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Frente a una Colombia que nos condena a la misería, la guerra; que niega nuestra voz,
nos persigue y asesina, continuamos construyendo el futuro: La rebeldía organizada es la
única respuesta digna de una juventud que no tiene ningún futuro en este sistema y que
está llamada a transformarlo todo.
¡Basta ya! Es la hora de reconocer que no tenemos nada que perder, pues todo nos ha
sido negado; seremos victoriosas y victoriosos si juntamos nuestras rebeldías y hacemos
de nuestra indignación el motor para la transformación. Vamos a construir un nuevo país;
vamos a darnos un buen vivir como jóvenes del común. Por eso nos organizamos como
Juventud Rebelde. Somos una organización política juvenil de masas que recoge diversas
expresiones juveniles en su proyección hacia la construcción de un orden socialista en
Colombia, entendido éste como un nuevo sistema económico, político, social y cultural, un
nuevo paradigma a crear que niegue a plenitud el orden del capital y que transforma el
conjunto de la vida social.
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luchas por un nuevo proyecto de sociedad que supere el injusto orden social que al
día de hoy padecemos; proponemos el socialismo como un nuevo sistema
económico, político, social y cultural, un nuevo paradigma de organización social a
concebir y construir, que niegue a plenitud el orden del capital y que transforme el
conjunto de la vida social.
2. La Juventud Rebelde tiene por principio la unidad, como base del nuevo
Poder y el Nuevo gobierno: El reconocimiento de las diversas expresiones y
formas organizativas que comparten con nosotros aspiraciones y acumulados
hacia una patria nueva, nos exige mantener un ánimo de unidad, encuentro y
convergencia con ellas. Asistir como Juventud Rebelde a todo espacio donde se
construya y vislumbre la unidad, aportando nuestra lucha, ideas y capacidad para
construir –desde la fraternidad y la hermandad– el camino de la unidad como
premisa de victoria. La unidad que apostamos construir es la unidad para la
acción, la organización y el encuentro programático de objetivos políticos a corto,
mediano y largo plazo, mediante la construcción de un bloque popular, con visión
estratégica de reconstruir una Colombia para el Buen Vivir de las gentes del
común y el socialismo.
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Llamamos a todas y todos los JÓVENES REBELDES de Colombia que hoy combaten
desde las múltiples trincheras de la lucha popular a juntar nuestras luchas por una nueva
sociedad. La historia nos llama a hacerla parir una Colombia Nueva como gesta de
nuestra generación. A la Juventud Rebelde, soñadora, beligerante, alegre y
transformadora a tomar su lugar en las luchas que vienen, las luchas de las que nacerá la
Patria Nueva.
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Es una organización que propende por mantener relaciones fraternales entre sus
militantes, en la que sus divergencias serán tramitadas en todas las instancias necesarias
y se superarán con el desarrollo de argumentos sólidos y luego sustentados en decisiones
colectivas. El cumplimiento general de las decisiones y delegación de responsabilidades
colectivas e individuales, será principio necesario para nuestro accionar político.
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Podrán ser militantes de JR todas y todos los jóvenes que acepten los presentes
principios orgánicos, la plataforma de lucha y su carácter y principios políticos e
ideológicos. Los jóvenes se vincularán a de manera voluntaria e individual a los Núcleos
Rebeldes de Base, o de manera colectiva para aquellas organizaciones de jóvenes que
decidan conformar un Núcleo Rebelde; y recibirán la formación necesaria para conocer
los principios: políticos, ideológicos y organizativos, la plataforma de lucha, y demás
disposiciones reglamentarias que la JR construya.
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-‐ Definir las líneas gruesas de la política de la Juventud Rebelde para un periodo de
dos (2) años.
-‐ Realizar el seguimiento y evaluación del plan nacional de trabajo a dos (2) años.
-‐ Conformar las comisiones de trabajo de las secretarias del Directorio Nacional
Rebelde.
-‐ Podrán ser removidos y remplazados por las bases de acuerdo al cumplimiento de
las responsabilidades.
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-‐ Fortalecer los Comités de Base y apoyar los procesos de la Juventud Rebelde en
las regiones; crear otras nuevas allí donde no existan.
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-‐ Asegurar el cumplimiento de los acuerdos de los órganos superiores así como
mantener un permanente contacto con estos.
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-‐ Publicar y distribuir a la militancia, en el más breve plazo posible, los documentos
aprobados tanto en congresos como en demás actividades nacionales o
internacionales en las que participe Juventud Rebelde.
-‐ Podrán ser removidos y remplazados por las bases de acuerdo al cumplimiento de
las responsabilidades.
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3. Plataforma de Lucha
INTRODUCCIÓN
Nuestra lucha por una sociedad de nuevo tipo, socialista, enmarca nuestro reclamo por el
derecho a ser joven: el conjunto de condiciones materiales y “espirituales” para un
desarrollo, integración, reconocimiento político y buen vivir de los jóvenes: trabajo,
educación de calidad en todo nivel, territorio, salud, vivienda, autonomía sobre su cuerpo
– aborto y sexualidad- consumo consciente, deporte, y contra el consumismo. Con el
derecho a ser joven buscamos unificar trayectorias dispersas de lucha juvenil en una
pelea global para integrar al movimiento juvenil a la disputa política.
Inspirados por el más profundo sentimiento de amor por la Patria, jóvenes del campo y la
ciudad, convencidos de nuestro compromiso con la vida y la historia, decidimos juntar
esfuerzos y rebeldías en la construcción de un país donde impere la paz con justicia
social, la hermandad y solidaridad, asumiendo una plataforma de lucha con profundo
contenido anticapitalista, antiimperialista, contra el fascismo, por el socialismo.
La Juventud colombiana reclama poner fin al extenso conflicto económico, social, político
y armado impuesto por las élites del país. Su superación no es otra que la SOLUCION
POLITICA, entendiendo ésta como la resolución de las causalidades estructurales de esta
confrontación: el inveterado problema de la acumulación de la tierra en pocas manos, el
excluyente sistema económico que condena al hambre a la mayoría de la población y el
antidemocrático régimen de terrorismo de Estado que niega el pleno ejercicio de
construcción de alternativas políticas.
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limitar el conflicto al aspecto militar, pues todos somos actores políticos claves para
solución. La arrogante propuesta gubernamental de la desmovilización y la rendición de
las guerrillas no es ninguna solución política, ya que deja inalterada la esencia del
conflicto social.
Desde la invasión de los europeos en nuestra América hace más de 500 años, la
imposición cultural, religiosa y la esclavitud, resultado del racismo y la hegemónica
concepción eurocéntrica de civilización; trajo consigo el exterminio sistemático de miles de
pueblos nativos, cazándolos, evangelizándolos y explotando su fuerza de trabajo,
desconociendo su riqueza y diversidad cultural, acaparando sus territorios,
desplazándolos y condenándolos a la desaparición. Esa historia de violencia, exclusión y
explotación a los sectores populares ha sido la constante en el origen y desarrollo del
régimen político actual, y un aspecto que configura el Estado colombiano: la violencia
abierta, estatal y paraestatal, la corrupción y clientelismo afincado en formas de tenencia
de la tierra mediante el despojo legal e ilegal, han sido los motores que reproducen un
sistema político fuertemente cerrado a cualquier alternativa popular.
Exigimos la libertad de todos los dirigentes sociales prisioneros por participar en la lucha
popular; rechazamos el trato de la movilización social como problema de orden público y
nos enfrentamos de forma beligerante a cualquier forma de autoritarismo, despotismo o
fascismo.
Desde la Juventud Rebelde promovemos el ejercicio del nuevo poder, como fundamento
de la auténtica democracia directa, plena, popular. Deben ser las comunidades las que
participen y decidan su rumbo, y asuman en sus manos las riendas de su historia,
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Juventud Rebelde invita a los jóvenes a organizarse y luchar por la solución política del
conflicto, para poder avanzar en la implementación de una profunda reforma agraria
integral que democratice y distribuya la tierra entre quienes deseen trabajarla, erradicando
el latifundio y la contaminante agroindustria capitalista; tecnifique el campo y lo dote con
electrificación y demás servicios, así como con la construcción de vías y carreteras;
implemente políticas de crédito y subsidios, que permitan mejorar la producción y
comercialización de los productos agrícolas; promueva la producción orgánica y la
agroecología, limpiando el agro colombiano de los transgénicos y fungicidas que
promueven las transnacionales; ponga en marcha planes de educación y salud, que
redunden en el bienestar de nuestro campesinado, todo en función de la consecución de
la soberanía alimentaria y nuestra propuesta alternativa al agro capitalista; en este
sentido, respaldamos y promovemos todas las formas organizativas, políticas y modos de
resistencia que las comunidades rurales han construido en defensa de sus territorios,
como las zonas de Reserva Campesinas, los consejos comunitarios, los territorios
interculturales y los resguardos indígenas.
La situación de pobreza que aqueja los sectores rurales del país ha forzado por décadas
a sustituir los cultivos tradicionales por cultivos declarados por el Estado como cultivos de
uso ilícito; condenando a las comunidades campesinas e indígenas a la estigmatización y
persecución; se desconoce el hecho de que la concentración de tierra en Colombia, y una
economía anticampesina hace que quienes al no tener alternativas agrícolas de desarrollo
económico, les quede como única opción la siembra y producción de drogas,
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Juventud Rebelde lucha por una política soberana de aprovechamiento de los bienes
naturales, que minimice los daños ambientales y construya una nueva visión en la
relación entre los seres humanos y la naturaleza. Hasta el momento la explotación de
nuestros recursos naturales se ha realizado buscando satisfacer los intereses de los
grandes monopolios multinacionales, que de manera desaforada y descarada,
mancillando nuestra soberanía y dignidad, han irrespetado la naturaleza, nuestros
territorios y las comunidades que los habitan. Esta forma de explotación de los recursos
que nos pertenecen a todos los colombianos, incluyendo a las generaciones venideras, ha
producido pobreza, miseria, desplazamiento y desolación en nuestros campos y ciudades,
además del desangre continuo y permanente de nuestra economía, pues no solo se
permite impunemente la expoliación de nuestras riquezas sino que se expande ésta, con
la promoción a la llegada de nuevas empresas multinacionales que actúan bajo los
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Juventud Rebelde exige una política de género desde un enfoque clasista, que se
promueva desde la educación garantizando que este aspecto constituya una realidad en
todos los aspectos de la vida social. Es necesario que la mujer sea valorada en su plena
dimensión, reconociendo su trascendencia en las luchas titánicas de nuestro pueblo y su
aporte valioso al equilibrio de una sociedad plural, que supere el machismo despótico y
todas las formas de patriarcado afianzadas por el modo de producción capitalista.
La educación ha sido utilizada desde los albores de la Republica por las clases
dominantes como medio para someter y esclavizar mentes y espíritus, convirtiéndola al
mismo tiempo en jugoso negocio que en nada aporta al desarrollo de nuestra sociedad,
mientras sí contribuye a enriquecer sus arcas y a generar mano de obra técnica barata
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que engrosa las filas del inmenso ejército de reserva laboral juvenil, y de los trabajadores
precarizados, mal pagos y sobreexplotados. Hacia estas pretensiones van dirigidos los
afanes privatizadores de lo que queda de público en la educación y a la inserción de la
formación de las nuevas generaciones en los circuitos especulativos del capital financiero,
medidas funestas que afortunadamente encuentran la resistencia heroica y patriótica de
los estudiantes que se han constituido en un bastión de rebeldía y piedra en el zapato
para la oligarquía.
Desde Juventud Rebelde enfilamos baterías para continuar en la brega por la defensa,
fortalecimiento y expansión de la educación como bien común, planteando además la
necesidad de una transformación pedagógica y de orientación critica: una educación para
la emancipación y la democracia, de carácter gratuito, de calidad, incluyente, diversa y
pluralista, que sirva para desentrañar nuestra verdadera historia de pueblo luchador y
Rebelde, que se erija como instrumento para subvertir el injusto orden establecido, hacia
la liberación y el desarrollo nacional, a través de la investigación, la ciencia y el arte, como
elementos forjadores de hombres y mujeres nuevas, que alimente las virtudes, el
patriotismo, la sensibilidad, la solidaridad y la fraternidad, dibujando el mapa espiritual de
una Colombia nueva.
9. TRABAJO DIGNIFICANTE
Los sectores juveniles en Colombia nos encontramos sumidos en una total falta de
oportunidades. Son muchos los problemas que nos agobian, pero quizás dentro de éstos,
el desempleo y la precarización laboral son unos de los más preocupantes y complejos.
Esta situación es consecuencia de más de 20 años de políticas neoliberales, de
flexibilización laboral que han moldeado un inmenso ejército de reserva laboral juvenil y
de trabajadores precarizados mal pagos y sobreexplotados, que son muchas veces
sumergidos a la informalidad o al delito en busca de medios para sobrevivir, o a las
Fuerzas Militares en busca de estabilidad laboral.
Los jóvenes, que somos el sector que más puede aportar en la dinamización de la
economía, estamos subyugados y obligados a perder nuestra potencialidad productiva por
la guerra impuesta por las elites, al vincularnos de forma precaria al aparato productivo;
en la informalidad, que no es más que el desempleo disfrazado bajo la cara del rebusque;
o que en últimas, somos excluidos de la vida laboral condenados a la marginalidad o el
delito. Es justamente esta situación de los jóvenes una condición necesaria para la
acumulación de capital por parte de las transnacionales y de sus lacayos en las elites
nacionales.
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Juventud Rebelde se levanta en pie de lucha para rechazar el trabajo infantil y el trabajo
gratuito al que son obligados muchos niños y jóvenes; reivindicar el derecho al trabajo de
los jóvenes con estabilidad laboral, derecho a la asociación, acceso a la seguridad social,
y remuneraciones justas que les permitan ser incluidos de pleno en la vida productiva y
económica de la nación, aprovechando al máximo todas sus potencialidades,
fortaleciendo sus virtudes y procurando cualificar sus conocimientos en el campo teórico,
científico y técnico. No obstante planteamos que solo con la destrucción del capitalismo
es posible superar las condiciones de esclavitud y desempleo a las que son sometidos los
jóvenes y las grandes mayorías de nuestro pueblo. Por ello no abogamos únicamente por
las oportunidades en el marco del capitalismo. Solo con la construcción del socialismo se
puede fortalecer nuestra Patria, con la inserción plena de los sectores juveniles en la tarea
urgente de enrumbarnos por los caminos del desarrollo de las fuerzas productivas del
país, de cerrar la brecha entre los que lo tienen todo y los que nada poseen, y de
consolidar una verdadera economía socio-productiva al servicio de los intereses más
sentidos del pueblo colombiano.
Teniendo en cuenta que el campo cultural atraviesa todo el espectro de la vida humana y
social, es imperativo rescatar, consolidar y fortalecer nuestra cultura popular, recreada en
los ricos aportes que construyen hoy los pueblos como alternativas civilizatorias al
capitalismo. Una visión de nuestra América, sustentada en la diversidad y pluralidad que
es característica del espacio geográfico que habitamos, y que reivindique los valores de la
solidaridad, el bien común, la igualdad y la justicia social: una transformación cultural del
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Los pueblo indígena y comunidad afro se ven afectadas por las nefastas políticas
económicas capitalistas e imperialistas, que buscan despojarlas de sus territorios y
someterlas a la explotación multinacional, avalada por la clase dirigente arrodillada y
cobarde que antepone intereses foráneos a los de los dueños seculares de estas tierras.
Con el desalojo y arrasamiento de estos territorios continua la masacre cultural, que
pretende eliminar alternativas de desarrollo solidarias y armónicas con la naturaleza,
despreciándolos por no corresponder a los intereses mercantiles de los organismos
financieros internacionales y a los intereses imperialistas, entroncándose con la tradición
racista y centralista de la oligarquía que mal gobierna el país desde hace más de 200
años.
Asumimos como propia la resistencia del pueblo indígena y afro, cuya lucha es por demás
legítima y necesaria dentro de una nación culturalmente diversa; propendemos por el
reconocimiento de la sabiduría de las comunidades ancestrales, el aprovechamiento de
su desarrollo armónico como insumo para proyectar una nación que recoja el conjunto de
la diversidad de Nuestra América.
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