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Tema 1

LA AUDICIÓN: PERCEPCIÓN, PSICOLOGÍA, MEMORIA Y ANÁLISIS.


ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL OÍDO

Ana Rosa Díaz-Oliver

1. INTRODUCCIÓN
2. LA AUDICIÓN: PERCEPCIÓN, PSICOLOGÍA, MEMORIA Y ANÁLISIS
2.1 La percepción
2.2 Psicología de la audición
2.3 La memoria
2.4 El análisis
3. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL OÍDO
3.1 El oído externo
3.2 El oído medio
3.3 Oído interno
3.4 Procesamiento neuronal
3.5 La pérdida de audición
4. CONCLUSIÓN
5. GUIÓN-RESUMEN
6. BIBLIOGRAFÍA

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1. INTRODUCCIÓN
La materia de Música en la Educación Secundaria Obligatoria es considerada como un medio
de continuidad de la enseñanza musical iniciada en la etapa de Educación Primaria. Partiendo de
este referente, se debe conseguir un desarrollo de las capacidades de los alumnos profundizando
en los conocimientos adquiridos anteriormente.
El aprendizaje se llevará a efecto a través de un planteamiento integrador y permanente que
contribuya al desarrollo de las competencias básicas que el alumnado debe alcanzar al finalizar la
Educación secundaria obligatoria.
Nuestra especialidad establecerá puntos de contacto entre el mundo exterior y la música que se
aprende en las aulas, estableciendo los cauces necesarios para el desarrollo de la percepción, la
sensibilidad estética, la expresión creativa y la reflexión crítica. La aproximación a la música será
más diferenciada y analítica acorde a la evolución de las características del alumnado, que posee
una mayor capacidad de abstracción. Sin embargo, la materia se seguirá articulando en torno a dos
ejes fundamentales: percepción y expresión.

2. LA AUDICIÓN: PERCEPCIÓN, PSICOLOGÍA, MEMORIA


Y ANÁLISIS
La audición es el resultado de los procesos fisiológicos, derivados de la estimulación, y
psicológicos, derivados de la escucha, que inciden en la percepción final del sonido.
El primer factor que tenemos en cuenta en el proceso de audición es el hecho de disponer de un
sistema periférico innato por naturaleza: el aparato auditivo.
El oído es el órgano receptor donde comienza el camino a través del cual el estímulo acústico se
va a convertir en sensación sonora. Se trata de un complejísimo sistema, que trabaja en
combinación con otros transductores sensoriales (ojos, tacto, etc.), todos ellos nos van a facilitar
una gran cantidad de información que finalmente es procesada en el cerebro.
La generación de sensaciones auditivas en el ser humano es un proceso extraordinariamente
complejo, el cual se desarrolla en tres etapas básicas:
- Captación y procesamiento mecánico de las ondas sonoras.
- Conversión de la señal acústica (mecánica) en impulsos nerviosos, y transmisión de dichos
impulsos hasta los centros sensoriales del cerebro.
- Procesamiento neuronal de la información codificada en forma de impulsos nerviosos.
Estas etapas no solo permiten la percepción del sonido sino que atienden a los procesos
psicológicos influyendo en el desarrollo de la memoria y el análisis.

2.1 La percepción
Son muchos los autores que defienden la clasificación en dos fases el proceso de percepción
auditiva atendiendo a los agentes que intervienen en ellos:
a. Fase de estimulación:
- Una fuente u objeto produce una vibración.
- Transmisión de ondas sonoras a través del aire, líquidos o sólidos.
- Captación de dichas ondas por el oído externo.

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b. Fase de excitación:
- En el oído medio e interno se transforman las ondas de presión en impulsos sonoros.
- Estos impulsos nerviosos se mandan al cerebro donde se produce la sensación de
sonido.
W. Herschell observaba ya en el siglo pasado que, en general, el fenómeno sonoro estaba
acompañado de una serie de eventos:
a. Determinación de un movimiento sonoro.
b. La comunicación de dicho movimiento al aire o a cualquier otro intermediario interpuesto
entre el cuerpo sonoro y el oído.
c. La propagación de este movimiento, que pasa de una molécula a otra del cuerpo
intermediario en una sucesión adecuada.
d. La transmisión de dicho movimiento del medio ambiente al oído.
e. La producción de la sensación.
Estos puntos determinan, aún hoy, los capítulos básicos de la acústica moderna: Generación,
Irradiación y Propagación del sonido, así como también su interacción con el ambiente mediante
los fenómenos de Absorción, Reflexión o Difracción del sonido, y por último su Percepción.
Independientemente de la clasificación que adoptemos la función de captación, procesamiento
y transducción de los estímulos sonoros se lleva a cabo en el oído propiamente dicho, mientras
que la etapa de procesamiento neuronal, en la cual se producen las diversas sensaciones auditivas,
se encuentra ubicada en el cerebro. Así pues, se pueden distinguir dos regiones o partes del
sistema auditivo:
a. La región periférica: en la cual los estímulos sonoros conservan su carácter original de
ondas mecánicas hasta el momento de su conversión en señales electroquímicas.
b. La región central: en la cual se transforman dichas señales en sensaciones.
En la región central también intervienen procesos cognitivos, mediante los cuales se asigna un
contexto y un significado a los sonidos, es decir, permiten reconocer una palabra o determinar que
un sonido dado corresponde a un violín o a un piano. Hablamos por tanto, del timbre, intensidad,
altura y duración. Y es en este momento cuando podríamos referirnos a un último nivel de análisis
más fino, donde integraríamos aspectos musicales más complejos como la melodía, armonía,
contrapunto etc.,

A. Fenómenos sonoros
En nuestro entorno estamos sometidos constantemente a una serie de estímulos sonoros que
son captados por nuestro oído y transformados e interpretados por el cerebro. Estos estímulos
pueden ser de diferente índole:
a. Sonido: todo aquello que oímos que puede ser natural o artificial dependiendo de su
proveniencia.
b. Ruido: definido desde el punto de vista físico como un sonido con una vibración irregular.
c. Tonos: sonidos por la vibración periódica que da como resultado una fundamental con su
serie de armónicos y que nos permite establecer una altura determinada. Así identificamos
por ejemplo los acordes.
d. Silencio: ausencia de sonido, aunque irreal porque solo existe en nuestra imaginación.

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La combinación de los anteriores con un orden e intención artística daría como resultado la
Música.

B. Percepción de la altura y de la intensidad


La cantidad de grados de intensidad y de alturas reconocibles es muy elevada, entorno a
300.000. Sería imposible discriminar todos estos datos en un área tan pequeña de nuestro oído (la
cóclea), sin embargo somos capaces con mayor o menor éxito de codificar y procesar una
extraordinaria cantidad de información.
Hemos comprobado como el sistema auditivo está bien documentado y que existen
interacciones entre el sonido y el órgano receptor, las cuales, como veremos más adelante,
determinan que se produzcan importantes modificaciones en la amplitud y en otras características
del estímulo incidente.
La función primaria del oído es la de convertir un patrón de vibración temporal, que se
produce en el tímpano, en una configuración de movimiento ondulatorio en el espacio, que se
genera en la cóclea y más concretamente en la membrana basilar (aspectos que veremos más
adelante). Este movimiento produce impulsos eléctricos en las neuronas aferentes cocleares.
La frecuencia de un sonido está representada por el sitio de la cóclea donde se originan las
neuronas que éste excita, y su amplitud por la intensidad de la descarga de estas neuronas y
también por el número total de neuronas que se activan. La actividad de las neuronas aferentes es
entonces una función de la intensidad y de las magnitudes relativas de las diferentes frecuencias
que componen un sonido.

a. La frecuencia

Es una medida que indica el número de repeticiones de cualquier fenómeno o suceso periódico
en una unidad de tiempo. La frecuencia se relaciona directamente con la longitud de onda.

Ejemplo de ondas de diferente frecuencia

La unidad de medida utilizada es el Herzio (Hz). La frecuencia tiene una relación inversa
con el concepto de longitud de onda, a mayor frecuencia menor longitud de onda y viceversa.
La frecuencia f es igual a la velocidad v de la onda dividido por la longitud de onda λ (lambda):

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El oído humano es capaz de percibir frecuencias entre 20 y 20.000 Hz, aunque va


disminuyendo por la edad. Esta respuesta en frecuencia se conoce como audiofrecuencia, pero
el espectro sonoro es más amplio.
Existe, a su vez, un umbral, entendido éste como la frecuencia e intensidad mínima para
percibir un sonido que cambia dependiendo del sujeto. Si la frecuencia a la que nos sometemos
está por debajo de 20 ciclos/segundo (Herzios) no seremos capaces de percibirla, salvo que la
vibración sea excesivamente intensa que nos produce la sensación de mareo, por lo que se
relacionaría con el equilibrio. Si por el contrario nos encontramos ante una frecuencia superior
a los 20.000 Hz, lo que percibiríamos con intensidad elevada sería dolor, incluso llegando a
romper el tímpano.

b. La intensidad

Se define como la cantidad de energía acústica que atraviesa por segundo una superficie
que contiene un sonido. Hemos de tener en cuenta una serie de factores que determinan la
intensidad del sonido:
- La amplitud del movimiento vibratorio de la fuente que lo produce, pues cuanto
mayor sea la amplitud de la onda, mayor es la cantidad de energía (potencia acústica)
que genera y, por tanto, mayor es la intensidad del sonido.
- La superficie de dicha fuente sonora. El sonido producido por un diapasón se refuerza
cuando éste se coloca sobre una mesa o sobre una caja de paredes delgadas que entran
en vibración. El aumento de la amplitud de la fuente y el de la superficie vibrante hacen
que aumente simultáneamente la energía cinética de la masa de aire que está en
contacto con ella; esta energía cinética aumenta, en efecto, con la masa de aire que se
pone en vibración y con su velocidad media (que es proporcional al cuadrado de la
amplitud).
- Su distancia a la fuente sonora. La energía vibratoria emitida por la fuente se
distribuye uniformemente en ondas esféricas cuya superficie aumenta
proporcionalmente al cuadrado de sus radios; la energía que recibe el oído es, por
consiguiente, una fracción de la energía total emitida por la fuente. Conforme se
duplica la distancia se pierden 3 db.
- Finalmente, la intensidad depende también de la naturaleza del medio elástico
interpuesto entre la fuente y el oído. Los medios no elásticos, como la lana, el fieltro,
etc., debilitan considerablemente los sonidos.
La unidad de medida utilizada es el decibelios (abreviado db) con respecto a una intensidad
de referencia dada por I0 = 10-12[W / m2]
El umbral de intensidad de cada persona varía, el umbral de audición se encontraría entre 0
y 5 db mientras que el umbral de dolor estaría en 130 db. Se considera cima en el momento que
comenzamos a sentir dolor. Si la potencia del sonido es muy baja no la percibiremos, mientras
que si es elevada experimentaremos dolor que puede dañar nuestros oídos. El umbral temporal
de duración mínimo para percibir es de 40 milésimas de segundo.

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Gráfica de relación intensidad y frecuencia


La Longitud de onda Consiste en la distancia que separa a dos moléculas que vibren en fase,
en un ciclo se cumple que:
λ= c/ f
donde:
c = Velocidad del sonido en m/s
f = frecuencia de la onda sonora en Hz
λ= longitud de onda en m

2.2 Psicología de la audición


Cuando hacíamos referencia, en el apartado anterior, a los niveles de percepción,
mencionábamos que en el último lugar ubicábamos un análisis más fino, en el cual los cambios
temporales se procesan en los centros cerebrales superiores de la corteza cerebral, permitiendo
detectar los atributos de la información auditiva y, en última instancia, lo que denominamos

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mensaje auditivo. Los aspectos más complejos de la música, como la melodía, la armonía, el
contrapunto, etc., se integran en este nivel.
Conforme ascendemos en este proceso de análisis es más difícil identificar con precisión los
procesos fisiológicos que dan origen a la percepción. A este nivel, el aprendizaje y el entorno
cultural tienen una influencia muy importante, así como los estados emocionales del individuo.
Por ejemplo, en relación con las propiedades del sonido cabe preguntarse en qué términos puede
uno cuantificar la sensación subjetiva de una melodía. Los sujetos pueden reportar si una
sensación seguida de otra es mayor, menor, más clara, más pronunciada que la que le precede; si
un tono fue de mayor, de igual o de menor frecuencia que el primero. De hecho, con un cierto
entrenamiento, los sujetos pueden definir lo que llamaríamos una magnitud psicofísica, la cual
equivale a precisar si un cierto estímulo es el doble o la mitad. Pero en lo que tiene que ver con
atributos abstractos y altamente subjetivos como la melodía, el ritmo, el timbre y la armonía, los
juicios simples no sirven, y los atributos de percepción son complejos y en gran medida
dependientes de la experiencia individual.

A. La música y el desarrollo psicológico


Mediante determinados análisis experimentales que Hargreaves refleja en su obra Música y
desarrollo psicológico, se demuestra que los alumnos sobre todo en la etapa de Educación
secundaria, son capaces de interesarse, investigar y recuperar el pasado y presente musical desde
la propia sociedad de consumo actual. Utilizando como herramienta de trabajo un elemento
familiar y cercano: los medios de comunicación de masas.
En el diseño experimental de dicho trabajo interviene el componente lúdico-creativo como
elemento motivador y evaluador. El análisis de los resultados obtenidos indica que este tipo de
experiencias prácticas en las que se parte de algo conocido y cercano como la televisión, cine,
publicidad para alcanzar un fin creativo es capaz de contribuir al aprendizaje significativo en
dinámica elemental más que otros medios tradicionales, e independientemente del Sistema
Educativo del momento actual en España. Un aprendizaje significativo que en el marco legal
donde nos ubicamos nos permite desarrollar las competencias básicas establecidas y a su vez la
discriminación auditiva, de audición activa y de memoria comprensiva de la música, tanto
durante las actividades de interpretación, creación y audición de las obras musicales.
Por tanto, diremos que son muy importantes los factores de tipo cultural y auditivo. Toda
audición se ve marcada por una fuerte carga psicológica y a su vez, por factores culturales que se
han ido experimentado a lo largo de la vida.
El sistema musical utilizado influye en nuestra cultura y determina nuestra forma de escuchar.
Este aspecto lo comprobamos cuando escuchamos música de otras culturas y nuestros alumnos no
llegan a comprender y tienen dificultades para percibir sus principios organizadores.
Lo podemos comparar con el concepto de consonancia y su transformación a lo largo de la
historia de la música occidental, que pese a que se la ha buscado una explicación físico-acústica
tiene que ver más con un fenómeno cultural.
Un problema intrincado de la neuropsicología contemporánea consiste en definir y entender
los procesos mentales que llevan a la percepción de fenómenos tan complejos como la música.
Podemos incluso ir más allá, si consideramos que todos estos procesos dependen de un cierto
aprendizaje, y que en todas las culturas existe la música que en sus expresiones más elementales,
requiere de una secuencia organizada, estructurada y rítmica, una sucesión y superposición de
tonos seleccionados de entre un repertorio limitado de tonos discretos y no tiene un equivalente
en la naturaleza. Es claro, pues, que la música no tiene un significado biológico para el individuo;
sin embargo, ciertas secuencias de tonos, superposiciones y sucesiones rítmicas son capaces de
modificar nuestro estado de ánimo, inducir malestar, dolor o emociones muy intensas.

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B. Tipos de escucha
Distintos autores se han encargado del tema de la escucha: Robert Francés, Pierre Schaeffer,
Copland, Berstein etc. P.Schaeffer distingue tres tipos de escucha:
a. Escucha causal: se interesa en identificar cuál es el objeto, el fenómeno o la criatura que
produce el ruido, dónde se encuentra etc.
b. Escucha semántica: se interesa en descodificar esa señal recibida para alcanzar el mensaje.
c. Escucha reducida: la que voluntariamente y artificialmente hace abstracción de la causas y
del sentido para interesarse por el sonido considerado en sí mismo, en sus cualidades
sensibles. Esta escucha es voluntaria y cultural.
Por su parte Aarón Copland distingue tres planos distintos de escucha:
a. Plano sensual: Escuchamos por el puro placer que produce el sonido musical mismo. Plano
estético
b. Plano expresivo: asociamos a la música algo que no es propiamente musical, algún
significado o sentimiento.
c. Plano puramente musical: Requiere más esfuerzo y abstracción por parte del oyente. Es
una escucha activa a través de los elementos del lenguaje musical.

C. La apreciación musical
Se podría definir la musicalidad como la capacidad para crear e interpretar música de forma
imaginativa, sensible y en ocasiones original.
Si se profundiza un poco más en esta definición, cabría decir que no es sólo cuestión de
creación e interpretación, sino que primeramente debe aplicarse a la capacidad para relacionarse
con el fenómeno musical, sin la necesidad de ejecutar ningún otro acto musical más que el disfrute
y mediana comprensión de la audición musical. Como dijo Aarón Copland, “Si se quiere entender
mejor la música, lo más importante que se puede hacer es escucharla”.
La mayoría de la población tiene ciertas aptitudes musicales en la medida que poseen suficiente
discriminación tonal para percibir una línea melódica y después reproducirla (menos del 10 % de
la población son sordos). El gran problema, es el alto porcentaje de incultura musical del que se
resiente la sociedad occidental. Y probablemente no sea por desgana falta de interés, sino por esta
“cultura” de la no-cultura artística en la que estamos inmersos.
Una de las primeras bases del sistema de trabajo Orff es que todos somos musicales y que con
trabajo continuado, todo el mundo puede desarrollar alguna percepción del ritmo, de las alturas y
las formas musicales. Cualquier sentimiento de inferioridad suele ser injustificado, producto de
nuestros propios complejos, dudas y falta de hábitos.
El oyente, claro está, ha de ser capaz de reconocer una melodía cada vez que la oiga, ha de
poder relacionar lo que se oye en un momento dado con el conjunto total de la audición, puesto
que la música se desarrolla en el tiempo. Ha de buscar un equilibrio entre los tres tipos de
audición que menciona Copland. Encontrar un punto intermedio entre la mera audición pasiva de
la música ambiental, camuflada como activa en perjuicio de nuestros intereses, y la escucha
puramente musical, analítica, en la que invertimos demasiada energía en aprehender las
estructuras musicales y la cohesión de todos sus elementos. Para ello, el oyente necesita de toda su
atención.
En palabras de Maneveau, “Hay que enseñar y aprender a escuchar para oír y entender la música,
pero es también enseñando a escucharla y entenderla como se cultivan las capacidades de escucha en general
[…]. Enseñar a escuchar es una tarea que sobrepasa la finalidad artística para situarse a un nivel de una

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ampliación y extensión de las relaciones humanas. Oír música es en primer lugar oír al mundo, es decir, oír
y escuchar al otro. Enseñar a escuchar plenamente la música puede llevar a una mejor comunicación con
nuestros semejantes”
No se propone la adquisición de habilidades y destrezas propias de un virtuoso. Se pretende
un acercamiento a la música de tal forma que ésta no deje impasible al oyente, sino que provoque
una respuesta emocional, del tipo que sea. Es educar el oído, abrirlo a un más amplio campo de
vibraciones, formar en una educación abierta y activa al mismo tiempo, insistiendo en no esperar
lo determinado, sino precisamente encontrar la sorpresa, de modo que no exista una reacción
premeditada e impuesta por el medio externo a priori.
Para Martenot, “ser músico es disponer de unas facultades de receptividad que permiten a todos los
aspectos del ser entrar en resonancia con las vibraciones sonoras y con el mensaje del que éstas no son más
que el soporte”.
El compositor, el intérprete, el auditor... cualquiera que sea la relación con el fenómeno sonoro,
pretende e implica una escucha activa, en la que el proceso de OÍR se transforme en ESCUCHAR
mediante la relación de conceptos, la memoria y el análisis (más o menos complejo) del fenómeno
musical.

D. Tipos de oído
Desde el punto de vista musical podemos realizar una distinción entre varios tipos de oído:
a. Oído interno: también denominado psíquico. Se funda sobre la imaginación y sobre la
memoria, y es la facultad para escuchar mentalmente la música sin que haya estímulos
externos que la provoquen. En el campo educativo es muy importante, ya que permite
anticipar mentalmente el sonido que más tarde se producirá.
b. Oído absoluto: se basa en la memoria permanente de ciertas peculiaridades de tonos,
acordes o tonalidades, permite reconocerlos sin que haya un tono de referencia. Este oído
no es innato sino producto de educación y cultura.
c. Oído relativo: permite reconocer y reproducir intervalos afinados a diferentes alturas.
Supone la percepción del hecho musical de manera global. Se puede educar fácilmente y
está íntimamente relacionado al oído interno.

E. Música y cerebro
El cerebro humano está dividido en dos hemisferios. Tradicionalmente se ha identificado al
hemisferio derecho como el lugar de la apreciación musical. Sin embargo, nadie ha encontrado un
“centro de la música”.
Estudios con imágenes, en personas con daño cerebral, en cualquiera de los hemisferios
revelaron que la percepción de la música emerge de la interrelación y la actividad de ambos lados
del cerebro.
Al escuchar música, se activan diversos centros repartidos por el cerebro, incluidos los centros
que están involucrados en otro tipo de cognición. Estas zonas activas o centros varían según la
experiencia y formación musical de cada persona. El oído cuenta con menos células sensoriales
(3500 células ciliares internas) que otros órganos sensoriales. El ojo por ejemplo posee 100 millones
de fotorreceptores. Sin embargo, nuestra respuesta a la música es extraordinariamente adaptable,
bastan pocas horas de entrenamiento para modificarla.
Hasta la utilización de las técnicas de estudio por imágenes se obtenía información del cerebro
mediante el estudio de pacientes que hubieran sufrido lesiones cerebrales. En 1933, el músico
Maurice Ravel comenzó a presentar síntomas de isquemia cerebral (una atrofia que afecta áreas

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concretas del cerebro). Sus capacidades conceptuales permanecían intactas: podía oír, recordar sus
antiguas composiciones y tocar escalas pero era incapaz de escribir música. En esos momentos el
músico planeaba componer la ópera “Juana de Arco” y manifestaba: “… la ópera está aquí, en mi
cabeza. La oigo pero nunca la escribiré. Se ha terminado. Ya no puedo escribir mi música”.
Ravel murió 4 años más tarde tras una intervención neuroquirúrgica.
La música entraña mayor complejidad que un sonido aislado. Consiste en una secuencia de
sonidos cuya percepción depende de la comprensión de las relaciones entre ellos. Diversas áreas
del cerebro participan en el procesamiento de los diversos componentes de la música.
Algunos circuitos del cerebro responden específicamente a la música pero al mismo tiempo
parte de estos circuitos participan en otras formas de procesamiento del sonido. El lado izquierdo
del cerebro, en la mayoría de la gente, se destaca en el procesamiento de cambios rápidos en la
frecuencia e intensidad tanto de la música como del habla.
Ambos lados son necesarios para la percepción completa del ritmo. Por ejemplo ambos
hemisferios necesitan estar en actividad para distinguir la diferencia entre un tiempo de 3/4 y 4/4.
La corteza frontal, donde se almacenan los recuerdos, también juega un papel importante en la
percepción del ritmo y la melodía.
Algunos estudios por imágenes indican que cuando el individuo se concentra más en los
aspectos armónicos de la música produce mayor activación en las regiones auditivas del lóbulo
temporal derecho. El timbre depende también del lóbulo temporal derecho. Los pacientes que se
les ha quitado el lóbulo temporal derecho muestran dificultad para diferenciarlo.

F. Música, cerebro y emociones


La música también involucra la emoción tanto en lo que se percibe como en lo que se ejecuta o
canta.
Cuando un acorde, que resuelve una sinfonía, nos produce un delicioso escalofrío se activan en
el cerebro los mismos centros de placer que actúan al comer chocolate.
Un intervalo consonante corresponde a una relación de frecuencias entre las dos notas que
determina un intervalo sencillo. Por ejemplo: La relación entre las frecuencias de un do y un sol
central es 260 y 390 hz. La interpretación simultánea define un acorde de quinta perfecta de
sonoridad considerada agradable.
En cambio la interpretación simultánea de un do central y un do sostenido (260 y 277 hertzios)
produce un sonido que en nuestra cultura mayoritariamente es considerado como desagradable y
áspero.

G. Estudios relacionados
En primer lugar, parece más interesante recurrir a experimentos de campo frente a los de
laboratorio para trabajar con un mayor número de sujetos, todos ellos protagonistas de la realidad
educativa y conscientes de que la investigación pretende favorecer la práctica de la misma.
Debemos, no obstante, observar los grandes avances en el control de las variables que han
alcanzado los estudios de laboratorio. Las nuevas tecnologías permiten llevar al aula recursos
electroacústicos que pueden aproximarnos, en muchos aspectos, a la precisión alcanzada en estos
estudios.
Los músicos hacemos uso de mecanismos perceptivo-musicales en los ámbitos de la
apreciación, de la interpretación o de la composición. En los tres ámbitos la percepción va
destinada a recoger el mensaje musical global, pero en la interpretación, y concretamente cuando
trabajamos con un instrumento de afinación variable, la percepción puede y debe orientarse
también hacia las formaciones elementales de la música e, incluso, hacia los mismos parámetros

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del sonido. La precisión en la afinación está condicionada por la representación mental que en el
transcurso de la interpretación se va produciendo en nuestro cerebro, de los códigos que
configuran esta representación y del contexto del discurso musical. Este último puede flexibilizar
la afinación de un determinado fragmento, facilitarla cuando se trata de un contexto tonal, o
presentar dificultades cuando la estructura melódico-armónica es atonal. Así, la identificación
absoluta del tono, la identificación interválica o las discriminaciones tonales pueden ser evaluadas
cuantitativamente, ya que fuera de contexto cumplen unas funciones dentro de la práctica musical.
Cautelosamente podríamos medir otros parámetros del sonido, como la intensidad, la duración o
el timbre, pero siempre considerando que dentro de contextos musicales el control de todas las
variables que afectan al fenómeno perceptivo-musical es inalcanzable.
Es comprensible nuestro interés como educadores del mundo de la música por el desarrollo de
las habilidades musicales. La evaluación nos permite conocer la situación del alumnado en un
momento concreto con el fin de enfocar la docencia hacia una subsanación de las carencias
observadas. Gran cantidad de músicos y personas en formación musical procesan el discurso
musical con un oído absoluto parcial.
Se pueden relacionar, por ejemplo, los diferentes tipos de oído absoluto con la edad de
comienzo de la educación musical, con el primer instrumento que se estudió o con la metodología
que se aplicó en sus estudios de lenguaje musical. Algunas de estas investigaciones ya han sido
realizadas, citamos los trabajos de Sergeant (1969) o de Ogawa y Miyazaki (1994), pero en ellas no
se percibe una previa clasificación sobre los diferentes tipos de oído absoluto de la muestra. Las
diferentes culturas también pueden aportar resultados muy diversos, por lo que procede la
repetición de experimentos en diferentes países y, si se estima oportuno, la comparación entre ellos.
Los trabajos empíricos que relacionan la audición absoluta con diferentes habilidades
musicales, son un campo de investigación de una gran riqueza desde el punto de vista
pedagógico, ya que nos pueden ayudar a alterar el enfoque del desarrollo de la audición relativa a
edad temprana, a continuar su evaluación durante la formación musical y a desarrollarla
constantemente, objetivo que hemos de tener en cuenta durante toda la Educación secundaria
obligatoria.

2.3 La memoria
La memoria es otro de los elementos importantes de la audición. La definición del término
según la psicología sería: “Se entiende por memoria el efecto ulterior de procesos que
transcurrieron anteriormente y que son vividos por el sujeto con el conocimiento de que se trata
de impresiones que se tuvieron antes”. Para explicar las manifestaciones de la memoria, hemos de
suponer que las vivencias dejan huellas que hacen posible la reaparición de aquellas. El sonido es
siempre memoria.

A. Las manifestaciones de la memoria


Las manifestaciones de la memoria pueden clasificarse esencialmente en:
a. Registro de información: donde influye la sensibilidad y motivación para concentrar la
máxima atención. Si el estímulo que se plantea es agradable, comprensible y establece
relación con el sujeto se favorece el registro.
b. Conservación de información: hemos de distinguir entre memoria a corto plazo y a largo
plazo. Un sonido se fija más en nuestra memoria a medida que se repite y emite con mayor
frecuencia ya que la huella que deja en nuestro cerebro es mayor. En música, la repetición
de los elementos melódicos, rítmicos y armónicos ayudan en el aprendizaje y la memoria.
Implica una menor dificultad memorizar cada uno de los elementos por separador, pero se
refuerza su significado cuando se unen.

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c. Proceso de recuperación: donde es muy importante la utilización de modelos asociativos


que se han podido establecer desde el principio. Por ejemplo la asociación visual en música
a través de los musicogramas.

B. Tipos de memoria
Existen diversas clasificaciones sobre Tipos de Memoria. Distinguimos entre:
a. Memoria inmediata.
b. Memoria a corto plazo.
c. Memoria a largo plazo.
De mayor a menor proceso de olvido, la cantidad de lo retenido desciende al principio muy
deprisa, pasando luego a ser progresivamente más lento el descenso. Parece que la memoria a corto
plazo interviene más en la música que en lo visual. La máxima capacidad de memoria se encuentra
en el niño y en el adolescente, pero se han de relacionar los acontecimientos precedentes o que
siguen. Percibir un acontecimiento musical es ponerlo en relación con los acontecimientos anteriores.

2.4 El análisis
Al llevar a efecto el proceso de análisis en música hay que tener en cuenta el significado de la
interpretación, ya que varía según el compositor, intérprete u oyente. Debido a estas
interpretaciones, nos encontramos con una situación ambigua que dificulta la tarea de analizar y
explicar las formas musicales.
El análisis nunca suple ni reemplaza al sentimiento, pero sí ayuda a captar la riqueza
imaginativa de una composición, su complejidad y conocimiento práctico. Como profesores
especialistas tendremos en cuenta las características de nuestros alumnos para llevar a cabo el
análisis, siempre y cuando esté lo más cerca posible a su realidad sonora y auditiva.
En el análisis de la audición, quedarán patentes los parámetros físicos (frecuencia, tiempo,
forma de onda) y las características del sonido (timbre, altura, intensidad y duración). En los
primeros tendremos en cuenta las leyes físicas y acústicas, aplicando diversas fórmulas que
faciliten dicho análisis. Las características del sonido permitirán un análisis más cercano de los
sonidos que implica un menor grado de abstracción, sin olvidar que éstas están íntimamente
relacionadas a los anteriores.
Llegado este momento nos quedaría afirmar que el objeto de la educación es desarrollar toda la
perfección de que es capaz el individuo. Por ello debemos educar el sentido auditivo de nuestros
alumnos, para que sean capaces de poder realizar juicios razonados. Todo tiene un porqué y esa es
la idea que tenemos que inculcar a nuestros alumnos: el verdadero valor de la audición aparece
cuando somos capaces de apreciar lo que hemos escuchado más allá de la simple “mirada”.

3. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL OÍDO


En este punto del epígrafe se examina la estructura y funcionamiento del oído, con el fin de
lograr una mejor comprensión de los fenómenos y modelos psicoacústicos. Se estudia la anatomía
y la fisiología del aparato auditivo, haciendo énfasis en aquellas partes y estructuras del mismo
más importantes para el desarrollo de modelos perceptuales.
Durante el desarrollo del tema hemos distinguido dos regiones o partes del sistema auditivo: la
región periférica, en la cual los estímulos sonoros conservan su carácter original de ondas
mecánicas hasta el momento de su conversión en señales electroquímicas, y la región central, en la
cual se transforman dichas señales en sensaciones.

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El oído o región periférica se divide usualmente en tres zonas, llamadas oído externo, oído
medio y oído interno, de acuerdo a su ubicación en el cráneo. Los estímulos sonoros se propagan a
través de estas zonas, sufriendo diversas transformaciones hasta su conversión final en impulsos
nerviosos.
En las siguientes secciones de este apartado trataremos la anatomía y funcionamiento de estas
tres zonas del oído, así como la propagación y procesamiento del sonido a través de las mismas.

Fig. Anatomía del oído humano

3.1 El oído externo


El oído externo está formado por el pabellón auricular u oreja, el cuál dirige las ondas sonoras
hacia el conducto auditivo externo a través del orificio auditivo. El conducto auditivo externo está
compuesto por una porción exterior cartilaginosa y una porción más interior ósea (hueso
esponjoso con cavidades donde resuenan los sonidos y llegan al cerebro). El otro extremo del
conducto auditivo se encuentra cubierto por la membrana timpánica o tímpano, la cual constituye
la entrada al oído medio. La membrana timpánica tiene forma de tambor, no completamente plana
sino cónica.
La función del oído externo es la de recoger las ondas sonoras y encauzarlas hacia el oído
medio. Asimismo, el conducto auditivo tiene dos propósitos adicionales: proteger las delicadas
estructuras del oído medio contra daños y minimizar la distancia del oído interno al cerebro,
reduciendo el tiempo de propagación de los impulsos nerviosos.
El conducto auditivo es un “tubo” de unos 2 cm de longitud que influye en la respuesta en
frecuencia del sistema auditivo. Dada la velocidad de propagación del sonido en el aire (aprox.

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334 m/s), dicha longitud corresponde a 1/4 de la longitud de onda de una señal sonora de unos 4
kHz. Este es uno de los motivos por los cuales el aparato auditivo presenta una mayor sensibilidad
a las frecuencias cercanas a los 4 kHz.
Adicionalmente, el pabellón auricular, junto con la cabeza y los hombros, contribuye a
modificar el espectro de la señal sonora. Las señales sonoras que entran al conducto auditivo
externo sufren efectos de difracción debidos a la forma del pabellón auricular y la cabeza, y estos
efectos varían según la dirección de incidencia y el contenido de la señal.

3.2 El oído medio


El oído medio está constituido por una cavidad llena de aire, dentro de la cual se encuentran
tres huesecillos, denominados martillo, yunque y estribo, unidos entre sí de forma articulada. Uno
de los extremos del martillo se encuentra adherido al tímpano, mientras que la base del estribo
está unida mediante un anillo flexible a las paredes de la ventana oval, orificio que constituye la
vía de entrada del sonido al oído interno.
Finalmente, la cavidad del oído medio se comunica con el exterior del cuerpo a través de la
trompa de Eustaquio, un conducto que llega hasta las vías respiratorias y que permite igualar la
presión del aire a ambos lados del tímpano.
Los sonidos, formados por oscilaciones de las moléculas del aire, son conducidos a través del
conducto auditivo hasta el tímpano. Los cambios de presión en la pared externa de la membrana
timpánica, asociados a la señal sonora, hacen que dicha membrana vibre siguiendo las oscilaciones
de dicha señal.
Las vibraciones del tímpano se transmiten a lo largo de la cadena de huesecillos, que opera
como un sistema de palancas, de forma tal que la base del estribo vibra en la ventana oval. Este
huesecillo se encuentra en contacto con uno de los fluidos contenidos en el oído interno. Por lo
tanto, el tímpano y la cadena de huesecillos, actúan como un mecanismo para transformar las
vibraciones del aire en vibraciones del fluido.

Fig. Propagación del sonido a través del oído medio e interno


Los músculos del oído medio desempeñan un papel de amortiguación de las vibraciones de los
huesos para que exista un equilibrio de presión.
Mencionaremos también algunos aspectos que hemos de tener en cuenta para el cuidado de
nuestro tímpano. Un ejemplo de ellos sería cuando nos sometemos ante un sonido de gran

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intensidad. En este caso abriremos la boca y las vibraciones pasarán por la trompa de Eustaquio.
Las vibraciones, por tanto, llegan al tímpano por dos caminos, y se produce una compensación de
presión que hace que la membrana timpánica no se dañe.

3.3 Oído interno


El oído interno representa el final de la cadena de procesamiento mecánico del sonido, y en él
se llevan a cabo tres funciones primordiales: filtraje de la señal sonora, transducción y generación
de impulsos nerviosos.
En él se encuentra la cóclea o caracol, conducto rígido en forma de espiral de unos 35 mm de
longitud, compuesto por dos fluidos de distinta composición.
El interior del conducto está dividido en sentido longitudinal por la membrana basilar y la
membrana de Reissner, las cuales forman tres compartimientos o escalas. La escala vestibular y la
escala timpánica que contienen un mismo fluido (perilinfa), puesto que se interconectan por una
pequeña abertura situada en el vértice del caracol, llamada helicotrema. Por el contrario, la escala
media se encuentra aislada de las otras dos escalas, y contiene un líquido de distinta composición
a la perilinfa (endolinfa).
La base del estribo, a través de la ventana oval, está en contacto con el fluido de la escala
vestibular, mientras que la escala timpánica desemboca en la cavidad del oído medio a través de
otra abertura (ventana redonda) sellada por una membrana flexible (membrana timpánica
secundaria).
Sobre la membrana basilar y en el interior de la escala media se encuentra el órgano de Corti, que
se extiende desde el vértice hasta la base de la cóclea y contiene las células ciliares que actúan como
transductores de señales sonoras a impulsos nerviosos. Sobre las células ciliares se ubica la membrana
tectorial, dentro de ella se alojan las prolongaciones o cilios de las células ciliares externas.
Dependiendo de su ubicación en el órgano de Corti, se pueden distinguir dos tipos de células
ciliares: internas y externas. Existen alrededor de 3500 células ciliares internas y unas 20000 células
externas. Ambos tipos de células presentan conexiones con las fibras nerviosas aferentes (que
transportan impulsos hacia el cerebro) y eferentes (que transportan impulsos provenientes del
cerebro), que conforman el nervio auditivo. Sin embargo, la distribución de las fibras es muy
desigual: más del 90% de las fibras aferentes inervan a las células ciliares internas, mientras que la
mayoría de las 500 fibras eferentes inervan a las células ciliares externas.

Fig. Corte transversal de la cóclea o caracol

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Fig. Órgano de Corti


Las oscilaciones del estribo provocan oscilaciones en el fluido de la escala vestibular (perilinfa).
La membrana de Reissner, la cual separa los fluidos de la escala vestibular y la escala media, es
sumamente delgada y, en consecuencia, los líquidos en ambas escalas pueden tratarse como uno
solo desde el punto de vista de la dinámica de los fluidos. Así, las oscilaciones en la perilinfa de la
escala vestibular se transmiten a la endolinfa y de ésta a la membrana basilar. Esta última provoca
oscilaciones en el fluido de la escala timpánica.
Puesto que tanto los fluidos como las paredes de la cóclea son incompresibles, es preciso
compensar el desplazamiento de los fluidos, esto se lleva a cabo en la membrana de la ventana
redonda que permite “cerrar el circuito hidráulico”.

Fig. Corte transversal de un conducto de la cóclea


La propagación de las oscilaciones del fluido en la escala vestibular a la timpánica no sólo se
lleva a cabo a través de la membrana basilar; para sonidos de muy baja frecuencia, las vibraciones
se transmiten a través de la abertura situada en el vértice de la cóclea (helicotrema).

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La membrana basilar entra en vibración, que se transmite a las células caliciformes. Sus
terminaciones se ponen en contacto con la membrana tectorial ejerciendo una presión. En este
momento se transmite el sonido. Se cree que se produce una alteración de las neuronas en las que
aparece una corriente eléctrica que llega al núcleo de éstas y que rodean a las células ciliadas. Las
dendritas, comunicadas, forman el nervio encargado de transmitir la vibración que será
interpretada por el cerebro como sonido.

Fig. Desplazamiento relativo de las membranas basilar y tectorial

Fig. Potenciales eléctricos en el órgano de Corti y los fluidos de la cóclea


En conclusión, el sonido propagado a través del oído externo y medio llega hasta la cóclea,
donde las oscilaciones en los fluidos hacen vibrar a la membrana basilar y a todas las estructuras
que ésta soporta.

3.4 Procesamiento neuronal


Los impulsos nerviosos generados en el oído interno contienen (en forma codificada)
información acerca de la amplitud y el contenido espectral de la señal sonora, estos dos
parámetros están representados por la tasa de impulsos y la distribución de los mismos en las
distintas fibras, respectivamente.

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Las fibras nerviosas aferentes llevan esta información hasta diversos lugares del cerebro. En
éste se encuentran estructuras de mayor o menor complejidad, encargadas de procesar distintos
aspectos de la información.
Por ejemplo, en los centros “inferiores” del cerebro se recibe, procesa e intercambia información
proveniente de ambos oídos, con el fin de determinar la localización de las fuentes del sonido en el
plano horizontal, mientras que en los centros “superiores” de la corteza existen estructuras más
especializadas que responden a estímulos más complejos. La información transmitida por el
nervio auditivo se utiliza finalmente para generar lo que se conoce como “sensaciones”.
Se podría por tanto pensar que el modelo perceptual ideal es aquel que simula, en términos de
los procesos físicos y fisiológicos, todas las etapas del sistema auditivo, incluyendo la etapa de
procesamiento neural en el cerebro. Sin embargo, la comprensión que se tiene acerca de lo que
ocurre en las estructuras cerebrales es muy limitada, especialmente en lo relativo a los centros
“superiores” del cerebro. Por lo tanto, es necesario recurrir a la descripción psicoacústica de los
fenómenos perceptuales y de las sensaciones.

3.5 La pérdida de audición


El umbral de audibilidad varía mucho dependiendo de las personas, incluso puede afectar el
estado de ánimo de cada una de ellas. La exposición al ruido también puede producir una
reducción temporal de la sensibilidad del oído e incluso si la exposición es continua provocará una
reducción permanente.
Por debajo de las audiofrecuencias encontramos los infrasonidos (menos de 16 Hz) mientras
que por encima se encuentran los ultrasonidos (más de 20.000 Hz).
El oído es capaz de distinguir 325 grados de intensidad, cerca de 340.000 valores desde las
localizaciones de la membrana basilar al nervio auditivo y por último al cerebro. En este proceso,
la suma de todas las frecuencias percibidas concluye en la sonoridad.
Cuando se produce la audición simultánea de dos sonidos, uno más fuerte y otro más débil,
puede dejar de oírse este último debido a lo que se denomina enmascaramiento. Dificulta la
audición del sonido más débil y el sonido más fuerte también es erróneo, lo que ocasiona
problemas para la localización de la fuente sonora.
Teniendo en cuenta estos aspectos nos centramos en un umbral superior ya que la audición de
las frecuencias altas disminuye a partir de los 30 años. La frecuencia más alta que se puede
escuchar es de 20.000 Hz, en casos especiales se puede llegar a los 25.000 Hz, pero en personas
mayores de 40 o 50 años raramente alcanzan oír los 15.000 Hz. Por lo general, el límite de
frecuencias se sitúa alrededor de los 10.000 Hz. A la pérdida de agudeza auditiva se le llama
presbiacusia.
La sordera conductiva se produce por obstrucciones o trastornos del oído externo, ya sean otitis
externas, medias (hipoacusia de transmisión), incluso del oído interno (hipoacusia de recepción).
La hipoacusia no es una sordera permanente simplemente debilita la sensibilidad del oído.
La paracusia es la alteración en la percepción del oído. La sordera puede producirse por una
acusada elevación del umbral de audibilidad a causa de exposiciones prolongadas y continuas a
niveles sonoros elevados.

4. CONCLUSIÓN
A lo largo del desarrollo del tema hemos revisado los aspectos más fundamentales de la
percepción auditiva, la fisiología y anatomía del oído y de los primeros elementos de la vía
sensorial, quedando claro que las propiedades del órgano sensorial, así como las de la red

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neuronal que conforma el sistema nervioso, participan activamente en dar forma al escenario
auditivo que percibimos.
Nosotros como educadores hemos de dar importancia a la educación del oído para conseguir
un desarrollo musical completo tanto a nivel de discriminación auditiva como de audición activa
en nuestros alumnos. Ello repercutirá directamente en la interpretación, creación musical y
audición de obras musicales en torno al eje de percepción.
Dentro del aula, hemos de seleccionar una serie de recursos que nos permita la exploración e
investigación auditiva. Las cualidades del sonido constituirán un aspecto fundamental en la forma
y reconocimiento de las obras.
Para terminar mencionaremos una cita importante de Olga Aguirre de MENA:
“En el mundo sonoro, distinguimos tres procesos: oír, escuchar y comprender”.

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5. GUIÓN-RESUMEN

LA AUDICIÓN: PERCEPCIÓN, PSICOLOGÍA, MEMORIA Y ANÁLISIS


La generación de sensaciones auditivas en el ser humano es un proceso extraordinariamente
complejo, el cual se desarrolla en tres etapas básicas:
- Captación y procesamiento mecánico de las ondas sonoras.
- Conversión de la señal acústica (mecánica) en impulsos nerviosos, y transmisión de dichos
impulsos hasta los centros sensoriales del cerebro.
- Procesamiento neuronal de la información codificada en forma de impulsos nerviosos.

La percepción
Fases del proceso de percepción:
a. Fase de estimulación:
- Una fuente u objeto produce una vibración.
- Transmisión de ondas sonoras a través del aire, líquidos o sólidos.
- Captación de dichas ondas por el oído externo.
b. Fase de excitación:
- En el oído medio e interno se transforman las ondas de presión en impulsos sonoros.
- Estos impulsos nerviosos se mandan al cerebro donde se produce la sensación de
sonido
Regiones o partes del sistema auditivo:
a. La región periférica: en la cual los estímulos sonoros conservan su carácter original de
ondas mecánicas hasta el momento de su conversión en señales electroquímicas.
b. La región central: en la cual se transforman dichas señales en sensaciones.

Fenómenos sonoros

a. Sonido.
b. Ruido.
c. Tonos.
d. Silencio.

Percepción de la altura y de la intensidad

- La frecuencia de un sonido está representada por el sitio de la cóclea donde se originan las
neuronas que éste excita, y su amplitud por la intensidad de la descarga de estas neuronas
y también por el número total de neuronas que se activan. La actividad de las neuronas
aferentes es entonces una función de la intensidad y de las magnitudes relativas de las
diferentes frecuencias que componen un sonido.

La frecuencia

- Es una medida que indica el número de repeticiones de cualquier fenómeno o suceso


periódico en una unidad de tiempo. La frecuencia se relaciona directamente con la

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longitud de onda. El oído humano es capaz de percibir frecuencias entre 20 y 20.000 Hz,
aunque va disminuyendo por la edad. Esta respuesta en frecuencia se conoce como
audiofrecuencia, pero el espectro sonoro es más amplio.

La intensidad

- Se define como la cantidad de energía acústica que atraviesa por segundo una
superficie que contiene un sonido. Está determinada por la amplitud, la superficie, la
distancia y la naturaleza del medio elástico. El umbral de intensidad de cada persona
varía, el umbral de audición se encontraría entre 0 y 5 db mientras que el umbral de
dolor estaría en 130 db.

Psicología de la audición
- En el último análisis los cambios temporales se procesan en los centros cerebrales
superiores de la corteza cerebral, permitiendo detectar los atributos de la información
auditiva y, en última instancia, lo que denominamos mensaje auditivo. Los aspectos más
complejos de la música, como la melodía, la armonía, el contrapunto, etc., se integran en
este nivel.

La música y el desarrollo psicológico

- Mediante determinados análisis experimentales se demuestra que los alumnos sobre


todo en la etapa de Educación secundaria, son capaces de interesarse, investigar y
recuperar el pasado y presente musical desde la propia sociedad de consumo actual.
Utilizando como herramienta de trabajo un elemento familiar y cercano: los medios de
comunicación de masas.
- Son muy importantes los factores de tipo cultural y auditivo. Toda audición se ve marcada
por una fuerte carga psicológica y a su vez, por factores culturales que se han ido
experimentado a lo largo de la vida.

Tipos de escucha

P. Schaeffer distingue tres tipos de escucha:


- Escucha causal
- Escucha semántica.
- Escucha reducida.
Aarón Copland distingue:
- Plano sensual.
- Plano expresivo.
- Plano musical.

La apreciación musical

- En primer lugar debe aplicarse a la capacidad para relacionarse con el fenómeno musical,
sin la necesidad de ejecutar ningún otro acto musical más que el disfrute y mediana
comprensión de la audición musical. Se pretende un acercamiento a la música de tal forma
que ésta no deje impasible al oyente, sino que provoque una respuesta emocional, del tipo
que sea.

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Tipos de oído

a. oído interno.
b. oído absoluto.
c. oído relativo.

Música y cerebro

- Al escuchar música, se activan diversos centros repartidos por el cerebro, incluidos los
centros que están involucrados en otro tipo de cognición. Estas zonas activas o centros
varían según la experiencia y formación musical de cada persona. El oído cuenta con
menos células sensoriales (3500 células ciliares internas) que otros órganos sensoriales. La
música entraña mayor complejidad que un sonido aislado. Consiste en una secuencia de
sonidos cuya percepción depende de la comprensión de las relaciones entre ellos. Diversas
áreas del cerebro participan en el procesamiento de los diversos componentes de la
música.

Música, cerebro y emociones

La música también involucra la emoción tanto en lo que se percibe como en lo que se ejecuta o
canta.

Estudios relacionados

- Las nuevas tecnologías permiten llevar al aula recursos electroacústicos que pueden
aproximarnos, en muchos aspectos, a la precisión alcanzada en estos estudios. Se pueden
relacionar, por ejemplo, los diferentes tipos de oído absoluto con la edad de comienzo de la
educación musical, con el primer instrumento que se estudió o con la metodología que se
aplicó en sus estudios de lenguaje musical.
- Los trabajos empíricos que relacionan la audición absoluta con diferentes habilidades
musicales, son un campo de investigación de una gran riqueza desde el punto de vista
pedagógico.

La memoria
- “Se entiende por memoria el efecto ulterior de procesos que transcurrieron anteriormente
y que son vividos por el sujeto con el conocimiento de que se trata de impresiones que se
tuvieron antes”.

Las manifestaciones de la memoria

a. Registro de información.
b. Conservación de información.
c. Proceso de recuperación.

Tipos de memoria

a. Memoria inmediata.
b. Memoria a corto plazo.
c. Memoria a largo plazo.

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El análisis
- En el análisis de la audición, quedarán patentes los parámetros físicos (frecuencia, tiempo,
forma de onda) y las características del sonido (timbre, altura, intensidad y duración).

ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL OÍDO

El oído externo
- El oído externo está formado por el pabellón auricular u oreja, el cuál dirige las ondas
sonoras hacia el conducto auditivo externo a través del orificio auditivo. La función del
oído externo es la de recoger las ondas sonoras y encauzarlas hacia el oído medio.

El oído medio
- El oído medio está constituido por una cavidad llena de aire, dentro de la cual se
encuentran tres huesecillos, denominados martillo, yunque y estribo, unidos entre sí de
forma articulada.
- Los sonidos, formados por oscilaciones de las moléculas del aire, son conducidos a través
del conducto auditivo hasta el tímpano. Las vibraciones del tímpano se transmiten a lo
largo de la cadena de huesecillos, que opera como un sistema de palancas, de forma tal
que la base del estribo vibra en la ventana oval. Este huesecillo se encuentra en contacto
con uno de los fluidos contenidos en el oído interno.

Oído interno
- El oído interno representa el final de la cadena de procesamiento mecánico del sonido, y
en él se llevan a cabo tres funciones primordiales: filtraje de la señal sonora, transducción y
generación de impulsos nerviosos.
- En él se encuentra la cóclea o caracol. El interior del conducto está dividido en sentido
longitudinal por la membrana basilar y la membrana de Reissner, las cuales forman tres
compartimientos o escalas. En el órgano de Corti, se pueden distinguir dos tipos de células
ciliares: internas y externas.
- El sonido propagado a través del oído externo y medio llega hasta la cóclea, donde las
oscilaciones en los fluidos hacen vibrar a la membrana basilar y a todas las estructuras que
ésta soporta

Procesamiento neuronal
- Los impulsos nerviosos generados en el oído interno contienen (en forma codificada)
información acerca de la amplitud y el contenido espectral de la señal sonora, estos dos
parámetros están representados por la tasa de impulsos y la distribución de los mismos en
las distintas fibras, respectivamente.

La pérdida de audición
- Por debajo de las audiofrecuencias encontramos los infrasonidos (menos de 16 Hz)
mientras que por encima se encuentran los ultrasonidos (más de 20.000 Hz). A la pérdida
de agudeza auditiva se le llama presbiacusia. La sordera conductiva se produce por
obstrucciones o trastornos del oído lo que conocemos como hipoacusia que no es una
sordera permanente simplemente debilita la sensibilidad del oído. La paracusia es la
alteración en la percepción del oído. La sordera puede producirse por una acusada
elevación del umbral de audibilidad a causa de exposiciones prolongadas.

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6. BIBLIOGRAFÍA
- BUSTO, I.: Discriminación auditiva y logopédica.
- COPLAND, A.: Cómo escuchar música. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 1985
- DEMBER, W.N.: Psicología de la percepción. Ed. Alianza psicológica. Madrid, 1990.
- GANONG, W. F.: Fisiología médica. Ed. El Manual Moderno. México, 1988.
- MANEVEAU, G.: Música y Educación. Ed. Rialp. Madrid, 1993.
- MARINA, J. A.: Teoría de la inteligencia creadora. Ed. Anagrama. Barcelona, 1994.
- MARTENOT, M.: Principios fundamentales de formación musical y su aplicación. Música y
Educación, 1995.
- MATLIN, M., FOLEY, H.: Sensacion y Percepción. Ed. Prentice may Hispanoamericana S.A.
Mexico, 1989.
- R. D. 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas
correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria.
- SCHAFFER, M.: Limpieza de oídos. Ed. Ricordi. Buenos Aires, 1967.
- SCHIRFFMAN, R.: La percepcion sensorial. Ed. Limusa. México, 1998.
- ZWCKER, E. y FASTL, H.: Psychoacoustics: Facts and Models. Ed. Springer. Berlín, 1990.

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