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Es un monumento en forma de cruz (recordando la cristianización de las Américas) que mide

aproximadamente 800 metros de largo por 36,5 metros de alto. En él, se dice, que se albergan los
restos del almirante Cristóbal Colón, hecho que se ha demostrado falso debido a la confirmación
mediante análisis genéticos de los mencionados restos se encuentran en la Catedral de Sevilla.

Cuando el faro está encendido, proyecta una luz en forma de cruz hacia el cielo nocturno. Dicha
luz puede verse a aproximadamente 64 kilómetros de distancia, pero causa problemas con el
suministro de electricidad de los barrios aledaños. Es la razón por la cual solo se enciende en
ocasiones especiales.

Dentro del faro hay exhibiciones de diferentes países del mundo. También posee salas para
exhibiciones temporales y salas de conferencias.

HISTORIA DEL FARO

El historiador dominicano Antonio Delmonte y Tejada, en su libro Historia de Santo Domingo (La
Habana, 1852), había expresado la idea de erigir un monumento en honor al Almirante, en Santo
Domingo. Ya en 1914 el norteamericano William Ellis Pulliam promovió en la prensa de su país la
construcción de un faro monumental en la primera ciudad del Nuevo Mundo. La idea se torna en
un carácter más universal en 1923 durante la celebración en Chile de la Quinta Conferencia
Internacional Americana, cuando se decreta que ese monumento debía construirse en
cooperación de todos los gobiernos y pueblos de América.6

Se realizó un concurso en 1931 para elegir quién sería el arquitecto que diseñaría esta obra; el
arquitecto británico Joseph Lea Gleave fue quien ganó el concurso, siendo favorecido entre 455
participantes de 48 países. La construcción comenzó en 1948.6 El diseño original fue modificado
por el arquitecto dominicano Teófilo Carbonell con la asistencia del ingeniero estructural
dominicano William Read para reducir el volumen total de hormigón armado y lograr un menor
volumen de materiales. También se recortó el brazo largo de la cruz en aprox. 16% cambiando el
aspecto general del monumento, para asemejarse también a una pirámide maya.

Después de ese año, la situación política del país impidió la reanudación de los trabajos de
construcción del faro. Finalmente, durante el gobierno de Joaquín Balaguer se reanudó en 1986 la
construcción del faro bajo la supervisión del arquitecto dominicano Teófilo Carbonell, y
culminando la construcción del monumento en 1992, a tiempo para la celebración de los 500 años
del Descubrimiento de América. El faro fue inaugurado el 6 de octubre de 1992.5

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