POLICY BRIEF

“MEJORAR LA COHERENCIA Y LOS MEDIOS DE

IMPLEMENTACIÓN DE LA POLÍTICA DE
COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA PARA
LOGRAR LA AGENDA 2030”

Elaborado por:
- Mgt. Hector Castelo Loayza
- Eduardo Andre Carpio Dueñas
- Leticia Duran Luna
- Ana Cecilia Quispe Segovia
- Vanessa Rojas Condorhuaman
- Angie Marian Tisoc Valenci

Universidad Andina del Cusco

mayo del 2022
 ÍNDICE
I. SUMARIO EJECUTIVO 3
II. CONTEXTO 3
III. ANÁLISIS DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE COOPERACIÓN AL DESARROLLO
DE LA UNIÓN EUROPEA 5
IV. RECOMENDACIONES 8
V. REFERENCIAS 10

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 I. SUMARIO EJECUTIVO

La cantidad y la calidad del gasto oficial Europeo de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) se
encuentra en una encrucijada crítica. Tres años después de la adopción de la Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible (Agenda 2030), la UE y sus Estados miembros no están más cerca de alcanzar el
objetivo colectivo del 0,7% de su propia renta nacional bruta (RNB). Las últimas tendencias europeas
para el gasto en AOD, indican un mayor énfasis en los objetivos internos, poniendo en peligro el
cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), la coherencia en la política de
cooperación y su contribución al cumplimiento de la Agenda 2030.
En 2017, la UE y sus 28 Estados miembros (UE28) seguían siendo el mayor donante de desarrollo en
todo el mundo. Sin embargo, el nivel de AOD disminuyó por primera vez en seis años. En 2017, los
Estados miembros de la UE desembolsaron 72,65 mil millones de Euro, casi un 3% menos que en 2016.
Esta disminución está justificada por la reducción de los costos de alivio de la deuda y el financiamiento
para refugiados. A este paso, la UE28 no será capaz de cerrar la brecha en la financiación y
alcanzar el target del 0,7% AOD/RNB antes de 2057. Con esta tendencia es difícil asegurar el
compromiso de no dejar a nadie atrás.
El compromiso de la UE para financiar el desarrollo sostenible, confirmado en el Nuevo Consenso
Europeo sobre Desarrollo, podría verse afectado considerando la actual modernización de la AOD en
el Comité de Asistencia al Desarrollo (DAC) de la Organización para la Cooperación Económica y el
Desarrollo (OECD). Desde 2016 se están llevando a cabo diferentes reformas en los sistema de
evaluación y contabilización que pueden impactar la calidad de los fondos para la cooperación. En el
marco de estas tendencia es fundamental hacer un balance de las prácticas europeas que priorizan
objetivos que no son de desarrollo, como el control de la migración, que abordan las amenazas a
la seguridad y la expansión comercial, a expensas de una cooperación de desarrollo efficaz.
La coherencia en la política de cooperación al desarrollo y los medios para su implementación son
vitales para abordar los riesgos existentes y mantener los principios de eficacia del desarrollo. Algunos
países están logrando garantizar la cantidad y la calidad de su contribución, alcanzando el objetivo del
0,7% mientras mantienen bajos los niveles de ayuda inflados. Es crucial evitar que los gobiernos de
la UE hagan nuevos cambios que socaven la integridad de la AOD y la cooperación para el
desarrollo, asegurándose de que nadie quede rezagado.

II. CONTEXTO

La evaluación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que ha definido las políticas públicas
de cooperación internacional desde el 2000 hasta el 2015 ha causado un amplio debate sobre la eficacia
de la ayuda pública al desarrollo. No obstante progresos innegables han sido alcanzados a lo largo de
este ambicioso programa impulsado por Naciones Unidas, las brechas en términos de desarrollo sigue
ampliándose entre los así denominados países desarrollados y los países de renta medio-baja (MICs) y
de renta baja (LDCs).
En un artículo del 2017, John MacArthur y Krista Rasmussen han analizado el éxito de los Objetivos
de Desarrollo del Milenio, comparándolos con las tendencias existentes en los países de renta media y
baja ante del 2000 [1]. A la luz de una comparación de la tendencia de los principales indicadores socio-
económicos en ausencia del programa ODM, la política global de cooperación resulta redimensionada
con una crítica al nexo causa-efecto que ha sido considerado en la fase evaluación de los ODM y en el
diseño de la nueva Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030. Lo que mayormente llama la atención
es la diversidad de resultados a paridad de implementación de políticas entre los distintos países y la

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ausencia de una sistematización de las variables que han concurrido al éxito o al fracaso de la aplicación
de una misma política.
En el artículo “Limitations of the Millennium Development Goals: a literature review” los autores
abordan sistemáticamente como en la literatura científica han sido evaluados los ODM y las causas y
marcos que han favorecido o desfavorecido su impacto [2]. El marco de diseño e implementación de
los ODM ha sido dramáticamente complicado por la crisis de 2008 y sus consecuencias en la Eurozona.
Sin embargo la mayoría de la literatura coincide en identificar algunas limitaciones claves en el proceso
de formulación, la estructura, los contenidos y la implementación de los ODM.
A pesar de tales limitaciones y con el objetivo de sostener el compromiso con los indicadores
establecidos, una segunda fase de acción global ha sido inaugurada con los Objetivos de Desarrollo
Sostenibles (ODS) y la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030. Los ODS definen una estrategia
global que busca ir más allá de los enfoques de satisfacción de las necesidades básicas, asociando
principios universales de sostenibilidad, es decir separando el impacto del crecimiento desde lo
medioambiental. La Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 apunta a superar las dificultades de los
ODM y a mejorar su impacto en términos globales. En Septiembre del 2015 la Asamblea General de
Naciones Unidas ha aprobado 17 nuevos objetivos y 169 metas asociadas.
El marco de implementación es más complejo e integrado y apunta a fomentar un cambio de paradigma
(paradygm shift), como muchos analistas han comentado ante de su lanzamiento. Este cambio de
paradigma es la suma de las teorías sobre el post-desarrollo y el desarrollo humano propagadas por
activistas y autores como alternativa a las políticas de crecimiento neo-liberales.
Esta nueva estrategia intenta mitigar el insuficiente impacto de los ODM sobre las condiciones de los
países de renta baja y la creciente desigualdad en términos de desarrollo humano con los países de renta
media y alta. Uno de los principales problemas que la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 quiere
superar es la falta de un marco de medios de implementación (Mean of Implementation Framework)
que cuantifique y analice los recursos necesarios a la ejecución de la estrategia y los disponga de acuerdo
a un mecanismo de implementación local e integrada a los sistemas de gobernanza nacional [3]. Un
objetivo específico (ODS 17) ha sido consagrado para desempeñar este papel en términos de alianzas y
elementos sistémicos de la Agenda 2030, sin embargo la importancia de este objetivo es primordial y
representa una precondición al éxito de la nueva política global de desarrollo [4].
La ineficacia del marco de medios de implementación y su gestión es el principal problema
inherente al impacto y la sostenibilidad de la agenda 2030. A continuación compartimos tres de las
principales causas identificadas:
1. La asignación presupuestaria general. Existe una brecha financiera global que la UNCTAD
(United Nation Conference on Trade and Development) ha estimado en 2.5 trillones de dólares
que corresponde al 35-50% de los fondos necesarios a implementar la Agenda del Desarrollo
Sostenible 2030 a escala global [5]. Es muy improbable que con tal magnitud de fondos
faltantes, concentrados mayormente en las aportaciones de los países de renta baja y medio-
baja, los ODS puedan realizar sus targets ambiciosos. Si bien actualmente la alternativa en
términos de política es la de crear un ecosistema financiero privado más orientado al desarrollo
sostenible creando un sodalicio voluntario público-privado, las políticas públicas de
cooperación al desarrollo juegan un papel protagónico en la determinación del presupuesto
global para la Agenda 2030.
2. La asignación presupuestaria basada en indicadores y prioridades que puedan mejorar
los procesos de monitoreo y evaluación del gasto asociado a los ODS. La ayuda bilateral y
multilateral destinada a la mayoría de los países de renta baja y medio-baja es regularmente
acordada sobre la base de ciclos de programas que puedan ser fácilmente asociados a objetivos
específicos. El problema es que la mayoría de los países no logra integrar en su gestión

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 presupuestaria los ODS complicando su monitoreo y seguimiento. En un “budget brief” del
Mayo 2017, la organización International Budget Partnership analizó el caso de 72 países que
habían recibido ayuda en el marco de los ODM. Solo el 15% resultaba tener sólidos indicadores
presupuestario que permitían analizar la eficacia y eficiencia de los programas orientados a los
ODM [6]. En la mayoría de los casos detrás la escasa sensibilidad presupuestaria de los países,
existe una falta de integración de los ODS en el marco político nacional y en el debate público
a nivel local [7].
3. Una asignación presupuestaria coherente orientada a los ODS. Si bien todos los países
concordaron en la importancia de la aplicación del marco programático de los ODS, la
coherencia de sus políticas de cooperación al desarrollo sigue siendo amenazadas por intereses
de tipo económico, comercial y securitario. Es notable cómo las políticas orientadas a los ODS
en los países receptores de ayuda sean plasmada sobre la base de la ayuda externa a recibir.
Esta dirección concéntrica de las estrategias asociadas a países donantes y receptores alimenta
sesgos y malas prácticas a detrimento de las interacciones sistémicas entre los 17 ODS que
deberían catalizar la eficacia de la ayuda pública al desarrollo.

Es necesaria una propuesta que permita recuperar el compromiso establecido por el Nuevo Consenso
de la Unión Europea sobre el Desarrollo y que rehabilite la eficacia y eficiencia de las políticas públicas
de cooperación en línea con los objetivos globales y en colaboración con y bajo el control de la sociedad
organizada.

III. ANÁLISIS DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE COOPERACIÓN

AL DESARROLLO DE LA UNIÓN EUROPEA

La tendencia decreciente en las estadísticas 2017 pone a la UE muy por debajo de su compromiso
colectivo del 0,7%, habiendo descendido al 0,49% del 0,51% en 2016. Los datos disponibles indican
que estos esfuerzos de la UE también permanecieron por debajo del objetivo de larga data de
proporcionar al menos 0,15-0,2% del RNB al grupo de paises de renta baja (LDCs) [8].
Estos niveles y las tendencias decrecientes están en desacuerdo con el compromiso de la UE de
financiar el desarrollo sostenible, confirmado en el Nuevo Consenso Europeo sobre el Desarrollo
(2017). Por ello, el Consejo de la UE expresó su preocupación por los niveles decrecientes de la Ayuda
Oficial para el Desarrollo (AOD) Europea. Dos años después de adoptar la agenda y los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS), el Consejo afirmó que "se necesitan más esfuerzos para alcanzar el
objetivo del 0,7%" y aplicar con éxito la agenda 2030 [9].
Para evaluar mejor la aplicación adecuada de la Agenda 2030, el Comité de Asistencia al Desarrollo
(DAC) de la OCDE estableció un grupo de trabajo en 2015 para mejorar las formas de seguimiento de
los flujos de recursos asignados a los diferentes ODS. Con el objetivo de actualizar el sistema actual,
este grupo de trabajo ha estado identificando y revisando las políticas pertinentes y su relación con las
metas y objetivos de ODS.
Es importante también reconocer que no todos los flujos financieros reportados actualmente como
AOD contribuyen genuinamente al desarrollo. Algunas de las ayudas reportadas por los donantes se
"inflan" en el sentido de que no representan una verdadera transferencia de recursos a los países de
bajos ingresos, ni muestran un impacto positivo en el desarrollo. Para una imagen más precisa de la
cooperación para el desarrollo de la UE, es crucial distinguir entre la parte de los presupuestos de ayuda
que se centra en reducir la pobreza y promover el desarrollo sostenible de aquellos que sirven a los
intereses de los donantes o que no traen nuevos beneficios o asistencia adicional a los países socios.

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La Unión Europea y sus Estados miembros son los mayores donantes de ayuda oficial al
desarrollo. Los principales beneficiarios son los países de renta baja y los menos desarrollados. Juntos,
en 2017 proporcionaron, según sus declaraciones, 72,6 mil millones de euros, lo que representa el 57
% del total de la ayuda mundial al desarrollo donada durante ese año.

La Unión Europea tiene un doble compromiso respecto a la Agenda de Desarrollo Sostenible

2030: llevar todos los países miembros a cumplir los objetivos acordados e implementar políticas
de cooperación que sigan la misma dirección. En el primer nivel los avances son irregulares y varían
de un país al otro. Las estructura de gobernanza local no han plenamente incorporado los ODS en sus
sistemas presupuestarios, legislativos y parlamentarios y la participación social no es reconocida como
prioritaria (Figura 1).

Figura 1. Los ODS en Europa. Gobiernos y Sociedad Civil. Fuente: CONCORD INTERNATIONAL [10]

Por lo que concierne el segundo compromiso la Comisión Europea ha reconocido desde el primer
instante que la Agenda 2030 y los ODS representan un cambio de paradigma de las políticas públicas
para la cooperación al desarrollo y se ha comprometido a aplicar sus dictámenes en el nivel interno y
externo. En la declaración conjunta del Parlamento, el Consejo y la Comisión Europea “El Nuevo
Consenso Europeo en Materia de Desarrollo” se hace explícito este compromiso, remarcando como la
UE aplica la Agenda 2030 a su policy interior y exterior y vinculando la política pública de cooperación
al desarrollo a su agenda externa por lo que concierne la erradicación de la pobreza. El Nuevo Consenso
dicta así los valores rectores de la policy coherence en términos de cooperación al desarrollo y vincula
todos los estados miembros [11].
La UE promueve a través del Nuevo Consenso asociaciones multilaterales más fuertes e integradoras y
requiere adaptar las acciones de desarrollo para reflejar las capacidades y las necesidades. El target
principal de su cooperación son los “países más necesitados” y los escenarios de crisis y fragilidad en
los cuales existen dificultades en recaudar los fondos necesarios para cumplir los ODS. Los países de
renta media son prioritarios por lo que concierne una cooperación política y técnica que aborda
problemas y soluciones comunes y particularmente importantes por dirimir problemas migratorios y de
seguridad, que son parte integrante de una política de cooperación que difícilmente se ve reflejada en
la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030.
La específica coyuntura de la Eurozona ha determinado en este último año y medio, críticas abiertas al
nuevo consenso tanto por su carácter ambiguo y abierto hacia aspectos secundarios y de control
migratorio, tanto por su multilateralismo y la necesidad de reafirmar la centralidad de los estados y el
vínculo con sus políticas exteriores.
En la actual fase de preparación del Marco Multi-Annual de Financiación 2021-2027 de la Unión
Europea (MFF por su sigla en inglés) que deberá ser aprobado en Mayo 2019 el debate sobre la eficacia
de la política pública de cooperación internacional de la Unión es necesaria considerando su papel

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en lograr la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 y determinar el cambio de paradigma
invocado por sus inspiradores.
El debate y la aprobación del MFF representan una oportunidad perfecta para actuar en aras de una
mayor eficacia de la cooperación internacional, cuyas limitaciones ponen dos implicaciones importantes
equivalente a los siguientes riesgos:
1. Aumento de la dependencia de la cooperación internacional de una política de intereses
nacionales o sub-regional a detrimento de los objetivos multilaterales y globales.
2. Retroalimentación de sentimientos nacionalistas y xenófobos y vinculación de las políticas de
cooperación (y sus fondos) a intervenciones de tipo securitario internas y externas.
La UE debe garantizar la coherencia de todas sus políticas, de manera que ninguna parte de ellos socave
la ausencia de un principio de no dejar a nadie por fuera de los ODS. Así mismo debe garantizar que
la AOD se centre en áreas críticas para un desarrollo sostenible, centrado en las personas.
Adicionalmente para el éxito y la eficiencia de la programación del desarrollo, es vital garantizar la
plena titularidad de los gobiernos nacionales de los países socios y de sus ciudadanos. Los procesos de
programación deben garantizar la titularidad del programa de desarrollo y la participación democrática,
permitiendo a las personas influir en el desarrollo de su país, esto sin duda contribuirá al impacto de la
ayuda al desarrollo.
La tendencia de la coyuntura política (Figura 2) vigente debe ser considerada para asegurar la mejora
en la coherencia y los medios de
implementación de las políticas de
cooperación. Una coyuntura que perpetra
las tensiones políticas internas a la Unión
Europea es uno de los primeros obstáculos
a una coherente política de cooperación
internacional. La creciente perdida de
legitimidad de las instituciones Europeas y
el remontar de movimiento populistas
forjan una política de cooperación
enfocada a servir intereses securitarios. En
la tendencia actual el aumento de la
desigualdad, la polarización del espectro
político y el renovarse de maniobras de
austeridad fiscal concurren a una
contracción del gasto publico asignado a la
cooperación, de manera especial en los
países del Sur de Europa. La ausencia de un
marco legal que legitime la centralidad de
la Agenda 2030 y la falta de un control
social de las políticas de cooperación son Figura 2. Drivers y barreras en el desarrollo de las Políticas de
barreras adicionales que imposibilitan Cooperación en la UE
mitigar los factores mencionados.

Para apalancar y catalizar las políticas de cooperación será necesario un cambio del espectro político
en la Unión que se puedan reflejar en:
1. La adopción de la Agenda 2030 como centro de las Políticas Publicas y Sociales orientada al
desarrollo y crecimiento económico.

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2. El mayor peso del multilateralismo a favor de procesos de construcción de desarrollo humano y de
cohesión global.
3. La innovación y participación social como elemento de diseño y control de los procesos de policy.

IV. RECOMENDACIONES

El 2017 vivió un leve descenso de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) del 0,76% frente al 2016. La
Unión Europea experimentó un descenso proporcionalmente mayor, del 3% de su presupuesto a la
ayuda global. Aunque el promedio del porcentaje de AOD en relación de la RNB sigue situándose al
0,5%, el mismo se encuentra lejos del target del 0,7% prometido por la Comisión Europea y los estados
miembros.
El incremento de un impacto coherente de las políticas de cooperación de la Unión Europea es
fundamental para enfrentar las deficiencias estructurales del sistema económico existente (crisis
financieras, cambio climático, presión migratoria, conflictos regionales y fragilidad de estados vecinos),
la legitimidad de la Ayuda Oficial para el Desarrollo y los cambios contextuales en las relaciones
internas y externas de la Unión.
El Parlamento Europeo necesita restablecer la centralidad del debate político alrededor del impacto de
las políticas de ayuda al desarrollo de la Unión con el objetivo único de restablecer la centralidad del
Consenso Europeo en Materia de Desarrollo en línea con los principios globales de eficiencia de las
políticas de desarrollo y el ODS 17 para la financiación de la Agenda 2030. Restablecer la validez del
“Consenso” implica, en primera instancia, mejorar la coherencia del proceso decisional interno y la
disponibilidad de los Estados Miembros a operacionalizar el “Consenso”. Por esta razón es necesaria la
creación de un Plan de Acción Europeo aprobado por el Parlamento, el Consejo y la Comisión
Europea que permita a la Unión y su Estados Miembros poner al centro de su ayuda bilateral y
multilateral la Agenda 2030 y el Programa de Acción de Estambul para la reducción de los problemas
estructurales de los países menos desarrollados (LDCs).
A través el Plan de Acción la UE, como líder global de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030,
deberá fortalecer el marco de medios de implementación, asegurando que lo objetivos de sus
políticas de desarrollo sean coherentes a nivel interno y externo. El Plan de Acción deberá sentar
las bases para la implementación de mecanismos activos que den solución a los problemas estructurales
de la política pública de cooperación:
➙ Aumentar la asignación presupuestaria global a través mecanismos fiscales globales: la
política de ayuda a las exportaciones para los países de renta baja (Generalised Preference
Scheme) puede ser complementada por un mecanismo de recaudación activo con un impuesto
sobre las exportaciones de la EU-28 de bienes acabados. En los últimos 10 años el export de la
Unión Europea hacia los países de renta baja (Least Developed Countries) ha aumentado del
50% y las partidas correspondientes a maquinaria, aplicaciones electrónicas y equipos de
transporte han absorbido el 36,7% del export total [12]. Un mecanismo activo de recaudación
permitiría aumentar considerablemente la financiación global de la Unión Europea a sus
políticas de cooperación. Considerando el promedio de las exportaciones de los últimos 5 años
(70 mil millones de Euros/año) a los países de renta baja, aplicando un arancel mínimo del 6%,
sería posible aumentar del 10% el presupuesto total anual de la Unión Europea a la AOD. Es
necesario asegurar los objetivos presupuestario acordados por los órganos de la Unión y las
instituciones decisionales de los sus estados miembros, en particular el target de 0,7%
AOD/RNB.
➙ Reorientar las políticas públicas de desarrollo hacia los ODS evitando contabilizar en el
nuevo MFF aportaciones que no correspondan a alcanzar los objetivos definidos por la
Agenda 2030. Este proceso implica modernizar el proceso de contabilización presupuestaria,

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 tanto en la Unión Europea como en los países receptores, y evitar que las ayudas al sector
privado, a la reducción de la deuda y a la asistencia a los refugiados en Europa sobreestime el
aporte al AOD. Es necesario reconocer la “ayuda inflada” como una mala práctica el cuyo
objetivo es sobredimensionar la influencia política en las agendas globales de cooperación
internacional. En particular la Unión Europea deberá evitar de contabilizar:
a. Los gastos relacionados a la acogida de refugiados (in-donor refugees costs). Permitir
de contabilizar la ayuda bajo esta categoría podría inflar de forma creciente los datos
sobre la AOD en consideración de los fenómenos políticos de los países vecinos.
b. Las herramientas para integrar el sector privado a la cooperación internacional. La
continua “financiarización” de la cooperación internacional ha resultado en el fomento
de esquemas de créditos y fondos de garantía sobre la cuya eficiencia y coherencia con
los ODS poco se ha investigado.
c. Los préstamos condicionales y la reducción de la deuda. Si bien los préstamos siempre
han sido parte de la ayuda pública al desarrollo, la tendencia a contabilizar aquellos
créditos que no tienen componente de dono ha aumentado, así como no restar el pago
de los intereses.
➙ A través de la transparencia y accountability contable es necesario asegurar que la AOD fluya
hacia las prioridades de la Agenda 2030 y del Nuevo Consenso de la Unión Europea, siendo
coherente con los marcos de políticas públicas acordada en sede parlamentaria. Para poder
garantizar un control realmente democrático de la asignación presupuestaria es necesario
operacionalizar el ODS 17 y utilizar las estructuras y los estándares definidos por la Agenda
2030 para contabilizar la ayuda. Mantener la coherencia política de la ayuda y su carácter
autónomo y en línea con la Agenda 2030 es un paso importante para asegurar la eficacia del
ayuda y permitir que el conjunto de la policy europea sobre la cooperación al desarrollo
funcione armónicamente.
➙ Prohibir la ayuda condicional subyugada a la adquisiciones de bienes acabados Europeos
(Tied Aid). Es necesario desarrollar la cultura de accountability de los Estados Miembros con
el objetivo de reducir y eliminar la práctica del Tied Aid, a través de la cual la ayuda es
condicionada a adquirir bienes acabados de origen de los donantes. Esta práctica deja poco
margen para la co-decisión y co-responsabilidad en los procesos de desarrollo y pone un riesgo
si asociada a los servicios públicos, promoviendo procesos de privatización con capital de
empresas europeas.
➙ Crear un Fondo Fiduciario para la Innovación Social: la recaudación, que reduce la brecha
financiera para el alcance de los ODS, debe ser invertida en un fondo global para la financiación
de iniciativas de innovación social, evaluación participativa y basada sobre la evidencia. La
participación de la población y de la sociedad civil aumenta la transparencia y la eficacia de la
ayuda, catalizando sus efectos redistributivos y orientados a la definición de necesidades
básicas. La innovación social basada en la participación y la movilización comunitaria es la
clave para retroalimentar ciclos de programa en una óptica de coherencia con las políticas de
desarrollo global. La innovación social y la participación son esenciales en los instrumentos de
evaluación, programación e implementación de programas de ayuda internacional y
mecanismos de governance específicos necesitan ser desarrollados para institucionalizar y
articular estos procesos.
➙ Asegurar que las decisiones que determinan estos nuevos paradigmas de implementación
sean tomadas en colaboración con los países partners y salvaguardando la participación
de la sociedad civil en el proceso de decisión. El aumento del presupuesto general y la
creación de un Fondo Fiduciario para la Innovación Social puede desencadenar un ciclo
virtuoso en términos de participación y control social de las políticas públicas de cooperación
al desarrollo.

La Agenda 2030 responsabiliza todos los países a cumplir en igual medida con los Objetivos de
Desarrollo Sostenible, enfatizando la interdependencia para frenar las condiciones críticas del
crecimiento económico. El desarrollo y la adopción de herramientas de regulación presupuestaria
innovativas, como las que están propuesta en este documento, obligan la Unión Europea y sus estados

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miembros a cumplir con sus propias políticas públicas y defender los principios de solidaridad y ayuda
externa que son el fundamento de la misma Unión.

V. REFERENCIAS

[1] McArthur, J., Rasmussen K. (2017). Change of pace: Accelerations and advances during the
Millenium Development Goal era. World Development, 105, 132 – 143.
[2] Fehling, M. Nelson, B.D., Venkatapuram S. (2013). Limitation of the Millennium Development
Goals: a literature review. Global Public Health, 8(10), 1109 – 1122.

[3] Bhattacharya D., Afshar Ali M. (2014). The Sdgs – What Are The “Means Of Implementation”?.
Ralph Bunche Institute for International Studies
, Briefing 21, 4 p.

[4] UN, SDG 17[Consultado el 20/11/2018]

[5] Gottschalk, R., Poon D. (2017). Background Paper for the Intergovernmental Group of Expert on
Financing for Development. UNCTAD, Ginebra, Suiza, 30 p.

[6] Budlender, D. (2017). Tracking Spending on the SDGs: What Have We Learned from the MDGs?.
International Budget Partnerhisp, Whashington, USA, 33 p.

[7] Hege, E., Brimont, L. (2018). Integrating SDGs into national budgetary processes. Studies
N°05/18, IDDRI, Paris, France, 20 p.

[8] CONCORD Europe. (2018). EU Aid, A Broken Ladder?. CONCORD Aid Watch 2018, Bruxelles,
Belgium, 72 p.

[9] Council of the European Union. 20 Junio 2017 “A sustainable European future: The EU response
to the 2030 Agenda for Sustainable Development”, Council Conclusion.

[10] Concorde Europe (2017). Monitoring Agenda 2030 Implementation Across The Eu. Concord
Europe, Policy Brief October 2017. [Consultado el 15/11/2018].

[11] Council of the European Union. 07 Junio 2017. “The New European Consensus On Development
- Our World, Our Dignity, Our Future”, Council Conclusion.

[12] European Commission, Director General to Trade (2017). European Union, Trade in goods with
LDC (Least Developed Countries). [Consultado el 05/12/2018].

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