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ADMINISTRATIU
Tema 3: OTRAS FUENTES DEL DERECHO ADMISNITRATIVO. LA
AUTORREGULACIÓN REGUSLADA. PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO. LA
COSTUMBRE Y EL VALOR DEL PRECEDENTE ADMINISTRATIVO
I. LA AUTORREGULACIÓN REGULADA
El ordenamiento y los poderes públicos deciden asumir como propias las normas y
referencias de la autorregulación. La autorregulación que los poderes públicos, el legislador
pero sobre todo las administraciones públicas, asumen mediante determinadas formulas de
recepción, mediante una regulación pública que encuadra y habilita la autorregulación
privada.
Las vías y técnicas mediante las cuales se opera la incorporación al ordenamiento jurídico
de la autorregulación desde su génesis natural en la órbita privada son diversas. Pueden
destacarse las siguientes:
a) La remisión desde el ordenamiento público a normas de autorregulación privada
Su creación está auspiciada por las administraciones e instancias públicas, muchas veces
de ámbito europeo, más directamente interesadas en la autorregulación que se desarrolla
en diversos sectores.
Todos estos organismos tienen por lo común una composición mixta: en sus órganos
directivos se encuentran representantes de la administración y representantes del sector o
sectores privados en los que se genera la autorregulación. La función fundamental de estos
organismos es la de garantizar el rigor y la objetividad de los procedimientos de
normalización y sus resultados.
Esta es una vía no formalizada, ni institucionalizada, sino que es una mera vía de hecho: es
la misma fuerza de los hechos la que otorga ciertas normas de autorregulación privada una
consideración de hecho similar a la de las normas públicas.
Las normas técnicas son propiamente normas, pero si tienen una relevancia jurídica, se les
reconoció bajo la naturaleza de “dictámenes técnicos anticipados”: las normas técnicas
expresan el criterio, la opinión, el dictamen, del grupo de expertos que las elabora. Pero
como cualquier dictamen, su autoridad no es absoluta: puede ser cuestionada y contradicha
por otro dictamen con mejor fundamento.
Este panorama cambia cuando, la autorregulación se organiza y unifica en los últimos años
de tal modo que en muchos sectores existe ya una sola norma técnica, con frecuencia
europea, colmando así las naturales aspiraciones de los operadores del sector de disponer
de una sola referencia de general aceptación. No puede mantenerse ya que esa norma tiene
la naturaleza de dictamen anticipado, pues pertenece a la esencia misma del concepto de
dictamen la existencia o posibilidad de contradictamen.
Los principios generales del derecho tienen una destacada y arraigada importancia como
fuente del derecho administrativo. Son varias las circunstancias que les confieren esa
significación. Destacamos aquí tres que resultan fundamentales:
¿Cuáles son los principios generales del derecho que forman parte del ordenamiento
y como sabemos de su existencia? Podemos al respecto distinguir dos supuestos, que
nos conducen a dos grados distintos de certidumbre.
1. Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del
ordenamiento jurídico.
2. Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la
igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los
obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los
ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.
En los supuestos en los que los principios generales del derecho están recogidos en las
normas de derecho positivo se dispone de un conocimiento cierto y seguro de la pertenencia
de estos principios al ordenamiento jurídico aplicable.
b) Principios positivizados
Principios que no están recogidos por el derecho positivo, pero son invocador por la doctrina
y jurisprudencia. Su configuración es más incierta, aunque casi todos los principios han
pasado por esa fase de formación y génesis hasta su consolidación e integración en el
ordenamiento.
Los principios generales del derecho pueden tener una operatividad y unos efectos que
varían según el tipo de principio de que se trate. Puede ensayarse el respecto la siguiente
tipología de principios según sus funciones.
Ésta es la operatividad que otorga a estos principios el título preliminar del código civil
cuando afirma en su artículo 1.4 que “los principios generales de derecho se aplicaran en
defecto de ley o costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del ordenamiento
jurídico”
Esta función de aplicación subsidiaria es común a todos los principios generales del
derecho. Todos ellos son susceptibles de aplicación en defecto de normas escritas; no todos
a la vez, por supuesto, sino aquel principio que por razón de la materia y las circunstancias
resultase aplicable al caso.
En esta línea, la función de los principios generales será en muchos casos la de reducir el
margen de discrecionalidad de la administración.
Esta funcionalidad resolutoria es la que tiene un principio del derecho muy importante en la
actualidad, como es el principio de precaución. Con él se pretenden resolver los casos en
los que la decisión de la administración debe producirse en situaciones de incertidumbre
científica.
4. LA COSTUMBRE
Para que tenga la consideración e fuente del derecho, la costumbre requiere la concurrencia
de dos requisitos:
La administración no puede generar costumbre, pues aun cuando pueda realizar acciones
muy reiteradas y con idéntico contenido ante similares supuestos, falta el componen volitivo
interno de la convicción. Las administraciones públicas son organizaciones complejas cuya
voluntad no se forma a través de un juicio o valoración intelectual, sino a través de un
procedimiento, y no hay procedimiento que concluye declarando que determinadas
actuaciones reiteradas constituyen una costumbre administrativa.
1. La posible remisión de las normas administrativas a la costumbre del lugar.
Lo que si resulta posible es que fuentes del derecho administrativo que ya conocemos se
remitan a costumbres existentes, generadas en comunidades al margen de la
administración. Son costumbres que comunmente señalan como “la costumbre del lugar”.
Este tipo de remisiones se contienen por lo general en normas, leyes o reglamentos, que
tratan con realidades sociales, económicas o territoriales en la que todavía perviven
costumbres. Si en esas normas no hay remisión a la costumbre, entonces adquiere ésta la
condición de fuente del derecho administrativo en la medida en que la propia administración
deberá atenerse a lo que en ella se establece.
2. EL PRECEDENTE ADMINSITRATIVO
El valor del precedente radica en su capacidad para activar y dar cobertura a importantes
principios general del derecho, entre los que destacan dos muy relevantes:
Principio de igualdad: la administración deberá disponer el mismo trato que el dado en las
situaciones precedentes si se aprecia identidad sustancial de circunstancias
Principio de protección de la confianza legítima: en determinadas condiciones el
precedente puede crear unas razonables expectativas y una confianza que requiere de una
cierta protección.
Resulta así que el precedente, unánimemente excluido por nuestra jurisprudencia y doctrina
del sistema de fuentes, introduce luego de algún modo en él a través de estos dos principios
del derecho.
Lo que ocurre es que al separarse del precedente la administración puede estar vulnerando
principios generales del derecho, como principio de igualdad o el de confianza legitima. No
es pues el precedente en sí mismo el que vincula, sino los principios del derecho que el
precedente activa.