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Malvinas 40 años: pensar Malvinas desde el mar

Clase 1: Malvinas y el mar en la representación territorial y


en la historia

Introducción
Hola colegas, ¿cómo están? En esta primera clase del curso Malvinas, 40 años. Pensar Malvinas desde
el mar, intentaremos reflexionar sobre lo que implica construir una “perspectiva marítima” para
abordar la compleja constelación referida cada vez que invocamos el nombre “Malvinas”. En ese
sentido, nos interesa plantear una serie de preguntas que consideramos de interés para la enseñanza
de Malvinas en las escuelas: ¿de qué modo asumir una “perspectiva marítima” contribuye a
comprender mejor el reclamo argentino de ejercicio efectivo de soberanía en las islas del Atlántico
Sur? ¿Por qué esta historia forma parte de una conflictividad política de alcance mundial que se
desplegó en los mares? ¿Qué relación hay entre los espacios marítimos argentinos y las estrategias
de desarrollo nacional en el siglo XXI? Finalmente: ¿por qué la consideración de los espacios
marítimos argentinos proporciona una imagen más rica y compleja de la soberanía y jurisdicción
argentina? Estas preguntas, entonces, conectan las razones que asisten a la República Argentina para
sostener el reclamo de ejercicio pleno de soberanía con múltiples problemas asociados: la inscripción
de esta disputa en la historia del colonialismo y la descolonización, la relevancia estratégica del mar
para el desarrollo nacional y el análisis crítico de algunas imágenes sedimentadas sobre el territorio
argentino. Comencemos.

Una representación más ajustada: el mapa de los espacios marítimos


Empecemos con algunas preguntas: ¿cómo solemos representarnos nuestro territorio nacional? ¿qué
lugar ocupa, en esa representación, la superficie del continente americano? ¿y la Antártida? Por
último, pero no menos importante: ¿qué lugar tiene el mar en esa imagen general?

Compartamos algunos datos, para tratar de ajustar nuestras imágenes. Según el Instituto Geográfico
Nacional, la superficie argentina, sin contar con sus espacios marítimos, es de 3.761.274 km². Una
parte de esa superficie pertenece al continente americano: es de 2.791.810 km² (incluyendo las Islas

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Malvinas: 11.410 km², Georgias del Sur: 3560 km² y Sandwich del Sur: 307 km²); otra, al sector
Antártico, de 965.597 km² (incluyendo las Islas Orcadas del Sur: 750 km²).

Los espacios marítimos argentinos constituyen casi el doble de esta superficie: su extensión abarca
unos 6.683.000 km². Estos espacios marítimos están conformados por:

● El mar territorial argentino, que se extiende hasta una distancia de 12 millas marinas (unos
22 kilómetros) a partir de las líneas de base que se establecen en la Ley Nº 23.968. La
República Argentina posee y ejerce soberanía plena sobre el mar territorial, así como sobre el
espacio aéreo, el lecho y el subsuelo de dicho mar.

● La zona contigua argentina, que se extiende más allá del límite exterior del mar territorial,
hasta una distancia de 24 millas marinas medidas a partir de las líneas de base desde las cuales
se mide la anchura del mar territorial. En esta zona el Estado ribereño podrá tomar las medidas
de fiscalización necesarias para prevenir las infracciones de sus leyes y reglamentos
aduaneros, de inmigración o sanitarios que se cometan en su territorio o mar territorial,
sancionar las infracciones de esas leyes y reglamentos cometidas en su territorio o en su mar
territorial.

● La zona económica exclusiva argentina se extiende más allá del límite exterior del mar
territorial, hasta una distancia de 200 millas marinas a partir de las líneas de base. En esta
zona, Argentina ejerce derechos de soberanía para los fines de la exploración y explotación,
conservación y administración de los recursos naturales, tanto vivos como no vivos, de las
aguas suprayacentes al lecho del mar y con respecto a otras actividades con miras a la
exploración y explotación económicas, tal como la producción de energía derivada del agua,
de las corrientes y de los vientos.

● La plataforma continental sobre la cual ejerce soberanía nuestro país, comprende el lecho y
el subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más allá de su mar territorial y a todo
lo largo de la prolongación natural de su territorio hasta el borde exterior del margen
continental.

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http://www.plataformaargentina.gov.ar/userfiles/userfiles/Folleto-explicativo-MAPA-
Arg_Bicontinental.pdf (p3)

¿De dónde surgen estas delimitaciones?: de la adopción, por parte de nuestro país, de la Convención
de Naciones Unidas sobre los derechos del mar (CONVEMAR). Este Tratado, que fue aprobado en
1982 y entró en vigencia una década después, recoge varias demandas históricamente llevadas
adelante por Estados latinoamericanos (ligadas con la “tesis de las 200 millas”), que reclamaban
regular el mar territorial para ejercer soberanía sobre sus espacios marítimos.

En el siguiente video Frida Armas, Directora de la Comisión Nacional del Límite Exterior de la
Plataforma Continental (COPLA) y miembro del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas
Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los Espacios Marítimos e Insulares correspondientes,
explica la historia y los resultados de la presentación relativa al límite exterior de la plataforma
continental argentina a la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) de Naciones
Unidas (aprobada por este organismo entre marzo de 2016 y marzo de 2017). Argentina demuestra
en esta presentación la prolongación natural de su territorio más allá de las 200 millas marinas y
establece un nuevo límite exterior de su plataforma continental, denominado técnicamente “borde
exterior del margen continental”.

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Enlace: https://www.educ.ar/recursos/156521/malvinas-plataforma-continental-y-espa
cios-maritimos-en-el-m

Los resultados de esta presentación son recuperados en el nuevo mapa de los espacios marítimos,
sancionado por la Ley 27557 de agosto de 2020. Este nuevo mapa (que se complementa con el
bicontinental, establecido como obligatorio para todos los niveles y modalidades educativos y
espacios públicos en el año 2010 a través de la Ley 26651) actualiza la imagen cartográfica de nuestro
país, en tanto demarca el límite exterior de la plataforma continental y resalta, justamente, los
espacios marítimos argentinos correspondientes al territorio continental, insular y antártico
argentinos. Además, el mapa ofrece una representación proporcionada de los tres territorios, cuyas
escalas geográficas son respetadas. De este modo, como se lee en la publicación que acompañó su
primera impresión para ser distribuidas en las escuelas, “muestra la extensión de nuestra geografía
desde La Quiaca al Polo Sur, de modo que Tierra del Fuego se ubica en el centro de nuestro país”.

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Nuevo mapa de los espacios marítimos

Luego de mirar el mapa, podemos volver sobre algunas de las preguntas que nos planteamos al
principio de este apartado. Esta imagen nos ayuda a dimensionar la extensión territorial y marítima
implicada en el reclamo argentino de ejercicio pleno de la soberanía en las islas Malvinas, Georgias
del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes: un reclamo que nuestra Constitución
Nacional, en su Disposición Transitoria Primera, considera “imprescriptible”. La representación
proporcionada del territorio nacional, con su proyección bicontinental, aparece como una
herramienta imprescindible para la enseñanza de los derechos soberanos argentinos en los
distintos niveles y modalidades de nuestro sistema educativo.

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Mapas bicontinentales: antecedentes

Si nos detenemos en los antecedentes históricos del mapa bicontinental de 2010 puede
observarse la continuidad de las políticas estatales en la Antártida.
El Decreto 8944 de 1946 hace obligatorio, en ámbitos escolares y oficiales, el uso de un
mapa bicontinental que incluye al sector antártico y las islas del Atlántico Sur. Los límites
para la Antártida Argentina fueron fijados entre los meridianos 25° y 74° O y el paralelo
60° S.

(Imagen 1. Mapa Bicontinental de 1946)

Este mapa bicontinental ya involucraba una mirada atlántica y oceánica del territorio, que
dialoga claramente con el mapa de los espacios marítimos al que aludimos en esta clase,
y contrasta con otras imágenes organizadas exclusivamente en torno a la pampa. Entre
otros elementos figurativos que complementaban el nuevo esquema visual, podemos
incorporar las estampillas y sellos postales relativos a la Antártida, los cuales daban cuenta
de la inclusión que se pretendió hacer respecto del continente blanco en los medios

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cartográficos.
(Imagen 2: estampilla de 1951)

Esta política estatal de mediados del siglo XX no


fue un episodio aislado ni abrupto, se remonta a
principios del siglo XX, con la expedición del
Alférez Sobral en 1902 y, luego, con la compra
en 1904 del observatorio magnético y
meteorológico ubicado en las Orcadas del Sur.
Estos dos acontecimientos marcan el comienzo
de un conjunto de políticas emprendidas que
muestran la continuidad del ejercicio de
soberanía en la Antártida por parte de
Argentina, evidenciado en medidas como la creación de la Compañía Argentina de Pesca,
el envío de trabajadores al sector antártico y los estudios científicos y meteorológicos,
entre otras acciones relevantes de principios del siglo XX.

Imagen Base Orcadas: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Orcadas_Base.jpg

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Malvinas en la historia política del Atlántico Sur
Argentina esgrime una serie de argumentos para sostener su reclamo soberano sobre Malvinas,
Georgias y Sandwich del Sur, así como sobre los espacios marítimos circundantes. Se los suele dividir
en tres grupos de argumentos (que funcionan solidariamente entre sí): los geográficos, los históricos
y los jurídico-diplomáticos. Los argumentos geográficos se desprenden en buena medida de lo
aludido en el apartado anterior, pueden encontrar más información en el capítulo 1 de Malvinas en
las escuelas, memoria, soberanía y democracia. Poner el foco en el mar permite comprender de
manera integrada estas dimensiones argumentativas.

Al analizar las raíces del diferendo de soberanía, es necesario desplegar una perspectiva de larga
duración que atienda la historia de los conflictos políticos, económicos y militares que se
desarrollaron en el Atlántico Sur desde el siglo XVI. Podemos identificar en este recorrido distintos
momentos de quiebres y transformaciones, a saber:

● el período de avistamiento y primeros asentamientos de las islas, entre el siglo XVI y el siglo
XVIII;

● el período de afianzamiento de la presencia física española, entre la segunda mitad del siglo
XVIII y principios del siglo XIX, que coincidió con el inicio de la explotación económica de la
zona a través de la pesca de lobos y ballenas;

● el período inaugurado por la Revolución de Mayo y la Independencia, momento en el cual


gobiernos derivados del proceso revolucionario tomaron posesión de este territorio
heredado de la Corona española, legislaron sobre la explotación pesquera y desplegaron
distintos proyectos poblacionales, entre los cuales sobresalió el encarado por Luis Vernet;

● y, finalmente, el período signado por el diferendo de soberanía que mantiene la República


Argentina con el Reino Unido desde la ocupación ilegítima de las islas en 1833.

Veamos, de manera sumaria, algunos de los rasgos de estos períodos que condensan buena parte de
la historia política del Atlántico Sur.

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Del avistamiento a la importancia estratégica

Las Islas Malvinas formaron parte del área bajo jurisdicción de España desde los primeros
instrumentos internacionales que delimitaron el "Nuevo Mundo" poco después de 1492. En este
avance se produjo el descubrimiento de las Islas Malvinas por integrantes de la expedición de
Magallanes en el año 1520. A partir de ese momento fueron registradas en la cartografía europea con
diversos nombres y quedaron dentro de los espacios bajo control efectivo de las autoridades
españolas hasta el proceso político desencadenado por la Revolución de Mayo.

Desde su primer avistamiento, las islas comienzan a recibir diversos nombres. Marcelo Vernet
reconstruye esta historia en el primer tomo de Malvinas, mi casa (2020): ya en el siglo XV, navegantes
chinos identificaron la posición de las islas debajo de la constelación Canopus; el marino y cartógrafo
turco Piri Reis las ubica en un mapa probablemente confeccionado entre 1513 y 1517, pero recién
descubierto en el siglo XIX. El navegante veneciano Franscesco Pigafetta las nombra “Islas de Sansón”
(luego españolizado como “islas de San Antón”), probablemente influenciado por su conocimiento
de la historia tehuelche que aseguraba que en las islas existía un gigante que había tenido en sus
manos la creación del mundo; hacia 1520 las islas figuran como “Islas de Sansón y de Patos” en el
Islario General de Alonso de Santa Cruz, el primer mapa específico de las Islas Malvinas. En el siglo
XVII serán nombradas como “Sebaldinas” por navegantes del actual Países Bajos (1600), “Falklands”
por el inglés John Strong, islas “Nuevas” por el francés Frézier (1714) y “Malouines” (1722) por
navegantes provenientes del puerto Saint Maló, cuya declinación en español derivaría finalmente en
un nombre crucial para la historia argentina: “Malvinas”.

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https://www.chubuteduca.ar/malvinas-en-el-tiempo-infografias/
Autor/es: Ministerio de Educación del Chubut, Sergio Caviglia Diseño: Lorena Villamea

España refuerza su presencia: conflictos entre las Coronas expansionistas

A partir del siglo XVIII, las Islas Malvinas comenzaron a ser consideradas como un espacio de
importancia estratégica por las Coronas europeas por su cercanía con el Cabo de Hornos, único punto
de contacto entre los océanos Atlántico y Pacífico hasta la construcción del Canal de Panamá en 1914.
La Corona española tomó posesión de las Malvinas y su soberanía fue reconocida por las demás
potencias, quienes sin embargo no abandonaron su interés.

Hacia 1764, Louis Antoine de Bougainville partió desde Saint-Maló y llegó a las islas, donde formó la
colonia pesquera y foquera de “Port Saint Louis” en la Isla Soledad, para tomar posesión de las islas
en nombre del rey Luis XV de Francia. Tras la protesta española, Francia cedió el territorio y a partir
de 1767 España establece un gobernador en las Islas, el primero de los 32 que se instalarán hasta
1811.

Durante la colonia francesa, también los ingleses mostraron su interés por ocupar las islas. En enero
de 1766, John Mac Bride, al mando de los navíos Jason, Carcass y Experiment, se instaló en el que
denominaron “Puerto Egmont” en la Isla Trinidad, situada al oeste de la Gran Malvina. Los ingleses
no consiguieron extender su posesión más allá de esta pequeña isla. España protestó ante la corona
británica, pero al no obtener una respuesta aceptable expulsó por la fuerza a sus ocupantes en 1770.
Con motivo de esta acción, España y Gran Bretaña estuvieron al borde de una guerra. Desde ese

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entonces fueron las autoridades españolas con asiento en Puerto Soledad (designación española de
Puerto Luis) las que continuaron ejerciendo su jurisdicción y soberanía sobre la totalidad del
archipiélago de forma efectiva, exclusiva, ininterrumpida, pública y de buena fe, hasta que se
desencadenó la Revolución de Mayo.

Ya desde el siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX el Atlántico Sur se comenzó a valorizar
como zona de explotación económica ligada a las “pesquerías”, esto es, a la caza de lobos,
ballenas y luego elefantes marinos de carácter intensivo. Los buques privados ingleses y
norteamericanos que la llevaron adelante desafiaban la jurisdicción española en el
Atlántico Sur para abastecer a la producción de aceites derivados de lobos y ballenas,
utilizados como fuente de energía para iluminar calles y hogares, además de las pieles
de estas especies. El antropólogo Sergio Caviglia (2015), en el volumen II de Malvinas:
soberanía, memoria y justicia, realiza una minuciosa reconstrucción de estas actividades
extractivas entre el siglo XVIII y siglo XIX, a las que identifica como una de las causales de
la ocupación ilegítima de las Malvinas por parte del Reino Unido en 1833.

Integridad territorial: las Islas como parte del territorio heredado de España

Uno de los argumentos jurídicos que sostiene nuestro país es que los territorios en cuestión forman
parte integral del territorio heredado de España. Luego de 1810, distintos gobiernos surgidos del
proceso revolucionario ejercieron sobre las islas Malvinas actos de soberanía que tuvieron
consecuencias políticas, jurídicas, administrativas y económicas. En 1820, David Jewett, marino
estadounidense nacionalizado argentino, tomó oficialmente posesión de las islas en nombre de las
Provincias Unidas. Una de sus primeras medidas fue la prohibición de la caza y pesca a buques
extranjeros.

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Malvinas en la historia de la emancipación sudamericana
El General San Martín, en carta a Beruti de mediados de 1816, solicita que los
condenados enviados a Malvinas sean parte de la leva para engrosar a los ejércitos
patrios.
En la misiva, San Martín sostiene que busca hacer útiles al Estado a estos condenados
“bajo la dirección de jefes expertos que retrayéndolos de sus pasados extravíos, los
conduzcan por las sendas de la probidad y honor con provecho de la causa pública” y le
pide a Beruti que disponga “que todos los de alta clase que se hallen presos en esa
jurisdicción de su mando sentenciados a los presidios de Patagones, Malvinas u otros
sean remitidos a esta capital con copias de sus respectivas condenas y a la mayor
seguridad posible”.

La carta está disponible en:


https://www.cultura.gob.ar/san-martin-y-las-islas-malvinas-8881/

La toma de posesión por parte de Jewett tuvo lugar en un acto público en Puerto Soledad, al que
asistieron loberos y balleneros de varias nacionalidades, entre ellos estadounidenses y británicos. La
noticia fue publicada en sus países, sin que recibiera comentario oficial alguno en esos países.

En la estela de Jewett, entre 1823 y 1829 surgieron distintos proyectos para crear, con el acuerdo
previo de las autoridades políticas del Gobierno de Buenos Aires, una colonia poblacional
permanente en las islas, para lo cual era necesario desarrollar actividades productivas, entre ellas, la
pesca, la caza y el ganado. Entre estos proyectos, el de Luis Vernet, nombrado al frente de la
Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas creada el 10 de junio de 1829, resultó el que más

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avanzó en este sentido, consiguiendo reunir a una población de diversa condición social y raíces
culturales que, aun con muchas dificultades, logró prosperar en las islas bajo las leyes de la joven
república.

Recuperar el diario de María Sáez de Vernet permite reconstruir la vida cotidiana de la


población de Malvinas. Aparece en este documento la idea del mar y la forma de habitarlo
a través de las Islas, se visualiza el intercambio comercial con el continente y la isla de los
Estados.

María en Malvinas, un corto elaborado por Canal Encuentro a partir del Diario de María
Sáez, esposa del Gobernador Vernet.

Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=d4ixJateYbM&ab_channel=CanalEncuentro

La usurpación: los recursos del mar y el nuevo expansionismo

El proyecto de Vernet se vio interrumpido violentamente por la ocupación ilegal británica de las islas,
que inauguró una nueva etapa en la historia de los conflictos desplegados en el Atlántico Sur. En
agosto de 1831 Vernet ordenó apresar tres embarcaciones de origen norteamericano que
merodeaban la isla Soledad, en un caso reiterado de pesca sin permiso. Esto generó una escalada de
conflictos con los Estados Unidos, que decidió enviar a la corbeta de guerra Lexington a las Malvinas
“para protección del comercio y de los ciudadanos de los Estados Unidos”. El 28 de diciembre de 1831
la Lexington arribó a Puerto Soledad, sus tripulantes detuvieron a dos colaboradores de Vernet,

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saquearon varias casas, arrasaron otros bienes en la isla, para finalmente tomar como prisioneros a
distintos pobladores que habían llegado a las islas con Vernet.

A pesar de que en 1832 las autoridades argentinas fueron restituidas tras el saqueo de la Lexington,
poco tiempo después los británicos ocuparon las islas de manera ilegítima y haciendo uso de la fuerza.
John Onslow, a bordo del buque de guerra Clío, arribó a Puerto Soledad, exigiendo la rendición y
entrega de la plaza al comandante Pinedo, que había viajado a las islas en nombre del gobierno de
Buenos Aires para hacer cumplir las normas en materia pesquera y comercial para los buques
extranjeros. El 3 de enero la tripulación inglesa se apoderó de las islas, expulsó a las autoridades y a
parte de la población argentina, y terminó perpetrando la ocupación ilegal de las islas Malvinas.

Aunque la mayor parte de la población originaria tuvo que huir, hubo resistencias
notables como la del Gaucho Rivero. Invitamos a repasar en Navegar la historia: Malvinas
y el Mar la historia de ese levantamiento y su posterior represión permite apreciar la
importancia de las campañas británicas en el Atlántico para apropiarse finalmente de las
Islas, entre otros territorios atlánticos, a través de dos relevantes figuras históricas
inglesas: Robert Fitz Roy y Charles Darwin.

Visualizar los minutos 1:26 a 6:10


Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=FWnavDPIK3U

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La disputa diplomática luego de la usurpación

El saqueo y arrasamiento de las islas por parte de la tripulación de la Lexington fue sucesivamente
protestada –con pedidos de reparación– ante las autoridades norteamericanas por los
representantes diplomáticos argentinos en ese país y ante el Reino Unido, ininterrumpidamente
desde entonces.

Ya en el siglo XX, con la conformación de la Organización de Naciones Unidas nuestro país comenzó a
presentar ante organismos multilaterales los reclamos que sostuvo ante otros foros sin esa
representación.

Los logros diplomáticos más significativos se dieron a mediados de los años sesenta, en
el marco del proceso de descolonización que se abrió a partir de la adopción de la
Resolución 1514 (XV) de 1960 y la Resolución 2065 (XX), que reconoció en 1965 la
existencia de una controversia entre Argentina y Gran Bretaña en torno a la soberanía de
las islas Malvinas, e instó a ambas partes a negociar para encontrar una solución pacífica
a esta controversia. El alegato de José María Ruda explica por qué la ocupación británica
supone el quebrantamiento de la integridad territorial argentina y por qué el argumento
británico conlleva a una abierta tergiversa el principio de libre determinación.

Enalce: https://www.youtube.com/watch?v=PjHVRZnuRMY

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A partir de estos avances, existió un período, que puede datarse entre 1968 y mediados de los años
setenta, signado por fluidos intercambios políticos, culturales y comerciales entre el territorio
continental argentino y las islas Malvinas. En este período se firmó entre la República Argentina y el
Reino Unido de Gran Bretaña un Memorándum de entendimiento (1968), que generó condiciones
políticas para otros acuerdos. Entre ellos, se destaca la Declaración Conjunta sobre comunicaciones,
firmada en 1971, en cuyo marco se intensificaron las relaciones comerciales, culturales y políticas
entre las islas y el continente argentino. A partir de esta Declaración, nuestro país llevó adelante
distintas iniciativas, que permitieron, por ejemplo, que un vuelo semanal de Líneas Aéreas del Estado
(LADE) uniera Comodoro Rivadavia con las Malvinas, el cual aterrizaba en una pista hecha en 1972
por la Fuerza Aérea Argentina, que a su vez contribuía con la operación del aeropuerto. También
permitió que una parte de la energía que se utilizaba en las islas fuera proporcionada por el Estado
Argentino a través de Gas del Estado e YPF.

En este período, se incrementaron también los intercambios comerciales y culturales, posibilitando


que estudiantes nacidos en las islas fueran becados para estudiar en el continente argentino. También
arribaron maestras desde el continente, que vivieron de modo permanente en las Malvinas durante
estos años y enseñaron español a niños/as, jóvenes y adultos en las islas. El documental Las islas del
viento (UNLAM, 2013), el cuento La maestra de Laura Ávila y otros registros históricos, como por
ejemplo el cortometraje de Alberto Larrán (1974) sobre la regata organizada en 1974 por el Estado
argentino (a través de la Armada y en colaboración con el Club Universitario de Buenos Aires) en las
islas Malvinas, proporcionan interesantes materiales para trabajar en las escuelas este momento de
apertura en las relaciones bilaterales entre la República Argentina y el Reino Unido.

Malvinas y el mar en el siglo XXI: reclamo diplomático sostenido y debates mirando


al futuro
Tras el conflicto armado en el Atlántico Sur de 1982, el Reino Unido se niega a reanudar el diálogo
sobre la disputa de soberanía.

En Malvinas funciona en la actualidad una de las más importantes bases militares británicas, Monte
Agradable, un campo de prueba de las nuevas tecnologías que desarrolla su complejo armamentista.
La base cuenta con dos pistas de aterrizaje para grandes aviones y helicópteros, un importante centro

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de comando y control y una base de inteligencia electrónica que permite monitorear el tráfico naval
y aéreo de la región. Todo esto convierte a la base de Monte Agradable en un enclave militarizado en
el Atlántico Sur, signado como Zona de Paz y Cooperación.

La República Argentina ha denunciado reiteradamente la creciente militarización de las islas por parte
del Reino Unido, como así también la explotación económica de los espacios marítimos, que cuentan
con cuantiosos recursos pesqueros: calamares, merluza, pescadilla azul, almejas, ostras y krill.
Actualmente, la pesca, junto con el turismo, representan las principales fuentes de ingresos en las
islas. La venta de licencias a terceros, sobre todo a compañías trasnacionales, es uno de los recursos
más rentables. Cabe recordar que, después de la guerra, el Reino Unido extendió unilateralmente la
zona económica hasta las 150 millas marinas en 1986 y hasta las 200 en 1990. Lo mismo hizo con las
Georgias del Sur en 1993, algo que puede considerarse como una nueva violación de la integridad
territorial argentina. Algo similar sucede con los recursos minerales y los hidrocarburos. Los espacios
marítimos argentinos poseen nódulos polimetálicos, importantes para el desarrollo de diferentes
industrias, entre ellas la farmacéutica. Por otra parte, desde el Informe Shackleton, producto de la
investigación que en 1975 llevó adelante la Universidad de Birmingham para determinar la existencia
de petróleo y la riqueza ictícola en la cuenca Malvinas, los británicos muestran interés en la
exploración y explotación de recursos petrolíferos. El Estado argentino ha denunciado en distintas
Bolsas de Comercio mundiales donde cotizan sus acciones a las empresas que realizan tareas de
exploración de hidrocarburos en Malvinas.

Reflexiones finales

A lo largo de esta clase vimos cómo pueden leerse desde una perspectiva marítima algunas de las
claves de la disputa de soberanía por las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y espacios
marítimos circundantes que mantienen la República Argentina y el Reino Unido.

Por la vía del mar, asimismo, es posible imaginar nuevos horizontes para pensar la nación. El nuevo
mapa de espacios marítimos, como hemos visto al inicio de esta clase, ofrece una representación de
nuestro país que incluye la demarcación del límite exterior de la plataforma continental y asigna una
proporcionada escala a las distintas regiones e historias que forman parte de la Argentina,
visibilizando el lugar central que ocupa el mar.

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En esta línea, proyectos como Pampa Azul, una iniciativa interministerial creada en 2014,
entre cuyos propósitos se incluye la exploración con fines científicos de la plataforma
continental argentina para elaborar hipótesis de desarrollo social compatibles con el
cuidado del ecosistema oceánico, se inscriben dentro de esta orientación hacia el mar
que no siempre resultó debidamente jerarquizada a lo largo de la historia argentina.

Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=CZ9arY406Lk

Planteada en estos términos, esta “perspectiva marítima” proporciona nuevos puntos de encuentro
entre argentinas y argentinos en los que esa palabra clave de la historia nacional, las Islas Malvinas,
reúne al histórico reclamo de descolonización pacífica del Atlántico Sur con distintas iniciativas
orientadas al mar para la Argentina del siglo XXI.

Actividades

Debate en el foro

Mario Volpe es ex combatiente de Malvinas nucleado en el CECIM, docente en el Instituto


Malvinas de la Universidad Nacional de La Plata y forma parte del Museo Malvinas e Islas

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del Atlántico Sur. Cuenta con una larga trayectoria de reflexión sobre la guerra de Malvinas
y los recursos naturales de las islas. En una entrevista para el Equipo Educación y Memoria
del Ministerio de la Nación, advierte sobre la necesidad de repensar las imágenes
cristalizadas sobre el territorio nacional, para colocar el énfasis en los espacios marítimos
argentinos.

Lo que empezamos a comprender cuando tenemos en cuenta la plataforma


continental argentina, cuando incorporamos a la Antártida en las imágenes de
nuestro país, es que la República Argentina se transforma en un Estado
marítimo. Porque si dos tercios de nuestro territorio, que llega con la Antártida
a los 10.000.000 de kilómetros, si dos tercios son de agua, entonces somos un
país marítimo, con dos grandes penínsulas: la península antártica y esta
península que forma América del Sur también. Y a su vez tenemos de esta
enorme cuenca marítima tenemos una enorme cuenca fluvial que son los ríos,
que son miles de kilómetros. Solamente el Paraná, que tiene 4.800 kilómetros,
tiene 17.000 kilómetros de afluentes. Por lo tanto, tenemos que pensarnos en
una Argentina no sólo continental sino en una Argentina marítima, una
Argentina insular, una Argentina antártica, y una Argentina conectada por la
cuenca del Plata a toda la región norte, donde están los ríos Paraguay, donde
está el río Uruguay. Nuestra principal ocupación y nuestro futuro está
seguramente en el mar.

Entrevista completa: https://www.educ.ar/recursos/156522/malvinas

A partir de lo señalado por Volpe en esta entrevista, las/los invitamos a compartir una
reflexión sobre la manera en la que representamos nuestro territorio nacional. Algunas
preguntas orientadoras pueden ser: ¿Qué imágenes predominan? ¿Qué lugar le damos
a la parte continental, insular y antártica? ¿Qué ideas nos remite la noción del mar? ¿Qué
asociamos a las Islas, los ríos y el mar? ¿Cómo podemos pensar la soberanía a partir del
mar?

Bibliografía de referencia
Caviglia, S. E. (2015). Malvinas: Soberanía, Memoria y Justicia. Vol. II: Balleneros – Loberos –
Misioneros. Chubut: Ministerio de Educación de la provincia del Chubut.

Elrich, U. (2015). Malvinas: soberanía y vida cotidiana. Villa María: EDUVIM.

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Kohen M. G. y Rodríguez, F. D. (2016). Las Malvinas entre el derecho y la historia. Buenos Aires:
Eudeba.

Sáez, M. (2016). Diario de María Sáez de Vernet en Malvinas, Buenos Aires: Punto de Encuentro.

Vernet, M. L. (2020). Malvinas, mi casa. Vísperas, Diario de María Sáez de Vernet y Apostillas, Buenos
Aires: EME.

Otros materiales utilizados


Equipo Educación y memoria (2014). Pensar Malvinas: una selección de fuentes documentales,
testimoniales, ficcionales y fotográficas para trabajar en el aula. Buenos Aires: Ministerio de
Educación de la Nación.

Ese texto, a su vez, reconstruye los antecedentes del conflicto diplomático haciendo uso de distintas
publicaciones impresas y alojadas en sitios web del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la
República Argentina. El mapa de los espacios marítimos y el cuadernillo editado en 2020 por la
Secretaría de Asuntos Relativos a Malvinas es un material que explícitamente recomendamos utilizar
en este capítulo.

Finalmente, esta clase recoge los aportes de Mario Volpe, Frida Armas y Darío Barriera producidos
para los materiales y cursos que el Equipo Educación y Memoria llevó adelante a lo largo del año 2021
en relación con la enseñanza de Malvinas en las escuelas.

Créditos
Autores: Programa "Educación y Memoria", Dirección de Educación para los Derechos Humanos, Género y
Educación Sexual Integral.

Cómo citar este texto:


Programa "Educación y Memoria", Dirección de Educación para los Derechos Humanos, Género y Educación
Sexual Integral. (2022). Clase N°1: Malvinas 40 años. Pensar Malvinas desde el mar. Título curso. Buenos Aires:
Ministerio de Educación de la Nación.

Esta obra está bajo una licencia Creative Commons


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