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ÍNDICE:
12.1. Orientación general.
12.2. Clases de negocios bancarios y fórmulas de organización.
12.3. Clases de operaciones bancarias
12.3.1. Operaciones pasivas
12.3.2. Recursos propios o patrimonio neto
12.3.3. Operaciones activas o de inversión
12.3.4. Operaciones de prestación de servicios
12.2.3. La cuenta de resultados en una entidad bancaria
12.4. La cuenta de resultados de una entidad financiera.
12.5. Análisis bancario: principales ratios
12.4.1. Análisis temporal, causal y espacial.
12.4.2. Análisis de rentabilidad
12.4.3. Eficiencia y productividad.
12.4.4. Estructura y evolución del balance.
12.4.5. Cuota de mercado
12.4.6. Morosidad
12.4.7. Liquidez
12.4.8. Adecuación de capital
12.6. Ideas básicas.
12.7. Glosario de términos.
12.8. Ejercicios de autoevaluación.
12.9. Bibliografía
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El proceso de innovación tecnológica, la aparición de nuevos productos
y mercados, el avance de la inversión institucional y, en definitiva, la relevancia
de los mercados de valores en la canalización del ahorro han provocado
cambios en la actividad desempeñada tradicionalmente por este grupo de
entidades, amenazadas por una mayor competencia y un mayor poder de la
demanda.
La crisis financiera iniciada en 2008 ha tenido graves consecuencias en
la economía española que ha desembocado en una reestructuración del
sistema bancario español. En 2018 continúa el descenso del número de
empleados y oficinas, con caídas interanuales en el entorno del 3 % y el 4 %,
respectivamente. El proceso de ajuste de capacidad productiva del sistema
bancario español alcanza los diez años, y la reducción de oficinas respecto a
los máximos de 2008 supera el 40 %, mientras que la de empleados supera el
32%.
Por otro lado, los estados contables -balance y cuenta de resultados- de
estas entidades poseen unas características diferentes del resto de las
empresas, e incluso están sometidos a una normativa contable distinta. Esta
información global de la entidad debe ser complementada con datos sobre su
funcionamiento y gestión interna, con el fin de conocer los resultados
individualizados de cada actividad, negocio, producto o cliente.
El objetivo de este tema es conocer el tipo de actividades, negocios y
operaciones activas y pasivas de las entidades bancarias así como ofrecer al
alumno herramientas de análisis necesarias para poder interpretar la
información económico-financiera de las entidades bancarias reflejada en sus
estados contables, para así poder juzgar su rentabilidad, eficiencia y
productividad, tanto a nivel global como por áreas o segmentos.
PREGUNTAS INICIALES
¿Cuáles son los principales negocios en los que suele especializarse una
entidad bancaria?
¿De qué elementos se compone la cuenta de resultados bancaria y qué
significado tiene cada uno de los márgenes de resultados?
¿Qué ratios nos permiten medir la rentabilidad, productividad, eficiencia,
morosidad, liquidez o adecuación de capital de las entidades bancarias?
¿Qué tipo de análisis y comparativas se pueden hacer con dichas ratios?
¿Cómo evaluar la evolución de una entidad de depósito?
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bancarias tienden a especializarse vocacionalmente en negocios o sectores
concretos. Así, por ejemplo, las cajas de ahorro, las cooperativas de crédito y
determinados bancos regionales se caracterizan por operar,
fundamentalmente, en un territorio o región captando ahorro popular, para
después prestarlo a familias y PYME, dirigiendo el excedente obtenido hacia
los mercados de capitales. Este negocio es lo que normalmente se denomina
banca al por menor, minorista o personal, y es el desarrollado típicamente
por la banca española y, en especial, por las cajas de ahorro y cooperativas de
crédito.
La banca al por menor se caracteriza por ofertar a sus clientes una
serie de servicios tradicionales y poco sofisticados, contar con una numerosa
red de sucursales que actúa como barrera de entrada frente a nuevos
competidores y especializarse en áreas geográficas concretas con una clientela
fiel con la que establece relaciones muy personales.
Su clientela está formada por pequeños ahorradores-familias de renta
baja y media-, PYME y corporaciones locales. Los márgenes de intermediación
o de intereses con los que operan son más elevados que en otros tipos de
actividad bancaria y suelen tener un nivel de riesgo bastante diversificado por
el elevado número de clientes, aunque también están sometidos a una mayor
concentración de operaciones en su área geográfica de actuación.
Por su parte, algunos grandes bancos con proyección internacional
desarrollan un tipo de banca corporativa, de empresas o al por mayor
dirigida a financiar a empresas relativamente grandes, tanto en sus
operaciones nacionales como internacionales. Aquí existen menores barreras
de entrada, pues los servicios se pueden prestar sin necesidad de disponer de
una sólida red de oficinas, por lo que la competencia es mayor, tanto por el
lado de la demanda como por el lado de la oferta. Se requiere un mayor grado
de innovación, agilidad operativa y control de costes para ofrecer productos y
servicios de calidad a buen precio. Además, la clientela es más exigente y tiene
mayor poder de negociación, siendo habitual que las grandes empresas
trabajen con varias entidades a la vez.
Los servicios más comunes son la gestión de tesorería, la obtención de
financiación mediante crédito u otros tipos de deuda (pagarés, repos, créditos
sindicados…), cobertura de riesgo de cambio y de tipo de interés, emisión de
valores y líneas de crédito, avales y garantías. Las operaciones que realizan
con sus clientes son menos numerosas y más sofisticadas, pero de gran
volumen y, generalmente, a corto plazo.
La llamada banca privada es un negocio que se concentra en clientes
de elevado nivel de renta a los que se ofrecen operaciones tradicionales
(gestión de pagos y cobros), depósitos y préstamos, junto con otras más
sofisticadas de inversión en mercados financieros. Se caracteriza por una
atención individualizada, el diseño de productos a medida y un planteamiento
de la relación con el cliente a medio y largo plazo. Como ejemplos de entidades
bancarias especializadas en banca privada tenemos a Banif, Privanza, March,
y Popular Banca Privada.
Por último, la banca de inversión se dirige a ayudar a empresas y
gobiernos a obtener financiación, encargándose la entidad de colocar en su
nombre las emisiones de capital o deuda en los mercados financieros,
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pudiendo asegurarles, además, un precio de salida o la venta de toda la
emisión. También realizan actividades complementarias como el
asesoramiento financiero en fusiones y adquisiciones de empresas,
negociación de valores por cuenta ajena y propia, gestión de activos de
grandes inversores institucionales (fondos de pensiones de empresa, por
ejemplo), y asesoramiento a personas de elevada renta y a instituciones.
En general, para atender toda esta variedad de productos, clientes y
negocios, las entidades bancarias han ido adaptando sus modelos
organizativos pasando de sistemas excesivamente centralizados y verticales,
hacia modelos más flexibles adaptados a las nuevas circunstancias, contando
para ello con un personal altamente cualificado. Actualmente, la estructura de
las entidades está orientada al mercado, ofreciendo servicios especializados a
clientes, y organizadas por unidades de negocio.
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Cuadro 1. Balance de una entidad bancaria
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Junto a estos factores, fruto de las alteraciones sufridas por nuestro
sistema financiero en las últimas décadas, nos encontramos también con un
elemento sociológico que ha influido en el desarrollo de nuevos productos
bancarios: cada vez más los clientes están mejor informados y más formados,
y adoptan una actitud más activa y exigente frente a las entidades financieras.
Ante este panorama, las entidades han diseñado fórmulas atractivas muy
diversas con las que captar el ahorro disponible y evitar así la posible pérdida
de cuota de mercado frente a sus competidores. Esta nueva visión comercial
les ha llevado también a realizar estudios de mercado y de demanda, a dar
mayor importancia a la publicidad y a la promoción de sus productos, y a
revisar sus tradicionales sistemas de distribución.
Otro elemento que ha influido en esta transformación y en el creciente
desarrollo de la producción bancaria ha sido la evolución de la regulación
financiero-fiscal. La práctica habitual ha consistido en idear o potenciar
productos financieros con una elevada rentabilidad financiero-fiscal. Así,
surgieron los bonos de cupón cero, las cédulas hipotecarias, las cesiones
temporales de activos, los seguros de prima única y otra serie de activos
financieros que, aprovechando las ventajas fiscales, permitieron la canalización
de grandes volúmenes de ahorro hacia las entidades de depósito. De igual
forma, desde principios de los noventa las entidades bancarias han entrado
activamente en la distribución de fondos de inversión y de pensiones debido al
atractivo fiscal que dichos productos presentaban.
Podemos clasificar las operaciones de las entidades bancarias en cuatro
grandes categorías:
1. Pasivas o de captación de recursos.
2. Activas o de inversión de recursos.
3. Patrimonio neto o recursos propios
4. Servicios a la clientela.
Las operaciones pasivas son aquellas mediante las cuales los bancos
reciben disponibilidades monetarias y financieras de sus clientes, y de otras
entidades crediticias para aplicarlas a sus fines propios. Constituyen el volumen
principal de su financiación, canalizando los recursos de ahorro hacia las
distintas operaciones activas o de inversión. Son los más cuantiosos, dado que
el fin último de una entidad bancaria es tomar dinero prestado para, a su vez,
prestarlo.
A través de las operaciones activas o de inversión las entidades
materializan los recursos captados con el fin de obtener el máximo beneficio.
Este vendrá determinado por la diferencia entre el tipo de interés que cobran
las entidades de crédito por prestar el dinero y el tipo de interés que pagan por
los recursos que captan de los ahorradores y los costes operativos o de
gestión.
Las operaciones activas o de inversión son aquellas mediante las cuales
las entidades conceden a sus clientes sumas de dinero o disponibilidad con
cargo a los fondos que han recibido de otros clientes o con cargo a sus propios
recursos financieros.
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como se estudiará más adelante, se consideran recursos propios otras partidas
que se caracterizan por la obtención de una financiación permanente por la
entidad de crédito. A diferencia de lo que ocurre en empresas no financieras,
en los bancos el grado de apalancamiento (relación entre recursos
ajenos/recursos propios) es mucho más elevado puesto que su función básica
es tomar dinero prestado para prestar y solo mantendrán los recursos propios
necesarios para cubrir los riesgos asumidos en las operaciones activas y
cumplir con la normativa de solvencia vigente.
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A grandes rasgos y dentro del primer grupo, se encuentran:
- Las cuentas corrientes o a la vista, con plena liquidez y disponibilidad
para canalizar hacia ellas cualquier flujo de dinero, de pago o cobro, utilizando
las operaciones típicas de transferencia y giro contra dichas cuentas. Es un
contrato bancario mediante el que la entidad de crédito recibe fondos del
cliente, disponibles por este en cualquier momento, pudiendo incrementarse
por sucesivas entregas o ser retirados por disposiciones, bien en efectivo o
mediante abonos o adeudos por otros conceptos. Quizá sea el producto
bancario más tradicional y tiene como característica diferenciadora del resto de
las cuentas bancarias la disponibilidad inmediata del saldo a favor del titular de
la cuenta.
A través de una cuenta corriente bancaria, la entidad presta lo que se
denomina "servicio de caja", que consiste en una serie de operaciones como
domiciliación de recibos y efectos, transferencias, cobros, y servicios de
cheques y tarjetas de crédito. De esta forma, el banco actúa como agente de
pagos y cobros de su cliente y administrador, en general, de su dinero.
- Las cuentas de ahorro tienen prácticamente las mismas
características que las cuentas corrientes. Tienen su razón de ser en el ahorro
de las economías domésticas registrando en ellas movimientos de
imposiciones y reintegros de efectivo. La intencionalidad del cliente es
mantener sus saldos durante mayor tiempo. Las operaciones en estas cuentas
se documentan en libretas o cartillas de ahorro que son nominativas e
intransferibles. Esta idea de solo imposiciones y reintegros ha ido
desapareciendo, realizándose en la actualidad otras muchas operaciones.
- Las imposiciones a plazo fijo o depósitos a plazo (también
conocidas como IPF) constituyen una modalidad más del depósito irregular,
caracterizada porque el depositante se compromete a mantener sus fondos por
un periodo de tiempo previamente pactado con la entidad bancaria, recibiendo
a cambio unos intereses más elevados que en los casos de cuentas corrientes
y cuentas de ahorro. No obstante, en la mayoría de los casos se puede
disponer de los fondos con anterioridad a la fecha de vencimiento con una
penalización sobre los intereses devengados, que es negociable con la entidad.
- La naturaleza jurídica de los certificados de depósito coincide con las
imposiciones a plazo fijo. Son resguardos acreditativos de depósitos a plazo fijo
que incorporan el derecho a percibir de la entidad emisora el principal de la
emisión y sus intereses en la fecha, forma y cuantía convenidas. Se trata de un
documento que puede ser transmitido mediante endoso o por cualquier otro de
los medios admitidos en Derecho. Junto al mercado primario, existe un
mercado secundario donde se negocian estos certificados, que tiende a facilitar
la negociabilidad y liquidez a estos títulos.
Junto a estos depósitos, las entidades bancarias ofrecen al público otras
formas de captación de ahorro a corto plazo como es la emisión de letras de
cambio, emitidas al descuento, libradas por la entidad y aceptadas por un
cliente. Los repos de deuda pública son operaciones en las que una entidad
de crédito recibe fondos para invertirlos, por cuenta de sus clientes, en activos
financieros de deuda pública, comprometiéndose en la fecha señalada en el
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contrato, y al precio y rentabilidad estipulados, a efectuar la recompra. En
definitiva, la entidad bancaria cede durante un periodo de tiempo (15 días, un
mes, etc.) títulos de deuda pública a un precio pactado, al final del cual se
obliga a recomprar el activo a un precio superior. La diferencia de precios será
la rentabilidad que obtenga el cliente.
EJEMPLO
Supongamos que un cliente invierte 6.000 euros en una imposición a un
mes y a un tipo de interés del 2%. La entidad bancaria a cambio de los fondos
recibidos cederá al cliente, con pacto de recompra en la fecha de vencimiento
de la operación títulos de deuda pública (Obligaciones, Bonos del Estado o
Letras del Tesoro) por ese importe. Al cabo de un mes, la entidad bancaria
recomprará al cliente la deuda cedida con anterioridad, abonándole 6.010
euros (6.000 + 10). Estas son las denominadas "operaciones repos",
operaciones con pacto de recompra, que normalmente suelen estar
materializadas en deuda del Estado o de alguna comunidad autónoma. Señalar
por último que en estas operaciones, al ser el cliente de la entidad bancaria
titular de la deuda pública durante el tiempo pactado tiene la garantía del
Estado, y sus rendimientos no están sujetos a retención fiscal.
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1. Productos estructurados de renta fija y divisas: diseñados e
intermediados por mayoristas, pero dirigidos a instituciones financieras y
empresas de tamaño generalmente grande.
2. Productos estructurados de renta variable: diseñados e
intermediados básicamente por mayoristas, pero dirigidos de forma final
al inversor minorista. Este tipo de productos suelen estar indexados a
diversos activos y referencias como tipos de interés, fijo o variable
(Euribor o Libor), la inflación, el tipo de cambio, generalmente dólar o
euro, índices bursátiles (Dow Jones, SP500, Bies, Nikkei, etc.), acciones
o cesta de acciones y fondos de inversión.
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cuotas participativas en el caso de las cajas de ahorros), en igualdad de
condiciones con cualquier otra serie de participaciones preferentes, y por
detrás de todos los acreedores comunes y subordinados.
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- Descuentos comerciales.
- Anticipos sobre documentos.
- Cartera de valores: de renta fija (privada o pública); de renta
variable (inversión o negociación).
- Inmovilizado.
Crédito y Préstamo
El préstamo bancario puede definirse como un contrato por el que el
banco entrega una cantidad determinada de dinero, mediante abono en una
cuenta bancaria, obligándose el prestatario a restituirlo en el plazo convenido
junto con los intereses y comisiones pactados. Por su lado, el crédito bancario
es un contrato por el cual el banco se obliga, dentro de un límite pactado y
mediante la percepción de una comisión, a poner a disposición del cliente las
sumas de dinero que este solicite. La instrumentación de este contrato es
similar al préstamo.
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La empresa se compromete con el proveedor, llegado el vencimiento, a
abonarle el importe de la venta porque, en caso contrario, la entidad bancaria
cargaría dicho importe en la cuenta del proveedor.
El vencimiento de los efectos comerciales, dependiendo del sector
económico, se encuentra entre los treinta y noventa días.
Conviene señalar también que las operaciones bancarias de descuento
no se realizan sólo sobre las letras de cambio, sino también sobre recibos
emitidos de operaciones generalmente mercantiles. Se admiten también al
descuento cheques bancarios y de cuentas corrientes, billetes de lotería
premiados, certificaciones de obra, certificaciones de subvenciones, etc.
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EJEMPLO
Una entidad bancaria ofrece para una inversión de 1.000.000 de euros a
un plazo de un mes un tipo de interés nominal del 5%. La Tasa Anual
Equivalente (T.A.E.) sería el 5,12%. Si reinvirtiéramos los rendimientos
obtenidos el primer mes más el principal al mismo plazo y al mismo tipo de
interés e hiciéramos lo mismo durante los 12 meses consecutivos hasta
completar el año, el interés anual obtenido habría sido el 5,12%.
Cartera de valores
La cartera de valores de una entidad es una fuente de ingresos, pero
también de exposición al riesgo. De ahí que sea necesario conocer no sólo el
volumen de su cartera, sino también su composición a la hora de enjuiciar la
calidad de la misma. Suele subdividirse la cartera en los siguientes tipos:
- Cartera de negociación. Se trata de valores de renta fija y variable cuya
finalidad es el aprovechamiento de los movimientos a corto plazo del
mercado. Se valora a precios de mercado.
- Cartera de inversión ordinaria. Es una cartera de valores de renta fija y
variable en la que se incluyen todas las inversiones no calificadas. Se valora
a precio de adquisición, aunque es usual que se doten provisiones para el
fondo de fluctuación de valores.
- Cartera de inversión a vencimiento. Incluye los valores de renta fija que
una entidad mantendrá hasta su vencimiento.
- Cartera de participaciones permanentes. Incluye valores de renta
variable destinados a servir de forma duradera a los fines de la entidad de
crédito. Estos valores no se consideran expuestos al riesgo de mercado,
pero como se valoran a precio de adquisición son objeto de dotación para
fondos de provisión.
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12.3.4. Operaciones de prestación de servicios
Son operaciones que consisten en la realización de actividades por
cuenta de terceros como las siguientes:
1. Servicios de tesorería: de caja (cobros y pagos), de compensación,
domiciliaciones (de recibos, de tasas, letras, etc.) y transferencias de
efectivo.
2. Otros servicios u operaciones financieras como: operaciones de leasing,
seguros, planes de pensiones, fondos de inversión...
3. Servicios de inversión: colocación y aseguramiento de emisiones, estudios
sobre procesos de fusión o absorción de empresas, OPA, etc.
4. Informes a la clientela: sobre operaciones de inversión, de comercio
exterior, informes comerciales, etc.
5. Asesoramiento en ámbitos muy diversos (jurídico, financiero,...).
6. Servicios vinculados a operaciones con valores mobiliarios:
suscripciones, operaciones de depósito y administración de los títulos,
operaciones de compra ventas en bolsa...
7. Gestiones de cobro y aceptación de efectos, certificaciones, etc.
8. Otros: cajeros automáticos, tarjetas de crédito, pago de nóminas, cheques
de viaje, alquiler de cajas de seguridad, etc.
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Además, las cuentas de resultados suelen presentarse con tres
columnas, una recoge los datos referentes al año (trimestre) en curso y la otra
los datos del año (trimestre) anterior y la tercera la evolución.
El modelo escalar se suele dividir en dos partes, en las que destacan
los siguientes márgenes:
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Cuadro 2: Cuenta de resultados en cascada
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Cuadro 3: Cuadro de Pérdidas y Ganancias consolidada. Entidades de
depósito.
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3. Análisis de rentabilidad y sensibilidad.
4. Análisis de eficiencia y productividad.
5. Análisis de riesgos (se expondrá en el capítulo siguiente).
12.5.1. Análisis temporal, causal y espacial
El análisis temporal trata de analizar la evolución de una magnitud en
el tiempo. En nuestro caso, se estudia el crecimiento experimentado por la
cuenta de pérdidas y ganancias y el balance en dos años consecutivos. Los
instrumentos que se utilizan para lograr este objetivo son las llamadas ratios de
crecimiento, referidos tanto a las cifras del balance y a la cuenta de pérdidas y
ganancias.
El análisis causal analiza los motivos que han producido el aumento o
disminución de los resultados finales puestos de manifiesto en el análisis
temporal. Esta clase de análisis suele centrar su atención en el margen de
intereses. El hecho de haber aumentado o disminuido el margen de intereses
respecto al año anterior puede ser debido a tres circunstancias diferentes:
a) Cambios en los precios (los intereses obtenidos y pagados por el lado del
activo y pasivo, respectivamente) también denominado efecto precio;
b) Modificaciones en la estructura del balance de la entidad, efecto cantidad;
c) Ambos efectos de forma conjunta.
El análisis causal trata de averiguar, precisamente, qué partidas del balance
han generado beneficios y pérdidas, sirviendo de ayuda para la toma de
decisiones futuras del gestor.
EJEMPLO
Para entender mejor el análisis causal se va a plantear un sencillo
ejemplo. Supongamos que una entidad de crédito en su primer año de
actividad otorga préstamos al 7% por una cuantía de 2.000 €, lo que supone
unos resultados brutos de 140 €. El segundo año concede préstamos por un
importe de 3.200 € a un tipo medio del 9%, lo que significa unos resultados
brutos de 288 €. La diferencia de resultados (288 – 140 =148) se deberá, por
una parte, a un aumento de la actividad (se ha pasado de 2.000 € a 3.200 €
prestadas) y, por otra, a un aumento de los precios (el tipo de interés ha
pasado del 7% al 9%)
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El análisis espacial trata de establecer una comparación entre la
entidad y otras entidades de depósito del país o del extranjero. Para que la
comparación en términos absolutos sea correcta es necesario que las
entidades a comparar sean similares en cuanto a tamaño, actividad, estructura,
etc. y si no es así se recurre a un análisis en términos relativos (porcentaje
sobre los activos totales medios o los ingresos) para poder establecer
comparaciones reales y objetivas.
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actividad principal se basa mayoritariamente en la elevada relación entre los
recursos ajenos del público y el capital aportado por los accionistas. De ahí,
que este factor sea el que contribuya en mayor medida a elevar la rentabilidad
financiera de las entidades.
Ahora bien, si las entidades se apalancan excesivamente corren el
riesgo de que sus fondos propios no sean suficientes para responder a los
riesgos asumidos en la actividad financiera (crédito, mercado, liquidez, etc.).
Por ello, las autoridades monetarias en una actitud conservadora tratan de
limitar ese peligro obligando a las entidades a poseer un volumen mínimo de
recursos propios en función de los riesgos asumidos. Así pues, el
apalancamiento financiero, que en principio es un factor interno de gestión
ligado a la política de riesgo de la entidad, posee un límite legal de obligado
cumplimiento que condiciona la actuación de las entidades.
Del mismo modo que el margen comercial y la rotación están ligados
mutuamente, la rentabilidad financiera y económica aparecen íntimamente
relacionadas. Si la entidad opta por una política arriesgada, como, por ejemplo,
incrementando los préstamos al consumo y los créditos a PYME, el beneficio
aportado por un mayor margen de ingresos -y, por tanto, por una mayor
rentabilidad del activo- se ve parcialmente compensado por un menor
apalancamiento financiero (al exigirle la normativa a la entidad un mayor
volumen de recursos propios). Las limitaciones legales impuestas al
apalancamiento financiero se aplican de forma indirecta a través del coeficiente
de recursos propios mínimos o solvencia1.
SOLVENCIA RIESGO
RRPP
RENTABILIDA
D
1 Ello ha despertado el interés en las entidades bancarias hacia actividades que, siendo menos
arriesgadas, reporten beneficios adicionales sin suponer la inmovilización de recursos propios
(por ejemplo, la titulización de activos, como créditos hipotecarios u otros derechos de cobro
que se colocan por el banco entre sus clientes trasladándoles con ello el riesgo de insolvencia
del beneficiario del crédito).
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A la hora de evaluar la rentabilidad de una entidad bancaria y compararla con
sus competidoras o con las obtenidas en años anteriores, un factor
importantísimo a tener en cuenta son los riesgos en los que ha incurrido la
entidad para obtener los resultados reflejados en sus ratios de rentabilidad. Si
la gestión se evaluara únicamente en función de la rentabilidad podría ocurrir
que los elevados beneficios obtenidos fueran consecuencia de asumir riesgos
excesivos que, a medio plazo, pusieran en peligro la estabilidad y solvencia de
la entidad. Ambos índices, rentabilidad y riesgo, deben ser siempre analizados
de forma conjunta. Una elevada rentabilidad puede ser consecuencia de
excesivos riesgos, y viceversa. Por ello, hay que llegar a conocer, no sólo los
beneficios generados por el activo, sino también los peligros que conlleva
dicho activo, así como los mecanismos con los que cuenta la entidad para
cubrirlos y gestionarlos adecuadamente.
La ratio ROA o rentabilidad económica define la calidad con que las entidades
gestionan las inversiones de sus carteras, mientras que la ROE o rentabilidad
financiera mide los rendimientos teóricos que los accionistas obtienen por sus
inversiones en la entidad.
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Para medir la eficiencia de una entidad, en términos del coste de
transformación generado por unidad de producto, podemos establecer la ratio:
Gastos explotación/Margen neto
Análisis de productividad
Ratios tradicionales
Las ratios tradicionales de productividad empleadas habitualmente en
las técnicas de análisis bancario miden únicamente los aspectos cuantitativos
de la gestión. La mayoría de los estudios de productividad bancaria se centran
en los tres factores de costes básicos de una empresa financiera: empleados,
oficinas y cuentas.
Podemos definir como ratios de productividad cualquier combinación
que presente en el numerador una magnitud de producto y en el denominador
alguno de estos tres factores productivos. Los principales ratios de
productividad son:
- Número de depósitos por oficina.
- Número créditos por empleado.
Estas ratios indican si la entidad utiliza eficazmente todos los factores
productivos de los que dispone, es decir, si la combinación de factores es la
óptima para obtener el resultado final. Además, sirven tanto para la
planificación como para el análisis comparado en el espacio y en el tiempo.
Permiten al gestor seguir el desarrollo de su labor y tomar medidas que
solventen las deficiencias que se hayan puesto de manifiesto.
Ratios no tradicionales
Entre las ratios empleadas de forma menos habitual se encuentran
aquellos índices que, en lugar de tomar como de referencia una magnitud
stock, utilizan variables de flujos. Entre ellos están por ejemplo:
- Margen de resultados por empleado.
- Valor añadido por empleado.
Por su parte, los indicadores cualitativos tratan de medir aspectos más
personalizados de la gestión, relacionados con la política comercial y la
estrategia de servicio elegida por la entidad. De esta manera, se calcula la
cantidad de nuevos clientes conseguidos por un empleado en un período
concreto, el número de nuevos productos contratados por clientes habituales
de la oficina, el tiempo útil de trabajo por empleado o por oficina, el nivel de
absentismo laboral, el tiempo de adaptación a nuevos instrumentos financieros
y a técnicas informáticas, la puntualidad de los empleados, resultados de la red
de ventas, etc.
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12.5.4. Estructura y evolución del balance
A partir de los datos del balance de una entidad bancaria se pueden
analizar las magnitudes más relevantes y su estructura de inversión y
financiación (por ejemplo, en términos porcentuales). Así, podemos comparar
diferentes partidas relevantes del activo (créditos, valores,...) con el total del
activo; partidas relevantes del pasivo (depósitos, valores emitidos o préstamos
interbancarios recibidos) respecto al total del pasivo, y también de magnitudes
de activo y pasivo entre sí (por ejemplo la inversión crediticia sobre los
acreedores a corto plazo).
Inmovilizado Reservas
Total Total
El análisis del balance mediante ratios deberá hacerse tanto sobre los
datos disponibles del año objeto de análisis como de años anteriores.
Seguidamente, exponemos una serie de ratios frecuentemente utilizadas
en el análisis bancario.
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Ratios más habituales
CUOTA DE MERCADO EN CRÉDITOS: (Créditos entidad/Créditos del total del
sistema) x 100
CUOTA DE MERCADO EN DEPÓSITOS: (Depósitos entidad/Depósitos del
total del sistema) x 100
RECURSOS GESTIONADOS FUERA DE BALANCE POR EL GRUPO (fondos
de inversión, fondos de pensiones y seguros distribuidos por el grupo
financiero: volumen total y cuota de mercado)
12.5.6. Morosidad
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Figura 3: Ratio de créditos dudosos por sectores de actividad.
12.5.7. Liquidez
Por liquidez bancaria se entiende la capacidad de una entidad para
hacer frente a las necesidades puntuales de dinero en un momento preciso. Es
un aspecto difícil de evaluar y para ello es preciso conocer el perfil de los
vencimientos de las partidas de activo y pasivo, respectivamente, pero este
dato no figura en los balances. Sin embargo, sí es posible construir indicadores
de la capacidad potencial de las instituciones para hacer frente a sus deudas a
corto plazo. La ratio más utilizada, expresadas en porcentaje, son:
Análisis de la liquidez
1. INVERSIONES A CORTO: Inversiones a menos de 1 Año/ Total activo
La solvencia tiene que ver con la capacidad de las entidades para hacer
frente a los compromisos financieros a largo plazo y a las posibles pérdidas por
eventos inesperados o no. La solvencia depende, básicamente, de la existencia
de recursos propios suficientes como colchón para absorber pérdidas y para
garantizar los riesgos asumidos en sus operaciones de activo (préstamos e
inversiones).
La ratio de capital relaciona los recursos propios con el total de los
activos ponderados por sus riesgos y se expresa:
Ratio de Capital = (Recursos propios / Total de activos ponderados
por riesgos (APR)) x 100
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Cuanta menor sea la proporción de los recursos propios respecto al total
del balance, mayor será el apalancamiento financiero y menor el grado de
protección de la entidad de cara a posibles riesgos de fallidos en los activos.
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Las operaciones de prestación de servicios son actividades por cuenta
de terceros muy numerosas y diversas (servicios de cobros y pagos, depósito
de valores, asesoramiento, informes a la clientela, servicios de inversión, etc.).
Este tipo de operaciones no puede encuadrarse obviamente como operaciones
activas ni pasivas. Es de destacar que han experimentado un gran desarrollo
en los últimos años en España.
La cuenta de resultados de una entidad bancaria recoge los ingresos
y gastos financieros y no financieros del ejercicio, y por diferencia entre los
anteriores, los beneficios o pérdidas resultantes. En el modelo escalar o en
cascada se calculan los distintos márgenes de la cuenta de resultados como
diferencia entre ingresos y gastos. Normalmente el grueso de los beneficios
procede del margen de intereses. Este margen es el derivado de la actividad
bancaria pura, es decir, aquella consistente en tomar fondos de las unidades
de gasto con capacidad de financiación y conceder con ellos préstamos a las
unidades con necesidad de financiación. La suma del margen de intereses más
las comisiones y otros productos ordinarios recibe el nombre de margen bruto.
Si a este le restamos los gastos de administración y las comisiones, obtenemos
el margen neto, del que una vez deducidas las provisiones por dudoso cobro,
pérdidas por deterioro de activos y otras, obtenemos los resultados antes y
después de impuestos de las entidades bancarias.
Estos resultados y sus márgenes suelen analizarse en relación a los
recursos financieros captados y prestados y a los recursos materiales puestos
a disposición (empleados, oficinas…) para su obtención. De esta forma
podremos conocer en detalle los costes e ingresos financieros de las diferentes
partidas de activo y pasivo, el grado de morosidad de su cartera y de
apalancamiento financiero con el que cuenta, su eficiencia y productividad, y su
capacidad de hacer frente a pagos y a la devolución de dinero tomado
prestado.
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pagos y cobros), depósitos y préstamos, junto con otras más sofisticadas de
inversión en mercados financieros
Gestión de pagos: función que desempeñan exclusivamente las entidades
bancarias como creadores de dinero (medios de pago generalmente
aceptados en las transacciones económicas), abonando o cargando las
cuentas de los agentes económicos y manteniendo con ello la
contabilización y control de buena parte de las transacciones realizadas en
la economía.
Economías de escala: cuando aumentos en la producción llevan
aparejados una reducción en los costes totales medios.
Economías de alcance o de gama: disminución de los costes cuando se
desarrollan todos los servicios bancarios de forma conjunta en
contraposición a la producción separada de cada uno de ellos.
Margen de intereses: derivado de la actividad consistente en tomar
fondos de las unidades de gasto con capacidad de financiación y conceder
con ellos préstamos a las unidades con necesidad de financiación
(diferencia entre los productos y costes financieros).
Margen bruto: incluye, además del margen de intereses, los resultados
derivados de la prestación de servicios y garantías, los obtenidos por
diferencias de cambio de divisas y de operaciones a plazo.
ROA: rentabilidad económica o rentabilidad sobre activos. Se calcula como
el cociente entre el beneficio antes de impuestos y el activo total medio. La
rentabilidad económica define la calidad con que las entidades gestionan
las inversiones de sus carteras.
ROE: rentabilidad financiera o rentabilidad sobre recursos propios. Se
obtiene como el cociente entre el beneficio antes de impuestos y la suma
del capital propio y reservas. La rentabilidad financiera mide los
rendimientos teóricos que los accionistas obtienen por sus inversiones.
Eficiencia tipo X: relaciona el coste que soporta una entidad con el
mínimo coste al que una entidad semejante está produciendo la misma
producción bancaria.
Eficiencia operativa: proporción del margen bruto “absorbido” por los
gastos de explotación y las amortizaciones. Cuanto menor sea esa
proporción más eficiente será la entidad.
Liquidez bancaria: capacidad de la entidad de hacer frente a las
necesidades de liquidez (retiradas de efectivo) por parte de sus
depositantes.
Morosidad: porcentaje de créditos que han transcurrido más de tres
meses sin satisfacer el pago de intereses y/o la devolución del principal.
Productividad: indican si una entidad utiliza eficazmente todos los
recursos productivos de los que dispone, es decir, si la combinación de
factores es la óptima para obtener el resultado final.
29
12.8. EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN.
Responda a las siguientes preguntas tipo test, en las que solamente hay
una respuesta correcta:
3. El margen bruto
a) es la diferencia entre los productos y costes financieros procedentes de la
actividad bancaria y no bancaria
b) no incluye los resultados de las operaciones en moneda extranjera
c) es el resultado de restar al margen de intereses los gastos de explotación
d) se corresponde con lo que en una empresa no financiera serían los
ingresos por ventas.
30
5) La banca al por menor se caracteriza por:
a) Estar dirigida a financiar a grandes empresas, tanto en sus operaciones
nacionales como extranjeras.
b) Una amplia red de sucursales para atender a los clientes, que actúa como
barrera de entrada frente a competidores externos.
c) Una estrecha vinculación con empresas a través de la toma de
participaciones accionariales.
d) Todas las respuestas anteriores son correctas
31
10. En términos generales, los riesgos de una entidad bancaria están
situados:
a) En su pasivo.
b) En su activo.
c) En su activo y en su pasivo.
d) Sólo en su pasivo exigible.
RESPUESTAS
Respuestas:
1. a)
2. d)
3. d)
4. c)
5. b)
6. b
7. b
8. c
9. d
10. b
EJERCICIOS
Solución
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AÑO 2 AÑO 1
3.500 2.100
ROA ------------------ X 100 = 0,29% ----------------- X 100 = 0,18%
1.225.500 1.199.600
3.500 2.100
ROE ------------------ X 100 = 5,38% ----------------- X 100 = 3,33%
65.100 63.100
Solución:
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12.9. BIBLIOGRAFÍA
Calvo, A., Parejo, J.A.; L. Rodríguez Saiz; A. Cuervo y A. Calvo (2018): Manual
del Sistema Financiero Español, 27ª edición, Ariel, Barcelona.
.
Pampillón, F.: De la Cuesta, M. Ruza, C. y R. Arguedas (2004): Apuntes de
Tendencias del Sistema Financiero, 2ª edición, Madrid, Dikynson.
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