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Capítulo 5

Educación Física y Salud:


primeros auxilios básicos (I)
Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

5.1. Introducción y principios generales

En este quinto capítulo conoceremos qué son los primeros auxilios, y nos
introduciremos en las técnicas y cuidados básicos que podríamos necesitar durante la
clase de educación física en educación primaria.

Los primeros auxilios deberían formar parte de los contenidos de la educación


primaria (EP) en todos sus ciclos, por su utilidad y relevancia para la vida presente y
futura de nuestros alumnos. La asignatura de educación física parece una de las más
adecuadas para promover su enseñanza por su afinidad con estos contenidos.

La Cruz Roja (2008), define el socorrismo como un concepto más amplio, que va
más allá del concepto tradicional de primeras curas. De este modo, el socorrismo se
divide en:

Prevención primaria: comprende la prevención de accidentes.


Prevención secundaria: primeros auxilios que hay que prestar a la persona
afectada.

Debemos recordar siempre que la prevención primaria es clave: el mejor rescate


es aquel que no tiene que realizarse.

Los primeros auxilios no son un tratamiento radical y completo, sino una acción de
emergencia destinada a estabilizar el estado del accidentado y minimizar el efecto de
las lesiones, hasta que pueda hacerse cargo de la situación personal sanitario
especializado (Cruz Roja, 2008).

La formación en primeros auxilios debería ser un objetivo importante


dentro de la formación del profesorado. Ya que, en la mayoría de los centros
escolares no se cuenta con personal sanitario y por tanto, nos corresponderá a los
maestros realizar una primera asistencia si se producen lesiones o accidentes que lo
requieran. Cabe destacar que el riesgo de lesiones es aún mayor en la
especialidad de educación física, debido a los contenidos que se imparten, por lo
que el dominio de estos conceptos generales es de especial relevancia. Además, en mi
opinión, estos conocimientos básicos en primeros auxilios deberían de ser
transmitidos a su vez a los alumnos, para que puedan asistir a otras personas,
conocerse mejor a sí mismos y mejorar aún más su autonomía.

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Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

Los principios generales de los primeros auxilios son:

Actuar con calma y serenidad.


Prevenir la aparición de nuevos accidentes, si es necesario.
Poner en marcha la cadena de socorro, si es necesario (llamar al 112).
Determinar, en el caso de que existan varios heridos, cuáles requieren atención
prioritaria, valorando el estado de consciencia y la respiración.
No mover a la víctima innecesariamente.
Administrar los primeros auxilios a la víctima, evitando agravar su estado.
Tranquilizar y evitar el enfriamiento de la víctima.
No administrar, por el momento, bebidas ni alimentos al accidentado.
Mientras la víctima esté inconsciente, pierde la capacidad de deglución. Por lo que,
se evitará dar ningún tipo de bebida o alimento, ya que existe un gran riesgo de
atragantamiento.

La cadena de socorro

Desde que se produce un accidente o una situación de emergencia hasta la asistencia


sanitaria profesional, se deben realizar diversas acciones ordenadas en el tiempo
(eslabones), que conforman la cadena de socorro, y que van a permitir reducir al
mínimo el riesgo de que se produzcan otras situaciones de emergencia y secuelas
posteriores en el accidentado (Cruz Roja, 2008).

El primer eslabón de esta cadena de socorro lo forma cualquier persona que sea
consciente del suceso-accidente, tenga o no conocimientos en primeros auxilios, y que
pone en marcha la cadena para que se produzca una respuesta sanitaria
adecuada (ver figura 1).

La actuación general ante cualquier emergencia sigue el concepto “PAS” (Proteger


– Avisar – Socorrer):

Proteger: antes de realizar cualquier acción, debemos valorar el entorno, tratando


de percibir posible riesgos para el accidentado y para nosotros mismos.

Acciones oportunas para evitar riesgos adicionales (abrir la ventana, cerrar la llave
del gas, señalizar el lugar del accidente de tráfico, etc.).

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Medidas de autoprotección adecuadas (guantes, mascarilla, chaleco reflectante en


accidentes de tráfico, etc.), si es posible.

Avisar: debemos activar los servicios de emergencias-socorro lo antes posible. El


aviso podemos darlo nosotros mismos u otra persona que se encuentre en el lugar:

Llamar al teléfono de emergencias “112” o a cualquier otro que recordemos


(Policía local, etc.).
Los servicios de emergencia solicitarán:
o Descripción y situación del accidente (punto kilométrico, dirección, etc.).
o Número de personas accidentadas y si es posible del tipo de lesiones o síntomas
que presentan.
o Características especiales de los accidentados (mujer embarazada, disminución
física o psíquica, etc.).
o Circunstancias que podrían agravar la situación (riesgo de incendio, explosión,
etc.).
Verificar que la información ha sido recibida correctamente por el servicio de
urgencias, haciendo repetir el mensaje a la telefonista, y colgando el teléfono en
último lugar.

Socorrer: a los accidentados.

Tranquilizar al accidentado e informarle que la ayuda está en camino. Se ha


demostrado que es positivo hacerlo aunque no responda o esté inconsciente (Cruz
Roja, 2008).

Determinar, en la medida de lo posible, las lesiones que presente el


accidentado, estableciendo las prioridades de actuación y las precauciones que
deberemos tomar para que no empeore su situación. En el caso de varios
accidentados, valorar rápidamente la situación para establecer un orden prioritario
de actuación:
o 1º lugar: parada cardiaca o respiratoria, hemorragia grave, o
politraumatismos.
o 2º lugar: fractura abierta, herida grave, gran quemadura, fractura cerrada, etc.
o Debemos tener en cuenta que, en muchas ocasiones, la víctima que más grita no
es la más grave.

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En esta primera fase en la que no sabemos qué tipo de lesiones presentan los
accidentados, no desplazar ni mover a los accidentados, a no ser que exista
riesgo para su vida (coche ardiendo). Debemos esperar a la llegada de los servicios
de emergencias-socorro.

Suceso - accidente

Cualquier persona- socorrista


• Detección
• Alarma
• Medidas inmediatas: primeros
auxilios

Servicios de socorro- emergencias


• Control de la situación
• Soporte vital básico
• Transporte sanitario

Servicios especiales- hospital


• Estabilización
• Transferencia
• Cuidados especiales

Servicios de rehabilitación
• Física
• Psicológica
• Social

Recogida de datos – análisis -


evaluación

Prevención del suceso

Figura 1. Esquema de la cadena de socorro. Basado en: Cruz Roja (2008).

5.2. Evaluación del accidentado

Cuando nos encontremos con un accidentado o una persona enferma, que necesita
ayuda sanitaria, debemos determinar su estado mediante una exploración.

Como regla general, analizaremos en primer lugar la consciencia de la víctima:

Sí responde: valorar el estado del accidentado y la necesidad de ayuda.


No responde: Pedir ayuda y abrir la vía aérea.

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Dentro de la exploración vamos a distinguir la exploración primaria


(reconocimiento de los signos vitales) y la exploración secundaria (nos indicará el
resto de lesiones o síntomas).

Exploración primaria

La exploración primaria es prioritaria, ya que se identifican aquellas situaciones


que suponen una amenaza inmediata para la vida (Cruz Roja, 2008). A través de la
exploración de los signos vitales valoraremos el estado de la víctima, por ello es
imprescindible mantener la calma, estar concentrado y dedicar el tiempo necesario
para asegurarnos de la existencia o ausencia de signos vitales.

Debemos tener presente que, la falta de oxígeno en el cerebro provoca en pocos


minutos lesiones irreversibles, llegando incluso a la muerte en 8-10 minutos (Cruz
Roja, 2008). Por ello, cualquier parada cardiorrespiratoria, es una situación de
máxima urgencia, ya que está en juego la vida del accidentado.

Los signos vitales que debemos reconocer por orden son: consciencia, respiración
y pulso.

1º. Consciencia:

El socorrista debe arrodillarse al lado de la víctima y preguntarle con voz alta y clara:
“¿Me oye?”, “¿Se encuentra bien?”:

Si el accidentado responde, es que mantiene las constantes vitales.


Tranquilizarle y explicarle que le vamos a ayudar. Como norma general no
debemos moverlo, salvo que nos demos cuenta que el accidente no ha sido
traumático. Vigilaremos que sus constantes vitales siguen en valores correctos y
valoraremos la necesidad de llamar a los servicios de urgencia (teléfono 112).

Si el accidentado no responde:
o Volver a preguntar al accidentado gritándole y estimulándole con un pellizco,
observando sus reacciones (movimientos de la cara, gemido o apertura de ojos).
Si aún así no responde, pedir ayuda inmediatamente (tratando de no
abandonar a la víctima/s).

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o Si el sitio es seguro, debemos evitar mover a la víctima, ya que puede


tratarse de un accidente traumático y podemos agravar su estado. Pasaremos a
comprobar su respiración.

2º. Respiración:

Para valorar la respiración el socorrista sigue de rodillas al lado del accidentado y va a


utilizar 4 elementos (Opade, 2010): Ver, Escuchar, Sentir y Observar (VESO)
(ver fotografía 1):

Ver: veremos si la caja torácica del sujeto se mueve arriba y abajo. Si se mueve es
que está respirando.
Escuchar: acercamos nuestro oído a la boca-nariz de la víctima, escuchando si
entra y sale aire de sus pulmones.
Sentir: desde la posición anterior, con la mejilla cerca de la boca-nariz del
accidentado, sentimos el aire espirado en nuestra cara.
Observar: el aspecto de la piel, labios, pupilas de los ojos (color azulado –
cianosis, significa falta de oxígeno).

Fotografía 1. Valoración de la respiración de la víctima (ver, escuchar, sentir y observar).

Si el accidentado respira, significa que tiene pulso, y le colocaríamos en la posición


lateral de seguridad (será descrita más adelante). Seguiremos vigilando el estado
correcto de sus constantes vitales hasta que llegue el servicio de emergencias.

Si el accidentado no respira, comenzaremos la reanimación respiratoria y


pasaremos a evaluar el pulso.

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3º. Pulso – Frecuencia cardiaca – Función circulatoria:

Para valorar la función circulatoria o el pulso el socorrista sigue de rodillas al lado del
accidentado (ver fotografías 2 y 3). Vamos a determinar si el corazón está latiendo o
no, para ello la forma más eficaz y directa de comprobarlo es palpar la arteria
carótida (arteria del flujo sanguíneo central, situada en el cuello):

Tomamos la “nuez de Adán” del accidentado como referencia. Las arterias


carótidas discurren por el cuello paralelas a la laringe.
Desplazamos los dedos 2º, 3º y 4º de nuestra mano derecha, desde la “nuez
de Adán” hacia los músculos laterales del cuello, hasta llegar al hueco que forma
la laringe y el músculo esternocleidomastoideo, y en esa zona localizaremos
presionando ligeramente, la arteria carótida y su pulso.
o No utilizaremos nunca el 1º dedo (dedo gordo o pulgar), ya que tiene pulso
propio y puede dar lugar a confusión.
o Cuando el organismo percibe falta de oxígeno por la razón que sea, limita el
flujo sanguíneo periférico, manteniendo únicamente el flujo sanguíneo central
(encéfalo, corazón, pulmones, riñones). Por esto el pulso en arterias periféricas
(arteria radial), no nos servirá, ya que hay muchas probabilidades de que esté
disminuido (Cruz Roja, 2008).
o En los niños recién nacidos y en las personas con el cuello muy grueso, debemos
localizar el pulso en la arteria humeral, localizada en la parte interna del brazo,
bajo la depresión del bíceps braquial (Cruz Roja, 2008).
Sentiremos el pulso de la arteria en la yema de nuestros dedos.

Fotografías 2 y 3. Valoración de la frecuencia cardiaca de la víctima: dedos 2º, 3º y 4º de nuestra mano


derecha sobre la “nuez de Adán” (1). Desplazamiento de los dedos hacia el hueco que forma la laringe y el
músculo esternocleidomastoideo, localizando la arteria carótida y su pulso (2).

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Si el accidentado respira y tiene pulso, lo colocaremos en la posición lateral


de seguridad y pediremos ayuda (si no lo hemos hecho ya), sin abandonar a la
víctima si es posible. Seguiremos vigilando constantemente el estado correcto de sus
constantes vitales hasta que llegue el servicio de emergencias.

Si el accidentado no respira y no tiene pulso pediremos ayuda (si no lo hemos


hecho ya), sin abandonar a la víctima si es posible. Y comenzaremos la reanimación
cardiopulmonar básica (RCP).

Posibles signos externos de la parada cardiorrespiratoria:

Ausencia de consciencia. Sujeto inmóvil. No responde a ningún estímulo.

Piel pálida o azulada y frialdad.

Pupilas de los ojos dilatadas.

Ausencia de función respiratoria (no respira).

Ausencia de función circulatoria (no tiene pulso cardiaco).

Exploración secundaria

Una vez nos hayamos asegurado de que las constantes vitales se encuentran en
correcto estado, podemos realizar la exploración secundaria siguiendo siempre el
siguiente orden (Cruz Roja, 2008):

1º Exploración neurológica y de consciencia: el nivel de consciencia en la


exploración secundaria se clasifica en 4 grados:

A (alerta) 1: víctima consciente está alerta y responde a todos los estímulos.


V (estímulos Verbales) 2: víctima inconsciente pero responde a estímulos
verbales (llamándole por su nombre en voz alta).
D (Dolorosos) 3: víctima inconsciente no reacciona a la voz, pero sí a estímulos
dolorosos (pellizco).
N (Inconsciente) 4: víctima inconsciente que no reacciona ante ningún
estímulo.

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También debemos comprobar el estado de las pupilas de los ojos:

Tamaño: el tamaño pupilar normal es de 2-4 milímetros.


o Miosis: pupilas contraídas debido probablemente a intoxicaciones por
narcóticos (morfina), trastorno neurológico o exceso de luz.
o Midriasis: pupilas dilatadas debido probablemente a una falta de oxígeno,
hemorragia severa, intoxicaciones o luz escasa.

Reactividad: las pupilas deben de reaccionar ante la luz (reflejo fotomotor), y al


iluminar la pupila de un ojo se observa que la pupila del otro también se contrae
(reflejo consensual o indirecto).
o Reactivas: estado normal.
o Arreactivas: estado alterado.

Simetría:
o Isocoria: pupilas iguales en tamaño (diferencia máxima de 0,5 milímetros).
Estado normal.
o Anisocoria: pupilas de tamaño diferente debido probablemente a un
traumatismo craneoencefálico.

2º Exploración del resto de signos vitales:

Respiración: evaluaremos dos aspectos de la respiración:

Frecuencia respiratoria: número de veces que una persona respira en un


minuto. La normalidad está entre 12-20 respiraciones por minuto.
o Taquipnea: frecuencia mayor de 20 respiraciones /minuto. Respiración rápida
y superficial que se observa generalmente en casos de insuficiencia respiratoria
(Cruz Roja, 2008).
o Bradipnea: frecuencia menor de 12 respiraciones /minuto. Respiración muy
lenta.

Ritmo de la respiración: debe de ser regular, con los intervalos entre las
respiraciones iguales.
o Rítmica – regular: intervalos entre las respiraciones son iguales.
o No rítmica – irregular: intervalos entre las respiraciones son desiguales.
Posibilidad de lesión en el sistema nervioso (Cruz Roja, 2008).

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Pulso – frecuencia cardiaca – función circulatoria: los valores normales de un


adulto en reposo oscilan entre 60-100 pulsaciones por minuto, y entre 70-120
pulsaciones por minutos en niños de 1-10 años (ver tabla 1).

Taquicardia: frecuencia cardiaca mayor de 100 pulsaciones /minuto.


Posibilidad de hemorragia, lipotimia y enfermedades cardiacas.

Bradicardia: frecuencia cardiaca menor de 60 pulsaciones /minuto. El


corazón está trabajando muy despacio y aporta muy poca sangre a la periferia del
cuerpo. Controlar constantemente las constantes vitales, ya que existe riesgo de
parada cardiorrespiratoria.
o Debemos tener presente que los deportistas entrenados pueden presentar una
frecuencia de reposo menor de lo normal (ver la tabla 1), debido a adaptaciones
producidas por el ejercicio. Esto no significa que su corazón tenga un
funcionamiento anormal.

Si la situación de peligro ha pasado o no hay riesgo para las constantes vitales, la


frecuencia cardiaca puede medirse de forma más precisa en la arteria radial
(arteria periférica). Ya que la presión con nuestros dedos sobre los barorreceptores
de la arteria carótida pueden hacer disminuir el pulso (mecanismo reflejo).

Grupo de Edad Frecuencia cardiaca de reposo


Niños recién nacidos (0-30 días) 70 a 190 latidos por minuto
Niños - Bebés (1-11 meses) 80 a 120 latidos por minuto
Niños de 1 a 10 años 70 a 120 latidos por minuto
Niños (más de 10 años) y adultos (incluyendo 60 a 100 latidos por minuto
personas mayores – tercera edad)
Atletas bien entrenados 40 a 60 latidos por minuto

Tabla 1. Frecuencia cardiaca de reposo para diferentes grupos de edad. Basado en: Instituto Nacional de
Salud de EEUU, 2012.

3º Exploración del resto del cuerpo: el dolor a la palpación de la víctima en esta


exploración, solo se producirá si está consciente.

Exploración de la cabeza y el cuello: esta es una de las zonas más delicadas en


una exploración donde se sospecha un traumatismo importante craneoencefálico o a
nivel de la columna cervical.

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Si se sospecha daño en estas zonas, debemos evitar realizar movimientos de la cabeza


y columna cervical, pues pueden agravar el estado del paciente y provocar lesiones
irreversibles (tetraplejia). Explorar con extremada suavidad buscando puntos de dolor
y deformaciones (Cruz Roja, 2008). En el caso de lesión importante, controlar
y mantener las constantes vitales y esperar a la llegada del servicio
profesional de emergencias.

Signos de fractura del cráneo: hemorragia por el oído, nariz, fractura del
maxilar o de la nariz.
Heridas en cabeza y cara, daños oculares, contusiones, etc.

Exploración del tórax y abdomen:

Tórax: buscar daños o dolor en zona torácica, esternón o parrilla costal.


Abdomen: buscar dolor abdominal, rigidez o síntomas de hemorragia interna.

Exploración de las extremidades superiores e inferiores:

Buscar puntos dolorosos, contusiones, heridas, hemorragias, deformaciones y


síntomas de fractura, etc.
Valorar la sensibilidad y movilidad de las extremidades.

Valoración de los antecedentes

Una vez acabada la exploración secundaria trataremos de averiguar más datos del
accidentado y del accidente que pueden ser de gran utilidad para la asistencia
sanitaria. Para valorar los antecedentes, el accidentado debe estar consciente y en
estado de alerta, o bien podemos preguntar a sus familiares o acompañantes si
conocen esa información. Averiguaremos la siguiente información del accidentado
(OPUMA) (Cruz Roja, 2008):

O. ¿Qué ha Ocurrido?
P. Antecedentes Personales (Le había ocurrido más veces, es diabético).
U. ¿Cuál ha sido la Última ingesta de sólidos o líquidos? ¿Tipo de alimento y hora?
M. ¿Medicación que toma habitualmente?
A. ¿Padece Alergias?

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5.3. Orden de actuación en la reanimación cardiopulmonar


básica

A continuación aprenderemos el orden de exploración-actuación en la Reanimación


Cardiopulmonar básica (RCP), que sigue la norma “ABC” (Federación Española de
Salvamento y Socorrismo, 1992; Galilea Otamendi, 2010): “Air way –Breath –
Circulation” (Vías Aéreas – Respiración – Circulación).

El libro ofrece una visión básica y teórica de la RCP, por lo que se recomienda al lector
que participe, si es posible, en un curso práctico con el fin de aprender correctamente
la técnica de aplicación de esta técnica. De esta manera podrá realizar una
intervención eficaz en el caso en que sea necesario.

“Air way” – Vías Aéreas

El primer paso “A” de la RCP, evalúa el estado de las vías aéreas. Debemos
asegurarnos de que la vía aérea que transporta el aire desde la atmosfera hasta
nuestros pulmones está libre, para asegurar así el flujo de aire. Si existiera algún
obstáculo y no lo retiráramos, las maniobras de ventilación (el paso “B-Breath” de la
RCP), serían inútiles.

Permeabilidad de la vía aérea: apertura de la vía aérea mediante el control de la


columna cervical, gracias a la maniobra frente-mentón (ligera hiperextensión
cervical). Esta maniobra está contraindicada cuando exista sospecha de lesión en la
columna cervical (traumatismo craneoencefálico).

El accidentado estará tumbado en decúbito supino.


El socorrista se sitúa en uno de los lados del accidentado, a la altura de su cabeza
(de rodillas o de pie, si el accidentado está en una camilla).
o Con una mano apoyada en la frente de la víctima realizará un ligero y
suave empuje en dirección al pelo, produciendo un movimiento de
hiperextensión cervical.
o Con la otra mano apoyada en el mentón o barbilla del accidentado,
realizará un ligero y suave empuje en dirección al pecho, produciendo la
apertura de la boca.

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o Ambos movimientos contribuyen a la apertura de la vía aérea y disminuyen el


riesgo de descenso de la lengua del accidentado (ver fotografías 4 y 5).

Fotografías 4 y 5. Víctima tumbada en decúbito supino (1). Maniobra frente-mentón (2)

Valoración de la vía aérea: debemos asegurarnos de que no haya alimentos, ni


restos que puedan obstruirla (restos de comida o lengua de la víctima).

Técnica del barrido digital: utilizaremos esta técnica solo si vemos el cuerpo
extraño dentro de la boca del accidentado. Pasaremos nuestro dedo índice por el
interior de la boca de la víctima extrayendo el cuerpo extraño, para asegurarnos de
que no haya ningún elemento que pueda impedir el paso de aire.

Si observamos que la vía aérea sigue obstruida debemos realizar las maniobras
descritas más adelante (ver apartado de “Obstrucción de la vía aérea – Asfixias”).

“Breath” – Respiración (ventilación)

Este es el segundo paso “B” (“Breath”, aliento o respiración en inglés),


dentro de la norma ABC de la reanimación cardiopulmonar básica (RCP). Nuestros
objetivos van a ser valorar y mantener la respiración de la víctima.
Para ello la técnica del boca a boca ha demostrado ser muy eficaz. A continuación
conoceremos sus características en los diferentes grupos de edad:
Niños (mayores de 8 años) y adultos:

Aplicaremos 12-14 insuflaciones /minuto (Galilea Otamendi M. 2010).


La víctima estará tumbada en decúbito supino. Si no existe sospecha de lesión
medular, realizar la maniobra frente-mentón (hiperextensión cervical), con el fin
de abrir la vía aérea.

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El socorrista se sitúa en uno de los lados del accidentado, a la altura de su cabeza


(de rodillas o de pie, si el accidentado está en una camilla).
Técnica boca a boca: con los dedos 1º y 2º (pulgar e índice), cerramos las fosas
nasales del accidentado, al mismo tiempo que sellamos su boca con nuestros
labios, para evitar la pérdida de aire (ver fotografías 6 a 8). Siempre que sea posible
debemos poner barreras para prevenir la transmisión de enfermedades durante el
boca a boca (Mascarilla con válvula sin retorno).
o 1º. Llenar de aire nuestros pulmones.
o 2º. Realizar la técnica antes descrita.
o 3º. Insuflar el aire de nuestros pulmones de forma suave y progresiva a los de la
víctima, observando si su caja torácica se hincha o no. Si se hincha está
entrando aire y las ventilaciones son eficaces. Por el contrario, si no se hincha
existen 2 posibilidades:
 La vía aérea está obstruida. Realizar las técnicas de desobstrucción de la vía
aérea (ver más adelante).
 No estamos sellando bien la vía aérea (fosas nasales y boca), del accidentado
y el aire se escapa y no llega a sus pulmones. Sellar bien y comprobar de
nuevo.

Fotografías 6 a 8. Cierre de las fosas nasales del accidentado (1). Cierre de la boca del accidentado con
nuestros labios (2). Insuflación de aire al accidentado (3).

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Lactantes y niños (menores de 1 año):

Aplicaremos 16-20 insuflaciones /minuto, ligeramente superior a la del adulto


(Galilea Otamendi, 2010).
La víctima estará tumbada en decúbito supino. Debemos tener especial cuidado
en estos niños con la maniobra frente-mentón (hiperextensión cervical), ya que
existe riesgo de lesión, y al contrario de lo esperado, podemos obstruir más la vía
aérea. Por lo que haremos una ligera y suave maniobra frente-mentón con
el fin de abrir la vía aérea.
El socorrista se sitúa en uno de los lados del accidentado, a la altura de su cabeza.
Técnica boca a boca: debido al pequeño tamaño del niño, cerraremos las fosas
nasales y la boca del accidentado con nuestros labios, para evitar la pérdida de aire
(ver fotografía 9).
o 1º. Llenar de aire nuestros pulmones.
o 2º. Realizar la técnica antes descrita.
o 3º. Insuflar el aire de nuestros pulmones de forma suave y progresiva a los de la
víctima, observando si su caja torácica se hincha o no. Al ser el tamaño de los
pulmones del accidentado mucho menores, insuflaremos el aire que necesite,
normalmente será suficiente con el de los carrillos (Galilea Otamendi,
2010).
 Sí se hincha: está entrando aire y las ventilaciones son eficaces.
 No se hincha: existen 2 posibilidades al igual que en los adultos y niños
mayores (vía aérea obstruida o vía aérea mal sellada), actuando de la misma
forma.

Fotografía 9. Cierre de las fosas nasales y de la boca del niño pequeño accidentado, con nuestros labios.

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“Circulation” – Circulación

Este es el tercer paso “C” (“Circulation”, Circulación en inglés), dentro de la


norma ABC de la reanimación cardiopulmonar básica (RCP). Nuestros objetivos van a
ser valorar el estado cardiocirculatorio y si es necesario, reanudar el
funcionamiento del corazón parado de la víctima:

Valoración y mantenimiento de la circulación – frecuencia cardiaca.


Detección y control de hemorragias severas.

Para ello utilizaremos la técnica del masaje cardiaco. A continuación conoceremos sus
características en los diferentes grupos de edad:

Niños (mayores de 8 años) y adultos:

Si el corazón se ha parado, también lo habrá hecho la respiración. Por lo que


aplicaremos ciclos de 2 insuflaciones respiratorias cada 30 compresiones
cardiacas (2/30) si hay un socorrista, y 2 insuflaciones respiratorias cada
15 compresiones cardiacas (2/15) si hay dos socorristas (Galilea Otamendi M.
2010).
o Debemos valorar las constantes vitales cada 5 ciclos completos (2 minutos
aproximadamente).
o Si el masaje cardiaco lo realizan 2 socorristas, deben intercambiar sus funciones
(masaje - respiración), cada 10 minutos.
o Si estamos nosotros solos, debemos hacer 5 ciclos completos (5 x 2/30) y pedir
ayuda por teléfono o desplazándonos (si no hubiera otra opción).
La víctima estará tumbada en decúbito supino, sobre una superficie dura si es
posible (si la superficie de apoyo es blanda el masaje cardiaco puede no ser eficaz).
El socorrista se sitúa en uno de los lados del accidentado, a la altura de su pecho
(de rodillas o de pie, si el accidentado está en una camilla).
Técnica del masaje cardiaco: será el talón de la mano dominante (derecha), el
que realiza el masaje cardiaco (ver fotografías 10 a 12).
o 1º: localizar el punto de apoyo del talón de la mano dominante (derecha), 2
dedos por encima de la apófisis xifoides del esternón o sobre la línea
intermamilar (tercio inferior del esternón). Apoyar el talón de la mano
dominante en ese punto y la otra mano la apoyamos sobre la primera con los
dedos entrelazados (Galilea Otamendi, 2010).

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o 2º: los codos deben mantenerse extendidos, echando el peso de nuestro cuerpo
sobre el tórax de la víctima (utilizaremos nuestro peso corporal para realizar el
masaje con la menor fatiga posible).
o 3º: comenzamos a realizar el masaje cardiaco hundiendo el tórax del
accidentado entre 4 a 5 cm. en adultos (Cruz Roja, 2008), y realizando 70-80
compresiones por minuto (en ciclos de 2/30 o 2/15).
 Tanto con 1 o 2 socorristas, se realizarán en primer lugar las 2 insuflaciones
(en cuanto sepamos que la víctima no respira), y posteriormente se pasará a
realizar el masaje cardiaco 30 o 15 compresiones por ciclo, si no existiera
pulso.
 Debemos tener cuidado con la posición de las manos y la presión ejercida en
el tórax del accidentado, ya que podríamos producir lesiones (Fractura de
costillas o esternón) (Cruz Roja, 2008).

Fotografías 10 a 12. Punto de apoyo del talón de la mano dominante (derecha), 2 dedos por encima de
la apófisis xifoides del esternón (1). La otra mano la apoyamos sobre la primera con los dedos
entrelazados y los codos extendidos (2). Comenzamos a realizar el masaje cardiaco hundiendo el tórax
del accidentado entre 4-5 cm. en adultos (3).

Lactantes y niños (menores de 1 año):

Aplicaremos también ciclos de 2 insuflaciones respiratorias cada 30


compresiones cardiacas (2/30) para uno o dos socorristas (Galilea Otamendi,
2010).
La víctima estará tumbada en decúbito supino, sobre una superficie dura.
El socorrista se sitúa en uno de los lados del accidentado, a la altura de su pecho.

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200
Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

Técnica del masaje cardiaco: en los lactantes y niños menores de 1 año para
evitar dañar sus estructuras, utilizaremos el 2º y 3º dedo (dedos índice y medio o
corazón), de la mano dominante (derecha), para realizar el masaje cardiaco (ver
fotografías 13 a 16).
o 1º: Localizar el punto de apoyo, colocando 3 dedos debajo de la línea
intermamilar. Quitamos el dedo superior (4º dedo), y nos quedamos en ese
punto con los dos dedos restantes (2º y 3º) (Galilea Otamendi, 2010).
o 2º: Comenzamos a realizar el masaje cardiaco hundiendo el tórax del
accidentado 1,5 cm. en lactantes y entre 1,5 a 2,5 cm. en niños más mayores
(Galilea Otamendi M. 2010). Realizaremos 100-120 compresiones por
minuto (en ciclos de 2/30).

Fotografías 13 a 16. Técnica del masaje cardiaco en lactantes y niños menores de 1 año: Línea intermamilar (1).
Localizar el punto de apoyo, colocando 3 dedos debajo de la línea intermamilar (2). Quitamos el dedo superior (4º
dedo), y nos quedamos en ese punto con los dos dedos restantes (2º y 3º) (3). Comenzamos a realizar el masaje
cardiaco hundiendo el tórax del accidentado 1,5 cm. en lactantes y entre 1,5 a 2,5 cm. en niños más mayores (4).

Si la víctima no reacciona, el tiempo que deberemos realizar la RCP dependerá de


varios factores, entre ellos (Galilea Otamendi, 2010):

Ahogamiento por inmersión en el agua - Hipotermia: la víctima puede ser


recuperada después de una hora o incluso más de RCP.
Otras causas: seguir realizando la RCP durante 20-30 minutos.
Hasta que los servicios de emergencia se hagan cargo de la situación.
Recuperación de la función cardiorrespiratoria de la víctima.
Agotamiento total de los reanimadores.

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Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

5.4. Alteraciones de la consciencia. Posición lateral de


seguridad.

Como futuros conocedores de las bases de los primeros auxilios, debemos estar
preparados para afrontar posibles situaciones angustiosas, como la pérdida de la
consciencia de la persona accidentada que estamos ayudando.

Las alteraciones o pérdidas de la consciencia pueden deberse a múltiples causas y se


clasifican de forma general en 2 tipos (Cruz Roja, 2008):

Lipotimia: alteración o pérdida de la consciencia ligera y de corta duración


(segundos o minutos), debido normalmente a una disminución del flujo sanguíneo en
el cerebro. La víctima responderá a estímulos externos (decir su nombre en voz alta o
pellizco en el brazo), volviendo rápidamente a su estado de alerta. Estas son algunas
de sus causas:

Calor excesivo, deshidratación.


Régimen dietético estricto, hipoglucemia (nivel bajo de glucosa en sangre).
Alteraciones de la tensión arterial (híper e hipo tensión arterial aguda).
Emociones intensas o visiones desagradables (accidente con heridos y sangre).

Estos son algunos de sus síntomas:

Mareo.
Pérdida de fuerza en los miembros inferiores.
Alteraciones sensitivas auditivas y visuales (acúfenos, estrellitas).

Recomendaciones de actuación:

Colocar al accidentado tumbado en el suelo en decúbito supino, con los miembros


inferiores elevados (20-30 cm.), por encima de la cabeza para facilitar el retorno
venoso (ver fotografía 17).
La cabeza debe estar rotada hacia un lado para evitar la aspiración del vómito.
Aflojar la ropa que le oprima (corbata, cinturón o bufanda).
Evitar aglomeraciones de gente a su alrededor para que el lugar esté lo más fresco y
aireado posible.

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Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

Controlar sus constantes vitales y valorar la necesidad de avisar al servicio de


emergencias.
o Cuando el accidentado esté estabilizado y si consideramos (después de
interrogar a la víctima o a sus acompañantes), que es muy probable que la
lipotimia se deba a un bajo nivel de glucosa en sangre, podemos administrar
una bebida rica en azúcar, para ayudar a su recuperación.

Fotografia 17. Accidentado tumbado en el suelo en decúbito supino, con los miembros inferiores
elevados.

Coma: pérdida de la consciencia profunda y de larga duración (horas a años). La


víctima no responde a ningún estímulo externo y presenta una disminución o
anulación completa de los reflejos protectores (por ejemplo, deglución o tos). Estos
son algunos de sus síntomas:

Mantiene las constantes vitales: respiración y pulso carotideo (resto de pulsos


pueden estar ausentes).
Ausencia de respuesta ante estímulos externos (voz alta o un estímulo doloroso).

Clasificación del coma:

Coma traumático: consecuencia de un traumatismo múltiple, craneoencefálico o


a nivel de la columna vertebral.
Coma tóxico: consecuencia de la ingesta de una sustancia tóxica (coma etílico,
barbitúrico o monóxido de carbono).
Coma metabólico: consecuencia de la alteración funcional del propio organismo
(coma hepático o diabético).
Coma neurológico: consecuencia de la alteración funcional del sistema nervioso
central (coma epiléptico o accidente cerebro-vascular).

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Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

Recomendaciones de actuación:

Control permanente de las constantes vitales y aviso al servicio de emergencias.


Aflojar la ropa que le oprima.
Colocar al accidentado en posición lateral de seguridad en caso de que su lesión lo
permita (ver descripción de la posición más adelante).
Evitar aglomeraciones de gente a su alrededor para que el lugar esté lo más fresco y
aireado posible.
Abrigar a la víctima para evitar la pérdida de temperatura.

Posición lateral de seguridad

La posición lateral de seguridad (PLS), es la posición idónea para el transporte o


la espera de los servicios de emergencia. Debe utilizarse en personas inconscientes,
con valores de respiración y pulso estables (Cruz Roja, 2008). Excepto en los casos en
los que el accidentado presente alguna lesión que pueda verse agravada al cambiarle
a la PLS (traumatismo craneoencefálico con riesgo de daño en la médula espinal).

La PLS nos vas a permitir evitar la caída de la lengua hacia atrás y la


aspiración del vómito, al estar la cabeza ladeada y orientada a favor de la
gravedad.

A continuación se describen las maniobras (Cruz Roja, 2008; Ureña Durán, 2008)
para colocar al accidentado en la posición lateral de seguridad (ver fotografías 18 a
23):

1. Retirar del accidentado gafas u otros objetos que puedan molestar.


2. Arrodillarse al lado del accidentado y estirar bien sus miembros inferiores.
3. Abrir la vía aérea mediante la maniobra frente-mentón.
4. Coger el miembro superior más cercano a nosotros y colocarlo estirado en flexión
completa de hombro, apoyado en el suelo, con la palma de la mano mirando hacia
arriba.
5. Coger el miembro inferior más alejado de nosotros, flexionando la rodilla y
dejando el pie apoyado en el suelo.
6. Rotar al accidentado hacia nosotros, haciendo que su cabeza descanse sobre el
miembro superior estirado, y la rodilla flexionada toque el suelo.

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204
Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

7. Flexionar el codo del otro miembro superior para dar al accidentado dos puntos de
apoyo (codo y rodilla).
8. Comprobar la posición de la cabeza para mantener la vía aérea abierta y abrir la
boca de la víctima para facilitar los posibles vómitos.
9. Comprobamos el estado de la espalda en busca de lesiones, ya que no habíamos
podido explorarla aún.
10. Comprobamos la respiración y abrigamos al accidentado para evitar la pérdida de
calor.

Fotografías 18 a 23. Posición lateral de seguridad (PLS): Accidentado en decúbito supino con
miembros inferiores estirados (1). Abrir vía aérea mediante maniobra frente-mentón (2). Colocar
miembro superior más cercano a nosotros, estirado en flexión completa de hombro, apoyado en el suelo,
con palma de la mano mirando hacia arriba (3). Colocar miembro inferior más alejado de nosotros,
flexionando la rodilla y dejando el pie apoyado en el suelo (4). Rotar al accidentado hacia nosotros,
haciendo que su cabeza descanse sobre el miembro superior estirado, y la rodilla flexionada toque el
suelo (5). Flexionar el codo del otro miembro superior para dar al accidentado dos puntos de apoyo (codo
y rodilla) (6).

Otras posiciones de espera y transporte

A continuación se describen otras posiciones seguras para la espera y el transporte de


accidentados, según las características de las lesiones:

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205
Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

Tumbado decúbito supino: accidentados con posible fractura de columna


vertebral (lumbar – dorsal – cervical), o de extremidades inferiores (ver fotografía
24).

En el caso de sospecha de fractura o daño en la columna vertebral, evitar cualquier


movimiento del accidentado para no agravar la posible lesión de la médula espinal.

Fotografía 24. Accidentado tumbado en el suelo en decúbito supino.

Tumbado decúbito supino con piernas elevadas: también denominada


“posición de Trendelemburg” (ver fotografía 25). Se utiliza en accidentados con
lipotimia, mareos y hemorragia interna.

Los miembros inferiores deben estar elevados (20-30 cm.), por encima de la
cabeza de la víctima, facilitando el retorno venoso.
La cabeza debe estar rotada hacia un lado para evitar la aspiración del vómito.

Fotografía 25. Accidentado tumbado en el suelo en decúbito supino, con los miembros inferiores
elevados.

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Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

Tumbado decúbito supino semi-incorporado o semi-sentado en ángulo de


45º: accidentados con posible fractura o lesión en el tórax, lesiones o problemas
respiratorios (ver fotografía 26).

Fotografía 26. Accidentado tumbado en el suelo en decúbito supino semi-incorporado (ángulo de 45º
aproximadamente).

Tumbado decúbito supino con rodillas flexionadas: accidentados con herida o


posible o lesión en el abdomen (ver fotografía 27).

Fotografía 27. Accidentado tumbado en el suelo en decúbito supino con rodillas flexionadas.

Obstrucción de la vía aérea - Asfixias

La obstrucción de la vía aérea bloquea el paso del aire a los pulmones, provocando la
falta de oxígeno en nuestro organismo y por tanto en el sistema nervioso central
(cerebro). Si esta falta de oxígeno persiste en el tiempo puede producir la pérdida de
la consciencia e incluso la muerte del accidentado.

En la mayoría de las ocasiones, la obstrucción de la vía aérea suele producirse por un


cuerpo extraño (alimentos), en las vías respiratorias (Cruz Roja, 2008).

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207
Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

La obstrucción puede presentarse de diferentes formas:

Obstrucción incompleta: el cuerpo extraño no bloquea completamente el paso del


aire. El accidentado puede toser.

El socorrista debe dejar que el accidentado tosa, sin hacer nada más, esperando
que el elemento extraña salga. No debemos dar golpes en la espalda, pues
esto podría provocar un descenso del cuerpo extraño dentro de las vías
respiratorias y bloquearlas por completo.
Si transcurrido 1-2 minutos el cuerpo extraño no ha sido expulsado, pasaremos a
realizar las maniobras descritas más adelante.

Obstrucción completa: el cuerpo extraño bloquea completamente el paso del aire.


El accidentado se ahoga no puede respirar, toser, o hablar. Al principio el
accidentado mantendrá el estado de consciencia, pero si la situación de obstrucción
completa se mantiene más tiempo, la perderá y caerá al suelo inconsciente.

El socorrista debe actuar inmediatamente realizando las maniobras


descritas a continuación.

Maniobras en niños (mayores de 8 años) y adultos:

Palmada interescapular: crea una vibración en las vías respiratorias para


movilizar el elemento extraño que crea la obstrucción de la vía. Debemos seguir los
siguientes pasos:

El socorrista se coloca detrás del accidentado, golpeando con el talón de la


mano de forma repetida (4-5 veces), en el espacio interescapular (entre
las dos escápulas u omoplatos).
Si el accidentado está consciente, se coloca en flexión de tronco, con la cabeza
hacia abajo, para facilitar la salida del elemento extraño por acción de la gravedad.
Incitaremos al accidentado a que tosa (aunque no pueda que haga el esfuerzo),
para aumentar la presión de salida de la vía aérea (ver fotografía 28).
Si el accidentado está inconsciente, le colocaremos en decúbito lateral
(tumbado sobre un lado del cuerpo), y realizaremos las palmadas interescapulares.

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208
Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

Si las palmadas interescapulares no han surtido efecto y persiste el atragantamiento,


pasaremos a realizar la maniobra de Heimlich.

Fotografía 28. Palmadas interescapulares: accidentado consciente, se coloca en flexión de tronco, con
la cabeza hacia abajo, para facilitar la salida del elemento extraño por acción de la gravedad.

Maniobra de Heimlich: provoca la expulsión del aire de los pulmones de forma


violenta, empujando el diafragma hacia arriba y aumentando la presión de salida de la
vía aérea que arrastra el cuerpo extraño hacia fuera.

Accidentado consciente: debemos incitar al accidentado a toser. Si es capaz de


hacerlo nos indica que existe alguna zona de la vía aérea que está despejada, si no
puede es un signo de que la vía aérea está completamente obstruida.
o El accidentado está en bipedestación o sedestación.
o El socorrista se coloca detrás del accidentado, a su espalda, rodeando su cintura
con nuestros brazos (ver fotografía 29).
 Cerrar una mano (en puño), y colocarla con el nudillo del pulgar 4 dedos por
encima del ombligo y por debajo del esternón de la víctima (zona del
epigastrio, entre el ombligo y la boca del estómago).
 Coger este puño con la otra mano y realizar una presión fuerte hacía dentro
del abdomen y hacia arriba (en dirección a la base de los pulmones).
 Aflojar la presión sin perder la posición del puño. Repetir en ciclos de 6-8
veces, alternando con las palmadas interescapulares (Cruz Roja, 2008).
 Repetir hasta que el accidentado expulse el cuerpo extraño.

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209
Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

Realizar una presión


fuerte hacía dentro
del abdomen y hacia
arriba (en dirección a
la base de los
pulmones).

Fotografía 29. Maniobra de Heimlich con el accidentado consciente y en bipedestación.

Accidentado inconsciente: no podremos contar con la ayuda de la tos para


expulsar el cuerpo extraño. Debemos actuar con rapidez y controlar las constantes
vitales (respiración y pulso).
o El accidentado está tumbado en decúbito supino sobre una superficie plana y
dura. Debemos colocarle la cabeza rotada hacia un lado y la boca abierta, para
evitar la aspiración del cuerpo extraño o del vómito.
o El socorrista se coloca sentado a horcajadas sobre las caderas del accidentado
(ver fotografía 30).
 Cerrar una mano (en puño), y colocar el talón de la mano por encima del
encima del ombligo y por debajo del esternón (zona del epigastrio, entre el
ombligo y la boca del estómago).
 Colocar la otra mano sobre el puño, agarrando la muñeca y realizar una
presión fuerte hacía dentro del abdomen y hacia arriba (en dirección a la
base de los pulmones).
 Aflojar la presión sin perder la posición del puño. Repetir en ciclos de 6-8
veces (Cruz Roja, 2008).
 Revisar la boca del accidentado para ver si ha salido el cuerpo extraño.
 Intentar hacer el boca a boca, insuflando aire al accidentado. Si no entra, la
vía aérea sigue obstruida por completo y debemos repetir la maniobra hasta
que el accidentado expulse el cuerpo extraño. Controlar las constantes vitales
(respiración y pulso).
 Una vez expulsado el cuerpo extraño, existe riesgo de vómitos, por lo que
mantendremos a la víctima con la cabeza rotada hacia un lado y la boca
abierta, o la colocaremos en la posición lateral de seguridad.

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Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

Realizar una presión fuerte hacía


dentro del abdomen y hacia arriba (en
dirección a la base de los pulmones).

Fotografía 30. Maniobra de Heimlich con accidentado inconsciente y tumbado en decúbito supino.

La maniobra de Heimlich está contraindicada en los siguientes casos:

Mujeres embarazadas: realizaremos compresiones torácicas en lugar de


abdominales (riesgo de aborto), y las intercalaremos con palmadas interescapulares.

La accidentada puede estar en bipedestación, sedestación o tumbada en decúbito


supino.
El socorrista se coloca detrás de la accidentada, a su espalda o sentado a horcajadas
sobre sus caderas (ver fotografía 31).
o Sigue el abdomen de la mujer embarazada hasta llegar al extremo inferior del
esternón.
o Cerrar una mano (en puño), y colocarla dos dedos por encima del final del
esternón.
o Coger este puño con la otra mano y realizar ciclos de 6-8 compresiones-
descompresiones, alternando con las palmadas interescapulares (Cruz Roja,
2008).
o Repetir hasta que el accidentado expulse el cuerpo extraño.
o Si la víctima está inconsciente, la colocaremos tumbada en decúbito supino y
localizaremos el mismo punto (2 dedos por encima del final del esternón),
realizando la maniobra de igual forma que en personas inconscientes.

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211
Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

Realizar compresiones –
descompresiones hacía el
tórax.

Fotografía 31. Maniobra de Heimlich con accidentada embarazada y tumbada en decúbito supino.

Personas muy obesas: si no nos es posible abrazar a la víctima para realizar la


maniobra, le colocaremos tumbado en decúbito supino.

Localizaremos el extremo inferior del esternón.


Realizaremos ciclos de 6-8 compresiones-descompresiones sobre la mitad
inferior del esternón, alternando con las palmadas interescapulares (Cruz Roja,
2008).
Repetir hasta que el accidentado expulse el cuerpo extraño.

Lactantes y niños hasta 8 años: la maniobra puede provocar mayor daño que
beneficio. Veremos a continuación las maniobras que pueden realizarse.

Maniobras en lactantes y niños (menores de 8 años): por sus diferencias de


tamaño, dividiremos este grupo de edad en 2 grupos: primer grupo (lactantes y
niños menores de 1 año), y segundo grupo (niños entre 1-8 años).

Lactantes y niños menores de 1 año:

Colocaremos al bebé tumbado en decúbito prono (boca abajo), sobre nuestro


antebrazo, con su cara apoyada en la palma de nuestra mano. Las extremidades
superiores e inferiores del bebé quedarán colgando a los lados del antebrazo.
Trataremos de que el bebé tenga la cabeza más baja que el resto del cuerpo, para
facilitar la expulsión del elemento extraño por acción de la gravedad.

El socorrista golpeará de forma controlada (4-5 veces), con el talón de la


mano que ha quedado libre, el espacio interescapular del bebé:

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212
Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

Si no conseguimos limpiar la vía aérea, giraremos al bebé, colocándolo


tumbado sobre el antebrazo o en el suelo en decúbito supino (tumbado boca
arriba), realizando 5 compresiones con los dedos 2º y 3º (índice y medio o
corazón) sobre el tercio inferior del esternón (Galilea Otamendi M. 2010).
Repetiremos las maniobras (palmadas interescapulares y compresiones),
hasta conseguir la desobstrucción de la vía aérea.

Niños entre 1-8 años:

El socorrista se coloca con la rodilla de uno de los miembros inferiores apoyada


en el suelo (para dar estabilidad), y el otro miembro inferior con la planta del pie
en el suelo.
Colocaremos al niño accidentado sentado a horcajadas del miembro inferior que
tiene la planta del pie en el suelo, con el pecho apoyado en nuestro muslo,
boca abajo.
Desde esta posición de “V” invertida, golpearemos con el talón de nuestra
mano en el espacio interescapular (4-5 veces). Incitar al niño para que tosa.
Repetiremos las maniobras hasta conseguir la desobstrucción de la vía aérea.

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213
Capítulo 5: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (I)

Bibliografía

Cruz Roja. (2008). Manual Cruz Roja de primeros auxilios. Madrid: Edit. El País -
Aguilar – Santillana.

Federación Española de Salvamento y Socorrismo. (1992). Salvamento acuático y


primeros auxilios. Lugo: Edit. Servicio de Publicaciones de la Diputación de Lugo.

Instituto Nacional de Salud de EEUU y Biblioteca Nacional de Medicina de EEUU.


Página web consultada en junio de 2012:
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/medlineplus.html

Galilea Otamendi, M. (2010). Apuntes del “Curso de reciclaje de socorristas en


piscinas e instalaciones acuáticas – Primeros auxilios 2010”. Madrid: Edit. Opade.

Ureña Duran, R. (2008). Primeros auxilios e higiene en el deporte. En Sampedro


Molinuevo, J. Bloque común de primer nivel de baloncesto. Madrid: Edit. Federación
Española de Baloncesto.

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214
Capítulo 6
Educación Física y Salud:
primeros auxilios básicos
(II)
Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

6.1. Hemorragias – Shock

En este sexto capítulo seguiremos abordando las técnicas y cuidados básicos en


primeros auxilios que podríamos necesitar durante la clase de educación física.

Se denomina hemorragia a la salida de sangre fuera de los vasos sanguíneos.


Dependiendo del vaso sanguíneo afectado hablaremos de (Ureña Durán, R. 2008):

Hemorragia arterial: afecta a una arteria. La sangre es de color rojo brillante


(rica en oxígeno), y sale a borbotones debido al pulso cardiaco.
Hemorragia venosa: afecta a una vena. La sangre es de color rojo oscuro-granate
(pobre en oxígeno), y sale de forma continua y casi sin presión (ausencia de pulso
cardiaco en las venas).
Hemorragia capilar: afecta a un capilar (vaso sanguíneo muy fino). La sangre
sale en poca cantidad de forma continua y es de color rojo brillante (rica en oxígeno).

Las hemorragias se clasifican también según su gravedad (ver tabla 1), a mayor
cantidad de sangre perdida por el accidentado mayor riesgo para su vida (una persona
adulta tiene normalmente entre 4-5 litros de sangre).

Tipo de Hemorragia Clase I Clase II Clase III Clase IV


Leve Moderada Grave Muy grave
Cantidad y % de volumen Hasta 15% o Hasta 30% o Hasta 40% o Más del 40%
sanguíneo perdido hasta 750 cc. hasta 1500 hasta 2000 o > 2000 cc.
cc. cc.
Estado de consciencia víctima Ansioso Intranquilo Confuso Obnubilado
Frecuencia respiratoria 12-20 R/ min 20-30 R/ 30-40 R/ > 40 R/ min
min min
Frecuencia cardiaca < 100 Ppm 100-120 Ppm 120-140 Ppm > 140 Ppm

Tabla 1. Clasificación de las hemorragias. Basado en: Cruz Roja (2008). Abreviaturas: CC (Centímetros
cúbicos); R/min (Respiraciones / minuto); Ppm (Pulsaciones por minuto).

Como veremos a continuación, las hemorragias también se clasifican según su forma de


verter sangre al exterior. Hablaremos entonces de hemorragias externas, internas, y
exteriorizadas.

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216
Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Hemorragias externas

Aquellas hemorragias en las que la sangre sale al exterior a través de una


herida. Las producidas en las extremidades suelen ser las más graves, ya que los vasos
sanguíneos discurren de forma superficial.

Normas de actuación (Cruz Roja, 2008):

Tranquilizar al accidentado y tumbarlo en decúbito supino para evitar caídas.


Controlar los signos vitales.
Controlar y detener la hemorragia mediante las siguientes técnicas:
o Compresión directa: no utilizar en caso de fractura abierta (Cruz Roja, 2008)
(ver fotografías 1 a 4).
 Presionar en el punto sangrante utilizando un apósito lo más limpio posible,
con gasa o pañuelo.
 Si es preciso colocar otro apósito sobre el primero sin quitar este, ya que
arrancaríamos el coágulo que se está formando.
 Si la hemorragia es en una extremidad, se elevará por encima de la altura del
corazón, siempre que no exista fractura de dicha extremidad.
 Nunca se retirará el primer apósito.
 Si la hemorragia ha parado, se cubrirá la herida y trasladaremos la víctima al
hospital.

Fotografías 1 a 4. Compresión directa: Aplicar presión directa sobre la herida con un apósito (1). Aplicar
otro apósito sobre la herida si es necesario (2). Vendaje de la herida para sostener los apósitos (3-4).

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217
Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

o Compresión arterial: si la hemorragia continúa, a pesar de la compresión


directa, deberemos realizar una compresión arterial. Este método solo puede
utilizarse en hemorragias de extremidades. Debemos localizar la arteria de la
extremidad afectada y comprimirla, reduciendo de forma importante el flujo
sanguíneo, no se bloquea por completo:
 Miembro superior - arteria humeral: discurre por debajo del músculo
bíceps braquial, comprimiendo esta zona con los dedos 2º y 3º, índice, medio
o corazón (ver fotografía 5).

Fotografía 5. Compresión de la arteria humeral, situada debajo del músculo bíceps braquial.

 Miembro inferior - Arteria femoral: comprimiremos a la altura de la


ingle o en la cara interna del muslo (ver fotografía 6), utilizando los nudillos o
el puño (Cruz Roja, 2008). Se trata de una técnica dolorosa, debido a la
presión de nuestra mano, por lo que tranquilizaremos al accidentado
informándole.

Fotografía 6. Compresión de la arteria femoral. Es una técnica dolorosa por lo que tranquilizaremos al
accidentado.

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218
Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Hemorragias internas

Aquellas hemorragias que se producen en el interior del cuerpo en las que la


sangre no sale al exterior. No podemos verlas y este es su gran peligro. Debemos
sospechar de su existencia por el tipo de accidente (traumatismo abdominal o torácico),
los signos y síntomas del accidentado (Ureña Durán, 2008):

Piel pálida y sudorosa.


Pulso rápido (taquicardia), y débil.
Respiración rápida (taquipnea), y superficial.
Posible pérdida de la consciencia.

Normas de actuación (Cruz Roja, 2008):

Controlar los signos vitales. En caso de parada cardiorrespiratoria iniciar la RCP (ver
capítulo 5).
Activar la cadena de socorro avisando al servicio de emergencias, si es necesario.
Tranquilizar al accidentado y tumbarlo en decúbito supino con la cabeza más baja
que los pies (posición de “Trendelenburg”, con los miembros inferiores elevados),
siempre y cuando no sospechemos de traumatismo craneoencefálico.
Tratar las lesiones , si es posible.
Aflojar todo lo que comprima a la víctima, para mejorar el flujo sanguíneo.
Tapar a la víctima para evitar la pérdida de calor.
Controlar siempre los signos vitales (riesgo de shock), hasta que lleguen los servicios
profesionales de emergencias para trasladar al accidentado.

Hemorragias exteriorizadas

Aquellas hemorragias que se producen en el interior del organismo en las


que la sangre sale al exterior a través de un orificio del cuerpo (nariz, oído, o
boca). A continuación veremos las más comunes:

Hemorragias por el oído: denominadas otorragias, normalmente no presentan


una gravedad importante.

Traumatismo craneoencefálico: si se ha producido un gran golpe en la cabeza y


la pérdida de sangre por el oído es constante, debemos evitar mover al accidentado.

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219
Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Este es el único caso de hemorragia que no debe detenerse (Cruz Roja, 2008), ya que
la sangre saliente podría comprimir la masa encefálica produciendo graves lesiones.
o Activar la cadena de socorro avisando al servicio de emergencias.
o Colocar un apósito estéril (gasa), sobre el oído para evitar la entrada de
gérmenes al sistema nervioso central.
o Controlar siempre los signos vitales hasta que lleguen los servicios profesionales
de emergencias para trasladar al accidentado.

Hemorragias por la nariz: denominadas epistaxis, son más frecuentes en niños y


tiene orígenes muy diversos (golpe, desgaste de la mucosa nasal e hipertensión
arterial).

Normas de actuación (Cruz Roja, 2008):

Realizar presión directa sobre el orificio nasal que está sangrando contra
el tabique de la nariz durante 5-10 minutos (Cruz Roja, 2008; Ureña Durán,
2008).
La víctima debe flexionar el cuello, inclinando la cabeza hacia delante, para evitar la
aspiración de sangre y coágulos.
Podemos aplicar agua fría o hielo en la nuca del accidentado para producir una
vasoconstricción que ayudará a cortar la hemorragia (Ureña Durán, 2008).
Transcurridos los 5-10 minutos comprobaremos, reduciendo la presión, si el orificio
ha dejado de sangrar.
o Si aún sangra, introduciremos en la fosa nasal una gasa empapada en agua
oxigenada, dejando un extremo fuera para su posterior extracción. Volveremos a
presionar 5-10 minutos.
o Si la hemorragia sigue sin detenerse, trasladaremos al accidentado a un centro
médico.

Shock

El shock es considerado también una alteración de la consciencia, producida por una


falta generalizada de oxígeno en el organismo (Federación Española de Salvamento y
Socorrismo, 1992). Se ha preferido incluir a continuación de las hemorragias por su
relación directa con estass.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

La Cruz Roja (2008), define el shock como el conjunto de signos y síntomas que
produce la disminución o falta de flujo sanguíneo a los tejidos. Esta disminución o falta
puede deberse a:

Pérdida de volumen sanguíneo (hemorragia).


Vasodilatación de los vasos sanguíneos, lo que produce un aumento de la capacidad
de estos (bajada de la tensión arterial).
Deficiencias funcionales en el corazón lo que se traduce en un bombeo de la sangre
deficiente (arritmia).

La alteración del flujo sanguíneo va a producir una falta de oxígeno y nutrientes a los
tejidos, lo que puede llegar a provocar la muerte de la víctima.

El shock puede ser clasificado de diferentes formas (Federación Española de


Salvamento y Socorrismo, 1992), en este caso vamos a utilizar la clasificación según el
volumen de sangre presente dentro de los vasos sanguíneos (Cruz Roja, 2008):

Shock hipovolémico: producido por un menor volumen sanguíneo, puede originarse


debido a:

Hemorragias.
Quemaduras o lesiones por calor.
Deshidratación provocada por vómitos o diarreas.

Shock normovolémico: el volumen sanguíneo presenta valores normales, por lo que


suele producirse por:

Deficiencias funcionales en el corazón lo que se traduce en un bombeo de la sangre


deficiente.
Vasodilatación de los vasos sanguíneos, lo que produce un aumento de la capacidad
de estos.
Ejemplos de shock normovolémico:
o Shock cardiogénico: arritmia o infarto agudo de miocardio.
o Shock séptico. Producido por una infección.
o Shock anafiláctico. Producido por alergias (picadura o fármaco).
o Shock tóxico. Producido por intoxicaciones (alcohol o amoniaco).

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Los signos y síntomas generales del shock son los siguientes:

Alteración de la consciencia (mareo), pudiendo llegar a la pérdida completa.


Accidentado nervioso, con palidez en mucosas y sudores fríos.
Pulso rápido y débil debido a la falta de flujo sanguíneo.
Respiración rápida y superficial.

La actuación del socorrista estará encaminada a tratar la causa que está produciendo el
shock (si es posible), realizando siempre:

Control de los signos vitales. En caso de parada cardiorrespiratoria iniciar la RCP


(ver capítulo 5).
Activar la cadena de socorro avisando al servicio de emergencias.
Tranquilizar al accidentado y tumbarlo en decúbito supino con la cabeza más baja
que los pies (posición de “Trendelenburg”, miembros inferiores elevados), siempre y
cuando no sospechemos de traumatismo craneoencefálico.
Tratar las lesiones (si es posible).
Aflojar todo lo que comprima a la víctima (cinturón), para mejorar el flujo
sanguíneo.
Tapar a la víctima para evitar la pérdida de calor.
Controlar siempre los signos vitales (riesgo de entrada en coma), hasta que lleguen
los servicios profesionales de emergencias para trasladar al accidentado.

6.2. Traumatismos

Los traumatismos van a ser una de las lesiones más comunes en las clases de educación
física, debido a los contenidos de la asignatura. El contacto físico entre los alumnos, los
desplazamientos en velocidad, equilibrios, saltos, conducciones, situaciones de
cooperación-oposición, etc., van a aumentar el riesgo de que se produzcan entre otros,
traumatismos de los tejidos blandos (heridas) y traumatismo en extremidades.

A continuación veremos de forma resumida los diferentes tipos de traumatismos y sus


tratamientos respectivos (primeros auxilios).

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Traumatismos de los tejidos blandos

Los traumatismos de los tejidos blandos se dividen en dos tipos:

Heridas: se denomina herida a la lesión por traumatismo que produce una pérdida
de la continuidad de la piel o mucosas, comunicando el interior del organismo con el
exterior.

Según el agente que produce la herida las clasificamos principalmente en (Cruz Roja,
2008):

Incisas: producidas por un agente cortante. La herida suele sangrar de forma


abundante y tiene los bordes bien definidos y limpios.
Punzantes: producidas por un agente alargado y punzante. En estas heridas
predomina la profundidad sobre la superficie y tienen los bordes bien definidos.
Contusas: producidas por objetos romos o impactos. La herida sangra poco y los
bordes son irregulares, con indicios de desgarro del tejido. Presentan mayor riesgo
de infección.
En colgajo: presentan una parte del tejido, que permanece unido por una línea o
punto al resto del cuerpo.

Según el nivel de gravedad las clasificamos en: heridas leves, heridas superficiales y
limpias:

Actuación: nuestro objetivo es prevenir la infección:

Tranquilizar al accidentado y explicarle lo que vamos a hacer.


Lavar-limpiar nuestras manos y utilizar instrumental limpio.
Utilizar medidas de autoprotección, para evitar infecciones.
Limpiar la herida con agua y jabón a chorro, para arrastrar los cuerpos extraños de
la herida.
Limpiar la herida desde el centro al exterior para evitar introducir gérmenes.
Utilizar gasas limpias-estériles de un solo uso.
Aplicar un antiséptico incoloro o fácil de eliminar.
Si la herida tiene los bordes separados ligeramente, se pueden unir mediante
“puntos cutáneos o de papel”.
Tapar la herida con una gasa estéril sujetándola con esparadrapo.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Heridas graves, heridas que presenten alguna de las siguientes características:

Heridas amplias en superficie y/o profundidad.


Bordes separados.
Hemorragia.
Herida situada en los ojos, tórax, o abdomen.
Heridas sucias y/o con cuerpos extraños en su interior.
Heridas sin tratamiento con más de 6 horas desde su producción.

Actuación: las heridas graves deberán ser atendidas por un servicio médico:

Control de la hemorragia.
Activar la cadena de socorro avisando al servicio de emergencias. Control de
los signos vitales.
Si existen cuerpos extraños clavados en la herida no debemos extraerlos.
Sujetarlos para evitar que su movimiento agrande la herida.
No profundizar en la herida buscando un cuerpo extraño.
Colocar un apósito estéril húmedo de mayor tamaño que la herida (gasa húmeda),
para evitar la adherencia de la gasa a la herida.
Sujetar las gasas con esparadrapo o un vendaje sencillo.
Controlar siempre los signos vitales (riesgo de entrada en shock), hasta que
lleguen los servicios profesionales de emergencias para trasladar al accidentado.

Otros signos de gravedad:

Heridas en el tórax: silbidos en el tórax por entrada o salida del aire, burbujas en la
sangre saliente (riesgo de neumotórax).

Tapar la herida con un apósito estéril, manteniendo la presión sobre la herida con la
mano o esparadrapo.
Solicitar ayuda médica de urgencia o evacuarlo con urgencia a un centro médico
(Ureña Durán, 2008).

Heridas en el abdomen: peligro de hemorragia interna sin signos externos de


gravedad inicialmente. Pueden aparecer posteriormente signos de palidez, mareos,
pulso rápido y débil.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Solicitar ayuda médica de urgencia o evacuarlo con urgencia a un centro médico


(Ureña Durán, 2008).

Heridas en la cara: riesgo de ahogamiento del accidentado con la sangre o con su


propia lengua.

Posición de la cabeza del accidentado en hiperextensión cervical, con cuello rotado


lateralmente.
Quitar cualquier objeto del interior de la boca del accidentado.

Heridas en los ojos: generalmente muy dolorosas.

No manipular ni sacar los objetos del globo ocular si existe una herida en el mismo.
Colocar apósitos en ambos ojos (afectado y sano), para evitar cualquier movimiento
ocular y trasladar al accidentado a un hospital.

Cosas importantes que recordar en caso de herida:

El agua oxigenada puede ser utilizada para limpiar las heridas y es un buen
hemostático (detiene la hemorragia).
No utilizar alcohol. No desinfecta al instante, sino por contacto durante horas, y
puede provocar quemaduras en los bordes de la herida.
No utilizar algodón. Puede dejar restos en el interior de la herida, favoreciendo la
infección.
No utilizar pomadas o polvos. Pueden provocar alergia en el accidentado y
agravar su situación.
No utilizar mercurocromo. Tiñe las heridas e impide su correcto control visual.
En caso de heridas múltiples (varios dedos de la mano), evitar el contacto
directo de unas con otras mediante apósitos estériles. Podría producirse la fusión del
tejido, requiriendo solución quirúrgica (dedos juntos).

Recomendar al accidentado:

Una vez al día limpiar la herida con agua y jabón y realizar la cura-apósito hasta su
cicatrización.
Tener la vacuna antitetánica vigente.
Poner crema hidratante o vaselina en la costra seca para favorecer su caída.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Contusiones: se denomina contusión a la lesión por traumatismo que no produce


una pérdida de la continuidad de la piel o mucosas, pudiendo existir daño subcutáneo
en otras estructuras (vasos sanguíneos, músculos u órganos).

Según la intensidad del traumatismo-impacto las clasificamos en (Cruz Roja, 2008):

Contusiones de 1º grado: rotura de capilares y pequeña pérdida de sangre que


produce lo que se denomina equimosis (cardenal).
o Dolor moderado y ligera inflamación de la zona.

Contusiones de 2º grado: rotura de vasos sanguíneos por la mayor intensidad


del golpe. Mayor pérdida de sangre produciendo un hematoma (chichón).
o Dolor moderado e inflamación clara de la zona.

Contusiones de 3º grado: impacto intenso en tejidos blandos, pudiendo afectar


también al tejido óseo y nervioso. Puede haber incluso rotura de la piel.
o Dolor intenso.
o Inflamación grande y endurecimiento de la zona.
o Impotencia funcional (incapacidad o dolor al realizar movimientos).
o En el momento de producirse no aparece color morado. Transcurridas unas horas
los tejidos quedan impregnados en sangre y pueden llegar a parecer casi negros.

Actuación contusiones 1º-2º-3º grado:

Activar la cadena de socorro si es necesario.


Aplicar frío en la zona afectada, evitando el contacto directo con la piel (es
recomendable poner un pañuelo entre el hielo y la piel). Realizar durante 20
minutos varias veces al día las primeras 48 horas.
No pinchar, ni reventar los hematomas producidos por la contusión.
Podríamos agravar el estado de la víctima.
Si la contusión se ha producido en una extremidad (superior o inferior),
mantenerla elevada por encima del nivel del corazón para controlar la
inflamación.
Si la contusión es de 3º grado, debemos inmovilizar la zona afectada,
manteniendo el hielo local hasta la llegada de los servicios profesionales de
emergencias.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Traumatismos en las extremidades

Se producen por un traumatismo o impacto sobre el aparato locomotor (huesos,


articulaciones, músculos). Su gravedad en raras ocasiones pondrá en riesgo la vida del
accidentado, pero la actuación inicial será importante de cara a su posterior
tratamiento y evolución favorable.

Dentro de los traumatismos en las extremidades diferenciamos:

Esguinces: separación, puntual en el tiempo, de las superficies articulares,


produciendo la elongación de los ligamentos, llegando en ocasiones a la ruptura. Suele
estar asociado con fracturas óseas, por lo que siempre es recomendable llevar al
accidentado a un centro sanitario.

Síntomas:

Dolor e inflamación en la zona de la lesión.


Impotencia funcional variable (según la importancia de la lesión).

Clasificación: la clasificación la realizará un médico especialista y se divide en 3


grados:

Grado 1:

Ligera inflamación y equimosis.


Distensión-elongación forzada del ligamento.

Grado 2:

Inflamación y hematoma moderado-alto.


Distensión-elongación forzada del ligamento con rotura parcial de este.

Grado 3:

Inflamación y hematoma moderado-alto.


Distensión-elongación forzada del ligamento con rotura total de este y posible
fractura ósea.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Actuación:

Aplicar frío en la zona afectada. Realizar durante 20 minutos varias veces al día las
primeras 48 horas.
Si es posible, mantener la extremidad afectada elevada por encima del nivel del
corazón y en reposo, para controlar la inflamación.
No utilizar pomadas ni analgésicos que pudieran enmascarar los síntomas y
dificultar el diagnóstico médico.
Trasladar al accidentado a un centro médico para su valoración y tratamiento.

Luxaciones: separación, mantenida en el tiempo, de las superficies articulares. Existe


riesgo de lesión en ligamentos, músculos, vasos e incluso nervios, por lo que siempre es
recomendable llevar al accidentado a un centro sanitario.

Síntomas:

Dolor intenso e inflamación en la articulación-zona de la lesión.


Deformidad de la articulación afectada.
Impotencia funcional total de la articulación afectada.

Actuación:

Aplicar frío en la zona afectada. Realizar durante 20 minutos varias veces al


día las primeras 48 horas.
Inmovilizar la extremidad de la articulación afectada, sin tratar de mover o
reducir-colocar la luxación (existe riesgo de lesión vascular y/o nerviosa).
No utilizar pomadas ni analgésicos que pudieran enmascarar los síntomas y
dificultar el diagnóstico médico.
Trasladar al accidentado a un centro médico.

Fracturas: rotura de un hueso. Siempre debemos llevar al accidentado a un centro


sanitario.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Clasificación de las fracturas:

Incompletas: la línea de fractura no afecta a todo el espesor del hueso.


Completas: la línea de fractura afecta a todo el espesor del hueso y lo divide en 2 o
más fragmentos óseos.
Abiertas: además de la fractura del hueso, existe herida de salida hacia el exterior
(rotura de la piel). Presentan riesgo de infección, hemorragia, y otras lesiones de
estructuras cercanas.
Cerradas: la piel permanece en correcto estado (no hay herida).

Síntomas:

Dolor intenso e inflamación en aumento en la zona de la lesión.


Deformidad de la zona afectada.
Impotencia funcional variable (depende del hueso/s afectados).

Actuación: el daño de una fractura puede llegar a ser muy intenso, produciendo en
ocasiones un shock del accidentado y la pérdida de consciencia.

Tranquilizar a la víctima.
Realizar un examen visual y palpatorio completo de la zona afectada, para
valorar la posible fractura.
No mover la zona fracturada a no ser que fuera necesario por la seguridad del
accidentado (riesgo de explosión).
Retirar objetos y prendas que pudieran dificultar la circulación sanguínea con la
inflamación de la zona.
Inmovilizar una articulación por arriba y otra por debajo desde el punto de
fractura (sin reducir-colocar la fractura).
Si la fractura es abierta, cubriremos la herida con gasas estériles húmedas y
procederemos a inmovilizarla. No debemos introducir el hueso dentro de la herida
por riesgo de infección.
Aplicar hielo (siempre protegiendo el contacto directo con la piel).
Trasladar al accidentado a un centro hospitalario.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Lesiones músculo-tendinosas: aquellas lesiones que afectan al vientre muscular y


a los tendones del músculo. Son muy comunes en clases de educación física,
especialmente cuando se ha producido un mal calentamiento. A continuación veremos
algunas de las más comunes (Peterson y Renström, 1989):

Contusión: aplastamiento por impacto que puede ser superficial hasta llegar a
producir la rotura del tejido músculo-tendinoso e incluso hemorragia (ver el apartado
de contusiones descrito anteriormente).

Distensión: elongación forzada del tejido músculo-tendinoso que puede llegar a


producir una rotura de fibras.

Síntomas: se clasifican en 3 grados según su gravedad:

Grado 1:

Dolor local que aumenta con el movimiento.


Ligera pérdida de fuerza.
Leve inflamación con posible equimosis y alteración de la sensibilidad.

Grado 2: igual que las distensiones de grado 1 pero con mayor incapacidad funcional.

Grado 3:

Dolor intenso con incapacidad funcional muy alta a completa.


Inflamación y/o alteración palpable en la superficie del músculo.

Actuación: en todos los grados de distensión.

Interrupción de la actividad, incluido el grado 1 (molestia leve), ya que podría verse


agravada la lesión.
Vendaje compresivo y elevación de la zona afectada.
Aplicación de hielo (15-20 min.), varias veces durante las primeras 48h.
Se recomienda acudir a un especialista sanitario.

Calambres musculares (rampas): contracciones intensas, involuntarias y


dolorosas de la musculatura debidas normalmente a una sobrecarga muscular.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Síntomas:

Dolor intenso y repentino en la musculatura afectada.


Incapacidad funcional momentánea.

Actuación:

Relajar y estirar de forma suave y progresiva la musculatura afectada, durante al


menos 30-40 segundos (evitar siempre el dolor al estirar).
Interrupción de la actividad, ya que podría verse agravada la lesión.
Estirar de forma repetida durante las siguientes 24 horas.
Si se repiten con frecuencia se recomienda acudir a un especialista sanitario.

Tendinitis – Tenosinovitis: inflamación del tendón muscular o de su vaina debido a


múltiples motivos (por ejemplo, distensión o sobrecarga muscular).

Síntomas: dolor e inflamación variable según su gravedad y causa.

Actuación:

Interrupción de la actividad.
Vendaje compresivo y elevación de la zona afectada si existe inflamación.
Aplicación de hielo (15-20 min.), varias veces durante las primeras 48h.
Se recomienda acudir a un especialista sanitario.

Prevención:

Estirar de forma repetida todos los días, especialmente post-esfuerzo.


Realizar siempre un calentamiento y una vuelta a la calma adecuadas.
Utilizar calzado deportivo adecuado y en buen estado (amortiguación efectiva).
Evitar, si es posible, superficies de juego duras.
Si comienzan las molestias, poner siempre hielo post-esfuerzo e incrementar los
estiramientos (siempre evitando el dolor).

Rotura muscular: la rotura del músculo puede afectar al vientre muscular


(fibras musculares) y/o al tendón del músculo. A su vez, la rotura del tendón puede
afectar a la unión músculo-tendinosa, a la inserción ósea o al tendón.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Síntomas:

Dolor agudo y localizado, con sensación de punzada en el momento de la lesión (en


ocasiones puede oírse hasta un chasquido).
Inflamación y deformidad variable según su gravedad (rotura parcial o total).
Incapacidad funcional variable según su gravedad.

Actuación:

Interrupción de la actividad.
Vendaje compresivo y elevación de la zona afectada si existe inflamación.
Aplicación de hielo (15-20 min.), varias veces durante las primeras 48h.
Acudir a un centro hospitalario.

Prevención:

La pérdida de elasticidad muscular es un factor de riesgo de rotura muscular. Por lo


que se recomienda estirar de forma repetida todos los días, especialmente post-
esfuerzo.
La falta de temperatura en el músculo (frío), aumenta el riesgo de rotura muscular.
Por lo que se recomienda realizar siempre un calentamiento adecuado.

Contractura: disminución de la longitud normal de reposo de las fibras por múltiples


motivos (por ejemplo, sobrecarga muscular, distensión o dolor).

Síntomas:

Dolor variable en la musculatura y articulación afectada.


Incapacidad funcional variable.

Actuación:

Estirar de forma suave y progresiva la musculatura afectada, durante al menos 30-


40 segundos (evitar siempre el dolor al estirar).
Interrupción de la actividad, ya que podría verse agravada la lesión.
Estirar de forma repetida durante las siguientes 48-72 horas.
Si no se percibe mejoría se recomienda acudir a un especialista sanitario.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Prevención:

Estirar de forma repetida todos los días, especialmente post-esfuerzo.


Realizar siempre un calentamiento y una vuelta a la calma adecuadas.

Traumatismos en cráneo y cara

Los traumatismos en cráneo y cara son especialmente relevantes, ya que la


intensidad del impacto puede producir daños en el sistema nervioso central
(SNC), y por tanto en el cerebro. Además, siempre debemos sospechar de una
afectación de la columna vertebral.

Existe también daño del SNC en accidentes que, sin impacto sobre la cabeza, se
producen aceleraciones y deceleraciones bruscas que comprimen la masa encefálica
contra las paredes del cráneo, presentando los mismos síntomas que un traumatismo
craneoencefálico.

Traumatismo craneal: si la fractura es abierta será fácilmente observable la


gravedad, pudiendo llegar a verse el tejido nervioso. Si la fractura es cerrada
podemos ver los siguientes síntomas:

Posible pérdida de consciencia de la víctima.


Dolor de cabeza intenso.
Hemorragia por nariz y/o oídos, con posible aparición de hematomas alrededor de
los ojos.
Deformidad de los huesos del cráneo, con movilidad y/o crepitación de los mismos a
la palpación.
Si el SNC del accidentado está afectado podemos observar (Cruz Roja, 2008):
o Alteración de la consciencia.
o Respiración leve con paradas.
o Vómitos, convulsiones.
o Dilatación de las pupilas (midriasis), alteración de la simetría (anisocoria), y
ausencia de reflejo pupilar a la luz intensa.
o Pérdida de memoria.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Actuación: existe un gran riesgo de muerte por lo que el objetivo principal será activar
de forma inmediata la cadena de socorro:

Activar la cadena de socorro.


Evitar el movimiento de la víctima, ya que podríamos agravar la lesión.
Controlar los signos vitales e iniciar la RCP si es necesario, manteniendo la
alineación del eje cabeza-cuello-tronco para prevenir lesiones (Cruz Roja, 2008).

Traumatismo en la cara: pueden presentar lesiones en la zona boca-nariz,


afectando a la respiración, y/o a los órganos de los sentidos.

Actuación:

Control de los signos vitales y hemorragias.


Asegurarnos de que no existan piezas dentarias sueltas en el interior de la boca.
Trasladar al accidentado a un centro médico.

Traumatismo en la columna vertebral

El verdadero riesgo del traumatismo en la columna vertebral, no es la fractura,


sino el posible daño a la médula espinal.

Las causas más frecuentes son:

Caída desde altura sobre los pies, zona glútea, tronco, cabeza o golpes directos.
Movimientos muy bruscos de la columna vertebral.

Síntomas que puede presentar el accidentado (Cruz Roja, 2008; Ureña Durán, R.
2008):

Dolor localizado y a veces irradiado a otras zonas (dependiendo del nervio afectado).
Rigidez muscular.
Posible pérdida de movilidad y/o sensibilidad, pudiendo llegar a incapacidad
funcional total, por lesión de la médula espinal.
Sensación de hormigueo o picor en manos y/o pies.
Incontinencia de esfínteres.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Actuación: si existe sospecha de daño medular, debemos actuar como si la hubiera.


Ya que de lo contrario, podríamos agravar mucho y de forma irreversible la lesión
(debemos recordar que los síntomas pueden aparecer retrasados en el tiempo).

No mover al accidentado. Si fuera necesario, mantener en bloque el eje cabeza-


cuello-tronco.
La maniobra para mantener en bloque el eje cabeza-cuello-tronco es compleja y
debe realizarse, si es posible, por personal sanitario y entre varias personas.
Control de los signos vitales.
Activar la cadena de socorro para trasladar al accidentado a un centro hospitalario.

Otros traumatismos comunes en educación física

Las lesiones oculares y las fracturas de piezas dentarias, son situaciones


bastante comunes en clase de educación física:

Lesiones oculares: suelen producirse generalmente por impactos que producen


heridas, cuerpos extraños o quemaduras.

Síntomas:

Dolor variable y sensación de cuerpo extraño en el ojo.


Enrojecimiento y fotofobia.
Aumento de la producción de lágrima.

Actuación:

Tranquilizar a la víctima.
Irrigar el ojo dañado con suero fisiológico estéril o agua abundante.
Tapar con gasas estériles húmedas.
Trasladar al accidentado a un centro hospitalario.

Fracturas dentarias: como hemos dicho anteriormente, suelen ser bastante


frecuentes y pueden afectar a una o varias piezas dentarias.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Síntomas:

Dolor localizado.
Hemorragia de magnitud variable.
Pieza dentaria desplazada o incluso totalmente desprendida.

Actuación:

Tranquilizar a la víctima.
Colocar una gasa estéril doblada y humedecida con agua oxigenada sobre el área
afectada (para desinfectar y cortar la hemorragia). Pedir al accidentado que la
muerda y mantenga en su boca.
Trasladar al accidentado a un centro hospitalario.

6.3. Lesiones debidas a la temperatura

Las condiciones ambientales extremas (temperatura, humedad o altura), pueden


producir situaciones de riesgo para la salud de nuestros alumnos. Por ello y siguiendo
la regla de oro de los primeros auxilios, debemos prevenir para no tener nunca que
actuar. Estas son algunas de las principales recomendaciones (Ureña Durán, R. 2008):

Utilizar la indumentaria deportiva adecuada a las condiciones


medioambientales.
No utilizar prendas impermeables no transpirables durante la realización
de actividad física intensa, ya que aumentan el riesgo de deshidratación.
Hidratarse de forma continua y correcta (agua, sales minerales y azúcares). Los
alumnos deben beber agua antes de tener sed.
Trabajar a una intensidad de ejercicio adecuada a las condiciones
medioambientales.
Evitar situaciones extremas y por tanto peligrosas para la salud, evitar realizar
la clase de Educación Física a 40ª C y al sol sin protección.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Actividades físicas en ambientes calurosos

El cuerpo humano tiene la capacidad de termorregularse, manteniendo una


temperatura constante cercana a los 37º C. En ambientes calurosos nuestro organismo
utiliza 2 mecanismos fisiológicos para termorregularse:

Vasodilatación: aumento de la circulación sanguínea de los vasos cercanos a la


piel. Lo que producirá un enfriamiento de la sangre y por tanto del cuerpo en
general.
Sudoración-Transpiración: evaporación de agua a través de las glándulas
sudoríparas produciendo una bajada de temperatura de la superficie de la piel.

Si la exposición a un ambiente caluroso es prolongada puede producirse una gran


pérdida de agua y sales minerales, llevando a la persona a la deshidratación.

A continuación detallaremos algunas recomendaciones para prevenir los riesgos


asociados al calor y que pueden provocar en nuestros alumnos deshidratación, golpe de
calor, llegando incluso al infarto agudo de miocardio (Bar-Or y Rowland, 2004; Colegio
Americano de Medicina del Deporte, 1999; Cruz Roja, 2008):

Es recomendable una hidratación adecuada (300-400 ml, para niños de 10-12 años),
antes del ejercicio (20-30 minutos). Y beber periódicamente cada 15-20 minutos en
actividades físicas prolongadas.
Nunca restringir la hidratación como castigo.
La indumentaria debe ser ligera y fina para favorecer la transpiración-
termorregulación, de una capa y de material absorbente (por ejemplo, algodón).
Es recomendable que el color de la ropa sea claro (menor radiación solar absorbida),
y que los alumnos utilicen una gorra en la cabeza.
No es recomendable que se realicen largas exposiciones de la piel al sol durante los
meses más calurosos, y siempre aplicar un protector solar.
Si sospechamos que el niño está en riesgo de padecer una lesión por calor, debemos
interrumpir la actividad y comenzar con el tratamiento adecuado.

Estas son algunas de las lesiones por calor más comunes durante la práctica de ejercicio
(Bar-Or y Rowland, 2004; Cruz Roja, 2008):

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Deshidratación: producida generalmente por alta temperatura y/o humedad, y falta


de hidratación.

Síntomas:

Boca seca.
Sed.
Desorientación e irritabilidad.
Dolor de cabeza.
Fatiga, apatía y debilidad.

Actuación:

Interrumpir la actividad.
Hidratar al accidentado (agua, sales minerales y glucosa).
Controlar los signos vitales.

Prevención:

Hidratarse adecuadamente antes de la actividad.


Hidratarse periódicamente durante la actividad, incluso cuando no se sienta sed.

Calambres musculares por calor: la deshidratación, la pérdida de sales minerales


(sobre todo sodio), y la fatiga muscular, pueden ser las causas de los calambres
musculares por calor. Se va a producir un flujo sanguíneo bajo a la musculatura
activa, refiriendo fatiga localizada.

Síntomas:

Dolor agudo e intenso en la musculatura activa (generalmente en miembros


inferiores).
Espasmos musculares constantes o repetidos.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Actuación:

Interrumpir la actividad.
Estirar suavemente la musculatura afectada (ver calambres musculares
anteriormente).
Hidratar al accidentado (agua, sales minerales y glucosa).

Prevención:

Hidratarse adecuadamente antes de la actividad.


Hidratarse periódicamente durante la actividad, incluso cuando no se sienta sed.

Fatiga por calor - Insolación: producida generalmente por la práctica prolongada


de ejercicio de alta intensidad a alta temperatura y/o humedad, o por una exposición
prolongada al sol. La deshidratación va a provocar un flujo sanguíneo bajo a todo
el cuerpo, refiriendo fatiga generalizada.

Síntomas:

Temperatura corporal normalmente elevada con piel caliente, húmeda y enrojecida.


Dolor de cabeza, mareos, nauseas.
Incapacidad para continuar haciendo ejercicio y fatiga elevada.
Falta de fuerza y coordinación.

Actuación:

Interrumpir la actividad.
Hidratar al accidentado (agua, sales minerales y glucosa).
Llevar al accidentado a la sombra y refrescar el cuerpo mediante compresas mojadas
en cuello, pecho, axilas e ingles.
Controlar los signos vitales.

Prevención:

Hidratarse adecuadamente antes de la actividad.


Hidratarse periódicamente durante la actividad, incluso cuando no se sienta sed.
Realizar periodos de descanso a la sombra durante la actividad.

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239
Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Hiponatremia: la hiponatremia es la deficiencia de sales de sodio en la sangre (VV.


AA, 1998). Suele estar producida bien por la hidratación excesiva con agua (ausencia de
sodio), o bien por la falta de reposición de sodio. Esta deficiencia de sodio va a producir
alteraciones en todas las células del organismo (bomba de sodio-potasio) y por tanto en
todos los órganos y sistemas.

Síntomas:

Incapacidad para continuar haciendo ejercicio y fatiga elevada.


Falta de fuerza y coordinación.
Alteración del sistema nervioso central (confusión y convulsiones, pudiendo llegar
hasta el coma).
Sudoración abundante en manos y pies.
Sodio en sangre < 130 mmol. /Litro.

Actuación:

Interrumpir la actividad.
Hidratar al accidentado (agua, sales minerales y glucosa).
Llevar al accidentado a la sombra.
Controlar los signos vitales y activar la cadena de socorro si es necesario.

Prevención:

Hidratarse (agua, sales minerales y glucosa), adecuadamente antes de la actividad.


Hidratarse periódicamente durante la actividad, incluso cuando no se sienta sed.

Golpe de calor: se trata de una urgencia y precisa una rápida intervención. Es la


lesión por calor más grave pero menos frecuente. Está producida generalmente por
actividad física extenuante en ambientes calurosos y muy húmedos, deshidratación,
falta de acondicionamiento físico y lesiones por calor previas (fatiga por calor-
insolación). El organismo es incapaz de adaptarse al aumento de temperatura.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Síntomas:

Hipertermia severa del accidentado, presentando temperaturas superiores a 40º C.


Incapacidad para continuar haciendo ejercicio.
Alteraciones de la consciencia.
Alteración del sistema nervioso central (confusión y convulsiones, pudiendo llegar
hasta el coma).
Pulso rápido y débil.
Respiración rápida y superficial.

Actuación:

Interrumpir la actividad.
Controlar los signos vitales y activar la cadena de socorro.
Hidratar al accidentado (agua, sales minerales y glucosa).
Llevar al accidentado a la sombra y refrescar el cuerpo mediante compresas mojadas
con agua fría o hielo en cuello, pecho, axilas e ingles.

Prevención:

Hidratarse (agua, sales minerales y glucosa), adecuadamente antes de la actividad.


Hidratarse periódicamente durante la actividad, incluso cuando no se sienta sed.
Realizar periodos de descanso a la sombra durante la actividad.

Actividades físicas en ambientes fríos

Debido a la producción de calor corporal durante el ejercicio físico moderado-intenso,


las lesiones por frío suelen ser más comunes en reposo, durante actividades físicas de
baja intensidad, o en actividades físicas en la naturaleza (excursión a la nieve). A pesar
de ello debemos estar alerta para prevenir los riesgos asociados al frío y que pueden
provocar en nuestros alumnos hipotermia, congelación y bronco-constricción (Bar-Or y
Rowland, 2004):

El calor corporal se pierde más rápido si la ropa está húmeda. Es importante utilizar
varias capas de ropa seca en actividades cercanas a 0º C.

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241
Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Para prevenir y/o mejorar el asma inducido por el frío en actividades físicas intensas
(gran ventilación), es recomendable cubrir la boca y la nariz con una prenda térmica
(por ejemplo, braga para el cuello), en ambientes por debajo de 10º C.
La temperatura del agua de la piscina estará, si es posible, 1-2º C más caliente que
para los adultos (30º C aproximadamente).
Si sospechamos que el niño está perdiendo temperatura rápidamente y que
alcanzará una hipotermia, debemos prevenir y sacarlo del agua antes de que suceda
(cuánto más pequeño es el niño mayor es el riesgo).

A continuación describiremos las situaciones más comunes, sus síntomas y tratamiento


de primeros auxilios (Cruz Roja, 2008):

Hipotermia: nuestro cuerpo produce contracciones musculares involuntarias


(temblores-tiritonas), para producir calor y mantener la temperatura de los órganos
vitales, sin embargo la energía que necesitamos para producir estas contracciones
puede agotarse. Además, por debajo de 34º C las contracciones musculares no pueden
producirse, nuestro ritmo cardiaco y respiratorio se enlentece, llegando a perder la
consciencia e incluso produciendo la muerte (Cruz Roja, 2008).

Síntomas: en general se producen alteraciones de la consciencia, desorientación,


dificultad para hablar, rigidez de miembros y marcha lenta e inestable.

Hipotermia leve:

Pulso y respiración rápidos.


Piel enrojecida.
Pupilas reactivas.

Hipotermia grave:

Pulso y respiración lentos e irregulares, pudiendo llegar a detenerse.


Piel pálida, cianótica.
Pupilas arreactivas.

Actuación:

Trasladar al accidentado a un lugar cerrado, seco y caliente.

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242
Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Controlar los signos vitales y activar la cadena de socorro si es necesario.


Cambiar la ropa húmeda del accidentado por ropa seca.
Calentar de forma gradual al accidentado, bañarlo con agua templada o abrazarlo
con nuestro cuerpo. Si el aumento de temperatura se hiciera de forma brusca se
provocaría la llamada “muerte del rescate”, produciendo una vasodilatación
rápida de las arterias que al llegar a la musculatura aún muy fría, enfriaría aún más
la sangre dañando aún más los órganos vitales.
Si la víctima está consciente, darle de beber liquido caliente con azúcar. No darle de
beber alcohol, ya que por su efecto vasodilatador produciría la “muerte del rescate”.
Es importante mantenerlo en reposo.

Congelación: se produce por una exposición continuada al frío, como consecuencia de


la vasoconstricción de los vasos periféricos. Esta vasoconstricción impide la llegada de
oxígeno y nutrientes a los tejidos, provocando lesiones por congelación en los tejidos o
congelaciones.

Síntomas: según la afectación de la congelación se pueden clasificar en tres grados


(Cruz Roja, 2008):

Congelación 1º grado:

Piel pálida, cianótica.


Rigidez de miembros.
Sensación de pinchazos en la zona congelada.

Congelación 2º grado:

Mismos síntomas que 1º grado.


Ampollas de color morado o negro e inflamación de la zona afectada.

Congelación 3º grado:

Mismos síntomas que 2º grado.


Lesión de las capas más profundas de la piel, grietas y pérdida de piel.
Posteriormente es posible la pérdida de la zona o extremidad debido a la muerte
irrecuperable de los tejidos.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Actuación:

Trasladar al accidentado a un lugar cerrado, seco y caliente.


Controlar los signos vitales y activar la cadena de socorro.
Cambiar la ropa húmeda del accidentado por ropa seca.
Si la víctima está consciente, darle de beber liquido caliente con azúcar. No darle de
beber alcohol, ya que por su efecto vasodilatador produciría la “muerte del rescate”.
Mantenerlo en reposo hasta su evacuación por los servicios de emergencia
profesionales.
No friccionar las zonas congeladas, ya que pueden producirse daños en el
tejido. Calentar de forma gradual el tejido con la temperatura de nuestro cuerpo.
Congelaciones de 2º y 3º grado: no calentar la zona afectada para evitar el dolor
(Cruz Roja, 2008).

6.4. Urgencias neurológicas

Dentro de las urgencias neurológicas nos ceñiremos exclusivamente a los cuadros


convulsivos. Las convulsiones son definidas como contracciones bruscas,
anormales e involuntarias que tienen su origen en alteraciones del sistema
nervioso central (Cruz Roja, 2008). Son de 2 tipos:

Convulsiones tónicas: rigidez muscular.


Convulsiones clónicas: contracciones y movimientos musculares que sacuden el
cuerpo del accidentado.

Las convulsiones tienen múltiples causas, entre ellas:

Fiebre alta – golpe de calor.


Intoxicaciones a causa de ingerir alcohol o drogas.
Infecciones del sistema nervioso central (meningitis).
Traumatismos craneoencefálicos.
Falta de oxígeno o glucosa en el sistema nervioso central.
Trastornos neurológicos (epilepsia o tumor).

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Epilepsia

La epilepsia es uno de los trastornos neurológicos más comunes. Es una enfermedad


congénita del sistema nervioso central que presenta crisis o ataques en forma de
convulsiones (locales o generales), con posible pérdida de la consciencia.

Síntomas: estas crisis o ataques tienen varias fases (Cruz Roja, 2008):

Fase 1. Inicial: la víctima cae al suelo con posible pérdida de la consciencia.


Fase 2. De contracción: toda la musculatura del accidentado se contrae
provocando un paro respiratorio. Duración 10-20 segundos.
Fase 3. De sacudidas: el accidentado comienza a tener convulsiones breves
(contracción-relajación), respiración ruidosa, aumento de la salivación y pérdida de
control de esfínteres. Existe el riesgo de que el accidentado se muerda la lengua.
Duración 2-3 minutos.

Fase 4. Post-convulsiva: el accidentado tiene alterada la consciencia (estado de


somnolencia o coma), despertando progresivamente confuso y sin recordar nada de
lo ocurrido. El accidentado puede volver a tener convulsiones. Duración 10-30
minutos.

Actuación:

Dejar que la crisis (convulsiones), se desarrolle. No agarrar al accidentado.


Introducir un objeto blando, como un pañuelo, en la boca del accidentado para
evitar que se muerda la lengua. No introducir objetos que puedan romperse o
romper los dientes al accidentado.
Evitar que el accidentado se lesione durante las convulsiones (retirar objetos con los
que se pueda golpear, colocar almohada debajo de su cabeza).
Aflojar la vestimenta del accidentado.
Controlar los signos vitales y comprobar que la vía aérea está abierta (sobre todo en
la última fase).
Evitar el atragantamiento del accidentado en caso de vómitos (rotar el cuello
inclinando la cabeza hacia un lado).
Colocarle en posición lateral de seguridad en la fase post-convulsiva.
Llevar al accidentado a un centro sanitario.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

6.5. Otras urgencias

Intoxicaciones

No debemos olvidar nunca durante la exploración del entorno, en casos de


intoxicaciones, las 5 preguntas clave (Cruz Roja, 2008):

¿Qué producto ha ingerido la víctima?


¿Qué cantidad?
¿Cuándo?
¿Ha ingerido algún producto más?
¿Ha vomitado?

A continuación describiremos de forma esquemática las intoxicaciones más comunes


en niños.

1. Intoxicación por productos de limpieza no cáusticos:

Síntomas:

El aliento del accidentado huele al producto ingerido, hay restos en su ropa y/o el
recipiente del producto está cerca.
Intoxicación leve (con jabones, lavavajillas para lavar a mano o suavizante):
nauseas, vómitos, dolor en el abdomen o diarrea.
Intoxicación grave (con detergentes con aceite de pino, pastillas para el wáter o
cera de suelos): confusión, debilidad, agitación, convulsiones, dificultad respiratoria
pudiendo llegar a parada cardiorrespiratoria.

Actuación:

Activar la cadena de socorro para trasladar urgentemente al accidentado a un


centro hospitalario.
Dar información exacta de la intoxicación a la central telefónica de urgencias (si se
conoce), para que nos den instrucciones de actuación. Si no disponen de
asesoramiento profesional llamar al Centro Nacional de Toxicología (91 562 04 20).

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Controlar los signos vitales del accidentado. Si es necesario el boca a boca, lo


realizaremos boca a nariz para evitar que el tóxico entre en contacto con nuestra
boca.
Si el accidentado está consciente, darle de beber si es posible agua
albuminosa (un litro de agua mezclada con 6 claras de huevo), o agua para
disminuir la absorción del contenido tóxico.
Evitar el atragantamiento del accidentado en caso de vómitos (rotar el cuello
inclinando la cabeza hacia un lado). Recoger una muestra de vómito para su
posterior análisis en el hospital.

2. Intoxicación por productos de limpieza cáusticos: producen intoxicaciones muy


graves llegando a provocar la muerte del accidentado (lejía, amoniaco, salfumán,
lavavajillas y abrillantadores para lavar a máquina).

Síntomas:

El aliento del accidentado huele al producto ingerido, hay restos en su ropa y/o el
recipiente del producto está cerca.
Dolor de aparición repentina en la zona del esternón.
Salivación abundante y dificultad para deglutir.
Shock si la intoxicación es grave.

Actuación:

Activar la cadena de socorro para trasladar urgentemente al accidentado a un


centro hospitalario.
Dar información exacta de la intoxicación a la central telefónica de urgencias (si se
conoce), para que nos den instrucciones de actuación. Si no disponen de
asesoramiento profesional llamar al Centro Nacional de Toxicología (91 562 04 20).
Controlar los signos vitales del accidentado. Si es necesario el boca a boca, lo
realizaremos boca a nariz para evitar que el tóxico entre en contacto con nuestra
boca.
Si el producto cáustico está en la piel, nariz u ojos del accidentado, limpiar la zona
con agua a chorro durante 15 minutos. Desnudar al accidentado si su ropa está
impregnada del producto tóxico.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Si el accidentado está consciente y puede deglutir, darle de beber si es posible


agua albuminosa (un litro de agua mezclada con 6 claras de huevo), o agua para
disminuir la absorción del contenido tóxico. No utilizar bicarbonato sódico o
vinagre, ya que la reacción química aumentaría la temperatura y agravaría la
lesión.
No provocar nunca el vómito (el reflujo quemaría de nuevo el esófago y la boca).
En caso de que se produzca evitar el atragantamiento del accidentado (rotar el cuello
inclinando la cabeza hacia un lado). Recoger una muestra de vómito para su
posterior análisis en el hospital.

3. Intoxicación por disolventes y productos derivados del petróleo: producen


intoxicaciones graves del accidentado (aguarrás, bencina, éter, productos quitamanchas
o abrillantadores).

Síntomas:

El aliento del accidentado huele al producto ingerido, hay restos en su ropa y/o el
recipiente del producto está cerca.
Mareo, nauseas, vómitos.
Somnolencia.

Actuación:

Trasladar urgentemente al accidentado a un centro hospitalario (por


pequeña que sea la cantidad ingerida).
Controlar los signos vitales del accidentado.
No provocar nunca el vómito (el reflujo y sus gases podrían entrar en los
pulmones agravando la lesión). En caso de que se produzca evitar el
atragantamiento del accidentado (rotar el cuello inclinando la cabeza hacia un
lado). Recoger una muestra de vómito para su posterior análisis en el hospital.
Si sospechamos que el producto tóxico se absorbe por vía cutánea (piel),
desnudaremos al accidentado (ponernos guantes de protección), y limpiaremos la
zona afectada del cuerpo con agua a chorro durante 15 minutos.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Reacciones alérgicas, picaduras y mordeduras

La prevalencia de alergias entre las personas ha aumentado significativamente durante


los últimos años. Muchas son las teorías que apuntan a un exceso de limpieza e higiene
de las personas, y otras al aumento de los niveles de polución en el aire.

La reacción alérgica está producida por la exposición de la persona a una sustancia


denominada alérgeno o antígeno, que provoca una reacción de defensa del sistema
inmune, creando anticuerpos específicos.
Las células quedan sensibilizadas la primera vez que entran en contacto con este
alérgeno, y será la segunda vez que entren en contacto cuando se liberen una serie de
mediadores químicos, entre ellos la histamina, que provocarán una reacción alérgica e
inflamatoria importante (reacción anafiláctica), pudiendo afectar a diferentes órganos
(pulmones o piel), llegando en ocasiones a provocar la muerte. Por tanto, la reacción
anafiláctica es la reacción alérgica aguda que sufren las personas previamente
sensibilizadas, al ponerse de nuevo en contacto con un alérgeno.

Las causas son diversas, entre ellas:

Fármacos (antibióticos o antiinflamatorios).


Venenos (picaduras o mordeduras).
Alimentos (huevo o leche).

Síntomas: generalmente se manifiestan en segundos-minutos, siendo de gravedad


variable y afectando a diferentes aparatos del cuerpo humano (aparato cutáneo,
respiratorio, circulatorio o gastrointestinal).

Reacciones anafilácticas leves: normalmente suele producir una afección cutánea


(por ejemplo, urticaria):

Enrojecimiento de la piel o habones.


Picores o prurito.
Inflamación variable según gravedad (ojos, labios o dedos).

Reacciones anafilácticas graves: pueden llegar a producir la muerte del


accidentado, provocando un shock anafiláctico y/o un compromiso respiratorio grave.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Accidentado nervioso y con sudoración importante.


Enrojecimiento de la piel, habones, picores o prurito.
Inflamación variable según gravedad (ojos, labios o dedos).
Compromiso respiratorio variable según la gravedad (tos, sibilancias, falta de
oxigenación correcta y parada respiratoria).
Signos de shock progresivos: pulso débil y rápido, hipotensión, piel pálida y
cianótica, alteración de la consciencia, convulsiones.
Problemas de deglución, nauseas, vómitos y diarreas.

Actuación:

Tranquilizar al accidentado (un estado nervioso importante agravará la dificultad


respiratoria).
Controlar los signos vitales y activar la cadena de socorro.
Colocar al accidentado en posición de tumbado en decúbito supino semi-
incorporado o semi-sentado en ángulo de 45º (para facilitar la respiración).
Controlar los signos de shock hasta que llegue la ayuda sanitaria profesional.

Picaduras y mordeduras

Estas son lesiones bastante frecuentes en el entorno escolar y en las excursiones al aire
libre, por lo que importante tener claros los conceptos básicos en primeros auxilios.

A continuación distinguiremos entre picadura y mordedura y veremos sus


características y tratamiento principal:

Picadura: el animal inyecta una sustancia tóxica (veneno) en nuestro cuerpo. Puede
llegar a ser grave si presenta alguna de las siguientes condiciones:

Picaduras múltiples y/o picaduras en cuello, cara e interior de la boca (dificultad al


respirar).
Persona alérgica específicamente a ese tóxico (veneno).
Si el accidentado es un bebé, recién nacido o persona mayor.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Las picaduras más comunes son:

1. Picaduras de animales terrestres:

Insectos:

Mosquitos y tábanos: se alimentan de la sangre de los animales que pican.


Pueden transmitir enfermedades.
Abejas y avispas: utilizan la picadura como mecanismo de defensa. Las abejas se
desprenden de su aguijón, que puede quedar clavado, y mueren. Las avispas sin
embargo, no se desprenden de él y pueden picar de forma repetida.

Síntomas:

Dolor e inflamación variable.


Picor o prurito.
Si la picadura es de abeja puede estar el aguijón clavado en la piel.

Actuación:

Limpiar la picadura como una herida.


Colocar compresas frías o hielo para aliviar el dolor y controlar la inflamación.
Si la picadura es de abeja, retirar con cuidado el aguijón clavado en la piel con unas
pinzas, tirando de la parte dura del aguijón (para no liberar más veneno). Limpiar y
desinfectar la herida.

Arácnidos:

Arañas: en España no existen arañas extremadamente venenosas y su picadura es


leve.
Garrapatas: se alimentan de la sangre de los animales, viviendo sobre su piel
(parásito). Debemos tener cuidado al extraerlas ya que introducen una parte de su
cuerpo dentro de la piel. Pueden transmitir enfermedades.
Escorpión: utilizan la picadura como mecanismo de defensa. Generalmente pican
en pies y manos y rara vez su picadura es mortal.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Síntomas:

Dolor e inflamación variable.


Enrojecimiento de la zona y picor o prurito.

Actuación:

Limpiar la picadura como una herida.


Colocar compresas frías o hielo para aliviar el dolor y controlar la inflamación.
Mantener en reposo la extremidad o zona afectada.
Consultar a los servicios médicos más próximos.
Si la picadura es de garrapata y su cuerpo ya está dentro de la piel de la víctima,
debemos retirarla cuando esta ya esté muerta. Aplicar un insecticida adecuado,
extrayendo a continuación con unas pinzas y con cuidado su cuerpo, sin romperlo.
Limpiar y desinfectar la herida. Consultar a los servicios médicos más próximos.

2. Lesiones producidas por animales marinos:

Animales marinos urticantes: entre ellos encontramos a las medusas y pólipos


(animales invertebrados gelatinosos), que utilizan sustancias químicas para cazar a
pequeños peces. El contacto con nuestra piel produce dolor y urticaria, pudiendo llegar
a provocar una reacción anafiláctica en personas con alergia.

Síntomas:

Dolor localizado variable (generalmente elevado).


Zona lesionada enrojecida (a veces con la forma de los tentáculos), e inflamada.
Dolor de cabeza.

Actuación:

Tranquilizar al accidentado.
Lavar la zona afectada con vinagre o jugo limón natural. Dejar actuar unos minutos.
Lavar la zona con agua salada o suero salino.
Aplicar compresas frías o hielo para aliviar el dolor y el escozor.
Si la zona de lesión es incapacitante o extensa, o se produce en la cara,
articulaciones, o zonas próximas a orificios naturales, acudir a un centro médico.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Peces: los peces que viven enterrados en la arena, cercana a la costa, defienden su
territorio con unas espinas venenosas (rayas o peces araña). Su picadura es muy
dolorosa pero no suele presentar gravedad.

Síntomas:

Dolor localizado intenso e inflamación.


Zona lesionada con una o varias heridas poco o nada sangrantes, y posible
hematoma producido por la picadura.
Impotencia funcional de la zona afectada.

Actuación:

Tranquilizar al accidentado.
Extraer las espinas o restos de espinas de la herida.
Sumergir la zona lesionada en agua templada, añadiendo poco a poco agua caliente
hasta la temperatura que tolere el accidentado (el calor inactiva el veneno del pez).
Cuando el dolor se ha aliviado, aplicar compresas frías o hielo para disminuir la
inflamación.
Limpiar la herida con agua y jabón y aplicar un antiséptico.
Si el dolor persiste, acudir a un centro médico.

Erizos de mar: suelen vivir sobre las rocas en grandes colonias. Están compuestos
por un exoesqueleto cubierto de espinas o púas. Suelen causar lesiones de poca
gravedad cuando se les pisa, aunque son dolorosas y con riesgo de infección (las
espinas pueden romperse dentro de la herida).

Síntomas:

Dolor localizado intenso e inflamación variable.


Zona lesionada con una o varias heridas poco o nada sangrantes, y posible
hematoma producido por el pinchazo.
Impotencia funcional de la zona afectada.

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253
Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Actuación:

Tranquilizar al accidentado.
Extraer las espinas que no estén clavadas totalmente (profundas).
Trasladar al accidentado sin apoyar la zona afectada, a un puesto de socorro en la
playa o centro sanitario, para realizar la primera cura.
Realizar una segunda cura en un centro médico para extraer las espinas más
profundas y valorar el tratamiento de la herida (antibiótico).

3. Mordedura: el animal produce una herida con sus dientes en nuestro cuerpo,
existiendo además el riesgo de contagio de enfermedad (sobre todo la rabia).

Mordeduras-arañazos de perro y gato: las mordeduras de perro suelen producir


desgarro, mientras que las de gato suelen ser más profundas. Ambas mordeduras junto
a los arañazos, tienen un alto riesgo de infección.

Actuación:

Limpiar la herida con agua y jabón, y aplicar un antiséptico.


Tapar las heridas graves y contener la hemorragia, si fuera necesario.
Tratar de recabar la máxima información sobre el animal (si el perro está vacunado
contra la rabia).
Trasladar al accidentado a un centro médico para evaluar la herida y la conveniencia
de administrar una vacuna.

Mordeduras de serpiente: en nuestro país solo la víbora, localizada principalmente


en Pirineos, es venenosa. Utilizan la mordedura como mecanismo de defensa contra los
humanos. Esta se produce generalmente en las extremidades inferiores y debe ser
tratada como una herida.

Gravedad de la mordedura de serpiente: La gravedad de la mordedura va a


depender de varios factores, entre ellos:
o Edad y talla de la víctima.
o Localización en el cuerpo de la mordedura.
o Profundidad y número de mordeduras.
o Cantidad de veneno inoculado y sensibilidad de la víctima a este.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Síntomas:

Inflamación local variable.


Dolor variable.
Huella dejada por la mordedura (ver figura 1).
Si ha existido inoculación de veneno pueden presentarse además los siguientes
síntomas:
o Nauseas, vómitos.
o Convulsiones.
o Shock.
o Alteraciones de la consciencia (coma).

Serpiente no Serpiente
venenosa venenosa

Figura 1. Huellas dejadas por la mordedura de una serpiente no venenosa (sin colmillos), y de una
serpiente venenosa (colmillos inyectan veneno). Basado en: Cruz Roja (2008).

Actuación: si es posible, debemos tratar de identificar el tipo de serpiente que ha


mordido a la víctima (color, dibujo, tamaño), para ayudar a los servicios médicos.

Tranquilizar al accidentado.
Tumbar a la víctima en el suelo (decúbito supino con cabeza inclinada o posición
lateral de seguridad), procurando que no se mueva. Tratando de disminuir la
circulación sanguínea para evitar que el veneno se absorba rápidamente.
Lavar la herida con agua y jabón.
Aplicar hielo o compresas frías.
Si la mordedura es en una extremidad, inmovilizarla.
Trasladar al accidentado al centro hospitalario más cercano.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

6.6. El botiquín

El botiquín debe formar parte del material de la clase de educación física y estar por
tanto totalmente accesible.

Los alumnos deberían conocer su composición y utilidad práctica al final de la etapa de


educación primaria, mejorando su autonomía en las situaciones básicas de accidente.

El botiquín debe al menos contener lo siguiente (Cruz Roja, 2008):

Teléfonos de emergencia de la zona.


Material de autoprotección:
o Toallitas de alcohol: para desinfectar nuestras manos antes de curar al
accidentado (no utilizar para curar heridas).
o Guantes de un solo uso (látex o vinilo): nos protegen del contacto directo y
previenen el contagio de enfermedades. Los utilizaremos siempre que vayamos a
realizar una cura.
o Mascarilla de protección facial para el boca a boca: nos protegen del contacto
directo y previenen el contagio de enfermedades. La utilizaremos siempre que
vayamos a realizar el boca a boca.

Material de curas y hemostasia (detención de hemorragia):

Suero fisiológico. Envasado en ampollas de diferentes tamaños, nos permitirá


limpiar las heridas si no existe una fuente de agua cerca.
Agua oxigenada. Nos permitirá limpiar las heridas y cortar la hemorragia
(hemostático).
Antiséptico – Desinfectante. Utilizar un producto tipo “povidona yodada” para
prevenir la infección de la herida. La coloración que deja sobre el tejido se puede
eliminar fácilmente.
Gasas estériles de varios tamaños.
Vendas elásticas de diferentes tamaños.
Esparadrapo de tela y papel y tiritas.
Tijeras de punta redondeada.
Pinzas.
Hielo. En una nevera, y si es posible, ya preparado en bolsas para su aplicación.
Azúcar. Para alumnos que hayan sufrido bajadas de azúcar.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Otro material: aunque el material descrito a continuación no es estrictamente


necesario en primeros auxilios, sí nos será de mucha utilidad en el colegio. La
aplicación de medicamentos a los alumnos se hará con la autorización de los padres,
extremando la precaución ya que pueden provocar alergia en el accidentado y agravar
su situación.

Termómetro.
Analgésicos-Antitérmicos.
Crema antihistamínica. Para picaduras de insecto, o plantas urticantes que pueden
producir una reacción alérgica.
Pomada para pequeñas quemaduras.

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Capítulo 6: Educación Física y Salud: primeros auxilios básicos (II)

Bibliografía

Bar-Or, O. y Rowland, T. W. (2004). Pediatric exercise medicine. From physiologic


principles to health care application. Champaign IL: Edit. Human Kinetics.

Colegio Americano de Medicina del Deporte. (1999). Manual ACSM para la valoración y
prescripción del ejercicio. Barcelona: Edit. Paidotribo.

Cruz Roja. (2008). Manual Cruz Roja de primeros auxilios. Madrid: Edit. El País -
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