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¿Los de arriba y los de abajo?

: Análisis comparativo
de las políticas urbanas en los distritos de El
Agustino y San Isidro en Lima, Perú

The ones above and the ones below: Comparative


analysis of urban policies of the districts of El
Agustino and San Isidro in Lima, Peru

Gelin Espinoza Prado (*)


Pontificia Universidad Católica del Perú
ORCID: 0000-0002-7658-6007

Jimena Limay Castillo (**)


Pontificia Universidad Católica del Perú
ORCID: 0000-0001-8205-9273

Fecha de recepción: 31 de enero


Fecha de aceptación: 8 de mayo

ISSN en línea: 2415-2498

Espinoza Prado, G., & Limay Castillo, J. (2018) «¿Los de arriba y los de abajo?: Análisis
comparativo de las políticas urbanas en los distritos de El Agustino y San Isidro en Lima,
Perú». Politai: Revista de Ciencia Política, Año 9, primer semestre, Nº 16: pp. 13-39.

DOI: https://doi.org/10.18800/politai.201801.001

* Politóloga y asistente de investigación de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Miembro de la Sección de
Políticas en Seguridad y Anticorrupción del Grupo de Investigación de Políticas Públicas de la Escuela de
Gobierno de la misma universidad e investigadora de la Red de Trabajo sobre Sistemas Penitenciarios de las
Américas del John Jay Collage of Criminal Justice. espinoza.g@pucp.edu.pe
** Politóloga de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Miembro del Grupo de Investigación en Instituciones,
Políticas y Ciudadanía de la misma universidad. Internship en la Organización Panamericana de la Salud –
Organización Mundial de la Salud de Naciones Unidas. jimena.limay@pucp.edu.pe

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Sumilla

El espacio público se ha convertido, recientemente, en el protagonista de las


transformaciones urbanas; sobre todo, por ser aquel en el que se han
expresado las complejidades de la globalización. Así, los aglomerados
urbanos disputan hoy espacios de liderazgo de distintas naturalezas
(financieros, culturales, etc.), lo que hace que las ciudades y sus gobiernos se
constituyan en terreno fértil para impulsar cambios y, a su vez, son escenarios
en los que se expresan todas las contradicciones sociales. El presente artículo
analiza las políticas urbanas desplegadas por dos distritos de Lima
Metropolitana: El Agustino y San Isidro. Los distritos a estudiar fueron
escogidos debido a que su población cuenta con recursos económicos
distintos. Mientras San Isidro se caracteriza por ser uno de los distritos
limeños con los ingresos económicos más altos, El Agustino es considerado
como un distrito con una población con renta media baja. Nuestro modelo de
análisis ofrece criterios para poder examinar de manera comparada el
fenómeno de la gobernanza urbana en dos distritos significativamente
distintos. Con las evidencias, se concluye que pese a las diferencias
significativas en el tipo de políticas implementadas, ambos distritos necesitan
aplicar mejoras en los espacios degradados para permitir la accesibilidad
universal y la redistribución de oportunidades entre la población. Estos retos
plantean la necesidad de definir una nueva agenda urbana donde el enfoque
feminista y de diseño universal se encuentren presentes para la
implementación de políticas concretas que permitan el buen funcionamiento
del conjunto del servicio público. Para lograr nuestro objetivo, se empleó una
metodología de corte cualitativa, en la que se revisaron documentos de
gestión, páginas webs y a la vez, observaciones del espacio urbano, así como
un conjunto de entrevistas semiestructuradas a autoridades y ex autoridades
municipales.

Palabras clave: Políticas urbanas, gobernanza urbana, políticas públicas.

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Abstract
The public space has recently become the protagonist of urban
transformations, especially because it expresses the complexities of
globalization. Therefore, urban agglomerates are currently contesting
leadership spaces of different natures (financial, cultural, etc.). This situation
turns cities and their governments into fertile ground to promote changes and
also into scenarios in which all social contradictions are expressed. The
present article analyzes the urban policies deployed by two districts of
Metropolitan Lima: El Agustino and San Isidro. The districts to be studied
were chosen by virtue of their different income levels: while San Isidro is one
of the districts of Lima with the highest income, El Agustino is considered as
a low-income district. Our analysis model offers criteria to examine in a
comparative way the phenomenon of urban governance in two generally
different districts. With the evidence, we conclude that despite the significant
differences in the type of implemented policies, both districts need to
improve the degraded spaces in order to allow the universal accessibility and
the redistribution of opportunities among the population. These challenges
pose the need to define a new urban agenda where a feminist and universal
design approach is present for the implementation of policies that allow the
proper functioning of public services. In order to achieve our objective, a
qualitative methodology was applied; it required the review of management
documents, web pages and, at the same time, observations of the urban space,
as well as a set of semi-structured interviews to authorities and former
municipal authorities.

Keywords: Urban Policies, Urban Governance, Public Policies.

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Introducción
«¿Para quién está diseñada Lima?» es una pregunta que, a pesar de la
necesidad de mantenerla como un cuestionamiento constante, parece estar
muy poco incluida en el debate actual para el diseño de la ciudad. Parte de los
objetivos de los gobiernos municipales debería ser garantizar que el derecho
a la ciudad sea un derecho humano para todas las personas. Para esto debe de
proveer barrios que tengan en cuenta la diversidad real que caracteriza a los
espacios urbanos. Pensar el espacio urbano para todas y para todos es hacerlo
desde la diferencia, pero no desde la desigualdad: una diferencia entre
mujeres y hombres, entre clases, entre orígenes, culturas, religiones, etc.
posicionando en igualdad de condiciones todas las demandas, sin decisiones
a priori, que excluyan la experiencia de las personas como fuente
fundamental de conocimiento en las decisiones urbanas (Muxí y otros 2011).

Es así que el sujeto y sus experiencias aparecen, en la actualidad, no solo


como ejes centrales en el planeamiento urbano, sino también como exigencia
frente a dos factores relevantes: el orden político y técnico. Por un lado, la
administración pública decide según criterios políticos o criterios técnicos las
medidas a ejecutarse; sin embargo, los dos criterios en cuestión no están
exentos de construcciones sociales, que son el reflejo de formas de vida y
manera de entender el mundo que no siempre incluyen visiones, prioridades y
la diversidad de toda la sociedad (Sánchez s/f.). Por ello, para contrarrestar el
malestar de la ciudadanía es necesario que las autoridades políticas
establezcan mecanismos de participación ciudadana para que el diseño
urbano respete las lógicas de convivencia de las personas y responda las
aspiraciones y deseos de toda la población, sobre todo de aquellas personas
que menos voz tienen en los procesos de toma de decisiones y se les pueda
garantizar el acceso universal a los servicios de la ciudad.

El presente texto tiene como objetivo analizar las políticas urbanas


desplegadas por dos distritos de Lima Metropolitana, El Agustino y San
Isidro. Los distritos a estudiar fueron escogidos por contar con una población
con recursos económicos distintos. Mientras San Isidro se caracteriza por ser
uno de los distritos limeños con los ingresos económicos más altos, El
Agustino es considerado como un distrito con una población con renta media
baja. El modelo de análisis empleado dispone criterios para poder examinar
de manera comparada el fenómeno de la gobernanza urbana en dos distritos
significativamente distintos. Con las evidencias, se concluye que pese a las

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diferencias significativas en el tipo de políticas implementadas, ambos
distritos requieren de la aplicación de medidas que permitan las mejoras de
los espacios degradados para permitir la accesibilidad universal y la
redistribución de oportunidades entre la población. Estos retos plantean la
necesidad de definir una nueva agenda urbana donde los enfoques feminista y
de diseño universal se encuentren presentes para la implementación de
políticas concretas que permitan el buen funcionamiento del conjunto del
servicio público.

En este sentido, el texto se divide en tres secciones. La primera presenta la


metodología empleada en el artículo. En segundo lugar, se presenta la
discusión teórica sobre las políticas urbanas. En tercer lugar, se exponen los
hallazgos de la investigación de manera comparada, para finalmente
presentar las conclusiones y reflexiones.

Metodología

El presente artículo es de tipo cualitativo y, en este sentido, considera los


casos de dos distritos de la capital: San Isidro y El Agustino. Estos han sido
elegidos considerando que el resultado del análisis aplicado a cada uno de
estos casos enriquece el estudio a través del contraste en la disponibilidad de
recursos económicos existente entre ellos1.

El artículo utiliza los datos obtenidos como resultado de la aplicación de las


siguientes herramientas de recopilación de información:

- Se realizaron entrevistas semiestructuradas a representantes de cada


uno de los municipios. Para el caso de San Isidro, la entrevista fue
aplicada a un representante de la Gerencia de Planeamiento Urbano;
mientras que, en el caso de El Agustino, la entrevista se aplicó a
regidores y ex regidores del municipio.

1Para el presente año, la Ley de Presupuesto del Sector Público destinó 36’ 311, 604 soles para el municipio de
El Agustino; mientras que, para el caso de San Isidro, este monto ascendió a 221’ 529, 807 soles.

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- El artículo plantea a la observación in situ como un recurso de
importante valor ya que, a través de lo que se considera como un
patrullaje urbano, se ha corroborado la diferencia existente entre la
experiencia del uso del espacio público en ambos casos. Para ello, la
observación in situ se realizó en avenidas principales, centros de
esparcimiento, parques y zonas limitantes con otros distritos, tanto en
horas de la mañana como por la noche, para poder observar la
variación del número de usuarios en el transcurso del día2. El ejercicio
de esta observación se enfocó, a su vez, en la identificación de obras
municipales que motiven el uso del espacio público de forma segura e
inclusiva.

A la par, la información obtenida tras la aplicación de la observación fue


comparada con los planes urbanísticos disponibles en las plataformas
virtuales de los municipios con el propósito de recolectar evidencia de los
enfoques que pudieran haber sido incluidos en la planificación.

Humanizar las ciudades: una mirada desde Jane Jacobs y el enfoque


feminista

Para el presente artículo definiremos habitar como la capacidad para «poder


desarrollar las diferentes esferas de la vida en igualdad de oportunidades»
(Muxí y otros 2011: 107). Por lo tanto, habitar es mucho más que una suma
de actividades como el trabajo, la residencia, el ocio, la educación, etc. La
definición nos obliga a replantearnos la idea de ciudad que por mucho tiempo
ha sido concebida como un espacio neutro que asigna las mismas
oportunidades a toda la población (Col.lectiu Punto 6 2016). El espacio
urbano es el «escenario de un conjunto de desigualdades y al mismo tiempo
reproduce las desigualdades» (Col.lectiu Punto 6 2016:15). Esta
configuración ha priorizado roles, prioridades y jerarquías existentes en la
sociedad. Por lo tanto, los espacios urbanos se han construido bajo el
supuesto de un modelo estándar de ciudadano, es decir, no se ha tenido en
cuenta las experiencias y las necesidades de otros sujetos (Muxí y otros 2011;
Col.lectiu Punto 6 2016).

2 La observación in situ fue realizada entre los meses de agosto a octubre del año 2017.

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El panorama actual no es un fenómeno reciente. Históricamente, el
urbanismo ha «tenido multiplicidad de enfoques dependiendo de los
momentos sociopolíticos y de la ideología de quien toma las decisiones
(funcionalismo, smart cities, urbanismo preventivo, etc.)» (Col.lectiu Punto 6
2016:12). Esto ha generado que por muchos años, la voz de los que ocupan
las ciudades sea silenciada, sin embargo, con las nuevas condiciones de
desarrollo, el fin de fordismo y la desindustrialización en muchas de los
países occidentales a fines del siglo XX, se comienza a cuestionar las formas
de intervención del Estado. Esto, a su vez, genera nuevas concepciones no
jerarquizadas del urbanismo, las cuales empiezan a considerar los puntos de
vista de personas no expertas, es decir, adquieren un componente
democrático (Miranda y Gutiérrez s/f). Como ejemplo tenemos el texto de
Davidoff, en «Advocacy Planning», donde se plantea que el urbanismo no
necesariamente tiene que ser tecnocrático, dándole valor al «componente
participativo desde abajo que reconoce el valor del conocimiento no experto»
(Sánchez de Madariaga 2008: 76).

En ese contexto, sin tener título universitario ni educación especializada, Jane


Jacobs llegó a ser editora de la revista Architectural Forum. Pese a ser
ridiculizada por los tecnócratas del urbanismo moderno, Jacobs, desde su
pequeño espacio, criticó duramente las tendencias del urbanismo autoritario y
deshumanizado impuesto de arriba hacia abajo (Plataforma Urbana 2016).
Podemos resumir su legado en cinco ejes: a) el cuidado en el diseño del
espacio público, b) la protección del patrimonio arquitectónico y urbano, c)
los peatones como prioridad, d) la densidad equilibrada y, e) la multiplicidad
de usos que tienen los espacios.

La propuesta disruptiva de Jacobs (2011) sostenía que antes de realizar algún


cambio o modificación en la ciudad era necesario conocer el espacio a
profundidad. Ello implica conocer cómo se usan los espacios, las actividades
que se realizan en ellos, es decir, conocer la trama urbana para que los
cambios que se planea introducir no rompan con las costumbres del tejido
social. Uno de los puntos más importantes de esta sección es la fuerte crítica
que se le hace al urbanismo de los tecnócratas que tomaban las decisiones
sobre los cambios en la ciudad no solo sin participación ciudadana, sino de
manera autoritaria. Jacobs introduce la idea de participación urbana como eje

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central. No existe un modelo único de ordenamiento urbano; este depende de
las formas de convivencia y de relación de las personas con su entorno.

En segundo lugar, la autora fue una gran protectora del patrimonio


arquitectónico y urbano. Esto se evidencia en su lucha contra la prepotente
política de autopistas que ingresaban en la ciudad y lo arrasaban todo. Esta
defensa del patrimonio frente al desmedido incremento de las pistas se
aprecia en su defensa por salvar el Village, su barrio en New York y
finalmente en Toronto, Canadá.

En tercer lugar, y vinculado al segundo punto, tenemos su defensa del peatón.


Para la autora, es esencial recuperar la vitalidad de las calles, pues ellas no
son un mero vacío para la movilidad. La calle es para Jacobs una auténtica y
compleja institución social donde desde niños aprendemos a socializar y
construir comunidad. Si la calle termina privilegiando al automóvil por sobre
el peatón, entonces la calle muere y allí comienza el fin de la ciudad.

En cuarto lugar, la densidad equilibrada es para Jacobs un factor importante


cuando se habla de seguridad. La autora propone tener una delimitación clara
entre los espacios públicos y privados; manzanas no muy grandes que
generen diversos espacios de encuentros (por ejemplos las esquinas y los
cruces en las calles), donde se generaría un ambiente de seguridad natural a
generada por las personas que habitan los espacios públicos. Jacobs defiende
la densidad y la vida en comunidad. Sostiene que allí está la cura de la
inseguridad y la violencia; conocer al vecino, conformar redes, mezclarnos
con los diferentes, saludarnos y volver a reír en el espacio público
(Plataforma Urbana 2016).

Finalmente, Jacobs se refiere a la multiplicidad de usos que tienen los


espacios públicos. Las calles sirven para hablar y conocerse. Existe ahí un
entramado de vínculos, relaciones y contactos que una ciudad genera entre
sus habitantes. Todas las premisas expuestas han hecho de Jane Jacobs una
de las mujeres más influyentes en el urbanismo actual. Jacobs nos permite
concebir una ciudad más humanizada, priorizando la trama urbana sobre el
ordenamiento.

Ahora bien, un enfoque disruptivo más reciente es el presentado por las


feministas urbanas. El urbanismo feminista sostiene que las ciudades y

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pueblos se han construido sin tener en cuenta la sostenibilidad en la vida y los
vínculos con el entorno. Frente a ello, este nuevo enfoque coloca en el centro
de las decisiones urbanas a la vida cotidiana3 de las personas. Resalta además
que dentro de las ciudades existe una diversidad de las experiencias y sujetos,
se opone a la idea universal de sujeto. Este punto es un salto significativo
cuando se trata de pensar en una ciudad para todos en las que personas con
capacidades especiales pueden vincularse de manera más amigable con los
espacios públicos. De manera adicional, el enfoque feminista analiza cómo
los roles de género influyen en el uso y disfrute de las ciudades.

Es así que el enfoque feminista resalta cinco ideas importantes. Una primera
tiene que ver con la proximidad de los espacios, satisfacer las necesidades
cotidianas en el menor tiempo posible y con recorridos cortos. Una segunda
idea está vinculada a la diversidad de las personas tanto en el género, raza,
diferencias físicas, entre otros; esta idea reconoce que las personas no son
sujetos uniformes, sino que tienen capacidades diferentes de relacionarse con
el entorno. En tercer lugar, se resalta la idea de autonomía que deben de tener
las personas. Se reconoce que no existe un modelo universal de sujeto. Se
acepta que dentro de las ciudades viven personas invidentes, en sillas de
ruedas, con problemas auditivos, etc. El objetivo del enfoque feminista es que
todas las personas, pese a sus limitaciones puedan desarrollarse e interactuar
con el mundo sin barreras que puedan impedir su participación plena y
efectiva. La autonomía también se extiende al plano de la seguridad, en la
que se plantea la creación de espacios que puedan garantizar, sobre todo a las
mujeres, sentirse seguras. El cuarto punto es la vitalidad de las calles
(entendida también como vida en la calle) que está vinculada a la idea de
seguridad. Rescatamos aquí la idea de Jacobs de «los ojos de la calle», una
vigilancia natural que se genera en el espacio urbano cuando las personas se
apropian de los espacios públicos. Finalmente, el enfoque resalta la
importancia de la participación ciudadana en la planificación urbana.

La planificación urbana es un trabajo transversal, transescalar,


interdisciplinario y con constante coordinación con la ciudadanía. En ella, las
decisiones no se toman únicamente en base a información estadística que

3 El concepto de vida cotidiana engloba el desarrollo de todas aquellas actividades que desarrollamos en nuestro
día a día o eventualmente. La vida cotidiana no se puede desvincular de un espacio compartido y de un tiempo
finito.

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distorsiona la distribución territorial e invisibiliza las necesidades que cada
población tiene.

En esta sección se han presentado, a modo de resumen, un debate teórico


bastante amplio que gira entorno a la diversidad de sujetos, la importancia de
la vida cotidiana y la importancia de la participación ciudadana en la
planificación urbana. En las siguientes secciones, analizaremos un caso
comparado para apreciar la pertinencia del presente debate teórico en dos
distritos de Lima Metropolitana.

El Agustino: distrito provinciano

El Agustino encontró su nombre mucho antes de su establecimiento oficial,


cuando en 1551 los religiosos de la Orden de San Agustín llegaron al Perú.
En sus inicios, la zona albergó las haciendas de las familias criollas e
indígenas. Allí se trabajaba la tierra para producir maíz y alfalfa y, se
confeccionaban ladrillos y adobes. Con el paso de los años, en 1947, en el
distrito se fundan las primeras barriadas producto de las migraciones internas.

Hoy, El Agustino cuenta con una población de 193 319 habitantes (INEI
2015), lo que representa solo el 2,14% de la población total de Lima
Metropolitana. El Agustino, reúne diversas caras de la Ciudad de los Reyes,
por un lado el viejo rostro del distrito con todos sus problemas sociales y por
otro, el acercamiento del avance económico con la instalación de centros
comerciales y negocios.

Al igual que Lima Metropolitana, El Agustino ha tenido «dificultades para


convertirse en un espacio de referencia e identidad para sus ciudadanos, ya
sea por la ausencia de proyectos políticos compartidos o por la dificultad para
integrar a los distintos sectores y capas sociales que han ido poblando»
(Bensa 2015:215). Desde el regreso a la democracia y, de manera más
precisa, desde las elecciones regionales y municipales 2002, las
intervenciones municipales se han centrado en proyectos y obras de
infraestructura, dejando de lado una visión de conjunto e integral de El
Agustino como distrito. Esto ha generado que por mucho tiempo el distrito
esté sin pistas, lo cual obstaculizaba su integración y la interconectividad con

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la ciudad. Por otro lado, El Agustino ha ganado una notable fama por ser uno
de los distritos con mayor incidencia delincuencial por la presencia de
pandillas y barras bravas (Plan de Gobierno 2002).

Al revisar el plan de trabajo de los últimos alcaldes del distrito, se


contemplaba siete ejes de acción priorizada por los líderes políticos (Gráfico
1). Para objetivos del estudio, nosotros nos centraremos en los siguientes tres
ejes: desarrollo urbano y vivienda, infraestructura básica y equipamiento
social.

Gestión
Institucional

Gráfico 1. Ejes del plan de trabajo 2002 -2019. Fuente: Elaboración propia en base al Plan
de Gobierno Municipal 2002, Plan de Gobierno Municipal 2007 y Plan de Gobierno
Municipal 2012.

Ahora bien, al analizar la situación del Agustino respecto a infraestructura


básica y equipamiento social llegamos a las siguientes aproximaciones. En
primer lugar, desde el 2006 se inició un acondicionamiento de los centros
comerciales, se construyeron más espacios de recreación e integración de la
ciudadanía. Por otro lado, se impulsó la articulación de las zonas urbanas
aisladas de los cerros, mediante la habilitación de circuitos viales y obras de
infraestructura. Los alcaldes municipales, durante su gestión buscaron
integrar las distintas zonas del distrito y, a la vez, organizarlo. Entonces,

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vemos que aquí se refuerza la idea del centro como eje principal para el
funcionamiento del distrito. Se entiende que es necesario integrar a las zonas
aisladas para concretar el desarrollo y promover también los flujos
comerciales, interpelando la idea utópica de que la vida en el núcleo urbano
puede ser donde coexistan todos los actores de una ciudad.

Pero, al realizar la observación del espacio urbano, se pudo apreciar que una
tendencia creciente en el distrito es la aparición de rejas y agentes
particulares de seguridad4. Esta medida es una respuesta a la creciente
percepción de criminalidad, ya que al revisar los datos estadísticos se
observa que en los últimos diez años, el índice de inseguridad ha disminuido5
(INEI 2017). En términos teóricos, esta respuesta puede ser comparada a lo
expuesto por Evan Mackenzie (1996) que estudia el desarrollo de las
privatopías como una patología urbana producto de la fragmentación y la
falta de capacidad de gestión de las instituciones estatales.

Las privatopías se oponen a la idea de crear una seguridad natural en las


calles. El aumento de las rejas disminuye la actividad de los vecindarios, por
lo tanto, hay menos oportunidades para mirar lo que pasa en el entorno.
Recordemos que para Jacobs «las calles son los principales órganos de una
ciudad y que una vereda urbana en sí misma no es nada, que es una
abstracción, la que adquiere significado en conjunción con los edificios y
usos que se ubican en el borde» (Miranda y Gutiérrez s/f: 8), en otras
palabras, para Jacobs el contacto social es la base de una convivencia
civilizada en comunidad.

En segundo lugar, respecto al desarrollo urbano y vivienda, encontramos que


en las últimas gestiones se flexibilizó las normas de zonificación y
edificación para que las personas puedan construir sus viviendas en los
cerros, pero a la vez, no se descuidó criterios de seguridad. Así también,
formalizó las áreas urbanas irregulares, rehabilitando las viviendas precarias
y erradicando los tugurios existentes en el distrito. Para que los vecinos
tengan asesoría legal y un control del crecimiento de las viviendas en los
cerros, creó una oficina de monitoreo. Finalmente, la gestión promovió el

4 La investigadora vive en el distrito por lo que se firma que el incremento de rejas en el distrito se inició
aproximadamente en el 2010.
5 Si bien es cierto que los índices han disminuido visiblemente, el distrito aún se ubica entre los lugares con

mayores niveles de violencia y muertes violentas del país

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acceso de créditos en la construcción de viviendas. Algo que se puede ver en
el distrito es la presencia de la autoconstrucción que se inicia desde la llegada
de las primeras barriadas al lugar pero que hasta ahora persisten 6. Las
evidencias (y las conversaciones con las familias más antiguas del distrito)
nos lleva a decir que el alcalde en su periodo de gestión buscó la mejorar en
la calidad de las viviendas de las personas. El gobierno municipal flexibilizó
algunas medidas. Con ello, buscaba responder a una demanda urgente de la
población que impactaba directamente en su calidad de vida. Pero no ordenó
el distrito, ya que la medida careció de planes y procesos de habilitaciones
urbanas sostenibles para la conformación de conjuntos habitacionales e
industriales adecuados a una normatividad técnica.

Había una zona por La Menacho II en la que las personas vivían en casas
prefabricadas, las que por el tiempo se encontraban en pésimo estado. La
falta de limpieza y los bajos niveles económicos de las familias que vivían
ahí había generado que en las noches los fumones vayan a drogarse al lugar,
luego robaban. No podíamos tenerlo en ese estado. Luego de casi tres años
de conversaciones, los convencimos de abandonar el lugar. Les dimos unos
bonos de vivienda, como iniciales para que puedan adquirir los
departamentos que se estaban construyendo en Los Parques. Ahora todos
ellos viven mejor. Era una medida que se tenía que hacer. Quedaron felices
todos, ellos con casas de calidad y nosotros también porque destruimos el
fumadero y metimos a Serenazgo para capturar a esos palomillas que
robaban. (Entrevista a ex regidor 2)

Ahora bien, al indagar los criterios que se usaron para la ejecución de las
medidas y el nivel de participación de la ciudadanía en la toma de decisiones
pudimos constatar que estas fueron implementadas por criterios netamente
técnicos.

Nos hubiese gustado tener más participación de las personas, pero salimos
de un periodo duro [hace referencia al regreso a la democracia] y las
personas uno desconfían mucho y dos, no teníamos tiempo de esperar que
ellos decidan asistir a las reuniones. Además, en ese tiempo el tema de
participación no era tan fuerte como ahora. Nosotros necesitábamos actuar
ya. (Entrevista a ex regidor 2)

6 Según informes municipales, el 65% de las viviendas del distrito son de material noble.

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Recordemos que la participación ciudadana está relacionada a mecanismos
de democratización del poder local y mayor poder decisorio de la sociedad
(Bensa 2015:289). Consultar con la población es importante también porque
permite ejecutar las medidas de ordenamiento urbano respetando la forma en
la que el ciudadano se relaciona con su entorno, en palabras de Jane Jacobs,
construir y ordenar [o desordenar] la ciudad respetando el trama urbano. Es
así que la planificación urbana de El Agustino fue ejecutada de arriba-abajo -
top down. Se trató de proyectos urbanos ejecutados de manera autoritaria y
sin participación de la ciudadanía que es el eje central de la vida urbana
(Jacobs 2011). La gestión buscó la funcionalidad. La planificación
estratégica se centró en resolver los problemas concretos y el diseño espacial,
dejando de lado el uso que las personas le darían. No se contempló a las
personas como sujetos no uniformes y con capacidades diferentes para
relacionarse con el entorno.

En la misma línea, desde el enfoque urbanista, la ausencia de participación


―bottom up― no permitió contemplar la diversidad de identidades y
experiencias para construir y ordenar el distrito. Si bien es cierto, se buscó
generar espacios más integrados y relacionados, como lo propone el
urbanismo feminista, las gestiones de los últimos alcaldes7 no han cumplido a
cabalidad los cinco puntos que plantea el urbanismo feminista, los cuales son:
la proximidad de los servicios, la comprensión de la diversidad, la autonomía
de la ciudadanía (entendida como accesibilidad universal y seguridad),
vitalidad y vida en las calles y la representatividad. De estos cinco ítems, lo
más ausentes fueron la accesibilidad universal y la vida en las calles. Dentro
del plan de los últimos alcaldes no se incluyen a las personas con capacidades
distintas y eso se evidencia en la ausencia y mal estado de las rampas, el
tamaño reducido de las veredas, etc.8

Un cambio importante para el distrito se inicia en el 2007, cuando el ex


cuartel Militar La Pólvora es demolido para dar vida al primer megaproyecto
de vivienda del distrito, «Los Parques de El Agustino». La medida fue
implementada por el presidente Alan García, quien planeaba construir 2 600
viviendas sobre los 227 mil metros cuadrados del ex cuartel. Los

7 Alcalde Víctor Salcedo Ríos (2002 – 2014) y el Alcalde Richard Soria Fuerte (2014 – 2018).
8 El problema de accesibilidad para las personas con capacidades especiales se mantiene hasta la actualidad, en
la que el alcalde no ha ejecutado medidas para crear espacios más amigables para las personas con
capacidades y necesidades diferentes.

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departamentos fueron vendidos por el Crédito Mivivienda9 y Techo Propio10
(Actualidad Empresarial 2007). Inicialmente, el proyecto consistía
únicamente en la construcción de viviendas. Sin embargo, una parte del
terreno fue entregado para la construcción del primer centro comercial del
distrito, «Agustino Plaza». Dicho centro comercial fue inaugurado el 29 de
octubre de 2011 y generó que no solo más de 90 locales comerciales se
instalaran en el distrito, sino también que se mejore la seguridad y el cuidado
del espacio público.

El megaproyecto se construyó sobre un área en la que la precariedad estaba


muy presente, tal como lo explica uno de nuestros entrevistados:

Los Parques [haciendo referencia a los condominios y al centro comercial]


se han levantado sobre un terreno donde la pobreza reinaba. A la zona se le
conoce como Ancieta. Antes, la mayoría de las casas eran de adobe y
algunas ni tenían agua ni desagüe. Además, como está cerca de Barrios
Altos, habían bastantes robos y delincuencia. El alumbrado público era
pésimo. Habían zonas oscuras y no habían pistas, solo era tierra. Pero desde
que llegaron Los Parques todo cambió, el precio de los terrenos se fueron a
las nubes [subieron de precio], pavimentaron todas las pistas, pusieron más
iluminación, las casas comenzaron a crecer, la gente puso sus negocios, más
seguridad, más limpieza. Esta zona se volvió el centro de El Agustino.
Nadie imaginaba que una de las zonas más marginadas se volvería en lo que
hoy usted ve, una zona en la que las familias salen a pasear. (Entrevista a ex
regidor 2)

9 Es un crédito inscrito al Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento que está supervisado por la
Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) cuyo objetivo principal financia la adquisición de una vivienda
nueva o usada o la construcción de una vivienda con terreno propio; va dirigido a personas que no cuenten con
un inmueble, tampoco pueden ser dueños los hijos menores de edad, ni el cónyuge. Se financian viviendas que
cuesten desde s/. 53,900 a s/. 269,500 con una cuota inicial mínima del 10% sobre el precio del inmueble. Cabe
resaltar que; no todas las entidades que financian la compra de una vivienda financian la construcción, las
viviendas adquiridas pueden estar “en planos” sujetas a un periodo de gracia donde si existe el cobro de intereses
y que el plazo de pago es de 10 a 20 años con cuotas fijas. Este crédito cuenta con el beneficio del BBP (Fondo
Mivivienda 2015).
10 Es un programa del Fondo Mivivienda, del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento. Techo Propio

financia la adquisición, construcción o mejoramiento de una vivienda; va dirigido a familias con ingresos menores
a s/. 1,860. Este crédito cuenta con un subsidio directo que no se devuelve llamado Bono Familiar Habitacional
(BFH) que varía de acuerdo a la modalidad fluctuando entre s/. 8,855 y s/. 19,250. El proceso para acceder a este
préstamo requiere la inscripción del grupo familiar en las oficinas del Fondo Mivivienda previa evaluación del
Sistema de Focalización de Hogares (SISFOH), siendo indispensable el no haber recibido ayuda habitacional
previa del Estado y contar con un ahorro mínimo. Las entidades que brindan este crédito son algunos bancos,
Cajas Municipales de Ahorro y Crédito (CMAC) y financieras. El valor máximo de la vivienda es el equivalente a
14 UIT (s/. 53,200) (Fondo Mivivienda 2015).

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Este testimonio, contrastado con conversaciones informales sostenidas con
los vecinos del distrito, nos permite dar cuenta de dos detalles importantes. El
primero tiene que ver con las externalidades positivas generadas por la
inversión privada: acceso a servicios básicos como el agua y desagüe, mejora
en la infraestructura del lugar (mayor iluminación, mejora en pavimento, etc.)
y reducción del miedo al crimen (esto vinculado a la presencia de seguridad
privada y cámaras de seguridad). Por otro lado, las mejoras en las
condiciones del lugar y la oferta comercial han generado que las personas
tengan más presencia en el espacio público. Pero este impulso por salir a las
calles por parte de los vecinos agustinianos no ha sido motivada por medidas
ejecutas por las autoridades municipales, sino por la inversión privada.

En la introducción sosteníamos que el derecho a la ciudad debe ser un


derecho humano en el que todos y todas puedan gozar con igualdad de
oportunidades del espacio público. Sin embargo, cuando la autoridad estatal
no brinda las facilidades para que el ciudadano pueda gozar plenamente del
espacio público y esta medida es motivada por el privado, se cae en
dinámicas consumistas en las que solo algunos podrán disfrutar de los
servicios que provee el actor privado. Esto hace que espacios públicos sean
objeto de uso para disfrute de minorías. Se trata de un espacio público para la
élite que cada vez pierde más conexión con la sociedad en su conjunto, más
aún si nos referimos a sociedades con diferencias socioeconómicas y
culturales marcadas (López 2014). En la siguiente sección se analiza el caso
del distrito de San Isidro, en la que se podrá observar que pese a las
características diferentes de los distritos, la planificación que garantice la
equidad y el acceso universal sigue siendo un reto para los líderes territoriales
de Lima Metropolitana.

28
San Isidro, el distrito «soñado»

Recientemente, un medio de comunicación televisivo de señal abierta emitió


un segmento periodístico en el que presentaban al distrito en cuestión y
listaban durante 1’30’’ aproximadamente la calidad de servicios de la que
gozaban sus vecinos; «San Isidro, distrito amigable» lo llamaron. Todo
limeño sabe que, de principio, es un logro casi impensable que se realice un
reportaje sobre un distrito que resalte alguna característica positiva y no se
dedique a analizar cómo actúa el crimen organizado en la zona, cuánto ha
aumentado el nivel de robos a mano armada o cómo el presupuesto para
obras públicas parece desaparecer mágicamente. Tras analizar el caso de El
Agustino, San Isidro parece ser, lo que algunos considerarían, «la tierra
prometida», ese caso tan lejano y utópico en el que los vecinos pagan sus
impuestos y estos se destinan a obras públicas y programas municipales que
todos disfrutan; todos felices; fin de la historia. No obstante, ¿cuán cierto es
el caso de San Isidro como caso atípico?, ¿realmente existe esta gestión
eficiente que propone un nuevo enfoque de participación ciudadana a través
del fomento del uso del espacio público? En un intento por responder estas
preguntas, consideramos, nuevamente, que la calle, incluso más que el
análisis de los planes urbanísticos, nos daría respuestas más certeras.

Sobre el distrito es posible tener en cuenta que posee una población estimada
de 56 800 habitantes y una extensión de 11,1 km². Limita con los distritos de
Lince, La Victoria y Jesús María hacia el Norte; con el distrito de San Borja
por el Este; y con Surquillo y Miraflores hacia el Sur; también limita con el
Océano Pacífico hacia el Oeste. Dentro de los lugares más reconocidos del
distrito, se encuentran el centro financiero comúnmente llamado Corpac en el
que se ubican avenidas como República de Panamá, Rivera Navarrete,
Canaval y Moreyra, y Javier Prado. De igual forma, es reconocido el parque
El Olivar como punto de reunión y de esparcimiento; característica que
comparte con el parque La Pera o el malecón.

El distrito se caracteriza, a su vez, por contar con la convivencia de distintos


tipos de arquitectura que le dan una particularidad única. Espacios como el
centro financiero poseen edificios de arquitectura contemporánea; mientras
que también existen casonas dispersas a lo largo del sector. Dentro de las
peculiaridades existentes en sus edificios y construcciones, resalta las grandes
casas con tejados a dos aguas como resultado de las migraciones europeas en

29
la primera mitad del siglo pasado o casas hacienda que datan del siglo XVII.
Cabe mencionar que el distrito alberga un gran número de embajadas y
residencias de embajadores dispersas en distintas avenidas.

Dentro de este distrito, transcurren grandes e importantes avenidas como lo


son la avenida Javier Prado que une al distrito desde su límite con Magdalena
del Mar hasta su límite con San Borja. La avenida Salaverry conecta al
Centro de Lima con San Isidro atravesando el distrito de Jesús María hasta
llegar al malecón sanisidrino. De igual forma, la avenida Vía Expresa conecta
el Centro de Lima con el centro financiero del distrito de San Isidro y,
apoyándose en el servicio de transporte ofrecido por el Metropolitano,
conecta al distrito con sus pares pertenecientes al Cono Norte como los son
los distritos de Independencia y Los Olivos. Por su parte, la avenida
Arequipa, en su camino desde Lima Cercado hasta Miraflores, une a San
Isidro con estos municipios y con el distrito de Lince.

Por otra parte, San Isidro ostenta un IDH de 0.99, lo que lo ubica en la
categoría Muy Alto. Esto, en parte, se puede vincular a los servicios que la
municipalidad ofrece que se enfocan en proporcionar respaldo a los
sanisidrinos en distintos ejes (Cuadro 1), procurando la calidad de vida de los
beneficiarios. Con ello, se genera un enfoque de distrito sostenible en el que
considera que los desafíos existentes como gobierno local se deben a que la
ciudad de Lima mantiene lineamientos de ciudades de la década de 1950 que
priorizan un transporte que permita movilizarse más rápido y, por ende, que
se han formado a favor de los automóviles y no de los ciudadanos. En
consecuencia con esta postura y con la finalidad de impulsar un cambio
localizado de la realidad del desarrollo urbano de la ciudad de Lima, San
Isidro impulsa, entre otros, programas tales como +Ciudad, San Isidro
Recicla, Cultura Libre, el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, junto al
proyecto San Isidro: Smart City cuyo propósito principal es la recuperación
de los espacios públicos para el uso eficiente de estos según las demandas de
los ciudadanos.

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Servicios Centros de encuentro
Otros
vecinal
• Salud Humana • Salas de usos • Tenencia
• Laboratorio múltiples responsable de
Municipal • Asesoría Legal mascotas
• Vigilancia Sanitaria • Consultoría • Vaso de leche
• Cuna Jardín nutricional • OMAPED
Municipal • Enfermería • Demuna
• Mi Bus • Terapia física y de • Deporte
• Sistema de rehabilitación
Focalización de • Psicología
Hogares • Podología
• Terapias Orientales

Cuadro 1. Servicios proporcionados por la Gerencia de Desarrollo Humano de la


Municipalidad de San Isidro. Fuente: Elaboración propia en base al esquema de servicios
de desarrollo humano del Plan de Gobierno (2015-2018)

Con base en la teoría del lugar central, es posible, además, considerar a San
Isidro como una centralidad. Según el supuesto de localización homogénea
de consumidores potenciales, San Isidro podría considerarse como un centro
homogéneo por poseer una población que oscila entre los sectores A y B, lo
que genera la necesidad de focalizar ciertas ofertas de bienes y servicios en
lugares específicos. Aplicándolo en un caso concreto, San Isidro aterriza tal
teoría en el caso de su centro financiero. La estrategia de la localización de
las empresas en este sector genera una concordancia aproximativa de áreas de
mercado que conducen a la yuxtaposición espacial de áreas de venta. El
hecho de que se produzcan viajes desde distritos pertenecientes a los conos
implica la aceptación de viajes largos para acceder a servicios. La economía,
entonces, impulsó la conjunción del uso funcional del espacio y la utilización
oportunista del tiempo (Sennett 1994:202).

31
¿La «Ciudad sostenible» sostiene a todos?

El representante de la Gerencia de Planeamiento Urbano de la Municipalidad


de San Isidro, considera que el trabajo que está realizando la actual gestión
del distrito está dirigido a lograr la diversificación de opciones de uso de los
espacios para los vecinos y no limitarlos a un uso contemplativo. A partir de
ello, se identifica una postura de reconocimiento del ciudadano como
beneficiario primordial y, por tanto, la necesidad de crear un distrito hecho
para el usuario del servicio (Jacobs 2011).

La instalación de gimnasios y de juegos infantiles en distintas avenidas y


parques parece ejemplificar claramente el ir más allá del discurso y pasar a la
ejecución de estas acciones enfocadas en el uso eficiente del espacio público.
Podría considerarse, incluso, que el municipio ha adquirido un norte
destinado a la inclusión. Ello al poder observar que se ha dedicado esfuerzos
al acondicionamiento de las veredas para permitir el libre tránsito de personas
en sillas de ruedas en gran número de sus calles y avenidas.

Todo ello resulta incluso más increíble si se tiene en cuenta que la


participación ciudadana parece ser una prioridad para la gestión actual.
Reuniones con dirigentes de juntas vecinales, participación en la
programación del uso del presupuesto, consultas a juntas vecinales para el
desarrollo de proyectos, etc. son parte de las modalidades en las que la
participación ciudadana tiene cabida en la toma de decisiones del municipio.
Sumado a ello, el concurso público para el diseño de obras públicas y la
medición de la satisfacción del usuario a través de encuestas aplicadas de
forma constante configuran una especie de sistema de retroalimentación que
parece funcionar efectivamente y convierte al distrito en uno de los mejores
distritos para vivir (Diario Gestión 2017). San isidro, por lo tanto, resultaría
ser ejemplo exitoso de la superación del autoritarismo de los tecnócratas
contra el que Jacobs tanto luchó y un exponente de que la consulta y el
reconocimiento del espacio brindan mejores resultados que la intervención
con excesiva especialización.

No obstante el aparente hallazgo de la «fórmula del éxito», encontramos que


en San Isidro se produce un interesante fenómeno. Conforme el ejercicio de
la observación se aleja del centro, todo lo armonioso y encandilante de San
Isidro parece irse agotando y desvanecerse. Los problemas limítrofes que han

32
caracterizado las disputas con otros distritos, de forma especial, con
Magdalena del Mar podrían explicar esta característica de las periferias como
consecuencia de una mala o inexistente distribución acordada del cuidado y
mantenimiento de los espacios públicos. Si bien en algunos límites San Isidro
parece producir un efecto de contagio del correcto proceso de ejecución del
presupuesto público y eleva la calidad del mantenimiento de los espacios
públicos de los distritos colindantes, otras áreas limítrofes tienen el mismo
efecto, pero, en esta ocasión, el contagio es desventajoso.

Las zonas residenciales, aquellas en las que incluso se encuentra prohibido el


tránsito del transporte público, gozan de señalización eficiente para el peatón,
seguridad permanente proporcionada por efectivos del Serenazgo y rampas
con pendientes funcionales para personas en sillas de ruedas; no obstante, a
medida que se transita hacia una avenida principal, la importancia que
parecía haber tomado el ciudadano se debilita y todo lo mencionado
previamente parece haberse trabajado a la premura, aparentemente con la
única intención de cubrir una necesidad nominalmente, pero no en esencia,
no priorizando al ciudadano, retornando nuevamente al «vehículo
centrismo». Caminar por avenidas como Javier Prado o Arequipa expone
claramente esto, ya que resulta sencillo encontrar rampas empinadas, con el
pavimento desgastado que genera baches que imposibilitan que una persona
en silla de ruedas pueda maniobrar libremente; cruces de cebra mal definidos;
semáforos que favorecen el tránsito del transporte vehicular y retiene al
ciclista y al peatón; etc.

No se trata entonces, necesariamente, de un problema de mala distribución de


labores en las periferias. Esta situación permite abrir un debate sobre el
«hermetismo» que suele caracterizar a la gestión distrital en general. Es
necesario aclarar a qué se hace referencia al utilizar dicho término con la
finalidad de acceder a la conclusión alcanzada con respecto a este caso. El
hermetismo que se menciona considera que toda obra pública impulsada por
una gestión municipal se realiza para la satisfacción de un sector, pero no del
ciudadano. El grupo beneficiario que se reconoce para el diseño y ejecución
de una obra pública está delimitado y excluye a quien no se considera parte
del conjunto, al que es de afuera, el que es distinto. Cabe preguntarse, por
tanto, ¿para quién está pensado San Isidro?

33
Más allá de los casos de discriminación que se han suscitado en el distrito, la
discusión propone el cuestionamiento de cómo se aborda la administración
del espacio público y hasta dónde la delimitación territorial contribuye a la
sectorización social. Resulta interesante encontrar en este caso una
peculiaridad tal que permite identificar un factor que muy probablemente se
repita en el resto de distritos considerados como gestiones eficientes. Sin
embargo, ello será tema de análisis de futuros estudios que deseen abordar tal
discusión.

Por otra parte, es importante enfatizar que, si bien San Isidro se encuentra en
un proceso de inclusión y de fomento del uso del espacio público por los
ciudadanos, no existe una medida concreta para asegurar que un porcentaje
importante de los usuarios se sienta totalmente satisfecho: la población
femenina. Esto resulta crucial ante un contexto en el que la ciudad de Lima
ha sido considerada como la quinta ciudad más peligrosa para las mujeres en
el mundo (El Comercio 2017). Actualmente, doce distritos de la capital
cuentan con ordenanzas que sancionan el acoso callejero; San Isidro no es
uno de estos. Tras conversar con el representante de la Gestión de
Planeamiento Urbano, este consideró que en el distrito existe una cultura de
reportar y denunciar la violencia de género y aseguró que no se ha registrado
ninguna denuncia por acoso callejero. Esto, sin embargo, no supone que el
acoso y la violencia no existan, sino que, muy probablemente, se encuentran
invisibilizados. De todas formas, en una ciudad tan violenta como lo es Lima,
se requieren de medidas concretas que no esperen al surgimiento de
denuncias.

Se dista así de esa «igualdad de oportunidades» con la que Muxí Martínez et


al. (2011: 107) definía el habitar, ya que la población femenina parte de una
situación de desventaja como resultado de la estructura social. Reconocemos
nuevamente que la idea de ciudad tal como se entiende hoy en día parte de
una premisa errada que considera que los ciudadanos parten a ejercer su
ciudadanía desde una posición de igualdad, eximiendo la existencia de
inequidades inherentes en la sociedad (Col.lectiu Punto 6, 2016). A su vez, el
caso sanisidrino dista de aplicar un enfoque feminista pues desconoce la
heterogeneidad del individuo y asume una uniformidad del usuario.
Nuevamente y al igual que en el caso de El Agustino, San Isidro flaquea en el
cumplimiento de la totalidad de los cinco puntos que propone la teoría

34
feminista, de manera especial en aquel que plantea la comprensión de la
diversidad.

Conclusiones

Empleando el enfoque de inclusión urbana que considera que las personas no


son sujetos uniformes y poseen capacidades diferentes para relacionarse a su
entorno, y el enfoque urbanista feminista que señala que la ciudad está
compuesta por diversidades, es posible concluir que es necesario diseñar las
ciudades no con un único pensamiento espacial, sino considerando el uso que
las personas dan a estos espacios.

1. Las tendencias en el proceso urbanístico se diferencian debido


al tipo de formación de los distritos. En El Agustino prima la
autoconstrucción y la ilegalidad que han producido un
crecimiento desorganizado como producto de las migraciones
y son escasas las construcciones de arquitectura colonial o
previas al siglo XX. San Isidro, por el contrario, posee zonas
con grandes construcciones de arquitectura de mediados del
siglo XIX e inicios del siglo XXI. De igual forma, posee
zonas con arquitectura muy moderna enfocada a la vivienda
multifamiliar con grandes complejos departamentales;
mientras que El Agustino muy recientemente ha podido
experimentar el boom de las construcciones de complejos
multifamiliares y villas de viviendas.

2. Existen similitudes en ambos distritos. Si bien es cierto que


San Isidro posee un mejor sistema de señalización y estado de
rampas y vías de movilización, existen zonas, sobre todo, en
los límites con otros distritos, con deficiencias en estos
servicios. De igual forma, El Agustino presenta un mal estado
de pistas y ubicación precaria de semáforos. Ambos enfrentan
muchos retos como distritos porque aún mantienen el enfoque
de diseño espacial pensado para priorizar a personas varones,
con un tipo específico de capacidades. No obstante, existe en

35
San Isidro una apertura más trabajada que en El Agustino para
la inclusión de nuevos enfoques.

3. El uso del espacio público para la recreación, la convivencia y


el ocio genera en el caso de San Isidro la existencia de un
tramo urbano mucho más fuerte que en El Agustino, teniendo
este último una población flotante caracterizada por tener una
movilidad con motivo laboral. El uso de espacios como
parques y centros de interacción es reducido en El Agustino
como resultado de la percepción de inseguridad, lo cual, a su
vez, genera un círculo vicioso de desconfianza e impide que se
den interacciones con los demás.

4. La inversión del presupuesto público en el caso de El


Agustino, en su mayoría, está destinada a la construcción de
vías y parques. En este sentido, es consecuente con la
tendencia a complacer visualmente a través del concreto. Estas
obras, sin embargo, no cuentan con el respaldo de estudios
premeditados que tomen en cuenta los usos que los
ciudadanos le dan al espacio público y las demandas de los
mismos. Por su parte, San Isidro invierte en distintas áreas que
fomentan la participación ciudadana y la vida digna; no
obstante, en lo que respecta al espacio público, se carece de
medidas que reconozcan a la ciudadanía en general como
beneficiarios y no solo a sectores específicos.

5. El artículo abre dos interrogantes para futuros estudios. En


primer lugar, El Agustino ha expuesto la necesidad de analizar
cuál es el papel del sector privado en el fomento del uso del
espacio público en contextos en los que las gestiones públicas
son ineficientes y como consecuencia de los niveles de
inseguridad. En segundo lugar, San Isidro ha evidenciado la
existencia de un fenómeno que produce la deficiencia de los
servicios en zonas periféricas, pero, a su vez, en aquellas en
las que el público usuario no es exclusivo. Con ello, permite
repensar la delimitación y los efectos de esta en el espectro
social.

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