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Carrera:

Desarrollo de software

Nombre:

Johan Emilio Rijo Paulino

Matricula:

2022-0444

Asignatura:

Historia Dominicana

Profesor:

Elisia Yoelkis Gerónimo Burgos

Fecha:

15/04/2024
Faro a Colón

Es un monumento
en forma de cruz
que recuerda la
cristianización de las
Américas, alberga
los restos del Gran
Almirante Cristóbal
Colón y dentro de
éste existen
exhibiciones de
diferentes países del
mundo, en sus 48
salas, así como salas
para exhibiciones
temporales y conferencias. Cuando el Faro está encendido proyecta una luz en forma de
cruz hacia el cielo nocturno, que puede verse hasta 64 kilómetros de distancia.

La construcción del Museo Faro Colón comenzó en el 1948 culminando en 1992, a tiempo
para la celebración de los 500 años del descubrimiento de América, Mide aproximadamente
800 metros de largo por 36,5 metros de alto.

HISTORIA

En su “Historia de Santo Domingo”, publicada en Cuba en 1852, el historiador Antonio


Delmonte y Tejada lanzo la iniciativa de un faro-homenaje al Descubridor de América.

Transcurrieron ciento cuarenta años hasta que el proyecto se hiciera realidad.

En 10 de setiembre de 1877 el padre Francisco Javier Billini dirige una reparación en la


Catedral Menor de Santa María y son encontrados los restos de Cristóbal Colon, Gran
Almirante de la Mar Océano.
Diez años después, obra del francés Ernest Gisbert, se visualiza la estatua del Almirante en
el parque de su nombre, frente a la catedral.

El 6 de diciembre de 1858 se inaugura un Mausoleo para dar abrigo final a los restos, trabajo
en mármol de los escultores barceloneses Fernando Romeu y Pedro Carbonell.

En 1929 y 1931 se realizan en Madrid, España, y Rio de Janeiro, Brasil. Las dos etapas del
concurso internacional para la selección del diseño del Faro Colón.

Participan 455 proyectos de 48 países con diez semifinalistas pase pasar a Rio y diez
menciones honorificas. En la capital brasileña se confirma al arquitecto ingles Joseph Lea
Gleave como ganador.

Natural de Cheshire en 1907, el profesional británico tenía a la razón 24 años. Su diseño


deberá esperar sesenta y un años para convertirse en concreto, mármol y luces. Gleave
morirá, en 1965, sin verlo.

El Monumento

El Faro a Colón se desarrolla con una exactitud, sencillez y fuerza dignas de los grandes
monumentos de la época.
La idea es simbólica, pero no hasta el punto de que el simbolismo interfiera con la simple
belleza de la arquitectónica. Según el mismo Gleave, “la forma del edificio expresa la
inspiración que la motivo, en arquitectura abstracta, igual que las pirámides y otros grandes
monumentos a través de los siglos, este no tiene un carácter arquitectónico estilizado, sino
que pertenece a todos los tiempos”.

Con una longitud de 239 metros orientados Este-Oeste, 60 metros en sus brazos de Norte
a Sur, y una altura de 31 metros, el monumento es una enorme masa de hormigón y mármol
que vista desde el aire se va convirtiendo en una gran cruz yacente, rasgo digno del
inmutable valor y de la fe del Gran Descubridor Cristóbal Colón, a quien conmemora:
“Pongan cruces en todos los caminos y senderos para que Dios bendiga esta tierra que
pertenece a los cristianos; el recuerdo de esto debe conservarse a través de los tiempos”.

El Faro a Colón ofrece un impresionante espectáculo nocturno, cuando los rayos verticales
de luz emanados de las 156 luminarias colocadas a lo largo del monumento, más una
luminaria giratoria reflejan la Gran Cruz en el cielo que se divisa muchos kilómetros a la
redonda. En la entrada principal del monumento, los colores de las banderas de todos los
países americanos simbolizan la hermandad entre naciones y la unión de las diferentes razas,
culturas y credos que pueblan la Tierra.

El Mausoleo

En ocasión del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América y a raíz del sorpresivo
hallazgo, en 1877, en una cripta debajo del altar mayor de la Catedral de Santo Domingo,
de una urna de plomo con la inscripción en su interior que lee: “Ilustre y Esclarecido Varón
Don Cristóbal Colón”, cuyos restos se suponían en España, se dispuso la erección de un
mausoleo digno de albergar las cenizas del Descubridor. En el concurso participaron trece
artistas de tres países de Europa, resultado ganador el proyecto presentado por los
catalanes, el escultor Pedro Carbonell y el arquitecto Fernando Romeu. El mausoleo fue
levantado, en piezas separadas, en la nave central de la Catedral, frente a la puerta mayor
del templo.

En 1990 se inició el traslado del Mausoleo, pieza por pieza, desde la Catedral hasta el Faro a
Colon, donde quedo erigido para acoger para siempre las cenizas del Gran Almirante. La
obra, de estilo gótico, de 9 metros de altura sobre una base rectangular de 7 por 8 metros,
consiste en 280 piezas de bronce y mármol de Carrara, (llegando a pesar una de estas piezas
de mármol 3,000 kilos). La acción conjunta de sus columnas, arcos y contrafuertes le dan
estabilidad a la estructura. Flanqueado por cuatro leones en bronce, está presidido por la
magnífica figura femenina que representa a la República Dominicana, destinada por la
historia a guardar para siempre las venerables cenizas del Gran Descubridor.

Los museos

Aunque el Faro a Colón fue concebido por el arquitecto Gleave principalmente como un
monumento funerario, por instrucciones del expresidente Joaquín Balaguer, promotor de la
construcción del monumento, el arquitecto dominicano Teófilo Carbonell adapto su interior
para albergar exhibiciones de cada país de América, así como otros de Europa y de Asia.
Hoy, 41 países tienen un lugar en el Faro con una exposición propia en la que muestran su
identidad cultural. También tienen su espacio el Museo de la Liga Naval Dominicana, Co-
donante del Monumento de los Vientos Alisios y cuya sede se encuentra en el Faro a Colon;
el Museo de Rescate Arqueológico Submarino que pertenece a la Comisión del mismo
nombre, que exhibe aproximadamente 2,400 piezas rescatadas de naufragios españoles,
franceses y holandeses de los siglos XVII al XX, todos hallados en costas dominicanos. Están
en formación el Museo de la Historia del Faro, donde se exhibirán piezas y documentos
sobre el concurso, los diferentes proyectos y la construcción del monumento. Así como la
Biblioteca y el Centro de Estudios Colombinos, donde se concentrarán los estudios
relacionados con la vida y la obra de Don Cristóbal Colon y la Historia de América. El Faro a
Colón consta también de cuatro salas para exhibiciones temporales y dos salas de
conferencias.

Las Capilla Santa María de la Rábida y las Salas de las Vírgenes, una bellísima galería de
pinturas con las imágenes de las Madonas veneradas por los diferentes pueblos de América,
junto con la Sala del Vaticano, que exhibe la casulla usada por Su Santidad en la Misa oficiada
en el Faro, completan el impresionante tesorero que guarda el Monumento.

Los restos de Colón

Colón muere en Valladolid, España, el 20 de mayo de 1506 y en 1513 sus restos son
trasladados a Sevilla. Cumpliendo una de las disposiciones testamentarias del descubridor,
en 1544 su nuera Doña María de Toledo, trae sus restos junto con los de su esposo, Don
Diego Colón, a ser depositados en la Capilla Mayor de la Catedral de Santo Domingo, cedida
a la familia Colon por el Emperador Carlos I de España. En 1655 Don Francisco Pio, entonces
arzobispo de Santo Domingo, en víspera de la invasión inglesa de Venables, ordeno que
borrasen todas las señales en las tumbas de los colones. En 1775, cuando por el Tratado de
Basilea España cedió a Francia la porción española de la isla, el arzobispo Fernando de
Portillos y Torres y el Almirante Gabriel de Aristizabal decidieron trasladar apresuradamente
a Cuba los restos de Colon, removiendo apresuradamente los que suponían pertenecían al
descubridor, fueron llevados luego a España en 1898 al obtener Cuba su independencia. En
1877, mientras se hacían reparaciones en la Catedral de Santo Domingo, se encontró una
caja de plomo con el nombre del Gran Almirante, en caracteres de la época de su
fallecimiento, con pruebas irrefutables de que los restos que contenía pertenecían a Don
Cristóbal Colón, habiéndose llevado a Cuba los restos de otro de los colones allí enterrados.

El hecho fue documentado en presencia de numerosas personalidades dominicanas y


extranjeras y ha sido aceptado como autentico por la generalidad de los historiadores de
todo el mundo.

Efecto que causo en el país

El Faro a Colón ha tenido un impacto significativo en la República Dominicana y en las


comunidades cercanas desde su construcción y posterior inauguración. Aquí hay algunos
efectos y usos actuales del faro:

Turismo: El Faro a Colón se ha convertido en un importante destino turístico en Santo


Domingo y en toda la República Dominicana. Miles de visitantes nacionales e internacionales
acuden al monumento cada año para admirar su imponente estructura y aprender más
sobre la historia del descubrimiento de América. Esto ha generado ingresos económicos
para la ciudad y la región circundante, a través del turismo y la industria relacionada.

Promoción cultural e histórica: El faro alberga exposiciones y muestras relacionadas con la


vida y el legado de Cristóbal Colón, así como con la historia de la navegación y el
descubrimiento de América. Esto contribuye a la promoción de la cultura y la historia
dominicana, así como a la preservación y difusión del patrimonio nacional.
Atracción local: Para las comunidades cercanas al Faro a Colón, el monumento se ha
convertido en un punto de referencia y orgullo local. Representa un símbolo importante de
la identidad nacional y un recordatorio de la importancia histórica de la República
Dominicana en el contexto del descubrimiento de América.

En cuanto al uso actual del faro, además de su función como atracción turística y cultural, el
monumento también se utiliza para eventos especiales, ceremonias conmemorativas y
actividades educativas. Por ejemplo, se han realizado conciertos, exposiciones temporales y
celebraciones cívicas en el sitio. Además, el faro sirve como lugar de encuentro para grupos
turísticos, escolares y académicos que desean explorar su interior y aprender más sobre la
historia que representa. En resumen, el Faro a Colón continúa desempeñando un papel
importante en la vida cultural, histórica y turística de la República Dominicana y de las
comunidades circundantes.

Opinión

Mi opinión sobre la construcción del Faro a Colón es que representa una inversión
significativa en la preservación de la historia y la cultura dominicana. Aunque la construcción
del faro puede haber sido costosa, su valor simbólico y su contribución al turismo y la
educación son aspectos que deben ser considerados.

En términos de utilidad, el Faro a Colón ha demostrado ser una atracción turística popular
y un lugar de interés cultural que atrae a visitantes de todo el mundo. Además, sirve como
un punto de referencia histórico y un símbolo de la identidad nacional dominicana.

Si bien es importante considerar el costo económico de la construcción y mantenimiento


del faro, también es crucial evaluar su valor en términos de preservación del patrimonio
cultural y promoción del turismo. En este sentido, creo que la edificación del Faro a Colón
ha sido valiosa para el país y ha valido la pena el costo que tuvo, considerando los beneficios
culturales, históricos y económicos que aporta a la República Dominicana.

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