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La alergia en los perros

La alergia es una reacción de hipersensibilidad del sistema inmunológico, a través de


anticuerpos específicos, ante sustancias del entorno que normalmente deberían ser
toleradas. Los tipos de alergia más habituales son las alimentarias y las ambientales,
esta última denominada también dermatitis atópica. Los perros también pueden
desarrollar alergias por contacto, y en algunos casos, no puede determinarse con
exactitud a qué es alérgico el animal.
En este articulo

1. Síntomas de alergia en los perros

2. Diagnóstico de la alergia canina

3. Tratamiento de la alergia canina

4. Pronóstico de un perro alérgico


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Las alergias caninas se manifiestan mediante picazón e


inflamación de la piel. Las alergias ambientales son una patología
crónica que requieren de un tratamiento individual a largo plazo
para que el perro se sienta lo mejor posible y atenuar tanto como
se pueda las molestias que generan. El objetivo principal de los
tratamientos es propiciar que la mascota tenga calidad de vida
pese a su enfermedad y evitar que desarrolle problemas cutáneos
crónicos.

En el caso de las alergias alimentarias, los síntomas pueden


mejorarse y hasta eliminarse cuando se determina con exactitud la
fuente que origina la reacción de hipersensibilidad. El dueño de la
mascota en colaboración con el veterinario puede determinar que
alimentos puede ingerir el perro y que alimentos es mejor evitar.

Síntomas de alergia en los perros


El problema más habitual de los perros alérgicos suele ser la
picazón, principalmente en la cara, las orejas, las axilas, las ingles y
en torno al ano. Algunos perros solo padecen otitis recurrentes o
problemas crónicos en las patas.
Otros posibles síntomas de la alergia son los arañazos, las
mordeduras, los lametones y los deslizamientos del animal
sobre su propio trasero, flancos o abdomen, producto de la
incomodidad que produce la irritación.

La piel puede inflamarse, enrojecerse, engrosarse, pigmentarse,


despellejarse e infectarse en diversos grados.

Diagnóstico de la alergia canina


Para diagnosticar la alergia, el veterinario debe sopesar los
distintos síntomas y lesiones de la piel, excluyendo otras posibles
fuentes como los parásitos o las infecciones dérmicas producidas,
por ejemplo, por bacterias y hongos.

El primer paso suele consistir en averiguar si el perro padece una


alergia alimentaria. Para ello, se debe someter a la mascota a una
dieta de eliminación, que consiste en suministrar durante ocho
semanas (como mínimo) una dieta controlada, compuesta por
fuentes de proteínas y carbohidratos que el animal no haya
ingerido nunca antes. En la actualidad, lo más común es alimentar
al perro con un "pienso hipoalergénico hidrolizado", es decir, un
pienso especial que se adquiere en el veterinario y que ha sido
previamente modificado para evitar que el sistema inmunológico
de la mascota reaccione a las proteínas del alimento.

Si por el contrario, se le ofrece una dieta casera, deberán


seleccionarse muy cuidadosamente los ingredientes para
asegurarse de que no contengan lo que el perro ha comido en el
pasado. La dieta de eliminación se suministra de forma exclusiva,
es decir, el animal no podrá ingerir ninguna otra cosa, evitándose
incluso los accesorios masticables y galletas para perros.

Con esta dieta se pretende poner fin a las alteraciones de la piel y


las posibles otitis.

Para confirmar que el animal no ha desarrollado una reacción de


tipo alimentaria y que la curación de los síntomas no se debe a otro
tratamiento, se realiza una "provocación" administrando al perro
la comida que solía tomar antes de la dieta de eliminación. Con
dicha provocación, si el perro es alérgico a la comida,
experimentara nuevamente una reacción de hipersensibilidad en el
plazo de los siguientes 14 días, aunque casi siempre se aprecia una
reacción pocos días después de suministrarle el alimento al que es
intolerante.

Si no puede demostrarse una alergia alimentaria, el paso siguiente


del examen consistirá en realizar una prueba cutánea o análisis
de sangre para detectar hipersensibilidad a alergenos
medioambientales. Dichos exámenes permiten detectar
reacciones alérgicas a distintos elementos, como por ejemplo,
ácaros, polen, moho o epitelio de animales. Con ello se pretende
determinar a qué componentes ambientales es alérgico el animal
para evitarlos o controlarlos.

Tratamiento de la alergia canina


El tratamiento de un perro alérgico siempre se ajusta
individualmente en función de los síntomas de este, el grado de
picazón y las molestias junto con las posibilidades del propietario
del animal.

Por un lado, el tratamiento procurará evitar aquello que el perro


no tolera (alimentos o algo de su entorno que pueda modificarse);
y, por otro lado, se administrarán pastillas o cápsulas de cortisona,
ciclosporina u otros fármacos para ayudar a controlar la sensación
de irritación y picazón.

Muchos perros son tratados también con vacunas para la alergia


(inmunoterapia), es decir, se produce una vacuna con las
sustancias que el perro no tolera, la cual es administrada en forma
de inyección o atomizador oral. Muchos perros responden bien a
este tipo de tratamiento, que conlleva pocos efectos secundarios.
Con la vacuna antialérgica se pretende reducir la administración de
otros fármacos.

En ocasiones debemos combinar varios tratamientos con el fin de


aliviar las molestias.
La mayoría de los perros son tratados también con champús o
aerosoles externos, a fin de prevenir eventuales infecciones
bacterianas o fúngicas que puedan intensificar la picazón. En un
principio, al perro se le suele bañar diariamente o cada dos días, y
luego, una vez que la alergia está más controlada, en intervalos
más prolongados.

Los champús utilizados poseen distintos mecanismos de acción,


pudiendo ser bactericidas, antipruriginosos o anticaspa. Debe
usarse el champú apropiado, asegurándose de dejarlo actuar unos
5-10 minutos antes de su aclarado. Es importante enjuagar todo el
champú.

Muchos perros precisan también de una limpieza de oídos


periódica y de un tratamiento en casos de otitis.

Los suplementos de ácidos grasos omega 3/6 forman parte


también del tratamiento, puesto que la barrera cutánea de los
animales alérgicos se encuentra deteriorada y hay que intentar
restablecerla. Por otro lado, los ácidos grasos poseen un cierto
efecto antipruriginoso (aliviador de la picazón). Estos ácidos grasos
también pueden encontrase enriquecidos en piensos destinados a
perros alérgicos.

Pronóstico de un perro alérgico


La mayoría de los perros alérgicos desarrollarán menos síntomas
con unos cuidados adecuados y diferentes tratamientos. No hay
que olvidar que la alergia es una afección crónica y que, con
frecuencia, la estrecha colaboración y el fluido diálogo con el
veterinario a cargo resultan determinantes para proporcionar al
animal el mejor de los tratamientos.

La responsabilidad del dueño del animal consiste en cuidar a


este según el plan facilitado por el veterinario y solicitar
asistencia en caso de que los síntomas cambien o se agraven, o si
la picazón no puede aliviarse lo suficiente.

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