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El aparato resonador

     La voz, tal como la producen las cuerdas vocales, es demasiado débil. Necesita unas”cajas de
resonancia” (sí, como la de la guitarra y otros instrumentos) para amplificar el sonido. En nuestro caso,
se trata de unas cavidades huecas que tenemos en el cráneo: la boca, las fosas nasales y los llamados
senos nasales y frontales.

LA VOZ DEL ACTOR


La voz es un instrumento de trabajo fundamental para el actor o la actriz. En la mayoría de los
espectáculos y representaciones teatrales tendrá que utilizar la voz como medio de expresión,
trabajando su interpretación sobre un texto. Puede darse el caso de que su voz no sea necesaria en una
interpretación, como es el caso del mimo o de interpretaciones sólo gestuales, tal como ocurría en el
cine mudo, pero también el caso contrario, que sea su voz la que realice una interpretación completa,
como el caso de los actores de doblaje en el cine o el trabajo en la radio, en el teatro leído o en un recital
poético. En cualquier caso, la voz es un instrumento de trabajo básico para un actor. Su calidad y sus
cualidades deben ser cuidadas y cultivadas continuamente. El buen actor debe tener las técnicas precisas
para no forzar nunca su voz y sacar el máximo rendimiento expresivo de ella.

La voz de un actor o actriz tiene que tener estas cualidades imprescindibles:


1. Suficiencia en cuanto al alcance o amplitud y resistencia. Para conseguir esto es indispensable un
dominio completo de la respiración, que es la base de una correcta emisión de la voz, de la modulación
de su alcance y de la permanencia de esa voz en condiciones óptimas.
2. Claridad en la pronunciación; esto se consigue mediante la correcta producción de cada uno de los
sonidos de la lengua, aislados o combinados en sílabas o palabras.
3. Expresividad en su entonación, ritmo, intensidad y timbre, de modo que la voz exprese no sólo el
mensaje inmediato de las palabras, sino su significado profundo, mediante la entonación, la velocidad,
las pausas, el énfasis, etc.

LA IMPOSTACIÓN
La corriente de aire resultante de la espiración es una columna constante y regular, que se convertirá en
sonido por la acción de las cuerdas vocales. Una correcta vibración de la columna de aire para producir el
sonido es lo que conocemos como impostación de la voz.
Se llama impostación, por tanto, al aprovechamiento pleno de la espiración para la producción del
sonido con el máximo rendimiento y el mínimo esfuerzo. Tanto el aparato fonador como el aparato
resonador deben trabajar de forma natural y a su máxima capacidad, sin ser forzados.

La correcta impostación supone estas condiciones:


1. Que la columna de aire pase fácilmente por los músculos tiro-aritenoideos (núcleo muscular de las
cuerdas vocales inferiores).
2. Que esos músculos tengan firmes puntos de apoyo.
3. Que no se opongan obstáculos, ni directos ni indirectos, a la vibración.
4. Que el aparato resonador reciba libremente el aire puesto en vibración por la laringe.
Todo ello se consigue colocando correctamente la laringe y con un uso eficiente de la musculatura. El
proceso para la impostación de la voz es el siguiente:
1. La laringe tiene que estar firmemente colocada en posición baja, que consigue una mayor apoyatura
de los músculos y asegura mayor capacidad al primer resonador, la faringe.
2. La eipiglotis y el paladar blando deben dejar libres los conductos de la glotis y la parte inferior y
posterior de las fosas nasales.
3. Las cuerdas vocales deben vibrar libremente en toda la extensión necesaria para producir el tono y la
amplitud que se buscan.

Todo esto se logra colocando boca, paladar, lengua, garganta y laringe en posición de bostezo, pues en
esa posición el paladar blando se levanta, la lengua se aplana y la faringe se amplia. En esa situación se
emitirá un sonido neutro que será nuestra verdadera voz, pues con frecuencia lo que consideramos
nuestra voz está viciada por malos hábitos de emisión.

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