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Maestría en Derecho
Asignatura: Libertad de
Equipo 3
Integrantes:
Semestre: Tercero
Ante esta situación, Álvaro Uribe Vélez presentó acción de tutela en contra del señor
Daniel Mendoza Leal, por considerar vulnerados sus derechos fundamentales a la honra,
buen nombre, presunción de inocencia y dignidad humana.
Las tensiones que surgen entre el ejercicio de la libertad de expresión y la protección de los
derechos a la honra y buen nombre de los funcionarios públicos se resuelven por el juez a
través del juicio de ponderación. A dichos efectos, debe adelantar tres pasos. Primero,
definir el alcance o grado de protección que la libertad de expresión le confiere a la
información, opinión o discurso publicado. Segundo, determinar el grado de afectación que
dichos discursos causan a los derechos a la honra y buen nombre del afectado. Tercero,
comparar la magnitud de la afectación a los derechos al buen nombre y a la honra con el
grado de protección que la libertad de expresión le otorga al discurso publicado, para
determinar cuál derecho debe primar en el caso concreto.
La Sala considera que la serie “Matarife: un genocida innombrable” puede ser calificada,
en términos generales, como un programa de reportaje o “periodismo investigativo” en el
que prevalece la finalidad de informar a la sociedad sobre hechos, acontecimientos y
sucesos. De la misma manea, la Sala discrepa de la posición del accionante debido a que
la jurisprudencia constitucional, la prohibición de los discursos de odio es de aplicación
restrictiva. Solo pueden prohibirse aquellas expresiones que, de forma clara y evidente (i)
estén cubiertas por la definición de “apología al odio”, lo que implica que deben ser
expresiones abierta y manifiestamente humillantes, insultantes y peyorativas que
exteriorizan “emociones intensas e irracionales de oprobio, enemistad y aversión” y (ii)
constituyen una incitación a hacer daño a una persona o grupo de sujetos que genere una
amenaza seria y razonablemente probable para el sujeto afectado.
❖ Primero. Los mensajes publicados por el señor Mendoza Leal no exteriorizan
emociones intensas e irracionales de oprobio, enemistad y aversión en contra del
señor Uribe Vélez.
En este sentido, la Sala considera que las publicaciones llevadas a cabo por el señor
Mendoza Leal no configuran ciberacoso ni hostigamiento en los términos de la
jurisprudencia constitucional, porque (i) no satisfacen el umbral de reiteración y
sistematicidad requerido y (ii) no fueron llevadas a cabo con una intención dañina. A
continuación, se describen los principales argumentos que la Corte desarrollo en la
sentencia, así como las consideraciones que el equipo considera importantes en el análisis.
❖ Segundo, fue publicada por el señor Mendoza Leal, quien tiene la calidad de
abogado y periodista, lo que implica que sus afirmaciones tienen un alto grado de
credibilidad y la audiencia está predispuesta a darlas por ciertas.
❖ La Sala clasificó las aseveraciones que Uribe Vélez consideró como difamatorias
en dos grupos: El primero, aquellas afirmación en los que el señor Mendoza Leal
utiliza las expresiones “paramilitar”, “narcotraficante” o “líder de corporación
criminal”, etc., como herramientas retóricas para transmitir sentimientos de
indignación y resaltar el reproche y desacuerdo frente a las conductas del señor
Uribe Vélez que considera arbitrarias, abusivas e ilegales, están amparadas por la
libertad de opinión. El segundo, aquellas afirmaciones en las que en tono frio y
objetivo atribuye un delito, además, asegura que Vélez estructuro un aparato de
poder con paramilitares y narcotraficantes; y asevera que tales conductas están
corroboradas y probadas, tales aseveraciones las definió como informaciones.
❖ La Sala encuentra que las afirmaciones publicadas por el señor Mendoza Leal
provocaron un daño tangible, desproporcionado e injustificado al patrimonio moral
del accionante. Esto es así, porque i) las acusaciones del señor Mendoza Leal que
inducen a error a la audiencia son de la mayor gravedad dado que atribuyen al
señor Uribe Vélez haber creado y ser el líder de una red de macro criminalidad
que ha venido operando de forma predeterminada y sistemática desde hace más
de 30 años; ii) estas afirmaciones han sido publicadas de manera reiterada a
través de medios que son de libre acceso y tienen una alta difusión; y iii) la
publicación reiterada de afirmaciones incriminatorias de este tipo, no protegidas
por la libertad de información, generan escenarios de culpabilización social que
afectan injustificadamente la presunción de inocencia de los funcionarios públicos
acusados que están vinculados a investigaciones penales.
Esto es, dentro de la dimensión externa de la libertad de opinión se integra por aquellas
formas de comunicación en la que predomina la expresión se subjetividad del emisor de
sus valoraciones o sentimientos sobre determinados hechos, situaciones o personas.
Además, la carga de veracidad e imparcialidad no son aplicables a la libertad de opinión,
por tato, expresiones como “paramilitar”, “narcotraficante” o “líder de corporación criminal”,
● Respecto de los argumentos que señala la Sala sobre las afirmaciones que
define como informaciones, se tiene que:
Criterio de reportaje fiel o neutral: La Corte distingue aquellas afirmaciones que están
protegidas por el principio de reportaje fiel o neutral y aquellas que no. Respecto de las
primeras, señala que al ser reproducciones de otras fuentes o declaraciones de terceros
su veracidad e imparcialidad no debe ser demostrada, por tanto, se mantienen en la serie.
Respecto de las que no están protegidas, la Sala afirma que al ser acusaciones que el
autor afirma a título personal deben satisfacer los principios de veracidad y parcialidad.
En relación a este último argumento, se estima que la Corte no debió clasificar las
afirmaciones del autor de esta manera, debido a que el objeto de la serie denominada
“Matarifeː Un genocida innombrable” corresponden a una denuncia en contra de un
servidor público de alto nivel, la cual debió ser clasificada como un ejercicio de la libertad
de expresión, específicamente en su vertiente de libertad de opinión.
Lo anterior, por que es claro que en la serie se mezclan sentimientos de indignación frente
a las actuaciones del servidor público y que, si bien realiza afirmaciones particularizadas
sobre conductas específicas, estas derivan de hechos investigados los cuales si bien
generan noticia no debe olvidarse que devienen de apreciaciones del autor. Ello, lo pudo
determinar la Corte de la aplicación de su propia metodología, es decir, la Sala afirma que
las denuncias y críticas publicadas en ejercicio de la libertad de opinión se distinguen por
lo siguiente:
Motivo por el cual las afirmaciones incriminatorias de este tipo, no protegidas por la
libertad de información, que realizado el señor Mendoza Leal, generaron escenarios de
culpabilización social que pudieran afectar injustificadamente la presunción de inocencia
de los funcionarios públicos acusados que están vinculados a investigaciones penales.
● La propia Sala reconoce que el servidor público Uribe Vélez que en el momento de
ser señalado por distintas denuncias se ostentaba como funcionario público y que
las conductas denunciadas se desarrollan cuando ocupó cargos como Presidente,
Gobernados y Senador, por lo que su actuar debe ser entendido de relevancia e
interés público. Por tanto, las afirmaciones que se hagan sobre dicho personaje
deben considerarse como “discursos especialmente protegidos”.
● La Corte señala que la libertad de informar y opinar sobre la gestión de los
funcionarios públicos debe ser tanto las expresiones socialmente aceptadas e
inofensivas, así como aquellas que cuestionan, chocan, irritan o inquietan a estos
sujetos. Esto es, la propia Corte señala que la Constitución protege el derecho de
los particulares, medios de comunicación y periodistas a denunciar ya sea a través
de opiniones o informaciones que los funcionarios públicos están vinculados o han
incurrido en conductas arbitrarias, abusivas o delictivas, así como en graves
violaciones de derechos humanos.
● Finalmente, reconoce con base en las pruebas que le fueron entregadas durante
el proceso que el Uribe Vélez actualmente está vinculado a investigaciones
penales, ante la Fiscalía General de la Nación y la Comisión de Investigación y
Acusación de la Cámara.
❖ Por lo que, en este punto la Sala examina si el señor Mendoza Leal vulnera los
derechos fundamentales al buen nombre, honra y presunción de inocencia de
Uribe Vélez al haberle atribuido conductas punibles y graves violaciones de
derechos humanos, sin que exista sentencia penal condenatoria en su contra.
❖ Dentro del apartado de la libertad de expresión la Corte señala que los discursos
sobre funcionarios públicos son especialmente protegidos, y esto encuentra
sustento por el valor instrumental que tienen para el ejercicio de otros derechos y
la preservación de la democracia. La Corte ha señalado que los discursos que
denuncian que los servidores públicos están vinculados o han incurrido en
conductas delictivas pueden ser publicados en ejercicio de la libertad de
información o de opinión y será el juez quien determine la naturaleza del discurso,
es decir, si tiene una finalidad informativa o constituyen meras apreciaciones
personales o juicios de valor sobre los hechos.
❖ Así que la Sala reconoce que estas expresiones son ciertamente hirientes,
chocantes e irritantes. Sin embargo, el señor Uribe Vélez era un funcionario
público para la fecha en que la mayoría de estas expresiones fueron publicadas,
es hoy una figura pública y estas expresiones versan sobre asuntos relacionados
con su trayectoria política.
● En ese sentido, las pruebas presentadas por el señor Mendoza cumplen con la
veracidad necesaria para que las autoridades correspondientes de acuerdo a su
competencia realicen las investigaciones y procesos penales correspondientes, así
también, cada una de las pruebas presentadas en la serie no son más que hechos
que la propia sociedad de Colombia a podido constatar durante la actividad
gubernamental que realizó el Señor Uribe, es entonces que existe ya una postura
e inclinación por parte de la población ante el desarrollo y hechos realizados por el
funcionario Uribe y la población de Colombia tienen plena libertad para ver o no
dicha serie y esta no necesariamente causa una culpabilización social o un daño a
la reputación del Señor Uribe.
● Finalmente, como funcionario público es mayormente susceptible a la observancia
social y al escrutinio público viéndose siempre ante los reflectores su reputación
por lo que, los hechos presentados en la serie son solo una réplica de lo que
claramente realizó el Señor Uribe.
❖ La Sala considera que las denuncias publicadas por el accionado, según las cuales
el señor Uribe Vélez es el asesino determinador de los homicidios de Rodrigo Lara
Bonilla, Guillermo Cano y Jaime Garzón no están amparadas por la libertad de
información.
❖ Causaron una vulneración a los derechos fundamentales a la honra, al buen
nombre y presunción de inocencia del señor Uribe Vélez.
❖ Esto es así, porque tal y como ocurre con el segundo y tercer grupo de afirmaciones
supra, le atribuyen injustificadamente conductas punibles de especial gravedad que
afectan de forma intensa su reputación frente a la opinión pública y generan
escenarios de culpabilización social.
❖ De acuerdo con la interpretación de la Sala, el señor Mendoza Leal le atribuye
responsabilidad penal al señor Uribe Vélez por los homicidios de Rodrigo Lara
Bonilla, Guillermo Cano y Jaime Garzón, a través de sus afirmaciones.
❖ El C. Mendoza Leal tiene como finalidad informar a la audiencia sobre un hecho.
❖ Hace referencia a algunos indicios, pruebas y declaraciones de terceros que
vincularían al señor Uribe Vélez con tales hechos delictivos, luego presenta
aseveraciones mediante las cuales atribuye al accionante el homicidio de estos
sujetos. No obstante, al tratarse de delitos tipificados en la normatividad nacional y
existiendo un proceso por medio del cual le corresponde a la autoridad determinar
la culpabilidad de los indiciados en ellos, dentro de los cuales no ha sido
identificado el accionante Uribe Vélez, los indicios, pruebas y declaraciones de
terceros presentados por el señor Mendoza Leal, no son suficientes para corroborar
la veracidad de sus dichos que presenta como afirmaciones a la audiencia, porque
no es verificable en los términos de la jurisprudencia constitucional, son apenas
inferencias del señor Mendoza Leal que son publicadas irresponsablemente como
una realidad constatada.
❖ En ese sentido se considera que el atribuir de manera directa las muertes de
Rodrigo Lara Bonilla, Jaime Garzón y Guillermo Cano al señor Uribe Vélez, tiene
como consecuencia la vulneración a los derechos fundamentales tales como, la
presunción de inocencia, ya que, la muerte de una persona es un delito tipificado.
Por lo tanto, la atribución directa de las muertes sin pruebas fehacientes que
sustenten el dicho, no puede constituir el derecho de libertad de información, pues,
como se estableció en la sentencia, no cumplen con la carga de veracidad al
tratarse de cuestiones subjetivas y no objetivas que den cuenta de la
responsabilidad directa del señor Uribe.
❖ Por otro lado, en relación a la honra y buen nombre, se estima que también se
materializó una afectación en estos derechos fundamentales. Toda vez que, se
trata de dichos sobre delitos que, al no estar comprobados, causan una afectación
en la imagen de una persona y por ende en su esfera íntima y de desarrollo dentro
de una sociedad.
Remedios y órdenes
[1] Torrado Santiago. La Corte Suprema de Colombia ordena la detención del expresidente Álvaro Uribe. El
País. Bogotá 4 de agosto de 2020. En: https://elpais.com/internacional/2020-08-04/la-corte-suprema-de-
colombia-ordena-la-detencion-del-expresidente-alvaro-uribe.html