividad pasiva de
valores, ni la realidad es algo incognoscible, sobre lo cual el hombre '14. La Naturaleza y Jos valores
edifica un mundo absolutamente suyo. la tesis y la antítesis son falsas,
a pesar de la fe que briosamente exhihe, con cémica arrogancia de En la Naturaleza los valores no se dan. Se dan en cambio en la Cul-
convicto, el ontologista Aloys Müller. tura. Pongamos por caso un tribunal que juzga de la vida de un reo.
Desde el punto de visea de la ciencia natural, ahí sólo hay hombres
43. Una descripción del ontologismo reunidos que discuten y manifiestan tal o cual comportamiento natmal.
Mas, imposible sería hablar de justicia. Natttralmente, se puede consi-
Platón habría retrocedido, asombrado, ante el ontologismo de los derar el ser y la causalidad cficieote; culturalmente, el deber ser y la
valores. Estos se reflejan en 1a c1tltttra. En ella se dan. Los valores no causalidad final. Este mundo de los fines es el sector de la Culrura.
se pueden demostrar, sólo se pueden mostrar. A quien no los admita, En él los valores se re/ tejan.
no se puede convenc;er de error, porque una intuición que no se
tiene, no puede adquirirse por otro medio diverso. Supongamos estar 45. La Historia y los valores
en presencia de una obra de arte, y que ésta exhiba la g1·acia, por
ejemplo. ¿Habrá algún modo de probar que esa obra de arte es gra- La historia es una ciencia c11ltmat, no natural, dicen los partidarios
ciosa? Ninguno, absolutamente. Cuando el artista terminó su labor de la teoría de los valores. Es ciencia, porque el elemento de significa-
)
50 ANTONIO CASO LAS TEORÍAS .AXIOLÓGICAS 51

ción universal que la integra como tal, es, precisamente, el valor. Cada propiedades roe satisfacen a mí y a ti también te satisfacen, porque tú
página de la historia nos revela una conducta moral que capta este y yo tenemos las mismas necesidades (por nuestra organización homo-
elemento de significación universal: el valor bien; o este otro, el valor génea) y, por consiguiente, los I?ropios deseos. Un deseo es una necesi-
ittsto; o este otro, el valor bello, o este otro, el valor santo. Claro está dad reflejada en la conciencia. Entonces, socialmente, estimamos el
que no todas las páginas de la historia expresan los mismos valores l1ierro. El hierro tJOses lttit, o bien, el hierro es útil. Ser útil una cosa
en las mismas formas; pero si el arte varía, si varían las ciencias, las es, pues, ser socialmente tí.til. O lo q11e es igual: cuando algo satisface
religiones, etcétera, como expresión histórica de cada sociedad humana, o tiende a satis!acer nn deseo colectivo, es valioso; y et valor tiene
no varían ni se transforman los valores eternos. El arce egipcio, el por esencia propi,i, satisfacerttn deseo colectivo. Es p01·tanto, 1-map1-tra
griego, el románico, el bizantino, el árabe, el gótico, etcétera, son diversas relación social. Nótese cómo la posición del objetivismo social es inter-
expresiones de algo captado en la intuición del hombre: la Belleza. media entre el subjetivismo puro, que es falso, y el objetivismo ontoló-
Moisés, Jesús, Mahoma, Lutero, son los intuitivos históricos de un único gico, falso también.
valor: la Santidad.
48. Verdad, Belleza y Bondad
46. La filosoHa y los valores
Apliquemos una reflexión semejante a la verdad, la bondad y la
Es más, la filosofía, que resulta sobre t0do de la investigación del
belleza. Si algo es verdadero para mí, es también verdadero para ti, o
sentido del m11ndo,no ha de situarse en la poi;ición naturalista, ciega
no es verdadero. Como el trozo de hierro es útil para ti y para roí. La
para los tJalores.El positivismo que, atento a la causalidad eficiente,
relación que media entre nosotros es de identidad en la afirmación de
formuló una concepción del Universo, mutilará sin, remedio la obra
la misma ve-rtlarl;la conformidad del objeto con el sujeto, existe para
filosófica, por su ceguera para interpretar el sentido de la realidad
ti y para mí; en otros términos: la verdad es nuestra conformidad
cultural. Sólo la filosofía qtte se ba.re en la historia podrá aspirar a
universal con el objeto. La relación verdadera es esta relación sin obje-
obtener ttn concepto cabalmente filosófico.
ciones. Tú no podrías objetar la relación que media entre el objeto de
la verdad y yo mismo, que la afirmo como verdad; ni yo puedo objetar,
47. Lo útil sino reproducir tu relación. La verdad es, en suma, como la utilidad,
Entre el subjetivismo y el ontologismo, está una teoría intermedia, una conformidad social sin objeciones, una identificación objctiv:L y
que nos parece constituir la síntesis verdadera de la tesis ontologista y social ante algo, que se da como objeto de conocimiento. La relación
la antítesis subjetivista: el objetivismo social. que media entre tú y yo, a propósito de lo que declaramos idéntica-
Veamos las razones del objetivismo social de los valores, tal como me11te verdadero, es el valor que concedemos a lm aserto dado. Lo
puede inspirarse en la obra de los pensadores franceses de la esrnela verdadero es, por ende, el valor de la afirmación que todos admiten.
sociológica, especialmente en Durkheim y Bouglé. la sociedad no es La realídad no es la verdad. La realidad no es social; lo social le es
reductible a la pura psicología individual. Las instituciones no se expli- inesencial, a no ser que se trate de la realidad social; en cambio, lo
can por lo puramente subjetivo. Si algo, por ejemplo, fuera útil para social es esencial para lo verdadero. Una escuela metafísica ha erigido
un hombre solo, no sería útil universaimente, no sería lo lttit,- pero el sentido común en criterio de certidumbre. "El sentido común, dice
como todos los hombres tenemos las mismas necesidades, esta ttniversa,. Balmes, es el asenso a ciertas verdades que no nos constan por evidencia
lidad determina la objetividad del valor utilidad. ni por conciencia. Esta proposición: puedo fiarme del testimonio de mi
Un trozo de hierro me es útil, pero también te es útil. Aquí habremos conciencia y de la evidencia, no pertenece a las verdades de concíenica
de distinguir tres cosas: la utilidad o sea el valor objeto de nuestra ni evidencia; y, sin embargo, ¿quién duda de ella? "Si negamos el
investigación; la relación que media entre nosotros y el trozo de hierro, sentido com1ín, no podemos afirmar la verdad."
y la relación que existe entre nosotros dos ( yo y tú) relativamente Una rosa es betl,i: esto significa que, entre la rosa y yo gue :ifümo
al trozo de hierro. Este es idéntico para los dos, reviste las propias su belleza, media una satisfacción, para mí, que es también una satis-
características que lo distinguen de otras cosas gue no son hierro. Estas facción homogénea para ti. La rosa, simplemente, es. Además, es bella,
52 ANTONIO CASO LAS TEORÍAS AXIOLÓGlCAS 53

para mí. Y tú dices: "la rosa es, y es bella para mí"; exactamente fuera de la sociedad es buscar la esencia de la cultura fuera de la
como digo yo. El valor estético estriba en esta uniformidad de intuición sociedad, fuera de la historia; es, en suma, contradecirse.
ante un mismo objeto bello para nosotros. Si una opinión estética se Lo útil es lo que es socialmente útil; lo bueno es lo que es socialmente
discute, es que se duda del valor que preconiza, exactamente como bueno; lo belJo es lo que es socialmente bello; lo Yerdadero es lo que
se duda de una opinión que no se juzga verdadera. La objetividad del es socialmente verdadero; lo santo es lo que es socialmente santo; lo
valor lógico, como la del valor estético, es social. El valor estético es, valioso es lo que es socialmente valioso. Si se suprime la sociedad, si se
p11es,esa reloció11de identidad q11e media entre nosot,-os cuando la anonada la Cltltura, ¿en qué parre habrá algo valioso? Lo que uno
afirmrtmos. cree y otro no, no es verdadero; lo que uno cree bello y otro no,
También por lo que mira a lo bneno. Si dos hombres se mejoran con no es bello; lo que para mi (subjetivismo) es sanco, y para ti no es
algo, esto es un bien para ellos; y si algo es mejor aún, para los dos, santo, no es santo. La sociedad, la unidad, la uniformidad, la necesid.ad
es mayor bien; de modo que el bien es lo mejor para mí y lo mejor e1timada sin dis,;repanáa por todos, es lo Absolttto.
para ti. Si algo es bien para mí y no es bien para ti, es que no es bien, Contestarán los onrologistas; pero lo verdadero, porque es verdadero
no es bien absoluto. El bien absoluto es lo que no puede ser malo es universal, no por ser universal es verdadero. Nosotros pensamos
para nadie. El bien absol11toes lo qM es btteno para todos. Suprimamos que ésta es una hipótesis indemostrable. La universalidad es una nora
la soci~clad, que proporciona la nota de uni versalidacl, y desaparece, esencial de la verdad. Si se admite que la universalidad es el carácter
correlat1varoente, el bien como valor: No tendría objetivi.dad,depen- de los valores, está demostrada su verdad.
dería de una idiosincrasia individual. Como Jo que es bello exclusiva-
mente para mí, no es bello, no tiene valor. 50. Las dos doctrinas

49. Conch:u,ión Quedan en presencia ambas teorías. Una es mítica, ontológica, mm-
celigible; la otra es comprobable, social, plenamente inteligible. Ninguna
Los valores no son entes,- esto lo reconocen todos; aun los mismos de las dos es subjetiva. El subjetivismo es falso. Es ontologismo es también,
ontologisras que se ven obligados a declarar que eJ valor no es un probablemente, falso. Entre el mundo psicol6gico y el ontol6gico, está
ser, sino una forma de la realidad que vale, valente. En este punto es el sociol6gico.
donde se ve con claridad cómo multiplican Jas entidades sin necesidad· La hipóstasis de los valores del ontologismo, se explica, psicológica-
pero, decimos mal, no es que multipliquen las entidades sin necesidad: mente, como una Einfij,hltmg mítica. Este mismo es el proceso de toda
?orque no se atreven a tanto; y por esto, de un modo vergonzante, micología desprovista de espíritu crítico, que cree tomar la realidad
mtro~u~cn una ~calidad que no es y que vale. No multiplican entes, como se da, y sólo en los límites en que se da. Así se duplica la
mulapltcan semientes o, por mejor decir, se11doentes,fantasmas de rea- realidad con otro mundo real ininteligible que, una ,·ez postulado, no
lidades y de nociones. Es porque no saben cuál sea Ja región de la se atina a encender cómo se aviene con el mundo cambiante del fenómeno.
realidad en donde situar los valores. Esta región de misterio es clara Ahora, con las entidades que no son y sí valen, habrá que explicat dos
para nosotros. No es un limbo mágico, sino una realidad social. Los mundos, diciendo cómo es real el de los valores y cómo se da en el
valo-resno son a11tes,sino valencias sociales,ide(tlas colectivos necestt-rios esfuerzo cultural de la historia, a través de las ciencias, las técnicas,
respuestas orgánicasde todos a 1ma misma ca11sainterior o exterior. ~ las letras, las artes, el heroismo y el sacrificio.
sociedad es el gran sector de la realidad en donde los valores se cons- Aloys Mülkr, pensador enérgico y atrabiliario, desprovisto de origina-
tmyen y orgrmizan. Y, como la sociedad tiene un fruto indeclinable y lidad, con todo el fervor del cntecúroeno, exclama: "Quien rechaza
constante que se llama c11Jtmn,los valores son. la integración social de la teoría de los valores que yo sostengo [el ontologismo], no tiene la
la. culcura; por esto se muestran como enridade:s existiendo aparee del cabeza filosófica." Es decir, a los disidentes nos consagca tontos; pero
su¡~o. Pero ~u rcalid~d es sólo social, no ontológica. No son ide;;s pla,. también podría reflexionarse, que es Joco el visionario que toma su
t6mcas, son ~d~assoctales; pero no sólo ideas, sino convicciones y actos delirio sistemático como expresión de la realidad. Una confirmación
de la colecuv1dad humana culturaL Buscar fa esencia de uo valor de este aserto sería la previa irritación que sufre Müller contra quien
54 ANTONIO CASO

pretendiera negar su posición filosófica; porque 1os dementes suelen


enfurecer contra quien duda de la evidencia de su delirio; y ésta es,
cabalmente, rtna nota que distingue la demencia entre otras morbosi-
dades psicológicas. Por supuesto que a Aloys Müller quedará siempre
abierta la perspectiva de citar a Hegel, diciendo: "El qzte está condenado
por Dios a sef 1-1,n filósofo" . .. Y nosotros copiaremos como epilogo CAPÍTULO VI
de! ontologismo, estas simples palabras que puso Bossuet al margen
de un célebre libro de Malebranche: "Pulchra, n01:-z,falsa." LA HISTORIA COMO CIENCIA CULTURAL

51. La concepción de \Vindelband

"Windelband, dice :Messer,·10 ha llevado a cabo un importante


desarrollo del neokantismo, dando el primer impulso para extender
la reflexión crítica, de estilo kantiano, a las ciencias históricas, y poniendo
de relieve ante la conciencia, la peculiaridad de estas disciplinas." Expresó
sus concepciones renovadoras en su célebre discurso rectoral de Esttas-
burgo en 1894, sobre Historia y Ciencia Natural. Ambas son ciencias
de experiencia, pero se diferencian funclamencalmenre por la manera de
utilizar los medios empíricos para el conocimiento. El investigador
naturalista ve en los objetos individuales de la observación, casos
particulares de una ley, ejemplares, en sí indiferentes, de una clase;
porque la fijación de lo individual y particular le sirve sólo como medio
para la consecución ele su propio fin cognoscitivo, que es la aprehensión
de relaciones generales, el conocimiento de las leyes. El historiador, en
cambio, se aciene a lo particular, a lo único, a lo intuitivo; su problema
consiste "en dar nueva vida y actualidad ideal a determinadas formas
del pasado, con la totalidad de su fisonomía inclividual".
"Así, el método de la ciencia natural no es el único método científico;
a su lado está el método de la ciencia histórica, que es esencialmente
distinto e igualmente válido.".Con este resultado, colócase Windelband,
epistemológicamente, en aguda oposición al naturalismo. Rechaza, pues,
también Ja división tradicional de las ciencias empíricas, en ciencias
de la naturaleza y ciencias del espírim ... "1\bora bien, puesto que
el propósito directivo y el método consiguiente determinan lo que cons-
tituye el objeto de cada ciencia en un material empírico dado, la
división de las ciencias no deberá regirse por la distinción precien-
tífica entre cuerpo y espíritu, como dos objetos en sí distintos, sino
por el fin cognoscitivo y por la estructura lógica de cada ciencia. Ahora
bien, siendo el fin de las ciencias el conocimiento de las leyes invariables
4 o La filosofía actual, p. 107. Versión de Joaquín Xirau.
56 '&"ITONfO CASO LA HISTORIA COMO CIENCIA CULTIJRAL 57

0 el de los sucesos cambiantes, propone Windelband la división de en palmaria contradicción con la realidad del desarrollo de las inves-
las ciencias en ciencias de leyes y ciencias de s11cesos [nomotéticas e tigaciones científicas: porque, al lado de la historia de la cultura, se
ídiográficas J.'' viene elaborando la historia del Universo, de los mundos, del planeta
que habitamos, de las especies minerales, vegetales y animales, así
52. J.a filosoffa de los valores y la historia como la del hombre mismo como producto de la evolución de la vida
universal.
La filosofía de la historia, orientada en la dirección de Windelband
y Rickert, hace de los valores el elemento uni':ersal que, ~ su vez, 56. El dilema de la historia universal
da a la historia significación de ciencia; es decir, para sausfacer la
imprescindible objeción de que no hay ciencia de lo particular, c~m? Puede oponerse, por tanto, un dilema a la teoría de Windelband
particular, Windelband y Ríckert recurren al elemento ~al~1·, de s1g1u- y de Rickert: o la historia es universal, y entonces no es ciencia de
ficación universal. Ahora, sin necesidad de ser una c1enc1a de leyes valores, porque los valores son exclusivos de la cultura y no de la
(nomotética), podrá la historia aspirar a ser ciencia, porque la cultura naturaleza; o no es universal, y entonces no se explica c6mo puede
constituye la constante re/ lexión histórica de lo bel~o, lo _bu_e~o,lo ser ciencia, porque carece del asiento universal de los valores que la
verdadero y lo santo. En otros términos: toda realidad _h1s~o~1case oro-anizan en la esfera cultural. O sea, si la historia es universal no
conjuga en torno de valores. Es así que los valores· no so~ 1~div1duale~, pu~de ser ciencia; y si es ciencia, no puede ser universal. ¡Curioso
sino universales, luego la _historia posee un elemento ob¡etivo de ~- ejemplo de una pretendida ciencia que halla como estorbo para su
versalidad que le da carácter científico, a través de los hechos úrucos, universalidad, el propio carácter de universalidad!
pretéritos e irreversibles que estudia.
5 7. La historia del Universo y las ciencias
53. El elemento universal de la historia
Dice Roberto Stawell Ball, en su libro Historia de los cielos: "Tal
En el capítulo anterior anal.izamos la concepción de los valores como es el título de nuestro libro. Trátase, a decir verdad, de una historia
seres valentes, y objetamos la teoría ontologista; en éste sólo vamos m:travillosa; y si pudiéramos narrarla convenientemente, se reconocerían
a referirnos a la tesis de Wíodelband y de Rickert, que hace de los desde luego su incomparable interés y su be/laza exq11isita,que conducen
valores el elemento universal de la historia. a la contemplación de los más poderosos esfnenos de la naturaleza."
Véase cómo un astrónomo trata de los valores: interesante, bello
54. Los valores, la naturaleza y la historia etcétera, en el campo de la ciencia natural astronómica.
No pensamos que pueda reducirse lo histórico a lo humano; esto,
Es indudable que si la concepción de la historia que analizamos en nuestro concepto, es mutilar, por darle carácter científico, que en
se acepta, la historia se contrae definitivamente a lo humano y cultural, sí no necesita, la obra de la historia universal. Los astrónomos se
y deja fuera de su campo a la naturaleza; porque los valores no ocupan en la historia del cielo, como en la historia natural, los biologistas.
prteden darse en la natnraleza, sino, exclusivamente, en la cultura. :este He aquí esta página de Buffon: "Admiran los observadores la inteli-
ha sido el criterio que sirvió a Windelband para dividir las ciencias gencia y los talentos de las abejas, que tienen, según dicen, un genio
en nomotéticas o ciencias de leyes, e ideográficas o ciencias de la cultura. peculiar, un arte que sólo a ellas pertenece: el arte del buen gobierno.
Menester es observar para percatarse de ello: un colmenar es una
55. la historia del Universo república en que cada individuo solamente se esfuerza por la colectividad,
y ea donde todo se halla ordenado, distribuído, repartido con previsión,
Si así fuere, no es posible ya 1;,na historia tmiversal, sino solamente l·quidad y prudencia admirables. No se condujo ni cultivó mejor Atenas.
una historia de la l1wnanidad o de la cultura, ya que el hombre, en Mientras más se observa el frágil cesto de moscardones, más mara-
su acción, es el sólo ser que caf,ta los valores. Pero esta opinión está villas se descubren en él: un gobierno idéntico e inalterable, un
58 ANTONIO CASO
LA HlSTORIA COMO CIENCIA CULTURAL 59
profundo respeto hacia la simaci6n de cada quien, una estricta vigilancia tratado de utilizar los documentos que debemos a la paciencia de los
y la más cuidadosa atención para con el superior; inconcebible empeño. _geólogos para mostrar la continuida~ armoniosa de los s~cesos cuyo
de trabajo, asiduidad en la obra incomparable, el desinterés más grande- teatro ha sido el Planeta. Hemos mtentado hacer ver como se ba
unido a la mayor economía, y la geometría más sutil empleada en la proseguido, en el curso de los siglos, el desarrollo progresivo del suelo
más elegante arquitectura, etcétera. Jamás terminaría si quisiera recorrer y de los seres que lo habitan. En una palabra, hemos querido intentar
los anales de esta república, y definir los rasgos de estos insectos que una reconstrucción viviente de la historia del Globo."
e,xcitan la admiración de sus historiadores." La paleontología, la geología estratigráfica, no son, en buena parte,
sino histori.a, historia. del planeta y de las especies animales. ¿Cómo
58. La. fantasía histórica se va a poder negar a esta parce de la cultura científica su esencial
valor histórico? Y, ¿cómo, por otra parte, presuponer en la naturaleza
.Asegura Ranke que él hubiera querido borrar su propio yo para los valores, esencialmente humanos y culturales, actuando sobre la
mostrar los hechos en su exclusiva realidad. Y Simmel observa, con formación de las rocas y la sucesión de los periodos geológicos, si por
razón: "Ranke expresa el deseo de poder borrar su yo para ver los definición los excluyen, como objetos de las ciencias nomotéticas? El
hechos como han sido por sí mismos. Pero la realización de su deseo dilema queda en pie: o se recusa la historia universal o se niega que
resultaría precisamente en contra del objeto que se propone. Borrado la esencia de la historia la constituyen los valores.
su yo, nada le quedaría para comprender el no-yo." Y Max Nordau
comenta: "El yo del hjsroriador domina toda narración histórica; el de 59. la contradicción de Rickert
Ranke como el de todos los demás, surge de ella, trata de imponerse
al lector. Una vez más estamos en el caso de invocar el juicio seguro Pero hay más todavía, Xénopol, al referirse a la dificultad de que
de los antigL10s: ninguna duda subsistía para ellos sobre este punto: tratamos, descarga sobre el filósofo alemán esta argumentación gue ha
que la historia no es una ciencia, sino un arte. No buscaban en ella de guardarse como oro en paño: "En el fondo del pensamiento de
la verdad, sino la belleza, y no le concedían otro valor, sino un valor Rickert, la concepción de la historia es mucho más vasta; se ve desde
estécico ... " Teodoro Momsem concede "que la fantasía es madre de el principio en la definición que da de la historia como disciplina
toda historia como de toda poesía, y reconoce, por ende, el parentesco que trata de lo individual, sin restricción alguna, definición que excede
íncimo de estos dos géneros de actividad intelectual". con mucho del campo de la evolución encera y no sólo del de la historia.
Nosotros pensamos que la historia no es una ciencia pura ni un La misma idea resulta del principio afirmado por el autor, de que
arte, porgue nos parece imposible negar el fundamental elemento sólo hay una realidad empírica, y que ésta exclusivamente da materia,
estético que impregna la obra histórica. Por esta razón, como lo verá tanto para las disciplinas de las ciencias naturales como para las
el lector, adelante; sostenemos que la historia es una forma irredttctibte históricas. Parécenos evidente que esta realidad empírica no puede limi-
d,e conocimiento, que abarca en su saber el universo entero desde su tarse, en historia, sólo al género humano; porgue en este caso lo
peculiar punto de vista, la naturaleza así como la historia, y que tiene sería también para las ciencias naturales, cuyo campo principal se halla,
la misma extensión gue el conjunto de todas las ciencias, y que la no obstante, fuera de la humanidad. Es, por tanto, namral admitir
filosofía misma. que Rickert extiende el do1n.irüo de la historia a todo el campo de la
¿Cuál sería el fin de la fantasía en toda lústor.ia, sino la revelación realidad empírica, inorgánica, orgánica y pensante. lo dice expresamente-
de ·10 individual concreto y único, así se trate de la historia del cielo en otro lugar: "La historÚt es algo ttnico y qtte no octtrre más q1Je
o de la de un colmenar? Fácil nos sería aducir otras ilustraciones en general, del sistema solar, de
mza vez soltt, trátese ele la 1-etrJ,i.d.ad
de la tesis, igualmente importantes y definitivas. He aquí lo que la tierra, de las f01·mas de la vida, de ta humanidad, de ta hmnanidad
reflexio-nan Colomb y Houlbert en su "Curso de Ciencias Naturales" cttlta, o de 1ma peqneña parte de esta realidad." Pero, ¿cómo co-nciliar
( Geología, p. VII): "Así como el historiado.r utiliza los documentos esta concepción de la historia (lato sensn), la única que puede servir
que descubre para comprender la razón determinance de los aconteci- de base a una teoría lógica, con la noción de valor cultural o moral,
mientos humanos, sus causas profundas y su encadenamiento, hemos considerada como elemento indispensable para la construcción científica
60 ANJ'ONIO CASO

de la historia, noaon que, en el sentido que la da Rickerc, se toma


sólo del dominio de la historia humana? ¿Cómo conciliar la historia
considerada por Rickert mismo como el desenvolvimiento de lr1realidad
en general: sistema solar, Tierra, fo-rmas de la vida, humanidad física
y civilizada, con los pasajes qtte determinan la noción de valor como
exclnsivamente hztmana? CAPÍTULO VII

LA SOCIOLOGlA Y LA HISTORIA

60. Sociología y filoso.fía de la historia

El proyecto inconsciente de la filosofía de la historia era una


ciencia de las sociedades humanas como ha venido elaborándose, a partir
de Augusto Comte. Bien claro se nota esta actitud al comprobar, con
la propia denominación de algunos libros de fines del siglo pasado,
como el ele P. Barth, Die Philosophie de1· Geschichte als Sociologie
( 1897), por ejemplo, que los filósofos de la historia fueron conviniendo
en ceder, hasta cierto punto al menos, el puesto supremo que tradi-
cionalmente se habían reservado, a los sociólogos. Pero, en donde más
se advierte la intimidad inicial de ambos conocimientos, es en los
sistemas de los fundadores del pensamiento sociológico. La sociología
de Comte es todavía, en parte, una verdadera filosofía de la historia.
lo es por la índole de los hed1os que le sirven de apoyo; por el
exclusivismo de su principio fundamental y el carácter siscemácico de
la doctrina. la célebre ley de los tres estados (teológico o ficticio,
metafísico o abstracto y científico o positivo), mejor que una síntesis
de física soci4t, como lo quería su autor, es una fórmula intelectualísra de
la historia del oriente clásico, Grecia, Roma y la civilización europea.
Sin embargo, los libros de Comte ( aun cuando esto se haya discutido
con algún fundamento), inauguran la investigación sintética de los
hechos sociales como hechos científicos. La creación del vocablo sociología,
implica la necesidad imperiosa que sintió su autor de inventar una
nueva palabra para designar una cosa nueva: la ciencia que proyectó
Saint Símon y que Comte comenzó a realizar.

61. El materialismo histórico

Así también el materialismo histórico de Marx y su escuela. No


es, propiamente, una teoría sociológica, sino una nueva filosofía de
la historia basada en la preponderancia de los hechos económicos sobre
los demás fenómenos sociales. Para Marx, la lucha de clases es el
62 ANTONIO CASO LA SOCIOLOGÍA Y LA HJSTORIA 63

hecho histórico por autonomasia; las modificaciones de la r1titeria,dentro ciencias de la vida, podía reservar riquísimos e inexplotados recursos
de la categoría económica suprema de la producción de la riqueza, a los investigadores de la sociedad. Así ampliaríase el campo de la
el deus ex machina de la historia. Las oteas categorías sociales son ciencia social, poniéndola, deciclidamente, sobre la circunscrita historia
epif enómenos, snperestrttctttras, derivaciones de la consideración funda- clásica; tomando, no obstante, de los pueblos históricos: Egipto, Caldea,
mental. Asiria, Persia, la India, Clúna, Roma, Grecia, el Perú antiguo, el
Para convertir en un camalismo económico el materialismo de Marx; antiguo México, etcétera, todos los elementos útiles que, unidos y
es decir, para transformar en ley o determinismo científico la metafísica vincufodos a las investigaciones sobre Jas sociedades que han quedado
mejor aún, la mística teoría de la historia del coiectivismo milirante' fuera de la historia, formarían el rico y variado acervo de Ja ciencia
se necesitó ampliar su principfo y sus daros; esto es, transformar l¡ social contemporánea.
filosofía de la historia en teoría sociológica. El filósofo de la historia se empeñó en elaborar ambiciosas teorías
absolutas sobre el pasado y el porvenir de la humanidad, valiéndose
62. Intelecrualistas y materialistas para ello de una experiencia limitada referente a naciones complejísimas;
porque los hechos históricos, desde los primeros faraones egipcios hasta
En el fondo, intelecrualiscas y marerialisrns de la historia, comtistas nuestros días, y desde los vestigios iniciales de la Caldea o el Indoscán
Y marxistas, relaciónanse íntimamente. Sin intelectualismo científico hasta las postrimerías del siglo XIX, significan, en suma, un corco lapso
las modificaciones de la utilería son imposibles; sin industria y produc~ de tiempo y un material escaso e impenetrable para justipreciar las
ción, la ciencia lo es también. Nada más clist:ante de la función soci::il causas totales de la evolución bwnana. las lenguas más elaboradas
económica que los fenómenos biológicos de la elaboración del alimento. no pueden entenderse científicamente sin recurrir a las lenguas pri-
Elaborar riqueza social es, principal e inmediatamente, un esfuerzo mitivas. El chino, el copto, el sánscrito son elaboraciones de ayer, apenas.
psíquico. la ciencia más próxima a la sociología es la psicología, no Suponen un pasado inmenso, gue la filología clásica a f ortiori ignoró.
la biología general. Todo hecho social es un fenómeno de la conciencia. Las religiones deístas de esos pueblos y razas son, asimismo, para la
Todo acto de la vida colectiva implica causación final. Lo que no sociología, complicados a la vez que recientes monumentos históricos,
significa, por supuesto, negar la inmensa acción de los factores biol6oicos verdaderamente ininteligibles sin el fetichismo de las tribus africanas,
en la sociedad humana; pero la adaptación, la herencia, la raza ; la el totemismo de los indios canacücnses y las prácticas de la brujería
población aclúan como fuerzas sociales, a través de los fenómenos primitiva. los fenómenos económicos, ge11ésicos, poHticos, jurídicos,
psíquicos de la sociedad. etcétera, de los pueblos históricos, evo! ucivamente considerados, dejan
Posteriormente a Comte y Marx, autores, como queda cucho, de atrás un enorme campo inexplorado por los filósofos de la historia.
las dos más recientes y más eficaces filosofías de la historia el propósito En suma: así como la biología ha debido llegar al conocimiento
de ~aciencia no fue ya forjar una nueva ideología siscemátic:i,o celeolog[a anatómico y fisiológico de los animales y las plantas unicelulares para
social del progreso, sino fundir, rectificándolos, en una explicación elevarse, metódicamente, al estudio de organismos más complejos, así
científica, el intelectualismo y el materialismo históricos con otras tesis el sociólogo irá en pos del elemento social o de la sociedad elemental,
más, propi:tmentc, sociológicas. hasta las tribus y hordas primitivas, para después elevarse, con fruto,
al conocimiento de esas grandes síntesis históricas, como el Egipto, la
63. El evolucionismo sociológico y Ja filosofía de la historia Caldea o la China, que los historiadores profesionales sitúan al comienzo
de su especulación y en los albores mismos de la historia.
Comprcndióse por Spencer, Schaefle, LillienfoJd, Gumplowic.z, Letour-
neau,_ etcétera, que la sociología podía obtener un gran provecho del 64. El organicismo y su desastre
estudio de los hechos hwnanos, y erigirse en ciencia autónoma si, lejos
de encerrarse en el campo de la hist0ria, emprendía el estudio de fas Otro concepto más, esbozado desde la antigüedad, desarrollado
sociedades que no confunclieron su caudal con la corriente histórica después por Hobbes y los filósofos del siglo XVIII, pero elaborado
europea. El método preconizado por Lamarck y Darwin para las principalmence por los. primeros sociólogos, vino a aparcar a la ciencia
64 ANTONIO CASO LA SOCIOLOGÍA Y LA HISTORIA 65

social del campo filológico y a referirla a las ciencias de la naturaleza: síntesis no puramente biológica o psicológica de la fenomenalidad super-
el organicismo. La idea consistió en hacer de las sociedades humanas orgánica, sino propiamente sociológica.
un organismo más complejo aún que el del hombre; pero organismo,
al fin, como la planta y el animal. Corote sostuvo la tesis.; pero hubo
66. Psicología y Sociología
de corregirla, necesariamente, con su intelectualismo histórico. Spencer "Suscitar historiadores [declaran los autores del Année Sociologique,
la admitió, parcialmente, al hacer de la sociedad humana un mper- en el Prefacio del primer número de la publicación, 1896-1897], que
organismo. Otros sociólogos, más intrépidos aún, declararon, lisa y sepan ver los hechos históricos como sociólogos o, lo que es i.gual, soció•
llanamente, la identificación de la sociedad hwnana con los organismos Jogos que posean la técnica de la historia; he aquí el fin que urge
biológicos. El error (porque errónea era la doctrina), disipóse en breve. realizar por una y otra parte. Así las fórmulas explicativas de la ciencia
Se admitió, como no podía menos de acontecer, que el antecedente más podrán extenderse progresivamente a toda la complejidad de los hechos
próximo a los hechos humanos no es la adaptación biológica, sino el sociales, en vez de reproducir sólo sus contornos más generales. La eru-
hecho psíquico patente en los fenómenos religiosos, artísticos, lingüísticos, dición histórica adquirirá, asimismo, un nuevo sentido, porgue se em-
científicos, jurídicos, políticos y económicos de la sociedad. Las ingeniosas pleará en resolver los más graves problemas de la humanidad. Fustel
metáforas organicistas, que constituyeron verdaderas alegorías basadas en de Coulanges gustaba declarar que la verdadera sociología es la historia;
la relación constante de la anatomía y fisiología biológicas con lo que se lo que parece incontestable si la historia se concibe sociol6gicamente."
llamó anatomía y fisiología sociales, destruyéronse al contacto de obje- Volvía a aparecer, con psicólogos individualistas, como Tarde, y los
ciones irrefragables. Entonces concluyóse, por los mismos organicistas más sociólogos del Année Sociologiqtte la buena dirección de los estudios,
prudentes, que el orgiLDicismo,lejos de constituir la ciencia social, había sociales. No sería ya la biología el paradigma de la ciencia. La ambición
ocultado la individualidad sustantiva de los hechos sociales, la diferencia de ambas tendencias rivales era idéntica en un punto: desautorizar er
sociológica, para ofrecer en su lugar, con una extensión ilógica de las naturalismo sociológico en lo que de falso implicaba y conservarlo en
leyes de los organismos a los fenómenos de la historia, un nuevo lo que servía de antecedente y sostén al estudio sociológico.
obstáculo del conocimiento directo y científico del fenómeno analizado. Durkheim procuraba transformar al sociólogo en historiador técnico,
Sin embargo, el organicismo influyó realmente en el propósito de hacer y Tarde, por su parte, declaraba en los congresos internacionales de
de Ia sociología una ciencia natural como la botánica o la zoología; es sociología, que la ciencia social, en su sentir, dcbfa más a libros como
decir, un conocimiento diverso, por su índole y método privativo, de La Riq1teza de las NacioneJ de Aclam Smith y a la obra lingi.iística de
la historia; cada vez más diverso de ella. Lo que antes fuera patrimonio los filólogos alemanes, que a la estéril y e11grtñou1, co1n,paraciónsiJte-.
de filólogos iba a serlo ahora de nacuralistas. mática de los organismos y las sociedades.
67. La psicolog[ci de los fmeblos y la teoría de las formas sociales
65. La teoría psicológica
En tanto que en Francia y los países sajones desarrollábase el pensa--
El desastre del organicismo encaminó rítmicamente a los sociólogos miento sociológico dentro de las formas indicadas, en Alemania, Lazan1S,
hacia la búsqueda y consecución de una teoría psicológica, más compren- Stheinthal, Wundt, elaboraban una verdadera psicología social, cuyo,
siva y esencial de los hechos sociales. Pero a esta dirección --que cuenta remate y síntesis es la célebre Voetkerpsicologie del filósofo de Leipzig.
quizá con los nombres más ilustres de la ciencia, los FouiUée, los Tarde, La hipótesis del alma colectiva, integración social del lenguaje (inteli-
los Lester F. Ward, los Giddings- se opuso, en parte al menos, por gencia), el mito y el arte (sentimiento) y las costumbres (voluntad),
su método y designio, el grupo de prudentes investigadores que, diri- ele los pueblos, no es, sin embargo, út teoría sociológica f11,ndamentar
gidos por el filósofo Émile Durkheim, creó la excelente ,revista del de la escttela germánica, sino, más bien, la hipótesis clásica para los
Année Sociologiqtte; colección de estudios monográficos sobre k'S diver- alemanes ( Fichte, Hegel, Herbare, W undt), de la oposición entre la
sos aspectos de la vida social, especialmente sobre la sociología de las Comunidad v la Sociedad.
religiones. La ambición de estos pensadores consistió, sobre todo, en Sociedad ;ignifica, en esta teorfa, la acción mutua y recíproca, coadyu-
relacionar la sociología con la historia, y emprender, en cal forma, una vante o antagónica de los individuos; el comercio hu.mano material y·
66 ANTONIO CASO

biológico. Comtmidad es la familia y el Estado,, principalmente; es decir,


el ideal y la unidad. Pugnan entre sí la comunidad y 1a sociedad. La
posición de un individuo con respecto a sus semejantes es en la una
lo opuesto, precisamente, de lo que en la otra es. La lucha entre el
comm1ismoy el indi-viditdtismoexpresa la pugna constante entre la comu-
nidad y la sociedad. '11
CAPÍTULO VIII
La teoría apuntada recuerda, en cierto modo, la clásica concepción
aristotélica. Para el filósofo griego, el fin de la asociación humana
LOS VALORES HUMANOS Y LA REALIZACIÓN
es la Ciudad. Sólo en este sentido llama el Estagirita al hombre 1m
DEL HOMBRE INDIVIDUAL
animal político, "La naturaleza artista, dice Boutroux, 42 comentando a
Aristóteles, tiende a realizar un ideal que es Ja Ciudad; y las formas
68. El valor económico
gue efectivamente reviste Ja sociedad humana son el resultado ele la
propia tendencia, más o menos satisfecha o contrariada." La Economía es la investigación del valor útil. Toda necesidad, dice
En resumen: hoy la sociologíaabdicó ya, definitivamente, de su actitt!d Schopenhauer, es un dolor a que su satisfacción pone término. De modo
organicista,mate1'ialista,antihistórica.Es, por confesión de sus más ilustres que las necesidades nos incitan a la acción por dos motivos: porgue
representantes, cienciahmnanr1,,psicológiett,aun cuando no exctusivamenta si no las satisfacemos, sufrimos; y si las satisfacemos, gozamos. El dolor
psicológica. Mantiene íntimo contacto coo la historia (Durkheim y su nos urge a la acción, lo mismo que el placer. Para evitar el dolor de
escuela), con la psicología (Tarde, Gicldings, Lester F. Ward), con la no tener lo necesario, trabajamos; y al cumplir nuestra labor, nos
filosotfa (Wunclt, Toennies, Simmel); pero no abandona ni abandonará complacemos. He aquí, pues, cómo ambas fuerzas concurren en la
su empefio de convertise e.n ciencia comparable por su extensión y dig- determinación de la actividad útil O· valor económico.
.nidad con la biología. Así como esta disciplina tiende a realizar la Si la naturaleza nos ofreciera todo cuanto pedimos para la satisfacción
1
unificación filosófica de las ciencias narurales, la sociología para Worms, de nuestras necesidades, y no nos costara esfuerzo alguno adquirirlo,
es una filosofía de las ciencias sociales.No abandonará su empeño, por- poco valdrían los bienes y poco se estimarían; pero como habemos
que aspira a elaborar con las repeticiones y simetrías de las sociedades, necesidad de esfuerzo para utilizar los elementos que nos proporciona
la teoría de ta uniformidad hitmana; no a confundirse con Ja historia, el mundo, este esfuerzo se transforma, junto con la materia prima, en
como lo qnerían Durkbeim y su escuela. Las fo,·mas de la convivencia un valor útil, el valor económico.
s~cial,.a tr~vés de _los factores de la evolución superorgáníca: adapta- La ley suprema de la economía consiste en obtener, con el esfuerzo
ción b1ol6g1ca, ambiente geográfico, herencia, raza, población, imitación mínimo, el pro,vecho máximo. Por esto, producir riqueza es una función
educación, división del trabajo, guerra, lenguaje, acte, religión y cos~ eminentemente intelectual; y el trabajador con la inteligencia, como
cumbres: éste es el objeto de la ciencia.43 el trabajador con las manos, no son sino dos aspectos de una misma
~ora bien, la historia, en vez de ocuparse en simetrías y repeticio- actividad concurrence: la actividad económica.
nes sociales, busca lo asimétrico y singular, impórcale la diferencia lo Y a el filósofo Mencio decía, que la misi6n de unos hombres consiste
propio y accidental; no lo genérico y común. Por eso, en vez de pr;ver en formar las ideas de la sociedad, y la de otros individuos en propor-
y generalizar, vuelve hacia el pasado su precülecra contemplación. Ni cionar los elementos para nutrir a ]a sociedad misma; y agregaba Mencio
se contrae tampoco a sólo el mundo humano; sino que, como se va a que ambas actividades son iguales en dignidad y decoro.
ex?oner en seguida, acoge al universo encero como objeto de su conoci-
rn1e1~to. ?e
su~rte q~e, ~odría decirse en conclusión: ni lo sociológico 69. Los valores en la historia
es histórico, m lo hw6-rico sociológico.
Pero no s6Io de pan vive el hombre, según enseña la Escritura, aun-
41
Véase G. Rich:ircl, La sociologie gé11érale et les /ois sociologiq11e· que, agregamos, principalmente vive de pan. Esto es, se necesita del
4
: De l'idée de loi 11at-u.relle.
Lrs lois sociologiqucs. s.
4 valor útil y de otros valores humanos. El santo es tan esencial para
" Consúltese el libro Sociología genética y sistemática, por A. Caso, México, 1933.
la armonía de la vida humana, como el pensador o el artista; tan
68 ANTONIO CASO LOS VALORES HUMANOS ... 69

esencial como el produetor de valores útiles; y la axiología estudia el místico ideal. Este propósito completó la geografía, poniendo el acero
modo de concordar todos los bienes de la vida, para realizar al Hombre en las manos de Cortés y Pizarra, como en las del Duque de Alba
. mismo en coda su augusta naturaleza. y don Juan de Austria. España realizó la frase de Menéndez Pela yo:
En la Edad Media predominó la preocupación de santiaad y se "nación de teólogos armados". En aquel siglo todos ponían las cosas
menospreciaron los valores que no se referían a la guerra o al misti- del alma sobre las del mundo. Erasmo, Dürer y Lutero, como el Greco,
cismo; por esro la Edad Media es una época en que el hombre no se San Ignacio y Santa Teresa; Tomás Moro y Servet, fueron la milicia
realizó en todo su ser. Durante el Renacimiento el valor estético saltó espiritual de una fe. Los italianos, más dúctiles aún, sustituyeron con
al primer plano. Todos los grandes hombres de aquella época, papas, el humanístico, el ideal religioso. A veces, la gente de iglesia ces6 de
reyes y emperadores, estuvieron poseídos de un intenso sentimiento leer la Vulgata, por no estropear su latín. Es que también el arte era
arcísrico. Fue una noble emulación de las naciones y los individuos otro ideal colectivo, es decir, otro valor universal. Si el artista era cre-
por conseguir el auge de la Belleza. En el siglo x1x, es La edad de yente, como el cristiano Miguel Angel, las musas agrupábanse en torno
apoteosis de los bienes materiales de la vida, la era de la técnica o de la Virgen, que sostiene sobre sus rodillas el cuerpo exánime de
de la tecnocra.cia.Jamás el valor económico se consideró tanto; jamás, Jesús -como en la maravillosa Pietá-; pero solía también el arte
ames, habríase tendido a explicar roda la vida social por la producción convertir, por pura adoración de la forma, al Cristo del juicio final en
de la riqueza; jamás fascinó tan enérgicamente el dinero los deseos Hércules o Apolo vencedor. Si el creador no era creyente, como no lo
y las aspiraciones de las gentes; pero nuestro siglo quiere hacer reína.e fue, quizás, el Vinci, la sonrisa de Mona Lisa decía un misterio más,
la justicia sobre la utilidad, y su perfil difiere profundamente del siglo un valor estético nuevo, que no conoció la belleza antigua. Por último,
anterior. El imperialismo toca a su máximo de poderío y asiste al si el artista era español, como Teotokópoulos, Grecia misma se humi-
comienzo de su propta decadencia, en la última época del capitalismo y llaba ante la Cruz del Salvador. El perfil de aquel siglo lo trazó, indele-
la tecnocracia. blemente, el misticismo de las individualidades de excepción, por la
Religión y el Arte: los dos ideales colectivos o valores más altos de
70. Los valores en la Historia Moderna de Europa. Alemania la humanidad.

Solamente tres o cuatro nacionalidades europeas ban logrado in.fluir 72. La cultura francesa
en las demás, imprimiendo su sello en los acontecimientos de la Edad
Moderna. España e Italia en el Renacimiento, después Francia; Ingla• Francia llena con su acción los siglos xvn y xvm, como España e
terra al fin. Porque el valimiento de Alemania, inmenso en lo ideo- Italia el xv y el xvr. :Época de síntesis y organización. Luis XIV repre-
lógico y moral -Reforma religiosa, música, filosofía y filología-, senta el régimen monárquico absoluto: la etiqueta de la corte francesa
fue escaso en lo socia.! y político. Iba, punrualmente, a iniciarse su es el más sistemático y riguroso de los formulismos; Boileau, el más
acción in1perial, cuando la dinastía de los emperadores prusianos cayó tiránico de los criterios literarios; Descartes y su escuela, el más claro de
vencida ante Europa y, con ella, el pueblo alemán. Tardíamente llegó los principios filosóficos y la mayor síntesis de pensamiento, después
la vieja Germanía al reparto del mundo. Federico Barbarroja no verá de Grecia; Corneille y Recine, la dramaturgia más ceñida a los cánones
ya, por más tiempo, crecer sus barbas mitológicas dentro de la gruta retóricos; Bourdaloue y Massillon la oratoria más exteriormente per-
de Turingia. Su bella leyenda se prende como el jaramago de las ruinas fecta ... Sólo Pascal parece un espíritu rezagado de otra edad, próximo
sobre los vetustos castillos del Rhin. No obstante, Alemania ejerce hoy a los grandes italianos por el genio y la pasión.
la hegemonía del pensamiento en Europa. Los franceses fueron los disciplinadores y ordenadores de la civili-
zación europea. Construyeron, con materiales propios y ajenos, el edificio
71. España e Italia de la razón que se iguala con la vida, al modelarse la vida sobre
la razón. Activos y no sólo especulativos, hicieron realidad histórica
Iníciase la Hstoria Moderna con la influencia española. Entonces las viviente lo que discurrían, para bien de todos, sus optímates. Por eso
empresas humanas. fueron religiosas o artísticas. Se combatió por un sus grandes hombres son los pedagogos del género humano, y parecen,
70 ANTONIO CASO LOS VALORES HUMANOS ... 71

a veces, desempeñar el cometido de los publicistas contemporáneos. 74. La reafuación del hombre
Fontenelle, Montesquieu, Voltaire, D'Alembert, Beaumarchais, Rousseau,
son los propagandistas del espíritu, que busca la razón y la verdad, El único sentido asequible de la axiología es el que fijó para siempre-
y pretende imponerlas a la sociedad, obligándola a realizarlas. Así Aristóteles: la 1·eaiizaci6n del hombre. El hombre individual es una
procedieron difundiendo el pensamiento que juzgaron verd.adero, en potencialidad. Un boceto perfectible en un mundo en desarrollo. El'
el ensayo, la comedia, el drama, la crítica, el tratado histórico o cientí- esfuerzo es compatible con la dicha, en cuanto que remata en el placer,
fico, el epigrama y 1a disertación académica. Toda forma literaria fue, como enseñó el Estagirita. Hay el placer de ser bestial, el placer de·
nada más, vehículo de la imposición del racionalismo a la constitución ser artista, el de ser sabio, diletante, héroe, santo. Al término de cada
de la sociedad. La Revolución clausuró, definitivamente, la Edad Media. acto existe el placer. Lo que se necesita es fijar la naturaleza humana
El mundo, como entonces se decía, "marchaba sobre la cabeza". por realizar, individualmente. ¿Puede realizarse en su integridad 1a
Comenzaban los últimos, como dice el Evangelio, a ser los primeros. naturaleza humana? ¿Es preciso seleccionarla? Integración de lo propia-
Francia, en lo político, efecrnó una creación de valores tan grande, mente humano por desintegración selectiva en cada hombre: esto parece
como la que Italia y España habían elaborado en lo artístico y religioso. ser el persuasivo moral individual. El valor económico no satisface
los desiderata humanos, ni siquiera los deside-rata económicos, porque·
73. La tabla tle valores de hoy esto es imposible. El valor estético no puede Henar plenamente la
vida. Ningún hombre puede vivir estéticamente. Tampoco es el borobre·
Ei1 tanto que la dictadura de Bonaparte regaba por Francía y difundía un fm,ro sujeto de conocimiento. Sólo es autónomo y no heterónomo,
por el mundo la obra tevolucionaria; mientras que Alemania, despe- el que se r-ealiza como providencia personal. Sobre Sakiamuni, Sócrates
dazada por los ejércitos imperialistas, obtenía su puesto magnífico, los y San Francisco, Jesús se realizó como providencia. En cuanm cada
sajones de las Islas Británicas habían ceñido ya, trabajosamente, el quien sea Jesús, será autónomo, no recibirá el impulso de ninguna ley
natural en su conducta originalmente hwnana. Será ttn absolttto c1'eador-
planeta, con el poderío de sus escuadras. Con el auge mercantil de
de val01·es. El único imperativo del cristianismo es, por esto, como
la dominacjón inglesa, concordó el de la gran industria. El siglo XIX,
dijo San Agustín: Arna et fac qnod vis.
de clarísimo, perfil sajón, es la era de las máquinas, el dinero y la tecno-
En suma:
cracia. Estos valores, al ascender al primer término, ofuscan la grandeza
La realización del hombre es mu~ obm colectiva de consewcion
moral. Todos se empeñan en repartir el bien económico; los pueblos como
individnal. Desde que la humanidad existe, sólo unos cuantos hombres
los individuos; nadie quiere remmciar. El ascetismo y el misticismo los
se hao realizado, esporádicamente, y hoy son can pocos como siempre.
representan Schopenhauer y Nietzsche; pero se trata de un ascetismo
El progreso no es colectivo, sino indivicl114/. No es el triunfo de todos,
de la fuerza y de una remtnciación pesimista. Todos somos súbditos, sino de algunos, lo mismo en Oriente que en Occidente, y así en la
los de aquí y los de allá, de los mercaderes británicos o de los yanquis, civilización faúsrica, como en la arábiga o en la mágica. Culturas,
sus descendientes directos por lo que mira a la fuerza de la invención naciones y ciudades; valores económicos, estéticos, éticos, etcétera, son:
técnica y al poder del dinero. El materialismo histórico• es la verdadera relaciones de los hombres entre sí. A través de estas relaciones, Dios.
teoría mística de este siglo que ha puesto sobre el ser y el valer, el tener. crea, en la creación individual. La historia no tiene sentido ni valor ..
No obstante, sobre la estepa rusa, hay un lago de sangre; quizá Lo único valioso y pleno de sentido es la vida personal.
con el vaho de esa sangre vertida se limpie la atmósfera del mundo
y se invierta la tabla de valores contemporánea. Tal vez el capitalismo y
el socialismo, que las máquinas engendraron, hayan librado ya su batalla
más terrible. De todos modos, ellos definen el perfil del siglo, su
doble perfil.
CAPÍTULO IX

LA CULTURA Y LA FILOSOF!A

75. Filosofía nantral y filosofía cnlrural

La obra de la cultura humana no es un fenómeno natural; es un


:aditamento, una construcción que se edifica sobre la base de la natu-
raleza, claro está; pero que por su esencia implica el mmulo humano.
La filosofía naturalista pretendió resumir en el estudio de la naturaleza
codo lo existente. No. La naturaleza ( que no tiene sentido para el
hombre, sino a través del hombre), es sólo una parte del saber. Así
como la cultura constituye la otra parte. Imposible sería cercenar, mutilar,
•el objeto del conocimiento, prefiriendo cultura a natura o viceversa.
Las dos son el objeto del conocimiento, con los mismos derechos;
las dos constituyen el objeto sintético del saber. La filosofía no puede
.ser naturalista ni puede ser c1tZt1tral,precisamente por ser filosofía;
-esto es, síntesis.Guardémonos también de incurrir en el error de preferir
lo cultural a lo natural; porgue entonces la misma cultura carecerá
,de asiento, como carecería de finalidad si prefiriésemos lo natural a
lo cultural. Causas eficientes y causas finales son causas. La filosofía
no puede ser sino esto: una teoría sintética de la realidad.

76. Cultura y ontología

La cultura es un ser; esto es, algo ontológico, según Scheler. Se


-es c1tlto. Este aliño del alma, de que ya habla Gracián, la aliña en
cal forma que la vuelve otra; y la torna otra, porque la hace participar
-del ser de otros seres, al intuirlos en el arte o conocerlos por la
filosofía y las ciencias; al obrar sobre ellos por la economía y
la industria. Un artista que forja el hierro cambia su ser; los venecianos
·que soplan el vidrio prin1orosamente, cambian su ser; como Galileo
.al mirar moverse la lámpara de Pisa o Leonardo al formular la sonrisa
inenarrable de Gioconda.
Por esto la cultura ha de someterse a la Ética y a la Religión;
porque si no, deja fuera del ser el Ser de los seres. Templo, Taller,
74 ANTONIO CASO LA CULTURA Y LA .FILOSOFÍA 75

Familia, éstas son las instituciones de la cultura; el Estado sólo es misma. De este modo, ante este fatmn, como ante la Raza, el Medio
una institución coordinadora; una armonía del Taller, el Templo Y y el Momento de Taine, todo se doblega. Sólo es espontáneo el sino;
la Familia. El ideal católico es verdadero; todo lo puede abarcar el f1tera de él, nada lo es, ni el mismo genio creador de un Beethoven
Temf,lo; por esto mismo et Templo no puede ser católico-romano. o un Newton. La espontaneidad del genio individual se subordina a
la germinación del sino. Ya se expondrá, por cada gran matemático
77. El sabio y el mundo
o músico lo que haya de exponerse, en la obra genial, con arreglo al
Saber es poder. Sólo el sabfo puede. El ignorante es naturaleza, sino cttltural.
no cultura. Es el hombre eterno de Spengler; el rústico, no el citdadano. Esca teoría forma la antítesis de la de Carlyle. Es también mística;
El campo no sabe, por eso no puede. Pero la ciudad es culta sólo pero ahora el principio morfológico es el grupo cultural, la gran a~a
por el sabio. El sabio sólo es culto por el conocimiento, y el conoci- fámtica, arábiga o mágica; mientras que en Emerson, el personaJe
miento crea valores. Por el conocimiento el macrocosmos se integra simbólico es el creador. Y para CarlyJe, la historia carece de sentido.
en el microcosmos, como se integra en un diamante la realidad ambiente. Sólo son creadores los grandes hombres. De Tubakáin y Triptolemo
Cuando Aristóteles integró su enciclopedia, fue la primera integración a Pasteur y Einstein. En el fondo, Spengler es un individualista místico
del mundo. Nada es posible sip el sabio que sabe, ni el mundo mismo, como Emerson o Carlyle; pero eJ individtto es aquí la C1tltnra y no
que nunca se puede saber a sí propio, sino en la conciencia del sabio. el genio individ1r,al:lo clásico, lo arábigo, lo fáustico ...
Dios es la conciencia en que todo se sabe. :81 es el Sabio. Y lo que
llamamos mundo es lo que atinamos a reflejar en nuestra conciencia 80. El sentido de la historia
de la Conciencia de Dios. Intuir en la conciencia personal lo universal
es saber, saber filosóficamente. Porque cada gran cultura es como un individuo de genio. Y el genio
individual pierde la originalidad de su virtud creadora, al menos en
78. La individualidad histórica
parte, al ser el sino manifiesto en uno de los momentos del desarrollo
Para Hegel la "individualidad histórica" es creadora de valores universal de la cultura a que corresponde.
culturales, dentro del pueblo que la engendra. Carlyle y Emerson tienen Para la historia, que siempre es biografía, no importa, en el fondo,
un concepto místico del héroe. fü es el creador, el "hombre simbólico si se trata del individualismo místico, que el individuo histórico sea
o representativo"; y los demás hombres sólo imitan. Ellos son la ley y un hombre, un pueblo o una de las grandes civilizaciones que la
nosotros el fen6rneno de la cultura. Gabriel Tarde, en una posición hwnanidad ha elaborado. Todos son individuos. Por esto Spengler como
más próxima a Hegel, destaca la teoría mística de Carlyle y de Emerson, Carlyle declaran que la historia universal carece de sentido, y sólo
y reparte la obra de la creación de valores entre el pueblo y el genio. lo tienen las culturas individualmente consideradas. Las culturas son
Todo hombre es inventor e imitador. Los más grandes copian más aquí los héroes. No Tubald.in, ni Triptolemo, ni Od.ín, ni Dante, ni
de lo que inventan y los más humildes son capaces de inventar algo. Shakespeare, ni Napoleón.
La sociedad humana es como la integral de las diferenciales humanas El individualismo místico se inclina, según Spengler, ante individuos
de cultura. macroscópicos que polarizan en su desarrollo la misma fuerza plástica
En cambio, el positivismo hace de la humanidad, del grupo, de del genio.
los grupos y pueblos, el elemento creador. La raza, el medio y el
momento hist61'icoson los agentes de la cultura; Shakespeare se explica 81. El materialismo histórico
por su ambiente. Para Spengler la Cultztra es lo mstantivo; y ]as
individualidades de excepción, el producto. El materialismo histórico tiene otro modo muy diverso de concebir
la obra de la cultura humana. Piensa que la historia obedece a las
79. Carlyle y Spengler
modificaciones de la utileda en la producción de la riqueza social.
El error de Spengler consiste en mantener la inflexibilidad de un La técnica sería el nervio de la evolución histórica. Todo lo demás:
sino como eje cultural que organiza, por su germinación, la cultura religión, familia, derecho, F..stado, Ciencia, Artes, costumbres, se cons-
76 ANTON10 CASO LA CULTURA Y LA FILOSOFÍA 7T

truiría como otras tantas superestructuras diferentes, sobre la base de No es verdad que la rdigión sea una ciencia. La Religión no es Teología,
la utilería de la producción. Al modificarse el sector económico, teología abstracta. Este cambio de valores es imposible. Dios no es un
de rechazo todas las wperestrttcturas sociales se modificarían, indef ec- teorema ni un axioma. Dios es una experiencia, una intuición, algo
tibteniente .. que no se puede convertir en metafísica abstracta. Lo religioso tiene,
listo va contra la verdadera oncología social; porque desconoce que su esfera propia cultural. No podrá efectuarse jamás la reducción
las otras formas y los otros procesos sociales, divers~ del económico, fenomenológica del acto de fe a la esfera intelectual del pensamiento•
son can evidentes como la propia economía y tan fuudamencales como puro. ¡Y el propio Comte terminó su vida en adoración de un nuevo
ella. El mismo problema, llamado por antonomasia "social", es tanto fetiche, contingente y pequeño, en suma, como es la Httmanidad; fetiche·
un problema económico, de "renta", como jurídico; es decir, de justicia que se anonada ante el supremo misterio de Dios, ante el Eterno,
y moralidad. Nada podría reivindicar el proletariado si no tuviera /1terza; Mito que nos consuela y nos rige ... !
pero tampoco nada si no tuviera derecho. Confundir los órdenes de
la actividad social como aledaños de lo económico; empeñarse en 83. La Ciudad de Dios
formular una "teoría económica de la historia", es exponerse a que se
exhiba en contra otra "teoría fJolíticd' y otra más "ittrídica", con el Queda la vieja y siempre nueva filosofía de la historia de San
mismo deleznable fundamento unilateral. En lo social hay estrnctnra Agustín: "Dos r11mores formaron dos Ciudades." Ésta, la basada sobre
social, no estnr,ctma económica, ni "mperestrttrtm-us". 'Todo está estrnc- el e.goísmo,perecerá. La otra, edificada sobre la Caridad, es perdurable.
turado; y tan f zmtlmne11t1des el orde1t religioso como el familia1·, como Pero aquella sublime Ciudad que postula la fe. c'0S real? ¿Qué pruebas.
el i1trfdico o et político, en la síntesis tí.níctt y real. pueden aducirse en su pro? Sólo la forma de intuición que llaman
Io que pasa es que, siendo como es tan complejo el hecho social, teológicamente la G1·acitl; y, a quienes no se nos revela la Cittdad'
los grandes ingenios, como Marx, sólo ven claramente uno de sus aspectos Eterna, ¿cómo nos convenceremos. de su verdad? ¿Cómo afirmarla,
que los apasiona, y a él pretenden reducir, desconociendo la ontología entonces, universalmente? Acaso la insegura y suprema filosofía de la
social, los demás órdenes de fenómenos. ¡Como si en un organismo se Cultura sea un acto místico; pero esto no puede satisfacer a todos.
seleccionara un órgano y su función, y se declarara a los demás mper- Por tanto, t.ambién acaso siempre, haya escépticos.
organismos y mperfmiciones! Esto carece de sentido. El materialismo es
wi subjetivismo falso; mas claro está, sólo parcialmente falso. ¿Quién 84. Los individuos de excepción
negará jamás, sobre todo en el mundo contemporáneo, la influencia
de la técnica en la obra cultural? Las sociedades, las culturas, la humanidad misma, son desarrollos,.
Respetemos, pues, en su integridad, la esencia social, o, por mejor exclusivamente; los valores son relaciones colectvvas, interpsf,quicas,
decir, las esencias sociales. Ningún esfuerzo intelectual puede reducir ideales, que producen la il1,1si6nde la objetividad absolttta, porque se·
al orden económico el jurídico, ni a éste el religioso, ni a éste, además, el sienten venir de fuera al yo, y han nacido, no obsrante, en la relación
político. Armonía no qttiere decir red11cción,sino concatenación necesaria mutua y recíproca de los sujetos. S6to el ser individttal es real, pero
e irrednctible. Jmztas coexisten, en síntesis concomitantes y reciproca- no está aislado; sin otro como él no habría podido modelarse como,
mente eficientes. La ciencia social estudia, precisameme, estas formas ha venido modelándose en el curso de los siglos. Y toda esta marcha
concomitantes, estos órdenes concurrentes, estos procesos que se des- de la historia, toda esta sucesión de sociedades, Estados, naciones,
arrolUan sin unificarse jamás. La identificación es imposible; pero ta religiones, filosofías, técnicas, artes, letras y ciencias, por todos elaborada,
concomítancic, es evidente. La estructura social se forma de la congruencia cobra sentido, únicamente, en la integraci6n de individuos humanos
esencial de los distintos órdenes de fenómenos. superiores. Por esto se ve gue la humanidad no va realizando ningún
82. El intelectualismo histórico plan o propósito trascendente. Su fin es inmanente: realizar hombres
cabales: como Sócrates, Arístides, Platón o Alejandro, en Atenas o en
Tampoco el puro saber explica la cultura, como lo pensó Comte. la cultura griega, en general, que resulta menos real, menos personal'
El intelectualismo histórico es falso como el materialismo histórico. que Atenas misma, del propio modo que la célebre ciudad, es inmm--
78 ANTOJ\'10 CASO LA CULTURA Y LA FILOSOFÍA 79

parablemente menos real y personal que Platón. Los hombres superiores el individuo humano personal. El hombre s1tperior es el microcosmos, "el
serán siempre en escaso número, aun en los pueblos mejor dotados industrioso compendio del mundo, el pequeño mw1do en el gran
y las razas más selectas. En la innumerable muchedumbre de los seres mundo". 41 Pero el espíritu del hombre superior es más grande que
humanos, producto al por mayor de la naturaleza .• según Sd1openhauer, el mundo. Es actuación plenaria de "ta débit cafia q11,epiensa", como
-apr.irecen las excepciones; pero éstas son la sola justificación de la dijo Pascal.
.regla. El día que el genio y el santo, el inventor y el artista dasaparezcan, Todas las perfecciones de los seres inferiores se dan en el hombre
nada tendrá sentido en la sociedad indiferente a la creación de valores. H,perior: el ser físico de los minerales, la vida vegetativa de las plantas,
La httmanidad se trocaría entonces en la piara animal. la sensibilidad de los animales, la voluntad y el entendimiento de los
Nietzsche ba intuido d snperhombre. El verdadero superhombre es demás hombres. Pero él es el vínculo de lo temporal y lo eterno, de
sólo el hombre superior, ser que, como dice Scheler, puede decir a la lo relativo y lo absoluto. Completa la obra cósmica al ser creador
vida: No. Él es el creador de valores. En él son contingentes las leyes de valores. En sí agota el sentido de la realidad. Natura y Cultura se
cósmicas, porque es, en sí, otra ley de la existencia. definen en su pensamiento y se organizan en su acción.

,85. La tercera potencia entre el Cielo y la Tierra

En el Tch1mg-Y1mg, el mús profundo de los cuatro libros que forman


el caudal sagrado de la China, consta este fragmento inmortal, que
poc sí solo honraría a una gran cultura. En él no se sabe qué admirar
más; si la madurez suprema del juicio, la firmeza de la dialéctica
o la pureza de la intención:
"Sólo los hombres soberanamente perfectos pueden conocer a fondo,
en el mundo, su propia naturaleza, la ley de su ser y los deberes
-que de ahí derivan. Como pueden conocer su propia naturaleza y los
deberes que de ella derivan, conocen a fondo la naturaleza de los demás
hombres, la ley de su ser, y les enseñan asimismo todos los deberes
que han de observar para cumplir los mandamientos del Cielo."
"Como son capaces de saber a fondo la naturaleza de los demás
hombres, la ley de su ser y los deberes que han de cumplir por man-
damiento del cielo, pueden, en consecuencia, conocer profundamente
la naturaleza de los demás seres vivientes y vegetales, y hacerles realizar la
ley de su vitalidad, conforme a su naturaleza, como saben, profon-
,damente, la naturaleza de los seres que viven y vegetan, y les hacen
cumplir la ley de su vitalidgd, conforme a su naturaleza, pueden, en
virmd de sus cualidades superiores de inteligencia, ayudar al Cielo y
la Tierra en sus transformaciones para el mantenimiento de todos los
seres, hasta su pleno desarrollo; y, como ayudan al Cielo y la Tierra
en sus transformaciones para el sostén de todos los seres, ptteden, por
tanto, constitnir 1tna tercera potencia entre el Cielo y la Tierra."
Las sociedades, las culturas, tienen realidad de comunidades humanas.
Negarles ésta es caer en un nominalismo absurdo; pero afirmarles otra
,distinta, es incurrir en un realismo platónico inadmisible. Sólo es real H Bossuet.
CAPÍTULO X

EL CONCEPTO DE LA HISTORIA UNIVERSAL

86. La historia y la creación poética

Para estudiar la naturaleza de la historia hay que recurrir, mejor


que a las disquisiciones de los filósofos, a las obras mismas de loo
historiadores. Ellos, de preferencia, son quienes pueden indicarnos la
esencia de la actividad que practican.
Recurramos a los maestros del género histórico y veremos cómo su
labor no es solamente un ensayo de crítica y documentación; sino,
más bien, una creación poética o que, al menos, mucho tiene de artística.
Verdad es que hoy la historia no se escribe con el propósito de
moralizar o deleitar; aun cuando sea cierto, por otra parte, que jamás
moralizó a nadie, y que, escrita por Jenofonte y Plutarco, deleitó a
todas las gentes; verdad, asimismo, que a cada paso robustécese con
el auge de la erudición más minuciosa y genial que vieron los siglos.
Otfrido Müller ha podido llamar a la filología: "percepción íntegra
y plena de la vida intelectnal amig1ta"; y su definición es digna de
su heroica vida consagrada a la perfección de los conocimientos
históricos. No obstante, lejos de poderse reducir a la mera erudición,
estimada en su plenitud, es la historia un esfuerzo orgánico, estético,
de reconstrucción del pasado; y sólo el que reconstrnye la vida que
fue y el mundo que se hizo antes y después se disgregó en la sempiterna
evolución de las cosas, merece el nombre de historiador. Lo que una
vez acaeció en el tiempo y el espacio y no volverá nunca a ser como
fue, ya se trate de la humanidad, de las especies animales y vegetales
o, en fin, del planeta mismo (gran ser histórico que hizo posible toda
la historia); tal es su objeto: seres únicos entre sus afines; hombres
únicos entre los hombres; pueblos, razas y civilizaciones personales,
individuales siempre, siempre diferentes.

87. La biografía y la historia

Se ha reservado para sólo la historia de una persona humana Ja:


palabra biografía. Biografía es siempre la historia. Es decir, pintura
82 ANTONIO CASO EL CONCEPTO DE LA HISTORIA UNIVERSAL 83

fiel de una unidad, ya que se trate de un ser o una nación. Los grandes pa.sa:do.Porque la historia es siempre arce, profundo arte de evocar
historiadores son quienes, además de poseer las prendas indeclinables sobre el polvo de los siglos el alma de los siglos. . .
de la erudici.ón y la crítica, saben restaurar, revivir el asunto de sus Dice el proloquio: "la historia se repite". No es verdad, la h1stona
indagaciones. nunca se repite. Jamás renacerán de sus ruinas venerables la maj~tad
Comienza el trabajo histórico con un proemio crítico y científico. de Roma ni el genio de Grecia. Jamás volverá Temísrocles a acaudillar
Se discuten las fuentes; aquilátanse los documentos; depúranse los a sus generosas huestes triunfantes. Jamás los héroes q~e foeron vo~ve-
testigos ante el tribunal de la "pura razón". Mas, este esfuerzo no hasta. rán a ser. Hay un fondo de renovación eterna en el uruverso. Jesuatsto
Es menester seguir adelante en la obra histórica hasta alcanzar el dijo el misterio de la perenne juventud de la creación: "Mi padre
último fin. trabaja todavía."
Cuando los hechos se han discutido a conciencia y los documentos Por eso es la hiscoria una noble intuición romántica; 1ma melancolía
hablan con claridad, todavía no empieza el trabajo más admirable. estética un sentimiento de amor hacia lo que nunca volverá. Por esto,
Es menester completarlo con una intuición del conjunto. tambié~, al lado de los grandes artistas, junto a los grandes fil6sofos
Suponed, para usar de una metáfora que quizás ilumine la doctrina, y los sabios que atisban el porvenir, están los historiadores, buscando
que el .hisroriador es como quien hubiese de construir un cuerpo sólido ávidos las huellas de la vida en el abismo de los tiempos.
con los datos que, menguados y dispersos, yacen en los museos y
las ruinas, en las bibliotecas y los ar.chivos. Suponed gue el sólido 89. La concepción de Bacon
por construir fuere una pirámide. Mas, a la vez, admitid que, a pesar
de haber complltado y dispuesto la construcción geométrica, no se Difícilmente se caracterizaría mejor que como lo hizo Bacon, la
tuviese aím la iutuición rápida y luminosa de la pirámide total; que índole propia y extensión universal de la historia: "La división más
no se viera en la menee la conjunción de las caras de la pirámide exacta que se puede hacer de la ciencia humana se saca de la consi-
en un punto. A pesar de todo el esfuerzo de la crítica, el s6lido geométrico deración de las tres facultades del alma, asiento propio de la ciencia.
quedaría por construir, sin construir. La. historia se refiere a la memoria, la poesía a la imaginación y la
filosofía a la razón."
88. El historiador y el geómetra "El objeco propio de la historia lo constimyen los individuos, en
tanto que se hallan circunscritos en el tiempo y el espacio; porque
Así con el historiador como con el geómetra. Es preciso intttir, aunque la historia natural parece ocuparse de las especies, sin embargo,
proyllctar la conciencia propia hacia un punto ideal en el que todo si lo hace no es sino a causa del parecido o semejanza que entre sí
converge -como las caras de la pirámide en 1a metáfora explicativa. Si tienen las cosas naturales comprendidas en una sola especie; de suerte
se adivina el punto de convergencia; si se tiene genio artístico para que quien conoce una las conoce todas; y tal semejanza induce a
simpatizar misteriosamente con el carácter de un pueblo o de un confundirlas. Si se encuentran a veces individuos únicos en su especie,
hombre de genio, se logra ipso facto la creación histórica. Si se permanece como el _sol y la luna, o que en ciertos aspectos suyos se apartan de su
indefinidamente en Ia crítica descarnada e incompleta, no se es his- especie, no por eso se tiene menor fundamento para describirlos en
toriador. una historia natural, del que se tiene para describir a los individuos
Ahora bien, este último esfuerzo es esencialmente artístico. Sólo por humanos en una historia civil. Ahora bien, todos estos asuntos corres-
la intuición se alcanza. Sólo por el genio poético se cumple. ponden a la memoria."
¿Por qué subyuga la historia de Juana de Arco relatada por Michelet "la historia es natural o civil. En cuanto a la división de la historia
o la biografía de Federico el Grande escrita por Carlyle? ¿Por qué natural, sacárnosla del estado y la condición de la naturaleza, la cual
preferimos siempre a un repertorio de noticias sobre la República puede hallarse en tres estados diferentes y sufrir en cierto modo tres
Romana unas cuantas páginas de Tito livio y a todos los datos sobre especies de regímenes.
los crímenes de los Césares el severo y gallardo estilo de Tácito? Porque "Porque o es libre la naturaleza y se desarrolla en su curso ordinario,
la crítica no es la intuición, ni los repertorios voluminosos reviven el como eo los cielos, los animales, las plantas y todo lo que se presenta
84 ANTONIO CASO EL CONCEPTO DE LA HISTORIA UNIVERSAL 85

a nuestra vista, o es, por virtud de la mala disposición y lo reacio del mundo son siempre las mismas en sus vueltas orbiculares de arriba
de la materia rebelde, arrojada fuera de su estado, como en los monstruos, a abajo, de siglo en siglo." 45
o, por último, en razón del arte y la industria humanas se constriñe,
modela y en cierto modo rejuvenece, como en las obras artificiales." 91. El principio de Carnot y Clausius
"En la historia civil se relatan las hazañas del hombre. Sin duda, La gran ley de -Carnet y Clausius, el principio de la degradación
las cosas divinas no brillan en la historia natural como en la civil; de la energía, introduce la historicidad en la existencia y la alimenta
de suerte que constituyen también una especie propia de historia que, y sostiene constantemente. Si sólo funcionara la primera ley de la energía,
colllúnmente, se llama historia sagrada o eclesiástica. En nuestra opinión, el principio de que nada se crea y todo se transforma, la historia no
la importancia de las letras y las artes nos parece tanta que juzgamos existiría· la reversibilidad esencial, puramente mecánica, haría de los
deber atribuirles una historia propia y particular, que es nuestro designio hechos ~ósmicos fenómenos sin historia; puras relaciones mecánicas o
comprender junto con la historia civil y eclesiástica." geométricas. Pero la ley de Carnet hace del tiempo un factor real,
una como dimensión activa de la existencia universal.
90. la historia universal "Un péndulo que se mueve en la atmósfera de A a B, dice Boutroux,
46

deberá vencer una resistencia; para vencerla producirá cierto trabajo,


Por los anteriores conceptos, precisos y proféticos, del De Digrzitatis y al trabajar, perderá una parte de su energía. Si, pues, se cambia
et A11-gmentisScientiar11,m,se verá cómo Bacon logró formar cabal el sentido del movimiento, no volverá el móvil al punto de partida,
concepto de la historia universal; esto es, de que su conocimiento no porque ya perdió energía propia al desalojarse para ir, y perderá también
puede constreñirse dentro de lo propiamente humano, sino que ha energía al desalojarse para volver. Se puede establecer como regla
de abarcar el estudio del universo entero, tanto en sus formas re.gulares universal que siempre que hay trabajo, se pierde, irreparablemente, con
como en sus aspectos excepcionales (historia de los monstruos). Es la producción de calor, la condición primitiva."
decir, que para el gran filósofo, la historia se refiere a la totalidad Es decir, la física, con ,relación a la mecánica y la pura geometría,
de la existencia como las ciencias y la filosofía, sólo que su punto de es una ciencia nueva que toma en cuenta y considera en su estudio
vista es la consideración de lo individual y no de lo genérico y común. no sólo la cantidad, sí que también la calidad de las fuerzas. "El calor
Regularmente, cuando se piensa en algo histórico reflexiónase en es de calidad inferior al trabajo." "Las leyes físicas no pueden reducirse
la historia del linaje humano; con especialidad en su historia política. a las mecánicas", agrega BoutrOU."<.
Sin embargo, ni toda la hismria es política ni tampoco simplemente Ha venido desarrollándose, probablemente, la existencia, en un cons-
humana. Los astros tienen su historia como las especies animales y tante cambio de potencial; lo que implica una constante transformación
vegetales. El concepto de historia universal debe abarcar la historia cualitativa. La energía no se ha perdido; es siempre la misma; pero
humana y no humana; esto es, la historia total del universo. su calidad se ha degradado. Sin una caída del potencial cósmico, el
"Toda energía tiende a degradarse en calor y el calor a repartirse trabajo sería imposible. Esto es, la degradación de la energía significa
uniformemente entre los cuerpos." Esta gran ley cosmológica es el una sucesión irreversible y real de fenómenos o, en otros términoo, un
fundamento de la historia. Si las leyes físicas fuesen reversibles como orden histórico. En suma: Nada se pierde, todo se transforma, mediante
las puras leyes mecánicas, el principio del retorno eterno o vuelta el orden irrevocable q11,ees la historia.
orbicular, que concibieron los estoicos y Nietzsche formuló en su 92. Historia astronómica
Zaratmtra, sería la enunciación de las transformaciones del universo;
porque el tiempo es infinito, y dentro de su infinitud, las transformaciones El sistema solar es testimonio del drama gigantesco que arr.ancó de
posibles de la materia y la fuer7..a se agotarían, al cabo, sin remedio, la nebulosa primitiva sol y planetas, lanzándolos en sus trayectorias
reproduciendo una de las combinaciones acaecidas y, por tanro, en
4 ~ Soliloqitios del emperador Marco Aurelio, p. 18 8 de la versi6n casrellana de
virtud de la ley de causación, todas las demás, por su orden, y rigurosa-
don Fausto Díaz de Miranda, Biblioteca clásica, tomo cxvn.
mente idénticas a sí mismas. Como lo dice Marco Aurelio: "Las cosas 46 De l'idée de loi 11aturelle,p. 109 de la versión española de A. Caso.
86 ANTONIO CASO EL CONCEPTO DE LA HISTORIA UNIVERSAL 87

sobre el espacio. El anillo de Saturno, las lunas de Júpiter, el melancólico la evolución es universal y no solamente humana. El tiempo ha
mundillo que alumbra las noches de nuestro globo, son restos, testimonios obrado sobre todas las cosas y formulado su acción sobre todas. La
de la historia que delatan en su girar sempiterno. historia no es peculiar o privativa de los hombres y las sociedades
Antes, todo yacía sumido en la incoherente homogeneidad primitiva. humanas. Todo cuanto en el tiempo es, lejos de permanecer inalterable,
Los actos del drama cósmico se descifran pacientemente por los astró- lígase con los demás en una incesante transformación. Las mismas órbitas
nomos, y van revelándosenos los múltiples episodios dinámicos de la de los planetas no son idénticas en cada revolución. Un registro eterno
Creación. Planeta hubo, enrre Júpiter y Marce, que se partió, acaso, está abierto sobre la vida y el mundo, y en él se inscriben los aconteci-
en mil fragmentos irregulares, asteroides obedientes, como los astros mientos luctuosos y fecundos, humanos y no humanos. Lo único que
mismos, a la gravitación universal. nunca cambia es la ley clel cambio eterno. E.~istir es transformarse o,
en otros términos tener historia.
93. Historia química y geológica
95. Ciencia, Historia, Arte y Filosofía
Tambiéu, probablemente, los diversos elementos químicos son datos
de una historia qttítnica. El nuevo espíritu científico parece realizar la De este modo aparece el campo propio del historiador tan vasto
fanrasía de la vieja alquimia. Sir William Ramsay halla, sometiendo como el del sabio o el filósofo. la ciencia es previsión, generalización
a las radiaciones del marnviJloso ctterfJO simple, algunos compuestos para el porvenir, "anticipación de la experiencia". Su esfera es el futuro
químicos, vestigios que aseguran la posibilidad de la transmutación de íntimamente ligado por el presente con el pasado más remoto. La
unos elementos en ocros. El ozono, que no es sino oxígeno electrizado, filosofía investiga la naturaleza íntima de las cosas, las causas finales
oxígeno alotrópico, reviste propiedades diversas de las que tiene el y ontológicas, el ser que se oculta en el cambio sempiterno, la esencia
célebre elemento descubierto por Lavoisier. que permanece velada a través de las evoluciones interminables. la
los geólogos revelan, en la superposición de las capas de la tierra, historia vuelve la vista al pasado. Deja a la metafísica en su eterno
las dramáticas vicisitudes de su historia; y a cada capa corresponde una presente, a Ja ciencia en su futuro constante, y se aplica a deletrear
fauna y una flora especiales que analizan los paleontólogos y lo~ en el registro de los tiempos el mundo que ya se hizo, la realidad que
naruralistas. Así como un historiador sabe reconstruir cierta civilización fue. Es una romántica incorregible. Humildemente se aplica a saber
--desenterrada del venerable suelo helénico o latino-- con sólo unos cómo se desenlazó la vida sobre la tierra, cómo se desvinculó el globo
cuantos restos de sus monumentos inmortales, Cuvier pudo reconstruir, de su origen, cómo cada ser concreto salió de lo imrcrceptible en el
con un hueso o uoa vértebra, la cabal forma esquelética de los grandes decurso del tiempo.
animales antediluvianos. El heroico es el sabio. El santo es el filósofo. El historiador es el
poeta. Uno simboliza la ambición que se anticipa a la realidad. Otro,
94. Historia narnral la quietud mística en el ser inalterable. El último recoge con sus piadosas
manos las obras de los siglos, y, con el polvo de las edades reconstruye
los trabajos ejemplares de Lamarck y Darwin abrieron a la ciencia civilizaciones, especies y orbes desaparecidos. El tiempo, invencible e
magníficas perspectivas históricas. Se concibió entonces que las especies indiferente, a todos da razón y a todos desengaña.
más diversas, más distantes, podían proceder unas de otras; y el mismo
hombre, aislado olímpicamente de sus hermanos, empezó a reconocer
el cúmulo inmenso de cualidades y atributos que ligan su existencia
con la vida universal. Las especies orgánicas, como los cuerpos simples
de la química, no son estables, sino históricas. En un tiempo no hubo
leyes químicas ni biológicas; después principió a desarrollarse la com-
plejidad magnífica de acribucos que hoy analizan de consuno químicos
y naturalistas, físicos y biólogos.
CAPÍTULO XI

LA HISTORIA COMO FORMA IRREDUCTIBLE


DEL CONOCIMIENTO

96. La filosofía y su objeto

La filosofía investiga no leye.r como las ciencias, sino princif,ios;


esto es, intuiciones sintéticas del mundo. Ordenar los p-rimeros p1·in-
cipios, que diría Spencer, es filosofar. Claro se ve entonces el fin
de la metafísica. Proporcionan las ciencias análisis abstractos del ser;
pero la existencia es concretamente. Si hubiésemos de conformarnos
con los compendios de abstracciones eficaces y coordinados que se
llaman geometría, álgebra, astronomía, química, etcétera, nuestro saber
quedaría perennemente trunco; sería el conocimiento para la acción, no
para el conocimiento mismo. Las fórmulas científicas son la cuadrícula
ideal y práctica de la vida; no la vida.
La filosofía parre de una inmición primera -idea platónica, potencia
y acto aristotélicos, átomos, mónadas, voluntad sd1openhaueriana,
élan vital bersgsoniano- y, con los datos elaborados por la. ciencia, las
descripciones de la historia y las creaciones del arte, desarrolla su síntesis
y entrega a la conciencia esas varias aproximaciones supremas del
espíritu a la realidad: platonismo, aristotelismo, monadología, etelismo,
ayer, y hoy pragmatismo o fenomenología trascendental.
La historia como la filosofía, abarca la extensión universal. Mientras
las cosas están siendo no le incumben. Cuando dejen de ser serán suyas.
No tiene que comprobar ninb,l'Í1nprincipio. Como Newton, rw hace
hipótesis. No sabe si existe o no el mundo como totalidad. Ésta puede
ser una teoría plausible; pero, en suma, sólo una teoría. Dios, el
alma, son para ella, como para Kant, ideas de la tazón pura. En
cambio, la pluralidad es su objeto, la diferencia su preocupación. La
filosofía arguye que la existencia es creación y evolución. La hiscoria
sabe de las creaciones concretas y los cambios realizados. Dice la filosofía:
"todo es imaginación o memoria, herencia o variación brusca, repe-
tición u originalidad". La historia sólo percibe unidades que nunca se
repiten, aun cuando tiendan a repetirse siempre.
LA HISTORIA COMO FO.RMA IRREDUCTIBLE ... 91
90 ANTONIO CASO

97. La misión de la hisroria Atenas, Dante Alighieri; Inglaterra, Holanda, Rumania, la Nueva
España, la Civilización Medieval, la Raza Indo-Europea, to_do c:nanco
"El organismo viviente es cosa que dura. Su pasad~ se ~rol~nga jamás sucumbirá exhausto de atributos, a pesar de la merma mfangable
totalmente en su presente y ahí permanece actual y arovo. S1 as1 no del análisis, porque existe, realmente, dentro de su propia unicidad.
fuere ·se podría comprender que atravesara por fases definidas y caro- La filosofía, que es intuición, y la historia, que también lo es, expresan
, < d .
biara de edad; que tuviera, en suma, historia? Don e qruera q~e a _go
I lo indefinido e indefinible por las ciencias. Ni los géneros s11,premos
vive, existe abierto, es alguna parte, un registro en que se mscnbe ni las especies ínfimas de los lógicos sou susceptibles de definición.
el tiempo." ~7 Al llegar a las nociones últimas, la razón confiesa su limitación
esencial. Es impotente para explicarlas y las supone, no obstante, como
La misióo de la historia es leer el registro de que habla Bergson;
principios de toda explicación.
mas no resulta fácil deletrear los caracteres, a veces enigmáticos, del
Lo mismo cuando toca al otro lúnite de su esfera de acción: los
texto viviente. Débese reconstruir el pasado desemraíiándolo del presente,
individuos y episodios históricos, que implicarían la interferencia de
sin abstraer jamás para generalizar, aproximándose a cada vida singular
infinitos géneros, de infinitas leyes, de infinitas uniformidades y simetrías,
con esa forma de aproximación espiritual tan diversa de la razón pura:
son también indefinibles por la razón. Ni lo simple ni lo complejo;
la intuición de lo individual concreto.
ni la esencia universal de las cosas ni su carácter individual incon-
fundible· ni la universalidad ni la individualidad son objeto de cono-
98. Diferencia cutre la Filoso,fía y la Historia
cimiento' para la razón pura, elaboradora infatigable de generalizaciones
y abstracciones.
No identifiquemos, pues, con Croce, 48 la historia y la f~los?f_ía.
Tales son los Júnites del conocimiento racional puro: la filosofia,
Tienen de común ambas ser investigación de entes concretos: prmcip10s
que es intuición de lo universal, y la historia, que es reconstrucción
metafísicos o cosas singulares; también concuerdan en considerar el
de lo individual, de lo único, de las realidades inconfundibles que
tiempo como duración real, no como marco vacío de la existencia;
depositó en su continuo desbordamiento la existencia. Entre las dos
pero, por lo demás difieren. Filosofar es tender a explicar universalm~nre;
caben todas las ciencias y todos los esfuerzos. El genio de Platón y
describir unidades indefinibles es hacer historia. Diferencia obvia y
el de Tucídides definen las cimas eternas de la inteligencia, desde
constante.
las cuales se columbra el arcano infinito, inefable, que las religiones
Definir un objeto de conocimiento es reducirlo a géneros; pensarlo evocan o humanizan, a veces, con el esplendor de sus mitos y su
con relación a un género, como especie o género menos vasto dentro impotencia piadosa y desconsoladora.
de uno mayor ( dictnm de omni et nullo). Ahora bien, lo indefinible
es lo histórico. Por eso es verdadera la tesis de la historia descriptiva, de 99. Diferencias entre la Historia y el Arte
la historiografía, como dice el mismo Croce. La descripción es operación
intelecrual que, fundada en la intuición de lo individual, sirve de La historia y el arte, basados en intuiciones esencialmente idénticas,
complemento a la inteligencia generalizadora y definidora. El análisis difieren desde varios puntos de vista. La historia es intuición de lo
científico reduce cada ser real a conjuntos de fórmulas generales que indi11id114/-concreto-1"eal;
estudia lo que ha sido sólo una vez en el
definen atributos; pero un ser no es un conjunto de atributos, sino tiempo y el espacio. El arte trata de lo indiviáual-concreto-posible. Nada
una individualidad (singnlare qttid) en que la razón selecciona atributos; importa al artista que un hecho dado haya acaecido o no; que el
es decir, aspectos comunes al objeto y otros objetos. Las abstracciones conjunto de circunstancias hubiere obrado en éste o en otro sentido;
intemporales, geométricas, no tienen historia. Sólo la tienen los concre:o, con tal que el hecho fuere posible, dentro de los antecedentes definidos
durables: un sol, un planeta, un animal, un hombre, un pueblo; meJor por el propio artista, podrá crear, al darnos su intuición de la realidad,
dicho: el Sol, la Tierra, Bucéfalo, caballo de Alejandro, Platón de obras bellas. La tazón y s11sdeterminaciones no son para el arte sino
mi límite de su acción. Pata el historiador son 1m elemento constante
47 Bergson, Évoliition creatrice., p. 16.
48 Lógica, p. 11, capÍtulo IV y nota relativa.
de su esftterzo; una función concomitante de su actividad; por esto
92 ANTONIO CASO LA HISTORIA COMO FORMA IRREDUCTIBLE ... 93

Croce ha podido referirse con razón, a los elementos lógicos del juicio especie, es no sólo entender, sino amar; amar intelectualmente, corno
histórico. El historiador, a f ortíori, se contiene en la narración de lo amaba Spinoza, como Sócrates amó, como han sabido amar los que, en
acaecido. Nos hace conocer su intuición particular de algo que fue el desarrollo indefinido del pensamiento, llegaron a unificar en un
una vez y no volverá a presentarse nunca en las mismas condiciones y acto de conciencia, el conocimiento y la emoción, la representación
con los mismos aspectos. y la voluntad, la lógica precisa, geométrica, de la pura razón y la
Pero, en el conocimiento de lo individual posible, cabe también el lógica viral del instinto y el sentimiento. La verdad histórica, humana
de lo individual que ha sido real; al menos la razón concibe como una por excelencia, como la metafísica, no se engendra sino en la armonía
especie de la primera intuición, la segunda. Así es que el artista de las ideas y la intuición, dentro de la íntima coherencia del espíritu.
puede tratar de lo que ha sido y lo que habría podido ser en la misma La historia ha de escribirse platónicamente; filosofando con todo el
obra de arte; es decir puede mezclar en una misma representación de espíritu. Sólo así se infunde nueva vida en lo inerte; resurgen las ins-
1a realidad, intuiciones históricas e intuiciones artísticas. Este génew tituciones y las creencias desaparecidas, y cobra nuevos bríos el abiga-
híbrido, formado de consuno por la historia y el arte lo constituyen la rrado conjunto de hombres y cosas evocados sobre las ruinas ungidas
epopeya, la balada, la novela y el drama históricos; sólo que entonces con la veneración de los pueblos, en el vasto acervo de reliquias secu-
lo que hubiere en la obra de arte de reconstrucción histórica, aun lares que deposita la humanidad sobre el planeta, al cumplir su destino
cuando fuere mejor y más exacto que lo que podría haJlarse en algunos constante; su muerte perpetua y su perpetua resurrección.
libros genuinamente históricos, se subordina al fin final de la obra, que La historia es una imitaci6n creadora,· no una invención como el
es estético y no histórico. arte, ni una síntesis abstracta como las ciencias, ni una intuición de
la opinión de Aristóteles y Schopenhauer, que ven en el arte algo principios universales como la filosofía.
más profundo gue la histeria, parece indudable; lo cual no significa
que neguemos al conoc.imie11tohistórico su necesidad indiscutible. Pero
en tanto que el historiador no nos presenta más que un aspecto de la
realidad -el aspecto que tuvo efectivamente en un espacio y tiempo
determinados-, el artista nos muestra el mayor número de aspectos
individuales, condensados en cierto momento psicológico; es decir, nos
da la característica fundamental de la realidad. Su misión es destruir
esas generalidades de la vida común, del ambiente social en que acontece
lo histórico, para extraer en toda su diáfana pureza, en toda su prístina
significación el símbolo, necesario, la expresión absoluta de las indivi-
dualidades reales y contingentes de la historia.
La actividad del artista difiere, pues, desde dos puntos de vista esen-
ciales de la tarea del bisroriador. El fin de la historia no es el mismo
fin del arre; y si ambas son actividades desinteresadas del espírini, no
por ello han de confundirse, ya que Ja historia se presenta con caracteres
bien definidos y diferentes de los del arte, para poder reclamar su
autonomía como forma irreductible del conocimiento.

100. El sentido histórico

El sentido histórico, según Hoeffding, es una forma de la simpatía


universal. Acaso sea la forma suprema de la simpatía humana. Saber
interpretar en síntesis luminosas los trances sucesivos de la vida de la
LA FILOSOFÍA DE LA CULTURA
Y EL MATERIALISMO HISTÓRICO
/.,a consagracwn de Antonio Caso como tmo de los grandes maestros
ilc Amé-rica, pttede considerarse ya como definitiva. Et espontáneo y
,t/Jmmador homenaje que lo más selecto de la intelectualidad mexicana,
Jitt distinción de bandos, le ha tributado con motivo de la celebración
tic szcs bodas de plata como maeswo 1.nwersitario, no tiene precedente
en la hist01ia c1tlt1Jraldel país. Y es una buena pmeba de q11elos altos
11ctlores espiritttales, de qtte el maestro Caso ha sido integérrimo omzado,
110 han podido aún ser ahogados bajo la hirviente marejada ele mate1·ia-
li.rmo qtte nos acosa.
Antonio Caso no qttiere que le llamen maestro. La alteza de ese tít1tlo
le contttrba. Pero en rehnsarlo, no hace ot1·a cosa qtte i·elttjar el oro
t!e ley de sz¡,inmactdado magisterio. Y en la conftMÍÓn y el extravío espi-
rit11ales en qtte nos hallamos de momento, su voz, sin estridencias ni
t!a.rentonos,sigtte señalando rtJtas l1miinosas y remontando, con mod1tla-
tión invitadora, cttmbres altas de sabiduría y serenidad.
Ediciones Alba, al incluir en s1t cuad1-o de atttores el nombre pres-
ligioso del maestro Caso, quieren contribttir al merecido homenaje que
re le t1·ibttta -en haciendo lo c11alse honran a sí mi.rnias- y ayttdar
,, q1te sigan difundiéndose entre tos elementos pensantes del país y de
América, las ideas constrnctwas y dinámicas de q11ienha contrib1titlo y
sig1te contrib1iyendo con tanta pff,jctn.za a ltt formaci6n espirit1tal det:
continente.
I. LA DISCUSIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO
I. ECONOMÍA POLÍTICA Y CULTURA

Asistimos en nuestro tiempo a la decadencia inudable de ciercas formas


del pensamiento que han envejecido sin remedio. Eo cambio nuevas
acrividades en la esfera de la especulación filosófica, realzan su conte-
nido en las producciones espontáneas de nuestros días. El naturalismo,
el materialismo, el empirismo, son las formas caducas. El espiritua-
lismo, el idealismo axiológico, el intuicionismo son las formas progre-
sivas del pensamiento independiente.
la Economía Política concentra todo su esfuerzo en torno de la noción
de valor económico. En esca idea confluyen las vertientes de la ciencia.
Ahora bien, el naturalismo económico es impotente para esclarecer la
noción de valor, porque la naturaleza jamás exhibe "valores", sino "fenó-
menos" sometidos a leyes. De aquí que se baya pretendido asimilar por
completo la Economía Polfrica a las ciencias naturales, apartándola de
su propia esencia, desvirtuando lo que compone su objeto de conoci-
miento. De aquí que el naturalismo económico represente, por sí propio,
una gran falacia d<.:"ignorar la cuesti6n".
El valor económico ha de clasificarse junto con los demás valores
de la cnltura; pero no es como lo bueno, lo bello y lo santo, intrínseca-
mente valioso. Es s6lo, un valor instrmmmtal.
Si es verdad que codas las nociones económicas giran en rorno de la
idea de valor; que el economista no trata directamente de "cosas", sino
de "bienes", de riqueza, de renta, de interés, de salario, de dinero, de
crédito, la Economía Política entera apártase, por su objeto de conoci-
miento, de las ciencias que especulan sobre la naturaleza, para referirse,
inconcusamente, a las ciencias que tratan de valores; y como las ciencias
que tratan de valoces son ciencias culturales y oo naturales, la Economía
Política es, entonces, de pleno derecho, una ciencia culrural y no natural.
Una división inadecuada de las ciencias, que durante mucho tiempo
prevaleció, es la causa de que los economistas hayan visto en el cono-
cimiento que cultivan, los caracreres ( en verdad inexistentes), de las
ciencias naturales. Es porque se dividía el saber en ciencias de la
"naturaleza" y ciencias del "espíritu". Pero hoy, la misma psicología
es una ciencia naniral, que se sitúa al lado de la biología general. En
cambio, la Economía Política, al referirse a los valores, cae sin remedio
102 ANTONIO CASO LA DISCUSIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 103

dentro del campo de las ciencias de la cultura. Porque, en vez de los bienes, o sea: las cosas portadoras del valor útil, circulan; pero
dividir, hoy, el saber en ciencias naturales y ciencias del espíritu, se divide producción y circulación revisten un sentido asequible y humano, en
en "ciencias naturales", cuyo objeto de investigación es la Naturaleza, cuanto se distribuye para satisfacer las necesidades del consumo. Por
y "ciencias culturales", cuyo objeto propio lo constituye la Cultura. ende, el valor económico engendrado en la producción y la circulación,
El ser y el valor son diversos. Hay cosas que son y nada valen; se subordina a los valores supremos, a la justicia que rige el problema
hay cosas que no son y valen mucho. El valor puede referirse a un de la repartición equitativa, y a la moral que determina las condiciones
ideal no alcanzado. En este caso, es indudable que no por dejar de axiológicas del consumo.
realizarse aún el ideal perseguido, deja de tener o de revestir un gran Producir riqueza es un acto esencialmente humano, es un fenómeno
valor en nuestra conciencia. Y, no obstante, aún no existe. Por tanto, de cultura, profundamente diverso de los hechos materiales que analizan
los valores pueden no real.izarse y valer empero, extraordinariamente. la física y la química. Lo que el economista quiere es realizar con el
En cambio, abundan seres no valiosos, dotados de plena realidad. Por menor esfuerzo el mayor provecho, y ésta es cabalmente la actitud
lo que es posible concluir que el ser y el valor determinan, por su de la inteligencia, que constantemente tiende a ahorrar el esfuerzo y
diferencia, dos campos de investigación distinta: la esfera ontológica obtener el mayor rendimiento posible. Por tanto, se traca aquí y ahora,
y la axiológica. no de actividades materiales, sino profundamente espirituales, "intelec-
En nuestros pueblos latinoamericanos (pueblos a medias y civiliza- tuales". De este modo se ve con claridad, con evidencia, cómo el mate-
ción a cuartas partes), la j L1Sticiafrecuentemente no se realiza, no rialismo histórico, por sí solo, es falso. Todo el edificio de la cultura
es, no existe; pero esto no significa que no valga; precisamente porque humana está simbolizado en la industria que fabrica, como diría Adam
no existe y 1/(1te,es un deber nuestro hacer que impere en las relaciones Smith, la diminuta cabeza de un alfiler. ¡Intelectualismo histórico,
sociales, en el comercio de los hombres. Ningún sofisma político puede complejo y magnífco, si no nos equivocamos!
eximirnos de actuar en el sentido de la consecución de la justicia. Claro La cultura se puede definir o caracterizar, al menos, como creación
se ve, entonces, cómo el ser y el valor son cosas diversas; y las ciencias de valores. Nada más perceptible que la creación de los valores econó-
que estudian eZ ser difieren por su objeto de las que csrudian el valor. micos. El trabajo es este agente productor de riqueza, engendrador
La Economía Política analiza las cosas que tienen precio. Las otras de valores. Sobre las leyes y los fenómenos de la naturaleza actúa
ciencias culturales se refieren a los valores intrínsecos. La buena voluntad el trabajador, volviendo las cosas objetos portadores de valor. El
es intrínsecamente buena; como la belleza, intrínsecamente hermosa; capital no es sino la acumulación del esfuerzo que ha creado valores.
como la verdad o la santidad. En cambio los valores económicos son De donde procede, sin réplica, el problema de la justa distribución
valores "instrumentales"; sirven de instrumento para conseguir bienes de los bienes acumulados. Si el hombre no. percibiera siempre la conse-
supremos. La riqueza no tiene sentido por si misma. Satisface necesidades, cución de un valor justo, aún inexistente en el juego de las actividades
pero ha de subordinarse a un orden ético de satisfacción de las nece- humanas, jamás se propondria el problema de la distribución equitativa
sidades humanas. El rico, el poseedor de valores económicos es súbdito de los bienes, de los objetos útiles acumulados por su esfuerzo·; ni
del bueno y el santo, en la escala de los valores que da sentido a le ocurrida 1a cuestión del consumo, adecuado a la riqueza producida.
la acción. Así se ve cómo las primeras categorías de la Economía Política
De este modo la ciencia económica adquiere su verdadera fisonomía refiérense a engendrar los valores económicos; en tanto que, las últimas,
cultural. Integrada en el conjunto de las ciencias axiológicas, responde dan sentido a la producción y la circulación, sometiendo su acticvidad
a una exigencia indudable del espíritu. El problema de la repartici.ón a la realización de los valores supremos, intrínsecamente valiosos. Porque
de las riquezas l1ace ver con claridad cómo las categorías de la pro· lo que ambicionamos no es "producir", sino "consumir", y sólo produ-
ducción y la circulación, se subordinan al problema de la repartición y cimos por consumir y para consumir. De esta suerte, el intelectualismo
del consumo. La naturaleza es síntesis de fuerza y materia. la producción hist6rico completa las investigaciones realizadas por el materialismo,
económica transforma estas energías en "bienes", en "cosas útiles", esto e impregna de sentido el esfuerzo de las generaciones en su lucha
es, portadoras de zm valor: el valor económico. Una vez producidos constante por la felicidad.
104 ANTONlO CASO LA. DISCUSIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 105

consumir, porque no se produce p01· producir sino para consumir.


II. CIENCIA SOCIAL, ECONOMÍA Y MARXISMO Posita ca1tsa, ponit'IJr effectm. Si la finalidad de consumir una riqueza
dada existe, se concibe el esfuerzo que costó producirla. Por tanto,
la complejidad de los hechos sociales desafía todo esquematismo el llegar a ser, la finalidad, finalidad de consumo, es lo que explica la
abstracto. El determinismo económico es falso, precisamente por esque- producción. No es el ser la causa del llegar a ser; sino el llegar a ser
mático, como el intelectualismo histórico_ Comte pretende fundamentar (la utilidad del producto) la causa del ser ( el artículo producido).
la evolución social en el desarrollo del orden intelectual, y Marx se Además, si se modifica la condición de la demanda, mod.ifícase
empeña en basarla sobre las vicisitudes de los factores económicos. Pero asimismo la posibilidad de la oferta: Variante cattsa, variat1,r effectus.
el error constante de ambos pensadores estriba en seleccionar un solo Nadie produce lo que nadie apetece. Y en esta subordinación a fines
factor social y pretender elevado a la categoría de f actotnm. Imposible sociales de consumo, se conjugan. todas las actividades históricas: reli-
resulta plegar a un modelo rígido la múltiple y constante variación giosas, éticas, estéticas, científicas, jurídicas y políricas. Otra vez se
de la historia. comprueba cómo el llegar a ser, contra la opinión de Feuerbach y
Pensar que todos los hechos sociales se relacionan y correlacionan Engels, determina el ser.
entre sí como fenómenos de solidaridad, es negar a priMi todo unilateral Por último: suprímase la finalidad de una producción dada, y la
determinismo económico. Ninguno de los diversos órdenes de la vida propia producción desaparecerá sin remedio. El valor económico, de
histórica ele la humanidad puede declararse "fundamental"; porqL1e esta suerte, lejos de subordinarse a la sola causalidad eficiente, inlplica
todos entre sf se implican por modo estrecho. En el centro de la vida el orden de Ios deseos y las creencias históricas. Es algo psicosocial,
económica yace el factor intelectual: la invención; como la invención intrínsecamente. Sub lata cama, tollitttr eff ectus.
y la imitación sociales se hacen posibles dentro de la estructura econó- Por lo que mira a la producción, ¿podrá darse algo más intelectual
mica y la división del trabajo social. que producir riqueza? En nuestros días, toda producción de riqueza
Del mismo modo que, en un organismo, la vida de relacién es está superiotelectualizada. El trabajo muscular puro no existe, porque
posible gracias al soporte de la vida vegetativa, la vida intelectual y la técnica es la ley científica corporizada en máquinas. Concéntranse
moral, en una sociedad, implica los factores económicos; pero éstos no las industrias en formidables usinas, que coordina la inteligencia por
pueden explicarla a guisa de estructura fundamental de la hisroria, medio del "saber de aprovechamiento", como diría Scheler. Y si nuestro
porque, a su vez, implican las características intelectuales y morales siglo ve cumplirse la apoteosis de la acción, es sólo porque constituye,
de la humanidad. Producir riqueza no es un acto primario. Si se suprime en lo social, la apoteosis de la inteligencia.
la finalidad de una producción dada, la producción desaparece. En lo que respecta a la circulación, nada más psicológico y espiritual
El materialismo histórico supone una estructura básica (la económica) que el cambio; nada más "mental" que el valor y el precio. la carac-
y, sobre ella, superestructuras jurídicas, políticas, artísticas, científicas, terística de la Sociedad humana, opuesta a las cormmidades es, puntual-
religiosas. Esto resulta de falsedad notoria, porque niega el mismo mente, el cambio; porque el valor no sólo es trabajo, sino deseabilidad
concepto de "estructura" en que pretende fundamentarse. La llamada de lo que el trabajo engendra. Basta considerar el exquisito fenómeno
estructura económica presupone la vida social íntegra y plena. Sin del crédito, para convencerse de lo inmaterial de la categoría del
lenguaje no hay economía, sin invención no hay producción, sin ideas cambio. El crédito es fe. Dice en una magnífica conferencia sobre
morales y religiosas que orienten la producción, la oferta no es conce- "El materialismo y la Economía Política", Charles Gide: "primero fue
bible en sí. Sin costumbres no hay cambio,. la 'riqueza-tierra', después la 'riqueza-trabajo' y, al fin, la 'riqueza-fe',
Los valores económicos, que son medios y no fines, no se conciben que hoy solidariza a todos los pueblos del mundo en los dramáticos
sin los fines. La riqueza no es el ser determinante que los marxistas episodios de la economía mttndial".
suponen, sino el llegar a ser determinado por el complejo de la vida Por fin, la distribución de los bienes humanos no es sólo una cuestión
social. económica, como lo querría el marxismo, sino ética y jurídica. La
Las categorías de la Economía Política son la producción, la circu- idea de lo justo se trama con la de lo útil en indisoluble consorcio.
lación, la distribución y el consumo. La causa final de producir es En todas las sociedades, en rodas las épocas de la historia, la obra
LA DISCUSIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓR1CO 107
106 ANTONIO CASO
El materialismo histórico, al consagrar la preponderancia del orden
del ideal de justicia se ha venido cumpliendo. Las "ideologías" de la económico entre todos los órdenes sociales; at declarar a éstos epifenó-
humanidad ( entre ellas el propio materialismo histórico, con doble menos y superestructuras, no sale ni puede salir de los límites infran-
abolengo dentro de la filosofía idealista y el socialismo utópico), son queables del Espíritu. Así el intelectualismo histórico y el materialismo
causa preponderante del problema social. lejos de ser la Economía histórico se enlazan, indisolublemente; porque las necesidades humanas,
Política justificación y exponente del materialismo, es trasunto claro sentidas como deseos, sólo pueden satisfacerse por la inteligencia. La
y obvio del idealismo: ¡Espíritu al producir, espíritu al circular la niateria no se manipula socialmente sino a través de 1a cult1.1,ra.De
riqueza y al consumirla! este modo se convierte en riq1teza.
Claro es que el objeto extramental, las cosas, la materia, el ser,
están ahí siempre; pero no se convierten en valores económicos si no
III. LA FILOSOFÍA SOCIAL Y EL MATERIALISMO HISTÓRJCO
satisfacen, por medio de las transformaciones que les hace sufrir 1a
inteligencia, a los fines humanos. "Los bienes exteriores reciben su El materialismo histórico considera preponderante el valor económico.
bondad ( bonitatem) de sus fines, es decir, que su dignidad y validez He aquí algunos textos alusivos, obra del propio Marx, que preferimos
se derivan de sus servicios: lo gue sirve a un fin determinado, dice a la balumba de los comentadores, ayunos muchas veces de cultura,
un gran filósofo de la Edad Media, recibe su bondad de esre fin." seres minúsculos, sin ciencia ni conciencia, gue lo mismo prosperan
Es necesario, por tanto, que la riqueza exterior sea un bien de los entre los agitadores europeos que en los arrabales indoamericanos. "En
hombres, pero no de los supremos, sino de un orden inferior; porque la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones
el fin es un bien en sí, mientras que el medio según como se adecue al determinadas, necesarias, independientes de su voluntad. Estas relaciones
fin. No hay materia pura en Economía Política. S6lo a través de de producción, corresponden a un grado determinado de desarrollo de
la mente tiene sentido el determinismo económico. Por esto las leyes sus fuerzas productoras materiales. El conjunto de estas relaciones
de la Economía no pueden reducirse al cipo de las simples leyes naturales. de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la
La causalidad eficiente rige en el mundo físico; la causalidad final, base real sobre la que se eleva una superestructura jurídica y política,
en el mundo biológico y en el social. La historia es el punto en que a la que corresponden formas sociales determinadas de conciencia. El
inciden ambas formas de la causalidad, a través de la mente humana. modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la
Los valores y los fines se complementan; porque si algo vale, vale vida social, política e intelectual, en general" (prólogo a la Crítica
para el logro de un fin, inconcusamente. Sólo a través del espíritu de la Economía Po lítica Clásica).
tiene sentido el determinismo económico. Concedamos, en primer término, que es incuestionable la acción
Mas, la suprema razón que veda discutir, con probabilidades de éxito, determinante de la "economía" sobre la "ideología", como dicen los
la tesis que sostenemos de la Economía como ciencia cultural y no marxistas. Pero exijamos, asimismo, la confesión de la incuestionable
natural, es que el fundamento de todas las categorías económicas es determinación de ''lo económico" por "lo ideo.lógico,".Para los marxistas,
éste: "la máxima producción obtenida con el mínimo esfuerzo". Ahora lo inconsciente determina lo consciente. Esto es verdad; pero no absoluta
bien, no de otro modo se enuncia el funcionamiento de la inteligencia. verdad; porque lo consciente determina también lo inconsciente. O
Según el empiriocriticisroo de Avenarius y Macb, en esta ley formulada sea: la sociedad humana, en su exquisita complejidad, es el más notorio
se significa el esfuerzo de la inteligencia humana. Producir riqueza ejemplo de acción recíproca. A obra sobre B y B reobra sobre A.
es, por tanto, realizar el orden intelectual, económicamente. "Así, pues, La religión, por ejemplo, determina lo económico: el cambio de tribu
como la describía con acierto el profesor Hearn, de la Universidad de a tribu, de grupo a grupo humano no se practica, en un principio,
Melbourne, la Economía Política ( dice Stanley Jevons), es la ciencia porque lo veda un conjunto de prohibiciones de orden mítico. Otro
de los esfuerzos para satisfacer las necesidades; nos enseña a encontrar ejemplo: las cosas religiosas se ponen fuera del comercio porque las
el camino más corto para la realización de nuestros deseos. El objeto ampara un tabú, un estigma. En éstos, como en otros innumerables
que nos proponemos es alcanzar el mayor número de bienes a costa ejemplos; es la "ideología" la determinante y la "economía" la deter-
del menor trabajo posible." ¡Identidad del principio económico y la minada.
ley lógica del funcionamiento de la inteligencia! ...
108 ANTONIO CASO LA DISCUSIÓN DEL MATERIALISMO lllSTÓRICO 109

Pero también es verdad que lo económico engendra aspectos históricos con rtn fin de placer o de {Joder; nadtt vctle económicamente en sí.
de la evolución religiosa. Ejemplo: la prédica de las indulgencias, en Lo valioso es una categoría "ideológica", por su esencia, aun cuando
Alemania, fue, inconcusamente, parte de la causa del movimiento protes- no lo crean o aparenten no creerlo, así, los partidarios de sistemas
tante. Otra comprobación: el desarrollo del Cristianismo en la sociedad sociales periclitados.
antigua, decadente, se debió, en parte, al estado psicológico y moral Por otra parte, la concepción materialista de la Historia, ante la
de Jas clases oprimidas por la esclavitud. Si otra hubiera sido la menta- filosofía social, descarta el factor individual. Esto es tan absurdo como
lidacl de los esclavos y los desheredados de la fortuna, el ambiente pretender la eliminación de las contingencias históricas. De este modo,
social no habría sido tan propicio, quizá, al auge del Cristianismo. el determinismo económico se convierte en un perezoso fatalismo. Sin
Se ve, por tanto, que "lo económico" explica, en parte, lo religioso; la persona de Jesús llamado Cristo, no se concibe el Cristianismo.
como se advierte que lo religioso "determina" aspectos de "lo económico". Su divino ejemplo llena los Evangelios. Suprimid la "individualidad
O sea: ¡acción recíproca, no determinación unilateral! No "estructura" histórica" del Mesías y anonadaréis el Cristianismo. Como se anonadará
y "superestructuras", sino concatenación y síntesis social. No causalismo el mahometanismo sin Mahoma y el cartesianismo sin Descartes y
económico, sino determinismo social. No materialismo histórico, sino Malebranche. Haced abstracción de Marx, y el marxismo, qne {1or alg1.tna
acción mucna y recíproca de lo material sobre lo ideal y de lo ideal razón así se denomina, se habrá también anonadado. ¿Cómo podría
sobre lo material; y, en todo rigor nada es material, ni el orden ser un mero accidente, en la evolución de una doctrina social, moral
económico en sí, porque está impregnado de mentalidad. o religiosa, quien principal y eminentemente la engendró? Este absurdo
los mitos egipcios son, en parte, la flora y la fauna del país, divini- desconocimiento del individuo en la evolución histórica de la humanidad,
zadas: el halcón, el ibis, el buey, el cocodrilo, la palmera, el sicomoro. invalidará siempre las explicaciones "colectivistas" del marxismo.
En cambio, la opulencia ele los judíos et1 la Edad Media se debió, en Se responderá: el individuo e:xplícase por su ambiente social. Sí, en
parte, a que la usura no se anatematiza tan severamente en la ley parte. Porque también él constituye un elemento de la causalidad del
de Moisés como en la comunión cristiana. En el caso de los mitos ambiente social. ¡Otra vez acción recíproca! El Individuo obra sobre
egipcios, como diría Marx, "el modo de producción de la vida material la Sociedad y la Sociedad reobra sobre el Individuo. Hegel, más pro-
condiciona el proceso intelectual"; y, en el de los banqueros israelitas, fundo que todos los marxistas, señaló en el "Individuo Histórico", una
la ley moral y el credo religioso obraron sobre la forma económica; de las causas de la Historia. Suprimid a Mario, a O::sar, a Pompeyo,
o, invirtiendo, precisamente, la fórmula de Marx: "el proceso intelectual a Octaviano, a Antonio, y explicad, si os place, la Historia romana.
(la 'ideología', como diría un 'marxista criollo'), condicionó el modo Pascal sostiene que si la nariz de Cleopatra hubiera sido conformada
de producción de la vida material". Por tanto, en conclusión; pretender por diverso modo, otra habría sido, quizá, la evolución de la histeria
que lo fundamental sea Jo económico y lo "superestructura!" lo religioso, europea. En conclusión: el héroe, q11edijeron Gracián y Carlyle, no ex-
es inaceptable. En los comienzos de la evolución social, la Religión plica, sólo él, la evolución de la cultura; pero sin él, tampoco es explica-
desempeña un papel importantísimo; pero también lo desempeña la ble, en ninguna forma, la Historia.
Economía. En suma: No hay obe-rba11, ni 1tnterb111t.No existe una la unilateralidad de la concepción marxista, esencialmente enemiga
"estructura fundamental", como lo querría el marxismo. del Individuo y la Religión, disfrázase con el estilo anfibológico del
Empeñarse en hacer de la sociedad humana un "organismo de ideas", célebre pensador revolucionario.
sin correlación con el ambiente füico, es imposible; pero pretender que Dice, a este respecto, el ilustre lógico francés Edmond Goblot en su
la cultura sea algo adjetivo, y algo sustantivo lo económico y lo técnico, reciente libro "la lógica de los juicios de valor": "Marx es difícil de
es falso; porque técnica y economía son ya espíritu. Unas y otras comprender. ¿Por falta nuestra o por la suya propia? Es, según sus
fuerzas sociales se conjugan siempre y doquiera, componiendo, de esta adepcos, porque su genio nos excede. Su pensamiento se eleva a alturas
suerte, la esencia de la vida social. Et ma1·xir1M es tm falso esq11,ema- en que las inteligencias medias no pueden seguirlo·, o desciende a pro-
tismo de la historia, ya sufJerado, afottttnadamente, en la espec1daci6n fundidades donde la obscuridad no debe asombrarnos."
contempotánea. Por sí mismos, los valores económicos carecen de sentido. "Es natural que las inteligencias comunes se ofusquen. Pero también
Nada es 1ítil si no es útil para algo; nada es 1iqueza, si no emiquece podría acaecer que el pensamiento de Marx fuera informe e incongruo
ANTONIO CASO LA DISCUSIÓN DEL MATERIALISMO HIS'r'ÓRJCO 111
110

en sí, para satisfacer a nuestra razón. Si no comprendo una página de Una positiva ciencia social, distinta del materialismo histórico, jamás
Marx, la releo lentamente, atentamente; la analizo en sus pormenores. explicará por lo económico lo jurídico, ni esto por aquello. La verdad
Debería yo, entonces, hallar el pensamiento que se me había ocultado; social comprueba la relación asidua de ambos valores, pero no se em-
mas, en cambio, sólo encuentro confusión de ideas e incoherencia peña en unificarlos. La correlación es verdad; la reducción, error. La
lógica, que me hacen comprender por qué no he comprendido." síntesis científica no ha de preferir una de las tesis a la otra. El conoci-
¡Esto se dirige a los pedantes y los fanáticos, tan numerosos en México miento que niega sus propios elementos se aniquila, porque carece de
como en Europa, que hao hecho del marxismo un tabú, y del propio objetividad. Del mismo modo que no es posible dar una teoría jurídica
Marx un Tótem inverosímil; algo así como el Moloch sacrosanto del de lo económico, es imposible ofrecer una teoría económica de lo jurí-
mesianismo del proletariado! dico. Y, no obstante, ¡en cada página de la Historia, la materia siempre
cambiante, proteica, de la Economía, se va plegando a la forma jur[dica!
IV. LA FILOSOFÍA JURÍDICA Y EL MATERIALISMO HISTÓRJCO Pero no como un principio que engendra necesariamente su conse-
cuencia; sino como un líqtúdo que llena su recipiente, y se amolda
Como el alma y el cuerpo en el problema célebre de la correlación dúctilmente a él. Todo derecho y toda economía son "históricos", desde
de las sustancias, así el Derecho y la Economía se concatenan estrecha- un punto de visea; pero el valor jurídico dice la finalidad última, y el
mente en su desarrollo, sin que jamás puedan reducirse entre sí. Toda económico es la materia que se informa en el designio.
la obra del insigne jurisconsulto y filósofo Rodolfo Stammler, "es una Antes de Marx, la Hisroria Universal se esmdiaba sin atender, suficien-
reacción frente a la concepción materialista de la Historia", dice Rivera temente, a los hechos económicos. ¡Error funesto! Era una historia
Pastor en su libro Las Doct-rin.,s del Derecho y del Estado. incompleta. Después de Marx, todo tiende a explicarse "económica-
Conforme a la concepción materialitas de la Historia, el Derecho mente". ¡Otro funesto error! Tan falso es el primer punto de vista
es a posteriori, efecto y no causa, exponente tardío y derivado del estado como el segundo. Tan falso es el error en su prin1era como en su
económico que le precedió: epifenómeoo, superestructura, no forma irre- segunda manifestación. Porgue la ciencia verdadera reconoce las causas
ductible de lo social. El Derecho es "un eco del pasado que no habla reales y los límites de su alcance explicativo. Al sostener la hegemonía
del porvenir". de lo económico, se niega la autonomía de lo no-económico; y al ignorar
Según la tesis del Derecho Natttt'al, reflexiona Stammler, se oponía el factor económico se desconoce una causa positiva de la Historia. Es
lo histórico a lo racional. El mundo del impulso inconsciente e irrefle- más sutil la vida social que los esquematismos que pretenden constreñirla.
xivo, el azar, al orden racional, al derecho natural. "En el seno de la sociedad, dice Srammler, o lo que es lo mismo, en
El ideal jurídico, para Stammler, no es un código racional ni un medio de los fenómenos de masa, surgen aspiraciones que tienden a la
programa, porque carece de contenido. Es una forma de la razón, cuya transformación del orden jurídico vigente. Estas aspiraciones chocan
materia es la historia. De donde puede colegirse la relación entre Eco- con las que tienden a conservar el orden jurídico establecido. Si las
nomía y Derecho. Entre sí son términos inconmensurables. La máxima primeras triunfan, el orden jurídico actual se derrwnba, para dejar su
utilidad no puede fundamentar la mínima justicia. Como no es posible, puesto a un nuevo derecho positivo. Pero, dentro de esta nueva orde-
sumando cantidades finitas, llegar al infinito. Esto, como diría Pascal, nación, no tardan en aparecer nuevos fenómenos que representan el
es de "otro orden". desenvolvimiento homogéneo del orden jurídico. Y, nuevamente, provo-
Así han marchado, juncos, los hechos económicos de la historia uni- carán esos fenómenos aspiraciones de transformación, que acabarán
versal y sus formas jurídicas; pero esta concatenación nos pone en pre- por imponerse, si alcanzan para ello fuerza bastante."
sencia de magnitudes concomitantes e inconmensurables. Es inútil tratar El materialista histórico G. Plejánov, una de las columnas intelec-
de poner bajo un común denominador lo que, por su esencia, difiere; ruales del bold1evismo, ha escrito esta breve fórmula, que condensa la
lo que exhibe su heterogeneidad radical, con plena evidencia. La fun.da- reivindicación de Marx, Engels y Feuerbach contra el idealismo de Hegel:
mentalidad de lo económico no puede admitirse en lo jurídico. Las con- "Soy partidario de Ja idea f1mdamental del materialismo histórico; no
tingencias de la historia económica univeral, no pueden dar de sí el es la concienci,ala que determina et ser, sino el ser, el que determina la
Derecho. Esto sería mágico. conciencia": entonces, lo económico es "el ser", y lo ittrídico, "la concian-
112 ANTONIO CASO LA DISCUSIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 113

cia''; pero la verdad es q1te el ser verdadero es tanto la materia, el ser siempre enlazados del Derecho, que encarnan en los hechos insepara-
materiat, como la conciencia, el ser inmaterial. Por esto ~l Derecho y la bles de la solidaridad humana.
Economía se integran en expresión más verdadera de lo que piensan
Marx y sus discípulos. Ambos son y son conciencia. El error metafísico V. HISTORIA O MATERIALISMO
influye de rechazo en la falsa concepción de las relaciones que median
entre Economía y Derecho. A medida que se pasa de lo ontológico a lo social, de la metafísica a
¡Paradoja inconcebible! ... Un revolucionario social, como el fun- la historia, se vuelve más agudo el conflicto del "materialismo histórico" ..
dador de la concepción materialista de la Historia, menosprecia, como Porgue un materialismo se puede sostener en sí; pero es imposible afir-
dice Menger, "la órbita ideal de lo jurídico". En consecuencia, tiende mar un "materialismo histórico", en el estado actual del pensamiento.,
a ignorar, sistemáticamente, las relaciones entre los valores morales y iilosófico. Sólo los que viven hipnotizados con la filosofía del siglo x1x,
los económicos. Sin embargo, su p·ropia reivindicación social, implica que Ortega y Gasset ha declarado ya "periclitada", pueden sentir la
esos principios jnrídicos q11eniega. Por esto se ve urgido a hacer de nostalgia de aquellos sistemas, superados en el incesante esfuerzo de·
la Historia un puro determinismo económico, en el que el ideal aparece la inteligencia humana por resolver las eternas incógnitas metafísicas
siempre como "efecto" y no como "causa". Pero la ciencia nunca nnila- y morales. Sólo esta especie de románticos -la peor de todas- que se·
teral, si fuere verdadera, ha de tmir en su síntesis el determinismo obstina en volver la mirada hacia atrás, desoyendo el clamor de las.
económico y el idealismo jm·itlico, respondiendo, de éste modo, a las nuevas teorías, puede hoy, como la mujer de loth, petrificarse en
urgencias decisivas de la conciencia humana, que hacen del valor útil la contemplación extática de los errores en que incurrieron, indelibera-
un puro instrumento de la Civilización. damente, como hijos de su siglo y actores de su momento histórico,
El pluralismo de los valores torna inteligible la marcha complejísima Marx y sus secuaces. Ellos fueron representantes de su época, del siglo
de la Hiscoria. En camb.io, 1a funesta teoría materialista, que subordina de la apoteosis de las ciencias naturales; por esto preconizaron uo causa-
come>"epifenómenos" la Política, el Derecho, la Religión y la Cultura lismo económico de la historia, con fundamentación materialista.
al fenómeno económico, desconoce la esencia propia de cada uno de En aquella etapa se pensó que el modelo supremo de las ciencias,.
estos órdenes históricos y, al desconocerlos, pretende lograr un saber era la ciencia natural. Del mismo modo que en el siglo xvu y en el xvm
imposible. Nada puede ser objeto de conocimiento, sin ser respetado se sostuvo, especialmente por los cartesianos, que la matemática era el
en su integridad. tipo de la ciencia universal. De aqu[ que Marx y Engels hayan preten-
dido dar una "teoda materialista de la historia". Su empeño consistió
El pensamiento filosófico no consiste en el empeño absurdo de uni-
en referir, analógicamente, la lúscoria y sus problemas a la ciencia natu-
ficar desconociendo, sino en la respetuosa consideración de lo diferente
ral, erigida, de este modo, en modelo ideal y supremo, no ya sólo de-
como diferente, lo semejante como semejante y lo idéntico como idén-
lo científico, s.í que también de todo lo comprendido en los varios
tico en sí. El Derecho y la Economía afirmaron su ser propio al
sectores culturales. ¡Empeño inasequible! los materialistas histéricos como
manifestarse aliados y diversos, dentro de la evolución y concatenación
los filósofos cartesianos, desconocieron la profunda verdad que estriba.
históricas.
en sostener que no todo método es propio para alcanzar todo saber.
los materialistas, como Marx, niegan el dered10 natural y afirman la ciencia natural se constriñe dentro de su esfera; ahí es inatacable-·
sólo el derecho positivo, emanación del Estado. Los partidarios del como ciencia; porque sl:l objeto se puede investigar por su método, el
derecho natural, dicen: un derecho que no se ajusta a la razón, no es método de las ciencias que estudian problemas indiferentes a los valores.
cal derecho, sino un hecho, simplemente. la verdad es que, derivándose No se trata en física, química, etcétera, de problemas culturales, sino·
el derecho de las tradiciones y las costumbres, de las creencias y deseos, de cuestiones naturales. En historia, en cambio, sólo de problemas cul-
como diría Tarde, expresa en un momento dado de la vida social, ese mrales se traca. El Universo cabe en estas dos supremas significaciones:
ideal inmanente gue constituye la esencia social del derecho natural, '/Uttttra,c1tltura. Ahora bien, cultura es lo propio que "creacitn de·
así como el conjunto de prácticas que con las creencias y los ideales se valores". ¿Qué valores se crean en el mundo de las fuezas física:; y-
sintetiza. Es decir, el derecho natural y el positivo son dos aspectos orgáuicas?
114 ANTONIO CASO

Los valores se dan en la Historia, no en la natnraleza. Lo bueno, lo LA DISCUSIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 115
sanco, lo útil, lo bello, lo malo, lo profano, lo inútil, lo feo,, son valores
objetos de conocimiento de la ciencia c11,/t11,ral. Por tanto, todo natura- sostenerse frente a los resultados de la ciencia moderna, sino desmoro-
lismo ( no ya materfalismo), es imposible. Del mismo modo qtte no narse como algo carcomido por el tiempo y seleccionado por la crítica.
se Pttede estndiar la física como problema del valor, no se puede ana- Sólo para los místicos devotos del marxismo permanece incólume. Pero
lizar la historia corno problema físico-natnral. csro es creencia, fe, religión, 110 ciencia. Nosotros nunca discutiremos
. la historia posee su peculiaridad propia, que la aleja de las ciencias opiniones religiosas ni actitudes místicas; todas respetables si son sinceras.
naturales. Un materialismo histórico es otra contradicción más, en dos Desde el peculiar punto de vista considerados, el budismo, el pro-
palabras. Si es materialismo no puede ser histórico, y si es histórico no testantismo, el taoísmo, el fetidlismo y el marxismo, comuniones de
puede ser materialismo. L'l historia económica no se sostiene como creyentes que juran por Buda, Lao-tsé, Lutero o Marx, son inatacables.
"materialista". Implica el espíritu. Es tan "mental", como la historia del ¡Qué oficien los creyentes dentro de sus respectivos templos, protegidos
Arte o de la Religión. Crear riqueza es un hecho cultural, no natural. por el respeto público de quienes no tenemos 1a honra de compartir
Pr~u:-~, riqueza implica la invención humana, el lenguaje, el deseo, sus dogmas! ...
Ja div1s10ndel trabajo, la solidaridad. Si fuese verdad (Jo que en sí es Solamente en 1m sentiáo podemos admitir la verdad tlel materialismo
a~surdo), que el factor económico determina preponderantemenre la histórico. Helo aquí: el niaterialismo es 1tn fmto histórico, o sea, algo
htStona, ya con esto se habría demostrado la inanidad de todo "materia- qne está pasando, o q1te ya pasó, en definitiva, a la historia. De esta
~smo h~stórico"; po.rque las leyes económicas no son leyes naturales, suerte, ¿quién podrá negarlo nunca? Es un hecho que compete al pasado.
smo sooales; porque, como lo han demostrado grandes sociólogos con- Negar el pasado es un imposible metafísico. Todo materialismo, el de
temporáneos, el fenómeno económico está impregnado de cultura, es Marx y Engels, como el de Demócrito y Epicuro, o el de los filósofos
.cnltttra, según stt esencia propia; no naturaleza, no materia; sino inte- franceses del siglo XVIII, es "histórico". La inteligencia humana, en
;lectualidad, deseabilidad, espiritualidad, mentalidad, en suma. su perenne evolución, torna la verdad de hoy, objeto de la crítica
Sostener, por la una parte, un "materialismo histórico", y afirmar de mañana; y, muchas veces, vuelve al pasado y aun al pasado remoto,
¡por la otra que tal materialismo considera fundamental la estructura su atención predilecta; para hacer de los sistemas que privaron ha
.económica de las sociedades, es ser víctima de un error craso y trascen- siglos, el alimento precioso y fecundo de la especulación contemporánea .
.dental. La economía, como ciencia cultural y no natural vive como las Esta constante rectificación y ratificación compone el ritmo del pen-
.demás ciencias de su especie, sobre las investigaciones- ;sicológicas. "EL samiento.
error de los primeros arquitectos de la economía política ha dicho El gran filósofo de la historia Oswald Spengler, dice: "Libros como
1:'ard~, consistió en persuadirse de que, para constituir el c;erpo de Ja el Contrato Social y el l\ifanifiesto Com1111istason poderes de primer
,c1enct~sobre qu~ especulan, el único medio era consagrarse al aspecto orden en manos de hombres de voluntad que supieron encumbrarse
:.macenal y exterior de las cosas, separado, en cuanto fuere posible, de en la vida de partido y formar y utilizar la convicción de las masas
,su aspecto íntimo y espiritual." dominadas. Pero la fuerza de estas ideas abstractas no se extiende
Éste es también el error del marxismo. La economía estudia valores más de los dos siglos que dura la poHtica de partido. Al fin ya no
ino cosas. Las ciencias de la namraleza analizan seres o cosas1 no valores son refutadas sino tediosas. Hace ya tiempo que Rousseau es aburrido.
Aho~a bien, ~qué es lo útil? ¿Qué es la riqueut? ¿Qué es el cambio? Marx lo se.rá en breve'', . . A nosotros, lo confesamos ingenuamente,
.¿Que el precto? . , . ¿La renta, el salario, el interés? ... ¿Son, por ven- ha comenzado a causarnos tedio.
.tura, seres, cosas, como Jos objetos de la ciencia natural? No, cierta-
mente, son 11alores,como los demás objetos de la ciencia cztltttral como VI. EL DILEMA DEL SOCIALISMO MATERJALISTA
.todos los objetos históricos. Valores, como el bien y el mal, Jo f~o y lo
bello, lo profano y lo santo ... U no de los errores más graves de los teóricos del socialismo consiste,
Resulta. entonces inadmisible, superada, "periclitada" la teoría del en nuestro sentir, en la pretensión de ligar la justicia y la verdad de
·"materialismo histórico". Ella fue, en su época, estimable: hoy no puede las reivindicaciones sociales a la fundamentación materialista, como se
liga a un principio su consecuencia o un teorema a un axioma. Proce-
diendo de este modo se subordina a una tesis metafísica desacreditada
1.16 ANTONIO CASO LA DISCUSIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 117

·ya, felizmente, en el campo filosófico, lo que pudiera haber de razón Pienso el número 2. El número 2, como pensamiento, no dura ni
y·moralidad en la teoría social que se sustenta. se extiende en el espacio. Esto es absolutamente incontrovertible. Negar
El fundamento de una hipótesis comunica su valor a la elaboración la realidad material es tan imposible como negar la realidad inmaterial.
sobre él construida; de modo que, si la base es deleznable, deleznable, El pensamiento es real. La materia es real. Ambos lo son, pero no
·.asimismo, se muestra la teoría; y si, por el contrario, resulta firme y son la misma forma de realidad, la realidad idéntica.
probada, su evidencia se comunica a todo el sistema de la edificación. Entonces se ve con claridad por qué es el materialismo una hipótesis
la ciencia ha de erigirse sobre fundamentos incuestionables. Toda metafísica absurda. Su desprestigio procede de que niega una parte
ciencia es ciencia verdadera; tiene por ideal implícito llegarlo a ser de la realidad, la 1·ealidadideal. Es más; lo que directamente se nos da
con plenitud. Por tanto, el ·"socialismo científico", como se llama a la es la idea; sólo a través de ella vamos a las realidades materiales.
ceoria de Marx y sus adeptos, debe fundamentarse sobre principios La conciencia es conciencia de lo real, y lo real puede ser material,
incuestionables para merecer, propiamente, tal denominación. ciertamente; pero, en sí, la conciencia es inmaterial. Resulta ser el
A11ora bien, nada más discutible que el materialismo como verdad materialismo una simplificación falsa de lo real; y, como toda fiiosofía
metafísica; por ende, nada más contradictorio en sí, que un "socialismo verdadera debe dar una noción adec11.ada de la realidad, el materialismo,
científico" con fundamentación "materialista". por inadecttado,ha perdido su prestigio ante la filosofía contemporánea;
Vamos a demostrar, en este capítulo que: o el socialismo deja de y ésto, lo mismo para "burgueses" qne para "bolcheviques", porque
ser materialista para merecer el epíteto de "científico", o es materialista la Lógica gravita sobre todos los distingos y es absoluta en sus principios
en su genuina fundamencación marxista, pero, entonces, no puede merecer evidentes. Con razón se la ha llamado "arte de las artes y ciencia de
el calificativo de ''científico". En suma, oponemos al marxismo un las ciencias".
.dilema inflexible: materialismo o ciencia; fundamentación marxista o Si adolece el materialismo del defecto capital que consiste en desconocer
"socialismo científico". formas de la realidad tan notorias como ideales (los pensamientos),
El materialismo es todavía aceptado con fuerza en diversos sectores, el materialismo és radicalmente falso. Por otra parte, toda ciencia o
:a,firma Messer; pero "podemos decir, sin exageración, que . todos los es verdadera o no es ciencia, porque ciencia falsa implica contradicción.
representantes serios de la filosofía aaual lo han reconocido como Por tanto, o el socialismo no se fundamenta en el materialismo y,
insuficiente y lo han abandonado como concepción del mundo". Que- si se pliega a esta condici6u, puede merecer el mote de "científico",
rríamos que se nos diese el nombre de un solo gran pensador materialista, o se fundamenta, como lo quieren Marx y sus secuaces, sobre la ontología
contemporáneo nuestro, que pudiera ponerse al lado de Bergson, Husserl, materialista; pero, en tal caso, se basará sobre algo falso, no será ya
Hartmann, Meyersson, etcétera; aunque ya sabemos de antemano la "ciemífico", que es, puntualmente, lo que se quería demostrar.
insulsa respuesta que candorosamente suele formularse: "todos estos Mas, no basta probar que una opinión es falsa: queremos llevar
filósofos citados, son representantes de la mentalidad burguesa". m1estro análjsis hasta indicar los orígenes psicológicos del error que
¡Sublime razón! ¡Valiente desatino! la lógica no es "burguesa" ni no combatimos. No sólo demostramos que los materialistas históricos se
"burguesa". Es la Lógica, a secas; sin cortapisas de momento histórico; equivocan, sino que les exponemos la historia de su error, a ver si
por más que Kad Marx se haya ocupado en redactar un panfleto así se enmiendan. Toda conciencia es conciencia de algo. Si quiero,
sobre la "miseria de la filosofía", en vez de haber, como su maestro algo quiero; si amo, algo. amo; si pienso, en algo pienso; si deseo, algo
Proudhon, meditado sobre la "filosofía de la mi5eria". deseo; si temo, algo temo. No hay voluntad sin objeto de la voluntad,
La realidad, lo que es, es material o no material, ideal o no-ideal. ni amor sin objeto de amor, ni pensamiento sin objeto del pensa-
Es decir: hay realidades materiales, como las piedras; y realidades miento. La conciencia es este constante dirigirse a un objeto. Cuando
inmateriales, como los pensamientos. Lo propio de lo material es ser somos conscientes de algo nos subordinamos al objeto de nuestra voluntad
en el espacio: o, Jo que es igual, el ser material posee como nota o de nuestro pensamiento.
característica, manifestarse en el espacio; es obvio que las ideas no se De aquí nace el funesto error materialista. Como constantemente
manifiestan en el espacio, luego no son materia; Juego hay realidades manejamos objetos materiales, padecemos la ilusión de pensar que todo
que, al no tener las notas que reviste lo material, no son materiales. es material; y, al leer la historia, creemos que Jas Crnzadas y el
118 ANTONIO CASO LA DISCUSIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 119·

Protestantismo se explican económicamente; es obvio que hay elementos cambio, nada podría alegarse para desvanecer la segunda objeción que
materiales y económicos en la historia; pero deberíamos meditar que oponemos, aquí y ahora, a los marxistas.
nuestros pensamientos, nuestra conciencia y nuestra voluntad no son Marx fue un eminente discípulo de Hegel. De tan preclaro filósofo
materiales, sino, precisamente, inmateriales, aun cuando tengan por objeto tomó el método dialéctico, que Hegel había aplicado ya; con antelación,
aspectos de la realidad material. Nosotros mismos somos conciencia, a la inteligencia de la Historia, en sus célebres lecciones sobre "Filosofía
pensamiento y voluntad, no 1a materia que utilizamos, sino la causa de la Historia Universal". El método dialéctico hegeliano consiste en la.
inmaterial, gracias a la que la materia se pliega a la inteligencia y síntesis constatne y evolutiva de la tesis y la antítesis. Toda idea aislada,
la acción. :Éste es el origen del materialismo como actitud psicológica, dice Hegel, es falsa, representa sólo una parce más o menos considerable-·
primero, y luego como concepción metafísica. e imperfecta de la realidad; exige su complemento, se convierte en SU,
¡Ilusión engañosa que nos veda averiguar la estructura de la realidad negación. Ahora bien, que coexistan dos negaciones, resulta imposible;
física, intelectual y moral! ¡Vana especulación que nos oculta el mundo toda idea encuentra en una idea superior, la afirmación de lo que contiene·
en rodo su esplendor complejísimol ¡Sofisma empequeñecedor del de verdadero y la negaci6n de lo que de falso contiene. la síntesis
hombre y su historia, con prolongaciones deplorables hacia lo moral es, a la vez, afirmación y negación de la tesis y la antítesis. Pero,
y lo social! Nosotros pensamos que el socialismo, para ser "científico" a su vez, la síntesis --que es una idea como aquellas mismas cuya
( título con que él mismo se decora), debe abdicar ya de su actitud contradicción resolvió- tiene su antítesis en una nueva idea que, junto
materialista. No vivimos en los días de Marx y Engels. Un siglo ha con ella, se resuelve en una síntesis superior, desde la idea de ser
transcurrido de entonces acá; y, en el espacio de un siglo las ideas puro, o concepto abstracto, hasta la idea absoluta, que lo abarca todo.
se mudan, las instituciones cambian, las costumbres también se trans- Hegel pudo atreverse a construir, dialécticamente, el Universo; porque,
forman, al punto que hoy, los mismos socialistas conscientes, vuelven el "pensamiento de la existencia" es, según la frase sublime del filósofo,.
la vista hacia la filosofía moral del valor, y dicen con Radbruch: "la existencia misma que piensa en nosotros".
"El socialista profesa el socialismo, no porque lo sepa inevitable, sino
La filosofía, conforme al gran idealista germánico, tiene tres momentos:
porque percibe como injusto el estado social contemporáneo, como ex-
Lógica, Filosofía de la Naturaleza y Filosofía del Espíritu. La lógica
plotación y opresión; y en cambio contempla al orden socialista, corno
es la ciencia de la idea en el elemento abstracto del pensamiento.
una exigencia de la justicia". . . ¡La Justicia! ... ¡Uno de estos pensa-
Resulta la ''Ciencia fundamental" de codo el sistema del 'iclealismo-
mientos, una de estas realidades inmateriales que, sin ocupar un sitio
absoluto". En este sistema todo es ideal. Nada puede existir que no
en el espacio, mueven a través del tiempo, la historia! El materialismo
sea idea. Por esto, puntualmente, se le llama "idealismo absoluto".
es intrínsecamente falso; como que, según la acertada expresión de un
Tratar de realidades diversas de la idea es, para Hegel, .imposible.
pensador, "es el estercolero en que se abona la filosofía".
El mundo, la ex-istencia ttniversal, es inmanente en la idea, y nada.
puede haber a ella exterior, trascendente.
VlI. LA CONTRADICCIÓN INTRÍNSECA DEL MARXISMO
Se comprende con claridad cómo a un "idealismo absoluto", corres-
El capítulo próximo anterior, señalamos la contradicción, flagrante, ponde, con lógica congruencia, un método dialéctico. Si todo es idea,
entre el "socialismo científico" y su fundamentación "materialista". La la lógica, la dialéctica -ciencia de la idea- será la ciencia universal.
primera contradicción aludida es, pues, entre "Ciencia" y "Materialismo". Por esto, también, se ha denominado el sistema de Hegel, "panlogismo".
La segunda, que en seguida analizaremos, resulta todavía más grave Admiramos y adn:úrará siempre la humanidad, al célebre pensador
que Ja prin1era; porque es intrínseca. Esto es, se puede probar que, que, sosteniendo como principio fundamental el idealismo, enseñó como
aun admitiendo el materialismo histórico como algo no científico, media método propio, el dialéctico. Aquí la concepción metafísica y el método
evidente oposición entre el principio materialista del sistema y su método respectivo se avienen mutuamente e implican. Si creemos que todo es.
dialéctico. Considerando la primera contradicción apuntada, podría idea, la ciencia de la idea, lógicamente, ha de ser la ciencia universal;
decirse: en efecto, el materialismo histórico no es "científico"; pero por tanto, la dialéctica hegeliana concuerda, en serena armonía, con
subsiste en su totalidad como una especulación, como un credo. En el principio cuya verdad desarrolla. Un dialéctico idealista es un filósofo,
120 ANTONIO CASO LA DISCUSIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 121

-plenamente capaz, que podrá ser discutido en sus conclusiones, pero sostener, dando así, a toda la construcción especulativa, el aspecto ruinoso
no en lo que respecta y concierne a la unidad profunda de su pensa- de las edificaciones basadas sobre un puro sofisma.
miento creador. Ahora procuremos explicarnos la causa de la estimación que, tanto
En cambio, ¿qué se pensará de un filósofo que acepta la dialéctica Marx como Engels, abrigaron hacia la dialéctica hegeliana. Creemos
hegeliana, que trata asiduamente de la afirmación, la negación y "la hallarla en que la dialéctica es un método rigurosamente determinista
negación de la negación", pero que sustenta como principio el mate- y evolutivo. Marx necesitaba demostrar por medio de su teoría sociológica,
rialismo? . . . ¿Como será posible aunar, sin contradecirse, el funda.- ,que el socialismo es una necesidad de la historia universal, "algo que
mento materialista con la dialéctica idealista? . . . ¿Por qué arte de tendría que ser" como producto indeclinable de la superación de la
,encantamiento vamos a hacer que la materia, realidad distinta de la sociedad capitalista. De aquí su entusiasmo por la dialéctica de Hegel,
idea, se dialectice en tesis, antítesis, y síntesis? . . . ¡Parece imposible que enuncia, en términos lógicos, la evolución cósmica y cultural. El
afirmarlo! socialismo, el colectivismo, no será, entonces, un puro sueño de justicia
Pues bien, Marx es el autor de este maravilloso acoplamiento, de y humanidad, sino algo que se entraña, dialécticamente, en el pasado
.este contubernio ininteligible, entre la metafísica materialista, pobre <le las colectividades humanas. A esta organización se va tan indedi-
esclava, y la noble dialéctica hegeliana. A través de Feuerbach, recibió nablemence, como cae una piedra en un pozo o arde la yesca con la
la doble herencia imposible: Materialismo-dit,léctico. De aquí se ori- chispa del eslabón.
ginó la contradicción insuperada e insuperable. Los idealistas pueden, sin Marx se atrevió a poner a los pegasos de Platón y de Hegel el
mengua, devanar su idealismo metafísico en las sutiles y elegantes mallas tosco freno de su "materialismo histórico"; mas las nobles cabalgaduras
,de su lógica fundamental. En cambio, los materialistas no podrán nunca mitológicas, sienten ya que una mano interesada, quería gobernarlas;
explicar, satisfactoriamente, cómo Ja materia se conjuga en tesis, antíresis y, conscientes de su raza, arrojan lejos de sí al jinete advenedizo que
y síntesis; es decir, en ideas, al conjuro de quién sabe cuál embrujado soñó domeñarlas, sin ser, como aquellos ilustres filósofos, morador del
artificio. Olimpo. ¡Así pasará siempre que algún materialista pretenda servirse
Nos explicaríamos, ya que no justificaríamos, la existencia de 1.1n del idealismo; porque la dialéctica es el método genuino del pensamiento
materialismo inductivo, que recurriera a los métodos de las ciencias de puro, no la obra de quienes sustitlllyen a la justicia, la guerra, a la
la naturaleza, e hiciera la apoteosis de los procedimientos que han idea, Ja materia, y al dúctil determinismo de la raz6n, la fatal coacción
provocado el auge extraordinario de las teorías físicas, qu[micas y de la fuerza!
biológicas; porque podría verse, quizá, alguna relación, entre los postu-
lados del materialismo y los mét0dos experimentales; pero pretender
unir en la estrecha concatenación de un sistema, la creencia de que
Ja materia es lo que constituye el ser universal, con el método de
Platón y de Hegel, es como sostener un idealismo que se probara por
medio de los procedimientos de la físicoquímica, sobre las mesas de los
laboratorios y en el seno de retortas y crisoles. Por tanto, concluimos
.afirmando: mate1'ialismo o dialéctica,· pero no materialismo-dialéctico.
¡Véase el contrasentido intdnseco del pensamiento de Marx! ... ¡Su solo
enunciado debería convencer de falsedad a los marxistas conscientes!
Porgue cada sistema filosófico exhibe la unidad de un pensamiento
·sintético, si fo.ere verdad que la concepción fundamental y el método
han de implicarse, mutuamente. En ,cambio, si la concepción y el
método se excluyen, el sistema se rompe, su unidad se pulveriza, y
.las ideas que lo formaron se emancipan de la síntesis que pretendieron
II. EL MATERIAIJSMO Y LOS HEO:IOS PSICOLÓGICOS
I. EL CARÁCTER INESPACIAL DE LO PSÍQUICO

"La :ifirmación de que ciertos fenómenos:


psíquicos p:irecen extensos, descansa ma-
nifiestamente sobre un:i confusión encrc
1os frnómenos fískos y los psiq\lÍcos."·
F. Brenümo

la filosofía contemporánea consagra su atención, muy especial y


preferentemente, a deslindar con claridad las distintas esferas de lo,
real. Los empiristas, especialmente los posjcivistas ingleses y franceses.
de fines del siglo pasado, cometieron varias confosiones inadmisibles
al caracterizar los atributos de lo psíquico; sobre todo por lo que·
mira a las sensaciones. El gran Brentano hace notar cómo se pueden
disipar dichas confusiones, distinguiendo entre la esfera de lo físico y
de lo psíquico propiamente dicho, haciendo intervenir "la idea de·
representación".
Dos grandes filósofos, acaso los más grandes filósofos que ha engen-
drado el mundo moderno, sostienen el carácter inespacial de lo psíqu.ico.
Uno es Descartes, el otro Kant, "qujen, como dice el propio Brentano,
en su Psicologfa, considera el espacio como la forma de la intuición
del sentido externo". Spinoza, otro ele los ingenios supremos en la
historia del pensamiento filosófico, corrobora el punto de vista caccesiano.
Si se exceptúa, pues, el grupo de los empiristas, como I-Iartley, Brown,
Stuart MiU y Spencer, la opinión de los filósofos, aun a fines del siglo
pasado, indínase en el sentido de conceder a las vivencias psíquicas la.
nota de fenómenos inextensos.
He aquí cómo se expresa, relativamente a todos los hechos psíquicos,.
diversos de las sensaciones, un positivista tan destacado como A. Bain:
"La esfera del objeto o mundo objetivo [externo] queda circunscrita.
exactamente por una propiedad: la extensión. El mundo de la expcciencia
subjetiva [el mundo interno] carece de esta propiedad. Se dice de
un árbol o de un arroyo que posee una magnitud extensa. Un placer
no tiene longitud, anchura ni espesor; en ningún respecto es ona cosa
extensa. Un pensamiento o una idea pueden referirse a magnitudes
extensas; pero no cabe decir de ellos que tengan una extensión en
126 ANTONIO CASO
EL MATERIALISMO Y LOS HECHOS PSICOLÓGICOS 127
-sí mismos. Y tampoco podemos decir que un acto voluntario, un apetito,
una creencia, llenen un espacio en ciertas direcciones. Por lo cual, cuanto En tanto que, los fenómenos físicos o fisiológicos, pueden ser percibidos
cae en la esfera del sujeto se llama inextenso." por varios sujetos a la vez, en el espacio, en virtud de que éste es
Es interesante conocer la opinión, no ya de los espiritualistas, sino uno de sus atributos característicos".
,de los agn6sticos, como el ilustre biólogo inglés Th. Huxley, quien Boirac y Magendie, corroborando lo anterior, enseñan: "lo inmaterial,
afirma refiriéndose puntualmente a las sensaciones: "Antes hemos tenido lo espiritual es lo que es de la misma naturaJeza gue el pensamiento".
,ocasión de trazar una distinción entre las cosas u objetos materiales y ¿Podría decirse gue el pensamiento se halla en realidad contenido en
las sensaciones.Un instante de reflexión basta, por otra parte, para el espacio, que en él ocupa cierto volumen y dibuja un contorno
convencernos de que las sensaciones no son objetos materiales. Un propio? Todos estos asertos están completamente desprovistos de sentido.
olor no oc11paespacio y no tiene peso; hablar ele una libra o de un En vano se buscaría en el placer, el dolor, el amor, el odio, el juicio,
metro cúbico de sonido o de luz, sería absurdo. Por metáfora se dice el razonamiento, los datos característicos del movimiento, esto es, la
•que el placer es fugitivo; pero no se puede imaginar el placer como traycetoria y la velocidad. Nuestros estados internos se suceden en
una cosa en movimiento." Sin embargo, ¡los materialistas mexicanos, el tiempo y, desde este punto de vista, podemos computados y determinar
lo mismo que los espiritualistas-materialistas, afirman que, como los su duración; pero de ningún modo se prodncen en el espacio. No se
movimientos físicos, los hechos psíquicos se dan en el espado! ... puede decir a su respecto que llenen o realicen tales o cuales longitudes
El no ocupar sitio en el espacio, ni poder darse en él en ninguna e>..1xesablesen kilómetros o milímetros. Sin duda se habla a menudo
forma, es el carácter universal negativo de todo lo psíquico. El darse de la profundidad de una idea, de la velocidad del pensamiento; pero,
,en un yo ( que jamás puede concebirse situado en el espacio), es el ¿quién no ve en ello sino expresiones puramente metafóricas? . . . ¡los
carácter positivo de los fenómenos psíquicos, junto con el tercer carácter materialistas mexicanos y los espiritualistas-materialistas, más contradic-
que Brencano puntualizó, tomando de la filosofía Escolástica el concepto torios aún que los primeros, son víctimas de las metáforas que expresan
,de "inexistencia-intencional": la referencia a un contenido, la dirección Boirac y Magendie!. . . Ellos piensan que el espacio es la forma de
hacia un objeto: "Todo fenómeno psíquico contiene en sí algo como toda realidad. Confunden el objeto de la sensación con la sensación
su objeto, si bien no todos del mismo modo." Si quiero, algo quiero; misma, el objeto del deseo, de Ja Yo-licióny del pensamiento, con el
.si deseo algo, deseo; si pienso, en algo pienso; si siento, algo es lo deseo, la volición y el pensamiento. Por esta confusión lamentable,
.sentido por mi. Esto es lo que se llama "el objeto intencional". padecen, como diría Husserl, "ceguera para las ideas". ¡Mutilan el
la esfera de la realidad de los objetos físicos se caracteriza por un anchuroso campo de la realidad, la magnificencia de las diversas especies
conjunto de notas espacio-temporales. La esfera de los objetos psíquicos del ser, lo vasto y complejo del Universo; y su concepción de lo real
:se caracteriza o distingue, negativamente, por no darse en el espacio, es entonces algo que atenta contra la diversidad armoniosa de la
• • 1
en nin,gi'.tnespacio, ni físico ni metafísico, ni finito ni infinito, oi de existencia ....
una, oi de dos, ni de tres ni de n dimensiones. A. Jacques, J. Simon y E. Saisset, enseñan: "Recibo una herida en
Dice Fonsegrive: "Los fenómenos fisiológicos se distinguen de los un paraje cualquiera de mi cuerpo; luego que fue cortada la carne,
psicológicos por tres diferencias principales: los fenómenos psicol6gicos los nerviecillos que terminan en la parte ofendida se han estremecido
sólo se sitúan en el tiempo. No tienen dimensión en el espacio. Son de una manera particular; su movimiento se ha comunicado de uno en
inextensos. Los fenómenos fisiológicos tienen a la vez una situación otro a los más gruesos, a los cuales se unen como las ramas a los
en el tiempo y en el espacio." Por ejemplo: una herida en un dedo troncos; y, transmitiéndose sucesivamente de éstos a los otros, llegan
posee longitud, anchura y profundidad, que se e).-presa en milímetros. por fin, después de un trayecto más o menos tortuoso, al centro en
El dolor que de la herida resulta no puede expresarse así. Sería ridículo donde se reúnen y de donde parren: el cerebro. Mientras pasa todo
decir: "este dolor tiene tantos metros o milímetros de profundidad. esro, estoy sufriendo. El sufrimiento que pruebo tiene seguramente por
Sin embargo, puede medirse la intensidad as.í como la duración de los ocasión o si se quiere por causa, la impresión producida sobre el aparato
fenómenos de la conciencia". En resumen: "son inextensos e intensivos. orgánico. Sin embargo, es distinta de él y aun en nada se le parece.
De aquí resulta que sólo el sentido interno los percibe en un sujeto. ¿Qné analogía hay entre 1tn movimiento y ttn dolor? El uno se verifica
en la extensión, principia en un punto y termina en otro; es rápido
EL MATERIALlSMO Y LOS HEC:AOS PSICOLÓGICOS 129
128 ANTONIO CASO

o lento; su trayecto es recto o curvo y puede marcarse por el dibujo. Lo psíqttico tiene como carácter nniversal negativo esta nota indisc11tible:
El ott"Ono tiene mcís qtte dttración. Hay largos sufrimientos, no hay No se da en el espacio.
extensiones en ellos; los hay fuertes y débiles, no hay en ellos curvas La filosofía contemporánea va más allá, todavía. Según ella, todas
ni rectas; en fin, ninguna especie de imagen sensible puede representar las cosas que existen se dan en el tiempo. Lo físico, en el tiempo y en
el dolor" . . . ¡Pero nuestros críticos, los materialistas mexicanos y los el espacio. Lo psíquico, en el tiempo solamente. Otras formas de la
espiritualisrns-materialistas, aún más absurdos, no sólo ven el espacio realidad, las esencias y los valores, son /ttem de todo tiempo y todo
como nota de lo psíquico, sino que el pensamiento mismo, lo inespacial espacio. ¡Cómo van a aceptar esta conclusión los materialistas mexicanos
por excelencia, se materializa en su concepto, dándose en el espacio. y sus congéneres los espiritualistas-materialistas! ...
¡El señor don Eduardo Pallares ha llegado a afirmar que todos los Empero, el ser-esencial, a diferencia del ser-existencial, es inmutable;
estados de conciencia se dan en el espacio! 1 No es ya la sensación, porque si la esencia de la línea recta se mudara, sería a la vez, recta
el placer, el dolor, lo que se declara espacial, sino la idea. ¡Ahora bien y no-recta. La esencia del triángulo es ser una figura cerrada por tres
declarar que las ideas se dan en el espacio es confesar, sin rubor, el líneas; si se suprime la nota, ya no se está en presencia de un triángulo.
más peregrino de los absurdos, la más curiosa de las afirmaciones anti- El ser-esencia es indivisible. Además, las esencias son eternas. Siempre
filosóficas! ... A. Miiller, representante actua.l de las últimas corrientes será el triángu.lo rectángulo, un triángulo con ángulo recto; esto
del pensamiento en la psicología contemporánea, escribe: "¿No puede excl1tye el tiempo. Por tanto, hay formas de la realidad que se dan fuera
el dolor ser extenso, extenderse sobre toda la pierna? ¿No puede el frío del tiempo y el espacio. Mas ... , ¿cómo podrán percibir esto quienes,
ser extenso y apoderarse de toda la espalda? Pero aquí es menester como dice Husserl, "tienen ceguera para las ideas" y juzgan que el
distinguir, cuidadosamente, dos cosas. Lo que en estos casos es extenso, pensamiento es espacial? ... ¡Imposible!
es tr, cama fisiológica ele la sensación, no la sensación misma. Esta es
sensación de algo extenso, pero no sensación extensa. ¿Se puede, en efecto,
afirmar: tengo una sensación de frío de dos mil centímecros cuadrados II. LAS FORM.-\S DE LA RE,\LJDAD
de extensión? Advertimos, sin más, la insensatez de esta afirmación. Y LA CONCEPCIÓN DEL UNIVERSO
J
Pero sí se puede expresar lo gue se quiere decir, de esta manera: tengo
una sensación de frío en un lugar de mi cuerpo cuya extensión es El error constante de todos los sistemas empiristas, especialmente
de dos mil centímetros cuadrados." del materialismo, consiste en pensar que una sola forma de la realidad
es la que existe. Quien así piensa, lejos de extender en su riqueza
Se necesita carecer de toda finura mental para no poder distinguir,
desconcertante lo vasco del mundo, lo simplifica y esquematiza en una
con propiedad, entre el objeto intencional de la sensación y la sensación
misma. Nadie niega que el cuerpo y sus órganos sean parte de la sola dirección, ofreciéndonos, en vez del Universo, unido y vario, un
causa en el fenómeno de la sensación. Pero una cosa es el cuerpo mundo irreal, en el que, si hay unidad, en cambio la diversidad intrínseca,
extenso y otra muy diversa la sensación correlativa. Se puede pensar muéstrase eliminada para siempre.
un miriágono, aun cuando esca figura no sea imaginable. Mas el Del trat0 constante que el hombre tiene con los objetas sólidos,
que sin cesar maneja en la industria, del comercio cotidiano que establece
pensamiento del miriágono no es el miriágono pensado. El miriágono
la inteligencia con realidades que ocupan un sitio en el espacio, de
se da en el espacio, es extenso. El pensamiento de tal figttra geométrica
no se d.a en el espacio, sino en el tiempo Pttro,- no se extiende, no esta correlación imprescindible, dictada por la vida (ya que vivir es
es dibujable. Por tanto, los dos órdenes de fenómenos resultan conco· adaptarse a un medio físico), procede la ilusión en que caen algunos
mitantes e irreductibles; ¡siempre concomitantes y siempre irreductibles! filósofos, desprovistos de finura mental. ¡Ilusión que estriba en querer
someter a una sola forma de la realidad, t0das las formas de la realidad!
Suficientemente dilucidado el objeto del problema que discutimos,
Entonces el Universo se concibe, en su amplio ser, desprendiendo todo
podemos, merced a las reflexiones anteriores, corroboradas con la
cuanto no sea "material'', para declararlo "irreal". Los múltiples y
autoridad de los grandes filósofos y psicólogosmencionados, concluir:
cambiantes aspectos de la existencia, se desfiguran gracias al espíritu
1 Véanse los artículos respectivos, publicados en el diario El Universal. de sistema, y las realidades no físicas, tan indubitables como las físicas,
130 ANTONIO CASO
EL MATERJALlSMO Y LOS HECHOS PSICOLÓGICOS 131
se expulsan del seno del U ni verso y se declaran fantasías sin sentido
para la construcci6n de su ilustre ciencia, estos dos principios de la
y vanos objetos de especulación inadmisibles.
la conciencia se dirige de preferencia, en el comercio de la acción, realidad que investigan.
Pero cuando el sujeto que conoce, en vez de darse como objeto
a los cuerpos sólidos. Ellos constituyen la materia prima con que se
intencional la realidad física, espacial y temporal, vuelve sobre el mismo,
elaboran las máquinas y los utensilios de la industria humana. El
retorna sobre el propio sujeto que investiga, encuentra desde luego
objeto intencional de las ideas que se refieren a la técnica, obra de
que la conciencia, lejos de ser como el "objeto físico", algo que se
rechazo sobre la concepción que la inteligencia crea, respecto de todos
extiende en el espacio, es una "forma de realidad" inespacial. La
los objetos posibles; de este modo, se inaugura la teoría falaz y engañosa
que simplifica, en una simplificación inadecuada, la opulencia de
conciencia dura, pero no se extiende; alienta en el tiempo, no en
el espacio. Su forma de realidad es, pues, diversa, esencialmente, de la
atributos y formas de la realidad. Todo "ser", dentro de esta posición,
realidad física. Y, no obstante, tan real es la concienciainespaciat,como
es un "ser físico"; todo cabe dentro de los caracteres de la materia;
todo se da en la forma exclusiva de darse la realidad material; todo
la realidad física extensa.
De aquí se deduce que, al lado de las realidades físicas, o sea,
se unifica o identifica con lo que ocupa un sitio en el espacio y un
instante en el tiempo. al lado de lo que ocupa un sitio en el espacio y un instante en el
tiempo, hay lo que "durando", no "se extiende"; y esto es el espíritu,
El empirismo engendra de sí propio su fruto constante e ineludtble: el
la conciencia, lo psíquico, como quiera decirse. Si yo pienso, en algo
materialismo. Como no se ha logrado "ver", intuir, gracias a un método
pienso; pero mi pensamiento de lo que ocupa un sitio en el espacio,
adecuado, la amplitud de los diversos sectores o esferas de la realidad
no ocupa, asimismo, un sitio en el espacio. Pensar puede referirse, no
es obvio que, cuanto fuere objeto de conocimiento, se hace caber, si~
ya a un objeto físico, sino a otro pensamiento; en este caso, el espacio
consideración, dentro de la sola forma predilecta. De esta suerte la
estará ausente, tanto del pensamiento como sujeto, como del pensamiento
Física, ciencia de la energía y de la materia, asciende, irrefragablem:nte,
como objeto.
al puesto de honor, a la cúspide del saber. Substimve a la Metafísica.
En suma: hay formas de la realidad ( sensaciones, ideas, sentimientos,
Su reali~ad es toda realidad; su método, todo método posible; su doctrina,
voliC!ones, recuerdos, etcétera), que no implican el espacio para poder
la doctr~~a universa.:; su genio científico, todo genio científico ... , y la
ser. Esta es la conclusión a que llega el áoimo desinteresado de verdad.
concepc!o~ del U ruverso que de aquí resulta, provoca en sus adeptos
Se comprende con cabal inteligencia en qué escriba el prejuicio empirista,
e! sentuniento falso de que han alcanzado una "exacta" concepción
de lo real. que conduce, sin más, al materialismo.
Es que los empiristas, con un solo esq ucma científico ( el físico)
Newton decía: "Física, guárdate de la Metafísica." Nosotros diremos:
"Metafísica, guárdate de la Física." Esto es, no pretendamos jamás tratan de esclarecer la múltiple y cambiante realidad. Es que no miran
lo que existe con ojos de investigadores idóneos; sino que, él esg1..1ema
elabora~ con, sólo ~as l~yes y los principios de la Física el conjunto
que una vez les sirvió para entender el mundo, lo convierten en el
de la Filosofia. El fJ16soro que se empeñase en construir una Metafísica
fundamental, sin recurrir a los datos y conclusiones de las ciencias
esqtternatisnio1mivemrl. Proyectan la índole de la ciencia física sobre
el saber universal; y lo que no se pliega a su pensamiento, lo declaran
físicas, estaría ya, por este solo hecho juzgado ante Ja conciencia culta
de nuestro siglo; pero el pensador que quisiera fundamentar exclusi- inexistente. ¡Son "deformados profesionales", como dirían los leibnicianos
agnósticos, los materialistas-espiritualistas, que nada entienden!
va~1e1~teen lo~ -~ostulados y las conclusiones de la Física y de la
Por tanto, existen dos formas, irreductibles entre sí, de la realidad:
Qw.nuca, el edif1c10 entero de la Filosofía, también queda juzgado y
negado, ante la conciencia culta contemporánea. la física y la psíquica. Pero no son lru únicas. Sobre ellas imperan
otras realidades, para las que el tiempo no se muda, para las que el
¿Cuáles son los caracteres de "lo físico"? Evidentemente la realidad
espacio no se extiende. Estas formas de la realidad son ltr.s esenciasy
física se da en el tiempo y el espacio. O sea: todo lo físico, nméstrase
tos valores.
en dos ~spectos fo~d~menta!~s: el ~pacia~ y el ~emporal. Si se suprime
Las esencias son inmutables, indivisibles, eternas. Platón las llamó
el es~~c10, el m?vumento flsico es 1mpos1ble; s1 se elimina el tiempo,
Ideas. La esencia de la línea recta es un objeto idea!, que nunca se
ta!l)b1en resulta mcongruente en sí, el movimiento. Los físicos reclaman
realiza en el espacio con absoluta perfección. Lo mismo la esencia
EL MATERIALISMO Y LOS HECHOS PSICOLÓGICOS 133
132 ANTONIO CASO

III, HANS DRIESCH Y EL MATERIALISMO BIOLÓGICO


del triángulo o de la esfera. la triangularidad es eterna, indivisible,
inmutable. los triángulos que realizamos en el espacio, son siempre '·'Debemos considerar ahora este ncovira-
imperfectos, lo propio que las esferas, por bruñidas y exactas que las lismo ... , para Hans Dricsch se trata de
labremos. En cambio, los paradigmas, las esencias, las ideas, tienen un factor no espacial, director, según un
perfección intrínseca absoluta. Conocemos las esencias, acercándonos fin."
al fenómeno. Por ejemplo: vemos una esfera. De la esfera vista, nos V. Viq1ieira
elevamos a la idea de esfera. En lo individual (la visión de una "Los trabajos biológicos de Driesch re-
naranja), vemos lo Universal; la esfera. Ninguna naranja, lo sabemos presentan, en la historia de la ciencia,
un acontecimiento de gran significación,
a priori, nos reflejará exactamente la Idea platónica de la esfera. Pero a
que merece ser considerado por todos los
través tlel hecho físico, intuimos el ser metafísico. Si la naranja del espíritus reflexivos."
experimento se da en el tiempo y el espacio, la esencia se da en nuestra J. Maritain
intuición esencial y no existencial, f nera de todo tiempo y todo espacio.
Por tanto, hay seres ideales, esencias inespaciales, inmutables y La vida es ininteligible sin recurrir a la idea de fin. Un organismo
eternas. O sea: hay realidades, cuya forma de ser, siendo puramente implica siempre la subordinación de un conjunto a su objeto. Pero
ideal, existe fuera de todo tiempo y todo espacio. Como decía Hamlet no sólo el organismo supone la adaptación de que tratamos. Cada
a Horacio: "Hay más cosas, Horacio, en el Cielo y la Tierra, de las órgano, cada aparato del organismo, expresa la finalidad intrínseca. El
que sueña tu Filosofía" ... ojo tiene un fin, ver. El oído, un fin propio, también, oír; y así suce-
Por último, los valores: el bien, el mal, lo verdadero, lo falso, sivamente. Si se hace abstracción de la idea de fin, el organismo no
lo bello, lo feo, lo santo, lo profano, lo útil, lo inútil, los valores positivos se explica: ni siquiera sus diversos órganos y aparatos, entre sí conexos.
y negativos, son, para algunos filósofos contemporáneos, realidades como En cambio, acéptase la idea de finalidda intrínseca, y la cuestión
las esencias; sólo que su forma de realidad consiste no en ser, sino por resolver se ilumina con intensa claridad. los órganos se refieren
en valer. a su causa final; se integran en el organismo por la subordinación de
El artista, el santo, el bueno, el lógico, captan los valores positivos unos a otros y, todos ellos, se relacionan merced al fin final: la
y, de este modo, en la historia de la humanidad, se elabora la cultura, conservación de la vida, a través del tiempo y el espacio.
que no es, en el último análisis sino "creación de valores". las dos funciones esenciales, reproducción y nutdción, en sí mismas
Compárese este mundo, este anchuroso Universo, lleno de formas no tienen sentido; pero como soporte de la vida en el tiempo y el
distintas y armonizadas entre sí con el mundo enteco, marchito, irreal, espacio, revisten un claro significado. Entonces, el reproducirse es
de los materialistas y de los empiristas que, proyectando, según dijimos congruente con el mantenimiento de la vida en la especie; y el nutrirse
antes., su esquema físico sobre el ser, lo niegan y lo falsean sin remedio. lo es, igualmente, con el mantenimiento de la vida en el individuo.
De un lado están los aspectos diversos y congruentes de la Naturaleza Por esto ha podido decir Dastre, que "el protoplasma es una
y de la Historia, así como el sector de los objetos ideales que, ligados substancia atávica", que no hemos visto nacer y que sólo vemos crecer,
con el fenómeno, lo eh-plican. Del otro lado, únicamente se muestran medrar y reproducirse.
las "formas físicas", inexplicables en sí. De este modo, individuos y especies son nada más episodios variadísimos
Al primer modo de filosofar se refieren las grandes personalidades de la resolución de un problema constante y universal: d éxita de
de un Husserl, un Max Scheller, un Hartroann. Del otro lado queda la Vida, a pesar de las condiciones negativas y las causas contrariantes
la constante caterva de quienes con "ceguera para las ideas", sólo pueden que encuentra a su paso en la existencia.
concebir el Universo como un caos de in1ágcnes confusas que ordena, Lo mismo los diversos sentidos. Todos ellos son defensas orgánicas
imperfectamente, la acción. que se explican por su finalidad; facultades que aperciben el organismo
al triunfo. El tacto, el oído, la vista, son armas dispuestas ea obede-
cimiento o realizad6n del problema de vivir. Suprímase toda teleología
134 ANTONIO CASO EL MATERIALISMO Y LOS HECHOS PSICOLÓGICOS 135
biológica, elimínese la idea de finalidad, y el organismo resulta incog- menos de la vida contienen algo "que lleva su fin en sí". La materia
noscible. coloidal es sólo la base material, no la formal de la vida.
Además, la estética de la vida se explica recurriendo a la noción II. La seguuda prueba del vitalismo se refjere a la herencia, inexpli-
de finalidad. Las simetrías orgánicas se esclarecen si se admite la cable mecánicamente. La herencia se esclarece si, en el sistema de Jas
subordinación a un fin intrínseco; porque lo gue se subordina a fines, células especiales para la reproducción, puede realizar cada parte todas
es en sí coordinado: ahora bien, la coordinación, referida a la subor- las funciones, "ocasionalmente". Una hoja de begonia es un sistema
dinación, produce la armonía. asL lo propio el órgano reproductor en los animales. Los genes y los
Entonces el mundo de la vida exhibe en sí mismo la causa de su cromosomas son só1o la base material de la reproducción.
hermosura y simetría. Es Cosmos, como dijo el griego: esto es, mundo III. El movimiento orgánico no se puede reducir a la mecánica.
ordenado a fines, mundo bello, en suma. La acción se caracteriza, precisamente, porque se ve influida por la
Driesch aduce tres pruebas de su neovitalismo: I. La autonomía experiencia. Es decir, influye el pasado sobre el presente. El organismo
de la forma (morfogénesis) es la primera demostración del vitalismo, no es una máquina que repita, sino un ser gue dispone o aprovecha
según el célebre filósofo alemán. Dice así en sus "Conferencias" de la experiencia en nuevas combinaciones. Además, es el organismo un
Aberdeen, rotuladas, en la edición inglesa, The Science and Philosophy transformador de las sensaciones en movimientos. Mecánicamente es
of the Organism: "Ninguna especie de causalidad fundada sobre incomprensible c6mo una máquina puede aprovechar y no repetir
constelaciones de acciones físicas y químicas puede explicat el desarrollo el pasado. Los fonógrafos, sólo repiten, pero no elaboran la acción.
individual orgánico. Ninguna hipótesis gue recurra a esta especie de También resulta incomprensible transformar las sensaciones pasadas
causalidad puede dar cuenta de cal desarrollo. Existe, pues, otra cosa en movimientos, "dos fenómenos completamente distintos'".
que debe ser mirada como la razón suficiente de la producción de la Ya se ve, por tanto, cómo el eminente biólogo alemán, rorna a
forma individual." marchar sobre las huellas del Estagirita, para coorinuarlo renovándolo,
La vida es una realidad original e irreductible ( eine Sache für sich), frente al materialismo biológico de los actuales discípulos de Demócrito.
y la Biología es ciencia que posee sus principios propios e independientes. Éste es uno de tantos síntomas de la decadencia de las hipótesis
El organismo es un cuerpo específico, sostiene Driesch, "constituido que pretendieron negar la idea de fin en las ciencias biológicas. Ahora,
por una combinación de partes diferentes". Los términos mismos de en las ideas del siglo XX, retorna el espiritualismo a reclao10.r su imperio,
esta definición significan, implícitamente, que el organismo difiere, no no ya solamente en el campo de la filosofía del espíritu, sino en la
sólo de todas las combinaciones de cristales (las dentritas, por ejemplo, interpretación de los resultados a que llegan las ciencias cosmológicas
que se forman merced a un arreglo característico de unidades idénticas). y biológicas.
La naturaleza de estas combinaciones depende, únicamente, de las fuerzas Por esto Ortega y Gassec ha declarado "periclitadas" muchas de las
de cada una de las partes que las constituyen. Por esto las dentritas, ideas del siglo xrx. Algunas, empero, subsisten; porque los límites
a pesar de su apariencia característica, deben ser consideradas como convencionales del tiempo no coinciden con las evoluciones de la mente
agregados. Por el contrario, el organismo, aun superficialmente exa- hwnana. Pero es incuestionable que nuestra época abandonó ya el
minado, no puede considerarse como un simple agregado. El organismo empirismo del pasado siglo, y nuevos rumbos se señalan a la especulación
no es siempre semejante a sí mismo. Durante el curso de su vida independiente.
individual, la combinación de las partes pasa de una forma simple El vitalismo, que se creía abandonado para siempre, ostenta, por
a una compleja. Se desarrollan. Existe, durante su desarrollo -para obra de un ilustre biólogo ( que es también un gran filósofo), el
emplear la expresión de W. Roux-, la "producción de una diversidad ejercicio de su acción. La vieja hipótesis se ha renovado en la fuente
visible". de la ciencia moderna. ¡Y hoy la filosofía, en estrecho consorcio con
Este factor, que significa la autonomía de los fenómenos biológicos, el saber científico, hace de una idea aristotélica el germen de nuevas
lo designa Driesch con el nombre de Entelequia. Sin embargo, no iden- interpretaciones plausibles!
tifica su doctrina con la de Aristóteles. Solamente emplea la célebre ¡Pero nuestros ingenuos materialistas y nuestros espiritualistas-mate-
expresión como signo de admiración hacia el filósofo griego. Los fenó- rialistas, lejos de admitir la enteleq11iainespacial de Driesch como expli-
136 ANTONIO CASO
1
EL MATERIALISMO Y LOS HECHOS PSICOLÓGICOS 137
cacton de arcano de la Vida, pretenden reducir al espacio todo movi- e indestructible de las construcciones racionales. ¡Hay quien llega a
miento; no ya sólo el biológico, sino el psicológico también. Según decir que los principios del sentido comú.n se han violado por Einstein
ellos, ¡como e! espacio es "necesario", todo ha de darse en él! ... y Poincaré! Esto es algo pintoresco y absurdo. Nada puede violar nunca
¡Admirable razón! el criterio racional. Los principios de la razón son eternos, y en ellos
Vida y espú:itu tienden a solidarizarse en torno de la idea de fin. se fundamenta, precisamente, Ia teoría de la relatividad. Si los descartara,
La contingencia de la ley física parece notoria. El mundo no es, cierta- no serí_a en verdad una teoría científica plausible y genial, sino un
mente, algo que obedece a una sola ley; sino a un armonioso sistema puro engendro de locura, indigno de ocupar la atención de codo verda-
de leyes gue concuerdan entre sí. Circula, a través de este mundo dero pensador.
variadísimo, el orden fundamental que se revela a la razón, infatigable
El progreso científico es una construccción constantemente rectificada
elaboradora del saber.
por sí misma. Por esto es la ciencia algo esencialmente progresivo.
Si los principios eternos de la razón humana: a es; a no p1,1,ede ser a y
IV. DEVANEOS DE LOS IGNAROS SOBRE LA CUARTA Dll\.1ENSIÓN dejar de ser a, al propio tiempo; no hay medio entre ser a y no .rer a,
se violaran, la obra del saber científico resultaría totalmente imposible_
"Opin:1mos que la filosofía debe ser Fundado en estos principios, y en el de "razón suficiente", como dijo
un regulador de las teor Ías científicas, y
que no ha de marchar tras todas las Leibniz, es como Einstein, a la par de otros grandes investigadores, ha
'teorías', al modo de sírvienta, como fue podido llevar a buen término su contribución magnífica al esfuerzo
J\ucilla T hcologiae en anteriores edades. del conocimiento ciencilico. La razón eterna e impersonal es lo que
Solo h filosofía, como ciencia de las esen- asegura la posibilidad constante de la ciencia; quien esto negare, demues-
cias, d~bc decidir sobre las posibilidades
csenci:ilcs." tra con su actitud la poca consistencia de su pensamiento y el fondo
Hans Dríesch real de esnobismo que lo inspira.
II. El segundo error estriba en no penetrar en el alcance propio
La teoría de la relatividad generalizada, que ha puesto el nombre de "la teoría de la relatividad" como teoría cientifim; porque, sin
de Einstein al lado de los de Copérnico, Galileo y Newton, es uno de salir del campo de la ciencia física, es posible sefialar el límite de
los monumentos del espíritu humano. Ha ejercido una acción decisiva lo explicable por medio de la relatividad generalizada. La física de hoy
en las ciencias físicas; y, como todas las grandes hipótesis científicas, sólo describe fenómenos periódicos. Dichos fenómenos son fundamen-
tiene trascendencia filosófica. Así ha pasado en la historia del conoci- tales, y en todos los tratados de física se estudian como objeto de esta
miento con otras grandes teorías, como la de Kant-Laplace, relativa disciplina. Dice el doctor Anglas en su Ensayo rotulado De Ettdid,es
al origen de los mundos; como la de Lamarck y Darwin sobre el origen a Einstein: "periódicos son los movimientos de lo astros, periódicos,
de las especies y el transformismo biológico. Estas concepciones igualmente, los de los electrones dentro de los átomos. En diversos órdenes
geniales de la ciencia físico-natural, trascienden del campo propiamente de magnitud son de la misma naturaleza que el movimiento de un
científico al filosófico; pero, como dice Driesch, la filosofía ha de ser péndulo oscilante. Pero mientras éste, más o menos dificultado por
un regulador de las teorías científicas y no ha de marchar tras todas la resistencia del aire y la conmoción de su soporte, se amortigua más
-ellas al modo de sirvienta; porque, siendo ciencia de las esencias, "debe o menos pronto, el curso de los astros, como el torbellino intraatómico,
decidir sobre las posibilidades esenciales". continúa siempre idéntico, con una perfección comprobada por las obser-
Tres grandes errores se cometen a menudo por quienes, sin compe- váciones astronómicas y físicas".
tencia filosófica propiamente dicha, especulan o pretenden especular, Pero, al lado de los movimientos periódicos están los fenómenos
sin ton ni son, sobre la teoría de la relatividad. no-periódicos. Periódico quiere decir lo propio que reversible; y son
I. El prin1er error consiste en pensar que el esfuerzo del gran sabio numeros(simos los fenómenos irreversibles. Un péndulo cuyas oscilaciones
alemán ha venido a dar al traste con todo el anterior edificio del se mantienen idénticas, es el ejemplo del movimiento "reversible", por-
saber, "inmoviéndolo en sus cimientos", y desbaratando la obra secular que es el ejemplo del movimiento "periódico"; pero hay otros hechos
138 ANTONIO CASO EL MATERIALISMO Y LOS HECHOS PSICOLÓGICOS 139

físicos "irreversibles", regidos por el principio de la degradación de la es tanto el estudio de los fenómenos reversibles, como el de los irrever-
energía, "verdadero principio de irreversibilidad". sibles; y la teoria de la relatividad no se extiende a la segunda esfera de
La gran ley de Carnet y Clausius enseña que no toda eneraía es los conocimientos físicos. Por úlcirno, los hechos psíquicos quedan fuera
igualmente capaz de producir trabajo. La energía se conserva e~ can- del campo de la relatividad general.izada, porque sus propiedades no
tidad, pero no en calidad. "En el dominio de la mecánica se comprueba corresponden a los dos objetos métricos del conocí.miento físico: el campo
la degradación de la energía; por lo tanto, en ella la revet·sibilidad no electromagnético y el campo gravitatorio.
puede ser absoluta; y, con mayor motivo, cuando se trata de la termo- Las anteriores reflexiones nos convencen de la actitud pintoresca y
dinámica; es decir, de las relaciones de la energía mecánica y la calorífica. absurda de quienes, incapaces de pensar con propiedad los problemas
la termodi_námica escapa, pues, a la física de la relatividad y a la filosóficos, ponen en la cuarta dimensión, todos sus devaneos de ignaros.
representaoón que ésta ofrece del Universo" (De Ef,¡,clidesa Einstein). ¡En esa región, que les parece la del delirio metafísico, sitúan las reivin-
Ya se ve, por lo anterior, cómo, dentro de la misma Física, la dicaciones de una filosofía incongruente! En ese campo recóndito, dejan
teoría de la relatividad se constriñe dentro del principio de los movi- volar su enteca fantasía. Ahí, dicen, todos los principios de la razón
mientos periódicos; pero quedan fuera de este sector los hechos regidos naufragan y los valores del sentido común desfallecen. En esa órbita
por la gran ley de Carnot y Clausius. Y, al pasar de la Física a la remota, ¡lo imposible tiene su asiento, la locura su imperio y la negación
Química, y de estas ciencias a la Biología, no se hace sino señalar los su dominio! ... Es porque el hombre, en el fondo, lleva también en sí
límites del principio de relatividad. un lastre de enemistad contra la razón; un deseo, no confesado, de
rebelión contra los, principios perdurables de la lógica. ¡En el fantástico
III. El tercer gran errnr en que incurren los. partidarios de extender
campo de la cuarta dimensión, algunas conciencias, próximas al delirio,
s?bre medida el campo de aplicación de la teoría de la relatividad, con-
especulan sobre sueños sin sentido, sobre quimeras sin substancia! ...
S!Ste en tratar de llevar hasta lo psicológico las teorías de la Física
Mas, ¿qué importa el uso ininteligente de las grandes teorías cientí-
moderna. Como dice Aloys Müller en su Introdttcci6n a la Filosofía:
ficas, a qui.enes saben que, según el profundo pensamiento de Pascal,
"Hay dos, y sólo dos especies de objetos físicos. Ante todo, el campo
"la humanidad es como un solo hombre que constantemente aumenta
electr?magnético. Es ésta una realidad física subsistente por sí, que no
su saber y se mejora"? ... ¡A través de todos los delirios, continúa el
necesita en absoluto de la materia como sustentáculo. Por el contrario,
afan de los verdaderos pensadores, haciendo a un lado el esnobismo de
la materia no es nada más que un engendro del campo. En el campo
los que interpretan la cultura científica como si fuese el asidero de uoa
se forman, por razones todavía desconocidas, nudos de energía, lugares
fantasmRgoría plena d demencia! Como dice Dricscb: "la Filosofía debe
de condensación de la energía de tensión eléctrica o, según la interpreta-
ser un regulador de las teorías científicas, y no ha de marchar tras todas
ción más reciente, 'paquetes de ondas'. Éstos son los últimos elementos
ellas, al modo de sirvienta". las leyes lógicas suprema.s rigen, por
constitutivos de la materia."
derecho propio, el campo universal del saber.
Ahora bien, los hechos psíquicos no pueden referirse a campos elec-
tromagnéticos. Los pensamientos no son "paquetes de ondas". Las voli- V. EINSTEIN, MEYERSON Y LOS IGNAROS
ciones y los sentimientos no pueden explicarse recurriendo a los carac-
"¿Cómo, será verd3d que el demonio
teres de los objecos físicos, que son siempre, conforme a su esencia de la explicación, nocado por m¡ en
"objetos métricos". Por tanto, en conclusión: Einstein no ha venido ~ Descartes y tantos otros más, demonio q12c
invalidar, sino a continuar, en la medida de su posibilidad, el esfuerzo me había parecído tan extraño, me posee
tnmbién a mí mismo? ... He aquí algo
del saber humano basándose, como todos los investigadores científicos
en los principios eternos de la razón y del sentido común. Además,
teoría de la relatividad generalizada refiérese al anchuroso campo de
1: que estaba muy lejos de saber. No obs-
tante, he leído vuestro libro, y confieso
que estoy convencido."
los "fenómenos periódicos", esto es, "reversibles", pero no puede abarcar Einstein
todo lo que se refiere a la esfera de la irreversibilidad, ordenada con- Con estas palabras llenas de buen humor y pletóricas de "sentido",
forme a la gran "ley de la degradación de la energía". Es decir, la Física el gran físico alemán ha rendido un cordial y profundo homenaje al
140 ANTONIO CASO EL MATERIALISMO Y LOS HECHOS PSICOLÓGICOS 141

ilustre filósofo fra11eésE. Meyerson. Porque el genio de la explicación, ambos términos. Será ahora indiferente llamar al carbón con su propio
el "demonio" inspirador de que se trata, es nada menos que la alegoría nombre o bien llamarlo combustible. Y, al fin, de la emuctura del
simbólica y poética de la teoría epistemológica prohijada por Emilio silooisU:o obtenemos que, "siendo" el diamante carbón, "es". combustible.
0
Meyerson. Se rrata, pues, de un sistema de identificaciones combmado por la
Esta teoría se ha expuesto en tres célebres libros: Identidad y Realidad, inteligencia, conforme al principio de jdentidad, que nos co_nduce a
La Explicación en tas Ciencias y La Deduccíón Relativista. Expongamos, la explicación. El electromagnetismo se produjo•, cuando, gracias a los
de modo sucinto, la tesis filosófica a que aludimos, tesis que, natural- esfuerzos de los físicos, se comprobó la identificación electromagnética.
mente, los ignaros de México, que elaboran fantasías sobre el Universo La gravedad se explicó cuando se la redujo a la gravitación universal.
de cuatro dimensiones, desconocen, a fuer de ignaros, con insondable Pero ahora ocurre un segundo problema, cuya medicación constituye
profundidad. Empero, el realismo epistemológico de Meyerson ha sido el timbre de gloria de los ensayos epistemológicos de Meyerson: ¿Es
acatado en la frase célebre que constituye el epígrafe de este capítulo, posible explicarlo todo? Ya poseemos, de antemano, una parte de la
frase dedicada al filósofo por el insigne matemático alemán, cuando, al respuesta, porque sabemos que explicar es identificar, ~ in.~s ni -~1enos
pasar por París, tuvo a bien Einstein visitar al teórico que, con H. Berg- que identificar; pero no hemos averiguado si es posible 1~cnt1f~carlo
son, el pensador de la "Evolución Creadora", constituye hoy el más alto todo. De lo que no dudamos es de que, en tanto podamos 1dentttlcar,
exponente de la filosoffa francesa. explicaremos. Nos falta averiguar si el Universo, en SLlS mú_ltiples
Propongámonos el problema de averiguar qué sea explicar. Toda cien- y variadísimas manifestaciones, es capaz de someterse a una ~de1:t1-
cia es un ensayo de explicación. La ciencia universal sería la eiq,1icación ficación radical. Meyerson opina que la historia encera de las Clenaas
universal. Porque es obvio que Ll.O tiene otro fin diverso de éste, el nos demuestra con claridad lo reacio de la realidad para plegarse a
empeño sistemático del saber. El pensamiento humano realiza su obra nuestra exigencia de identificación. Esto es, podría el Universo no
científica con el fin de explicitar las causas de los distintos órdenes en ser explicable en su conjunto, y ofrecernos algo en sí no identificabl~,
que se reparte la realidad universa.!. o sea, irracíonal. Lo irracional constituida el límite fijo de la exph-
Ahora bien, la explicación llega a buen término, alcanza su fin cación, el valladar opuesto a nuestra inteligencia elaboradora del saber.
último, cuando el efecto se ha referido a su causa, cuando el fenómeno Nosotros comenzamos con una honda fe en la posibilidad de reducido
se ha reducido a la ley. Y, ¿cómo se podrá reducir el fenómeno a la todo a la unidad, y la unidad es la lógica; pero acaso el orden real
ley y el efecto a su causa? Meyerson responde: en virtud de una iden- no responda al ordeo ideal lógico; tal vez exista una rea]jclaclirrc<luctibk
tificación. Explicar es identificar: ver el efecto en la causa y el hecho al pensamiento. Si así fuere, Ja ciencia tendrá un limite, límite infran-
en la ley. Reducir la diversidad de lo existente a un principio unitario. queable, porque las categorías de nuestro pensamiento ya no podrán
Cuando, merced a los métodos científicos de la investigación, nos ele- ser aplicables a la investigación.
vamos del fenómeno a la ley, del hecho a la causa, y de la ley y la Ahora bien, la teoría de la relatividad generalizada, debida al genio
causa al principio fundamental, podemos declarar gue hemos explicado. de Einstein, es un nuevo ensayo de explicación en la ciencia física.
¿Por qué? ... Porque hemos identificado, porque suprimimos, de esta Por esto declara Einstein a Meyerson: "¿Cómo, será verdad que el
suerte, la diversidad desconcertante e ininteligible, reduciéndola al orden, demonio de la explicación notado por mí en Descartes y tamos otros
a Ja uoidad. más, demonio que me había parecido tan extraño, me posee también
La identificación es el principio fundamental de la inteligencia, que a mí. mismo? ... He aquí algo que esmba muy lejos de saber."
dice: A es A. Esta fórmula es la claridad misma. Nada hay que sea La obra total del matemático extraordinario, ha consistido en una
obscuro ni enigmático. A es A; lo mismo es lo mismo. Cuando nuestra tendencia universal a reducir 1a física a la geometría y el análisis. Esto
inteligencia ha logrado identificar cosas que ames no identificaba, las es lo que constituye su esfuerzo creador. De aquí resulta el Universo
ha comprendido, las ha explicado. Por ejemplo, en este silogismo: "Todo de cuatro dimensiones, la relatividad de la longitud, de la duración, de
diamante es carbón; rodo carbón es combustible, luego todo diamante la masa, de la forma; porque la rigidez no existe, como dice Gastón
es combustible." Moch, sino para lo-s cuerpos solidarios del estado de movimiento de
Al declarar nosotros que todo diamante es carbóo, hemos identificado un observador. Y, de la relatividad de la longitud y del tiempo, deriva
142 ANTONIO CASO EL MATERIALISMO Y LOS HECHOS PSICOLÓGICOS 143
la de 1a velocidad y de la aceleración. "Longitud y tiempo son canti- No, ésta es una explicación física, y no toda la explicación física. lo
dades de la misma especie: existe un equivalente lineal del tiempo. real no ha podido ser identificado en su plenitud. El "demonio" ele
La velocidad se reduce a un número abstracto. Por consiguiente, la la explicación como dice Einstein a Meyerson, ha hallado su límite.
energía es homogénea a la masa, de la que no difiere sino por un ¿Cómo se podría, sin carecer por compleco de sentido común, pretender
coeficjente numérico. No existe, pues, diferencia especial entre la masa elevar la relatividad generalizada, que es una teoría física, que interpreta
y la energía." parte de lo físico, a la categoría de principio psicológico? ...
Pero Meyerson alega: "'Esta tendencia bacía la asimilación entre En suma: la identificación, la explicación, la ciencia no se reduce a la
el tiempo y el espacio ( que es en realidad una transformación del unidad de la relatividad generalizada. La filosofía ha situado en su
tiempo en el espacio), va a veces muy lejos, más lejos ciertamente justo alcance y proporción el genial y plausible esfuerzo de Einstein
de lo que nos autorizarían a afirmarla, no sólo nuestro sentimiento y sus discípulos. Como dice H. Driesch: "la teoría de la relatividad
inmediato, consideración de la que los relativistas, no sin razón, f ont ha sido una de las grandes medas mundiales". Para nosotros no se
bon marché; sino aun los hechos mejor comprobados, los fundamentos trata de moda, sjno de la verdad; y hemos dicho, sin preocuparnos
más esenciales de la ciencia. ¿Podemos, realmente, como lo postula de la moda, lo que nos parece falso y lo que nos parece verdadero en el
Minkowski fundir el tiempo en el espacio? ¿Es exacto, como lo formula gran edificio teórico de Einstein. Bien sabemos que es empresa harto
Eddington, que lo real físico, el continuo formado por el espacio y ingrata, hoy, la del filósofo que quiere hacer de juez lógico. Pero
el tiempo imaginario, sea perfecc:1menre isórropo para todas las medidas, la filosofía no es en nuestra opinión una cosa de "hoy".
y que ahí no se pueda hallar ninguna dirección esencialmente distinta Los ignaros de México nada seleccionan ni comprenden, elJos aceptan
de las demás? Es claro, por el contrario que, tomadas al pie de la todo lo que se les da, porque carecen de espíritu crítico. Pero filosofar
letra, escas proposiciones son enteramente extravagantes, y no tienen es criticar, es usar de ttn c,-iterio, por virtud del cual se separa lo falso
ninguna relación con los fenómeno5. Lct dimensión temporal ( lo sabemos de lo verdadero, Jo mismo en ]as grandes teorías científicas, que en
a cianciti cierta e inmedita, con certidttmbre tal qtte todo asalto deJ los problemas morales o sociales.
razonamiento, por .reclttctor q1.tesea, se rompería sin comnoverlo), es
por esencia diferente de las dimemio-nes espaciales."
Nuestros ingenuos ignaros, no contentos con los límites infranqueables VI. LOS IGNAROS A LAS PLANTAS DE Lil!BNlZ
que hace ver Meyerson entre el tiempo y el espacio, tratan de reducirlos
a 1a unidad, y declaran, enfáticamente, que "las ideas ocupan un sitio "Vemos, pues, cómo el tran filósofo
Lcibn i:,; afirmó cnccgóricame,nc la nat1.1-
en el espacio". No, se dan en la "duración real", como dice Bergson, en raleza mec:ifísica del espacio, al que en-
el "tiempo puro", forma de la intuición universal de lo psíquico, según tonces llama inmensidad."
Kant; y, conforme a Descartes, "'la esencia de los cuerpos radica en I!.tl11ardoP11/lares
la extensión y la de los espíritus en el pensamiento". Descartes, Kant
y Bergson son las tres columnas filosóficas en que se apoya el caráctec "Se ha tcata<lo de eludir la dificultad
diciendo que el espacio es una propiedad
inespacial de lo psíquico. de Dios. A esto ha respondido que la
Por lo demás, el mismo Einstein ba escrito que "no se puede telegrafiar inmensidad es la propiedad de Dios; pero
a lo pasado". Esto quiere decir que, en tanto que el espacio puede que el espacio, que a menudo es conmen-
ser recorrido en todas direcciones, hacia adelante y hacia atrás, el tiempo surable con los cuerpos, y la inmemidad
de Dios, 11() son la misma cosa."
tiene que ser vivido sólo hacia el futuro; por esto no podemos telegrafiar
a lo pasado. Y el principio de Carnot, marca esta acción del tiempo Leibniz
en lo físico, formulando, como dice Meyerson, una "ley de irrever-
sibilidad", una historia. Bastada la contradicción evidente entre estos dos asertos: "El
Pero nuestros ignaros comentaristas de la cuarta dimensión, imaginan espacio y ]a inmensidad de Dios no son la misma cosa", y "Leibniz
que puede trasladarse al campo de Jo psíquico la explicación relativista. afirm6 categóricamente la naturaleza metafísica del espacio, al que enton-
144 ANTONIO CASO EL MATERIALISMO Y LOS HECHOS PSICOLÓGICOS 145
ces llama inmensidad", para ahorrarnos el objeto de este capítulo; porque Clarke sobre que la inmensidad sea una extensión sin límites y un
no se puede, lógicamente, llamar inmensidad, al espacio que, según el atributo de la esencia divina, así espacializada; sino que, simplemente,
filósofo alemán, no es intnensidad. Por ende, "La Inmensidad del Espacio" la idea de Jo absoluto, con relación al espacio nos lleva o conduce
queda refutada en dos palabras. No obstante, lea lo que sigue el curioso a la de inmensidad. Se enga-ña nno qtteriendo imaginar un espacio
leetor, y falle en definitiva. absol21to qtte sea un infinito de partes. La inmensidad es, por tanto,
I. Parece mentira que, a través de los siglos, se renueve todavía algo diverso del espacio. Y las ideas, las voliciones, los sentimientos
la añeja discusión entre Clarke y Leibniz; pero más extraño aún que, del alma humana no se dao en la inmensidad; sino que ésta, cualidad
queriendo sostener la tesis de Clarke, se declare alguien partidario divina, es un puro atributo de la mónada suprema, distinto del espacio ..
de la de Leibniz. ¡Esto nos llena de asombro y consternación! ... Como tampoco se dan en la eternidad nuestros pensamientos, ni nuestraS,
Todo el que conozca, siquiera sea en algún epítome, los términos de ~ensaciones, ni nuestros sentimientos humanos, "demasiado humanos";.
la famosísima discusión, comprenderá cómo la opinión de Clarke, porque la eternidad es otro absoluto o atributo sin límites, que sólo a.
analizada por Leibniz, es hoy, más que nunca, insostenible. Conforme Dios compete.
al pensador inglés, la inmensidad, que no es en su concepto sino la Boecio dijo elegante y profundamente, muchos siglos antes del mate~
e.i..1:ensi611
sin límites constituye un atributo de la esencia divina. Opinión mático alemán: Intermincrbilís 11itac tota simttl et perfecta possesio.
que debe rechazarse, indudablemente, porgue, de admitirla, se sigue En los seres contingentes, el cambio implica diferentes momentos. El
con evidencia intelectiva el absurdo de negar a Dios la unidad y la ser necesario de Di.os es simultáneamente, sempiternamente cuanto es.
simplicidad. El espacio real es siempre limitado y divisible. El espacio Para nosotros, los seres contingentes y efímeros, el tiempo y el espa-
imaginarjo o ideal, llamado también absohito, es la posibilidad indefinida cio; para Dios, la eternidad y la inmensidad.
de Ja extensión. Cuando Filatetes declara: "No sabemos qné relaciones tienen los,,
Todo espacio es divisibJe indefinidamente. Por tanto, quien haga espíritus con el espacio ni cómo participan de él, pero sabemos qtte·
de la inmensidad la extensión sin límites, podrá siempre dividirla y participan en la dnmción", afirma lo que siempre hemos sostenido
subdividirla. Ahora bien; lo divisible en sí se opone a lo uno, a lo nosotros, sobre que las vn 1 encias espirituales se clan en la d1tración,
simple. Por eso Leibniz comienza su Monadología sosteniendo que esto es, en et t"ie1n,po puro. Cuando Te6filo contesta gue "todos los
la mónada es una substancia simple, esto es, sin partes. En donde no espíritus foútos están siempre unidos a cuerpos orgánicos, y se rcJ>re-
hay partes, no puede haber extensión, ni figura ni divisibilidad posible. sentan a los otros con relación a esca unión'·, expresa con meridiana
Todo ser, wda mónada simple, carece de partes; y si fuera espacial, claridad, cu:íl puede ser la relación del csp/ritu con <.:)espacio; eJ sólo
sería divisible en partes. Dios es una mónada, "la mónada de las ttna nlatión de 1·epresentt1ció11, 1111a idea. "De esca manera agrégase,
mónadas". Por ende, Dios como cualquiera otra substancia simple, su relación con el espacio es t-atl dara como Ja de los cuerpos." lo
en el sistema monadológico de Leibniz, es inespacial. Si fuera espacial, que quiere decir que los espíritus finitos mantienen con el espacio la
seria divisible, es decir, no seria simple, porque lo compuesto es lo sola relación ele "representación". Una n.:prcsc:ntnciónes un acto psíquico,
que tiene parces, y lo simple lo que no las posee. En este sistema, no un fenómeno espacial; pero los C.'SpiricuaJisras-materialistasinter·
el espacio no puede referirse sino a un orden; m,bstancialmente todos pretan la relación ideal, inmaterial, monúdica, como si fuera una relación
los seres son inespaci.,zles, porque son de 11.,aturalezaospiritnal. De aquí espacial. . . ¡Sublime!
el nombre de espiritualismo absoluto, dado a la concepción leibniciana. Por otra parte, "Dios es la fuemc de las esencias y de las existencias'".~
"No hay que temer, dice el gran espiritualista alemán, la disolución; En el entendimienco divino se dan las esencias; y en la voluntad de-
porgue no existe un modo concebible, en virtud del cual una substancia Dios, explica Leibniz, "está la razón de las existencias". De donde se
simple pueda perecer, naturalmente." infiere correctamente que, como esencias, como posibilidades, el tiempo
Teófilo ( el personaje que expone las ideas espiritualistas en los y el espacio no tienen su realidad sino en Dios. Pero únicamente
célebres diáJogos sobre "el entendimiento humano", que su autor redactó quien no sepa distinguir la esencia de la existencia, confundirá la obra
con el propósito de discutir y aquilatar el pensamiento del ilustre de la voluntad divina (existencias) con la del entendimiento (esencias).
empirista inglés, John Locke), afirma no, ciertamente, la teoría de "Si Dios fuera extenso, dice Leibniz, estaría formado de partes''; es
146 ANTONlO CASO

así que no es extenso, luego puede ser pensado en su simplicidad ines-


pacial.
II. He agt1í la verdadera doctrina de Leibniz sobre el espacio y el
tiempo. A el la se rdirren las dos célebres fórmulas: .Espacio: ordre
des si111atiow; Tiempo: odre des positions stJcceIIives. No se Podría,
III. LA CULTURA UNIVERSITARIA
en el concepto de Boutroux, considerar el espacio y el tiempo, dentro
Y EL MATERTALISMO HISTÓRICO
del sistcm:t de Leibniz·, como reatid.ades distintas de las mbstanci11s
;n11Mterialcs.
Si se abstraen las cosas situadas en el espacio o en el tiempo, sigue
diciendo Iloutroux, "sólo quedan diferencias numéricas"; es decir,
diferencias abstractas, "nulas desde el punto de vista de la voluntad".
"Suponed que el espacio sea una substancia, no podréis decir, entonces,
por qué Dios ha creado el mundo en tal o cual momento del tiempo
o sitio del espacio, más bien que en otro tiempo o en diverso lugar."
El pensamiento de Leibniz, claramente expuesto por Boutroux, consti-
tuye el ancecedenre próximo de las tesis de Kant sobre la idealidad
del tiempo y el espacio. futc último, conforme al pensamiento Jeibniciano,
es sólo el orden de las coexistenci:is posibles; y el tiempo, el orden
de las posibilidades inconstantes, que guardan enrre sí conexión.
La eternidad de Dios es su inmutabilidad opuesta a las variaciones
del tiempo. Su inmensidad es su propia y singular unidad opuesta a las
limitaciones del espacio. Dios existe fuera del espacio porque es superior
al espacio; existe fuera del tiempo, porque es también superior a éL
Para ocupar un sitio hay que ser Jimitado. Dios es infinico y único.
Si el tiempo transcurriera para Dios, ambos se mudarían juntos. Dios
ni pasa ni se limita, es, en su asei.d.adperfecca, en su inmensidad
absoluta, en su eternidad indeficiente. :Bscaes la doctrina leibniciana pura
y castiza; no la que le prestan sus discípulos absurdos.
En swna: las vivencias psíquicas no se dan en el espacio; en ningún
espacio. ¡Ni en el físico, ni en el matemático, ni en el imaginario,
ni en el absoluto, ni en el de una, ni en el de dos, ni en el de tres, ni
en el de ?t dimensiones; tampoco en la inmensidad de Dios! ... Qttod
erat clemonstrand1t1n.
¡Así quedan los ignaros a las plantas de Leibniz!
I. LAS DOS Ill.'STRiiS GEMELAS

"No se destruye sino lo que se rccrnpluz~."


A11g11stoCum/1•

Por real cédula dada en Valladolid el 12 de mayo de 1551, el


Emperador Carlos, en su propio nombre y en el de su madre la Reina
doña Juana, creó la Real Universidad de Lima, con los privilegios y
1ibertades de la Universidad de Salamanca.
En 1a Recopilación de las Leyes de Indias se reproduce la cédula
firmada en Valladolid por la Reina de Bohemia, Gobernadora de Castilla
y fechada el 21 de septiembre de 1551: ''Para servir a Dios y hien
público de nuestros reinos, conviene que nuestros vasallos y súbditos
naturales, tengan en ellos Universidades y Estudios generales donde
sean instruidos en todas las ciencias y Facultades, y por el mucho amor
y voluntad que tenemos de favorecer y honrar a los de nuestras Indias y
desterrar de ellas las tinieblas de la ignorancia, fundamos y construimos
en la ciudad de Lima, de los reinos del Perú y en Ja ciudad de México,
de la Nueva España, Universidades y Estudios Generales, y tenemos por
bien y concedemos a todas las personas que en dichas Universidades
fueren graduadas, que gocen en nuestras Indias, Is.las y Tierra firme
del mar Océano de las libertades y franquezas gue gozan en otros reinos
los que se gradúan en la Universidad y estudios de Salamanca."
Tal fue el común origen de las dos ilustres gemelas: la Universidad
de Lima y la de México. San Marcos ha vivido, a través de los siglos,
su gloriosa vida académica. Recibió a Bolívar en su seno y confirmó,
a la hora indicada, la autonomía del Perú.
En cambio, nuestra Universidad, suprimida por el gobierno de don
Benito Juárez, restaurada por don Justo Sierra durante la administración
de don Porfirio Díaz, ha sufrido el trágico destino de nuestra historia.
Hoy va a cumplir sólo xxv años de su restauración.
Decía el ilustre maestro don Justo Sierra, el día que renació la
Universidad: "¿Tenemos una historia? No. La Universidad mexicana
que nace hoy no tiene árbol genealógico" . . . "Si no tiene antcccsom,,
si no tiene abuelos, nuestra Universidad tiene precursores: el wcmio
y el claustro de la Real y Pontificia Universidad de México no (•s
para nosotros el antepasado, es el pasado."
150 ANTONIO CASO LA CULTURA UNIVERSI'.l'ARIA Y EL MATEillALISMO ... 151
En este punto díscrepamos del parecer de nuestro Maestro. El pasado prendet es tanto entender como amar. ¡Ay de los que ni aman ni
es siempre el antepasado. Imposible negar la acción del tiempo, que entienden!
organiza y solidariza la obra secular de las generaciones. N uestrcs Hoy transcurren días penosos para la Cultura y la Universidad. ¡Todas
precursores son n~1estros abuelos. Mas, ¡claro está que la obra de los las pasiones se acumulan en torno de nuestra Alma Mater! El odio
siglos se modifica y transforma con el esfuerzo multáoime de las gene- insano de los que nunca comprendieron la misión de la educación
raciones! ... la Sorbona es la obra medieval de los abuelos, la grandeza superior; la ambición de los que no saben esperar; la codicia y el
suprema de Par.ís como capital teológica y filosófica de la Europa disimulo de los que ansían poner coto a la noble y libre emisión del
católica: pero, a través de los siglos, esta Institución prócer, es el pensamiento; el abandono de los poderosos, que podrían, si lo quisieran,
AJma Mater de las audacias científicas y filosóficas modernas. Oxford cumplir gallardamente con su deber; la vanidad hinchada de soberbia
y Cambridge, constituyen el relicario intelectual y moral de la Ingla- que alardea de apostólica, etcétera.
terrra católica, protestante y libre pensadora. El pasado, según Leibniz, Nuestra casa de estudios se bambolea en medío de la reciedumbre
está "preñado del porvenir". de la tormenta; pobre, desamparada, angustiada, convulsa, con el pecho
Tradición es invención y repetición. Cultura es unidad de estilo. y el rostro salpicados de sangre por obra de políticos mezquinos, parece
Renegar del pasado resulta imposible, porque la ley de causación universal hallarse próxima a sucumbir en su empeño. ¡Iba a celebrar su aniversario,
pone su sello en el esfuerzo orgánico de las generaciones. Lo que no cuando la befan las foerzas desatadas del Mal! No obstante, ha de
tiene estilo es barbarie. ¿De dónde provienen nuestras letras del alfabeto?, triunfar sacando fuerzas de su angustia. Porque su causa no es transitoria
se pregunta Carlyle; ¿de dónde nuestra palabra misma? ¿De dónde ni su empeño frustráneo. Tiene en su abono el secreto de su destino:
la cocina que nos alimenta y la coostrncción que nos abriga? ... , y "realizar en sus formas supremas la obra de la educación nacional",
responde gallardamente el pensador br1tánico: "Hallaréis las raíces como dice el artículo fundamental de su Estatuto. Ha de vencer, al
fibrosas de los acontecimientos contemporáneos en el polvo del Cadmo fin. ¡Creamos firmemente en su triunfo!
y de Trimegisto, de Tubald.in y Triptolemo. Sus primeras raíces yacen la libertad de cátedra se puede suprimirse por obra de los oficiantes
con el mismo padre Adán o en las cenizas del primer fuego que de ningún culto. Libertad es pensamiento. Pensamiento es libertad.
encendíó Eva." En la esencia del pensar está la autonomía. Heteronomía de la especu-
El error de México ha consistido en renegar de sus cradiciones. Esto lación filosófica o científica vale lo propio que aniquilamiento de Ja
es lo mismo que perder "la velocidad adquirida", como dicen los especulación. Ni en Roma ni en Moscú se ha llegado al absurdo de
matemáticos. Pero queremos que nuestro pensamiento se interprete con declarar a priori un móduJo para filosofar o especular científicamente;
cordura. Conservar no es sólo repetir; también, crear; crear sin destruir porque tal lúnite impediría el acto mismo del pensamiento.
lo que puede aprovecharse para el progreso. la "exacta concepción del Universo", que algunos propugnan, es
La Universidad de México debería haber conservado, como la de desde luego imposible; porque la exactitud no corresponde a todas
Lima, su ilustre alcurnia. No para detenerse ni petrificarse; sí para las ramas del saber, sino sólo a las ciencias matemáticas; pero sí se
conjugar, en el esfuerzo del presente, Ja obra del pasado con la del lograre en los sectores del conocimiento en que ella es posib!e, sólo
porvenir. Crear siempre; destruir lo que cae y muere sin remedio; lo sería merced a la libertad de 1a investigación y la autonomía del
pero saber gue "no se destruye, como decía Augusto Coroce, si no lo criterio filosófico. No podemos ir más allá de los ejemplos que nos
que se reemplaza". De este modo se es grande. Así se alcanza y afirma brinda Europa. ¡Ni bolcheviques ni fascistas han sido osados a declarar
la vietoria. que las Universidades han de cohibirse dentro de dogmas intangibles!
Nuestro tiempo, época de reivindicaciones sociales, edad de crítica En estos instantes celébrase el Congreso Panamericano. Sabios de
profunda, es también un siglo que tributa su más rendido homenaje todos los países del Continente se citan en nuestra capital. Ateneos
a la Historia. El sentido hjstórico es "una forma de la simpatía uni- observan nuestros actos. Volverán a sus respectivos pueblos a declarar
versal"; por esto puede y debe avenirse con la crítica. Sin sentido lo que presenciaron en pro de la civilización mexicana. ¿Les segniremos
histórico, nada se entiende; sin criterio nada se integra. La suprema ofreciendo el ludibrio de una Universidad ilustre desgarrada por el
integración es siempre síntesis del pensamiento y la simpatía. Com- empeño delincuente de los aherrojadores de la idea? ... La sociedad
152 ANTONIO CASO LA CULTURA UNIVERSITARIA Y EL MATERIALISMO ...

mexicana y el Gobierno de la República tienen el deber estricto de propagandas unilaterales y nada ciendficas, la libertad se ha prostituido."
intervenir en algo que forma parte de la buena reputación de la Patria. Por tamo, es indudable que, al sujetarse la cátedra universitaria a una
El amor de este artículo, hijo de la Universidad de México, pero propaganda política, dejará de ser autónoma, y si la cátedra deja de
honrado también por el Claustro de San Marcos de Lima con su incor- ser autónoma, la Universidad misma perderá su autonomía. Por ende,
poración como Doctor honori,J cr,11sa, quiere ofrecer, en estos luctuosos misma perderá su auconomía. Por ende, la Universidad Autónoma de
instantes, toda la amargura de sus filiales sentimientos a aquella gloriosa México ha dejado de existir. Un nuevo instituto la suplanta. Estas mismas
Universidad gemela de su Alma Macer, como sincero homenaje de ideas emitimos en octubre de 1933, sosteniendo lo imprescindible del
amor y veneración. principio, que hoy se desacata por la nueva organización político-econó-
Es, quizá, de todo lo nuestro, el dolor, lo que más hondamente mica de la que fue nuestra Alma Mater.
formula y expresa la intimidad irreductible del propio ser. Porque, en lo que concierne a la vida del espíritu, lo que importa
no es la exterioridad de la manifestación, sino la interioridad, la
II. ¡CONSUMATUM EST! intimidad del pensamiento. Exteriormente, todo se conserva. Son los
mismos edificios, las propias biblio.recas, los laborntorios idénticos, sólo
En nuestro capítulo anterior decíamos, refiriéndonos a la fundación unos cuantos profesores no ocupan ya sus cátedras; pero, interiormente,
de ambas Universidades de Lima y de México: "San Marcos ha vivido, en la intimidad de la conciencia universitaria, el Alma Mater no es
a través de los siglos, su gloriosa vida académica. Recibió a Bolívar ya la misma. Antes era autónoma y ahora es heterónoma. Antes era
en su seno y co11firmó, a la hora indicada, la autonomía del Perú." pobre, va a ser rica.
"En cambio, nucsrr.a Universidad, suprimida por el gobierno de don Analicemos la obra de la cátedra para demostrar que la esencia de
Benito Juárez, restaurada por don Justo Sierra durante la administración la enseñanza universitaria estriba en la libertad.
de clon Porfirio Díaz, ha sufrido el trágico destino de 01.1cstrahistoria. Una cátedra es un coloquio entre maestros y discípulos. Su esencia
Hoy va a cumplir sólo XXV años de su restauración" ... es el diálogo, la dfaléctica. La academia platónica es el modelo de
No esperábamos que tan pronto se confirmara la tragedia de nuestra las cátedras universitar1as. Peripatéticamente discnrría Aristóteles con
transformación, simpre irregular, con un nuevo episodio doloroso, incon- sus alumnos sobre temas de ciencia y filosofía. Cátedra es comercio
cebible. La Universidad Autónoma ha muerto. Podrá, ciertamente, mutuo y recíproco entre el profesor y los estudiantes. El maestro es
seo-uir
0
viviendo la institución, pero no sin heteronomia. El Estado indica sólo un estudiante que ha logrado, _por su edad y su saber, alguna
la forma de vida del nuevo instituto. La libertad de cátedra, unificada ventaja, que le prestan sus años, sobre sus discípulos. La cátedra
con la idea de autonomía, desaparecerá, se constreñirá, se modulará obedece a un orden; todo lo que obedece a un orden responde a un
en forma que responda a los fines pedagógicos de la política nacional. fin; el "fin final" de la cátedra, de la discusión académica, es la conse-
Esto es, la Universidad no podrá asumir su autonomía, la autonomía cución de la verdad. A Jos niños se les puede guiar en la escuela
de su propio pensamiento. Un pensamiento exterior a él lo cohibe primaria, conforme a los fines del Estado, según nuestra legislación;
por ministerio de la ley. La libertad de enseñanza no debe tener más pero los adultos universitarios llenan las aulas con el propósito de
límites que los que consignen las normas referentes al orden político Y saber. "Saber para prever, prever para obrar", como enseñó el positi-
la moralidad. vismo. ¿Qué es lo gue se discute, dialectiza o conoce, si de antemano
No existe ninguna razón suficiente para que el Estado intervenga se nos impone un dogma? ¿Para qué conocer si ya se sabe? ¿Para
en la enseñanza superior. Por esto, la Constitución española contiene en qué investigar, si un artículo de la ley impone Ja verdad? . . . ¡La
su artículo 48: "La libertad de cátedra queda reconocida y garantizada." intromisión del poder público, que pretende interrumpir el diálogo
y don Nicolás Pérez Serrano, comentando el artículo citado, dice: platónico, es un sofisma, algo más, un absurdo!
"La dignidad suprema de Ja función exige que maestros y discípulos Estas no son consideraciones esporádicas ni alegaciones en pro de
se desposean, en la cátedra, de cuanto no sea serenidad objetiva y prejuicios. Lo que sostenemos constituye el resumen de lo que ensefia
culto sincero a la verdad única. Cuando la cátedra deja de ser comunión al respecto la ciencia Llamada por Scheler "'sociología del saber". La
de devotos que creen en la ciencia y se convierte en plataforma de cultura no puede ser dogmáticamente definida, porque su esencia es
154 ANTONIO CASO
LA CULTURA UNIVERSITARIA Y EL MATERIALISMO ... 155
creaci6n, "creación de valores". En esta virtud, todo dogma, toda afir-
fesores y estudiantes. ¡Ahora tiene la palabra la fuerza política! Ella
mación, a no ser que se trate de un principio absolutamente evidente
impera con la conciencia nublada de odio y la escarcela rebosante de
por sí mismo ( y no es éste el caso), resultarán estrechos para formular
oro. El materialismo histórico está de plácemes; pero no es bueno triun-
el esfuerzo ele las generaciones descubridoras de la verdad. De modo
far de este modo·. Para saber cómo impera Ja doctrina materialista
que, al suprimir la autonomía de la cátedra universitaria, se defrauda,
cuando impere, sólo habrá que esperar unos cuantos días, unas cuantas
no sólo a los hombres del presente, sino a las juventudes del porvenir.
horas ...
La sociología del saber prueba con eficacia que toda determinación o
¡Consnmatmn est!
constricción actual, redundará en perjuicio de la posteridad. Hacer escla-
vos hoy, influirá como condición negativa, como causa contrariante, en
IIJ. LAS HUMANIDADES Y LA POLÍTICA
la libertad del porvenir; y como el pensamiento es libérrimo, la orga-
nización del nuevo Instituto, que suplanta a la vieja Universidad Autó·
noma de México, constiniye desde ahora una rémora para la civilización Como dijo el clásico latino, nada que sea humano es "extraño" al
mexicana. ¡Bajo estos malos auspicios, con este signo retroactivo se inau- humanista. Quien consagra su actividad a la lozanía del pensamiento
gura Ja nueva casa de estudios! en su expresión literaria y filosófica, no puede considerar como ajenas
Además, no sólo se va contra la razón pura, negando los postulados a su acción las esferas en que se desarrolla el esfuerzo secular de las
de la vida académica universal; también la coyunda anunciada rompe generaciones, ni la rica y compleja vida contemporánea. Asistir en ]a
una u·adición venerable en México. Porque siempre ha regido en la historia a la evolución de las doctrinas morales, constituye el mejor
Universidad mexicana, como en la Escuela Nacional Preparatoria, fun- incentivo para esperar que se realicen, matizando la acción. El pensa-
dada por don Gabino Barreda, el principio de la libertad de enseñanza. miento que no aspira a cumplirse, es un puro juego, un devaneo sin
El célebre fundador de la Preparatoria no tuvo empacho en sentar en sentido.
la cátedra de Física de San Ildefonso al padre Pascua. Don Rafael La unidad del espíritu humano hace de las ideas conatos, esto es,
Angel de la Peña, ilustre humanista y matemático, que profesó el cato- principios de acción. Es imposible que la voluntad, inspirada en el sen-
licismo, enseñó Geometría y Gramática castellana en las propias aulas. timiento y el criterio filosófico, no tienda a cuajar en actos ostensibles,
El Canónigo Labastida fue discípulo del gran educador mexicano; y el indubitables. Quien de un modo piensa y de otro diverso obra, n.o es
humilde autor de este artículo tuvo la honra singular de que las Con- un hombre, sino un monstruo; por más que en nuestros días existan
ferencias que diera, en cierta época, sobre la historia crítica del Positi- muchos adeptos de las monsmiosidades y los crímenes. Esta .íntima
vismo, fueran presididas por el ilustre filósofo doctor don Porfirio Parra, conexión de la estructura del espíritu, asegura constantemente el auge
heredero de Barreda en la dirección de la escuela positivista mexicana. de la cultura, porque Dios es la personalidad en que armonizan todos
Pero entonces había más amor, más bondad, más hidalguía en la los valores y todos las virtudes; y el hombre, trasunto divino, aspira a
conciencia de los mexicanos. Entonces no envenenaban las pasiones el ser, como Dios, la unidad en que los valores y las virtudes se integren.
ánimo de las gentes. Cada quien respetaba la obra ajena. Hoy no es La Universidad de México ha hecho de su autonomía la ley de su
así. Desgraciadamente, "la verdad" no es el valor supremo que inspira acción; y el principio de la libertad de cátedra, en estrecha solidaridad
las reivindkaciones que se quiere emprender. Un hálito de mala volun· con la idea de autonomía universitaria, actúa preponderantemente, orien-
tad envenena Ja actitud de unos mexicanos con res_pecto a los otros. tando los esfuerzos de los universitarios hacia la consecución de sus
Todos somos enemigos de todos. El mexicano ni cree ni ama; por esto, altos destinos.
nada espera. I.as desenfrenadas pasiones se encabritan al azote protervo
Los profesores y los estudiantes, humanistas inspirados en la filosofía,
del mal y el rencor. Ninguna obra duradera puede nacer de esta mons-
el arce, la ciencia y la historia, tienden, en razón de su cultura, a exte-
truosa agitación moral.
riorizar las ideas platónicas del saber, en obras concordantes, en acciones
La Universidad es Cultura, Razón y Tradición a un tiempo mismo.
congruentes con el mismo ideal. Por esto se lanzan a las luchas políticas
En el vórtice del triste momento histórico que alcanzamos, se hundió
y pretenden hacer del Estado, de la Ciudad, realidades que respondan
la vieja Casa de Estudios. No hablará el Espíritu por la raza <le pro-
al concepto de justicia, al paradigma de virtud. ¿Qué extraño, entonces,
156 ANTONIO CASO LA CULWRA UNIVERSIT"AR.IA Y EL MATERIALISMO ... 157

que en Monterrey y en Tabasco pugnen por lograr las expresiones de Antes de su renacimiento, las Escuelas y Facultades eran sólo los mam/;ra
su pensamiento filosófico:>... tÜSjectttde un ser inexistente. Gracias a don Jusco Sierra, renació el
El concepto de política procede de la noble tradición platónica y organismo universitario; pero no existía la unidad de acción, la simpatía
aristotélica, que se opuso al esfuerzo de los sofistas. Sócrates enseñó elelos grupos, la integridad y la unidad del pensamiento. Cada Escuela
con su vida, sancionó con su martirio, el ideal ético de la Ciudad justa, o Facultad vivía aparre, sin pensar que sólo-de la unión podía proceder
esto es, de la co,nvivencia humana conforme a Jos imperativos de la el esfuerzo orgánico y <::reaclor.Después ha sido combatida la Institu-
razón. Los estudiantes universitarios no pueden sino pugnar por la reali- ción; mas, todo aquello que se combate, se integra interiormente. La
zación de la Ciudad justa, de Ja sociedad organizada conforme a los necesidad de defensa crea la organización guerrera. Las fuerzas que se
principios racionales incontrovertibles. Por esto se lanzan a las bregas sinergizan, en lo social, son siempre las necesidades humanas, es decir,
políticas y, sin temor a las consecuencias de su pensamiento, sólo aspi· los dolores humanos, porque toda necesidad, al decir de Schopenhauer,
ran a verlo realizado en la vida; porque toda realidad incongruente con "es un dolor a que su satisfacción pone término". La civilización es
el ideal, no es un argumento, en verdad, contra el ideal mismo, sin0 consecuencia de las luchas sociales. Toda creencia procede de una exte-
contra los hechos que no lo cumplen y las situaciones que lo niegan. riorización del alma, que se aplica, insistentemente, sobre lo que la incita,
admira o conmueve. De este modo, al ser combatida la Universidad, ha
Esca política es la que enseñaron a los humanistas de todos los tiem-
florecido, no sólo en cosecha de pensamientos, sino en síntesis de accio-
pos, Platón y Aristóteles. Según ellos, la üudad es el modo de realizar
nes heroicas. ¡Para nuestros héroes jóvenes, reservamos los universitarios
plenamente al Hombre. Ias virrndcs de la inteligencia se significan en
las flores más preciadas de nuestra conciencia moral! ¡Que estos senti-
un solo nombre: prudenóa; las virtudes del corazón, en otro nombre
mientos sean, devotamente consagrados, su galardón!
nada más: valor; las virtudes de la conducta caben todas en una sola
Pero hoy, la Unjversidad de México es adulta ya. La cultura de los
denominación: templanza. Pero hay, según Platón, algo superior a la
humanistas ha rendido su fruto. ¡Los jóvenes levantan la cabeza de la
prnclencia, el valor y la templanza; este nuevo paradigma, este modelo
lectura atenta de los libros de humanidades, cesan en la especulación
eterno que asegura el equilibrio de todas las virtudes humanas, es la
metafísica, e inquieren si por ventura la vida social en sus múltiples
justicia. Y Ja justicia sólo puede realizarse en el Estado, en la Ciudad.
manifestaciones, concuerda con el texto de los libros, con las inspira-
¿Cómo sería posible que los estudiantes universitarios, nutridos en la·
ciones de los genios, con las afirmaciones del ideal! Y como no pueden
enseñanza clásica, dejaran de aspirar a verla cumplida en la República?
permanecer indiferentes a la distancia que media entre lo pensado y lo
¿Cómo quienes "saben", esto es, quienes han incorporado en su ser
vivido, quieren obligar a la realidad a plegarse a las urgencias decisivas
mental los principios eternos de la moralidad, van a no querer verlos
de la ley. ¡Imposible sería pretender contenerlos en su actitud; porque
exteriorizados en la vida social? ¿Cómo los que enuncian en la cátedra
tanto sería como aniquilar el espíritu CJl sí mismo! Ya que Ja voluntad
el imperariv,> categórico, se apartarían de la idea de un Estado justo? ...
s1:: informa en la razón, como la razón se externa en el acto.
De aquí la grandeza de la Instirnción Universitaria. En estos momen- Los dramáticos instantes que transcurren fortifican la conciencia uni-
tos, marca al Estado Mexicano los rumbos inequívocos de Ja acción versitaria y demuestran, ya no sólo a México, sino aJ mundo entero y
moral. Es la Universidad el relicario de la cultura, la voz interna de la a Ja América Latina ( que de cerca atiende a nuestro esfuerzo), la
conciencia, el principio inexcepcionable de la razón. Representa lo eterno vitalidad inequívoca, el ánimo constante y perfecto de justicia. Tenemos
frente a Jo transitorio, lo necesario frente a lo contingente, lo ideal fe en la consecución de nuestros destinos, porque tenemos amor; por
frente a lo real. Por esto es grande. esto mismo abrigamos esperanza. ¡La fe es la creencia en lo invisible,
Nosotros los universitarios no vamos contra cal o cual régimen instau- basada en el amor y sostenida por la esperanza!
rado por los políticos de unos años, unos días o unas horas. No vamos Y asi las virtudes divinas acompañan a las humanas. "El amor sin
contra nadie. Cumplimos con nuestro deber: esto es todo. Y si la política el sacrificio es vanidad", co1úorme díjo, al morir, uno de los héroes
de la Universidad no es condenable, no lo es porque sólo se opone italianos en la última guerra europea. los esrndiantes universitarios, lejos
a las causas contrariaotes del ideal y las condiciones negativas del deber. de toda vanidad, saben sacrificarse en aras de un amor puro y rect0.
Dentro de poco nuestra Institución cumplirá cinco lustros de vida. Así "hacen patria"; incorporando en una página de indudable nobleza,
158 ANTONIO CASO I.A CULTURA UNIVERSITARIA Y EL MATERIALISMO ... 159

en el cuerpo de nuestra Institución, el coronamiento de las virtudes es autónoma, pero la cátedra se subordina a la esencia confesional de
divinas, que completan el cuadro de las grandes virtudes paganas: jus- la institución. Luego queda probado que la autonomía del organismo
ticia, valor, templanza y prudencia. 1tniversita-rioes irrednctible a la afirmación del p1·incipio de la libertad
¡Reverentemente, también con amor, quisiéramos poner en estas líneas de cátedra.
el sentido de nuestra admiración más rendida hacia los nobles, los quijo- En cambio, la Universidad de México, en la época que dependió del
tescos servidores de La eterna Verdad! Estado mexicano como un organismo plenamente subordinado, era hete-
rónoma y, no obstante, la libertad de cátedra rigió en ella con toda
amplitud y rigor. Luego, también en este caso se comprueba que la
lV. LAS BASES DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA
afirmación de la auronomía universitaria es .irreductible a la del prin-
cipio, tantas veces citado, de la libertad de enseñanza.
"Los sofistas de todas las túnicas."
Si por ende, ambos postnlados son entre sí irrednctibles, es intlis-
J1tsto Sierm pensable afirmarlos apa1te; y res2tlta sofística y atentatoria la actitnd de
q1tienes pretenden qtte, al afirmar la atttonomía, se implica ya la tesis
Los principios fundamentales de la Universidad Nacional Autónoma ,
de la libertad de cátedra. Esta conducta, sofística y atentatoria, puede
son:
conducir a negar de plano el principio de la libertad de enseñanza;
l. La autonomía. porque, concedida ta autonomía univetsitaria, puede violarse, empero,
2. La libertad de cátedra. toda libertad en la investigación. Es, por tanto, indispensable, afirmar
3. El subsidio económico. circunsranciadarnente ambos principios distintos y no afirmar que la liber-
tad de cátedra resulta una "forma sin contenido"; porque el contenido
Estos tres principios resultan irreductibles entre sí. Esto es: supuesta de tal forma lo proporciona la cátedra misma que nunca puede ser
la autonomía de la Institución, no puede reducirse a ella la libertad vacía de contenido concreto, según la asignarura de que se trate: cien-
de la cátedra, ni viceversa. Y ambos principios tampoco pueden reducirse tífica, filosófica, histórica, lingüfstica, etcétera.
a la cuestión económica, ni ésta a ellos. Por tanto, cada uno de los Una cátedra tiene siempre contenido o no es cátedra. El contcnio.o,
tres postulados posee su integridad característica y substancial, como como lo acabamos de declarar, es el objeto materia de la ensefianza;
vamos a demostrar lo. por tanto, el principio de la libertad ele cátedra no es "forma sin con-
Por lo que mira a la idea de autonomía universitaria, es obvio que tenido", como lo declaran los sofistas tendenciosos y vergonzantes, sino
la esencia de la autonomía estriba en no recibir la Jey de otra parte, forma y contenido; forma por lo que mira a la libertad y contenido por
sino en dársela a sí misma, a causa del propio principio soberano. lo lo que respecta a la cátedra. Sólo serán cátedras sin contenido las que
único que como cortapisa puede admitirse, es la forma de la autonomía sirvan los profesores ineptos; y aun ésras mismas tendrán contenido,
declarada por la Ley. Pero el Estado ha proveído a la autonomía al sólo que deficiente, frustratorio de 1a finalidad aneja a la enseñanza.
crear, por designio y voluntad del legislador, el organismo de la Uni· Pero hay sujetos que sólo piensan en Jos "contenidos" y reniegan de
versidad como Persona Moral mi inris. las "formas". Ahora bien, lo informe (sin forma) en sí, es lo impen-
Se ve, por lo anterior, que la idea de Universidad autónoma no es sable. La materia, el contenido puro, sin forma, es el no-ser mismo, lo
la idea de la libertad de cátedra. Puede una universidad ser az1tónom.1 incognoscible en si, lo inexistente en persona. Por lo cual, en conclu-
y no preconizar el principio de la libertad de cátedra, porque ello no sión, afirmamos y comprobamos que libertad de cátedra es forrna y
implica contradicción; y, viceversa, pitede 1.na 1miversidad ser heteró- contenido, indisolttblemente ligados entre sí; forma por lo que respecta
noma y p1'econizar el principio de lct libertad de cátedra. a la libertad de la i1westigación y contenido por lo qtte concierne al
Como ejemplo de lo primero puede pensarse en las distintas univer- objeto de ella. Qt{,()derat demomtrandttm.
sidades confesionales. La Universidad Católica de Lovaina, no sostiene Lo últin10 de las tesis o fundamentos indeclinables se refiere a lo
el principio de !a libertad de cátedra y, es empero, como Universidad, económico. Lo económico no es sino un medio instrumental, pero
plenamente autónoma. La Universidad de Georgecown, en Washington, necesario. Quien quiere lograr un fin debe querer los medios para
160 ANTONIO CASO LA CULTITRA UNIVERSITARIA Y EL MATERIALISMO ... 161

alcanzarlo, si quiere con seriedad; y uoa Universidad Autónoma que 11110 de cuyos capítulos finales y fundamentales es lo que Scheler llama
preconiza el principio de la libercad de cátedra, si no posee los medios "l., Sociología del Saber".
económicos bastantes a la consecución de sus designios, sólo puede f.o hwnano es el mundo de los valores, cefiido en el círculo de la
ser un proyc:no por realizar, irrealizable siempre. Por canto: o se < :ullllra, y abierto de par en par a las inspiraciones del Infinito. Ahí
dispone ele los laboratorios, bibliotecas, dotaciones y emolumentos e II ese círculo mágico, tienen cabida las religiones y las filosofías,
suficientes, o se cae en perpetuo estado de incompetencia para lograr l.,s artes y las ciencias, la Economía y el Derecho, la técnica que
los fines mismos de la Instic□ción. 1·11~cíiaa aplicar y la práctica que ordena el vivir. Nada resulta ajeno
"la Nueva Universidad, cuyas líneas poco a poco van dibujándose .d humanista, al universitario: miiversitas studiorum.
en nuestro tiempo, tiende a ser -según lo declara el insigne maestro Sólo los ingenuos, que piensan en su ignorancia que con ellos se
espafiol don Francisco Giner- un microcosmos. Abraza toda clase de íorm6 el mundo y surgieron palpitantes de la nada las formas universales
enseñanza; es el más elevado instituto de investigación cooperativa dd saber, pueden ser osados a prodamar que la pedagogía universitaria
científica; prepara, no sólo para las diversas profesiones sociales, sino l'~tá por crearse o tenovarse por completo. Todo cuanto viene engen-
para la vida, en su infinita complejidad y riqueza. Estimula al par, dr,'indose en la Historia es continuidad y tradición. Todo es obra de
con la vocación al saber, la reflexión intelectual y la indagación de una causa, efecto de un pasado, instante de una evolución, episodio
la verdad en el conocimiento, el desarrollo de la energía corporal, el di: un drama incomparable: la marcha del Espíritu a través de los siglos
impulso de 1a voluntad, las costumbres puras, Ja alegría del vivir, y las generaciones.
el carácter moral, los guscos sanos, el culto del ideal, el sentido social, Pero tal ingenuidad imp-lica soberbia. Tal ignorancia dice suficiencia
práctico y discreto en la condL1cta." ridícula. ¿Cómo interrumpir, sacando de la nada el "nuevo saber" y
Las consideraciones anteriores prueban suficientemente que, todo la "nueva cultura"? ¿Cómo renegar de lo que informa el hálito mismo
cuanto pueda alegarse en su contra, no lo dicta la pura razón ni lo l reaclor? ¿Cómo hacer de un Newton o un Einstein valores absolutos,
sugiere la prudencia; s.ino el espíritu de sofistería ambiente, que tantos l'mancipados de la tradición cultural del género humano? , ..
males viene obrando en contra de los verdaderos intereses de .la rnltura Newton es el deudor de Kepler, el deudor de Galileo, el deudor
nacional. Pero como los óbices transitorios que se interponen en la ele Copérnico. Representa la síntesis, la hora de síntesis, después de
marcha de las sociedades humanas, lejos de triunfar definitivamente los siglos de análisis. Lo propio Einstein. Su genio es indiscutible, Sil
extinguiendo la acción, s6lo sirven de incentivo indudable al logro < rcación asombrosa, pero su tradición, indeclinable. Él mismo ha
de los altos destinos morales, creemos que la Universidad de México, escrito: "la teoría de la relatividad de Lorentz". Y no. Es de Einstein
si no claudica y se hunde, confundirá con su verdad y su nobleza a rnroo de Lorentz. Es la obra social, multánime, que con el Genio
"los sofistas de todas las túnicas", que a veces son osados a alegar sus se integra y por él se perfecciona y formula. Pero sin sociedad no
endebles argumentos en los escaños mismos del Claustro y aun desde hay cultura posible. Los valores se reflejan en la vida de las colectivi-
los propios sitiales del H. Consejo de la ilustre y maltrecha Institución. <lades humanas. De aquí la "sociología del saber", que dice Scbeler.
y contra esta sociología del saber se rebelan en su ingenuidad y
V. PEDAGOGÍA UNIVERSITARIA soberbia, quienes hacen de su propia ignorancia un fiat mágico. No,
el mundo no se hizo ayer. Y todo se conjuga en la Naturaleza como
Amicus PJato, Sed Magis A.mica V eritas
en la Historia; "todo conspira", como dijo, gallardamente, Leibniz.
Nada de cuanto concierne al hombre puede ser ajeno al humanista, Cuando se asiste a la Universidad según algunos, se pierde la perso-
como ensefró a las gentes un célebre verso de Terencio. Porque en nalidad, el poder creador, ]a ingenuidad inventora, para sumarse a la
el mundo, al decir de Sir William Hamilton, "sólo es grande el ser tradición escolástica, a la deformación colectiva, a la impersonalidad
humano, y en el ser humano sólo es grande el espíritu". de aquel ambiente pedagógico.
La Pedagogía universitaria no está por hacer; es un campo explorado ¡Qué absurdo! . . . Lo que se pier,de, esto sí sin ~emedio, es la
y científico, que se basa, como lo ha comprobado don Francisco Giner personalidad ignorante; lo que se adqmere es la personalidad culta. ¿No
de los Ríos, en las conclusiones de la ciencia social contemporánea, os parece benéfico el cambio?, ..
162 ANTONIO CASO LA CULTURA UNIVERSITARIA Y EL MATERIALISMO··· 163

Pero el error más nefasto es el que hace pensar que puede haber moderna: "La nueva Universidad dirige hacia un tipo de vida cada
cultura sin cimas culturales y buenas escuelas técnicas sin Universidades vez más completo, no el adiestramiento cerrado de una minoría
idóneas. La técnica es lo derivado y la ciencia lo fundamental. Como presumida, estrecha y gobernante, sino una educadón abi~rta .ª rod~s
sigue al principio la consecuencia y el corolario al axioma. la cultura los horizontes del espíritu, que llegue a todas las clases e 1rrad1e hacia
es, por su forma, piramidal, no esférica. La pirámide eleva cada vez todos lados su acción vital, no sólo de conocimiento, y no djgamos de
más su ápice; es una antena de oro en donde se reflejan y conjugan mero. instrucción, sino de ennoblecimiento, de dignificación, de arte,
los "rayos cósmicos" y los pensamientos creadores. Técnica sin dencia de cultura y de goce. Esa Universidad, con la extensión popular, que le
es imposible; ciencia sin laboratorios, bibliotecas y universidades, es da por alumnos todas las edades y las clases, la coilonia rural y la urbana,
absurdo. la cantina, los bafios, el alpinismo, la audición musical, los jue~os Y
los dos prejuicios gemelos van contra la esencia de la pedagogía deportes, el periódico, el libro, la biblioteca circulante, las excursiones
universitaria: el prejuicio contra el trabajo manual, que caracterizó a al campo, a la granja, al museo, a la mina, al monum:nto, al taller,
las sociedades antiguas, y el prejuicio contra el trabajo inrelecrual,
que se produce en las modernas.
y tantas otras vías de infiltración, ahondand~ en_ la uni~ad dd ª1n:ª
nacional, difunda en buena hora por todos sus ambttos el piadoso auhe.o
los obreros intelectuales son, en el esfuerzo mutuo y recíproco de <le una sociedad y una vida cada vez más humanas."
la división del trabajo social, como sus hermanos los obreros manuales, Sí; "un¡t sociedad y una vida cada vez más humanas", esto es, más
absolutamente necesarios. Nunca el trabajo es sólo manual o sólo cultas. "En el mundo sólo es grande el hombre; en el hombre sólo
intelectual. La roano y la inteligencia no pueden ser enemigas. es grande el Espíritu." ¡He aquí una verdad que desbarata por anticipado
Un elemento la solidarjza; el útil; desde el cacharro hasta la tod~as las alegaciones frustráneas del materialismo histórico!
locomotora y desde el "equipo" basta el linotipo. El útil es la técnica, los universitarios mexicanos somos "amigos de Platón, pero más
intermedio entre la Ciencia y la acción; como la inteligencia es amigos de la Verdad". No vamos contra nadie;. nuestra e~se~ es
intermedia entre la necesidad sentida y la voluntad satisfecha. universal, como lo es nuestra Institución. La Politécmca y la U n1vers1dad
Imposible pretender suplantar, con Escuelas Politécnicas, Universidades no se excluyen. Sólo pueden ser enemigas sí pretenden suplantarse.
y Academias. La Academia fue lo primero y el Taller lo postrero: Cada órgano para cada función. Y el Estado, si es jusco, debe erigirse
"Saber para prever; prever para obrar." ¡No hay remedio! ¿Por qué como Estado de C-ulrura, amigo de las Politécnicas, como nosotros de
empeñarse, malévolamente, en sembrar la enemistad y el desconcierto Platón; ¡pero más amigo de la Verdad!
donde la lógica y la historia, de consuno, sugieren la armonía del
¡En la insondable generosidad del pensamiento, todos los odios de
esfuerzo humano? ...
campanario se aniquilan!
Y, en todos estos debates inútiles, en toda esta obra política, en
todo este desconcierto público, con las pasiones desorbitadas y los odios
fomentados y difw1didos, y los ideales incongruos, y las luchas estériles, Ví. PEDAGOGÍA PO!.ITÉCNICA
una verdad evidente se revela, gue en vano pretenderían ocultar, con
su encono antipatriótico, tirios y troyanos: México pierde et tiempo, Amicm Anti-Plato, sed Magis Amica V eritas
México discute y desacata tos valores st?premos de la etdtura. Por esto
va a ser vencida la Nación, frente a orcos pueblos más felices, que "Si <lcjáis obrar a los cspeciafotas por
piensan y obran, crean y educan, saben y aman. la Universidad y la una parte, y a los políticos por otra, pronto
habrán cortado bs raí ces del :írbol de la
Politécnica no pueden reñir, porque ambas son Cultura, culrnra orgánica Cfrncia, para recoger sólo los frutos que
y humana. Y el Estado tiene el deber de ser universitario y politécnico, inmediatamente pueden ser consumjdos."
intelecmal y práctico, activo y sabio. El tiempo que las naciones A. Fouilléc
malgastan, a la postre se convierte en humillación para todos.
Por esto dice don Francisco Giner de los Ríos, el gran místico laico Una vez Faraón, gran protector de los sabios del Museo de Alejandría,
que, con Unamuno, fue el autor intelectual y moral de la España departiendo con alguno de los más ilustres ge6mecras sobre asuntos
164 ANTONIO CASO LA CULTURA UNIVERSITARIA Y EL MATERIALISMO ... 165

<le geometría, después de haber recibido del matemácico explicación 1111 1110s utilísimos en el desarrollo de la industria y de la técnica!

circunstanciada y exacta sobre las demostraciones de los teoremas y t>nr ejemplo: el descubrimiento del electromagnetismo por Oerstecl,
la resolución de los problemas geométricos, impaciente por llegar cuanto ,\mp&re, Arago, etcétera, se convierte, poco después, en la invención
antes al resultado· apetecido, sin tener que valerse de las largas cadenas .11 J,1 dínamo; y esta invención ha hecho posible, en gran parte, la
de razones de la prueba geométrica, dijo a su insigne interlocutor: 111dusrriamoderna. ¿Qué sería de las grandes fábricas sin el electroimán?
"Debe existir en Matemáticas una vía más expedita y fácil para que '>111el célebre y primordial experimento de Galvani, ¿cómo se habría
la sigan los reyes." Y el interlocutor repuso•: "Majestad: en Matemáticas v1wlto "doméstica" la electricidad?
los reyes tienen que seguir la marcha de todo el mundo; no hay ruta Por ende, hay que buscar en el fondo de toda renovaci6n industrial,
regia para los monarcas en la ciencia demostrada." 11 obra científica pura. La técnica es la consecuencia, la Ciencia es el
La anécdota viene de perlas hoy, pero no tratándose de reyes; porque la 111rndpio; la industria es el corolario, la investigaci6n el axioma. ¡Amic1ts

majestad que ha substituido en nuestro tiempo a los monarcas es el luti·Plato, sed magis a-mica ventas! O como se dice, gallardamente,
pueblo o, como suele decirse con tanta frecuencia: "las masas". Pues 1 11 castellano: "lo valiente no qnira lo cortés". La valeo:tía de la Industria

bien, no hay ruta regia para reyes ni para masas. La Ciencia no puede 1· de: la Técnica no debe postergar la suprema cortesía de la Ciencia y
ser demostrada sino por el orden de las fundamentaciones que estudia 1.1... Humanidades. "Esto habría que hacer y aquello no dejar", según
la lógica. Y Faraón, como el pueblo y las masas faraónicas, tienen , xpnne el Evangelio.
que seguir el ordenamiento riguroso de las fundamentaciones geométricas Creadas las Politécnicas opulentas junto a la Universidad exánime,
o no sabrán nunca geometría. ¡Dura !ex! , 1 resultado será una pura práctica superficial y retróactiva, sin arraigo

Esto significa que es absolutamente imposible empeñarse en el absUido w<'irico.Una sobrepoblación de literatos y poetas es 1.m puro absurdo
problema de construir "la ciencia popular". La Ciencia, especialmente dt· pueblos neurasténicos; pero una masa tecnificada, sin Institutos de
la ciencia matemática, permanecerá siempre ajena a las personas no , ultura superior en la Nación, es sólo la barbarie tecnificada ... Y
preparadas. El binomio de Newton es ininteligible sin el conocimiento l.1 barbarie debe excluirse siempre, ¡tecnificada o no!
de la teoría de las combinaciones que con "m" letras pueden hacerse, Si las profesiones liberales no cumplen con su cometido social de
romándolas sucesivamente de una en una, de dos en dos, de tres en 1·laborar las ideas de la colectividad; sino que, lejos de ello, son no
tres, etcétera. Y quien ignore la teoría de las combinaciones, jamás 111{1sno. lastre para la realización de la vida de todos; si los abogados
entenderá el problema de los coeficientes en la fórmula célebre de ~e producen, al por mayor, y cada uno representa escaso contingente
Newton. En cambio, quien sepa la teoría implícita, fácilmente com- de moralidad, ciencia y cultura; si los médicos congestionan las grandes
prenderá la expresión newtoniana, ¡no hay camino regio para "masas" 1 iudades en que ofrecen sus inútiles servi.cios, y rehúsan prestar su

en Algebra, como no había practicable una ruta privativa de Faraón, en 1 ontingente de trabajo en el campo o los pueblos pequeños, en donde

Geometría! ... la Ciencia es. el esfuerzo orgánico de demosrració-n y obtendrían pingües utilidades; si los ingenieros no se encuentran al
fundamentación, que obedece a una teoría inexcepciooable: la Lógica. frente de empresas industriales o agrícolas, sino que llenan las oficinas
Por tamo, el prejuicio contra la "ciencia pura", contra la Academia públicas en detrimento del propio prestigio profesional, no es de extrañar
y la Universidad, es tan absurdo, al menos, como su gemelo: el prejuicio que las clases trabajadoras rehúsen su acatamiento a los profesores
contra el "trabajo manual", que antes prevaleció, nombrando a ciertas liberales, indignos de su cometido social.
faenas humanas "serviles" y a otras actividades "liberales". Todo trabajo Un pueblo de trabajadores intelectuales deficientes tiene que ser un
se produce en torno a la finalidad suprema: la Cultura. pueblo de mendigos,. Pero, ¿cómo una Universidad sin recursos ni
Sin técnicos industriales los pueblos decaen y se tornan esclavos de capital podrá crear de su seno representantes idóneos de la cultura que
otros pueblas más capacitados; pero sin la sistemática enseñanza de la imparte o debería impartir? ¿Qué razón o justicia suficiente hay para
Ciencia pura, del saber por el saber mismo, toda industria y toda negar a la Universidad un subsidio decoroso por patee del Estado?
técnica son obra de vanidad, de ilusión o de rutina. ¡Cuántos descu- Según algunos filósofos contemporáneos, lo característico humano
brimientos puramente teóricos, a los que no se encuentra desde luego estribaría en ser el hombre un obrero, homo fabe-r. El bonzo /rtbar,
aplicación práctica, son más tarde el fundamento de máquinas e instru- el animal obrero, modela constantemente las condiciones de la industria
166 ANTONIO CASO LA CULTURA UNIVERSITARIA Y EL MATERIALISMO ... 167
colectiva y realiza, de esta suerte, la transformación concomitante de
la sociedad. En tanto que los mexicanos nos consagremos de preferencia VII. LA CIENCIA Y LA TÉCNICA
a la política y la guerra, nuestro país adolecerá de sus males sempiternos.
La poHtica, la guerra y el ocio han sido siempre las ocupaciones "Sólo partiendo del alma puede descu-
brirse la significación de la técnica."
predilectas de los mexicanos. Esto fue posible en las naciones de la
historia antigua, dominadas por el prejuicio contra la técnica, contra Oswald Spengler
el trabajo manual, que se llamó "servil"; porque aquellos pueblos
subsistían sobre masas de miserables esclavos privados y públicos. Hoy Uno de los mejores argumentos con respecto al problema de las
la esclavitud es imposible. Los obreros y los campeinos no qztieren relaciones que median entre la Ciencia y la Técnica lo proporciona la
ser esclavos, no p11edenya serlo. Como se ha modificado, radicalmente, teoría del gran lógico contemporáneo Edmundo Husserl. Quien entiende
la composición social de las naciones, la guerra y la política se determinan con claridad esta teoría, sabe a punto fi.jo las relaciones indeclinables
por la ciencia, la industria, la agricultura y el comercio. De este modo, que derivan de fundarse toda técnica, toda norma, sobre la Ciencia pura.
el intelectualismo y el materialismo hisrórico resultan dos aspectos, De modo que, sin ciencia pura, sin Academia, sin Universidad, no
íntimamente enlazados y conexos, de la verdad social. puede haber Institutos tecnológicos.
":& fácil ver -dice Husserl- gue toda disciplina normativa, y a
El hombre, hemos dicho antes, es un fabricante. ¿Por qué fabrica?
fortiori toda disciplina práctica, supone como fundamento una o varias
Por remediar sus necesidades. la industria estriba, precisamente, en este
disciplinas teoréticas, en el sentido de poseer un contenido teorético
afán. Sin buenas escuelas técnicas, la industria nacional será siempre
deficiente. Pero la industria se basa en la ciencia: y sin buenas Univer- independiente de toda normación, el cual tendrá su sede natural en
alguna o algunas ciencias teoréticas, ya constituidas o todavía por cons-
sidades, no se podrá jamás realizar el funcionamiento armonioso de
tituir" (Investigaciones lógicas, p. 63 de la versión española de Morente
las actividades indumiales. ¡Siempre seremos un organismo social de defi-
y Gaos).
ciente cultura, que tenga la mente y el sensorio fuera de la misma
nación! ¡Siempre nos darán otros pueblos la verdad que tendremos gue A toda verdad científica, sea ella cual fuere, puede agregarse la
aplicar y la norma técnica que habremos de seguir! idea de normación; y resulta entonces, merced a este agregado, normativa;
pero una cosa es la norma que resulta de swnar a la verdad la idea
"Importa sobre todo -dice Alfred Fouillée-- que el espíritu de
de normación, y otra la verdad misma, que en s( no es normativa. Por
la especulación desinteresada subsista en la Ciencia. En el fondo, este
tanto, la cultura de un pueblo reclama, a la vez que estudios de ciencia
espírini es el filosófico. Todos los grandes sabios fueron verdaderos reorética, conocimientos de ciencia aplicada a la acción.
filósofos llenos de universalidad, entusiasmados con las grandes concep-
Por ejemplo: es una verdad geométrica que el cuadrado construido
ciones del Universo. Si dejáis obrar a los especialistas, por una parte,
sobre la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados construidos sobre
y a los políticos por otra, pronto habrán cortado las raíces del árbol
los catetos. Véase, entonces, cómo este teorema ge,ométrico es en absoluto
de Ja Ciencia, para recoger sólo los frutos que inmediatamente pueden
independiente de toda idea de norma, de todo principo técnico. No
ser consumidos."
enseña a. hacer nada. Expone, simplemente, u.na propiedad caracte-
De modo que, eu conclusión, como lo pensó el ilustre fund'1dor de rística del triángulo.
la Universidad de México, hemos de "mexicanizar la ciencia y naciona- Agreguemos ahora "la idea de normación", como dice Husserl, al
lizar el saber". Para ello, dotemos con igual largueza, con la misma teorema de que tratamos, y obtendremos, en consecuencia: para formar
predilección, a los cultivadores de la ciencia pura y a los técnicos que el cuadrado de la hipotenusa, súmense los cuadrados de los catetos;
la aplican. la Universidad y la Politécnica nacieron juntas en la obra o bien: los cuadrados de los catetos son equivalentes al cuadrado cons-
de la humanidad, y juntas prosperarán o decaerán: porque se ligan truido sobre la hipotenusa. Oaro se ve cómo todo principio teorético
en los términos de irrefragable silogismo, como las dos premisas peda- puede engendrar de sí una fórmula técnica.
gógicas insubstituibles de la conclusión civilizadora y única. El homo y como lo que se dice del teorema citado se puede decir de toda
faber presupone al homo sapiens. verdad teorética, toda verdad teorética es capaz de enunciarse como regla
168 ANTONIO CASO LA CULTURA UNIVERSITARIA Y EL MATERIALISMO ... 169
de acción. Por esto, las técnicas de calcular y de trazar, se han basado Abandonemos el innoble prejuicio contra la ciencia pura, como indigno
sobre el Algcbra y Ja Geometría, desde la antigüedad. 1)bscáculo para la marcha de la civilización. No pretendamos romper
Una Escuela técnica de matemáticas tiene, con forzosidad, que erigirse la augusta armonía del alma humana, que se desarrolla en la historia,
sobre el conocimiento científico puro. Una escuela técnica de mecánica t'l\~endrando de sí ese maravilloso y constante florecimiento del saber
resufra, asimismo, inconcebible sin la teoría mecánica pura. Lo propio rn el obrar, del conocer en el edificar, del filosofar en el vivir. Nada
por lo que mira o concierne a las técnicas derivadas de la física y pnede disociar la síntesis de la Universidad y la Politécnica. ¿Quere-
Ja química, de la fisiología y las cíencias naturales. Por esro, tambi~n, mos una Politécnica idónea? Es que ambicionamos, eo ipso, una Uni-
los orandes pueblos cultos que elaboran la ciencia pura, son las propras versidad ilustre. Ambos términos correlativos se implican mutuamente.
nacfmcs que ruardian a la vanguardia de los progresos técnicos. Agregar Y no p1"etendamos pautar, modelar por anticipado el generoso e impre-
la .idea de nonnación a un principio es relativamente fácil y secundario. visible movimiento del investigador. Dejémosle abandonado a los recur-
Lo importante es descubrirlo. Ya después vendrán, lógicamente, las sos de su investigación; responsabble anee su problema. ÉL hallará,
aplicaciones prácticas. ~in duda, el camino. Petulancia sería mostrárselo. L1. misma secuela de
El gran Pasteur, uno de los más luminosos investigadores de la su actividad Jo pone en presencia del canon que debe seguir.
historia de la Ciencia, al discutir, experimentalmente, el problema de No es dable definir a pri0t'i la actividad genial, que está tramada
la oeneración espontánea, pudo dar la base de admirables procedimientos de inauditos episodios, de asociaciones magnificas de ideas personalísimas.
téc~cos, que la Medicina ha elaborado y reelaborado, sin término. Ya se producirán a posteriori las normas y los cánones. La ciencia
El problema a debate consistía en averiguar si es admisible la espontánea funda y la técnica realiza. La ciencia crea y el arte aplica. Todo se
generación de la Vida. Los experimentos ele Pasteur probaron que lo Jiga, todo se sostiene, recíprocamente. Nadie aceptará el triste papel
que se tomaba como vicia "espontáneamente creada" no era sino vida de mostrarse intruso en el propio relicario de la intimidad científica.
ya "preexistente". Los gérmenes preexistían. De aquí que después se Dudar puede ser más útil, infinitamente más, que definir por antici-
desarrollaran en condiciones adecuadas. pado, en un precepto muerto, el generoso ímpetu del espíritu anhelante
Pero este debate teórico provoc6 en seguida, incalculable trascen- de saber.
dencia de múltiples y generosos descubrimientos técnicos. El mismo "Para comprender la esencia de la técnica -dice Oswald Speugler-
gran investigador francés pudo curar la rabia por medio de su extra- no debe partirse de Ja técnica maguiuista y menos aún de la idea
ordinario descubrimiento. Entonces el mundo se conmovió de asombro engañosa de que la construcción de máquinas y herramientas sea el fin
y fue posible instalar el "Instituto Pasteur", academia y laboratorio, de la técnica. En realidad, la técnica es antiquísima. No es una parti-
teoría y acción, ciencia y técnica de curar. ¡Tal es el maravilloso efecto cularidad histórica, sino algo enormemente universal. Trasciende del
de agregar "la idea de normación", que dice Husserl, a los principios de hombre y penetra en la vida de los animales, de todos los animales.
la ciencia pura! Al cipo de vida que represenra el animal, a diferencia del que representa
¿Quién iba a pensar en los efectos subsiguientes a una especulación la planta, corresponde la libre movilidad en el espacio, el relativo arbi-
doctrinal sobre la generación espontánea? ¿Quién habría podido prever trio e independencia respeao de tocio el resto de la naturaleza y, por
que del debate sobre una cuestión teorétíca iba a brotar para la hmna- tanto, la necesidad de afirmar frente a ésra, de dar a la e:<cisrenciapropia
nidad tal cúmulo de beneficios' ¿Cómo lo que se dirigía a la diso.1Sión una especie de sentido, de contenido y superioridad. S6lo partiendo del
metafísica de la generación de la Vida, pudo resolverse en admirables alma puede descubrirse la significación de la técnica."
técnicas de curar? Si así es la verdad, ¿cómo vamos a caer perplejos de admiración
Lo cual prueba que no pueden Ja ciencia y la técnica divorciarse ante la pura exterioridad de maquinarias y herramientas:> Estas máquinas
entre sí. Como no pueden separarse la Inteligencia que conoce y la se refieren a un alma. Estas herramientas confiesan un espíritu. Hay
Voluntad que quiere. Ya lo dijo Bacon, desde el Renacimiento: "El <{Uebuscar, como dijo el economista, "eras de lo que se ve lo que no
hombre, servidor e intérprete de la Naturaleza, sólo la gobierna en se ve". Y esto último, es el alma de la cultura moderna. En el fondo
cuanto que la entiende. Porque quien no conoce la causa no puede de todo el industrialismo están la voluntad y el pensamiento de nuestro
producir el efecto." momento histórico. Por ende, si la técnica dice inteligencia y conciencia,
170 ANTONIO CASO LA CULTURA UNIVERSITARIA Y EL MATERIALISMO ... 171
la Politécnica debe también confesarlo. Implica la institución universi- Facultad de Filosofía y letras, as( como en el auge que se dé a la Facul-
taria, símbolo de la ciencia pura. la Sorbona, Oxford, Berlín, Harvard, tad de Ciencias.
poseen el secreto del desarrollo técnico de las más grandes naciones. Si la Facultad de Fi,losofía se modifica, subsiste la Universidad; pero
Es el mismo genio universal el que instaura el valor de la cátedra si la Facultad se corrompe o aniquila, con ella se anonada la Univer-
autónoma y la significación de la industria moderna. sidad. Constituye su esencia.
Por otra parte, ¿quién de los hombres que hablamos español, aquí En la Edad Media, las Universidades de París y de Oxford fueron
en Amcirica o en Europa, no recuerda que un profesor de humanidades Ja sede del pensamiento filosófico, como BoJonia y Montpellier, los
de la Universidad de Salamanca, don Miguel de Unamuno, derribó emporios de la Jurisprudencia y la Medicina. En los tiempos modernos,
"el trono secular de Recaredo"; y otro místico laico, don Francisco la Facultad esencial hubo de dividirse, al fin, en Facultad de Filosofía,
Giner de los Ríos, cultivador de las técnicas de la Ciencia de la Educa- Historia y letras, y Facultad de Ciencias.
ción, formó en las aulas de la "Instit1.1ción Libre de Enseñanza", el la ciencia moderna es una de las "humanidades" que, por su gran
selecto grupo de maestros de la República Española? desarrollo e importancia notoria, implica la autonomía correlativa de
su órgano adecuado. Por este desenvolvimiento del saber científico ha
VIII. LA ESENCIA DEL ESTATUTO UNIVERSITARJO
sido menester la creación de una Facultad de Ciencias, cuya instauración
dice claramente la importancia de las disciplinas científicas y la consi-
deración eminente que hoy día se les tiene en todos los sectores de la
"La U,úvcrsidad es cosa enteramente dis-
cultura humana.
tinta de ttna simple yuxtaposición de las
facultades y Escuelas que la componen. Por tanto, la Facultad de Filosofía, junto con la de Ciencias, forma
Es un todo natural. De la misma manera el núcleo de las actividades docentes en toda Universidad verdadera-
que la ciencia es una, a pesar de la diver- mente digna de este nombre.
sidad de las ciencias particulares, existe
en las escudas en que se enseñan las dife- Integradas ambas y situadas en su puesto de honor, como síntesis
rentes ciencias humanas, unidad de aspi- del esfuerzo académico, las otras Facultades tradicionales: de Derecho
raciones y solidaridad de intereses. Esta y Medicina, realizan el complemento orgánico de la Universidad. Como,
unidaiei y cst" solidaridad son las que
según nuestras tradiciones, la Escuela de Ingenieros ba correspondido
expresa la Universidad. Posee, pues, una
fonci6n propia, diversa de las que incum- siempre a Ia cultura superior de México, nada más equitativo que referir
ben a las escuelas de que se componen ... esta escuela, de rancio e ilustre abolengo ( que ya en su siglo el Barón
Se considera que, en principio, el papel de Humboldt ensalzó), a la Facultad de Ciencias.
fundamental de la Universidad es más
lo que no parece aceptable, en el Estatuto de la Universidad vigente
bien la cultura desinteresada de la ciencia
que la investigación de sus consecuencias hasta estos últimos días, es Ia inclusión, en el seno de la Facultad de
prácticas." Filosofía, del grupo de escuelas que tienen por misión propia el cultivo
É11iileDu,-khe.im de las Bellas Artes.
Debería contar la Universidad de México con un Instituto de Arte
Durante el rectorado de don Manuel Gómez Morín, se cuidó de
ya que forman parte integrante de la corporación la prestigiosa y bene~
redactar un Estatuto universitario, que todos pensamos sería perdurable.
mérita Acade~ia de San Carlos, también de rancio y claro abolengo
No a causa de que tuviésemos viva simpatía intelectual hacia el régimen
como la de Mmas, así como la Escuela de Artes Plásticas y la de Música.
que entonces imperó, sino porque en tal Estatuto reflejóse la verdadera
Con estos tres organismos de cultura, podría formarse el Instituto de
esencia de la Institución universitaria. Los defectos de la Constitución
Artes o de Bellas Artes, dejando a la Facultad de Filosofía su nombre
académica fueron leves. Todo habría podido subsistir, si no sobrevienen,
tradicional, y no denominándola, por modo absurdo, "Facultad de Filo-
como siempre entre nosotros, los embates absurdos del desenfreno y
sofía y Bellas Artes".
la incomprensión.
la esencia de la vida universitaria estriba en el casticismo de la Al lado de las Facultades, el Estatuto señala con toda claridad el
172 ANTONIO CASO LA CULTURA UNIVERSITAlUA Y EL MATERIALISMO ..• 11.)

funcionamiento de los Institutos para la investigación, cuya vida es tan la Universidad de México no puede por sí sola efectuar la p:i.Ji11~,·1w~i11
esencial al desarrollo de la cultura universitaria. mexicana. No podemos ofrecer la redención universal de nuestros ( on
Como se ve, nada está por crear dentro de la vieja organización. ciudadanos, ni desbaratar por obra de nosotros mismos, cuantos óbkcs
Hoy se nos presenta un nuevo Plan, un nuevo sistema. No entra- se oponen a la felicidad de la República.
remos en la discusión circunstanciada de sus capítulos e incisos, porque Sobre codo, no engañemos jamás. Digamos al Estado lo que lealmente
nos hallarnos persuadidos de la intrínseca bondad del régimen anterior. puede esperar de nosotros. Formemos una Universidad con universita-
No pensamos que un Estatuto que no pudo regir siquiera, deba modi- rios, esto es, con personas consagradas al estudio. La Universidad no
ficarse o abolirse, si no se da oportunidad, tiempo adecuado a su fuocio· es Iglesia, ni Sindicato, ni Cofradía. Posee un fin en sí misma: el
namiento, para poder de esta suerte aquilatar sus defectos y sus ventajas. incremento y difusión de la cultura humana.
Si no se actúa en esta forma y se obra por pasión, sin lograr poder La Familia, la Escuela, el Taller, el Estado y el Templo resumen
exhibir una sola razón bastante a abonar la nueva conducta que se Jas asociaciones de cultura superior. La Universidad no es el Estado,
pretende emprender, se p-rocederá sin tino ni sindéresis. ni la Familia, ni el Taller, ni el Templo; pero si ella desmedra, los
Toda Universidad ha de tender a la realización o consecución de dos otros organismos se deprimen y trastornan. No aceptemos todas las
fines: el incremento del saber y su difusión en el grado universitario. responsabilidades de la República, que ni nos toca ni nos compete tal
Pero, las necesidades contemporáneas .implican un nuevo propósito aceptación; sepamos cumplir, modestamente, con nuestro deber, como
eminente: la extensión universitaria. Si un organismo académico difun- aconsejó en Trafalgar, Nelson, a los marinos británicos ( esto es ya
de, en el orden que le compete, la cultura superior, colabora, en la profundamente difícil) ; y preparemos a las generaciones nuevas, para
medida de su esencia y posibilidades, a sn incremento y desarrollo y, que alcancen en la hora próxima de la virilidad, su galardón; para que
por fin, extiende la obra universitaria de modo que participen en el los jóvenes de hoy sean, mañana mismo, ciudadanos capaces, seres dignos
esfuerzo de la Casa de Estudios los individuos que no están capacitados, de merecer el nombre de hombres.
por obvias razones, para seguir los cursos académicos regulares. La U ni-
versidad cumple con los fines esenciales de su Instituto: crea la cultura,
la difunde y 1a "extiende".
Se ve por tanto c6mo no estriba el buen camino en idear nuevas
formas de organización universitaria que vengan a suplantar el orden
tradicional, probado ya en los episodios de la historia universal y la
obra conjunta de las generaciones. Por ventura no se trata de que noso-
tros creemos el mundo; no somos los dispensadores de las leyes huma-
nas ni los taumaturgos de la sociología de la cultura. Conformémonos
con nuestro humilde papel. Seamos discípulos respetuosos de venerables
corrientes del pensamiento humano, que vienen subsistiendo a través
de los siglos y que proceden de Atenas y Alejandría, de París y de
Oxford, de Salamanca y de Berlín.
Nuestra misión no exige que nos constituyamos en legisladores de
genio, capaces de renegar del pasado, paca instaurar sobre nuestra insig-
nificancia el porvenir. lo que necesitamos no es crear, cosa siempre
difícil, por no decir insólita o inaudita, sino ordenar, trabajar, sobre
todo trabajar, investigar y enseñar, haciendo de modo que los frutos
de nuestro trabajo, nuestra enseñanza y nuestra investigación, se derra-
men sobre las masas del pueblo, en la medida de nuestras posibilidades;
porque a lo imposible, como reza el proloquio, nadie está obligado; y
IV. LA DECLINACIÓN DE LA CULTURA
T. EL PROBLEMA DE LA DECLINACIÓN DE LA CULTURA

Según algunos pensadores, nos hallaríamos en eJ trance mismo de la


decadencia. Ésta es la opinión que sustenta Oswald Spengler. Según otros,
el progreso, que se creyó necesario, en el concepto de los filósofos del
siglo XIX, podría verse amagado seriamente por causas contraria.ntes de
orden político y militar. Es la tesis patrocinada por Meyerson. Según
la opinión de Branly, el hombre podría ser reducido a ta proscripción
tle la inteligencia, y retornaría al estado de hormiga sociable, pero per-
manecería extraño a todo progreso. Conforme a la opinión de Lothrop
Stoddard, "la rebeldía contra la civilización" obedece, sobre todo, a que
"el inferior sobrevive y se multiplica, porque se ha librado ya de los
efectos de la selección natural. La sociedad civilizada, en lugar de dis-
minuir por su base y crecer por la cima, se malogró en la cima, dila-
tándose por abajo. El resultado de este doble proceso fue, como es
natural, tan desastroso como inevitable. Falta de individuos superiores,
y saturada, en cambio, de estúpidos y degenerados, Ja raza no puede
soportar, durante mucho tiempo, su propia civilización".
Berdiaeff profetiza mia rmeva Edad Media, porque acertamos a vivir
en un estado comparable al de la caída del Imperio Romano y de la.
civilización antigua del siglo rn, "cuando sólo e1 Cristianismo salvó espi-
ritualmente al mundo de la ruina y descomposición definitivas". Por
último, Meyerson sostiene que "el aislamiento moral y el odio creciente
de los pueblos, así como el poder de los medios de destmcción, que
rápidamente aumenta", hacen posible la desaparición de gran parte del
inmenso capital acumulado por la cultura.
Como nos hallamos en presencia de individuos excepcionales, dotados
de profundos entendimientos y cumplida información en los diversos
órdenes del saber (sociólogos, antropólogos, físicos, filósofos y mora-
listas), el debate a propósito del problema adquiere las proporciones
más considerables que pudiera revestir. Además, el hecho mismo de
que no se trate, en esta vez, de intelectuales de una so,la especialidad,
sino que, la coincidencia de la posibilidad y aun la probabilidad de la
declinación de la Cultura, reúna sufragios de procedencia tan diversa,
debe hacer meditar a todo hombre pensador, celoso de la felicidad de
sus semejantes.
178 ANTONIO CASO LA DECLINACIÓN DE LA CULTURA 179

Al término del célebre libro sobre La Dedrtcción Relativista, el filó- como supremo florón de la diadema del espíritu humano. El año mil,
sofo francés estudia, en breves pero inolvidables reflexiones, la posibi- la cristiandad esperaba el apocalipsis de los tiempos. Se creía estar
lidad de que los medios de destrucci6n de que hoy dispone ]a humanidad próximo el desastre del mundo. ¿Cómo se salv6 la cultura humana de
<:ivilizada, urgidos por la acción del odio entre las naciones, den al aquel hundimiento inevitable? Es que, por ventura -reflexionamos
traste con el esfuerzo secular de Europa en pro de la realización de la nosotros- una institución hizo posible la continuidad del esfuerzo pro-
Cultura más ilustre de la Historia. gresivo de las gentes. Era menester que, en alguna comunidad de índole
Tres casos de destrucción violenta de una civilización se ofrecen a universal, se efectuara la síntesis del mundo antiguo expirante con las
nuesrro entendimiento. El primero y más antiguo de todos, tan antiguo nuevas formas vitales que aportaban las razas germánicas. Esta institu-
que apenas si podemos computar el número de siglos que del acaeci- ción, medieval por excelencia, fue la Iglesia. En ella se unieron las
miento nos separa, es el del fracaso de ]a cultura cuaternaria. J. de formas filosóficas del pensamiento griego --que constituyen el elemento
Morgan, en su Humanidad Prehút6rictt, asegura que, "con el fin de la universal de la cultura europea, la razón impersonal y suprema, el nus
industria magdaleniense, desaparecieron repentinamente las arces, sin anaxagórico y platónico- con las formas políticas y jurídicas romanas,
que podamos conocer las causas de este suceso. Pero, de todos modos, que los griegos habrían sido incapaces de constimir. Y a estos dos subli-
fue la desaparición del arte magdaleniense una indecible calamidad; mes elementos, la razón filosófica de Grecia y el Derecho Romano,
porque acaso el hombre, si el desastre no se hubiera cumplido en aque- pudo sumar, la suprema Institución Medieval, el espíritu del cristia-
llos siglos remotos, habría progresado rápidamente, y el hermoso periodo nismo. Sólo porque la Iglesia logró sintetizar la catolicidad helénica, la
del siglo de Pericles, habríase anticipado algunos miles de años". ¿Cuál razón universal, la filosofía de Platón y Aristóteles, con el elemento
fue la causa de la catástrofe? ¿Se habrá debido a razones de índole político romano y la acción de la moral evangélica, fue posible no
geológica, a cataclismos naturales, o bien las guerras y las invasiones sólo contener la barbarie invasora, sino hacerla servir a los fines de
habrán destruido el arte maravilloso de los individuos de la épc-ca la cultura europea.
magdalenicnse? "Si debiera producirse ( declara Meyerson con referencia a las catás-
El segundo desastre histórico es tan sorprendente, o más, que el de trofes medievales), algo semejante, aun cuando fuese de lejos, a estas
la gran cultura cuaternaria. Meyerson se refiere al fin de la civilización trágicas aventuras; si el pensamiento, que hemos visto acrecer constan-
egea. Hoy saben los historiadores que, en la isla de Creta, floreció una temente su imperio, durante una serie de siglos, debiese perder su vigor,
cultura estupenda, que construyó palacios magníficos, cuyas ruinas reve- ¿no bastaría este hecho para poner punto final al periodo de desarrollo
_fan un poder artístico tan grande como el de los cuaternarios, ensalzado de las ciencias matemáticas, que parece coincidir, precisamente, en la
por J. de Morgao. Esta cultura se extendió fuera de Creta, y se tradujo antigüedad como en los tiempos modernos, con el verdadero progreso
·en la elaboración crético-micénica, cuyo esplendor pregona, entre otros humano?"
testimonios, la célebre "Puerta de los I.eones", en Micenas. El primor Lo que queda comprobado, según el filósofo, es que el progreso no
que alcanzaron los egeos en la arquitectura, la decoración y el orna.to, es necesario, como lo pensaron los hombres del siglo XIX, que creyeron
no cede en importancia a los especímenes más célebres de Egipto o asegurado el auge de la cultura contra todas las condiciones negativas
Babilonia. Los mismos griegos de la época clásica, apunta Meyerson, que pudieran sobrevenir en el futuro. Al comprobar cómo las naciones
poseyeron recuerdos menos precisos relativamente a la civilización ere- se arman entre sí y se detestan con .indudable cordialidad, ahora precisa-
.tense, que los que la Iidad Media nos ha legado con relación a la cul- mente, que tienen acumulados elementos de destrucción incomparables,
,tura clásica. He aquí un ejemplo de cómo puede perecer una civilización es posible pensar en el desastre de l.a civilización o, al menos, como
,Por muerte violenta. . . ¿Reservará el porvenir próximo, tan trágico dice Berdiaeff, en la inminencia de "una nueva Edad Media".
fin, a la Cultura de que hoy se ufana y alardea Europa? En suma, la inducción que practica Meyerson se refiere a los ejemplos
Pero, la ilustración más notoria e inolvidable de todas, es la propia de la Prehistoria y de la Historia, que nos permiten asistir a la muerte
Edad Media. La invasión de los pueblos bárbaros, durante los primeros violenta de civilizaciones como la magdaleniense o ]a cretense, como
siglos de la Edad Media, ofuscó el desarrollo de la Civilización; pareció la de la cultura clásica, que estuvo a punto de consumarse con la invasión
dar al traste con todo cuanto el genio greco-latino había elaborado de los bárbaros. Se dirá que estos ejemplos no pueden equipararse al
LA DECLINACIÓN DE LA CULTURA 181
180 ANTONIO. CASO

caso de Ja civilización europea; porque ellos se contraen a parciales ~upuesto que recurre, para formularse, a la razón humana, imparcial
desastres y no a la catástrofe ecuménica que significaría el fin de <:laboradora de leyes y sistemas.
Europa. Pero, en cambio, puede alegarse ( ya que la guerra de las Spengler, según él mismo lo advierte, en las primeras paginas de
naciones hizo temer en su reiteración apocalíptica, por una parte); y, su célebre libro, ha hecho su divisa del pensamiento de Goethe: "la
por otra, dado el estado actual de las potencias, cada vez menos pro- divinidad es activa en lo viviente y no en lo muerto". Esto es, el
picio a la paz universal, que jamás los elememos de destrucción de mundo que la razón ausculta, es el objeto, ya elaborado, ya hecho
cp.ie dispusieron los hombres de otras edades, pueden compararse a los (lortt fait, como dice Bergson); en cambio, la realidad que 1a intuición
formidables acumulados por la cultura contemporánea. arisba es algo en vía de formarse, algo no cristalizado, no sólido, no
Sería, en el caso infausto de acaecer, el suceso más contradicrorio definido, sino por definir en su fluidez caracteristica ( el mundo en
de los · tiempos. ¡La cultura negada por sus propias "creaciones de !rain de se faire, según la otra expresión propia del bergsonismo).
valores"; la técnica aniquilando a la inteligencia, y la industria apagando Spengler, en los diversos episodios del desarrollo de una cultura,
el luminar de la ciencia! Esto es, como diría un hegeliano: la dialéc.,ica pretende inquirir intuitivamente, el secreto de este fluir esencial y
de la Historia "periclitando" las formas de la Hisroria ... t'Sencialmence creador. Debajo del fenómeno, soslaya el sino; en el
íondo de la evolución social, desentraña con su genio, el sentido mismo
<lel desarrollo orgánico. Ahí la divinidad es activa, según la palabra
U. J.A FUERZA DEL SINO CULTURAL LleGoethe. Civilizaciones que pasan en la historia, pueblos que aparecen
y desaparecen, guerras, revoluciones, legislaciones, arces, ciencias y
Nuestro riempo, que a tantas resurrecciones asiste, que tantas insti- Estados, no son lo esencial ni lo primordial. Lo primordial es el si1w,
tuciones, antes indiscutibles, contempla en plena decadencia ( como la la interna ley del desarrollo. Ahí obra Dios.
democracia parlamentaria), ha visto renacer el tipo del "profeta". Esro
NietzSche proporciona al profeta la diferenciación entre Cultura y
es, el del hombre inspirado que presiente y define el porvenir, que
Civilización. Cultura es creación de valores, civilizaci:én, difusión de lo
hace señas al futuro, desde su conciencia de taumaturgo. Ser de intuición,
creado. La cultura inventa y la civilización difunde. Cultura es osadía;
cuya apoteosis emprende en su doctrina, pensador que subordina el
Civilización, in1itación y desarrollo. Cuando las culturas se tornan civili-
entendimiento a la fe. El profeta Oswald Spengler, autor de uno de
zaciones, cuando 1a obra creadora se vuelve repetición universal, es que
los libros más célebres del siglo, nos anuncia: no ya la declinación
llega ya su fin. Nuestro siglo es época de decadencia y civilizaciún, de
de la Cultura, sino "la decadencia de Occidente".
desarrollo r rutina, más bien que edad de invención y superación. El
Sólo que el profeta moderno, como Nícolás Berdiaeff o el propio hombre no ha sido capaz de elaborar, en el curso de su historia, sino
Spengler, no es, como Ezequiel o Isaías, un solitario magnífico que unas cuantas culturas. Todas ellas tienen su edad primaveral, su verano
toma sus propias visiones apocalípticas como cosas viseas en realidad,
de madurez, su otoño de declinación y su invierno de decadencia. Éste
sino un profundo erudito, nutrido en el conocimiento de las humani-
es el ciclo fatal impuesto por el sino. Nacer, crecer, difundirse y morir.
dades y las ciencias, que intuye el ciclo del desarrollo de las sociedades
El siglo XIX y el xx son declinaciones de la cultura moderna. Y a otoña;
como si fo.eran éstas organismos; y, por comparación sistemática y
dentro de poco, el invierno de la decadencia será precursor de la muerte.
equiparación circunstanciada con civilizaciones ya periclitadas en la
historia, adivina sagazmente que nuestro tiempo es precursor de la decli- En el fondo de la concepción spengleriana, llena de grandiosidad, e
inspirada inconcusamente en Goethe, Nietzsche y Bergson, hay un
nacíón cultural irremediable.
naturalismo inadmisible, un organicismo. Spengler asimila por completo
Hoy la profecía resulta de elaborar, en un sistema de intuición, a organismos vivientes las culutras, no ya las simples sociedades o
enormes contingentes de hechos. Antes, el varón profético, exponía,
naciones, como lo hicieron Comte y Spencer.
en un estilo aforístico, las iluminaciones repentinas de su conciencia.
Hoy no es así. La inspiración súmase al conocimiento racional y, de "Las culturas --declara- son organismos;una cultura nace cuando
este modo, la profecía, impregnada de ciencia, es quizá menos pura una alma grande despierta del estado primario y se desprende del
éomo elaboración estética y mística, pero más perturbadora y sintética, eterno infantilismo humano; cuando una forma surge de lo informe,
182 .ANTONIO CASO J.A DECLINACIÓN DE LA CULTURA 183

cuando algo limitado y efímero emerge de lo ilimitado y perdurable; que la fuerza de su sino la condena al desastre, porque está agotando
florece entonces sobre el suelo de una comarca a la cual permanece sus posibilidades de acción y desarrollo. Ambos coinciden en una afir-
adherida como una planta. Una cultura muere cuando esa alma ha mación peyorativa. Ambos temen el término.
desarrollado la suma de sus posibilidades en lenguas, dogmas, artes, Para Lothrop Stoddard, no se trata de sinos ni de catástrofes violenras,
Estados, ciencias, y torna a swnergirse en la espiritualidad primitiva. provocadas por la acumulación insólita de medios de destrucción acumu-
Cuando el término ha sido alcanzado, cuando la idea, la muchedumbre lados por la técnica inspirada en la ciencia; sino de la degeneración
de posibilidades interiores se ha desarrollado exteriormente, entonces, de producida por el mestizaje, que va desarrollando la multiplicación del
pronto, 1a cultura se anquilosa y muere; su sangre se cuaja, sus fuerzas inferior y evitando la entonación de la cultura, debida a la cualidad
se agotan; es decir, se transforma en civilización. Esto es lo que de los hombres superiores. Nuestra civilización contemporánea, se
sentimos y comprendemos en las palabras egipticismo, bizantinismo, explicaría por un quatum progresivo y no por un quale, más bien
mandarinismo. Y el cadáver gigantesco, tronco reseco y sin savia, puede o posiblemente, regresivo. El nfunero, al multiplicarse sin cortapisa,
permanecer en el bosque siglos y siglos, alzando sus ramas muertas al rrae consigo, en la civilización occidental, la carencia de superioridades
cielo." intelectuales y morales. la "decadencia de occidente" es, pues, un fenómeno
Y agrega el profeta, profundamente convencido de su dogma: "Tal racial, etnográfico. A la meditación de las tesis que propugna Stoddard
es el caso de China, de la India, del Islam. Este es el sentido de consagraremos nuestras próximas reflexiones.
rodas las decadencias de la Historia, cumplimiento interior y exterior,
acabamiento que inevitablemente sobreviene a toda culrnra viva. la JII. LA MORFOLOGÍA DE LA HISTORIA UNIVERSAL
de más limpios contornos se halla a nuestros ojos: es la decadencia de
Ja antigüedad." Es decir, para Spengler, no hay un progreso constante; la afirmación de "la decadencia de Occidente", obtenida como con·
sino que cada gran cultura de las elaboradas por la humanidad es clusión del libro de Spengler, es fruto de un método de interpretación
como una planta arraigada en su suelo, que medra y luego muere. de la Historia, cuyos fundamentos quedaron expuestos al tratar de la
El fin de cada cultura es inmanente. Europa está en el trance de fuerza del sino cultural. El método mismo y la concepción se implican
la decadencia. Ha dado ya 1a mayor parte de sus preciados frutos. El dentro del pensamiento de una morfología de los desarrollos humanos.
Imperialismo, el socialismo, etcétera, matean el crepúsculo vespertino Digamos lo que entiende Spengler por "morfología" de la Histeria:
de la civilización occidental. Todavía tardará ésta en morir largos siglos, "Todas las maneras de concebir el mundo pueden, en última instancia,
porque un siglo es apenas un corto lapso de tiempo en la vida de designarse con la palabra morfología. la morfología de lo mecánico,
una cultura. Pero ya las posibilidades de Occidente se agotan. Ya la de lo extenso, 1~ ciencia que descubre y ordena las ciencias naturales
muerte se inicia. Nuestra cultura lo es de decadencia. los grandes y los nexos causales, se llama sistemática. La morfología de lo orgánico,
ingenios contemporáneos en el arte, la ciencia y la filosofía, son genios de la historia y de la vida, de todo lo que posee dirección y sino, se
de decadencia. El profeta, al intuir et sino, sabe que está para alcanzarse llama fisiognómica."
et término. Cuájase la sangre, las fuerzas se agotan. En el porvenir Spengler está empeñado en lograr la físiognómica de la humanidad.
quedará el "tronco reseco y sin savia alzando sus ramas muertas al ¿Cómo procederá? Desde luego, es obvio que 1atarea no podrá realizarse
cielo". por un solo investigador. Por esto, el profeta de la decadencia de
Occidente rotula su libro Bosq1teiode 1ma Morfología de la Historia.
El naturalismo spengletiano, como las conclusiones de Meyerson,
la fisiognómica de la humanidad no podrá elaborarse de una sola vez,
a que nos referíamos en un capítulo anterior, son, pues, apocalípticas.
en un solo esfuerzo, sino que tendrá que efectuarse por la acumulación
Uno, desde el punto de vista de los ejemplos memorables de destrucción
de innumerables investigaciones. Empero, el bosquejo fundamental sí
cultural que significan el fin de la cultura crético-micénica y el de la puede lograrse. Es una obra que se distingue de las ciencias naturales
magdaleniense, haciendo mérito del inmenso poder de destrucción en que no trata de descubrir y ordenar leyes, ni relaciones de causa a
acumulado, por la civilización contemporánea, -creeposible su fin próximo: efecto ( esto es lo sistemático); sino de intuir la dirección y el sino
otro, intuyendo el desarrollo interno de la cultura occidental, piensa de la vida de la humanidad. "El historiador comprende y penetra los
184 ANTONIO CASO LA DECLINACIÓN DE I.A CULTURA 185

hombres y las cosas de un solo golpe, guiado por un sentimiento que esfuerzos espirituales, la fe en la omnipotencia del intelecto; ~1 culto
no se aprende, que elude te-da intervención premeditada, y goza de la de la Naturaleza y la religión racional. Y así como Platón y Anstóreles
plenitud de sí mjsmo en harto raros instantes. Descomponer, definir, crean los <>tandes"sistemas finales" del otoño griego ( 346 y 322, antes
ordenar, circunscribir efectos y causas, puede hacerse siempre que se de Cristo)~ Kant, Goethe y el idealismo alemán significan "el término"
pueda. Es traba jo. Lo otro, en cambio, es creación" ( esto es lo fisiog- del otoño europeo.
nómico). Con el helenismo, con los epicí1reos, los escépticos y lo~ estoicos,
La fisonomía y el símbolo se ligan con la metáfora. La ley, el comienza la civilización urbana, cosmopolita en la cultura antigua; pero
concepto y la fórmula, también entre sí se relacionan. U nos son la es que ya se extinguió la fuerza creadora del espíritu. La huroani~~d
expresión intuitiva, que se inserta en el desarrollo orgánico sin parado, se roma, dentro de su cosmopolitismo, irreligiosa. Posee una concepc1on
sin detenerlo, sin disolverlo, sin matarlo. Los otros constituyen el análisis materialista del Universo; rinde culto a las ciencias y la utilidad. En la
que hace de lo conocido un objeto rígido, que puede medirse y dividirse. cultura occidental florecen Cornee, Darwin, Spencer y Marx. Es la época
El intelecto suspende lo vital al conocer. La intuición Jo vivifica al del socialismo, el positivismo, el pesimismo y el anarquismo. La música
investigar ( en este punto se nota la influencia de Bergson. Es la misma tiene como dioses a Berlioz y a Wagner; y como se produce el amon·
distinción que establece el filósofo francés entre el conocimiento racional tonamiento de los órdenes de la Arquitecturn en los coliseos, teatros
y el conocimiento intuitivo: el cual, en Spcngler, se torna "fisiognómico"). y foros romanos, se desarrolla en la cultura occidental, la arqu'.tectura
Como cada cultura es un eno.rme organismo viviente, y codo orga- americana. Es la plena decadencia de Occidente. Spengler profeaza ~na
nismo nace, crece, se reproduce en su desarrollo, y muere, asimismo época de dictadores en la evolución del Estado moderno. Predomina
las pocas grandes culturas elaboradas por el hombre, en su historia, el dinero, los poderes económicos penetran en las formas políticas, y
poseen, cada una, una época de iniciaci6n, otra de desarrollo y madurez, éstas van tomando un carácter cada vez más primitivo y despótico. La
civilización es esencialmente guerrera, a partir de Bonaparte. Las guerras
y otra, f:nalmence, de decadencia. La primavera, el verano, el otoño y
destructoras se suceden, y el imperialismo y el sociafümo, como frutos
eJ invierno. Cuando la cultura ha agotado sus posibilidades de desarrollo,
de la propia acción cultural que declina, disuelven el cuer¡:>opolítico
se convierte en civilización. La civilización es, por tanto, la decadencia
en masas informes. Entonces la cuarta clase asciende al primer término.
de la cultura. Entonces es posible, por la intuición del sino prever, Es la masa inorgánica y cosmopolita. De esta suerte se desarrollará,
gracias a la comparación de las culturas entre sí, y de sus diversas hasta el año 2 000, y más allá, la civilización europea; comparable, en
grandes etapas de desenvolvimiento, la parte o época que todavía no se su declinaci6n, a la sociedad que rigieron los Césares romanos.
realiza en la historia, pero que seguramente se cumplirá, ordenada por
Por tanto 1 en conclusión, Spenglcr advierte que una fatalidad orgá-
la fuerza del sino. Aún no acaba de "decaer" el Occidente europeo;
nica lleva 0 conduce a la civilización europea al triunfo del socialismo
pero, merced a la equiparación sistemática de las estaciones de la cultura y el imperialismo. Por esto los socialistas, que también creen, al ~os~ener
occidental con las etapas cumplidas en la evolución de otras culturas las tesis del materialismo histórico, en la fatalidad del advenuruento
diferentes, ya periclitadas, se puede averiguar, en sus grandes 1ineamientos, de la sociedad comunista, han celebrado el libro del profeta alemán
la etapa final de la cultura europea. (no obstante que su autor declara que "El Capital" comienza ya a no
los filósofos presocráticos, en la iniciación antigua, corresponden reservar sorpresas ni enseñanzas, come> no las reserva "El Contrato
a Galileo, Bacon, Descartes, Leibniz, en la cultura occidental. Este es_ Social" de Rousseau). Ambos, Spengler y los bolcheviques, rinden parias
"el estío" del mundo europeo; así como la religión de Dionisos "corres- no ya al determinismo, sino al fatalismo histórico.
ponde" a Lutero y Savonarola. Ambas épocas se equiparan, en Grecia De esta suerte, la fuerza del sino cultural explica la historia contem-
y en el Renacimiento. Los sofistas del siglo v y Sócrates "corresponden", poránea corno el crepúsculo vespertino de un gran movimiento secular
igualmente, a los sensualistas ingleses y los enciclopedistas franceses. y orgánico ... En este instante, equiparado a la decadencia greco-latina,
Éste sería "el otoño", tanto en Grecia, como en Europa. El otoño Ja profecía de Spengler se completa con el pensamiento de tina rmeva
muestra la apoteosis de la inteligencia urbana, la culminación de los Edad Media, que presiente Berdiaeff.
186 ANTONIO CASO LA DECLINACIÓN DE LA CULTURA 187

IV. LA NÉMESIS DEL INFRAHOMBRE infinidad de cosas. Pero tampoco estas teorías son satisfactorias. Podrún
señalarse éstas como causas particulares; pero de ninguna manera puede
"El marxismo, deshecho hoy más que atribuirse a ellas, en general, el fenómeno de la decadencia de la ci.vili-
•i ,,
nunca por la crítica, es ceremoniosamente zac10n .
exaltado al rango de dogma de gran El sajón, gran seleccionador de razas privilegiadas en las especies
in1perio."
animales, 0oran cultivador -cultura, cultivo- piensa que el secreto de
Max Scheler
la historia no es un fatafümo oriental, sino una cuestión biológica:
"Congénitamente jncapaz de adaptarse a "Toda esta vasta acumulación de ideas y materiales que, amontonados
un orden social superior, el infrahombre se y unidos en maravillosa continuación, van creciendo arm~niosamente
convierte inevitablemente en su enemigo."
L. StoáJ,¡r¡l
en esplendor y majestad, descansa sobre fundamentos v1v~s. Sobre
el hombre y la mujer que son sus creadores y sostenedores. Mientras el
Para Lothrop Stoddard, el problema de la declinación de la Cultura hombre y la mujer sean capaces de soportar su peso, la construcción
no obedece a ninguna "morfología histórica", no es obra de un "sino" crecerá sólida y segura; pero, en el momento que sus bases virales la
esotérico que actúe misteriosamente. Se trata de un problema biológico, abandonen, la civilización más poderosa flaqueará y naufragnrá, por
racial, antropológico o, por mejor decir, de una cuestión de higiene social. último, en el caos."
Acaece que los pueblos que crean la cultura no pueden, a veces, Ahora bien, una raza no es superior porque sean superiores todos
sostenerla en su desarrollo; porque tanto esfuerzo cuesta formar como sus componentes. Siempre ha existido una desproporción formidable
conservar; tanto importa la. capacidad para edificar lo nuevo como el entre los superiores y el resto de los hombres. En la propia Atenas glo-
empeño reiterado de su sostenimiento. Es imposible que la cultura se riosa "abundaban los bellacos, los estúpidos y los locos, como se mani-
mantenga incólume; que se intensifique y propague, si la raza que la fiesta a lo vivo en las sátiras inmortales de Aristéfanes"; pero lo que
formó desmedra. Crear y sostener son, en suma, lo mismo. El sosteni- importa siempre es conservar la "élite", la levadura del gr-upo humano.
miento de una cultura sólo se logra con nuevas creaciones; éstas recla- De aquí procede la falsedad de "la ley de civilización y decadencia".
man de la raza la constante capacidad de superación, refrendada con la De aquí también, Ja inexistencia del "sino" ntlnu·al. Las civilizaciones,
calidad superior del espíritu. al contrario de los organismos vivos, no pueden poseer un determinado
Por esto, el problema de la cultura es, en et fortdo, obra biológica ciclo de vida y muerte. Si existe la posibilidad de seleccionar adecua-
de conservación del tipo superior que la elabora. Si el hombre se mul- damente individualidades si1periores, cualquiera civilización puede ser
tiplica en su desarrollo cuantitativo, pero no se acrisola el quant1im, inmortal.
jamás logrará engendrar lo que la cualidad puede alcanzar. Y la raza
Pero contra la persistencia de la reserva de superioridad actúan tres
no es cantidad, sino cualidad pura; no es n{unero, sino idoneidad; no
horribles Némesis:
es reiteración confusa e innumerable, sino genio y propiedad intrínseca
de superación constante. l. La tendencia a recargar l.a estructura de la civi1izaci6n.
He aquí cómo combate Stoddard la idea del ciclo cultural, cara a 2. la tendencia a la regresión biológica.
Speogler: "ciertos pensadores inventaron la ley de civilización y deca- 3. la tendencia a la rebelión atávica.
dencia. Esta teoría fatalista afirma que las civilizaciones, como !os indi-
Las tres Némesis son el verdadero obstáculo de la superación racial.
viduos, tienen su ciclo de juventud, madurez, decrepitud y muerte. Pero,
En contra de ellas, la ciencia biológica contemporánea comprueba que
¿cuál es ese ciclo? Han existido civilizaciones como Egipto y China,
no es una mitológica adaptación al medio, como lo piensan los lamar-
que dura.con miles de áños; otras que sólo duraron siglos, otras, en fin
ckianos, el motor de la evolución, sino, precisamente, la calidad atávica
sólo breves generaciones. Es evidente que no se podría trazar una curva
de la raza. Y, en tanto los bolcheviques niegan el valor de las "élites",
estadística; y la idea terminó desacreditándose. Naturalmente, no han
van contra la esencia de la superación humana y exaltan al infrahombre.
faltado teorías. la ruina de las civilizaciones se ha atribuido, diversa-
El superhombre de Nietzsche no es admisible; pero sí la creación
mente, al lujo, al vicio, a la vida ciudadana, a la falta de religión y a
biológica, eugénica, de nuevas aristocracias. Lo único que puede defender
188 ANTONIO CASO LA DECLINACIÓN DE LA CULTURA 189

a la humanidad de los estragos que causan las Némesis terribles, es el En el próximo capítulo comprobaremos cómo Nicolás Berdiaeff, otro
ideal eugénico: "una mper-raza en constante proceso de perfecciona- m1st1co, otro profeta genial como Spengler, sintetiza el pensamienco
miento. No el mperhombre nierzscheano, aquella brillante y triste visión cnsuano con la propia idea de selección aristocrática.
de una casca dominadora, floreciendo como espléndida orquídea parásita
sobre un tronco cada día más podrido, de servil degradación; sino
una raza coda ella limpia por eliminación de sus defectos, y toda ella V. NICOLÁS BERDIAEFF
más alra por el cultivo de sus cualidades".
La civilización tiende a declinar por dos causas: su propio y creciente En anteriores capítulos nos hemos referido al temeroso problema de
peso y el empobrecimiento de su base humana. Pero hay otra causa la declinación de la Cultura. Meyerson, Spengler, Lothrop Stoddard han
contrarianre, acaso la más temerosa de las Némesis: "la rebelión atávica"; sido, en sus conclusiones respectivas, objeto de nuestro análisis. Hoy
porque, a medida que una cultura se elabora, deja tras sí una muche- proseguimos la investigación estudiando, siquiera sea . someramente, el
dwnbre humana incapaz de seguir su paso. Estos rezagados de la pensamiento cultural y político de otra mente profética como la de
civilización son los bárbaros congénitos. Primitivos incapaces de mode- Oswald Spengler: Nicolás Berdiaeff.
larse dentro de la cultura. Pero también existen los degenerados, los Berdiaeff profetiza "una nueva Edad Media". ¿Por qué? "Porque
imbéciles, los neuróticos. Estos seres, en el estado de naturaleza, perecerían vivimos -dice- en un estado comparable al de la caída del Jmperio
( el fenómeno de la degeneración es común a la especie humana y las Romano y de la civilización antigua del siglo nr, cuando sólo el Cris-
otras especies zoológicas) ; pero, en el estado de vida social, se conservan tianismo salvó espiritualmente al mundo de la ruina y descomposición
y propagan. definitivas."
Junto a los primitivos y los degenerados, está el numeroso grupo "En aquella época, los elementos de barbarie penetraban en la Cultura
de los ioftahombres o subhombres. Estos son "los individuos que se caduca y vacilante. Hoy, igualmente, las bases aristocráticas de la
encuentran por debajo del tipo de capacidad y adaptabilidad impuesto Cultura se han removido. Y ha sido necesaria una nueva asimilación
por el orden social'·. El infrahombre es el peor enemigo de la cultura. del elemeoro bárbaro: una génesis de la luz eo la obscuridad."
Como es un inadaptado por defecto orgánico, es un perenne desconten- "No se puede liquidar el bolchevismo con una buena orgaojzaci6n
tadizo y un perpetuo iluso. Él seguirá a los que niegan la disciplina de divisiones de caballería. Las divisiones de caballería no puc.:clcnsino
efectiva del orden social. Será el rebelde, el odiador apasionado. aumentar el caos y la descomposición. Ellas sostienen ese estado de cosas
El mundo es hoy campo de batalla de una lucha de titanes, lucha anormal y peligroso, allí donde el poder, que ha pasado a manos de
que d1.1ranremucho tiempo ha venido amagando. Ahora la tenemos los soldados, no está constituido sino de.:fuerza c.:xtc.:rior.Así fue como
encima y es preciso remacarla. Ningún país está inmune. Y Stoddard pereció el Imperio Romano."
se complace en reproducir la terrible sentencia de le Bon: "la mentalidad En los párrafos transcritos, se conj ngan varias ideas que precisa exponer,
bold1evique es tan vieja como la historia. Caín, en el Antiguo Testamento, aisladamente: se comienza por equiparar d estado del mundo actual con
tenia espíritu bolchevique. Pero únicamente en nuestros días esa vieja la civilización del siglo m; porque, boy wmo entonces, los elementos
mentalidad se ha unido a una doctrina política para justificarla. Y en de incultura penetran, visiblemente, c11el seno de la civilización vacilante.
esto se muestra la razón de su propagación, tan rápida que ha minado En seguida se afirma que, en corroboración notoria, hoy como entonces,
el antiguo andamiaje social." las bases aristocráticas de la cultura humana se remueven. Por tanto,
añade Berdiaeff, se ha menester la asimilación del elemento bárbaro.
En suma: Stoddard opone a las teorías cíclicas y místicas de Spengler,
Pero este elemento de inculmra ( el bolchevismo) no puede ser vencido
los resultados de la ciencia biológica; y a la exaltación marxista de una
por la fuerza. La fuerza militar, obrando del exterior al interior, s6Io
clase social, la vieja noción de raza. Por lo que se diría, en conclusión
aumentará el caos y la descomposición. El poder en manos de los soldados
que, así como los teóricos de la revolución social se apoyan· en el es sólo "fuerza exterior". Así pereció también Roma. El remedio tiene
concepto de la "lucha de clases", los filósofos que reivindican la cultura que ser interior y no exterior. El Cristianismo salvó espiritualmente al
son fieles adeptos de la "selección aristocrática". mundo en las catástrofes del siglo m, constirnyendo un principio incerno
190 ANTONIO CASO LA DECUNACIÓN DB LA CULTURA 191

de cultura moral y religiosa. También hoy constituye de hecho, según el espíritu, el cristiano activo por la convicción y el desinterés, q11c sea
filósofo, el único principio espiricual regenerador: "la génesis de la luz la levadura moral de una nueva etapa humana? Son. reaccionarios,
en la obscuridad". a.grega Berdiaeff, "las gentes atrasadas que quieren sostenerse basadas en
Cabe preguntarnos: ¿es plausible la equiparación del estado del mundo principios de la historia moderna, y volver a las ideas del siglo xix.
contemporáneo con Ja sociedad romana decadente? Muchos grandes La verdadera reforma habrá de rechazar tres ideas de la mentalidad
pensadores acceden a ver en las características de nuestra época, síntomas daudicanre europea: "el liberalismo sin substancia, el individualismo
de .indudable declinación. Spengler indica que el socialismo contempo- y el formalismo jurídico".
ráneo corresponde, en los "sincronismos" del desarrollo de las distintas los bárbaros fueron contenidos, durante siglos, por la majestad de
Culturas, al epicureísmo, el estoicismo y el escepticismo de la civilización Roma; hasta que la descomposición de la aristocracia romana y del
clásica; al budismo en la historia del desenvolvimiento indostánico. Son Imperio, produjo la hecatombe. Hoy no son los bárbaros quienes
insignes manifestaciones de descomposición y decadencia. empujan al desastre. Nadie .invade las fronteras de Europa. El peligro
¿Es plausible, asimismo, la negación de la fuerza como elemento Je! eclipse cultural es interno. La idea de una catástrofe provocada
coercitivo inadecuado para el sostenimiento de la civilización? ¿Será i11teriormente es J.a que acude a la memoria al considerar los episodios
la fuerza militar incompetente para vencer en el empeño? ¿El vigor de la Revolución comunista. Ahora el problema no es trascendente, sino
moral del Cristianismo podrá rendir la fortaleza que no pueden debelar inmanente. No viene de fuera; está adentro; convive con las pulsaciones
"las divisiones de caballería"? de la vida económica y política moderna. Se incorpora en la propia
Berdiaeff, como se ve, es adverso al fascismo. No piensa que la substancia de la sociedad. Es carne y sangre del organismo colectivo.
obra del Duce sea !Jamada a resolver el problema social en la cultura Porque el comunismo no invoca la justicia, sino la necesidad ineludible.
contemporánea. Empero "vjvimos -dice- una época de cesarismo". El materialismo histórico, en su proceso dialéctico, no se fundamenta
En este punto, coincide nuestro filósofo con Spengler. Ambos profetas sobre ideales jurídicos, sino sobre necesidades econ6micas. Para él, las
de la historia auguran un siglo de Césares, que apenas se inicia en ideas mora.Jes son epifenómenos. La cultura tiene una base, que es de
Europa: el césar Stalin, el césar Hitler, el césar Mussolini. . . ¿Cuál orden diverso a la invocada por el "socialismo ut6pico". Se ha llegado
será el próximo Emperador en Europa o América? ¿Surgirá mafiana al régimen ruso por una razón orgánica, por vimtd de un desarrollo
en París? ... ¿Acaso en Londres? ... ¿Tal vez en Nueva York?, después cüaléctico, conforme a la lógica intrínseca de la historia ...
de Roosevelt. Y frente a la catástrofe contemporánea, Bcrdfacff reivindica dos
Tampoco es pacifista el filósofo: "Hay épocas -agrega- en que principios esenciales: uno moral, el Cristiani~mo; y otro político: las
es conveniente alzarse contta la pretensión de someter los destinos bases aristocráticas de la cttltut:a humana.
históricos exclusivamente a la fuerza militar. Ri.:;sia ha sucumbido por Todos los errores del socialismo, que se Jlnma a sí propio "científico",
haber transformado en ejército al pueblo. El ejército ha destruido al provienen de la negación de Dios y el 11ornbre. Marx cree que el
Estado." bien ha de ser realizado por la violencia, es decir, por el mal. Esto es
Concomitantemente, la guerra interestatal, se convierte en pugna lo que implica la "dialéctica" del sistemr1. Y esta. lógica se combina
intraestatal ( si se nos permite ambos términos). La Guerra se torna con la idea mesiánica, con la profecía del "triunfo final". "De este
Revolución. No es ya la lucha de las naciones entre sí sino la breoa. modo vemos cómo el Plan quinqueonl que, objetivamente considerado,
' ~
no es socialismo, sino capitalismo de Estado, se efectúa en un ambiente
contra el Estado. Diocleciano pretendió detener la caída del Imperio
y la completa destrucción del mundo antiguo, desplegando gran energía de efusión religiosa." De aquí la adoración comunista a la técnica de
en sus tentativas; pero San Agustín, ¿fue acaso menos activo que origen capitalista. De aquí que se pretenda someter la Ciencia a la
Díoc.leciano? ¿Y no ocupa en la historia mundial un puesto más consi- Técnica y la Universidad al Taller.
derable? "Nuestra época exige ante todo obras parecidas a las de San Lo que el socialismo marxista no puede resolver, como doctrina
Agustín. Necesitamos la fe y la idea." unilateral que es, y lo que sí puede construir el Cristianismo, es la
Los dioclecianos de hoy son los Roosevelt, los Hitler, los Mussolini, los síntesis de la personalidad y la sociedad. El comunismo mesiánico
Stalin; ¿dónde estará el San Agustín, esto es, el reformador por el sacrifica la personalidad a la sociedad, el individuo a la masa, la arisco-
192 ANTONIO CASO LA DECLINACIÓN DE LA CULTURA 193

aacia a la democracia. Fuera del espíritu cr1Saano, las arisrocracias rnmnovido a la opinión pública universal como U11anueva Edad Media,
persiguen y oprimen a las democracias, como en las sociedades antiguas; de: 13erdiaeff. En sus páginas se opone el espíritu religioso a la obra
o bien, como en c:l bolchevismo, se ofusca la personalidad humana del comunismo ruso.
ante la omnipotencia del soviet. Una mte11a Edad Media tiene su antecedente, empero, en el capítulo
Pero, según Ja verdadera moral, en el concepto del cristiano, hay final del célebre libro de Renan Historia del p11eblo de Israel. Dicho
un fondo de justicia indudable en las reivindicaciones comunistas contra rnpículo, el xvm del libro X, se rorula: "Finito libro, sic laus et gloria
el liberalismo absurdo. "Sea como fuere, el porvenir pertenece a los Christo." En él desarrolla, el célebre ideólogo francés, el pensamiento
trabajadores, a las masas obreras; este es un hecho ineludible y justo. que considera al Cristianismo como remate, fin, o cansa final del
Todo estriba en averiguar cuál principio fundará la nueva vida." .Judaísmo: "Una vez producido el Cristianismo, el Judaísmo continúa,
El individuo humano no cabe dentro de los límites de la sociedad aún; pero como tronco reseco al lado de una sola rama femada.
y de la patria; más allá de la humanidad reside su aspiración infinita. En lo sucesivo, la vida salió de él. Su historia, aunque fuera. muy
Todos los valores de la Cultura, qne integra cada personalidad humana interesante todavía, reviste s6lo importancia secundaria, desde el punto
en la medida de sus posibilidades, se integran en Dios esencialmente. de vista general. El Cristianismo es la. obra maestra del Judaísmo, su
Porque Dios es suma verdad, suma belleza, suma bondad, suma justicia. gloria, el resumen de su evolución."
De aquí que las sociedades humanas deban respetar siempre los valores Judea y el mundo greco-romano fueron como dos universos girando,
individuales, y que, por encima del colectivismo y el individualismo, uno al lado de otro, bajo la acción de influencias opuesras. "Hasta
aspire cada conciencia personal a algo absoluto, infinito, eterno ... 1848, el socialismo ahondó sus galerías de mina, bajo un suelo cuya
De ro<los modos, "el pueblo ruso, con su Revolución, ha planteado superficie no mostraba trepidación alguna. CaJentábase al sol, sin
claramente el problema a todas las gentes" ... presentir el trabajo que se llevaba a cabo en sus entrañas."
¡Nicolás Bcrdíaeff, como Tolstoi, como Solovieff, como Dostoícvski, Pero, en la Revolución de 1848, salió a luz la obra reivindicadora.
es un místico cristiano, en quien la filosofía se inregra con la tradición A partir de entonces, el problema de Ja justa distribución de la riqueza
religiosa y secular de su raza! social se nombró "el problema social", por antonomasia. Y todas las
instituciones de la Cultura sufrieron, inconcusameote, la acción formi-
VI. RENAN Y BEHDIAJJFF dable y única del tremendo trabajo subterráneo. Como codos los sucesos
que se preparan lentamente en la sombra, el auge dd sociaLismo, al salir
"Le socialisme peut amener par la com• a luz, estaba ya maduro y expedito para desarrollarse en formas insos-
plicité du catholicismc, un nouveau Moyen
3ge." pechadas, modificando, merced a su acción poderosa, la estructura de la
R.rnau sociedad humana; al menos, las formas tradicionales de la vida social
"Toca~ bs señales, t0das las pruebas europea. La obra de los reivindicadores sociales ha sido, desde mediados
atestiguan que hemos salido de una era del siglo XIX, el gran problema humano, la preocupación constante de
diurna par:i entrar en una era nocturna. filósofos, moralistas y sociólogos.
Es el pensamiento de otro mundo que "El porvenir inmediato es obscuro. No es verdad que sea propicio
está empezando, que pudiera ser un::inueva
Edad Media." a la obra de la luz. La credulidad tiene profundas raíces. El socialismo
Bmlinrff puede acarrear, por su complicidad con el catolicismo, una nueva Edad
Media, con sus bárbaros, sus Iglesias, sus eclipses de la individualidad y
Es obvio que, si se emprende la historia de las ideas sin pasión ni de la libertad, de la Civilización, en una palabra" ...
prejuicio, con el sólo ánimo de encontrar la verdad, siempre se halla En este asombroso párrafo, el ilustre pensador francés, parece que
un antecedente del pensamiento que más nuevo parece, de la teoría previó el contenido extraordinario del libro de Berdiaeff; no solamente
que, a primera vista, se diría carecer de historia. Ya Pascal pensó qne el contenido, sino también el título y el espíritu propios de la produc-
la Humanidad es como un solo hombre que constantemente se instruye ción contemporánea.
y mejora. Pocos libros de los publicados en nuestros días habrán Renan teme que la obra judía ofusque la obra grecorromana; que la
LA DECLINACIÓN DB LA CULTURA
ANTONIO CASO
· · la Rd11rn1.1,
d M Oderna resulta del Renaorruento:
ofusgu<.:,pero no que la destruya. Lo que teme es un eclipse, pero no la Eda
l•:i engendrado • . . lis • relioióo el posi1iH,11IP
la exrinc:ióo del genio clásico. "La obra griega, es decir, la Ciencia, la "ó
F sa, el 10div1dua roo, 1a ll o· '
l;t Rcvoluc1 n raoce_ . . 01 Todo provino. al t,ibo,
Civjlización racional, experimental, sin charlatanismo, sin revelación, del siglo xnc,el soc1altsroo Y el _ao~qutSm ·
fundada sobre la razón y la libertad, continuará sin término." · · • " del Renacun1ento.
de la "descompostCl'On . . le . cat6lica 'J bolchei iq11t',
En suma: Renan se angustia con la proximidad de una nueva Edad ¡u complic-idaclde las dos mternacwna \_s inteligenciasa dogmas
Media ... He aquí las palabras de Berdiaeff: "El centro espiritual, en un • dividttalespara someter a u,
porvenir inminente, será como en la Edad Media, solamente la Iglesia.
m•uando¡os wi l ores m
º l
h , .
g fo Reran f/Yape1igrar -
z,,sbase·, de la cult/ll'(t
,utangibles, es o qtte, se t ~ , . el fa-natisrnoen el senti-
Porque hoy la vida de la Iglesia se desarrolla por caminos que no son . en al pensamiento es
oficiales, sino invisibles desde afuera. las fronteras de la Iglesia no mro·pea. El d ~gn~1tmno . , Lo ue no se puede disctair, lo q,,e se
miento y lr, tmima en la accion. . q hacer sin libertad de critica,
aparecen claramente: no pueden señalarse con el dedo como un objeto
1ie11eque adorar 'Y lo q1¡,ese nos unpM011de_ , '
natural. La vida de la Iglesia es misteriosa y sus caminos no son com- ' la nueva Edad e, us.
es lo dtJe engend rara
prensibles a la razón. El espíritu sopla donde quiere ... la nueva Edad
Media triunfará del atomismo de la historia moderna. Este atomismo
es vencido, meotidameote, por el comunismo; verdaderamente, por la
'l
El Presidente de los Esta os
,er nombrado Doctor en leyes P_ di
:r
d U ºd Mr Fran
klin D noosevelc al
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~a T~mple Uoiversity, acaba de
e la era medieval, para la
,

. bles palabras que m can qu .


Iglesia y el espíritu ecuménico." pro f cnr estas no ' . . N' 'n grttpo ningtttl gobierno,
. . no comienza. ingu , .
"Todas las utopías sociales del siglo xrx no han podido elaborarse rran nación vccma, au_n , debe consistir el conocimiento.
sino en un ambiente cristiano; porque todas exhiben una transposición /1ttede prescribir, precisamente, enuiq11; hombres tienen libertad para
al medio social europeo de la noción de Reino de Dios. la propia idea /,a verdad sólo se encttcntra cua1 ~ Mos datar1·0 qmcnes se ponen de
• N ., y egregio an .
marxista del mesianismo del proletariado tiene un origen religioso, aun /mscMk ¡Glonosa acion d los fanatismos blancos y ro¡os
· ·ru huni::.no en contra e
cuando sea más judaica que cristiana. La civilización grecorromana, aris- parre de l espm ' d l d b á cakar•e la actimd resperuosa
tocrática por principio, despreciaba el trabajo y lo consideraba patrimo- edi i • En este roo e o e er ., d
que nos as an: i 1 f ,. de ambos bandos pretenden cs-
nio de esclavos." h.icia el pensamiento, que os anaucos
¿Podrá darse una confirmación más cabal de la frase profunda de baratar en México! . uede convertirse en la negación de
Renao? El porvenir inmedi.ato es obsmro. No es 11erdadque sea pro- U desdén hacia el humaOIS~O- P b • ·, de la Cultura. La
pici.oa la obra de la l11z.La cred11lidadtiene pro/ttndas raices. El socia- "d d· ue ya si.onifKa la a oromaaon ,
la Huro:101 a ' p~rq . . di~ d 1 l derecho a la auconoima del pen-
lismo fmede acarrear,por su, complicidad con el catolicismo, tma 1111e11a libcrcad de la conaenaa _in vi ~a ' e será ara siempre!
Edad Media, con sus bárbaros, sus Iglesias, sns eclipses de la individua- sa_cniento se habrán aboltdo . . . ,Mas no p . l Edad
lidad y de la libertad, de ta civiiizaci6n, en rma palabra. . . . . . 1 libecczd son la Cultura mJ.Sma; a nueva
Para Berdiaeff, la nueva Edad Media será dem6tfra no democrática. I.I mdlv1dualismo y a isodí" el transcurso de los siglos; y el
Media pasará, será sólo un ep _ 0 en. f. ,.
"Desde hoy, las masas laboriosas y las capas populares, desempeñan un ' . d Grecia "continuará sm in •
gran papel en los destinos del gobierno. Con ello deberá contar toda la c,croo espmru e d; ff tán contestes en un punto: la
f ere Renan y Ber .ae es ' l
política del fumro, buscando los medios que permitan limitar los peligros ~ c°':°o u •~
inmmencia de ocr.-. Edad ~
1:edia. Para quienes asistimos al crepu~':1
d d e las formas de la rradic16n
°
<¡ue el poder de las multitudes hace correr a la culrura cualitativa."
Esto es lo que conmueve a Renan; la síntesis del espíritu judaico y Je la Edad Moderna, Y fuunos e ~ca os º. , problema puede apa-
d laran, hoy claud1cances, rungun "d <l
la reivindicación proletaria; porque Israel "ha sido el primero en dar curopea que se ec ' . l e desaparece llenos de curios1 a
una forma al grito del pueblo, a las quejas del pobre, a la reclamación sionarnos roís. Herederos de un ~!g odqlumundo Se diría que alcanzamos
• ·
y temor, as1suroos
a la renovaaoo
.,
e · 1 ·
, al fin el genio greco- aano
obstinada de los que tienen sed de justicia". De esta suerte, el Judaísmo
. .
el apocal ips1S
de los tiempos. ¿Quien vencera ,
y el Cristianismo significan, para la Antigüedad, lo que el socialismo
para los tiempos modernos. 0 el ~píriru de Israel?
El libro de Berdiaeff condena la obra de los renacientes europeos como
una desviación del sentido orgánico de la cultura occidental. ¡Todo cuanto
196 ANTONJO CASO LA DECLJNACIÓN DE LA CULTURA 197

VII. CULTURA Y NATURA No, porque tanto valdría como declarar que el ser es algo valioso
y, tao valioso, que supera al deber ser. En cambio, si el ser sólo vale
"En este sentido tienen razón los teori-
zantes de la Cultura cuando afirman que
en cuanto se subordina y somete al ideal, la vida misma cobra sentido
la culrura occidental se encuentra acrual- por virtud de esta subordinación. No es lo valioso la vida, sino la
mcntc en la fase evolutiva (avanzada) de vida noble, culta, santa, superior.
la ciYilizaci6n: bajo el signo del amcrica- El naturalismo filosófico, animado por un vitalismo inconsistente
nismo, con el consiguiente predominio de
que se erige a sí propio en el fin del mundo, aconseja, en la obra
la economía y la técnica, y de relegación
a un segundo plano de los anti¡;uos fac- lle Rousseau, en la de Tolscoi, en la de Nietzsche, ese "retorno a la
tores primordiales de la Cultura: humani- oaruraleza", que carece de sentido.
dad e instrucción.,. Lo que pasa es que, a veces, tanto se alambica el escenario de la
W. Saurr vida culta, tanto se corrompe y prostituye, que se clama por el retorno,
En dos reinos distintos se divide el campo de la investigaci6o científica: a una sencillez mayor, a un estilo más puro, a una organización más
Natura y Cultura. Por una parte las ciencias de la naturaleza; por fácil, a una convivencia más saludable.
otra, las ciencias de Ja vida moral, reflejada en la Historia. Como Pero es obvio ver que esta apología de la naturaleza constituye,
sostiene, con verdad, Rickert, fo. designación de "ciencias del espíritu" inconscientemente, una apología de la cttlrnra. Es que se detesta, en
es una característica dcficicntísima de las disciplinas paniculares no parte con justificación, una forma o un estadio Cllltural pesado y
naruralisras. Recientemente, va us.índose con frecuencia rada día m:iyor, rnliginoso, torpe y confuso; y entonces lo que se expresa con la frase:
el término "ciencia cultural". "retorno a la naturaleza", no es precisamente tal retorno, sino una
¿Qué es la oaruraleza? Los productos naturales brotan espontánea- forma de vida m{ls racional, más pura, más ecuánime; de la que se
mente de la cierra; los productos de la cultura suponen algún valor, expulsaría la innecesaria complicación y el ajetreo estéril.
que la inccligenria humana reconoce. De aquí esa forma antiquísima Esco es lo que sostenía Rousseau ea su "Discurso sobre las Ciencias
de la cultura humana que se llama agricttlt11Ia, o sea: el cultivo de y las Artes". Volcaire, luego de leer las alegaciones de su ilustre émulo,
los frutos naturales de la cierra, adaptados a fines humanos esto es reconocía, en parce, su justificación y, en parte, rechazó el ánimo excesivo
a "valores".
1 '
e intrépido del filósofo naturalista, al escribirle, como comentario de
Lo natural es un proceso que no se piensa como bien. Si se quita, su célebre "Discurso": "luego de leeros, señor, entran vivos deseos
pues, la noción de bien o de valor, todo se reduce a la espontaneidad de echarse a andar en Cllatro paras".
de la naturaleza. la Cultura se opone, lógicamente, a la Natura. Las La vida para la cultura es la acción para el designio y el anhelo,
ciencias_difieren, radicalmente, por su objeto, según que se consagren el movimiento hacia el ideal; la actitud que se llena de valor. La
al estudio de los fenómenos naturales o a la investigación de los hed10s , ultura para la vida es la invención humana sirviendo al crimen, a
morales, históricos, ininteligibles sin la noción de bien, de valor. Y Lt guerra, al despojo, o simplemente, a la. versatilidad y la inconstancia.
Rickerc enumera, enrrc las grandes síntesis de fenómenos morales, estos Si nada hay más alto que la vida, nada existe superior al deseo y la
frutos constantes de la convivencia humana: la religión, el derecho, pasión. Si la vida es el valor supremo, nunca habría que negarla. Y
la economía, el Estado, las costumbres, la ciencia, la literatura y el arte. así se condenan poc anticipado el heroísmo y la santidad. ¡Valores
Ahora bien, la gran mayoría de los filósofos ve en la Cultura el <:n verdad más eocwnbrados que el mero vivir, ideales supremos, ante
sentido de la Vida. Sólo algunos pensadores, que forman el orupo de los cuales la narnraleza debe inclinarse sin remedio ni apelación, para
los filósofos naturalistas, querrían subordinar la Cultura a la
Vida. realizar cumplidamente al hombre; para majar en un acto, en una
existencia, el informe boceto que es cada individuo!
El problema es inquietante y profundo. Se puede formularlo en estos
términos: para el hombre, que conscancemente se desarrolla, a través Mas no siempre ha pasado al primer plano de la cultura el mismo
del tiempo y el espacio, parece ser la vida el fin último. ¿No ha de v:ilor. La Antigüedad puso en el primer término, sobre todo la Antigüedad
subordinarse, por tanto, a la vida misma todo Jo que actúe y consiga d,isicn, animada por Grecia, el valor estético. La moral de Aristóteles,
en el esfuerzo mulcánirne de las generaciones? s11prcmo compendio de las costumbres helénicas, pone en el primer
198 ANTONIO CASO LA DECLINACIÓN DE LA CULTURA 199

plano la Belleza, "el justo medio". la verdad hermosa, la generosidad, y Pausanias sobre sus diversas especies, y A.cist6fanes sobre su origen, y
la magnanimidad. Descansa toda aquella civilización sobre el jdeal Agatón y Sócrates sobre su esencia sutil, declarando que "el Amor es
bello. Geometría, arte, ciencia, moral, todo obedece al sublime canon un término medio entre lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo", y que
del orden estético, y en él se compenetra con aleo desinterés, con el propio objeto del Amor es la Belleza, Cristo nos aparece en la
generoso ánimo de superación y equilibrio. lo perfecto es el jdeal Cena enseñando otra especie de amor, que el paganismo no conoció:
perseguido, lo armonioso es el círculo de la acción nacional. la "Ciudad la Caridad, esto es, "el amor al prójimo como a sí mismo, y el amor
Anri¡.:ua" tiene el eocc.nro de las esculturas ele Fidias, los teoremas de a Dios sobre todas las cosas". la Fe, la Esperanza, la Caridad; pero,
Euclides y los diálogos de Platón. como dice San Pablo, la más grande de las eres virtudes es la última.
la civilización cristiana, derivada, en parte, de la antigua, rompe Somos, según afirma Nierzsche, "humanos demasiado humanos".
el círctúo de la elegancia y la proporción clásicas, para darnos una Empero, los altos valores de la Historia hao de ser confesados por los
interioridad de vida superior. El valor moral salta al primer plano. siglos o decaerán las coosrrucciones colectivas y se anonadarán, tal vez,
Se trata de una cultura eminentemente ética y religiosa: "Amarás a en un crepúsculo vespertino de abominación. los medios no son fines.
Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo." Y a la la técnica y el oro solamente cobran sentido, a través de la Verdad, la
"Ciudad Antigua" se substituye, por el mayor filósofo del cristianismo, Justicia, la Belleza y la Santidad. Esto es lo que muestra la consideración
la "Ciudad de Dios": "Dos amores elevaron dos ciudades: el amor filosófica de las diversas culturas históricas.
de sí mismo hasta el menosprecio de Dios, la Ciudad terrena; y el
amor de Dios hasta el menosprecio de sí mismo, la Ciudad celestial.
La una se glorifica en sí propia; la otra en el Señor. La primera prodiga
su gloria a los hombres, la segunda coloca su mejor gloria en Dios,
testigo de su conciencia."
La civilización contemporánea inclinase a poner, sobre todos los
valores, la técnica y el dinero. Jamás tuvieron ambos tanto imperio.
Pero si las fodustrias proceden de la ciencia y el dinero sólo es un
instrumento de cambio y de poder, tal amor desordenado de lo extrínseco
tiene que dar al traste con el movimiento civilizador. la "voluntad
de poderío", que dijo Nietzsche, es el viejo espíritu diabólico de domi-
nación; y una cultura que se subordina al dinero y Ja técnica es una
cultura diabólica, que casi realiza la apoteosis de la Vida sin escrúpulos,
complicándola innecesaria y fatalmente. De aquí que se pretenda
"retornar a la Naturaleza".
Tal recomo es imposible. El ciclo inmenso no puede cerrarse; y en
este ejercicio universal, en este anhelo reiterado de superación técnica
y práctica, pu~de perderse el sentido de los más grandes valores culturales,
cuya apoteosis emprendieron el Paganismo estético y el Cristianismo
moral. Por esto se declara, en varios tonos, la declinación de la Cultura;
por esco se mira, en ciertos aspectos de la historia contemporánea, el
principio del fin. El Apocalipsis provendrá del ánimo absurdo de domina-
ción; y, si el mundo moderno ha de salvarse, sólo será instruyéndose
y edificándose de nuevo en las páginas del Banquete platónico.
Al lado del Banquete, la Cena; junto a Platón, el Evangelio. Después
de disertar Fedro, en aquel Diálogo sublime, sobre los efectos del Amor,
APÉNDICE
TESIS

PRESENTADA EN LA OPOSICIÓN A131ERTA PARA CUDRJR LA PLAZA DE


PROFESOR ADJUNTO DE HJSTORL\GENERAL, EN LA ESCUELA NACJONAL
PllEPARATORJA, POR ANTONIO CASO.

México, 19 de abril de 1906


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

l. LA CIVILIZACIÓN KAMO-SEMÍTICA

a. Origen
b. Desarrollo

2_ LOS ARYAS
a. Las lenguas indo-europeas y el pueblo arya
b. Civilización priroirva de los aryas

3. LOS IRANJTAS. SU HJSTORJA

a. El lráo
b. Los medas
c. El Imperio Meda, Deiokes, Fraortes, Ciaxares
d. La Persia y sus ]1abitantes
e. Ciro y la fundación del Imperio
f. Cambises y la conquista de Egipto
g. Dario. Bajorrelieve de Bebistt'.1n
h. Extensión del Imperio persa en tiempo de Dado
i. La expedición a Europa
j . .Muerte de Dado

4. LA CIVILIZACIÓN PERSA

a. la religión
b. Organización política y social
c. Artes plásticas

5. CONCLUSIÓN
INTRODUCCIÓN

El presente estudio se ha escrito procurando desprender de la historia antigua


<le Persia, los principios generales, las "ideas directrices" que encauzaron y
sostuvieron la suma de detalles minuciosos, magníficamente consignados eo
otras como las de 1-faspero y lenormand, pero que no podrían caber en uo
simple ensayo, concebido más bien eo uo sentido educativo que en una
dirección arqueológica.
¿Qué fue lo que compuso el caudal histórico heredado por los persas?
¿Cómo ese gran pueblo aumentó el referido caudal? ¿De qué suerte se
modificaron los atributos de las civilizaciones anteriores al pasar por el alma
de las naciones iranicas? ¿En qué consiste el legado de los persas a la poste-
rior civilización? He aquí encerrado en esas cuacro preguncas, el designio
que presidió a la concepción de este trabajo.
Procediendo de tal modo, el que suscribe, ha creído acatar las prescrip-
ciones de la ley.

Una verdad demostrada por la experiencia, es que la ávilización se


desaloja y que los pueblos más ilustres y las sociedades más avanzadas
sucumben al fin como codo organismo, dejando a otras sociedades y a
otros pueblos el tesoro de sus conquistas. Al mismo tiempo que se produ-
cen los desalojamientos sucesivos, nuevos elementos vienen a complicar el
desarrollo social y aportan nuevas causas de evolución.
Los iranitas ( medas y persas) aparecen en el campo de la historia como
uno de esos elementos que tornan más complejo el desarrollo de la civi-
lización. Cuando invaden el Oriente, representan una nueva capa étnica
que se combina con las razas anteriormente pobladoras del país, injertando
en el tronco de la elaboración kamo-semícica un nuevo germen de vigor
físico y mor.al, qu.e al mezclarse con los componentes anteriores, impulsa
el progreso, agrupando los esfuerzos humanos en una síntesis superior, más
heterogénea y más luminosa.

l. LA CIVILIZACIÓN KAMO-SEMÍTICA

a. Origen

Cuando el mundo antiguo era aún víctima de las atrocidades del salva-
jismo primordial, cuando sólo algunos cuantos pueblos habían logrado
208 ANTONIO CASO INTRODUCCIÓN 209
realizar las primeras etapas de la barbarie, cuando aún no nadan ni el campo de batalla o en la pacífica transocción, las diferencias y los odios
centro de cultura chino en el valle del Hoang-ho, ni el de la civilización seculares impuesws por la raza o por las urgencias del medio.
arya en la cuenca del Oxus, ya en el país del Nilo y en el del Éufrates, dos "Los fenicios [dice un historiador] iban a la Arabia de donde volvían
poderosos núcleos de progreso obtenían sendas conquistas cjue habían de con oro, ágara, ónix, incienso, mir.ra, perdas, marfil, ébano, plumas de
transformarse, anJando el tiempo, en las bases amplísimas de la evolución avestruz y monos de la India, o comabao por el rumbo de la Asiria en
general. busca de telas de algodón y de hilo; o por el del Mar Negro en pos de
los dos fanales de los tiempos más lejanos fueron el egipcio y el caldeo; caballos y esclavos, o de vasos de cobre cincelados por los montañeses del
el primero irradiaba desde el Nilo, el segundo desde el Éufrates. En canto Cáucaso."
que el nomadismo y sus corolarios sociales eran las caracreríscicas de las La industria y las mercancías asirias y egipcias fueron, junto con los ídolos.
desintegradas multitudes, en tanto que la organización política .rudimen- y las arces de estos pueblos, a las m:í.s aparcadas regiones, y, al emprender su
taria, concretada en 1a tribu republicana (Letouroeau) constituía lo más peregrinación conducidos por las caravanas fenicias, acercaban a las abiga--
avanzado de la evolución del gobierno en la mejor parte de los grupos rradas naciones del Oriente clásico.
humanos en tanto que el fetichismo inicial imperaba en las conciencias de El otro factor de la progresiva similaridad fue, como ya lo dij irnos, fa
la enorme mayoría de los pobladores del planeta, las dos antiquísimas guerra, sobre todo las guerras de los asirios, y enue éstas, las que empren-·
civilizciones del Oriente, formaban ya grandes monarquías bárbaras fuer- dieron los belicosfsimos descendientes de Sargón, Sonaquerib, Asarhadon,.
temente centralizadas, admirables organismos polfricos más encumbrados en Asurbanabal, conmovieron al mundo asiático; así pondera sus hazañas uno•
la escala del perfeccionamiento social que las organizaciones similares que, de estos Emperadores: "Pasé como un huracán devastador. Los arneses y·
en el nuevo contineme, y en épocas comparativamente recientes, prohijaran las armas nadaban sobre la tierra en la sangre de los enemigos, como en
el pueblo de los mexicas y el de los pern:mos. La religión había caminado un río." "Amontoné a modo de trofeos los cadáveres de sus soldados y les;
eo Egipto, basca el punco de que ya se adoraba en Menfis al dios "creador coreé las extremidades." "A los que cogí vivos los mmilé y en castigo les·
y bienhechor que lo sabe todo y exisce desde un principio" y en Caldea, privé de las manos." El imperio de Nínivo Llegó entonces a la cumbre
los surnires y los accadios de Ur y de Bal-ilú conocían con tal perfección de su grandeza ( con Asurbanabal) e,"cendiéndose desde el Ir:í.n hasca er
el arce agrícola, que bajo el cielo sereno y diáfano del país comprendido encre Egeo y desde el Caspio hasta el mar de las Indias... ¡Colosal poder que
ambos ríos (:Éufrates y Tigris) se aprovechaban las cosechas más opulencas bien pronto se deshizo como el humo, pero que, al extenderse como "hura-
del mundo. Con razón ha dicho sin hipérbole, el erudito historiógrafo Fe- cán devastador", regaba por los ámbitos del Asia el pensamicnco y el arte
derico Loliée, que, "en el origen de los riempos, el Egipto y la Caldea apa- caldeos! Puntualmente en ese tiempo se anuncian los iraniras en el campo,
recen solos, como planetas que gravitasen en el espacio en medio de la obs- de la histeria.
curidad nniversal".

II. LOS ARYAS


b. Desarrollo
a. Las lenguas indo-europeas 'Y el ,P#eblo arya
En el transcurso de los siglos, caldeos y egipcios desarrollaron sus respec-
tivas civilizaciones y reflejáronlas en el espíritu de los grupos semitas circun- La teoría ciendfica que afirma. la existencia del pueblo arya como germen·
vecinos, quienes informaron sus interesanrísimas subculturas en los dos pro! ífico de las razas Jaféticas m1tiguas y modernas, es uno de los más bellos·
focos primitivos engendrando la sublime formación religiosa de Israel y Ja monumentos de la filología.
dúctil civilización mercantil de los fenicios.
El estudio comparativo de las lenguas, ha inspirado a los sabios la noción
Dos principalmente fueron las causas de que antes de la hegemonía de la existencia de tal pueblo, noción que no poseeríamos, de seguro, ni
persa, se creara en el Asia Menor un cipo casi general de progreso: En por la historia ni por fo. tradición ni por el análisis de los atribntos etno-
primer rérmino, el comercio terrestre de los· fenicios y, en segundo lugar, gráficos, profundamente modificados por las influencias de los diversos
las conquistas o razzias de los asirios en la época de los emperadores Sar- climas y crnzamienros que el grupo de los indo-europeos ha sufrido desde
gónidas. La guerra y el comercio, los dos perennes vehículos del adelan- su dispersión.
ta.miento, engendr:tron entonces ( como siempre) ese canje de ideas, de las analogías de giros grmnaricales y la comunidad de raíces del sánscrito,
tradiciones y de costmnbrcs que acerca a los hombres y que borra en el el avesta, el gtiego, el latín, el alemán, el inglés, el mso y las lengur.s
210 ANTONIO CASO INTRODUCCIÓN 211

romances, analogías y comunidad difíciles de percibir entre el innume- castas ni corporaciones clericales, cada padre de familia era un sacerdote
rable conjunto de cualidades que caracteriwn a esos idiomas, existen sin sacrificador dentro de su propia casa. Sus costumbres eran sanas, sencillas
embargo. Muchas voces radicales sánscritas, concuerdan con las greco-latinas y libres". . . "No padecían ensueños místicos o enfermizos, todo lo con-
y con las germánicas, lo mismo que, por supuesto, con las derivaciones
trario, sus sentimientos eran viriles y honrados, y se dirigían en sus preces
que las lenguas romances han hecho del latín. Además, las divergencias entre
a sus dioses, para pedirles la fuerza, la gloria, el triunfo y el botín" (Taine,
las raíces aryas y fas de los otros idiomas ( camitas o semitas) son enormes,
Nuevos ensayo, de Crítica y de Historiti).
marcándose por lo tanto un grupo definido de lenguas hermanas, proce-
dentes de un centro común. De tales inducciones han derivado los lin- Cuando se piensa que de ese pueblo guerrero y nómada, organizado
güistas la idea de que indios, persas, griegos, latinos, celtas, germanos y patriarcalmeote, bao brotado en el curso de los tiempos la más compleja
eslavos hablaron en un tiempo el mismo idioma, formando, en esa virtud, de las civilizaciones (la moderna) y las culrnras indost.íuica, persa y grego-
un pueblo único. latina, no puede uno menos de sorprenderse de la bctorogeneidad siempre
Escos razonamientos se confirman por algunos datos históricos, los indos- creciente del progreso. Hechos de la categoría del presente, a cada instante
tánicos hacen memoria en sus cánticos sagrados, de su procedencia arya. registrados por la historia, prueban que la más penetrante inteligencia es
Los medas ( dice Maspero) conservaban vagamente el recuerdo de la época incompetente para prever las innúmeras consecuencias de los complicadí-
en que, unidos a otras naciones de la misma cepa étnica, erraban por el simos fenómenos sociales, en los que se swnan y enlazan las causas físicas,
Airyaneem-aeedjóo (-la comarca de los aryas-) y, aun cuando es cierto biológicas y psicológicas, en admirable maridaje.
que los germanos, los latinos, los eslavos y los griegos olvidaron su origen,
( Seignobas), no puede estimarse semejante razón como contraria a la tesis
que admite la real existencia del pueblo arya, por ser esos cuatro pueblos llf. 1.0S IRANIT AS
los que m.ás lejos se establecieron y en tiempo más tardío, del lugar en
que se verificó l.a cacisión. a. El Irán
En el orden moral, en el religioso, en el filosófico, en el social; indios,
persas, griegos, romanos y germánicos, presentan razgos peculiares de su "Entre el Tigris y el Indo, el Mar C.aspio y el Golfo Pérsico se eleva
identidad originaria. la región del Irán que abarca un extenso territorio¡;, en patre estéril. Com-
Las especulaciones de Renan ( en El porveni-rde la ciencia) sobre la ioep- pónese de ardientes desiertos de arena y de mesecas heladas que cruzan
·citud de los indoeuropeos para constituir religiones monoteístas; la rápida profundos y montuosos valles, Fl dim:t es duro y desigual, caluroso en
.evolución de los sentimientos del honor y del deber (sentimientos altruis- verano y glacial en invierno, en algunos puntos se pasa de dos grados sobre
tas) entre los persas, griegos, romanos y germánicos (moral del Ramayana cero a cuarenta bajo de cero, del calor del Senegal al fin de Sibería. Reinan
.del Zend-Avesta, filosofía socrática, estoicismo) La gran facultad filosó-
aJlí los vientos impetuosos, corrantes como espadas, pero en los valles a
fica patentizada por los Buda, los Platón, los Zaratustra y los Kant. El
lo largo de los ríos la tierra es fértil." "De ese país de frucos y de pastos
sentimiento estético suscitado por la contemplación de la naturaleza que
proceden el durazno y el cere-L:o" ( Seignobas).
esplende en las grandes obras de las literaturas indoeuropeas. Las instituciones
.sociales y políticas comunes a todos estas pueblos (Letourneau), aumentan
en el orden mental la probabilidad de la hipótesis que afirma la remota b, Los medas
,existencia del gran núcleo inicial: el pueblo arya.
El Irán estaba habitado por varias tribus, dos de las cuales han sido
h. Civitiz,ici6n de los aryas primitivos célebres: los medas y los persas. Los med::.s, tributarios de Nínive desde
Sargón, fueron los que primitivamenre se civilizaron, pero también los que
"Cuando los aryas bajaron a través de las desfiladeras del Cabul para más pronto perdieron sus atributos viriles y guerreros, afeminándose con
establecerse en el Penjab, se asemejaban en muchos puntos a los persas tal el contacto del Oriente y acabando por vestir amplias rúnicas flotantes en
y como los describe Heródoto y a los germanos conforme Tácito los pinta." vez de las pieles a.justadas al cuerpo que usaron en un principio para
"Eran tribus que vivían en los confines del sedentarismo y el nomadismo, resguardarse del frío de su país, y por aceptar las prácticas religiosas de los
,cuya principal riqueza consistía en grandes ganados bovinos ... "Cada tribu asirios degenerados y la vida ociosa y muelle ele los pueblos corrompidos
haJlábase guiada por una especie de rey o jefe de armas". . . "No tenían del Asia Menor.
212 ANTONIO CASO INTRODUCCIÓN 213

c. Et Imperio }.Ceda baba víctima de los esfuerzos combinados del babilonio y del meda. Nabopa•
!asar respetó al dios Asur y a la diosa Istar (Babilonia era al fin un vástago
Deiokes. La leyenda, referida por Herodoto ha "bordado el tema" de la de Nínive), pero el meda arrasó los sanmarios, destruyó los libros sagrados
historia de los medas presentando en Deiokes ( constructor de Agbacana) y se propuso aniquilar al inmenso imperio: Esta victoria es simbólica; el
.el tipo de un justo y sabio monarca. Muy considerado en su tribu, Deiokes mundo en lo de adelante será regido por la raza de Ciaxares, la mejor civi-
administraba justicia con cal discreción, que los habitantes de su distrito lización kamo-semítica se acrisolará en la mente más vasta del indo-europeo,
lo eligieron por jefe. Poco a poco su fama invadió las otras tribus y a su hijo predilecto de la inteligencia y de la luz.
uibttnal llegaron los medas en pos de justicia. Más tarde el -venerable ma-
d. La Persiti y s11-s habitantes
gistrado renunció a su cargo supremo, y el bandolerismo y la anarquía se
cebaron sobre la media. Entonces ( dice Maspero), los medas se congre• Persia está simada al sudoeste de la mcsc-ra iránica y se extiende entre
garon, quizá para obtener una resolución en pro de los asuntos públicos, el Golfo Pérsico y b Media. Es ardiente y :tr(;l)OSaen la región marítima,
y los amigos de Deiokes hablaron de este modo: "Nos es intolerable esca fría y estér.il en la montañosa; en el centro ele la comarca se ad.mir.to
vida y tendremos que abandonar el país a menos que elijamos un rey que fértiles valles como el de Schiraz.
mantenga la paz entre nosotros, pues, entonces, gobernados por leyes equi- Si se ha de creer a Heródoco, los persas componían diez tribus aucÓ•
tativas, podremos cultivar sin zozobras nuestros campos, sin temor de que nomas confederadas bajo la presidencia de los Pasargadas, cuya familia
la violencia y la injusticia nos arrojen de ellos." Deiokes fue elegido rey principal llamábase de los Aqueménides. Pobre y montuoso era d país,
y los medas obedeciendo las órdenes de su monarca construyeron la siete mas las tribus (independientes hasta Fraortes, como ya lo expresamos)
·veces amurallada Ciudad de Agbatana. Murió habiendo gobernado cincuen- conservaron indelebles sus amables creencias y la rudeza y sencillez de sus
,ta y ues años, sucediéndole su hijo Fraorces.
costumbres. Hasta la edad de diez años, dice Heródoto, los persas no
Tres son las verdades históricas que envuelve la leyenda, a saber: la real enseñan a sus hijos más que tres cosas; monear a caballo, tirar el arco y
.existencia de Deiokes ( el Dayaukku de los textos asirios; la creación de decir la verdad.
un principado meda, y la fundación de Agbatana, capital que centralizó
.algunas de las dispersas tribus guerreras. e. Gro y la Fttndación del lm,perio Persa
La infancia de Ciro y las causas que lo impulsaron a sublevar a su
Fraorces. Fraorces el conquistador sucedió a Deiokes el pacífico. Atacó a
pueblo contra los medas, están envueltns en las penumbras clel mito.
los persas y los avasalló. Una vez dueño de ambas naciones, sojuzgó a otros
El ilustre historiador griego tancas veces citado, es el ddicioso cuentista
pueblos de Asia, y de conquista en conquista, atrevióse contra los asirios
que nos ilustra sobre tal fábula. Mejor que referirla, nos parece oportuno
:de Ní'.o.ive.Los ninivitas triunfaron sobre los medas y el rey cayó herido de
resumir brevemente Jo que la ciencia moderna ha esclarecido respecto a
muerte junto coa la mayor parce de su ejércico después de reinar durante
rnn poderoso y magnánimo pdncipe.
-veintidós años.
Pertenecia Kurus o Ciro a la din.astía regia de los Aqueménides y antes
de lanzarse a la guerra restauró el culto de Zararnstra ea toda su pureza.
Ciaxares. Ciaxares, hijo de Fraortes, continuó la política guerrera de su
p.'ldre; pero anees de tomar la ofensiva, organizó su ejército clasificando los Auxiliado por Tigraoes, rey de Armenia, derrotó a Astiages (gracias a la
conringences de las tribus en diversas órdenes militares, lo que dio consis- felonía del meda Arpago) y toda la Media aceptó su dominación (549
tencia y poder a las hordas que capitaneara Fraortes. a. b. v.). Interesado Creso, rey de Lidia, en el desastre sufrido por Aséiages,
Emprendió un ataque contra Nínive para vengar la muerte de su padre; formó una coalición pi1jance contra el persa, de la que fueron miembros
luego rechazó la invasión ele los escitas arrojándolos de Asia, y unido a babilonios, egipcios y lacedemonios, pero habiendo entrado ea la brega
Nabopalasa.r, teniente de Asnredililami, destruyó a Nínive "la Ciudad llena antes de que llegasen los refuerzos de los aliados, fue deshecho en Timbrea
de fraudes y de iniquidades", la "Ciudad llena de rapiña y de sangre", según y capturado en Sardes, magnífica capital del reino Lidio. Todos los esta-
las tremendas imprecaciones del profeta Nahum. dos de Creso y las colonias griegas de orillas del Egeo, cayeron eo poder
Después de caída Nínive, sometió Ciaxares la Mesopotamia septentrional de Ciro.
y luego se entretuvo en larga pugna contra los lidios. Murió dejando el Luego el conquistador partió para el oeste y logró tantos éxitos, que
trono a su hijo Astiages y un imperio que se extendía desde el Halis hasta Herodoto resume su obra en estos términos elocuentes y pintorescos: "Puso
.el gran desierto del Irán. La civilización guerrera de los asirios se derrum- roda el Asia superior bajo su mano, sin exceptuar una sola comarca."
214 ANTONIO CASO INTRODUCCIÓN 215,

Ahora que sólo Babilonia queda en pie, frente a frente del imperio restantes provincias." "Había un mago Gaúmata que engañ6 al pueblo
persa, el rey se adelanta a conquistarla; mas siéndole imposible forzar diciéndole: "Soy Smerdi.s, hijo de Ciro." "El pueblo se alzó y se agrupó
sus murallas, rceture a la astucia para lograr sus propósitos; y, cuando en torno suyo, abandonando a Cambises" ... "Éste murió hiriéndose a sí
todos los habitantes se entregaban a las expansiones y los regocijos de un mismo." "Cuando Gnámara, cl mago, hubo arrebatado a Gambises la Persia,
gran festiv:il, los persas se adueñan de la riquísima Ciu&id, en el año la Media y los demás países, hizo en ellos su voluntad, fue rey." "El
de 538 a. J. pueblo lo temía por su crueldad, hubiera sido capaz de acabar coa el
Todas las 1,rovi.ncias se doblegaron, incluso la Genicia, y los hebreos pueblo, a fin de que no pudiera saber que Smerdis no era hijo de Cii:o."
saludaron con entusiasmo a su libertador, volviendo a sus antiguos hogares "Darío, el rey, lo declara, no había en Persia ni en Media un hombre que
después de la prolongada y famosa cautividad de Babilonia. se hubiera atrevido a arrancar la corona a ese Gaúmata, el mago." "Entonces,
Nada se sabe de cierro relativo a los últimos años de Ciro. El imperio yo me atreví." "Pedí protección a Ahurrunazda, y Ahu.camazda me la
persa al desaparecer su fundador tenía por límites: al Occidente, el Egeo, concedió." "En compañía de algunos hombres afectos a mi persona maté
el Mediterráneo y el Golfo Arábigo; al este, el Indo y el monte Emaús, el a Gaúmata y a sus cómplices y fni rey por la protección de Ahuramazda.'
desierto de Arabia y el mar Eritreo; al Sur y al Norte, el Ponto Euxino, "Así restauré el imperio que había sido arrebatado a nuestra raza." "Des-
el Cáucaso, el Caspio y el Yaxarres. pués Daría, 'el vencedor de nueve reyes', el ínclito varón de la rama.
Babilonia, el último y esplendoroso baluarte de la dominación antigua, menor de los Aquemérúdes engrandeció el imperio conquistando la Tracia
cayó en manos de Ciro, como Nínive la sangrienta había caído en poder y llevando sus armas victoriosas hasta el país del Indo."
de Ciaxares. Decididamente el mttndo antiguo cedía ante la pujanza victo-
riosa de los aryas. h. Extensión del Imperio Persa bajo Daría

f. CcttnbiJe¡ y la Conq1tista de Egipto La inmensa aglomeración producida por las conquistas sucesivas de Ciro,.
Cambises y Dado, jumaba en su seno a todos los pobladores del Oriente;
Ciro legó el imperio a su primogénito Cambises ( Cambusio) dejando medas, persas, asirios, caldeos, egipcios, fenicios, judíos, sirios, lidias e·
a Smerdis (Bardiya) su hijo segundo, el gobierno de algunas provincias. indostánicos, desparramados sobre t◊dos los países, desde el Danubio basr.a
Cambises, símbolo de la maldad conquistadora, mató a su hermano para el Indo y desde el Caspio hasta las cataratas del Nilo. Todas las rradiciones
inaugurar su reinado y, ramo sigilo empleó para ello que la corte y el y tedas las lenguas, todas las religiones y todas las costumbres cabfan
pueblo in1aginaron que lo había encerrado en un castillo. En seguida dentro de can enorme territorio. Ahí se alzaban las ciud:idcs clásicas de
marchó a Egipto, que se le rindió eo una sola gran batalla ( 525) y espantó la antigüedad, Jerusalem y Tiro, Babilonia, Menfis y Teba!:. Ahí se com-
a la nación de los faraones con sus impiedades y sus locuras. pendiaba todo lo más glorioso que el hombre había creado hasta esa époc.t
Una rebelión de los magos, quienes colocaron durante su ausencia a y Daría era saludado como un monarca universal. Nunca h::ibía visto cI
Gaúmata ea el trono ( diciendo que era Smerdis), al que en efecro se Oriente poder tan abrumador; nunca se habría podido sospechar que las
parecía, lo llamó a Persia; pero dilucidada la impostura, siete optímates humildes tribus desorganizadas de la edad anterior a Deiokes, lmbieran
persas mataron a Gaúmata y a los magos sus sostenedores y fue electo podido erigirse en señoras del mundo; nunca tampoco que los linajudos
"gran rey" Dado de la noble estirpe Aquernénide. Aqueménides anteriores a Ciro, ceñirían en alguna ocasión, la más rica y
prestigiada de todas las diademas.
g. Da-río. Bajo -relieve de Behistún
i. Darío emp,-ende su expedición a Btwo·pa
Darío cuenta estos acontecimientos en el bajo relieve de Behistún "enorme
peña de 450 metros de altura, trabajada a pico". Así dice la inscripción ¿Quién seria capaz de contener la osadía de majesmd tan poderosa? ¿Qué·
en tres idiomas distintos. Dado es quien habla, he aquí lo que dice imperio por vasco que fuese podría detener el avance de los persas vic-
antes de ser rey: "Cambises hijo de Ciro, reinaba aquí antes de que yo toriosos? ¿Ante qué nación doblaría la cerviz ese Darío, rey de reyes? ...
reinara." "Cnmbises tenía un hermano Smerdis, del mismo padre y de No fue un imperio quien detuvo a ese imperio, no fue un déspota quien,
la misma madre." "Cuando Cambises mató a Smerdis, el pueblo ignoró el vendó a ese déspota. Hay algo más poderoso que la fuerza, algo roás
hecho." "Después fue a Egipto y, mientras ahí estaba, d pueblo se volvió resistente que muchos ejérciros, algo más inmaterial y más excelso: la
rebelde." "Entonces era frecuente la mentira, en el país, en Media y en las conciencia de la libertad y la plenitud del derecho.
.216 ANTONIO CASO INTRODUCCIÓN 217
Un puñado de hombres libres, un corco número de ciudadanos, valen condenado a una multa por .haber hecho patentes las desgracias sangrientas
más que muchos millones de esclavos y de súbditos. Una Grecia amante de la raza. Sometidos los jonios, llegó su turno a los griegos de Europa.
de su independencia y poseída de sus virtudes, una Atenas que organice La primera armada fue destruida por la tormenta al doblar al promontorio
la victoria, wi general q11e Je llamó NilciadeJ, he ahí lo que basta para de los Achos ( 492). Dos afios después, insolentes heraldos persas arribaron
afrentar al coloso. Grecia es joven y enérgica, respira con amplios pulmones a las ciudades griegas en demanda del agua y de la tierra, signos de sumisión;
la atmósfera demente y serena de los pueblos que besa el porvenir propicio. mas al llegar los bárbaros a Atenas fueron muertos y la misma suerte corrie-
No se halla en vías de disolución como los ninivitas que anonadó Ciaxares, ron al prcsenra.rse frente a Esparta, atentando contra la orgullosa soberanía
•o los babilonios que deshizo Kurus. Los helenos, nuestros augustos padres, lacedemonia. luego, de las coetas de Cilicia partió al mando de Dacis y
los padres paganos de la civilización moderna, tienen de sobra anl1elos y Artafernes una flota de navíos que castigó a Eret.ria en Eubea, y más
fitmez3. En los pechos amplios y musculados de los hoplitas griegos, se carde, por consejo de Hippias, fue a desembarcar en las llanuras de Mara-
estrellará la barbarie oriental, como la inquieta masa de agua del torrente, thon, a siete leguas ( contando hacia el oriente) de Atenas. El novilunio
se estrella contra la inconmovible resistencia de las rocas. Coa razón alguien impidió el concurso de los espartanos, no más que los 10 000 atenienses
ha pensado que la epopeya de Maratón y Salamina es el acontecimiento y 1 000 oriundos de Placea, salieron a encontrar a los persas. Allí se trabó
-cu1minanre de la Hisroria. la ilustre batalla; Milciades, tirano del Qt1esonerso de Tracia, era uno de
Después de una expedición contra los escitas para evitar sus cropefías los diez estrategas que mandaban a los atenienses. El choque fue terrible
formidables ( expedición que resultó un descalabro), Darío, fascinado por y la victoria completa. las vicisitudes posteriores de la guerra hasta la par
el Medirerráoeo, ese "mar hipnótico" para ·codos los guerreros asiáticos, se de Cirnón se encargarían de probar que el mundo no sería persa. Marathon
arrojó conrm los griegos. Detallemos la focha heleno-pérsica hasta la batalla fue un lugar sagrado en donde durante siglos se celebraron sacrificios a las
de Marnthon. propicias divmidades olímpicas, y, ¡Marathon! fue también el grito de guerra
Ciro ( enseña un historia<lor), fundó cl estado persa, Cambises lo com- nacional.
prometió en sus locas aventuras, Darío fue el segundo fundador y, lo j. Muerte de Daría
que es más, el organjzador del imperio.
En las monedas llamadas dáricas, se ve al autóctata con el cerro en la Darío murió en 485 aqucj:Ldo por los disturbios de los sátrapas.
diestra y el arco en la siniestra mano, recorriendo con un paso rápido las
comarcas de su patria, símbolo vivo de la unidad nacional que descansaba IV. LA CMLIZACIÓN PERSA
sobre su persona y de su soberanía en tedas parces presente.
a. La r-eligi6n
Las causas de la ruptura de los griegos con los persas, fueron varias.
Demócedes, un médico heleno al servicio de Darío, condujo una embajada "Persia --dice Michelct- carece de templos y de ceremonias; no tiene
del "gran rey" a la magna Grecia, mas en llegando a K.rorooa se escapó. más culto que la oración y la palabra; los textos, aunque confusos, distinguen
La embajada después de reclamar inútilmente al prófugo, volvió a Persia siempre tres edades: la patriarcal, la sacerdotal y la del magismo medo-caldeo."
a través de grandes penalidades. Así quedó desairada la dignidad del amo "El magismo no llegó a organizarse sino hasta desp1.1ésde la conquista
de los medas y se dio margen al primer motivo de disguste. Hippias de Babilonü. los griegos no conocieron la Persia sino en su época de
arrojado de Atenas, llegó al Asia Menor implorando los auxilios del sátrapa decúmiento."
Art:1fernes, gobern:1dor de Sardes y hermano de Darío. Por fin, prodújose L1. civilización persa, tributaria y heredera de la elaboración karoo-
una revolución en Jonia; causa determinante y decisiva del conflicto. semítica (como al principio de este estudio lo expusimos), no es original
Aristágoras de Mileto, auxiliado por los atenienses, tomó, ocupó e incendió en las artes ni en las letras; mas en la formación metafísico-religiosa,
Sardes ( 500), Datío se aprestó al castigo: la población de Mileto fue Persia es uno de los grandes pueblos originales. Ahuramazda y Angro-
deportada y reducida a vejatoria esclavitud l.a Jonia. El foco de la irradiación mainus representan dos esmpendas concepciones teológico-filosóficas y Zara-
selénica pasa desde ahora a Europa. La toma de Mileto despertó un intenso rustra ( el semifabuloso profeta) es un personaje ta.11 digno de memoria
,dolor entre los griegos; los hermanos de allende el Egeo habían sucumbido; como Moisés, el celebérrimo legislador judío.
¡oh desdicha! y, como al año siguiente del desasrte, compusiera e hiciese El mazdeísmo nació probablemente en el Airyanesma Vaedjoo (según
representar el poeta Trinico ttn drama intitulado "La toma de Mileto", otra opinión desarrolláse en la Media casi al finalizar las emigraciones
,de todas partes del teatro se elevaron clamores y sollozos y el poeta fue iranitas).
218 ANTONIO CASO INTRODUCCJÓN 219

La tradición más antigua coloca el nacimiento del admirable apóstol en Ahuramazda y su ejército procuran conservar a los hombres y hacerlos
Ragbaa, en la Media, y su vida, durante los primeros tiempos de la raza felices, Angromaious y sus genios perversos se empeñan en destruir y
iranita, cuando aún se ha11aban acampadas las tribus en la Bactriana. Zara- entristecer a los hombres.
tustra ( sobre quien uno de los más ilustres representantes del pensamiento Todo lo bello y lo bueno es obra de Ahuramazda, el agua, las simientes,
alemán posterior a Schopenhauer, F. Nietzsche, ha elncubrado un poema el fuego, la luz, los animales domésticos, y entre ellos el perro, las aves
vigoroso y triunfal), era de origen regio, y fue elegido por Dios para regenerar y entre todas el gallo, ese anunciador del alba.
al mundo. Su infancia y juventud constituyeron una larga y dramática lucha Cuanto es feo y malo, procede de Angroma.inus: la noche, la sequía,
contra los demonios. Es de notarse que el diablo interviene siempre en el frío, el desierto, las plantas venenosas, las serpientes, los parásitos y los
la vida de los reformadores religiosos. Jes{rs fue tentado por él: Lutero, bruros q,ie moran en abyectos escondrijos, sapos, lagartos, ratas y sabandijas.
encerrado en W artburgo, también fue víctima de sus ataques; parece que J..avida, la pmeza, el.trabajo, la verdad, son las bendiciones de Ahuramazda.
el místico eu los delirios de sus soledades, es muy propenso a personificar La muerte, el <.lelico,la pereza y la mentira, los azores que nos depara
al espfrim malévolo, padeciendo por lo tanto dolorosísimas angustias, frutos Angromainus.
acerbos de su facultad de autosugestionarse. El culto se reduce a recitar himnos sagrados ame el fuego que arde
Cuando Zaratusrra cumplió los treinta años, un genio superior se le en las montañas. Ahurarnazda sólo se manifiesta bajo la forma ele fuego
apareció y lo condujo ante Ahuramazda. Invitado para que interrogase o de sal. Según Herodoto, Jos persas calificaban de insensatos a los hombres
al dios, pregumóle quién era la mejor de las criaturas. Ormuz respondió que elevan estatuas y templos a los dioses.
que el mejor entre los hombres era el más puro. Quiso después conocer el La conducta debe tender a ayudar a Ahuramazda en su obra de desrruir
nombre y la misión de los .Ángeles, así como la .rat1.1rale-zay los atributos a Angromainus; la humanidad es uno de los ejércitos del amor. Tal es
del principio del mal. Atravesó una moomfri de llamas sin experime.ntar en brevísimo compendio la magnífica concepción religiosa de los persas.
ningun mal, se dejó abrir el viencre y arrojar en él metales fundidos, sin Como se ve, tal religión es un dualismo que explica, por los principios
lanzar una. quej;i y después de tamañas pruebas recibió de manos del dios, el destructor y malo, conservador y bueno, codas las existencias y todos los
Zeod-Avesta y bajó a la tierra a predicar lo que había aprendido (Maspero). atributos, dualismo que engendra una moral pura, muy diversa y superior
La leyenda refiere que mmi6 víctima del rayo, después de qne aumen- a las que había conocido hasta entonces el Oriente. La solución dualística
taron considerablemente sus prosélitos en la Bactriana. dada por el masdeísmo al problema de la existencia del mal en el muodo,
¿Fue un personaje real Zaramstra? ¿Fue un ente ficricio imaginado por honra grandemente la capacidad filosófica del pueblo persa y, las normas
el pueblo iraaita? No es posible decidir semejante cuestió=l. Zuratustra de coo.ducca derivadas de los cánones teológicos, de.muestran que los per-
es un Homero que, como el egregio cantor de la fJíada, puede servir de sas de la edad de oro eran hombres buenos, que sabían y:1, en tan remotas
toma para las encarnizadas batallas que suelen trabar entre sí las argumen- edades, que el fin esencial de coda elaboración ceo.lógica es el bien.
taciones contradictorias de los erudiros.
No se conserva ningun libro de Zaratustrn, pero la doctrina está explicada b. Organización Política y Social
en el Zend-Avesta (ley y reforma), libro sagrado de los persas. Según la La fábula de Deiokes (referida al acup:irnos de los Medas) prueba clara-
leyenda el Zend dividíase en 21 libros, escritos en 12 000 cueros de vaca mente cómo se verificó la evolución de las primitivas tribus inconexas,
reunidos por medio de hilos de oro. Los musulmanes lo destruyeron al invadir hacia el gobierno regí~. El jnez supremo que se transforma en rey, es una
la Persia; pero algunas familias fieles a la doctrina zaratústrica se ref1.1g-iaroa gran verdad política, exornada por el mito, pero altameme simbólirn. Las
en la fod ia y allí con el nombre de parsis esmbleciéronse y conservaron leyes de la transformación de los gobiernos son idénticas en todas las
un libro entero del Avesta y .fragmentos de otros dos ( Seignob:as). naciones y en el continente antiguo lo mismo que en el nuevo. De la
Ahuramazda, "el soberano que todo lo sabe", creó el mundo; como es tribu republicana al pequeño estado monárquico y de allí por la conquista
perfectamente bueno, no ha podido crear el mal. Cuanto de malo hay, es obra a la gran mon~rquía bárbara. Fraortes y Ciaxares son los formadores de
de Angromaious", el espíritu de sufrimienro", Ahuramazda es luminoso, la gran monarquía, así como Deiokes fue el creador de la pequeña.
resplandeciente, muy puro, posee la ciencia, manantial de placer. Los soldados Las costumbres patriarcales de los pueblos de raza arya (bellamente
de Ahuramazda son ángeles ( yaratos), los de Angromainus, demonios descritos por los Heródotos y los Tácitos) esas virtudes viriles, esos deseos
(deos); los primeros habitan el levante, los segundos el poniente, Jas tinie- de gloria y de botín, sanos y fuertes, desaparecen lentamente, en tanto
blas de la noche y las penumbras del crepúsculo. que el absolutismo monárquico acrecienta.
220 .ANTONIO CASO INTRODUCClÓN 22l'
Cuando Deiokes hubo construido la siete veces amurallada ciudad de autócrata singularizaba su bondad: "Ahuramazda me ha favorecido porque
Agbatana, se ocultó a las mi.radas profanas de sus súbditos y allá en el nunca cometí crueldades ni injusricias, ni opresiones."
lugar más fortificado vivió con su tesoro y su serrallo. Reír o escupir El imperio persa, han asentado los historiadores, fue un gran periodo
en su presencia, fue un grave delito; adorarle como a un dios, deber de de paz, los gue.r.reros irauir.as prestaron un gran beneficio al someter a
t0do meda; Deiokes inició fo. era del despotismo. Con Fraortes y Ciaxares todos los pueblos a la misma potestad, impidiéndoles que se destruyeran
el concacco oriental y la conquista, violentan la evolución centralizadora y mutuamente. La guerra se humanizó un r,wco y el mundo oriental en la
cir:ínica; ambos monarcas, sobre todo el segundo, después de caída Nínive, época de los Aqueménides, como el occidental en la de los césares romanos,
fueron verdaderos dioses que imponían sus caprichos a su pueblo. marcl1ó por un rumbo menos tormentoso y más lejano a cada momento
Entre los persas, Ciro, que sacó a su nación del estado bárbaro o semi- de los tropelíos sangrientos que caracterizaron los pasados tiempos.
bárbaro en que se encontraba, despertando sus ambiciones y animando su
espíritu guerrero, el hombre superior a codos sus compatriotas en racro c. Artes Plásticas
político, sabiduría y genio, fue a la vez soberano y educador, siendo esta Los arquitectos persas, dice Seignobes, copiaron los palacios asmos. En
última cualidad ( dice un autor) la que más excitó en el corazón de sus Persépolis se observan los techos planos eo forma de azotea, las puertas.
vasallos, los sentimientos de amor y profundo respeto hacia su persona. guardadas por mastinas de piedra, los bajorrelieves representando cacerías y
:f:l fue quien inauguró el gran poderío persa y la opulencia deslumbradora ceremonias. Sin embargo, los persas introdujeron tres puntos de perfeccio-
de su imperio. Aristóteles afirma: "fa magnificencia de los reyes persas namiento: Empleaban mármol y piedra en vez de ladrillo, hadan en sus
alcanzó basta donde pueden llegar la majestad y la grandeza." Cambises y salas techos de madera pintada y construían columnas ligeras que son las
Darío, ambos conquistadorns escalaron el pináculo del despotismo, viviendo más esbeltas que se conocen.
en Sura o Agbatana, dentro de un castillo maravilloso cerrado con puertas A esto se debe que su arquitectura sea más elegante y placentera que la
de bronce y guarnecido de altos muros. Nosotros, los modernos occidentales, de Asiria.
no podemos tener una idea e.'Cactadel lujo exorbitante del Oriente, ni
nos es fácil tampoco formarnos un concepto acabado de la poderosa tiranía V. CONCLUSIÓN
de u1l0 de esos semidioses criminales. Cambises o Jerjes "Ni un dios
mismo podría apuntar mejor", decía el cortesano Prejaspo al demente Al principi.'t! el presente rrabajo escribimos:
Cambises, cuando el rey acababa de partir el corazón del hijo de Prejaspo "Una verdad demostrada por la experiencia es que la civilización se-
de un flechazo can certero como injusto. La vida y la fortuna y la familia, desaloja y que los pueblos más ilusu-es y sociedades m:ís avanzadas mueren
codo era del "Gran rey". Todo debía ponerse a la disposición incondicional al fin como todo organismo, legando a otras sociedades y a otros pueblos el
tesoro de sus conquistas."
del hombre elevado a la categoría de ser divino.
Herederos de la tradidón civilizadora de los antiguos pueblos pertene-
Daría, el organizador del imperio, fue el primer príncipe asiático, que
cientes a la raza kamo-semítica, los medas y los persas lograron constituir-
comprendió, siquiera fuese imperfectamente, esca verdad elemental política:
"el imperio más vasto y menos opresor que conoció el Oriente". Si no
para gobernar al vencido con proved10, es menester dejarle cierta autonomía.
incrodujeron adelantos eminentes en las ciencias y las arces, en cambio su
Dividió sus dominios en provincias (Sátaprias) y los antiguos usos, leyes,
religión y su elevada moral son dos títulos de gloria que muchos pueblos
idiomas y religiones continuaron subsistentes.
envidiarían. Si al concacco de la debilidad general se debilitaron, sí viviendo
Los sátrapas eran hombres de esmerada educación políricrt, que mante- en Ja decadencia del Asia Menor decayeron, nunca abandonaron por com-
nían ejércitos propios, habitaban ricos palacios y poseían guardia de corps, pleto las dignas cualidades mentales de su raza, nnnca se mostraron enemigos
harem y corte. Cada sátrapa debía recaudar el impuesto, pa[te en metal del progreso, nunca. perdieron la bendición vivificante de Aburamazda.
(oro y placa) y parte en especie (trigo, caballos, marfil) envi:í.ndolo al Cuando se acentuó el irremediable desaliento, Alejandro, el héroe Macedón
emperador. De la gran suma recaudada, se pagaban los sátrapas, las escribas desbarató su imperio en una serie de triunfos sublimes, y enfermos desde
y el ejército, el resto congregado en enormes lingotes, se acumulab:i en entonces de esa inercia mortífera 9ue acoge siempre los ocasos de las
las arqis reales, alimentando un inmenso tesoro. La administración de civilizaciones vetustas, pusiéronse a vegetar en la sombra. la hisroria aparta
justicia se estableció mmbién por ese tiempo más firme y regularmente St1s ojos de ellos y los fija en el occidente greco-latino. Ahí reside el
que antes. la historia debe considerar a Darío como un ilustre gobernante, porvenir esplendoroso.
y, en suma, puede aceptar como sinceras estas palabras en las que 'el
ANTONIO CASO JR.
LA AUTONOMfA UNIVERSITARIA

El Estado debe reclamar para sí, como corolario indiscutible de su soberanía,


acción y predominio en la educación primaria de la República. Nadie le
disputará esre derecho, que consrirnye una de las prerrogativas esenciales
de roda la democracia.; Pero, a medida que la educación se eleva eo su
grado, disminuye coocomiraocemeote el predominio, indiscutido e indiscu-
tible, de la persona polírica de la Nación, para dejar amplio radio de
actividad a la asociación privada. Es decir, que si el grado primario de la
enseñanza compete de pleno derecho al Gobierno, los grados secundario y
uni.versitarío no sólo toleran, sino que exigen la restricción de la órbita
peculiar a la cosa pública, en beneficio, no solamente de las instituciones
políticas y sociales; si.no también de la eficacia de la cultura y su acrecenta-
miento en el esfuerzo individual y colectivo.

II

Estos son los princ1p1os que abarca en su enunciación el problema de


la autonomía universitaria. Para discutir ordenadacncnrc el asunto, divi-
dámoslo en dos grandes cuestiones difcrenrcs, ligadas, oo obstante, dentro
de la íntima conexión que exige el concepto mismo de 1ibenacl o auronomia.
La cuestión docente y la económica.

m
Autónomo significa, lo que por sí mismo ordena y manda. Del griego
aytos, uoo mismo, y nomos, ley. A 1a palabra autónomo, se opone la voz
heterónomo. Del griego heteras, otro, y nomos, regla, ley. La Universidad
de México es heterónoma, en el sentido de gue no se gobierna por sí
misma, sino que la mandan y ordenan, a su albedrío, los señores secretarios
de Educación Pública. Ahora bien, la opinión exige, porque ha comprobado
los gravísimos defectos del sistema vigente, que nuestra más alta iJ1Stitucióu
docente rompa su tradicional sujeción y realice su libertad.

IV
En punto de lo docence, es claro que ningún Ministro de Insrruccióo
Pública, por sabio y capaz que se le supusiere, reúne dores bastantes a
22-1 .ANTONIO CASO LA AUTONO.MÍA UNJVERSlTARIA

engme en legislador y maestro, menos aún, en déspota o tirano, de una Republicana, herc<lera suya, sólo ha sido escl~~a! ¡Cuán_cas ve<cs h:1ll111·1
Academia que abarca, en su grado supecior y por su misma esencia, l:t historiador prudente en la historia de las tradiciones nac1onalcs, b J1lx11,,,I
universalidad de los estudios humanos: Unwérsitas st11di6mm. ¡Ni Pico y la justicia en el coloniaje español, y la esclavimd y La injusticia, t•n l,1
de la Mirnndola, ni el mismísimo Aristóteles de Estagira, ni varón alguno, democracia mexicana!
a no ser que fuese la propia omnisciencia, sería osado a poner la pauca, y
realizar el ordenamiento de los conocimientos humanos! En un siglo como vn
el nuestro, en que la división del trabajo ciencífico ha alcanzado el máúm?llfn Por lo que mira a la cuestión económica, hay que recordar que la mayor
de desarrollo y poder, las dictaduras iotelecruales, lejos de ser posibles, parte de las fundaciones y dotaciones de nuestras escuelas universitarias,
sólo cabrían en la mente brumosa de los esclavos o los dementes. Si no procedieron del C-.obierno Nacional, sino de asociaciones diversas. El
Erasmo y Voltaire fueron el oráculo de sus siglos, en el vigésimo, que
Colegio de San lldefonso, con su mag¡iífico edificio, fue obr:i. de la Com-
alcanzamos, de la Era Cristiana, no hay oráculos. la obra de la cultura
pañía de Jesús; algunos médicos sabios y abnegados, que so~ _la honra
individual y colectiva, sonríe de ellos sin piedad. Por c:anco,todo hombre
perdurable de la ciencia nacional, crearon la Facultad d~ Medicma; y el
discreto que ocupe la Secretaría de Educación Pública, ha de pugnar por
Palacio de Minería, que los gobiernos mexicanos han venido aprovechando
arrojar lejos de sí el fardo terrible y ponderoso de la dictadura mental
para alojar diversos Ministerios y dependencias, fue creación de los mineros
universitaria.
y no del Esc:ido. Qué de raro tendría que la Nación mexicana, convencida
V de la justicia que asiste a los partidarios de la autonomía universitaria,
En vez de un autócrata ridículo, la labor docente de una Universidad devolviese, en un acco de equidad, a sus legítimos dueños, los capitales
que por tanro tiempo ha usufcuccuado. Además, el Estadio, recién cons-
se reparte, democr:íticamente, entre todos los miembros de la institución:
alwnnos, profesores, Academias de las Facultades, Consejo o Senado Uni- truido, lo fue, en buena parte, gracias a las pensiones escolares sufragadas,
versimrio y Rector, o, como se llama a este personaje en las Universidades en tiempos de general penuria, por los esmdiances universitarios, y merced,
de los Estados Unidos, "Presidente de la Universidad". cambién, al desprendimiento de sus maestros, que dieron un día de su
haber para ayudar a sufragar los gastos erogados.
VI Si conforme a la constitución de la República, las personas morales no
Pero si, en lo intelectual, las razones de la autonomÍ3. son incontrover- pueden tener codo linaje de bienes inmuebles para sí, como pas:i en otros
tibles, y es acto de barbarie negarlas, en lo moral no son menos brillantes países, puede la Representación Nacional entregar, cada año, la suma que
los argumentos que ocurren en pro de la tesis. En varias oportunidades, importa el presupuesto de la Universidad, al Rector y al Consejo, y éstos
algunos señores secretarios de Escado han arrojado sobre los profesores y ¡espooder, convenieocemente, ante las autoridades de la República.
los alumnos un baldón. Han did10 que, en épocasde tiranía, los alumnos
y los profesores no han procedi,do como hombres libres de veras, sino como vm
simples instrumentos de despotismo; llegando hasta el extremo de tolerar En suma libertad :ibsoluta en lo docente. Nombramientos del Rector y
la imperfecta militarización de las escuelas. Cuando el general Huerta de los cat:ciráticos por la misma institución universitaria, y autonomfa
ordenó h "rnilirarización" del Colegio Preparatorio de México, tuvimos la económica efectiva y efica:t.. Si el señor genernl don Alvaro Obregón y el
honra de decir, desde la cribuna de la cátedra, a nuestros alumnos de lógica sefior doctor Gasrélum, Secretario de Educa::ión Pública, realizaren la obrl\
e historia de la filosofía que "era preferible abrir escuelns en los cuarteles anhelada, o principiaren, al menos, a cumplida, merecerún bien de sus
y no convertir las escuelas en cuarteles". Es cierto que los profesores conciudadanos reconocidos; y que no den oídos a los argumemos de los
universitarios no han estado siempre a la altura moral de su misión; pero s;:ifisras que se valen de minúsculos incidentes contemporáneos, para negar
esto se debe a que no hao sido libres, a que la Universidad de México el esfuerzo que se les pide. La :iuconomfo. es tan gr~d~ que, al cabo d_c
no ha realizado su deseada autonomía; a que los goberoanres nuestros unos cuantos años, habrá podido borrar hasta los vest1gt0s de esas condi-
dese:in disponer, a su albedrío, de las cátedras universitarias, para otorgarlas ciones adversas que hoy parecerían favorecer a quienes pretenden ncg:irlJ.
a sus fa~·otecidos; a que, en suma, para ser digno plenamente, hay que Y si en esta vez la Universidad no es libre, lo será en otra próxima. J.:i
depender s6lo de la jusrkin y la razón, y no de las conveniencias políticas, esencia del ideal humano es ser más fuerte siemp.ce que toda rcali<l,lll.
siempre dcsdefiables, del minuto que pasa. ¡Autónoma fue la vieja Univer- transitoria. ¡Más fuerce!
sidad de México, fundada con cédula del César Carlos V; y la Universidad Excélsior, 6 de septiembre de J?2·1
226 ANTONIO CASO LA FILOSOFÍA EN LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO 227

Por canto, la filosofía Escolástica importa al pensamiento independiente,


LA PILOSOFfA EN LA UNJVERSJDAD DE ~XICO aparte de tcxia consideración exclusivamente religiosa.

11

La Facultad de Filosofía es, esencialmente, la primera de las Facultades Don Eduardo García Mayoes, profesor de Historia de la Filosofía y de
universitarias; como la filosofía es, entre las ciencias, la primera, también. :Ética, es un claro exponente de nuestra cultura universitaria, a pesar de su
Su dcs:irrollo imprimirá el sello de la individualidad universiraria mexicana, juvenrud. A la ciencia exquisita del jurisconsulto, agrega la más l~onda
su personalidad caraccer.ística sobre la marcha de nuestra formación aca- preocupación metafísica. Juntos hemos servido, en la Facultad de Juuspru-
démic:i. Así como don Gabino Barreda, por medio de la filosofía de Augusto dencia, los puestos de catedráticos de Filosofía del Derecho, ¡asignatura
Cornee, selló, enérgicamente, el Plan de Estudios de la vieja Escuela Nacional hoy SUPRIMIDA del elenco de la FacuJcad! ... En esa época, don Eduardo
Preparatoria, así rambién, en proporciones aún mayores, podrá otro educador García :Maynes explicaba el curso sistemático de Filosofía del Derecho y
capaz imprimir la forma de su pensamiento filosófico sobre el conjunto nosotros el histórico. Entonces tuvimos oportunidad de comprobar la com-
de nuestra futura educación. petencia excepcional de nuestro colega.
Por esta razón importa canto a la culrura de la República el criterio Profesa don Eduardo García Maynes el realismo de Hartmann, esa
filosófico de los profesores que sirven hoy las cátedras de Metafísica, pulcra dirección filosófica que tanta admiración ha los.rado desp.ercar en
Ética, Estética, Epistemología, Lógica, Filosofía de la Educación y Filosofía los centros académicos de Europa- Hartmann ha escmo tres Libros de
del Derecho, eo el seno de la Facultad suprema de nuescra Alma lvfater. primer orden: Los principios de 1tna metafísica del conocimiento .(1921 ~.
Tres direcciones principales advcrrimos en los más dcscacados catedráticos: la f!.tica (1926) y El problema de ser espfritnal. Hartmann, a diferencta
Ja filosofía tradicional, el realismo h:inmaniano y el idealismo crfrico. de los escolásticos, preconiza un pensa.mie:ito filosófico sistemático, pero
Corrientes del pensamiento cooremporáneo que también luchan entre sí no un sistema. Según éJ, el fracaso del Idealismo alemán consistió, como
en los medios cultos de Europa. dice Francisco Romero "en su prisa por elevar vascas construcciones de
La filosofía tradicional, que sus adeptos decoran con el supremo dictado pensamiento, grandes sistemas completos y cerrados", según el filósofo
de "filosofía perenne", es el pensamiento escolástico, hoy profundamente germánico, el tiempo de los grandes sistemas ha pasado ya. La F,loso/1a
renovado, lo mismo en Alemania que en Bélgica, Francia, Italia y España. no quiere edificar SISTEMAS, sino meditar PROBLEMAS. Sólo p~r~ialrnencc
A esta dirección -siempre fuerce y orgünica- corresponden los profe- coinciden las categorías del conocer con las del ser. Umrc la pos1c160 cons-
sores Dr. Jesús Guisa y Azevedo y Lle. Ignacio Bravo Betancourr. tructiva y la indagadora. Hartmann se decide por la última.
El Dr. Guisa y Azevedo fue design:ido catedrático de historia de la "La historia de la filosofía -<!ice García Maynes- presenta dos grandes
filosofía, lo mismo que su colega don Ignacio Bravo Betancourt, durante di.reccioncs espirituales: la del pensamiento sistemÚlico cons1ruc1ivo, y l:i
la época en que tuvimos la honra de ocupar el puesto de jefe del Instituto del pensamiento problemático. Tales 1cndcnci,1s pueden d.1r~c unidas, pues
de Filosofía. Era Rector de la Institución don Manuel G6mez Morfo, de hay pensadores que, como el Sa.nto de .<\quino, siendo co~struct~res. de
relevante actuación académica. sistemas, son, al pcopio tiempo, hombres dor,1dos de ese marnvdloso mstmtO
Guisa y Azevedo, escritor de justa y amplia reputación, es doctor en problemático, característico de los mt:1afísicos de genio. Pero, .por regla
Filosofía y licenciado en Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad general, aquellas tendencias aparecen dt:slig.td:is. En Pr~lo y ~IOCL~o'.
Sanro
..eleLovaiua. El abogado don Ignacio Bravo Becancourt hijo es de la Uni- Tomás y Scoco, Hobbes y Spinoz:1, domina el pensamiento S1Stemat1c~;en
-versicfad, y fue alumno distinguido, entre los de su generación, en la Platón y Aristóteles, Descartes y [fome, Leibniz y Kanr el pensamiento
Jlacultad de Jurisprudencia. problemático. No es tlll:l casualidad ni un infortunio que _estos ~timos
Ellos exponen en sus cátedras el realismo escolástico, derivado de Aris- no hayan legado a la posteridad gr;i,ndcs sistemas. Ello no qluere decJI que
tóteles y Santo Tomás. Dirección filosófica que cuenta con la más ilustre Platón y Aristóteles, por ejemplo, no aspiren a la constitución de un saber
de las tradiciones -y la más constante- a uavés de los siglos. Resulta sistemático: significa, únicamente, que predomina en ellos el amor al pro-
ser un error craso el pensamiento de que la Escolástica sea una filosofía blema a la dificultad, a la aporía. Y es que tenían visión clarísima de
puramente "religiosa". Para el Aquinatense, el filósofo favestiga lo que que eÍproblema -no el sistema- es lo esencial en la labor metafísica."
pertenece a las cosas conforme a su naturaleza; en canco que la fe las La forma externa sistemática, lógica, no es esencial, por más que varios
considera en cuanto que fueron crea.das por Dios y con :Él se relacionan. lo pensaron así, a la elaboración filosófica. "El que piensa metódicamente
228 ANTONIO CASO LA FILOSOFÍA EN LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO 229

--dice Kant- p~~de exponer su pensamiento sistemática o fragmentaria- legislador. Como dice en su admirable Ensayo sobre Kant, Ortega y Gasset:
me°:te. La expos1C1~n.fragmentaria en lo exterior, pero metódica en el "La quieta verdad se transforma en imperativo. El conocimiento deja de
fonct?, es una e~pos1c16n aforística." Es decir, que siempre que se fiJosofa ser un pasi.vo espejar la realidad y se convierte en una construcción. Eso
se piensa con interna congruencia, aun cuando la exposición sea fra<>- que vulgarmente se llama realidad es mero material caótico y sin sentido que
memru:ia, aun cuando se filosofe AL MARTILLO como decía Nietzsche c:n es preciso esculpir en cuerpo de universo."
su habi~ial el,o~uencia·:. Es discutible afirmar que la filosofía misma haya La cosa en "sí", sostiene el profesor Luna Ar.royo, no es objeto de cono-
d~ ser. s1sremat1ca.,El_sistema era propio de la filosofía apriorística, 0 de la cimiento. "La metafísica tradiciooal supone equivocadamente tener como
d1aléwca de escol:tsucos y hegelianos.
objeto de conocimiento una realidad problemática que trasciende, que está
García Maynes ha llevado este espíritu de su maestro a la meditación más allá de los hechos, y que es, por ello, independiente de t◊da conciencia.
del "probl~ma de la Yalidez del Derecho", brindándonos un Ensayo filosúfico, Pero en y por la conciencia tiene que ser conocida esta supuesta realidad;
que .cousmuye una de las monografías más importantes de cuantas ha en gracia a que la conciencia no es pasiva, sino que necesariamente eola,..a,
pubhcado un profesor universitario mexicano.
une, relaciona, en una palabra, transforma lo que emra en sus dominios,
es evidente que lo conocido nunca es algo independiente de la conciencia,
III
ninguna "cosa en sí". El inmanentismo de la Escuela de MarbU[go desbarata
el inerte noúmeno kantiano. Las cosas en sí son cosas en mí.
... Do? Franc~s~o,,luna Arroyo y don Hécror Rodríguez representan el
1deal~smo crmco de la escuela Kantiana de 1-1.arburgo. El doctor don Por lo que mira a la esencia de la moralidad, se entiende como "función
Franct~~ Luna ~royo acaba de publicar un libro importante: Los principios originaria de la culmra". ¿Cuál función originaria de la cultura es la
de ~a e!tca social., en que abarca, ramo el concepto como )a axiología y moralidad? El derecho es una relación que vincula a los individuos de una
reaJ1zaa6n de la moralidad. manera autárquica e inviolable; la moralidad, en cambio, es "forma de
El ca~ác~e~ preponcleran~e de la ~br~ filosófica del Dr. Luna Arroyo relación que implica siempre fines incondicionados. Es, por su esencia,
queda ~igmf~cado, ~or medio de la s1gu1ente declaración: el libro "abarca autónoma, libre".
en sent~do ~1sreman~o, los temas capitales de la ética. Desde Juego, pues, es
necesario s1~ar a esta ciencia en el cuadro general de la filosfia. Pero IV
~ra ello se impone. a su vez, la tarea preliminar de ganar un concepto
nguroso de est~ rama ~el s~ber._Así se justifica una breve discusión en ¡Tal es, a grandes rasgos, la perspectiva filosófica que hoy presenta.
t?rno ~ las c?r~1entes mas d1scut1das de nuestro tiempo; y, también de la la Universidad de México¡ Como se ve, sólo los sistemas materialistas
f1oscfia tradicwn~l. El resultado de este debate ostenta con energía un -históricos o no- solamente el empirismo acedo y el positivismo trasno-
rasgo ANT~:1l1'AFISIC~- La filo~ofía -sigue diciendo el Dr. luna Arroyo- chado, no tienen cabida. Durante nuestra jefatura del Iosricuro de Filosofí:a,
en la acepc10n. defendida, no uene por objeto supuestas realidades trascen- buscamos con ahínco un profesor competente para la enseñanza del mate-
de~tes, es decn:, situadas más allá de los hechos, de los fenómenos. Su rialismo histórico, como teoría filosófica, en la facuJ1::tdde Filosofía y letras;
ob¡eto s_eo~rece más bien en algo por esencia patente: LA CULTURA. Uno de ¡pero no tuvimos la buena fortuna de hallarl.o! . . . ¡Ojalá pronro aparezca
los termonos fundamentales de la cultura es 1a moralidad". el catedrático idóneo y destaque su coroperenci~ sobre sus colegas, para
Por tao.to frente al realismo hamnaniano y la filosofía escolástica el darnos en las propias aulas universitarias, algo más que no sea declamación
doctor. Luna ~royo levanta el pendón del idealismo crítico. La filos~fía vacía de contenido ciendfico! De este modo podrá oponerse la teoría
de la mmauenc1a,. que propugna, lo torna censor asiduo y competente de materialista de la historia a las recias posiciones filosóficas que han sido,
todo trascendentalismo. El ser es inmanente en la conciencia: y, nerrado con antelación, aludidas.
de plano todo lo que sea investigación de algo "situado más aut del La libertad de la cátedra. abre ante los alumnos de nuestro Instituto
mundo de los hechos, de los fenómenos", su meditación ordenada de los los horizontes del pensamiento contemporáneo, lejos de todo fanatismo
problemas morales, lo obliga a ver en la moralidad uno de los sectores rojo o blanco. ¡Libertad de cátedra significa independencia de las pasiones
de la culrnra. del yugo de los prejuicios esrériles, de los movimientos irracionales de la
_Por ende, :~mbién, ~a ,:azón -<:onforme a esta dirección del pensa- opinión pública, de la influencia de las autoridades exreriores, políticas, o
~1~enro-, es constructiva . La ontología en la cultura se resume; y la religiosas, que pueden oprimir la conciencia! ...
errca, en el DEBER SER. El filósofo no es ya un contemplativo, sino un Libertad de cátedra, ha dicho Tiberghíen, "es ofrecimiento de respeto
230 ANTONIO CASO LA PILOSOFÍA DE LOS VALORES 231

a la dignidad del estudiante". "la dignidad es inseparable de la libertad


moral de la hidalguía del carácter, de la elevación de la inteligencia. La 11
dignidad del hombre consiste en la tolerancia. Diferir de opinión no es
Parece entonces que la diferencia fundamental entre lo valioso y lo
ser enemigo."
existente sería la que consistiera. en afirmar la subjetividad del valor y
la objetividad de la existencia. El valor persistiría dencro de la subjetividad
El Universal, 8 de mayo de 1936
humana y la e..ic:istcnciasubsistiría fuera de eIJa. Los valores carecerían
de substantividad. fa existencia no. Esca solución no puede aceptarse, porque
algo hay en el valor que lo refiere indispcnsablcmcnce a un objeto dado.
LA FILOSOFfA DE LOS VALORF.S No se ama sino lo que ES amahlc. No se desea sino Jo que ES desea.ble. No
se a.dora sino lo que ES adorable. Por cacle, el valor no se limita y contiene
dentro de la esfera de la subjetividad. No es el hombre, el sujeto individual,
su medida. Se refiere siempre, intencional.mente a un objeto. El objeto
Acaso lo más valioso que elabora el pensamiento filosófico de nuestro es lo valioso para el sujeto. Por tanto, sin objetos no hay valores, como
tiempo es la filosofía de los valores que se denomina Axíología o "Esti- no los hay tampoco sin sujetos. Los objetos valen para los sujetos. Suprimidos
mativa", según lo propone Orrega y Gasser.No quiere esto decir, en verdad, objetos y sujetos, así como las relaciones que entre ellos median, se suprimen
que las investigaciones sobre los valores sean contemporáneas, exclusiva- los valores. Ellos son las relaciones indeclinables de lo objetivo y lo sub-
mente; pero sí que la vocación filosófica de nuestro siglo se refiere, muy jetivo: pero falca algo más. Porque estas relaciones no se producen fuera
especialmente a csce problema filosófico de fa concepción de la vida. de la vida social, sino en ella misma. Si se modifica el ambiente cultural de
Es evidente que, si codo lo conociésemos, aún nos faltaría conocerlo uoa sociedad da.da, con él se transforman los valores. Por ende, se trata
todo desde el punco de vista de la Axiología. Ser no es valer. El valer de relaciones encre los sujetos y los objetos, a través de una cultura
no se puede jamás reducir al ser. Una elemental reflexión prueba sin Es fácil ver y comprobar cómo, fuera de las relaciones interpsíquicas
disputa la heterogeneidad indubitable del ser y el valer; porque l1ay cosas de la vida social; fuera de esa interdependencia entre las mónadas primarias,
que son y nada valen y cosas que valen mucho y no son. Así, abundan el valor y los valores se anonadan. ¿Qué sentido puede tener una cosa
valiosa que no es valiosa para nadie, en oiogún tiempo, en ningún espacio,
los seres no valiosos. Ontológicamente superan; pero a.xfológicamente son
i nsigoificances. por ninguna razón?
El hombre no es la medida. de todas lns cosas. fas cosas soo iodepen-
Nadie ha dejado de distinguir coa claridad alguna vez, por obra de las dieoremence de q\le las mida o no el individuo bwnano. El subjetivismo
contingencias de su vida personal ( siempre distinta de las otras exis- es falso. Pero si este solipsismo individualista no puede sostenerse filosó-
tencias), que el ser y el valer no pueden identificarse, o sea: que el ser ficamente hablando, el solipsismo social que, frente a los objetos reales,
oo es el valer. Tampoco se puede incluir el ser, en una de las especies establece relaciones culturales lógicas, estéticas, éticas, jurídicas, religiosas,
del valer. ¿Quién en el curso de su exisceocia no ha desea.do alguna vez económicas, ercétera, es una tesis incontestable; por esto la admitimos noso-
que volviese a ser actual un momento de dicha que transcurrió ya sin tros dentro de la posición de su realismo metafísico.
remedio? Heráclito afirmó que no podemos tocar dos veces el agua del
río del vivir, porque cuando pensamos, par segunda vez, introducir nuestras lll
manos eo la corriente, ya es ocra. el agua que fluye. Relativismo sí; subjetivismo no. Relativismo sf, porque el sujeto se
¿Quién no ha deseado que algo imposible sea? ¡Ojalá viviese coa nosotros, relaciona con el objeto para poder declararlo valioso, pero no directamente,
aquí y ahora, el ser querido que desapareció para siempre! . . . Pero esto sino a través del ambiente universal de la cultura. ¿Qué puede valer para
es imposible. Ese ser, por amado que fuere, ya no esrará jamás a nuestro los salvajes de una región apartada de Africa, un libro como la Biblia o
lado. Nuestra estimación no lo revive, nuestro ennISiasmo no lo resucita. como la Divina Comedia? ¿Qué puede significar para cUos un precioso
Es valiosísimo para nosotros, pero no existe. instrumento de cirugía o de matemáticas? En crunbio, nosotros afirmamos,
Por tanto, la existencia y el valor no se confunden. Soo dos mundos imprescindiblemente, la existencia de una cultura, si logramos desencerrar
diferentes que sólo se ligan entre sí par la relación que establece el sujeto del suelo un instrumento que delate la obra social y mulcánime que lo
pensante entre el objeto de su estimación y su propia conciencia. engendró. No de otro mundo se bao revelado, merced al ingenio y la
232 ANTONIO CASO EL MUNDO ES HISTÓRICO 233

paciencia científicos de legiones de investigadores abnegados, los frutos posi- como dice Rodolfo Ott0, en las religiones derivadas de lsrael. Solipsismo
tivos de la evolución prehistórica de la humanidad. soda!, no solipsismo individual. La conciencia es la matriz de los valores.
Los objetos siempre han poseído sus cualidades que los hacen valiosos Y el objet◊ intencional da a la couciencia su derección icrefragable.
para la civilización; pero no siempre han sido estimados esos mismos
atributos por los hombres. El radio, no por descubierto, ahora, ha dejado El Universal, 20 de noviembre de 1936
de constituir un cuerpo s1¡,igéneris que actuó, desde un principio, sobre los
otros elementos químicos, y con ellos se combinó conforme a los principios
y leyes químicas. Hoy se descubre el poder terapéutico de las vitaminas; EL MUNDO ES HISTÓRICO
pero siempre lo ejercieron sobre el organismo, independientemente de su
descubrimiento por la Ciencia.
Por tanto, el objeto, con sus cualidades propias, es uno de los términos
irrefragables de la relación que· constirnye el valor; pero también el sujeto la economía considera las cosas desde el punto de. vist.a de l::t utilidad
con sus propios atributos y posibilidades es otro de los términos. Valer mb specie utilitatis; la estética, desde el pnnro de visen de la belleza: sub
es relacionar deseos y anhelos, sensaciones y sentimientos del ser humano specie ptdchriti1dinis; la lógica sólo considera las relaciones: mira la exis-
con formas y atributos de los objetos que se dan intencionalmente, en la tencia, sttb specie 1·elationis.La moral todo lo abarca desde el punto de
conciencia de los sujetos. Mas no es esto touo. ¿Cómo en su puro solipsismo vista de la caridad; la metafísica, como lo dijo Spinoza, considera en un
individual tendrían universalidad los valores? ¿Cómo sin recurrir a las otras presente eterno cuanto es: s11bspecic aete-rnitatis.La historia, en cambio,
conciencias afirmaríamos que algo vale, universalmente? Eo la esencia del todo lo abarca desde el punto de vista del tiempo.
valor hay que poner no sólo esa relación del sujeto y el objeto, sino la
sociedad universal de espíritus y corazones que es la hnmanidad, solidarizada
por su fruto constante y espléndido: la Cultura. De modo que el valor
En cuanto es duración de suces1on, "hay un registro en que el tiempo
se distingue por una relatividad profunda y esencial. No es algo subjetivo, se inscribe", como ha dicho admirablemente Bergson. Este registro es el
sjno objetivo, socialmente hablando. A la relatividad del sujeto y el objeto que descifra y lee el historiador.
agrega el valor la relatividad de la vida social en que se afirma. Fuera los filósofos antiguos, tanto Dem6crito, como Aristóteles, pensaron que
de lo hwnano, fuera de la conciencia, fuera del objeto, el valor es sólo el sistema del mundo es eterno, trataron del cielo incorruptible; Jos filósofos
una ilusión delirante de los nuevos discípulos de Platón, que el filósofo modernos, como Descartes y Kant, también afirmaron un pensamiento
de Atenas condenaría sin remedio. Los valores no son Ideas platónicas, semejante; pero la física moderna, merced al descubrimiento de las grandes
sino formas sociales que, mantenidas en el objetivismo de las relaciones leyes de la termodin{unica, ha verudo a desbaratar la incorruptibilidad del
humanas con el Universo, se exhiben dentro de su unidad fundamental, con universo, y a asegmar que la disposición del mundo lleva una dirección
los ricos y variados matices que les presta la "evolución creadora". en el sentido de la muerte, de la extinción del movimiento.

IV llI

La Verdad es eterna, es una relación perenne entre el objeto y el sujeto; Esto nos da un universo histórico, que sólo puede desarrollarse en la
pero las verdades que la Culrura adquiere y sintetiza han ido descubriéndose dirección que marca la célebre ley de Clausius: "Toda energía tiende a
paulatinamente a través de los siglos. Lo mismo la Belleza. Es perenne degradarse en calor, y el calor a repartirse uniformemente entre los cuerpos."
relación de lo subjetivo y lo objetivo; pero ha ido matizándose, en el Lo que significa que el "valor" de la energía es diferente; porque hay
decurso del tiempo, con el desarrollo de las distiotas culturas elaboradas energías de "diverso grado". Nada se pierde, t0do se conserva, la energía
por la humanidad. Y así también la Justicia, que no por afirmarse, bárbara- permanece constante; pero, su forma utilizable, tiende hacia cero; en esta
mente en los pueblos primitivos, deja de ser reconocida en su esencia forma, wdas las energías físicas se volverán calor; y la difusión uniforme
como relación irrefragable de lo objetivo y lo subjetivo. Dios mismo es del calor realizará la igualación general de las temperaturas: "Todo movi-
una revelación paularjna, también, que va desde las formas incipientes del miento, coda vibración de masas, toda electricidad, toda transmisión de
fetichismo y el totemismo hasta las augustas manifestaciones de "lo Santo", energía, toda vida, asimismo, habrán desaparee.ido."
234 ANTONIO CASO EL CONCEPTO DE LA HISTORlA 235

determinismo estadístico implícito en la segunda ley de la termodinámica.


IV Choques de astros, desintegraciones esrupendas de la materia, podrían
desprender fabulosas cantidades de energía, que no están computadas en
Esto significa que el mundo es hist6rico, que de él nada se pierde; pero la concepción de Clausius; lo cual no haría sino retardar el fin. Para hablar
que, como los organismos vivientes, el gran organismo del universo, tiende en el lenguaje de los juriscoosu1cos: esto no significaría una excepción
a su irremediable fin. perentoria contra el principio de Carnot generalizado por Clausius: sino
Y el valor que conceden los físicos a la segunda ley de la termodinámica, sólo una excepción dilatoria. En suma, viendo las cosas en su síntesis,
es en verdad, "supremo". "En mi opinión -dice Eddington- la ley con- ninguna excepción suficiente evitaría la tendencia universal a la muerte.
forme a la cual la entropía crece conscamemenre (la segunda ley de la
termodinámica) ocupa el puesto supremo entre las leyes de la naturaleza. VIII
No penséis que la glorificación de esta segunda ley carezca de sentido.
Los filósofos, las grandes religiones, siempre fijaron la atención del espíritu
Verdad que hay otras leyes en las que tenemos razones para creer; sentimos
humano sobre el temeroso problema. Schopenhaucr dice que la muerce es
que toda hipótesis que las viola, es muy improbable; pero esta impro-
"la inspiradora de la filosofía"; los grandes ascecas cristianos siempre opu-
babi,lidad es vaga y no nos pone en presencia de una serie de números,
sieron al mundo perecedero y transitorio, donde el tiempo reina, donde la
que por modo absoluto nos detiene."
histeria todo lo rige, la duración sin sucesión de la eternidad.
V
Este conreaste nos hace levantar los ojos de lo corruptible y perecedero,
para fijar el objeto de nuestra contemplación en otras regiones de la
lo que se dice del universo, se afirma también de la vida. La nanualeza realidad que nos evocan los seres matemá'ticos, siempre idénticos a sí
c.-diibe dos especies de fenómenos: los reversibles y los irreversibles. Teóri- mismos; en virtud de los cuales investigan los físicos el mundo contingente
camente la repetición de Jos fenómenos reversibles tiende al infinito. Para y transitorio de la experiencia. Por esto Platón exigía que en la Academia
esta especie de fenómenos no hay histeria. En cambio, los hechos de la codos esruvieran versados en geometría; porque las expresiones geométricas
segunda categoría, los fenómenos de la degradaci6n., son irreversibles, esto elevan a la mente humana, a esas regiones donde los Valores las Ideas,
es, históricos. reinan en su incorruptibilidad.
De cualquier modo, tiene derecho la historia a darse como objeto de
Vl conocimieuto la un~versaliclad de la e..'Cpe.riencia,considerada no desde el
punto de vista de la eternidad, pero sí desde el punto de vista del tiempo.
La vejez, la senilidad, significa la evolución indefectible de la materia
viviente. 1a muerte es uno de los episodios de la vida irreversible. Los
El U11ivcw1l, 15 de marzo de 1940
seres que manifiestan vitalidad, son precisamente aquellos en los cuales,
la mllerte del individuo, es el remate nacural del existir biológico. Por
esto es también histórica la vida, como es histórico el desarrollo del mundo;
EL CONCEPTO DE LA HISTORIA
por esco se inscribe en todos los seres un registro en que el tiempo delata
su tránsito.

VD
Divide Rickert, el conjunto de las ciencias, en culturales y naturales.
Es verdad que el segundo principio de la termodinámica tiene solamente Su maestro y colega Wildelband, divide el propio conjunto, en ciencias
un valor estadístico; pero tedas las leyes Hsicas revisten un valor semejante; "nomotéticas" y ciencias "idiográficas". Las primeras son ciencias de leyes;
y, los números que aseguran la vigencia de la ley de Clausius son tan las segundas se refieren a la individualidad irreducible.
formidables, que por la propia razón asegura Eddiogton, que hay que En suma: la idea de los dos célebres pensadores alemanes, consiste en
poner el principio a la cabeza de todas las leyes de la física. afirmar que, así como las ciencias de la naturaleza, se refieren al concepto
Grandes físicos, ilustres astrónomos, eminentes naturalistas, hao hecho de LEY, las de la a.ilmra se refieren al concepto de VALOR.
la reflexión de que el universo podría no ser un sistema cerrado; nuevas
La filosofía se entiende como una teoría de los valores.
caus:.ts podrían intervenir, impidiendo el cumplimiento del formidable
236 ANTONIO CASO EL CONCEPTO DB LA HJSTOIUA 237

ciencia política, su intuición humana, su grandeza como escritor l:lcino,


ll su estilo exacco, coherente.
Todos los hisroriadores de César, los habidos y los por haber, volverfo
Es obvi_o que las ciencias namrales quedan suficientemente distinguidas sobre la propia cuestión inagotable, absolutamente inagotable.
Y caracterizadas, por la noción de ley científica. Sea cual fuere el concepto
que se tenga, relativamente a la ley natural, nadie puede negar que el VI
propósito implícito en toda elaboración ciemífico-natural, es elevarse a la
consecusión de leyes. Husserl, en sus Medit,1cione, carte,ianas, pone al lector en el rrance de
Ning{10 tema más discutido en nuestros días, que el concepto de ley pensar en las innumerables posiciones distintas que puede tener, ame la
natural. Hace mucho tiempo que pasó a la historia de las ideas filosóficas vista humana, un cubo que se mueve sucesiva y lentamente, en varios
el célebre enunciado de Montesquieu: "La ley es una relación necesru:i; aspectos distintos.
que deriva de la naturaleza de las cosas." Si un cubo en movimientos distintos, que le son comunicados del exterior,
La mayor parre de los sabios, opina hoy que las leyes de la física, sólo es inagotable para el pensamienro, ¡habrá que imaginar el infinito que
tienen -~ significación o valor estadístico. De modo que, el cálculo de frente a sí tiene el hisroriador de César, si recorre su vida, y con ella, la
probabllrdades, se aplica universalmente de las matemáticas a la sociología. plenilUd de sus manifestaciones históricas!

m VII

Pero ~t~ no veda aceptar la distinción, emre las ciencias que se proponen Ahora no pensemos en la historia poHcica, sino en la literaria. Los histo-
el conocrm1en~o de leyes de la naturaleza, y fas que tiene por objeto el riadores de Dame, forman legión como los de César. A partir de Bocaccio,
mundo o región de los valores, como la hiscoria, en todos sus diversos ya se comenta al gran florentino, en su acción histórica y poética. Existe
géneros; es decir, tanto la literaria como la religiosa, artística o política. la biblioteca dantesca como la de Cervantes o la de Shakespeacc. No
En ~urna: el valor o la ley, definirían como, objetos de conocimient0, obstante, la rica individualidad de estos grandes poetas, continúa siendo el
la órbita de conocimienco, la órbita propia de cada orden científico, el objeto de la historia literaria; del propio modo que da pábulo a la l1istoria
natural y el culrural. de Roma, la biografía de César.

IV vm
Nos parece insuficiente el criterio de h búsqueda del valor, como esencia Por ranro, el objeto de la hiscoria, que dice siempre rcfcrenci.1 a v~1lores,
propia de la hisroria. Decimos que nos parece sólo insuficiente, no que sea a los valores de la culrura, no es propiamente m. VA I OR -<le donde la
un criterio enado. insuficiencia de la tesis de Rickcn-, sino I A c0Nc1wcr6N t:x1s·1 l!NC,IAL,
La historia tiene por objeco el valor, los valores; pero, sobre codo, lo REAL, ÚNICA, que constituye-, propiamcnw, "lo hi~tóriw·•. Como Jo dice
que le importa, es la individualidad característica de las cos:is de su estudio. Aristóteles: lo imporunre para d histori.,dor, no c-s lo que pudo ser, lo
F.1historiador no empeña discusiones sobre valores y su naturaleza intrín- podría haber sido; sino ''Jo que Alcihia<lci;dijo o rcos6"'. Esto es lo histórico.
seca. Esco es asunto de la filosofía, jamás, de la historia. Lo que el historiador Como afirmó tambiln, un gran hisrod,1dor inglés: lo importante para e!
se propone, como objeto de conocimiento, -para valernos de una célebre historiador, "es averiguar si por aquí pasó Juan sin Tierra".
expresión de Hegel- lo individual concreto, no lo universal concreto.
IX
V
Entonces se comprende que la histeria ha menester, para realizarse, de
Pongi:mos diversos casos posibles de inquisición históri-:a. Es la historia una forma de intuición distinta de la intuición de los valores, diversa de la
política de lo que primero trataremos. intuición de las esencias. Es la forma de inmición que ha reivindicado
El historiador de César, lejos de toda discusión sobre los valores de la el bergsonismo; la intuición de lo individual y lo concreto. Al hiscod::idor
cultura, que da por supuesr.os y admitidos, lo que procura es refleiar en como al piocoi;, las cosas únicas y singuforcs, son las que le imporcan.
su obra, la personalidad de César, su rica personalidad inexhaus~a: su ¡Es Velázquez reflejando por modo incomparable la fisonomía de Felipe IV!
238 ANTONIO CASO LOS MUERTOS 239

Sólo que la historia procura, a diferencia del arte, conducirnos al conoci- Bergson y Husserl desaparecieron, ayer apenas, del escenario clel mundo.
miento intelectual, y no sólo intuitivo, de los seres concretos, de· las indivi- Por tanto, nuestros padres no pudieron deberles lo que adeudamos nosotros.
dualidades absolutas. Cada generación nueva, integra una deuda mayor. Cada hombre que nace,
El Universal, 12 de diciembre de 1941
encuentra un mundo más auténtico y religiosamente subyugado por los
muertos.

VI
LOS MUERTOS
¡Dejaron nuestra compañía, Carlos Pereyra y Enrique O. }.ragón! Pereyra
Les vivants sont de plus fue uno de los más nobles hijos de la República. Escritor excelente, runao-
m plus gouvernés par les -morts. tísimo historiador de su raza, hispanista preclaro, mexicano egregio. Aragón
AUGUSTE CoMTE
fue un abnegado maestro, que ofrendó su vida en beneficio de sus con-
temporáneos. ¡Descansen en paz!
De ellos y por ellos, vivimos y alentamos nosocros. De los muertos que
nos dieron la cultura y la sangre. El gran filósofo Auguste Cornee, escribió: VII
Les viva1its sont de pltts en pl11,sgozwernés par les morts.
Considérense las generaciones más extraordinarias. Por ejemplo: la obra
II de los florentinos del Renacimiento, constelada, es verdad, de geniales esfuer-
zos y prestigios, desde Dance hasta Ariosco y Tasso, desde Giocro hasta
Iln efecto: ¿qllé debemos a los vivos? Infinicamence menos de lo que Cellino y Galileo. Mas ¿qué es la obra del renacimiento italiano, anee la
heredamos de Jos muertos. De los muerros procede nuestra ciencia, nuestra herencia secular de Grecia, Roma, el Cristfanismo y el Oriente? ...
religión, nuestro arte, nuestras costumbres; por ende, también nuestro por-
venir, edificado sobre los datos del presente. "Hoy", es un instante en
VJlI
el tiempo; como el tiempo mismo lo es en la eternidad.
Hijos somos de fa Historia; súbditos de la tradición; Ucv:idores de la
antorcha encendida a través de los siglos; accidentes pasajeros de una bbor
Es el espacio, teatro banal de los vivos. El tiempo constimye la sagrada perdurable; instantes en el curso fugJtivo de la bora. ¡Horns dc:l dí~; dfas,
magnitud de los muertos. Nosotros no somos espacio, sino memoria, espíritu, años y siglos en la eternidad! ... ¡Nada cu.enea ame el decurso del tiempo!
duración; pero también sucesión, es decir, riempo. El espacio llena la sociedad
de los contemporáneos; el tiempo congrega el acto hermético de los des- IX
aparecidos.
Cornee reivindicó para los muertos In que llnmó "inmortaJiclad subjtiva",
IV tan real como inmaterial. Porgue, cad:i vC."7. que: pronunciamos uua palabra,
evocamos a los creadores de la Jcor,ua; y cndn ve.:%qne hiere el rayo el
Con su invisible presencia, que a cada instante nos guía, se manifiesta
asta del pararrayos, el genio de Fr,1nk.li11nos nmp:w1. Subjetivamente pre-
la acción de la historia en la naturaleza y el dominio de la tradición sobre la
sentes en la culttu:a y la civilización, los mucr1os nos guían. Se transmutaron
solidaridad. La verdadera solidaridad hu.mana sólo puede concebirse como
en la atmósfera moral del mundo en ql1e vivimos. ¡Irunarerialmeme son
tradicional. Los muertos reviven en nuestro ser. Antes de ser nuestra, fue
inmortales!
de ellos la vida. El protoplasma -base física de la vida- "es una sustancia
atávica, que jamás hemos visto nacer, sino sólo reproducirse".
X
V
Pero... ¿sólo subjetiva.menee lo son? ... Tal vez no. Las personas des-
Comte, afirmó, asunismo, que cada vez intervienen más los muertos en aparecen no s11cnmben.Lo que en nosotros ~s _único, la forma espiritual de
el destino de los vivientes: porque en cada instante transcurrido, se acumulan nuestro ser, no ha de disolverse con el fallecun1enro. La forma no desfallece
los esfuerzos de los hombres; y los más deudores somos los últimos. con el cuerpo. El espíritu no se dispersa con la muerte. Puede continuar
240 ANTONIO CASO EL SENTJOO DE LA HlSTORlA 241
informando otra vida diversa. Acaso no sucumba nunca. No se puede aducir
una sola razón suficiente de su extinción.
ll
Si así fuere, esta sociedad de Jos vivientes, sólo significa un breve instante
de excepcional compañía. La sociedad perenne, hemos de disfrutarla, con En este libro admirable, sostiene c.l pensamiento fundamen~'ll, que ve en
co<las las generaciones desaparecidas, en otra esfera de fo. realidad. ¡Se el hombre un ser, cuyo cometido es realizar su propia esencia humana, su
congregará íntegra, la humanidad, más allá de fa. muerte, bajo la paz de ..humanidad". .
Dios! fa inmornilidad puede ser objetiva y subjetiva. El hombre --a diferencia de 1:tsbcsci::1s,cuyo acto es siempre la_ repe-
tición de una conduco. inc.ipaz de clev:ir-;c sobre sí mism:i-, "ª realizando
xr su desrino, 3 través de las vicisitucks de su hist0rin, no obsca_nresus malda?es
y sus fracasos; porque, por su propia na~urale:a, cr~d:i a 1mage~ de_ Dios,
L, preeminencia de los muertos, es el secreto de 1a roajesmd y el interés si no nació perfecto, sf puede perfecc1on:irsc, realizando en su vida lo
de la historia. Todo, menos el insrance que pasa, es histórico; y aun el que su inteligencia le sugiera y obre su voluoud. . .
insrance que pasa incorpora en su tránsito la universaüdad de lo hiscórico; Por esto la obra humana es mulr.ínimc. Cada pueblo h1st?rico, e_o su
porque "el presente está preñado del porvenir" y surgió del pasado inmediato. acción, sufrió la pena consiguiente a sus_ dcfccms, Y_alc:inzo el munfo
Mientras más rr:inscurra el tiempo, secl más hiscórico el hombre. Ved aquí proporcionado a su propia realiwción coormgencc del ideal humano.
el secreto de la pasión humana por la hiscori:i.
JU

l!I U1111"rw1/,
JO de julio de 1942 ..Todo cuanto no es un puro instrumento p:isivo -enseíia Herder-
coorieoe en sí mismo su propio fin." El hombre contiene en su naturaleza
su fin propio. Si se considera al género humano cal como lo conocemos,
conforme a fas leyes que le son inherentes, no podre':10s halhr para el
EL SENTIDO DE LA HISTORIA
hombre, un fin superior a la humanidad misma, que coosatuye su naturaleza;
l porque si imagin:imos un iíngel o un dios, los imaginaremos como P:xtene-
cientes a un mundo ideal, que oo es el nuestro; como seres superiores a
Herder es uno de los clásicos del pensamiento alemán. Nació en la Prusia la humanidad.
oriental, en Mohrungen, en 1744. La Bih!ia y la poesía litúrgica. consti-
tuyeron su primer alimento espiritual. Un predicador, Trescho, lo educó IV
con sus propios hijos; y un cirujano del ejércico ruso, seducido por el porte
Todo lo que de malo, injusto y tiránico ha obrado el homhre, lo ~bró
del joven p<:nsador, costeó los gastos de su educación. Enviado a Koenigsberg
contra su aaruraJeza, conua la humanidad. Todo ]() que de bueno ~ons1_gna
para con~1grarse a la medicina, sufrió un col:ipso a1 practicar su primera
disección. la hisroria, se hizo también por la hummid.,d. fl hombre no puede unag111:ir
otro fin diverso del que en él mismo rc:sidc.
Hubo de cambiar la cirugía por la teología. Entonces conono a Kant,
quien le permitió asistir graruitamcnte a sus cursos. Nombrado predicador
V
en Riga, por recomendación de Hamano permaneció en dicha ciudad hasta
el año de 1769. Viajó después por Francia. En antes aceptó la proposición Dios hizo al hombre iotcligemc y libre. Los_Hm!:es que a su vi_da
del Príncipe de Holstin, para acompañarlo en un viaje a rravés de Francia impuso, son tos que dependen del tiempo, de la s1ruac1on y de las propias
e Italia. En F..srrasburgoconoció a Goetbc, sobre quien ejerció notoria influen- facultades humanas.
cia. Fue más tarde profesor de filosofía en la Universidad de Gotinga; Jamas' la D,.vinidad
.
obró un milagro para favorecer a las gentes, para
. . d .6
y, al fin, Goerhe Jo hizo nombrar predicador y consejero consistorial en socorrer a quienes sufrían la consccucocia de sus actos. ~1empre e¡ . que
la corre de Weimar. Pudo consagrarse entonces al csrudio, plenamente. e'l pro d u JCSC
· t odos sus efectos• para que el hombre . aprendiese · a corregirlos.
d o-
Viajó con la gran duquesa Amelia por Italia, y murió en 1803. ~ra ley de la nnruraleza human:i, es mn _sencilla como d1gna e 10s
y fecunda en sus consecuencias para la especie. En cod~ parces, e_lhombre
Su obra filosófica principal es la rorulada: Ideas 1ob,e la filo.ro/la de fa ha sido lo que él mismo ha hecho <le sí, lo que ha podido o quendo llegar
hiJtoria de la hrtmanidad.
a ser.
242 ANTONIO CASO
CRISTIANISMO Y HUMANISMO 243
VI
hu1Uanidad. Todo lo que de bueno consigna la historia, se hizo también por
La Divinidad socorrió al hombre, al formarlo; dotándolo desde el principio, la humanidad.
de nobles facultades, basrances a realizar, sucesivamente, la humanidad. No La Providencia intervino al crearnos; pero no vuelve a intervenir, jamás,
podemos esperar algo más de Dios. en las vicisirudes de nuestro desarrollo.
Así que hubo formado al hombre, Dios le dijo: "Sé mi imagen; sé
ll
un dios sobre fa tierra. Reina y elige. Haz el bien que m naturaleza contiene.
No intervendré en m favor con prodigios; porque puse ms destinos en Ea el libro XVII de sus Ideas sob-re la filosofía de la histo-ria de la
rus propias manos. Tú mismo habrás de hallar tu apoyo, en las eternas h1tmanidad, ocúpase el pensador alemán ea desentrañar la significación del
leyes que puse al universo." cristianismo. Dice: "Setenta años antes de la caída del imperio judío, nació
un hombre, que produjo en la inteligencia de los pueblos, como en sus
vn costumbres y su legislación, una revofoción tan profunda como inesperada."
"El REINO gue anunció, lo llamaba EL REINO DE DIOS (reservado a los
En suma: nuestra misión es realizarnos como hombres; Crear al Hombre
elegidos); que no exigí.a ni ceremonias ni deberes exteriores; sino la pureza
en los hombres y los pueblos de la historia universal. La Providencia nos
del corazón y las virtudes espú:ituales. La humanidad más verdadera, t.tas-
doró de inteligencia y libertad, para forjarnos y realizarnos, apoyados sobre
ciende de los discursos que de Él llegaron a nosor.ros. Vive en sus aaos,
el fondo de las leyes cósmicas. Y Dios está coa nosotros en nuestra naturaleza
se fortificó con su muerte, y el nombre predilecto que se dio a sí propic,
humana, trasnnto de la divina; en nuestro ser comingente y perfectible,
fue el de HIJO DEL HOMBRE."
capaz de pensar el Bien, al reflejarlo en nuestra inteligencia y exteriorizarlo
en la acción, poniéndola de acuerdo con el ideal. Ésce es, según Herder, III
el sentido de la historia.
El filósofo del humar.isnio, encuentra frente a sí, en el curso de la
vrn historia universal, el advenimienco de Jesucrisco. Como se acaba de leer,
admira al Cristo; porque "la humanidad más verdadera", palpita en los
En el pensamiento berderiano, se combina la idea de providencia con discursos que de Él nos fueron conservados. También admira el nombre
la idea de humanidad; porque el hombre es una criamra de Dios. Pero de predilección, que a sí propio se dio Jesucristo: 1HJO DnL HOMBRI!. La
se excluye de la hiscoria la intervención providencial extraordinaria. A través humanidad -preocupación fundamental del filósofo- parece corroborarse,
de lo histórico, el quehacer del hombre es formarse a sí propio. como fin del hombre, en la enseñanza cristiana.

El U11i11ersal,15 de octubre de 1943 IV

Y Herder se pregunta, en qué puede consistir el Reino anunciado, que


CRISTIANISMO Y HlJMAJ:-..TJSMO Jesús estableció.
"Qujso el gran Fundador, actuar como salvador espiritual de su raza;
formando HOMBRES DB DIOS que, por más que obedeciesen a diferentes
leyes, se guiaran eo sus actos, por el interés del prójimo, conforme a los
El pensamiento de Herder sobre la filosofía de la historia es en suma principios más puros; sobrellevando el mal con paciencia, para reinar como
éste: creado el hombre a imagen de Dios, contiene en su 'na~raleza st; soberanos en el reino de la verdad y de la justicia."
fin propio, que va realizando, sucesivamente, en los diversos pueblos v Y agrega Herder: "Es incontestable que semejante fin, es el único que
siglos de la historia. · puede caber en las intenciones de la Providencia sobre nuestra especie."
Dios está con nosotros en nuestra naturaleza humana, uasuuto de la
divina; pero la divinidad no interviene en nuestro favor con prodiaios. V
La humanidad por realizar, constituye el ideal de la historia. Todo Jo \ue El filósofo, al llegar frente al misterio del cristianismo, lo confiesa. ¡Su
-de malo ha obrado el hombre, lo obró contra su naturaleza, contra la htunanismo se convierte al cristianismo!, porque, "¿cuál otro fin más alto
que el cristiano, podría enseñarse a las gentes?"
244 ANTONIO CASO ANTIIROPOS

homicida, se repiten con unción religiosa las palabras de Hcrdtr: "¡t)ll H


VI 'I u lMAGBN PACÍFICA sn LEVANTE, SOLJTARI.i\, SOISRE EL (,AMl'O l)J! I.A
TIISTORlA UNIVERSAL!"
Sobre Europa, que Grecia y Roma habían civilizado, se efectúa, siglos
mís t.anlC', l.t formidable invasión de la raza germánica. Estos hombres de
El Unh•ersal, 22 de octubre de 1943
"coscumbm, grt~<.ras legadas por sus aorepasados; adaprados a un dima
rudo y st.:vtro y a la necesidad de una constirución militar", se civilizaron
mcrml a un.1 conquista espirirual: "el Signo que dio al universo esperanza
y fe, fue Ja Cruz. Un calosfrío recorrió los miembros de los guerreros Ai'flliROPOS
s:1lva¡t\. AJ percibir el Signo, depusieron las armas".

Vil
El hombre -a111hropos- es, según Herder, el solo ser que_ se levanta
De modo que "ES 1NCONTJJS1'AJ3J..1!QUE TIL SOLO FIN QUE PLfEDn CAD.l!R sobre la cierra que pisa y, con sus manos libres ya, en vurud de la
EN LAS DITEXCIO;-.;ES DE LA PROVIDEKCL-. SOBRE NUESTRA ESPl!Cm", es posrura vertical, emprende obras de ar_t~ El hombre es el fabricante, haced?r
formar esos hombres de Dios, por el amor verdadero; por el "amor que o artista. Su ioreligcocia, con el auxilio de la lengua, clabo~a ~ len~JC,
es siempre más amor" (conforme a la magnffica palabra de Simmel): base de la historia, cifra de la culcuca, fundamento de la c1eocia, vinculo
la caridad cristiana. precioso de la vida ci,il.

Vlll lI

HerJcr se ioclín:i, Ueoo de rcspcro, aorc la figura del Fundador de un Porque -agrega Herder- el hombre es el único ani~ que tiene
Reino, tan wande por su objeto, tan ilimitado por su duración, tan su.miso "horizoore". Las bestias, al inclinar, perdutablcmentc, hacia el suelo la
a principios sencillos y vivientes '"cuyos medios son tan poderosos, que la cabeza, sólo miran la tierra y oo pue<.len contemplarla. Buscan su sustento:
esfera de esca vida terrestre, diríase estrecha ante él". hacia la tierrra se indinan par.i subsistir, y eo ella al fin se agotan.

IX m
No así el anthropos, la criaLura hecha a imagen y ~em<:j.in:r,nde Dio!..
¿Cuál otra revolución fue, a la vez, tan pacífica y tan rápida? ¿Cómo
pudo llenarse la ricrrra, con t,in débiles instrumen1os, por modo tan mara- El hombre mira en torno, hJci.i adelante y haci,1 :uras; gira en su
villoso? ¿Qué episodio de la historia univers:11 engendró uoa serie indefinida círculo, en su horizonte. No es sólo codicia y ~a,. sino dcsimc:és. c_ooc~m-
de consecuencias, como la que se inicia con Jesucristo? placivo y actividad creadora. En ello escriba la d1gn1da<lde su s1gruficac1ón.

X IV

Sobre el animaJ, que en serio se agota, forja el hombre la historia: sin


Por esro, el filósofo del humanismo hisc6rico ( que sólo había visco la
acción de la Providencia, en el acto de la creación del hombre a imagen orra misión di,,ersa de la de dar de s[ mismo, cuanto su nacuraleza enc1erra.
y semtjanza de Dios), al remar contacto, siguiendo el decurso del tiempo, No es perfecto en un día, sino perfectible a cravés de los siglos y !os
con el advenimiento de Jesucristo, esc.ribe escas lineas, que nos parecen pueblos. No alcanza su fin desde lueg?: mas lo va realizando, a medida
la exprc:sión de la más pura y diáfana belleza: "Jesús, ¡que ru imagen que se despliegan sus facultades esenctales. Es la naruraleza humana, en
p:icíflca, se levante, solitaria, sobre el cunpo de la historia!" histórico desenvolvimiento sobre la naturaleza.
Mirar en tomo, es poder ofrcce.rse el universo en formas. distintas, pero
Xl concurrentes dencro del desarrollo social. La cultura es horizonte; porque,
en primer té~mino, el hombre es --como enseña Berg~on- el fabr!can~e que
En nuestro protervo siglo, mienuas arrecia el .mal, y el clamor de las pue<le y sabe variar hs condiciones de su ffünca; e~ ser 1_ncel1gcn_LC
bamllas conmueve el cimiento de la civilización; en el ajetreo de la lucha que crea sobre la monócona industria animal, su gran 10duscna propia.
246 ANTONIO CASO BIOGRAFÍA E HISTORIA 217
Los animales son reprodu.cmres; el hombre es inventor. Inventar es descubrir; Si elevamos el punto de mira, se amplía el círculo concomitantemencc,
el inventor sabe mirar lo oculto; Jo desvela, lo descubre. se aleja el horizonte: si ascendemos a las cimas más altas, el radio del
Además, omt singularidad más encumbrada aún es, en segundo término, círculo crece en la misma proporción.
la de ouesrra estirpe. Nos referimos a la propiedad de ser nuestra mente
por el ser de las cosas, y no sólo ya por su
especulativa; de pre1:,1t111tarse X
utilización o aprovechamiento.
Y entonces nos ocurre la posibilidad de contemplar siempre más alto;
El hombre inquiere el ser del mundo y su propio ser. Es la única
de P.tisbar más hondo.
criatura que pregunta: "¿qué es?", y también: "¿por qué es?"
Donde el círculo máximo se cierra -por más que ya sea enorme-; donde
V el espacio y el tiempo se limitan e interfieren, como los círculos máximos
de una esfera, sólo advertimos cambios constantes y apariencias fugaces.
TODO ESTE ÁNJMO DE INQUUUR, DE SABER SIN INTERÉS, LO DEBE BI,
HOMBRE A QUE ESTÁ FRENTE A UN HORIZONTE, que se va ampliando XI
indefinidamente. No quedamos referidos ni ceñidos -como las bestias--
Entonces penetramos en la propia conciencia, que nos da un presenre
a la tierra.
perenne, una Pi:esencia eterna, ante la que el tiempo se anonada y el
espacio cesa de ser.
VI
La Religión es el otro atributo distintivo del homb-re, del antht'Opos,
Y, al transitar por nuestros caminos, que son Jos de la historia, los del ser con horizonte, que, al elevarse interiormente, halla a Dios. La
hombres pudimos no sólo medicar, sino ofrecernos en espectáculo el universo. ascensión a las cimas nos ha desvanecido los pormenores de la realidad.
¡Nadie había visro el mundo antes del hombre! El hombre se volvió Todos los entes se anonadan en la lejanía maravillosa, plena de luz solar;
sujeto de contemplación. Cesó una vida de las vidas, de trazar sobre el y, a pesar de la iluminación, los seres diferentes se pierden en el Ser.
campo de la existencia, las rutas de la codicia animal. La existencia se
volvió espectáculo. El Uni,,1•1"SOI,29 de octubre de 1943
¡Y la visión desinteresada de la realidad, fue tan noble o más acaso,
todavía, que la pura inquisición del pensamiento! Porque creó el arte
bello; como esta última, la ciencia y la filosofía. :E HISTORIA
13JOGRAI11A

Sd1openhauer, desde su propio puoro de vista, que es el del pesimismo


Si inquirimos, fiJosofamos; si contemplamos, somos artistas. Y al danzar sistemático, ha analizado el valor respectivo que, como enseñanza sobre el
-según la hermosa expresión de Nietzsche---, alcanzamos a ser obras de hombre tienen la historia, la biografía, la autobiografía y la creación poética.
arte. Todo esw, porque el tmthropos es la criatura frente a su horizonte. El pesimismo sistemático se fundamenta sobre el voluntarismo o etelismo
Crian1ra li.bre ante el mundo, hecha a imagen y semejanza de Dios. del filósofo. Porque es obvio que, si la esencia del mundo es "la volun-
tad" -•perennemente ávida y nunca satisfecha-, runguna obra de la
VIII voluntad, puede ser perdurable. Por esto mismo, en la angustiosa carreca
del vivir, los hombres, como las naciones de la hiscoria, se gastan la vida
Pero nuestro horizonte, que se ofrece a la vista, es siempre un círculo en esperar lo que desean (pensando que es preferible a lo que poseen),
limitado.
para después, una vez alcanzado el objeto de su anhelo, ser víctimas de la
El horizonte que nos circunda y nos liberta, al fin siempre nos limita;
decepción inevitable que caracteriza a la existencia humana, siempre atri-
porque siempre nos ciñe, por más que lo ampliemos.
bulada por deseosa y t◊madiza, ¡por incorregiblemente, torruuliza y deseosa!
rx
II
El hombre se siente depender de un misterio inefable; misterio vivo La voluntad en sí misma, como esencia del mundo, es libérrima. Nada
en su conciencia. podría estar o situarse por encima de ella. Todo es voJuntad.
248 ANTONIO CASO CIENCIA E HIS'J'ORJA 249
Empero la voluntad cósmica se objetiva en "Ideas", en arquetipos pla- Hombre ele los hombres. Se desentiende del fárrago de eventos sin sentido,
tónicos, que de este modo resultan ser, conforme a la intuición del filósofo, y se aproxima a lo absoluto.
"objetivaciones irunecüacas de la voluntad de vivir". Los fenómenos del Y todavía más se acerca al tipo htunano, y lo refleja, la autobiografía
mundo, los eventos de la historia, son las objetivaciones inmediatas carentes genial. Estos li.bros sí descorren los velos que ocultan el ser íntegro del
de sencído y proporción. hombre, Schopenhauer por ende, prefiere a lo puramente histórico, lo bio-
gráfico y autobiográfico.
m
VII
Lo que interesa al pensador, no es ese enjambre inconexo de sucesos
sin sentido. ¡Siempre las mismas pasiones, a través de nuevas ciudades; En suma: el metafísico sabe ( como ya lo enseñó en su Poética Aristóteles) ,
siempre el desenlace fruscráoeo., el ideal desproporcionado y trunco, y el que "la poesía es más filosófica y mejor que la historia" Porque la historia,
fracaso constante! Siempre. lleva ceñido al pie, el grillete de lo que se ]Jama "la realidad", y que no
El señuelo de la vida, lo finge la voluntad insacisfed1a, que levaoca en es, posicivameme, sino la confusión y dispersión de los fenómenos. La
vilo a las generaciones. Pero el hombre, el tipo, el paradigma, la "objetivación poesía se encara con los tipos eternos, y los expresa.
inmediata de la voluntad de vivir", es el mismo.
vm
IV
Homero, conforme al Estagirita, no se halla constreñido en la magnifi-
Por esto, a la muchedwnbre de acaecuniemos históricos, carentes de cencia de su fantasía creadora, sino por dos cánones supremos: verosimilitud
sentido, como a fa mulcirod de hombres vulgares -"producto al por mayor y necesidad.
de 1a fábrica de la naruraleza"-, Schopenhauer prefiere las obras que reflejan Aquiles se mueve en lo absoluto, sostenido y animado por la imaginación
en verdad, el tipo humano; las grandes producciones artísticas y literarias; homérica; en tanto que el hiscoriador, ha de referirse al tiempo, el espacio
como también prefiere a los genios, que son capaces, frente a los arquetipos, y las circunstancias de la acción; al "momento histórico".
frente a las ideas platónicas, de una intuición desinteresada. .Alcibiades no es como Aquiles, el personaje heroico y libre, del mundo
soberano de la fancasí.a; sino el protagonisra o deuteragonista de una tragedia
V humana, "demasiado humana".
la verdadera historia universal, se compendia, para Schopenhauer, en el
Más eosefiao sobre el hombre Don Q1tijote de la Mancha, Hamlet y arte eterno, en la creación genial, absoluta. Lo ocro es sólo el ajetreo
La vidt~ e.s .sueño que no los abigarrados episodios de la historia polfrica inútil de un mundo incongruo y fug8Z, el fenómeno tan confuso como
y social. transitorio. Solameme lo universal, visto en sf mismo, puede ser objeto de
En las grandes obras de arte, "independientemente del principio de razón la ciencia. "la historia es un saber, no una ciencia."
suficiente", se mira el paradigma, lo absoluto, que se refleja en la creación
estética, y muestra en su esencia el pormenor de la vida human.a, visto lit U11ivcrsal, 2 8 de abril de 1944
para la eternidad. Esto es lo que constituye la verdad del hombre. Las
obras de arte enseñan, no el trajín, carente de sentido, del acaecer histórico;
sino la naturaleza humana. CIENCIA E HlSTORJA

VI

Entre 1¡¡historia y el arte, se sitúan la biografía y la autobiografía. Ambos El pensamiento de Schopenhauer sobre la superioridad de la autobio-
grafía y la biografía sobre la historia, depende en suma, de que lo que
géneros son superiores a la historia; porque muestran mejor lo universal
importa al filósofo, es el conocimiento del hombre; mas no de un hombre
en lo singular, y por ello se acercan íntimamente, a la creación poética.
particular, singular, sino del Hombre, del tipo platónico hum,-ino, del
El biógrafo, al ceñir su esfuerzo a una sola personalidad y analizarla, paradigma.
al simpatizar ocultamente con ella, como el novelista o el poeta, mira al Por esto, en la biografía y la autobiografía, encuentra el investigador
CIENCIA E HISTORIA 251
250 ANTONIO CASO

filósofo más elementos para acercarse al tipo humano, de los que halla en V
la abigarrada sucesión de los episodios históricos; que, para Schopenhauer,
por ser los productos de una voluntad ciega, que con su dolor llena el Mas no es esto todo; las propias ciencias se subordinan entre sí, y fo¡man
tiempo, carecen de sentido. como los diversos capímlos, Íntimamente conexos, de la ciencia.
Por último, par-a completar la unidad del pensamiento científico, hay que
considerar la índole del afán filosófico, que constiruye la búsqueda constante
de una unidad suprema.
Por esta. razón también, prefiere, como Aristóteles, la poesía a la historia: Spencer ha definido, por su parce, las ciencias, como "unificaciones par-
Res 111,agi.r
philosophica et melior poesis est, qttam hist01'ia. Más fiJosófica ciales del conocimiento"; en tanto que la filosofía, es "la unificación total",
y mejor que la historia es, para el Esragiriru, la poesía. o, al menos, aspira a serlo.
Schopenhauer comenca, que la oposición emre los dos vocablos: poesía
e hisrnria, hace resaltar con sorprendente claridad, el sentido y el origen VI
del primer término. Significa el acto creador, inventor, opuesco a la inves- Nada semejante a lo anterior, puede darse, si se traca de la historia.
tigación, a la busqueda, a la erudición. En vez de la subordinación de las especies a los géneros, de los fenómenos
a las leyes, de los problemas y los teoremas a los axiomas y las definiciones
ll1 (que es lo que constituye La estrucrura propia de la ciencia), su organismo,
su sistema, su unidad, la hiscoria sólo puede ofrecernos un orden, una
la historia tampoco puede considerarse como una ciencia, en el concepto coordinación, no una subordinación.
del filósofo. Porl1ue en todo orden de cos:i.s, son innumerables los hechos,
e infinito el nfünero de individuos. Además, la variedad de sus diferencias, VII
es por com pleco inefable. ¿Cómo podría real.izarse entonces, una ciencia
como la historia, que sólo trata de los individuos? Seria la ciencia de Cierto es que se disponen los sucesos particulares, ordenándolos en siglos,
Jo individual; pero se acaba de ver, que esta ciencia es de todo puoco reinados, épocas y eras: pe.to esto no equivale a lo otro. El que sabe que
imposible; SLtpuesto que los individuos son infinitos, como los hechos, en la guerra de los "treinta años", se produjo en el siglo XVII, nada sabe,
todo orden de cosas del mundo; y las diferencias que muestran los individuos, propiam~nce, de los e_pisodios complejísünos de cal guerra; y lo que es
"causan vértigo a la mente curiosa de saber", ¡qué tiene entonces que más fundamental <-:iuetodo esto, nada podrá prever, por más que conozca,
resignarse a la ignorancia! círcunstanciad::uneme, codos los episodios de una guerra singular, relativa•
Además, la historia se refiere a lo que ha sido una sola vez, y jamás mente a las otras guerras de la hiscocia.
vuelve a existir como fue. Por ende, bay que abandonar toda esperanza de Po.r Jo canto, se trata sólo de una ordenación, no de la subordinación
integrar un verdadero conocimiento científico, dentro de las posibilidades que hace posible la previsión científica.
de la historia.
vm
IV "Si conozco, por ejemplo, las leyes generaJes del triángulo, podré enunciar
también las propiedades de un triángulo dado; si sé los caracteres comunes
Pero aún existe otra razón más, que paraliza al nacer, todo empeño a todos los mamíferos, podré afirmarlos a priori, del murciélago que acabo
de construir, ciendficamente, la histeria; y esta razón es, roda ciencia es de atrapar, aun antes de disecarlo. Pero no pasa lo propio con la historia.
subordinación. en tanto que la historia solamente es coordinación. Aquí no hay generalidad objetiva del concepto, no existe sino una gene-
¿En qué estriba la _coordinación científica?: "La ciencia clasifica la multi- ralidad subjeciva."
plicidad innumerable de los hechos, y la agrupa bajo los conceptos de
especie, que a su vez subordina a las nociones de género. Abre de este IX
modo la vía al conocimiento de lo general y de lo particular, que abarca En snma, la histoda no es una ciencia, conforme a la opinión de Sd10-
la muchedumbre de los individuos, supuesto que para todos ellos es valioso, penhauer. Es sólo "un saber". Mas el propio filósofo confiesa que es un
sin erigir un examen peculiar de cada cosa en sí misma considerada."
252 ANTONIO CASO HEGEL Y SCHOPENHAUER 253
saber esencial e indispensable; porque aun n1ando prefiera el conocimiento "Si llegan a alcanzar su fin, no pasan al goce tranquilo, no son did1osos.
de los tipos al de los individuos, no sólo hay tipos y paradigmas platónicos; LO QUE SON ES su OBRA. Quizás les ha .resultado amargo el llevar a cabo
hay individuos y sucesos particulares, que se distribuyen en el tiempo y su fin; y en el momento de conseguirlo, mueren jóvenes como Alejandro,
en el espacio. Por Jo tamo, al lado de la poesía que alcanza a expresar o son asesinados como César, o deportados como Napoleón."
el tipo absoluto; al lado también de las ciencias que prevén el futuro, Pero ellos son los que hao enseñado a los demás hombres lo que buscan;
necesitamos de este otro "saber", para acercarnos, lo menos imperfectamente porque es realmente difícil saber lo que se quiere.
posible, al conocimiento de la realidad. Se puede querer algo, y estar no obstante, insatisfecho. "LOS INDIVIDUOS
El Universal, 12 de mayo de 1944 HISTÓRICOS, TIENEN EL DERJ!CHO DU su PARTE. Son los clarividentes. Saben
la verdad de su mundo y de su tiempo. (',<moceo lo que es el concepto.
HEGEL Y SCHOPENHAUER Lo universal que viene."

II

Según Hegel, el proceso de la historia universal, tiene por objeto libertar Frente al hegelianismo, que incorpora en la Historia universal su sentido
al Espíritu. Cada pueblo que ha sido capaz de elevarse hasta la integración de plena y hu.mana liberación, Schopeohauer, cuya concepción del universo
del Estado, es un pueblo histórico, uno de los "momentos" de la historia implica e1 pesimismo sistemático, responde:
universal; porque los pueblos que no se elevaron a la forma del Estado, no ''Quien como yo no puede menos de ver siempre, en cada historia diversa.,
son pueblos históricos. Y cada espíritu de cada pueblo, posee su verdad lo propio: al modo como en un caleidoscopio, reaparecen a cada vuelta,
particular. :Ésta pasa a la historia de la humanidad. las mismas cosas en distintas configuraciones, jamás podrá sentir semejante
Mas la historia enrcrn tiene un fin, una idea; y la idea de la historia interés o pasión por lo histórico."
universal es, a través del movimiento dialéctico de los siglos, la libertad. "No obstante, la historia tiene su valor peculiar; porque la vida humana
El Espíritu del universo, se revela en las vicisirudes históricas por la reali- es tan corta y fugitiva, y se reparte en tan numerosos millones de individuos
zación o consecución de este sumo bien. -con precipitación lanzados a las fauces, siempre desmesuradamente abiertas,
"A qtúen mira de un modo racional el mundo, le aparece éste como del monstruo que· los espera: el olvido-, que resulta un esfuerzo digno
racional. Las dos cosas son 'recíprocas'. La razón domina el desarrollo de la de agradecimiento, el salvar algo de ello; el recuerdo de lo más importante
hist◊ria. Los sucesos históricos han acaecido racionalmente, dialécticameote. y de mayor interés; ¡los acontecimientos y personajes principales del. nau-
El progreso del mundo, es 'el progreso eu la conciencia de la libertad'." fragio universal del mundo."
En los imperios del Oriente clásico, sólo hay un hombre libre: el déspota La historia, del principio al fio, sólo refiere gtterras; y en todas las
que los rige, conforme a su propio albedrío. guerras, hay sólo un afán: robar. Con razón dijo Voltaire, que en todas
En el mundo griego, aparece la conciencia de la libertad; pero no más las guem1s, sólo se trató de robar. En cuanto un pueblo nota en sí mismo
son libres unos cuantos. Solamente en el mundo cristiano y germánico, son abundancia de fuerza, cae sobre sus vecinos, para, en vez de vivir del
libres codos los hombres, o llegarán a serlo; porque LA REALIZACIÓN propio trabajo, apropiarse el ajeno. Ésre es el asunto de la Historia universal,
DE LA LIBERTAD ES EL DESIGNIO DE LA HISTORIA. y de sus episodios y heroicidades.
La idea absoluta, universal, se encuentra por encima de la oposición En el fondo del desarrollo humano en el tiempo, muésmse la voluntad
y de la lucha. Desaparece lo particular y lo finito y, por medio de la esencial, insaciable y libérrima. El principio de la existencia del mundo,
lucha y el desvanecimiento de lo particular y contingente, se engend.ta carece de razón, Es una voluntad de vivir, ciega. La verdad de la Historia,
Jo universal. está en la sentencia de Calderón, el poeta a quien sus sentimientos cris-
El genio, el "individuo histórico", el héroe, "realiza el fin conforme al tianos, inspiraron un conocimiento más perspicaz que el alcanzado por los
concepto superior del Espíritu". No son los héroes, portavoces de un mundo sabios de la antigüedad: "El delito mayor del hombre, es haber nacido."
que ya se hizo; sino emblemas y autores del mundo que se hará. Los hegelianos, para quienes la filosofía de la hisroria se convierte en el
Los grandes "individuos históricos", aprehenden el contenido universal fin p.rincipal de la Filosofía, han de remitirse a Platón; quien no cesa
superior. Hacen de él su fin. Son los que realizan el fin,, conforme al de afirmar que el objeto de la Filosofía es lo eterno, lo iomutaib]e; no
concepto del Espíritu. En este sentido hay que llamarlos héroes. Su jus- lo que es ya de un modo o de orro, sólo las "Ideas" permanecen, y el
tificación no está en el estado existente. Otra es la fuente de donde la toman. tiempo es ideal. Ésta es la opinión de Platón y la de Kant.
254 ANTONIO CASO LA l'ILOSOFÍA DE LA HISTORIA 255

"Todos los soñadores ocupados en edificar construcciones especulativas a las eoergías naturales; Jo que viene a constituir la obra de arte -agrícola o
sobre la mard1a del mundo o, como ellos lo declaran, de la historia, olvidan estética, científica o literaria-, no es en sí mismo energía natural, sino
que la verdad capital de toda filosofía, es que siempre se trata del mismo espiritual, porque es inteligencia y libertad, o sea, pensamiento.
ser. El llegar a ser y el nacer, son puras apariencias." Así como no se podría explicar la cultura humana, con abstracción
de la narnraleza, es vano e imposible pretender explicarla, haciendo abs-
El Universal, 19 de mayo de 1944 tracción del espíritu.
En la cnlmra la naturaleza se subordina a la obra humana. Esta subor-
dinación constituye Jo histórico. Es la historia.
LA FILOSOF1A DE LA HISTORIA
V

Siempre al lado de la historia está el arte; porque en cierto modo, Los diversos pueblos hisc6ricos, no son infinicos, snn finitos. No pueden,
como lo piensa Hegel, se unifican. ¿Qué es el arte? la posesión de la con su acción, agotar lo histórico. Al fin llega el insrance inevitable de
naturaleza por el hombre, en virtud de su transformación. · su desarrollo -por alto y genial que fuere--, que se conviene eo clern-
El hombre no puede apoderarse de la naturaleza, sino transformándola. dencia irremediable. La misma Grecia incomparnble, no pudo ejercer su
¿Cómo transforma el hombre b. naturaleza? Txabajando. Trabajar es trans- luminosa acción histórica, perdurablemente. Roma la susticuyó con sn hege-
formar Jo que J.a naturaleza es. monía política. El sentido de lo hiscórico se rransformó, parn guc cl
El agricufror como el escultor, el obrero como el sabio. Todos se apoderan caudal humano, universal, infinito en su osadía, se matizara con su nuevo
de las fuerzas naturales y las a:ansforman. y extraordinario matiz. La victoria de Roma es la de la universalidad; y
con la universalidad latina, se conjuga entonces, la genial contribución
)J de los griegos, a la obra mulcánime del pensamiento y la libertad.
Al imprimir una nueva forma a lo real, con nuestro trabajo, mundo
VI
nuevo: mundo que ya no es el de la naturaleza, sino el de la culru.ra.
Puede formularse esta ecuación: NATURALEZA MÁS TRABA.JO, JGUAL CON Ningún pueblo histórico puede llenar fa hismria, como ningún genio
CULTURA. ¡Culmra y no natma!
individual agota el pensamiento. Nuesu:o destino humano es sucesivo; porque
El hombre con sn tarea, incorpora en la naturaleza el Espíritu. De esce no encarnamos 1a perfección ni lo absoluto, Nuestro bien se constirnye
modo crea las formas de la civilización. con el esfuerzo de todos, pueblos y hombres, naciones excepcionales, e
No se trata ya del mundo mitural, sino de la región sintética en que se individuos heroicos. A rravés de los siglos tiene sentido la historia, como
desenlaza la historia.
hija que es del Espíritu, no como síntesis ininceligible del acto ciego de
l1I
las fuerzas naturales.

Este mundo nuevo, agregado al natural, es el orbe del pensamiento y vn


la libertad; porque pensamiento y libertad constituyen, esencialmente, los
atributos difcrcr.ciales del hombre. Este mundo nuevo, sobrenatural; esto es, sobrepuesro al natmal, se rige
El trabajo es la acción del pensamiento y de la libertad sobre la natura- con el pensamiento y la libertad.
leza. Por esto el arte y la historia se unific?.n, indisclublemeote, como obra Roma a su vez, cuando hubo dado de sí todo su esfuerzo, luego de
de fa. inteligencia, el esfuerw y la libertad. haber formado la conciencia universal de los pueblos, se abate ante los
pueblos nuevos. El cristianismo y la invasión germánica, se sintetizan frente
IV a la universalidad latina, como un nuevo elemento de la culmra. Y la
libertad resulta al fin triunfante; porque el individualismo germánico y
Se percibe con t0da claridad el funesto error de todo naturalismo, como
interpretac1on de la historia. Verdad es que la materia de ]a historia es la caridad cristiana, se sobreponen a las formas romanas, y, al incorporarse
la naturaleza, la fuerza cósmica: más la form1 que imprime el hombre sus despojos, engendran el movimiento ci.1lmral de la Europa moderna.
256 ANTONIO CASO HlSTORIOGRAFÍA 257
verdad exhibe lo asentado por Dilthey. Sólo en Grecia se pudo engendrar
vm la hist0ria. A medida que se despliega en el tiempo el mundo histórico,
Una filosofía de la hiscoria que desdeña el ambiente físico de la cultura, crece según el filósofo, la comprensión científica de la naturaleza histórica
está ya juzgada, irremisiblemente; pero una filosofía de la historb que del hombre. El error de Nietzsche -según Dilrhey- consistió en pensar
pretenda esclarecer, como lo pensó Taine, por la sola acción de "la raza, que cavilar sobre uno mismo .lleva a la comprensión del hombre. No
el medio y el momento histórico", el complejísimo desarrollo de fa civi- sólo es comprensible el hombre en J.1 historia. En "el mundo histórico",
lización, campoco es hoy posible. La síntesis hegeliana de la hiscoria evita se puede saber de lo Jmm:100, ele la cap:ickbcl del hombre canco para el
ambos escolJos. Porque el absoluto hegeliano, implica, esencialmente, su mal como para el bien. La cavilación hermética sobre uno mismo, engendra
propia transformación. Es un ser que al cambiar, se perfecciona. Por esto de sí "la gran miseria nicmchei\n:t de un,l subjetividad hipertensa".
la filosofía de la historia, reviste singular significación en la filosofía
de Hegel. Y la hisroria de la filosofía se inte!,>ra con la filosofía misma, 1V
como su forma en el tiempo.
El sentido de la historia parece ser, en suma, el sentido de la filosofía. Nosotros pensamos sin embargo que, para el conoc11111encodd hombre,
tamo se ha menester de la "cavilación" nierz.scheana como de In "com-
El Universal, 2 de ju,üo de l.?44 prensión'' diltheyaoa. Pero resulca que, si la hiscoria nació en Grecia con
Hercdoto y Tucídides; si "la capacidad artística mis alta que el mundo
ha conocido jamás", dio de sí la hisroria ( lo que prucb:l la estrecha
HISTORIOGRAF1A relación que media entre el arre y La historia), "la Ilustración del siglo
xvrn, a la que se achaca su carácter 'ahistórico', ha producido una nueva
concepción de la historia, con Volcaire, Federico el Grande, Hume, Robertsoa
y Gibboo".
Continúa la publicación de la obra dcltheyana y ha llegado al cuarto
tomo de la versión española, que debemos a1 humanista don Eugenio lmaz. V
Encre los ensayos que el volumen recién salido a luz contiene, está el
rorulado "Historiografía", que es como una síntesis filosófica de la hisroría Tiempo es ya de desacreditar las fórmulas absurdas, procedentes de la
de la hisrorfa, desde los griegos hasta el siglo XIX. falta de estudio y conocimiento de las <lisrintas épocas históricas. "El sig.lo
'ahistórico' creó la cékbre clcnocninaci611volteriana 'filosofía de ln historia'."
II Antes de Volraüc no se había :icuñ:ido un nombre propio para l:1 medi-
tación filosófica de la hiswria; por más que ya ci,isda la filosofía de la
EL Fondo de Cultura Económica publicó, con antelación, los libros de
historia, cl menos, desde los lejanos días de San Agustín y Orosio.
Cassirer y de Mafoecke sobre la Fitosofí(, de la lluttración y la GéneJis
del hi.rtoricim10,que casi coinciden en varios puncos, con los pensamientos
sobre historiografía por Dilthey expuestos; pero si en rales libros se VI
desarrollan o discuten algunas de las opiniones diJtheyanas, es obvio que En las obras de los grandes historiadores del siglo xvm '1a idea de
puede esri1mrse como arranque de la "historiografía", este ce.sayo de Dilthey, la solid:sridad y el progreso del género humano, proyecta su luz sobre
rao jugoso y genial. Al menos, no hemos hallado nosotros otra publicación codos los pueblos y épocas". Por vez primera conoce la Historia universal,
ancerior, que exponga con tanto desenfado y vigor, las fases de la concepción
una conexión que ha sido eimaída de la consideración empírica. El Ensayo
filosófica de la historia.
sobre laJ c0Jt11111b,;esy el Espiriltt de i<,s Naciones, de Voltaire, es la
primera historia universal, e inicia la meditación filosófico-histórica ele
lli
la cultura humana. "Sus fund:unencos los consciruyen h aplicación comple-
Gustemos desde luego, en todo su valor, de esta aguda sentencia: "Ha tamente libre de la crítica J1isróric:i, que no se detiene ni anee los santua-
habido grane.les h.isroriadores desde el momenco en que los griegos empiezan rios más s:igrados del pasado, y un método comparado que abarca toJ:1s
a mirar con sus grandes ojos de ar.tisra el tráfago del mundo.'" Hermosa las erapas de la humanidad."
258 ANTONIO CASO
LAS RAZONES DEL CORAZÓN

filosófie1 investigación. Se piensa en una región impermeable a fa r.vón


Era menester para el logro del propósito, relacionar entre sí, enlazar pura; no se analiza en sí mismo este mundo hermético. Para hacer v,tlcr
científicamente, el mundo natural con el histórico, y aplicar el pensamiento la frase de Pascal, justificándola, era preciso que alguien realizara su análisis
de la cvoluci6o, a la l{1cida coocepci6o de este enlace. circunstanciado, válido. Sólo haciendo ver el sentido de escas "razones",
Todo eUo lo practicó el siglo xvm; "pero en el sentimiento vital de podría la sentencia pascaliana revelar su profundo contenido, su real sig-
este siglo se encontraba el límite de su esclarecimiento histórico". ¿Por nificación.
qué? Porque los pensadores de la "Ilustración" todo lo miran relativamente
a s~, tici_npo; y c~~oto la humanidad produjo y obró, antes, sólo es prepa- n
rac100, mtroducc1on, esfuerzo por realizar el "siglo de las luces".
Esto, _puntualmente, c.-sJo que llevó a buen término Max Scheler. Para
\'UI él, lo que llamamos corazón humano, "no es puro caos de estados seori-
meorales". Estos estados sentimentales, no se asocian coa arreglo a leyes
Concebir desde este ángulo estrecho la historia universal, condujo a
causales cualesquiera, con los otros daros psíquicos. Tiene en sí el corazón
.deformarla; soslayar el pasado humano desde la alrura del "iluminismo"
humano una íocima articulación, forma "el reverso articulado del Cosmos
°:111~6-a sus adeptos fa individualidad característica de las discintas época;
hisroricn.s, Jas cuales sólo cobran sentido y valor, en la opinión de los de todos los posibles caracteres amables de las cosas".
filósofos de la "ilustración", en cuanto que encaminaron al hombre a través
de los siglos, a b postura histórica prcdilec:ca. "Estos hombres 'animosos UI
y confiados -{lgreg:i Dilthey- no ven en el pas:ido más que las etapas
que conducen a In. altura que ocupan." ¿Cuál es esta estructura del corazón? ¿Cómo se articulan sus miembros
o compooeoces?
''I.o que llamamos ánimo o, su símbolo, el corazón humano, posee :ilgo
esrrictameoce análogo a la lógic:i; algo que, dentro de su propio dominio,
_De modo que la autoconciencia exaltada del "iluminismo", for:.mda a oo coincide con la lógica del entemlimicnto."
:rmrar al panorama de la historia como antecedente del siglo precursor
l.as razones del corazón no son aqudl,1s sobre l.1s cuales dccidio ya,
de la Revolución, de sí misma engendró la filosofía de la historia moderna·
previamente, el encendimiento. No :.e trau de ver en cll.lS <:I de1crmi11ismo
pero no ~~do dejar de subordinar a su propio ideal absoluto y abstracto'.
la evoluc10n humana. La tarea del nuevo siglo consistirá en iorerpreta.r de la razón pura; no son r::1zo11cs ohjeciv.is. Sin ernh:irgo son "rnoocs".
las etapas .?e 1~ evol~c~6~ ~ist?rica con desinterés y simpatía, con real y en el sentido de motivos, de dcs<.'OS.
verdadero senudo hJStonco , s10 el generoso prejuicio de los filósofos de "El cor:iz6n tiene.: sus razones; LAS RAZONl!S SUYAS, de las que el
Ja "Ilust~aci~n", q~e. fueron víct~as de "una divina despreocupo.ción frente entendimiento nada sabe y nada puede saber. Es decir, se trata de evidencias
a la sab1d~~ metódi~a de los s1gl?s anteriores, y una idea un poco excesiva objetivas sobre los hechos, para las cuales el corendi.111ienroes tao ciego,
d_e los. mentos prop10s, de la dichosa soberanía del nuevo espíritu, que como lo es el ciego para los colores y el sordo para los sonidos."
simboliza el nombre de Voltaire".
IV
El U11iversal,1 S de diciembre de 1944
Imaginaron los romanucos que '"el corazón" significa sólo "la sede de
confusos estados, de oscuros e indeterminados arrebatos o intensas fuerzas
LAS RAZONES DEL CORAZÓN que empujan al hombre de un lado al otro".
Es porque "el corazón", según Pascal. significa un microcosmos que
capta los valores. Estas razones son inasequibles a la pura razón. Se traen
~ c~lebre ,,la sentencia de Pascal: "el coraz~n tiene sus razones que la de un conjunto psíquico que trabaja con precisión, y pone ante nuestros
:razoo ignora . Pero, regularmeate, no se ha mterpretado con ánimo de ojos, una esfera de hechos, rigurosamente objetivos: "la más fundamenc-al
y objetiva entre todas las posibles esferas de hechos".
260 ANTONIO CASO SPENGLER 261

de Dios, como la de una persona absolutamente buena, santa, bella, jusca.


V Así se realizaría el sentido del platonismo; la solución del problema de
las relaciones de Jo real y lo ideal, problema que preocupa aJ filósofo
la Edad Media conoció una cultura del corazón, como algo independiente de Arenas, en todos sus Diálogos.
de la culrura intdecmal. Esta culru.ra es la que elevó las catedrales góticas, En ciertas épocas de la hiscoria, se ha atendido de pref~rencia al problema
la que dispuso y realizó hs Cruza.das, la que instituyó las órdenes meodi- del ser. En otras épocas diversas, como en la Edad Media, al p_roblema del
cances, la que sirvió de base para reformar, denrro de la ortodoxia, la valor; pero la filosofía, para cumplir su destino, no puede smo postular
rel:ijada disciplina eclesitística. Pero el hombre de hoy ignora esa exquisita la existencia de la Persona divina, que realiza en su ser, denrro de su
culLUra, bas:ida sobre "las razones del corazón que la razón ignora". inefable unidad, la solución del problema de Platón.

VI El UnivC'Tsaf,9 de febrero de l94S

En 1a época moderna, "se soslaya el todo de la vida humana emocional,


no como un lenguaje simbólico lleno de sentido, en el que se descubren
relaciones objerívas que rigen la significación de la vida; sino como acon-
SPENGLER
recimiencos absolutamente ciegos, que ttanscurren en nosotros como fenó-
menos naturales cualesquiera, que ser{1 preciso dominar, a veces técnica-
mente, para ganar provechos y evit:i.r dafios".
El iJusrre filósofo, discípulo de Husserl, aplica a la investigación del La Biblioteca de la Sociedad Peruana de Filosofía, se ba enriquecido
mundo emocional, el exquisito mérodo rcinvidicador de las esencias; lo con el libro rotulado La filosofi,,i de Oswald Spcngler, por el doetor don
que lo lleva al fin, a l::t afirmación y medimcióo de esas "esencias irracio- Jorge del Busto Vargas, cacedrárico de sociología e historia de la filosofía
nales" ( los valores), que se dan vivientes y actuales en el sentimiento en la Universidad Católica del Perít.
hui~ano, como las esencias mismas, que la intuición capea, al parrir de les Parece que en el pensamiento cootempor,íneo, es y« un:ínime el sentir
feoomenos, para elevarse al mundo ideal. Así completa Scheler, la obra de los críricos, relativamente a la producción spcn~lcriana. T.aDcc.,tlc11ri,rlc
de la feoomcnologfa, acercándola a Platón. Porque por lo que Platón ·vale Occidcnle es un libro valioso por lo que concierne :ti enorme c.,udal
eo h historia del pensamiento universal, es por haber puntualizado en de idilio y hechos que Spengler c"puso; p<:ro la síntesis logr.11.la,el pri11ripio
codos sus Diálogos, el problema de las relaciones corre el ser y el valor. organizador, dista mucho de valer en i~ual forma Se trata, uimo Jicc
Messer, de uo escepticismo, porque el filósofo declara imposibl<.: el rnno-
Vil cimiento objetivo de la verdad, no obstante que, dentro de ~u c:;ccp1ismo,
esra.blece ciertas afirmaciones corno vcrclad('tllS. Es imposible admitir un
Pero fu10S VALORES TJENDEN A LA UNJDAD¡ SE DAN EN su PLENITUD, criterio de verdad firme, si todos los frucos de una culwra se subordinan
LLAMANDO HACJA A ST, CONSTANTEMENTE, A LAS OTRAS UNinADES DE
a e!Ja y la verdad misma no es sino el exooneore de cada formación
SU ESPECIE. LO BUENO, LO SANTO, LO BELLO, LO JUSTO, PROPENDEN
cultur;l: como el arre, la religión o Ju récni¿a.
A s1.-.11rnzARSE ENTRE sí, EN LA PERSONA HUMANA.
El libro del doctor Del Busto Vargas, es circunstanciado, preciso, valioso.
\1Jl1
En su última parre, después de e"'<poner el esquema de la obra spen-
gleriana, se ocupa de analizar los antecedentes de la propia filosofía, y
Este último es carácter, completamente inequívoco, del mundo de los se refiere, especialmente, a Goethe y a Nietzsche. Es evidente que Goeche
valores. El microcosmos del corazón, completa en su forma, la obra cósmica. y Nietzsche fueron dos de los grandes inspiradores de Speogler. Pero hay
Y corno el hombre sólo es capaz de crear valores históricos, pero no que mencionar rambién a Rickert y a Frobenius, cuyo libro La c11l!ztrtt
valores absolutos; o si se quiere, bienes de la cultura, pero no valores como ser viviente, contiene la idea del Paidertma, que inspiró defioiti-
eternos, la limitación humana y la tendencia a la síntesis ( caracrerística vamence, la concepción spengleriaoa. Por lo que mira a Rickert, es una
del mundo de los valores), postulan de coosuno la existencia de otra gran verdad la que enuncia Messer, citan.do al propio ilustre pensador
Persona, en la que se efectúe la síntesis absoluta de esas razones del alemán: "Los fundamentos lógicos de esca morfología -la spengleri:ma-
corazón, que la razón oo conoce. AJ postular lo aocerior, surge la idea esraban ya refutados muchos anees de ser escritos" (por Rickerr mismo).
262 ANTONIO CJ\SO LA. FILOSOFÍA DB LA HISTORIA 263,

rr V

El teórico de la Decadencia de Occidente, escribió: "La filosofía de El naturalismo, la falta de diferenciación entre Natura y Cultura, resulro.
mi libro la debo a la de Goerhe, y sólo en mucho menor cuantía, a intolerable para un lector filósofo, después del admirable libro de Rickert
la de Nietzsche. En las siguientes palabras, no quisiera ver cambiada ni rotulado: Ciencia n,7tttrál y ciencia c11ltmal. El espíritu de la filosofía de
una riJdc: 'La divinidad es activa en lo viviente, no en Jo muerto. Esrá nuestro tiempo, va en contra de todas esas asimilaciones apresuradas, enrre
en lo que deviene y se transforma, no en lo ya producido y petrificado'." el devenir nanual y el desarrollo de la historia. la ciencia cultural, mira
Esre pensamieoco de Goetbe inspira el recurso constante a la intuición, hoy hacia el mundo ele los valores, -y se aparca del propósito de la ciencia
que es el solo recurso que queda a Spengler para la hisroria. natural, que consiste en descubrir leyes o uniformidades de la naturaleza.
Por lo que mira a Nieasche, ninguna sorpresa recibe el lector de El mismo Spengler ha tenido que declararlo as/, al nfirmar: "No sólo
Spengler, relativamente al pensamiento de oponer la "cultura" a la "civi- no hay leyes históricas, sino que es comradiccorio empeñarse en hallaxlas."
lización", después de haber leído y medit:ido las páginas geniales, consa- Pero en vez del concepto de ley, importado de la ciencia natural al campo-
gradas a este mismo asunto, en La volrmtad de poderío. hiscórico, Spenglcr, retrocediendo al fac:uismo pagano, nos babia del "sino"
Pero hay orra influencia fundamental en la obra spengleriana. Es la de de la culn1ra o de "las ettlruras". El filósofo alemán, como el trágico
Bergson. Ya Messer dejó escrito, al respecto: "En esta consideración intui- griego, no sabe, ni puede saber, las condiciones del crimen de Edipo, lo
tiva de lo viviente, de lo histórico, Spengler se siente influido especialmente que sabe o pretende saber, y así lo insinúa a sus lectores, es que Edipo
por Gocthe y Nietzsche (su afinidad con Dergson es también mucho más esrá condenado a ser parricida. ¡Spengler condena a la decadencia al Occi-
fuerte de lo que él confiesa)." dente europeo, y para este fin, redacto su libro!
La monografía del doctor Jorge del Busto Vargas, es un ensayo digno
III de reclamar la atención del pensamiento filosófico americano.

El asombroso pensamiento de Goethe, que declara activa a la divinidad El U11iverSt1l,22 de junio de 1945
en Jo vivieoce, en el devenir y la transformación, no en lo ya producido
y "petrificado", es la propia idea del bergsonismo, que opone al "mundo
que ya se hizo", el "mundo en vía de hacerse". Esta oposición constituye
11\ FJLOSOF[A DE LA HISTORCA
una de las principales antítesis del bergsooismo.
la duración real, la libertad, la vida del espíritu, todo cabe en la
primera tesis; en cambio la materia, como objeto de la inteligencia que
la analiza desde afuera, corresponde al mundo petrificado, a la realidad
Es un hecho interesante y curioso el que se puede comprobar, relativa-
que ya se hizo y fue.
mente a la producción de las grandes obras maestras de la filosofía de la
historia. Consiste en que, después de una gran crisis histórica, ha sobrevivido,
IV
regularmente, la creación filosófica, que reflexiona sobre los acontecimientos.
En suma, la filosofía de Speogler es una interpretación, basada sobre históricos. Asi sucedió con San Agusdn y la Ci11dddde Dios, con Hegel y
el naturalismo y el escepticismo, que corresponde a un orden de ideas, sus Leccio11e.rsob,,-ela filosofút de l-ahistoria.
ya superado eu el momento J1istórico que alcanzamos. Pero no es posible
negar la gran erudición del auror, por más que deba ser corregida en JI
muchos pormenores. La asimilación de la evolución de las culturas a las
épocas del afio, que les concede una primavera, un estío, un otofio y un Alfred Weber, en su libro sobre Hi.rtori.1de la c11lJt1r(1
( versión española
invierno cíclicos, dentro de un "sino" inexorable, no pasa de ser un pensa- de L. Recaséns Siches), dice: "En tiempos cales como los presenres, suele
miento ingenioso, pero poco profundo. ¡Y en este pensamiento funda- surgir la filosofía de la historia." En el año 410 ( d. J.C.), cuando fue des-
menta o trata de fundamentar Spengler, su previsión sobre la decadencia truida Roma y cuando toda la civilización grecorromana oscilaba en sus.
de Occidente! cimientos, Sao Agustín escribió su CifltÚtd de Dios.
264 ANTONIO CASO LA FILOSOFÍA Y LA HISTORlA 265

hacia "una nueva Edad Media", porque acertamos a vivir et1 un <:s1:1do
UI comparable al de la cafda del Imperio Romano y de la civilización nntigua
del siglo m, "cuando sólo el Cristianismo salvó espiricuaJmente al mundo
La oportunidad de la reflexión filosófica sobre la historia y su sincro- de la ruina y descomposición definirivas".
nismo con las grandes catástrofes, es explicable, porque en las grandes
Todo procede en el mu_ndo moderno, conforme a este segundo profec~,
crisis del desenvolvimiento humano, parecen discuLirse los propios funda-
-del fenómeno que llama "la descomposición del Renacimiento". Los movi-
mentos de la ci,•ilizacióo, las bases, antes indiscutibles, de la cultura. Así
mientos intelccmales que componen la historia del mundo modernc, pro-
como San Agustín tiende a salvar del desastre universal de la Antigüedad,
ceden del humanismo, que se aparta de Dios y pretende la salvación de la
merced a su profundo pensamiento filosófico, la obra perenne de la Iglesia,
humanidad por las solas energías humanas. Esto es lo que ha traído consigo
fas tradiciones que integran la Cindad de Dios. Hegel ( que en consonancia
y engendrado los caracteres de la época presente. Pero ya se notan síntomas
con los principios de la Revolución Francesa, sostiene que el sentido de la
de una reacción espiritual, porque las antiguas categorías del mundo moderno
bisroria universal es el pensamiento y la consecución de la libertad), pretende
y las fuer.zas de la civiliiación, no son capaces de resolver los problem:is
a su vez, poner en la obra secular del Estado, encarnación del Derecho,
-contemporáneos.
el sentido de la formación histórica humana; porque conforme a la opinión
Empero no todo se reduce a las ideas proféticas de pensadores. con:io
del filósofo, el Estado "marca el camino de Dios en el mundo".
Oswald Spengler y Nicolás Bcrdiaeff. El pensamiento filosófico de b h,swna,
lV sin espíritu de profecía; esco es, el auténtico pensamiento filosófico sobre
la hiscoria, se ha venido elaborando en la obra de pensadores como Rickert
Hemos vivido los contemporáneos, en la primera mitad del siglo xx, y Dilthey; por esto se nota en nuestro tiempo la preocupación constante
una de est:1s épocas aciagas, en qu_e parecen revisarse las bases de la culrura de su estudio, en las universidades y los ceneros de culmra del mundo.
y de la convivenci:i hum.1na. Po.e esto se reproduce en nuestros dfas, en En Esp1fia, Ortega y Gasset, viene formulando su pensamiento de "la razón
la obra de los filósofos, una accirud semejante a la que representan en sus histórica" que, inspirado en Dilchey reviste, no obstante, singular originalidad.
siglos respectivos, San Agustín y Hegel. Confírmase la observación de AH.red Weber: "en tiempos tales como
Marx crea su teoría materialista de la historia. El fenómeno económico, los presentes, puede surgir la 'Filosofía de la Historia' o, si nos limitamos
que no había aparecido jamás, antes, en el primer plano de la explicación a aquello que es caprable empíricamente y a su comprensión er. conjunto,
de la Historia, ascienclc en importancia, hasta converrirse en el principio la 'Sociología de la Historia'."
fundamental de la elaboración de la cultura.
El U11ivl!rsal,27 <le julio de 194 r
V

Además del decernunismo económico, que ha seguido elaborándose, amplia-


mente, por los adeptas y los crícicos del marxismo, nuevas interpretaciones LA F1LOSOF1AY LA HISTORIA
de la historia universal representan tanto Spengler, como Berdiaeff. En la
opinión que sustenta el primero, la evolución de la c..ulmra occidental, nos
pone a los contemponíneos, en el trance de la declinación. La evolución Considera la filosofía el ser sub specie aeternitatis; la historia lo soslaya
cíclica de las distintas culturas -según Spengler- en virtud del "sino mb .rpecie d11r.ztionis;pero ambos puntos de vista son esenciales para su
cultural'", se ha cumplido para Ja nuestra occidental, en una larga decadencia, explicación y comprensión.
que es lo característico de nuestro "momento histórico". De modo que,
En tanto que el metafísico, al buscar la esencia del tiempo, lo detiene
es imposible pretender escapar al .rigor del "sino", y nos debemos convencer
en su consideración de ambas esencias, emre sí tramadas, la duración y la
los contemporáneos, de que una fat:ilidad intrínseca nos conduce a "la
sucesión ( que, corno esencias, son inmutables), el hiscoriador se sumerge
decadencia de Occidente".
en los eventos del tiempo, y procura atisb11rlos en su genuina significaci1ín
individual, intuitivamente. A primera vista se diría que media una insondable
separación enrre lo histórico y lo filosófico; pero ambas, la historia y la
El espmcu profético -falso o verdadero- que inspira al pensador filosofía, son los conocimientos universales. Las ciencias han de ce11irst·,
alemán, también inspira a Berdiaeff. Este último pensador sugiere que vamos necesariamente, a la definición de su objero formal, a la abstracción.
LA Fll.OSOFÍA Y LA HISTORIA 267
266 .ANTONIO CASO
ha quedado sin escribir. Oío, aunque es la más vieja de las musas, ha esrado
tao ocupada averiguando el pasado de sus hermanas, que se ha olvidado
u del suyo propio, y parece ser que sus mismos lectores se lo hln pregunrado
Todas bs combinaciones Posibles de la hisroria y la filosofía, se han rea- raras veces." Si se suprime el texro anterior, el curioso encarecimiento:
lizado ya. Dichas combinaciones son, a saber: la hisroria de fa filosofía, la "se han escrito historias de casi rodas las maredas habidas Y POR HABER
filosofía de la filosofía, la hisroria de la historia y la filosofía de 1a historia. -porque nos parece absurdo referir d concepto de la hiscoria, no sólo
L:t primera en surgir fue la hisrorfa de la filosofía; y el primer historiador a lo 'ºhabido", si que rambifo a lo "p0r b:tbcr"-, esramos absolutamente
de l.i filosofía, creador y organizador de otras muchas ciencias, fue Aris- de acuerdo con el distinguido profesor de la Universidad de Columbia.
rórelcs. en su admiroole primer Libro de la metafísica. Jamns el Estagirita fa hisroria de 1:1.historia oo es sino la lógica ampliación del conocimiento
emprende un estudio filosófico original, sin referirlo a la tradición. Así histórico, en una de sus direcciones genuinas. l.:l erudición concemPoráoea
el Libro Primero de que rearamos, luego de analizar la naturaleza de la ha hed10 surgir este relativamente nuevo orden de activid::d.
ciencia y declarar que la filosofía se ocupa sobre rodo de la indag:tcióo de
las causas y de los principios, aru..liza la doctrina de los "antiguos" "tocante V
a las causas primeras y a los principios de las cosas". Sólo después de haber
esrudfado el pensamiento de los filósofos presocráticos, se refiere al sistema Por fin, el pensamienro diltheyano, que el docror don José Caos ha
de su maestro Platón, pam en seguida "refutar las opiruones de los antiguos, difundido en las auhs de México, sostiene una actividad más, dentro de las
rocame a los principios", e iniciar después el estudio del "ser en ramo filosóficas: la "filosofía de h Filosofía". Según Dilthey, las acrirudes posibles
que ser". Hasta entonces CXPoOCsu propio pensamiento filosófico. frente al universo son de una \'ariedad infinita, y nada hay que nos permita
calcularlas y trazar sus limites de antemano. Sin embargo, comparando entre
IIJ
sí los diversos sistemas, es posible destacar cienos motivos principales, cierras
L:t fiJosoffa de la historia nace mucho tiempo después, con la obra de maneras de ~er y de pensar, que no son exclusivas de un filósofo en par-
Sao Agustín y Orosio. El gran filósofo crisciano y su discípulo, echan los ticular, sino que se encuentran en unos y falcan en otros. Bruno, Spinoza,
cimientos de la filosofía de fa historia, al sinterizar los elementos de la Hegel, sostienen una posmra filosl>fica de simpatía universal, que los lleva
tradicióo israelita y cristiana con la historia creada por los grecorromanos: a inquirir la unidad del Todo, y luce que se sicnran a sí mismos como
"Dos amores elevaron dos Ciudades: el a.mor de sí mismo haso el meaos- parres integrantes de un Universo en el que rodas las <lisooanci.1sse rcsuclveo
precio de Dios, la Ciudad terrena; y el amor de Dios h:i.sca el menosprecio en una armonía infioir:t.
de si mismo, la Ciudad celestial la una se glorifica en sí propia, la otra En cambio, las fiJosof1as de un Kanr )' de un Fichre, sostienen como
en el Señor." motivo dominante, cl senrimienro de h pcrsonalicbd. Para estos dos grandes
1:i gran crisis hisrórica que significa la Revolución Francesa, produjo filósofos, el valor supremo es la dignidad moral, que asegura la indepen-
en la conciencia filosófica de Hegel, cl orro grao monumento de la filosofía de dencia propia, freore a un mundo coorrn el que siempre se escaci en lucha.
la historia, las Lecciones sobre la historia mzwersal, asf como la invasión
de los bárbaros, que dio al traste con la hegemonía de Roma, engendró la VI
Ciudad de Dios.
En vez, pues, de un sistema unitario, el genio filosófico e histórico de
IV Dilthey, pretende esta "filosofía de la Filosofía" o, por mejor decir, la
Hoy surgen dos nuevas posturas hisrórico-filosóficas: la hisroria de la Filosofía de las filosoffas. Historia y Filosofía, son eo suma, dos rutas que
Historia y la filosofía de la Filosofía. recorre la inteligencia humana, en su perenne anhelo de saber, es decir,
de explicar y comprender.
La historia. de la Historia se describe por sus cultivadores, por ejemplo>
J. T. Shotwell, en los siguientes términos: "Hasra hace mny poco, la historia
El Universal, 3 de agosto de l.94f
no ha tellÍdo historiadores. Se han escrito biscorias de casi codas las otras
materias habidas y por haber, de la literatura, de la filosofía, de las arres
y de las ciencias y, sobre todo, de la Política. Pero hasta hace muy pocos
años. con excepción de algunos libros didácticos, 1a historia de la historia
El, MESIANISMO HEBREO 269
268 ANTONíO CASO

.EL MESIANISMO HEBREO IV


Pero en este artículo queremos insistir sobre codo, en 1a idea mesi~nic::i,
dentro de la concepci6a hebrea. Conforme a esca idea, el pre~eate ¡amas
es perfecto, "la mirad:1 del profeta, dirígese continuam~nte, haoa alg~ q~7
Hace años se publicó en ltalia una serie de "apologhs" de las diversas 00 es realidad, hoy, pero que debe m: la realidad '?~quistada para man~na .
religiosas: catolicismo, protesrancismo, hebraísmo. budismo, paganismo y Conforme a la tesis que formulamos, no es permmdo al hombre refugJ~rse
taoísmo. Los autores de cada apología fueron distinguidos especialistas ita- en la sociedad y absrcnerse de todo comercio con el mundo corromp1do.
lianos; por ejemplo, la monografía sobre el taoísmo, es obra del eminente Hemos de vivir la vida que se nos da, para corregirla con un constante
sin6logo G. Tucci. la apología del hebraísmo fue escrita por Dame Lactes. esfuerzo y una ilimitada tenacidad, "porque sólo por la :~lumad Y. la
Es una monografía breve y sustanciosa, que consta de cuatro ¡xi.rtes: el acción, puede ser reform:ida la existencia. La belleza debe residir en 1~vida,
Ideal, la Acción, el Porvenir y la Ley. El ide:il lo constituye el Dios del no fuera de ella. La más alta creación que el hombre puede producir por
monoreísmo israelita; la acción se simboliza en los Profetas. El porvenir sí mismo, esrriba en convercir la vida terrena en una vida armoniosa, pura,
significa el mesianismo hebreo; la ley se ciñe al estudio de los fariseos. feliz p·.ua todos".

I[ V

Se ve elata la influencia del mesianismo, así concebido, eo algunas de


El ideal monoteísta queda dicho en csms palabras de Isaías: "Yo soy las doctrinas sociales comemporáneas, que aspiran a la consecución del gran
el Eterno y no hay otro fue.rn de mí; Creador de In luz y de las tinieblas. bien de las gences, no en otra región del universo, sino en ~sea ea la
Soy el Eterno que hizo rod:is las cos.,s." que se deseohza la historia contemporánea, censurable por mas de una
Este idc:ll monoteísta, riguroso, coostiruye la honra perdurable del pueblo razón moral.
de Dios. Israel es el solo pueblo histórico, que afirmó siempre el monoteísmo En tanto que el cristianismo, como San Agustín (en qui:° confluyen
absoluto; por esto para la inteligencia de la filosofía de la historia, no las dos tradiciones, grecorromanas e israelita), opone a la Cmdad de lo$
basca el antecedente grecorromano, sino que es menester referirse al ideal hombres, la "Ciudad de Dios", implícita en h T¡.¡lcsia,el rncsiünismo hcbrc.-o,
hebreo del Dios único. Todo el mundo moral de Occidente, Ueva en sí el que no confiesa a Jesucristo, ESPERA m. nrnN l!N lJL MUNDO, JI. J'l_is_~ll
sello del ideal israelita. DEL MAL; pieusa en su realización inJcfcc1ible, asegt1~,l c~ue nuestra mrsmn
humana estriba, fundament:ilmcnte, en no tk'SC!>per:ir,pm.1s; L'llcrct·r - csw
rn constituye la escnci:1 del propio mesianismo- que, al "fin J_c los tiempos",
se realizará la vcnwra de las gences en esca esfera de la realldad.
El profetismo, a partir de Amós, realiza ya los fundamentos de una
filosofía de la historia; porque el profeta es el cocstante rectificador de la VI
vida moral y política del pueblo hebreo. Si se ::ipartan los reyés y los EN SUMJ\, NO HA).' SINO TRES HlPÓTnSIS POSU3LES: TIL OPTIMlS~O
hombres del ideal nacional, que es el monoteísmo; si incurren en prácticas l\<ESIÁNICO DE LOS HEBREOS, LA CREENCIA CRISTIANA QUE, EN SU RULACION
idolátricas, por la imitación de los pu!!blos circunvecinos, que constituyeron CON LA HlSTORIA, FORMULÓ SAN AGUSTÍN E~ SU CÉLEDRE LIBRO (AL
las monarquías más poderosas de la historia de la Antigüedad, el profeta OPONER A LA CIUDAD DE LOS HOMBRES LA CIUDAD DE DIOS), Y LA
interviene para enseñar a las gentes que hay que luchar por un ideal capaz ACTITUD PESIMISTA QUE CON SCHOPENHAUER, Nll!G.'\ TODO SE..l\!TIDO A
de hacer morir, pero que, asimismo, promete dfas futuros de felicidad. El LA HISTORIA.
profeta es, dice Dame Lactes, "la ciudad fortificada, fa columna de hierro, El sistema de Hegel constituye la otra gran con~epció.~ espccnlati~
la muralla de bronce contra fa que se rompe rodo poder co.nstin1ido y material, de la filosofía de la hiscori.,, y es semejante en su 1otens1on, a la tesis
toda forma sin espíritu, coda fuerza sin moralidad'". agustiniana; en cambio, el p~unismo sabe d_eantemano, con Schopenhauer,
El profetismo israeHta. significa otro elemento esencial para la inteli- que Jo que se llama la histona de l:t human1?~d, carece, f~nda~enmlmcme,
gencia de la filosofía de la hisroria. de sentido; porque codas las formaciones hiswricas, en su fugacidad, revelan
270 ANTONIO CASO
NIETZSCHE Y Dil.THEY 271
qu_e la esencia del homb~e es una voluntad insaciada e insaciable, que
ávidamente busca su propio contentamiento, sin poder hallarlo jamás.
m
~or esto el gran escritor alemán, para dar idea del sentido de la historia
~1versal, recurre a los mitos clásicos de Tántalo, de Sísifo y de las Daoaides. En este artículo vamos a trata.r de describir la "tensión subjetiva" de
Siendo como es el hombre, hechura y fenómeno de la voluntad de vivir Nietzsche, que se rebela contra la historia y su acción, para él deprimente
buscará constanre'.11ente_su bien, sin hallarlo nunca; y jamás dejará d: por algunos de sus aspectos esenciales, en la cultura contemporáne:1, vuelca
querer lograr lo 1mpos1ble, ¡precisamente porque su esencia es voluntad! toda ella hacia la estimación de lo histórico .
. A . ~ste p~simismo sistemático, Nietzsche agregó su épica exclamación He aquí Jas a]egaciooes nietzscheanas:
<lio~1SJ~ca: _Ere~.bella, vida,_ y por eso ~e amo aunque seas cruel" ... El "Es posible -dice Nietzsd1e- vivir sin acordarse; pero es absoluta-
mesr~n,smo 1srae11taen cambio, es un opt1mismo creyente en la consecución mente imposible vivir sin olvidar." Esta máxima contundente, es reveladora
-del bten terreno eocre los hombres. de la postura del filósofo, que se expresa sobre todo en la célebre "Consi•
deración Inactual", rotulada: "De la utilidad y de los inconvenientes de los
El Universal, 24 de agosto de 1945 estudios históricos, para la vida."

IV
NIETZSCHE Y DILTHEY La vida, claro está, implica la tradición y el recuerdo; pero la originalidad
del instante que se vive, es real; no puede reducirse en su integridad a lo
histórico. Quien siempre se refiere al pasado, no vive el "hoy" sino un
Publica don Eugenio fmaz, como remare de su excelente labor la "teoría "ayer", próximo o remoto.
de ~a Coucepc}ón del Mundo" por W. Dilthey. También, el ~ropio tra- De cinco maneras puede ser peligrosa a Li. vida, la sobresaturación de
~uct~r, ~n el numero 35 ~e lomadas, nos ha brindado su "Asedio a Dilthey". una época por la hisroria. lo es en primer término, porque debilita la
~l as~d10, debel.ó, al fm, la fortaleza; y la descubrió o desveló, en su personalidad, engendrando contradicción entre el íntimo y el mundo exterior.
mtegndad, ante los lectores de habla esp::iñol:.tde ambos continentes. He Además, el exceso de esmdios históricos en una época dada, provoca la
aquí un esfuerzo en que con claridad se manifiesta la cultura hispano- ilusión de que dicha época posee la más rara de todas las virtudes: la justicia .
.americana. Además, el exceso de estudios históricos impide al. pueblo y al individuo,
, ~tre !ªspáginas diltheyanas, últimamente puestas en castellano, en la alcanzar su propia madurez. También propaga la creencia de que los con-
pagina ~:,l de la Tea-ria de la concepción del mmzdo, se inserta una nota temporáneos, somos seres retardados, meros epígonos. Por último, provoca
sobr~ ~1etzsche, p~r la que se manifiesta en toda su magnitud la radical el escepticismo, y aun el cinismo; porque la época se orienta, insistente-
oposición que media entre Dilthey y Nietzsche. Según Dilthey, 'Nietzsche mente, "hacia un pracricismo receloso y egoísta, que termina por paralizar
ha encar~a~o 1a consec.ución última que se puede sacar de la negación y destruir la fuerza vital".
del conoc1m1enco en su marcha lógica".
Porque, primeramente, para Nietzsche, el artista -se1:>ún su crfrico-- V
repr~s.:mó al ~·cre~do~de, c.ulrura". Más carde, el creador d: cultura lo re pre:
Teme Nietzsche que la historia desplace sin cesar las perspectivas del
-senro la conciencia c~enc1fica".Pero también dudó Nietzsche de esta segunda
hombre; porque al transformar su horizonte, suprime la atmósfera real
postura suya, hasta afirmar que el verdadero creador de cultura es el filósofo
que establece o "crea. valores". de que est:í rodeado, "lo que no le permite ya obrar y sentir desde el
punto de vista "no-histórico". Entonces se puede llegar, quizá, incluso a
TI la "habilidad', pero nunca a la "sabiduría". El joven se torna viejo por su
preferencia hacia lo histórico. ¿Cómo podría ser, en tal caso, la generación
"La gra1: miseria nietzscheana _es_~a de una subjetividad hipertensa", envenenada de hiscoricismo, una generación "creadora de valores"?
<:oncl~ye ~~they. Frente a esta subJet1v1dad y su ínaudita tensión, el filósofo
~el h1stormsmo ev,oc~ la objetivida~ de la_culn1ra humana en su iocegridad. VI
1~o puede ser mas mteresance, mas radical, el confücco que media entre
Nietzsche y Dilthey! Mas, contra el envenenamiento que causa el exceso de historicismo, existen
dos cont.t:avenenos: lo "no histórico" y lo "supra-histórico". Lo "no-histórico"
272 ANTONIO CASO LA OBJE11VIDAD DE LA HISTORIA 273
es la fuerza de podl'r olvidar y encerrarse en un horizonte limitado. "Lo
'supra-histórico', <:S ~(¡udlo qne desvía del devenir la mirada, dirigiéndola u
hada lo que: d,t II l.t existencia un carácter de eternidad."
El lecwr h.11>1:í.
p:,clido impregnar su espíritu, por medio de las anteriores Pero este término al que arriba h actirud niei:--¿scheanafilosófl~~, conforme
elocm:ntcs nkgacioncs, con el sentimiento profundo, enérgico, de la aversión a Dilthey, no es auténticamente 1úctzschenno; porque la -~altac1on d.el valor
dd filólogo de Basilea, hacia la hisroria. En ella ve un peligro Nietzsche. positivo de la vida, se encuentra en Trasímaco y Crtttas, en Sp111oza Y
Hobbes, en Feuerbach y Stirner, pensadores que expresaron con fuerza, la
l:s d pdigro de eliminar el riesgo constante de vivir,. con iutegnt auten-
ticid:1d, el preseme. El arte liberta a las cosas de relaciones. Las ofrece afirmación de la volu ncad y su poder. . . .,
Lo que habría debido hallarse en la. obra nietzscheana, es la 10d1cac1on
en sn plena individualidad a la imuición humana. Por esto es la contem-
de ci1ál es -entre las a.binarradas figurns qllC produce la voluntad de
plación artística, como la creación de las obras de arte, algo que nos saca b , f

<lel tiempo y nos sitúa frente a 1a eternidad. vivir- lo más valioso. Es decir, en Nieczsche se encuentra una atmos era
de po¡dernción de los valores; puede decirse que cl ambiente P!ra que
Lo "no-histórico", es esta ftterza de poder olvidar, de constreñir el horizonce, surgiese la a.."1:iologíacontemporánea, se debe, en b~1~~,parre, a Nietzsche;
de hacedo, en verdad, auténtico también. Se trata de lo que es aquí y pero no se halla en este filósofo un ensayo de dcf1n1~1on?e lo que sea el
ahora, que no se disimula en el devenir histórico, que no se menoscaba valor; por más que, constantemente, se pondera una f1losofra de los valores.
o se destruye con la acmnnlación de los procesos generadores del instante
actual. Esto es lo que Dilthey califica como "subjetividad hipertensa" de
m
Nietzsche; lo que conduce a su "gran miseria".
"Ninguna respuesta enconm.mos a esro en los libros d~ N(etzsche." E~
VlI porque su actitud fue negativa, respecto a las ver~aderas ct~ncias. Re<;1az_o
a la psicología como ciencia, no obstante que se hizo campeon de h1potes1s
La oposición de ambos espíritus no puede ser más profunda. Para com-
psicológicas, acerca del origen de las normas morales, "como si se tratara
prender lo humano, el órgano, según Dilthey, es la historia. Conforme a
de .resultados científicos".
Nietzsche, la historia ofusca el instante concreto del vivir. Eo un próximo
Nos ofrece el filólogo de Basilea, al individuo desligado de los nexos de
artículo veremos las objeciones de Dilthey contra la postura nietzsr...heaoa.
la cultura, de sus nexos finales, y pierde entonces la conexión con algo
progresivo y sólido.
El U11i-1;ersal,
16 de noviembre de 1945

JV

LA OBJETIVIDAD DE LA HISTORIA En cambio, según Dilthey, se debe persegni.t: un ideal, L1naidea fund~mcural
de la filosofía, que hasta ahora no se ha puesto como base del filosofar.
Tanto los idealiscas, como los empiristas, han muti.lado "la realidad entera
y verdadera". En Kant, surge de nuevo el intelectualismo, como forma del
La lucha encre Dilrhey y Nietzsche es la que media entre el subjetivismo, mero pensar, "como lugar originario de lo absolu~o e? nos~tros"; pero
que niega el conoci.mienco en su marcha discursiva, lógica, y el objetivismo también el empirismo parte de la base de una expenencrn mutilada, defor-
histórico, que no puede aceptar que sea "la inteligencia., un desarrollo en el mada de antemano, por una concepción. teórica: el atomismo de la vida
individuo aislado, comprensible desde él, sino que constimye un proceso en
psíquica. . . . . . .
el desarrollo del género humano", como lo declara Dilrhey, al ·exponer, Este ~deal de plenitud, se opone por Dilthey, al md1V1dual!smo y sub;e-
en 1880, la idea fundamental de su filosoffa. Es decir, para Nietzsche la civismo nietzscheanos. Por esto declara que "la inteligencia no es un proceso
subjetividad individual es la base de la actitud filosófica, en canto que, en el individuo aislado, sino que conscituye un proceso en el desarrollo
para su crítico, "el sujeto en el que se da la vcluntad de conocimiento, del género humano".
es el género humano en su desarrollo".
La historia tiene que ser aquilatada con esta afirmación de la plenitud
Po.t esto Nietzsche pasa de un ideal a otro, de Ja concepción del arrisca de la experiencia, como base de la filosofía. El idealismo y el. em?irismo
como creador de cultura, a la exaltación de Ja conciencia científica, y de se conforman con abstracciones semejantes. No acatan la expenenc1a total,
esca segunda exalrnción, a h del filósofo como creador de valores. sino que la mutilan.
• -
274 ANTO?-HO CASO LA SOCIOLOGÍA DEL PROGRESO 275-

rumbos del pensamiento, a medida que adquiría una recia educac!611cien-


V tífica. No obstante, jamás abandonó par completo la forma ~atólic~ de la
especulación, ni la ingente necesidad de orden, que quiso combinar, siempre,
Véase en confirmación de estos pensamientos de Dilthey sobre el carácter
abstracto del empirismo, l.n actitud del positivismo cuando afirma que todo con su idea del progreso social.
conocimiento nace de la experiencia, y a ella se reduce. Lo que el positivismo La tradición y la solidaridad explican, según el filósofo, la vida so~ial;
considera como experiencia total, no es sino un aspecto de la misma; por por lo que resulta discípulo, a la ve-L, del cradicionaJismo de ~e :Ma1stre
esro CHl!I'lMOS QUE SE PUEDE DEFINIR LA ACTITUDPOSITIVISTA, DECLARANDO y de De Bonald. Tin suma, tanto la especulación cien_rífica del s1~0 xvm,
QUíl l!S CJN PREJUICIO SISTEMÁTICO, QUB SELECCJONA, ARBITRARIAMENTE, como el seotimient0 del progreso como ley de lo social, se combma~on ~
LA nx1>nRIBNCIA. ]a mente del pensador francés, con su pasión por el orden y su ;1genc 1a
El propósito constante de Dilthey emiba en el acatamiento de esa en las relaciones sociales. De aquí que no aceptara, en su totalidad, el
"EXPI'lRlENClA TOTAL, PLilNA, SIN MUTILAR, QUE ES TODA LA RBALIDAD legado del siglo xvrn. Siempre se manifestó encrn!go cordial de lo que
ENTERA Y VERDADERA". llamó el "espírim negativo" de Rousscau y de Volta1re. Sólo causas contra-
riantes del éxico del pensamiento positivista, proveodrfan, s_cgú~ él, de la
VI
herencia destructora del siglo xvm, que Voltaü:e y Rousseau 10spuaron, pre-
tendiendo destmir, cada uno a su modo, esa tradición europea, cara a Comte.
No obstante, acaso sea conveniente, para esta misma consideración de
la plenitud de la vida y l:i experiencia, como base de la filosofía, ¡canco la u
subjetividad individualista de un Nietzsche, coro~ el anhelo de totalidad
de un Dilrhey! Uno de los más geniales pensamientos del gran sociólogo, es el que
Alguna vez escribió Didcrot: "Amo a los fanáticos; si por acaso hallan afirma que los vivos vivimos de los muei:cos, y cada vez más; porque, a
alguna verdad, la exponen con una energía que rompe y derriba todo." medida que se capitaliza, por as{ decir, en el acervo de la cultura humana,
Uno de escos espíritus fanáticos es Nietzsche. Su pasión contra la historia, las conquisrns de fa civilización, m:'ts deudores resultamos los modernos
queda formulada en el aforismo: "Es posible vivir sin acordarse; pero es de los beneficios que Jos muertos nos proporcionaron.
imposible vivir sin olvidar." Porque, en verdad, hay algo que se refiere Por otra parte, nadie más afirn1a<lur que Com1c, del progreso :-<>ei.il.l:n
a la plenitud de la experiencia, en la reivindicación, fanática si se quiere, Jn serie <le los ¡.'tanclcs fil6sofos qu<•,d~lc ~-1Rma-
esre respccLO,con1i111'.1n
pero enérgica y leal, del instante presente en la conciencia, ¡q,1e no puede cimiento, afirmaron la idea del progreso rnmo clcn:H:nto ncc('s.mo tic la
reducirse, en absoluto, a la tradición y la solidaridad de la experiencia y evolución social. Como Bacon, Pascal y Leibniz, Comu: c.:sun devoto acé-
la vida en la historia! Por esto Nietzsche es autor de fa célebre expresión: rrimo del progreso. Por esto encuentra sus "precursores inml~li.1ws", .<·o
"Creación de valores"; expresión que define un aspecto muy principal de Turgot y Condorcet. En realidad, la célebre "ley de los tres csw.<los".t<.'Ológ1co
la vida; siendo verdad, por otra parte, que el contradictorio individualismo o ficticio, metafísico o abstracto y científico o positivo, conforme a la
nietzscheano, como Jo afirma Dilthey, primero Otorgó al artista el papel propia expresión del filósofo, no es or~ginal ele él,. sino. de Tur_got;, y csm
de creador de la cultura; luego, obedeciendo al ambiente del positivismo, ley no solamente lo es del desarrollo mrelecru.al fi]os6f1co y c1enc1f1code
que reinaba en su época, otorgó la representación a la conciencia científica la humanidad· sino que constituye la ley de su evolución histórica. Ahora
-"¡El canto del gallo del positivismo!"-; para al fin otorgar la palma, bien, esta sup;ema generalización del positivismo, que Mill llamó "la espina
al filósofo creador y establecedor de valores. dorsal del sistema", es ley del progreso necesario de la humanidad, de la
sociedad, y no sólo de la ciencia en su marcha.
El Universal, 23 de noviembre de 1945
III

LA SOCIOLOG1A DEL PROGRESO Este empeño precioso de render a sintetizar, siempre, el orden con el
progreso, es acaso el atributo más original de_lpensamiento sociológico de
Cornee. Su sociología, que aún no se ha estudiado en rodas sus partes, con
La familia de Augusto Comre fue "monárquica y católica"; pero bien la misma acuciosidad, procura realizar siempre la síntesis del orden y el
pronto el joven Comte se emancipó del rigor familiar, y buscó nuevos progreso, debiendo sobre todo la idea de lo progresivo, al pensamiento
276 ANTONIO CASO LA NOCIÓN DEL PROGRESO EN LA EDAD MEDIA 277

genial de Turgot. He aquí la enunciación que da el célebre economista se reemplaza." Por ello, apartándose tanto de Voltaire como de Juan Jacobo,
a sus ideas sobre el progreso social: "Antes de conocer la .relación de la sociología de Augusto Comte se empeña en su obra sintética, profunda.
los efectos físicos e11cresí, nada fue más natural que suponerlos producidos
por seres jmeligenres, invisibles, semejantes a nosotros ... Cuando los filósofos El Universal, 14 de diciembre de 1945
hubieron reconocido lo absurdo de éstas fábulas -sin haber adquirido•, no
obstante, verdadera ilustración sobre la historia natural-, .imaginaron expli-
car fas causas de los fenómenos, por me<lio de expresiones abstractas, como LA NOCIÓN DEL PROGRESO EN LA EDAD MEDIA
'esencias' y 'facultades', que sin embargo, nada explicaban. Fue mucho
más tarde, observando la acción mecánica que tienen los merpos entre s(,
como se obtuvo de esta mecánica otras hipótesis que las matemáticas pudieron
desarrollar y la experiencia verificó." El ilustre filósofo francés León Brun- San Vicente de Lerins murió en 456 clcspnés de Jesuccisto, en el monas-
schvieg, al comentar el párrafo de Turgot que se acaba de copiar, dice: terio de Lerins, sobre las costas de Provenw. Su Mamori,tl, que el Cardenal
''Hacia 1751, es definido el positivismo por este _joven de veinticinco años, Baronio llama "libro áureo", se cita a menudo por los ceúlogos, los contro-
con una precisión que Comte no superará" (El progreso de la Conciencia versistas y los apologistas. En él se contiene la regla práctica, que dice:
en la filosofía occidental, p. 502 de la edición francesa). "En la Iglesia católica, es menester poner gran cuidado en confesar lo que
se ha creído siempre, dondequiera y por codos": Qnod se-mper, q11od1tbiqne,
IV q1todab omnib1u.
En este Memorial, está la concepción del progreso expuesta de un modo
Pero sería una suprema injusticia pensar que la ley de los eres estados, extraordinario, como en seguida lo verá el lector: "Alguien dirá, quizá,
enunciada ya por Turgot, vale lo propio, en la afirmación del grao econo- ¿no hay ningún progreso en la religión de la iglesia de Jesucristo? Hay
mista, que en la vasra especulación sintética del gran filósofo francés. Esca uno, por el contrario, muy grande . . . Pero es menester que se trate de un
idea del progreso social, que Comte hereda de Turgot y de Condorcet, progreso de la fe y no de un cambio. El progreso consiste en que una cosa
se liga estrechamente, en el pensamiento comtiano, con la otra parte de la crezca, permaneciendo la misma; el cambio se verifica, si algo se transfor-
herencia recibida por el fundador del positivismo: la exaltación de la idea ma en otra cosa. Por ende, que crezca y se desarrolle con abundancia, de siglo
de orden, procedente de los pensadores católicos De Maistre y De Bonald. en siglo, en los individuos como en el cuerpo encero de la Iglesia, la
sabiduría, la ciencia, la inteligencia; pero que se::i.siempre en el mismo
V
pensamiento, en el mismo sentido y en la propia creencia."

Además influyen en la síntesis comtiana, las ideas sociales de Saint-Simoo, II


el célebre "socialista m6pico'', que impresionó con sus reivindicaciones la
mente del joven Cornee, en un tiempo su adepto entusiasta. Ningún escritor de la Antigüedad clásica, puede ser equiparada a San
Vicente de Lerins, en punto de la noción del progreso. Si e-1 anterior
La síntesis del orden y el progreso necesitó empero, de una base que
texto es ya asombroso, todavía el resco de la citación que vendrá en seguida,
Auguste Comte halló en el amor, en el "altruísmo" social (palabra que el es aún más extraordinario; porque en él se verá cómo el pensador de
propio Comte acuñó). Entonces quedó cabal la sociología del progreso en la Iglesia, proporciona la razón biológica del progreso: "Que la religión
sus relaciones con el amor y el orden, y el lema del positivismo, empezó de las almas siga la ley que rige a los cuerpos; los cuales aun cuando
a correr su brillante carrera en el mundo, hasta inscribirse en la bandera se desarrollan en el curso de años enteros, permanecen siempre los mismos."
de un gran pueblo, el Brasil.
Como lo hace observar Eucken, en su libro sobre las grandes corrientes
Esta idea del progreso social, que los Bacon, Pascal y Leibniz propug- del pensamiento contempo.cá'neo, la .A:ntigüedad, cuya civilizaoión tiene
naron, se deposita en la sociología de Comte, pero trabada, íntimamente, principalmente un sentido estético, prefirió a lo que se muda y cambia,
con la preocupación por el orden. Nada hay más abominable para el filósofo, lo que permanece inalterable y perfecto. El ser se estima sobre el devenir,
que la marcha, que se cree progresiva y a la postre resulta regresiva, de la la teoría de las formas, creada por Platón y desarrollada por Aristóteles,
destrucción sistemática del pasado. Todo esto queda dicho, insuperablemente, nos presenta a las formas mismas "como modelos y fuerzas fundamentales
en Otro de los geniales aforismos de Comte. "No se destruye sino lo que de las cosas; ellas se conservan inmutables, a través de todo el proceso
278 ANTONIO CASO R0GER BACON 279
cósmico, que no tiene pcincipio ni fin. Toda modificación proviene de Los pensadores moderaos, a partir de Nicolás de Cusa, afirmarán la
la materia".
idea de progreso, de siglo en siglo, y la noción contará entre sus adepcos
a las más profundas inceJigencias. Se convierte tal noción, en una especie
JJI
de creencia colectiva de Occidente. Pascal como Francís Bacon, afirma el
A difcJ·cncia de los grandes poetas griegos, que pusieron en el pasado progreso. Leibniz, Kant, Herder, Fichte, Schelling, Hegel, Cornee, Spencer,
remoto fa "edad de oro", los cristianos, al filosofar, implican la idea de Bergson, ¡todos afaman el progreso! fa sola negación procede del pesi-
progreso en fo misma noción del advenimiento del Cristo, que da un mismo. Schopeohauer, Eduardo de Harcmann, Nietzsche, consideran que el
St:ntido nuevo a Ja historia universal. Ya en Sao Agustin, la idea de progreso progreso es una ilusión. Empero Nietzsche, dentro de su idea del "eterno
exisce, nocoriameoce; pero es San Vicente de Lerins, quien con más per- retorno", semejante a la "vuelta orbicular" de los estoicos, afirma el adveni-
fección proporciona en sus escritos, la metafísica del progreso. Porque mienro del superhombre. Pero la primera vez que se afirmó el progreso,
-escribe- "media una gran diferencia entre la flor de la juventud y la con cabal conciencia de la afirmación, es en los escritos de San Vicente
madurez de la scnecn1d; pero se trata de las mismas personas, con su de Lerins, en el siglo v, después de Jesucristo.
propia naturaleza, que pasan por las diversas edades del hombre. Los miem-
bros vigorosos del adulto, son los mismos que eran tiernos y débiles en el El Universal, 18 de enero de 1946
niño; y aun los órganos que no se ·desarrollan sino muy tarde, existen
como mdimencos en el embrión. Nada hay en el cuerpo del viejo que no
esté ya en el del iofante". ROGER BACON
En Santo Tomás de Aquino, ea Roger Bacon, se pueden hallar texcos
importantísimos sobre la afirmación de la noción de progreso; pero ninguno,
quizá, es más definitivo y admirable que el anteriormente citado de San De 121'1 a 1292 florece en Inglaterra, uno de los más grandes ingenios
Vicente de Lerins. de la Edad Media, Roger Bacon. Nadie le iguala como pensador científico
entre todos los espíritus de aquella tpoc:a. He aquí, por ejemplo, estas cuantas
IV líneas que proceden del libro Opus 111t1711r, que es el principal título de
Bacon ante h posteridad: "Scp,ú11 las reglas q11chemos establecido anterior-
En suma, se puede encender la posmra del pensador cristiano, que acon- mente es Hcil concluir que, los más pcque:ños ohjcros, ¡1t1cdrn ap!1rccer
seja, a la vez, como criterio de verdad, considerar como castizo, lo que muy grandes y los más grandes muy pcquciios, conforme se-.111los vidrios
se ha creído siempre, doquiera y por todos: qir,od scmper, quod 11biq1te, a través de los cuales se les ve, convexos o cóncavos ... Porque podemos
qttod ah 01nnib1;,s,y estimar que el progreso, sin embargo, se produce dentro tallar y disponer los vidrios cu tal forma, con respecto a nuestra vista y
de esta identidad primera. Una cosa es la transforma.ción, el volverse algo a les objecos exteriores, que los rayos luminosos sean rotos y rcfrncmdos
diverso de lo que se es; y otra muy diferente, progresar deotro de la en la dirección y bajo el án,gulo que deseemos para ver los objecos, ya
propia naturaleza. El progreso no niega la entidad que progresa ; pero lejos, ya cerca ... Haríamos, por así decir, descender el sol, la luna y las
la torna progresiva; es decir, mejor cada vez. Así como la vida en cada ser esrreJJas, llamando desde la tierra sus imágenes. Sic etimn fttceremm solem
viviente, progresa, sin mudar la naturaleza del ser que vive, asi también et lzmam et stellas descendere sectmdmn apparentiam hic inferizH. El teles-
puede la Iglesia, progresar dentro de su identidad perfecta. copio, siglos antes de Galileo, fue engendro de la mente del "Doctor mara-
villoso." Y así también predijo los pueo.tes de orilla a orilla de los ríos,
V
sin soportes intermedios, y máquinas que vencerf.an la resistencia del aire,
La personalidad humana, es precisamente esto: el desarrollo sin trans- volando en él ...
formación.
ll
Se transforman las cosas, se mudan, se vuelven cosas diferentes de lo
que eran; en cambio la persona, como el organismo, es progresiva. Carácter No es extraordinario que tao extraordinario cultivador de la experiencia
de la vida es, pues, el progreso. No así la materia; las cosas materiales física sea uno de los afirmadores acérrimos del progreso.
no son progresi.vas; al evolucionar, se transforman. La vida mantiene su Representante del genio ciendfico y práctico de su raza, no sólo Ja expe-
unidad y la despliega. Asimismo Jahistoria, mantiene su unidad al desplegarla. riencia física, también la otra "experiencia mística" es afirmada por él.
280 ANTONIO CASO SANTO TOMÁS DE AQUINO 281
Desconfía de la dialéctica abstracta que, como dirá el segundo Bacon, ella, que es revelación, nuestro papel humano es el de intérpretes; lo
"liga el espíritu pero no las cosas"; mas no desconfía de la experiencia mismo ante la naturaleza; es de intérpretes nuestro papel. En cambio, ame
mística, que le entrega el mundo trascendente y sobrenatural. En su concepto, la opinión de los antiguos, no vamos a jurar por su palabra ni a doblegarnos
las ciencias namraJes, como hoy decimos, la física y sus verdades, esrán ante sus enseñanzas por sabias que sean. Hay que ejercer el espíritu crítico
contenidas en la revelación de la Sagrada Escritura; sólo que el hombre sobre las opiniones de los antiguos; pero eso sf, "con deferencia y con
110 es capaz, por el limitado poder de su inteligencia, de penetrar todo el modestia".
sentido oculto en los inspirados versículos. De aqní que, a la experiencia Los textos citados en este artículo prueban cómo la idea del progreso
mística y la fe cu la revelación, haya de añadirse el cultivo de la ciencia arranca de la Edad Media y dice estrecha relación con la tradición cristiana.
experimental. Por tanto, ambas experiencias, la física y la mística, ¡la reve- Ya en San A_gusrín hay la sucesión de la Naturaleza, la Ley y la Gracia;
lación y la investigación experimental! sucesión que implica, indispensablemente, el pensamiento del progreso. En
San Vicente de lerins hemos podido hallar la .razón biológica del progreso
IlI en la asimilación del crecimiento de las almas y las instituciones, con el
En la misma "Gran obra", este "Doctor mirabilis" formula su convicción desarrollo de los cuerpos, que se mantienen en su unidad dentro de su desa-
rrollo. Por esto es el progreso una idea moderna; porque arranca de la
del progreso en los siguientes términos: Séneca, al decir de Bacon, sostuvo
Edad Media y la filosofía cristiana, que se opone al pensamiento esroico
con razón que las opiniones de los antiguos debieron carecer de exactitud
y solidez, porque los hombres, novicios y rorpes en la investigación, erraban de las revoluciones cíclicas, conforme al pensamiento de Marco Aurelio:
a tientas, a la búsqueda y consecución de la verdad. Séneca afirmó también "Las cosas del mundo son siempre las mismas, en sus vuelcas orbiculares,
de siglo en siglo."
que llegaría uu tiempo en que lo que es oculto hoy se revelaría a las gene-
raciones futuras. Pero para alcaniar tales descubrimientos no bastan días
n¡ siglos. El Universal, 25 de enero de 1946

IV
SANTO TOMAS DE AQUINO
"El porvenir sabrá lo que ignoramos y se asombrará de que hayamos
ignorado lo que sabemos. Nada es aún perfecto en las invenciones humarn1.s, I
ni nadie ha dicho la última palabra. .Mientras los hombres llegan más En sus comentarios a la Ética y la Polícica de Arist6teles, Santo Tomás
tarde al mundo, más amplias son siis luces, porque, últimos herederos de de Aquino nos ha legado su teoría del progreso, más bieu dicho, su teoría
los siglos pasados, entran en posesión de todos los bienes que el trabajo del progreso incelecmal: ''Pettenece a la naturale--,m del hombre, servirse
de los siglos para ellos acumuló." de la razón para investigar la verdad. Por ende, el hombre debe adelantar,
He aquí la más completa afirmación del progreso. El grau pensador paulatinamente, en su descubrimiento." La anterior es Ja primera tesis qne
vive convencido de que el progreso es uno de los atributos de la historia; el Aquinatense afirma. El pensamiento tiene dos partes. íntimamente conexas
y se refiere a Séneca, que fue entre los antiguos uuo de los pocos autores entre sí. La razón es la investigadora de la verdad, conforme a nuestra
en que se barrunta la noción del progreso. naturaleza humana. El intelectualismo de Santo Tomás sostiene que sólo
la razón alcanza la verdad. Si esto es así, resulta la consecuencia indeclinable,
V
de que "sólo paulatinamente" se alcance la verdad; porque no está dotada
las consecuencias que obtiene Bacon, relativamente a su conv1cc10n, son 1a mente humana, del poder divino, que sin el transcurso del tiempo,
casi tan importantes como la convicción misma: "Cuidémonos de someternos "todo lo mira en uno y lo trae a uno", como dice la Imitación de Jesucristo.
servilmente a toda opinión que hallemos en los libros o la boca de los Nuestra razón, discursiva y no intuitiva, ha de valerse del tiempo para la
hombres. Examinemos con atención el pensamiento de los antiguos con el consecución de la verdad.
fin de suplir sus omisiones y de corregir sus faltas con deferencia y
modestia." II

Esca actitud concuerda con las teorías baconianas sobre la experiencia Ésca es precisamente la segunda tesis suscrita por Santo Tomás: "Sólo
física y la experiencia mística; porque lo indubitable es 1a Escrirura; ante el tiempo permite hacer grandes descubrimientos y alcanzar la última pre-
282 ANTONIO CASO KANT Y LA IDEA DE PROGRESO

c1s10n. No porque el tiempo, por sí mislllo, coopere en realidad a esta "De este modo se explica cómo, varias ciencias, floreciemcs c11 l., A1111
obra difícil, sino m{1s bien, porque la obra se realiza en el tiempo." Entonces güedad, han decaído, por no haber sido cultivadas con posceriorid,tcl.'º
todo el esfuerzo de la razón que investiga, es un esfuerzo sucesivo. La
obra humana se realiza por partes. Por ende, el progreso es un aspecto de V
la acción imclccrual.
Lo que resulta inconcescable, dadas las juiciosas observaciones anccrion.:s,
es que se fonda en la nanualeza del hombre la posibilidad y la realidad
ll(
del progreso intelectual. Pero no todo progreso es inceleccual. ¿Afirmaría,
"Si alguien se aplica a la investigación de la verdad, no puede el tiempo igualmente, el filósofo de la Edad Media, el progreso artístico y el progreso
dejar de aportarle su precioso concurso, haciéndole ver con posterioridad, moral? ...
lo que no alcanzó a ver desde luego." Este modo de laborar intelecmalmente, Lo que comprobamos históricamente, es el progreso intelectual puro: el
en lo individual, explica al filósofo, por qué el progreso intelecrual, viene desarrollo de las ciencias y de sus aplicaciones técnicas e industriales. Es
.realizándose en la hiscoria. Porque "lo mismo sucederá para quienes vengan· evidente que la física de hoy, como ciencia, supera grandemente a la física
después. Inspirándose en los descubrimientos de sus predecesores, realizarán de Santo Tomás, como la industria moderna supera también, a la industria de
otros nuevos; y así es como las ciencias y las artes se han desarrollado". la Edad Media; pero el hombre no solamente es razón pura, sino senti-
Parece ya, en las líneas anteriores, que el pensamiento de los modernos, de miento y voluntad. ¿El progreso intelectual, científico, técnico, asegura
equiparar el desarrollo individual al específico, se expresa en la citación por sí mismo el progreso de la moralidad, el progrc:50 del arce? Evidente-
ancerior de Santo Tomás. Pascal sostendrá que la humanidad e5 corno un mente no. Y si es verdad, como lo afirma Santo Tomás, que ad homi11is
solo hombre que consrancememe ap.rende. En la resis tomisca, si fa. apli- natmam pertinet rationi ttti ad veritatis investgationem, también corres•
cación individual a la consecución de lo verdadero, hace ver con posterioridad ponde a la naturaleza humana, el ejercido de la voluntad y la vida del
lo que desde luego no se alcanza, la aplicación de las distintas generaciones seocimienro y la emoción. Y el problema final es éste: ¿ha progresado en lo
a la adquisición de la ciencia, tiene que producir el propio resultado: moral el hombre, como progresa en lo intelectual? Tal vez Santo Tomás
la marcha hacia adelante, que es lo que significa, precisamente, el progreso respondería, que habiendo sido más contaroi11ada por la culpa la voluntad
( progressus). que la inteligencia, es preciso que el progreso moral no se desarrolle en la
Por esto Santo Tomás concluye: "Así es como las ciencias y las arres misma forma que el inceJecn1al; pero ¿logrará alguna vez el desarrollo de
se han desarrollado. Lo que en un principio se sabía, era muy imperfecto. 1a .inteligencia y <le la cienciii vencer la rebeldía de la voluntad y encaminarla
Lo que se agregó a los primeros descubrimientos, es mu.y considerable. hacia la consecución del bien? ...
Cada quien puso su piedra en el edificio intelectual iniciado por sus
predecesores." Esta última imagen, corrobora toda la doctrina. La obra del El Universal, 1 de febrero de 1.946
progreso farelectual, se realiza por partes, dada la naturaleza intelectual
del hombre. De la misma manera que se levanta un muro o se construye
uu edificio, ha construido o edificado la humanidad, el admirable monu- KANT Y LA IDEA DE PROGRESO
mento de la ciencia.

IV
En su Op1tsc1tlode las relaciones de la teoría y la práctica, Kant considera
Y en su comentario a la Política, se corrobora lo que queda dicho en la idea del progreso en relación con la hipótesis del determinismo univc,rsal.
el comentario a la Ética; porque, si falca la causa, necesariamente desa- "Se puede considerar la historia de la raza humana -enseña Kant- comn
parece el efecro. Por esto afirma Santo Tomás: "Si se descuidara el estudio el cumplimiento de un plan oculto de la naturaleza, para producir una
y la investigación, el tiempo, conforme a las observaciones de Aristóteles, Constitución política perfecca." Dentro de esta hipótesis, ocurre csrimnr J.1
sería más bi,en causa de olvido y decadencia; lo mismo para el hombre historia universal, desde el punto de vista de la plenimd de asociaciú11 de
en particular, que para los hombres en general." Es decir, el progreso no es la especie humana. la posibilidad de esca consideración no 'puede ser 11~•g.itl:i.
algo incontenible y fatal, no constituye un ascenso necesario de la mente
hacia la ciencia, sino que admite retrocesos, según lo comprueba la historia: La especie progresa, constantemente, en lo que concierne a b cul1t11,1;
284 ANTONIO CASO FICHTE 285

y Kanc sostieoé C'JllCés1c es el fin natural del hombre; porque si a veces con la libertad de los demás. El hombre, siempre inclinado a usurpar
el progreso se interrumpe, jnmás puede ser por completo detenido. y a abusar, ha menester de una auroridad q_ue lo obligue a obedecer a
"La nacur:i!l'z:l ha pretendido que el hombre, saque de sí mismo lo que una voluntad general. ¿En dónde hallar esta autoridad? "La solución
sobrepasa Jn con~ricución mecánica de su ser animal." absolllta del problema es impostble; pero aproximarse incesantemente al
ideal, es la única obliJftCión que se nos impone por la naturak.la."
1(

Hútouccs ocurre el problema de averiguar si el fin oculto de la naniraleza VI


cMríha en proporcionar a la humanidad una vida fácil. La observación más Lo que pasa es que, el hombre, tanto está dotado de un instinto de
dcrnental del desarrollo humano, demiiesrra que esto no es así. Por ende, sociabilidad, como de una tendencia a ser insociable. El progreso consistirá
no es la comodidad, ia facilidad de la existencia, el posible fin del hombre; en perfeccionar la sociahilidad, a expensas de este instinto antisocial. Desde
sino que nos esforcemos para que nuestra vida sea digna, más bien que luego, el problema intelectual puro no puede ser resuelto de modo diverso
fácil y regalada; el hombre está dorado de libertad; el determinismo hace al que formula la Constitución de que se ha tratado antes. Si el hombre
eficaz en la acción, la libertad humana. es libre, la libere.id de cada quien ha de ponerse, necesariamente, en con-
cordancia con la libertad de los demás, dentro de una fórmula racional.
l1I
No existe otro medio de concordar las voluntades humanas en su pluralidad
Es evidente que las vicisirudes históricas de nuestra raza, deponen en y eficacia; pero esto no ha de oscurecer lo difícil que es "hacer racional
contra de un utilitarismo sistemático. El proyecto de la naturaleza es, en su vida, en su conducta, al único habitante de la tierra que está dotado
probablemente, el rcatiz.arse la humanidad, con esfuerzo y heroísmo, para de razón".
ser digna del progreso que alcance. Por ende, Kant afirma el progreso como resultado de su fe en la razón,
Los individuos y ios plteblos no se imaginan qne al abandonarse a su como una consecuencia de su creencia en la libertad. Lo que pasa es que
propio interés y luchar entre sí, vienen engendrando la posibilidad de un el hombre vive, históricamente, para hacer concordar su voluntad con su
desarrollo adecuado y completo. razón, su acción con su pensamiento, su vida con su ideal.
La República de Platón se considera como ejemplo de una perfecció.n No se oculm al filósofo fa dificuJcacl del cmpefi.o progresivo. Él sabe
.imaginaria, que sólo puede tener cabida en la menee de un contemplativo. bien el conjunto de condiciones negativas, de c:1usas concrarianres del
Y Bruker halla ridícula la aserción platónica, que declaró imposible el prin- imperio de la razón sobre la vida; pero urgi<ln a resolver el problema de
cipado, si el gobernante no participa de las "Ideas" platónicas. Kant sostiene, la conducta, formuln en tc'.:nninos perfectos la Constitnci6n <le 1a sociedad
en contra de la opinión anterior, que el rechazar el platonismo político so humana; y espera que a ese tc'.:rrnínoiJe:tl concurran, lcnramcnte, los accos
pretexto de impracticabilidad, es una conclusión filosófica inaceptable; porque de los hombres. Respecto de la felicidad, ni) se preocupa, di.rectamcnce,
la Constitución ideal de las Naciones se puede formular en estos términos: en su consecusión; porqne ella será la consecuencí:L necesaria de la racio-
"Realizar la libertad humana mayor que sea posible, fundándola sobre leyes nalidad del designio.
que permitan a la libertad de cada quien, concordar con la de los demás." He aquí, en suma, la noble concepción del idealismo, que acerca al
segundo Sócrates, a la postura extrema que proclamó aquel gran ciudadano
IV ateniense. El esfuerzo humano hará que la voluntad, como el arco de círculo,
cuyos extremos determina la cuerda correspondiente, coincidan al fin con
Kant no se ocupa del bienestar, ni lo expresa en su fórmula; porque los puntos de Ja recta. El derecho, lo que en sí es recro, constituye el
sabe bien que, en cuanto la Constimción ideal fuese realizada, la felicidad secreto de la historia.
de las gentes sería su consecuencia indeclinable. El Universal, 22 de febrero de 1946

En otro de los geniales opúsculos del filósofo sobre la "Idea de una FICHTE
historia universal, desde el punto de vista de la humanidad", Kant formuló
varias proposiciones que completan su creencia en el progreso. La sociedad, Para Kant la forma del coaornru.eoto es a priori; pero, en su sistema,
dice, es un orden en que la libertad de cada quien, se halla sujeta a coexistir la sensación se explicaría por la existencia de un objeto trascendente, diverso
286 AN1"0N10 CASO FICHTE 287
del yo, y en sí incognoscible. Fichte afirma que, tamo h materia como en la Academia de Berlín sus célebres "Discursos a la Nación Alernao:1.'',
la forma, son productos de la actividad creadora del yo. La conciencia con el fin de levantar el espíritu de quienes habían sido derrocados por
tiene como fuodamenro, el acto mismo de la producción. Napoleón. Huyendo ame los ejércitos franceses, fue como, en la Universidad
misma que Kant honró con su ensefianza, dio varios cursos; y murió en
Berlín en 1814, de terrible fiebre, que contrajo en el lecho de su mujer,
fa .. primero, el yo poniéndose a sí mismo (la tesis); en seguida el que había sido com:igiada de este mal, cuidando de los heridos, víctimas
yo pone el no-yo (la antítesis); y al fin, el yo se reconoce formando una de 1a guerra. Verdaderamente para este hombre intrépido, que tanto honró
a la naturaleza humana, lo único real, es el ideal purísimo, el orden
unidad con el no-yo; lo que constituye la síntesis.
moral del universo. Este orden moral es el dios de Fichte.
III
VII
El yo de que se reata, oo es individual, sino que constituye el yo absoluto.
El supremo principio de todo conocicnienco, es el principio de identidad: Al tratar del "destino del hombre", en otro de sus libros más célebres,
A es A. Conforme a la opinión del filósofo, este principio, lo que en enseñó el gran pensador: "El resultado final de todo lo dicho, es el
suma afirma, es la identidad del yo absoluto consigo mismo. siguiente: La suprema armonía del hombre consigo mismo, y, como medio
de llegar a ella, la conformación de todos los objetos que nos rodean, al
IV concepto práctico necesario que de ellos tenemos ( concepto que determina
cómo deben ser), es el último y supremo fin del hombre. La correspon-
En este idealismo, el deber ser, es primero que el ser. La concepción
dencia de que hablamos es, empleando la terminología de la filosofía crítica,
realista descansa en la debilidad del carácter; porque, como dice Falckeo- lo que Kant llamaba el Supremo Bien; el cual en sí, no tiene dos parces,
berg, comentando a Fichce, "aquel que se ha elevado al sentimiento de la sino que es complecamence simple: Es LA PERFECTA ARMON.ÍA DE UN
libertad del espíritu, no puede ser realista, tenerse por una cosa". SER RACIONAL CONSIGO MISMO."
El yo y el no-yo, se limitan, recíprocamente. La "Doctrina de la Ciencia''
implica una parte teórica y otra práctica. En la parte teórica se trata de vm
los grados del conocer, de la sensación a la razón; en la parte práctica,
de los grados del querer. Los objetes del conocimiento son sólo las resis- También en el Destino dal Ho111lm1, se forn1uht J,1 conccpci6n [ichceana
tencias necesarias de la acción. del progreso. Se comprende que este itlcnlisca intrépido, hnya sido uno de
los más fervorosos creycnces en la idea. <lc protrcso. La rnzón (unc.lamemal
V de su creencia, es que ning{U1 hombre hace el mal por el mal; sino por.
El muodo no es más que el deber ser, que se ha vuelto sensible y material; el bien que espera del maL Pero Fichce piensa que, una vez que fo. socil"dac.l
y los diversos individuos se reducen a condiciones distintas del cumpli- se conscimya como la razón lo impone, las malas acciones, en vez de pro•
miento del deber. En verdad existe un imperativo categórico; pero no porcionar ventajas a sus autores, los perjudicarán seguramente. Y, como antes
surge de fuera al yo; sino qne el yo se lo da a sí mismo. Lo que se llama lo vimos, el sentido del mundo consiste en hacer que codas las cosas
mundo exterior no es sino una condición indispensable de la acción; porque obedezcan a los designios ideales del espíritu. Hay que conformar la exis-
obrar es el destino absoluto del hombre. tencia, con arreglo a la moralidad; hay que hacer de la vida un trasunto del
deber ser. En esto consiste la filosofía de la idencidad, la doctrina de la
VI ciencia, el ideal del hombre de bien.
Y confiado en los fundamentos de su filosofía, la heroica fuerza de su
Entonces, ¿qué es la virtud? Consiste en la concordancia del yo consigo voluntad y el anhelo de realización de la justicia universal, dice Fichte:
mismo. Y con esta definición se corrobora, una vez más, el principio "Día llegará en que el pensamiento del mal se borrará de la inteligencia
de identidad. humana. Ninguna perturbación impedirá ya, en el curso de los siglos, que
Y habrá que recordar siempre que, el gran idealista germánico, fue de todos los hombres graviten hacia el bien, con rodas las pocenc.ias ele su
los muy raros hombres que supieron igualar con su acción su menee. Por alma, con todas sus facultades intelectuales. Entonces, el malvado no hallnr:í
no rei:roceder ante sí mismo, abandonó cátedras universitarias y pronunció a quien dai.í.ar impunemente. Se encontrará despojado de la libertad y
288 ANTONIO CASO SCHELLING

de la voluntad misma de obmr el mal; porque no podemos suponer que naturaleza, elevándose de los hechos a las leyes, tienden a foi.c(.'r~urw• 1·1
co.ntinúe amando el mal, si ha de tener siempre para él, consecuencias idealismo del realismo, la filosofía trascendental saca el realismo dd id,,,
funestas. lismo; porque materializa las leyes de la inceligencia en leyes de ln nnlurnlt-1,1,
Como se ve por la exposición anterior, el idealismo de Fichte constituye Y agrega el filósofo, este sublime pensamiento, que resulta illOlviÁl:iblc
la prolongación del idealismo de Kant. La primacía de la razón práctica para quien fijó en él una vez su atención: "No hay más que dos vías r,;ir,1
sobre hi razón pura, ha alcanzado su punto culminante. El imperativo salir de la realidad común: la poesía que nos arroja sobre un mundo ide:il,
categórico, el deber, constituye el sentido de la existencia. y la filosofía, que hace que se desvanezca por completo ante nosorros, el
mundo real."
F:.IUniversal, 1 de marzo de 1946 (último artículo publicado por Caso).

IV
SCHELLING Ocurre preguntar qué valor concede Schelling a la historia, dentro de su
I sistema de la identidad. La historia, en su concepto, pasa por tres diversos
periodos: el Destino rige el primer periodo; la Providencia regirá el último~
Federico Guillermo José Schelling nació en 1775, en Leooenberg, en Wu.r- y entre ambos, se extiende el periodo de la Naturaleza. En el primer periodo,
temberg, y murió eo Ragaz (Suiza), en 1854. Su obra constituye uno de la historia es trágica. A .él pertenece la decadencia y el esplendor de las
los "momentos" culminantes del desarrollo del idealismo alemán. Las especu- maravillas del mundo antiguo; el trastorno de los imperios cuyo recuerdo
laciones del filósofo sobre el sentido y et" valor del arce, tienen un valor apenas se conserva, pero cuyas ruinas nos hacen presumir su grandeza.
perdurable, porque a los claros dones de su inteligencia, agrega Schelling El segundo periodo de la historia, nos muescra ya no una fuerza com-
una profunda capacidad estética. Puede llamársele por antonomasia, el filó- pletamente ciega, sino una ley natural, bajo la cual se pliega la libertad,
sofo del Romanticismo. para servir a un plan de la Naturaleza. La caída del Imperio Romano, no
tiene un lado trágico ni uno moral; sino que, conforme a las leyes naturales,
11
debía ser "necesaria y propiamente, un tributo pagado a la naturaleza. Y lo
He aquí cómo, en uno de sus libros más notables, el Sistema del Idealismo que en estos dos periodos, aparcci6 como destino o como naturaleza, se
Trascendental, caracteriza su propio pensamiento: "Todo conocimiento des- manifestará como Providencia; de modo que lo que parecía obra natural
cansa sobre la concordancia de lo objetivo con lo subjetivo; porque no o del destino, era ya, en suma, la iniciación de una Providencia, que
se conoce sino la verdad, y lo verdadero se encuentra ea la concordanc;ia imperfectamente se revelaba. ¿Cuándo se iniciará el periodo providencial?
de las representaciones con sus objetos." No podemos decirlo; pero cuando este periodo comience, Dios será".
La naturaleza es Ja susraocia de todo lo que es puramente objetivo. El
yo o la inteligencia, la sustancia de todo lo que es subjetivo. .Ambas V
nociones se oponen mutuamente. Explicar el encuentro de lo objetivo con
lo subjetivo, es el prcblema de todo conocimiento. Porque la historia es una epopeya compuesta en el espíritu de Dios.
Ofrece dos partes principales: una representa el i1lejamiento de la humanidad
Y no hay sino dos casos posibles: o es lo objetivo lo que primero se
pone, siendo entonces el problema: ¿cómo sucede que un subjetivo concuerda de su cenero, hasta su lúnite extremo; la otra representad retorno. La primerl
con lo objetivo?; o bien, si lo subjetivo se supone como elemento anterior, parte es, en cierta forma, la 11íada; la segunda, la Odisea de la historia.
el problema es entonces averiguar cómo lo objetivo viene a ponerse en
En la primera hay una dirección centrífuga, en la segunda, la dirección es
contacto con ello. centrípeta. El supremo punto de vista del universo, se expresa ea la histo.ria.
El primer problema, es el de la filosofía de la naturaleza. El segundo,
el de la filosofía trascendental. Vt
Pero resulta interesante saber que, no obstante lo anterior, Schelling no•
l1I
afirma el progreso moral de la humanidad, como certidumbre, sino sólo
La teoría perfecta de la naturaleza, según Schelling, consistiría en resolver como creencia.
todo lo natural en el elemento inrelecrual. Y así como las ciencias de la Algunos sólo consideran el adelantamiento moral del hombre, "cuyo módulo,
290 ANTONIO CASO
ÍNDICE CRONOLÓGICO 291
tanto desearíamos, en verdad, poseer"; otros estiman de preferencia el ade- 00
N
lantamiento artístico y científico que, "desde el punto de visea histórico
ci.
(práctico), sigue mlis bien una marcha retrógrada, con respecto a la cual, o.
podemos referirnos al ejemplo de las naciones clásicas: Greci:t y Roma. Y "'
"'
0\
si el único objeto de la historia es la realización sucesiva de la constitución
del derecho, no nos queda, como medida del adelantamiento del espfritu
V)
humano, ''si.no la aproximación sucesiva a este fin, cuyo cumplimiento defi-
~
nitivo no puede ser probado, ni por la experiencia, tal como se ha desarro- Q
llado basta ahora, ni teóricamente, a priori. Nunca será más que un anículo ~ ~
> ...:
de fe eterno del hombre, empeñado en el mundo de la acción".
En suma, según se expuso antes, el progreso moral no es afirmado por
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&belliog con la certeza que otros lo afirmaron; pero constituye una creencia
humana; porque la noción de la historia implica la de una progresividad A
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infinita. <
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El Universal, 8 de marzo de 1946 ( artículo pósru.-no). o .¿
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ÍNDICE CRONOLóGICO l'-.l'
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K)

EL CONCEPTO DE LA HJ5TORIA UNIVERSAL Y LA FILOSOFÍA DE LOS VALORES

Publicaciones anteriores Edición de 1923 Edición de l 9 3 3

5. Las t~orías axiclógicas: el


s1tbjetit1írn10,el a11tologis-
mo y el 011to/ogis1110
social (no aparece en la
Ed. de 1923). z-
~tll
6. La historia como ciencia ¡;i
c1eltwral (no aparece en
la Ed. de 1923). ~
e
r<

5. La sociología y fa historia.
8'
()
7. La sociologíay lo historia.
Rep. completa. o

8. Los valores humanos y la


realizací61t del hombre
indívidm1l (no aparece
en la Ed. de 1923).

9. La cult11ray la filosofía
(no nparece en la 1~
Ed.).

---~~ ~

fNDTCE CRONOLÓGICO

EL CONCEPTO DE LA HISTORIA UNIVERSAL Y LA FILOSOFIA DE LOS VALORES

Publicaciones anteriores Edición de 1923 Edición de 1933

6. El concepto de la historio 1111iversal. 1O. El concepto de la historia


imi.·versal ( rep. comple-
ta).
"La historia como obra d, Se reprodujo en parte en las pp. 11 S a 119. Se reprodujo en la p. 123 a
arce", El Universal Ilustrado
7 de septiembre de 1917. Y
126.
~-
Doctrinas e Ideas, 192 5. "El Q
concepto de la historia uni-
versal", México moderno,
1920.

"La historia universal", El Se reprodujo en la p. 121. Se tcprodujo en la p. 128.


1
8'
Universal Ilustrado, 26
julio de 1918.
de §
7. La historia como forma irreductible dtl conocimi!'11fo. 11. La historia co11toforma
irred11ctible del co11oci-
111-ie11to
(rcp. completa).

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ÍNDICE CRONOLÓGICO N
':f
LA FILOSOFÍA DE LA CULTURA Y EL _MATERIALISMO HISTÓRICO

México, Ediciones Alba, 19}6

Publicaciones anteriores ÍNDICE Reproducciones posteriores


Epígrafe

LA DISCUSIÓN DEL MATERIALISMO HlSTóRICO

l. En El U11iversul, 2 de l. Economía Política y cultura.


agosto de 1935. z·
o
2. En El Universal, 19 de
g
2. Ciencia Social, Economía y Marxismo.
abril de 19H. Q
3. En El Universal, 8 de 3. La filosofía social y el Materialismo Histórico, ~
febrero de 19 3Y.

4. En El Uni-versal, 2 5 de 4. La filosofía jurídica y el Materialismo Histórico.


[
enero de 1935.

5. En El Universal, l 8 de 5. Historia o materialismo.


enero de 19 35.

6. En El Universal, 28 de 6, La contradicción intrínseca del Marxismo.


diciembre de 1934.

7. En El U11iversal,21 de 7. El Dilema del Socialismo Materialista.


diciembre de 1934.

ÍNDICE CRONOLÓGICO

LA FILOSOFÍA DE LA CULTURA Y EL MATERIALISMO HISTÓRICO

México, Edicio11es Alba, 1936

Publicaciones anteriores Índice Reproducciones posteriores

EL MATERIALISMO Y LOS HECHOS PSICOLÓGICOS.

8. En El Universal, 31 de
mayo de 1935.
8. El carácter inespacial de lo psíquico. ~-
Q
9. En El Universal, 12 de
julio de 1935.

1O. En El Universal, 5 de
julio de 1935.
9. Las formas de la realidad y la concepción del universo.

1O. Hans Driesch y el Materialismo Biológico.


l
8
8
11. En El Universal, 7 de 11. Devaneos de los Ignaros sobre la Cuarta Dunensié:-i. I-ilósofos y moralistas fran-
junio de 193 5. ceses,

12. En El Universal, 14 de 12. Eimtein, Meyerson y los Ignaros. Filósofos y moralútas Jm11-
junio de 1935. ceses.

13. En El Unfvers<1l,21 de 13. Los Ignaros a las Plant~s de Leibniz. .....


junio de 19 3 5.

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ÍNDICE CRO~OLÓGTCO N
\O
O\
LA FILOSOFÍA DE LA CULTURA Y EL l'vfATERIALISMO HISTÓRICO

México, Ediciones Alba, 1936

Publicaciones anteriores Índice Reproducciones posteriores

LA CULTURA UNIVERSITARIA Y EL
MATERIALISMO HISTÓRICO

14. En El Universal, 13 de 14. Las dos Ilustres Gemelas. ~-


septiembre de 19 3 5. Q
G
15. En El Univers11l,20 de 1 5. ¡Consmnaiu-m est!
~
septiembre de 193 5. g
8'
16. En El Universal, 19 de l 6. Las Humanidades y la política. §
julio de 1935.

17. En El Univenal, 4 de 17. Las Base"' de la Universidad Autónoma.


octubre de 1935.

18. En El U11h•cl'Sal,11 de 18. Pedagogía Universitaria.


octubre de 1935.

19. En El Universal, 18 de 19. Pedagogía Politécnica.


octubre de 193 5.

INDICE CRONOLVGTCO

LA FlLOSOFÍA DE LA CULTURA Y EL MATERIALISMO HISTÓRICO

México, Ediciones Alba, 193 6

Publicaciones anteriores índice Reproducciones posteriores


20. En El U11iversaT,l de 20. La ciencia y la téc.oica.
noviembre de 19 35.
2 t. En El U,li11crsa.l, 8 de 21. La Esencia del Estatuto Universitario.
noviembre de 1935. z'
LA DECLINACIÓN DE LA CULTURA ~l'.1l
22. En El Unfvcrsal, 9 de
agosto de 19 35.
22. El Problema de h Dec.Ünación de la cultura.
ij
23. En El U11ivc,-s11l,
16 de 2 3. La Fuerza del sino cultural. g
agosto de 19 35. 8'
(1
24. En El Uni11ersal,23 de 24. La Morfología de la Historia Universal. o
agosto de 1935.
2 S. En El Unlvers,1/, 6 de 25. La Némenis del lnfrahombre. Sociología
septiembre de 193 5.
26. En El Universal, 15 de 26. Nicolás BerdiaeH.
noviembre de 1935.
27. En El U11ivcrsal, 6 de 27. Renan y Berdiaeff.
marzo de 19 36.
2S. En El Unil'ersa/, 22 de 28. Cultura y Narnra.
N
no,iembre de i 9 35. -=
---
1NDICE ONOMÁSTJCO Y
DE MATERIAS

A Asti3ges 212-21.:l
Asurb:mab3l 209
.A;;atón 199 Asuredililami 212
Agustín, san VlfI, X, LV, S-10, 13, autobiografía XXlI, 247-249
27, 71, 77, 190, 257, 263-26·1, 266, autonomía XLIX, 1 52, H 4-15 5, 159,
268, 278, 281 224-225
Alb3, Duque de 69 autonomía universitaria 158-159, 223,
Alberto M3gno 28 225
Alcibiades 32, 237, 249 Avenarius 106
Alejandro 8, 77, 221, 253 axiología XXXV, 45, 68, 230
A!tamira 27
anior 199 B
Ampere 42, 165
anarquismo LIIJ, 185, 195 Bdcon, Francis LI, 184, 279-280
Anaxágoras XXVH, 15 Bacon, Rogcr VIlI, XXV, 10,L4, 20,
Andler, Eduard lX 28, 31, 42-43, 83-84, 168,275-276,
Ángel de la Pdh, R3fod 15 4 278-279
f.nglas 137 füin, A. XLJV, 121.
antiintelcccualismo 15 Ilalmrs 5 l
ll:,ncd.1, G.1bino l 54, 226
Antonio t 09
J\ulh, P. 61
Arago 165 fünolomé de Ar¡;cmob 19
Arag6n, Agustín VII1
lhssols, Narciso XLVII
Ar:-.gón, Enrique O. 239 Bcaumarchais 70
Ariosto 239 13eerhovcn 7 5
Aúscágor3s de Mileto 216 bcllez:t 51, 58, 102, 198-199, 232,
Arístides 77 269
Aristófanes 187, I 99 bdlo 52-53, 56
Arpago 2B l3crdiacff, NicoHs LIJ, LIV-LV, 177,
Aristóteles XVIT-XVIlI, XXIT, XXVI, 179-180, 185, 189-195, 264-265
XXXII,L, 13, 31-33, 35, 42, 66, 71, Bergson, Hcnri lX, XIV, XVlll-
74, 92, 134, 153, 156, 179, 185, XIX, XXI, XXVI, XXVIII, xxxm,
197, 220, 224, 226-227, 233, 2:17, XLIII, 13, 15-16, 3 O, 34, .>S,90, 116,
249-250, 266, 277, 281-282 140, 142, 181, 184, 233, 239, 245,
Artafcrnes 2 L6-217 262, 279
ute X-XII, XXI, XXIII, XXVIII, 4, Berlioz 185
16, H, 50, 58, 83, 87, 89, 91-92, biognfía XXII, 81, 248-249
169, 198, 246, 248, 254, 257, 288 biología 62-63, 65-66,75
artista Xl Boccaccio 2 37
/\sarhadon 2 O9 B0ecio 145
300 ÍNDICI' ONOMÁSTICO Y DE MATERIAS ÍNDICE ONOMÁSTICO Y DE MATERIAS

Boileau 69 ciencia X-XIU. XV-XVI, XXIll, Comtc, A. VIIl, XI, XXIV, XXVI, Dasrre 13 3
Boirac 127 XXVII, XL. LI-LJl, 4, 28, 31-35, XXIX, LDI, 5, 9, 11-12, 22-23, deber ser 197, 228, 286-287
bolchevismo 111 37,56-58, 62, 65, 87, 89, 111-112, 42, 61-62, 64, 76-77, 104, 150, De Bonald 275-276
bondad 51 116-117, 137, 140, 143, 162, 164- 181, 185, 226, 238-239, 274-277, deducción XV-XVI, 29
Bouglé, Célesti11 XXXIV, so 169, 183, 191, 198, 246, 250-251, 279 Dciokes 212, 215, 219-220
Bourdal¡:ue 69 266, 277, 282-283 concepción naturalista de la histo~i3 De :Maistrc 275-276
Boo~urc 8, 54 ciencia aplicada 167 XL Demócedes 216
Boutroux XX. 31-32, 66, 85, 146 ciencia biológica 187-1 S8 con cepc1on tcleoló¡; ic., XL Dcmócrito XXVII, 15, 115, lH, 233
Bradlcy 16 ciencia cultural XLI, 49, 55, 101, 106, conciencia XXXIX derecho XLII, 110-112, 229, 264
Branly 177 114, 196, 263 concruye XV derecho natural 11O, 112
Bravo Uctancourt, Ignacio 226 ciencia de fo educación 170 Condorcct 1 1, 27 5-27 6 derecho positivo 111-112
Brcmau11tc, Alberto XLVII ciencia de b cultura XXXI c-ouocimicnto irreductible 34 DescartesXLTII, 10, 28, 69, 109, 125,
Breotano, F. XLIV, 125-126 ci~nci:i de la historia XVII conocimiento sui gcncris XX, XXIll 141-142, 184, 227, 233
Brito Foucher, Rodolfo XLVI ciencia de !:is esencias 136 conservadores XLVI determinismo XVII, XL, LTV, I Bi,
Brown 125 ci~ncia de lo general XXXII Copérnico 136, 161 235, 259, 283-284
Brukcr 284 ciencia de lo particular XVll-XVIII C(lrneille 69 determinismo económico XLl]I, 104,
Bruno 15, 267 ciencia de los hechos sociales 4 J Cortés 69 106 109, 112, 264
Brunschvieg, León 27 6 ciencia económica 102 Cousin 21 dtnern~inismo soci:il J 08
Buda 115, 210 ciencia física 131, 137 Cre~o 213 diJléctica XL, 120-121
budismo 190, 268 ciencia físico-natural 136 Critias 273 dialéctica he¡;cliana XL
ciencia hjstórica 5 5 crist,arusmo XLII, LV, 71, 108-109, Díaz, Porfirio 149, 152
bueno 53, 56
ciencia humana XXIV, 66, 83 177, 179, 189-191, 193-194, 198, dictadura del proletariado XLIX
Bufo 57
ciencia natural XVII, XXIII, 49, 5 5, 242-243, 255, 265 Didcrot 23, 274
Busro Vargas, Jorge del 261, 263
57, 64, 113-114, 263 Cristo 199, 27 8 D:lthey zs6-2 s s, 265, 267, 270, 272-
ciencia popubr 164 Croce, :B. JX-X1, XIV, XVJ, XVrH- 274
e cic.,cia pura 164, 166-170 XXIíl, XXVJlT, xxxm, 16, 24, Djoclcciano 190
l'itncia social 63-65, 76, 111 40-43, 90, 92 Dios T.VI, 71, 74, 77, 89, 144-146,
Caird 16 ciencia sui gcneris 43 cukura XXX, XXXITT-}..")DClV, XI. 155, 191-192, 198, 232, 241-242, 247,
Calderón 2 53 ciencia universal 11 3·, 140 XLII, 25, 52-D, 56, 73, 75-7v, 261, 265
Calí¡,'llla 3 3 ciencias culturales XXXIII 79, 103, 107-108, 112-113, 1iQ- Domici3nO 33
Cambises 214-216, 220 ciencias de la cul tur:i 5 6 151, 153, )62, 164, 177-179, 181- Dostoicvski 192
capital 103 cicr-cias de la naturaleza XXXIJT 182, 184, 186, 188-193, 195-19S, Dricsch, Hans 133-134, 136, 139, 143
caricalismo 70 ciencias de la vida moral XXXIII 128, 231-232, 239, 245, 254-2~6. DDccr 69
C,írdenas, Lázaro XL VIII ciencias del espíritu 55, 196 260-261, 263-264, 271, 275-283 Durkhcim, Emilc IX, XXIV, XXXIV,
caridad 19, 77, 199, 233, 244, 255 ciencias empíricas 5 5 cultura superior 172 so, 64-66
Cnlyle 74-75. 82, 109. H0 ciencias idiogr:íficas XXXI Cuvier 86
C1rnot XIII, 85, 137-138, 142, 235 ciencias naturales XXIV, X,'XX, XL, E
cartesianismo 109 59, 101 CH
Caso, Antooio Vll-XIl, XIV-XXI, ci~ncias nomotéticas XXXI 59 economía XXV, XLII, 67, 107, 108,
xx:111-x:>.'Vln, xxx-xxxvm, ciencias positivas XXXI Cli:\vcz, Ezequiel A. IX 110-112, 114, 233
XL-XLV, L, LJI-LVI, 85, 97 ciencias teóricas XVIII, XX Chcnier, André 17 economía politíc:i XXXIX, XLI, 101-
c~ssirer 256 ci.:nciíicismo 23 106, 114
carolicismo 268 Ciro 21}-216, 220 D c~onomicismo XXXIX, X LIT
causa 6 Clarke 144 Eddington 142, 234
causalidad 1 06 Clausius XIII, 85, 137-138, 2;3-23'.i D'Alembcrt 42, 70 educación 151
Cellino 239 C.leoparra 109 Dante 75, 91, 237, 239 educación socialista L
Cervantes 237 colectivismo 192 Daría 2l4-217, 220 egoísmo l 9. 77
César 8, 36, 109, 236-237, 2n Colomb 58 Daris 217 Einstein 75, 136-143, 161
Ciaxarcs 212-214, 216, 219-220 comunismo 66, 191, 193-194 D,rwin LIII, 62, 86, 136, 18 5 Emerson 74-75
302 ÍNDICO ONOMÁSTICO Y Dll MATERIAS ÍNDICE ONOMÁSTICO Y DE MATERIAS -SOi

empiriocri1icismo 106 fetiche 24 géneros XVI Herder Vlll, 11, 240-245, 279
empirismo XXXVUl 101, 130, ns, F~t1erbach 105, 111, 120, 273 Gibbon 257 Hcrodoto 27, 210, 212-2lJ, 219, 217
229, 273 274 ' Fichte 65, 267, 279, 285-283 Gide, Charles XXXVJT, 105 hfroc 109
cnciclopcdi,;mo 23 Fidias 17, 198 Hesíodo 6, 7
Giddings 64, 66
Engcls XL, 105, 111,113,115, 11&, filosofía IX-Xll XXIl-XXIII XXVII Giner de los Ríos, Francisco L, 160, IIippias 216-217
)21 xxxm, 4, 15-16, 20, 24: 31, 33:
162, 170 historia VII-XXV, XXX, XXXTll,
entropía Xlll 34, 50, 66, 73, 87, 89-91, 139, XL, 4-5, 27,-28, 30-35, 38 40 42
Giotro 239
cpirnrcbmo J 90
l\picuro 1 1f
143, 227-228, 235, 246, 251, 253-
254, 261, 263, 266-267
Goblot, Edmond XXXVII, 109 49, 55-56, 58-60, 62, 64~66,' 71:
Goethe XXIX, 21-22, 181, 185, 240, 75, 77, 81, 83, 85, 87, 89-93, 106,
l'ra~mo 69, 224 filosofía cultural 73 109, J 12-114, 183, 185, 197, 191,
261-262
CSlCpLicismo 190, 261-262, 271 filosofía de la cultura 77 Gómcz Morín, Manuel X'LVI, 170, 194, 196, 198-199, 207, 233-242,
rn.ucl:i sociológica fr:incesa XXXIV filosofía de la filosofía 266-267 248-255, 257-258 261 263-267
226
esencia l 3 l íilosofía de la historia Vil-XI, XXIY- 269, 271-273, 278', 280,· 285, 289~
Graci:ín 73, 109
csc.-ncias XLV XXV, XXX, 4-6, 9, 20, 24-26, 56, 290
Grant, .Alex 31
espacio XVIII-XIX, XLJII-XLIV, 37- 61-62, 242-243, 253, 256-258, 26), historia astronómica 85
Greco 69
38, 127-128. 142 144, 146, 238 265-266, 268-269 historia civil 43, 83-84
Grosio, Pablo Vlll
espacio-tiempo XVTII-XIX, XXII filosofía de la religión 2 5 h~toria como hecho sui gcneris 37
guerra 190
especies A'Vl filosofía de las ciencias sociales 66 Guisa y Azcvedo, Jesús 226 hist0ria de fa cultura 57
esperanza 19 9 filosofía del espíáru 135 historia de la filosofí2 2 56, 266
Gumplowicz 62
espíritu 13 6 filosofía de los valores XXX, },_"X,'{JV. historia de la historia 2 56, 266-267
c5pirirualismo X:XXVJUI, 101, lH XXXV, 56, 230, 273 historia de h humarudad XXXI, ·10,
espiritualismo absoluto 144 fil=fía escolástica 227-228
H
252
estado 74, 112, 156, 158, 162-H3, filosofía idealista 106 historia de las ideas 192
filosofía jurídica 11 O Haeckcl XXIX-XXX, 21
223, 252, 264 historia económica 114
filosoHa natural 7 3 Ha mil too, Wilü::un 160
cst.:cica XXV, 25, 233 historia humana XIII, 60
cSLoicismo 190 fisico XLIV Hartlcy 125
Hartmann, Eduard von IX, XXVTII, historia literaria 237
estructura XLII, l 04, 108 Fonsegrive-Lespinasse, Gcorgc XLIII, historia natural 43, 57, 83-84, S6,
XLV, 19, 37, J L6, 132, 227, 240,
estructura económica 107 126
279 276
ecelismo 247 Footeoellc XXVIII, 11, 18-19, 70
Hearn, L XX,'XVTT,106 his1oria política 84, 237, 248
ética 25, 7} Fouillée, Alfrcd XXIV 15 64 166 hisLoria química 86
Francisco, s:in 7 L ' ' ' Hern:índez Luna, Juan X:XXVll
Eucken 1 5, 277 h iscoria sagrada S4
Franck, Adolph 5, 6 hcbraísn,o 268
Euclides 198 historia universal XIJI, XXI, 8, 25,
Franklin 239 hechos colectivos 3 6
Ew-ípides 17 56-57, 59, 75, 84, 110-111, 183,
hc::hos de repetición XIX, 38-39, 41
evolución 8, 2 5 Fnorces 212, 2L9-220
hechos de sucesión XVlll-XX, 3 8, 41 242-243, 245, 249, 252-253, 257 ·
~xistencia 231, 246-247 Frobcnius 261 258, 264, 270, 283-284
hechos espirituales XXXIX
1::zequiel 1 ~o Fuste! de Coulangcs IX, 27, 65
historiador XI, XV-XVI, XXII, XXX-
futuro XV hechos generales 3 >
hechos históricos XV-XVI, 34-37, 42 XXXII, 24, 29-30, 32, 41, 55, 58,
F 81-82, 86-87, 91-92, 183, 233, 236-
hechos individuales XVI, XXVI
G 237, 249, 265-266
hechos mentales 3 8
Palckcnber¡; 286 historicidad 38, 41, 85
hechos particulares XV, 36
fascismo 190 G:ililco 28, 73, 06, 161, 184, 239, historicismo 2 56- 270-271
hechos psicológicos XLill
fot:ilismo XLill, 109 279 histórico 255
hechos psíquicos XLIV, 138
fo 199 G;;lvani 165 historiografía X-XII, 90
I-legel Vlll, X-XI, XXVI, XXXIII,
Federico el Grande 82, 257 Gaos 167, 267 Hirler 190
5, 9, 11, 23-24, 31, 46, 54, 65,
Felipe IV 237 García Mayncs, Eduardo 227-228
74, 109, 111, 119-120, 236, 252, Hobbes 63, 227, 273
fenomenología 16, 260 García Téllcz, Ignacio XLIX, LI Hoeffding 33, 92
254, 256, 263-264, 266-267, 269,
fenómenos no-pcriódjcos 137 Gaúm:ita 214-21 5 Homero 17, 218, 249
279
fenómenos periódicos l 37 -13 8 general XVJ-XVJI, 34
Heráclito 8, 230 Horacio 49
Fcrron 7 generalización histórica XV Houlbert 58
Herbar, 65
304 ÍNDICD ONOMÁSTICO Y DE MKrElllAS ÍNDJ<.E ONOMÁS'f!CO y on MATERIAS i())

Huerta 224 xxm, 15, 34, 44, 48, 82, s9, 91, L Mario 109
Hugo, Victor )(XVlll, 17 181, )84, 237 M1rx: X-Xl, XXlV, XXIX, XXX VIII,
hmmnidad 22 2l intuición artística XXII bmarck 62, 86, l '6 XL, XLJI-XLm, LJD 1 1\ , 1, 1 ,.~,
humani<mo LV, J95, 242, 265 inluición concreta XX l no-csé 115 76, 104, 107-t13, !15 )21, 18~,
llumboldt, Dar~n Je 171 intuición de lo individual 30, 90 237 I.nphce 136 1.91, 264
)fume 227-257 intuición de lo universal 91 • I.:ittcs, D:intc 268 marxismo XXIV, XXXVll-XXXVlll,
llusscrl .XXXlX, XLV, LI, 16, 116, intuición desinteresada 248 1.avoisicr 86 XL, XLII-XLID, L, LIV, 105, 108
127, 129, 132, 167-168, 237, 2}9, Le Bon l 88 llO, 114-115, 264
intuición esencial 132
260 intuición cstécica XXVII-X>..'Vln, 16 1 cibniz X\\ 11, XI III, J 1, IS, 137, marxisus XXX][, XLY, 14
IJu,clcy, Th. 126 143 14(,, 110, l(,J, 184, 227, 275- m~rxiscas criollos XXXVII, XL V
intuición rcconstructiv.2 XXI
.,76, n•> Maspero 207, 210, 212, 218
intuicionalismo XXXVITI
11ornu11tl:'07 Massillon 69
intuicionismo 101
l 1•011.1rdo71 Mateo, san XXXV
invención 104 1 ·,111, 1 rJy I ui, de 17
idealismo XXXIX 106, 111, 120-121, mucria 107
irrepetible XV, X.VD, XXIV
185, 227, 273, '285-286, 288 1, ""~ 11 material XLIV-XLV
Is:ilas XXIX, 8-9, 180, 268 1 ,. lluy l 2 mltcrialismo XXIX, XXXVIIJ-XL,
idcilisxno absoluto XL, 119
idealismo axiológico XXXVIll, I 01 l t· omcau 62, 208, 21 O XLIV, 14, 101, 105, 113-118, 120,
J 1 rucipo XXVII, 15 129-131
idealismo crítico 228
lq• 6 materialismo biol6gico 133, 135
idealismo jurídico 112
Jacqucs, Amédéc XLill, 127 1,vt~ n:uur.1les )9 materialismo dialécLico XXXVJ, 120
idealismo mcufisico 120
James, William 15, 32, 38 lihcr.ili~rno XXXV, LV, 191-192 mntcrialismo hiSlórico vm. xvn,
idus XIV lihrrt;id XVII, XX, U J, 195, 242,
Jcnofontc 81 XXVI, XXX, XXXV,:X.XXVII, XL-
id~ología XLll, 107-108 HI, lh', 211-1286 XLil, XLVI. 9, 23, 61-62, 75-76,
id<ologiu l 06 Jerjcs 220
l,hnt.,d dt• dmlr.1 XI.IX, L-U, l 51- 103-104, 106, 118, ]21, 155, 163,
igbia 179, 194, 277-278 Jesucristo XVIJ, XXIX, 9, 83, 243- 1 P, JI!, JIH 1(.0, 21? 166,185,191, 229
Ignacio, S2n 69 244, 269, 277, 279 1,1 11 .. , h11111JIIJ\ 1.1 nutcriali<mo inductivo 120
Lnaz, Eugenio 256, 270 Jesús XXXV, XLill, so, 69, 71 1 ,11,rnfdd 1,2 lllltcri:ilistas XL V
indeterminación XVIl Jcvons, Stanley 106 1,,,h, Jul111 IH nutcri::li1tas mcxj;anos 127-129
individual X, XV-XVIII, XXXI, 24, Juana de Arco 82 l,1•11,1 X\V, 21, .!H 1\!cdcllin, Roberto >..'LV
34, 37, 55, 84, 132, 282 Juan de Austria 69 1111,fr, J11·d1•1iro JOK 1frncio 67
individual-concreto XX,XDI, 58, U6 Juan Jacobo 277 1 0111h.1r,I,,TulccJJno, \'1,cntc X>.X\'I- Mcnéndcz; Pebyo 69
individual-concreto-posible XX.U, 91 Juárez, Benito 149, 152 .XXXVII, XI.V XLVI Mcnger 112
individual-concreto-real XXII, 91 íudaísmo 193-1.94 ·1or~nlz 161 Mc.-.ser 55, 116, 261-262
individual posible 92 Junco, Alfonso XXXVI-XXXVH, LII l.othrop 'ltodd:irJ, Thcodor LJI, LIV mestizaje 183
individualidad XV, 30, 44, 64, 90-91, Luc~nus Occllus 8 metafísica XXV, 130, 233
justicia 115, 156, 1.9.9, 232, 271
236, 2SS l.ui, XIV 69 metafísica materialista XL, 120
justo l0S
individualidad caracrcristica XXXIlI Luna Arroyo, Francisco 228-229 Mc>•cr, Eduar"d XV-XVI
individualidad histórica 74, 109 Lutero 50, 69, ll 5, 184 Jlkyerson, Emilc XLIV, LII-Lm, LV,
individualidad irreductible 42 K 116, 139-143, 177-179, 182, 189
individuali<mo LV, 66, 191-192, 195, M Michelet 82, 217
255, 273 Kant VnT, XVIII, XXV, XXVIII, microcosmos 74 79
indiYiduali<mo mistico 75 XLDI, 15, 89, 125, 06, 142, 146, Macaulay 20 Mi¡:uel Ángel 49, 69
individuo XL111, 109 185, 210, 227-229, 233 240, 253, Mach 39, 106 Milciadcs 217
inducción XV-XVI, 28 267, 273, 279, 283-28f, 287-288 m:acrocosmos 74 Mili, J. S. 27, 39, 41 1 125, 27S
intelectualismo 14-15, 2J, 32, 44, 62, Kcyserling 2 5 .Magendic 127 Minkowslú 142
64, 166, 273, 281 KrJuze Je Kohcniuk, Rosa VII, Mnhoma 50, 109 Moch, Gastón 141
intdecrualismo histórico 7 6, 103-104, xxxnr, xxxvm ;\faincckc 25 6 Moisés 5 O, 108, 217
107 Kulpc s :\blcbr:anchc lo, H, 109 Momsem, Tcodoro SS
intuición IX-Xl, XVIII, XX-XXI, Kurus 216 Marco Aurclio 7, 84, 281 Mnnc:iigno 11, 1 9
306 ÍNDICE ONOMÁSTICO Y DE MATERIAS ÍNDICE ONOMÁSTICO Y DE MATERIAS 307

Montesquieu 39, 70, 236 Odín 75 2]0, 227, 232, 235, 253, 260-261, razón X, XXI
moral XXV, J03, 198, 233 Ocrstcd 165 266, 277, 284 razón pura 283
moralidad 229 ontología 45 poesía 32-33, 250 rcalid:id ideal XXXVllI-XXXIX, 1 17
Morcncc 167 ontología materialista 117 poeta XXII, 32 realidad material 118
Morgan, J. de 178 ontologismo JX, 46-48, 50, 53-54 Poincaré 136 realismo 226, 2 89
Moro, Tom:ís 69 ontologismo social IX Politécruca 162-163, 166, 169-170 realismo epistemológico 140
Müllcr, Aloys X.XXlV, 46, 48, D-54, optimismo 270 Polibio 27 realismo hanmania110 228
128, 138 organicismo LIII, 63-64, 181, 207 política XLII, 112, 156, 166 Recaséos Síchcs L. 263
Müllcr, Odrido 81 organismo XIV, 133-135, 184, 221, Pompcyo 109 régimen burgués XLIX
.Mussolini 190 234, 278 porvenir XH-XIII, 9, 63, 240 régimen totalit:ario XVU
Orosio 257, 266 positivismo Xll, XVJIJ, XXXV, XLV, relativismo 231
N Ortega y Gasser, J. XXA'VJI-XXXVDI, LI, LID, 50, 74, 153-154, 185, religión XLII, LV-LVI, 73, 77, 107-
113, 135, 229-230, 265 195, 229, 274-276 109, 112, 208,247,277
Nabopalasar 212-213 Otro, Rodolfo 233 posiLivistas XXXIl religión cristj:ma 19
Napoleón 75, 253, 287 OYidjo 6 pra:;nrntismo 32 Rcnan, Emst LIV, 11, 17, 23, 193-
natura XXX, XXXIII, XL, 73, 79, presente 30, 90, 240 195, 210
113, 196, 254, 263 p prcrcridad XV, 30 "Renan y Bcrdiaeff" XXXVII, Lil
naturalismo XXIIT-XXIV, XXX, prever XII-XTII, XV repetición 37, 41-43.
X.XXVIII, XLI, LIV, 42, 55, 101, Pablo, san 199 l'roclo 227 representación 14 5
181-182, 197, 254, 262-263 paganismo 198-199, 268 producción 103-105, 107 reproducción 1 33
natur:ilismo económico 1O 1 Pallares, Eduardo XXXVI-XXXVII, progreso Xl, X.XV-:XXVí, XX.VllJ- resurrección rcvolucio,1aria XXVll
natur~lismo socioló¡;ico 6 5 XLIII-XLIV, 128 XXX, XXXVU, 1 m, LV, 5, 8-13. revivir XIII
nuuralistas XX.Xll Par:icclso 10 !? 21, 21, 2S, 71, 179, 182, 211, Richnrd 6, 66
necesidad bjstórica X Vll Parra, Porfirio 154 27•1 281, 287 Ridn~r 22
nrokantianos XIV, XXXII particular XVI, H-34 5 5 pro¡:rnn .1r1'" 11o 2R 1 ltit ht~r, l l. XXIX
Nclson 173 pas.ido XIl-Xill, xv,' 9, 30, 63, 87, pr,11:n·,o t H IIt , (i, 11 1 1, 1 17 Rid1t1·r, J. l\ 21
neovitalisrno 134 90, 25 8 1m1¡trt••e1 r,1,,",r11
u 11 1,. lt,.k1·11 IX. XXXI XXXIII, 1~, 1"'
Nerón 33 Pascal XXIX, 10, 21-22, 69,79, 109- rro¡· rno Í "" n 11 17. l'I MI, l'll,, 211, 111, ]Id, 21,1,
Newton 89, 130, 136, 161, 164 J 10, 139, 192, 258-259, 275-276, pro¡¡, f\ll nl ,t11u, 11, l1tl
Nico.1:ísde Cusa 279 279, 282 pro¡:•c'<> ,nu·ln ,u.il 1 1, io. 'HI lR\ , h1m·11 10•1 !OH, 1 J •I
Nietzsche VIII, XXVIII-XXIX, 8, Pastcur 7 5, l 68 pr<-sr~,u mnr.11 17 1•1, .!KI, .!S 11 .!'10 R1Hr.1, l'J,tor 110
10-11, 16, 20, 23, 44, 70, 78, 84, Pausanias 199 pn,¡;n"MJ om11il.11,·r,1IJO ltoben,011 n7
181, 187, 197-199, 218, 228, 246, pedagogía universitaria 160-162 prolcuri~do XI IX, 76 lloJri¡;uez, Ab,brdo l. XLVJI-XLVl!l
257, 261-262, 270-274, 279 Pereyra, Carlos 239 Prod¡;oras 1 5 RoJríi;ucz, 1 léccor 22 S
Nordau, Max 5 8 Pérez Serrano, Nicol:ís 15 2 protestantismo 268 Romero, Francisco 227
uu trición 13 3 perfección 13 Proudhon 116 Rooscvdc, F. D. 190, 195
Pericles 30, 178 p~icología 62, 66 Rousscau XXVlll, J 2, 13, 7 O, 115,
o persona 278 psi.;ología social 6 5 185, 197, 275
persona divina 261 psicológico XLIV Roux, W. 134
objcLividad 52 persona humana 260 psíquico XLIV-XLV, 125-126, 128-
objcLivismo XXXIV, 45, 232, 272 personalidad 191 129, 131, 142 s
objctivismo ontológico XXXllI- personalidad humana 192, 278
XXXIV, 51 pesimismo LIII, 185, 247, 253, 269- R Saint Simon 11, 276
objetivismo social S0-51 270 Saisset, E. 127
objeto intencional 126 Petrarca 17 Racinc 17, 69 Snissct, Jean XLill
ob;etos psíquicos 126 Piro della Mirandola 224 Radbruch 118 Sakiamuni 71
Obregón, Álv:ico 225 Pizarro 69 R:unsay, William 86 santidad l 02, 199
Ocam 46 Platón X, 6, 42, 48, 77-78, 90-91, Ran.kc 58 santo 53, 56
Octaviano 109 120, 131, H6, J63, 179, 185, 198, rna J 86-188, 284 Sargón 209
ÍNDICE ONOMÁSTICO Y DE MATUIUAS
308 ÍNDICE ONOMÁSTICO Y DE MATERIAS

Trcscho 240 verdad 51, 58, 102, 115, 1'1'>, 'I,•


SJvonarola 184 9, 25, 74, 115, 169, 177, 180-186,
Trioico 216 verdadero 53, 56
Schaefle 62 188-190, 261-265
T riptolemo 7 5 vcnbd particular XV
Scheler, M. IX, XX.X.lll, X.XXVII, Spinoza XLIII, 93, 125, 227, 2'33,
Tucci, G. 268 Vi.:ente de Lerins, sao VIII l77 27' 1,
XLV, L, LV-LYl, 16, 73, 78, 105, 267, 273
Tucídides 29-30, 91, 257 281
132, 153, 161, 259-260 Stalin 190
Turgot 11, 275-276 Vico 11
Schelling, J1. C. Vill, XXV, 279. 288- Stammler, Rudolf XXXVII, 110-111 vida 133-134, 136, 196-197, 234, ll 1,
290 Srawell Bal11 Roberto XXXI, 57
Sc.hil!cr 1 1, 15 Stheinthal 65
u 269, 27l, 278
vida soda! 23 2
Schopciihaucr, A. VII, IX-XI, XV- Stirner, .MaK XXIX, 22, 273
Unamuno 162, 170 vida superior 19 8
XVIU, XX, XXII, xxxm, 12, 33, Stoddard Lllf, LV, 177, 183, 186,
unicidad XV, 30 vida universitaria XL V
35, 41, 67, 70, 78, 92, 157, 213, 188-189
universal X. XVIH, 24, 32-33, 53, Vinci 69
235, 247-253, 269, 279 subjetivismo IX, XXXIII-XXXIV, 45,
57, 132, 249 vitalismo 13 5, l 97
Scoto 227 47-48, 50-51, 53, 231, 272-273 uuivcrsal concreto XXXIII, 15, 24, 2 3 6 voliciones XLN-XL V
Sei¡;nobas 210-211, 218, 221 sucesión 37, 41-44
universalidad 91 Voltairc 6, 11, 70, 197, 224, 253,
Séneca 20, 280 sucesos individuales XXX
universidad XLVII-L, 53, 57, 149- 257-258 275, 277
sensaciones XLIIl sucesos particulares XIV
152, 156-157, 161-167, 169-173, voluntad 247-248, 25"0, 253, 262, 268,
sentimiento 283 superestntctura XLII, l 07, 11O
191, 223-225, 229 270, 283, 285
sentimientos XLIV-XL V superestructuras 108
Universidad Autónoma LI, 152-15 4, voluntarismo 247
ser XXXV, 102, 197, 230, 260, 2S6,
286 158-159
T Universidad de México XLVI, l ~ 5 w
Se.rvct 69
útil 53, 105, 108, 162
Shakespeare 17, 31, 33, 49, 74-75, T:ícito 33, 82, 210 utilitarismo 284 Wagner 185
237 Taine 75, 211, 256 Ward, L. F. 64, 66
Shclley 17 taoísmo 268 \Varms, René 24
V
Shotwcll, J. T. 266 Tarde, Gabriel XXIV, XXXVII, 39, Weber, Alfred 263, 265
Sierra, Justo VU, L, l49, 152, 157 64-66, 74, 112, 114 Windelband, W. IX, XXX-XXXI,
valer X.XXV, 230
Simmel IX, 5 8, 66, 244 Tasso 239 xxxm, n, 55-57, 23,
v:ilor XXXIV, 46, 48-52, 56, 58-59,
Simon, Julcs XLill, 127 técnica LI, 162, 165-169, 183, 191 101-102, 105, 2,1-232, 2}5-236, Worms 66
Smerdis 214-215 teleología 6 WL1ndt, W. XXIV, 65-66
260, 273
Srnith, Adaro 65, l 03 Tcmisroclcs 83 valor económico 67-68, 71, lOJ-103,
socialismo XL, XLVIlI, LIII-LV, 70, tener XXXV X
[05, 107
115-118, 121, 182, 185, 190-191, teología 77 valores XXX-XXXIV, XL-XLI, XLV,
193-195 teorla de la rchtividnd XLiV Xénopol, A. D. VIII, XVII-XX,
132
socialismo científico XXXVII, XL, Tercncio 160 XXXI, 37-44, 59
valor estético 68-69, 71, 197
XL VIII, 116, 118 Teresa, santa 69 Xirau, J. 5 5
valor jurídico 111
socialismo materialista 115 Tiberghien 229 valor moral 198
socialismo utópico 106, 191 tiempo XII-XIII, XVIII-XIX, XXII- z
valor útil 112
sociedad J 09, 111 XXIII, XXV, XLIV, 37-40, 84, 142, valores culturales 7 4
sociedad elemental XIV 146, 233, 235, 238, 265, 282 Zamora, Francisco XXXII, XXXV'I
valores económicos XLI
sociología XXIII-XXIV, 5, 61-62, 66 Tigrams 213 XXXVII
valores instrumentclcs XLI
sociología de la historia 265 Tito Livio 8 2 Zaracustra 210, 213, 217-21R
Velázquez 237
Sócrates 11, lS-19, 71, 77, 93, 156, Toennies 66
199, 285 Tolstoi 192, 197
SolovieH 192 Tomás de Aquino, santo VIII, XXV-
Sonaquerib 209 XXVII, 226-227, 278, 281-283
Sore], G. 24 trabajo 103, 105
Spencer Llli, 27, 42, 62, 64, 89, 125, trabajo intelectual 162
181, 185, 251, 279 trabajo manual 162, 164, 166
Spengler, O. XXX, XXXVII, LI-LV, Trasímaco 273
fNDICE GENERAL

Prólogo por Margarita Vera Cuspinera. VU

Et concepto d.ela hisloria 1mi11ersat


y la filosofía de los valores 1
PRELIMJNM . 3

CAPÍTULO l. la Interpretación de la Historia 5


l. Un problema último y complejo. 2. T..acnusa de Jmporr.1nc1.1superior.
3. La filosofía de la historia es un problem:i moderno. 4. Anti,i.'llt-dad <lcJ
concepto de evolución. 5. El origen del concc1,t0 de pror,rcso universal
está en el profetismo hebreo. 6. b edad de oro fuera del mundo. 7. los
dos Bacon y el C1rtesiarusmo. 8. Leibniz y Voltaire. Los filósofos moder-
nos dcJ progreso.

C...,_PÍTULOIT. La Definición del Progn::-o y l.t Filosofía de In


Historia
l3
9. Definición dd progreso. IO. T.o\ ónlrnt-s del progrt-so. 11. 1 1 pmprcso
físico. 12 U progreso in1clmual. 13. l.a csfora dt'I prnJ.lrt.·soin1d(.•<:tl1al.
14. El pro!trCSOfilosófico. 15 La mcdid:1 del progr<.'S<>filosófic.o. J(í. fü
progreso cs1J1ico. 17. El arre y su hc1oísmo. 18. El proweso moral y
la cultura .. 19. Rousscau, Fonccnelle y Montaigne. 20. R<.'Sumen. 21. El
error antropomórfico del progreso. 22. El materialismo histórico y eJ p~
greso. 23. El concepto contradiccorio de filosofía de la historia.

CAPÍTULO IlL La Historia como Ciencia .


27
24. ¿Es ciencia la historia? 25. La historia y las ciencias. 26. Los hi.storia-
dores de sucesos particulares. 27. Síntesis. 28. El concepto de ciencia y
la Historia. 29. El pensamiento de Schopeobauer sobre la historia como
ciencia. 30. Los caracceres de los hechos históricos, según Meyer y Andler.

CAPÍTULO IV. La Historia como Ciencia mi generi.r . 37


31. Repetición y sucesión universales. 32. los fenómenos astronómicos.
33. La historia de la buma.nidad. 34. Una distinción sutil; sin objetividad.
35. La crírica de Croce.
312 ÍNOfCE Gí!NBRAL ÍNDICE Cl!NI!RAL 3L3

CAPÍTULO V. Las Teorías Axiol6gicas. El Subjetivismo, el Onto- CAPÍTULO X. El Concepto de la Ilisroria Universal 8l
logismo y el Objetivisroo Social . 45
86. La historia y la creación poérici. 87. La biografía y la historia. 88. m
36. Las ciencias fil,isóficas fondamencales. 37. Lo que produce siempre historiador y el geómetra. 89. La concepción de Bacon. 90. L1. historio
la abstracción. 38. ta vieja sentencia escolástica. 39. Ontología o axiologh. universal. 91. :El principio de Carnoc y Clausius. 92. Historia astronómica.
'10. El subjetivismo. 41. Diferencia con el ontologismo. 42. Objeción 93. Historia química y geológica. 94. Historia ruirural. 95. Ciencia, His-
coatr.1 el subjetivismo. 43. Una descripción del oncologismo. 44. La Naru- toria, Arn: y Filosofía.
ra.lc~:1y los valores. 45. la hiscori:i. y los valores. 46. La filosofía y los
valores. 47. lo útil 48. Verdad, Belleza y Bondad. 49. Conclusión. 50. Las CAPÍTULO XI. La Historia como forma irreductible del Cono-
<los doctrinas. cimiento 89

55
96. L:i. filosoffa y su objeto. 97. la misión de la
bisroria. 98. Diferencia
CAPÍTULO VI. la Hiscoria como Ciencia Cultural emre la Filosofía y la Hiscoria. 99. Diferencias entre la l lisloria }' el
arte. 100. El sentido histórico.
51. La concepción de Windelbaod. 52. La filosofía de los valores y la
historia. 53. El elemento universal de la historia. 54. los valores, l:i. natu-
raleza y la hjscoria. 55. La historia del Universo. 56. El dilema de la La Filoso[111de la C1tlt11ray el Materialismo Hist6ri.co 95
historia universal. 57. La historia del Universo y las ciencias. 58. La
funmsfa histórica. 59. La concradicción de Rickerc. La Discmi6n de.l Materialismo Hist6rico . 99

E,onomía Política y Cultura. Ciencia Social, Economía y Marxismo. La


C.,\PÍTULO V.IT. fa Sociología y la Historia 61
Filosofía Social y el Materialismo Histórico. La filosofía Jurídica y el
Materialismo Histórico. Hiscoria o Materialismo. El Dilema del Socialismo
60. Sociología y filosofía de la hiscoria. 61. El materialismo histórico.
Materialista. La Contradicción Intrínseca del Marxismo.
62. lntelectualisrns y materialistas. 63. El evolucionismo sociológico y la
filosofía de la historia. 64. EL orgaoiósmo y su desame. 65. La teoría
El l\foteriaüJ-mo y los lf echos Psii:ol6gicos 123
psicológica. 66. Psicología y Sociología. 67. la psicolog(a de los pueblos
y h ceorfa de hs formas sociales.
El Carácter Incsp.'lcial de lo Psíquico. Las Formas ele fa Realidad y la
Concepción del Universo. Hans Driesch y el Maccrialismo Biológico.
CAPÍTULO VIII. Los Valores Humanos y la Realización del Devaneos de los Ignaros sobre la Cuarta Dimensión. Einstein, Meyerson
Hombre Individual 67 y los Ignaros. Los Ignaros a las Plantas de Leibniz.

68. rnvalor económico. 69. Los valores en la hisroria. 70. Los valores en 147
La C1Jlt11ra
Universitaria y el Materialismo Hist6rico .
la Historia Moderna de Europa. Alemania. 71. España e Italia. 72. La
culnira frances:i.. 73. La rabia de valores de hoy. 74. La realización del Las dos Ilustres Gemelas. ¡Comumatmn est! Las Humanidades y la Polí-
hombre. tica. Las Bases de la Universidad Autónoma. Pedagogía Universitaria.
Pedagogía Policécoica. La ciencia y la Técnica. La Esencia del Esmcuto
CAPÍTUl o IX. la Cultura y la Filosofía 73 Universitario.

75. Filosofía natural y filosofía culcuraL 76. Cultura y Oncología 77. n La Declinación de la Cttltura 175
sabio y el mundo. 78. La individualidad histórica. 79. Carlyle y Spcngkr.
80. El sentido de la historia. 81. El m:rrerialismo histórico. 82. El intekc El Problema de la Declinación de la Cultura. La Fuerza del Sino CuJnir.11.
cualismo hisrórico. 83. La Ciudad de Dios. 84. los individuos de excepd6n. La Morfología de Ja Historia Uni.versal. La Némesis del Iofrahombrc.
85. la tercera pocencia entre el Ciclo y la Tierra. Nicolás Berdiaeff. Renan y Berdiacff. Cultura y Natura.

l
314 ÍNDICE GENERAL ÍNDICE GENERAL 315

Santo Tomás de Aquino . 281


Apéndice
Kant y la idea de progreso 283
Tesis presentada en la oposición abierta para cubrir la plaza
de profesor adjunto de Historia General, en la :&cuela Nacional Ficbte 285
Preparatoria, por Antonio Caso . 203
Schelling 288
la auronomía universitaria . 223
Indice cronol6gíco 291
I.a filosofía en la Universidad de México 226
La filosofía de Jos valores 230 Indice 011omás1ico
'Y de materias 299
El mundo es histórico . 233
El concepto de la historia 235
Los muerros . 238
EJ sentido de la historia . 240
Cristianismo y humanismo 242
Anthropos 245
Biografía e historia 247
Ciencia e historia 249
Hegel y Schopenhauer 252
La filosofía de la historia ( 1) 254
Historiografía 256
Las razones del corazón . 258
Speogler . 261
La filosofía de la historia ( 2 ) 263
La filosofía y !a historia . 265
El mesianismo hebreo 268
Nietzsche y Dilthey . 270
La objetividad de la historia . 272
La sociología del progreso . 27'1
La noción del progreso en la Edad Media 277
Roger Bacon 279
()bras ComjJlcltis. X-El co11ccptode la historh,
1111iv1·rsal
y /11filoso/ ía de los valores. La Ji/o-
vo/fo 1/u la cultura y el materialismo histórfro,
editado por la Dirección Gencr:il de Publica-
ciones, ,~ terminó de imprimir en la Imptent.1
lf11ivcr<it~ri~, el día 13 de diciembre de 1935,
lcw 7S /\ÑOS DI! ).A Al'EI\TURA DE LA
01\,;IVI ll',llit\11 N,H.l(:'lN/\J. Uh f\.11~·,ocoY A LO$
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