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Adriana Cantón Balcázar1

SOBRE LA LITERATURA Y EL PODER EN AMÉRICA LATINA

El presente ensayo se propone demostrar la importancia de la literatura latinoamericana a


través de distintos ensayos, narrativa, poesía y canciones. La tesis se basará en cómo la
literatura se abre paso en la sociedad latinoamericana como un elemento indispensable de
crecimiento individual y colectivo, relacionándose con el poder que éste conlleva y la
verosimilitud que se le da a las obras de autores nacidos en América Latina.
Para lograrlo, se usará el libro de Manuel Puig “El beso de la mujer araña”, las narrativas “El
rinoceronte” de Juan José Arreola y “De noche soy tu caballo”, de Luisa Valenzuela; el
poema “Amor, de tarde” de Mario Benedetti así como el poema “Piedra de sol” de Octavio
Paz; además, la canción “Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos” del grupo
chileno Los Prisioneros, y los cuentos “No se crea” de Cynthia Alarcón y “El Aleph”, de
Jorge Luis Borges.
Por otro lado, para el sustento teórico se usarán “Intelectuales” de Gabriel Zaid, “Notas sobre
la inteligencia americana” de Alfonso Reyes, “Culturas populares, viejas y nuevas” de
Beatriz Sarlo, “La soledad de América Latina” de Gabriel García Márquez y “El mestizaje
creador” de Arturo Uslar Pietri.
El hecho que la literatura es un medio de expresión para toda sociedad desde su creación es
irrefutable, la razón por la que buscan un modo de expresarse las colectividades es la parte
subjetiva, que se puede encontrar en “De noche soy tu caballo” de Luisa Valenzuela (1982),
cuando se menciona: “Después dejé de interrogarme (cállate, chiquita, me diría él). Vení,
chiquita, me estaba diciendo, y yo opté por dejarme sumergir en la felicidad de haberlo
recuperado, tratando de no inquietarme”. La autora argentina escribe en medio de la guerra de
las Malvinas, sobre la obediencia y la resignación; sería injusto acreditar el contexto histórico
al cuento, sin embargo sí puede formar parte del impacto social hasta la fecha en Argentina y
en América Latina: la realidad es que el cuento no llega a ser explícito, pero para una mujer
aún son dolorosos los temas sobre obediencia ante un hombre, quien se supone que tiene el
poder en la relación, aunque aquello del poder ha cambiado con los cambios generacionales.
Otro ejemplo dentro de la narrativa sobre la literatura como medio para crecer personal y
socialmente, se encuentra en “El rinoceronte” aunque viéndolo desde otra perspectiva
completamente opuesta. En éste, el mexicano Juan José Arreola (1952) narra desde el punto

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Licenciada en Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey
de vista de una mujer 1 año antes de que el presidente Ruiz Cortines permitiese el cambio en
la Constitución para que las mujeres tuvieran derecho a votar en las elecciones federales; por
lo tanto su labor es aún más admirable respecto al contexto social, y escribe: “Joshua
McBride se ha casado de nuevo, pero esta vez se equivocó en la elección. Buscando otra
Elinor, fue a dar con la horma de su zapato”. Nuevamente se demuestra que la literatura ha
impulsado que tanto mujeres como hombres logren expresarse (en modo de desear que
cambie) la sociedad que se les ha impuesto, y estos dos casos son interesantes porque se narra
desde la voz del “sexo débil”, siendo éste las mujeres, y desde la voz de un hombre.
En adición a ello, otra voz que no ha sido muy escuchada se encuentra en “Culturas
populares, viejas y nuevas” escrito por la ensayista argentina Beatriz Sarlo -también conocida
por criticar el ámbito cultural de distintos países- que en el año 1994 publicó: “Los indígenas
han aprendido velozmente que, si quieren ser escuchados en la ciudad, deben utilizar los
mismos medios por los cuales ellos escuchan lo que sucede en la ciudad”. La autora se refería
al uso de los medios de comunicación en su ensayo, sin embargo se habla de los indígenas
como otro grupo “marginado” con necesidad de expresarse, y esto también se comenta en el
cuento “No se crea” al mencionarse:
Por eso muchos se van de aquí, pa’ no sufrir de hambre ni de enfermedad, pa’
tener una mejor vida. Yo, no se crea, aunque quisiera irme, no podría, pos ya
me hallé aquí. Me gusta mi pueblito, mi casa, mi huertita. Luego siento harta
tristeza al ver cómo todos se van de aquí, dejando, como quien dice, sus raíces
(Alarcón, 2006).
Asimismo, en la obra de Manuel Puig “El beso de la mujer araña” se señala de manera
constante otro grupo que experimenta marginación y exclusión social, el cual todavía lucha
contra esta realidad, que son los homosexuales. Situada la obra en 1976 en un contexto del
último año de la dictadura militar, dentro de la sociedad aún persistía una moralidad de
rechazo a la homosexualidad y a las formas no tradicionales de matrimonio. De esta forma, la
obra muestra de manera creativa a través de las extensas notas de pie de página con distintas
teorías desde un punto de vista psicológico, como la homosexualidad y su concepción
negativa y antinatural es una construcción social del orden dominante y no un aspecto
negativo o contranatural en sí.
Aunque se pueden encontrar muchos más ejemplos de cómo la sociedad “modernizada”
impulsa a otros grupos a cambiar, es decir a estar en constante cambio para parecérseles más
y entrar en la misma esfera de poder, no siempre es posible. Para que existan aún grupos
marginados deben existir otros (pertenecientes a la esfera de poder) que los catalogan como
tales; empero por otro lado, también se puede usar la literatura para expresar un sentimiento
de conformidad ante la realidad, y esto no es reciente: la historia opresora/libertador ha
definido a América Latina. Se sustenta con el ensayo de Arturo Uslar Pietri (1974) al decirse:
“Llegaron a tener tal concepto de la peculiaridad de su situación que algunas veces intentaron
repudiar el ejemplo y la imitación de lo europeo. Pensaron que aquello debía ser el Nuevo
Mundo por mucho más que por el descubrimiento y la colonización recientes”. Por lo tanto,
para analizar la literatura latinoamericana, se tiene que ver objetivamente todos los puntos de
vista existentes, el siguiente ejemplo demuestra la importancia de la objetividad al analizar la
literatura, retomando la novela de Manuel Puig, “El beso de la mujer araña”.
En éste, Puig (1976) se refiere específicamente a Argentina, donde se llevó un Golpe de
Estado en ese mismo año, y en la obra se dice: “La falta de estímulo es otra cosa, ahí sí estoy
de acuerdo, el complejo de clase inferior, el lavaje de cerebro que te hace la sociedad” (p.
73), siendo antes mencionado que la Universidad era gratis en la Argentina del momento, al
defender el por qué el personaje del que hablaban decidía no estudiar, y la principal razón de
peso fue aquella: el “lavaje de cerebro de parte de la sociedad”; estudiar significaba entrar al
sistema, no estudiar significaba ignorancia y tener que terminar siendo mesero el resto de su
vida, los dictámenes de la sociedad.
Dentro de este mismo complejo colectivo, el también escritor argentino Jorge Luis Borges en
el año 1949 publicó un libro de cuentos llamado “El Aleph”, en el que existe un cuento del
mismo nombre, que menciona: “Observó que para un hombre así facultado el acto de viajar
era inútil: nuestro siglo XX había transformado la fábula de Mahoma y de la montaña; las
montañas, ahora, convergían sobre el moderno Mahoma”, haciendo alusión a la expresión ‘si
la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña’ para tomar iniciativa en alguna
acción, y cómo puede ir a buscarse algo, o se puede esperar que esto llegue, y cómo lo opina
el ‘hombre moderno’.
Desde otro punto de vista, la literatura en su forma poética es una de las formas de expresión
más románticas o realistas, en ocasiones ambas y que además de expresar sentimientos, da a
entender algo sobre la composición de la sociedad moderna, un ejemplo es el poema “Amor,
de tarde” del escritor uruguayo Mario Benedetti (1956) con los versos: “Es una lástima que
no estés conmigo/ cuando miro el reloj y son las cinco/ y soy una manija que calcula
intereses/ o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas/ o un oído que escucha como ladra el
teléfono/ o un tipo que hace números y les saca verdades”.
En este contexto, -escrito desde Poemas de la Oficina- “Amor, de tarde” es un sueño y una
ilusión de un oficinista atrapado en la rutina: trabajar y soñar es una característica del
latinoamericano. Es un lamento la forma en que se expresan los primeros versos de cada una
de las tres estrofas, y el hombre ya no es hombre, es una manija, manos, oídos, y otras
acciones cotidianas; sin embargo, aún dentro del ambiente rutinario de un trabajo que no
cambia de un día a otro, es permitido soñar. Es por ello que Poemas de la Oficina y del
apartado de Poemas del HoyPorHoy contienen poemas completamente vigentes hasta la
actualidad: las personas se sienten identificadas, y logran encontrar una afinidad entre ellos
(su pensar, su sentir), y la literatura.
De igual manera, en el poema “Piedra de sol” de Octavio Paz (1957) se encuentran diversos
temas, no obstante, el principal para el propósito del presente, es la necesidad de definir a la
otra persona. Se ha analizado hasta el momento cómo se permite que otros nos definan (de
acuerdo al poder que tienen), pero en este poema se dice: “Tu vientre es una plaza soleada,/
tus pechos dos iglesias donde oficia/ la sangre sus misterios paralelos,/ mis miradas te cubren
como yedra,/ eres una ciudad que el mar asedia,/ una muralla que la luz divide/ en dos
mitades de color durazno,/ un paraje de sal, rocas y pájaros/ bajo la ley del mediodía
absorto”. En este poema, Octavio Paz define lo que es la mujer para él, y cómo son sus
miradas la que las cubren; es decir, sin él, nadie la definiría a ella. En adición, es una forma
más personal en la que la define y no es como en las narrativas de “El rinoceronte” y “De
noche soy tu caballo” como una forma explícita de poder, es permitir quién puede definir -o
no- a otra persona, y Octavio Paz lo logra a través de un poema que es pensado
meticulosamente desde sus palabras complejas y sus contradicciones, como su estructura
externa con 584 versos endecasílabos.
Por último, hay una voz más directa acercándose al pesimismo, que se puede encontrar en la
canción del 1984 del grupo chileno “Los prisioneros” al decirse: “Y el inocente pueblo de
Latinoamérica/ Llorará si muere Ronald Reagan o la reina/ Y le sigue paso a paso la vida a
Carolina/ Como si esa gente sufriera del subdesarrollo/ ¡Estamos en un hoyo!”, se menciona
esto ya que para definir a América Latina debe estar presente la presencia de otros países en
él, se sustenta con el escrito de Gabriel García Márquez (1982, p. 517) sobre la soledad en la
que se encuentran los países de América Latina:
De Chile, país de tradiciones hospitalarias, ha huido un millón de personas: el
10% de su población. El Uruguay, una nación minúscula de dos y medio
millones de habitantes que se consideraba como el país más civilizado del
continente, ha perdido en el destierro a uno de cada cinco ciudadanos.
Esto, por dar dos ejemplos de los países latinoamericanos demuestra y comprueba por
qué se dice que se espera que otros nos definan, así como nosotros poner un título a
todo (esto se vio en el poema de Octavio Paz) y, por el mismo título, la manera en que
América Latina está solo, pero es una soledad colectiva.
Sin embargo, es posible que los latinoamericanos encuentren cobijo y la propia
identidad así como definición a través de sus pensadores. Esto lo expresa claramente
Gabriel Zaid en su obra “Intelectuales”. En ella se presenta en primera instancia las
características que distinguen a un personaje de esta índole, destacando como elemento
básico el poseer una función social. Este elemento se relaciona ampliamente con la tesis
principal ya que una persona de esta naturaleza tiene la capacidad, a través de su
trabajo, de propiciar un cambio progresivo y de crecimiento colectivo en la sociedad:
"Lo que hace al intelectual es la recepción de su discurso, más que el discurso" (1990,
p. 636). Asimismo, el autor menciona cómo el intelectual refleja y revela a la sociedad
ya que logra expresar, a manera de mímesis, las problemáticas, necesidades y deseos
que la habitan. "(los intelectuales) son vistos como la conciencia de la sociedad" (1990,
p. 636).
Por otro lado, Alfonso Reyes (1956) en “Notas sobre la inteligencia americana” hace un
análisis similar de los pensadores en Latinoamérica, especialmente de los escritores, en
cuanto a su posición frente a la sociedad y su vinculación con ella. Por un lado, se
señala el doble oficio de los autores latinoamericanos, como resultado de la
configuración social, lo cual da como resultado una mayor verosimilitud a las obras en
cuanto a la realidad de la región. Sin embargo, se vuelve a puntualizar la importancia
que los pensadores y escritores sostienen ante la sociedad para impulsar su desarrollo.
Como menciona Reyes “entender el trabajo intelectual como servicio público y deber
civilizador” (1956, p. 159).
En suma, la literatura en América Latina ha logrado expresar de manera creativa, ya sea
a través de la narrativa, el ensayo, con el estilo emotivo de la poesía, o por medio de la
música, la realidad que atañe a esta región. Se ha formado como un método para señalar
o denunciar la realidad de los grupos marginados o los abusos de poder, tanto de parte
del gobierno o dentro de la sociedad, como de parte de la otredad extranjera. Asimismo,
en esta literatura podemos encontrar expresiones de naturaleza sentimental o acciones
cotidianas, que aunque no de manera directa o implícita, reflejan a su manera la
situación de la región gracias a la doble o múltiple profesión de sus autores. De esta
manera, la literatura latinoamericana se nos presenta como una herramienta de la cual la
sociedad se puede apoyar para conocerse e identificar sus fracturas, pero también para
que el individuo se identifique y se conozca a sí mismo, con el objetivo de que ambos a
nivel individual o en colectividad busquen cambiar situaciones de dominación,
sometimiento o injusticia.

REFERENCIAS:

● Alarcón, C. (2006): No se crea. Recuperado de:


http://servicioskoinonia.org/cuentoscortos/articulo.php?num=028
● Arreola, J.J. (1952): El rinoceronte. Recuperado de: https://ciudadseva.com/texto/el-
rinoceronte/
● Benedetti, M. (1956): Amor, de tarde. Recuperado de: https://www.poemas-del-
alma.com/mario-benedetti-amor-de-tarde.htm
● Borges, J.L. (1949): El Aleph. Recuperado de:
https://www.ucm.es/data/cont/docs/119-2014-02-11-Borges.El%20Aleph76.pdf
● García, G. (1982). Conferencia Nobel 1982: La soledad de América Latina. The
Nobel Foundation.
● Los Prisioneros. (1984). Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos. La voz
de los 80’s. [CD]. Santiago, Chile.: Los Prisioneros.
● Paz, O. (1957): Piedra de sol. Recuperado de: https://ciudadseva.com/texto/piedra-de-
sol/
● Puig, M. (1976). El beso de la mujer araña. Barcelona, España: Editorial Seix Barral
Barcelona.
● Reyes, A. (1956). Notas sobre la inteligencia americana. En Obras completas, t. IV.
México: Fondo de Cultura Económica.
● Sarlo, B. (1994). Culturas populares, viejas y nuevas. En Escenas dela vida
posmoderna. Intelectuales, arte y videocultura en la Argentina. Buenos Aires:
Espasa-Calpe/Ariel.
● Uslar Pietri, A. (1974). El mestizaje creador. En La otra América. Madrid: Alianza
Editorial.
● Valenzuela, L. (1982): DE NOCHE SOY TU CABALLO DE LUISA
VALENZUELA. Recuperado de: https://teecuento.wordpress.com/2014/12/09/de-
noche-soy-tu-caballo-de-luisa-valenzuela/
● Zaid, G. (1990) Intelectuales. En Vuelta (noviembre 1990).

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