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Lydia Marinelli y Andreas Mayer

Soñar con Freud


La interpretación de los sueños y
la historia del movimiento psicoanalítico

Traducción de José Amícola

el cuenco de plata

teoría y ensayo
A más de un siglo de su aparición, La interpretación de los
sueños, de Sigmund Freud, ocupa un lugar insoslayable entre los
textos clásicos del mundo occidental. Puede decirse que comparte el
destino de otros clásicos: libros muy vendidos, pero no tan leídos.
Como El origen de las especies, de Darwin, o El Capital, de Marx, La
interpretación de los sueños produjo infinidad de comentarios que
se iniciaron ya con su publicación en noviembre de 1899. En ellos se
pretendió poner al descubierto las ideas del libro y las intenciones
de su autor, tratando de suplantar su lectura. En flagrante oposición
a la cantidad de análisis e interpretaciones, no hubo prácticamente
ningún texto que prestara atención a lo fundamental: la historia del
libro mismo. El más claro indicio de esta falta de correlación se
percibe en el hecho de que todavía no exista una edición crítica de
la obra freudiana. Sin embargo, La interpretación de los sueños se
considera el texto fundacional del movimiento psicoanalítico, que se
consolidó en las primeras décadas del siglo XX. El interés
institucional de ese movimiento por la administración de un corpus
textual acabado que poseyera unidad bajo una autoría única, se halla
de todos modos en contradicción con el enfoque histórico. Dicho
abordaje está lejos de considerar las unidades del texto como dato
indiscutible y, debido a eso, tiende precisamente a analizarlas en su
funcionamiento particular. Este acercamiento se puede catalogar de
específico y se diferencia de otras formas que tratan también de
situar en el tiempo la obra de Freud, ya sea a través de una historia
de los conceptos -mediante una lectura inmanente del conjunto de
sus textos-, ya sea con una historia de las ediciones que estudie sus
variantes; o bien a través de una historia de la recepción vista como
una unidad material a ser utilizada por distintos círculos de lectores
con diferentes intenciones.
El objeto del presente estudio, en cambio, es establecer la
relación entre una formación discursiva y una social, cuyo
surgimiento y vicisitudes corrieron de modo paralelo. Se trata, pues,
de la relación entre la teoría del psicoanálisis sobre los procesos
oníricos tal como se nos presenta en La interpretación de los sueños
y el movimiento psicoanalítico. La historización aquí emprendida
echa luz, entonces, sobre el cambio constante dentro del texto,

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SOÑAR CON FREUD

teniendo siempre presente cómo se fue formando al mismo tiempo


el movimiento social que respondía a los principios freudianos. En
oposición a otras obras que se han vuelto canónicas, el texto de La
interpretación de los sueños ha ido cambiando de modo sostenido
en la fase de formación de la comunidad psicoanalítica, gracias a una
serie de intervenciones de sus primeros lectores. El complejo
entramado textual que experimentó a lo largo de sus ocho ediciones
(desde 1899 a 1930) atestigua el hecho de una constante
interrelación entre su autor y sus primeros lectores (discípulos,
críticos, colegas y pacientes). Los conflictos por la configuración de
la obra y las teorías expresadas en ella durante ese período,
produjeron una marca imborrable en el movimiento psicoanalítico
que se gestaba en Viena y Zurich por esos años.
El estatuto de texto fundacional del psicoanálisis se debe al
hecho de ser testimonio de un acontecimiento peculiar: el
autoanálisis de Sigmund Freud. Este hecho fue considerado
significativo sobre todo a posteriori, como modelo de la historia
científica, pues retrataba a Freud como quien descubrió el
inconsciente. Fue en especial la biografía de Ernest Jones
la que en la década del 50 creó esa imagen heroica del autoanálisis:

Hoy en día es difícil para nosotros imaginar la di-


mensión de ese logro, como sucede con todos los acon-
tecimientos que abren brechas. Con todo, su carácter
único se mantendrá incólume. Una vez producido, se
erguirá para siempre y nadie podrá nunca volver a ser el
primero en explorar esas profundidades.1

Siguiendo el comentario personal de Freud en el prólogo a su


segunda edición, Jones y los comentadores sucesivos de ese
autoanálisis afirmaron que la obra era en reacción a la muerte de
1 E. Jones: The Life and Work ofSigmund Freud. Vol. 1. The Formative Years
and the Great Discoveries, 1856-1900. N.York: Basic Books, 1953, p. 319,
[Vida y obra de Sigmund Freud, T. I, Paidós, Bs. As., 4 a edición, 1989]. El
autoanálisis era para esta época (después de la publicación parcial de la
correspondencia entre Freud y FlieS) un tema tomado en todo detalle por
primera vez.

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INTRODUCCIÓN

su padre.2 Así, La interpretación de los sueños se vio ligada de


manera exclusiva a la persona real de su autor y fue leída como
parte de una autobiografía que invitaba a proseguir ese camino de
interpretaciones psicoanalíticas y biográficas.
Como respuesta a esta imagen heroica del descubridor del
inconsciente, otros historiadores revisionistas realizaron lecturas
que tendían a relativizar el papel señero del autoanálisis de Freud.
Henri Ellenberger, por ejemplo, llamó al autoanálisis una maladie
créatrice, cuyo diagnóstico puso en el mismo rango que las
experiencias de los místicos y poetas. Ese tipo de interpretación se
colocaba así en la línea del diagnóstico retrospectivo, un género
histórico que surgió en el siglo XIX
y que todavía hoy se cultiva en la historia de la medicina. 3 Según
esta tendencia, el autoanálisis fue ubicado como un hecho
místico ajeno a la ciencia y desplazado de modo vago hacia el
dominio de lo religioso. Otros estudiosos se asociaron a este
enfoque con el objeto de encarar el “mito del héroe” por fuera
de cualquier tipo de dato temporal. El impulso crítico de los
revisionistas estaba así directamente dirigido al aspecto
hagiográfico, que se limitaba a la crónica de la persona real de
Freud. Esos esbozos historizantes tenían como meta precisar su
credibilidad, lo que emprendían sobre todo por medio de una
tarea negativa que consistía en desarmar las leyendas
freudianas.4
2 Cf. TD, T ed., 1909, VI [GWII/III, X]. Didier Anzieu: L'Auto-analyse de Freud
et la Découverte de la psychanalyse. París: PUF, 1998 (Ia ed., 1959), [El
autoanálisis de Freud y el descubrimiento del psicoanálisis, Siglo XXI, México,
1998]; Kurt R. Eissler: Talent and Genius. The Fictitious Case ofTausk contra
Freud. New York: Quadrangle, 1971.
3 Henri F. Ellenberger: «La notion de maladie créatrice'», en Dialogue, vol. 3,
No. 1,1964, pp. 25-41. La medicina retrospectiva trata de personas
históricas, pero a veces también de personajes de ficción, como si fueran
pacientes reales, reclamando para sí de ese modo la validez universal de las
diagnosis clínicas actuales. La difusión de tal esquema interpretativo no por
casualidad tuvo lugar en los mismos ambientes de los que también ha
surgido históricamente el psicoanálisis: el hospital parisiense de La
Salpétriére, en el que Jean-Martin Charcot llevó a cabo su investigación
sobre la histeria y la hipnosis.
4 Cf. Frank Sulloway: Freud, Biologist of the Mind. Beyond the

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SOÑAR CON FREUD

Considerando esta situación, puede decirse que la


historiografía del psicoanálisis sigue estando .orientada de modo
biográfico, pero además recortada sobre individuos especiales
cuya importancia histórica se halla, según los casos, en juego. El
espacio que se le otorga a una figura en
dentro de esta perspectiva,
su relevancia futura. De ese modo, dentro de una historiografía
ortodoxa que siga a Jones se dará por sobreentendido que la
historia del psicoanálisis tiene a Freud en el centro. Y como
Freud aparece firmando La interpretación de los sueños, al

Psychoamlystic Legend, Cambridge (MA): Harvard University Press, 1979.


La quintaesencia de este libro es la de un listado a modo de catálogo, en el
que los mitos detectados en la hagiografía freudiana se confrontan con
determinados datos concretos. Para un ejemplo más reciente, consúltese
Han Israéls: Der Fall Freud. Die Geburt der Psychoattalyse aus der Lüge,
Hamburgo: Europáische Verlagsanstalt, 1999.

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INTRODUCCIÓN

emprender la historia de ese libro se lo presentará sin más


como su representante más significativo. 5 Las historias
revisionistas, por el contrario, se atienen muy a menudo a
otra estrategia, acentuando la importancia de otros miembros
del movimiento psicoanalítico (Jung, Adler, Rank, Ferenczi),
o contraponiendo a Freud otros autores para poner en
cuestión su originalidad o su carácter único. Cuando se pone
en relación la publicación del libro en 1899 con el contexto
de la psicopatología de finales del siglo, surge en ese mismo
escenario la aparición de Des ludes d la planéte Mars, de
Théodore Flournoy, con igual rango de importancia, si no
más. Por eso Ellenberger llama a ambos “clásicos de la psi-
quiatría dinámica”, acentuando el éxito internacional del de
Flournoy.6 La perspectiva revisionista se caracteriza, en con-
secuencia, por rescatar agentes caídos en el olvido, multipli-
cando también la visión personalizada de la historia. Alá~ vez,
sufre la limitación de negarse a evaluar las magnitudes con
que juzga los hechos o el modo en que pone en relación dos
acontecimientos diferentes. Que el libro de Flournoy, tras_-
su éxito inicial, haya sido olvidado, requeriría una
explicación, del mismo modo que debería examinarse por qué
el de Freud gozó después de un tiempo de un éxito sin
precedentes.7

5 Una postura semejante asume en el ámbito de lengua alemana la res-


ponsable editorial de Freud, Use Grubrich-Simitis, cuyas notas al libro
del centenario toman sin cuestionamiento alguno la perspectiva autoral;
cf. Ilse Grubrich-Simitis: 100 Jabre «Traumdeutung» von Sigmund
Freud, Francfort: Fischer, 1999, pp. 35-70.
6 Henri F. Ellenberger: Die Entdeckung des Unbewufíten, Zurich, 1970,
p. 1042 y ss. [El descubrimiento del inconciente, Gredos, Madrid, 1976.]
7 Théodore Flournoy: Des Indes á la planéte Mars . Étude sur un cas de
somnambulisme avec glossolalie , París/Ginebra, 1900. En una reedición
de esta obra, Sonu Shamdasani llama la atención sobre el estilo de la
investigación psicológica de la que Flournoy es un conspicuo represen-
tante: el estudio de procesos inconscientes con ayuda de médiums. Cola-
boraron para el descrédito de esta corriente dentro del panorama de la
investigación psicológica, entre otros diversos factores, la desaparición
de sus agentes (Sonu Shamdasani: «Encountering Héléne. Théodore
Flournoy and the Génesis of Subliminal Psychology», en: Th. Flournoy:
From India to PlanetMars. A Case o f Múltiple Personality with Imaginary

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SOÑAR CON FREUD

Quien se ocupe de la historia del psicoanálisis deberá tomar


partido por alguna de las dos posiciones. Y el que se niegue a
tomar esa decisión, se verá confinado por los demás a una de ellas.
La presente contextualización histórica de La interpretación de
los sueños trata, sin embargo, de moverse más allá del debate que
tiene su centro en la persona de Freud. Para escribir la historia de
ese libro se deben superar, como sea, las marcas cronológicas
colocadas por su autor y los exégetas que lo siguieron. En tanto la
cuestión trata sobre los inicios de una prestigiosa comunidad, es
inevitable que los estudios históricos y sociológicos sobre un texto
referido a su origen no puedan evitar un enfoque genealógico,
enfoque que en los momentos oscuros se topará con comienzos
no del todo claros. Desde la perspectiva de la institución que
toma como acto fundacional la aparición de un texto, una historia
de ese momento fundante puede significar una relativización de
sus logros o un intento, como efecto de resistencia, de demoler al
autor. En el caso del psicoanálisis, se agrega el problema de que el
tratamiento de la historia de su fundador a menudo lleva a la
cuestión medular de qué efectos (positivos o negativos) tiene
sobre la terapia. Es cierto que este asunto se halla evidentemente
fuera de una investigación histórica; sin embargo, tanto los que
están en una posición como en otra no tienen empacho en aludir
a tal tipo de fuentes para su argumentación.8
También es claro que existen quienes lamentan que se dé un
debate polémico en torno a la escritura de la historia y quienes,
en cambio, desautorizan el tratamiento poco académico de
fuentes históricas.9 Sin embargo, no puede negarse
que un impulso polémico habita en las bases de la historiografía
psicoanalítica. No es por azar que la virulenta polémica de
Freud de 1914 contra los apóstatas Adler, Stekel y Jung lleve el

Languages, Prínceton: Princeton University Press, 1994, pp. XI-U).


8 Para una crítica detallada de esta corriente, véase: Lydia Marinelli/Andreas
Mayer: «Forgetting Freud? For a New Historiography of Psychoanaly- sis», en
Science in Context, 19/1 (2006), pp. 1-13.
9 Cf. por ejemplo, Richard Skues: «The first casualty: the war over
psychoanalysis and the poverty of historiography», en History of Psychiatry
9 (1998), pp. 151-177.

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INTRODUCCIÓN

título de “Contribución a la historia del movimiento psi-


coanalítico”. Ese texto, que Freud en sus cartas siempre de-
nominaba “una bomba”, inauguró las hostilidades, de modo tal
que las luchas en torno a la cuestión psicoanalítica no sólo
fueron descritas, sino que fueron parte también de las
reescrituras del mismo.10 Esta condición primariamente bélica
en los comienzos del psicoanálisis muestra que es prácti-
camente imposible pensar que las variaciones de un texto
primordial como La interpretación de los sueños puedan rea-
lizarse en un clima armónico de cooperación, sino más bien
como una tarea en la que entran en cuestión enfrentamientos
teóricos, terapéuticos, culturales y personales. Un análisis
sociológico de esa reescritura conflictiva no debería necesa-
riamente recurrir, sin embargo, a las metáforas militaristas de
los implicados, como si esa fuera la única manera adecuada de
describir los acontecimientos históricos. Esto significaría limitar
a un único registro un texto como La interpretación de los
sueños, en lugar de aceptar la multiplicidad de posibilidades,
reduciendo así a un esquema preconcebido la particularidad
epistémica y la singularidad histórica del psicoanálisis.
El camino recorrido aquí con miras a una comprensión
tanto sociológica como histórica del movimiento psicoanalí-

10 Cf. Freud a Abraham, 14-6-1914 (Freud/Abraham: Briefe 1907-1926)


editadas por Hilda C. Abraham y Emst L. Freud, Francfort, 1980, p. 175),
[Correspondencia de Sigmund Freud, T. DI, Biblioteca Nueva, Madrid,
1997. Traducción de Nicolás Caparros]. Esta tendencia ha llevado en los
últimos años a acuñar la frase «las guerras freudianas», que con todo
conciernen especialmente a nuevas ediciones de antiguas discusiones. Cf.
Para un análisis de este punto: John Forrester: «Dispatches from the Freud
Wars», en idem: Dispatches from the Freud Wars. Psychoanalysis and its
Passions, Cambridge (MA)/Londres: Harvard University Press, 1997, pp.
208-248. [Sigmund Freud. Partes de guerra. El psicoanálisis y sus pasiones,
Buenos Aires, Gedisa, 2001.]

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SOÑAR CONFREVD

tico, pretende dar cuenta de una relación compleja formada


por una serie de individuos (críticos, discípulos y pacientes) que
dialogan con el discurso teórico de Freud tal como estuvo
expuesto en su libro sobre los sueños. Sin ninguna duda, este
asunto, como apuntó con lucidez Wladimir Granoff, está
marcado para los freudianos por una resistencia, que se hace
evidente en el modo en que el texto provoca en el lector una
duda que incumbe a su propia posición como psicoanalista. Y
aquí aparece aludida la particularidad de la relación genealógica
que se establece entre los miembros de las instituciones
psicoanalíticas y su fundador. Las posibilidades que esta
relación tome están, con todo, reguladas por la situación que
ella produzca, pues conciernen al propio texto y a un autor ya
fallecido.11 Sin embargo, para el período histórico aquí
estudiado todavía no vale el criterio contrario que sustituye el
cuerpo de Freud por el del corpus de su obra según fuera
editado y administrado por sus discípulos. En vida de Freud, La
interpretación de los sueños no conformó una unidad cerrada,
sino más bien un campo relativamente abierto. Las relaciones
entre los lectores del libro y su autor son recíprocas. A ellas les
cabe una parte importantísima en la configuración de esa obra.
Por ello puede decirse que La interpretación de los sueños
no juega el rol de un referente estable en la historia del movi-
miento psicoanalítico, sino que este texto asume diferentes
funciones en cada uno de los estadios de ese recorrido. En las
páginas siguientes, nuestro cometido consiste en distinguir tres
fases y en cada una de ellas diferenciar una parte. Las lecturas
de esos tres períodos no llevan sólo la impronta de
configuraciones sociales y epistémicas, sino que también acu-
san de manera más general la aparición de determinados
modos específicos de comunicación.
La primera fase concierne a los años fundacionales del
movimiento psicoanalítico (1899-1909), en los que La inter-
pretación de los sueños se presenta como texto precursor y
también como sustituto de un primer manual metodológico. El
11 Wladimir Granoff: Filiations. L'avenir du complexe d'Oedipe, París:
Gallimard, 2001.

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INTRODUCCIÓN

contacto personal con Freud por parte de los lectores que se están
iniciando en el método es aún central. La técnica psicoanalítica,
impartida todavía de manera fragmentaria, encuentra su ámbito
en el “análisis de cartas” con el autor, en un proceso en el que se
alternan la lectura, la escritura y los sueños.
En la segunda fase (1909-1918), que tiene sus inicios con la
fundación de la Asociación Psicoanalítica Internacional, Freud y
sus discípulos tratan de ampliar La interpretación de los sueños
para que funcione además como un diccionario de símbolos, pero
esto sucede en un proceso grupal en el que los conflictos no dejan
de acrecentarse. En esta fase, que puede caracterizarse desde la
sociología de la ciencia como la del “saber científico a través de
las revistas” [“Zeitschriftenwissenschaft”], entran a formar parte
las publicaciones periódicas como un medio nuevo, retroalimen-
tando al libro en tanto promueven un clima casi popular para la
interpretación que se muestra en expansión. Ello conlleva una
radical ampliación del texto, que trasciende su ámbito clínico y
cuya intención radica en que la investigación sobre los símbolos
ponga la mira en la recopilación de ejemplos en el campo del
mito y la literatura. La recopilación y publicación del “material”,
junto con la creciente difusión de las reglas técnicas en los
órganos recién fundados, se tornan el motor de los progresos del
psicoanálisis como movimiento científico, produciendo al mismo
tiempo una serie de problemas teóricos, metodológicos y
terapéuticos que se reflejan en la obra.
En la tercera fase (1919-1930), su autor pasa a declarar La
interpretación de los sueños “documento histórico”. Con ello no
sólo Freud mismo inicia una creciente historización
del texto, sino que también logra ejercer su control, al colocarla bajo
el poder de la Editorial Psicoanalítica Internacional creada en 1919.
Este proceso por el que el libro escala a la posición de “un
documento histórico” y “un clásico”, no debe limitarse sólo a la
canonización y a la imposición de una lectura legítima e
institucionalmente regulada. La cuestión abre otra serie de
problemas, entre los que se destacan los de su traducibilidad.
La descripción histórica que corresponde a las tres primeras

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SOÑAR CONFREUD

partes del presente estudio se basa en el cotejo de La interpretación


de los sueños en sus ocho ediciones, y se cierra, en consonancia con
lo anterior, con consideraciones acerca de la forma actual del texto. 12
La última parte contiene una selección de textos de índole variada.
Se trata, por un lado, de artículos de otros autores que fueron
redactados como colaboraciones a La interpretación de los sueños ,
pero que posteriormente Freud censuró (entre ellos encontramos
dos trabajos de Otto Rank que ahora vuelven a ser accesibles al
público lector); por otro lado se publican aquí una serie de fuentes
diversas no editadas con anterioridad, y que están en estrecha
relación con la recepción y con la reescritura de La interpretación
de los sueños.

12 La primera mitad de este libro contiene una versión considerablemente ampliada


y reelaborada que fue redactada en ocasión de los cien años de la publicación de
La interpretación de los sueños. Cf.: Lydia Marinelli/ Andreas Mayer: «Vom
ersten Methodenbuch zum historischen Dokument. Sigmund Freuds
Traumdeutung im Prozess ihrer Lektüren (1899-1930)», en idem: Die Lesbarkeit
der Traume. Zur Geschichte von Freuds ‘Traumdeutung\ Francfort: Fischer,
2000, pp. 37-126.

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Parte I
LEER, ESCRIBIR, SOÑAR
La interpretación de los sueños como sustituto de un manual

Rabbi Cbisda dijo: Un sueño que no se interpreta es como una


carta que no se lee.
TALMUD (BERACHOT 55a)
Cuando apareció La interpretación de los sueños a fines de 1899, el psicoanálisis era un
campo prácticamente ignorado en el entorno vienés. Esto incluía desde la técnica usada por
Freud hasta el vocabulario empleado en ese dominio. Algunos especialistas expertos podían
tener una idea concreta sobre la creciente diferenciación llevada a cabo por un neuropatólogo
de Viena con respecto a la primera práctica de sugestión hipnótica; sin embargo, para muchos
la psicoterapia seguía estando ligada a la hipnosis. 13 Con breves relatos de algunos casos, Freud
había venido explicando su procedimiento (que desde 1896 denominaba “psicoanalítico”); 14
pero no había publicado ninguna elaboración de índole general que permitiera que otros lo
corroboraran y practicaran. En 1898 Freud desbarató las críticas de los especialistas que se
habían atenido
lA+Tfl+jfr—

13 Numerosos ejemplos se encuentran en las revistas especializadas como la publicada por Auguste Forel y la
redactada por Oskar Vogt bajo el título de Zeitschrift für Hypnotismus, que contaba entre sus colaboradores del
primer número al propio Freud. También Vogt algunas veces denominaba «psicoanálisis» a su terapia apoyada en
la hipnosis. Para un paralelo detallado entre los grupos que practicaban la hipnosis en Alemania y el nuevo
método freudiano, véase Andreas Mayer: Mikroskopie der Psyche. Die Anfánge der Psychoanalyse im Hypnose-
Labor, Gotinga: Wallstein, 2002, pp. 183-220,
14 Sigmund Freud: «Weitere Bemerkungen über die Abwehr-Neuro- psychosen» (1896), en: GWI, 379-403. [«Nuevas
puntualizaciones sobre las neuropsicosís de defensa», (1896) en Amorrortu Editores, T. IH, 1976, pp. 157-184.]

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SOÑAR CON FREUD

TRAUMDEUTUNG
VON

D* SIOM. FREUD.

* FLECTF.fi E Si .VKQUEO SUi'EFOS. ACHKftONTA MOV FEO,«

Itima UND WIEN.


FRANZ D E U T I CK E .

Portada de la primera edición de La interpretación de los sueños


con una dedicatoria de Freud a su paciente Helene Schiff.
a las indicaciones que aparecen en el trabajo firmado conjuntamente con Joseph Breuer en
Estudios sobre la histeria, al declarar que sus explicaciones anteriores sobre la técnica
psicoanalítica tenían carácter de provisorias, pues:

El procedimiento es tan difícil que requiere un verdadero aprendizaje; y, además,


no recuerdo que ninguno de mis críticos haya expresado alguna vez la voluntad de
aprender lo que fuese. Tampoco creo que se hubieran ocupado, como yo, del tema con
la suficiente intensidad como para hallar el camino por sí mismos. Las observaciones

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LEER, ESCRIBIR, SOÑAR

vertidas en los Estudios sobre la histeria son completamente insuficientes como para
posibilitarle al lector el dominio de esa técnica y tampoco es ese su objetivo. 15

Con La interpretación de los sueños, cuya publicación se anuncia por primera vez en el
mismo trabajo de 1898, Freud estaba escribiendo un texto que, por el contrario, tenía como
meta el aprendizaje mencionado. Mediante la lectura de la obra en preparación le sería posible
al lector llegar a las mismas conclusiones que el autor, basándose en su propio “autoanálisis”.
De ese modo, Freud realizaba un desplazamiento de su método, al pasarlo del consultorio a la
escritura; al mismo tiempo postulaba, como algunos de los seguidores del tratamiento por
sugestión, un efecto universal a distancia.16 Según el prototipo del análisis demostrado por
Freud con sus propios sueños, el lector debía aprender por sí mismo la técnica, confirmando así
la teoría de que cada sueño ocultaba un deseo inconsciente. Con esa finalidad, el lector al que
se le ofrece un repertorio de reacciones en el campo de la teoría del sueño como cumplimiento
imaginario de un deseo, debe superar su resistencia interior.
Con este libro, Freud no estaba en realidad desarrollando tampoco una metodología en
sentido estricto, sino una técnica de la autoobservación derivada de su teoría de los sueños, que
debía colaborar en la conversión al psicoanálisis tanto de pacientes potenciales como de sus
colegas más recalcitrantes. Puede decirse que en su primera versión, La interpretación de los
sueños funcionó ampliamente como precursor y sustituto de un primer manual de
psicoanálisis.
En los capítulos siguientes presentaremos las distintas reacciones de los primeros lectores.
Entre los propios pacientes del autor, así como en la prensa especializada y no especializada, y
también en el grupo de amigos y familiares, se dieron opiniones encontradas sobré la teoría del
sueño como satisfacción imaginaria de un deseo. Así, durante la década posterior a su
publicación, se lo ve a Freud en una actitud de constante negociación con lectores que
expresan de diversas maneras su disconformidad. Los enfrentamientos se producen en esas
células culturales de Viena y Zurich a partir de las cuales se desarrolló el movimiento
psicoanalítico.

15 Sigmund Freud: «Die Sexualitát in der Átiologie der Neurosen» (1898), en: GWI, 513. [«La sexualidad en la
etiología de las neurosis» (1898), Amorrortu, T. DI, p. 251.]
16 Una popular introducción a la técnica de la sugestión empezaba con el siguiente epígrafe dirigido al lector: «Una
sugestión: Leerás este libro, aunque te resistas. Cuanto mayor sea tu resistencia, tanto más rápido has de entrar en
él». (Hans Schmidkunz: Der Hypnotismus in gemeinfasslicher DarsteUung, Stuttgart: Zimmer, 1892).

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SOÑAR CON FREUD

1. Entre resistencia y contradicción: lectores comunes y especialistas

Según parece, para otras personas interpretar sueños es más difícil de lo que yo había supuesto.
SIGMUND FREUD A WILHELM FUEB, 26-11-1899.

Freud había demostrado su teoría en La interpretación de los sueños, basándose en experiencias


propias -como “persona bastante normal” (EA, 71 [GW II/III, 109 y ss.] [Amorrortu, T. IV, p.
125 y ss.]-, aunque sin dar detalles de su sistema interpretativo a nivel generalizado. Recién en
1904 apareció -en el libro de Leopold Lówenfeld, Las manifestaciones psíquicas obsesivas- una
descripción de su puño y letra bajo el título “El método psicoanálitico de Freud”, donde se
afirmaba lo siguiente:

Los detalles de esta técnica de interpretación o de tra- ducción no han sido


publicados todavía. Se trata, según lo que ha podido saberse, de una serie de reglas
obtenidas de modo empírico de cómo ha de reconstruirse el material inconsciente a
partir de asociaciones; pero también de indicaciones de cómo deberán interpretarse en
el caso de que cesen, y de experiencias sobre las más importantes y típicas resistencias
que se presentan en el curso de tal tratamiento. Un libro detallado sobre La
interpretación de los sueños, publicado por Freud en 1900, debe considerarse el
precursor de este tipo de introducción a la técnica.17

El libro conservó esta categoría de precursor hasta 1911, cuando Freud comenzó a publicar
la anunciada introducción a su técnica, inicialmente como “Metodología general del
psicoanálisis”, en una serie de artículos breves.18 Para los primeros lectores y críticos había
significado todo un problema cómo corroborar el efecto de la interpretación de los sueños
según el método freudiano. Quiénes serían los potenciales primeros lectores resultaba claro en
la nota introductoria donde podía leerse la frase sobre “el sector que se interesa

17 Sigmund Freud: «Die Freudsche psychoanalytische Methode» (1904), en: GWV, 7, [«El método psicoanalítico de
Freud», Amorrortu, T. ID, p. 233.]
18 Entre 1908 y 1910 Freud se ocupó de ese desarrollo, cuya aparición anunció en el Segundo Congreso
Psicoanalítico Internacional de Nuremberg, pero que luego no fue publicado. Cf. Freud: «Die zukünftigen
Chancen der psychoanalytischen Therapie» (1910) en: GW VIII, 104-115. [«Las perspectivas futuras de la terapia
psicoanalítica», Amorrortu, T. XI, p. 129.]

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