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Historia de las Universidades Argentinas Pablo Buchbinder

Editorial Sudamericana
Buenos Aires, 2005

RESUMEN PREPARADO POR NICOLAS DIBLASI Y CESAR E. PEÓN

La Universidad de Córdoba: de los orígenes coloniales hasta la


secularización del sistema educativo.
El primer modelo de universidad escolástica.

La actual Universidad de Córdoba, primera institución de estudios superiores de lo que


será, siglos más tarde el Estado Argentino, fue fundada por los jesuitas 1621 y
recibiendo la denominación de Universidad de Córdoba del Tucumán en 1623.

Los estudios se basaban en la ratio studiorum y estaban orientados fundamentalmente a


la formación de clérigos. En los estudios de artes se seguía la obra de Aristóteles y en la
facultad de teología se estudiaban las sagradas escrituras y textos de Santo Tomás de
Aquino.

La institución reguló su gobierno y funcionamiento interno a partir de las


“constituciones”, fijadas por el padre Andrés de Rada aprobadas en 1680. Disponían
que la universidad fuera gobernada por un rector y un cancelario. El primero presidía la
universidad y el segundo supervisaba y vigilaba los estudios; ambos designados por el
provincial de la Compañía de Jesús.

El financiamiento era responsabilidad de los padres jesuitas, que a una cuantiosa


donación inicial del obispo de la diócesis de Tucumán, Fray Fernando de Trejo y
Sanabria en 1613, sumaban las rentas generadas en campos y estancias, donaciones y
mercedes y derechos universitarios: propinas que abonaban los aspirantes a grados y
títulos.

Tras la expulsión de los jesuitas en 1767 la corona acentuó su influencia sobre las
instituciones y en ese marco el virrey fue nombrado vicepatrono de ésta. Una orden
franciscana se hizo cargo del control de la enseñanza, introduciendo en 1790 y 1793 las
primeras cátedras de derecho.

La reforma de los planes de estudio iniciada por el deán Funes en 1813 comienza a
erosionar el predominio de la escolástica al introducir estudios de aritmética y
geometría, matemáticas, lenguas modernas y reducir el espacio dedicado a la metafísica.
En materia de jurisprudencia introdujo el estudio del derecho romano.

En 1828 la Universidad pasa a depender del gobierno de Córdoba por decreto de Juan
Bautista Bustos, y en 1854 es transferida a la jurisdicción nacional.

Luego de una visita de Nicolás Avellaneda en 1869 comenzaron a elaborarse proyectos


para realizar estudios más sistemáticos en el campo de las ciencias exactas y naturales.
En 1877 se creó la facultad de ciencias médicas y dos años más tarde, en 1879 un
estatuto contemplaba la existencia de cuatro facultades: Derecho y ciencias sociales,
ciencias físico-matemáticas, medicina y filosofía y humanidades.

El proceso de secularización de la política y la educación que se desarrolla a partir de


1880 avanzó sobre las prerrogativas que la Iglesia había sabido mantener sobre la
educación por varios siglos.

La Universidad en el marco de la crisis del modelo escolástico: el caso de


Buenos Aires

La fundación de la Universidad de Buenos Aires por un decreto del 9 de agosto de 1821


surge en el marco de un proceso de descomposición del modelo de la Universidad
escolástica, y se da en una ciudad caracterizada ya por una realidad cultural de carácter
laico que imprimiría ese sello a sus instituciones.

En 1820, luego de la caída del gobierno central de las Provincias Unidas del Río de la
Plata, Buenos Aires se convirtió en la capital de un Estado autónomo, e inició un
proceso de reorganización del aparato del Estado para adecuarlo a esta nueva realidad.
El sistema de enseñanza pública no quedó excluido.

La nueva universidad se organizó en 6 departamentos: Primeras letras, estudios


preparatorios, medicina, ciencias exactas, jurisprudencia y ciencias sagradas. La
institución estaba presidida por un rector y cada departamento por un prefecto.

El rectorado de Juan María Gutiérrez en 1861 supuso cambios importantes tanto en la


orientación de los estudios como en las formas de gobierno. La fundación del
departamento de ciencias exactas en 1865 significó la primera presencia de estudios
modernos de carácter experimental que consolidaron el abandono de la tradición
escolástica. Ese mismo año Gutiérrez elaboró un reglamento universitario que establecía
que la institución sería gobernada por un consejo de catedráticos presidido por el rector.

Años después, en 1871, elevó un proyecto de ley orgánica para todo el sistema de
enseñanza que concebía a la universidad como el resultado de la articulación de un
conjunto de facultades y contemplaba al sistema de concursos como mecanismo para la
adjudicación de cátedras. Estas disposiciones fueron canalizadas por un decreto del
poder ejecutivo en 1874.

En 1880, luego de la federalización de la ciudad de Buenos Aires, la universidad fue


transferida al Estado Nacional, y comenzaron a discutirse los

marcos legales para las dos casas de estudios que dependían de la Nación. El resultado
sería la sanción, años más tarde de la ley Avellaneda.

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