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One-Shot: La defensa de Minegardia

Autoria de: VinzenLodestarDaino

Personajes:

Defensores:
Emperador Tomás: Emperador del Imperio.
Jorginus (Maldonado): Capitán de la guardia Imperial (Magia de fuego; Espada ligera)
Julius (Julio): Alférez; escudero y asistente personal de Jorge (Magia arcana)
Davidius Noh (Mi esposo): Explorador (Magia sanadora; Armas Fálica)
Jefftelion (Jeffte): Vanguardia del ejército imperial (Súper-Súper fuerza; Hacha de guerra)
Luisius (Luis): Lugarteniente del destacamento de la guardia este de la ciudad (Magia de
viento)
Gregorius (Gregorio): Lugarteniente del destacamento de la guardia norte de la ciudad
(Magia de tierra)
Segurius Biggus Dickus (Segura): Vanguardia del ejército imperial (Super velocidad;
Guja de guerra)

Atacantes:
Oliverius (Oliver): General del ala norte del asedio (Magia Terrenal; Alabarda)
Anibal (Jorge Villa): General del ala este del asedio (Magia de agua; Cañón de bonafont)
Shalamandra (Cardos): Retaguardia del ejército del asedio (Necrosapomante)
Brioanne (Nuestra Diosa de la batalla: Brenda): Élite de la vanguardia del ala norte del
asedio (Telekinesia; Súper fuerza; Hacha de guerra)
Haddarius Tellius (Haddar): Explorador, asesino (Dagas)
Kaenriah (Gabriela Karina): Asesina (Dagas)
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Minegardia, Capital Imperial.


Luna de Ámbar, día XXV del Año 138 del calendario Augustiano.
17:52 Horas

Jorge: ¿Cuál es la situación en las inmediaciones de Alba Ceti?


Julio: Terrible. Los bárbaros siguen avanzando sin nada que los detenga.
David: Hmph. Es lo que les dije: teníamos que haberlos eliminado cuando aún eran una
amenaza menor en las fronteras.
Jorge: ¿Qué opciones nos quedan?, ¿Tenemos fuerzas para enfrentarlos antes de que crucen
el Vestas?
Gregorio: Me temo que sí hacemos eso estaríamos dejando expuesta la capital, nuestra
última línea de defensas.
Luis: David, ¿de cuánto son sus fuerzas?
David: Según pude recopilar alcanza cerca de los 700,000 hombres. Si no me equivoco de
defensa activa nos quedan solamente unos 250,000 a nosotros.
Luis: Con las guardias internas y las fuerzas de elite de Segura, fácilmente podríamos subir
ese número a alrededor de 400,000… Eso sin contar los conscriptos.
Jorge: Me temo entonces que tendremos que esperarlos detrás de los muros. Esos bárbaros
pagarán por lo que les hicieron a nuestras tierras.
Julio: Pero, los muros… Después de las guerras con Magnánigan… No hemos tenido la
mejor racha, ¿sabe, general?
Jorge: Minegardia estaría perdida desde hace siglos de no ser por nuestros muros; debemos
confiar en ellos una última vez. Los esfuerzos de reconstrucción deberían estar listos antes
de que los bárbaros lleguen. Emperador, ¿tenemos su permiso de proceder con la defensa
única de la capital?
Tomás: Sí… Viendo las opciones, creo que es lo único que nos queda.

Luis & Gregorio: Ya oyeron: Todos, a sus posiciones, los bárbaros tardarán pocos días en
llegar aquí, tenemos que estar listos.

La noche del juicio final se acercaba sobre los remanentes del imperio de Arcardia.
Las fuerzas Sécaries se amasaban en el borde del río Vestas.
Gente extranjera para los habitantes del imperio, de más allá de Alba Ceti y el Mar
de Oro que por décadas fue vasalla de los Larios hasta que se rebelaron y acabaron con
ellos de manera brutal. Según ellos mismos, son los descendientes del pueblo elegido de su
Dios pagano, pero para los habitantes de Minegardia no son más que meros salvajes que
destruyen por donde pasan.

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Ciudadela de Alba Ceti, Territorio Sécari.


Luna Argenta, Día III del año 138 del calendario Augustiano.
23:43 Horas

Brenda: ¿Oyeron los rumores? Parece que no tendremos que pelear en el Vestas, los
Arcardios se van a retirar a su capital.
Haddar: “La ciudad de los mil muros”… Logré estar ahí hace ya unos años, es ciertamente
impresionante lo grande que es esa ciudad.
Oliver: No por nada es la capital de ese imperio ni la más grande que haya existido nunca.
Y aun así… Estamos tan cerca de ella… Puedo ya casi sentirla.
Brenda: Hmmm, ¿Ustedes creen que podamos?, quiero decir, hemos llegado tan lejos…
Primero la revuelta contra Laria cuando apenas era una niña, luego la invasión a
Magnánigan y luego contra Rosstall, donde peleé por primera vez. Han pasado tantos años,
y aún así, se sienta tan irreal.
Shalomander: Pues siéntelo real, porque aquí estamos. Mañana mismo ponemos marcha
hacía Minegardia, acaba de llegar el reporte. Hoy habrá banquete, dijo su majestad que
hasta las tropas rasas habrán de degustar carne y saciar sus placeres con las mujeres más
lindas de la zona para subirles la moral.
Haddar: Su majestad… Espero esté haciendo lo correcto.
Oliver: ¿Acaso dudas?, ¡Ja!, alégrense todos, que, si lo ven así, pronto podremos descansar
finalmente. Ahora, acompáñenme, ¡Qué es hora de comer en lo que viene Villa!
Desde la torre más alta de Alba Ceti, los 3 Fariseos de Sécari celebran hasta las
tantas de la madrugada la que podría ser probablemente su última reunión como amigos en
este mundo.

La gran batalla por el futuro del continente estaba a punto de darse: El Imperio
milenario de Arcardia, contra las fuerzas de Sécari del otro lado del Mar de Oro. Ambos
bandos sabían que la batalla iba a ser despiadada y era probable que no todos sobrevivan,
pero todos peleaban por su patria y por todos sus seres queridos, así que nadie podía
echarse para atrás.

Ciudadela de Alba Ceti, Territorio Sécari.


Luna Argenta, Día IV del año 138 del calendario Augustiano.
09:20 horas

Oliver: ¡SOLDADOS, COMIENZA LA MARCHA!, ¡TODOS, HACÍA MINEGARDIA!


Soldados: ¡HURRÁH!

Villa: Allá vamos…


Brenda: Yo sigo sin creerme que estemos movilizando tanta gente. Jamás había visto tantos
soldados en mi vida, incluso marea un poco.
Villa: Si… Ni siquiera en Magnánigan hubo una movilización tan masiva.
Shalomander (Acariciando a su precioso Esh, sapo verde de mil virtudes): Y prepárense,
por que lo que viene será aún más impresionante.
En cuestión de horas, el ejército Sécari empezó la marcha.
Un ejército tan grande estaba preparado para todo; Contaba con bombardas, cosas
con las que se creía, hasta los impenetrables muros milenarios no tendrían oportunidad
alguna; Contaba con cañones, con flechas incendiarias y con suministros suficientes para
cualquier batalla.
Mientras tanto, las cosas en Minegardia no se veían tan tranquilas.

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Minegardia, Capital Imperial.


Luna Argenta, día XI del Año 138 del calendario Augustiano.
12:03 Horas

En medio de la sala de reuniones, David irrumpe en la sesión.

David: ¡Las han visto!, ¡Las fuerzas de Sécari ya acaban de cruzar el Vestas!
Jorge: ¡¿Qué?!, Eso es demasiado rápido, deberían haber tardado más días.
Tomás: David, ¿estás seguro de esta información?
David: Sí, Su Majestad Tomás, lo confirmé de primera mano.
Jorge: Su Majestad, ¿Doy ya la orden?
Tomás: Faltaría más.

Minegardia, Capital Imperial.


Luna Argenta, día XI del Año 138 del calendario Augustiano.
14:12 Horas
Castillo Aureliano, muro principal
Jorge: ¡ESCÚCHENME TODOS!, ¡SÉCARI YA ESTÁ AQUÍ!, ¡ESOS BÁRBAROS
HAN LLEGADO A ARRASAR CON NOSOTROS, Y DEPENDE DE NOSOTROS Y
NADIE MÁS DEFENDER NUESTRO LEGADO, NUESTRA CIUDAD, Y NUESTRO
IMPERIO, DE ESOS SALVAJES!, ¡SOLDADOS, POR LA VICTORIA!
Soldados: ¡HURRÁH!, ¡A LA BATALLA!
Minegardia, Capital Imperial.
Luna Argenta, día XI del Año 138 del calendario Augustiano.
14:08 Horas
Mercado, muro norte

Luis: ¡A sus posiciones todos, nosotros vamos a proteger este muro con nuestras vidas!
Jeffte: ¡Ya oyeron, a trabajar todos!

Minegardia, Capital Imperial.


Luna Argenta, día XI del Año 138 del calendario Augustiano.
14:08 Horas
Mercado, muro este

Gregorio: Uh… ¿Por qué tengo yo que hacer este trabajo?...


Segura: asdfsghjaghsj *Sonidos incomprensibles*, ¿Nervioso, Greg?
Gregorio: ¿Cómo no estarlo? Este puede ser el último día de mi vida y me ponen a hablar
frente a todo un ejército…
Segura: ¡Soldados!, eh…
Gregorio: Uh…
Soldados: (…)
Gregorio: ¡Arriba y adelante!, ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Soldados: AAAAAAAAAAAAAAH
Segura: AAAAAAAAAAAAAAAAASDAFGHSISGUAHFDIUAUODSIUDAYIUHDS
Soldados: SADFGPIUOADHFPOPASIHFOSAUFA9OUFOAHFUIH
Gregorio: AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH
Soldados: AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH

La situación en la capital estaba sin duda alguna, muy tensa.


Sin embargo, conforme pasaba la tarde, el orden se asentó, y todos, ya en sus posiciones,
estaban listos para recibir al enemigo invasor.
Y entonces… Pasó.

Minegardia, Capital Imperial.


Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
08:56 Horas
Mercado, muro principal

David: ¡Contacto!

Jorge: ¡ABRÁN FUEGO!, ¡QUE NO QUEDE NI UNO VIVO!, ¡POR MINEGARDIA!


Jorge: Julio, necesito que corras raudo y veloz, chiquitín, que la noticia llegue a toda la
capital: ¡La batalla ha comenzado!
Julio: ¡Sí, señor!

Minegardia, Capital Imperial.


Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
09:12 Horas
Mercado, muro norte

Julio: ¡Luis!, ¡Contacto!, La batalla ha comenzado.

Minegardia, Capital Imperial.


Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
09:17 Horas
Mercado, muro este

Julio (jadeando del cansancio): ¡Gregorio, Segura!, ¡Contacto!, La batalla ha comenzado.

Minegardia, Capital Imperial.


Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
09:08 Horas
Exterior, muro principal

La primera en hacer contacto fue la valkiria del campo de batalla; La guerrera estrella, la
mujer que valía por mil hombres: Brenda, quien, arrasando oleadas tras oleada de
enemigos, se habría paso seguida de su vanguardia en mitad del campo de batalla como una
verdadera diosa.

Cada baja en combate se compensaba, pues desde la retaguardia, el Necrosapomante


Shalomander se encontraba, quien, con sus poderes, convertía a los muertos en sapos
gigantes de batalla, bastante frágiles, pero con la capacidad de aplastar a todo aquel que se
ponga en su camino.
El inicio de la batalla, sin embargo, fue brutal. Pese a la superioridad numérica y el
primitivo fuego de artillería, Sécari empezó a sufrir bajas por los cientos y en seguida por
los miles por el fuego de arquería Minegardia.

David Noh, un verdadero prodigio, era capaz de acabar con cualquier objetivo a la distancia
que fuera con sus fálicas flechas y su vergantil arco.

Desde el otro lado de la muralla salía oleada tras oleada de soldados minegardios, quienes,
protegidos en última instancia por la suerte de trincheras de la muralla exterior de la ciudad,
eran capaces de tener la superioridad frente a casi cualquier enemigo en tierra.
De entre todo el caos, se vislumbró una explosión de color rojo vivo: Era Jeffte, un guerrero
en fuerza equiparable o incluso superior a aquella de Brenda. Con sus tremendos brazos y
su incomparable arrasaba de un barrido a todo aquel que se le acercara.
Minegardia, Capital Imperial.
Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
09:12 Horas
Exterior, muro este

Desde la muralla, Gregorio, quien capaz de poder controlar la tierra misma, atacaba
ferozmente usando el propio campo de batalla como arma. Lo que en un momento era un
pedazo plano de tierra, de la nada se levantaba metros sobre sí misma, se transformaba en
espinos para atravesar a los soldados, o incluso se abría a los pies de los enemigos para
enterrarlos en una tumba terrenal hasta el último de sus días.
Segura: ¡Gregorio, voy a salir, cúbreme desde aquí arriba!
Gregoria: Cuenta con ello.

Y así, salió otro soldado de la élite del imperio: Segura, quien pese a no ser el más fuerte, lo
compensaba con su inalcanzable velocidad. Capaz de rebanar a quien sea sin apenas ser
visto, él y su arma legendaria, la Guja Anarharbalest, se desenvolvían sin miedo por el
campo de batalla brutalmente.

Oliver: Te vi-

En un instante de segundo, sobre Segura, la tierra se alzó. Un bloque transparente de dureza


inigualable salió de la tierra. De no ser por sus reflejos, eso habría sacado a Segura volando
por los aires.
*Slash*
Segura: ¿En qué momento?-
Oliver: ¡AJÁ!
En otro instante, una sombra cubierta de un material parecido al oro salió de la nada frente
a Segura. Un grotesco intercambio de golpes siguió a esto.
Gregorio: ¡SEGURA!
La tierra se abrió y esa sombra por un segundo se vio desaparecer, sin embargo, tan rápido
como parecía caer se reponía. Estaba frente a Segura…
Un soldado de Sécari: Oliver: Rápido, y con un poder similar al de Gregorio, recubierto de
una armadura dorada, se recuperó y cargó nuevamente hacía Segura.
Envite tras envite, evitando ágilmente los ataques de tierra de Gregorio, empezó a poner
contra las cuerdas en cuestión de segundos a Segura.

Minegardia, Capital Imperial.


Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
09:08 Horas
Exterior, muro principal

Como un bólido estelar, salió rampante y lleno de una determinación endemoniada Jorge
Maldonado, el máximo general del imperio y el hombre más fuerte del que se tenía registro
en este, cubierto de fuego y ascuas, cortando como mantequilla con un cuchillo en llamas a
absolutamente todo lo que se puso en su camino.

Héctor Magaña, un soldado raso de Sécari, se encontraba peleando en conjunto con su


escuadrón antes de que este sea vaporizado por la furia llameante de Jorge.
Aterrorizado, Jorge le habla: ¡ESCORIA, PREPARA TU ARMA!, y en un segundo, Jorge
cargó contra él con toda su ira.
Falta decir que… Héctor no duró mucho, en realidad, hasta decir “no duró mucho”, sería
sobrestimar lo que duró, pues ni el mismo pudo ver con sus propios ojos su infortunio.
Apenas con él acababa, Maldonado salía nuevamente a buscar más víctimas en el campo de
batalla.
Minegardia, Capital Imperial.
Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
09:15 Horas
Exterior, muro principal

En medio del caos, una valkiria y un ogro se encontraron frente a cara: Brenda y Jeffte,
mirándose fijamente a la cara, se pronunciaron súbitamente en contra el otro.
La primera ronda de golpes fue muy rápida, y tan pronto como terminó le siguió otra, y
otra, y otra…
Tan rápidos, tan listos en su planificación, tan fuertes… Ambos eran exactos iguales en
habilidad y no había forma de desigualar la báscula. Villa: ¡Brenda, cuidado!
Con un garrafonazo en la cara, Jeffte salió volando. Era Villa, el último de los generales de
Sécari, una persona bondadosa que despreciaba la guerra pero que peleaba por su familia, y
qué para cuidar a esta, se hizo con el puesto de general.

David: ¡Jeffte!, ¿Estás bien?. Agh… Jeffte: Sí David… David: Esto será un 2 contra 2,
¡¿oyeron?!

Tras recomponerse, salen a la carga ambos lados. Los intercambios de golpes no pararon,
hasta que de la nada, la fálica espada de David logra cortar a Villa, dejándole un daño
terrible, a costa de que David quede expuesto, y de un solo tajo, sea liquidado por Brenda y
convertido en no más que trozos.
Jeffte: ¡David!- N-no… AGHHH, ¡Mueraaaaaan!
Mientras gritaba, Brenda logró atacar a Jeffte, dejándole un corte del que era imposible
sobrevivir en todo el cuerpo. Conteniendo el dolor, Jeffte, con su gran fuerza, agarra a la
valkiria del cuello de brutal forma, y sin piedad alguna le destroza totalmente el cuello de
un agarrón, matando a la diosa de la batalla antes de él morir también en combate.
Villa: ¡Brenda!...
Jeffte: Estamos… a mano…
Villa: … No puedo moverme… Me estoy desangrando… Tu… tu igual… Jajaja… Y
pensar que acabaría muriendo junto a un minegardio…
Jeffte: … Morir junto a un bárbaro… vaya cosas…
Villa: Sabes… Quizá… quizá en otra realidad… Quizá no tendríamos que haber acabado
así…
Jeffte: … Ojalá ustedes jamás hubieran atacado…
Villa: Tanto dolor… Tanto sufrimiento… Si hay alguna cosa de la que me arrepiento, es
haber permitido que pasara…
Jeffte: Ja… ¿A-acaso crees que tu hubieras podido evitar algo?
Villa: Quiero creer que, en otro mundo, quizá si pude hacer las cosas bien…
Jeffte: Quizá no seas… tan… *Cough cough* malo… después de todo…

Minegardia, Capital Imperial.


Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
09:15 Horas
Exterior, muro este

“YAAAAAIK”
Un tajo… Un solo tajo es lo que costó… Segura, un paladín de la verdad y la justicia, yacía
hoy… como un cuerpo sin cabeza en medio del campo de batalla.
Tan pronto como acabó con él, Oliver se adentró por las murallas, logrando causar caos
absoluto dentro de la ciudadela. No había absolutamente nada que se le opusiera. Ahora
contaba con el arma legendaria de Segura, la lanza más poderosa jamás creada, y no había
fuerza que pudiese detenerlo.

Gregorio: ¡SEGURAAA! En un colapso al ver a su camarada caer de forma tan cruda, sin
poder hacer nada para evitarlo, Gregorio hacer que toda la muralla este empiece a temblar.
Pilares de tierra del suelo se levantaron, en quizá decenas o centenas. Fueron tantos que
cubrieron el cielo, y no había lugar en el campo de batalla del que no se pudiera observar
tal hazaña.
Un poder durmiente en Gregorio había despertado y estaba determinado de salvar las
sonrisas de todos los habitantes de Minegardia con su propia vida de ser necesario.

Minegardia, Capital Imperial.


Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
09:11 Horas
Exterior, muro norte.

Julio: General Luis, hemos capturado un espía.


Luis: Tráelo aquí.
Julio: Lo reconocí apenas lo vi, es uno de los hombres más buscados del continente. Un
asesino y vigía capaz de completar cualquier misión. O eso decían, pues fue capturado
tratando de escabullirse en donde el emperador.
Luis: Haddar Teyer… Había oído tu nombre antes pero jamás pensé tenerte aquí frente a
mi… ¡Envíenlo a la cámara de tortura, este hombre no saldrá de aquí con vid-

Mientras el general Luis hablaba, la tierra empezó a temblar. El suelo mismo se


resquebrajó en pedazos frente a sus ojos. A lo lejos, desde el ala este de las murallas, la
tierra se había levantado a los cielos para comerse al suelo.
Incontables pilares salían de la corteza y se lanzaban como jabalinas gigantescas contra lo
que parecía ser alguien que las esquivaba con tal sutileza que no parecía problema alguno
ni siquiera tal cataclismo.
Luis: Eso no se ve bien… Julio, trae a Maldonado, algo entró a las murallas, y ese algo se
ve peligroso…
Julio: ¡Sí general!
Aprovechando la distracción, Haddar, quien haciendo uso de su astucia había salido de
peores antes, noqueó a los guardias rasos que lo detenían y cargó contra Luis…
Un corte. Un corte fue clavado directamente en el general del viento. De la nada, sangre
empezó a brotar de su cara. Quería ver qué pasaba, pero era incapaz en todo sentido… Un
corte le arrebató la vista al general del viento…
Antes de que nadie se dé cuenta, Haddar había abandonado la escena, y como el viento, se
esfumó para no volver a ser visto…

Minegardia, Capital Imperial.


Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
09:19 Horas
Exterior, muro principal.

Haciendo uso de su grácil gala y su magistral control de todo lo que ocurría, Julio se abría
paso en el campo de batalla eludiendo a todo aquel que tratara de acercársele. Fue cuestión
de minutos para que encontrara a Jorge, quien ya estaba de regreso a las murallas después
de ver la explosión terrenal que se había dado en el ala este.

Julio: ¡General, daos prisa, han atravesado las murallas!

Jorge: ¡Esos malditos!… ¡Esta la pagarán! Y en cuestión de segundos, Jorge había


desaparecido de la vista para dirigirse a toda velocidad a las murallas, dejando a Julio
detrás.

???: ¿Pero qué tenemos aquí?... Huelo en ti… ¿Inocencia? No… Eso se pudrió hace
mucho… Huelo… Determinación, pero también miedo… Sí… Tienes miedo…
Julio: ¿Uh?... Eso no se oye b- WAA, UN SAPO-
Shalomander: Conoce a mis pequeños, y prepárate para jugar con ellos, niño. ¡Vayan, mis
adorables bebés!
Minegardia, Capital Imperial.
Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
09:28 Horas
Exterior, muro este.

Oliver: Esto… no es bueno… No sé qué le pasó a ese tipo de la muralla, pero esto no estaba
en los planes…
Mientras el soldado Sécari corría hasta tratar de encontrar a la fuente de los pilares, algo lo
paró en seco.
Oliver: WAAAAA- Eso tampoco estaba en los planes… Agh… Me quemé un poco la
mano izquierda…
Jorge: ¡Tú! Tu… Esa lanza…
Oliver: Uh-huh, ¿Te gusta?, Había oído de ella, apenas me enteré de que estaría en esta
batalla salí corriendo por ella. Muy bella, sí me preguntas.
Jorge: Eres un monstruo… Esa lanza era de mi amigo…
Oliver: Creo que igual por eso nos llueven piedras del cielo…

Mientras el Sécari hablaba, el máximo general minegardio cargó en llamas contra él.
Con poco margen, Oliver logró esquivar los envites de Jorge, y su batalla comenzó.
No había posibilidad siquiera de que alguno de los dos pudiera tocar al otro, pues
absolutamente todo era inmediatamente bloqueado. Su nivel de ambos estaba igualado, y
cargaron una y otra vez contra el contrario mientras lo que parecía una lluvia de meteoros
caí incandescente del cielo alrededor suyo.
Lo que Jorge quemaba, Oliver lo inhibía con sus creaciones salidas del mismo aire.
Salto, golpe, patada, nada tenía éxito frente al contrario.
Con cada corte, el uno veía al otro directamente a los ojos, podía incluso oír su corazón del
contrario y oler su aliento.
Ambos estaban determinados a luchar hasta el final, a poner en juego su vida y sus ideales
para salir victoriosos de ese enfrentamiento que decidiría el destino de Minegardia y Sécari.
Minegardia, Capital Imperial.
Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
09:25 Horas
Exterior, muro Principal.

Julio: AHHH
Julio: SAPOS
Julio: ¿POR QUÉ SAPOS?
Julio: AHHH
Julio: ME PERSIGUEN
Julio: Y UN LOCO LOS CONTROLA
Julio: NO SE SUPONE QUE CRIATURAS TAN ADORABLES SEAN TAN GRANDES
Julio: AAAAHHHH
Shalomander: ¡No podrás correr para siempre, pequeño! >:3
Julio: AAAAAHHH ESE SAPO ME LAMIÓ EL CULO

Minegardia, Capital Imperial.


Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
09:25 Horas
Castillo Imperial, Trono imperial
???: Pensabas que Haddar estaba solo, ¿Verdad?
Con una daga en el cuello, el emperador Tomás había sido sorprendido en su propia
habitación mientras él mismo se preparaba para salir a combatir.
???: Yo soy fiel a Haddar, ¿me oíste? No sé qué hicieron con él, pero voy a vengarme por
habérmelo quitado, ¡¿Oíste?!
Tomás: Haddar… Él… Ahora… debería estar siendo colgado en una celda del calabozo…
???: Cállate. Conoce a tu creador de una vez, desgraciado.
Y como vino, entre las sombras, la misteriosa mujer, abandonó el castillo en un segundo.
No fue hasta que la batalla terminó que encontraron el cuerpo sin vida del emperador con
una daga atravesándole el corazón…
Solo Haddar hubo de encontrarse con esta mujer de nuevo una vez el conflicto había
terminado, y juntos, escaparon tan lejos como pudieron para jamás volver a ser vistos…

Minegardia, Capital Imperial.


Luna Argenta, día XII del Año 138 del calendario Augustiano.
09:33 Horas
Exterior, muro este.

Exhaustos, los mejores soldados de cada bando ya no podían seguir haciendo nada en
contra del otro. Sus movimientos se habían hecho torpes, burdos… Jorge ya no podía
regular su respiración. Su brazo izquierdo fue alcanzado y estaba sangrando ligeramente.
Oliver, aunque intacto, era prácticamente incapaz de mantenerse en pie frente a su rival…

Jorge: Tú… ¡No deberías seguir aquí!


Oliver: Ufff… Después de tanto, creo que tu… tu tampoco…

Ambas determinaciones se veían frente a frente. Ninguna cedía un ápice contra la otra.
Ambos yacían ya en el suelo, no tenían fuerzas para continuar.
Oliver ya no era capaz de concentrar energía para materializar la materia y Jorge ya no
tenía fuerza alguna para volver a encender la chispa de su fuego infernal.
Oliver: Al final… ja, ja… Yo creo que puedo decir que, aunque muera, la misión fue un
éxito…
Jorge: …¿A qué te refieres?...
Oliver: Sí hay suerte, su emperador debe estar muerto ahora. Ya sabíamos que no había
sucesor, así que esto ahora debe ser suficiente para que tu imperio colapse…
Jorge: Jaja… Eso es chistoso, porque… Lo mismo decimos nosotros…
Oliver: ¿¡Ah!?
Jorge: No suenes sorprendido… Claramente íbamos a hacer lo mismo… Es una verdadera
pena que… haya tenido que pasarnos a nosotros también…
Oliver: Así es la guerra, soldado, somos peones y no nos queda de otra que morir por
nuestros superiores…
Jorge: Oye… ¿Puedes moverte?
Oliver: …no…
Jorge: Ja… creo que yo tampoco…
Oliver: Eso es chistoso…

Gregorio: ¡Te encontré…!


En un instante divino, hasta el cielo tembló.
La tierra crujió, la pradera se abrió, y de esta, rocas gigantescas salieron al aire.
La ahora irreconocible fachada de la muralla estaba tan calamitosa que era incluso más
difícil que antes traspasarla por la cantidad de rocas y desigualdades que adornaban el
terreno.
Por un momento, se vieron pequeñas desde el cielo. Como pájaros volando muy arriba en el
cielo… Puntos negros apenas visibles al ojo… Poco a poco, se acercaban. Al principio
poco, pero cada vez estaban más cerca. Piedras salidas de la muralla misma caían cual
bólidos al suelo…

Las últimas palabras de ambos generales fueron de amargura, de tener que terminar así, sin
poder haber sido capaz de acabar con su oponente en su última batalla… Estaban tan
heridos, ahora con cortes por todo el cuerpo, con sangre saliendo por cada lugar posible,
simplemente eran incapaces de moverse. De moverse frente a la lluvia infernal que el
general mago de la muralla del este invocaba sobre ellos.

Gregorio: Jorge… ¡Jorge!, ¡NOOO!-

Y con un estruendo terrorífico… Todo se silenció… El combate en el exterior de la muralla


parecía haber acabado, por el interior también…

Gregorio: En tan poco tiempo… Tantas vidas perdidas…


De rodillas, llorando, el joven general se recompuso y fue a buscar sobrevivientes.
Luna Platina, día XXX del Año 143 del calendario Augustiano.

La paz llegó poco después. Más de tres cuartos del ejército de Sécari había caído esa
mañana. Casi la entera totalidad del ejército minegardio también hubo de perecer.

Sécari y Minegardia, ahora consumidas por la inestabilidad y el caos, hubieron de firmar la


paz.

A falta de emperadores y sucesores, los más aptos pelearon por el trono de ambos estados,
y de toda la catástrofe, por la parte Minegardia, Julio, el otrora alférez, ahora se encontraba
reformando el imperio según las enseñanzas del profeta Carlos Marcos, el mesías del
agrarismo social y posterior responsable de la primera revolución mecánica del mundo.

En Sécari, el único general sobreviviente del conflicto tomó el trono: Shalomander.


Las fronteras volvieron a un estado anterior al conflicto, y desde el reinado de estos dos
grandes hombres, de quienes se decía en las malas lenguas, se reunían a practicarse
mutuamente tortura erótica, se consiguió una era de paz que llevó al mundo a una época a
de prosperidad jamás antes vista.

Fin

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