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CONSECUENCIAS.

El sistema dualista trae consecuencias importantes:

a) En principio no puede existir una norma obligatoria de un sistema que emane del otro.

b) En cuanto al fondo: si una norma de derecho interno contradice, o va en contra de una


norma internacional el derecho interno prevalece, su validez no se afecta en modo alguno, lo
que sucede es que el Estado es responsable internacionalmente.

c) En cuanto a la forma: para que una norma de derecho internacional tenga validez en

derecho interno, es necesario que haya sido previamente transformada en norma de

derecho interno mediante “la recepción” o reenvió y los mismos tribunales internos solo
aplican el derecho interno y el internacional que ha sido transformado.

Relación del orden interno y los tratados internacionales:

La supremacía de la Constitución sobre el resto de leyes y reglamentos nacionales se establece


en el artículo 246 de la misma, con el siguiente tenor literal:

Artículo 246º:

Los principios, derechos y obligaciones establecidos por esta Constitución no pueden ser
alterados por las leyes que regulen su ejercicio.

La Constitución prevalecerá sobre todas las leyes y reglamentos. El interés público tiene
primacía sobre el interés privado.

Ahora bien, respecto de la relación de la misma con los tratados internacionales, la


Constitución establece en su artículo 144 que:

Artículo 144º:

Los tratados internacionales celebrados por El Salvador con otros Estados o con organismos
internacionales, constituyen leyes de la República al entrar en vigencia, conforme a las
disposiciones del mismo tratado y de esta Constitución.

La ley no podrá modificar o derogar lo acordado en un tratado vigente para El Salvador. En


caso de conflicto entre el tratado y la ley, prevalecerá el tratado.

Añade en los artículos 145 y 146 que no se podrán ratificar tratados que restrinjan o afecten
preceptos constitucionales, a menos que se haga la reserva correspondiente y, en caso de no
cumplirse con lo anterior, será facultad de los tribunales declarar la inaplicabilidad de los
preceptos del tratado que sean contrarios a la constitución.

 
Adicionalmente, el informe único de la comisión redactora de la Constitución (que de acuerdo
a la misma Constitución en su artículo 168 tiene carácter interpretativo) manifiesta lo
siguiente:

“En primer lugar, se establece el principio de que los tratados internacionales, una vez entren
en vigencia conforme a sus mismas disposiciones y la Constitución, son leyes de la República.
De esta manera se acepta el criterio de que los tratados válidamente celebrados y ratificados
forman parte del orden jurídico salvadoreño.

El segundo principio ha sido el de establecer la posición de los tratados en el orden jerárquico


dentro del sistema jurídico de El Salvador. Así, se establece, sin lugar a ninguna duda, que los
tratados tienen una jerarquía superior a las leyes secundarias, sean éstas anteriores o
posteriores a la vigencia del tratado. De esta manera, mediante el tratado puede derogarse la
ley secundaria anterior, pero ninguna legislación secundaria podrá derogar o modificar las
disposiciones de un tratado. En caso de conflicto entre ambos, prevalecerá el tratado.

[…]

Acepta como principio el de la supremacía de la Constitución en el territorio de El Salvador,


puesto que no concibe que mediante la violación de la propia Constitución pueda
sobreponerse otro orden jurídico distinto que obligue a los tribunales nacionales.

El admitir que los tratados  pueden tener una jerarquía superior al orden constitucional
equivale a abrir la puerta para que pueda modificarse la Constitución sin las formalidades en
ella previstas. […]”[1]

Por todo lo expuesto, y puesto que la Asamblea legislativa, de acuerdo al artículo 131.7 de la
Constitución tiene atribuida la función de ratificación de tratados, podemos deducir que El
Salvador presenta un modelo dualista, ya que solo formarán parte del ordenamiento interno
salvadoreño los tratados ratificados por su organismo legislativo.

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