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La historia narra la brutal ejecución de Cunce Maille, un indígena rebelde que desafió a las autoridades del pueblo. Luego de cometer un robo, fue condenado al destierro permanente por el consejo de ancianos. Al regresar fue perseguido y acorralado, pero logró matar a 12 pobladores antes de ser engañado y asesinado salvajemente por la multitud enfurecida.
La historia narra la brutal ejecución de Cunce Maille, un indígena rebelde que desafió a las autoridades del pueblo. Luego de cometer un robo, fue condenado al destierro permanente por el consejo de ancianos. Al regresar fue perseguido y acorralado, pero logró matar a 12 pobladores antes de ser engañado y asesinado salvajemente por la multitud enfurecida.
La historia narra la brutal ejecución de Cunce Maille, un indígena rebelde que desafió a las autoridades del pueblo. Luego de cometer un robo, fue condenado al destierro permanente por el consejo de ancianos. Al regresar fue perseguido y acorralado, pero logró matar a 12 pobladores antes de ser engañado y asesinado salvajemente por la multitud enfurecida.
En el pueblo montañoso de Chupán, el tribunal de Yayas, un implacable consejo de ancianos encargados de administrar justicia, condenó como reincidente a Cunce Maille, un indio puro de mirada desafiante, rebelde, autosuficiente, quien, aunque explicó el motivo por su último robo, no pudo probar su inocencia. La sentencia no pudo ser peor: fue expulsado de su pueblo para siempre, tuvo que alejarse de su choza, de su madre, de sus tierras, de sus costumbres, es decir, fue condenado a casi una muerte en la vida. Si regresaba se le aplicaría el último remedio, el ushanan hampi, es decir, se pondría a disposición de la justicia del pueblo. El carácter rebelde de Cunce Maille solo duró un mes y volvió furtivamente a ver a su madre una mañana pero fue visto por emisarios de los Yayas y cuando salió fue perseguido a balazos, el ágil Cunce logró trepar al campanario del pueblo, se defendió con su carabina y balas precisas mató a doce residentes, incluido un yaya. Preocupados, los pobladores al mando de los Yayas se reunieron y decidieron proponerle a Cunce una tregua, que bajara, se reconocería su valentía y lo dejarían ir con la condición de que nunca regresara, pero todo estaba preparado. (mentira), cuando bajó Cunce, el encargado de proponer el trato, abrió los brazos para engatusarlo con un abrazo, lo cual logró excitar a Cunce, el abrazo no fue tal pero trató de aprisionarlo al mismo tiempo que gritó ushanan hampi, ushanan hampi! Furioso por el engaño, Cunce Maille se enfrentó a una feroz pelea y con un brutal corte se arrancó la lengua. Mientras tanto, los lugareños armados con armas de fuego, palos, piedras y cuchillos, aprovechando su descuido mientras peleaba, lo atacaron en grupo, con palos, piedras, cuchillos y balas, como pudo, herido de gravedad corrió a su casa, cayó en brazos de su madre y allí, frente a ella, lo apuñalaron diez veces, luego hartos de la puñalada, comenzaron a desmembrarlo, le sacaron el corazón, los ojos y la lengua, mientras los perros furiosos también desgarraban su piel con grandes mordiscos. Lo poco que quedaba del cuerpo salvajemente destrozado fue paseado por el pueblo como lección y sus intestinos, varios meses después, ya secos, colgaron de la ventana de esa casa abandonada.