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Yo Voy

Elena Pol Medina

Señores del jurado, conquistadores, mi nombre es Elena Pol Medina,


tengo 11 años y represento al Club “Jehová-nisi” de La Casita.

Antes de comenzar mi presentación, vamos a ensayar decir algo juntos.


Lo necesitaremos para algunos momentos de mi relato. Es fácil. Tenemos que
decir “Yo voy”. ¿Puedo escucharlo? “Yo voy”. Una vez más, ahora: “Yo voy”.
Gracias.

Joana era una niña que vivía en apartamento en un cuarto piso. Un día,
su mamá estaba colgando ropa en el balcón. De repente, uno de los broches
se escapó y fue a parar allá abajo. Así que mama preguntó en voz alta:
¿Quién baja a buscar el broche que se me cayó? Joana respondió -¡Digamos
juntos lo que practicamos antes!- “Yo voy”. Ella bajó rapidito los 72 escalones.
Lo encontró y subió corriendo. A la hora de cocinar, Joana ayudó a mamá a
picar verdura y pronto el tacho de basura se llenó. Mamá cerró la bolsa y
preguntó:”¿Quién baja la basura a la calle? ¿Y qué dijo Joana? “Yo voy”. Ella
volvió a descender la escalera cumpliendo su tarea. Más tarde, fue necesario ir
hacer compras. Y aunque Joana estaba cansada y tal vez otro podría hacer
esa tarea, ¿qué creen que dijo? “Yo voy”

Joana subió y bajó muchas veces las escaleras mientras vivió allí.
Cuando creció, recibió la invitación de vivir en varios países para trabajar por
Jesús. ¿Y qué creen que respondió? “Yo voy”

El testimonio de Joana se resume en una palabra: Misión. ¿Qué es la


misión?
“No quisiste sacrificios de animales ni ofrendas por el
Hace más de 2,000 años, Jesús le dijo a su Padre:
pecado. Pero me has dado un cuerpo para ofrecer” .

Hebreos 10:5

¡Sí! Era Jesús respondiendo a la misión: “Yo voy… a entregar mi vida


para salvar al hombre”

La misión no ha cambiado. Es la misma. Porque ir a hacer discípulos


transforma a los enviados de personas ordinarias en misioneros
extraordinarios, dispuestos como Jesús a entregar su vida cumpliendo la
misión
Wisam nació musulmán en Nazaret, Israel y desde pequeño le
enseñaron a odiar el cristianismo. Tenía una hermana que estudiaba en Europa
que se hizo cristiana. La familia enfurecida, lo envió a matarla. Y Wisam
respondió: “Yo voy”. Con el deseo de convencerla, la llamó y le dijo: “Fui
enviado para matarte”. Pero ella mantuvo la calma y le pidió que le diera un
tiempo. Luego, le sugirió que fuera a una escuela adventista en Austria, y
estudiara alemán. A Wisam le gustó la idea. ¡Estaba seguro de que convertiría
a los cristianos en musulmanes! Sin embargo, fue Jesús el que lo convirtió a él
y se bautizó.

Siendo ahora adventista, volvió a Nazaret a compartir su fe. Pero su


familia reaccionó enfurecida gritando: “¡Vamos a apedrearlo!” Los hombres
recogieron piedras y se las lanzaron hasta dejarlo inconsciente. Su padre, por
compasión, lo rescató y lo envió a un hospital. Pero, los ataques continuaron
y, ¡Wisam volvió a ser apedreado! Esta vez, sus padres le dijeron que se fuera
de Israel. Wisam volvió a Austria donde estudió Teología y se convirtió en
pastor adventista y luego de trabajar años en Europa, ¡fue invitado a pastorear
en el Campo de Israel, precisamente en Nazaret! ¿A que no saben que
respondió? “Yo voy”.

Al llegar, abrió un centro de influencia donde empezó a usar la Biblia


para enseñar inglés. Entonces, sus propios primos, llenos de ira, atacaron el
lugar con palos y piedras. Y uno de ellos con un cuchillo de carnicero. Mientras
Wisam salía a intentar calmar a su familia, su esposa oraba con desesperación.
Entonces quien tenía el cuchillo lo apuñaló por la espalda pero la hoja de acero
se dobló. Impactados por esto, la turba se dispersó, gritándole que lo matarían
de alguna forma. Pero Dios peleaba por Wisam, porque un tiempo después,
estos familiares murieron en un accidente.

Aquel hecho conmovió a la comunidad musulmana y Wisam aprovechó


la oportunidad para repartir cientos de podcasts con sermones cristianos en
árabe logrando que muchas personas conocieran a Jesús y se bautizaran.

Conquistadores, dice Elena de White en Servicio Cristiano, pág. 14:


“Todo joven adventista tiene una llama misionera que arde en su
corazón, pues “cada verdadero discípulo nace en el reino de Dios como
misionero”.

Jesús nos llama a conquistar cada alma, cada pueblo y cada nación. Y
cuándo Él te llame, ¿Qué responderás?

“Yo voy”

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