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En este quinto capítulo conoceremos qué son los primeros auxilios, y nos
introduciremos en las técnicas y cuidados básicos que podríamos necesitar durante la
clase de educación física en educación primaria.
La Cruz Roja (2008), define el socorrismo como un concepto más amplio, que va
más allá del concepto tradicional de primeras curas. De este modo, el socorrismo se
divide en:
Los primeros auxilios no son un tratamiento radical y completo, sino una acción de
emergencia destinada a estabilizar el estado del accidentado y minimizar el efecto de
las lesiones, hasta que pueda hacerse cargo de la situación personal sanitario
especializado (Cruz Roja, 2008).
La cadena de socorro
El primer eslabón de esta cadena de socorro lo forma cualquier persona que sea
consciente del suceso-accidente, tenga o no conocimientos en primeros auxilios, y que
pone en marcha la cadena para que se produzca una respuesta sanitaria
adecuada (ver figura 1).
Acciones oportunas para evitar riesgos adicionales (abrir la ventana, cerrar la llave
del gas, señalizar el lugar del accidente de tráfico, etc.).
En esta primera fase en la que no sabemos qué tipo de lesiones presentan los
accidentados, no desplazar ni mover a los accidentados, a no ser que exista
riesgo para su vida (coche ardiendo). Debemos esperar a la llegada de los servicios
de emergencias-socorro.
Suceso - accidente
Servicios de rehabilitación
• Física
• Psicológica
• Social
Cuando nos encontremos con un accidentado o una persona enferma, que necesita
ayuda sanitaria, debemos determinar su estado mediante una exploración.
Exploración primaria
Los signos vitales que debemos reconocer por orden son: consciencia, respiración
y pulso.
1º. Consciencia:
El socorrista debe arrodillarse al lado de la víctima y preguntarle con voz alta y clara:
“¿Me oye?”, “¿Se encuentra bien?”:
Si el accidentado no responde:
o Volver a preguntar al accidentado gritándole y estimulándole con un pellizco,
observando sus reacciones (movimientos de la cara, gemido o apertura de ojos).
Si aún así no responde, pedir ayuda inmediatamente (tratando de no
abandonar a la víctima/s).
2º. Respiración:
Ver: veremos si la caja torácica del sujeto se mueve arriba y abajo. Si se mueve es
que está respirando.
Escuchar: acercamos nuestro oído a la boca-nariz de la víctima, escuchando si
entra y sale aire de sus pulmones.
Sentir: desde la posición anterior, con la mejilla cerca de la boca-nariz del
accidentado, sentimos el aire espirado en nuestra cara.
Observar: el aspecto de la piel, labios, pupilas de los ojos (color azulado –
cianosis, significa falta de oxígeno).
Para valorar la función circulatoria o el pulso el socorrista sigue de rodillas al lado del
accidentado (ver fotografías 2 y 3). Vamos a determinar si el corazón está latiendo o
no, para ello la forma más eficaz y directa de comprobarlo es palpar la arteria
carótida (arteria del flujo sanguíneo central, situada en el cuello):
Exploración secundaria
Una vez nos hayamos asegurado de que las constantes vitales se encuentran en
correcto estado, podemos realizar la exploración secundaria siguiendo siempre el
siguiente orden (Cruz Roja, 2008):
Simetría:
o Isocoria: pupilas iguales en tamaño (diferencia máxima de 0,5 milímetros).
Estado normal.
o Anisocoria: pupilas de tamaño diferente debido probablemente a un
traumatismo craneoencefálico.
Ritmo de la respiración: debe de ser regular, con los intervalos entre las
respiraciones iguales.
o Rítmica – regular: intervalos entre las respiraciones son iguales.
o No rítmica – irregular: intervalos entre las respiraciones son desiguales.
Posibilidad de lesión en el sistema nervioso (Cruz Roja, 2008).
Tabla 1. Frecuencia cardiaca de reposo para diferentes grupos de edad. Basado en: Instituto Nacional de
Salud de EEUU, 2012.
Signos de fractura del cráneo: hemorragia por el oído, nariz, fractura del
maxilar o de la nariz.
Heridas en cabeza y cara, daños oculares, contusiones, etc.
Una vez acabada la exploración secundaria trataremos de averiguar más datos del
accidentado y del accidente que pueden ser de gran utilidad para la asistencia
sanitaria. Para valorar los antecedentes, el accidentado debe estar consciente y en
estado de alerta, o bien podemos preguntar a sus familiares o acompañantes si
conocen esa información. Averiguaremos la siguiente información del accidentado
(OPUMA) (Cruz Roja, 2008):
O. ¿Qué ha Ocurrido?
P. Antecedentes Personales (Le había ocurrido más veces, es diabético).
U. ¿Cuál ha sido la Última ingesta de sólidos o líquidos? ¿Tipo de alimento y hora?
M. ¿Medicación que toma habitualmente?
A. ¿Padece Alergias?
El libro ofrece una visión básica y teórica de la RCP, por lo que se recomienda al lector
que participe, si es posible, en un curso práctico con el fin de aprender correctamente
la técnica de aplicación de esta técnica. De esta manera podrá realizar una
intervención eficaz en el caso en que sea necesario.
El primer paso “A” de la RCP, evalúa el estado de las vías aéreas. Debemos
asegurarnos de que la vía aérea que transporta el aire desde la atmosfera hasta
nuestros pulmones está libre, para asegurar así el flujo de aire. Si existiera algún
obstáculo y no lo retiráramos, las maniobras de ventilación (el paso “B-Breath” de la
RCP), serían inútiles.
Técnica del barrido digital: utilizaremos esta técnica solo si vemos el cuerpo
extraño dentro de la boca del accidentado. Pasaremos nuestro dedo índice por el
interior de la boca de la víctima extrayendo el cuerpo extraño, para asegurarnos de
que no haya ningún elemento que pueda impedir el paso de aire.
Si observamos que la vía aérea sigue obstruida debemos realizar las maniobras
descritas más adelante (ver apartado de “Obstrucción de la vía aérea – Asfixias”).
Fotografías 6 a 8. Cierre de las fosas nasales del accidentado (1). Cierre de la boca del accidentado con
nuestros labios (2). Insuflación de aire al accidentado (3).
Fotografía 9. Cierre de las fosas nasales y de la boca del niño pequeño accidentado, con nuestros labios.
“Circulation” – Circulación
Para ello utilizaremos la técnica del masaje cardiaco. A continuación conoceremos sus
características en los diferentes grupos de edad:
o 2º: los codos deben mantenerse extendidos, echando el peso de nuestro cuerpo
sobre el tórax de la víctima (utilizaremos nuestro peso corporal para realizar el
masaje con la menor fatiga posible).
o 3º: comenzamos a realizar el masaje cardiaco hundiendo el tórax del
accidentado entre 4 a 5 cm. en adultos (Cruz Roja, 2008), y realizando 70-80
compresiones por minuto (en ciclos de 2/30 o 2/15).
Tanto con 1 o 2 socorristas, se realizarán en primer lugar las 2 insuflaciones
(en cuanto sepamos que la víctima no respira), y posteriormente se pasará a
realizar el masaje cardiaco 30 o 15 compresiones por ciclo, si no existiera
pulso.
Debemos tener cuidado con la posición de las manos y la presión ejercida en
el tórax del accidentado, ya que podríamos producir lesiones (Fractura de
costillas o esternón) (Cruz Roja, 2008).
Fotografías 10 a 12. Punto de apoyo del talón de la mano dominante (derecha), 2 dedos por encima de
la apófisis xifoides del esternón (1). La otra mano la apoyamos sobre la primera con los dedos
entrelazados y los codos extendidos (2). Comenzamos a realizar el masaje cardiaco hundiendo el tórax
del accidentado entre 4-5 cm. en adultos (3).
Técnica del masaje cardiaco: en los lactantes y niños menores de 1 año para
evitar dañar sus estructuras, utilizaremos el 2º y 3º dedo (dedos índice y medio o
corazón), de la mano dominante (derecha), para realizar el masaje cardiaco (ver
fotografías 13 a 16).
o 1º: Localizar el punto de apoyo, colocando 3 dedos debajo de la línea
intermamilar. Quitamos el dedo superior (4º dedo), y nos quedamos en ese
punto con los dos dedos restantes (2º y 3º) (Galilea Otamendi, 2010).
o 2º: Comenzamos a realizar el masaje cardiaco hundiendo el tórax del
accidentado 1,5 cm. en lactantes y entre 1,5 a 2,5 cm. en niños más mayores
(Galilea Otamendi M. 2010). Realizaremos 100-120 compresiones por
minuto (en ciclos de 2/30).
Fotografías 13 a 16. Técnica del masaje cardiaco en lactantes y niños menores de 1 año: Línea intermamilar (1).
Localizar el punto de apoyo, colocando 3 dedos debajo de la línea intermamilar (2). Quitamos el dedo superior (4º
dedo), y nos quedamos en ese punto con los dos dedos restantes (2º y 3º) (3). Comenzamos a realizar el masaje
cardiaco hundiendo el tórax del accidentado 1,5 cm. en lactantes y entre 1,5 a 2,5 cm. en niños más mayores (4).
Como futuros conocedores de las bases de los primeros auxilios, debemos estar
preparados para afrontar posibles situaciones angustiosas, como la pérdida de la
consciencia de la persona accidentada que estamos ayudando.
Mareo.
Pérdida de fuerza en los miembros inferiores.
Alteraciones sensitivas auditivas y visuales (acúfenos, estrellitas).
Recomendaciones de actuación:
Fotografia 17. Accidentado tumbado en el suelo en decúbito supino, con los miembros inferiores
elevados.
Recomendaciones de actuación:
A continuación se describen las maniobras (Cruz Roja, 2008; Ureña Durán, 2008)
para colocar al accidentado en la posición lateral de seguridad (ver fotografías 18 a
23):
7. Flexionar el codo del otro miembro superior para dar al accidentado dos puntos de
apoyo (codo y rodilla).
8. Comprobar la posición de la cabeza para mantener la vía aérea abierta y abrir la
boca de la víctima para facilitar los posibles vómitos.
9. Comprobamos el estado de la espalda en busca de lesiones, ya que no habíamos
podido explorarla aún.
10. Comprobamos la respiración y abrigamos al accidentado para evitar la pérdida de
calor.
Fotografías 18 a 23. Posición lateral de seguridad (PLS): Accidentado en decúbito supino con
miembros inferiores estirados (1). Abrir vía aérea mediante maniobra frente-mentón (2). Colocar
miembro superior más cercano a nosotros, estirado en flexión completa de hombro, apoyado en el suelo,
con palma de la mano mirando hacia arriba (3). Colocar miembro inferior más alejado de nosotros,
flexionando la rodilla y dejando el pie apoyado en el suelo (4). Rotar al accidentado hacia nosotros,
haciendo que su cabeza descanse sobre el miembro superior estirado, y la rodilla flexionada toque el
suelo (5). Flexionar el codo del otro miembro superior para dar al accidentado dos puntos de apoyo (codo
y rodilla) (6).
Los miembros inferiores deben estar elevados (20-30 cm.), por encima de la
cabeza de la víctima, facilitando el retorno venoso.
La cabeza debe estar rotada hacia un lado para evitar la aspiración del vómito.
Fotografía 25. Accidentado tumbado en el suelo en decúbito supino, con los miembros inferiores
elevados.
Fotografía 26. Accidentado tumbado en el suelo en decúbito supino semi-incorporado (ángulo de 45º
aproximadamente).
Fotografía 27. Accidentado tumbado en el suelo en decúbito supino con rodillas flexionadas.
La obstrucción de la vía aérea bloquea el paso del aire a los pulmones, provocando la
falta de oxígeno en nuestro organismo y por tanto en el sistema nervioso central
(cerebro). Si esta falta de oxígeno persiste en el tiempo puede producir la pérdida de
la consciencia e incluso la muerte del accidentado.
El socorrista debe dejar que el accidentado tosa, sin hacer nada más, esperando
que el elemento extraña salga. No debemos dar golpes en la espalda, pues
esto podría provocar un descenso del cuerpo extraño dentro de las vías
respiratorias y bloquearlas por completo.
Si transcurrido 1-2 minutos el cuerpo extraño no ha sido expulsado, pasaremos a
realizar las maniobras descritas más adelante.
Fotografía 28. Palmadas interescapulares: accidentado consciente, se coloca en flexión de tronco, con
la cabeza hacia abajo, para facilitar la salida del elemento extraño por acción de la gravedad.
Fotografía 30. Maniobra de Heimlich con accidentado inconsciente y tumbado en decúbito supino.
Realizar compresiones –
descompresiones hacía el
tórax.
Fotografía 31. Maniobra de Heimlich con accidentada embarazada y tumbada en decúbito supino.
Lactantes y niños hasta 8 años: la maniobra puede provocar mayor daño que
beneficio. Veremos a continuación las maniobras que pueden realizarse.
Bibliografía
Cruz Roja. (2008). Manual Cruz Roja de primeros auxilios. Madrid: Edit. El País -
Aguilar – Santillana.
Las hemorragias se clasifican también según su gravedad (ver tabla 1), a mayor
cantidad de sangre perdida por el accidentado mayor riesgo para su vida (una persona
adulta tiene normalmente entre 4-5 litros de sangre).
Tabla 1. Clasificación de las hemorragias. Basado en: Cruz Roja (2008). Abreviaturas: CC (Centímetros
cúbicos); R/min (Respiraciones / minuto); Ppm (Pulsaciones por minuto).
Hemorragias externas
Fotografías 1 a 4. Compresión directa: Aplicar presión directa sobre la herida con un apósito (1). Aplicar
otro apósito sobre la herida si es necesario (2). Vendaje de la herida para sostener los apósitos (3-4).
Fotografía 5. Compresión de la arteria humeral, situada debajo del músculo bíceps braquial.
Fotografía 6. Compresión de la arteria femoral. Es una técnica dolorosa por lo que tranquilizaremos al
accidentado.
Hemorragias internas
Controlar los signos vitales. En caso de parada cardiorrespiratoria iniciar la RCP (ver
capítulo 5).
Activar la cadena de socorro avisando al servicio de emergencias, si es necesario.
Tranquilizar al accidentado y tumbarlo en decúbito supino con la cabeza más baja
que los pies (posición de “Trendelenburg”, con los miembros inferiores elevados),
siempre y cuando no sospechemos de traumatismo craneoencefálico.
Tratar las lesiones , si es posible.
Aflojar todo lo que comprima a la víctima, para mejorar el flujo sanguíneo.
Tapar a la víctima para evitar la pérdida de calor.
Controlar siempre los signos vitales (riesgo de shock), hasta que lleguen los servicios
profesionales de emergencias para trasladar al accidentado.
Hemorragias exteriorizadas
Este es el único caso de hemorragia que no debe detenerse (Cruz Roja, 2008), ya que
la sangre saliente podría comprimir la masa encefálica produciendo graves lesiones.
o Activar la cadena de socorro avisando al servicio de emergencias.
o Colocar un apósito estéril (gasa), sobre el oído para evitar la entrada de
gérmenes al sistema nervioso central.
o Controlar siempre los signos vitales hasta que lleguen los servicios profesionales
de emergencias para trasladar al accidentado.
Realizar presión directa sobre el orificio nasal que está sangrando contra
el tabique de la nariz durante 5-10 minutos (Cruz Roja, 2008; Ureña Durán,
2008).
La víctima debe flexionar el cuello, inclinando la cabeza hacia delante, para evitar la
aspiración de sangre y coágulos.
Podemos aplicar agua fría o hielo en la nuca del accidentado para producir una
vasoconstricción que ayudará a cortar la hemorragia (Ureña Durán, 2008).
Transcurridos los 5-10 minutos comprobaremos, reduciendo la presión, si el orificio
ha dejado de sangrar.
o Si aún sangra, introduciremos en la fosa nasal una gasa empapada en agua
oxigenada, dejando un extremo fuera para su posterior extracción. Volveremos a
presionar 5-10 minutos.
o Si la hemorragia sigue sin detenerse, trasladaremos al accidentado a un centro
médico.
Shock
La Cruz Roja (2008), define el shock como el conjunto de signos y síntomas que
produce la disminución o falta de flujo sanguíneo a los tejidos. Esta disminución o falta
puede deberse a:
La alteración del flujo sanguíneo va a producir una falta de oxígeno y nutrientes a los
tejidos, lo que puede llegar a provocar la muerte de la víctima.
Hemorragias.
Quemaduras o lesiones por calor.
Deshidratación provocada por vómitos o diarreas.
La actuación del socorrista estará encaminada a tratar la causa que está produciendo el
shock (si es posible), realizando siempre:
6.2. Traumatismos
Los traumatismos van a ser una de las lesiones más comunes en las clases de educación
física, debido a los contenidos de la asignatura. El contacto físico entre los alumnos, los
desplazamientos en velocidad, equilibrios, saltos, conducciones, situaciones de
cooperación-oposición, etc., van a aumentar el riesgo de que se produzcan entre otros,
traumatismos de los tejidos blandos (heridas) y traumatismo en extremidades.
Heridas: se denomina herida a la lesión por traumatismo que produce una pérdida
de la continuidad de la piel o mucosas, comunicando el interior del organismo con el
exterior.
Según el agente que produce la herida las clasificamos principalmente en (Cruz Roja,
2008):
Según el nivel de gravedad las clasificamos en: heridas leves, heridas superficiales y
limpias:
Actuación: las heridas graves deberán ser atendidas por un servicio médico:
Control de la hemorragia.
Activar la cadena de socorro avisando al servicio de emergencias. Control de
los signos vitales.
Si existen cuerpos extraños clavados en la herida no debemos extraerlos.
Sujetarlos para evitar que su movimiento agrande la herida.
No profundizar en la herida buscando un cuerpo extraño.
Colocar un apósito estéril húmedo de mayor tamaño que la herida (gasa húmeda),
para evitar la adherencia de la gasa a la herida.
Sujetar las gasas con esparadrapo o un vendaje sencillo.
Controlar siempre los signos vitales (riesgo de entrada en shock), hasta que
lleguen los servicios profesionales de emergencias para trasladar al accidentado.
Heridas en el tórax: silbidos en el tórax por entrada o salida del aire, burbujas en la
sangre saliente (riesgo de neumotórax).
Tapar la herida con un apósito estéril, manteniendo la presión sobre la herida con la
mano o esparadrapo.
Solicitar ayuda médica de urgencia o evacuarlo con urgencia a un centro médico
(Ureña Durán, 2008).
No manipular ni sacar los objetos del globo ocular si existe una herida en el mismo.
Colocar apósitos en ambos ojos (afectado y sano), para evitar cualquier movimiento
ocular y trasladar al accidentado a un hospital.
El agua oxigenada puede ser utilizada para limpiar las heridas y es un buen
hemostático (detiene la hemorragia).
No utilizar alcohol. No desinfecta al instante, sino por contacto durante horas, y
puede provocar quemaduras en los bordes de la herida.
No utilizar algodón. Puede dejar restos en el interior de la herida, favoreciendo la
infección.
No utilizar pomadas o polvos. Pueden provocar alergia en el accidentado y
agravar su situación.
No utilizar mercurocromo. Tiñe las heridas e impide su correcto control visual.
En caso de heridas múltiples (varios dedos de la mano), evitar el contacto
directo de unas con otras mediante apósitos estériles. Podría producirse la fusión del
tejido, requiriendo solución quirúrgica (dedos juntos).
Recomendar al accidentado:
Una vez al día limpiar la herida con agua y jabón y realizar la cura-apósito hasta su
cicatrización.
Tener la vacuna antitetánica vigente.
Poner crema hidratante o vaselina en la costra seca para favorecer su caída.
Síntomas:
Grado 1:
Grado 2:
Grado 3:
Actuación:
Aplicar frío en la zona afectada. Realizar durante 20 minutos varias veces al día las
primeras 48 horas.
Si es posible, mantener la extremidad afectada elevada por encima del nivel del
corazón y en reposo, para controlar la inflamación.
No utilizar pomadas ni analgésicos que pudieran enmascarar los síntomas y
dificultar el diagnóstico médico.
Trasladar al accidentado a un centro médico para su valoración y tratamiento.
Síntomas:
Actuación:
Síntomas:
Actuación: el daño de una fractura puede llegar a ser muy intenso, produciendo en
ocasiones un shock del accidentado y la pérdida de consciencia.
Tranquilizar a la víctima.
Realizar un examen visual y palpatorio completo de la zona afectada, para
valorar la posible fractura.
No mover la zona fracturada a no ser que fuera necesario por la seguridad del
accidentado (riesgo de explosión).
Retirar objetos y prendas que pudieran dificultar la circulación sanguínea con la
inflamación de la zona.
Inmovilizar una articulación por arriba y otra por debajo desde el punto de
fractura (sin reducir-colocar la fractura).
Si la fractura es abierta, cubriremos la herida con gasas estériles húmedas y
procederemos a inmovilizarla. No debemos introducir el hueso dentro de la herida
por riesgo de infección.
Aplicar hielo (siempre protegiendo el contacto directo con la piel).
Trasladar al accidentado a un centro hospitalario.
Contusión: aplastamiento por impacto que puede ser superficial hasta llegar a
producir la rotura del tejido músculo-tendinoso e incluso hemorragia (ver el apartado
de contusiones descrito anteriormente).
Grado 1:
Grado 2: igual que las distensiones de grado 1 pero con mayor incapacidad funcional.
Grado 3:
Síntomas:
Actuación:
Actuación:
Interrupción de la actividad.
Vendaje compresivo y elevación de la zona afectada si existe inflamación.
Aplicación de hielo (15-20 min.), varias veces durante las primeras 48h.
Se recomienda acudir a un especialista sanitario.
Prevención:
Síntomas:
Actuación:
Interrupción de la actividad.
Vendaje compresivo y elevación de la zona afectada si existe inflamación.
Aplicación de hielo (15-20 min.), varias veces durante las primeras 48h.
Acudir a un centro hospitalario.
Prevención:
Síntomas:
Actuación:
Prevención:
Existe también daño del SNC en accidentes que, sin impacto sobre la cabeza, se
producen aceleraciones y deceleraciones bruscas que comprimen la masa encefálica
contra las paredes del cráneo, presentando los mismos síntomas que un traumatismo
craneoencefálico.
Actuación: existe un gran riesgo de muerte por lo que el objetivo principal será activar
de forma inmediata la cadena de socorro:
Actuación:
Caída desde altura sobre los pies, zona glútea, tronco, cabeza o golpes directos.
Movimientos muy bruscos de la columna vertebral.
Síntomas que puede presentar el accidentado (Cruz Roja, 2008; Ureña Durán, R.
2008):
Dolor localizado y a veces irradiado a otras zonas (dependiendo del nervio afectado).
Rigidez muscular.
Posible pérdida de movilidad y/o sensibilidad, pudiendo llegar a incapacidad
funcional total, por lesión de la médula espinal.
Sensación de hormigueo o picor en manos y/o pies.
Incontinencia de esfínteres.
Síntomas:
Actuación:
Tranquilizar a la víctima.
Irrigar el ojo dañado con suero fisiológico estéril o agua abundante.
Tapar con gasas estériles húmedas.
Trasladar al accidentado a un centro hospitalario.
Síntomas:
Dolor localizado.
Hemorragia de magnitud variable.
Pieza dentaria desplazada o incluso totalmente desprendida.
Actuación:
Tranquilizar a la víctima.
Colocar una gasa estéril doblada y humedecida con agua oxigenada sobre el área
afectada (para desinfectar y cortar la hemorragia). Pedir al accidentado que la
muerda y mantenga en su boca.
Trasladar al accidentado a un centro hospitalario.
Es recomendable una hidratación adecuada (300-400 ml, para niños de 10-12 años),
antes del ejercicio (20-30 minutos). Y beber periódicamente cada 15-20 minutos en
actividades físicas prolongadas.
Nunca restringir la hidratación como castigo.
La indumentaria debe ser ligera y fina para favorecer la transpiración-
termorregulación, de una capa y de material absorbente (por ejemplo, algodón).
Es recomendable que el color de la ropa sea claro (menor radiación solar absorbida),
y que los alumnos utilicen una gorra en la cabeza.
No es recomendable que se realicen largas exposiciones de la piel al sol durante los
meses más calurosos, y siempre aplicar un protector solar.
Si sospechamos que el niño está en riesgo de padecer una lesión por calor, debemos
interrumpir la actividad y comenzar con el tratamiento adecuado.
Estas son algunas de las lesiones por calor más comunes durante la práctica de ejercicio
(Bar-Or y Rowland, 2004; Cruz Roja, 2008):
Síntomas:
Boca seca.
Sed.
Desorientación e irritabilidad.
Dolor de cabeza.
Fatiga, apatía y debilidad.
Actuación:
Interrumpir la actividad.
Hidratar al accidentado (agua, sales minerales y glucosa).
Controlar los signos vitales.
Prevención:
Síntomas:
Actuación:
Interrumpir la actividad.
Estirar suavemente la musculatura afectada (ver calambres musculares
anteriormente).
Hidratar al accidentado (agua, sales minerales y glucosa).
Prevención:
Síntomas:
Actuación:
Interrumpir la actividad.
Hidratar al accidentado (agua, sales minerales y glucosa).
Llevar al accidentado a la sombra y refrescar el cuerpo mediante compresas mojadas
en cuello, pecho, axilas e ingles.
Controlar los signos vitales.
Prevención:
Síntomas:
Actuación:
Interrumpir la actividad.
Hidratar al accidentado (agua, sales minerales y glucosa).
Llevar al accidentado a la sombra.
Controlar los signos vitales y activar la cadena de socorro si es necesario.
Prevención:
Síntomas:
Actuación:
Interrumpir la actividad.
Controlar los signos vitales y activar la cadena de socorro.
Hidratar al accidentado (agua, sales minerales y glucosa).
Llevar al accidentado a la sombra y refrescar el cuerpo mediante compresas mojadas
con agua fría o hielo en cuello, pecho, axilas e ingles.
Prevención:
El calor corporal se pierde más rápido si la ropa está húmeda. Es importante utilizar
varias capas de ropa seca en actividades cercanas a 0º C.
Para prevenir y/o mejorar el asma inducido por el frío en actividades físicas intensas
(gran ventilación), es recomendable cubrir la boca y la nariz con una prenda térmica
(por ejemplo, braga para el cuello), en ambientes por debajo de 10º C.
La temperatura del agua de la piscina estará, si es posible, 1-2º C más caliente que
para los adultos (30º C aproximadamente).
Si sospechamos que el niño está perdiendo temperatura rápidamente y que
alcanzará una hipotermia, debemos prevenir y sacarlo del agua antes de que suceda
(cuánto más pequeño es el niño mayor es el riesgo).
Hipotermia leve:
Hipotermia grave:
Actuación:
Congelación 1º grado:
Congelación 2º grado:
Congelación 3º grado:
Actuación:
Epilepsia
Síntomas: estas crisis o ataques tienen varias fases (Cruz Roja, 2008):
Actuación:
Intoxicaciones
Síntomas:
El aliento del accidentado huele al producto ingerido, hay restos en su ropa y/o el
recipiente del producto está cerca.
Intoxicación leve (con jabones, lavavajillas para lavar a mano o suavizante):
nauseas, vómitos, dolor en el abdomen o diarrea.
Intoxicación grave (con detergentes con aceite de pino, pastillas para el wáter o
cera de suelos): confusión, debilidad, agitación, convulsiones, dificultad respiratoria
pudiendo llegar a parada cardiorrespiratoria.
Actuación:
Síntomas:
El aliento del accidentado huele al producto ingerido, hay restos en su ropa y/o el
recipiente del producto está cerca.
Dolor de aparición repentina en la zona del esternón.
Salivación abundante y dificultad para deglutir.
Shock si la intoxicación es grave.
Actuación:
Síntomas:
El aliento del accidentado huele al producto ingerido, hay restos en su ropa y/o el
recipiente del producto está cerca.
Mareo, nauseas, vómitos.
Somnolencia.
Actuación:
Actuación:
Picaduras y mordeduras
Estas son lesiones bastante frecuentes en el entorno escolar y en las excursiones al aire
libre, por lo que importante tener claros los conceptos básicos en primeros auxilios.
Picadura: el animal inyecta una sustancia tóxica (veneno) en nuestro cuerpo. Puede
llegar a ser grave si presenta alguna de las siguientes condiciones:
Insectos:
Síntomas:
Actuación:
Arácnidos:
Síntomas:
Actuación:
Síntomas:
Actuación:
Tranquilizar al accidentado.
Lavar la zona afectada con vinagre o jugo limón natural. Dejar actuar unos minutos.
Lavar la zona con agua salada o suero salino.
Aplicar compresas frías o hielo para aliviar el dolor y el escozor.
Si la zona de lesión es incapacitante o extensa, o se produce en la cara,
articulaciones, o zonas próximas a orificios naturales, acudir a un centro médico.
Peces: los peces que viven enterrados en la arena, cercana a la costa, defienden su
territorio con unas espinas venenosas (rayas o peces araña). Su picadura es muy
dolorosa pero no suele presentar gravedad.
Síntomas:
Actuación:
Tranquilizar al accidentado.
Extraer las espinas o restos de espinas de la herida.
Sumergir la zona lesionada en agua templada, añadiendo poco a poco agua caliente
hasta la temperatura que tolere el accidentado (el calor inactiva el veneno del pez).
Cuando el dolor se ha aliviado, aplicar compresas frías o hielo para disminuir la
inflamación.
Limpiar la herida con agua y jabón y aplicar un antiséptico.
Si el dolor persiste, acudir a un centro médico.
Erizos de mar: suelen vivir sobre las rocas en grandes colonias. Están compuestos
por un exoesqueleto cubierto de espinas o púas. Suelen causar lesiones de poca
gravedad cuando se les pisa, aunque son dolorosas y con riesgo de infección (las
espinas pueden romperse dentro de la herida).
Síntomas:
Actuación:
Tranquilizar al accidentado.
Extraer las espinas que no estén clavadas totalmente (profundas).
Trasladar al accidentado sin apoyar la zona afectada, a un puesto de socorro en la
playa o centro sanitario, para realizar la primera cura.
Realizar una segunda cura en un centro médico para extraer las espinas más
profundas y valorar el tratamiento de la herida (antibiótico).
3. Mordedura: el animal produce una herida con sus dientes en nuestro cuerpo,
existiendo además el riesgo de contagio de enfermedad (sobre todo la rabia).
Actuación:
Síntomas:
Serpiente no Serpiente
venenosa venenosa
Figura 1. Huellas dejadas por la mordedura de una serpiente no venenosa (sin colmillos), y de una
serpiente venenosa (colmillos inyectan veneno). Basado en: Cruz Roja (2008).
Tranquilizar al accidentado.
Tumbar a la víctima en el suelo (decúbito supino con cabeza inclinada o posición
lateral de seguridad), procurando que no se mueva. Tratando de disminuir la
circulación sanguínea para evitar que el veneno se absorba rápidamente.
Lavar la herida con agua y jabón.
Aplicar hielo o compresas frías.
Si la mordedura es en una extremidad, inmovilizarla.
Trasladar al accidentado al centro hospitalario más cercano.
6.6. El botiquín
El botiquín debe formar parte del material de la clase de educación física y estar por
tanto totalmente accesible.
Termómetro.
Analgésicos-Antitérmicos.
Crema antihistamínica. Para picaduras de insecto, o plantas urticantes que pueden
producir una reacción alérgica.
Pomada para pequeñas quemaduras.
Bibliografía
Colegio Americano de Medicina del Deporte. (1999). Manual ACSM para la valoración y
prescripción del ejercicio. Barcelona: Edit. Paidotribo.
Cruz Roja. (2008). Manual Cruz Roja de primeros auxilios. Madrid: Edit. El País -
Aguilar – Santillana.
Varios autores (VVAA). (1998). Diccionario médico (4ª Ed.) Barcelona: Edit. Masson.