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BIB 2017\43019
ISBN 978-84-9177-558-4
2 Vid.Hernández Vigueras, J., La solución de los conflictos en el sistema de relaciones laborales , Madrid
1992, p. 33.
3 Así,Hernández Vigueras, J., La solución de los conflictos en el sistema de relaciones laborales , cit., pp.
111-127;Ramos Quintana, N. I., El deber de paz laboral , Civitas, Madrid 1993, p. 21;Bayón Chacón, G.,
La defensa jurídica de la Paz Social , RALyJ, Madrid 1963, p. 75.
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6 Casas Baamonde, M. E., «Los procedimientos autónomos de solución de los conflictos laborales en el
Derecho Español», en AA.VV., Solución extrajudicial de conflictos laborales , Fundación SIMA, Madrid
1999, p. 15.
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9 Sala Franco, T., yAlfonso Mellado, C. L., Los procedimientos extrajudiciales de solución de conflictos
laborales establecidos en la negociación colectiva , Tirant lo Blanch, Valencia 1996, p. 15.
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La vía judicial queda enfocada hacia el pasado y ello no deja unirse firmemente a
la dinámica más cambiante y evolutiva propia de las relaciones laborales.
La vía judicial es principalmente jurídica y, a pesar de su capacidad para
atemperarse, en relación al ámbito social, no puede, normalmente, tener en cuenta
de forma especial en sus resoluciones las consecuencias sindicales, sociales y
económicas, que son elementos clave en las negociaciones de carácter laboral en
base a litigios que se remiten al orden jurisdiccional social.
La vía judicial no es capaz de equilibrar de forma completa sus resoluciones de
manera que no cause total pérdida en una de las partes. Siempre habrá un vencido
y un vencedor, por lo que no se evitan futuras desavenencias dentro del seno
laboral.
Cabe destacar que, a veces, la resolución más lógica o razonable, no tiene
capacidad de apaciguar las relaciones laborales y no es la que mejor se ajusta al
derecho y razones de las dos partes por igual. Esto conlleva un sentimiento de
agravio en la parte vencida que llevará a querer compensarse en una futura
controversia.
La vía judicial suele quedar presidida por criterios estrictamente procesales, y ello
sobrevalora el papel de la ley y de los vínculos individuales, frente al valor que
tienen las negociaciones colectivas en el ámbito laboral.
No siempre, el conflicto es susceptible de someterse a la vía judicial; cuando
existe un real conflicto de intereses, el órgano jurisdiccional no siempre será capaz
de solventar el problema.
La vía judicial suele dejar su confianza en resoluciones externas, siendo un
impedimento para los trámites de negociación en conflictos colectivos, cuando en
realidad, las vías de solución deberían tener capacidad para favorecerlos.
En general, la vía judicial apunta a monetizar las controversias, dejando a un lado
que, en determinados casos, el problema no es tanto económico, pero sí de
consideración con una de las partes.
Muchas desavenencias laborales que se someten a la vía judicial, tienden a
retrasos y, por lo tanto, en el caso de conflictos colectivos este hecho resulta un
riesgo de cara a incrementar ciertos niveles de tensión, que se evitaría con otra vía
más ágil.
En el caso de conflictos colectivos, el proceso jurisdiccional, no permite garantizar
la participación de sindicatos ni asociaciones empresariales.
En conclusión, la solución extrajudicial de controversias laborales permite:
Obtener una solución autónoma en el sentido de que dota a las partes en conflicto
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14 Cabe recordar que quien más atención ha prestado a este fenómeno entre nosotros ha sidoBarona
Vilar, S., Solución extrajurisdiccional de conflictos. Alternative Dispute Resolution (ADR) y Derecho
procesal , Tirant lo Blanch, Valencia, 1999.
15 Cfr.Lieberman, J. K., yHenry, J. F., «Lessons from the Alternative Dispute Resolution movement»,
University of Chicago Law Review , núm. 53, 1986, pp. 425-426. En igual sentido, entre nosotros,Del Rey
Guanter, S., La resolución extrajudicial de conflictos colectivos laborales en la función pública , INAP,
Madrid 1991 p. 47.
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Así, el conflicto laboral, como controversia creada en el seno del trabajo entre las
partes, o en relación a los intereses suscitados en el mismo, puede manifestarse de
forma individual o colectiva. También puede ser consecuencia social del propio
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Comentarios a la Ley de Procedimiento Laboral , Vol. I, Civitas, Madrid 1993, p. 421; 1, M.,
«Consideraciones en torno a la conciliación en el proceso laboral», Estudios de Jurisprudencia, Revista
Colex , núm. 4 (1993), p. 99.
23 Cfr.Montero Aroca, J., La conciliación previa o extrajudicial en el proceso laboral , Tirant lo Blanch,
Valencia 1999, p. 11.
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27 Así lo han sostenido, por todos,Calamandrei, P., Instituciones de Derecho procesal civil (trad.Sentis
Melendo, S.), Vol. II, EJEA, Buenos Aires 1986 p. 198;Stafforini, E. R., Derecho Procesal Social ,
Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires, 1955, p. 496;Muñoz Rojas, El allanamiento a la pretensión
del demandante, Aranzadi, Pamplona, 1958, p. 15;Herce Quemada, V., «La conciliación como medio de
evitar el proceso civil», Revista de Derecho Procesal , núm. 1 (1968), pp. 62-65;Gómez Orbaneja, E.,
yHerce Quemada, V., Derecho Procesal Civil, Tomo II, Artes Gráficas y Ediciones, 6.ª ed., Madrid 1969,
pp. 198-199;Moreno Catena, V. (conCortés Domínguez, V., yGimeno Sendra, V.), Derecho Procesal Civil
, 3.ª ed., Colex, Madrid 2000, p. 164;Díez-Picazo Giménez, I. (conDe la Oliva Santos, A.), Derecho
Procesal Civil. El proceso de declaración, CERA, 3.ª ed., Madrid 2004, p. 226; yMontero Aroca, J.
(conGómez Colomer, J. L.,Barona Vilar, S., yCalderón Cuadrado, M. P.), Derecho Jurisdiccional II , 25.ª
ed., Tirant lo Blanch, Valencia 2017, p. 179. Esta postura fue asumida también por el Tribunal Supremo
en sus Sentencias de 5 de noviembre de 1976 y de 31 de octubre de 1989 . En el mismo sentido vid.,
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28 Cfr.Liébana Ortiz, J. R., «Jurisdicción voluntaria, conciliación y mediación: Notas para su delimitación
dogmática», Revista Electrónica de Derecho de la Universidad de La Rioja , núm. 9 (2011), pp. 158-159.
29 Para un estudio en profundidad del concepto de jurisdicción voluntaria vid. por todosLiébana Ortiz, J.
R., Fundamentos dogmáticos de la jurisdicción voluntaria , Iustel, 2012 pp. 116-170, especialmente pp.
169-170.
Ahora bien, las dificultades surgen cuando se tratan de establecer las fronteras
entre la conciliación y la mediación. En este sentido consideramos que, a pesar de
los encomiables esfuerzos doctrinales que se han realizado para diferenciar ambas
figuras31, no es posible realizar una delimitación jurídica absoluta entre ambas
figuras32. De hecho, el art. 456.3.c) LOPJ parece identificar ambas instituciones
cuando prevé la posibilidad de atribuirle competencia a los Secretarios Judiciales en
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materia de «conciliaciones, llevando a cabo la labor mediadora que les sea propia».
Igualmente, el art. 10 RD 2756/1979 prevé expresamente que el letrado conciliador
pueda sugerir a las partes en conflicto «soluciones equitativas»33.
31 En este sentido merece la pena mencionar la distinción propuesta porBonet Navarro, A., «La
ejecución de lo conciliado fuera del proceso civil», Revista General de Derecho Procesal , núm. 24
(2011), p. 5: en la conciliación el tercero sólo exhorta a conseguir una avenencia, sin imponer su
decisión, mientras que en la mediación el tercero guía a las partes para que alcancen por sí un acuerdo,
que también tenga fuerza de cosa juzgada y sea ejecutable. Vid., igualmente,Moreno CatenaV., yCortés
Domínguez, V., Introducción al Derecho Procesal , Tirant lo Blanch, Valencia 2005, p. 41. Esta parece
ser, asimismo la posición el legislador. Así, mientras que la función del conciliador no es otra que la de
procurar avenir a las partes y, si no puede conseguirlo, dar por termino el acta sin avenencia ( art. 145.3
Ley de la Jurisdicción Voluntaria ); sin embargo, el mediador facilitará la comunicación entre las partes y,
velando porque dispongan de la información y el asesoramiento suficientes, desarrollará una conducta
activa, tendente a lograr el acercamiento entre las partes (art. 13.1 y 2 Ley de Mediación).
32 En igual sentido vid.Soleto Muñoz, H., «La mediación: método de resolución alternativa de conflictos
en el proceso civil español», cit., pp. 68-70, quien además concluye que «en el Derecho comparado no
existe una distinción absoluta entre mediación y conciliación; ambos términos pueden referirse a la
intervención de un tercero para llegar a un acuerdo, así como a la propia posibilidad de un acuerdo entre
las partes. En general, en los sistemas anglosajones, la conciliación engloba a la mediación, y, por otra
parte, se considera que la actividad de conciliación es más intervencionista» (op. cit., p. 69).
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38 Así, por ejemplo,Vicente y Caravantes, J., Tratado histórico, crítico, filosófico de los procedimientos en
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materia civil, según la nueva Ley de Enjuiciamiento, con sus correspondientes formularios , Vol. II, Madrid
1856, p. 469;Gómez de la Serna y Montalván, J. M., Tratado académico forense de los procedimientos
judiciales , Vol. II, 2.ª ed., Madrid 1856, p. 304;Carnelutti, F., Instituciones del Proceso Civil (trad.Sentis
Melendo, S.), El foro, Buenos Aires 1960, p. 116;Prieto-Castro y Ferrándiz, L., «Una nueva regulación del
arbitraje», enPrieto-Castro y Ferrándiz, L., Trabajos y Orientaciones de Derecho Procesal , Revista de
Derecho Privado, Madrid 1964, p. 456;Díez-Picazo Giménez(vid.De la Oliva Santos, A.,Díez-Picazo
Giménez, I., yVegas Torres, J., Derecho procesal civil. Ejecución forzosa. Procesos especiales , EURA,
3.ª ed., Madrid 2005, p. 609;Barona Vilar, S. (Coord.), Comentarios a la Ley de Arbitraje , Tirant lo
Blanch, Valencia 2004, p. 57.
Ahora bien, debe reconocerse que, al igual que ocurre con la conciliación y la
mediación laboral analizadas en el subepígrafe precedente, el fundamento del
arbitraje laboral es también la autonomía de la voluntad de las partes ( art. 1255
CC), que les permite elegir el método al que acudir en caso de conflicto laboral (ya
sea un conflicto individual o un conflicto colectivo de trabajo)41; autonomía de la
voluntad que se concreta y se refleja en el convenio o compromiso arbitral que
firman las partes, y mediante el cual atribuyen al órgano arbitral poder para
solventar el conflicto laboral.
41 Cabe recordar que en los conflictos colectivos de trabajo concurre la autonomía colectiva reconocida
constitucionalmente ( art. 37 CE ) que, junto a la libertad sindical ( art. 28 CE), permite la previsión del
arbitraje laboral en los convenios colectivos
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demandado a los efectos del mismo. Quebranta, por tanto, la esencia misma de la
tutela judicial tener que contar con el consentimiento de la parte contraria para
ejercer ante un órgano judicial una pretensión frente a ella».
43 Vid. SSTC 9/2005, de 17 de enero ; 56/1990, de 28 de marzo.
47 Vid.Ríos Salmerón, B., «Aspectos procesales de la reforma laboral de 1994», cit., p. 425.
49 Recuérdese que, respecto de este precepto, el Pleno del Tribunal Constitucional, en su Sentencia
11/1981, de 8 de abril , declaró ilegal su apartado primero «en cuanto faculta al Gobierno para imponer la
reanudación del trabajo, pero no en cuanto le faculta para instituir un arbitraje obligatorio, siempre que en
él se respete el requisito de imparcialidad de los árbitros».
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50 Así,Ballester Pastor, M. A., El arbitraje laboral , Ministerio de Trabajo y Servicios Sociales, Madrid
1993, p. 180.
51 Cfr.Montoya Melgar, A., «El arbitraje en los conflictos colectivos de trabajo», Revista Española de
Derecho del Trabajo , núm. 5 (1981), p. 15.
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que la Disposición Final 4.ª LRJS establece que en lo no previsto en dicha Ley
regirá como supletoria la Ley de Enjuiciamiento Civil, con la necesaria adaptación a
las particularidades del proceso social y en cuanto sean compatibles con sus
principios.
En consecuencia, las lagunas que presente la regulación de la Ley Reguladora de
la Jurisdicción Social deben suplirse acudiendo a lo que al respecto disponga el
ordenamiento procesal civil.
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administrativa, etc.) y las condiciones mínimas de trabajo (límites de jornada, régimen de descanso
obligatorio, medidas de seguridad), pero no al resto de las materias respecto de las cuales las partes
pueden negociar y disponer libremente en el derecho interno de cada Estado. Así,Arastey Sahún, M. L.,
«Revisando la utilización de la mediación en el ámbito de las relaciones laborales», cit., pp. 17-18;Ortuño
Muñoz, J. P., «A propósito del ámbito de la Directiva 2008,52/CE, sobre mediación en asuntos civiles y
mercantiles», Aranzadi Civil-Mercantil , núm. 3 (2008), pp. 2821-28214;Domínguez Ruiz, L., «La
mediación civil y mercantil en Europa: estudio comparado del Derecho italiano y español», Revista
doctrinal Aranzadi , núm. 11 (2012), pp. 139-157. En contra se ha manifestado, por todos,Casas
Baamonde, M. E., «La mediación laboral autónoma como alternativa al proceso», cit., p. 85, quien
sostiene que «la decisión de la Ley Mediación de excluir la mediación laboral de su campo de aplicación
es correcta y se acomoda a nuestra tradición normativa, a nuestra Constitución, que reconoce la
existencia de un ordenamiento convencional colectivo distinto del estatal, y a las decisiones del legislador
orgánico y ordinario de organización y regulación de los órdenes jurisdiccionales dentro del principio
constitucional de unidad jurisdiccional ( arts. 117.1 y 122.1 CE)».
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57 En efecto, la STS de 4 abril de 2014 admite la supletoriedad «para llenar el vacío que dejan los arts.
91.2 (último párrafo) TRLET» y 65.4 LRJS, aunque las SSTS de 4 de abril de 2014 y 8 de abril de 2014
advierten acerca de la dificultad para tal aplicación supletoria tras la entrada en vigor de la Ley
Reguladora de la Jurisdicción Social. Esta norma procesal, #supliendo, por una parte, la omisión
contenida en el art. 65.3 de la derogada Ley de Procedimiento Laboral, en que se hacía referencia a «un
recurso judicial de anulación del laudo» sin desarrollar su contenido y, por otra parte, la exclusión directa
de los arbitrajes laborales del ámbito de aplicación de la Ley 60/2003, de 23 de diciembre , de Arbitraje
contenida en su art. 1.4, aun admitiendo su aplicación supletoria a los arbitrajes previstos en otras leyes
(art. 1.3)#, como se destaca en su Preámbulo, «refuerza la conciliación extrajudicial y la mediación, el
arbitraje, con regulación de una modalidad procesal de impugnación del laudo y con previsión de la
revisión de los laudos arbitrales firmes».
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Por consiguiente, el marco jurídico del arbitraje laboral está constituido también
por normas sustantivas y procesales (esencialmente por el art. 91 TRLET y los art.
65.3 y 4 LRJS) así como los acuerdos colectivos interprofesionales (cuales son los
arts. 20 a 22 del ASEC V y por los pactos autonómicos de solución autónoma de
conflictos que son las normas interprofesionales de aplicación en sus respectivos
ámbitos territoriales en sustitución del ASEC V), y subsidiariamente por la Ley de
Arbitraje o la normativa sectorial que pueda resultar de aplicación a la relación
laboral conflictiva.
61 Debe señalarse que la conciliación celebrada ante el órgano autónomo conciliatorio creado por
acuerdo interprofesional (para el caso del ASAC V, la Fundación Servicio Interconfederal de Mediación y
Arbitraje) o por convenio colectivo ordinario reúne las características para dar por cumplido el requisito
del art. 63 LRJS, pues sustituye la conciliación previa y es un presupuesto para demandar ante la
jurisdicción social. Así, por ejemplo,Alfonso Mellado, C. L., yCardona Rubert, M. B., «La solución
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extrajudicial de los conflictos laborales: los acuerdos conciliatorios, mediatorios y los laudos arbitrales»,
enPérez de los Cobos, F., yGoerlich Peset, J. M., El régimen jurídico de la negociación colectiva en
España , Tirant lo Blanch, Valencia 2006, pp. 750-755;Gil y Gil, J. L., «La solución negociada de los
conflictos individuales de trabajo», enGil y Gil, J. L. (Coord.), Los procedimientos negociados de solución
de los conflictos laborales , La Ley, Madrid 2008, pp. 135-138.
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acuerdo interprofesionales marco o de interés profesional. En este sentido, puede decirse que el ASAC
aboga por incorporar la cultura de la mediación a los conflictos colectivos, haciendo que se ponga en
marcha un procedimiento de mediación en los cuatro supuestos descritos en el texto principal, cuando es
instada por una sola de las partes.
Ahora bien, cabe señalar que este arbitraje laboral en frío no supone realmente
un arbitraje obligatorio, al considerarse que las partes enfrentadas en conflicto
colectivo estuvieron inicialmente de acuerdo en acogerse a un procedimiento arbitral
llegadas a dicha situación: la voluntaria aceptación del sometimiento a arbitraje se
produjo con carácter previo al nacimiento del conflicto colectivo66.
66 Cfr. STS de 26 de abril de 1999 , FJ 3.º; Laudo de 17 de febrero de 2003 (BOE de 3 de abril de 2004),
Fundamento de Equidad 1.º, por el que se resuelve conflicto colectivo surgido en el período de consultas
en el marco de aplicación del XVI Convenio Colectivo de Empresa Diario El País, SL.
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A nivel autonómico, y gracias a que el art. 63.1 LRJS se refiere sin mayor
precisión al «servicio administrativo correspondiente», las Comunidades Autónomas
también han procedido a dotarse de unidades administrativas para la solución
extrajudicial de conflictos laborales69, atendiendo a la habilitación constitucional
contenida en el art. 149.1.7.º CE, es decir, la atribución al Estado de competencia
exclusiva en la legislación laboral, «sin perjuicio de su ejecución por órganos de la
Comunidad Autónoma».
69 Así, sin ánimo de exhaustividad, podemos citar en Andalucía al CMAC (Centro de Mediación, Arbitraje
y Conciliación), que se encarga de gestionar los casos individuales de cada trabajador, mientras que el
SERCLA (Servicio Extrajudicial de Resolución de Conflictos Laborales) se dedica a los temas
relacionados con los convenios colectivos. Sin embargo, en Madrid el SMAC (Servicio de Mediación,
Arbitraje y Conciliación) tiene atribuido el conocimiento de todas las cuestiones laborales litigiosas, tanto
los conflictos individuales como los conflictos colectivos de trabajo. En la mayoría de las Comunidades
Autónomas se trata de unidades administrativas integradas en el Servicio de Relaciones Laborales de la
Consejería con competencias en materia de Trabajo, y el nombre es precisamente o SMAC como en
Madrid o UMAC (Unidad de Mediación, Arbitraje y Conciliación).
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conlleven su bloqueo.
– Los conflictos que originen un bloqueo en la negociación, acuerdo o pacto
colectivo.
– Los conflictos surgidos que den lugar a la convocatoria de una huelga o que se
susciten sobre la determinación de los servicios de seguridad y mantenimiento en
caso de huelga.
– Los derivados de discrepancias surgidas durante el periodo de consultas
exigido en los supuestos de movilidad geográfica (art. 40 TRLET), modificación
sustancial de condiciones de trabajo (art. 41 TRLET), expedientes de regulación de
empleo de suspensión del contrato o reducción de la jornada y de extinciones
colectivas (arts. 47 y 51 TRLET) y de inaplicación del convenio colectivo (art. 82.3
TRLET)72.
72 En este sentido, vid. STS de 22 de julio de 2015 , FJ 4, que analiza la posibilidad de instar la
mediación durante la negociación de las medidas de flexibilidad, reconociendo expresamente que el
ASAC V contiene instrumentos para facilitar que el periodo de consultas propio de la negociación de
medidas de reestructuración empresarial desemboque en un acuerdo.
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Autónoma.
– Cuando el conflicto afecte a varios centros de trabajo de una empresa, grupo de
empresas, o empresas vinculadas, radicados en diferentes Comunidades
Autónomas. En este supuesto, cuando el conflicto sea de interpretación y aplicación
de un convenio de empresa o de ámbito inferior a la empresa, ha de ser superior a
cada uno de los centros de trabajo afectados.
– Conflictos de empresas o centros de trabajo que se encuentren radicados en
una Comunidad Autónoma cuando estén en el ámbito de aplicación de un convenio
colectivo sectorial nacional y de la resolución del conflicto puedan derivarse
consecuencias para empresas y centros de trabajo radicados en otras
Comunidades Autónomas. En estos supuestos, será necesario que el referido
convenio prevea expresamente esta posibilidad.
Por su parte, típicamente los Tribunales Laborales autonómicos, además de las
funciones de intervención en los conflictos de intereses que le sean propios, actúan
como órgano de conciliación y mediación a los efectos de los arts. 63 y 154 LRJS,
extendiendo su jurisdicción a todo el territorio de la correspondiente de tal forma que
quedan afectados por la misma las empresas y trabajadores cuyas relaciones de
trabajo se desarrollen en centros de trabajo ubicados en el ámbito territorial
autonómico de que se trate.
Por consiguiente, la distribución competencial entre el SIMA y los Tribunales
Laboral autonómicos por razón del ámbito territorial del conflicto resulta coherente
con el sistema judicial de reparto de competencias en materia social, en tanto los
conflictos colectivos de ámbito inferior a la Comunidad Autónoma son conocidos por
los Tribunales Superiores de Justicia, mientras que los conflictos que afecten a
varias Comunidades Autónomas son competencia de la Audiencia Nacional [ arts.
7.a) y 8.1 LRJS].
Cabe concluir señalando que quedan excluidos del ámbito objetivo de aplicación
del SIMA y de los Tribunales Laborales autonómicos74:
74 Los que figuran en el texto principal son los conflictos excluidos del ámbito objetivo del aplicación del
SIMA conforme al art. 1.2 ASAC V. Ahora bien, puesto que las exclusiones se deben a que existe una
Administración pública a la que afecta el conflicto laboral, éstas también se han reproducido en los
Acuerdos sobre solución extrajudicial de conflictos firmados en las Comunidad Autónomas.
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Conviene añadir, por último, que las partes legitimadas que hubieran adoptado
sistemas propios de solución de conflictos por convenio colectivo o acuerdo
colectivo sectorial estatal o convenio de empresa, grupo de empresas o empresas
vinculadas que cuenten con centros de trabajo en más de una comunidad
autónoma, podrán adherirse en cualquier momento (de manera incondicionada y a
la totalidad del) al ASAC V, a través de los instrumentos de ratificación o adhesión
establecidos en el art. 3.3 de dicho Acuerdo o, en su caso, al Acuerdo autonómico
sobre solución extrajudicial de conflictos que territorialmente corresponda.
Ahora bien, con carácter general las partes en conflicto pueden optar por
presentar la papeleta de conciliación laboral o la solicitud de mediación o arbitraje
laboral bien ante Dirección General de Empleo del Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social o la unidad administrativa correspondiente de la respectiva
Comunidad Autónoma o bien ante el SIMA o el Tribunal Laboral autonómico
correspondiente, con idénticos efectos.
Sin embargo, consideramos que una recta interpretación del ordenamiento
procesal laboral lleva a la conclusión de que el trámite de conciliación previa o la
solicitud de mediación laboral habrá de realizarse necesariamente ante el SIMA o el
Tribunal laboral autonómico (en tanto que instrumento colectivo constituido como
servicio de conciliación y mediación al que se ha otorgado carácter obligatorio y
sustitutivo del órgano administrativo), porque así lo ha considerado conveniente la
autonomía colectiva en el marco de sus competencias, y porque una interpretación
en sentido contrario desconocería la eficacia vinculante de los convenidos77. Así se
desprende también de la propia doctrina del Tribunal Supremo, al establecer que la
Ley Reguladora de la Jurisdicción Social establece la posibilidad de que la
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78 Cfr. STS de 22 de julio de 2015 , FJ 4, que además precisa que el trámite de mediación ante el SIMA
vale como requisito preprocesal para impugnar la decisión empresarial de modificación sustancial o
análoga.
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Estos datos implican una cantidad cada vez más reducida de los procedimientos
en que intervienen los órganos administrativos, en consonancia con el ámbito
residual que por normativa les corresponde.
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81 La conciliación y la mediación son ante todo y sobre todo contratos, aunque se homologuen
judicialmente. La sentencia, por el contrario, está dictada por un órgano jurisdiccional del Estado en el
ejercicio de la potestad jurisdiccional consagrada en el art. 117.3 CE.
82 Respecto de la conciliación judicial es muy clara en este sentido la STS de 16 de noviembre de 2015
al disponer que «la conciliación produce, en principio y en abstracto, los efectos de la cosa juzgada» en
tanto que estamos ante una transacción como forma de disposición del objeto del proceso conforme a los
arts. 19 LEC , 1809 CC y 84 , 102 y 120 LRJS. Debe señalarse, sin embargo, que la eficacia de la cosa
juzgada de la conciliación judicial no es totalmente idéntica a la de la sentencia firme, porque aquella
deriva y tiene que ser conjugada con su naturaleza contractual: la imposibilidad de replantear las
cuestiones transigidas o conciliadas no significa que sea invulnerable, ya que su validez y eficacia puede
impugnarse por las causas que invalidan los contratos (pudiendo fundamentarse por los terceros
perjudicados en ilegalidad o lesividad ex art. 84.6 LRJS, precepto que evidencia su capacidad de producir
efectos frente a terceros y que viene a ser la réplica adaptada del art. 1817 CC). También sus cláusulas y
términos podrán ser interpretadas conforme a las reglas de interpretación de los contratos, porque es un
contrato (arts. 1281 y ss. CC). Ahí radican precisamente algunas de las diferencias entre la eficacia de
cosa juzgada de la sentencia y de la conciliación judicial, pues las sentencias firmes sólo pueden ser
atacadas en juicio de revisión y no se interpretan como un contrato. Además, la exceptio pacti se hace
valer procesalmente de forma y con efectos diferentes a la excepción de cosa juzgada sobre el llamado a
resolver: la cosa juzgada se impone como inmutable, la transacción siempre está expuesta a que se
discuta sobre su alcance, aplicación, valor y eficacia, porque es un contrato.
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84 Igualmente, el art. 22 ASAC V establece que «en los demás conflictos laborales [el laudo arbitral]
tendrá la misma eficacia que lo pactado en convenio colectivo... [y] poseerá los efectos de sentencia
firme de acuerdo con lo dispuesto en el art. 68 LRJS»; equiparación laudo arbitral-convenio colectivo que
se repite con pequeñas matizaciones en todos los acuerdos interprofesionales autonómicos sobre
procedimientos extrajudiciales para solucionar conflictos laborales. Además, aceptan la eficacia de
convenio colectivo de esta laudo arbitral, sin ánimo de exhaustividad,Montoya Melgar, A., «El arbitraje
laboral en los conflictos de Trabajo», cit., pp. 15-18;Durán López, F., «El laudo arbitral en los conflictos de
trabajo», Relaciones Laborales , núm. 1 (1993), p. 110;Merino Merchán, J. F., Arbitraje laboral , Instituto
de Empresa, Madrid 1979, pp. 51-53;Ordeñana Gezuraga, I., Análisis crítico del arbitraje laboral... , cit., p.
306.
85 Según los datos del SIMA, desde 1998 hasta la actualidad esta institución ha intervenido tan solo en
53 arbitrajes, 3 de ellos en 2014 y ninguno en 2015. En general, el porcentaje de arbitrajes en relación al
número total de intervenciones del SIMA y de Tribunales Laborales autonómicos ronda en torno al 1%.
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