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Por May

Primera parte

Es increíble como en cuestión de segundos tu vida puede dar un


giro completo de 360 grados. No hace ni una semana yo era una
adolescente normal cuya mayor preocupación era intentar sacar ese
examen de física y ahora…Aquí estaba, rumbo a España, montada
en un avión y haciendo malabarismos con mi pobre estomago para
que el delicioso aunque grasiento desayuno que me había
preparado la señora Norman siguiera mantuviéndose en su sitio.
Esa mujer, sin duda la extrañaría. Recuerdo el día en que me mudé
con papá al vecindario. Recuerdo todas esas cajas apiladas de la
mudanza y como casi sin querer mientras buscaba por mis patines
encontré el balón de fútbol. Recuerdo la voz de papá diciéndome
que tuviese cuidado con lo que hacia mientras salía por la puerta
dispuesta a patear el balón un rato. Pero recuerdo mejor que nada
el extraño efecto que conseguí ponerle mientras jugaba para acertar
de lleno en la ventana de la cocina de la vecina de al lado. No hace
falta decir que fue sin querer.

Nunca en mi corta existencia creo que había corrido tan rápido hacia
casa como en esa ocasión.

Papá me echó tremenda bronca, y no era para menos, mi primer día


allí y ya hacia tiestos. Bueno, creo que también está de más decir
que durante mi más tierna edad fui algo bichucho. El caso es que no
solo tuve que ir a pedirle disculpas a la vecina damnificada sino que
además como castigo mi padre acordó con ella que seria yo quien
con mi trabajo le pagaría el desperfecto. Ese fue el comienzo, así es
como conocí a la señora Norman, y así es como casi sin querer
pasó a convertirse en lo más cercano a una abuela para mí. De eso
hacia ya 9 años, pero a pesar de la cercanía del recuerdo se veía
tan lejano… Y es que los acontecimientos de los últimos días se
habían encargado de precipitarlo todo de forma tan inesperada…Mi
padre era un hombre sano y fuerte, nunca en mi vida le había visto
ponerse enfermo, sé que parece algo exagerado pero es cierto,
podía acatarrarse pero nunca mas allá de eso. Era un hombre
bueno y honesto, soy lo que soy gracias a él. Siempre desde
pequeña le admiré, y hoy que ya no está le admiro más. Como
medio en broma medio en serio le decía siempre, era un súper-
padre…Y es que mi madre murió en un accidente de trafico cuando
yo apenas tenia 2 años, él fue quien desde entonces se dedicó a mi
cuidado. Nunca se volvió a casar, ni siquiera estuvo con ninguna
otra mujer, aun no estando ya en este mundo seguía completamente
enamorado de mi madre. Así que solo éramos el y yo, y luego la
señora Norman. Y

ahora, ¿y ahora que?..eran las palabras que inevitablemente


resonaban en mi mente una y otra vez desde hacia unos días.
Ahora la triste verdad es que solo estaba yo, subida a este avión y
con el único conocimiento de que iba a España a quedarme a vivir
con el hermano de mi padre, al que ni conocía, hasta que al menos
cumpliera la mayoría de edad.

*****

-Entonces, ¿cuál es el problema?

-¿Cómo que cual es el problema? ¡Pues que no la conozco! No sé


nada de ella... ¡demonios! ¡Ni siquiera sabia que existía hasta hace
apenas unos días!

-Y te molesta que no te dijeran…

-¡No! ¡Me molesta que ahora quieran encasquetármela a mí!

-¡Tranqui chavala!

-Lo siento…es solo que todo ha ocurrido tan de repente…y es a la


vez tan surrealista…supongo que aún necesito encajar el hecho de
que en menos de 2 horas dejaré de ser la princesita de la casa y
tendré que compartir mis cosas…

-Jajaja, así que es eso… ¿.y que edad tiene la nueva hermanita?
-Creo que 17

-Vaya con la hermanita…ya nos viene crecidita… ¿y sabes como


es? ¿La has visto por foto o algo?

-No…con esto de que vivían fuera del país mi pá no tenía


demasiado contacto con ellos…

-Apuesto a que es bonita…

-Te encanta torturarme, ¿verdad?

-Para nada…solo me encargo de poner en sobre aviso a tu ego para


que se vaya haciendo a la idea…

-Mi ego te lo agradecerá eternamente

-Me aprovecharé y le cobraré bien por ello entonces

-Abusona…

-Abusona o no...no puedes vivir sin mí…

-Eso, y además creída…

-Bueno, ya sabes eso de que todo lo bueno se pega

-Jaja, pues ya sabes lo que tienes que hacer entonces

-Despegarme de ti antes de que me contagies más lindezas…

-Jaja…gracias Andi...

-¿Por que? ¿Por dejarme contagiar?

-Jaja...si, por estar siempre ahí…aguantando a esta paranoica…

-Ahh…por nada…ya sabes que el sentimiento es mutuo


-Si… ¿y que tal si es una psicópata?

-¡¡Pues que entonces definitivamente haréis un buen par!!

(Desde el exterior) -¡¡Nat!!¡¡En menos de media hora salimos hacia


el aeropuerto!!

-¡¡Si!!¡¡Ya bajo má!!!

-¡¡¡Y 3 kilos de malacatones a 5 jeuros!!!Mas verdulera


imposible...osú quilla…que poderío de

garganta…un poquillo mas cerca del auricular la próxima vez que mi


vecino del 6º no se ha enterao…

-Jeje, lo siento…debo marcharme ya…

-Ok amiga, cuídate mucho,¿¿sip?? Y un consejo…por si acaso esta


noche no olvides esconder el cuchillo jamonero bajo la
almohada...nunca sabes cuando puedas necesitarlo...

-Jaja, gracias…sabio consejo…y tu por si acaso no olvides rezar por


mi integridad física…

-Estarás en todas mis plegarias…incluida la de antes del canto del


gallo…

-Jajaja…hasta luego loca...te quiero.

-Y yo a ti paranoica…nos vemos.

*****

- ¡¡Genial!!¡¡Simplemente genial!!Que los domingueros salgan los


domingos vale... ¿Pero que le cojan el gustillo y salgan un día antes
para ir pillando sitio en la autopista? ¡¡Maldita sea!!...

¡¡llegaremos tarde!!…¡¡eyy tuuu!!¡¡¡Muévete!!!


PIPIPIIIIIIIIIIIIIIII

-Calma Miguel, con enfurecerte y pagar el pato con el claxon no


conseguirás nada…relájate…

vamos con tiempo…solo respira y expira…así...siente como el aire


llena completamente tus pulmones...

No pude evitar girar mis ojos…y es que mi madre es tan elocuente a


veces…siempre pareciendo tan racional…y luego es un caos con
patas…si lo sabré yo que soy su hija y tuve la suerte de heredar ese
estrambótico gen.

-¿Cuánto fata tata?- dijo una vocecita en mitad de la sesión de


relajación pre-atasco e interrumpiendo mis pensamientos.

-Un ratito cariño- le contesté sonriendo mientras me miraba con


carita expectante

-Ahn… ¿y cuanto es un ratito tata?- volvió a preguntar

- Un tiempo chiquito

- Ahn, ¿Como yo?

- Si, como tú

- Ahn, ¿y cuanto queda ya tata?

- Aun un ratito

- ¿Tamben chiquito?

- ¡¡Enanoo!!¡¡Cállate de una vez!!

- ¡¡Dani!!¡¡No le hables así a tu hermano pequeño!!

- ¡¡Pues es que es un pesado mamá!!¡¡Que se calle!!¡¡Y tu


enclenque no le des más palique, que se embala!!
-¡¡Te tengo dicho que no me digas enclenque!! ¡¡Sapo!!

-¡¡Mamá!!¡¡Me ha llamado sapo!!¡¡Regáñale!!

-Nat, sé coherente y adulta, no dejes que unas simples palabras


sean capaces de cegar tu raciocinio…

-¡¡Eso!!¡¡Ya oíste a mamá enclenque!!¡¡Sé coherente y adulta!!

-Maldito 600…¡¡eyy tuu!!¡¡Sorcitroen!!¡¡Muéveteeee!!!

PIPIPIIIIIIIIIIIIIIII

-En la ganja de pipito ia ia ooooo (plas plas) jejèdito zorcitoen... (plas


plas)

-Alex no, palabras feas feas- decía mi madre como poseída


mientras se golpeaba la boca en un intento desesperado porque mi
hermano pequeño hiciera lo mismo.

De nuevo no pude evitar girar mis ojos. Acababa de verlo y estaba


más que claro, sin duda alguna debía de ser adoptada, no había
otra explicación coherente. Lo del gen estrambótico se explicaba por
un fenómeno de la evolución inexplicable.

*****

- Señores pasajeros, en breves momentos se iniciará el proceso de


aterrizaje, ocupen sus asientos y abróchense los cinturones por
favor, gracias.

Dejé la revista que estaba leyendo a un lado y procedí a prepararme


para el aterrizaje. El viaje después de todo no había estado tan
mal…la comida había parecido medio de verdad, el servicio como
recién sacado de un anuncio de dentífrico, la revista en un lenguaje
que a pesar de que hacia unos cuantos milenios que no practicaba
seguía siendo el mismo y la niña del asiento de al lado me había
cambiado pronto por la barbie azafata...Sin lugar a dudas, divino. El
sueño de todo turista de tercera.
Me estiré en mi asiento mientras notaba como el avión iniciaba su
descenso a tierra…la tierra que sería mi casa por un año al menos.
Sentí un escalofrío al solo pensar en ello...sin duda, extrañaría mi
lloviosa Londres. No hay nada como perder algo para darte cuenta
verdaderamente de lo que ese algo significaba. Y Londres sin duda
había sido algo más que una lluviosa ciudad. Había significado mi
hogar por 9 años.

“¡¡Demonios!!No he pisado aun esta maldita ciudad y ya quiero


agarrarlo todo y regresar”. Las turbulencias pronto hicieron acto de
presencia. “Tranquila Nicole, solo será un año…12 meses...52

semanas...365 días…casi ná…puedes hacerlo…”. Suspiré mientras


el avión al fin tomó tierra.

*****

- ¡¡Bien chicos!!¡¡Llegamos!!¿Que hora es cariño?- preguntó mi


padre a mi madre mientras hacia la undécima maniobra intentando
encajar la monovolumen en un aparcamiento reservado para los
papamóviles de los minusvalidos.

- Casi las 7, Miguel, cuidado con el retrovisor tuyo…

- Papá, ¿¿pero aquí se puede aparcar??- pregunté por preguntar ya


intuyendo la respuesta.

- ¡¡Claro princesa!! ¿O en los aparcamientos que se hace sino?-


respondió tan campante como si fuera lo mas normal del mundo
mientras hacia la decimoquinta maniobra- Valep, ¡¡listo!!Pero chicos,
una ultima cosa antes de ir a recoger a vuestra prima…Sé que
estáis molestos porque apenas os he hablado de ella en todo este
tiempo..y mas aun porque a partir de ahora tendréis que compartir
todo con ella...una extraña…por favor, no la tratéis como si fuera
solo eso...recordad que ante todo es vuestra prima…y ahora mas
que nadie necesita apoyo y comprensión por parte de todos…confío
en que lo haréis bien y os comportareis...confío en vosotros
chicos…y bien, dicho lo dicho…
¿¿alguna pregunta??

- Si, estoo... ¿como vamos a salir del coche si las puertas no se


pueden abrir?-preguntó al fin el espabilado de mi hermano
rompiendo tremendo momentazo familiar.

*****

Recogí mi equipaje de la cinta transportadora y me dirigí hacia la


salida mientras mi interior se revolvía entre una mezcla de
nerviosismo y miedo. “¡¡Dioses!!Debo tratar de tranquilizarme… ¡ni
que fuera la reina de Inglaterra la que me esperara tras esas
puertas!…tranquila Nic…solo es el tío Miguel...el tío Miguel, su
esposa y su hija…¡¡puedo hacerlo!!” me decía una y otra vez para
mi misma mientras cruzaba el umbral de la puerta y a la vez que un
futuro incierto e inesperado se abría paso ante mi.

*****

- ¿¿Es esa papá??-preguntó mi hermano por décima vez desde que


las puertas se habían abierto.

- No campeón…- respondió mi padre después de confirmarlo una


vez mas plantándole en todos los morros a la susodicha el cartelito
con el nombre.

- Miguel, quizás sea esa chica. ¿¿No dijiste que era morena??-
preguntó mi madre mientras señalaba a una chica alta y morena que
justo en ese momento cruzaba la puerta de salida.

- Quizás…a ver si mira…- respondió mientras de nuevo izaba el


cartel entre la multitud y hacia intentos desesperados por llamar la
atención de la nueva chica…hasta que al fin miró y vimos que
comenzaba a acercarse hacia nosotros.

*****
El sonido del gentío llegó a mis oídos nada mas atravesar la puerta.
La salida estaba que no cabía ni un alfiler “¡¡Toma ya!!¡¡Clamor de
multitudes a mi llegada!!…Ni el bisbi...¡¡me adoran!!”. Me bromeé a
mi misma mientras intentaba buscar entre la multitud una cara que
me resultara vagamente familiar. Hacia al menos 15 años que no
veía a mi tío pero si era hermano de mi padre al menos algo debería
de parecérsele, ¿o no? Pues iba a ser que no.

A lo lejos, pero muy a lo lejos, conseguí divisar a un payaso entre la


multitud k no paraba de agitar

como si la vida se le fuera en ello un pequeño cartel con letras


tamaño pulga. La llevaba clara si esperaba que algún pobre
desgraciado pudiera leerlas.

Seguí avanzando hacia delante, detrás de otro payaso con complejo


de estrella del mundillo del celuloide que no paraba de saludar a
diestro y siniestro, mientras intentaba afinar mi vista hacia el cartel
del otro payaso exaltado evitando marearme en el intento ante tanto
movimiento.

Hasta que al fin lo descifré…y cual fue mi sorpresa al descubrir que


la pobre desgraciada no era sino yo…

*****

- Tiene que ser ella, ¡¡se acerca!!- exclamó exaltado mi padre


mientras movía el cartel cada vez con mas ímpetu.

- ¿Tu crees papá?-contestó mi hermano- no sé, está demasiado


buena como para compartir nuestros genes…-afirmó mientras me
miraba descaradamente.

Decidí ignorar tal comentario y volví a mirar como la desconocida


que, para que negarlo, era cierto que estaba demasiado buena
como para compartir algo conmigo, se acercaba peligrosamente,
aunque con paso vacilante, hacia nosotros.
“Pobre, la compadezco…no sabe donde se está metiendo”.

- Dani, te tengo dicho que no hables así...a ver si tratamos de


controlar esa lengua…compórtate y haz gala de tantos años de
estudio enfrente de un colegio de pago.

- Si mamá…

- Shhh…¡¡que ya esta casi aquí!!...¡¡intentad parecer medio


normales por una vez!!- decía mi padre mientras ya no solo movía el
cartel sino que también hacia la ola con el.- ¡¡¡Nicole!!!- gritó cuando
la chica estaba lo suficientemente cerca como para oírle.

*****

“Vale Nic…que no cunda el pánico…tu solo ignora las inmensas


ganas que tienes de salir por patas y trata de avanzar hacia el
payaso del cartel…¡¡Dios!!¡¡no puedo!!..Si, si que puedes…es solo
un año…52 semanas…365 días…podría ser peor…”me repetía a mi
misma mientras intentaba avanzar hacia delante aun detrás del
payaso con complejo de estrellita.

“Ya les veo mejor…veamos…exceptuando al payaso del cartel, no


parecen tan raros…una chica bajita, un chico gordito, una mujer con
un niño pequeño en brazos…Todo normal. ¡¡Un momento!!”- Paré
inmediatamente cualquier pensamiento automático mientras mi
raciocinio intentaba hacer acto de presencia al percatarse de que
tales descripciones no encajaban en mis esquemas de
conocimiento. “El chico gordito y el niño pequeño sobran…¡¡ellos no
estaban en el lote!!...tranquila Nic, analicemos la situación calmada
y pausadamente, seguramente sean los vecinos que también vienen
a darte la bienvenida…recuerda que aquí son todos muy
completos…y sino fíjate nada mas en el especimen que llevas
delante…”trataba de autoconvencerme mientras seguía avanzando
por la larga sala.

“Si, va a ser eso…no te lo crees ni tu…mejor aprovecha que todos


están emocionados con el panolis que llevas delante, date la media
vuelta disimulando así como quien no quiere la cosa y sal

por patas antes de que sea demasiado tarde…” Y justo estaba por
hacer lo que mi otro yo se me solicitaba con tanto empeño cuando…

- Nicole!!!

…Ya era demasiado tarde.

**

- ¡¡Nicole!!- gritó de nuevo Miguel, aunque esta vez mas fuerte,


mientras seguía haciendo aspavientos con el cartel que tenia entre
las manos.

Y la respuesta no se hizo esperar…santa Nicole debía de ser muy


popular en Inglaterra porque al menos 8 chicas en la sala dirigieron
sus miradas en ese momento hacia mi padre.

- ¡¡Noo!!¡¡No vosotras Nicoles!!¡¡Esa Nicole!!- dijo ahora señalando a


su supuesta sobrina, la cual lo miraba con una mezcla de miedo e
incredulidad ante el espectáculo de llegada.

- ¿¿Porque eres Nicole Vizza, no??- preguntó para cerciorarse


mientras le plantaba a su vez el cartel en los morros a la pobre
chica.

La chica asintió suavemente con su cabeza, intentando apartarse el


cartel de la cara, aun sin palabras ante la clamorosa bienvenida que
le estaban ofreciendo.

- ¡¡Hola Nicole!!¡¡Woohh!! Donde quedó aquella niña que apenas


levantaba un palmo del suelo la última vez que la vi…estás…
estás…¡¡estás grandee!!

Aplaudí mentalmente el recibimiento de mi padre…tan de


el…“Genial papá…¡¡vivan las primeras impresiones!!”
- Me alegro de volver a verte…sé que las circunstancias no son las
mejores pero de corazón que me alegro de que estés aquí con
nosotros.

Baste decir que la cara de la chica era todo un poema. Suficiente


para que mi padre creyendo que la chica no le entendía hiciera gala
de su magnifico conocimiento en idiomas.

- ¿Ar yu pikin espanis?-chapapurreó vocalizando exageradamente y


hablando en un tono una octava mas elevado de lo normal.

“Eso papi, que se note que eres de mundo” pensé para mi misma
mientras observaba con vergüenza ajena tan entrañable escena.

Eso pareció bastar para sacar a la chica de su ensimismamiento y


arrancarle una sonora carcajada.

- Si, hablo español. ¿Tío Miguel?- al fin respondió una suave y


aterciopelada voz.

-¡¡ El mismo!!¡¡Dame un abrazo cariño!!- la chica obedeció dando y


recibiendo a su vez un estrecho abrazo por parte de su tío- Nicole,
déjame te presento a la tropa. Ella es mi esposa Diana,

¿¿ te acuerdas de ella?? Te encantaban sus postres.

- No recuerdo demasiado, era algo pequeña. Pero estoy segura que


apenas pruebe uno seguro que recuerdo- Nic sonrió a su tía a la vez
que la abrazaba y la besaba- Me alegro de verla de nuevo, ha

pasado algo de tiempo desde la última vez.

- Si, la verdad es que un poco…me alegro de que al fin estés con


nosotros…siento mucho lo que le ocurrió a tu padre, era un buen
hombre.

- Si, lo era.- respondió apenada.


- Bueno, sigamos con las presentaciones. Esta chica tan guapa es
tu prima Natalia, y de ella si que deberías acordarte señorita, que
buenos tirones de pelo os dabais de pequeñas por las barbies.

Nicole volvió a sonreír, pero esta vez en mi dirección. Estuvo un


breve instante así, mirándome con una sonrisa asomando a sus
labios, como si mentalmente estuviera reviviendo en su cabeza
aquellos momentos de gloria en los que me arrancaba mechones
completos de mi preciosa melena rubia, hasta que por fin pareció
reaccionar y se acercó a mí para besarme la mejilla. Todo ocurrió en
un breve instante, pero mi sensación fue que duró toda una
eternidad. Un cúmulo de sensaciones se apoderaron de mí en ese
preciso momento. Todo pareció ralentizarse a mi alrededor…fui
capaz de sentir todo…desde el calor de su cuerpo, al agradable olor
de su perfume, pasando por su calido aliento en mi mejilla y el
suave roce de sus labios.

Tras besarme volvió a sonreírme de nuevo antes de mirar hacia la


dirección donde estaba el sapo y a quien en ese momento mi padre
le estaba presentando.

“Que buena presentación Nat…¡¡te luciste!!Para la próxima vez que


se te acerque ya de paso te tiras a sus brazos...si es que hija, eres
mas simple que el mecanismo de un chupete” me reclamaba
mientras intentaba serenar el latido de mi corazón y hacia esfuerzos
sobrehumanos por mantenerme sobre mis pies y no sobre mi
espalda. “¡¡Diablos!!¿¿ De donde ha venido todo eso??¿¿Que me
ocurre??...Va a ser que no merendé…Sip, va a ser eso, un ataque
momentáneo de hipoglucemia”

trataba de autoconvencerme.

- Este muchachote de aquí es tu primo Daniel, recuerda no dejarle a


cargo nunca de tu comida, puede volar a su estomago- bromeó mi
padre.

- ¡¡Papá!!- intentó defenderse el sapo.


- Y este es el hombrecito de la casa, el pequeño Alex…Alex saluda
a la prima.- Y Alex comenzó a mover su manita mientras escondía
su carita en el hombro de su madre.

Nicole volvió a sonreír nuevamente y se acercó para plantar otro


beso en la mejilla ahora de mi hermano pequeño a la vez que él
mismo giró su cabecita y puso otro besito, aunque este mas baboso,
en su mejilla.

- Jeje, que tierno- rió Nic mientras se limpiaba como podía las babas
que aun le colgaban de la cara.

- Si, creo que le gustas- respondió mi madre.

- Y bueno, creo que ya es hora de agarrar los trastos e ir


moviéndonos de aquí… ¿no tenéis hambre?-preguntó mi padre
mientras agarraba el equipaje de Nicole.

*****

“Bueno, ya está. Después de todo parece que no ha resultado tan


mal el primer contacto.

Reconozcámoslo, se ven un poco raritos pero sin duda son buena


gente. Quieras o no al menos compensa…no sé, quizás después de
todo no sea un mal año…solo necesito amoldarme a convivir con 5
desconocidos, un hámster, una tortuga, tres peces y un perro…Lo
del hámster, la tortuga y los peces ya medio va, lo del perro me
tomará su tiempo y en cuanto a los 5 desconocidos…mejor no meto
gafe y no adelanto acontecimientos.”Suspiré mientras miraba al
techo blanco impoluto.

Noté la presencia de alguien entrando en la habitación, me giré y allí


estaba mi prima Nat con un bonito pijama de ositos amorosos,
disponiéndose a tomar sitio en la otra cama. No pude evitar sonreír
ante la visión, algo que al parecer no le hizo demasiada gracia a
ella.
- ¿Que? ¿Que te parece tan gracioso?- dijo mientras miraba a su
alrededor.

- Nada, solo sonreía… ¿que no puedo hacerlo?- le respondí


bastante a la defensiva y con un tono mas fuerte del que hubiera
deseado, la verdad es que no quería pelear con ella ya en mi primer
día allí, pero si esa niña quería guerra sin duda la tendría.

- Por supuesto, pero al menos digo yo que podrías compartir


tremenda felicidad.

- Buenas noches Natalia- dije mientras apagaba la luz y dejaba a un


lado la rabia que iba creciendo rápidamente en mí. “Pero que
demonios se piensa esta niñata egocéntrica, como si yo no tuviera
otra cosa que hacer que andar contándole el porque de mis actos”.

- ¡¡Oyee!!¿¿Quien te crees que eres para dejarme con la palabra en


la boca??- reclamó de nuevo a la vez que encendía la luz y me
miraba con aire desafiante.

- Mira, lo siento mucho, pero hoy he tenido un día bastante duro y


estoy demasiado cansada como para discutir con niñas
egocéntricas y sabelotodo, así que por favor, si gustas, me
encantaría poder dormir – y apagué de nuevo la luz, la cual no tardó
demasiado en volverse a encender.

- ¿Niñas egocéntricas y sabelotodo?... ¿tratas de decirme algo


niñata?

- Si, trato de decirte que me dejes de una puñetera vez dormir


tranquila, ¿¿estamos??-volví a espetar mientras apagaba por
tercera vez la luz, la misma que por tercera vez volvió a encenderse.

- No, no estamos- contestó de nuevo, a la vez que se levantaba


para dirigirse hacia el armario de donde sacó algo. Parecía una
especie de diario, pues inmediatamente que lo sacó se puso a
escribir en el despertando mi mas curiosa curiosidad.
No tardó demasiado en anotar lo que se suponía debiera de anotar,
solo cuando acabó y lo guardó me miró de nuevo a los ojos para
decirme- ya si estamos.-y apagó la luz, sumiéndome en la profunda
oscuridad de la noche y de mis pensamientos.

*****

“Niñata maleducada… ¿que en Inglaterra no le enseñaron modales


o qué?...¿¿pero que demonios se cree??Si acaba de llegar y ya se
cree la reina de saba, ¿de aquí a un año esto que será?” nada mas
apagar la luz mis pensamientos hicieron acto de presencia.

Estaba indignada, esta tipa acababa de aparecerse en nuestras


vidas, y ya se creía la mandamás solo porque venia de fuera “no,
no, niñita, si quieres algo tendrás que currártelo como todos, nadie
te va a dar nada mascado solo por lastima de que estés solita en
este mundo”.

“Demonios Nat, no seas tan cruel, ¿has tratado de ponerte acaso en


su lugar?...acaba de perder a su padre, está en un país extranjero,
con la familia Adams como parientes mas cercanos…un poquito de
por favor que la niña lo sufre en silencio…” mi otro yo de repente
salía a escena en el papel de abogado del diablo. Y lo cierto es que
por mucho que tratara de buscarle excusas, por una vez tenia razón,
por muy indignada que estuviera, por muy molesta…debía de tratar
antes de juzgarla intentar verlo todo desde sus ojos.

“Sí, mañana me disculparé…” decidí al fin en un suspiro “…aunque


por supuesto después de que ella lo haga antes”

*****

- Y bien Nic, ¿que tal tu primera noche? ¿Dormiste bien? ¿O la


princesita te estuvo dando palique hasta altas horas de la noche?-
me preguntó mi tío mientras ponía media tarrina de mantequilla
sobre su tostada.
- No tío, dormí genial.- respondí asombrada mientras veía como
además de la mantequilla añadía ¾

del bote de mermelada de fresa en un lado y otros ¾ del bote de


ciruela en el otro.

-No hay nada mejor para la circulación matutina- añadió mientras


señalaba su manjar antes de llevarlo a la boca.

- ¡¡Tostadas!!¡¡Tostadas!!- apareció gritando y como salido de la


nada Dani, a la vez que ocupaba su lugar en una mesa cargada
hasta los topes de todo tipo de alimentos.

“Está claro que esta gente no es normal…seguro son caníbales


cuyo plan es cebarme para después echarme a la olla de la sopa”

- Que se dice Dani…

- ¡¡Buenos días!!Y tan buenos…-dijo mientras se relamía ante la


esplendorosa visión.

- Dani, al desayuno no le van a salir patas – volvió a reprender


Diana a su hijo ante la voracidad de este –Buenos días Nicole, ¿has
dormido bien?- Preguntó dirigiéndose ahora hacia mi mientras
colocaba al pequeño Alex sobre la silla.

- Si tía, dormí bien, gracias

- Buenos días…- se oyó una pastosa y adormilada voz desde el


marco de la puerta. Miré y allí estaba ella, el motivo de mi insomnio
con el pelo alborotado…porque las bellas durmientes también
roncan y se despeinan, ¿o que creíais?

- Nat, ya que estas de pié, por favor, ve a la cocina y tráete la


bandeja que queda.

- Si mamá- bostezó mientras se dirigía hacia el lugar ordenado para


acto seguido aparecer con una bandeja cargada también hasta los
topes, pero esta vez de churros- Buen provecho-dijo una vez se
había colocado en su sitio, comenzando también así su particular
lucha con la primera comida diaria.

- Bueno chicos, ya que estamos todos en la mesa os digo que en


algo así como 2 horas salimos para el apartamento de la playa a
pasar unos días allá.

- ¿Qué?- Nat casi escupe la tostada que masticaba en ese


momento- Pero papá, ayer dijiste que no iríamos hasta pasado
mañana. Ya tenía planes para hoy.

- Pues lo siento señorita, pero tendrá usted que cancelarlos porque


ya está decidido, salimos en menos de 2 horas.

Nat siguió comiendo su tostada bastante mosqueada con la


dirección que llevaban los planes, pero se limitó a eso, solo a comer
sabiendo que por mucho que intentara discutir su batalla estaba
perdida.

- Cariño, sabemos que ya tenías planes con Andi…pero ya las


cosas han salido así…si quieres llámala y dile que puede venirse a
pasar unos días al apartamento de la playa con nosotros.

“Éramos pocos y parió la abuela” no pude evitar pensar mientras


seguía centrada en mi desayuno y dejaba al mundo correr.

*****

Después de 2 horas de atasco para un trayecto de 30 minutos y 3


paradas en la gasolinera al final llegamos al apartamento de la
playa.

La salida del monovolumen debió de ser todo un espectáculo de


pasarela para los transeúntes que en es momento pasaban por la
calle a juzgar por lo que fueron sus caras.

El apartamento tampoco es que fuera muy grande, apenas 3


habitaciones, un baño y un salón con barra americana que
conectaba con la cocina. Vamos, una caja de cerillas pero con un
poquito de más glamour. Una vez acoplados y ordenados todos los
bártulos nos pusimos los bañadores y nos dispusimos a ir a la playa.

Apenas dos manzanas mas abajo la arena dorada y el calido mar se


abría paso ante seis pares de escandilados ojos.

- Bien chicos, ¡¡llegamos!!Apalancaos donde podáis que mamá y yo


iremos a pillar sitio con sombra en el chiringuito. Nos vemos en un
rato. Comportaos.

Dicho y hecho, Miguel, Alex y Diana no tardaron en desaparecer


dejándonos allí, solos ante el peligro, en medio de esa playa
abarrotada de gente.

Viendo que Nicole y Andi colocaban sus toallas, me dispuse a hacer


lo mismo, mientras por el rabillo del ojo observaba como Dani
trataba infructuosamente de clavar el pincho de la sombrilla en la
arena. “Normal que no pueda…este niño necesita gafas… ¿es que
no ve que estamos sobre un pedrusco?” Cinco minutos bastaron
para que el chico se rindiera en su intento desesperado y sustituyera
tan laboriosa entrega por un refrescante baño en el salado charco.

- Metete todo lo adentro que puedas. Que no pienso ir a buscarte-


exclamó Nat en cuanto vio que su hermano se dirigía hacia el mar.

- Muy graciosa…- oí decir a Dani antes de verlo desaparecer entre


la multitud de sombrillas.

*****

- Has estado muy callada durante todo el camino. Nat, ¿hay algo
que no me hayas contado?

- ¿Eh? No, nada…no te preocupes Andi…es solo que aun ando


medio dormida

- Bueno…
- ¿No me crees?

- Si, claro, ¿acaso no debería de hacerlo?- Me cuestionó mirándome


inquisitivamente.

- Anoche tuve un pequeño altercado con Nic- dije tan rápido que ni
siquiera estaba segura de que Andi hubiese sido capaz de
entenderlo.

- Cuando dices que tuviste un pequeño altercado con Nic, ¿a que te


refieres exactamente?

- A que anoche discutimos.

- Agghh…ya sabia yo que algo había pasado, ¿es por eso que no os
dirigís la palabra?

- No…para serte sincera tampoco es que nos la hubiéramos dirigido


demasiado antes de la discusión.

- Tratas de decirme que por una mísera vez que habéis hablado…
¿lo habéis empleado para discutir?

Traté de mirar a todos lados excepto a la cara de mi amiga antes de


darle una respuesta.

-Si, algo así-confesé al fin más que avergonzada.

-Nat, Nat…que voy a hacer contigo…Pero te daré un consejo, tal


vez debería usted de dejar por un momento a un lado su orgullo y
tratar de acercarse a ella para pedirle disculpas.

- Es necesario, ¿verdad?

- Pues teniendo en cuenta que como mínimo tendrás que vivir un


año con ella bajo el mismo techo…me temo que si que es
necesario.
- Gracias conciencia- dije mientras me levantaba de donde estaba
sentada y me dirigía hacia donde estaba mi prima poniéndose
crema.

- Fue un placer- fue lo ultimo que oí decir a mi amiga antes de


alejarme de su lado

*****

Ya que Natalia y Andi iban a su bola, yo decidí ir también a la mía.


Apenas habíamos cruzado palabra desde lo sucedido anoche,
aunque tampoco es que antes de que sucediera hubiéramos
cruzado muchas. Tan solo había hablado para dirigirse a mi cuando
me presentó a su amiga Andi.

Al parecer eran amigas desde la infancia. Parecía una chica


simpática y agradable, todo lo contrario que mi prima.

“Como papá diría, no la juzgues y la crucifiques ya…aun no la


conoces bien…” me recordé.

Decidí matar el rato poniéndome protector solar por todo el cuerpo,


tampoco es que lo necesitara

para evitar quemarme, pues a pesar del poco sol de Londres


siempre tuve la suerte de tener un tono tostado en mi piel. “Cosas
de genes supongo”.

Mientras me ponía la crema no pude evitar mirar hacia donde


estaban tumbadas mi prima y su amiga que no paraban de reír
tontamente cada vez que algún chico pasaba por su lado. “La edad
del pavo, como no”. Mi prima al contrario que yo tenía una piel muy
clara. Con el cabello nos pasaba igual, mientras ella lo tenia rubio yo
era morena. “Seguramente nuestros genes compartidos se fueron
de cañas una noche, pillaron una cogorza y no regresaron. Si, es
una teoría razonable, con el suficiente peso para sostenerse por si
misma sin evidencia empírica” seguí divagando mientras seguía
poniéndome potingue.
- Ey Nic, ¿cuando acabes me la pasas?- me interrumpió en mitad
del ritual mi prima a la vez que se sentaba a mi lado en la toalla.

- Si, claro.-respondí pasándole el bote.

- Gracias.

Me puse mis gafas de sol mientras de reojo observaba como se


ponía la potingue también ella por todos lados.

- Se está bien aquí, ¿verdad?- dijo mientras seguía concentrada en


tan ardua labor.

- Si, aunque para mi gusto sobra gente- comenté con tono


malhumorado mientras por tercera vez seguida limpiaba mi lado de
la toalla de arena y miraba con mirada asesina al crío que jugaba
haciendo castillitos un metro más adelante nuestro.

- Lo siento, ya me marcho- la oí decir en apenas un susurro.

- ¡¡No!!No es necesario yo…no me estaba refiriendo a ti…- traté de


disculparme torpemente.

- Esta bien…solo quería disculparme por lo de anoche…la verdad


es que no estuve demasiado fina.

Lo siento mucho.

- No te disculpes, no fuiste solo tu…un tango es para dos…yo


también lo siento. Me hubiera gustado empezar con mejor pie
contigo.

- Y a mi…ojalá pudiera volver atrás en el tiempo…

- Pues ya que está algo dificilillo eso…solo hagamos borrón y


cuenta nueva, ¿te parece?

- Me parece – dijo mientras me sonreía por segunda vez desde que


nos conocíamos.
**

Los días de calor junto al mar pronto pasaron, dando lugar a la


vuelta a la vida cotidiana en la gran ciudad. Apenas fueron dos
semanas las que estuvimos en el apartamento pero en mi interior
tenia la sensación de que habían pasado siglos desde que bajé de
ese avión.

Mi relación con mis tíos y mis primos había ido considerablemente


en aumento, la única que aun se me resistía era Nat. Habíamos
conseguido limar asperezas en el primer día que llegamos pero
luego nuestra relación fue viéndose limitada dando lugar a que solo
fuese un vago espejismo lo que afloró

ese día. Lo cierto era que no habíamos vuelto a discutir, aunque


claro, tampoco es que se hubiera dado la oportunidad para ello.

Con Andi fue mas o menos igual, aunque al contrario, a pesar de


que ella si que hacia esfuerzos por acercarse a mi lo cierto es que
yo me alejaba de ella. Era una chica agradable aunque con unos
puntos un tanto raritos. Había algo en ella que no sé…pero me daba
yuyu…era como si siempre lo supiese todo…

Los días posteriores a la llegada a la ciudad pasaron entre el


papeleo de mi traspaso al nuevo instituto donde continuaría con mis
estudios. Había conseguido que me convalidaran algunas
asignaturas, pero para otras debería de volver a pasar examen.

Y puesto que no me apetecía perder un curso por un par de


asignaturas (quien dice un par dice cinco) decidí que las cursaría
junto con las materias del ultimo año. Estaría difícil que pudiera con
todo pero al menos iba a intentarlo.

*****

- Y bien chicas... ¿nerviosas ante vuestro primer día de clases?-


preguntó mientras conducía mas emocionado si cabe mi tío que
nosotras por volver a la rutina diaria.
- Uhm, no demasiado- respondí mas para mi misma que para mi tío.

- Un primer día como el de cualquier otro curso- se limitó a


responder Nat.

- Uys, que ánimos se respiran en el ambiente –intentó bromear


mientras giraba la esquina y aminoraba la marcha hasta parar frente
a un edificio abarrotado de gente joven.- Bueno, ya llegamos, ¿me
dan mis niñas un besito de despedida antes de entrar al cole con
sus amiguitos?

- ¡¡Papá!!

- Jajaja, ok ok…ya veo que cada día queréis menos a este viejo…
supongo que tendré que acostumbrarme a que me rompáis el
corazón…aish, cést la vie…venga, daos prisa o llegareis tarde a
clase, que tengáis suerte chicas.

- Gracias tío- dije mientras salía del coche y miraba al viejo edificio.

- Igualmente papá- le dijo Nat a su padre antes de besarlo en la


mejilla y apearse del coche también.- Bueno, ya estamos aquí,
¿Qué te parece si entramos?- dijo ahora dirigiéndose a mi.

- Pss…ya que hemos madrugado y hemos llegado hasta aquí…es lo


idóneo, ¿no crees?

- Me parece justo- respondió sonriéndome e iniciando la marcha. –


¿Tienes a mano tu horario?

- Si, espera, lo tengo justo aquí- dije mientras me sacaba un papel


doblado del bolsillo trasero de mi pantalón.

- Genial, veamos que clase tienes…lengua española en el aula 9…-


dijo quedándose un momento pensativa- Pues estas de suerte, te
acompaño hasta allá, tengo la misma clase que tu, es la asignatura
que tienes pendiente del curso pasado, ¿no?

- Eso parece.
- Bueno, no te preocupes, sé que la pasaras, tienes cara de chica
inteligente.

- Jajaja- no pude evitar reír ante el comentario de mi prima- ¿tu


crees?

- Claro… ¿que no ves que tu y yo compartimos genes? A la fuerza


tuviste que heredarlo de mi- dijo mientras se paraba frente a una
puerta- Bien, hemos llegado. ¿Lista para enfrentarte a la jungla?

- Supongo.

- Supones, uyy…je, venga entremos a coger buen sitio en la ultima


fila.

Nada mas abrir la puerta el ruido del interior del aula invadió
nuestros oídos. Mientras fuimos avanzando a través de la sala pude
oír susurros y voces que aunque me empeñara en ignorar no podía
evitar escuchar gracias a la agudeza de mi oído.

- Mira, Nat llegó… ¿y quien es esa con la que va?

- Por ahí he oído que es su prima o no sé que se quedó huérfana y


ahora vive con ellos.

- Pero parece mayor…

- No, en realidad es menor, es de fuera…creo que es alemana…

- Sí, eso explica la altura…es muy guapa…

Giré mis ojos ante la credibilidad que le daban aquellas niñas a sus
fiables fuentes mientras seguía avanzando tras mi prima por el aula
hasta llegar a un par de pupitres vacíos.

- ¿Te parece bien aquí?- Preguntó mirándome expectante.

- Si, aquí está bien- Respondí ausente observando el lugar.


- ¡¡Nat!!- se oyó gritar una voz conocida desde una esquina de la
parte delantera del aula. Era Andi.

Estaba rodeada por 3 chicas más con las que parecía estar
hablando. No tardó demasiado en despedirse de ellas y acercarse a
nosotras.

- ¡Nic! ¿Que hay? ¡Cuanto tiempo chica! No sabía que estabas en


nuestra clase.

- Solo en algunas materias- se apresuró a aclarar Nat.

- Si, solo- cercioré yo.

- Entonces en el resto seguro te toca compartir clase con mi


hermano.

- Es cierto- exclamó Nat como recordando- Es un año mayor que


nosotras.

- Seguro que en cuanto le veas le reconoces. Es un chico peculiar,


de apariencia tímida y solitaria, seguro sentado por el fondo del
aula.

- Recordaré la descripción- le dije a Andi mientras le sonreía.

Poco mas pudo ser dicho pues el profesor hizo de inmediato acto de
presencia.

*****

La clase transcurrió con normalidad, la típica presentación del


primer día de lo que sería la materia en sí, el sistema de evaluación
y poco más. Treinta minutos bastaron para que nos viéramos
liberados.

- ¿Qué tienes ahora?- me preguntó Nat mientras salíamos del aula y


nos sumergíamos de nuevo en aquellos laberintos que llamaban
pasillos.
- Economía, de segundo, en el aula 10.

- Ok, entonces vayamos a la busca y captura.

- No, no te preocupes Nat, ya me las apañaré, además, tenéis


vuestra siguiente clase en apenas cinco minutos.

- ¿Segura?- me cuestionó mirándome fijamente.

- Segurísima - vi la preocupación reflejada en su cara así que le


sonreí- Sabré defenderme. A la hora de la comida os veo.

Ni que decir tiene que anduve dando más vueltas que un trompo por
esos malditos pasillos por lo menos durante cinco minutos, hasta
que al fin conseguí dar con el aula 10, o debiera decir aula 1

ante la ausencia indebida del 0 en la placa.

- ¿Ya te cansaste de dar paseitos por el pasillo?- oí decir a alguien


mientras cruzaba el umbral de la puerta.

Miré a la dueña de tal voz. Era una chica alta, aunque algo menos
que yo, rubia de bote y de tez más bien morena. Sus ojos marrones
me miraban entre burlones y desafiantes.

- No, pero gracias por interesarte tanto por la integridad ajena- le


respondí entrando al aula y dejándola con la palabra en la boca.

La escena que me recibió no era muy diferente a la que ya me había


recibido en el anterior aula; chicos sentados sobre las mesas,
chismorreos a mi paso, tizas invadiendo el espacio aéreo…

Centré mi atención en tratar de localizar al chico peculiar, de


apariencia tímida y solitaria seguro sentado por el fondo del aula, a
la vez que trataba de esquivar los avioncitos de papel que esos
momentos volaban sobre mi cabeza. “Niños…”

Noté como todo el ruido ambiental cesó de inmediato dando paso a


un silencio casi sepulcral, giré mi cabeza pensando que se trataba
de la llegada del profesor pero en lugar de ello mi mirada chocó con
la de la chica de la entrada que ahora venia acompañada por otro
chico moreno y mas alto que ella. Aguanté su mirada unos
instantes, hasta que por fin la chica pareció rendirse y comenzó a
hablar con su acompañante.

Continué mi afanosa búsqueda hasta localizar así mi objetivo. Como


su hermana bien dijo estaba sentado solo al fondo del aula,
sumergido en la escritura en un viejo cuaderno de notas. Por su
tamaño sentado supuse que no debería de ser muy alto, lo cual
como luego comprobaría era cierto

pues lo superaba con creces. Al igual que su hermana era castaño y


de ojos color café, pero a diferencia de ésta él llevaba gafas.
Parecía el típico chico empollón y solitario, vamos, el incomprendido
de la clase a juzgar por como las tizas volaban hacia el desde varios
grupitos cercanos.

- ¿Está libre el pupitre de allá?- le pregunté cortésmente.

- Si- respondió tratando apresuradamente de cerrar el cuaderno en


el que con tanta insistencia escribía instantes antes de mi
profanación.

- Hola soy Nicole, la prima de Natalia- ante su cara de perplejidad


añadí- la amiga de tu hermana Andi- eso pareció bastar para sacarlo
de su ensimismamiento y hacerlo reaccionar.

- Ahh si, un gusto conocer a la famosa Nicole, mi hermana me ha


hablado de ti, soy Iván- dijo alargando su mano y estrechándola
aparatosamente con la mía.

- Espero que cosas buenas- le sonreí bromeando.

- No lo dudes- me sonrió a su vez.

Quedamos un instante en silencio, lo suficiente como para que mis


divagaciones sobre a que tipo de pirado acababa de presentarme
hicieran acto de presencia, divagaciones que no tardaron en
esfumarse al sentir la presencia de alguien no grato no solo para mí
sino al parecer también para mi acompañante.

- Vaya, vaya, pero que ven mis ojos, gafitas granulado y miss doy
paseitos al pasillo.

- Ya ves, dios los crea y ellos se juntan- dije irónicamente mirando a


ella y al chico que la acompañaba.

- Muy graciosa. ¿Eres la nueva?

- Depende de que nueva hables.

- No te hagas la graciosa y responde.

- Podría ser la nueva, ¿algún problema con ello?

- Por supuesto que ninguno, pero te echaba mas inteligente.

- Así como tu ¿verdad?, pero que pena que no siempre todo lo que
se espera se cumpla.

- Ya veo que la altanería viene de genes.

- ¿Segura? Porque que yo sepa tu y yo no compartimos nada.

La chica estaba por responder algo cuando el profesor entró por la


puerta.

- Salvada por la campana miss paseitos con titulo honorífico recién


adquirido de payasa, felicidades, nos veremos a la salida…y dile a
tu primita que también va por ella, porque de esta no se libra ni
rezando el rosario al revés- dijo a la vez que me guiñaba un ojo y
volvía a su sitio contoneando exageradamente las caderas a cada
paso.

- Tu primer día y ya la has pifiado…enhorabuena, batiste el record…


olvida que me conoces- me dijo Iván a la vez que abría otro
cuaderno y esperaba impaciente el dictado del profesor.

- No puede ser tan malo- me limité a responder indiferente mientras


hacia lo mismo que el.

- Cierto, podría haberte partido la cara aquí mismo, pero mira que
piadosa fue que te dejó la oportunidad de hacerlo a la salida y con
un aforo de espectadores menos limitado.

- Hombre de poca fe…sorpréndeme y dime que también hacen


apuestas con las peleas…

*****

La hora del almuerzo llegó mas rápido de lo que esperaba.


Exceptuando la “cálida” bienvenida con la que me abrumaban
algunos de mis nuevos compañeros de clase, la mañana podía
decirse que había sido buena dentro de lo que cabía, con algunas
materias habíamos empezado ya desde ese primer día y los
profesores parecían no defraudar.

Como acordé con Andi y mi prima, Iván y yo nos reunimos con ellas
a la hora del almuerzo. El comedor no podía ser menos que los
pasillos y las aulas, así que mejor os evito el trauma y lo dejo a la
imaginación. Nat y Andi nos esperaban sentadas en una mesa,
debido a nuestra tardanza habían comenzado a comer y mejor así,
porque después de lo que oyeron, exceptuando la saliva, no se
quedaron con ganas de tragar mucho más.

- ¿Que ha hecho que?- preguntó por tercera vez aun incrédula y


como deseando oír otra cosa distinta Natalia.

- Pues eso, que aquí tu querida prima nos ha salido contestona-


respondió Iván.

- Oye, a ver que va a pasar…que la tipa fue a por mí desde el


principio.
- Sí claro, como gracias a dios se te ve presa fácil-dijo Nat girando
sus ojos – no podías estarte calladita, ¿verdad?

- Oye guapa, ¿que acaso crees que a mi me gusta ir pillando bulla


con tó dios o que?

- Venga chicas, que haya paz, con pelearos no conseguiréis nada.-


intentó aplacar los ánimos Andi.

- Da igual, pero por lo menos me desquito con alguien.

- Pues si te parece a la salida en lugar de un asalto, ya puestas


hacemos dos.

- No seas bocazas Nic, que en buena te metiste.

- No sufras, sé cuidarme

- Ya está visto lo bien que te cuidas que no puedes dar ni un paso


sin meterte en algún lío.

- Pues al parecer tú tampoco eres santo de devoción de la tipa, lo


cual quizás explica sus intensas ganas de partirme la cara.

- Chicas, no os pongáis nerviosas…nadie va a partirle la cara a


nadie…tranquilizaos y no os

peleéis- de nuevo intentó prevenirnos Andi.

- Eso, guardad fuerzas para la salida- aconsejó Iván mientras


tranquilamente partía sus macarrones con el cuchillo, como si la
cosa no fuera con el.

*****

Dicho y hecho, a la hora de la salida Iris nos esperaba en la puerta


junto a sus secuaces y un dilatado publico que victima del chisme
había acudido deseoso de ver sangre.
- Ya pensé que no nos daríais el gusto de recrearnos con vuestra
magnifica presencia,

¿asustadas?-espetó Iris nada mas vernos salir por la puerta del


instituto.

- ¿Lo estas tu?- le pregunté

- ¿Debería?

- Entonces ya tu misma respondiste a tu pregunta…-respondí con


una sonrisa irónica colgada en mis labios.

- Eso, tu enciendela mas, que aun no se le ve la mecha…- oí que


me decía Nat casi en un susurro a la vez que me sujetaba del
antebrazo.

- Nat, veo que el verano te dejó tan ridícula como siempre, me


alegro de que al fin te decidieras a aceptar también la invitación.

- Mira, si tienes un problema con alguien es conmigo, pero a Nat la


dejas en paz, ¿estamos?-

intenté salir en su defensa.

- Salió la defensora… ¿que pasa? ¿Que tío gilito luego te castiga si


su niña va con un rasguñito?

- Hija de…- soltó Nat antes de que apenas pudiera sujetarla para
evitar que hiciera una tontería de la que se lamentara luego.

- Eso, además de enana, deslenguada… ¿que tu papito no te dijo


que eso está feo?

- Ya está bien niñata…si tienes algún problema lo dices y si no te


apartas y nos dejas pasar.

- ¿Ya te me pones en plan gallito?


- Prefiero pensar que es un plan razonable para todos, pero
especialmente para ti.

- ¿Y desde cuando te preocupas por mi?

- Mira niña, ya me cansé del jueguito, ¿que no sabes responder


nada más que con preguntas? o te apartas o te aparto.

- Está bien me aparto, pero me quedo con la rubita…es un buen


trato, ¿no crees?

- Te apartas o te aparto, no te lo repito más. Te aparto La


impasividad de la tipa unida a la tensión acumulada en mi cuerpo
hizo que actuara casi de forma

automática agarrando a mi prima de un brazo mientras con el otro


golpeaba a la chica que tenia de frente con un gancho en todos los
morros. La reacción no se hizo esperar: sangre por todos lados, un
labio roto, clamor popular y primera visita oficial a la oficina del
director.

*****

- Whoo…así que un labio partido…este Ricardo…Veo que te


enseñó bien a defenderte- comentaba mi tío mientras conducía.

A él había sido a quien habían llamado desde la oficina del director


para que fuera a recogernos tras la pelea y muy al contrario de lo
que supuse no parecía para nada molesto con el asunto, mas bien
al contrario, era como si encima me aclamara por mi valentía, la
misma valentía que me había costado una semana de expulsión y la
apertura de un expediente.

“Maravilloso Nic, simplemente divino…no podías haber comenzado


mejor tu primer día de clases”

me castigaba a mi misma mientras mi tío seguía divagando y


comparando la situación con sus años mozos de instituto. Miré a mi
prima sentada a mi lado en el asiento trasero, miraba por la ventana
la calle con aire ausente. A pesar de que nos habían llevado juntas
al despacho del director no habíamos hablado desde lo sucedido.

“Seguro la asustaste…¡¡burra!!¡¡Que eres una burra!!¿¿Cuando


aprenderás que las cosas no se solucionan liándote a hostias con tó
el que se te ponga por delante??” suspiré “Al menos me queda el
consuelo de que ella salió indemne de todo el asunto”.

- Recuerdo que el tipo estaba por partirme la cara cuando...- suena


un móvil- si?

- Miguel, ¿¿donde estáis??Hace más de una hora que deberíais de


haber llegado…

- Tranquila Didi, estamos en ello, solo surgió un imprevisto. En


menos de 5 minutos estamos ahí.

- ¿Sucedió algo?

- Luego te cuento cariño, lo siento es que ahora voy al volante.

- Esta bien, no tardéis.

- Si, hasta ahora- dejando el teléfono a un lado- era mamá- dijo a la


vez que me sonreía como bobis por el espejo retrovisor y
continuaba con la batallita del año la pera.

*****

- ¿¿Pero viste como voló la tipa??¡¡Fue espectacular!!Al fin alguien


pone en su sitio a Iris, ¡¡que se joda!! Se lo tiene bien merecido por
todas las putadas que nos ha gastado en todo este tiempo.

- Jaja, vaya que es cierto que nos saliste deslenguada... ¿y que


pasó en la sala del director? ¿Os castigaron?

- A mi no pero a Nic…a Nic la expulsaron por una semana y le


abrieron un expediente.
- ¡¡No jodas!! ¿Y a Iris?

- ¿¿Tu que crees?? Es la sobrina del director.

- Cabrón.

- ¿Y ahora quien es la deslenguada?

- Eso es que me lo pegaste, como la hermosura.

- Entonces mejor me despego de ti antes que me robes la poca que


me queda.

- ¿Y como lograste salir indemne de todo el lío?

- Nic se culpó de todo.

- Pero ella no tuvo la culpa…diablos ni tu la tenias…la única que se


lo guisó y se lo comió fue Iris…me pregunto que hubiera pasado si
hubiera sido al contrario y hubierais sido vosotras las escaldadas…

- Hubiera pasado lo mismo…se las habría ingeniado para involucrar


a Nic como la instigadora del asunto…eso es lo que hubiera
pasado…Aggg, me da tanta rabia, Nic no hizo nada para ganarse la
losa que le cayó…y encima no pude decir nada para ayudarla…no
se dejó, ¿te lo puedes creer?

- ¿Que? Un momento…ya me perdí... ¿a que te refieres con que no


se dejó?

- A que desde el principio se culpó de todo…Traté de defenderla


¿pero que crees?Que ni colaboraba, al contrario, se echaba mas
tierra encima.

- Bueno, ya conoces el código.

- ¡¡A la mierda con el código!!¡¡ A la mierda con todo!!

- Vaya, gracias.
- Lo siento Andi…me enerva, no lo puedo evitar…

- Ya lo sé amiga… ¿has hablado con Nic en casa?

- No, aun no lo he hecho…y me gustaría agradecerle el que


después de todo me defendiera.

- Deberías hacerlo…está claro que la chica tiene carácter…tenía


mis dudas pero ahora ya sé que viene de genes.

- Sin duda lo tiene...debo dejarte Andi, mi hermano quiere ocupar


esto un rato.

- Entiendo, nos vemos mañana en clase. Saludos para Nic.

- Yo se los mando, gracias, nos vemos mañana.

Desconecté el msn, cerré mi sesión en el pc y me dispuse a subir a


mi habitación a hacer lo que hace rato ya debía haber hecho.

*****

Toc toc

- ¿Se puede?- dijo Nat entreabriendo la puerta y metiendo media


cabeza a través.

- Claro, te recuerdo que es tu habitación- respondí dejando a un


lado el libro en el que estaba sumergida leyendo.

- Ya lo sé, pero ahora ya no es solo mía- contestó a la vez que me


sonreía tímidamente y se sentaba sobre su cama.

- Aun así, no necesitas pedir permiso.

- ¿Que lees?

- Hamlet.
- ¿Te gusta Shakespeare?

- No me gusta, me encanta.

- Es curioso, pero nunca lo hubiera imaginado

Me limité tragarme mi sarcasmo y a sonreírle, evitando así decir


algo que rompiera el calmado ambiente que se respiraba en ese
momento.

- Hay tanto que no sé de ti…

- A veces es mejor así, no saber nada de nadie.

- ¿Aun arriesgándote a perder cosas buenas?

- También ganas el no saber las malas

- ¿Y romper el equilibrio?

- El equilibrio no se rompe. Si no sabes lo bueno, no sabes lo malo.


Así de simple.

- ¿Siempre eres así de complicada?

- ¿Siempre haces tantas preguntas?

- Lo siento, es una fea costumbre- me dijo sonriendo tímidamente a


la vez que notaba un pequeño rubor en sus mejillas.

- No tienes porque disculparte. Todos las tenemos.

- Nic…

- ¿Si?

- Quería agradecerte por lo de esta tarde…- me dijo levantándose


de su cama y sentándose sobre la mía invadiendo peligrosamente
mi espacio personal-…gracias por defenderme frente a Iris…
- No hace falta que agradezcas nada, aquello era entre ella y yo, no
tenia que meterte en medio.

- Ya, pero no quita que me defendieras aun habiéndome


comportado como una cerda contigo en todo este tiempo.

- No te has comportado como una cerda.

- Si, Nic, te he ignorado…y lo sabes.

- ¿Y? Yo también lo he hecho contigo.

- Pero no es lo mismo.

- ¿Cual es la diferencia? ¿Que yo estoy sola en el mundo? ¿Es


eso? ¿Ahora me vas a tener lastima?- me apresuré a decir a la
defensiva.

- No, no es eso…además, sabes que no estas sola.

- ¿Entonces?

- Que debería haber intentado ponerme en tu lugar, tratar de


conocerte…no lo hice porque estaba molesta…molesta porque de
pronto te aparecías en nuestras vidas para cambiarlas…

- Eso yo no lo elegí.

- Ya lo sé…pero te culpaba por ello…yo, lo siento mucho…

- Yo ya he estado aquí, yo ya he vivido esto…

- Entiendo que estés molesta conmigo.

- No estoy molesta contigo, y a decir verdad no te juzgo por ello…si


te soy sincera, si yo hubiera estado en tu lugar, habría sido peor…-le
dije a la vez que le sonreía tratando de quitarle hierro al asunto.
Funcionó porque me sonrió a la vez que miraba hacia el suelo,
pareció quedarse un rato pensativa hasta que de pronto oí de nuevo
su voz.

- Si hubiera sido al contrario… ¿me hubieras defendido igual?

- ¿Aun lo dudas?

- Y si hubiera sido al contrario… ¿también te hubieras inculpado?

- Es el código, Nat.

- Pues hay que ir pensando en reeditarlo, porque no pienso permitir


que te expulsen de nuevo.

No pude sino sonreír ante su determinación.

*****

El comedor mostraba su máximo apogeo a las 3 de la tarde, hora en


la cual casi todos los

estudiantes tenían su segundo descanso del día. Andaba de camino


a reunirme con Andi e Iván en la misma mesa de siempre cuando
Guille se cruzó en mi camino haciendo que tuviera que hacer
malabarismos con mi bandeja para evitar que mis albóndigas
nadaran en zumo de naranja.

- Lo siento.

- No pasa nada- respondí algo nerviosa, no en vano tenía frente a


mis narices al tío mas bueno y popular de todo el insti.

- ¿Te ayudo?

- No, no hace falta…ya puedo yo- le sonreí.

- Como quieras. No sé si te habrás enterado de lo de la fiesta de


mañana en la casa de José…
- Si, algo he oído por ahí- le contesté mientras seguíamos
caminando por el pasillo del comedor hacia donde mis amigos me
esperaban expectantes.

- ¿Te gustaría acompañarme?

Me detuve en seco y le miré con cara de no haber entendido bien.

- ¿Acompañarte en el sentido de…yo…tu…salir…fiesta?

- Sí, algo así. ¿Te parece bien que te recoja a las diez?

Parpadeé varias veces antes de responder.

- A las diez estará bien.

- Ok, entonces nos vemos mañana…y cuidado con la bandeja.

- Sí, nos vemos-dije caminando en piloto automático, bandeja por


completo olvidada en mis manos, mientras mis cabeza aún trataba
de asimilar si lo sucedido instantes antes realmente había ocurrido y
no era sólo producto de mi alocada imaginación.

- ¿Qué quería Guille? ¿Qué le ha pasado a tu comida?- me empezó


a interrogar Andi nada mas llegar a la mesa.

- Nada importante…solo invitarme a salir con él el sábado- contesté


ausente aún mientras apartaba los fideos de la sopa de las
albóndigas y lamía el pan manchado del caramelo del flan.

- ¿Qué? ¡¡¿¿Qué saldrás con el chico más guapo de todo el insti??!!


¡¡Pero que te has fumao!!- gritó escupiendo la sopa de la boca y
haciendo que varias cabezas de alrededor se giraran a mirarla.

- Y porque no era nada importante…- comentó Iván mientras hacia a


un lado su comida y comenzaba a devorar el postre.

- Dilo un poco mas fuerte que los de la séptima mesa no se


enteraron- dije avergonzada.
- Lo siento, pero es que…buff a mi mejor amiga no todos los dias la
invita a salir el buenorro del insti… ¿Y que le dijiste? ¿Aceptaste?
¿Que te pondrás?

- ¿De verdad que tu no eres de la GESTAPO?

- ¡¡Ya!!¡¡Dime!!¡¡No me tortures de esta forma tan cruel!

- Sí, acepté…o al menos lo intenté- dije mientras mordía mi cuchara-


Y antes de que vuelvas a preguntar…no, no sé que me pondré-
añadí.

- Se me ocurre que podría dejarte ese conjuntito de cuero de falda y


top que…

- No pienso ponerme esa cosa.

- ¿Pero porque?

- Porque va diciendo a gritos “cómeme””.

- ¿Y? es que es eso lo que se supone que debe de decir.

*****

Estaba viendo la televisión sobre el sofá cuando mi tía llegó junto


con mi primo pequeño.

- Hola Nic, ya estamos aquí.

Inmediatamente salté de donde estaba y me dispuse a ayudarla con


las bolsas que cargaba.

- Gracias- me agradeció.

- De nada- respondí camino a la cocina, seguida de cerca por Alex


que cargaba a duras penas el paquete de rollos de papel higiénico.
Dejé todo sobre la encimera de la cocina y ya me disponía a darme
la vuelta para salir cuando noté que alguien me tiraba del elástico
del pantalón. Bajé mi mirada para descubrir a mi primo mirándome
con ojos suplicantes mientras con un bracito sujetaba el paquete y
con el otro me señalaba hacia arriba.

-Yo quero- me decía.

- ¿Qué quieres?- le pregunté poniéndome a su altura.

- Yo…- trataba de explicarse mirando el paquete y hacia arriba.


Seguí su mirada captando de inmediato lo que quería.

- Ohh- exclamé levantándome para acto seguido cogerlo en brazos


y acercarlo a la encimera donde cuidadosamente colocó el paquete.

- Yap- me dijo sonriente volviéndose hacia a mí.

- Sí, que bien lo hiciste…como los niños grandes- le sonreí a su vez.

- Jeje- rió alegre- Si, yo niño grande- se palmeó en el pecho antes


de acercarse a mí y sorprenderme con un baboso besito en la
mejilla. – Gasias.

Aún sorprendida lo dejé en el suelo donde no tardó en salir


corriendo hacia el salón antes de que su madre llegara a la cocina.

- ¿Aún no llegó Nat?- preguntó mientras se ponía a guardar la


compra.

- No, pero ya debe de estar al caer – no me dio ni tiempo a acabar


cuando la puerta trasera que daba a la cocina se abrió.

- Hablando de la reina de roma, por la puerta asoma.

- Hola mamá- dijo besándola- Nic- me saludó con la cabeza. – ¿De


que hablabais?- preguntó soltando la mochila y poniéndose un vaso
de agua.
- Nada, que andaba preguntándole a Nic si habías llegado, ¿cómo
te fue el día, cariño?

- No estuvo mal. Uhm, mamá…me invitaron a una fiesta mañana por


la noche… ¿puedo ir?

- ¿A una fiesta? ¿Donde?

- En la casa de José, un chico del insti. Es una fiesta de bienvenida


al nuevo curso.

- Oh, vaya. ¿Irá Andi también?

- No, no creo, ya sabes como es su má para esas cosas...además,


creo que trabaja…

- Pues es una mujer coherente.

- Ya… ¿pero puedo ir?

- Tendrás que pedirle permiso a tu padre antes, además, ya sabes


que este fin de semana estaremos fuera, es la boda del socio de tu
padre, ¿no te acordabas?

- Oh, lo había olvidado completamente…

“¿Cómo que bodorrio? ¿Y cuándo pensaban decirme? ¿Que aquí


soy la última mona o que?” el miedo empezaba a apoderarse de mi
mientras observaba en silencio la interacción entre madre e hija.

- Pero dije que no iría-continuó Nat.

- Ya lo sé, y hablamos de ello, te quedarías en casa de Andi el fin de


semana, pero ya que está aquí Nic te quedas mejor con ella en
casa.

“Ahh bueno, así pues si…esto me gusta mas. Un momento… fin de


semana, casa, solas, Nat y yo…me suena a combinación perversa”
*****

- ¡¡Maldita sea papá!!Ya estoy lo suficientemente crecidita como


para poder ir a una fiesta, no me vengas con esas ahora…- dije
indignada mientras discutía con mi padre. Me irritaba que para unas
cosas me consideraran mayor y para otras aun me trataran como la
niña que ya no era.

- Si, se nota lo crecidita que estas que mira el escándalo que estas
armando, además, ya dije que no y es no, te quedaras en casa con
Nic y que no me entere yo que sales, ¿estamos?

Subí rápidamente las escaleras dispuesta a encerrarme en mi


cuarto.

- ¿Estamos?

- ¡¡Si!!¡¡Estamos!!- grité dando un portazo con la puerta de mi


habitación.

*****

Estaba leyendo sobre mi cama cuando Nat entró como un huracán


en la habitación. Parecía como un perro enjaulado dando vueltas de
un lado para otro. Había escuchado la discusión que habían
mantenido ella y su padre, no es que fuera una cotilla solo que me
había sido imposible ignorarla por el decibelio que le habían puesto
desde el principio.

- Es increíble…increíble…- decía mientras seguía dando vueltas y


moviéndose mas que una pulga con hipo- ¡¡maldita sea!!-exclamó
sentándose sobre la cama y pareciendo calmarse.

- ¿Tu padre también era peor que cancerbero?- preguntó de


repente.

- Un poco, tirando a mucho mas que el tuyo.

- Buff, y yo que pensaba que el mío era especial.


- Herencia, supongo.

- Pos va a ser que si…Llamaré a Andi para decirle que no voy a la


fiesta- dijo mientras agarraba su móvil.

- Creí que ella no iba.

- Y no va, solo que mejor bajarla de la nube ahora y que no se me


emocione tanto…esta niña es capaz de no dormir de la intriga en
todo el fin de semana.- afirmó mientras marcaba el número.

- ¿Si?

- Andi…

-¡¡ Si Nat!!¿Quieres el conjunto de falda y top?

- No, no te llamo para eso…en realidad es para decirte todo lo


contrario…no voy, mi padre se ha emperrado en no dejarme salir
por lo de que no están en casa en el fin de semana.

- ¡¡No jodas!! ¡¡Arrástrate!! ¡¡Suplica!!

- Con mi pá no funciona.

- ¡¡Pues me arrastro yo!!

- Ya, payasa, no hay nada que hacer…adiós al sueño…

- Pero no te puedes rendir así…¡¡Nat!! ¡¡Reacciona!! ¡¡Es el chico


mas popular del insti!!

- Ya… ¿pero que puedo hacer si estoy encerrada en el castillo?

- Si, pero sola, nadie tiene porque saber…

- Sabes que no es así exactamente.


- Pero es buena tía… alguien que respeta el código no se chivará…
¡¡vamos Nat!! ¡¡No es la primera ni será la última vez que incumplas
las normas!! Además, si lo haces bien ella tampoco tiene porque
enterarse, así evitas ponerla en el compromiso de que mienta por
ti…

- No sé Andi, demasiadas meteduras de pata ya.

- Si, pero mas vale pájaro en mano que ciento volando, lo cual no
tienes que tomarlo en el sentido literal, ¿eh?

- Jaja, ok, lo pensaré.

- Vale, que sepas que espero impaciente tu respuesta, nos vemos.

- Nos vemos- colgó

No había podido evitar escuchar a mi prima mientras hablaba con su


amiga por teléfono. Puede que no hubiera escuchado lo que se oía
al otro lado de la línea pero no era imbécil, aquí se cocía algo…

algo que no tardaría en descubrir.

**

Me encontraba en el sofá viendo uno de esos programas donde


critican a todo bicho viviente cuando sonó el teléfono. Intenté hacer
caso omiso de el como aquel que espera que de pronto aparezca
por la puerta el criado Ambrosio a cogerlo.

Ante la insistencia del aparato, ya estaba por hacer el esfuerzo y


levantarme cuando oí a mi prima desde arriba:

- ¡Ya lo cojo yo!

“Si insistes…”

Mis tíos se habían ido hacia unas horas al pueblo donde se


celebraría el bodorrio. Tenían pensado dormir allí por lo que no
regresarían hasta el otro día.

Ya que la casa quedaba a nuestra completa disposición, Nat y yo


habíamos decidido que por una noche cada una tendría su espacio,
así que ella dormiría en la habitación de Dani.

Seguí observando como uno de los freakis de la tele se quitaba de


pronto la camisa y bailaba sobre la mesa.

“Ioss!! El muñeco de la michelín!!Anda que…como está el patio…”

PLOF

Oí de repente un ruido procedente de arriba, como si algo hubiese


caído al suelo. Me levanté y en el inicio de las escaleras grité:

- ¿Todo bien?

- ¡¡Sí, solo se me escurrió el discman de entre las manos!! ¡¡Pero


tranquila!!¡¡Que no cunda el pánico, que aun parece que respira!!-
fue la respuesta que escuché procedente de arriba.

Volví a tirarme sobre el sofá mientras agarraba el mando y hacía


zapping.

“Presiento que será una larga noche…” Y no me equivoqué.

*****

Estaba en el baño terminando de arreglarme cuando sonó el


teléfono, al final había decidido que iría a la fiesta de estrangis sin
que nadie se enterara.

- ¿Si?

- ¡¡Nat!! ¿¿Como lo llevas??¿¿Nerviosa??Porque yo si lo estoy…

- Andi, te tengo dicho que no tomes cafeína antes de irte a la


cama…
- ¡¡Ya!!¡¡No seas payasa y responde!!

- Pues llevarlo lo llevo…ando terminando de arreglarme, ¿y tú que?


te dije que no llamaras, ¿que tal si ya me hubiera marchado?

- Lo siento, es la emoción, tú sabes…

- Si claro… ¿que tal te va la noche a ti?

- Aburrida…los renacuajos estos ya se quedaron fritos. Estos niños


de ahora no aguantan ná…

- Eso es porque tú eres como el conejito de las Duracell…oye Andi,


tengo que dejarte, Guille pasará a buscarme en 10 minutos y quiero
estar abajo para cuando llegue.

- Ok…pásalo bien Nat y ten cuidado…no hagas nada que yo no


haría.

- Sí, no te preocupes. Mañana te llamo.

- No problemo… para las 9 ya te estoy tirando la puerta abajo.

- Jaja, hasta luego loca impaciente.

- Hasta luego.

Colgué y me miré al espejo por última vez.

“Muy bien Nat, ¿estas segura de lo que vas a hacer?¿porque aun se


puede rectificar…”mi

conciencia me decía por un lado “¿¿rectificar??No vas a perderte el


fiestorro del siglo con el tío mas buenorro del planeta, detrás de
Brad Pitt claro, por un mísero remordimiento, ¿verdad?” me decía mi
lado rebelde por otro.

“Los zapatos, que mira que soy capaz de irme en pantuflillas con las
prisas…”me dirigí al mueble zapatero donde saqué unas sandalias
con un tacón algo alto para mi gusto.

“Que remedio, como dice la abuela, pa presumir hay que sufrir”.

Una vez lista me dirigí hacia la ventana de la habitación de Dani,


pues justo enfrente había un árbol lo suficientemente cerca como
para subir a el de un salto.

“Muy bien, puedes hacerlo…no es como si fuera tu primera vez” me


dije a la vez que abría la ventana y me empezaba a subir a ella para
pasar a través.

PLOF

- Mierd...- escupí apenas pudiéndome frenar en el impulso.

- ¿Todo bien?- escuché a Nic preguntar desde abajo.

- ¡¡Sí, solo se me escurrió el discman de entre las manos!! ¡¡Pero


tranquila!!¡¡Que no cunda el pánico, que aun parece que respira!!-
dije mientras me agachaba para coger mi zapato del suelo y lo
tiraba al jardín. “Maldita sea…”

“El discman…anda que, ya te vale…bueno, lo importante es que se


lo ha tragado…piececito derecho, izquierdo, pasito, saaltoo...y listo”
me decía a mi misma mientras subía al árbol y bajaba.

- Y ahora a esperar a mi Romeo.

El cuál no tardó mucho en aparecer.

- Hola, sin duda seré la envidia de todos esta noche- dijo a la par
que me miraba de arriba abajo.

- Adulador - respondí tímidamente a la vez que me metía en el


coche y partíamos rumbo a la fiesta.

El viaje transcurrió entre miradas de soslayo por su parte y sonrisas


tímidas en respuesta por la mía.
El silencio fue roto una vez llegamos al lugar de la celebración.

- Nat, gracias por haber decidido acompañarme - sus ojos marrones


clavados en los míos- Es para mi un placer tenerte como pareja esta
noche.

- Gracias a ti por invitarme a acompañarte- dije en apenas un


susurro mientras veía como sus labios se iban acercando
peligrosamente a los míos.

Apenas fue un tímido beso pero…¡¡Dioses que beso!!

“Vale, ahora es cuando no tienes que olvidar respirar y espirar


pausadamente…ha sido solo un beso,

¡¡dios, creo que estoy hiperventilando!!”

- ¿Te encuentras bien? – preguntó con tono preocupado.

- Si, mejor salgamos ya. - “¡¡que necesito aire fresco con urgencia!!”

Apenas abrí la puerta la suave brisa de octubre trajo a mis oídos el


sonido de la música junto al lejano murmullo del resto de invitados.
Parecía que la fiesta estaba en todo su apogeo. Estaba arreglando
mi indumentaria cuando sentí una cálida mano sobre la parte baja
de mi espalda.

- ¿Preparada para entrar?

- Si. - “O al menos eso creo”.

*****

Como bien supuse la fiesta estaba en todo su apogeo. Nada mas


llegar varios chicos del equipo de fútbol nos recibieron en la puerta
dándonos la bienvenida.

- ¡¡Eyy tío!!¡¡Te tardaste!!


- Hola Toni, ya sabes que mas vale tarde que nunca- dijo mientras
chocaba su mano con el y el resto de chicos.- Además, la tardanza
me compensó-afirmó mientras me miraba.- Os presento a Nat.

- Encantado Nat- dijo Toni a la par que se me acercaba para


estrecharme la mano, idéntico movimiento que se repitió por parte
de todos los chicos.

- Igualmente.

- Oye Guille, por ahí me han dicho que dentro te esperan.

- Ahh, gracias Toni, nos vemos luego.

- Nos vemos- dijo el chico despidiéndose.

Entramos dentro. La casa estaba llena de gente conocida del


instituto.

- Nat, debo ir a ver que quieren – dijo cerca de mi oído- Vé


pidiéndote algo de beber si quieres, ahora regreso- afirmó para acto
seguido perderse entre la multitud.

Nunca antes había estado en una fiesta, pero no supuse que sería
muy difícil, solo tenía que acercarme a la mesa, pedir una bebida y
bailar hasta no sentir los pies.

*****

- ¿La trajiste?

- Sí, hice todo lo que me pediste.

- Así me gusta. Pobre imbecil, no sabe lo que le tengo preparado.


Pronto esa enana me las pagará todas juntas, como que me llamo
Iris que lo hará. Deseará no haber nacido nunca.

*****
Apenas me había acabado mi bebida cuando vi acercarse a Guille
con un vaso en cada mano.

- Toma, te lo cambio.

- Pero si aun me queda.

- Ya, pero de este sabor está mas bueno, ya veras.

Agarré el vaso que me ofrecía y tomé un sorbo mientras seguía


moviéndome bajo el influjo de la música.

- ¿A que sabe mejor?

- Sip… ¿que es? Tiene sabor a piña

- Porque es piña colada.

- Pero…

- Tranquila, es un combinado sin alcohol.

- Está buena.

- Me alegro que te guste, la hice especialmente para ti.

- Oh, vaya, gracias- le sonreí timidamente.

- De nada- dijo devolviéndome la sonrisa mientras bailaba a mi lado.

*****

El sonido de la cabecera del teletienda hizo que me despertara.


Serian algo más de las 2 de la madrugada. Me levanté del sofá
donde había pasado las últimas 4 horas y me dispuse a subir a mi
habitación casi sin poder moverme.

Ya había llegado a mi puerta cuando escuché el golpe de algo caer


en la habitación de al lado, la de Dani. Me acerqué lentamente a la
puerta y pegué mi oreja no sabiendo si entrar y mirar directamente
que había sido eso o tocar antes. Decidí hacer gala de mis modales
y tocar suavemente.

TOC TOC

No hubo respuesta alguna, surgiéndome de nuevo el dilema de


tocar otra vez, pero mas fuerte, o simplemente evitar hacer mas
ruido y entrar a mirar.

TOC TOC

Toqué de nuevo, obteniendo la misma respuesta y decidiendo


actuar. Abrí suavemente, lo suficiente como para mirar que todo
estaba bien a través de la puerta entreabierta. La oscuridad me
sorprendió.

- ¿Nat?- susurré, no obteniendo respuesta alguna.

Desde donde estaba pude ver que la ventana estaba


completamente abierta, entré para cerrarla y

estaba en ello cuando noté bajo mis pies algo que crujía.

- Agg…¡¡diablos!!- grité sin poder evitarlo. Miré a mi alrededor en la


oscuridad no notando ningún movimiento extraño. Eso bastó para
que a duras penas me acercara de nuevo a la puerta y encendiera
la luz, descubriendo lo que ya intuía: que me había clavado un trozo
de cerámica de lleno en toda la planta del pie y segundo, y no por
ello menos importante, que mi prima se había escaqueado, a juzgar
lo que decía la escena del crimen, por la ventana.

Salí de la habitación cojeando, con destino al baño, cuando en el


camino encontré el teléfono.

Marqué rellamada, esperando que una voz conocida se encontrara


en la otra línea.

- ¿Sí? - fue la respuesta somnolienta de la voz conocida.


- ¡¡Andi!!

- ¡¡Nicole!!¿Que ocurre? Por dios, son más de las dos de la


madrugada…

- Eso mismo me gustaría saber a mí, que ocurre…

- ¿Eh?

- No me vengas ahora haciéndote la que no entiende… ¿donde está


Natalia?

- ¿Durmiendo?

- Mira, te explicaré la situación, es tarde, tengo media hucha de


marrano incrustada en la planta del pie y estoy mas que cabreada
porque acabo de darme cuenta que me la pegaron…y ahora, si
fueras tan amable de decirme donde esta mi queridísima prima…

- Bueno, yo…no sé nada, estoy trabajando esta noche…

- Ya…y los pájaros tienen vértigo… ¿me dices de una puñetera vez
o tengo que ir a sacártelo a golpes?- contesté perdiendo la poca
paciencia que de por sí tengo.

- Se fue a la fiesta.

- ¡¡No jodas!! ¡¡Ni lo había pensado!!!- le respondí sarcásticamente.

- No sé más…

- Claro que si sabes, dame la dirección…

- Nicole no i…

- Creo que no me oíste bien, así que te lo pediré amablemente de


nuevo, Andi… ¿me das la puta dirección?

- El numero 5 de la calle Menéndez.


- Gracias, fue un gusto hablar contigo- colgué el teléfono y seguí mi
camino hacia el baño.

*****

- Jiji, ugh, Gui…Creo que estoy algo mareada…

- ¿Quieres salir fuera al fresco?

- Si…necesito aire…

Ya fuera…

- Estas muy guapa esta noche Nat…

- Jiji, no seas zalamero…que me sonrojo…

- Aun sonrojada me gustas…-dijo acercándose y apunto de besarla

- No…- dijo esta apartándose de repente.

- ¿No que?

- Que aquí no…

- ¿Quieres que vayamos a un lugar mas intimo?

- No, ya es demasiado tarde, debería volver a casa…

- Pero que dices, si la noche apenas acaba de empezar niña- dijo


agarrandola del brazo y llevándola hacia el parque que había al otro
lado de la calle.

- ¡Noo!...déjame, quiero ir a casa…

- Iras…pero cuando yo quiera…antes tú y yo tenemos algo


pendiente…

- No, por favor Guille, suelta…me haces daño…


- Te soltaré cuando me apetezca…¡¡vamos!!

- No, no quiero, déjame en paz.

- Ya oíste, quiere que la dejes en paz- dije apareciendo desde la


oscuridad.

Me dirigía a la dirección donde me dijo Andi cuando escuché a


alguien gritar desde un parque cercano al lugar, me acerqué y cual
fue mi sorpresa ante lo que me encontré.

- ¿Y tu quien demonios se supone que eres para darme ordenes?


nadie te dio vela en este entierro, así es que, ¡¡piérdete!!

- ¿Y si no me da la gana?

- ¿Y si te parto la boca?

- ¿Serias capaz de hacerle eso a una chica indefensa como yo?- le


contesté irónicamente.

- ¿Quieres probarlo?

- ¿El que? ¿Que eres un cobarde? Vale…si insistes…

- Nic, no…- gritó Nat para intentar prevenirme mientras agarraba el


brazo de Guille para impedir que se acercara a mí.

-¡¡Suelta puta!!- espetó el tipo a la vez que le empujaba tirandola


contra el suelo.

Eso bastó para que de dos pasos me pusiera a su lado y no dándole


tiempo ni a reaccionar le golpeara con el puño cerrado en la cara y
luego en todo el estomago. El tipo quedó doblado en el suelo,
faltándole el aire y con la cara cubierta de sangre mientras se
retorcía de dolor.

Me dirigí hacia donde estaba mi prima, se encontraba sentada en el


suelo, abrazada a si misma mientras lloraba, habiendo observado
toda la escena.

- Nat- dije agachándome junto a ella, a lo que ella por instinto


reaccionó alejándose. Sus ojos verdes me miraron llorosos y
asustados.- Nat, soy yo, Nicole, no voy a hacerte daño…- dije de
nuevo esta vez alargando la mano y tocándole levemente la mejilla.

Ese gesto pareció suficiente para hacerla reaccionar y sacarla del


shock.

- Nicole…- susurró mientras me abrazaba y empezaba a llorar de


nuevo desconsoladamente.

- Sssch, tranquila…ya todo está bien…No dejaré que nadie te haga


daño…- intenté calmarla, mientras ella se aferraba mas fuerte a mi.-
¿puedes mantenerte en pie?

- Sí…

- Ok, entonces vamos arriba – la guié hasta ponerla de pie junto a


mi, pareció mantenerse a duras penas- ¿estas bien?

- Si, un poco mareada…me tiemblan las piernas…apenas tengo


fuerzas…

- No te preocupes, apoyate en mi, mientras venia vi un teléfono en la


esquina de la siguiente manzana, iremos hasta allí y llamaremos un
taxi… ¿crees que podrás hacerlo?

- Si, puedo, solo no me sueltes.

- Tranquila, no te soltaré- afirmé mientras la besaba en la frente y


empezábamos a avanzar dejando tras nuestra una sombra
retorciéndose aun en el suelo.

*****

La dejé sentada en la marquesina del autobús mientras llamaba por


teléfono desde la cabina de al lado. Cuando regresé estaba de
nuevo llorando. Me senté silenciosamente a su lado, sin saber que
hacer ante la situación.

- Siento mucho todo.

- No vale la pena lamentarse ya, lo que se hizo ya está hecho, con


lamentarse no lo cambiarás.

- Ya, pero no quita que lo sienta…

- Eso es cierto… ¿porque te escapaste?- dije mirándola.

- Pss…no lo sé, supongo que porque en el fondo tenía ganas de


venir…

- ¿Supones?

- Tú sabes, no todos los días el chico que crees mas maravilloso del
planeta te invita a salir…

pensaba que sería distinto…

- A veces no todo lo que reluce es oro.

- Y que lo digas…- fue lo último que dijo antes de ponerse de nuevo


a sollozar.

- Vamos, no llores- le susurré acercándome a ella y pasándole un


brazo por encima de los hombros.

- Si es que…- susurró a su vez entrecortadamente no pudiendo


terminar la frase mientras se volvía hacia mí y escondía su cara en
mi pecho.

No me quedó otra que quedarme así, no sabiendo que más hacer ni


que decir, hasta que llegó el taxi.

*****
Dos calles mas abajo dos sombras discuten en un callejón.

- ¿Que hiciste que? vuelve a repetírmelo por favor, que aun no me


entra en la cabeza.

- Yo solo quería pasar un buen rato…

- ¡Imbecil!!¡¡Has echado abajo todo el plan!!

- ¿Y que acaso hubiera funcionado? La tipa estaba fuera


esperando…

- ¡¡Calla subnormal!!¡¡No vales para nada!!¡¡Nunca sabremos si


hubiera funcionado porque tu, imbecil, la pifiaste!! ¡¡Y ahora vete!!
¡¡Desaparece de mi vista!!- el chico cumple la orden y desaparece
calle abajo murmurando por lo bajo mientras camina pesadamente.-
Tu diosa, te libró de nuevo, pero la próxima vez cuando no esté,
¿que será de ti, enana?

*****

El sonido de los albores del nuevo día hizo que poco a poco fuera
abriendo mis ojos. Pronto me vi sorprendida por los suaves reflejos
del sol en el espejo de enfrente de la cama obligándome a cerrarlos
de nuevo de forma involuntaria. Me cubrí con la mano la cara,
mientras intentaba recordar donde estaba. Pronto la cercanía y
calidez de otro cuerpo junto al mío me hizo recordar.

“Nat…” pensé mientras miraba instintivamente hacia mi derecha. Se


encontraba acostada de lado, con su cara de frente hacia donde yo
estaba. No pude sino observarla mientras dormía, parecía un ángel.

“Y pensar que ayer por poco…” mi mandíbula se tensó de forma


inconsciente ante tal pensamiento.

“Hijo de puta...mas le…”. La línea de mi pensamiento se vio


interrumpida de forma abrupta al
sentir la calidez del cuerpo que tenia a mi lado pegarse a mi costado
y rodearme con uno de sus brazos.

Miré hacia abajo, a la persona que se atrevía a cometer tal osadía y


salir viva de ella. Por el ceño reflejado en su rostro parecía estar
soñando, ceño que pronto desapareció siendo sustituido por un
sonrisa, me atrevería a decir de satisfacción. Me quedé mirándola
un instante, con el dilema ante mí de levantarme para ir al baño y
despertarla en el intento o simplemente quedarme allí y hacer sufrir
a mi vejiga.

“Demasiados dilemas en tan poco tiempo Nicole” fue lo ultimo que


pensé dejando a un lado mis necesidades primarias y rindiéndome
de nuevo a Morfeo.

*****

Sentí los calidos rayos del sol sobre mis parpados y a alguien
moverse debajo de mí. Abrí los ojos lentamente, claramente
desorientada, pero el dolor que sentí en mis sienes nada mas
abrirlos me hizo cerrarlos de nuevo.

“¡¡Dioses!!Mi cabeza, me va a estallar, ¿donde estoy? ¿Que ha


pasado?”

Miles de pensamientos invadieron de pronto mi mente ante lo que


podía haber pasado y no recordaba. El movimiento debajo de mi no
ayudó demasiado al ahogo que sentí en mi garganta en ese
momento ante la incertidumbre y el miedo.

“Nat, que has hecho…que gilipollez mas grande has hecho…” fue
mi pensamiento antes de que las lagrimas empezaran a invadir mis
mejillas casi sin poder evitarlo.

*****

“Ya no aguanto mas...necesito ir al baño… ¡me meooo!”


Empecé a moverme suavemente debajo del cuerpo inerte de mi
prima evitando hacer movimientos bruscos para no despertarla
cuando sentí a alguien sollozar levemente. Miré hacia abajo y era
ella.

“¡¡Idiota!!¡¡Mira que hiciste!!¡¡Seguro la asustaste!!¡¡O peor, le hiciste


daño al moverte!!”

No sabiendo que hacer me limité a rodearla con mis brazos.

- Lo siento, no llores por favor, shhh, todo está bien, solo necesitaba
ir al baño- intenté calmarla.

Levantó su mirada, encontrándose con la mía, para inmediatamente


volver a agacharse y abrazarme mas fuerte.

- Shh, está bien, tranquila, no voy a ningún lado.

Me quedé así un instante que se me hizo eterno, sin moverme, solo


abrazada a ella, mientras la sentía sollozar y notaba como sus
lágrimas empapaban mi pecho a través de la camiseta.

- Lo siento- dijo al fin separándose de mi- yo solo…- continuó entre


sollozos.

- Shh, tranquila, todo está bien- le dije sonriendo mientras volvía con
mi mano su rostro hacia arriba e intentaba a hacer que me mirara a
los ojos.

- ¿Me lo prometes?- me cuestionó con la fragilidad de una niña


pequeña.

- Te lo prometo.

- Snif…está bien, ya puedes ir al baño…- me respondió en lo que


me pareció un amago de sonrisa.

******
Apenas habíamos hablado desde lo sucedido en la mañana.
Después de eso, se había ido y se había encerrado en la habitación
de su hermano no apareciendo hasta la hora del desayuno, en el
cual tan solo se había limitado a comer y a agachar la cabeza.

Tampoco la presioné a que me hablara, bien es conocido que soy de


las que necesita que le saquen las palabras con cucharilla también.

Estaba leyendo mi correo electrónico cuando sonó el teléfono.


Serian algo más de las 2 de la tarde.

- ¿Sí?- contesté con el auricular pegado a mi oreja.

- ¡¡Nicole!! ¿Que tal? ¿Como estáis?- sonó la voz alegre de mi tío al


otro lado de la línea.

- Hola tío, bien, sobrevivimos a la noche.

- Jaja, me alegro, ¿está Nat por ahí?

- Ehn…creo que está en el baño, ¿quieres que la llame?

- Ahh bueno, no importa, era solo para deciros que regresaremos al


final de la tarde. Nos encontramos con unos viejos conocidos aquí y
pasaremos la tarde con ellos.

- Ok, no te preocupes tío. ¿Qué tal la boda?

- ¡¡Genial!!oye,¿ porque no salís y vais al cine o algo?

- No sé, ya veremos, le consultaré a Nat.

- Como quieras, pero mas le vale a esa fierecilla portarse bien…

- No te preocupes tío, todo está bien.

- Me alegro, te dejo entonces, ¿aun no habéis comido?

- No, en un rato lo haremos, estamos esperando a la pizza.


- Uy pizza, que lujazo.

- Jaja, si, nos vemos luego tío

- Nos vemos cariño.

Colgué y me encontré con los ojos de Nat al otro lado de la


habitación.

- Era tu padre.

- Ya, ¿que dijo?

- Que se entretendrían con unos amigos y que quizás llegaran tarde.

- Oh, ¿no dijo más?

- No, tranquila que no le dije nada de lo de anoche, seré muchas


cosas pero nunca una chivata.

- No me refería a eso, ya sé que no es tu estilo- se apresuró a decir.

- ¿Es por eso que te pasaste por ahí abajo lo que te dijo tu padre?
¿Porque sabias que no me chivaría?

- No…mi intención era que no te enteraras.

- ¿Y que hubiera pasado si tu intención se hubiese hecho realidad?


¿Te has parado a pensar donde estarías ahora? o mejor dicho,
¿como y con quien?

- Ya, ¿crees que no lo sé?¡¡me equivoque!!¡¡Vale!!¡¡Lo admito!!¡¡El


tiro me salió por la culata!!

Pero lo que menos necesito ahora es que te me pongas a


restregármelo en la cara…no es el momento…- dijo a la par que
salía de la habitación con lagrimas en los ojos.
“¡¡Genial!!¡¡Simplemente genial Nicole!!¡¡Momento ideal para hacer
gala de tu sorprendente y magnifica sensibilidad!!...para la próxima
ya la zarandeamos también un poco…” me dije mientras me
levantaba y la seguía.

- Nat…- la llamé a la vez que tocaba a su puerta.

No hubo respuesta y lo intenté de nuevo, sabía que estaba dentro


pues la oía llorar.

- Nat…

- Snif, ¡¡vete!!¿Que vuelves por mas o que? déjame sola

- Nat por favor, lo siento, no fue mi intención hacerte daño…- le


susurré a la puerta cerrada. Ya estaba por darme la vuelta y volver
por donde había venido cuando la puerta se abrió mostrándome a
una rubia con los ojos rojos e hinchados y la nariz húmeda.

- Ya sé que no fue tu intención…solo me hablaste con sinceridad…y


la sinceridad a veces duele, es todo…no te preocupes, estaré
bien…gracias por preocuparte…y gracias por todo…

- Aun así, lo siento…-dije a la par que me acercaba y le acariciaba el


rostro- ¿segura que estarás bien? ¿Quieres que salgamos a dar una
vuelta para que te despejes un rato?

- No, quiero estar sola, por favor…

- Está bien, no te preocupes- traté de sonreírle- si necesitas algo


estaré abajo.

Me di la vuelta y comencé a caminar cuando de nuevo escuché su


suave voz.

- Nic, ¿que te pasa en el pie?

- ¿Eh?- me giré y miré hacia abajo- Oh, nada no te preocupes, solo


me clavé algo anoche, no tiene la mas mínima importancia.
- ¿Como no va a tener importancia si vas cojeando? A ver, déjame
mirar- dijo mientras me agarraba del brazo y me guiaba al baño.

- Siéntate- me ordenó haciendo que me sentara sobre la tapa de la


taza- veamos- a la par que se sentaba ella también sobre el filo de
la bañera y ponía mi pie sobre su regazo.

- No es nada, apenas un rasguño…- intenté restarle importancia.

- ¡¡Oh dios!!¿Cuando te hiciste esto? fue cuando…

- No, fue aquí en casa, antes de ir a buscarte, fue por lo que me di


cuenta que no estabas.

- Se ve feo Nic, parece profundo, y lo tienes infectado… ¿no te


curaste?- su mirada denotaba preocupación.

- No, yo…tenía prisa…

- Nicole, que voy a hacer contigo…- dijo mientras sonreía por


primera vez en la mañana- no te muevas ni un milímetro.

Situó con cuidado mi pie sobre el filo de la bañera y se levantó


buscando entre los muebles del baño el botiquín.

- Donde están las cosas cuando las necesitas…-comentó mientras


sacaba mil y una cosas del mueble menos la que buscaba.

- ¿Es eso de allá arriba lo que buscas?- pregunté con tono ausente
mientras le señalaba con la mirada un estuche que había en la parte
alta del mueble.

- Joder, ya de paso lo podían haber pegado en el techo- intentó


empinarse en vano.

- Ya lo cojo yo- respondí levantándome y acercándome

- No, no te muevas.- dijo aun de espaldas a mí, sin percatarse de


que estaba a su lado.
Alcé mi mano y cogí el maletín, poniéndoselo a la altura de sus ojos.

- Pero mira que eres cabezota, ¿que no te dije que no te movieras?

- Por favor, solo soy victima de mi altura…- le sonreí volviéndome a


colocar donde instantes antes estaba.

- Pues ojalá mi má me hubiera dado mas petisuys- afirmó mientras


también ella volvía a colocarse como antes.

- Estas bien como estas, ya que yo tuviera tu tamaño, así al menos


pasaría algo mas

desapercibida…- la miré mientras colocaba agua oxigenada en mi


pie y limpiaba el corte con un algodón.

- Bueno, pero ser alta también tiene sus ventajas, no necesitas


subirte a sillas, el de delante no te tapa en el cine, intimidas a los
malos…

- Jaja, eso es solo un mito, ¿tu crees que con esta carita que tengo
puedo intimidar lo mas mínimo a alguien? – cuestioné mientras
ponía cara de no haber roto un plato en mi vida.

- Jaja, oyee, deberías de ponerla mas a menudo.

- ¿Y acabar con mi reputación de ogro? Antes muerta que sencilla…

- No tienes reputación de ogro…se nota que últimamente has


estado incomunicada de las buenas nuevas…

- ¿Y que dicen las buenas nuevas? ¿Acaso al fin ascendí a Darth


Vader? - inquirí curiosa mientras elevaba mi ceja derecha.

- Pues muy al contrario mi querida prima…las buenas nuevas te


tratan bien…parece ser que desde que le partiste los morros a Iris
pasaste al hall de la fama como la nueva héroe, defensora de los
caídos.
- Wooh, que honor el mio…los bonos gratis de cafetería me lloverán
ahora…

- Pues apuesto… ¿me invitaras?- preguntó coquetamente.

- A ti es mas económico regalarte un traje que invitarte a comer- le


respondí burlona.

- Jajaja, ese es bueno.

Siguió curándome la herida, esta vez limpiando suavemente con


mercromina, para después pasar a cubrírmela con una suave gasa.

- Bueno, esto es mejor que lo tengas al aire para que seque antes
pero…visto donde está, creo que lo mejor será que la lleves tapada
por unos días…no me gustaría que se volviera a infectar…-

comentó ausente mientras suavemente me terminaba de poner el


esparadrapo para sujetar la gasa.

- Gracias –le dije mientras la miraba fijamente.

- Por nada, es lo menos que puedo hacer- respondió a la vez que


me devolvía la mirada.

- Bueno, y ahora habrá que inventar una buena excusa para


explicarle a Dani porque su marrano fue sacrificado- solté de
repente mas para verme liberada de esa mirada que de otra cosa.

******

- ¿Que intentó que?

- ¿Tendré que repetirlo?

- ¡¡No, demonios!!Pero Nat el no…

- No, tranquila, estoy bien, ya te dije que Nicole llegó justo en ese
momento…
- Dios, es tan… ¿de verdad que estas bien?

- Si, de verdad…además, Nic me cuida bien.

- De eso no tengo duda, esa mujer es tu héroe.

- Si…y que lo digas…

- Ahora mismo voy para allá, te veo en un rato

- Andi no…Maldita sea…colgó.

Hice lo propio con mi auricular y me disponía a bajar al piso de


abajo cuando escuché una risa que provenía del interior de mi
habitación. Mi curiosidad fue mayor así que me acerqué a descubrir
que era aquello digno de arrancarle sonoras carcajadas a mi prima.

Al asomarme a la puerta la descubrí sentada frente al ordenador.


Parecía que hablara con alguien.

Me acerqué, aun sabiendo que no estaba bien fisgonear tan


descaradamente, y me puse a hacer como si buscara algo en la
repisa de al lado mientras de vez en cuando echaba miradas furtivas
a la pantalla.

- Si no fuera porque no te conozco aun lo suficiente, juraría que


estas cotilleando lo que hago- me soltó mientras seguía sonriéndole
a la pantalla del pc.

- Yo…no…- intenté en vano buscar una excusa coherente-lo


siento…-me rendí al final.

- Nah, no te preocupes, no es privado, además, ya que está aquí y


por ser tu te lo presentaré.

- ¿A quien?- cuestioné acercándome mas y mirando fijamente la


pantalla.

- Espera, no seas impaciente.


Estuvimos unos instantes así, solo mirando la pantalla, hasta que de
repente apareció un chico en la imagen de la cam.

- Te presento a mi amigo Robert.

- Robert tenemos compañía, saluda a mi prima.- tecleó en el pc.

- Oh, vaya, lo llego a saber y me peino y me adecento antes- tecleó


a su vez el tal Robert mientras se acicalaba y saludaba sonriendo
exageradamente a la cámara.

- Jaja, tenía que ser Robert.

- ¿Es amigo de allá de Inglaterra?

- Si, uno de los pocos que me aguantaba, jugábamos en el mismo


equipo de básquet en el barrio.

- Es muy guapo…- comenté mientras le observaba.

- Pss si, pero no tanto como yo…Pero no le digas, es demasiado


sensible a las criticas- esto ultimo casi en susurro.

- Jajaja, tranquila doña modesta, tu secreto está a salvo conmigo- le


sonreí- mejor te dejo sola, digo, para que habléis y eso. Andi me dijo
que vendría así que estará aquí en un rato. ¿Necesitas algo?

- Uhm, no gracias, todo bien, ¿tu? ¿Necesitas algo?-inquirió


mientras sus ojos azules me miraban fijamente.

- Eh…no- fue lo único que contesté mientras le devolvía la mirada a


duras penas.- Mejor me bajo, esta niña debe de estar a punto.

- Como quieras, nadie te echa…

Salí de la habitación y estaba bajando las escaleras cuando sonó el


timbre.

- Eyy Andi- la saludé al abrir.


- ¡¡Nat!! ¡¡Cariño!!- exclamó mientras se me tiraba literalmente al
cuello.

- Pero que mosca te ha picado…

- Nat, ¿estas bien?- la preocupación reflejada en su rostro.

- Si, ¿que no me ves que estoy entera?

- Ya, no bromees…

- Tampoco ayudas a que no lo haga…te pareces a mi má…

- Que le voy a hacer si no puedo evitar preocuparme…eres mi


amiga y te quiero…y no sé lo que haría si algo malo te pasara…

- Shh, tranquila, no me pasará nada…ya sabes el ángel que tengo


para esas cosas…

- Hasta que el ángel se tome vacaciones…

- Anda…¡¡pasa!!- le ordené quitándomela de encima y cerrando la


puerta.

- ¿Y Nicole?

- Arriba, hablando con un amigo.

- ¿Con un amigo? ¿Que amigo?- inquirió curiosa.

- Uno de Inglaterra.

- ¿Y esta arriba?- abrió sus ojos tanto que parecía que sus orbitas
fueran a salir rodando por el suelo.

- No seas bobis, por el msn…y si ya le vi.

- ¿Y es guapo?
- ¿Porque será que sabía que esa sería la siguiente pregunta?

- Ya, no seas perra y suelta la lengua.

- No es guapo, es guapísimo…hasta envidia me dio.

- ¿De quien exactamente? ¿De tu prima o de él?- me cuestionó


burlona

- Ahora por graciosa te quedas sin conocerle.

- Eso lo veremos- sentenció mientras se dirigía hacia las escaleras.

- ¡¡Andi!!

- Bubu – me sacó burla desde el primer rellano.

- Andrea Estrada, ¡¡ven aquí ahora mismo!!

- ¿Y ahora quien suena a mamá?- me sacó la lengua ya desde


arriba.

- ¿Que se supone que haces?- preguntó Nicole apareciendo de la


nada y haciendo que Andi pegara un bote que casi toca con su
cabeza la lámpara.

- ¡¡Aaahh!!

- Sabia que era fea, pero no que fuera pa tanto- respondió Nic al
grito.

- Jajaja- me tronchaba desde abajo.

Andi seguía pálida, con la mano en el pecho y respirando


pesadamente. Nicole se le acercó cautelosamente.

- ¿Te encuentras bien?

- S..s...s...si – respondió al fin.


- Me alegro- le sonrió

Decidí subir y unirme a la fiesta.

- Eso te pasa por payasa- le regañé una vez estuve a su lado.

- Gracias, no te preocupes tanto por mí, ya me siento mejor- fue su


respuesta mientras me miraba con ojos atravesados.

- ¡¡Ya!!¡¡Que no fue para tanto!!- la palmeó Nicole en la espalda.

- ¿Ya se fue Robert?- le pregunté intentando parecer casual.

- Sí, tenia cosas que hacer, ¿por que?

- Por nada, solo preguntaba…-disimulé mientras acariciaba la


baranda de madera de las escaleras-

¿Vas a salir?

- No, a decir verdad oí la puerta y quería saludar a Andi, aunque ya


veo que no le hace demasiada gracia el verme- comentó dirigiendo
su mirada hacia la aun asustada chica.

- No, no es eso, es solo que me asusté, nada mas…- intentó


justificarse esta.

- Me alegra, respecto a lo de anoche…- la palidez de Andi se


intensificó mas- ¿de verdad estás bien?- la cuestionó Nicole
preocupada.

- Si, si…- contestó mientras se agarraba a mi brazo.

- Solo quería disculparme respecto a eso…estaba nerviosa y


bueno…no iba en serio.

- Tranquila, entiendo- afirmó mientras soltaba el aire y respiraba


aliviada.
- Gracias- sonrió- bueno, os dejo chicas, estaré abajo estudiando.

- No te preocupes- le sonreí en respuesta mientras la veía bajar las


escaleras-¿Anoche? ¿Que me he perdido?- cuestioné a mi amiga
mientras nos dirigíamos agarradas del brazo hacia mi habitación.

**

El otoño pronto dio paso al frío invierno. Cuatro meses habían


pasado desde mi llegada a la casa de mis tíos y el comienzo de mi
nueva vida. Cuatro meses llenos de todo, pa que negarlo, buenos y
malos momentos.

La relación con mis tíos se había estrechado enormemente gracias


en parte a la cercanía que en todo momento mantuvieron conmigo.
No dejaba de sorprenderme hasta a mí la facilidad con la que me
desenvolvía con ellos. Con mis primos sucedió mas de lo mismo, al
principio me dejaban en jaque, sobre todo el renacuajo con sus
besitos babosos y mi prima con sus prontos extraños, pero una vez
acostumbrada…No voy a negar que los primeros meses fueron
extraños y especialmente duros, echaba de menos a papá,
extrañaba Londres, a mis amigos y como no a la señora Norman.

Pero la vida seguía…y la Navidad estaba a la vuelta de la esquina.

*****

La idea rondaba por mi cabeza desde hacia varios días, pero


necesitaba consultarla antes a mi tío, a fin de cuentas aun era
menor de edad y el era mi tutor legal.

- Tío, ¿tienes un momento?- pregunté mientras le observaba en el


sofá leer el periódico.

- Claro cariño, ¿que sucede?- su tono sonó preocupado.

- Oh, nada, no es nada…es solo que quería hablar contigo sobre


algo
- Dime- respondió tajante mientras me miraba a los ojos serio.

- Veras, hace tiempo que le vengo dando vueltas a algo…

- Ajam.

- Yo…me gustaría volver a Londres antes de navidad a pasar unos


días.

Ya lo había soltado, ahora solo a esperar el no. Cosa que para mi


estupefacción, no sucedió.

- Ya había supuesto que algún día me pedirías eso. Aunque también


debo de decirte que lo esperaba mucho antes. Extrañas tu vida allí,
¿verdad?

- Tío, aquí estoy muy bien, me siento a gusto con vosotros, no


quiero que pienses que quiero volver porque me siento a disgusto ni
nada…me habéis hecho sentir como en casa desde el primer día.

- Me alegra oír eso- dijo a la vez que me sonreía.

- Es solo que me gustaría volver para visitar a mis amigos y a la


gente que dejé allí.- continué.

- Entiendo, y es comprensible.

- ¿Entonces? ¿Puedo?

- Claro, pero antes tendremos que comprar el billete de avión, ¿no?-


fue su respuesta.

No sé exactamente como ni cual fue el impulso que hizo que me


agachara y le abrazara…o quizás si…simplemente estaba feliz.

*****

Mi partida fue preparada antes de lo que hubiera esperado, la


misma tarde en la que le confesé a mi tío mi deseo de partir salimos
al centro a comprar el billete de avión, mi tía también se mostró
emocionada desde que se enteró, comprándome todo tipo de ropa y
de comida como para un regimiento, según ella para que la señora
Norman tuviera con qué alimentarme, que la pobre era pensionista.

“Tal pareciera que están deseosos de perderme de vista por un


tiempo”. Me encontraba tumbada sobre mi cama, observando
ausente los posters que había frente a mí mientras dejaba a mi
cabeza divagar.

“Mañana…mañana volveré a casa…”.

Aún me parecía surrealista la idea de que en apenas unas horas


volvería a mi querida Londres.

Seguía intentando hacerme a la idea cuando la puerta se abrió,


revelando a una sudorosa Natalia enfundada en ropa de deporte.

- Buenas – me saludó mientras respiraba pesadamente.

- Hola… ¿cansada?- le pregunté burlona elevando una de mis cejas.

- No sé en que te basas…- fue su respuesta mientras sentándose


en su cama me sonreía.

Seguí mirándola, mientras le devolvía la sonrisa. Ella siguió


mirándome a los ojos, como

retándome, mientras se quitaba las zapatillas deportivas y


comenzaba a desnudarse lentamente.

- ¿Ya preparaste todo?- me cuestionó sin apartar un ápice su mirada


de mi mientras se quitaba la sudadera.

- Si, todo- le respondí medio hipnotizada mientras veía como se


quitaba también el pantalón quedándose en un top y un pantalón de
deporte de lycra minúsculo que apenas cubría lo que se suponía
debía de cubrir.
Se levantó de la cama, aun sin dejar de mirarme, y se acercó a mí.

- ¿Segura?- volvió a cuestionarme en un susurro demasiado cerca.

- Eso creo- tragué mientras seguía devolviéndole la mirada.

- Vaya, ya veo que llegué tarde entonces- me sonrió apartándose de


mi de repente como si tuviera algo contagioso. Se dirigió hacia el
armario, cogió algo de ropa y se encaminó hacia la puerta-Mejor le
hago una visita a la ducha, te veo en un momento- dijo saliendo
disparada como una bala de la habitación.

Me quedé ahí, solo mirando como bobis la puerta cerrada, con el


corazón acelerado y con algo golpeando en mi cabeza

“¿Qué demonios acaba de suceder ahora mismo?”

*****

Salí todo lo aprisa que pude de la habitación y me encerré en el


baño. Aun podía sentir el fuerte latido de mi corazón retumbándome
en los oídos.

“Nat, Nat, si juegas con fuego te quemas… ¿se puede saber en que
andabas pensando? por dios, es tu prima, no puedes andar
coqueteándole así porque si solo porque te agrade estar con ella…
un momento, ¿agradarme?”

Abrí mis ojos todo lo que pude sorprendida del inesperado rumbo de
mis propios pensamientos mientras me sentaba en el suelo aun
apoyada en la puerta.

“Te agrada demasiado…y reconoce que después de todo la vas a


extrañar durante toda esta semana que esté fuera”. Las palabras de
Andi de momentos antes mientras hacíamos deporte resonaban
ahora en mi mente.

Me cubrí la cabeza con las manos mientras intentaba poner en


orden mis emociones y mis sentimientos, pero todo lo que supe
hacer en ese preciso instante fue llorar. Llorar por algo que no
entendía, o que más bien me negaba a entender aun después de
todo este tiempo ya saberlo.

*****

Estaba arreglando la cama cuando la puerta se abrió, esperaba que


fuera mi prima, pero me sorprendió al ver que no era sino una
cabecita que se asomaba apenas tímidamente.

- Hola Alex, ¿que haces ahí renacuajo?

- Nico…mira- dijo entrando atropelladamente en la habitación y casi


tropezando con sus propias piernas al correr.

- A ver, que miro- me arrodillé a su lado.

- Mira- me señaló su mano, mostrándome a Rosita, la tortuga.

- Ohh… ¿que le sucede?

- Le duele la tipa…mira…- señaló de nuevo volcándola y haciendo


pucheritos.

- Uhm, a ver…

Me la puso sobre la mano y la observé durante un buen rato como si


fuera el veterinario de pelo pico pata. Alex me miraba fijamente con
cara asustada.

- ¿Se va a morí?- preguntó con los ojillos medio llorosos.

- No, claro que no…mira- la puse en el suelo mientras le hacia


observar. Rosita poco a poco fue sacando su cabeza y sus patitas.
Nos miró a ambos y comenzó a andar por la habitación.

- ¡¡Ta buenaa!!- Alex gritó haciendo palmas.

- Jajaja, si, ¿ves?...solo estaba asustada- le sonreí.


- Tonses ¿ya no se muere?- me preguntó mientras me agarraba la
cara con sus manos y me hacia mirarle.

- No, no se muere, aun le queda mecha…

- ¡¡Asias Nico!!- me besó en la mejilla mientras me abrazaba. Cogió


a Rosita, la cual no tardó demasiado de nuevo en esconderse en su
caparazón, y salió corriendo hacia la puerta, donde me percaté que
estaba apoyada Nat con el cabello aún húmedo. No sé cuanto
tiempo llevaría allí pero por la sonrisa de su cara supuse que el
suficiente para observar toda la escena.

- No corras Alex- le avisó mientras le acariciaba la cabeza mientras


salía.

Me levanté del suelo y me sacudí la ropa, más por hacer algo que
por sacudirme realmente.

- Se te dan bien los niños- me dijo mientras se acercaba a mi lado.

- No te creas…solo que ese renacuajo tiene algo...

- Claro, se parece a mi…- me dijo mientras me miraba


coquetamente.

- Debe ser eso…

“Y aquí vamos de nuevo”. No pude evitar pensar mientras tragaba


saliva pesadamente por segunda vez en la tarde.

- ¿Te apetece salir a dar una vuelta?

- ¿Ahora?

- No, si te parece en una semana, solo que te lo digo con la


suficiente antelación- rodó sus ojos-pues claro que ahora.

- Pero aun no me he duchado ni nada.


- ¿Y que haces aun ahí? Vamos, te espero abajo- dijo dándose la
vuelta y saliendo de la habitación no dejándome ni tiempo a
reclamar.

*****

Nuestro destino fue la sala de cine, nos encontrábamos en la cola


de taquilla cuando me percaté de la presencia de alguien a lo lejos.
Guille con su panda de amigotes. Decidí hacer como si no hubiera
visto nada y ahorrarle el trago a Nat.

- Y ella a ultima hora decide que no se casa…y se va en busca del


reno de los ojos violetas que resulta estar enrollado con la vaca
Milka del chocolate que a su vez tiene un rollete con el perro Niebla
de Heidi…gracias por ignorarme tan sutilmente…

- ¿Eh? ah no, lo siento…es solo que me distraje un momento, ¿que


me decías de una vaca?- trate de disculparme.

- Olvídalo- Nat giró sus ojos y se cruzó de brazos mirando hacia otro
lado en un gesto claro de abatimiento.

Estaba por responderle cuando la cola avanzó y nos encontramos


frente al tipo de la taquilla.

- Dos para la sala 4- dije casi lamiendo el cristal de lo cerca que tuve
que situarme.

- Por el centro, si puede ser- gritó Nat a mi lado mientras pegaba sin
ningún tapujo su nariz al cristal y me agarraba de la manga de la
chaqueta- Tu cuello me lo agradecerá- dijo dirigiéndose ahora hacia
mi.

Pagamos las entradas y nos dirigimos al interior del local.

- ¿Quieres palomitas o algo?

- Creí que nunca me lo preguntarías… ¿Vas a invitarme? – me miró


con ojillos brillantes.
- Jajaja…y que remedio…solo recuerda que soy estudiante.

- Tranquila que tu bolsillo no se resentirá mucho…me conformaré


con un cubo gigante de palomitas de colores, un regaliz de fresa,
una coca-cola light, una bolsa de patatas…

- La coca light es para la dieta, ¿no?

- ¡¡Claro!!En algo hay que controlarse…

- Jaja, loquis…

- ¡Yo quiero mi cocaa!

- Claro que si hija mía, ahora mismo te traigo tu dosis…ahora


regreso.

- Valep, ¡¡pero no olvides el chupa chups de chocolate y vainilla!!-


me sacó la lengua.

- Si claro, todo lo que guste la princesa…

Me aleje de su lado y puse rumbo a la zona de cafetería dispuesta a


satisfacer los deseos de la niña cuando alguien no grato se
interpuso en mi camino.

- Vaya, vaya, vaya…pero mira a quien tenemos en la sala…

- Hola Iris, ¿que tal va tu labio?

- ¿Quieres comprobarlo?

- ¿Quieres que te golpee de nuevo?

- ¿Te atreverías?

- ¿Aun lo dudas?
- Eres todo un enigma…lastima que juegues en el otro bando -La
chica me miró con una sonrisa sardónica colgada en los labios.

- Gracias por el piropo…y ahora si me disculpas, tengo cosas mas


importantes que hacer.- dije rodeándola y dejándola ahí plantada.

Me pegué al mostrador y esperé pacientemente a que la


dependienta me despachara. La presencia no grata de nuevo entró
a escena.

- Te gusta dejarme a medias, ¿verdad?

- Si te hace ilusión pensarlo de esa manera - le respondí indiferente.

- A tu querida prima parece que no le gusta hacerlo, mírala nada


mas como se divierte…

Me di la vuelta y la miré con una ceja alzada, seguí su gesto con la


cabeza y vi algo que no esperaba ver: Nat besando a Guille.

- Que pena que ese gen no me lo heredaras…

Me giré de nuevo hacia el mostrador, intentando ignorar en vano la


punzada de rabia que empezaba a nacer en mi interior.

- …nos hubiéramos divertido tanto las dos- seguía Iris pinchando.

Apreté los puños, mientras mentalmente trataba de contar hasta 10


en un vano intento por serenarme y no partirle la cara al ser no grato
y al otro desgraciado.

- ¿Desea algo?- me sacó la dependienta de mis pensamientos.

*****

Estaba observando como Nic se alejaba de mi lado rumbo a la


cafetería cuando noté una mano posarse sobre mi hombro. Me giré
lentamente para encontrarme con el dueño o dueña de tal mano.
De sobra está decir que mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí
a quien pertenecía.

- Ey Nat.

- Guille…

- Lo siento…te vi y quise acercarme a saludarte- me sonrió


tímidamente, algo raro en el.

- Ohh…- fue lo único que supe contestarle mientras con la mirada


trataba de localizar a mi prima.

“Demonios Nic, donde estas cuando se te necesita…Ok, tu tranquila


Nat, que puedes despachar solita al tipo…”

- ¿Y como has estado? Hacía tiempo que no nos veíamos…

- Si, desde la fiesta…pues bien, genial he estado…

- A la vista está…respecto a lo de la fiesta…quiero decirte que no sé


que me pasó… supongo que fue la bebida o algo… quería
disculparme respecto a eso…

- Ya…la bebida…

- Nat, por favor, creeme que lo siento…yo no soy así, lo sabes…

- Pues lo siento, pero no, no lo sé…solo conozco lo que he visto de


ti…y no me agrada para nada…

y ahora si me disculpas, mi película va a empezar de un momento a


otro…- dije tratando de dar por zanjada la conversación y girándome
para marcharme.

- Nat…no…- me detuvo agarrandome del brazo y haciéndome girar-


Por favor, me gustas, dame otra oportunidad- fue lo ultimo que dijo
acercándose a mi y besándome.
- ¡No! Déjame en paz de una vez Guille, no quiero saber nada de ti,
¿me oyes? Nada- le escupí con rabia a la cara mientras me revolvía
en su agarre y me liberaba de el.

Me di la vuelta y entré al único lugar donde sabia que no me


seguiría, el servicio de chicas.

******

No sé ni como lo hice, pero conseguí librarme de Iris entre la


multitud de la sala y colarme en el servicio de chicas. Me acerqué al
lavabo y liberé mi frustración golpeando los puños sobre el.

- Eres imbécil Nicole. Una completa imbécil…

Me miré al espejo y unos gélidos ojos azules mas fríos que el hielo
me devolvieron la mirada.

- Cuando aprenderás…- le estaba diciendo a mi reflejo cuando la


puerta se abrió estrepitosamente revelando a una rubia pálida y
asustada.

- Tu…Nicole- dijo acercándose a mi y abrazándome.

- ¿Que pasa?- contesté rodeándola con mis brazos mientras toda la


rabia que instantes antes sentía se veía disipada por una calidez y
ternura extrañas en mi.

- Nicole…está fuera…

- Shhh, tranquila…ya lo sé…

- Tengo miedo…

- No dejaré que nada te ocurra, ¿me oyes?- la encaré haciendo que


me mirara. Sus ojos denotaban una mezcla de cansancio, miedo y
tristeza. Y pensar que instantes antes su mirada delataba todo lo
contrario…- ¿Quieres volver a casa?- le pregunté suavemente.
- No…no…no dejare que un fantasma nos eche a perder la noche…

- No pasa nada, lo sabes.

- Nicole, no quiero darle el gusto- me contestó agarrandome de la


mano.

- ¿Segura que lo quieres así?

- Si…mas que segura…

- También está Iris…

- Y también estás tu- dijo mirándome a los ojos y sonriéndome.

- Cierto- le devolví la sonrisa- Salgamos a ver esa peli.

- Si…no hagamos esperar mas a Pitt…Por cierto, ¿donde esta mi


coca light y mis palomitas?- me decía recuperando su chispa
mientras salíamos del baño.

*****

La sesión de cine transcurrió sin ningún percance, excepto por


algunas palomitas que volaron sospechosamente hacia mi cabeza
en varios momentos de la película desde el asiento donde estaba
sentada mi prima. De Iris y Guille no hubo señales en el resto de la
noche, y mejor así, pues la tarde a pesar de haber intentado
torcerse se remendó demasiado bien.

Íbamos por la calle caminando rumbo a casa, la noche estaba fría y


húmeda. Noté a Nat tiritar levemente dentro de su abrigo.

- ¿Frió?- le pregunté acercándome a ella.

- Un poco…ok, quizás algo mas que un poco- contestó


revolviéndose en su abrigo- ¿Tu no tienes?
- Nah, esto no es ná comparado con lo que me espera mañana en
Londres.

- Ugg, de solo imaginármelo me da mas frío…tienes ganas de


volver, ¿verdad?- me cuestionó mirándome mientras seguíamos
caminando a través de la mojada calle.

- ¿Sinceramente? Si, extraño lo que dejé allí…aunque tampoco


fuera mucho- le sonreí.

- No lo creo, si no fuera importante no regresarías, ¿o si?

- No, supongo que no…

- Volverás, ¿verdad?- me preguntó seria mirando hacia el suelo.

- Pues si, me temo que aun te queda por soportarme un rato largo-
contesté mirando su perfil.

- Dulce tortura - fue su respuesta mientras levantaba su mirada del


suelo y me miraba directamente a los ojos.- ¿Te apetece tomar algo
caliente?

- Si me vas a invitar…porque te recuerdo que mas dejao el bolsillo


mas seco que una mojama...

- Jajaja, y porque me contuve…

- Pues menos mal…que sino tengo que quedarme en prenda…

- Pero mira que eres exagerada…- dijo entrecerrando sus ojos y


mirándome mientras movía la cabeza.

*****

A pesar del retraso de más de 3 horas a causa de la huelga de


azafatas feministas, mi viaje de regreso a Londres transcurrió sin
ningún percance.
Me encontraba junto a la cinta transportadora, tan inmersa en mis
pensamientos que por un instante casi perdí de vista mi maleta.

La despedida en el aeropuerto con mis tíos había sido cuanto


menos extraña. Mientras mi tío se había limitado a abrazarme y a
darme palmaditas en la espalda mientras me decía una y otra vez
“lo responsable que era”, mas para autoconvencerse a sí mismo que
para hacérmelo ver a mí, mi tía por su parte trataba de recordarme
desesperadamente todo lo que se suponía que no debería haber
olvidado llevar mientras se cercioraba una y otra vez de si iba bien
abrigada abrochando y desabrochando como posesa los botones de
mi chaqueta. Sonreí ante el recuerdo.

“No hay duda de que les importo, estaban mas nerviosos por mi
partida ellos que yo. Los extrañaré, mas de lo que hubiese
imaginado”.

Agarré mi maleta cuando pasó por mi lado y me dispuse a


abandonar la sala mientras mi cabeza aún andaba a kilómetros de
allá. La realidad me azotó nada mas cruzar el umbral de la puerta de
salida de la sala y verme rodeada de gente hablando un idioma que
parecía ya tan lejano a mis oídos…

- ¡Nicole!

Un movimiento en la parte derecha de la sala y una voz conocida


hicieron que volviera mi cabeza y una sonrisa se plasmara en mi
cara. Era Robert. Me acerqué a el a trompicones y como pude entre
el maremagnum de gente.

- ¡Ey tu! ¡Españolita!- me recibió nada mas ponerme a su altura.

- ¡Ey tu! ¡Inglesito!- fue mi respuesta.

Sonora fue su carcajada. Cerró el poco espacio que quedaba entre


nosotros y me engulló entre sus brazos.

- Te extrañé mucho renacuaja- me susurró al oído.


- Yo a ti no te extrañé mucho…- sonreí ante el poema que fue su
cara- Te extrañé horrores- le cercioré mientras le besaba en la
mejilla.

Sonrió y se separó de mí mientras abría de nuevo espacio entre


nosotros.

- ¡Oye! ¡Tas mas sepsi!- me miró descaradamente de arriba abajo.

- Claro cariño, porque sabía que vendrías tu a recogerme…tengo


que estar a tu altura- le coqueteé en broma.

- Uhm…como te he extrañado… ¿te lo había dicho ya?

- Bueno…era de esperar.

- Egocéntrica.

- Pues un poco…aunque no tanto como tu- me sonrió de nuevo- y


qué, ¿piensas quedarte ahí admirándome como bobis durante mas
tiempo o despertaras y me llevaras a casa de una vez?

Vamos que no es por ná…pero ya sabes que eso de venir pa ná es


tontería.

- Pero mira que eres desesperada que ni un momento me permites


recrearme la vista…

- Hombres…- rodé mis ojos en broma.

Tomó mi maleta y nos dispusimos a abandonar el aeropuerto.


Seguimos charlando animadamente hasta llegar a su coche.

- ¡Vaya! ¡Veo que hay cosas que no cambian con el tiempo!- le


comenté a mi amigo mientras hacia una mueca mirando al cacharro
que osaba llamar coche.

- Te volviste tú muy tiquismiquis, ¿no?


- Tiquismiquis o no…no quita que esta lata de sardinas siga
pareciendo el coche del panadero de la de bollos que me trae…
¡oye! ¿Ese de allá es nuevo?

- Veo que estas atenta.

- Claro, ¿que creías? A mi no me la das con queso- le saqué la


lengua- ¿que ocurrió?- pregunté curiosa mientras me colaba en el
interior de la lata naranja y me colocaba el cinturón.

- Se me atravesó una oveja- respondió mientras ponía en marcha el


motor.

- Jaja, ¿una oveja? ¿Pues donde andabas? ¿En la granja de


Pepito?- lo miré burlona.

- Algo así… ¿Recuerdas del trabajo que te hablé ante de que te


marcharas?

- Si, ¿pero no era en un lavadero?

- Ajam, en un lavadero…pero de vacas.

- Jaja, ¡noo!

- ¡¡Si!!

- Pobres vacas…

- Tu siempre tan comprensiva…- me sacó la lengua mientras se


sumergía en el trafico de las afueras.

- Jaja, es que no termino de imaginármelo…tú, un ratón de ciudad,


rodeado de bichos en el campo…perdona pero demasiado
surrealista.

- Ya ves que valiente te salí. Todo por ti, mi amor, para comprarte al
fin esa casita en la playa- me lanzó un beso al aire.
- ¡Oh! No tengo palabras a eso…me siento tan halagada…¿Y
cuanto duraste?

- Media hora…

- ¡¡Vaya que te superaste!!

- Claro…tu amor era mi mayor motivación.

Le sonreí mientras miraba a través de la ventana. Estuvimos un rato


en silencio, hasta que al fin de nuevo habló.

- Y tu que, ¿que te cuentas?

- Uhm, pues ná...que quieres que me cuente- le respondí ausente.

- Y aquí viene Nicole, siempre tan dispuesta a hablar de sí misma-


me bromeó.

- Graciosillo…No sé, lo de siempre.

- ¿Y que es lo de siempre?

- ¿Sabes que me recuerdas demasiado a alguien?

- ¿En serio? ¿A quien?¿a Ashton Kutcher? Ya sabía que éramos


como dos gotitas de agua…me lo dicen mucho.

- ¿Kutcher? Que más quisieras.

- Te corrijo…que mas quisiera el. Y ya dime, ¿quien tiene el gusto


de asemejárseme?

- Te pareces a mi prima Nat.

- ¡¡Woaa!!¿Tan femenina me veo?- inquirió mientras agitaba


suavemente sus pestañas mirándome coquetamente.
- Jaja, ¡¡pero mira que eres payaso!!- le golpeé suavemente en el
brazo.

- ¡¡Oye!! ¡Que voy al volante! ¡¡Precausion amigo


conductó!!...entonces, ¿es bonita?

- Mucho- suspiré mientras centraba mi atención de nuevo en el


paisaje.

- Pues sin duda si que se parece a mí.

No contesté nada, simplemente me limité a sonreírle a mi tenue


reflejo en la ventana mientras me abandonaba a mis pensamientos,
pensamientos que no tardaron en verse invadidos por el recuerdo
de cierta chica rubia de ojos verdes.

“Me pregunto que estará haciendo ahora mismo…”

*****

A unos cuantos kilómetros al sureste y con una hora más en el reloj


una chica se encontraba echada sobre su cama mirando el techo
como el que busca algo que no encuentra.

“¿Habrá llegado ya? Me pregunto que estará haciendo ahora


mismo…Pues que va a estar haciendo, imbécil, divertirse. De
seguro está con su amigo Robert…”. No pude evitar que ese
pensamiento trajera algo a mi estomago… ¿una punzada de celos
quizás?

“Eres estúpida Natalia… ¿que acaso crees que te va a extrañar?


pero si debe de estar en su salsa…”

El teléfono interrumpió mi monólogo interno.

- ¿Si?- respondí al auricular.

- ¡Nat!
- Ey Andi, ¿que hay?

- Pues ná, dándote señales de vida…logré librarme de la comida


con mis padres y me preguntaba si querrías salir un rato a dar una
vuelta y hacer la loquis conmigo y mi prima Sandra.

- Uhm…lo siento Andi, pero creo que me quedaré en casa hoy…la


verdad es que no me apetece salir…

- ¿Tas bien?

- Si, claro, perfectamente.

- Ya…

- ¡¡Oye!!Que estoy bien, en serio…

- Ya se fue Nic, ¿no?

- Si, esta mañana temprano…aun no llamó…

- Ahh, así que eso es…No te preocupes de seguro debe estar tan a
gusto que se le olvidó.

- Si, imagino.

- ¿Segura que no quieres venir con nosotras?

- Si, segurísima.

- ¿Y segura que estas bien?

- Jaja ¡¡siii!! ¡¡Yaa!!¡No seas tan pesada!

- Para mi es un placer…ya sabes que me encanta…entonces, ¿no


te animas?

- ¡¡Andi!!
- Jaja ok ok, tenía que intentarlo por ultima vez.

- Mandale saludos a tu prima de mi parte, ¿eh?

- Vaya, ¿ya me mandas a volar o que?

- Jaja ¡¡noo!!¿Pero no te ibas?

- Pss...Sip, solo que acabo de darme cuenta que me encanta


torturarte con mi digna presencia.

- Empiezas a preocuparme seriamente.

- ¡Ah! ¿Que antes te preocupaba en broma?...eso si que no me lo


esperaba de ti…crack...una tirita pa mi pobre corazoncito…

- Jaja, ¡¡bobaa!!

- A su servicio.

- ¿Y a donde iréis?

- No sé, quizás al cine a ver al Pitt… ¿de verdad no te animas?

- Bah, ya la he visto…

- ¿¿Que??¿Como? ¿Cuando? ¿Donde? ¿Con quien? ¿Por que?

- Pues eso…con los ojos…ayer…en el cine…con Nic…porque me


apetecía…¿¿satisfecha tu curiosidad??

- Bueno, siempre me puedes entrar en detalles…ya sabes que


tampoco es que me vaya a quejar si lo haces…

- Jaja, ¡¡pero mira que eres maruja!!

- No sé en que te basas…así que con Nic, ¿eh?


- Si…lo pasé bien después de todo…ya te contaré…allá nos
encontramos con Iris y Guille…

- ¡¡No!!¿Y que pasó?

- Fue un mal rato…pero gracias a dios todo salió bien…ya te


contaré…

- ¿Hubo sangre?

- Jaja ¡¡noo!!

- Buuu… ¿que hizo Nic?

- Pues… ¿que crees que hizo?

- ¿Salvarte? ¿Comprarte chuches?

- Uhm…puede…

- Así que no me dirás, ¿eh?

- Jajaja esta es la prueba…para que luego me digas que no eres


chismosa.

- En ningún momento lo negué…Pero mañana me cuentas, ¿eh?


Quiero saber con pelos y señales que hiciste con la prima…y que
hizo la prima.

- Si claro…una buena dosis para el mono de chisme…

- Vamos…no seas cruel…si solo es porque me importas…

- Claro, va a ser solo eso.

- Vamos Nat, ¡¡vente a dar una vuelta!! ¡¡Que sino me pongo


celosa!!Porque claro, con ella si…y conmigo no… ¿es mi pelo lo que
no te agrada ya?
- Lo que me faltaba por oír…¡¡Dios!!¡¡Que hice yo para merecer
estoo!!

- Agghh…¡¡vamos!!¡¡Yaa!!¡¡cuéntame!!...to be continued…

Colgó abruptamente el teléfono dejándome con el auricular en la


mano y la palabra en la boca.

Típico de Andi cuando su madre la descubría hablando por teléfono,


de sobra era conocida su pasión por el aparatito. Colgué por mi
parte el auricular y volví a colocarme donde instantes antes estaba
mientras esperaba pacientemente su llamada.

El teléfono no tardó en sonar de nuevo.

- No pienso contarte ahora mismo mis intimidades mas intimas.

- Ah, ¿no?...vaya, que desilusión…- sonó al otro lado de la línea una


voz diferente a la de mi amiga.

- ¿Nic? ¿Eres tú?

- Pues eso creo… ¿esperabas otra llamada?

- No…¡¡Si!!Da igual, no importa.

- Uy, a quien esperarías…no te preocupes, te dejaré pronto, en


realidad solo llamaba para decir que llegué sana y salva a casa de
la señora Norman, Robert vino a recogerme al aeropuerto y bueno,
aquí estamos que vamos a salir a dar una vuelta para rememorar
viejos tiempos.

- Oh, vaya, que bien…mandale saludos de mi parte.

- ¿A quien? ¿A Robert o a la señora Norman?

- A ambos.

- Os llevaríais bien…
- ¿Con quien? ¿Con Robert o la señora Norman?- le devolví la
jugada.

- Con ambos- ya imaginaba esa sonrisa sardónica colgada en sus


labios mientras me copiaba mi frase anterior.

- No adelantes acontecimientos.

- Todo a su debido tiempo.

- ¿Me retas?

- Si lo quieres tomar así… ¿que es ese ruido?

- Uhm…que están llamando…

- No te preocupes, supongo que era importante, ya te dejo…

- ¡¡No!!Quiero decir, no era importante…

- Bueno, aun así…dile a tus padres que llamé…

- Descuida, yo les digo… ¿volverás a llamar?

- Claro, lo creas o no…no os librareis tan fácil de mi…os extraño.

- Nosotros también te extrañamos.

- Nah, pero si debéis de estar en la mismísima gloria…¡¡sobre todo


tuu!!¡Que no tendrás quien te moleste con la luz por la noche
durante una semana!

- Bah, no es pa tanto…ya me acostumbré…

- ¿Eso significara que ya no me gritaras mas para que la apague y


me vaya a dormir?

- No, quise decir que ya me acostumbré a gritarte.


- Jaja, ahhn…pues entonces mejor me acostumbro pronto a mis
tapones para los oídos.

- Eso explica muchas cosas…

- ¿Que sea capaz de soportar tus ronquidos?

- ¡¡Oyee!!¡¡Que yo no ronco!!Solo respiro fuerte…

- Jajaja…sin comentarios…oye, ¿me haces un favor? ¿Puedes


mirar en el último cajón de la mesa del escritorio?

- ¿Me dejas mirar en tus dominios? uys, que honor el mío.

- Pa que veas que te tengo en estima.

Me levanté y me acerqué al lugar mandado, abrí el cajón y observé


el interior. Una libreta, un libro, una pelota de espuma, dos
bolígrafos y un viejo álbum de fotos fue lo que encontré. Todo
perfectamente ordenado.

- ¿Y bien?

- ¿Ya estás? ¿Está dentro el libro de Hamlet?

- Ajam- lo cogí entre mis manos.- ¿Porque preguntas?- inquirí


curiosa.

- Porque pensé que lo había perdido…supuestamente lo traía en mi


mochila…supongo que con las prisas lo olvidé…

- Creí que ya lo habías leído…

- Si bueno…pero me gusta…

- Entiendo…pues no te preocupes, está sano y salvo en tu cajón.

- Menos mal…gracias.
- Por nada.

- Debería dejarte ya…tu llamada debe de estar ya desesperada…

- Nah…ni te preocupes.

- Cuídate mucho, intentaré llamar pronto…nos vemos.

- Gracias, tu también, cuídate…nos vemos.

Esperé con el auricular en la oreja a que colgara primero para


después repetir el movimiento. Tiré el teléfono a un lado sobre la
cama mientras tomaba asiento en ella con el libro aun en mi otra

mano. Me quedé observándolo durante unos instantes mientras


acariciaba suavemente las tapas con mis dedos.

- ¿Sabes? En cierta forma te envidio… ¿que tendrás que a tu dueña


le gustas tanto?- susurré ausente mientras me decidía a abrirlo y
descubría sus letras.

*****

El fuerte sonido de un trueno me sacó de los dominios de Morfeo.


Miré hacia la ventana iluminada por los rayos, el sonido de la lluvia
era notable. Suspiré mientras trataba de cerrar los ojos y
sumergirme de nuevo en el mundo de los sueños. Los
pensamientos que me habían acechado antes de irme a dormir
volvieron inevitablemente a mí. Me di la vuelta y volví a mirar hacia
la ventana, donde en la penumbra, y a través de la lluvia se podía
observar al fondo la ventana de otra casa. Mi casa. Cerré los ojos
fuertemente evitando que las lágrimas volvieran a brotar. Me fue
imposible.

Incapaz de mantenerme por más tiempo en ese estado me levanté


de la cama y entré al baño. Abrí el grifo y me lavé la cara con agua
fría. Miré al espejo donde un reflejo cansado me devolvió la mirada.

- Y para esto querías venir…-le susurré.


Me sequé y salí del baño rumbo a la cocina. Me encontraba
saqueando la nevera cuando noté que la luz se encendía. Me di la
vuelta y en el umbral de la puerta estaba la señora Norman. No
pude evitar quedarme en el sitio, como una niña recién descubierta
por su madre hurgando en el tarro de las galletas. Mi parálisis
momentánea quedó rota por la sonrisa y la suave voz de la señora
Norman.

- Ya te dije que te comieras todo el plato en la cena.

- Lo siento…

- Jaja, vamos cariño…solo bromeaba…es normal que tengas


hambre, estas en pleno crecimiento.

- Sip, a lo ancho, jaja.

- A lo que sea, ¿te preparo algo tesoro?

- No, ya me las apaño…siento haberla despertado.

- ¿Y quien te dice que me has despertado precisamente tu?- dijo


sonriéndome y señalándome su estomago.

- Upss…

- Ya ves que no eres la única que está en fase de crecimiento “a lo


ancho”.

- Jaja.

- Anda, siéntate…te prepararé un vasito de leche caliente.

- Gracias.

Se dio la vuelta y comenzó con su labor. Me quedé mirando su


espalda mientras una sonrisa afloraba en mis labios. Por un instante
tuve la sensación de que nada había cambiado, que solo
estaba allí de visita y de gorrona como tantas otras veces y que
papá estaría en la casa de al lado esperándome.

Un vaso colocado frente a mi me sacó de mis recuerdos.

- Gracias.

- No hay de qué cariño.

Lo llevé a mis labios y bebí un poco. La miré y en su cara seguía


aquella sonrisa ahora magnificada.

- ¿Que?- le sonreí contagiada.

- Nada, cantinflas- respondió cojiendo una servilleta y limpiándome


el bigote de leche.

Reí algo avergonzada mientras de nuevo acercaba el vaso a mis


labios, aunque esta vez con mas cuidado.

- ¿No puedes dormir?- preguntó de repente.

- ¿Eh?...uhm, no, esos truenos…-intenté fingir molestia.

- Si, están fuertes…pero tu sueño lo es mas…hay algo que te


preocupa, ¿verdad?

- Uhm…no, no es nada, tranquila- le sonreí.

- ¿Segura? mira que te conozco mejor de lo que imaginas.

- Si…son solo…recuerdos…que vienen a mi cabeza…

- Oh, cariño, no te apenes con ello, es normal.

- Ya, pero hay cosas que no se pueden evitar…extraño demasiado a


papá…-dije con la voz casi rota.
De inmediato me sentí rodeada por unos brazos que, para mi
sorpresa, fuertemente me sostuvieron en mi llanto. Un llanto que
llevaba demasiados meses conteniendo y que ahora se veía
liberado. No recuerdo cuanto tiempo estuve así, pero si el suficiente
para que los rayos desaparecieran y el cielo pareciera aclararse, no
solo fuera, sino también dentro de mi.

*****

“Uff…joer, que frío”

El frió aire de diciembre me golpeó de lleno en la cara nada mas


salir por la puerta de casa de la señora Norman.

“Gracias a dios no llueve”. Pensé para mi misma mientras caminaba


por la acera sin un rumbo fijo.

Me encontraba exhausta, apenas había podido pegar ojo en toda la


noche, pero por alguna extraña razón algo me impulsó a levantarme
esa mañana y salir a caminar.

“Estas como una chota Nicole…mírate, con ojeras y aquí tan pancha
dando vueltecicas a la manzana como las imbéciles con el frío
calándote los huesos”.

Seguí caminando calle abajo, mis pies parecían tener vida propia.
Giré a la derecha y me encontré en el último lugar al que hubiera
deseado ir durante mi estancia allí. La pesada puerta me dio la
bienvenida al lúgubre lugar. Pasé por debajo, aun no demasiado
consciente de lo que pretendía hacer allí. Nada más pasar una
gitana se abalanzó sobre mí intentando hacerme el agosto…y para
mi sorpresa consiguiéndolo.

- ¡¡Anda guapa!!¡¡Llevate una docena!!¡¡Mira que preciosidad!!¡¡Y


solo por 6 libras!!

Agarré las flores, las pagué y seguí caminando por el largo pasillo
central. Lapidas y mas lapidas se abrían paso ante mi a cada
zancada. Giré a la derecha no demasiado segura de ir a donde se
suponía que debía ir. Avancé unas losas más y me detuve.

Una fina lapida doble de mármol me dio la bienvenida. Me quedé


largo rato observándola para instantes después arrodillarme y
depositar en el jarrón las flores que había comprado. Seguí
observándola, tratando infructuosamente que algún pensamiento
coherente viniera a mi cabeza, mientras ausente limpiaba la lapida.

- Como pudisteis concebir una hija tan estúpida…- le sonreí


agriamente al frío mármol.

Tragué saliva pesadamente, y agaché mi cabeza tratando por una


vez en mi vida de comportarme como la adulta que no era.

- ¿Por que?- fue lo único que salió de mis labios. Los apreté con
fuerza, como intentando que no saliera nada mas. – ¿Por que me
abandonasteis? ¿Porque cuando mas os necesitaba?- cerré los ojos
permitiendo que las lagrimas se pasearan con total libertad por mis
mejillas.

Los abrí de nuevo, mientras dirigía mi mirada hacia el cielo gris,


desde donde poco a poco comenzaban tímidamente a caer gotas de
nuevo, clamando porque mis preguntas fueran respondidas por
algún tipo de divinidad o algo parecido. Suspiré pesadamente
mientras de nuevo miraba las losas.

- Papá, tu siempre me decías que todo sucede por una razón…que


para todo el destino tiene una respuesta… ¿que sentido tiene todo
esto? dime... ¿cual es la razón para tanto dolor y sufrimiento?

Sé que estoy siendo condenadamente egoísta…pero eras lo único


que tenia en esta vida…y te marchaste dejándome sola…- el sonido
de un trueno pudo oírse a lo lejos- Ok, no exactamente así…- sonreí
por primera vez en el día ante el recuerdo de lo que había dejado en
España- Pero ya sabes que no es lo mismo…nunca será lo
mismo…nunca nadie ocupará el vacío que dejó en mi tu ausencia …
es esa sensación de estar rodeada de gente…y a la vez sentirme
sola…incompleta…tu siempre me decías que algún día y con el
tiempo todas las piezas del puzzle de mi vida encajarían…

y ahora lo cierto, es que siento que faltan…y tal vez las mas
importantes…me siento perdida…-admití al fin.

Me quedé largo rato allí callada, mirando las losas sin realmente
verlas mientras la lluvia acariciaba mi piel ya sin ningún tipo de
tapujo.

*****

- ¡¡Demonios Nic!!¿Que no tienes ni un euro pa comprarte un


paraguas en los chinos de la esquina?- fue el cordial recibimiento de
mi amigo nada mas abrirme la puerta de su casa.

- Buenos días Robert, yo también dormí genial- fue mi réplica


mientras pasaba al interior y me quitaba la chaqueta empapada.

- ¡¡Nicole!!¡¡Cariño!!¡¡Estas empapada!!Sube arriba a cambiarte de


ropa antes de que pilles una pulmonía…- apareció por la puerta de
la cocina la madre de mi amigo.

- Pero…- intenté en vano buscar una excusa.

- Nada de peros señorita…no pienso dejar que mi futura nuera se


agarre el gripazo del siglo- me cogió del brazo y me dirigió hacia las
escaleras- Rachel está en su habitación, estará encantada de verte,
no paró de preguntar por ti desde que llegó del internado, le dije
que…- la madre de mi amigo, Anne, era un mujer de lo mas callada,
pero cuando quería verdaderamente su verborrea parecía no tener
fin.

Me dejé dirigir hacia la habitación de la hermana de mi amigo


mientras su madre seguía contándome las mil y una andazas de
una autentica sufrida ama de casa en apuros. Aunque seamos
sinceros, en cuanto mis oídos captaron el nombre de Rachel el
seguimiento de la conversación se volvió algo complicado para mí.
Rachel era la hermana pequeña de Robert, apenas 2 años menor
que nosotros, pero lo suficiente para que desde que sus hormonas
comenzaran a madurar estuviera persiguiendo mis huesos, lo cual
tampoco podría resultar tan malo, era guapa, inteligente, agradable,
simpática…pero no mi tipo precisamente…Me lo confesó cuando
apenas contaba con 14

años, siempre había estado segura de ello, y vamos que si hay algo
que le sobra a esta niña es la seguridad que siempre parece tener
en todo. Seguridad que se vio en apuros cuando yo le confesé en su
momento que muy a pesar de lo que ella pensara de mi yo no era
como ella quería que fuera. Es cierto que a veces me he fijado en
chicas, pero no exactamente de esa forma. Si hay algo que he
tenido lo suficientemente claro hasta ahora eso ha sido mi
sexualidad. Y aunque siempre hubiera andado jugando con chicos,
lo cierto es que me gustaban los chicos. Lo de que no hubiera tenido
demasiadas citas era otra cosa que ahora no me da tiempo a
explicar.

El sonido de la música del interior de la habitación inundaba el


pasillo muy a pesar de que la puerta del dormitorio se encontraba
cerraba.

Toc toc.

Tocó Anne a la puerta antes de abrirla de par en par. El interior era


un caos, tal y como había sido desde siempre. Rachel estaba en su
escritorio tecleando frenéticamente el teclado del ordenador
mientras canturreaba el estribillo de la canción que en esos
momentos se escuchaba de fondo a todo volumen.

- ¡¡Rachel!!¡¡Cariño!!- gritó su madre desde la puerta sin ningún


éxito. La chica seguía enfrascada en su laboriosa tarea de teclear al
son de su cante. El caso es que en una de esas giró su cabeza y
nos descubrió en la puerta.

- ¡Pero que ven mis ojos!- exclamó sonriente mientras se levantaba


y bajaba el sonido al equipo de música.
- Niña te vas a quedar sorda, menos mal que no tenemos vecinos
en toda la manzana…- la verborrea de Anne de nuevo empezó a
hacer acto de presencia, completamente incapaz de captar lo que
en ese momento se respiraba en la habitación-...y mírala como
viene…

- Si, ya veo como viene…- dijo frente a mí mientras me miraba de


arriba abajo con una sonrisa

colgada en sus labios.

- Anda, dale algo de ropa que se cambie. En cuanto terminéis bajad


que la comida estará en un momento en la mesa- dicho esto Anne
desapareció por la puerta dejándome sola ante el peligro. Ok, quizás
no tanto, pero ya sabéis lo que me gusta exagerar.

- ¿Se puede saber que rayos te ha pasado para que vengas pasada
por agua? no llueve tanto.

- Me surgió un imprevisto…además, ya sabes que me gusta


chapotear en los charcos- le sonreí.

- Me alegra volver a verte- afirmó mirándome fijamente a los ojos.

- Y a mi volver a verte a ti- le respondí con sinceridad.

- Ahora es cuando vendría la parte del abrazo y el beso- me sonrió


mientras a mi vez hacia lo propio y me acercaba a ella a cumplir con
el protocolo.-Bueno, será mejor que le hagamos caso a mamá- dijo
nada mas separarse de mi. Se dirigió hacia el armario desde donde
empezó a sacar ropa-Aunque tampoco es que creo que vaya a tener
mucho dado tu tamaño…

- No te preocupes, será solo para un rato- le respondí mientras me


acercaba y me sentaba sobre la cama. No pude evitar echar una
mirada a la pantalla del pc. Un archivo de word estaba abierto y
palabras y palabras parecían extenderse a través de el.
- ¡Oye! ¡No me seas cotilla!- exclamó al tiempo que me arrojaba una
camiseta y un pantalón a la cara.

- Siento comunicarte que ahora si que se despertó mi curiosidad-


afirmé dejando a un lado la ropa y mirándola detenidamente.

- Es una historia, ya sabes que me gusta escribir esas cosas.

- Cosas que por cierto son muy buenas.

- Si, claro- dijo sonrojándose un poco.

- Es cierto, algún día serás una escritora fabulosa.

- ¡Exagerada!- me arrojó el estuche que tenia sobre la mesa.

-¡¡ Eyy!!- traté de defenderme una vez lo tenia en mis manos.

- ¿Que? solo compruebo tus reflejos- me miró inocentemente


mientras se sentaba en el filo de la mesa.- ¿Y que hay de tu vida?
Te ves realmente bien, se nota que te alimentan bien- comentó
mientras me veía cambiarme de ropa.

- Pss…no hay mucho que contar…instituto nuevo, casa nueva,


familia nueva…

- Vamos, vida nueva.

- Sip, mas o menos.

- ¿Y alguien interesante que merezca el reconocimiento ante mi?-


me miró con una sonrisa burlona

asomando a sus labios.

- Uhm…tal vez…

- Vaya vaya…tendré que partirle las piernas a alguien después de


todo…
- Jaja, te quedaras con las ganas parece, nah, no hay nadie
interesante, al menos no de esa forma.

- Mejor, eso quiere decir que aun tengo una oportunidad.

- No te rindes nunca, ¿verdad?- terminé de abrocharme el pantalón.

- No cuando lo que está en juego merece tanto la pena.

Vale, llegados a este punto los recursos comenzaban a escasearme,


y estaba intentando buscar una respuesta a tal afirmación cuando la
puerta se abrió mostrando a mi amigo en el pasillo.

- Siento interrumpir ahora que seguro estabais hablando de mí


pero…el almuerzo está servido.

“Salvada por la campana Nic…”

*****

“Y aquí vamos de nuevo…”. Desabroché mi cinturón cuando el


avión había tomado suficiente altura. “Y mas vale acostumbrarse…
Intuyo que haremos esto muuuchas veces mas”. Tomé el vaso de
agua que en ese momento la azafata me tendía y miré a través de la
ventana.

“La historia de tu vida Nic…” suspiré “Bueno, mientras este


cacharrito con alas se mantenga sobre las nubes…”

Me acomodé en mi asiento y pensamientos de los últimos días


vinieron a mi cabeza. Después de la

“visita” a mis padres había conseguido liberarme de parte del peso


que llevaba cargando sobre mi desde que mi padre me dejara,
sentimientos que llevaba demasiado tiempo guardando, evitando
que fueran liberados, y que poco a poco me estaban consumiendo
por dentro.
Sin lugar a dudas los dos últimos días habían sido de lo mejorcito.
Tras del almuerzo en casa de mi amigo, salimos junto con su
hermana por ahí de compras. No pude sino sonreír ante el recuerdo
de mi amigo probándose ropa de chica en una de las tiendas para
confirmar la teoría de que tenia tipito de modelo y los comentarios
jocosos de su hermana mientras le colocaba mil y un complementos
encima ante la mirada insólita de la dependienta y del resto de
compradores.

“Tal para cual…” pensé perdiendo mi mirada de nuevo entre las


nubes.

*****

Dejé a un lado el libro que tenia entre mis manos y suspiré.

“Al fin domingo…”

Sonreí ante el mero pensamiento mientras en el interior de mi


estomago sentía como si algo se volteara. Acaricié inconsciente las
tapas del libro que acababa de dejar mientras mis pensamientos me
transportaban a miles de kilómetros. Pensamientos que no tardaron
en esfumarse cuando la

puerta de mi habitación se abrió de repente revelando a mi amiga.

-¡Ey! ¡Que pasa muchacha! Jo, y yo que pensé que te encontraría


desnuda-comentó con una mueca mientras se acercaba a mi lado y
se sentaba.

- Sigue soñando nena.

- ¿Qué? ¿Preparada? ¿Qué lees?-preguntó curiosa agarrando el


libro y ojeando sus paginas.

- Un libro…

- ¡No jodas!-me miró con ojos desorbitados- Dado su forma y su


composición hubiera jurado que era cualquier cosa menos eso- lo
agitó frente a sus ojos.

- Jaja, ¡trae payasa!..Que con lo manazas que eres, eres capaz de


romperlo.

- Me indignas- respondió fingiendo falsa molestia- ¡No me sea


egoísta! Yo tambien quiero culturizarme- dijo mientras lo abría al
azar por una pagina y comenzaba a leer- To be, or not to be: that is
the question: whether 'tis nobler in the mind to suffer the slings and
arrows of outrageous fortune. ¡Agh!- saltó soltando el libro- ¡Es
Shakespeare! ¡Y en ingles! ¡Aléjalo de mí!- me miró con ojos de
loca- ¿Cómo se te ocurre? ¡Pensé que eras mi amiga! ¡Y me
torturas así!

- Jaja, ¡yaa! Si alguna vez me hicieras caso…

- Si claro- entrecerró sus ojos- Seguro lo hiciste a posta, lo veo en tu


mirada maquiavélica.

- Y ahora resulta…-le tiré a la cara uno de los cojines que había


sobre la cama.

- Jaja, ¡oye! ¿Y que te dio ahora para leer a Shakespeare? Y encima


en inglés, como si ya de por sí no fuera complicado en castellano.

- Uhm, no sé, curiosidad, supongo- respondí ausente mientras


colocaba bien las tapas del libro.

- ¿Curiosidad supones? ¡Quién eres tú y que has hecho con mi


amiga! ¿Qué es eso?

- ¿Qué es que?

- ¡Eso!- exclamó señalándome el libro que sujetaba entre mis


manos.

- ¡Quedamos que un libro! ¿Ya tienes lagunas en la memoria o qué?


- me burlé.
-¡Boba! ¡Esto!- dijo sacando algo de entre las tapas.

- Uhm…no sé…trae a ver…

- ¡Dios! ¡Peaso casho bombon!

Me acerqué y observé lo que mi amiga miraba sin parpadear con


tanta fascinación. Una mujer de conocidos ojos azules y melena
rubia miraba fijamente a la cámara con una sonrisa bañando sus
labios. La profundidad de su mirada me sorprendió muy a pesar de
que se me hacía tremendamente conocida.

- Crees que…

- Sí Andi…es la madre de Nic…o al menos eso creo…

- ¿La conociste?

- Sí, pero era demasiado pequeña como para recordarla.

- Era muy guapa.

- Sin duda.

Noté como un nudo comenzaba a formarse en mi garganta mientras


mi cabeza iba y venia de pensamiento en pensamiento intentando
imaginar vagamente lo que tenía que haber sido para una niña de
apenas dos años el perder a su madre y haberse tenido que
conformar durante el resto de su vida sin mas calor por su parte que
el recuerdo de la imagen de una fotografía.

- Creo que será mejor guardarla como estaba- dije parpadeando


varias veces para evitar que las lagrimas que pujaban por salir de
mis ojos lo consiguieran- No creo que a Nic le guste que
husmeemos entre sus cosas.

-Si, toma. ¿Estas bien?


- Si, claro- susurré mientras la colocaba tal como estaba y guardaba
después el libro en el cajón- Es solo que estaba pensando en algo.

- ¿En algo? ¿O mas bien en alguien?- se sentó en la cama y palmeó


el lugar que había junto a ella.

Me senté a su lado mientras cogía un cojin y lo abrazaba con fuerza


contra mi pecho.- ¿Quieres hablar de ello?

- Uhm…no hay nada de que hablar Andi.

- ¿Segura?- volvió a insistir.

Suspiré bajando mi mirada y observando el cojín que sostenía entre


mis brazos. Empecé a jugar con la cremallera.

- Es solo que…estoy confusa…-admití al fin.

- ¿Tiene que ver con lo que me contaste hace tiempo?

- Tal vez…

- Nat- noté como mi amiga se movía acercándose a mi- Nat,


mírame- giró mi cara e hizo que me encontrara con su mirada. Una
mirada tan transparente como siempre. Sujetó mis manos y
continuó- Eres mi mejor amiga…y nada va a cambiar eso, ¿me
oyes? Sabes que siempre podrás contar conmigo para lo que
quieras…Decidas lo que decidas no solo te respetaré…sino que te
apoyaré- me sonrió- Solo deseo que seas feliz.

- Gracias- me abracé a ella mientras las lágrimas rodaban por mis


mejillas.

Estuvimos así largo rato, yo solo llorando y Andi sosteniéndome


entre sus brazos. El ruido de la

puerta de la calle nos sacó de ese estado: Nicole había llegado.


Me separé de mi amiga mientras torpemente y a la desesperada
trataba de secar mis lágrimas con las mangas de mi camiseta. La
puerta de la habitación no tardó en abrirse mostrando a mi prima
junto a mi padre.

- Gracias tío, no deberías haberte molestado, yo podía.

- De nada cariño, es un gusto poder hacerlo- dejó la maleta a un


lado y se acercó y la besó- Me alegra de nuevo tenerte en casa.

- Y a mi estar en casa- le sonrió.

El momento fue roto cuando los dos miraron hacia el interior del
cuarto y nos vieron a mi amiga y a mí observándoles.

-¡Vaya! ¡Pero si tenemos visita!

- Hola señor Vizza- saludó cortésmente mi amiga.

- ¿Cómo que señor? ¿Tan viejo me veo ya?- reímos la ocurrencia de


mi padre, siempre era igual con Andi.

- Para nada…vamos que si no fuera porque es el padre de mi mejor


amiga y está casado…- y como no, mi amiga le seguía el juego.

- ¡Ey!- palmeé a mi amiga en el brazo mientras le dirigí una mirada


atravesada.

- Jaja…le diré a Diana que ponga un cubierto mas en la mesa, ¡te


quedas a cenar!- afirmó tajante saliendo del cuarto.

- Pero…

- Mas vale que llames a tu madre- le ofrecí el teléfono.

- Gracias- lo agarró y salió de la habitación saludando a Nic en la


puerta.
Esta se quedó en el sitio durante un instante, solo mirándome, hasta
que al final pareció decidirse a entrar y soltar la mochila que llevaba
colgada al hombro.

- Menudo dandi que está hecho- afirmó refiriéndose a papá. Le


sonreí.- ¿Te encuentras bien?- me cuestionó acercándose y
mirándome fijamente.

- Si, genial- me levanté y la estreché en un abrazo- Te extrañé.

- Y yo a ti- nos separamos y volviendo a clavar sus pupilas en mí-


¿De verdad que estas bien?-

volvió a preguntar acariciando suavemente mi mejilla. Cerré los ojos


y me rendí a aquella delicada caricia. Los abrí de nuevo sabiendo de
sobra que esa mirada azul aun estaba clavada en mí esperando una
respuesta por mi parte. Levanté mi mano colocándola sobre la suya
y le volví a sonreír.

- Sin duda…lo estoy.

**

- Toma, era el único que quedaba de esa talla- pasé el vestido a mi


prima a través de la fina cortina del probador y esperé
pacientemente a que se lo probara. No sé ni como me había logrado
convencer para ir de compras en plenas vísperas de Navidad, pero
lo cierto es que ahí estábamos, ¡y 2 horas ya! Toda una plusmarca
personal.

- Uff… ¡dios! Cada vez hacen las tallas mas pequeñas…-comentó


mientras la oía luchar con la prenda en el interior- Bueno, ¡yap!-
exclamó abriendo la cortina y mostrándome el modelito.

- En la mano parecía mas grande- elevé mi ceja derecha mientras la


miraba de arriba abajo.
- ¿Entonces? ¿No te gusta?- comenzó a revolverse nerviosa ante mi
escrutinio.

- Lo que se dice gustarme…me gusta pero…demasiado pequeño…


el abuelo se nos infarta como te vea así vestida esta noche…

- ¿Y quien te dice que sea para esta noche?- me miró coqueta antes
de darse la vuelta y mirarse al espejo. Me quedé observando su
espalda desnuda por unos instantes.- Eres peor que papá…pareces
una monja de clausura- elevé mi mirada y vi su reflejo sacándome la
lengua.

- ¿Que insinúas?- enarqué mi ceja mas aún.

- Nada- comenzó a jugar con la tiranta mientras seguía mirándome


risueña.

- ¿Crees que no soy capaz de vestir uno de esos?

- Que conste que yo no dije nada, tu solita lo mencionaste.

- ¿Que te juegas?

- ¿Que estas dispuesta a perder?

- Una cena en el argentino de la calle Lorca.

- ¡Trato!- exclamó volviéndose y dándome la mano.

- Ya puedes ir preparando la guita nena – me di la vuelta dispuesta a


conseguir la tela mas pequeña de toda la tienda.

*****

- Ok Nicole, admitámoslo ahora que nadie nos oye, esto no ha sido


precisamente una buena idea por tu parte- le confesé a mi reflejo
mientras luchaba con el escote de mi vestido.
- Madre mía… - silbó Nat en la puerta de la habitación- Pues no te
queda tan mal después de todo.

- ¿Que haces vestida así?- pregunté girándome y mirándola de


arriba abajo. Llevaba un pantalón negro de vestir y una camiseta de
fiesta del mismo color.

- Como quieres que vaya… ¿desnuda?

- No gracias…desnuda voy yo ya con este trapo…no me quites el


privilegio de la noche.

- Pues tu lo elegiste- se acercó a mi- Vamos, que es precioso, y te


queda divino.

- Encima con guasa… ¡ole la nena!- me volví de nuevo hacia el


espejo.

- No me guaseo…hablo en serio… ¡pero por dios no te tires mas del


escote!- me rodeó y se puso frente a mi.- Trae, mira.

- Miro- la dejé hacer mientras observaba y sentía como sus manos


recorrían la fina tela, y por ende mi cuerpo, en un intento por
amoldarla en el sitio preciso.

- Intuyo que no te has puesto muchos vestidos en tu vida.

- ¡Oye! ¡Claro que si! ¡Como dos! Porque el del bautizo y la


comunión cuentan, ¿no?

- Jaja, no precisamente… ¿Ves? Así esta mejor- susurró


separándose de mí y haciéndose a un lado para que pudiera
observarme en el espejo.

- ¿Segura? pero si se me ve todo…- cuestioné a la vez que de


nuevo tiraba del escote hacia arriba.

- ¡Nicole! ¡Para! ¡No se ve nada!- trató de parar mis manos.


- Si, claro…desde tu perspectiva porque lo que es de la mía…

- Vaya, gracias por decirme enana tan sutilmente.

- Yo no…

- Ya ya…mira Nic…si vas a estar incomoda con el quitatelo, de


todas formas yo ya conseguí lo que quería- dijo soltando mis manos
y mirándome descaradamente de arriba a abajo.

- ¿¿Así que solo era eso??¡¡Hacerme sufrir miserablemente!!-


acerqué mi rostro peligrosamente al de ella. Pensé que por instinto
se echaría hacia atrás pero no, se quedó parada en el sitio
observándome mientras nuestras caras estaban apenas a escasos
centímetros. No sé cuanto duró aquello pero sí lo suficiente para
creer ver algo en la profundidad de esos ojos verdes, algo que hizo
que mi piel se erizara y mi boca se secara al instante. Me separé
claramente desorientada y con la genial idea de comenzar de nuevo
a tirarme del escote hacia arriba. Sus manos volvieron a posarse
sobre las mías.

- Sabes que no tienes porque hacerlo…fue una apuesta estúpida.

- Tal vez…pero quiero hacerlo…na más por ver la cara de la tía


Pepi-le hice una mueca.

- Jaja…Y yo que creía que lo hacías solo por cenar conmigo- intentó
fingir indignación.

- Cariño, ese es el premio a largo plazo- le guiñé un ojo y me aleje al


otro extremo del cuarto dispuesta a calzarme mis zapatos. Se quedó
donde estaba, observando mis movimientos, hasta que al fin pareció
salir del trance con el sonido del timbre de la puerta.

- Bueno, será mejor que baje…ya parece que empiezan a llegar.

- ¡Oye! ¡Espera! no pensaras dejarme sola con esos especimenes,


¿no?
- Te recuerdo que esos especimenes son tus tíos.

- Si, unos tíos que creo que prácticamente no han querido saber de
mi existencia hasta el día de hoy…

- Ya sabes como son…

- No, no lo sé…ni quiero…esto, me parece absurdo…

- ¿Y crees que a mi no? Pero ya sabes como es papá…Vamos, no


te preocupes, no me despegaré de ti en toda la noche- trató de
tranquilizarme.

- Nicole, Nat, mamá dice que vayáis bajando- nos avisó Dani
apareciendo en el marco de la puerta.

Suspiré sabiendo que ya era demasiado tarde y no quedaba otra


que enfrentarme a la realidad.

*****

- Me encanta Nicole, estas hecha toda una mujer…

¿Era la sexta o la séptima vez que me lo decían? Que demonios, ya


había perdido la cuenta. La cena transcurría de lo más lento. Los
saludos de bienvenida pronto habían dado lugar al piquislabis para
luego dar paso al “gran banquete”.

“Dios, en mi vida he visto tanta comida junta en tan poco espacio,


con esto tenemos sobras pa cuatro días como menos”.

Miré a mi derecha donde mi prima jugaba ausente con la comida del


plato mientras hacia el descomunal intento de escuchar a la tía Pepi
sentada a su lado, y a juzgar por sus gestos no lo estaba pasando
nada bien.

“Pobre niña…aunque la verdad es que después de todo tiene


aguante”.
- Oye Nicole, ¿que haces luego?

Desvié la atención de mi prima y me centré en la persona que me


miraba maravillada a mi otro lado. Era Estrella, la hija pija de la tía
Eleonor. Como no, de tal palo tal astilla.

- Aún no sé… ¿Por que?

- Bueno, me preguntaba si querrías venir con nosotros a una disco


que han abierto nueva en el centro. Resulta que uno de los amigos
de Eric es hijo de uno de los socios dueños del local y nos dejan
pasar.

Eric era su queridísimo hermano súper mega hiper pijo osea.

- Bueno, no sé… ¿cuando dices nosotros a quien te refieres?

- A todos los primos…Bueno, los mayores tu sabes- me sonrió


mostrándome los sofisticados hierros de su aparato dental.

- Si, yo sé…- le sonreí educadamente mientras de nuevo volvía a


centrarme en mi plato.

- ¿Entonces?

- ¿Entonces qué?- apareció en escena Nat a mi otro lado.

- Nada, hablaba con Nicole.

- Ya veo…pues nada, por mi no os cortéis, seguid seguid- se levantó


de la silla y puso rumbo a la cocina. Miré hacia mi izquierda donde
mi otra prima miraba con una sonrisa la reacción de Nat.

- ¿Entonces vienes? Lo pasaremos bien, te lo garantizo, nada de


niñatos.

La miré con una ceja alzada mientras interiormente trataba de


descodificar el mensaje oculto que había tras esas palabras.
- Si me disculpas- dije levantándome de mi sitio y dirigiéndome
hacia donde Nat había ido. No tardé demasiado en encontrarla.-
¿No tienes frió?- le pregunté mientras salía al exterior del patio de la
cocina y me acercaba al balancín donde estaba sentada.

- No mucho más del que se siente ahí dentro.

- Yap- me senté a su lado.

- No entiendo porque tanto cariño falso ahora…esa gente nunca se


ha preocupado por nadie excepto por ellos mismos y ahora
mírales…

- La miel llama a los zánganos.

- Pues esa miel no es suya- me miró mostrándome una dureza en


su mirada que nunca antes había observado.

- Vamos Nat, no te preocupes…sé cuidarme perfectamente.

- Eso no lo dudo- sus ojos de nuevo volvieron a brillar con esa


dulzura que los caracterizaba- Es solo que me da rabia.

- El truco está en que todo te entre por un oído y te salga por el otro.
Venga Nat, no dejes que disfruten amargándote la noche.

- Tienes razón…será mejor volver allá dentro y enfrentarse a la


realidad.

Le sonreí recordando que esas mismas palabras horas antes yo


misma me las había dicho.

- Si…oye, ¿luego que harás?

- ¿Luego?

- Si, después de la cena.


- Uhm, no sé, la verdad es que nada, Andi no podía salir esta
noche… ¿Tú tienes algún plan?

- Para nada…ya sabes que no es que precisamente tenga un círculo


de amistades de lo más amplio.

- Ya somos dos… ¿Sabes? Deberías aprovechar entonces y salir


con ellos…

- ¿Con quien?- la miré extrañada

- Con ellos, Estrella, Eric, Sofía…

- Gracias pero va a ser que paso- hice una mueca que se ganó una
sonrisa por su parte.

- Pero te vendría bien, seguro que os divertís de lo lindo…bailas,


bebes, amplias tu círculo de amistades pijas…porque vamos,
¿quien no te asegura que conozcas a la persona de tus sueños
precisamente esta noche?

- Jaja, ¿tu crees?

- ¡Claro! ¡La noche es joven!

- Y pija.

- Jaja – rió mirando hacia el oscuro cielo donde perdió su mirada-


¿Sabes? Hacia tiempo que no salía aquí y me sentaba a contemplar
las estrellas, y ahora que vuelvo a observarlas me doy cuenta de
cuanto las extrañé, paradójico, ¿no?

- Sin duda…

- Nicole, ¿crees que soy rara?

- Uhm… ¿rara?

- Si… ¿me ves una chica rara?


- No, para nada…resultas cuanto menos imprevisible…pero no creo
que rara, ¿tú crees que lo eres?

- No, bueno no sé…la gente dice…

- Nat, la gente puede decir lo que quiera…lo importante es lo que tú


creas que eres no lo que crean ellos…tú eres quien mejor se conoce
a sí misma.

- ¿Sabes? No hablas mucho, pero cuando lo haces es difícil no


darte la razón- despegó sus ojos verdes de la inmensidad del cielo y
sonrió.

- La sabiduría, tu sabes- intenté bromearle.

Pues me gusta tu sabiduría- me miró profundamente- Lo cierto es


que me gustas mucho Nicole.

- Gracias, el sentimiento es mutuo- le devolví la mirada. Nos


quedamos por unos instantes en silencio, mirándonos, hasta que al
final pareció salir del embrujo.

- Será mejor que…

- Sí, será mejor…-me levanté del balancín y le tendí mi mano.

- Gracias…- susurró al levantarse. Pensé que me la soltaría pero


cual fue mi sorpresa al notar que no solo no la soltaba sino que
además entrelazaba sus dedos con los míos. Un escalofrío recorrió
mi cuerpo ante el inocente gesto.

“Va a ser el frío…”

No habíamos ni cruzado la puerta del patio cuando apareció Estrella


frente a nosotras.

- Así que aquí estabas- comentó refiriéndose a mí e ignorando a Nat


completamente- ¿Te has decidido? Nos vamos ya.
- Uhm, bueno, que lo paséis bien.

- ¿No vienes?- preguntó sorprendida.

- Nop, ya tengo planes.

- Creía que…- de repente reparó en nuestras manos entrelazadas-


Oh, ya veo…pues que lo pases bien tu también- dijo disgustada
dándose media vuelta y saliendo.

- No hay nada como el calor de la familia- le comenté a mi


acompañante mientras seguíamos caminando hacia el interior.
Caminata que de nuevo se vio interrumpida, aunque esta vez por
una presencia mas agradable, mi tío Miguel.

- ¿Donde os habíais metido? Venga, ayudadme que hay que servir


el postre- nos cogió a ambas y nos redirigió de nuevo hacia la
cocina.

- ¿Como que servir? ¿Que también tenemos que hacerles de


chachas?

- Nat, son nuestros invitados, no empieces…

- Si claro, pues bien que tienen manos y boca para alimentarse.

- Venga, no me diréis que no es agradable tener a la familia en casa


por Navidad. Ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que
estuvimos así, creí que nunca sería igual…aunque de hecho nunca
será igual- me miró apenado, lo noté parpadear varias veces antes
de darse la vuelta y abandonar la cocina- Ahora vuelvo chicas.

Me quedé observando su espalda mientras se perdía por el pasillo,


una mano se posó sobre mi hombro.

- ¿Estas bien?

- Si, supongo que mejor que él después de todo.


- Se le pasará, no te preocupes.

- Eso espero- dije acercándome al frigorífico y sacando el pastel de


Navidad y dos botellas de champagne.- ¿Saco más?

- Si, por favor, haber si de una puñetera vez se emborrachan y se


van a dormir la mona a su casa.

- Así que ese es el plan- la observé mientras sacaba las copas del
mueble.

- Sip, el plan A.

- Lo cual quiere decir que existe un plan B.

- ¡Claro! Soy una chica con recursos- me sonrió coqueta.

- No lo pongo en duda- le sonreí de vuelta- Pero, me asalta la duda,


¿me lo compartes?

- Sencillo y llano, si no se emborrachan ellos ya lo haré yo pa


perderlos de vista.

*****

Baste decir que muy a pesar de cuatro botellas vacías de


champagne y otras tantas de vino sobre la mesa la noche parecía
negarse a acabar para los presentes. Miré hacia el sofá donde Nat
estaba sentada, con su hermano pequeño durmiendo sobre su
regazo y con… ¿la tercera o la cuarta copa de la noche en la mano?

Abandoné el cacareo de donde estaba y me acerqué a ella.

- Intentando llevar a buen puerto el plan, ¿no?

- ¿Quieres acompañarme?- me miró con ojos vidriosos.

- Uhm, dame esa copa- le solicité robándosela de las manos.


- ¡Oye! Si quieres una la coges, pero a mí no me la quites- intentó
arrebatármela.

- Si si, lo que tu digas.

- Sin guasa que aun conservo medianamente bien mis 3 sentidos…

Me senté a su lado mientras observaba la reunión que había al otro


lado de la habitación. Parecían divertirse. Todos hablaban a la vez y
nadie parecía escuchar. Pa que negarlo, estaban más chispitas que
mi prima. Dirigí mi mirada hacia ella, acariciaba ausente el cabello
de su hermano mientras su mirada se perdía en algún punto de la
blanca pared de enfrente.

- Te propongo algo… ¿que tal si voy y acuesto a tu hermano


mientras tu te arreglas un poco y vamos a dar una vuelta?- le
susurré al oído.

Pareció quedarse pétrea en el sitio por unos instantes hasta que al


fin giró su cabeza y me encaró.

Al igual que pasó en el dormitorio nuestras caras quedaron a


escasos centímetros. Noté que su mirada pasaba de mis ojos a mis
labios, allí se quedó un momento, hasta que al fin de nuevo volvió a
encontrarse con mi mirada. Se sonrojó ligeramente.

- Me gustas…digo me gusta- trató de apresurarse a corregir a la vez


que me pasaba al pequeño que dormía entre sus brazos y se
levantaba torpemente del sitio para instantes después perderse por
la estrechez del angosto pasillo.

*****

“Natalia, no eres mas imbécil porque ya tanto no es humanamente


posible”.

Que no me hubiera matado subiendo las escaleras había sido todo


un milagro. Y aún ahí arriba, a salvo en mi dormitorio, era incapaz
de entender como mi boca había sido capaz de traicionar tan
vilmente a mi pobre pensamiento. Suspiré sentándome sobre la
cama.

“Muy bien Nat, creo que tu y yo tenemos una charla pendiente y con
urgencia. No puedes seguir con esto. No es viable. Es…es…es
imposible” me tiré hacia atrás en la cama y me tapé los ojos.

- Dios, como si ya de por sí no tuviera suficiente caos y confusión


aquí dentro.

- Si te encuentras mal no tenemos porque salir a ningún lado.

Me giré hacia donde provenía tal voz.

- Tranquila, no es nada- me levanté- ¿Acostaste al renacuajo?

- Sip, ¿tu estas lista?

- Uhm, si… ¿tú?

- También… ¿vamos?

- Vamos.

*****

Caminábamos sin rumbo por la calle. No habíamos hablado desde


que habíamos salido de casa.

Natalia parecía inmersa en sus pensamientos. Decidí romper el


silencio.

- Un euro por tus pensamientos.

- ¿Tan poco valen?- me miró haciendo una mueca para después


sonreírme- No te preocupes, cosas mías.

- Pues dos euros por tus cosas.


- Bueno, al menos veo que me empiezo a revalorizar por
momentos…De verdad, no te preocupes, no es nada.

- Uhm, como quieras…pero sabes que si necesitas hablar sobre


algo…

- Te encuentro al otro lado de la mesita de noche, ¿no?

- Uhm, pues no era exactamente lo que pretendía decir pero, sip,


supongo que algo así… ¿te gustaría ir a algún sitio en especial?

- Pss…lo cierto es que me da igual ir donde sea…mientras no


tengamos que volver a casa…

- Vamos, pero si solo son los tíos- le recordaba las palabras que
antes de cenar ella misma me había

dicho.

- Gracias por recordarme de nuevo que tenemos algo en común.

- Exageras…

- Me gusta sentirme segura.

- ¿Y conmigo te sientes segura?

- Tal vez…

- ¿Como que tal vez?- detuve mi marcha, cosa que no pareció notar
ya que siguió caminando.

- Pss…tal vez…

- Eso es un no.

- Si lo crees así…pero para mi simplemente es…tal vez…

- ¿Alguna vez te han dicho que puedes ser de lo mas ambigua?


- Tal vez…- afirmó a la vez que se giraba encarándome y me
mostraba la lengua.

Entrecerré mis ojos intentando fingir enfado y adopté una pose que
a mi parecer era de lo más intimidatoria. A mi parecer, claro, porque
la niña no tardó mucho en soltar tremendas carcajadas.

- ¿De que te ríes?- la cuestioné una vez estuve a su altura.

- De ti.

- Así me gusta, sincera ante todo. ¿Y me puede explicar usted que


es aquello que le provoca tanta gracia de mi?- torcí mi boca y
entrecerré mis ojos de nuevo mientras esperaba pacientemente una
respuesta lo suficientemente digna como para no matarla ahí mismo
de cosquillas.

- ¿Tiene que haber algo exactamente?- me siguió el juego


colocando sus manos en la cintura y dirigiéndome una mirada
retadora.

- Tal vez…- fue mi escueta respuesta poniéndome a andar de


nuevo.

Si antes había sido yo la que se había quedado clavada en el sitio


ahora le tocaba a ella. Me volví una vez estuve lo suficientemente
lejos como para no recibir represalias por su parte.

- ¿Que?- pregunté.

- Que eres una cobarde.

- Dime con quien andas y te diré quien eres- fue mi golpe.

Meneó su cabeza sabiendo que había perdido y comenzó a caminar


de nuevo hasta situarse de nuevo a mi lado. Un brillo en su mirada
la delató.
- En ese caso mi querida prima, eres una cobarde afortunada- me
sonrió triunfal avanzando unos pasos por delante de mí.

- Tal vez…

El silencio de nuevo dio paso a su monólogo eterno. Llevábamos


como diez minutos caminando cuando noté que ese barrio se me
hacía conocido.

- Oye, ¿por aquí no vive Andi?

- Sip…podríamos pasar a verla…digo, si no te importa…

- Me parece bien.

Continuamos andando dos manzanas más hasta que nos detuvimos


enfrente de la puerta de un duplex. Dentro parecía haber bastante
alboroto. Nat tocó al timbre. Ya estaba por tocar yo de nuevo cuando
la puerta se abrió mostrando a un tipo con una copa en la mano y
una corbata puesta en la cabeza al más puro estilo Rambo.

- Sois las del estriptess, ¿no?

- Si, venimos para el número especial de la noche. Feliz Navidad.

Miré a mi prima con ojos desorbitados la cual comenzó a


carcajearse junto con el Rambo de la copa.

- ¿Está Andi?

- Sip…Andi, Iban, papá, mamá, la abuela, el canario, la suegra…


pero no os quedéis en la puerta, pasad pasad…Feliz Navidad-se
hizo a un lado- ¡¡Andiii!!- gritó una vez había cerrado la puerta- ¿Y

me presentaras a esta chica tan guapa?- dijo refiriéndose a mí.

- Lo siento, Rafa esta es Nicole, mi prima, Nicole te presento a Rafa,


el hermano mayor de Andi.
- Encantado guapetona- exclamó acercándose a mí y plantándome
dos sonoros besos.

- Igualmente…

- ¡¡¡Andiiii!!!- volvió a gritar- Agg, esta niña está mas sorda que una
tapia, seguidme...

Le seguimos por el pasillo esquivando serpentinas y otros


cachivaches que íbamos encontrándonos por el camino, hasta que
llegamos a la sala. El sonido de la música era ensordecedor. Todos
botaban en el salón, incluida la abuela con el andador y el canario.

“Dioses, estos si saben divertirse de lo lindo… ¡el año que viene me


apunto!”

- Parecen que se lo pasan bien- me comentó Nat acercándose a mí.

- Eso parece…

- ¡¡¡Andiii!!!- volvió a gritar Rafa metiéndose en medio de la


improvisada pista de baile mientras bailaba al son de la música
haciendo malabarismos con su copa.

- ¡¡Nat!!¡¡Nicole!!- apareció Andi de entre el maremagnum de familia.

- ¡Ey! Que bien os lo montáis, ¿eh? No me extraña que no quieras


salir después.

- Jaja, bueno, parece que están diciendo por ahí de irnos a continuar
la fiesta a una disco o no sé…

¿Y que hacéis vosotras aquí? ¿No teníais también cena familiar?

- Mas que cena eso era una tortura china…nos aburríamos y


decidimos salir a dar una vuelta.

- ¿Queréis tomar algo?- preguntó acercándose hacia el mueble bar.


- Un poco de refresco de limón estará bien, creo por hoy ya cubrí mi
cupo de alcohol.

- ¿Y tu Nic?

- Lo mismo por favor.

- Claro, pero sin el por favor- me guiñó un ojo mientras preparaba mi


vaso.

- ¡¡Natalia!!- apareció de repente a nuestro lado una mujer algo


mayor, debía de ser la madre de Andi- ¿Como tú por estos lares
hoy?

- Hola Encarni, Feliz Navidad- la besó.

- Feliz Navidad pequeña- se separó de mi prima y me miró- ¿Y esta


señorita?

- Nicole, mi prima…Nicole, ella es Encarni, la madre de Andi.

- Encantada- me acerqué y la besé

- Igualmente… ¿y que hacéis ahí? vamos, ¡quitaros el abrigo y


uniros a la fiesta!- empezó a levantar los brazos y a bailar como una
posesa mientras poco a poco nos iba empujando al centro de la
pista.

*****

Salimos de casa de Andi algo más de las 3 de la mañana para


continuar la fiesta en un garito del centro. Y como no al garito le
siguieron los churritos del desayuno. Serían pasadas las 7 de la
mañana cuando llegamos a casa.

- Jaja…shh, no hagas ruido, todos duermen- me previno Nat nada


mas abrir la puerta de casa, zapatos en mano. La seguí de puntillas
a través del pasillo evitando tropezar con los juguetes tirados de
Alex. Ya habíamos subido las escaleras y estábamos por entrar a
nuestra habitación cuando oímos a alguien carraspear al otro lado
del pasillo.

- Ejem…bonitas horas señoritas… ¿se puede saber donde


anduvieron hasta ahora?

- Papá…

- Mañana. Es tarde, iros a dormir.- dijo metiéndose en su cuarto.

Nat me miró haciendo una mueca de asco, abrió la puerta y


entramos.

- Mi camaa- exclamó acercándose y tirandose sobre ella.

Me senté en la mía e hice lo mismo. Me quedé un largo rato mirando


hacia el techo. Decidí volverme pensando que para lo callada que
estaba mi acompañante ya debería de estar grogui.

Estaba aun despierta, y en la misma pose que yo instantes antes.


Me levante de la cama y me dirigí al armario. Sabía de sobra que
sus ojos debían de estar clavados en mi espalda mientras
rebuscaba en el ropero lo que hacia unas semanas había escondido
ahí. Localicé el paquete notando que estaba tal cual lo dejé.

“Bien bien Natalia, veo que le gané a tu curiosidad por esta vez…”

- ¿Que buscas?

“Ok, quizás no…”. Me dí la vuelta conservando el paquete


escondido tras de mi.

- Nada, solo comprobaba algo.

- Si claro, por eso ocultas lo que cogiste detrás de ti…- se levantó


con una sonrisa traviesa en su cara- ¿que escondes?

- ¿Tengo cara de esconder algo?


- Pues misterio no te falta- comentó situándose peligrosamente
cerca- Déjame ver que me ocultas tan mal…- me rodeó con sus
brazos intentando llegar al paquete que seguía ocultando a mis
espaldas.

- Oye, eso no se vale- intenté apartarme nerviosa ante su cercanía.

- Aquí se vale todo- continuó buscándolo con sus manos mientras


se pegaba mas a mi cuerpo- Oye, bonita vista- soltó de repente
mirando hacia mi delantera desde arriba.

- ¡Eyy!- me aparté- No seas pervertida.

Comenzó a reír mientras se daba la vuelta y se sentaba sobre su


cama.

- Eso, tira la mano y esconde la piedra…

Comencé a reír yo también mientras me acercaba y me sentaba a


su lado.

- ¿Que? Es la reedición del dicho, parece que no estas en la onda...-


movió las manos exageradamente delante de mis narices.

- Estas fatal…

- Tal vez…tú eres la causante de mis males…

- Eso, ahora intenta hacer que me sienta culpable…

- Si me enseñas que escondes puedo fingir que no lo eres…

- Así que pasamos del chantaje emocional al soborno…me gusta.

Comenzó a reír de nuevo dejándose caer hacia atrás en la cama.

- Dioses…estoy muerta…te juro que ya no sé si mis pies son míos o


son del vecino…
- Pues te confirmo que son tuyos, los del vecino huelen mejor- puse
cara de asco.

- Jaja, que calladito te tenias lo del vecino, ¿eh? Ya decía yo que


esas miraditas eran por algo…

- Pues yo creo que le gustas…

- Tratas de desviar mi atención de eso que escondes, ¿verdad?

- Tal vez…

- Dios, me torturaras eternamente con eso, ¿no?

- Tal vez…

- Aggh- comenzó a gritar tapándose la cara con un cojin.

Esperé a que dejara de hacer el drama para sacarla del misterio.

- Feliz Navidad Natalia- le dije a la par que le entregaba el paquete.


Me miró, miró el paquete, y volvió a mirarme, quedándose muda
momentáneamente. Se levantó y se colocó a mi lado, observando el
regalo pero sin llegar a cogerlo.- ¿Tanta curiosidad y ahora te da
miedo de que pueda morderte?- comenzó a reír.

- Jaja, no…es solo que no lo esperaba…

- Oye, no soy tan rata…

- ¿Siempre tienes que intentar ir mas allá de mis frases?

- ¿Vas a coger el regalo de una vez o lo guardamos para la próxima


Navidad?

- Que impaciente…

- De nada…
Me miró antes de comenzar a destrozar el papel.

- Ya veo cuanto admiras ese bonito papel rojo con ese precioso lazo
azul que puse con tanto cariño y que destrozaste en dos milésimas
de segundo…

- Que sentida…

Le sonreí mientras seguía luchando con el papel.

- Sé sincera y dime… ¿cuantos rollos de celo gastaste para


envolverlo?

Me limité a poner cara como de que no sabia nada dirigiendo mi


mirada hacia otro lado.

De sobra está decir que al final consiguió abrirlo, aunque eso sí, mis
tres minutitos de recochineo nadie me los quitó.

- Ohh- dijo sacando el jersey del envoltorio- ¡como el tuyo!

- Si, pa que no me lo quites mas, que siempre que voy a buscarlo


está en el cesto de la ropa sucia.

- Resentida…

- Me alegro que te guste…-intenté ironizar. Me sonrió sabiendo que


solo bromeaba y se acercó a mí rodeándome el cuello con uno de
sus brazos.

- Muchas gracias- me besó en la mejilla.

Nos quedamos un instante mirándonos en la cercanía hasta que de


nuevo el oxigeno pareció a llegar a mi cerebro.

- Por nada…y quita, no seas pegajosa…-intenté apartarla.

- Jaja, si, ahora finge que no te gusta…oh, ¡hay mas! ¡Entre dos
rollos mas de celo!- exclamó percatándose de que entre el jersey
había algo mas envuelto.

- ¿Que creías? ¿Que iba a ser tan fácil?

- Esta es tu pequeña venganza, ¿no?- cuestionó mientras de nuevo


luchaba contra el envoltorio del otro paquete.

- Venganza es una palabra muy fea…

Me miró entrecerrando sus ojos mientras seguía intentando abrir el


paquete. Y para mi sorpresa y desagrado tardó menos que antes.
Me sonrió triunfal mientras sacaba el papel y observaba el regalo.

- Guau, ¡que bonito!

- Sin duda mas que el que tienes…

- ¡Oye! No me habrás cotilleado, ¿no?

- Me indigna que pienses eso…yo cotilleando en tu diario, dios me


libre…- me santigüé.

- Muchas gracias…- para mi pasmo de nuevo intentó posicionarse


sobre mí con el propósito de agradecerme.

- Oye, que ya te veo las intenciones… ¡que corra el aire!- intenté


alejarme- Mejor sigue mirando y luego ya tal vez te cumpla el
capricho.

Meneó la cabeza y comenzó a pasar las hojas del diario tratando de


encontrar algo más.

- Espero por tu bien que no te estés quedando conmigo…

- Uy que amenazador sonó eso…

Siguió con su labor hasta que un sobre apareció ante su vista


pegado a una de las hojas.
- Como no… ¡más papel de celo! era la oferta del carrefour del 3x2,
¿no?

- No estoy tan rica... en los chinos pagas 2 y te llevas 6.

Despegó el sobre con cuidado y comenzó a abrirlo. En su interior


una fina pulsera de plata la sorprendió.

- Oh…vaya…es preciosa… ¿Me ayudas a ponérmela?

- Si claro- se la puse.

- Me encanta… ¡muchas gracias!- se acercó de nuevo, rodeándome


esta vez con ambos brazos mientras me besaba suavemente en
cada mejilla. Nuestras narices se rozaron ligeramente durante el
gesto. Se sonrojó. –Gracias...yo…no sé que decir…- se separó un
poco.

- Solo di Feliz Navidad, espero que lo hagas por muchos años mas-
traté de buscar su mirada. No me costó demasiado, su sonrisa fue
mayúscula.

- Feliz Navidad Nicole- susurró a la vez que me volvía a estrechar


entre sus brazos.

*****

Navidad, Año nuevo, Semana Santa…Para mi total desagrado algún


dios allá arriba habría debido de escuchar mis suplicas
desesperadas de cuando pisé tierra por primera vez para vivir con
mi nueva familia, los meses estaban pasando mas rápido de lo
normal.

“Dios, ¿como es posible que ya estemos en pleno mayo? ¿Donde


se me fue el año?..En apenas mes y medio…” suspiré siendo
incapaz siquiera de pensarlo “En apenas mes y medio ya se supone
que tienes control total sobre tu vida…de ir y vivir donde quieras…lo
que tanto deseabas una vez te enteraste que tendrías que vivir
aquí... ¿pero realmente ahora de verdad te alegras?” aparté la vista
de mi cuaderno y miré al frente donde unos ojos verdes me miraron
sonrientes antes de que su dueña me sacara la lengua. “Lo cierto es
que no, y puedes admitirlo, tienes miedo…miedo de que todo
cambie…miedo de que ya que la ley te considere adulta ellos te
consideren también y te aparten de su vida…”

Volví mí atención hacia la ventana, un verde paisaje me hizo


recordar los ojos que tenía frente a mí.

“Sé que no lo harán…ellos nunca me harán a un lado…me


quieren…”Noté una mano posarse sobre la mía.

- ¿Te encuentras bien?

- Uhm, sip…

- ¿Segura?

- Si, ¿y que? ¿Como lo llevas?- intenté cambiar de tema.

- Fatalmente mal…

- ¿Porque? ¿Cual es el problema? ¿Necesitas que te lo vuelva a


explicar?

- Empiezo a pensar que pasas demasiado tiempo con Andi.

- Muy graciosa…ahora te las apañas solita…

- Que vengativa…

- No puedes llegar a imaginar cuanto…

Volví a centrarme en mis deberes por unos instantes antes de volver


a levantar la vista y observar a mi prima haciendo pucheritos.

- Oh, dios…-giré mis ojos- a ver, veamos de nuevo…


- Sabía que detrás de toda esa mascara había un corazoncito
blandito.

- Oye, tampoco te pases…Mira, es sencillo…viene a decir que…

*****

- …por eso si lo asociáramos con una consecuencia lo


suficientemente poderosa se podría variar el comportamiento…

“ Podría pasarme la eternidad escuchando su voz y solo


mirándola…¿como puede ser posible que sea tan condenadamente
bella?...y si solo fuera eso, pero que va, el lote tenia que venir
completico…inteligente, agradable, simpática, cariñosa…y
absolutamente hetero…por no añadirle que es tu prima…Diablos
Nat, ¡tenemos un problema!”

- ¿Entendiste ya?

“¿Comor? ¿Ya se supone que acabó? ¿Y cuando comenzó?


¡Demonios! ¡Eso se avisa!”

- Si, explicado así…

- No te preocupes, a la primera es siempre difícil de entender…

“Y a la segunda, y a la tercera, y a la cuarta…¡¡Ohh!!¡¡Dios!!¿Porque


tiene que mirarme de esa manera?”

- Si…

- ¿Te preocupa algo?

- ¿Ah? No nada… ¿por?

- No sé, quizás sean imaginaciones mías pero…llevo notándote


desde hace ya algún tiempo como…ausente…
- Son imaginaciones tuyas- sentencié para librarme del
interrogatorio mientras volvía la atención a mi libro.

- Yap…- levanté mi vista y la encaré. Su mirada había cambiado en


cuestión de segundos, ahora había… ¿cierto alo de tristeza?

Coloqué mi mano sobre la suya repitiendo el gesto que instantes


antes había hecho y hablé.

- Nicole…no te preocupes por mi…son solo los finales, el viaje de fin


de curso…

- ¿Segura que nada más?-alzó una ceja.

- Uhm…tal vez…

- Te gusta alguien.

“¡¡Carajos!! ¡¡Porque tuviste que decir nada!! ¿Será que nos


descubrió Nat?”

- Porque me preguntas eso…- me puse a jugar con las espirales de


la libreta intentando fingir como que la cosa no iba conmigo.

- No te pregunto…lo afirmo.

La miré y sus pupilas se clavaron en las mías.

- ¿Tengo razón o no?- continuó.

- ¿Aun aquí? ¡Pero mira que aplicadas que hasta os olvidasteis de


mi!

“Salvada…por esta vez…”

- Lo siento…se nos pasó… ¿que tal el examen?- le preguntó a mi


amiga mientras se sentaba a mi lado.

- Sin comentarios… ¿que tal lo lleváis vosotras?


- Ahí va…

- Si…ahí va – me copió la respuesta Nic sin apartar la vista de mí.

- Al menos va…- siguió el juego Andi mientras pasaba su mirada de


una a otra- Bueno, nos vamos o nos quedamos…

- Nos vamos- sentenció Nicole levantándose del sitio y comenzando


a recoger sus cosas.

- Si…- le copié el gesto.

Salimos de la biblioteca y pusimos rumbo a casa. El silencio


imperaba en el viaje de regreso, solo roto por los comentarios
casuales de Andi.

- Virgen santísima…tanta perfección debe de ser pecado… ¿Os


habéis fijado que retaguardia tiene el tipo?

- Parece que alguien está algo necesitada…

- Hablas por ti, ¿no?

Nicole solo se limitaba a observarnos con una ceja alzada.

- Nicole, ¿lo tiene o no lo tiene bien puesto?

- Lo tiene donde tiene que estar, ni mas ni menos.

- Aguafiestas...

Seguimos calle abajo, de nuevo en el más absoluto silencio.

- ¿Quien se murió?- habló de nuevo mi amiga.

- ¿Eh?- intenté disimular.

- Maldita sea…olvidé pasarme por la papelería a recoger el libro que


encargué…os veo luego-soltó de pronto Nic, dando la vuelta y
poniendo rumbo hacia la derecha.

- Y bien…ahora que ya estamos solas… ¿me dirás que os pasa? no


os habréis peleado de nuevo,

¿no?

- No…no es nada…

- Oh oh…peligro… ¿porque será que cada vez que dices esas


palabras una lucecita se enciende en mi cabeza?

- Andi, déjalo estar…

- No, no lo dejo…Demonios Natalia no sé que rayos está


sucediendo contigo últimamente te miro y no te reconozco.

- ¿Tratas de decirme algo?- paré y miré a mi amiga fijamente.

- Trato de decirte que sea lo que sea que pase por aquí y por aquí-
señaló mi pecho y mi cabeza- me importa…porque tú me importas…

- Gracias- suspiré- Pero no tienes de que preocuparte- continué de


nuevo la marcha.

- Razón de más para que ya lo haga…tiene que ver con Nicole,


¿verdad?

- No hables tonterías…

- Y tú no pienses que soy idiota…

- Lo siento yo…no quise insinuar eso- de nuevo me detuve. Vi un


banco unos pasos mas al frente y me acerqué a el sentándome.
Andi hizo lo propio. Nos quedamos un instante en silencio, sabia
que mi amiga esperaba que dijera algo…y yo solo esperaba que no
saliera corriendo ante mi declaración.

- ¿Recuerdas lo que te confesé hace un tiempo atrás?


- Si… ¿aún sigues confusa con ello?

- No…quiero decir, si…pero ya no es tanto una confusión de no


saber que soy ni que quiero ni porque tenia que pasarme esto a mi
ni porque…

- Ey, vamos…tranquila…- me interrumpió al tiempo que tomaba mis


manos entre las suyas.

- Lo que trato de decir es que creo que definitivamente la etapa de


aceptación de mí misma la superé.

- Pero ahora te enfrentas a otra…

- Sí…a otra mas complicada si cabe…

- ¿Mas que aceptarte a ti misma? lo dudo…quiero decir, sí, es


difícil…pero si conseguiste lo otro…

¿porque no vas a conseguir superar esta?

- Porque esa ya no depende exclusivamente de mi…

- Nicole…

- Sí…- confesé al fin- Es estúpido, ¿no? Venirme a fijar


precisamente en ella.

- No, no lo es…no elegimos de quien nos enamoramos…

- Pero si podemos decidir al respecto.

- ¿Y estas completamente segura de que lo quieres de la manera en


la que justo estas pensando ahora?

- ¿Y tu como sabes en lo que estoy pensando?- la miré de lado con


una sonrisa asomando a mis labios, aun sorprendiéndome la
capacidad que tenia esta niña para parecer leer mi mente.
- Porque te conozco desde que llevabas pañales- me devolvió la
sonrisa.

- Tu lo que eres es bruja-le hice una mueca.

- Tal vez…

Sonreí inconsciente ante las palabras de mi amiga, mientras un


recuerdo venia flotando a mi mente.

- ¿Sabes? Nicole cree que soy de lo más ambigua.

- Lo cual es cierto- la miré y me estaba sonriendo aún- Estas


completamente colada, ¿verdad?

- Como nunca…teniendo en cuenta la brevedad de mi corta


existencia.

- ¿Y crees que te va a resultar tan fácil simplemente fingir que no


pasa nada? ¿Que todo vá bien? Te recuerdo que te levantas con
ella y duermes con ella.

- ¿Y entonces que me sugieres? No me quedan muchas mas


alternativas.

- Natalia, Nicole no es boba…esa niña es de lo mas perspicaz, no


podrás ocultárselo por mucho.

- Gracias por tus ánimos, ya me siento mejor…- sonreí


amargamente.

- Natalia, escúchame, creo que deberías hablar de esto con ella…Es


una chica comprensiva, con la que se puede dialogar…

- ¿Estas loca? No pienso decirle que me paseo por la otra acera,


por obviar el hecho de que desearía pasear con ella.

- Nat, estoy segura que lo entenderá…además, ¿quien no te


asegura que no juegue en tu equipo?
- Es que eso es imposible- me solté de mi amiga y me crucé de
brazos.

- A ver… ¿por qué tiene que ser imposible?

- ¡Porque si!!Ella es… ¡perfecta!

- Ah claro, como si ser lesbiana fuera incompatible.

- ¡No lo entiendes! Ella no puede serlo.

- Claro…tú trata de seguir autoconvenciéndote de eso que se nota


que lo haces a la perfección, pero dime, ¿con cuántos chicos la has
visto en los últimos meses? aparte del plasta de mi hermano, claro.

- Eso no tiene nada que ver…

- Solo contesta.

- Con ninguno- suspiré.

- ¿Y eso no es raro?

- ¿Y que hay de Robert? Tanta amistad y cariño…tanto hablar de


el…entre ellos hay algo, estoy segura.

- Eso es como insinuar que entre tu y yo hay algo solo por el hecho
de que puedo ser tu tipo…que por cierto, ¿lo soy?- se me acercó
sugerente.

- Jaja, no seas, ¡¡quitaa!!- la intenté apartar.

- Que sepas que no has herido mis sentimientos sino que te los has
cargado directamente.

- Lo superaras.

- Y que remedio…
Unos niños pasaron frente a nosotras corriendo tras un balón, los
observamos jugar por unos instantes.

- ¿Entonces?- rompió el silencio encarándome de nuevo.

- Uhm, ¿entonces que?

- Que si le dirás…tal vez te lleves una grata sorpresa…

- O lo mas seguro es que me mande a paseo antes de tiempo.

- ¿Y acaso de verdad crees que apenas cumpla los 18 se


desaparecerá?

- Ya no sé que pensar…- seguí contemplando el partido que se


jugaba frente a nosotras.

- Hola, muy buenas tardes, ¿interrumpo?- apareció de la nada


detrás de nosotras la causante de todos mis delirios.

- Para nada…de hecho, ya le estaba diciendo a Nat que me


marchaba a casa…

- Pero…- Miré a mi amiga con ojos suplicantes.

- Nos vemos Natalia- se acercó, me besó en la mejilla y se levantó-


Hasta luego Nicole, cuídamela-le guiñó el ojo.

- Hasta luego- la despidió Nic a la par que se sentaba junto a mí.

- ¿Tenían el libro?

- No, viaje en vano…ahora me dicen que hasta la semana que


viene.

- ¿Lo necesitabas?

- No…no era para clase.


- Ahn, bueno, pues a esperar hasta la semana que viene entonces…

“Eso Natalia, que se note tu elocuencia espontánea…”

Nos quedamos en silencio observando el partido que en esos


momentos se jugaba delante de nuestros privilegiados ojos.

- No me vas a decir quien te gusta, ¿verdad?

Giré mi cabeza, sorprendida por la pregunta, y la miré. Unos calidos


ojos azules me devolvieron la mirada.

- Y para que quieres saberlo…

- Porque me importas, solo por eso…Déjame ayudarte, sabes que si


está en mi mano lo haré.

- Lo sé- aparté la mirada a la vez que parpadeaba varias veces para


evitar que las lagrimas salieran de mis ojos- Pero en esto no puedes
ayudarme, es algo que debo hacer sola.

- Pero si se lleva entre dos es más fácil…

- Nicole, por favor…

- Ok, está bien…no presiono mas…lo siento…yo solo quería ser…


útil…

- No te disculpes…creeme que ya me ayudaste mas de lo que


crees- le sonreí.

- Yo sencillamente no lo veo así…a veces tengo la sensación de que


solo complico mas las cosas…

- Para nada…al contrario, logras hacer que todo parezca mas


sencillo…mas pequeño…

Solo se limitó a apartar su mirada de mí y observar el suelo,


supongo que solo estaba dándose tiempo para pensar y meditar mis
palabras. Tras unos instantes que se me hicieron eternos al fin
levantó la mirada.

- ¿Volvemos a casa?

**

Para satisfacción de unos y desgracia de otros los exámenes pronto


pasaron. Me encontraba en mi habitación preparando la maleta para
mi viaje de fin de curso cuando escuché a mi hermano pequeño
acercarse a mi cuarto y entrar junto con Nicole.

- ¡Sii! ¡¡Yo quero jugar con Pipo!!¡Tata! ¡¡Voy a jugar con Pipo y
Nico!!-se me acercó.

- ¿En serio?- lo miré abriendo exageradamente mis ojos.

- ¡¡Sii!!- saltó dando pequeñas palmas y se acercó a Nicole que en


ese momento estaba buscando un cd en la repisa- ¿A que sí Nico?-
se abrazó a su pierna.

- Claro monito- le sonrió mirando hacia abajo antes de volver su


atención a los cdś.

- Jiji- reía tontamente mi hermano mientras Nicole movía su pierna


balanceándolo como si fuera un mono. Me quedé observando
detenidamente la escena. Una vez encontrado lo que buscaba se
dirigió hacia el pc, cogió a mi hermano en brazos y sentó en la silla
colocándolo sobre ella.

“Los hay con suerte…Demonios Nat, ¡que es solo tu hermano!”


meneé la cabeza en un intento por librarme de mis pensamientos.
“Pero es que es tan tierna, mira como lo coge, como lo abraza,
como le habla al oído, como le sonríe, como lo besa en la
cabecita…como me gustaría volver a tener 3

años…¡Yaa!¡¡Paraloo!!”

- ¿Como hace la abeja? Zzzzbrbr.


- Jiji...agueja…ppzzbrr.

- Jaja, si, muy bien, pero ya me había duchado- decía limpiándose


las babas de mi hermano de la cara.

- Jiji, ¡¡tataaa!!- se volvió hacia mí- ven, ¡mira la aguejaa!- señaló la


pantalla del pc. Me acerqué a su lado.

- Ohh, que grande la abeja- intenté fingir admiración por el gordo


bicho.

- ¡¡Sí!! Sentate aquí conmigo y Nico- se hizo a un lado en las piernas


de mi prima dejándome, inocente el, espacio para que me sentara a
su lado.- ¡Sentate!- me ordenó de nuevo viendo que me había
quedado pasmada en el sitio.

- ¡Eso! ¡Sentate!- me pasó Nicole un brazo por la cintura y me atrajo


hacia ella haciendo que me sentara en su regazo junto a mi
hermano. Si antes me había quedado pasmada ya ni digamos como
estaba ahora con la espontaneidad de mi prima- ¿No estas
cómoda?- me susurró al oído haciendo que un escalofrío comenzara
a recorrer mi cuerpo.

“Dios…como se te ocurra volver a hacer eso no respondo…”

- Sí- dije al fin mientras movía mi cabeza y encontraba su cara a


escasos centímetros de la mía. Me giré rápidamente, tragando
pesadamente.

“Dita sea…a ver si controlamos mas la distancia la próxima vez…


¿próxima vez? ni lo pienses…

mejor levántate antes de que…”

- Yo también, aquí con mis dos niños favoritos- cortó la línea de mi


pensamiento a la vez que nos estrechaba más contra ella.

“Al que quiera que haya allá arriba… ¿tan mala cristiana soy para
que me tortures en vida así?”
- Jiji- reía Alex mientras se revolvía en el abrazo en un intento por
volver a tomar posesión del ratón.

Estuvimos un rato mas así, hasta que el sonido del timbre de la


puerta llamó la atención de mi hermano.

- ¡¡Pizza!!- dijo bajando de su posición privilegiada y saliendo


corriendo por la puerta dejándonos a solas…ok, y con Pipo.

- ¿Condicionamiento clásico? Dios, no me puedo creer que seáis


tan crueles…

- ¡Oyee! que el solito lo asoció…- seguí jugando con Pipo mas para
evitar girarme y encontrarme con esos ojos que por propia diversión.
Si, ya, porque rayos no se me ocurrió levantarme ahora que el
inocente causante de mi tortura ya se había marchado, ¿no? Pero
pss…caí cómoda.

“Oh si, podrías pasarte toooda la tarde así…solo jugando con


Pipo…mientras la causa de tu delirio está debajo de ti con su
cabeza apoyada sobre tu hombro…¿por qué tiene que hacerme
cosquillas mientras respira? ¿Acaso me está mirando? vale, creo
que será mejor irse moviendo antes de…”

- Parece que a ti también te gusta Pipo…- estaba tan centrada en


mis sensaciones y pensamientos y en el puzzle que trataba de
hacer en ese momento que no respondí-¿Ya preparaste todo para
mañana?

“Oh oh…tierra llamando a Natalia, tierra llamando a Natalia…


momento idóneo para dejar de seguir haciéndote la remolona y
comenzar a moverse”

- Si…- comencé a decir mientras me levantaba, cosa que para mi


desagrado, ok tal vez mas para mi agrado, no conseguí.

- ¿Entonces donde vas?- volvió a susurrarme al oído mientras me


colocaba de nuevo sobre ella.
- ¿Tu no tienes que hacer tu maleta?

- Si…

- Entonces- respondí sacando toda la fuerza de voluntad que se


suponía no tenia para levantarme del sitio no dejándola ni acabar la
frase.

-…pero ahora no me apetece- terminó mirándome fijamente.

- Bueno, solo por si acaso- me volví y me dirigí hacia la otra mesa


de estudio donde me senté tratando de calmar mi acelerado
corazón. La escuché apagar el ordenador y salir de la habitación.

Solo pude suspirar una vez que estuve sola.

“Esta claro que no tiene ni idea del efecto que me causa…O eso o
que le encanta torturarte Natalia…”

Unas calidas manos taparon mis ojos. Elevé las mías, palpándolas,
sabiendo de inmediato por el tamaño, el tacto y algo de lógica a
quien pertenecían.

“Oh, si…le encanta torturarte”.

*****

- Vamos que nos vamos, vamos que nos vamos, vamos que nos
vamos.

- Andi, ¿te puedes callar de una puñetera vez? trato de dormir…

- Como no… ¿como puedes pensar en dormir? Nat, ¡pero mira que
paisaje tenemos ante nosotras!-

exclamó señalando con demasiado entusiasmo para mi gusto las


nubes que se veían desde la ventana del avión.- Fíjate, esa tiene
forma de mariposita, ¿verdad?-pegó su cara al cristal- Y esa de
pato, y esa de osooo…- siguió con su monologo ajena al resto.
“Oh, ¡dios! ¿Como puede ser tan niña a veces?”Me tapé la cara con
el cojín en un intento imposible por ignorar en que lugar me
encontraba.

- ¿Estas bien?- oí preguntar a Nic a mi otro lado.

- Sí…- afirmé saliendo de mi escondite- Es solo que…no me


agradan demasiado estos cacharritos…

- No te preocupes, no tardaremos mucho en tomar tierra- me sonrió-


Para desgracia de algunas-señaló con la mirada a Andi que seguía
ensimismada buscando al zoológico entero entre las nubes.

- Olvidó tomar la medicación esta mañana.

Rió por lo bajo antes de volver su atención al libro en el que estaba


inmersa desde que comenzamos el vuelo. Volví a colocar el cojín
sobre mi cara mientras en la lejanía la voz de mi amiga seguía
catalogando animalitos.

- Eyy bella durmiente- Escuché entre sueños el susurro de una voz


conocida- Ya llegamos.

- Uhm…un ratito mas…

- ¡Vamos que nos vamos! ¡Vamos que nos vamos! ¡Vamos que nos
vamos!- alguien me gritó desde el otro lado.

- ¡¡Ahh!!- salté del asiento.

- Jajaja, menos mal que te pusimos el cinturón antes que sino tocas
el techo- me miraba burlona mi amiga desde su asiento. Solo me
limité a echarle una mirada asesina que para mi resignación no
pareció funcionar.

- ¿Dormiste bien?- preguntó mi prima al otro lado.

- Si, muy bien- me fijé y tenía el cojín en el que dormía apoyado


sobre su hombro- Lo siento- me disculpé avergonzada quitándoselo
de encima.

- No te preocupes- me sonrió.

“¿Por que será que tengo la sensación de que nuestras


conversaciones siempre se repiten? ¿Y

porque rayos tiene que ser siempre tan condenadamente


encantadora?”

- Vale, este es un momento muy bonito y blablabla… ¿Podemos


bajarnos de una vez de este bicho?

¡¡La playa y el tío bueno del chiringuito me esperaan!!- comenzó a


empujarme Andi.

*****

Al salir del aeropuerto un destartalado autobús nos esperaba en la


puerta con el propósito de llevarnos a nuestro hotel. Salvando el
hecho de que la carretera tenia mas hoyos que un campo de golf y
que el conductor debía de ser admirador total de Fernando Alonso,
el viaje resultó de lo mas agradable entre saltitos párriba y
golpecitos rebotados en el techo pàbajo.

- ¡¡Ohh!!Gracias Señor- se arrodilló Andi nada más bajar del bus


agradeciendo al ser divino el haber llegado sana y salva a su
destino.

- ¡Andii! ¡¡Deja de besar el suelo como el Papa y ven a ayudar!!- le


gritó Nat mientras sacábamos el equipaje de la parte baja del
autobús.

Ataviados con todos los bártulos encima nos dispusimos a entrar al


hotel todos a la vez como cabras y…claro, pasó lo que tenia que
pasar, que se lió un embotellamiento humano y nos quedamos todos
atascados en las puertas giratorias. Vamos, que solo tardamos
media hora mas en llegar a nuestra habitación.
- ¡¡Al fin!!- soltó Nat todo mientras se tiraba sobre una de las camas.

Coloqué con cuidado todas mis bolsas en el suelo mientras


observaba como Andi abría las cortinas junto con la puerta
corredera y salía a la terraza.

- ¡¡Virgen santísima!!¡¡Desde aquí se ve la piscina!!¡¡Maree!!¡¡Que


tío mas buenoo!!

Me limité a rodar mis ojos y a ir colocando mi equipaje en uno de los


armarios. Mi prima se levantó

y comenzó a hacer lo mismo con su equipaje.

- ¿Que hacéis?-dejó de babear y entró al fin de nuevo a la


habitación.

- ¿Que crees que hacemos?- la cuestionó Nat mientras seguía


colocando sus cosas.

- Perder el tiempo- respondió agarrando una bolsa y metiéndose en


el baño.

Nat y yo nos miramos, nos encogimos de hombros y seguimos con


nuestra tarea.

No tardó demasiado en salir del baño ataviada con su bikini y un


pareo atado a sus caderas.

- ¡Yo ya estoy! Como intuyo que lo vuestro va pa largo…os voy


esperando abajo en la hamaca- y desapareció por la puerta.

- ¿Has visto que no se ha dado ni cuenta de que solo hay dos


camas?

Miré y era cierto, yo tampoco me había percatado de que solo había


dos camas en la habitación, una más grande y otra más pequeña.
Nos miramos durante un momento.
- ¡¡Me pido la grande!!- dije a la vez que saltaba sobre ella.

- ¡¡Oyee!!¡¡No es justo!!- saltó ella también.

- ¡¡Claro que sii!!¡¡Yo llegué antes!!- la encaré.

- ¡¡Pues ahora es mía!!- me empujó tirándome al suelo.

- ¡¡Eyy!!- me levanté y me abalancé sobre ella dispuesta a


vengarme.

- Jaja, ¡¡paraa!!¡¡Nicole!!Jajaja, ¡¡paraaa!!¡¡Por favor!!Jaja.

- Dilo- seguí torturándola con mis dedos.

- Jaja ¡¡es tuya!! Jaja, ¡¡me rindoo!!

- ¡Mas fuerte que no te escuché!

- Jaja, ¡¡me rindoooo!!

- Ok ok- paré mis manos y me tumbe a su lado.

- ¡¡Te lo creíste!!- se abalanzó sobre mi dispuesta a tomar su propia


venganza personal. No tardó demasiado en darse cuenta del error
que había cometido.

- Eres taaan inocente si piensas siquiera que puedes ganarme- le


dije victoriosa desde mi posición sobre ella.

- Algún día- pude ver ese brillo en su mirada antes de que esta se
dirigiera hacia mis labios. Casi sin darme cuenta yo estaba haciendo
lo mismo. Me levanté rápidamente bastante turbada por lo que
acababa de hacer y… ¿desear?

“Oh no, ¿desear? Tu no has deseado nada…solo…solo desviaste la


mirada a sus labios, nada mas…
eso no significa que desees locamente besarla…no tiene
absolutamente nada que ver una cosa con la otra”. Trataba de
convencerme mientras comenzaba a rebuscar entre lo que había
colocado en el armario. “Un momento, ¿de donde salió locamente?”

- ¿Que haces?

- Intentar buscar algo de ropa.

- No me digas… ¿te ayudo?- se levantó colocándose a mi lado.

- No…- me aparté- Quiero decir, ¿ves? Ya la encontré- levanté lo


que había cogido mostrándoselo y me metí en el baño cerrando la
puerta tras de mi y apoyándome sobre ella.

“Nicole Nicole, cualquiera pensaría que te asusta esa milindre…”


Cerré mis ojos y de nuevo la imagen de esos tentadores y rosados
labios apareció en mi mente, los abrí de repente. “Dios, creo que el
cambio de aires no me sentó nada bien”.

*****

“¿Y ahora que se supone que le picó?”

Me quedé mirando la puerta cerrada del baño por unos instantes


antes de comenzar a buscar mi propio bikini y ponérmelo.

“¿Será que se dio cuenta y se asustó? ¿Tan evidente comienzo a


resultar?”

La puerta del baño se abrió de repente mostrando a una morena en


un traje de baño azul minúsculo.

No pude evitar que mi vista se paseara por ese cuerpo, que le voy a
hacer, si a fin de cuentas soy humana. Lo que si que me asombró
fue el hecho de que cuando llegué a sus ojos pude notar como ellos
también se paseaban libremente por mi cuerpo solo cubierto por
otro bikini, en este caso amarillo.
- Bonito bikini…-comentó apartando la mirada al verse sorprendida.

- Gracias, lo mismo digo… ¿nos vamos?

- ¿Así? ¿No te pones nada encima?

- ¿Y si no me lo pusiera?

- Te podrían detener por escándalo público.

- Exagerada- me acerqué a mi parte del armario y cogí una falda


vaquera.- ¿satisfecha?- la cuestioné una vez me la puse.

- Mucho mejor.

Me limité a rodar mis ojos mientras un pensamiento perverso me


golpeaba en mi cerebro pugnando por ser liberado.

- Ni que fuera tu novia- le solté para ver su reacción.

- Eso desearías tu…- se limitó a responderme sonriéndome de lado


mientras me hacia paso a través de la puerta.

“No puedes llegar a imaginar cuanto…”

*****

Pasamos el resto del día descansando tranquilamente en el hotel.


Después de la cena decidimos aventurarnos y salir fuera del recinto
a dar una vuelta por el pueblito.

- Creí que dijiste que los demás también iban a salir…- le comentó
mi prima a su amiga.

- Los demás son unos sosos, como nenes buenos se fueron a la


camita con los lunnis.

- Donde deberíamos estar nosotras ya. Mañana tenemos que


madrugar para la visita al parque natural.
- ¡Ya! ¡No me seas ahora una amargada! Venimos a divertirnos,
¿no? Pues hagámoslo. ¡Mira! ¡Hay feria!- señaló al frente y aligeró
el paso dejándonos a Nat y a mi atrás.

- Está visto que no se la puede sacar a la calle…

- Déjala que se divierta. Tu también deberías dejar a un lado toda


esa responsabilidad y hacer lo mismo.

- ¿Y que hay de ti?

- Yo soy niña grande, tengo que comportarme.

- Reprimida…-intentó provocarme.

- Mira quien fue a hablar…

- ¡¡Pesquemos patitos!!

- Si, que suena atrevido- me burlé.

Me sacó la lengua y se acercó al chiringuito.

- ¡Hola!-saludó al chico del puesto apoyándose sugerentemente


sobre el mostrador- Me gustaría conseguir ese pingüinito de ahí
para mi amiga- me señaló con la cabeza- La chiquilla se enamoró
de el nada mas pasar por aquí enfrente. Sabes, la pobre está algo-
hizo un gesto señalando claramente que estaba algo pállá- ¿Que
tengo que hacer satisfacerle el caprichito?- lo miró con aire inocente.

- Bien…estoo…es fácil- se notaba que el chico estaba teniendo


serios problemas- Solo…te doy la caña y pescas patitos…

- ¿Así de simple? ¿Solo pesco patitos?- se apoyó un poco mas y


siguió mirándolo.

“Esta niña es la bomba, ¿a donde quieres llegar? Te vas a


quemar…”
- Bueno…cada patito lleva unos puntos debajo- cogió uno tirando
varios al suelo en el intento. Solo pude reírme de su torpeza.- ¿Ves?
El peluche que quieres vale 500 puntos…

- Oh, pero eso es mucho- fingió pena- Cariño, no sé si podré


conseguírtelo- se dirigió hacia mí.

- ¡¡Intentaloo!!¡¡Intentaloo!!- la animé en mi papel de loca. Me miró


con una mirada dulce antes de mirar al chico y poner 3 euros sobre
el mostrador.

- ¡Dame esa caña!- el chico se la tendió- Gracias, deséame suerte-


le guiñó coqueta un ojo antes de comenzar a pescar. El chico solo
tragó pesadamente ante el inocente gesto.

- ¡¡Ese noo!!- comencé a gritarle cuando fue a coger uno de la


esquina mas cercana a nosotras.

- ¿Entonces cual?

- ¡¡Esee!!¡¡Ese amarilloo!!- dije señalando uno de los cientos de


patitos amarillos de la piscina.

- Te sugiero que cojas de donde estabas situada…- comentó el


chico mirándola como bobo.

- ¡¡Noo!!¡¡Yo quiero el patito amarillo!!- volví a gritar cuando de


nuevo fue a coger otro.

- Cariño, voy a coger el patito amarillo- intentó calmarme.

- ¡¡Yo quiero el patito amarillo!!

- Tranquila, es inofensiva…tomó los antipsicóticos antes de salir de


casa…-le comentó al chico.

- ¡¡El patitooo!!
Tal fue mi insistencia esta vez que el chico asustado me dio un
patito amarillo.

- Gracias- lo miré acercándomelo a mi cara y frotándolo contra mi


mejilla- Mi patito liiindoo.

El gesto hizo que Nat apenas pudiera contener una carcajada. El


chico la miró mas asustado aún.

- Es tan tierna a veces- se acercó y me besó en la otra mejilla para


luego mirar al chico- Gracias, fue un bonito gesto- se apoyó de
nuevo en el mostrador acercándose a el.

- De…de…de nada- sonrió bobamente de nuevo.

- Bueno, sigamos…- y comenzó a sacar patitos de la piscina.


Cuando ya llevaba como veinte sobre el mostrador- ¿Cuantos me
quedan?- preguntó inocente. El chico pareció volver a la realidad
apartando la vista de su escote y mirando la mesa. Abrió los ojos a
más no poder y empezó a mover la boca intentando balbucear algo.

- Dice que treinta más- metí baza desde mi posición sobre el


mostrador mientras hacia malabarismos con el patito sobre mi
cabeza.

- ¡¡No!!Ya son suficientes…- pareció reaccionar.

- Ok, pues contemos…

- ¡¡Sí!!8, 100, 4, 350, 800…- comencé a levantar patitos y a contar


tirándolos hacia todos lados.

- ¡¡Esperaa!!¡¡Así no!!- trató de pararme el chico. Me limité a mirarlo


fijamente.- Quiero decir-tragó mirando a ambos lados de la feria
cerciorándose que no venía nadie- No hace falta, toma- y me
entregó el peluche.

- ¿Que se dice?- me inquirió mi prima a mi lado.


- ¿Que me des mas?- respondí abrazando el peluche y mirando de
nuevo al chico. Se limitó a dar un paso hacia atrás y levantar los
brazos.

- Jaja, cariño…se dice gracias- se acercó Nat acariciándome el


cabello. La miré.

- Gracias…

Miró al chico y le volvió a guiñar el ojo a la vez que nos dábamos la


vuelta y comenzábamos a alejarnos agarradas del brazo.

- ¿Y el patito?- gritó el chico de pronto.

Me di la vuelta y le dirigí la mirada más perversa que tenía.

- ¡¡Es miooo!!¡Mi tesorooo!

De nuevo tragó pesadamente antes de decirnos adiós con la mano.


Apenas estuvimos lo suficientemente lejos Nat comenzó a reír a
carcajada limpia.

- ¿Viste que cara puso?

- Si, pobre…jajaja

- Eres realmente cruel cuando quieres…

- ¡¡Oyee!!Que empezaste tú coqueteándole y haciéndome pasar por


longui.

- Jajaja

- ¡¡Bonito peluche!!¡¡Yo quiero unoo!!¿Donde lo conseguisteis? Nat,


¡¡consígueme unoo!!-

apareció Andi a nuestro lado.

Nos miramos y comenzamos a reír de nuevo.


- ¿Que?- preguntó extrañada comenzando a reír contagiada ella
también.

*****

-…Dada la antigüedad del macizo, hablamos de mas de 8 millones


de años, hasta nosotros no han llegado volcanes propiamente
dichos, sino sus restos erosionados por los ríos, los vientos y el mar.

De todas formas el paisaje que hoy podemos contemplar…

- Vaya peñazo… ¿cuando nos vamos?

- Shhh…

- No me digas que te interesa esto…

- Andi…

- ¿Sabias que eres de lo mas aburrida? No sé como te puede


interesar ver…¡¡Virgen santísima!!

¡¡Pedazo pivón!!

- Parece que al fin algo del paisaje logra llamarte la atención…- le


comenté burlona.

- ¿Lleva mucho tiempo ahí?

- ¿Y porque supones que debo saberlo?- inquirí con una ceja


alzada.

- Porque… ¿no para de mirarte?

- ¿A Nic?- cuestionó mi prima alzando el cuello y mirando en la


dirección del susodicho.

- No me mira a mí…
- ¡¡Entonces me mira a mi!!

- ¡¡Oyee!!¿Y porque no puede mirarme a mi?- entró mi prima en la


disputa.

- Porque a ti no se te ve.

- Uy si, como si tu fueras muy grande.

-…por eso el terreno presenta el árido aspecto…- elevó la voz el


guía en un claro intento por llamarnos la atención.

- Pues yo creo que si que la vio…- comenté viendo como se


acercaba a otro chico y le hacia un gesto con su cabeza
señalándonos.

- ¡¡Como va a verla!!

- ¡¡Te la estas ganando!!

- Shhhh - se volvió la chica de delante hacia nosotras.

Nos quedamos en silencio durante unos instantes, el tiempo justo


para que el guía acabara el discurso y el grupo avanzara hacia otro
lugar del terreno. Comenzamos a movernos con el resto cuando
noté que alguien se nos acercaba a nuestra altura.

- ¡Hola!- nos saludaba el chico que instantes antes miraba a mi


prima, y que ahora devoraba con la mirada.

- ¡Hola!- replicó el saludo una Andi demasiado entusiasmada. El


chico sonrió mirándola por unos instantes de arriba a abajo para
después volver su atención hacia Natalia.

- Sois del instituto Bahía, ¿verdad?- le preguntó.

- Si…pero vosotros no sois de nuestro instituto.


- No, no lo somos…pero conocimos a varios chicos anoche del
vuestro. Nos hospedamos en el mismo hotel que vosotras.

- Oh...

- Si bueno, soy Adrián, ellos son Iker y Luismi- dijo señalando a los
otros dos chicos, los cuales hicieron un movimiento con su cabeza
al ser nombrados.

- Andi, Nicole- nos presentó- y yo soy Natalia.

- Un gusto Natalia- se acercó y la besó tomándose demasiado


tiempo en el gesto.

“Oye, que libertades se toma la gente por estos lares. Ahora resulta
que para besar a alguien tienes que sujetarla de las caderas. ¿A
que rayos vienen esas confianzas?”Entrecerré mis ojos bastante
mosquis.

- Esta noche vamos a dar una fiesta en el hotel, la organizamos para


conocer gente de otros lugares.

Si queréis ir estáis invitadas las tres- nos miró a Andi y a mi.

- Gracias.

- Por nada, espero que no faltéis, os estaremos esperando- le guiñó


un ojo antes de darse la vuelta y marcharse.

“Pues espera sentado…¡¡Fantasma!!”

- ¡¡Wooooo!!¡¡Tenemos una citaa!!- exclamó Andi cuando estaban lo


suficientemente lejos puños en alto y bailando la nueva versión de la
danza de la lluvia. Nat solo la miró.

- Yo no voy.

- ¿¿Estas loca??Tanto sol en la cabeza no te sentó bien-empezó a


palparle la frente.
- ¡Quita! Dije que no...Si queréis ir vosotras, vais, pero conmigo no
contéis- miró hacia donde se habían marchado los chicos.

- ¡¡Pues si!!¡¡Vamos a ir!!Que tu seas una amargada no nos va a


privar de la fiesta, ¿verdad Nic?-

me miró esperando una respuesta.

- Yo tampoco creo que vaya a ir.

- ¿¿Que??¿Que tipo de complot es este? Os pusisteis de acuerdo


para amargarme las vacaciones,

¿verdad?

- Ya Andi, no dramatices…esos tipos no me dan buena espina…

- Eres una paranoica, ¿lo sabias?- comenzó a andar por donde


había ido el resto del grupo dejándonos atrás.

- Se le pasará- intenté calmar a mi prima pasándole un brazo por los


hombros.

- Oh si…apenas de nuevo algo le llame la atención en el paisaje.

Sonreímos y continuamos andando tras los demás.

*****

- ¡No me puedo creer que se haya ido!

- ¿Pues que esperabas? Esa niña está como una chota.

- Chota o no…no deja de ser mi amiga. Tenemos que ir a por ella.

- Nat, ya es mayorcita…

- ¿Mayorcita? te recuerdo que es menor que yo…por esa regla de


tres yo también soy mayorcita.
- ¿Me insinúas algo?

- Sí, ¡que dejes de comportarte como si fueras mi niñera!

- ¡Y ahora resulta!- me tiré sobre el sillón de la habitación alucinada


por el giro inesperado que tomaba la conversación.

- Nicole te pasas todo el día tras de mi… ¿que pasa? ¿Que no me


tienes confianza o qué?

- ¿Y a ti que mosca te ha picado ahora conmigo?- me levanté y me


puse frente a ella.

- ¡Viene a que estamos de viaje! ¡Sal y disfruta un rato! Papá no te


pidió que estuvieras todo el rato tras de mi, ¿o si?

- Así que es eso…Piensas que solo estoy contigo porque me lo


pidieron…Pensaba que me conocías un poquito mas, pero ya veo
que sigues siendo la misma niña egocéntrica que conocí el primer
día incapaz de ver dos palmos mas allá de sus narices- me dirigí
hacia la puerta y agarré el pomo para abrirla- Y por favor, a ver si
nos aplicamos el cuento un poquito, que parece que la única que
tiene complejo de niñera aquí eres tú- abrí y salí dejando que la
puerta se cerrara por pura inercia mas fuerte que de lo que hubiese
deseado.

Comencé a andar por el largo pasillo en dirección al ascensor


cuando escuché como la puerta se abría de nuevo y Natalia salía al
pasillo.

- ¡¡A mi no me cierres la puerta en las narices!!

- ¡¡Se voló!!

- ¡¡Se intenta dormir la siesta!!-alguien gritó abriendo la puerta de al


lado a la nuestra.

- ¡¡Pues te levantas que ya son horas!!- entró y cerró de nuevo


dando un portazo tras de sí.
Lo último que vi fue al tipo mirándome con cara de póquer mientras
las puertas del ascensor se cerraban ocultándome en el pequeño
espacio. Me apoyé en la pared intentando poner en orden mis

pensamientos y sentimientos.

“¿Porque tiene que ser tan insoportable cuando se lo propone? Es…


es…es…no entiendo porque rayos tiene que afectarme tanto…
agggrrr, ¡me enervaa!”.

Estaba por girarme y darme de cabezazos contra la pared cuando el


ascensor paró en mi destino mostrándome de nuevo al mundo. “Ok,
controlémonos, respira, espira…y vayamos a buscar a la chota de
Andi”.

Para mi satisfacción, no tarde demasiado en encontrarla en el patio


entre el gentío de gente. Estaba de pie en una esquina de la barra
del bar. Me acerqué.

- Así que estabas aquí.

- ¡¡Nic!!- me miró a través del culo del vaso vacío- ¡¡Que lejos!!
¡¡Pero acércatee!! Jiji, es tímidaa-le comentó al chico que atendía la
barra y que en ese momento fregaba algunos vasos.

- ¿Que le has puesto?- le pregunté al tipo.

- Lo que pidió, dos chupitos de licor de fresa con nata.

- Woohh…tienes que probarloss…saben a…- se quedó un momento


pensativa- ¡¡Fresa con nata!!

Jiji.

- ¿Seguro que no ha tomado nada mas?- enarqué mi ceja.

- ¡¡Sii!!¡¡Cacahuetes!!Pero estaban rancios, ni los pruebes, me


dejaron la lengua como...- sacó dicho músculo y me lo mostró-
Aaaahhgg…zuela zapato- habló en tal guisa. Miré al chico.
- Yo no le he servido nada mas- se encogió de hombros y siguió con
su labor.

- Muy bien, Andi…creo que ya es hora de irnos moviendo.

- ¿Ya? ay no, pero si apenass acaba de comenzar la fiesta- se


agarró al filo de la barra con ambas manos- De aquí no me muevo-
afirmó tajante mientras se tambaleaba ligeramente a ambos lados.

Me limité a cruzar los brazos sobre mi pecho mientras le dirigía una


fiera mirada.

- Andi, no me hagas arrastrarte por todo el patio.

- ¡¡Sin amenazass!!- se soltó y comenzó a agitar sus dedos ante mi


cara con tanto ímpetu que casi pierde el equilibrio- ¡¡No me asustass
wonderwoman!!

En ese momento comenzó a sonar una melodía de lo más movida.

- ¡¡Wooohh!!¡¡Mi favoritaaa!! ¡¡Vamoss!!- me agarró de la mano


dirigiéndome hacia el centro de la pista de baile tropezando,
casualidades de la vida, con todo el mundo durante el trayecto.
Comenzó a bailar levantando los brazos y dando mas vueltas que
una peonza. Solo elevé mi ceja, esperando lo que en cualquier
momento sabía que tenía que pasar…y no tardó mucho en
suceder.-

Wooohhh!!-Se estampó de bruces contra el suelo- Uys, ¿quien


pusso el suelo tan cerca?…jiji.

- Y ya que bailaste, besaste el suelo y todo el mundo te admiró,


¿podemos irnos?- le tendí mi mano,

la cual en lugar de agarrar chocó.

- ¡¡Treeess puntoss colega!!- me quedé esperando en la misma


posición- Ohh- abrió los ojos como platos- ¡Ya sé lo que quieress! Te
voy a leer la mano-la agarró mirándola fijamente- dice…dice…
diceee…

- Que como no te levantes va a ir directa a ti…y no precisamente


para acariciarte.

- Dice que puedes llegar a ser muy sugeeestiva cuando te lo


proponeees, ni lo hubiera pensadooo-bizqueó un poco- yy…¡¡que te
casaraass!! Me invitaras, ¿no? no puedo perderme la boda de mi
mejor amiga…y mas si hay chupitos de fresa con nata y tíos buenos
de por medio…

- Ya pitonisa Lola…suficiente… ¿podemos marcharnos?

- Eres tan aguafiestas como ella, debe de ir en los genes- me tomó


al fin de la mano y se levantó-

¡¡Uooo!!¿Por que bailan tan rápido ahora? parece que están


chutados…jijiji…

- Tu sí que estas chutada- le pasé un brazo por la cintura y comencé


a dirigirla hacia el interior del hotel.

- No confundamoss…un poquito bebida…pero solo un poquito,


¿verdad?- me sujetó la cara haciendo que la mirara.

- Verdad.

- ¿Sabess? Así de cerca no eres tan guapa como aparentass…me


pregunto si te habrá vissto desde esta perspectiva… ¿te ha visto?

- ¿Quien?

- ¡¡Ella!!

- Adoro los diálogos de besugo…

- Ya tenéiss mas en común, a ella también le encaanta el besugoo.

- Me alegro.
- ¿Puedo ser la madrina?¡¡Me hace iluuuu!!

- ¿Del besugo?

- No, el besugo será el plato principal del banquete, así que tenéiss
que casaross en temporada.

- Vale, lo tendremos en cuenta- seguimos caminando llegando al


patio de la piscina.

- Espero que en el reportaje de bodas sonríass un poco máss…

- Si señora.

- ¿Pasass tress puebloss de mi o ess producto de mi imaginación?-


se quedó parada en el sitio-Puede que esté algo tomada…pero aun
conservo mi sentido arácnidoo-levantó un dedo agitándolo

al aire.

- Si, ya veo…vamos arañita…- la agarré de nuevo del brazo.

- ¡Shh! ¡¡Sin cachondeoss!!- se soltó- Puedo sola…- comenzó a


caminar para pararse de nuevo.

- ¿Y ahora que?-pregunté comenzando a impacientarme.

- ¡¡Se oye agua!!

- ¿En serio?- fingí emoción.

- ¡Si! ¡Eso significa que estamos junto a la piscina!- pude ver el brillo
en su mirada, si la niña estaba alucinando no iba a ser yo la que la
trajera de vuelta a la tierra.

- ¡¡O junto a las cataratas del Niágara!!

- No creo…huele a cloro…
- ¡¡Dios!!¡¡Donde vamos a llegar!! ¡¡ ¿Que estamos haciendo con el
planeta?!!- exclamé mientras dramatizaba exageradamente con mis
manos. Se quedó boquiabierta a mi lado, mirándome con una
mezcla de pasmo y miedo.

- ¿Tratass de quitarme protagonissmo en la escena?- pareció salir


de su estupor.

- ¿Como crees?- la miré con fingida inocencia. Entrecerró sus ojos


en respuesta.

- ¿Sabess lo que significa eso?

- ¿Educación secundaria obligatoria?- abrí mis ojos y sonreí


bobaliconamente.

- ¡¡Que un tío bueno anda cerca!!- exclamó subiéndose a una de las


maderas del puente en el que estábamos.

No me dio tiempo ni a reaccionar, cuando quise agarrarla ya estaba


en el agua de la piscina. La vi sumergirse para instantes después
salir a flote y comenzar a chapotear con sus brazos.

- ¡¡Socorroooo!!- gritó, tragando la suficiente agua como para no


necesitar beber en tres días.

- ¡Algún buenorro para salvar a esta damisela en apuros!- comencé


a vociferar haciendo aspavientos con las manos siguiéndole el
juego.

- ¡¡Socorrooooo!!

- ¡¡Socorro!!- repetía yo desde arriba mientras me partía de la risa.

- ¡¡Me ahogooo!!- siguió chapoteando.

- ¡¡Se ahogaa!!
- ¡¡Nicole!!- se hundió como un plomo. Paré mis risas y me quedé
mirando fijamente su cuerpo inerte bajo el agua.

- ¿Andi?- esperé unos instantes cualquier tipo de respuesta por su


parte- Andi, no tiene gracia, sube ahora mismo- Me quedé largo rato
mirándola, mientras algo de repente golpeó en mi cabeza- ¡¡Oh,
dios!!- exclamé subiéndome a la misma madera a la que ella había
subido y lanzándome de cabeza al agua.

*****

Cerré la puerta de un portazo para después apoyarme en ella e


intentar calmarme.

- ¡¡Agghh!! ¡¡Es insoportable!!- comencé a dar vueltas por la


habitación- Siempre tiene que tener la razón, ¡siempre!¡la odio!¿Por
qué tiene que ser tan condenadamente perfecta?¡la odio!¿por qué
tuvo que meterse tan dentro de mi?¡la odio!¿por qué tiene que
llevarme siempre al extremo?- me senté al fin sobre la cama- ¿Por
qué tengo que sentir esto?- me tapé la cara y me tiré hacia atrás
quedando boca arriba- Natalia, eres una imbécil integral…imbécil
por sentir algo imposible…y mas imbécil por comportarte como una
imbécil, y nunca mejor dicho- miré al blanco techo – ¿Por qué
siempre tienes que complicarlo todo? ella te da su amistad, su
cariño…y tu te aprovechas cuando te conviene…y la mandas a volar
cuando te apetece…Y solo porque odias sentirte tan estúpida…tan
débil…Bonita forma de demostrar tu fortaleza inexistente.

Me quedé unos instantes mas en esa posición, hasta que voces


procedentes del pasillo llamaron mi atención, me levanté pensando
que tal vez serían las chicas, pero las voces pasaron de largo.

Suspiré.

- Creo que casi va a ser mejor que vaya yo misma a buscarlas.

Salí de la habitación y puse rumbo hacia el patio trasero donde tenía


lugar fiesta. A esas horas de la noche parecía encontrarse en su
punto álgido. Caminé entre la multitud de gente mientras trataba de
otear el horizonte de cabezas buscando las dos que se me habían
perdido.

- ¿Me buscabas?- me susurró una varonil voz cerca de mi oído. Me


giré.

- Vaya, tu, que sorpresa…te llamabas Adrián, ¿no?

- Sip, Natalia… ¿y tus amigas? ¿No vinieron?- noté que me miraba


con cierto brillo en sus ojos.

- Uhm…si, creo…lo cierto es que las perdí de vista hace un rato.


Intuyo por tu pregunta que no las has visto.

- No, para nada…seguramente encontraron a alguien interesante y


fueron a conocerse mejor a un lugar más privado, tú me entiendes.

- Si, te entiendo…- no pude evitar sentir una punzada de dolor en mi


interior de solo pensar en que tal vez fuera cierto, que ella hubiera
encontrado a alguien interesante y ahora estuviera con el.

- ¿Por qué no vamos allá al fondo? mis amigos y yo conseguimos


una mesa. Estaremos mas cómodos- me miró sugerente.

Oteé de nuevo el horizonte esperando que por alguna casualidad


aparecieran las chicas entre la multitud. Una calida mano se situó en
la parte baja de mi espalda, intentando guiarme a través del
batiburrillo de gente. Me di la vuelta.

- Adrián, lo siento, no creo que sea buena idea…mejor sigo


buscando a mis amigas, estoy preocupada.

- Vamos, ya están creciditas…- acercó peligrosamente su cuerpo al


mío haciendo que se rozaran mientras comenzaba a bailar a mi
lado- Piensa en ti y diviértete por un rato- siguió bailando mientras
ladeó ligeramente su cabeza y comenzó a acercarse a mi cara.
- ¿Sabes? estoo…me encantaría quedarme aquí contigo pero acabo
de recordar que tengo que hacerme la depilación pa mañana poder
ponerme el bikini, nos vemos- di media vuelta y salí del bullicio para
dar a parar a la barra del bar.

- Hola, perdone…ha visto a una chica alta, como de metro ochenta,


morena, ojos azules…llevaba una camiseta negra de tirantas y unos
jeans azules…-pregunté al tipo de la barra que en esos instantes
lavaba algunos vasos en el fregadero.

- El bellezón que vino a por la borracha dices…

- Si…un momento, ¿que borracha?

- La chica de los dos chupitos de fresa con nata…Castaña, un poco


mas alta que tu…

- ¡Andi!

- Sí, creo que la morena la llamó así…

- ¿Se marcharon hace mucho?

- Pss…no sé…estuvieron bailando un rato y luego se marcharon…


hará como diez o quince minutos…

- Vale, gracias- le guiñé un ojo.

- De nada, ¿no te tomas nada, guapa? Invita la casa-me sonrió


poniendo un chupito vacío frente a mi.

- No gracias…otro día será- le sonreí antes de darme la vuelta y


volver a sumergirme entre la multitud.

*****

- ¡¡Diablos Andi!!- exclame nada mas sacar el cuerpo inerte de la


amiga de mi prima del agua. La coloqué suavemente en el borde de
la piscina y comprobé sus constantes vitales. Su pulso era débil,
pero no respiraba. Comencé rápidamente a poner en práctica todos
esos años de enseñanza en primeros auxilios. Iba por la segunda
insuflación cuando comenzó a toser.

- Cof cof.

- Ya ya…tranquila, respira…

- Cof cof…que ha… ¿que ha pasado?- me miró desde abajo


asustada.

- Te tiraste al agua, ¿no recuerdas?

Se quedó pensativa por un instante.

- Oh, si… ¿me has besado?- abrió sus ojos de forma exagerada,
casi cómica.

- Uhm…tanto como besar…

- ¡¡Me has besado!!- se levantó como un resorte del suelo


resbalándose en el proceso y cayendo sobre su trasero- ¡Ouch!

- No te he besado…Solo junté mis labios con los tuyos para hacerte


un trasvase de aire- le tendí mi mano para ayudarla a levantarse. La
aceptó.

- ¡Pues eso en mi tierra es conceptuado como besar! Nat me va a


matar como se entere…

- Oye, espera, un momento… ¿como que te va a matar cuando se


entere?

- ¿Eh? ¿Verbalicé eso en voz alta?

Elevé mi ceja esperando una respuesta.

- ¿Por qué no solo lo olvidamos? No le decimos nada a nadie,


¿vale? Aquí no pasó nada.
- ¿De qué te avergüenzas exactamente?¿Del hecho que estabas
tan pedo que no dudaste ni un segundo en tirarte a la piscina aun no
sabiendo nadar o del hecho de que te salvé la vida haciéndote el
boca a boca?

- De ambas- me miró- Ya sabes como es Nat…no le cuentes…- me


suplicó.

- Porque sino te matará.

- Nicole, es una larga historia…

- ¿Y? tengo toda la noche- me senté en una hamaca mientras la


miraba con una ceja alzada. Se sentó a mi lado y miró hacia al suelo
por unos instantes antes de alzar la mirada y enfrentarse a mi.

- Creo que no debo ser yo quien te hable de ello, sino Nat…Son


cosas de ella, entiende…yo no soy nadie para contártelas…Solo, sé
paciente…a ella le está costando asumir todo esto…pero lo está
haciendo…

- Está en algún lío, ¿verdad?- pregunté insegura de por donde iban


los tiros.

- Si…pero es un lío del que nadie puede ayudarla a salir…solo ella


puede encontrar la luz en la inmensa oscuridad.

- ¿Por qué las chicas de aquí siempre sois tan crípticas?- sonreí
haciéndola sonreír.

- Solo ten un poco de paciencia…

- No te preocupes, lo haré.

- Gracias…

- Por nada…gracias a ti…por ser tan buen amiga.


- Tiene sus ventajas...las cuales te explicaría…pero me estoy
helando- hizo una mueca abrazándose a sí misma- ¿Podemos
marcharnos?

Nos levantamos de la hamaca y comenzamos a andar hacia nuestra


habitación.

*****

“¿Que diablos les pasa a los tíos? ¿Que acaso llevo un cartel en la
frente que diga chica fácil con lucecitas de neón y música?”

Abrí la puerta del cuarto esperando encontrar a las chicas dentro,


pero la oscuridad y el silencio fue lo único que me recibió al entrar.

“Que boba eres…esperando encontrarlas aquí, como si no tuvieran


cosas mejores que hacer que estar encerradas en la habitación de
un hotel viendo la tele y comiendo helado contigo…dios, necesito…”
Apoyé mi cabeza en la pared “Necesito aclararme de una puñetera
vez, no puedo seguir así…tengo…tengo que contarle… ¿qué tal si
me equivoco y resulta que ella siente lo mismo?”. Me di la vuelta y
me dejé caer al suelo. “Si, claro, y luego vas y te despiertas”.
Suspiré

“Reconozcámoslo, ¿qué probabilidades existirían de un sí por su


parte? Una entre un millón, si es que menos”. Giré la cabeza y vi mi
reflejo en el espejo de uno de los armarios.

- Mírate…para ella no eres nada mas que una niñata egocéntrica…-


sonreí agriamente a mi reflejo-Y tal vez esté en lo cierto…

Volví mi vista hacia la ventana donde un majestuoso cielo


gobernado por una blanca y brillante luna con un sequito de
estrellas tras de sí me dio la bienvenida. Un recuerdo golpeó en mí,
penetrando en el interior de mi consciencia y hablando como si
tuviera vida propia.
“Nat, la gente puede decir lo que quiera…lo importante es lo que tu
creas que eres no lo que crean ellos…tu eres quien mejor se conoce
a sí misma”.

- Y quiero que me conozcas así…pero me da miedo…me da mucho


miedo el solo hecho de pensar que aquello que veas te guste menos
que la visión que ya tienes de mí…

Noté que la puerta se abría y me giré. Eran ellas.

- ¿Que os ha pasado? Venís empapadas.

- ¿Y tu que haces ahí tirada? Pareces una cucaracha albina- fue la


respuesta de Andi.

- No te desvíes de la conversación- me levanté y me acerqué a


ellas.

- Estuvimos nadando un rato…hace una noche muy calurosa- se


acercó al armario como si nada y comenzó a coger algo de ropa
seca.

- Ya… ¿y nadasteis antes o después de haber estado bailando?-


ambas me miraron- ¡Oh, si! ¿Cómo lo sé? me lo dijo el tipo de la
barra…Yo preocupándome por vosotras y las señoritas bebiendo,
bailando y nadando.

- No saques conclusiones de algo que no has visto…- trató de


intervenir Nicole poniéndose a mi lado.

- ¿Que no saque conclusiones? Te recuerdo que tú te la pasas


sacándolas todo el tiempo.

- ¡Ya dime! ¿Que puñetas te pasa conmigo? ¿Tienes algún


problema? ¡Porque si lo tienes ya dímelo de una condenada vez a la
cara!… ¡Estoy empezando a cansarme de tus prontos y tus niñerías!
¿No querías a Andi? ¡Pues fui a buscártela! No me vengas ahora
con celos estupidos e ideas que solo están aquí- me tocó
ligeramente la sien con un dedo. Se dio la vuelta abriendo la puerta
dispuesta a salir de nuevo de la habitación, pero alguien bloqueaba
la salida.

- ¿Tu? ¿Me puedes explicar que mierda se te perdió aquí?

- Parece que no llego en un buen momento…- Adrián buscó mi


mirada desde el pasillo.

- Tu solito lo notaste… ¡aire!

- Nic…- me acerqué a su lado mirándola en un intento por pedirle


tregua. Se apartó ligeramente de donde estaba haciéndome más
sitio y permitiéndome que hablara con nuestro visitante- Adrián,

¿que querías?

- Bueno, yo solo venía a traerte esto…debió caérsete mientras


bailábamos antes- me fijé en su mano donde estaba la pulsera que
Nicole me regaló por Navidad, miré mi muñeca por reflejo y
comprobé que no estaba.

- Oh, gracias…no me había dado ni cuenta de que la había perdido,


gracias- la cogí- Significa mucho para mi- dirigí mi mirada hacia mi
lado, pero Nic la evitó, entrecerró sus ojos y miró al chico.

- De nada…pregunté a uno de los chicos que conocí anoche y…

- Sí, muy bien, ya subiste, le entregaste la pulsera y te agradeció…


no hay mas. Ahora si nos haces el favor…ahuecando el ala- Nic
comenzó a mover su mano en un claro gesto por que se marchara.

- Oh, si…Natalia, fue un gusto haberte visto antes…Ojalá


hubiéramos podido pasar más rato juntos.

Intuyo que tu y yo nos hubiéramos llevad…

Nic cerró la puerta en sus narices, la miré iracunda mientras le


apartaba las manos del pomo y volvía a abrir solo para encontrarme
con un Adrián más blanco que el papel por el susto del portazo a
escasos centímetros de su nariz.

- Lo siento…se voló- le sonrió falsamente mi prima.

- Disculpa…- intenté disculparme- ¿Te encuentras bien?- le toqué en


el brazo.

- Uhm, si…bueno, me voy- miró a mi prima antes de dirigir su


mirada hacia a mi de nuevo- A ver si podemos volver a vernos antes
de que nos marchemos.

- Si, gracias de nuevo por la pulsera…hasta luego.

- Hasta luego- se dio la vuelta y comenzó a caminar por el estrecho


pasillo.

Cerré la puerta y miré a Nic a mi lado.

- Bonitos modales enseñan en el colegio inglés- me di la vuelta y


comencé a dirigirme hacia el baño, pensando, pobre de mi, que la
conversación había sido zanjada ahí.

- Si, pero en el colegio español no creas, que tampoco se quedan


atrás- me giré ante su respuesta-Apuesto a que en la asignatura de
cinismo eras la mejor- Abrí mi boca para responderle pero
sorprendentemente nada salió- Tranquila, no hace falta…como
siempre sacaré mis propias conclusiones.

Abrió la puerta y ahora si salió. Me quedé parada en el sitio, incapaz


de pensar calmada y racionalmente todo lo que acababa de suceder
en apenas cinco minutos. Miré la pulsera en mi mano mientras
lagrimas venían a mis ojos.

“Imbecil, doblemente imbecil…no sabes nada mas que complicarlo


todo…”.

Comencé a sollozar levemente.


- Ey- unos brazos me sostuvieron desde atrás. Me giré y una mirada
tranquila se encontró con la mía- Tranquila- trató de secarme las
lagrimas- Creo que llegó amiga…llegó el día y la hora en la que
salgas ahí fuera y te aceptes a ti misma dando el primer paso.

- No…- me rehuí de su abrazo secándome las lagrimas casi a


golpes con mis manos- No es el momento…

- Sí que lo es- trató de nuevo de acercarse a mí- Y lo sabes…solo


que estas asustada.

- No…

- Natalia- me agarró por los hombros y me hizo mirarla- Es el


momento de que dejes de pensar con esto…- señaló mi cabeza- y
pases a pensar con esto…- y señaló mi corazón-

- No…- comencé de nuevo a sollozar.

- Sí, ella está esperando una respuesta por tu parte. Y sabes que es
justo que se la des. Justo para ti, y justo para ella- la miré entre
lágrimas solo para encontrarme con esos cálidos ojos que parecía
que nunca dejarían de sorprenderme.

*****

“¿Pero esta niña de que coño va? Primero nos hecha la bulla
porque según ella estuvimos bailando y luego resulta que ella acabó
haciendo lo mismo…y con ese…ese…¡¡ese mamarracho!! ¡Por dios!

Pensé que tenia mejores gustos”.

Paré al fin de caminar. Estaba tan concentrada en mis pensamientos


que no me había parado a mirar hacia donde me habían llevado mis
pies. Suspiré mientras el húmedo aire marino me calaba hasta los
huesos a través de mi ropa empapada. Mire hacia la inmensidad del
mar, tratando de ver algo sin realmente verlo. La luz del faro a lo
lejos consiguió llamar mi atención.
“Solo ella puede encontrar la luz en la inmensa oscuridad…”. La
conversación que minutos antes había tenido con Andi volvió a mí.

“¿Por qué tiene que ser tan complicada?…Es un completo enigma…


Un enigma que logra atraer tu atención como si fuera un imán…
¡Dios! ¿Por qué tiene que afectarme tanto? Nicole tu no eres así…
Que está sucediéndote que esa niña te tiene sorbido el seso… ¿Por
qué rayos no paras de pensar en ella? Cada minuto, cada
segundo… ¿Por qué simplemente no puedes sacártela de aquí?”.

Me senté sobre una roca y sostuve mi cabeza entre mis manos.


“Siempre he pasado olímpicamente de todo…Nunca he dejado que
nada me afecte lo mas mínimo…Hasta cuando murió papá no supe
llorar su muerte…Fui incapaz de hacerlo, aceptarlo… ¿Y ahora?
¿Qué tiene ella de especial? Por qué me hace sentir así…débil…”

Apenas pude controlar las lágrimas que comenzaron a salir de mis


ojos y a rodar por mis mejillas.

Los apreté con fuerza mientras me rendía a mi silencioso llanto. Un


llanto que se vio profanado cuando alguien posó una mano sobre mi
hombro.

- Yo…

**

- Yo…-apreté el hombro que sostenía antes de acercarme a ella y


abrazarla desde atrás- Lo siento- le susurré al oído. La noté temblar
en mi abrazo pero no se separó de mí.

Le volví la cara suavemente haciendo que me mirara a los ojos. Lo


que descubrí me partió el corazón en dos. Sus ojos me mostraron lo
que en ese momento sentía su alma. Cansancio, impotencia, pero
sobre todo dolor.

Acaricié su rostro, mientras me permitía por primera vez mirarla con


todo aquel amor que sentía y que siempre había negado. Una
lágrima comenzó a rodar por mi mejilla, pero un suave dedo se
interpuso en su trayecto.

- Shh, no llores, todo está bien- me susurró con lagrimas en los ojos
e intentando sonreír.

Acortó el breve espacio que quedaba entre nosotras y besó


tiernamente mi cara deteniendo el sendero de otra lágrima. Se
separó un poco quedándose quieta, su respiración era rápida
aunque acompasada. Podía sentir su calido aliento golpeando en mi
cara.

Me giré para observarla mejor, mantenía sus ojos cerrados. Acaricié


de nuevo su mejilla mientras mi mirada viajaba a sus labios…tan
cercanos, tan tentadores, tan deseables. Nuestras pupilas se
encontraron, ladeó un poco la cabeza y nuestras narices se rozaron
tímidamente. Observé como sus ojos cambiaban ligeramente de
color y el brillo volvía a ellos, me estaba sonriendo. Le devolví la
sonrisa sin apartar la mirada de la suya antes de sentir la caricia de
sus labios primero en la punta de mi nariz y luego en mi frente.

- Todo está bien- repitió antes de separarse de mí.

- Nic, no, no está bien…Y lo sabes, yo…-dejé de mirarla incapaz de


sostenerle la mirada por mas tiempo.

- ¿Si?- me cuestionó suavemente sujetando mi barbilla y haciendo


que la encara de nuevo.

- Yo…no he sido justa contigo en todo este tiempo…tu…yo…Dios,


esto no tiene ningún sentido…- cerré los ojos y me aparté de ella
dándome el suficiente espacio para pensar con claridad como
expresar aquello que sentía- Yo…

- Estas confundida.

- No…si…quiero decir…tal vez un poco- me senté a su lado en la


roca y suspiré- Ok, quizás algo más que un poco…
- Eres joven, es normal que tengas dudas…hasta yo las tengo…

- Pero siempre pareces tan segura…

- Tú dijiste, parezco.

Nos quedamos un breve instante en silencio, observando las olas


del mar a través de la oscuridad.

- Estoy teniendo serios problemas para aceptarme a mi misma.


Creía que lo tenía superado pero…

lo que sucedió esta noche me hizo ver lo contrario. He intentado


hacer que nada sucede, pero seamos realistas, está afectando a mi
relación con los demás, contigo...

- ¿Tan malo es lo que sientes que te repudias a ti misma?- me miró.

- No es que sea malo…es que no es correcto…

- ¿Y por qué no es correcto? ¿Porque los demás no lo ven bien? ¿O


porque tu sientes que no está bien?- me quedé un rato pensativa,
asimilando las preguntas- Nat, lo que sientes…a pesar de la
confusión… ¿te hace sentir feliz?

- Si…resulta paradójico…

- Entonces, ¿por qué no aceptarlo? Sé que es complicado… ¿pero


verdaderamente lo has intentando? y me refiero a sin dejarte llevar
por lo que piensen o dejen de pensar los demás.

No contesté sabiendo que tenia razón, estaba tan centrada en lo


que los demás pensarían de mí que ni me había centrado en lo que
yo pensaba.

- Lo intentaré…

- Sé que puedes hacerlo…yo te apoyaré…en lo que sea- sujetó mi


mano.
- ¿Aunque lo que me suceda sea raro?

- ¿Te vas a transformar en sapo?

- No…- sonreí.

- Entonces…aunque lo que te suceda sea raro…Natalia,


difícilmente, y a pesar de tus prontos, eres una niña que no sea
haga querer…no he sido la excepción a la regla…

- ¿Me quieres?- pregunté insegura.

- ¿Tengo que responder para que lo sepas? - me sonrió mirándome


fijamente.

- No…yo también te quiero mucho…aunque sepa demostrarlo tan


mal…- sonreí agriamente.

- No se trata de quien lo haga mejor que quien, esto no es un


concurso…se trata de lo que sientes en el interior de ti…

- Haces que todo parezca tan fácil…

- Las cosas no son fáciles ni difíciles, somos nosotros las que las
hacemos de una forma u otra.

- ¿Tratas de decirme que soy complicada?

- Upss, estooo- rodó sus ojos en un gesto bastante cómico. No pude


evitar reír.- ¿Sabes? me encanta cuando ríes…tienes la sonrisa mas
bonita que he visto en mi vida.

- Se nota que no has vivido mucho…

- Jaja, ¡¡oyee!! Hablo en serio…me gusta cuando ríes.

- ¿Si? ¿Y hay algo mas que te guste de mi?- le pregunté sugerente


y mas que interesada por los rumbos que estaba tomando la
conversación.
- La forma en que te sonrojas…

- Yo no me sonrojo…

- ¿Segura?- inquirió sonriendo de lado y mirándome con descaro.

- ¡Eres cruel!

- Sí…pero aun así, te gusto y me quieres.

- ¡Y además egocéntrica!

- Si bueno, tal vez un poco.

- ¿Y cómo sabes que me gustas?

- Porque el sentimiento es mutuo.

- Lo de egocéntrica ya está fuera de cuestión…- rodé mis ojos y


comenzó a reír.

Nos quedamos otro breve instante en silencio mirando el mar.

- Gracias Nic- noté que dirigió su mirada hacia a mí.

- ¿Por qué? si no hice nada.

- Por ser así como eres…por aguantarme…por quererme a pesar de


todo…

- Ya te dije que no es tan complicado como parece…- volvió a mirar


hacia el frente quedándose un instante en silencio antes de volver a
hablar- Creo que deberías decirle lo que sientes.

- ¿A quien?-la miré extrañada.

- A la chica de la que estas enamorada- su mirada volvió a juntarse


con la mía.
- Como supiste que yo…que…

Lo reconozco, la había subestimado y me había dejado lo que se


dice k.o.

Siguió mirándome por unos instantes más, antes de volver su vista


al frente. La vi parpadear varias veces antes de responder.

- Solo lo supuse...No había sido hasta esta noche que no lo había


visto claro. No tienes porque avergonzarte de lo que sientes.

- No es tan sencillo.

- Y aquí vamos de nuevo…

Iba a responderle cuando la presencia de dos personas paseando


por la orilla llamó mi atención.

Iban agarradas de la mano mientras caminaban. Me volví hacia mi


prima, ella también las observaba. La noté tiritar levemente.

- Nic, estas helada, vayámonos al hotel- le pasé un brazo por los


hombros atrayendo su atención.

- Prométeme que le dirás…y que trataras de ser feliz- su mirada era


vidriosa.

- Ya soy feliz con lo que tengo…para que ansiar mas- le acaricié el


rostro.

- Prométemelo, por favor, es importante para mi- susurró a la vez


que una lagrima caía por su mejilla.

- Te lo prometo…

*****

- Estoy bien…estoy bien…


- Tu cuerpo no parece decir lo mismo.

Estaba tirada sobre la cama, con un paño frío sobre la frente.

- Estoy bien…

- ¡Hosti que guapoo! ¡Tienes voz de camionera!- comentó Andi


entrando a la habitación.

- Más quisieras…que te ayude a hacer los coros…

- ¿Le dijiste a la profesora?- cuestioné a mi amiga atrayendo su


atención

- Si, dijo que se pasaría en un momento…

- Genial, estaría bien que llamara al medico del hotel, creo que le
subió la fiebre.

- ¿A quien le dio fiebre? ¿Al besugo?- preguntó la enferma


apartándose el paño y mirándonos

asustada.

- Si, al besugo, fueron a traerlo de la piscifactoría para llevarlo al


hospital…- trató de calmarla mi amiga sentándose a su lado-
Pobrecica…le afectó a la chaveta…- le colocó el paño de nuevo
sobre la frente tapándole media cara.

- No seas…solo delira…lleva hablando toda la mañana del dichoso


besugo…- comencé a dar vueltas por el dormitorio- ¿Por qué no
vienen de una puñetera vez?

- Tranquilízate…no creo que sea grave…seguramente un


enfriamiento…

- ¿Y desde cuando eres medico? – me detuve en mis pasos y la


encaré, reparando en su cara herida-Lo siento Andi yo…solo estoy
preocupada…- me acerqué y me senté a su lado contemplando a
Nicole tumbada junto a nosotras- Todo esto es por mi culpa, como
siempre.

- Ya…como no ahora sentimiento de culpabilidad al alza. Tenía que


pasar y pasó, no hay más. No es momento para la caza de brujas
buscando culpables.

- El besugo está enfermo…no podrá ir a la boda…- comenzó a


moverse la enferma en la cama.

- Shh, tranquila…ya tiene el esmoquin, no puede faltar…- de nuevo


empezó a susurrarle Andi.

- Eres la monda…

- ¿Que? ¿No será peor que le llevemos la contraria?

Me disponía a responderle cuando alguien tocó a la puerta.

- Al fin, ya voy yo…- pero no era quien esperaba- ¿tu?

- Hola, ¿que hay Natalia?

- Hola Adrián, lo cierto es que no me coges en buen momento.

- Vaya, parece que nunca acierto.

- ¿Que querías?

- Me enteré que ibais de excursión al castillo y pensé en recogeros


para irnos juntos.

- Oh, bueno, no sé si podremos ir.

- ¿Por qué?

- Nicole no se encuentra demasiado bien…


- Bueno, si ella no puede, no es motivo para que no vayáis
vosotras…además, mejor sin el ogro-me guiñó un ojo- Te paso a
recoger en quince minutos.

- ¿Eh?- moví mi cabeza incrédula- Perdona, ¿que parte de la


conversación no entendió tu única neurona exactamente?

- Yo bueno pensé…

- Me da igual lo que pensaras o dejaras de pensar, solo respeta y


deja de andar metiéndote donde no te llaman. Y ahora si me
disculpas…- le planté la puerta en todas las narices.

- ¿Quien era?

- El pescador…quiere pescar al besugo…- soltó Nic moviéndose en


la cama.

- Nadie que esperáramos. Parece que cada vez está mas caliente-
comenté acercándome y tocándole la cara.

- Eso parece…voy a buscar de nuevo a la profe.

Vi a mi amiga desaparecer tras la puerta, me giré y encaré de nuevo


a mi prima. Inconsciente ya, no paraba de retorcerse en su delirio.

- Shh, vamos, tranquila cariño…

La puerta se abrió de repente mostrando a mi amiga junto a la


profesora y otro tipo bajito y rechoncho.

- Está ahí doctor- señaló Andi.

El medico se acercó a la cama y comenzó a examinarla.

- Parece que realmente está mal, ¿desde cuando lleva así?- nos
preguntó la profesora.
- La temperatura le ha subido por momentos…pero desde hace
como diez minutos que está inconsciente.-me apresuré a responder.

- Si, está realmente alta…cuarenta…le pondremos algo para ver si


le baja un poco y le quitaremos la ropa a ver que tal…

Le quitamos la poca ropa que llevaba dejándola solo en ropa


interior.

- Doctor, ¿está muy grave?- cuestionó mi profesora.

- Tiene algo de infección en la garganta, pero parece que lo único


serio es la fiebre…con lo que le he puesto y unas compresas frías
debería de bajarle…

- Chicas, me gustaría quedarme pero bien sabéis que soy la única


profesora al cargo de la excursión, me queda o irme o mandarla
suspender…

- Ya, no se preocupe…vaya, de todas formas aquí no hay mucho


que hacer…todo depende de ella…- traté de calmarla.

- Bueno, aquí os dejo mi numero de teléfono, si sucede algo me


llamáis sin dudar…

- No se preocupe, yo también me pasaré de vez en cuando para


vigilar como va- la tranquilizó el doctor.

- Muchas gracias doctor…

- No hay de qué…pásale unas compresas frías por todo el cuerpo, si


ves que empeora no dudes en avisarme a través del teléfono en
recepción, aun así me pasaré en un par de horas a ver como
evoluciona- me comentó antes de salir del cuarto.

- Bueno, yo me voy marchando también, el autobús debe de estar


en la puerta…Andrea, ¿tú también te quedas?

- Si…me quedo.
- Andi, no es necesario…además, bien sabemos lo ilusionada que
estabas con poder ver ese castillo…-traté de convencerla.

- Ya…pero ese castillo no es mas importante que mis amigas. No


voy a dejaros.

- Pero aunque te quedes, no podrás hacer nada por ella.

- Andrea, Natalia tiene razón…no hay mucho que se pueda hacer


por ella en este momento. Anda, vente y te distraes un rato, te
vendrá bien.

- Sí, ve, te vendrá bien- comencé a empujarla hacia la puerta.

- Pero…

- Nada de peros, hazte unas buenas fotos del lugar y luego nos
cuentas. No te preocupes por Nic, la cuidaré bien- le besé la mejilla.

- Ya, eso no lo pongo en duda. Si sucede algo promete que


llamaras.

- Si, no te preocupes…vamos, ¡que el autobús se va!

- Ya ya…ten cuidado…nos vemos.

- Nos vemos- me despedí viéndolas perderse por el largo corredor.

La alta temperatura pareció remitir gracias al efecto del


medicamento y las compresas frías. Serían algo más de las tres de
la tarde, me encontraba tumbada a su lado leyendo mientras
devoraba una chocolatina.

- ¿Tu madre no te enseñó que no se debe comer tumbada?- una


ronca voz susurró a mi oído.

- ¿Nicole?- me giré sorprendida de que hubiera despertado de su


largo letargo y no midiendo demasiado bien la distancia que apenas
nos separaba.
- ¿Si?- cuestionó sensualmente mientras veía como sus ojos
entrecerrados se dirigían hacia mis labios.

- ¿Te encuentras bien?

- Oh si…- susurró acercándose un poco mas- ¿Sabes? se te picaran


lo dientes- comentó con su frente ya pegada a la mía.

Comencé a reir tontamente, producto de los nervios por la


inesperada cercanía y no sabiendo exactamente si la niña seguía
delirando o en realidad hablaba en serio. Pareció leer mi mente.

- Hablo en serio…y adiós a tu bella sonrisa...y ya nadie querrá


besarte…o tal vez si…- terminó de acortar el poco espacio que nos
separaba y juntó nuestros labios.

Al principio solo presionó delicadamente para luego comenzar a


moverlos lenta y suavemente. Me dejé hacer y respondí, no
cuestionándome demasiado si aquello estaba bien o estaba mal.
Pero la presión y el movimiento de sus labios igual que comenzaron
cesaron. Me separé algo confusa y la miré. Sus ojos permanecían
cerrados y su respiración parecía pausada, nada que ver con la mía.

- ¿Nic?- le susurré, pero no se movió del sitio. Se había quedado


durmiendo de nuevo. Me quedé observando su rostro por unos
instantes. Una placida sonrisa asomaba a sus labios.

“¿Acaso lo habré soñado?”

Me levanté de la cama con cuidado y entré al baño sin hacer ruido.


Una chica rubia de mejillas sonrosadas me dio la bienvenida.

“Después de todo va a ser cierto que me sonrojo…dioses, me ha


besado” Elevé mi mano y acaricié inconsciente mis labios. “En
sueños, pero lo ha hecho… ¿será que?...no Nat, un momento,
amarra tu alocada fantasía y no la dejes volar muy alto, todo ha sido
producto de la alta temperatura…”
Comencé a refrescar mi acalorada cara.

“¿Y si le quito las compresas frías y la tapo un poquito mas?...


¡¡yaa!!No puedo creer que esté pensando eso, ya ni sé quien está
mas caliente” Me sacudí la cabeza en un intento por eliminar mis
propios pensamientos. “Dios, ese beso fue…definitivamente el mas
tierno que me han dado en toda mi vida…me pregunto que hubiera
pasado si no se hubiera quedado inconsciente de nuevo…¡¡Yaa!!

¡¡Páralooo!!Todo ha sido producto de un cúmulo de circunstancias


casuales, ¡¡ella no quería besarte!!¡¡Ella solo estaba en mitad de su
delirio!!” Salí del baño y me senté en una silla al lado de la cama
observándola dormir tranquilamente.

“Me pregunto a quien besabas en tus sueños…no puedes llegar a


imaginar cuanto le envidio”

*****

Mi agradable y placido sueño se vio interrumpido cuando noté que


unos brazos intentaban cogerme.

- ¿Eh? ¿Que pasa?- abrí los ojos asustada y claramente


desorientada. Los brazos pararon todo tipo de movimiento.

- Nada…solo quería pasarte a la cama…me da no se qué de verte


así en esa silla, te vas a quedar sin cuello.

- ¡Nic! ¿Estas despierta?- me levanté sosteniéndole la cara entre


mis manos y mirándola fijamente.

- Uhm…sip, o al menos eso creo… ¿tengo pinta de estar dormida?-


comenzó a mover los ojos a ambos lados intentando parecer
asustada.

- No…lo siento, supongo que pensaba que de nuevo estabas


delirando- la solté.

- Ahn… ¿y lo hice mucho?


- ¿El qué?

- Pss delirar. ¿Te encuentras bien?- se acercó posando sus manos


en mi cara de la misma manera que instantes antes yo había hecho
con ella.

- Uhm, si…solo un poco desorientada… ¿qué hora es? ya es de


noche…- me solté de su agarre y fui a mirar la hora.

“Imbecil, ¿que creías? ¿Que se iba a acordar acaso?”

- La hora de la cena seguro, tengo hambre. ¿Dónde está Andi?

Encontré ropa sobre el sillón y comencé a doblarla ausente.

“…Eso te pasa por montarte películas tu solita”.

- Ajam…

- ¿Nat?

- Sí, es normal, no has comido en todo el día.

- Natalia- unas manos se posaron sobre mis hombros y me hicieron


volverme- Que sucede…- sus ojos me miraban extrañados,
confusos, preocupados.

- Yo…

“¿Qué? no me digas que ahora piensas decirle…ya te vale, mejor


calladita que estas mas bonita, si ella no se acuerda no serás tu
quien se lo recuerde…¡solo fue un beso! No tiene mas misterio…

puede vivir perfectamente sin ese preciso detalle”

- ¿Tú?- esperó pacientemente.

-…Solo intento recoger un poco esta leonera, Andi debe de estar a


punto de llegar de la excursión y tenemos que ir bajando a cenar-
me giré y seguí de nuevo con mi tarea.

- Siento mucho que tuvieras que quedarte sin excursión por


cuidarme.

- No te preocupes, no fue nada…de todas formas tampoco me hacia


demasiada ilusión- dije de espaldas y sin mirarla.

- Ya…aun así, gracias…

La noté quedarse clavada en el sitio, esperando una respuesta por


mi parte que me negué a concederle. Viendo que la conversación
había quedado zanjada en ese punto fue al baño y se encerró. Me
volví para contemplar la puerta.

- Eres gilipollas Natalia, acabaste de disipar toda duda.

*****

-…Y esas lámparas colgando del techo… ¡woooaa! En mi vida he


visto tanto lujo junto. Deberíais de haber visto las escaleras…
¡¡enormes!!¿Recuerdas cuando vimos la Bella y la Bestia, Nat?
¡¡pues igualitas!!Y el techo…¡¡Dios!!¡¡Parecía que tenia diamantes
incrustados! barrococo total, osea,

¡barroquísimo!

- Parece que te gustó- comentó Nic dejando el tenedor a un lado y


echándose hacia atrás satisfecha en su silla.

- Ya veréis las fotos… ¡es que es impresionante! ¿Y que tal


vosotras? ¿Os aburristeis sin mí?

- Y luego te quejas de que yo soy egocéntrica- apuntó el comentario


mi prima hacia mí.

- Es que tu le ganas- le sonreí burlona.

- ¿Ah si? ¿Y en que mas le gano?-alzó una ceja.


- Bip bip, tiempo, estoo…os recuerdo que estoy aun aquí.

Me limité a morder mi cuchara mientras dirigía una mirada traviesa a


mi amiga. Mirada que no pasó desapercibida por Nic.

- Uhm, bueno chicas, mejor voy volviendo a mi guarida…

- ¿Te sientes mal?- pregunté preocupada mientras comenzaba a


palparle la frente y las mejillas.

- Jaja, no… ¡quitaa! tengo una reputación que mantener.

- Sí, no seas tan sobona- añadió mi amiga. Le dirigí una mirada


atravesada antes de volver la atención de nuevo a mi prima.

- Espera un momento que acabe esto y te acompaño.

- No hace falta, de verdad estoy bien, no te preocupes- se levantó-


Pasadlo bien chicas, buenas noches.

- Buenas noches- respondimos ambas.

- ¡Al fin solas! ¿Qué ha pasado aquí hoy? con pelos y señales,
cuenta- me atacó Andi en cuanto Nic estuvo lo suficientemente
lejos.

- ¿Que va a pasar? Que Nic estuvo durmiendo durante casi todo el


día y yo estuve leyendo tu novela rosa, que por cierto es un asco. A
ver si empiezas a invertir mejor tu dinero.

- ¿Casi? ¡Ajam! ¡Entonces sucedió algo!

- ¿Y por qué piensas que sucedió algo?

- Porque para mi eres como un libro abierto…tu cara lo dice todo.

Mordí mi cuchara mientras mentalmente me debatía si debía


contarle lo sucedido a mi amiga o simplemente debía arrojarlo al
baúl de los trastos viejos de mi memoria y cerrar el cofre bajo llave.
Decidí el camino fácil sabiendo a ciencia cierta que no podría
retenerlo por mucho tiempo en el limitado espacio de mi cabeza.

- Me besó- solté de repente.

- ¡¿Que?!- gritó con ojos desorbitados y la mandíbula casi rozando


la mesa.

- Pss…que me besó.

- Ya, ya entendí… ¿entonces?

- ¿Entonces que?

- ¡Que si hay algo!

- ¿Debería?

- ¡Pues te besó!

- ¿Y?

- ¿Como que y?- sus ojos parecía que en cualquier momento se


desprenderían de su cara.

- Estaba soñando…- comenté dejando a un lado mi postre.

- A ver…déjame que rebobine…me estas contando que te besó…


¿en sueños?

- Sí…así como quien no quiere la cosa, se acercó y me besó.

- En sueños…

- En sueños.

- ¿Seguro que la que deliraba hoy era solo ella? no tendrás fiebre…-
comenzó a palparme la cara.
- ¡Me besó! Estaba leyendo tu asquerosa novela al borde de la
sobredosis por tanto empalago cuando se despertó…se acercó a
mi…y me besó.

- Oye que es una novela muy romántica, a ver que va a pasar…


¡entonces si te beso! ¿Y que paso?

¿Habéis hablado de ello?

- No, no hemos hablado. No pasó nada porque se durmió y al


parecer tampoco se acuerda ni de lo sucedido, lo cual viene a ser
bueno.

- ¿Como que bueno? amiga, las cosas pueden solucionarse entre


vosotras, tal vez si tengas esa oportunidad, si te besó es por algo.

- Claro, por fiebre alta. Mira Andi, fue un beso nada mas…no voy a
ponerme a hacer castillitos al aire solo por eso, no quiero más falsas
ilusiones. Lo mejor es que me olvide de lo que pasó y que trate de
olvidarme de ella.

- ¿Ah si? ¿Y cómo lo harás?- me miró inquisitivamente cruzando los


brazos sobre su pecho y

apoyando la espalda en la silla.

- No sé…no me presiones…

- ¿Ves? Tu misma sabes que no podrás.

- ¡Ya calla!- empecé a malhumorarme sabiendo que mi amiga


estaba en lo cierto.

- No me da la gana, sabes que es verdad y tendrás que aceptarlo.


¿Que le contaste anoche?- siguió indagando.

- No mucho, lo cierto es que ella solita lo averiguó…no le habrías


dicho tu, ¿no?
- ¿Qué? Osea, ¿que ahora me ves como una vil chivata? esto es
demasiado… Me preguntó que que te pasaba y solo le dije que
mejor lo hablara contigo. Yo no tengo nada que ver. Te dije que la
chica no era estupida, que acabaría por darse cuenta… - me miró
claramente indignada por haber pensado siquiera que podía haber
traicionado mi confianza.

- Lo siento Andi, sabía que tu no habías sido…solo estoy nerviosa…

- Ya, venga, tranquila…-intentó calmarme.

- Se lo tomó bastante bien, para serte sincera, mejor de lo que


hubiera pensado…aunque fue extraño…

- ¿Por qué?- cuestionó mi amiga intrigada.

- Piensa que estoy enamorada de otra chica, me hizo prometerle


que le diría a esa persona. Ella…

me lo pidió entre lágrimas- Agaché mi cabeza mientras el recuerdo


de la noche anterior volvía a mí.

- Wow…ella siente algo…

- Te dije que pararas con eso Andi…no me hace ningún bien, te lo


aseguro.

- Lo siento amiga, pero veo que aquí hay algo más que cariño
fraternal por su parte. No te digo que esté locamente enamorada de
ti pero de sentir, siente algo… ¡y voy a averiguarlo como que me
llamo Andrea Estrada Carmona!

- Estas loca…- le sonreí.

- Sí, estoy loca por verte de una puñetera vez feliz.

*****
Caminé de regreso a la habitación casi en piloto automático. Mi
cabeza seguía aún en el comedor donde Natalia y Andi se habían
quedado.

“ Es ella, estoy segura…He visto como se tratan, como se miran…


Dios, ¿por qué tiene que dolerme tanto? a fin de cuentas no es
como si yo…¡ni lo pienses porque no! no es…¡viable!¡es tu
prima!...además, está colada por su amiga de toda la vida…aunque
fuera el caso, no hay nada que hacer…¡y no te gusta!¡tu no te fijas
en las chicas de esa manera!” Moví mi cabeza tratando de poner
orden mis pensamientos mientras abría la puerta. Un ruido a mis
espaldas me hizo volverme.

- Como no…tu...

- Hola, ya veo que te alegras de verme- espetó Adrián.

- ¿Y por que será que intuyo que el sentimiento es mutuo?-comenté


irónica.

- Pensaba que estabas enferma…

- Tu dijiste, estaba, ¿qué se te perdió por aquí?

- Una bonita chica rubia de ojos verdes, ¿la has visto?

- Uhm…no, creo que no…a no ser que te refieras a mi novia.

- ¿Tu novia?- cuestionó extrañado.

- Si, la rubia con la que comparto habitación… ¿te referías a ella?

- Ella no es…

- ¿No es que?- elevé mi ceja. Me miró frunciendo el ceño.- Te


recomiendo que te alejes de ella si no quieres pasarlo mal…muy
muy mal.

- ¿Me estas amenazando?


- Prefiero que lo tomes como una advertencia, y ahora si me
disculpas…- abrí la puerta de la habitación y entré.

“Genial Nicole…bonita forma de librarte del tipo. Por tu bien mas te


vale que solo desaparezca y no le vaya con el cuentico a Natalia,
porque las pifiado colega”.

Me dirigí al armario y agarré mi pijama. Estaba terminando de


ponérmelo cuando escuché un suave toque en la puerta. Me
acerqué y abrí pensando que de nuevo sería el mamarracho.

- ¿Que te picó ahora?- pregunté nada mas abrir. Unos ojos verdes
me miraron confusos al otro lado del pasillo.

- Pues ahora que lo dices…un mosquito. Mira lo que me hizo el


condenao- me mostró su dedo ligeramente hinchado por la reciente
picadura- ¿Puedo pasar? ¿O esperas a tu amante de Verona?

- Si claro, lo siento…es solo que pensaba que de nuevo sería ese


pesado- me hice a un lado permitiéndole el paso.

- ¿Que pesado?- preguntó dirigiéndose al baño y poniéndose agua


fresca en el dedo.

- Adrián…preguntó por ti…

- ¿Pero que le pasa a ese tío?

- Que le gustas, eso le pasa, y tampoco lo culpo por ello- admití en


el marco de la puerta. La vi cerrar el grifo pensativa antes de
encararme.

- ¿Que le dijiste?

- ¿Prometes no gritar ni enfadarte conmigo?- cuestioné insegura.

- Esto se pone interesante- se acercó a mi elevando ambas cejas en


un claro gesto de estar esperando una respuesta.
- Le dije que eras mi novia.

Su cara fue todo un poema. Elevó mas las cejas, desvió la mirada
hacia un lado y volvió a mirarme arrugando el ceño.

- ¿Y se lo tragó?

- Ni idea…

- Pues ojalá me deje ya de una puñetera vez tranquila con eso.


Aunque bueno, mañana nos vamos…no creo que volvamos a verle.

Salió del baño desvistiéndose de camino hacia el armario.

- Entonces, ¿no estas molesta conmigo?

- No, ¿debería?- me miró antes de sacarse la camiseta.

- No, supongo- entré al baño incapaz de seguir fuera mirando otra


cosa que no fuera su cuerpo.

“Estamos muy mal… ¿desde cuando acá te vienes fijando en los


cuerpos desnudos de las chicas?”

- Pues eso, no estoy molesta. No hay motivo, me lo quitaste de


encima, al contrario te debo de estar agradecida, ¿o no?- cuestionó
entrando a mi escondite y sacando su cepillo de dientes- ¿zabes?
De no haber zido tu la que ze lo dijera hubiera zaltado yo- habló con
el cepillo en la boca.

- ¿Y Andi? creía que pasarías un rato a solas con ella

- Ze fue con un chico que conoció en la ezcurzión…ez zimpático.

- ¿Y eso no te molesta?

- Para nada…mucho mejor…se ve majo, vamos que sino no la


hubiera dejado a solas con el tipo-salió del baño. La seguí.
- ¿Y no te importa que esté con el?

- ¿Por qué debería de importarme?- se volvió encarándome.

- ¿No es Andi?

“Dios, que ridícula soné preguntando eso…”

- ¿No es que?- preguntó extrañada, mirándome como si en ese


momento me hubiera salido un

tercer ojo en la cara.

- La chica que te gusta.

Apenas había acabado mi frase cuando comenzó a reír como loca.


La observé sin saber que era aquello que había dicho que le
provocaba tanta gracia. Mi cara si que debió de decirle algo a ella.

- Lo siento…lo siento- se disculpó tratando de calmarse de su


ataque de risa. Enarqué mi ceja derecha esperando una respuesta-
No es Andi…Andi es solo…Andi… ¿que aun no has visto la
obsesión que tiene por los buenorros? ¿Tendré que llevarte al
oculista?

Comenzó a reír de nuevo contagiándome esta vez.

- Que estupida soy, pensé…

- Ya, no te preocupes, es normal…es mi amiga de toda la vida y


siempre estamos juntas. Yo también lo hubiera pensado, pero no,
Andi es como mi hermana. Creo que nunca la podría ver de esa
manera, de hecho me cuesta verla así.

- Si, entiendo…

- ¿Satisfecha ya tu curiosidad entonces?

- No exactamente…pero bueno.
- Solo deja que todo siga su curso- bostezó- Y usted señorita
debería irse yendo a la cama ya, mañana será un laaargo día.

- Sí, mamá…

*****

“Ok, no es Andi… ¿entonces quien? Tampoco es que salga con


mucha más gente. Uhm, piensa Nicole… ¿que tal si es del chat?
Eso lo explicaría…ok, tampoco es que se pase la vida conectada…

de hecho lo hace de higos a brevas…¡¡la cubana sabrosona!!¡No


hay otra!¡apuesto a que es ella! Sí, ahora entiendo toda esa extraña
correspondencia de lado a lado a todas horas... ¡tiene que ser ella!”

La música de mi mp3 dejó de sonar en ese momento, lo agité


inconsciente golpeándolo contra la mesa, el sonido invadió de nuevo
mis oídos.

“¿Y que si es ella? Tampoco es como si me importe demasiado


quien sea…Vale, tal vez un poco, pero solo curiosidad…
¿curiosidad? Mas quisieras, ahora vas y lo cascas, ¡no te lo crees ni
tú!”.

La música volvió a detenerse.

“Maldito cacharro, eso me pasa por comprar en los restos”

Me lo quité y lo tiré estrellándolo contra el suelo.

“¡Esta bien! ¡Lo admito! ¡Los celos me consumen! ¿Y qué? Esa niña
me gusta mas de lo que creía.

Lo que siento por ella me rompe todos los esquemas que creía tener
bien asentados…va mas allá de una relación puramente fraternal,
pero ¿y qué? No hay nada que hacer al respecto, porque

analicemos fríamente la situación, uno: es mi prima, dos: está


colada por los huesitos de otra persona y tres:… ¿había tres?”
Fruncí el ceño a la vez que me levantaba del sitio y comenzaba a
dar vueltas por el dormitorio.

“Ok ok, pensemos de nuevo quien puede ser…cuanto antes lo sepa


antes puedo destrozarle todos los huesitos”

Abrí mis ojos sorprendida de mis recién descubiertos pensamientos


psicópatas.

“¡Maldita sea! ¿Por qué tiene que ser tan complicado solo fingir que
no pasa nada? ¿Y si le digo?”

Paré todo movimiento “Sí, claro, como no… ¿pero tu eres lela o que
te pasa? Como si no tuviera ya bastante con sus quebraderos de
cabeza pa que encima tu le eches mas”

Me abalancé sobre la cama quedando boca abajo.

- Papá…ojalá estuvieras aquí…tu siempre tenias la solución a


todo…- me giré cambiando de posición encarando al techo- ¡Y tú!
¡Quien quiera que sea que esté allá arriba! ¡Dame una puta
respuesta por una vez en mi vida!

*****

Abrí los ojos consciente del movimiento y el ruido que había al otro
lado de la cama en la que me encontraba tumbada. Me giré
lentamente descubriendo a la causante de mi despertar. Estaba
echada a mi lado, inmersa en la lectura de un grueso libro que
apenas podía sujetar entre sus pequeñas manos mientras roía
ausente una chocolatina. Decidí acercarme al darme cuenta de que
no se había percatado de mi despertar.

- ¿Tu madre no te enseñó que no se debe comer tumbada?- susurré


cercana a su oído con una voz demasiado ronca para mi gusto.

-¿Nicole?- se giró sorprendida hacia mí quedando sus labios a


escasos centímetros de los míos.
- ¿Si?- pregunté con un tono descarado mientras no evitaba dirigir
mi mirada hacia esos prohibidos y sensuales labios.

- ¿Te encuentras bien?- cuestionó bastante confusa.

- Oh si…- susurré en el mismo tono acercando mas mi rostro al


suyo- ¿Sabes? se te picaran lo dientes- para aquel entonces su
frente y la mía eran una.

Comenzó a reír nerviosa. Su mirada confusa lo dijo todo.

- Hablo en serio…y adiós a tu bella sonrisa...y ya nadie querrá


besarte…o tal vez si…- terminé de acortar el poco espacio que nos
separaba y junté nuestros labios. Al principio solo presioné
delicadamente esperando obtener una respuesta por su parte.
Respuesta que no tardó en llegar cuando noté que sus labios
comenzaban a bailar al son de los míos.

- ¿Nicole?- una delicada mano se posó sobre mi hombro agitándolo


suavemente.

- Uhm…no pares…

- Nicole…estas soñando… ¡despierta! ¡Vas a llegar tarde a tu


graduación!

- ¿Eh?- abrí los ojos encontrándome de nuevo con esos tentadores


labios- ¡Dios!- me levanté de repente, golpeando en el camino mi
cabeza con la de mi prima.

- ¡Auch! Tía, ¡tranquila!

- Lo siento, me asusté… ¿te hice daño?- comencé a palpar con mis


manos el lugar donde le había golpeado.

- No…pero ya entendí el termino cabezota en el sentido pleno.

- Lo siento de veras… ¿que hora es?


- Las cinco y media…

- Maldita sea…tenemos que estar en una hora en el instituto… ¿tu


ya estas lista?

- Yo y todos…menos la anfitriona de la tarde por lo que veo-


comenzó a sonreír- no puedo creer que te hayas quedado
dormida…

- Sí…- recuerdos del sueño volvieron a mí. Sacudí la cabeza en un


intento por librarme de ellos.

- ¿Soñando cositas interesantes?- cuestionó con una chispa en sus


ojos verdes.

- Mas o menos…- desvié mi mirada de la suya, temiendo que


pudiera descubrir el rumbo de mis pensamientos- Voy a prepararme.

Me levanté, cogí mi ropa y puse rumbo al baño. Diez minutos me


bastaron para salir duchada y ataviada con mi vestido de
graduación.

- Virgen santísima…estas…estas…

- Sin comentarios por favor…- repliqué malhumorada poniéndome


las sandalias de tacón de diez centímetros elegidas por mi tía
especialmente para la ocasión.

- Que seca…- se sentó sobre la cama observando como me


maquillaba en el espejo del armario.

- No sé porque exigen etiqueta… ¿que acaso los jeans y las


camisetas no llevan o qué?

- Bueno, es lo normal, una no se despide del instituto eternamente


todos los días.

- Ya…pero esto es estúpido. Bien sabes que no me siento parte de


ese lugar lo mas mínimo.
- Vamos, ¿no te emociona ni un poquito?- se levantó acercándose a
mi.

- Ok, tal vez si me emocione. Acabo una etapa de mi vida, eso me


hace sentir orgullosa de mí misma.

- A mi también me hace sentir orgullosa de ti. En este año has


conseguido adaptarte a todo. A

nosotros, al instituto…prácticamente has estudiado dos cursos en


uno. Has sido una de las mejores alumnas, por no decir la mejor de
toda la promoción…y has tenido una de las notas mas altas en las
pruebas de acceso a la universidad. Es como para estar orgullosa.

- Visto así… ¿de verdad estas orgullosa de mí?

- Mucho…- me miró con una sonrisa iluminando su rostro.

- Gracias- un impulso hizo que me acercara y la estrechara entre


mis brazos. La besé en la mejilla.

- Dios, no sé como mamá pudo insistir tanto para que te compraras


esas sandalias, como si ya de por sí no fueras alta…- susurró antes
de separarnos.

- Tu madre es igual de cabezota que tu.

- Gracias por el cumplido- me sonrió antes de situarse frente al


espejo y comenzar a ponerse brillo en los labios.

- ¿Sabes? Tu también estas muy guapa. Ese vestido te queda…de


infarto.

- Gracias… ¿pero también? que yo sepa nadie te dijo que tu lo


estuvieras- comenzó a mofarse sacándome la lengua a través del
espejo.

- Pero ibas a hacerlo, ¿o no?- le susurré desde atrás al oído. La


noté estremecerse antes de huir hacia el otro lado de la habitación
con el pretexto de buscar algo en la repisa.

- Tu siempre taaan egocéntrica.

- Sí, pero mi egocentrismo te gusta… ¿o acaso me negaras que no


será raro eso de levantarte cada mañana e ir a clases sin mi?

- Pero mira que eres creída- entrecerró sus ojos.

Toc toc

- ¿Se puede?- Diana nos miraba sonriente desde el marco de la


puerta.

- Claro tía- le sonreí de vuelta.

- Wooh, estas preciosa Nicole…- entró a la habitación sin dejar de


mirarme- pero Nat, ¿no crees que le falta algo?

- ¿Algo tal vez como esto?- sacó un pequeño saco de terciopelo de


entre los libros de la estantería y me lo tendió. Lo cogí insegura.

- ¿Que es?

- Ábrelo y sales de dudas- sugirió mi tía.

En el interior un fino colgante de plata haciendo extrañas formas me


sorprendió. Lo saqué sin saber que decir.

-…Es precioso…gracias- abracé a mi tía y luego a mi prima.

- ¿Me concedes el honor?- me preguntó esta ultima solicitándome la


joya para instantes después colocarla alrededor de mi cuello. Me
miré al espejo. Sin duda era precioso.

- Me alegro que te gustara. Creo que será mejor que vayamos


saliendo si no queremos llegar tarde-comentó mi tía saliendo del
cuarto.
La seguimos, bajando las escaleras y entrando al salón donde mi tío
y mis dos primos nos esperaban.

- ¡Madre mía! Chicos, sin lugar a dudas esta tarde seremos la


envidia de todos. ¡Pero que tres bellezones nos acompañan!-
comenzó a decir a sus hijos mientras nos veía entrar.

Salimos de casa llegando apenas con el tiempo justo para sentarnos


y comenzar a observar la ceremonia. Cuando mi nombre fue dicho,
salté al escenario entre aplausos de un público desbocado, cogí mi
diploma y sonreí triunfal al tiempo que notaba como varios flashes
me atacaban desde abajo. Miré y allí estaban ellos, mi familia. En
ese momento estuve segura de algo, de que pasara lo que pasara,
nunca me abandonarían.

Tras una hora la ceremonia llegó a su fin. Me levanté de mi asiento y


entre saludos y felicitaciones por parte de mis compañeros y
profesores llegué hacia donde estaban mis tíos.

- Felicidades cariño- me abrazó mi tío nada mas ponerme a su


altura- Sé que tu padre allá donde esté esta orgulloso de ti- me
expresó emocionado.

- Gracias tío…- le sonreí apretando su hombro ligeramente.

- Yo yo…-decía el pequeño Alex mientras intentaba apartar a su


padre de mi.

- ¡Tuu!- le sonreí agachándome como pude dada la incomodez de


mi vestido y cogiéndolo en brazos- ¿Cómo está mi niño favorito?- le
besé la mejilla.

- ¡Feliz!- exclamó sonriente a la vez que depositaba un besito


baboso en mi mejilla.

Los abrazos y felicitaciones se siguieron sucediendo por parte del


resto. Poco a poco nos fuimos quedando solos en el salón. Salimos
del sitio y fuimos a cenar. ¿Adivináis donde? Pos si, al argentino de
la calle Lorca, como no. Después de la cena, Nat y yo nos
despedimos para poner rumbo a la fiesta donde mis ya ex
compañeros de clase nos esperaban.

- Dios, ¡que ambientazo!- exclamó Nat entrando al sitio y elevando


su tono para poder ser escuchada sobre la música.

- Sí, vayamos allá al fondo, parece que vi a Iban.

- Desde esas alturas no me extraña- me sacó la lengua.

Comencé a caminar en esa dirección seguida de cerca por ella. Andi


apareció en mi camino de repente.

- ¡Sorpresa para la recién graduadaaa!- gritó antes de hacer soplar


un matasuegras justo en mi oído.

- ¡Auch!- grité frotándomelo mientras le dirigía una mirada asesina


que como no, no surgió ningún tipo de efecto. La condenada
comenzó a reír como loca.

- ¡¡Naat!!- gritó a mi prima cuando la tuvo en el punto de mira.

- ¡¡Andiii!!- le devolvió el grito intentando mantener la euforia de su


amiga en alza.

- ¡¡Nat!!¡Conocí al hombre de mis sueños!- le echó un brazo sobre el


hombro y se la llevó al centro de la pista. Seguí caminando por mi
parte hacia donde estaba Iban.

- ¡Eyy! Que pasa tío- le saludé.

- Pues ya ves, aquí, más perdío que el carro de Manolo Escobar.

- Jajaja, ¿por qué no solo te dejas llevar por una vez?

- ¿Estas loca? no pienso fingir que soy como ellos.


- ¿Que te apuestas a que si?- elevé mi ceja mientras algo perverso
se me ocurría.

- No gracias, la ludopatía es una enfermedad.

Rodé mis ojos, este chico estaba claro que no era de este planeta.

- ¿Que estas bebiendo?

- Un chupito de mora sin alcohol.

- Ok, ahora regreso.

Me levanté, caminé hacia la barra e hice mi pedido. Cuando regresé


mi prima y su amiga ya habían vuelto.

- A esta invito yo- coloqué los vasos sobre la mesa.

- Woooh… ¿te he dicho ya lo mucho que te aprecio?- se me tiró


Andi al cuello.

- El sentimiento es mutuo- le sonreí.

- Bueno, ¡brindemos!- exclamó a mi otro lado Natalia.

Cada uno sujetó un vaso y lo elevó hacia arriba.

- Por todos nosotros…y por la amistad que nos une, que no acabe
nunca… ¡Amen!- gritó Andi

- ¡Amen!- reímos antes de beber el chupito.

- Bueno, y ahora, ¡todos a bailaar! ¡Que la noche es joven!-


comenzó a elevar los brazos y a empujarnos de nuestras sillas.

- ¡¡Quita niñaa!!- intentó zafarse su hermano.

- ¡¡No seas sosoo!!¡¡Te acabas de graduar!!


- ¿Y? eso no quiere decir que a partir de ahora tenga que parecer
idiota.

- ¡Estúpidoo!- le sacó la lengua- ¡Vamos Nic!- me sujetó del brazo


haciendo que me levantara-Vamos a bailar estaa...¡¡Nat!!¡Y tu!- la
agarró a ella también dirigiéndonos al centro de la pista.

Comenzó a botar a nuestro lado para instantes después perderse


entre la multitud. Nat y yo seguimos bailando poseídas por el ritmo
de la música. Música que no tardó en cambiar de registro llegando
el turno de una balada.

- ¿Tendría el gusto de concederme este baile?

- Claro señorita- acepté la mano que se me tendía frente a mí a la


vez que rodeaba su cintura y atraía su cuerpo hacia el mío.
Comenzamos a movernos lentamente al ritmo de la melodía. Pronto
su cabeza se posó sobre mi hombro. La noté suspirar. Me agaché y
le susurré al oído- ¿Te encuentras bien?

Elevó su verde mirada, haciendo que nuestros ojos se encontraran


antes de responder.

- Divinamente- sonrió ocultando esta vez su cara entre mi cuello.


Sonreí de vuelta besándole la sien y hundiendo mi nariz en su fino
cabello.

Para mi completa insatisfacción la canción pronto llegó a su fin. Me


separé de mi acompañante bastante reticente a la vez que un
sonido mas movido invadía la pista de baile. Seguimos bailando por
el resto de la noche.

Serían algo más de las cinco de la mañana cuando llegamos a casa.


Subimos despacio, con cuidado de no hacer ruido y entramos a la
habitación.

- ¡¡Mi camaa!!¡Teléfono!- se tiró sobre el colchón.


Dejé mis zapatos a un lado e hice lo mismo en mi propia cama.
Estuve observando el techo por unos instantes antes de girarme y
encontrarme con unos ojos verdes que me observaban.

- ¿Que? ¿Admirando el paisaje?

Sonrió antes de suspirar y volver su atención hacia el blanco techo.


Ahora fue mi turno de observar detenidamente sus finos rasgos.
Pensamientos de mi sueño volvieron a golpear en mi mente al posar
la mirada en sus labios. Los chupitos debían de haberme sentado
realmente mal, solo sé que mis piernas parecían tener vida propia
cuando me levantaron de donde estaba y me llevaron a la otra
cama.

- ¿Molesto?- pregunté casual mientras tomaba posición a su lado.

- Uhm, no…- me miró extrañada.

- Natalia, sé que esto no viene a cuento ahora pero…mientras


estuve enferma en el viaje, ¿tú leíste una novela?

- Si, aquel peñazo rosa de Andi. Menudo asco de libro. No me digas


que a ti también te lo recomendó…Un consejo, no te fíes de sus
gustos literarios en la vida- hizo una mueca.

- Lo tendré en cuenta…- estuvimos un momento en silencio, decidí


romperlo- ¿Mientras dormía comiste una chocolatina?

La noté revolverse antes de levantarse y dirigirse hacia la puerta del


balcón.

- ¿Por qué me preguntas eso?- la abrió y salió a la terraza.

- No sé, curiosidad tal vez…- me levanté siguiéndola al exterior.

- ¿Recuerdas algo?- preguntó mientras perdía su mirada en el


centelleante cielo.
- No… ¿por qué? ¿Debería recordar algo?- la miré fijamente
mientras notaba como su semblante cambiaba. Me miró, ¿con
miedo en sus ojos?

- Yo…sí, comí una chocolatina- apartó la mirada dirigiéndola hacia


algún punto del oscuro cielo.

Elevé mi mano y sostuve su barbilla haciendo que me mirara de


nuevo.

- ¿De que te avergüenzas?

- Yo…

Desvié mi mirada hacia sus labios, los acaricié antes de volver a


mirarla a los ojos.

- ¿Sí?- la cuestioné suavemente a la par que me iba acercando


lentamente.

- Yo…- cerró sus ojos.

- Tú…- susurré antes de que nuestros labios se encontraran. El


contacto fue suave, delicado, apenas una suave presión. Me separé
de ella, aun mantenía sus ojos cerrados. Podía sentir el latir de su
corazón a través de la fina tela de su vestido, acompasado con el
mío. Me deleité observando su rostro, acariciándolo. Sus ojos se
abrieron suavemente haciendo que nuestras miradas se
encontraran. Le sonreí antes de perder mi mirada en el oscuro cielo
donde una luz brillante llamó mi atención- Una estrella fugaz, pide
un deseo.

De nuevo acortó el espacio que nos separaba y junto nuestros


labios, aunque esta vez en una caricia mas apasionada. Pegó su
cuerpo al mío, rodeándome el cuello con sus brazos mientras
nuestras lenguas bailaban al son de la pasión. Se separó de
repente, asustada.
- ¡No!- llevó la mano a su boca, y entró corriendo al cuarto.

- Natalia…- la seguí.

- ¡No! Esto no está bien…tu…yo…no podemos…- comenzó a dar


vueltas por la habitación. Me interpuse en su camino y la sujeté por
los hombros.

- Tranquila, no pasa nada- intenté calmarla. Se zafó de mi agarre.

- Sí, si que pasa… ¡somos familia!

- ¿Y? que me lo recuerdes no va a cambiar lo que siento por ti. Sé


que está mal, pero no puedo

luchar contra ello…y sé que tú tampoco puedes luchar contra tu


corazón. Basta ya de pensar con esto- toqué ligeramente su cabeza.

- Estoy asustada…- admitió volviendo la vista hacia el suelo con sus


ojos llenándose de lagrimas.

- Shh, vamos, no llores…yo también lo estoy….- hice que me


mirara- Pero estoy segura de algo, de que esto que siento por ti es
mas poderoso que todo ese miedo…quiero intentarlo…sé que
podemos hacerlo.

- Es una locura…

- Más loco sería seguir negando lo que sentimos.

- ¿Como supiste que yo…?- se giró en mi agarre dándome la


espalda.

- Esto si que resulta loco pero…tuve un sueño…tu leías y yo me


acercaba a ti y te besaba…y me respondías- se volvió encarándome
de nuevo.

- No fue un sueño, realmente sucedió.


- No entiendo… ¿por qué no lo recuerdo entonces?- la miré
extrañada.

- Fue durante tu delirio…por eso no lo recuerdas.

- ¿Y por qué no me lo dijiste?-le acaricié la mejilla.

- ¿Y qué sentido hubiera tenido? lo hiciste soñando, producto de la


fiebre. Tampoco es que fuera muy fiable- se rindió a mi caricia por
unos instantes- ¿De verdad quieres intentarlo?

- Sí…quiero intentarlo…- me acerqué y la bese suavemente.

- ¿Y que será cuando te vayas?- se separó de nuevo de mí y


comenzó a dar vueltas en circulo por la habitación. Volví a
interponerme en su camino.

- No tengo pensado marcharme ni ahora ni luego. Hay algo que me


ata…y está aquí…en esta casa, en esta habitación…está frente a
mí ahora mismo.

- Yo…- se acercó y me abrazó comenzando a llorar de nuevo.

- Shh, tranquila…- la besé en la mejilla- Creo que será mejor poner


punto y final a este intenso día y descansar un rato, estas cansada,
mañana podemos seguir hablando, ¿te parece?

El verdor de sus ojos resaltaba con el rojizo producto de las


lágrimas, el humo y el cansancio.

Asintió ligeramente con su cabeza. Me tumbé sobre mi cama sin


soltarla de mi agarre, y así, abrazadas, la noche dio paso a un
nuevo día.

*****

Me separé reticente de mi acompañante levantándome de la cama


con cuidado de no despertarla.
Serían algo más de las 12 de la mañana. Cogí la sabana y la tapé
antes de besarla en la mejilla y salir de la habitación con destino al
baño. Tras una rápida ducha y ya enfundada en una ropa algo más
cómoda decidí bajar las escaleras.

- ¡¡Nicooo!!- gritó Alex nada mas verme entrar a la cocina


enganchándose automáticamente a mi pierna como había tomado
costumbre de hacer en todo este tiempo.

- Que pasa renacuajo- le alboroté su cabello rubio a la vez que me


acercaba a donde estaba a mi tía y la besaba en la mejilla - Buenos
días tía.

- Buenos días tesoro, Alex deja a Nicole…- le reprendió al pequeño


que seguía colgado de mi pierna.

- Déjalo, si no molesta- saqué el bol de cereales y lo llené. Me dirigí


a la mesa con mi desayuno y el pequeño Alex riendo tontamente.

- ¿Que tal la fiesta de anoche? no llegasteis muy tarde después de


todo.

- No, sobre las cinco o así. Estuvo bastante bien, al menos nos
divertimos un rato- comencé a desayunar.

- Mamá, ¡Alex está metiendo los dedos en los cereales de Nic!- gritó
Dani al otro lado de la mesa haciendo sus deberes.

- ¡¡No e cierto!!- se defendió el chiquillo pillado in fraganti en ese


momento con una mano en el interior de mi taza.

- ¡Alex!- le regañó su madre.

- No importa, estamos desayunando, ¿a que si?- cuestioné al


pequeño mientras le golpeaba levemente con la cuchara en la nariz.
Volvió a reír.

- Buenos días- apareció en escena Nat estirándose en el marco de


la puerta.
- Buenos días bella durmiente- la saludé con una sonrisa. Entró
acercándose y besándome la mejilla, besó la cabeza de su hermano
y después a su madre. Cogió otro bol y se preparó el desayuno
sentándose junto a Dani.

- ¿Y a mi no me das un beso?- se quejó este.

- Lo siento, no tengo por costumbre besar sapos- comenzó a


devorar su desayuno mientras literalmente se acostaba sobre la
mesa.

- ¡¡Mamá!!- volvió a gritar Dani.

- Natalia, no hagas rabiar a tu hermano…

Se limitó a rodar sus ojos y coger un cereal lanzándoselo a la cara.

- ¡Mamá! ¡Miralaa!

Mamá solo suspiró y salió de la cocina con el cacharro de la ropa


recién lavada en la mano.

- ¿Y ahora quien te defenderá lengua floja?- comentó tirándole otro


cereal.

- ¡¡Ahhh!!¡Eres una enclenque! me voy a chivar a papá- cogió sus


cosas y salió.

- Los pelicos como escarpias se me han puesto…uy que miedo…

- Eres mala…- le dije entre cucharada y cucharada.

- ¿En serio?- comenzó a mover sugerente sus cejas, movimiento


que hizo que el pequeño sentado en mi regazo comenzara a reír de
nuevo.

- ¿Dormiste bien?

- Oooh, siii, ¿y tú?


- Divinamente.

- Hola chicas, ya veo que os estáis poniendo como la kika…Vaya


glamour. Cereales, que ricos-metió su mano en el bol de Natalia.

- Ey- protestó esta- Róbale a ella, que yo aun estoy en fase de


crecimiento.

Miguel comenzó a reír provocando que Alex se carcajeara también.

- Nicole, ¿cuando acabes puedes venir un momento a mi despacho?


necesito hablar contigo sobre algo- se puso serio de repente.

- Uhm, si claro tío, ahora mismo voy.

Salió de la cocina seguido por el pequeño.

- ¿Para que crees que sea?- preguntó curiosa Nat.

- Ni idea, ahora averiguo…- me levanté, lavé el bol y lo dejé en el


escurridor- Te veo luego arriba-le guiñé el ojo antes de salir. Una
sonrisa fui la respuesta que obtuve.

Toqué suavemente a la puerta antes de entrar al despacho.

- Hola, aquí estoy.

- Siéntate Nicole, un segundo- lo vi luchar con la puerta de la caja


fuerte durante unos instantes antes de que esta se abriera. Sacó un
sobre del interior y lo colocó frente a mí sobre la mesa. Tomó
asiento en la silla de al lado a la mía.- Seguramente estés pensando
a que viene todo este secretismo,

¿verdad?

- ¿Sucede algo?- pregunté insegura mientras comenzaba a pensar


que tal vez había descubierto lo que sucedía entre Nat y yo.
- No exactamente, como bien sabes dentro de una semana dejaras
de estar bajo mi tutela…

“Será que…”

Las alarmas comenzaron a saltar en mi cabeza. El momento que


tanto llevaba temiendo en los últimos meses parecía haber llegado.

-…yo…tu padre…que tu te quedaras bajo mi tutela tras su muerte


no fue una casualidad.

- ¿Como?- fruncí el ceño confusa.

- Tu padre meses antes de morir me llamó preocupado…a él…le


acababan de diagnosticar un cáncer de colon. Estaba muy
asustado, más que por su enfermedad por ti…porque sabía que tras
su muerte te quedarías sola. La enfermedad estaba bastante
avanzada para cuando lo diagnosticaron, por eso decidió seguir
haciendo su vida normal hasta que…le llegara la hora. El quería
ahorrarte todo ese sufrimiento…y quería pasar el resto que le
quedara contigo…y me consta que lo hizo…-

por aquel entonces las lagrimas rodaban no solo por mis mejillas,
también por las de mi tío.

- Sí…el…solicitó una excelencia como cinco meses antes…me dijo


que solo necesitaba vacaciones…que estaba cansado y quería
pasar mas tiempo conmigo…el…estaba raro…pero no le di
importancia… ¡Dios! ahora lo entiendo todo…fui una estúpida por no
haberme dado cuenta de nada…

- No, cariño…no fuiste estúpida, tu no podías saberlo…- me abrazó.

- Sí lo fui, de haberlo sabido…

- Con haberlo sabido no hubieras solucionado nada…solo te hubiera


causado mas dolor a ti…y a el por ser consciente de que eso te
dolía. El quiso que te diera esto cuando cumplieras la mayoría de
edad- se separó del abrazo tendiéndome el sobre que instantes
antes había colocado sobre la mesaSé que aun falta una semana
para eso, pero no creo que importe demasiado una semana mas
una semana menos. A fin de cuentas mas tarde o mas temprano
tendrás que saber la verdad.

Fruncí el ceño, insegura mientras agarraba el sobre que me tendía.

- Tu padre solucionó todo su testamento en los meses previos de su


muerte. Tu custodia y todos sus bienes pasaron a mí temporalmente
hasta que cumplieras la mayoría ante la ley. He tratado de hacer
todo lo que me dijo que hiciera. Me pidió que no vendiera la casa en
Londres por si algún día querías regresar a vivir allí. También sabes
que por su trabajo tenía un buen seguro, todo el dinero lo tienes
ingresado en una cuenta bancaria a tu nombre en Londres. Dijo que
con eso tendrías mas que suficiente para poder estudiar en una
buena universidad y mantenerte por unos años, al menos hasta que
acabaras de estudiar y pudieras hacerlo por ti misma.

- No puedo creer que papá lo tuviera todo planeado…que no me


hubiera dicho nada…

- El solo quería lo mejor para ti…y se aseguró de ello.

- ¿Este sobre contiene todo eso que me dices?- cuestioné mientras


me secaba las lagrimas con el dorso de la mano.

- No, ese sobre contiene otro tipo de información…mas privada.


Algo referente a tu padre que el nunca te reveló esperando poder
hacerlo algún día…cuando lo hubiera conseguido…pero que no le
dio tiempo a terminar…

- No entiendo…

- Solo léelo, comprenderás muchas cosas…de su vida, de tu vida…

Rasgué el sobre sacando un papel pulcramente doblado. La letra de


mi padre me apareció ante mis ojos al desliarlo.
Pequeña…

Sé que para cuando leas esto a pesar de ya no estar contigo


desearas matarme- no pude sino sonreír ante el agrio humor de mi
padre aun en los malos momentos-Sé que tu cabeza ahora te dice
que debería haberte contado todo lo que estaba sucediendo, pero
algún día cuando crezcas y seas madre llegaras a entender los
motivos que llevan a un padre a tomar ciertas decisiones, mi
corazón me decía que así era como debía de ser y así obré. Bien
sabes que siempre me gustó guiarme por ese músculo. Cuando tu
madre murió fuiste lo único que pudo sacarme de esa profunda
oscuridad en la que me sumí. Fuiste mi luz, mi guía todos estos
años. Nunca quiero que pienses que fuiste el motivo por el que
nunca volví a estar con nadie más. Aun hoy que escribo estas letras
el recuerdo de tu madre, mi amada Violet, sigue en mi corazón
como el primer día. Has sido y serás lo mejor que he creado en mi
vida, me siento muy orgulloso de ti y sé que tu madre allá donde
esté lo esta mas aun, que ya es decir…- volví a sonreír entre
lagrimas- Sé que no he sido el mejor padre del mundo, sobre todo
los primeros años cuando no parábamos de mudarnos de un país a
otro. No fue hasta que nos asentamos en Londres que conseguí
darte ese hogar que tanto me pedías a gritos hasta entonces.

Estuve ocupado, centrado en mí, y no me daba cuenta de que poco


a poco mi niña ya no era tan niña. Estos últimos meses me han
abierto los ojos y me han permitido conocerte mejor, he descubierto
cosas en ti que ni tu misma conoces todavía, eso me gusta, me
hace sentir feliz y mas orgulloso aun. Puede que heredaras lo peor
de mí, pero te quedaste con lo mejor de tu madre, eso te lo puedo
asegurar.

Seguramente alguna vez te preguntaste porque siempre viajábamos


constantemente de un país a otro y de repente nos establecimos en
Londres. Todo tiene su explicación, ojalá solo hubiera tenido el
suficiente tiempo para contártela en persona. Todo comenzó el día
que nací, hace exactamente…
ok, sabes cuando nací así que mejor ignoro el dato que de solo
pensarlo me hace sentir viejo-nuevamente sonreí- El caso es que mi
nacimiento no pareció agradar demasiado a mi verdadera madre y
ella me abandonó en un orfanato en Italia. No la culpo, ya sabes que
Dios no me dio demasiada belleza. Gracias a ese orfanato es que
conocí al tío Miguel. El estaba en la misma situación que yo, y
gracias al tío Miguel es que un día los abuelos decidieron sacarme
de allí adoptándome también. Es para alucinar, ¿verdad? pero así
fue. Durante muchos años ambos desconocimos la verdad sobre
nuestras verdaderas raíces. No fue hasta que cumplimos los quince
que el abuelo nos contó. Desde el momento que supe que aquel no
era mi lugar un sentimiento me embargó, quería conocer la verdad,
conocer mis raíces, encontrar a mi familia de sangre. No creas que
fui un desagradecido con los abuelos, solo quería conocer la verdad
de mi vida, conocer mi puzzle…y comencé a buscar las piezas, a
encajarlas…gracias a esa búsqueda fue que conocí a tu madre. Ese
día permanece imborrable en mi memoria, acababa de bajar del tren
en Paris, llovía a cantaros, y allí, entre toda gente, la vi…bueno, tu
conoces la historia bastante bien, era tu cuento preferido para
dormir, ¿recuerdas?

Italia, España, Francia, Alemania…hasta que las piezas me llevaron


a Inglaterra. Me gustaría poder decirte que toda esa búsqueda dio
sus frutos, pero lo cierto es que a pesar de todo y por frustrante que
parezca, no la encontré. Supe que mi padre, tu abuelo, era un
coronel del ejercito italiano y que murió antes incluso de que yo
naciera, pero de mi madre no conseguí averiguar demasiado. Solo
sé que viajó y viajó, conoció a mi padre, me tuvo en Italia y siguió
viajando hasta que se instaló en Inglaterra, su país de origen. Un
best seller bien que saldría con su vida ¿o no?

Siento no haberte contado nunca todo esto, no quiero que pienses


que me avergonzaba ni nada, solo quería estar verdaderamente
seguro de todo. Tal vez te sientas traicionada ahora que sabes la
verdad…solo espero que algún día puedas perdonarme por ello.
El tío Miguel podrá responderte si tienes alguna duda al respecto,
tiene un buen corazón, te aseguro que puedes confiar plenamente
en el, es la única persona a la que realmente me he sentido unida
de toda mi familia en todos estos años. Confío en que el te tratará
como si fueras su propia hija.

Nunca olvides que te quiero.

Sé feliz cariño.

Tu padre, Ricardo.

Me quedé unos instantes observando su firma, intentando asimilar el


contenido de la carta en mi cabeza. La persona que tenia frente a mi
no era mi tío, mis abuelos no eran mis abuelos…nadie era quien
creía que era. La confusión debió de reflejarse en mi rostro.

- Cariño, ¿te encuentras bien?- preguntó mi tío suavemente


mientras me frotaba un brazo.

- Sí, creo que sí…demasiada información para un solo trago,


supongo….- tragué, incapaz de decir más.

- Entiendo…a mi…me gustaría que no le dijeras nada a los chicos…


verdaderamente nunca me importó demasiado saber de donde
venía…no creo que sea relevante para los chicos, al menos no
ahora…

- Está bien…yo…creo que saldré un rato…necesito dar una vuelta…


pensar…- me levanté y salí del despacho. Alex se me abalanzó en
cuanto me vio pasar por el salón camino de la puerta de la calle.

- ¡Nicooo!

- Ahora vengo pequeño- me agaché y lo besé antes de terminar de


cruzar la sala y llegar a la puerta.

Salí al exterior y comencé a caminar sin saber realmente a donde ir.


Sólo necesitaba pensar y asimilar toda la información que acababa
de obtener.

*****

- ¡Lo sabia! ¡Te lo dije!¿y entonces?

- Jaja, ¿cómo que y entonces? Andi por favor, no me estreses,


déjame despegar un ratico los pies del suelo.

- ¿Pues tu no tenias vértigo?

- Jaja, dios, estoy feliz, me siento…

- Pletórica es la palabra.

- ¿Tanto se nota?

- Bueno…estooo…¿y donde esta ahora?

- Papá la llamó para hablar, están encerrados en el despacho.

- ¿Crees que notó algo?

- Nah, no creo…será algo referente a su herencia supongo.

- Vaya que te sacaste buen partido entonces.

- Jaja, ya, no seas, sabes perfectamente que eso no es algo que me


importe, aunque viviera debajo del puente la seguiría.

- Parece que a alguien le dio fuerte…

- Es que es maravillosa, es...

- Ya ya, todos lo sabemos, no hace falta que sigas que me empiezo


a poner celosa.

- Jaja, no seas boba…sabes que mi corazón es grande.


- Está bien, está bien…me conformaré con ser la otra.

- Jaja, Andi, debo dejarte…

- ¿Ya llegó tu amorcito ?pásamela le pongo los puntos sobre las íes.

- Primero celosa amante empedernida y ahora padre sobreprotector,


te vas superando en registros.

- Jaja, ¡pasamelaa!

- Luego luego

- Ok ok, capto la indirecta.

- Jaja, nos vemos.

- Nos vemos amiga.

Colgué el teléfono y bajé las escaleras. Encontré a mi padre


saliendo del estudio.

- ¿Y Nicole?

- Salió.

- ¿A dónde?- pregunté extrañada.

- A dar una vuelta supongo.

- ¿A dar una vuelta?- fruncí el ceño- ¿Por qué no me aviso?

- Supongo que necesitaba estar sola, ¿como lo pasasteis anoche?

- Bien…- me quedé unos instantes pensativa- ¿Hace mucho que


salió?

- Como veinte minutos o así.


- Que raro…

- Dale su espacio cariño, lo necesita.

Miré a mi padre intentando descifrar el sentido oculto que había tras


esas palabras.

- ¿Ocurrió algo?- pregunté insegura, intuyendo que aquí algo no


cuadraba.

- No, nada…tal vez solo necesitaba pensar, no la presiones cariño…


todo esto es complicado, son demasiadas cosas ahora mismo en su
cabeza.

- No entiendo…- afirmé confusa.

- Tranquila, algún día lo entenderás…- apretó mi hombro antes de


salir del cuarto y dirigirse al salón. Me quedé parada, analizando sus
palabras.

“ ¿Algún día entenderé?...si ya, cuando crezca, ¿no? esto es


increíble…no entiendo a que viene tanto misterio, me pregunto que
habrá pasado, esto no es típico de Nic, salir sin decir nada, dijo que
nos veríamos arriba cuando acabara”

Subí de nuevo a mi cuarto y me senté en el escritorio. Abrí el cajón y


encontré mi diario. Lo saque dispuesta a plasmar unas letras
cuando oí la puerta de abajo.

“Debe ser ella…”

Dejé el cuaderno donde estaba y salí de la habitación, la encontré a


medio camino en las escaleras.

- Ey- la saludé acercándome y besándola en la mejilla.

- Hola- fue todo lo que dijo. Siguió subiendo las escaleras sin
detenerse. Me quedé pétrea en el sitio viéndola entrar a la
habitación.
“¿Qué diablos sucede aquí?”

La seguí entrando en la habitación. La encontré sentada en el


mismo escritorio del que instantes antes me había levantado. Me
acerqué, posando una mano sobre su hombro.

- ¿Sucede algo?- pregunté insegura, aunque ya intuyendo que algo


no iba bien.

- Uhm…lo cierto es que…tenemos que hablar- dijo a la par que se


levantaba del sitio y se alejaba de mi lado. Parecía nerviosa. Se
abrazó a si misma aun de espaldas a mí.

- Dime.

- Vuelvo a Londres.

Me quedé helada, asimilando la implicación de esas tres simples


palabras.

- ¿Que?... ¿por qué?...me refiero, para algo referente al abogado y


al testamento, ¿verdad?- me acerqué y la agarré del brazo haciendo
que se volviera, su mirada era vidriosa- ¿Verdad?- cuestioné en
apenas un susurro mientras veía como de nuevo me daba la
espalda.

- No…no es para algo temporal…vuelvo para quedarme allí.

- Pero anoche dijiste…

- Olvida todo lo que dije anoche…todo lo que pasó…

- ¿Como puedes…?- no pude continuar, mi voz se quebró. Apreté


los ojos fuertemente impidiendo que las lágrimas salieran. Los abrí
encontrándome de nuevo con su espalda- ¿Ni siquiera eres capaz
de mirarme a los ojos?- ante mi cuestión se giró enfrentando mi
mirada.
- ¿Satisfecha?- inquirió sin dejar de mirarme. Sus ojos estaban rojos
y ligeramente hinchados.

- No…que ha pasado allí abajo… ¿por qué este cambio de actitud?


hace un rato…

- Olvida lo de hace un rato…olvida todo- se apresuró a cortarme.

- ¿Como me puedes pedir que olvide? ¿Así? ¿Sin mas? a que


juegas Nicole…dime… ¿a que juegas?- acorté el espacio que nos
separaba sin dejar de mirarla ni un segundo.

- Ya a nada. El juego acabó. Esto...- acortó el poco espacio que nos


quedaba juntando nuestras frentes-…es la vida real, prima- susurró
antes de separarse y volver a darme la espalda.

- Muy bien, pues que te vaya perfecto, prima- me encargué de


remarcar bastante bien la última palabra. Salí del cuarto lo mas
dignamente que pude y con el corazón hecho añicos en mi mano.

**

Hacía cuatro meses ya de mi llegada a Londres. Cuatro meses de


independencia plena y total. Ok, tal vez no tanto.

Abandoné la casa de mis tíos pocos días después de mi


cumpleaños. La situación con Nat después de que le dijera que me
iba no mejoró lo mas mínimo, en realidad solo empeoró. Nos
evitábamos a toda costa hablando solo cuando se hacía
estrictamente necesario. Tal hecho no pasó desapercibido para
nadie en la casa. Hasta el pequeño Alex fue consciente de ello. Aún
así el día de mi despedida fue, para que negarlo, terriblemente triste
y complicado.

A mi llegada a Londres me establecí con la señora Norman. El


papeleo de mi herencia duró varios días. No fue hasta que todo eso
estuvo listo que no pude entrar de nuevo a casa, donde, a pesar de
las insistencias de la señora Norman, me instalé. Septiembre trajo
además el comienzo de mi vida como universitaria. Tuve la suerte
de obtener plaza en la carrera de derecho. A papá le hubiera
gustado eso.

Seguramente os preguntareis el por qué mi decisión repentina por


volver, por qué cuando todo parecía ir bien, cuando parecía ser feliz.
Hubiera sido tan fácil quedarse en España, estudiar allí, estar con
Nat…El peso que sentía por estar haciendo algo “prohibido” con ella
claramente se había esfumado con la revelación de esa carta pero
también esa revelación me había hecho ver que aquel no era mi
sitio, no era mi lugar. Mi hogar estaba en Londres. Esa ciudad había
sido importante para

papá, lo había sido para mí, y seguiría allí, acabando el puzzle que
él comenzó tantos años atrás. Era lo menos, sentía que se lo debía
después de todo este tiempo.

- ¿Vas a volver a España por Navidad?- cuestionó Robert


sacándome de mis pensamientos.

- Uhm, lo cierto es que aun no sé…tal vez me quede a pasarlas


aquí…

- No puedes seguir ignorando el asunto por mucho tiempo, Nicole.

- ¿Tu también?- comencé a recoger mis libros de la mesa y a


meterlos en mi bolsa. Me la colgué al hombro mientras esperaba
pacientemente a que mi amigo hiciera lo mismo.

Salimos del viejo edificio y nos dirigimos hacia los aparcamientos


montando en el coche en el más absoluto silencio. El trayecto de
camino a casa transcurrió igual. Aparcó a un lado y comencé a abrir
la puerta para salir.

- Deberías de llamar a casa…

- Lo tendré en cuenta…- me dispuse a salir pero mi amigo me frenó.


- Nicole, son tu familia, lo sabes, ellos están esperando una
respuesta por tu parte.

Cerré la puerta y suspiré mirando hacia el frente, por mucho que


tratara de negar la evidencia sabía que mi amigo tenía razón.

- No es tan sencillo…yo los abandoné…

- ¿Y? Es normal que quisieras hacer tu vida.

- Ya…pero también sabes que no fue tanto así- lo miré- Vine aquí
con un propósito, ¿y que he conseguido? nada…

- Sabias que no resultaría fácil. Tu padre se pasó toda su vida, ¿qué


esperabas?

- Ya no sé que esperaba…

- No puedes seguir así…llama a casa…habla con tus tíos, habla con


Natalia.

- ¿Y qué le digo? Lo siento mucho, te dejé porque tenía que cumplir


el sueño de mi padre pero lo cierto es que me muero por estar
contigo- hice una mueca.

- Podrías.

- Sí claro, no es tan fácil…no puedo decirle la verdad…se lo prometí


a mi tío.

- Ok, pues no le digas la verdad.

- ¿Me estas pidiendo que le mienta?- lo miré desconcertada.

- Te estoy pidiendo que omitas ciertos detalles, no que le mientas.

- ¿Y eso no es mentir?

- ¿Y acaso no lo estas haciendo ahora?


Me quedé pensativa, analizando sus palabras, que por mucho que
me dolieran eran ciertas.

- Prométeme que pensaras todo esto y actuaras en consecuencia, y


cuando digo actuaras no hablo precisamente de hacer lo que haces
siempre, salir corriendo. Vas a enfrentar la situación como la adulta
que eres. ¿Estamos?

- Estamos.

- Así me gusta, que me hagas caso.

Le sonreí antes de acercarme y besarle la mejilla.

- Gracias…

- Mejor un buen puro en el día de tu boda- me guiñó. Rodé mis ojos


antes de abrir y apearme del coche.

Al entrar a casa la soledad me atravesó. Estar en esa casa tan


grande, vacía…pero a la vez llena de recuerdos no me estaba
haciendo ningún bien. Dejé mi mochila en el suelo y entré a la
cocina. Abrí el frigorífico y miré su interior con desgana. Ese
cacharro pedía a gritos una buena visita al supermercado. Saqué el
brick de zumo de naranja y me puse un vaso antes de poner rumbo
al salón.

Presioné el botón del contestador automático a mi paso tirándome


sobre el sofá, vaso en mano. La preocupada voz de mi tío invadió la
sala por unos breves instantes.

“Cariño, llamé hace unos días para ver como estabas pero no sé,
supongo que no oíste el mensaje.

Espero que te encuentres bien, hace tiempo que no sabemos nada


de ti, estamos preocupados.

Supongo que tal vez simplemente es que estas ocupada con tus
estudios. Por favor, llámanos cuando tengas un rato…te quiero,
cuídate”

BIIIIPPP

Me quedé en silencio y sin moverme. Zumo completamente


olvidado.

- Robert tiene razón, no puedo seguir ignorándoles…- comenté a la


nada.

Dejé el vaso sobre la mesa antes de levantarme y dirigirme hacia el


teléfono. Descolgué el auricular colocándolo sobre mi pecho no
demasiado segura de que era lo que se suponía que iba a decir
cuando encontrara una voz al otro lado. Tras unos breves instantes
mis dedos parecieron actuar antes que mi pensamiento. Un toque,
dos toques, tres toques, cuatro toques, cinco toques…Ya estaba por
colgar el auricular cuando una suave voz sonó al otro lado.

- ¿Si?

Los nervios me traicionaron haciendo que automáticamente colgara.


Me quedé por un momento mirando el teléfono, con el corazón en la
garganta, e incapaz de moverme.

“Era ella…era su voz…” fue todo lo que mi pensamiento pudo


decirme coherentemente “No puedo volver a llamar”.

Me aparté del teléfono como si fuera a pegarme la sarna y comencé


a dar vueltas por la habitación.

La foto de mi padre sobre la mesa atrajo mi atención.

“Si, ya…parezco imbécil, ¿verdad? Pero pss…que culpa tengo si lo


soy realmente…”

Seguí dando más vueltas que un trompo por la sala.

“No me mires así…si nací cobarde que le voy a hacer…”.


Salí del cuarto y comencé a subir las escaleras, decidida a desistir
en mi intento de llamar.

“Prométeme que pensaras todo esto y actuaras en consecuencia, y


cuando digo actuaras no hablo precisamente de hacer lo que haces
siempre, salir corriendo. Vas a enfrentar la situación como la adulta
que eres. ¿Estamos?”

La voz de mi amigo resonó en mi interior de repente.

Giré en redondo al llegar a la parte superior y bajé las escaleras


llegando de nuevo a la sala. Miré el teléfono antes de decidirme a
descolgarlo. Marqué rellamada.

Otra vez un toque, dos toques, tres toques…ataque de pánico a la


vista…

- ¿Si?

Silencio total por mi parte.

- ¿Hola?

Más silencio en respuesta.

- ¡¿Hoooolaaaaaa?!

- Hola…- al fin me demostré a mi misma que sabía hablar.

El silencio imperó al otro lado de la línea esta vez.

- Así que eras tú…- habló al fin.

- Sí, yo… ¿como has estado?-pregunté bastante insegura siquiera


de que respondería.

- Bien, como voy a estar…aunque supongo que no tan bien como tu,
debes de estar muy ocupada,
¿verdad?- comentó irónica y con un tono dolido que la delataba.

- Bueno, las clases están siendo pesadas…siento no haber podido


llamar antes.

- Ya, vale, muy bien…disculpas aceptadas, ¿algo mas?

- ¿Está tu padre?

- No.

- ¿Tu madre?

- No.

- Ok, ya veo…siento haberte molestado entonces. Diles que llamé.

- Claro.

- Está bien, gracias. Me alegro que estés bien. Intentaré llamar otro
día. Hasta luego.

Colgué antes de recibir una respuesta. Miré la fotografía de mi


padre.

- La jodí bien jodía…- le comenté antes de subir abatida al segundo


piso.

*****

- Pues eso, que el muy capullo va y me dice...wou wou wou ¡¡wouu!!


¡¡Chica, paralee! Que se supone que es un bizcocho, no una torta
de aceite.- me detuvo mi amiga mientras vertía el segundo vaso de
aceite en la masa.

- Lo siento…- me disculpé ausente apartándome de su lado y


lavándome las manos en el fregadero.
- No importa…pero ya baja de donde sea que estés, nos tiene que
quedar divino para mañana.

- Sí…-suspiré- Entonces, ¿qué pasó con el tipo?

- Como si eso te importara ahora mismo…-elevó ambas cejas


sonriéndome.

- Lo siento…no quise…- traté de disculparme de nuevo.

- Ya, vamos, no te preocupes…Pásame la levadura, anda.

Abrí el sobre y comencé a verterlo sobre la masa.

- Sigue sin dar señales, ¿verdad?- preguntó de repente.

- ¿Eh?

- Ella. Aun no ha llamado...

- No, no lo ha hecho- fruncí el ceño terminando de vaciar el sobre.

- Estará ocupada, no te preocupes, vivir sola implica sus


obligaciones, además seguramente esté liada con la universidad y
todo ese rollo.

- Sí, supongo…

- ¿Por qué no la llamas?

- ¿Estas loca?- miré a mi amiga como si fuera un alien.

- No, si estas preocupada…pues llámala…a medianoche, así te


aseguras que estará.

- Sí claro, para encontrarme con la sorpresita de que su novio me


coge el teléfono. No gracias.

- ¿Crees que tenga novio?


- Si, es Robert, no tengo ninguna duda…por eso regresó.

- ¿Acaso se lo has preguntado?- me cuestionó sin dejar mover la


masa.

- No pero…

El teléfono comenzó a sonar en ese momento. Dejé a mi amiga en


la cocina y me dirigí hacia la sala a contestar el aparato.

- ¿Sí?- respondí auricular en mano.

El suave clic de colgar fue lo único que me respondió al otro lado.


Volví a la cocina donde mi amiga seguía peleándose con la masa.

- ¿Quien era?- cuestionó con la curiosidad que la caracterizaba.

- Alguien que por lo visto se arrepintió.

- ¿Entonces la llamaras?

- Paso. Que llame ella ahora que es rica.

- Cualquiera te entiende…- comentó colocando la masa en el molde.

- ¿Qué? También tengo mi dignidad…y aunque me muera por


escuchar su voz no la voy a…

De nuevo el teléfono me interrumpió. Volví a dirigirme a la sala.

- ¿Sí?- volví a preguntar, pero nadie respondió esta vez.- ¿Hola?-


inquirí insegura-

¡¿Hoooolaaaaaa?!

Estaba por colgar cuando al fin alguien habló en respuesta.

- Hola…
Quedé petrificada en el sitio al oír el sonido de esa calida voz de
nuevo. El estupor momentáneo dio paso al enfado conmigo misma
por seguir siendo incapaz de controlar el efecto que me causaba.

- Así que tú…

- Sí, yo… ¿como has estado?-la noté insegura.

- Bien, como voy a estar…aunque supongo que no tan bien como tu,
debes de estar muy ocupada,

¿verdad?- le respondí lo mas borde que pude.

- Bueno, las clases están siendo pesadas…siento no haber podido


llamar antes.

- Ya, vale, muy bien…disculpas aceptadas, ¿algo mas?

- ¿Está tu padre?

- No.

- ¿Tu madre?

- No.

- Ok, ya veo…siento haberte molestado entonces. Diles que llamé.

- Claro.

- Está bien, gracias. Me alegro que estés bien. Intentaré llamar otro
día. Hasta luego.

No me dejó ni tiempo a responderle. Me quedé escuchando por


unos instantes el sonido del timbre en mi oído antes de colgar yo
también. Me dirigí enfadada a la cocina.

- ¿El mismo de antes?


- Seguramente- mi enfado era notable.

- Por tu cara vengo a suponer que esta vez simplemente no se limitó


a colgar. No seria de nuevo esa voz amenazándote…- me miró
asustada.

- No- me apresuré a calmarla- Era Nicole.

- Hablando de la reina de Roma... ¿Y? ¿Que pasó?

- Nada, quería hablar con mis padres. Dijo que llamaría otro día…
que esta ocupada y yo que sé que cosa…claro, de seguro con su
noviecito. Estoy segura de que viven juntos.

- Y yo estoy segura de que estas celosa, muy celosa.

- ¡No estoy celosa!- grité mientras cerraba el horno de una patada y


la miraba.

- Captado, no estas celosa…lo cual viene a ser bueno teniendo en


cuenta que supuestamente la olvidaste y te importa un rábano lo
que haga o deje de hacer.

- Si de verdad eres mi amiga, ¡ya déjalo!

- Olvidado y sumergido en el fondo del mar. ¿Has vuelto a recibir


alguna amenaza mas?

- Uhm, no…creo que ya se cansaron de la broma- comencé a fregar


agradecida de que hubiera decidido cambiar de tema al fin.

- No sé Nat, pienso que deberías contarle a tus padres, ¿qué tal si


va en serio?

- Es que es estúpido… ¿Quién va a querer matarme?...Mira, no


quiero preocuparlos innecesariamente.

- Yo no lo veo estúpido. Puedes estar en peligro- me miró con ojos


asustados.
- Nah, vamos, no te preocupes, recuerda que tengo buen ángel- le
guiñé un ojo y seguí enfrascada en mi labor.

- Eso espero…

*****

Salía de clases cuando alguien llamó mi atención al otro lado de la


calle. Era Jack Stevens, el detective que había contratado para
llevar el caso de mi padre. Crucé y me acerqué a el. Era un hombre
cuanto menos extravagante. Nada que ver con los típicos detectives
que se ven por la tele enfundados en su gabardina.

- Buenas tardes- le saludé al ponerme a su altura.

- Hola señorita Vizza, ¿como ha estado?-preguntó cortés.

- Bien, como siempre, ¿alguna novedad respecto al caso?

- Si, me temo que si- sacó un sobre del bolsillo interno de su


llamativa chaqueta fucsia-Hice algunas averiguaciones sobre el
hospital donde trabajó su abuela después de instalarse en
Inglaterra.

Al parecer fue durante mediados de los sesenta. Me dirigí hacia


Brighton con el objetivo de extraer más información al respecto pero
encontré el lugar donde estaba el hospital derruido. Según averigüé
lo derribaron en los setenta. La mayoría de los médicos y
enfermeras del sitio pidieron el traslado al nuevo hospital. Accedí a
los expedientes de los trabajadores de por aquel entonces y el
nombre de tu abuela no figura entre ellos.

- Eso quiere decir que allí tampoco estuvo demasiado tiempo.

- Ajam, se trasladó a Portsmouth.

- ¿Está seguro?
- Si, de hecho el dato me lo confirmó una de sus compañeras
durante su estancia en Brighton.

- ¿Ha hecho averiguaciones en Portsmouth ya?

- No, aun no, parto en tres días hacia allí, en cuanto averigüe algo
se lo comunico. Tenga, aquí tiene todos los datos de mi viaje a
Brighton- me tendió el sobre que instantes antes había sacado.

- Gracias, espero tenga suerte y averigüe algo mas.

- Eso espero, nos vemos, que tenga un buen día- metió las manos
en el bolsillo de su chillona chaqueta y comenzó a caminar
perdiéndose calle abajo.

- ¿Ahora te gustan maduritos y estrafalarios?-cuestionó mi amigo


acercándose.

- Y sepsis, no lo olvides- metí el sobre en mi bolsa y eché a andar


seguida de cerca por Robert.

- ¿Averiguó algo nuevo?

- Sí, al parecer mi abuela no duró mucho en Brighton. En unos días


viajará a Portsmouth, al parecer ese fue su siguiente destino.

- Vaya que tu abuela fue un culo inquieto. Tantos países, tantas


ciudades, una mujer de mundo, sin duda.

- Sí, es algo bastante extraño, ¿no crees?

- Pss, sus motivos tendría, ¿crees que huía de algo?

- La verdad no lo sé, pero espero averiguarlo.

Continuamos andando por la mojada calle en silencio.

- ¿Has llamado a casa?- preguntó de repente.


- Uhm, si- un escalofrío me recorrió todo el cuerpo haciendo que me
revolviera en mi abrigo.

- ¿Y?

- Y nada, no estaban.

- Lo cual viene a decir que es como si no hubieras llamado, tienes


que volver a llamar.

- Hablé con Nat.

- ¿Y qué te dijo?

- No mucho, lo cierto es que estuvo algo borde, y no la culpo.

- Se le pasará…

Giramos la esquina y entramos en mi calle.

- ¿Quieres entrar?-pregunté a mi amigo acercándome a la puerta.

- No, mamá quería que fuera con ella a visitar a la abuela cuando
saliera de trabajar. Ya debe de estar a punto de llegar.

- Ok, como quieras…- me encogí de hombros y abrí la puerta.

- ¿Nicole?

- ¿Sí?- me giré encarándolo.

- No olvides volver a llamar a casa.

- No te preocupes, saludos para la abuela.

- Se los mando, hasta luego- comenzó a caminar alejándose.

Suspiré y entré a casa. De nuevo un escalofrío me recorrió todo el


cuerpo. Dejé mi bolsa en el suelo
y me abracé a mi misma dirigiéndome hacia la cocina a por mi
habitual vaso de zumo. Salí al salón, dejé mi vaso sobre la mesa y
me quité el abrigo tirándolo sobre el sofá. Presioné el botón del
contestador.

- No tiene mensajes- me comunicó la metálica voz.

Suspiré antes de agarrar mi vaso y sentarme en el sillón. De nuevo


ese escalofrío. Bebí el contenido de mi vaso y me levanté. Dejé el
vidrio en el fregadero y comencé a subir las escaleras hacia mi
cuarto. El sonido del teléfono hizo que cambiara de dirección.

- ¿Sí?

- ¿Nicole? ¿Eres tú?

- Uhm, si, ¿quien es?

- Soy Andi, dios Nicole- comenzó a sollozar.

- ¿Andi que ocurre?

- Es horrible…lo hicieron…sabía que no era ninguna broma…-


apenas se le entendía.

- Andi por favor, tranquilízate y habla un poco mas despacio, ¿qué


ha sucedido?

- Natalia, está en el hospital…

- ¿Que le sucedió? ¿Se encuentra bien?-pregunté mientras


comenzaba a formarse un nudo en mi estomago

- Ella está…inconsciente…lleva horas inconsciente.

- Ahora mismo viajo hacia allí.

Colgué el auricular y llamé al aeropuerto.


Siete horas más tarde estaba bajando del taxi que me había llevado
a la casa de mis tíos desde el aeropuerto. Parecía haber luz en el
salón. Toqué insegura a la puerta, eran pasadas las diez de la
noche. La luz de la entrada se iluminó a la par que una Andi con los
ojos enrojecidos me abría la puerta.

- ¡Nicole!- se me tiró al cuello no pudiendo contener las lágrimas.

- Shh, Andi, tranquila…- traté de calmarla.

- Si…- se separó secándose la cara con las manos- Pasa.

Entré dejando la bolsa a un lado en la entrada y cerrando la puerta


tras de mi. La seguí al salón.

- ¿Qué ha pasado?- pregunté consciente de que por lo que


aparentaba la situación algo feo había sucedido.

- Lo que tenía que pasar…- se sentó abatida en el sillón- Le dije que


se lo contara a sus padres, pero

no me hizo caso…lo tomó como una maldita broma…

- Por favor Andi, explícate mejor, no sé de que demonios estas


hablando- me senté a su lado.

- De las amenazas que lleva recibiendo desde hace dos meses,


prácticamente desde que comenzamos las clases.

- Qué le ha sucedido a Nat…

- La golpearon, esta mañana, cuando iba de camino al instituto-


comenzó a llorar de nuevo- Fue mi culpa, debería de haber estado
con ella…

- Vamos Andi, cálmate… ¿en qué hospital está?

- En el Santa María... ella aún no ha despertado…lleva horas


inconsciente…- apenas podía hablar.
- Tranquila…- la abracé.

- ¿Nico?- susurró una vocecita desde arriba.

- Me costó horrores que se durmiera…- comentó separándose de mi


y sonándose la nariz con un pañuelo.

- No te preocupes, ya voy yo.

Subí las escaleras y abrí la pequeña puerta de seguridad


encontrándome a un Alex lloroso sentado en el suelo. Me senté a su
lado, atrayendo su atención.

- Ey muchachote, ¿cómo estas?

- Nico…- sollozó entre pucheros tirándose a mis brazos.

- Shh, tranquilo cariño- lo besé antes de ponerme en pie con el en


brazos.

- ¿Nicole?- Dani apareció entre las sombras en la puerta de su


cuarto.

- Hola Dani…- me acerqué y lo besé también.

- ¿Nicole que ha pasado? ¿Qué le hicieron a mi hermana?-


preguntó llorando.

- Aun no lo sé…pero lo averiguaré…

Me tardé un buen rato en tratar de consolarlos pero al final conseguí


hacer que se durmieran. Salí de casa algo más de las once,
llegando al hospital casi a medianoche. La información que me dio
Andi sobre el estado de Natalia era mas bien escasa pero no por
ello entrañaba menos gravedad.

Bajé del taxi y entré al hospital por la zona de urgencias. Me


acerqué al mostrador con el objeto de preguntar y estaba por
hacerlo cuando a lo lejos logré divisar a mi tío. Me acerqué a su
lado.

- Tío…

- ¿Nicole?- se volvió extrañado a mirarme- ¡Nicole!- me engulló


entre sus brazos apenas pudiendo

contener las lagrimas.

- Tío, ¿qué ha pasado?

- Oh Nicole, algún desgraciado a golpeado a mi niña…algún


desgraciado ha intentado matarmelaaaa- gritaba en su llanto.

- Tío, como está ella…- pregunté separándome y mirando sus ojos


hinchados y rojos.

- Está en la UCI…en coma…

La gravedad de la situación me golpeó más fuerte de lo que hubiera


deseado. Abracé a mi tío, insegura de poder seguir enfrentándolo
por más tiempo sin derrumbarme. Necesitaba ser fuerte, por ellos, y
por mí.

Subimos por el ascensor y llegamos a planta. Anduvimos por unos


pasillos más hasta llegar a una blanca e impoluta sala de espera. Mi
tía estaba sentada en una silla, mirando el cristal de enfrente
ausente, con un frío café entre sus manos.

- ¿Alguna novedad?- preguntó mi tío acercándose a su lado y


quitándole el vaso de plástico de entre sus manos.

- No…- susurró apenas audible.

- Tía…- me acerqué y puse una mano sobre su hombro. Me miró.

- Nicole, ¿cómo…?
- Eso no importa ahora- me agaché y la abracé- Se va a poner bien,
lo sé- dije mirándola a los ojos y sin saber realmente muy bien por
qué había vocalizado eso.

- Sí…- susurró en un amago de sonrisa entre lágrimas.

Le devolví la sonrisa antes de levantarme y acercarme al frío cristal.


Lo que vi me partió el alma en dos. Apreté los puños fuertemente
haciendo que mis propias uñas se clavaran en mi piel.

“Voy a encontrar al desgraciado que te hizo esto…y mas le vale


rezar…”

El amanecer nos descubrió sentados en los fríos plásticos de esa


sala. El estado de Natalia no había variado lo mas mínimo en toda la
noche, seguía inconsciente. Me levanté de mi silla y me estiré
intentando acoplar todos mis huesos. Me acerqué al grueso cristal y
observé como una enfermera comprobaba los monitores y el suero
antes de mirar hacia el cristal y sonreírme. Le devolví cortésmente la
sonrisa sin realmente sentirla. Una mano se posó en mi hombro. Me
di la vuelta, era mi tío.

- Cariño, voy a llevar a Diana a casa para que aliste a los niños,
Andi se quedó la noche allí y tendrá que ir a clase…

- Ok, tío, no te preocupes, ve tranquilo, me quedo aquí…si surge


alguna novedad te llamo.

- Gracias- miró a través del cristal- No tardaré.

Salieron de la sala dejándome sola. Miré de nuevo hacia el cristal


donde la enfermera había acabado y salía. Entró a la sala,
poniéndose a mi lado.

- El doctor pasará en unos minutos.

- Gracias…
- De nada, tranquila, se pondrá bien, es una chica fuerte- comentó
mientras me tocaba el brazo en un claro gesto por consolarme.

- Sin duda…- la miré y le sonreí.

- No está permitido pero, por hoy haré una excepción, puedes pasar
a verla unos minutos…al menos hasta que llegue el doctor.

- Gracias, eso me gustaría.

La seguí al otro lado y entré a la habitación. El silencio entorpecido


por el sonido de las maquinas fue lo único que me dio la bienvenida.
Me acerqué a la cama donde yacía la persona que mas me
importaba de este mundo.

- Hola- sujeté su mano- ¿Cómo estas princesa?...ya, aparte de


dormida- sonreí agriamente. Acaricié su cabello, reparando en el
parche que había a un lado de su cabeza.- Quien quiera que te hizo
esto…lo va a pagar caro, muy caro…me voy a encargar
personalmente de ello, ¿me oyes?- Bajé mi mirada a su rostro,
ligeramente hinchado por los golpes. Otro parche se sostenía bajo
una de sus cejas. Acaricié esta vez su mejilla. Su rostro denotaba
tranquilidad, sosiego. Me acerqué besando suavemente sus labios
hinchados. Aun golpeada y demacrada, seguía pareciéndome un
ángel. Una lágrima cayó sobre la sabana. Me sequé la cara,
enfadada conmigo mismo por no ser capaz de controlar mis
emociones. Tras unos instantes tratando de serenarme al fin hablé.
– Sé que no he sido lo que se dice, la persona mas sincera, pero…
tenía que regresar, de cualquier manera…pensé que simplemente
sería mas fácil hacer como si nada hubiese pasado, pensé que era
lo mejor, solo olvidarnos la una de la otra…pero no se puede…no es
tan sencillo…yo…no solo destrocé lo que podía haber sido…
también me encargué de arruinar nuestra amistad…te hice creer
que era solo un juego, que no sentía nada…cuando lo cierto es que
me muero por estar contigo, por sentirte cerca, por escuchar tu
suave voz…aunque solo sea para gritarme como cuando te
enfadas…Natalia, te quiero…por favor, despierta…no me dejes…
Para ese momento ya había perdido el poco control que tenía sobre
mis emociones, apoyé, de rodillas, mis brazos en la cama y oculté
mi cara entre ellos permitiendo que las lágrimas que emanaban de
mis ojos fluyeran libremente, tal como habían deseado desde ayer.

Una temblorosa mano se posó sobre mi cabeza acariciando


torpemente mi cabello. Levanté la vista y a través de las lágrimas
me encontré con los ojos verdes más bellos que había visto en toda
mi vida. Sonreí, solo para ser correspondida con otra sonrisa.

- Despertaste…- fue lo único que supe decir.

- Claro, ya tenía hambre… ¿dónde está mi desayuno?- cuestionó


con voz pastosa.

Mi carcajada se ganó otra sonrisa, me acerqué y la abracé.

- Ouch, con cuidado…

- Lo siento- me separé asustada y temiendo haberla lastimado.

- Te lo creíste- me intentó sacar la lengua.

Solo moví mi cabeza en respuesta.

- Algunas cosas simplemente nunca cambian- comenté


acercándome y besándola en la mejilla.

- Creía que esas cosas te gustaban- dijo mirándome en la cercanía.

- Me gustaban…y me siguen gustando…- me acerqué y le susurré


al oído- Cada día mas…

La tercera sonrisa de la mañana…el día prometía…

*****

Tres días después y gracias a mi favorable evolución, el doctor


decidió darme el alta.
- A ver, con cuidado niños, vuestra hermana tiene que descansar-
intentó mi padre quitarme a mis hermanos de encima nada mas
cruzar el umbral de la puerta de casa.

- ¡Nat!- se abalanzó Andi sobre mí, peor que mis propios hermanos.

- Dijo con cuidado- elevó Nic una ceja a mi lado mientras la


observaba.

- Ya, y también dijo “niños”- le respondió mi amiga.

- ¿No deberías estar en clases?

- Ok ok, solo porque lo dijo ese señor tan sepsi- se separó


ignorando totalmente su cuestión.

- ¡Oye! ¡Que es mi padre!

- ¿Y? no deja de ser sepsi solo por eso.

- Y porque no me has visto en mis años mozos- comenzó a mover el


susodicho las cejas de manera sugerente.

- ¡Ya! ¡Suficiente! ¡Que alguien me saque de aquí ahora mismo!-


grité.

Me ayudaron a subir las escaleras y a llegar hasta mi habitación


donde me tumbé sobre mi cama.

- Oh, mi almohadita querida…

- Peor que los niños- comentó mi prima burlona.

- ¡He estado gravemente enferma! un respeto.

- Jaja, estaré abajo si necesitas algo princesa- me besó mi padre


antes de salir.
- ¿Estas cómoda?- me cuestionó Nic a la par que me cubría con una
fina manta.

- Uhm, si, gracias- le sonreí. Se sentó a mi lado.

- ¿Ha averiguado la policía ya algo?- preguntó mi amiga tomando


asiento a mi otro lado.

- No, no han vuelto a comunicarse con nosotros desde que


estuvieron en el hospital tomándome declaración.

- El asunto está complicado, esos tipos se aseguraron bien de


actuar sin testigos a la vista- comentó Nic.

- ¿Y tu no recuerdas nada?

- No, de ese día solo recuerdo que salí de casa y poco mas…

- Les habrás contado lo de las amenazas, ¿verdad?

- ¿Cuando regresas?- intenté ignorar la pregunta cambiando de


tema y volviendo la atención hacia mi prima.

- ¿Qué amenazas? – cuestionó elevando una de sus cejas y


centrándose en Andi.

- Las que lleva recibiendo desde hace un par de meses, ¿no lo ha


contado?

- ¿Nat?

- No pensé que fuera relevante.

- ¿Que no pensaste que fuera relevante? ¡Te recuerdo que han


intentado matarte! Esto no es un juego Natalia. ¿Qué tipo de
amenazas fueron?

- Pss, llamadas de teléfono, algunas notas…


- Enséñame esas notas.

- Las tiré- mentí- Pensaba que no formaba parte nada mas que de
una broma pesada.

- ¡Alucino contigo!- se levantó mi amiga de su sitio y comenzó a dar


vueltas por la habitación. Su móvil eligió ese momento para sonar-
¿Si?...ok, ahora mismo voy- colgó- Debo irme- se acercó y me besó-
Esto no se queda así, luego te llamo, hasta luego Nicole.

- Hasta luego… ¿De que tienes miedo Natalia?- me enfrentó nada


mas salir mi amiga.

- ¿Cómo?

- Sé perfectamente que tratas de encubrir a esos matones.

- Yo no…

- Entonces muéstrame esas cartas- solicitó no dejándome acabar.

- Ya dije que las tiré- insistí.

- Muy bien- se levantó y caminó hacia el escritorio, cogió la papelera


y la volcó desparramando todos los papeles en el suelo- Pues las
buscaré.

- No me creerás tan estúpida como para tirarlas ahí y ni vaciarla.

- No me ayudas demasiado a que piense lo contrario.

Suspiré antes de responderle.

- En el ultimo cajón del escritorio, debajo de esa vieja libreta.

Abrió el cajón encontrando las notas al instante. Se sentó en la silla,


observándolas detenidamente.

Noté como su ceño se fruncía antes de mirarme y hablar.


- En las llamadas, ¿reconociste la voz?

- Nunca me hablaron, siempre era un contestador.

- ¿Te has dado cuenta de que las notas están todas impresas por la
misma máquina?- levantó los papeles agitándolos al aire.

- Sí, me di cuenta. En todas la p y la y aparecen recortadas por


abajo, y si apareciera una q, una g o una j también aparecerían
igual- reconocí dándome cuenta que de nada servía ya mentirle.

- La impresora del despacho del director.

Se acercó, sentándose a mi lado y sujetando mis manos entre las


suyas.

- Dame una buena razón lo suficientemente poderosa como para


que no vaya ahora mismo y la bufe a palos.

- Nicole no…- suspiré decidiendo contarle la verdad- Descubrí que


era ella la que me enviaba los anónimos. Sabía que solo lo hacia
para asustarme pero se lo eché en cara en uno de nuestros
enfrentamientos. Acordamos de que yo no le diría nada a nadie y
ella a cambio me dejaría en paz…

y me dejó en paz, hasta que creyó que me había chivado. El jueves


pasado el director me llamó a su despacho para comentarme sobre
las jornadas libres que estamos preparando. Ella confundió el
motivo de la visita, creyó que la había delatado.

- ¿Y ese es motivo suficiente para pegarte una paliza a muerte?

Me encogí de hombros sabiendo que difícilmente podría hacerla


cambiar de parecer.

- No creo que quisiera hacerme daño…solo asustarme.

- Por dios Natalia, ¿te has mirado al espejo? ¿Has asimilado el


hecho de que has estado inconsciente por más de veinte horas?
Eso no es querer asustar a alguien, es querer quitarlo de en medio-
se levantó notablemente enfadada.

- Todo fue producto de la desgracia…un accidente. No voy a


denunciarla, y confío en que respetes mi decisión.

Pude ver el odio en sus gélidos ojos azules antes de que saliera de
la habitación. La oí bajar las escaleras seguido por el ruido de la
puerta de la calle al abrirse y cerrarse.

“Nicole por favor, no hagas ninguna estupidez…”.

Cerré los ojos y comencé a rezar a quien quiera que estuviera allá
arriba.

*****

“No me puedo creer que sea tan inocente… ¿Qué acaso el golpe le
afectó? Oh, si. No la denunciaré, pero a esa Iris no le van a quedar
ganas de acercársele nunca mas”

Me encontraba a la salida del instituto, esperando a mi victima. No


tardé mucho en localizarla tras el sonido de la campana, como no,
rodeada por sus secuaces.

- Hola Iris- la saludé apenas pasó por mi lado. Se quedó parada y


muda en el sitio- Cuanto tiempo.

- Hola Nicole- me encaró al fin- Chicos, luego os veo- se despidió de


sus amigotes.

- Ciertas cosas difícilmente cambian- comenté mientras los veía


alejarse.

- Debo suponer que tu visita no es precisamente cordial.

- Supones bien.

- ¿Cómo está tu prima?


- Bastante mejor de cómo la dejaste- la miré con ira haciendo que se
revolviera asustada.

- ¿Ella te lo dijo?

- No fue necesario. Te encargaste de marcar el camino


perfectamente, todo era cuestión de seguirlo.

- Me dijo que se había desecho de ellas- dijo entredientes.

- Deberías de dejar de subestimar a las personas y no pensar que


son tan estúpidas como tu, en cualquier momento podrían
sorprenderte.

Me acerqué un paso hacia ella, el mismo que retrocedió asustada.

-Que me denuncie si quiere, no me importa- espetó con ira sabiendo


que el asunto se la había escapado completamente de las manos.

- ¿No te importa? Te recuerdo que no solo has amenazado a una


menor, la has golpeado hasta el punto de casi matarla. ¿Cuánto
podría caerte por eso?- traté de asustarla, consiguiéndolo para mi
regocijo.

- Yo no quise hacerle daño… ¡fue un accidente!- gritó haciendo que


varios de los transeúntes que pasaban en ese momento se
detuvieran a contemplar la escena.

- Eso suelen decir los asesinos después del crimen.

- ¡No sigas! ¡No soy una asesina! ¡Solo fue un accidente! Yo no hice
que tropezara y se golpeara contra el bordillo.

- Tal vez…Pero si no la hubiera amenazado no la hubieras


golpeado, y si no la hubieras golpeado no hubiera tropezado.

- ¡Fue un accidente!- volvió a gritar fuera de sí sujetándose la


cabeza con ambas manos.
- Eso mismo cree ella, por eso no va a denunciarte- paró sus
movimientos y me miró con ojos asustados- Tuviste suerte después
de todo, y si quieres seguir teniéndola te daré un consejo, evita
molestarla porque para la próxima se pone feo, muy muy feo- me
acerqué y le di dos palmadas en la cara haciéndola salir de su
estupor. Me giré y me alejé dejándola inmóvil en el sitio.

Llevaba caminando un par de manzanas cuando mi móvil comenzó


a vibrar. Lo saqué del bolsillo de mi chaqueta y contesté.

- ¿Sí?

- ¡Nicole!

- ¿Natalia? ¿Qué sucede?

- Nada, solo…quería saber que hacías.

Una sonrisa vino a mis labios al percibir su tono preocupado.

- Daba un paseo, ¿por qué? ¿Necesitas algo?

- No, yo solo…nada, olvídalo. Ten cuidado, ahora nos vemos.

- No te preocupes, hasta ahora.

Me detuve para guardar el teléfono, observando que enfrente había


una pastelería. Entré para instantes después salir con un paquete
entre mis manos.

Llegué a casa y me sumergí en la cocina.

- ¿Qué es eso? ¿Qué me compraste?- se me abalanzó Dani nada


mas verme.

- Pues…- traté de hacerme la interesante.

- ¡Dimee!- gritó desesperado.


- Que impaciente…- intentó hacerme cosquillas con el objetivo de
quitarme la caja, el pequeño Alex alertado por mis risas acudió en
ayuda de su hermano- Ya ya, ¡¡apartad!- se apartaron entre risas y
satisfechos.- Pequeños demonios…

Abrí la caja y les entregué un pequeño chocolate. Ambos se


quedaron pasmados, incrédulos de que solo fuera a darle eso. Los
miré con una ceja alzada.

- ¿Qué? Eso os pasa por tomaros esas libertades conmigo- les


saqué la lengua antes de comenzar a correr alrededor de la mesa,
caja en mano, con ellos detrás.

- Ey ey ey, ¿qué pasa aquí?- apareció mi tío en la cocina.

- ¡Tamo jugando!- exclamó el pequeño dando saltos tratando de


alcanzar la caja que aun sostenía entre mis manos.

- Ya veo…¿yo también puedo?- cuestionó con ojillos brillantes


mientras veía como se acercaba a nuestro lado sin apartar la mirada
de mi caja.

- ¡Oye! ¿Pero qué es esto? ¿Que no os dan de comer desde la


navidad pasada o qué?

Los tres rieron de nuevo. Moví mi cabeza incrédula y me acerqué a


la encimera abriendo de nuevo el paquete y sacando una porción de
tarta de limón y una tartaleta de fresa.

- ¡Hala! mataos vivos- dije sacando un plato y alejándome de ellos.


No tardaron en abalanzarse.

Subí las escaleras riendo mientras los escuchaba pelear en la


cocina. Toqué suavemente a la puerta cerrada antes de abrirla y
sumergir mi cabeza en la abertura.

- ¿Se puede?- cuestioné suavemente y con una sonrisa en mis


labios.
- ¿Tiene visita concertada?- preguntó risueña la paciente desde la
cama.

- Uhm, no, creo que no, pero le traigo unos presentes.

- Oh, adelante entonces.

Entré a la habitación cerrando la puerta tras de mi y me acerqué a


su lado tendiéndole el plato.

- Tu si que me entiendes- me miró con ojos brillantes antes de llevar


el pastel a su boca. Movió la cabeza en un claro gesto de
satisfacción.- Uhm, riquísimo…muchas gracias.

- De nada- sonreí satisfecha viendo como devoraba el contenido del


plato.

- ¿Quieres?- preguntó con la boca llena..

- No gracias…

- Como quieras…tu te lo pierdes…- siguió comiendo, agotando el


contenido y lamiendo el plato después.

- Jaja, trae anda, que ya le sacaste suficiente brillo- se lo aparté de


las manos levantándome y dejándolo sobre el escritorio.

- ¡Oye! ¡Aun le quedaba un poco!

- Si tú lo dices- elevé mi ceja a la vez que volvía a su lado. Agarró mi


mano.

- Gracias, fue un bonito detalle por tu parte, no pensé que te


acordaras de lo que me gustaba- bajó la mirada. Le sujeté la barbilla
e hice que me mirara.

- ¿Y por qué no iba a acordarme?

- Porque tu misma me pediste que te olvidara.


- ¿Y lo hiciste?- la cuestioné suavemente.

- No, no pude. Ni aunque quisiera podría…y te puedo asegurar que


lo he intentado…todo este tiempo he tratado de odiarte pero ni eso
he podido siquiera.

- Yo tampoco he podido olvidarte en todo este tiempo.

- ¿Por qué me dejaste?- cuestionó mirándome fijamente- ¿Por qué


me hiciste creer que no sentías nada por mí?

- Tu me…

- Sí, te escuche en el hospital… ¿por qué lo hiciste? ¿Por miedo?-


su tono no era de reproche.

Sonaba dolido.

- No, yo…solo tenia que volver, pensé que de esa manera era lo
mejor para ambas, reconozco que me equivoqué.

- Nicole, lo que sucedió ese día en el despacho de papá…fue lo que


te hizo cambiar de opinión,

¿verdad?

- Si- respondí tras unos breves instantes de dilema mental.

Esperé la siguiente pregunta, no demasiado segura de que iba a


responderle. No quería mentirle, pero también había prometido a mi
tío no contarle la verdad. La indecisión debió de mostrarse en mi
rostro. Acarició la mano que sostenía entre las suyas antes de
hablar.

- Tranquila, no sé lo que sucedió ese día allí…pero debió de ser lo


suficientemente importante como para hacerte cambiar de parecer.
No quiero que te sientas obligada a contarme, si hiciste lo que
hiciste fue por que creíste que eso era lo mejor en ese momento,
solo quiero saber lo que piensas ahora, ¿sigues pensando que así
es como debe de ser? ¿Como debemos de quedar?

- No sé si así deba o no deba ser…solo sé lo que siento en este


momento.

- ¿Y qué sientes?

- Algo que nunca antes había sentido por nadie, algo que me hace
sentir la persona más feliz y más desgraciada a la vez.

- ¿Yo te hago sentir eso? ¿Te causo dolor?- cuestionó suavemente


sin dejar que nuestros ojos se separaran.

- No, tu me haces sentirme la persona mas dichosa…la desgracia


viene después, cuando descubro que en realidad no estas, que no
tengo nada y solo es una ilusión…un recuerdo…eso es lo que causa
dolor…- confesé tragando pesadamente y evitando las lagrimas.

- Quiero ser algo más que un recuerdo en tu vida, que una ilusión.

- Y yo deseo que lo seas, pero siendo realistas… ¿qué futuro hay?


tu estas aquí, y yo allí…

- Es temporal, me quedan solo unos meses para terminar el


instituto, podría convencer a papá para irme a estudiar allí.

- Nat, no es tan sencillo tú…

- Las cosas son complicadas si tú misma las complicas, tú me


enseñaste eso. Déjame intentarlo, por favor…

- No voy a permitir que dejes todo por mí- me levanté y fui hacia la
ventana.

El frío viento hacia que las hojas volaran de un lado a otro de la


calle. Fijé mi atención en un chiquillo que corría detrás de su madre,
prácticamente siendo arrastrado de su mano por esta. Unas manos
en mi cintura y un cálido cuerpo pegado a mi espalda me
devolvieron a la realidad de ese cuarto.

- No se trata solo de ti…- me volví en el abrazo mirándola a los ojos-


Quiero estar contigo.

- ¿Estas segura? ¿A pesar de todas las dificultades?

- A pesar de todas las dificultades, nunca he estado más segura en


toda mi vida.

Sonreí elevando mi mano y acariciando su delicado rostro. Se rindió


a mi caricia entornando suavemente sus ojos. Acorté el poco
espacio que separaba nuestros labios y la besé suavemente. Se
separó un poco antes de volver a hablar.

- ¿Eso es un sí?- cuestionó con una sonrisa.

- Uhm…tal vez…

La sonada respuesta se ganó un golpe en mi brazo. Sonreí antes de


volver a acercarme a su rostro y besarla de nuevo.

*****

Un suave toque en la puerta me sacó del recuerdo de lo que había


sucedido instantes antes en esa misma habitación. Me aclaré la
garganta antes de responder.

- Adelante.

- ¿Cariño? Tienes visita- comentó mi madre entrando y haciéndose


a un lado.

Mi visita era cuanto menos, inesperada. Me levanté de la cama


ligeramente asustada.

- Hola- saludó tímida desde la puerta.


- Hola.

- Bueno, os dejo a solas, si necesitáis algo me avisáis- salió mi


madre de la habitación, pobre de ella, sonriente y desconocedora
que acababa de llevar a mi cuarto a la causante de que estuviera
postrada sobre esa cama.

Me quedé callada e inmóvil, esperando una respuesta por su parte.

- Supongo que te estarás preguntando que ando haciendo aquí…yo


solo quería ver como estas.

- Amoratada y golpeada, ¿satisfecha con tu trabajo?- le contesté


duramente. Bajó la mirada ante mi respuesta.

- Lo siento, no fue mi intención que acabaras así…solo quería


asustarte…supongo que perdí el control…

- No me digas, casi no se nota- ironicé.

- Por favor, perdóname, sé que estuvo mal lo que hice- comenzó a


acercarse.

- Iris, ya…si lo que pretendes es que no te denuncie tranquila, que


no lo haré.

- Puedes hacerlo si quieres, bien sé que me lo merezco.

- El castigo ya lo tienes contigo misma y tu conciencia…no necesitas


más.

- Yo…

No pudo acabar, la puerta se abrió haciendo aparecer a Nicole.

- ¿A que no sabes que…?- sus palabras también se vieron cortadas


al percatarse de la presencia de Iris- ¿Qué haces aquí? Creí que te
había dejado bien claro lo que había, ¿qué pasa? ¿Eres corta de
entendederas o qué?- se acercó amenazante a la rubia.
- Nicole tranquila, ella ya se iba, ¿verdad Iris?

- Sí…ya me iba…lo siento mucho…todo…-salió del cuarto.

Miré a Nicole, mantenía sus puños cerrados a ambos lados de su


cuerpo. Su cara lo decía todo. Me miró enfurecida.

- ¿Cómo has dejado que entre?

- Nicole, solo quería disculparse…

- Oh si, fenomenal, ahora se disculpa y se arregla todo, ¿y cuándo


quedamos para la próxima paliza?- comenzó a dar vueltas por la
habitación.

Me levanté de la cama y la paré.

- Ey vamos, hasta ella tiene sentimientos después de todo.

- Le dije que no se acercara- elevó un dedo iracunda- ¿Acaso ya no


doy miedo?

Me senté sobre la cama, divertida por los rumbos que comenzaba a


tomar esto.

- ¿Y tú de qué demonios te ríes? no tiene ninguna gracia.

- Eso es porque no te estas mirando ahora mismo, ¿qué te molesta


exactamente? ¿Que haya venido a verme o que te haya
“desobedecido”?- me encargué de remarcar bien la ultima palabra.

- Una cosa lleva a la otra.

- Si claro…Vamos Nic, ya déjalo estar…solo quería disculparse.

- Supongo- se sentó a mi lado abatida - Es solo que no puedo evitar


preocuparme.
- Lo sé- sujeté una de sus manos entre las mías antes de acercarme
y besarla en la mejilla.- ¿Sabes?

Después de todo Iris me hizo un favor…te trajo de vuelta.

Me miró, claramente alucinada, levantándose de la cama.

- ¡¿Y ahora resulta que encima hay que agradecerle que te haya
pisoteado?! Tú estas mal, ¡muy mal!

Ahora mismo llamo a tu padre para que te lleven a revisar esa


cabeza de chorlito de nuevo.

Comenzó a dirigirse hacia la puerta, me levanté entre risas y la


abracé.

- Eres una loca…

- Quien fue a hablar- me sonrió. Elevé mi mano y acaricié su rostro.

- Te quiero- le susurré prácticamente sin pensarlo. Vi que su sonrisa


se magnificaba antes de acercarse a mis labios.

- Y yo a ti, te quiero…

**

Mis obligaciones me obligaron a regresar a Londres unos días


después.

- ¿Y cuándo me la presentaras?

Levanté la mirada de mi cuaderno por octava vez en menos de


cinco minutos y miré a mi amigo entornando mis ojos.

- Vuélvemelo a preguntar y nunca, ¿me oyes?

- Uys, eso sonó amenazante…- comenzó a tirarme trozitos de goma


a la cara.
- Tú sigue…que hoy no vuelves entero a la cena.

- ¿Pero no me ibas a invitar? Joder que estirada estas desde que


tienes novia.

- Ya…- cerré el cuaderno y lo encaré al otro lado de la mesa-


¿Satisfecho?

- No, ¿qué se siente al besar a una chica?- cuestionó adoptando


una pose de lo mas mariposona.

Enarqué mi ceja, observándolo incrédula, estaba claro que este


chico nunca dejaría de sorprenderme.

- ¿Qué sentiste cuando me besaste?

- Cosquillitas…jeje, tu me entiendes…-empezó a gesticular con su


cara.

- No, no te entiendo- le respondí seria.

- ¡Vamos! ¿Qué sentiste tú?

- Babas, muchas babas…Por tu bien y el de tu futura, espero que


hayas aprendido a besar mejor.

- Teníamos diez años, ¿qué quieres? Demasiado que te besé…

- Oh si, y ahora resulta que me hiciste el gran favor de mi vida.

- ¡Claro que sí! Fui quien abrió el camino, ¡pero si nadie se te


acercaba a menos de tres metros!

- Y ni falta que hacía.

- Claro, teniéndome a mi cerca…

- Cierto, contigo me bastaba y me sobraba- rodé mis ojos


recordando a un mini Robert escondiéndose despavorido detrás de
mi para evitar que los matones del colegio le robaran el desayuno.

- ¿Entonces cuándo me la presentaras?

- Mira niño…-elevé el dedo amenazante- a la…

El teléfono cortó todo argumento. Me acerqué y lo cogí.

- ¿Si?

- ¿Cómo esta la estudiante de derecho mas guapa de todo


Londres?

- ¿Sólo de Londres?- pregunté a la vez que una sonrisa se instalaba


automáticamente en mi rostro.

Sonrisa que atrajo a mi amigo como un imán a mi lado.

- ¿Es ella? Déjame, pásamela, pásamela- comenzó a susurrar entre


saltos intentando robarme el auricular. Lo empujé y me volví de
espaldas.

- Decir de toda Europa sería muy presuntuoso por tu parte.

- Jaja, ¿cómo estas cariño?

- Extrañándote horriblemente, pero bien, supongo que bien. ¿Y tú?


¿Cómo vas con los exámenes?

- Fatal, empiezo a pensar que me equivoqué de carrera.

- Vamos no será para tanto, ya verás como salen bien, solo no te


presiones.

- ¡Lo que pasa es que no deja de pensar en tiiii!- grito Robert


acercándose y ganándose otro buen empujón.

- ¿Estas con alguien? ¿Molesto?- la oí cuestionar dudosa.


- ¡Noo! Es solo Robert, estábamos estudiando…

- Oh, ok, entonces te dejo, no quiero que te distraigas.

- ¡Noo! Quiero decir, no me distraes.

- No es lo que he oído…

Giré mi cara y le dediqué una mirada asesina, asustado levantó los


brazos y se separó sentándose sobre el sofá. Moví mi cabeza en un
claro gesto de que se largara de la sala. Se levantó y salió.

- Lo siento…ya se fue…no le hagas caso…

- Jaja, ¿lo echaste? Dios, ahora me cogerá pelusilla…

- Eso le pasa por cotilla, te digo que Andi a su lado no es nada.

- Pues ya es decir entonces… ¿y cuando me lo presentaras?

“¿Qué pasa? ¿La pregunta del día o qué?”

- ¿Quieres conocerle?

- Me muero por conocer al personaje.

- ¿Debo ponerme celosa?

- No mucho más de lo que ya estoy yo por saber que él te tiene al


lado mientras otra tiene que conformarse con tu voz.

- Solo tres semanas.

- Y dice solo…tu lo que no quieres es verme. Claro, como tienes a


Robert es fácil…

- Oye que tú también tienes a Andi.

- ¿Y?
- Pues eso, ¿y?

- Que te quiero.

- Ah y yo no…

Un grito pareció oírse en la otra línea.

- Mamá dice que te alimentes, te abrigues bien y saludes a la señora


Norman de su parte.

- Que no se preocupe.

- ¿Ya te he dicho que te quiero?

- Uhm, puede… ¿por qué?

- Porque te quiero, un beso, nos vemos.

- Te quiero, nos vemos.

Colgué el auricular y me giré percatándome de la presencia de mi


amigo bajo el marco de la puerta.

- ¿Y tú que haces ahí?

- ¿Comiendo?- respondió con la cuchara en su boca y la tarrina de


helado entre sus manos.

- Ya veo, muy bonito…tira pa la cocina y deja eso, que luego tu


madre me regaña porque no cenas.

*****

- ¿Luego saldréis a tomar algo?

- Uhm, no sé, la verdad es que no tengo ni idea…- le respondí a mi


amiga mientras seguí enfrascada en la colocación de los adornos
del árbol de Navidad.
- ¡El ositoo! ¡El osiiitooo!- exclamaba saltando a mi lado mi hermano
mientras me tendía la preciada figura.

- El osito, ¿dónde lo ponemos Alex?- lo cuestioné observando que


poco espacio quedaba ya entre las ramas para otro cacharro mas.

- ¡Ahiii!!- alzó los brazos intentando llegar sin éxito a la cúspide del
gran árbol.

- ¿Al lado de la estrellita?

- ¡Siii!!- saltó emocionado.

- Ok- lo alcé en mis brazos y le permití poner el adorno.

- ¡Ya!- gritó haciendo palmas.

- Dios, ¡¡eres un fenómeno Alex!!¡¡Te quedo divino de la muerte,


oseaaa!!- lo aplaudía a su vez mi amiga.

- Jijiji.

Lo coloqué en el suelo dirigiéndome de nuevo a Andi.

- ¿Algún plan para luego?

- Lo de siempre supongo, ya sabes cena familiar y fiestorro en casa.


Si no tenéis nada mejor que hacer, que lo dudo- me guiñó un ojo
picaramente- Os podríais pasar.

- Pues mira, no es mala idea, a ver que dice Nicole, porque dudo
que quiera quedarse en casa.

- La verdad es que eso de pasar la cena de Navidad con los socios


de tu padre- hizo una mueca.

- Ya sabes lo completo que es…


- ¡Si! Ya veras que sorpresa cuando te vea- apareció el susodicho
tras la puerta de la entrada.-

¡Vaya! ¡Pero si tenemos visita! ¡Hola Andi!

- Hola Miguel.

- ¡Papá!- se tiró Alex a sus brazos desde el sofá.

- ¡¡Woooaa!!¡¡Pero si está aquí mi hombrecitoo!! Pasa David, no te


quedes en la puerta- le comentó al chico que se encontraba a su
lado instantes antes de entrar a la habitación.

- Hola- nos saludó cortésmente aun cerca de la puerta. Le


devolvimos el saludo.

-Os acordáis de David, ¿verdad?

“Como olvidar al primer chavalin con el que me morreé…”

- Si… ¿Qué hay? ¿Cómo estas?- me acerqué a el y lo besé


cordialmente.

- Pues nada, aquí a traer unos bultos para la cena para luego no
venir tan cargados, si me permitís voy sacarlos del coche.

- ¿Necesitas ayuda?- le cuestionó mi padre.

- Nah, puedo solo…ahora regreso- dijo dedicándome una sonrisa


antes de volverse y salir.

- Que chico mas simpático, ¿verdad?- comentó papá dirigiéndose


hacia la cocina con mi hermano aun en sus brazos.

- ¿Y Nic?- pregunté extrañada, pues supuestamente debería de


haberla recogido ya.

- Llamó a la oficina diciendo que su vuelo se retrasaba por un par de


horas, iré en un rato, ¿te apuntas?
- Me gustaría- le sonreí bobamente mientras lo veía perderse tras la
puerta.

- Tierra llamando a Natalia, tierra llamando a Natalia, Houston


tenemos un problema.

- ¿Eh?- volví la atención hacia mi amiga.

- ¿Acaso aun no te has coscado de la situación?- enarqué mi ceja al


mas puro estilo Nic- El tipo de ahí fuera…jeje, hola- lo saludó
sonriendo falsamente cuando el susodicho cruzó la sala directo a la
cocina-…va a cenar con vosotros esta noche- susurró entredientes.

- Si, ¿y?

- ¿Cómo que y? ¿Tengo que hacerte un croquis? ¡Tu ex y tu novia


van a estar en la misma mesa!

- No es mi ex…- traté de restarle importancia al asunto.

- No trates de llamarme mentirosa…que yo misma vi como os


intercambiabais los chupetes en la guardería…además, ¿no te has
fijado como te mira? ¡Pero si te desnuda con la mirada!

- Jaja, Andi, por favor, no me seas dramática…el no me mira así, y


respecto a lo de los chupetes…

¡éramos niños!

- Que conste que te avisé…saluda a Nicole de mi parte- se acercó


besándome en la mejilla- Y si queréis pasaros luego ni lo dudéis.

- Sí, gracias.

- Por nada…mantén los cuchillos bien lejos de esos dos en toda la


noche.

- Jaja, y luego la paranoica soy yo…hasta luego.


- Hasta luego.

Cerré la puerta y me giré encontrándome con David de nuevo.

- Lo siento, tenías que…- me aparté dejándole sitio para pasar.

- No, ya he…sacado todo…solo eran un par de ollas. ¿Ya se fue


Andrea?

- Sí, tenía prisa, me pidió que te despidiera de su parte-mentí.

- Gracias, raro…de sobra es sabido que le caigo peor que una


patada en el culo.

- Nah, no creo. ¿Y que tal en Italia?- intenté cambiar de tema.

- Bastante bien, estoy compartiendo piso con un par de chicos más.

- ¿También estudiantes de periodismo?

- Si… ¿y que hay de ti? no has cambiado tanto desde la ultima vez
que te ví…

- Jaja, ¿tu crees?

- Claro que sí, de pequeña eras la niña mas bonita de todo el


colegio y ahora de mayor… ¡wooaa!

“Oh oh, Nat terreno peligroso…a ver donde pisas”

- Esta claro que necesitas revisarte la vista con urgencia. ¿Sabes?


que estudiaras periodismo no me sorprende, era algo que desde
pequeño te apasionaba pero, ¿estudiarlo en Italia?

- Ya sabes que siempre me gustó todo de allí- me miró con descaro.

“¿Este chico siempre ha sido tan directo? Definitivamente tanta


pasta y pizza le afectaron…”
- ¿Y tú? ¿Me seguirás?- continuó.

- Jaja, ¿a Italia? No creo…

- Bueno, realmente me refería a si estudiarías periodismo, también


te encantaba.

- Y lo sigue haciendo…

- ¿Eso es un si?

- Tal vez…pero nunca en Italia.

- Nunca digas nunca- me sonrió- Además, tu lo tendrías fácil allá.


Tienes familia y hablas mucho mejor que yo el italiano, que ya es
decir.

- Jaja, pues estaría bien…si fui yo quien te enseñó. Pero nah,


paso…prefiero España.

- Uys, ¿y de que hablan los tortolitos?- apareció mi padre.

- Nada, aquí rememorando viejos recuerdos- comentó David sin


dejar de mirarme.

- ¿Vas a ir ya a por Nic?- le pregunté obviando el comentario.

- Si, ¿venís?

“No, por favor, di no…”

- Papá seguro David tiene muchas cosas que hacer…

- Nah, para nada, ¿quien es Nic?

- Mi sobrina, vamos a recogerla al aeropuerto. Vive y estudia en


Londres pero pasará las Navidades con nosotros- dijo mi padre
saliendo de casa.
El camino hacia el aeropuerto transcurrió con el monólogo eterno de
papá hablando de negocios con David. Aparcamos el coche y nos
dirigimos hacia la terminal desde donde desembarcaría.

Íbamos caminando cuando noté que alguien me agarraba desde


atrás por la cintura.

- ¡Buu!

Me giré claramente asustada. Era Nicole. Me miró sonriente antes


de envolverme entre sus brazos.

- Princesa, no te pares o llegare… ¡Nicole! ¿Cómo…?- cuestionó


extrañado papá mientras reparaba en su presencia.

- El vuelo solo se retrasó una hora, iba de camino a coger un taxi


cuando os ví- se separó de mi y se abrazó a el.

- Cariño, hubieras llamado...Sabes que no había ningún problema.

- Ya, pero quería daros una sorpresa.

- Una sorpresa me diste a mi, que por poco me da un infarto del


susto- la golpeé en el brazo en broma.

- Ouch, ¿así es como me recibes? yo también te quiero.

Le saqué la lengua en respuesta. Sonrió antes de dirigir su mirada


hacia el chico que había a nuestro lado.

- Nicole, él es David, el hijo de mi socio Carlos. David, Nicole, mi


sobrina.

Se saludaron cordialmente antes de poner rumbo hacia el coche. El


viaje de regreso esta vez transcurrió en un interrogatorio hacia Nic,
tanto por parte de papá como de David quien para mi sorpresa y
“desgracia” había elegido pasar el camino esta vez en el asiento
trasero con nosotras. Sus miradas y sus sonrisas hacia mi no
parecieron pasar desapercibidas para la persona sentada a mi otro
lado.

- ¿Y conoces a ese David desde hace mucho?- cuestionó Nicole


mientras ya en nuestra habitación colocaba su ropa en el armario.

- Desde niños, ¿te ayudo?- me levanté colocándome a su lado.

- No, no hace falta…- siguió entregada a su labor.

- ¿Estas molesta conmigo?- dejó todo su quehacer y me miró.

- No, ¿por qué?

- Porque aun no me has besado- me acerqué mas, rodeando su


cintura con mis brazos.

- Ah, por eso…- torció la boca pensativa- Pues déjame decirte que
tu tampoco lo has intentado, ¿no te hace eso pensar que tal vez lo
esté esperando?

Le sonreí antes de comenzar a acercarme a su rostro, nuestros


labios comenzaron a rozarse apenas cuando la puerta fue abierta de
pronto. Nos separamos rápidamente.

- ¡¡Nicooo!!- gritó Alex entrando y enganchándose como siempre de


la pierna de esta.

- ¡¡Aleeex!!¡Cuanto tiempo renacuajo! A ver, déjame verte...-


consiguió que se separara- ¡¡Iooss!!

¡¡Como has crecido!!

- Jiji, ¡¡toy grande!!

- ¡¡Siii!!- se puso de rodillas a su lado- Dentro de poco me ganaras.

- Jiji, ¡¡sii! ¡Miraa! ¡Quería verteee!- señaló hacia la puerta desde


donde Rosita intentaba huir.
- Ohh, vaya… ¡Rositaa! ¿Seguro que quería verme? Más bien creo
que quiere irse.

- ¡¡Noo!!¡Rositaaa!- se levantó y la cogió. Rosita asustada se


escondió en su caparazón.- ¿Rosita?-

la sacudió- ¡Desperta!

- Jaja, Alex déjala, esta cansada…

- Si, tié sueño, voy a acostarla- salió corriendo de la habitación


dejándonos de nuevo a solas.

Se levantó y cerró de nuevo la puerta. Comenzó a acercarse


sugerente hacia mí.

- ¿Por dónde íbamos?

- Uhm…- sus labios en mi cuello no me dejaban pensar con


claridad.

De nuevo la puerta se abrió de repente.

- ¡Nicole!- exclamó ahora mi otro hermano entrando sin ningún


tapujo a mi habitación y acercándose a nosotras.- ¿Qué hacéis?-
cuestionó extrañado dada nuestra rara posición.

- Eh, nada, mirándole a tu hermana algo que tenia en el cuello.

- Será un chapetón de su novio.

- Seguramente- me miró risueña admirando todas las tonalidades de


rojo en mi cara.

- ¡Sal de aquí sapo!

- Nicole que bueno que vinieras- pasó olímpicamente de mí y la


abrazó- Ya veras, conseguí un nuevo juego de luchas.
- ¿El que te conté?

- ¡Si! Me costó encontrarlo pero…buff, tá de vicio… ¿jugaremos? si


si, por fa…

- Claro…espero que hayas practicado porque esta vez no pienso


dejarme.

- Te vas a cagar…me voy a practicar- e igual que entró, salió.

- Niños- rodé mis ojos.

- Así que novio, ¿eh?

- No te iras a…

- ¿Me puedes besar de una puñetera vez?- se acercó no dejándome


ni acabar. Y estaba por hacerlo cuando de nuevo la puerta se abrió
sorprendiéndonos ahora abrazadas.

- ¡Nicole! ¿Tienes ropa sucia?

- No…toda limpia tía- se separó de mí algo cortada.

- Lo suponía. Si tenéis frío dadle a la calefacción, aunque por mí


podéis seguir abrazadas. Ahorro pa el rancho- cerró la puerta
dejándonos a solas de nuevo. Comenzamos a reír por lo cómico de
la situación.

- ¿Toda tu familia se puso de acuerdo o qué?

- Por si acaso mantén las distancias…que aun queda papá.

- Y el David ese…

- El no creo que suba.

Toc toc
- Al menos alguien educado… ¡adelante!- grité a quien fuera que
estuviera al otro lado del pasillo.

- Hola, ¿se puede?- cuestionó dudoso David entreabriendo la


puerta.

- Hola, si, claro.

- Bueno, me estaba preguntando si querríais venir a dar una vuelta


antes de la cena.

- Uhm…- miré a Nicole esperando una respuesta por su parte.

- Conmigo no contéis, aun me queda equipaje por sacar, la ducha…


uff…

- ¿Y tú Natalia?

- Bueno, eh…otro día tal vez…aun me queda ducharme también,


además tenia que arreglarte el pelo, ¿verdad Nic?- busqué que me
siguiera el juego.

- Oh si…pero no te preocupes, ve si quieres, ya me las apañaré-


sonrió pasando completamente y como si aquello fuera lo mas
normal del mundo.

- Anda, ven…

- No, mejor otro día… ¿si? De verdad tengo aun cosas que hacer.

- Ok, como quieras, luego os veo entonces…hasta luego.

- Lo siento, hasta luego- dije a la vez que lo veía desaparecer tras la


puerta cerrada.

- Eres mala, mira que darle calabazas al pobre chico- comentó Nic
comenzando a ordenar de nuevo su ropa.

- Habló la santa…parece que quisieras que me metiera en su cama.


Enarcó su ceja y me miró.

- Creía que no tenía de que preocuparme, que solo era tu amigo de


la infancia.

- Pues si…

- ¿Entonces? ¿Pretendes que te cele? ya sabes que eso no es que


vaya precisamente conmigo…

- Ya, pero al menos podrías fingir un poco.

- ¿Mas de lo que ya de por si hago? Por favor, no me vengas con


niñerías ahora…- se dio la vuelta y siguió con su labor.

- ¿Niñerías? ¿Te parecen niñerías? Dime, ¿de verdad te importo?

- Por supuesto que me importas, ya deberías saberlo, ¿o que aun


no te diste cuenta?- me encaró de nuevo.

- No lo parece cuando te comportas así…como hace un rato…- salí


de la habitación con lágrimas en los ojos y me encerré en el baño.

*****

“Vale Nicole, tu sigue centrada en tu plato e ignora las risas de tu


novia con ese payaso…no vas a mirar, no vas a enarcar tu ceja y
por supuesto no vas a abrir tu bocota para interrumpirles. Eso, tu
solo come y calla. Los celos no te consumen…solo es, la sensación
de sentirte ignorada por la persona que quieres mientras un
elemento trata de camelársela a base de bromitas y chistecitos…”

- …si, y va y dice, el pavoo, ¡el pavooo!

- Jaja, menudo pánfilo. Espero me lo presentes algún día, se ve un


tipo…interesante.

- Jaja, sin duda…si hubieras visto la primera vez que salimos de


copas…
“Suficiente…”

Me levanté de mi silla y puse rumbo hacia la cocina. Me apoyé con


las manos en la encimera a la vez que cerraba los ojos y trataba de
calmarme. Unas manos no tardaron mucho en posarse en mi
cintura. El olor de su perfume la delató.

- ¿Qué quieres? ¿Ya te aburriste de tu amigo?- pregunté aun con


los ojos cerrados.

- No seas estúpida…

Me giré y la encaré.

- Estoy cansada Natalia, esto no funciona…y lo sabes.

- ¿Te cansaste de mi?

- No pero…

- Si de él.

- Tal vez…Mira, parece un chico agradable, simpático, buena gente,


le gustas, a tu padre le encanta…Lo que quiero decir es que tal vez
deberías reconsiderarte la idea de…

Cortó toda mi verborrea juntando nuestros labios.

- No hay nada que reconsiderar…te quiero a ti…y que sea un chico


agradable, simpático, buena

gente, que le guste y a mi padre le encante…No va a cambiar nada.


Siento haberme comportado como una niña contigo esta tarde, pero
más siento que la rabieta me haya llevado a ignorarte de esta forma
durante toda la noche.

- ¿Rabieta? ¿No era un plan?

- ¿Siempre tienes que cuestionarme todo?


- Ya sabes que no me gusta dejar cabos sueltos.

- Ejem- carraspeó alguien en la puerta. Nos separamos antes de


girarnos y descubrir de quien se trataba- Lo siento, no quería
interrumpir, solo venía a por algo de hielo.

- Uhm, si, está en el congelador…

- Gracias, no lo hubiera ni imaginado…- comentó el chico abriéndolo


y sacando una bolsa para instantes después vaciarla en la cubitera.

- ¿Necesitas ayuda?- trató de acercársele Nat.

- No, no te preocupes, podéis seguir con lo vuestro- me miró con


asco antes de salir por la puerta.

- David espera…- trató de seguirle Natalia pero la sostuve del brazo.

- Déjalo, creo que será mejor que le des su tiempo…

-Si, supongo…- bajó la mirada.

- Ey- le sostuve la barbilla haciendo que me mirara- Todo va a estar


bien, ya veras- le sonreí.

- Eso espero, será mejor que volvamos…

- Sí.

La seguí a través de la puerta y el pasillo hasta llegar a la sala. Nos


sentamos a la mesa, frente a nuestros respectivos platos. David,
que en ese momento estaba hablando con su padre, se giró a
mirarnos. De sobra esta decir que el desgraciado se pasó el resto
de la noche ignorando a Natalia a su lado.

- Hola- dije saliendo al patio de la cocina y dirigiéndome hacia el


balancín con una copa en cada mano. Le tendí una al chico
sentado, la cual aceptó.- ¿Puedo?- cuestioné insegura.
- Por que no ibas a poder, si a fin de cuentas prácticamente vives
aquí.

- Aún así, no dejo de ser una extraña.

- Por eso te tomas tantas libertades con la hija de los dueños,


¿verdad?

- Siento mucho que tuvieras que enterarte de esa manera.

- No lo sientas, me alegro de que me hubierais abierto los ojos de


esa manera, seguro que bastante ya os habréis reído a mi costa -
tiró el cava hacia el césped quedándose con la copa vacía entre sus
manos.

- No digas cosas que no sabes, Natalia te aprecia mucho…y me


guste más o me guste menos, puedo intuir por que…

- ¿Y ella te lo ha dicho?

- No, pero basta entrar ahora mismo ahí dentro y mirarla a los ojos
para ver que se encuentra herida.

- ¿Y qué haces aquí perdiendo tu tiempo conmigo? ve allá a


consolarla, que seguro que se te da estupendo- me miro fríamente.

- Pensaba que eras otro tipo de persona, pero ya veo que me


equivoqué- me levanté y comencé a caminar hacia el interior. Me
detuve y me volví- Solo una última cosa, ¿qué te molesta más? ¿El
hecho de que esté con una mujer? ¿O el hecho de que tu ego de
machito haya sido herido? Hay queda la pregunta…- me giré y
continué caminando hacia dentro.

Entré a la sala, donde la música ya invadía el espacio haciendo que


las paredes retumbaran. Me acerqué a mi tío, demasiado alegre
dado lo temprano de la noche.

- ¿Sabes donde esta Natalia?


- Subió a su cuarto, al parecer no se encontraba muy bien…anda
subele una copa que se anime, ¡la noche es joven!- comenzó a
bailar saltando mas que un canguro.

Subí las escaleras y toqué suavemente a la puerta.

- Adelante.

- Hola- dije entrando y cerrando la puerta tras de mi.- ¿Qué haces


aquí tan temprano? ¿No te encuentras bien?- pregunté
acercándome y ya sabiendo la causa de tal encierro.

- Estoy cansada, fue un largo día.

- ¿Segura?- me quité mis zapatos y me tumbé junto a ella en la


cama.

- No, lo cierto es que no paro de darle vueltas a lo que ha sucedido


en la cocina…no quería que se enterara de esa manera…Me duele
saber que después de todo no fuera como esperara, que no me
acepte de esta manera, creía que era mi amigo…- me miró al borde
de las lagrimas.

- Ey vamos- la abracé- Solo necesita tiempo para asimilarlo todo…


concédeselo.

- Ojalá tengas razón…

- Ya veras como sí- la besé en la sien antes de separarme un poco y


tratar de secarle las lágrimas- Y

no llores mas, que se te corre el rimel.

- Pero si no llevo rimel- sonrió.

- Tal vez, pero conseguí mi objetivo- le sonreí a mi vez antes de


acercarme y besarla suavemente.
- ¿Y solo tienes ese objetivo?- cuestionó sugerente cuando nos
separamos.

- Si te portas bien, tal vez mas tarde te desvele el resto.

- Interesante- comentó antes de posicionar sus labios de nuevo


sobre los míos.

*****

- Muere cabrón de mier…

- ¡Dani! ¿Qué te tengo dicho?

- Si, señorita Scarlataaa…¡¡cabronazo!!¡Dale Nic! ¡¡Daleeee!!

Rodé mis ojos mientras intentaba por tercera vez centrar la atención
en el libro que sostenía en mis piernas. Serían algo más de las seis
de la tarde. De nuevo el sonido del par de energúmenos que tenía
delante me distrajo de mi cometido. Elevé mi vista hacia el televisor
donde dos pequeños monigotes intentaban ganar la Segunda
Guerra Mundial ellos solitos.

- ¡¡Danii!! No puedo, ¡necesito ayuda! ¡Ayuda! cambio…

- ¡¡Usa el bazocaa!!¡¡El bazocaa!!

- Ah, será hijo de…-tiró Nicole el mando al suelo antes de subirse a


mi lado en el sofá y robarme parte de mi manta.

- Ey…-intenté quejarme para solo ganarme por eso el quedarme


destapada completamente. Me sacó la lengua mientras se reliaba
en ella en la otra esquina del sillón.- Ahora veras…- me abalancé
sobre ella.

- ¡¡No te preocupes, yo te vengaré primaa!!¡¡Fiuuu!! ¡¡Fiuuuuu!!-


seguía mi hermano golpeando frenéticamente los botones del
mando mientras se revolcaba por el suelo, ausente a nuestra propia
batalla campal sobre el sofá.
- Ouch…si serás…- se defendió intentando hacerme cosquillas.
Suficiente ataque para acabar de bruces contra el suelo. – ¿Te has
hecho daño, cariño?- preguntó inocente desde arriba.

Mi respuesta no se hizo esperar, de nuevo subí sobre ella y


comencé a atacar, siendo yo esta vez la que la arrojaba contra el
suelo.

- ¿Estas bien, mi amor?- pregunté ahora yo desde arriba.

- Oh sii…- sin esperarlo acortó el breve espacio que nos separaba y


me robó un beso- Divinamente tesoro…- susurró antes de
levantarse. - Pa que no pase frío mi niña- Me tapó mimosamente
con la manta - ¿Te apetece algo caliente?

- ¿Un chocolate?- la miré con ojillos suplicantes.

- Marchando un chocolate para la niña. Dani, ¿tu quieres algo?

- ¡Palomitas!

- ¡Y unas palomitas para mi vengador!- la vi desaparecer por el


pasillo.

Apenas habían pasado unos segundos cuando el timbre sonó.

- ¡Voy yo!- la oí decir a la vez que se dirigía hacia la puerta.- Hola.

- Hola… ¿que hay? ¿Está Natalia?- el sonido de esa grave voz hizo
que de un salto me levantara del sofá.

- Sí, pasa…

Me encontraba doblando la manta cuando David y Nicole entraron a


la sala.

- Hola…- dijo algo cortado aun en el marco de la puerta.

- Hola, no te esperaba…
- Bueno, yo…estaré en la cocina. Dani, ¿por qué no vienes y me
ayudas con esas palomitas?

- ¿Ahora? joo…

- Andaa…por fáa…

- Bueeeno, pero luego jugaremos un partidillo, ¿vale?

- Hecho… ¿David? ¿Te apetece tomar algo? ¿Un café? ¿Un


chocolate?

- Un café estará bien, gracias.

- Ahora mismo volvemos…- de nuevo se perdió por el pasillo,


aunque esta vez junto a mi hermano.

- Yo…siento molestar…- intentó disculparse mi amigo.

- Nah, para nada, ni te preocupes, ya ves que planazo tenemos para


una fría tarde de domingo.

- ¿No están tus padres?

- No, salieron a una comida, se llevaron solo a Alex.

- Oh, ya veo…bueno, yo solo vine a…disculparme contigo por lo de


la otra noche…siento haberme comportado así, supongo que solo
me sorprendió. El hecho de que me gustas creo que no es ningún
secreto, desde niños me has gustado…pero quiero que sepas que
el que estés con otra persona no va a cambiar nada al respecto.
Seguirás siendo mi amiga, y te seguiré queriendo y apreciando
como tal.

Lo noté titubear durante unos instantes, antes de tragar


pesadamente y volver la mirada hacia otro lado. Me acerqué y lo
abracé.
- Gracias David, todo esto, significa mucho para mi- dije apenas me
separé de el.

- Es buena chica, ¿verdad?

- Si…- bajó la mirada- Y tu también eres un buen chico.

- Gracias, supongo que simplemente no vengo con los


complementos adecuados- me miró tratando de bromear.

- Si hay algo de lo que me he dado cuenta, es de que los


complementos poco importan a veces- le sonreí.

Pareció quedarse un rato pensativo, analizando mis palabras, hasta


que el conocimiento se vio reflejado en su cara. Estaba a punto de
hablarme cuando Nicole y Dani aparecieron en la sala.

- La merienda está lista.

El buen ambiente reinó durante el resto de la tarde. A eso de las


ocho David se despidió de nosotros y se marchó a su casa. Terminé
de recoger los cacharros de la merienda y subí a mi habitación. Me
encontraba preparando mi ropa para meterme a la ducha en cuanto
saliera Nicole cuando el sonido de su móvil me sorprendió. Lo
sostuve entre mis manos intentando adivinar quien era a través del
identificador de llamadas y con el dilema de seguir dejándolo sonar
o cogerlo. Decidí que lo mejor era dejarlo sonar hasta que saltara el
contestador, y así hice. Pero tras unos breves instantes en silencio
de nuevo comenzó a sonar. Lo cogí y salí de la habitación. Toqué a
la puerta del baño.

- ¿Nicole? ¿Has termin...?

- ¿Sí?- abrió la puerta rodeada en una minúscula toalla.

- Eh, estoo…- sacudí ligeramente mi cabeza en un claro gesto por


librarme de todos esos pensamientos perversos que comenzaban a
venir - Móvil- se lo planté en todas las narices.
- Oh, gracias… ¿Si?- cuestionó con el cacharrito en su oreja- Oh,
hola señor Stevens.

Me quedé pasmada en la puerta sin ser capaz de moverme ni de


apartar la mirada de cada gesto.

Ella por su parte permanecía ajena a mí, concentrada en la


conversación con el tal Stevens. No sé ni como lo hice pero al final
conseguí ordenar a mis piernas que volviéramos a la habitación
para otorgarle cierta privacidad. Cerré la puerta tras de mi antes de
suspirar.

Me senté sobre mi cama mientras intentaba evadirme del suave


susurro a través de la cerrada puerta de su perfecto ingles. Unos
minutos bastaron para que entrara a la habitación, para mi
insatisfacción con algo más de ropa. Comenzó a rebuscar en una
carpeta que sacó de uno de los bolsillos interiores de su maleta
vacía.

- ¿Era importante?

- Si- siguió enzarzada con los papeles hasta que pareció encontrar
aquello que tanto buscaba. Estuvo un rato leyéndolo antes de coger
de nuevo el teléfono y llamar.- Señor Stevens, no puede ser…-

comenzó a dar vueltas por la habitación con el teléfono al oído- No,


le digo que no puede ser, y no me estoy metiendo con su trabajo,
solo que los datos no concuerdan- hablaba tan rápido que no la
entendía, parecía exasperada.- Ok, me reuniré con usted, nos
vemos- colgó y tiró el móvil hacia la maleta. Movió la cabeza antes
de comenzar a ordenar todos los papeles que había sacado y a
guardarlos en su sitio.

- ¿Sucede algo?- pregunté insegura, no sabiendo a que venia todo


eso.

- Si, tengo que volver a Londres- comenzó a sacar su ropa del


armario y a meterla en la maleta.
- ¿Qué? ¿Por qué? ¿Cuándo?-pregunté levantándome y
acercándome a su lado.

- Mañana seguramente, tengo que recoger unos papeles de la


oficina de mi abogado para llevárselos a alguien.

- ¿Y no puede dárselos tu abogado?

- No, tengo que verificarlos con los que yo tengo en mi poder antes.

- Pero...

- Es necesario Natalia, es importante- me miró dejando a un lado su


labor- Te prometo que si puedo, intentaré regresar aunque sea para
tres días.

- No te preocupes- me acerqué y la abracé- Haz lo que tengas que


hacer, podré esperar.

*****

- Mire señor Stevens, no tengo nada en contra de usted ni mucho


menos, pero esta información no me cuadra lo mas mínimo.

- Pues está claro, todos los datos lo confirman, su abuela Anne


Rismond Brown murió hace exactamente 26 años.

- ¡No! ¡Le digo que no, ella no puede estar muerta!

- Pues lo está, y pronto lo comprobará.

Preferí callarme y dar por zanjado el tema en ese momento. Intenté


ignorar el martilleo incesante de mi cabeza y me centré en el paisaje
a través de la sucia ventana de mi puerta. Hacía ya dos días que
había regresado de España, el mismo tiempo que llevaba sin poder
conciliar el sueño.

“Ella no puede estar muerta, no puede. Sé que aun vive, no sé por


qué, pero lo sé…”
Dos horas mas tarde llegamos a nuestro destino, Portsmouth.

- ¿Hacia dónde nos dirigimos?- pregunté en cuanto vi que


pasábamos la ciudad de largo y poníamos rumbo a las afueras.

- Hacia el cementerio.

Tragué pesadamente ante la revelación, vale que sabía que me


demostraría el dato pero nunca imaginé que de forma tan directa.

- No te dará miedo…- comentó guasón mirándome de reojo. Me


limité a enarcar mi ceja y mirarle de lado.

- Tranquilo, cuidare bien de usted.

Siguió conduciendo aparentemente molesto. No tardamos mucho en


llegar al siniestro lugar. Bajé

del coche, alegre por librarme de los malditos muelles del asiento
del copiloto, y comencé a estirarme intentando colocarme todos los
huesos en el sitio. El desgraciado me había tenido en esa tartana
viajando durante toda la noche.

- ¿Y bien?- lo miré esperando que me mostrara la evidencia. Con


toda la parsimonia del mundo cogió un papel, sacó un sobrecito de
su bolsillo y comenzó a liar un cigarro.

- Uhm…sígame…- entró al campo sagrado y comenzó a caminar. Lo


seguí no demasiado segura de si el tipo sabía exactamente hacia
donde iba. Después de varias vueltas en círculo al recinto pareció
ver la luz.

- Está en la parte vieja.

Rodé mis ojos y lo seguí en silencio mientras interiormente me


recordaba a mi misma que el asesinato era un grave crimen a o los
ojos de la ley, muy a pesar de que con el se pudiera librar al mundo
de imbéciles como al que seguía.
Salimos del recinto y cruzamos la carretera, entrando a una zona
mas desolada. Tras pasar varias lapidas al fin se detuvo en una. Se
giró sonriéndome con aire triunfal.

- Hemos llegado. Le presento a su abuela.

Pasé al tipo, y miré el mármol que en ese momento me señalaba


con tan poco tacto.

Anne Rismond Brown


1938-1980
Tus hijos y tu esposo no te olvidan

Me agaché, apoyando mi rodilla en la mojada tierra y acaricie la


lapida.

- ¿Satisfecha?- cuestionó impaciente Stevens.

- No, ¿cómo descubrió que esta mujer era mi abuela? ¿Qué le llevó
hasta aquí?-pregunté sin mirarle aun acariciando el frío mármol.

- Como le dije una compañera de su abuela me dijo que con el


traslado del hospital ella había decidido venir a Portsmouth, sabia
que se llamaba Anne pero desconocía sus apellidos, usted solo me
dio las iniciales como recordará.

- Era la única información de la que disponía en ese momento.

- Ella me dio el nombre completo, descubrí que era su vieja


compañera casi por casualidad mientras me ayudaba a buscar entre
los archivos del nuevo hospital. Cuando llegué aquí lo primero que
hice fue buscar si estaba en el registro de defunciones.

- ¿Y ya está? ¿Así de sencillo?

- ¿Sencillo? Me llevó días obtener toda la información.

- ¿Toda la información?- me giré escéptica- ¿Qué información? ¿La


de que estaba muerta? dígame Stevens, ¿se ha encargado acaso
de averiguar algo mas de quien tanto asegura que es mi abuela?

- ¡Las pruebas están claras! me pidió que buscara a su abuela y


aquí la tiene.
- Creo que le paso un cheque mensual con los suficientes ceros
como para que pueda hacer bien su trabajo.

- Si, y cumplí con mi parte del trato, el trabajo está hecho, que usted
no quiera aceptar la realidad es otra cosa bien diferente.

- ¿Realidad? ¿Qué realidad?- reí irónicamente- ¿La de que es un


incompetente?

- Mira niña…-comenzó a amenazarme con su mano.

- ¿Niña? ¿Cómo que niña? Seré joven pero no imbécil. No hace


falta ser detective para darse cuenta de que hizo mal sus deberes
Stevens. ¿Se ha parado a mirar atentamente esa lapida? ¿A
comprobar datos? ¡Pero mírela!- le ordene agarrándolo de su
llamativa chaqueta a rayas y poniéndolo frente a la losa- ¿Qué dice?
Aparte del nombre que parece ser lo único que le llama la atención.
Fíjese en las fechas. Mi abuela no nació ese año y usted lo sabe.

- Podría ser un error en la lapida o en sus averiguaciones- se


apresuró a responder.

- Eso es algo que me encargaré de comprobar personalmente


Stevens, porque usted, como bien dijo, ya hizo su trabajo. Está
despedido.

Ni que decir tiene que el muy cerdo me dejó ahí mismo. Salí del
cementerio y comencé a caminar hacia la ciudad. Con un poco de
suerte tal vez pudiera averiguar algo que me ayudara a llegar hasta
la familia de esa mujer.

Y la tuve, cuando llevaba apenas media hora de camino divisé una


parada de bus, comprobé las líneas y espere al bus que me llevaría
al centro de la ciudad. Apenas unas horas mas tarde estaba
saliendo del registro civil con toda la información que necesitaba. Un
taxi me llevó a mi siguiente destino, el domicilio del esposo de Anne
Rismond.
No estaba demasiado lejos del centro, apenas un par de
urbanizaciones mas al este. La casa que encontré parecía bien
cuidada a pesar del pésimo estado en el que parecía encontrarse
dada su antigüedad. Atravesé el jardín y subí las maltrechas
escaleras de la entrada. Toqué con decisión a la puerta una vez
estuve a la altura, no dándome así tiempo para arrepentirme.

- ¿Quién es?- preguntó una ronca voz al otro lado de la puerta.

- Uhm, ¿señor Spencer?

- Si, ¿quién es?- de nuevo cuestionó, aunque esta vez


entreabriendo algo la puerta.

- Hola, me llamo Nicole Vizza, estoy buscando a mi abuela, creo que


conocía a su esposa. Me gustaría hablar con usted por si pudiera
ayudarme al respecto.

- Mi esposa murió hace muchos años, no creo poderte ser de


ayuda- intentó cerrar, pero frené la puerta con eli pie.

- Por favor, es importante…no le tomará mucho.

Pareció tomarse un tiempo para pensarlo antes de abrir la puerta y


permitirme pasar al interior.

- Muchas gracias.

- No las des…no sé si pueda servirte de mucha ayuda, pasa, toma


asiento.

Entré y me senté en uno de los sillones de la sala, el anciano tomó


asiento frente a mí escrutándome con la mirada. Se la sostuve por
un buen rato, hasta que ya, incapaz, la evité y paseé mi vista por la
decoración del cuarto. Un cuadro con una imagen llamó mi atención.
El anciano pareció notarlo.

- Era hermosa, ¿verdad?- cuestionó melancólico.


- Mucho.

- Bueno, ¿en qué puedo ayudarte?

- Antes que nada, siento mucho el tener que molestarle pero su


ayuda se me hace vital en estos instantes.

- No te preocupes pequeña, dime.- me escuchaba atento.

Decidí que lo mejor sería empezar desde el principio así que le


hablé de mi búsqueda y de las averiguaciones de mi detective.

- Así que el pensó que eras su nieta.

- Sí, su esposa nació en 1938, ¿verdad?

- Si, aquí mismo en Portsmouth…y te puedo asegurar con total


certeza que es imposible que fueras su nieta, mi esposa no podía
tener hijos.

- Un dato más a favor de mi teoría.

- Si, ese tipo de detective lo cierto es que no tenia mucho- sonrió-


¿Te apetece tomar algo?- se levantó de su asiento.

- Un vaso de agua estaría bien.

- ¿Un vaso de agua? No serás como esas niñas noréxicas,


¿verdad? Te traeré mejor un buen vaso de zumo de naranja.

- Gracias señor Spencer- sonreí.

- Llámame Peter- me sonrió de vuelta antes de perderse en la otra


habitación. No tardó mucho en salir con sendos vasos en sus
manos. Agarré el que me ofrecían.

- Gracias.

- De nada pequeña, ¿cómo averiguaste dónde encontrarme?


- En el registro civil, tuve suerte de que no hubiera cambiado de
dirección.

- Si, esta casa me trae demasiados recuerdos como para


deshacerme de ella.- suspiró melancólico.-

Tu abuela era enfermera entonces.

Su cambio de tema me descolocó.

- Si, trabajó en el mismo hospital que su esposa. Y curiosamente


también se llamaba Anne y las iniciales de sus apellidos coincidían.

- Bastante casualidad- se quedó un rato pensativo antes de


levantarse de nuevo de su asiento y abrir la puerta de uno de los
armarios del mueble de la televisión. Sacó una caja y comenzó a
rebuscar en ella. No pareció tardar en encontrar aquello que
buscaba. Me tendió una vieja foto en blanco y negro- Anne me
dijiste.

- Sí- contesté confusa observando la foto. Dos muchachas jóvenes


sonreían a la cámara mientras la majestuosa torre Eiffel se alzaba a
sus espaldas.

- También se llamaba Anne, y también era enfermera en el mismo


hospital que mi esposa. Se conocían desde años atrás. Mi esposa
antes de instalarse definitivamente en Inglaterra viajó por Europa.
Sé que su amiga la acompañaba.

- Mi abuela también viajó por casi toda Europa. ¿Cree que…?- dije
sin poder apartar la mirada de la fotografía aun en mis manos.

- Anne Russell, su segundo apellido no lo recuerdo, aunque lo cierto


es que creo que nunca lo mencionó.- hizo una pausa para llevarse
el vaso a los labios y beber- La última vez que la vi fue el día de
nuestra boda. Tras eso mi esposa no volvió a saber de ella.

- Sabe si aquí en Portsmouth, ¿seguían trabajando juntas?


- Si, al menos durante un tiempo. Mi esposa dejó el hospital tras
casarnos, supongo que tu abuela seguiría trabajando allí.

- ¿Y sabía algo de mi abuela referente a su vida? ya sabe, si estaba


casada, tenia hijos...

- No, creo que era soltera, y al menos mi esposa nunca me


mencionó nada de hijos.

- Entiendo… ¿sabe al menos donde vivía?

- Si, era compañera de piso de mi esposa. Compartían un pisito por


el centro. Aunque ya te digo que después de que nos casáramos no
volvimos a saber nada, ni siquiera mi esposa que era tan amiga de
ella.

- Ya veo…- miré de nuevo la foto antes de devolvérsela al anciano.

- No, quédatela, es antigua, pero tal vez te sirva de ayuda…y si no


al menos de recuerdo, tengo cientos de mi esposa, por una que
pierda no me va a pasar nada- dijo sonriéndome y entregándome la
foto.

- Muchas gracias- le sonreí de vuelta- Gracias por todo, me ha sido


de gran ayuda su información.

- De nada, espero que puedas encontrar a tu abuela. Era una mujer


misteriosa pero sé que mi esposa la apreciaba mucho. De verdad se
entristeció cuando tras casarnos desapareció.

- ¿Puedo hacerle una ultima pregunta?-pregunté ya casi al lado de


la puerta.

- Si, claro.

- ¿Su esposa estuvo en Italia en alguno de sus viajes?

- Uhm, no lo sé, supongo…tendría que mirarlo en su pasaporte. Lo


tenía sellado con todos sus viajes.
- ¿Lo conserva?

- Sí, era una mujer muy ordenada, le gustaba tener todos sus
papeles clasificados. Creo que debo de tenerlo por ahí en algún
lado, si quieres cuando lo encuentre puedo ponerme en contacto
contigo.

- Eso me gustaría, si no fuera mucha molestia, claro- sonreí.

- No la es, pequeña.

Le di mi número de teléfono y me despedí del anciano. Cuando


apenas llevaba una manzana caminada un taxi llamó mi atención
con su claxon.

- ¿Nicole Vizza?-preguntó el conductor.

- Si- respondí extrañada acercándome.

- Me llamaron del número 24 de esta calle. Tiene el trayecto pagado.


Para la estación de tren,

¿verdad?

Solo pude sonreír ante la buena voluntad del hombre al que


acababa de visitar. Por un momento llegué a desear que en verdad
hubiera sido el esposo de mi abuela.

*****

“Nicole, donde estas…por qué no me llamas... ¿tan liada estas que


ni te acuerdas de mi?”

- Demasiado caro… ¿nos vamos? ¿O seguirás acariciando la tela


hasta gastarla?

Dejé de manosear el vestido que sostenía entre mis manos y


salimos de la tienda.
“¿Y si la vuelvo a llamar?”

- ¿Te hace un café?- preguntó mi amiga mientras pasábamos junto


a la cafetería.

- Si- respondí ausente.

- ¿Si? ¿Desde cuando te gusta el café?-se volvió hacia mi.

- Quise decir un chocolate…

- Si, claro…

Entramos y pedimos nuestra consumición tomando asiento en una


de las mesas. Mientras venían las bebidas Andi comenzó a sacar
trapos de las bolsas.

- Dios, que cosa más mona, ¿no crees?

- Andi por favor, que estamos en mitad de la cafetería, guarda la


ropa interior- le susurré ya comenzando a sentir vergüenza ajena.

- No me seas antigua, es ropa.

Justo en ese momento el camarero se acercó. Apartó con un


sonrojo la nueva colección invierno-primavera de lencería de mi
amiga y dejó nuestro pedido sobre la mesa.

- Gracias- le dije antes de que se marchara.

- Otro antiguo…- comentó por su parte Andi.

Moví la cabeza divertida y comencé a añadir azúcar y cacao en


polvo a mi vaso de leche.

- Al fin te ríes…ya me estaba comenzando a preocupar.

Solo sonreí y seguí con mi cometido.


- ¿No tienes nada que decir al respecto?- siguió.

- Que está muy bueno- respondí risueña tras tomar el primer sorbo
de mi caliente brebaje.

- Ya veo…- agarró su taza y se la llevó a los labios. Bebió unos


cuantos sorbos antes de apartarla.-

¿Y que vas a hacer en Semana Santa?

- ¿Ya pensando en Semana Santa? Por Dios Andi, si faltan casi dos
meses.

- Pues si, pero febrero es muy corto- replicó antes de volver a beber-
¿Va a venir Nicole?

Dejé mi taza sobre la mesa y comencé a mover el contenido con la


cuchara.

- Uhm, no sé…no me ha dicho nada.

- ¿Desde cuando no hablas con ella?-preguntó casual ya intuyendo


la respuesta.

- Desde hace un par de semanas…- respondí aun concentrada en el


movimiento de mi cuchara.

- No te preocupes…estará liada y eso…

- Supongo- me encogí de hombros.

- ¿Vas a ir al viaje a Sierra Nevada?

- No, no creo… ¿tu si?

- ¿Estas loca? Si no vas tú, no voy yo.

- Tampoco así- la miré- Que no vaya yo no significa que no puedas ir


tu.
- Ya, pero se me acaban de ocurrir otros planes- comenzó a hacerse
la interesante.

- Vamos, desembucha- solicité curiosa.

- Tú y yo nos vamos cinco días a Londres a hacerle una visita


sorpresa a tu amorcito.

- ¡¿Qué?!- elevé el tono de forma inconsciente mas de lo que


hubiera deseado.

- Pues eso…- agarró su taza, terminó de beber el contenido en un


sorbo antes de levantarse y coger todas sus bolsas- Que nos vamos
ahora mismo a la agencia a reservar los billetes de avión.

**

- No, no y no. Ahora mismo te vuelves a tu casa y hablas con tu


madre.

- ¡No quiero! ¡No pienso volver a casa! ¡Me quedo aquí! Como mi
amiga que eres estas en la obligación de acogerme- cruzó los
brazos sobre su pecho y arrugó el ceño.

- Y como tu amiga que soy también estoy en la obligación de darte


consejo. Robert, ve a casa y habla con tu madre tranquilamente.

- ¡No pienso ir a hablar con esa mala madre! Además, ya deshice la


maleta- sonrió triunfal sentándose sobre la cama de la habitación de
invitados.

- Ya veo que te apalancaste bien. Solo una cosa, ¿me puedes


explicar que demonios ha pasado?

- ¿Que qué ha pasado? ¡Esto ha pasado!- se quitó el gorro


mostrándome su cabello cortado a la taza, al mas puro estilo
eclesiástico antiguo. Comencé a reír sin querer.- Eso, tu ríete- me
tiró el gorro de lana a la cara.
- Lo siento, lo siento…Ey, vamos, no te queda tan mal…- de nuevo
no pude remediarlo y comencé a reír.

- Parezco un champiñón… ¿ves lo que me hizo? ¿Qué clase de


madre le destroza la vida a un hijo de esta forma tan cruel?-
cuestionó indignado desde su asiento.

- Robert, no seas chiquillo. Tu madre lo hizo con toda la buena


intención del mundo.

- Si claro, pues que sepas que para la próxima te vas tú como


conejilla de indias para que practique sus cursillos de peluquería.

- Muy bien…pero mañana, ¿me oyes? Mañana vas a ir a tu casa a


hablar con tu madre.

- ¿Eso significa que puedo quedarme?- cuestionó levantándose y


acercándose a mi lado con ojillos

suplicantes.

- Solo por esta noche- elevé mi dedo ante su cara intentando


parecer autoritaria.

- Gracias. Tu si eres una amiga- me abrazó- Te prometo que me


portaré bien.

- Muy bien, así me gusta- me separé de el haciendo que el solo


mirarlo de nuevo me pareciera cómico- Pero hazme un favor, ponte
el gorro.

Lo dejé en la habitación, bajé a la sala y marqué el numero de


teléfono que me sabia de memoria desde los nueve años. Una
inesperada voz cogió el auricular al otro lado.

- ¿Hola?

- Hola Jenni, ¿qué hay?


- Benditos los oídos, bien por mi parte, a pasar unos días fuera de
esa cárcel donde me metieron a estudiar mis queridísimos papis,
¿qué hay de tu vida? a ver si nos vemos un día de estos.

- Si, a ver si un día de estos quedamos para tomar algo y charlar.

- ¿Y a que se debe tu llamada? No me digas, mi hermano fue a tu


casa con el drama…Dios, ya lo estoy imaginando…mamá me
estuvo contando lo que pasó, ese niño es tan sufrido... ¿es verdad
lo del corte de pelo?

- Jaja si, es cierto…y creeme que es peor que lo que te contó tu


madre.

- Jajaja, ya lo imagino: Nic, me arruinó la vida- intentó fingir la voz de


su hermano haciéndome reír mas- Por fa, hazle un foto, será una
buena forma de poder chantajearlo después.

- Jaja, eres cruel…Jenni, hazme el favor y dile a tu madre que no se


preocupe, que pasara la noche aquí. Mañana haré que vuelva.

- Ah,¿ que no te lo quedas para siempre? joder Nic, ya nos podías


hacer el favor.

- ¡Te la estas ganando niñata!- soltó mi amigo apareciendo en


escena en la línea de arriba.

- Temblando estoy, ¿qué me vas a hacer champiñoncito?

- Te…te…te… ¡tú ya veras cuando te pille!

- Si si…lo que tu digas hermanito., Nic, me dio gusto oírte, lo dicho a


ver si nos vemos.

- Igualmente Jenni, cuídate, nos vemos.

- Nos vemos… ¡adiós champiñoncito!- y colgó.


- Cobarde…mírala nada mas como huye, claro como sabe que lleva
las de perder.

- Robert, ya puedes colgar. No hace falta que me hables desde el


teléfono, te oigo perfectamente gritar desde aquí.

- ¿Pero qué se cree??- me hizo caso omiso respondiendo esta vez


con el decibelio mas elevado. Me separé el auricular y lo dejé sobre
la mesa. Puse rumbo a la cocina. Ni que decir tiene que mi amigo
siguió a lo suyo, desahogándose desde arriba.

Suspiré mientras abría el frigorífico con el objetivo de encontrar algo


comestible para hacer la cena. Los recursos, como siempre,
escaseaban. Cogí cuatro huevos, el queso y el jamón york y los
coloqué sobre la encimera. Me disponía a buscar la sartén cuando
sonó el timbre de la puerta. Miré el reloj de la cocina.

“Perfecto…mas para cenar…”

Me dirigí hacia la puerta de la entrada y miré por la mirilla. Solo


oscuridad encontré.

“Genial, encima graciosillo…”

Abrí claramente disgustada. Disgusto que se transformó en shock


total por lo que encontré al otro lado de la puerta.

- ¡Sorpresa!- gritó Andi mientras rodeaba a Nat con un brazo y


comenzaba a hacer muecas extrañas con su cara.

Me quedé parada en el sitio, observando a Natalia, sin saber que


hacer ni que decir.

- ¿Hola?- de nuevo habló Andi, moviendo una mano delante de mis


narices. La miré saliendo del shock inicial.

- Hola- sonreí volviendo mi atención a Natalia.


- Hola- respondió esta suavemente sonriéndome a su vez. Moví la
cabeza ante mi descortesía.

- Oh, por favor, lo siento, pasad…- me hice a un lado y entraron


cargadas con dos mochilas y dos maletas.

- Siento que nos presentemos así sin avisar…- se disculpó Natalia


mirándome.

- No te preocupes, me agrada de que estés aquí- cerré el espacio


que nos separaba y la oculté entre mis brazos. Me separé un poco y
le sonreí antes de acercarme a sus labios y besarla suavemente.

- Oye, muy bonita tu choza- nos interrumpió Andi haciendo un


sonoro gesto con su boca y mirando hacia todos lados.

- Gracias…

- Yo seré un champiñón pero tu eres una…una…unaaa…- de


repente de nuevo apareció la voz de mi amigo desde arriba.

- ¿Tienes visita?- preguntó Nat aun en mis brazos.

- No exactamente- comenté mientras nos separábamos- Es Robert,


tuvo un incidente con su madre y decidió venir a pasar la noche.

- Oh, bueno, no te preocupes, nosotras ahora llamamos a un taxi y


nos vamos a un hotel, no

queremos molestar- se apresuró Natalia.

- ¿Estas loca? No pienso dejar que vayáis a un hotel teniendo aquí


habitaciones de sobra, además, no molestáis- dije mirándola a la
vez que le hacia soltar la mochila que llevaba colgada al hombro.

- Ooh, yo si, ¿el baño por favor?

- Al fondo a la derecha.
- ¡Hostia! ¡Como en las pelis!- afirmó Andi divertida mientras seguía
la dirección dada.

- ¿De verdad no molestamos?- cuestionó de nuevo Nat.

- Por supuesto que no, es mas, me encanta teneros aquí, ha sido


toda una sorpresa. No esperaba poder verte hasta dentro de unos
meses.

- ¿Demasiado lío?- preguntó acariciando mi brazo.

- Bastante…las clases están siendo pesadísimas y lo cierto es que


estoy teniendo además bastantes problemas con los abogados de
papá y los negocios.

- Vaya, parece que no llegamos en buen momento entonces.

- Para nada, llegáis en el mejor momento- de nuevo la besé. Un


ruido en la parte alta de las escaleras hizo que nos separáramos. La
sonrisa cortada de mi amigo fue todo lo que encontramos.

- Lo siento…no quería interrumpir- dijo en la misma posición que se


encontraba, aun sin moverse.

Rodé mis ojos y le pedí que bajara. Ya a nuestro lado hice las
pertinentes presentaciones.

- Natalia, él es Robert. Robert, Natalia.

Se besaron cortésmente.

- Es un gusto conocerte al fin Natalia, si supieras lo que larga esta


de ti- me dio un codazo mientras hablaba.

- ¡Oyee!- me quejé.

- Jajaja, lo mismo digo, también tenia ganas de conocerte, me han


hablado mucho de ti.
- ¿En serio?- cuestionó curioso- ¿Mencionó también que…?

- Hola- apareció a nuestro lado Andi.

- Hola- se giró y saludó mi amigo.

- Andi, el es mi amigo Robert. Robert, ella es Andrea, la amiga de


Natalia.

- Hola Andrea- volvió a saludar mi amigo bobamente.

- Andi, puedes llamarme Andi. Así me dicen mis amigos.

- Oh, hola Andi, yo me llamo Robert, puedes llamarme así, mis


amigos así lo hacen- le tendió su mano torpemente antes de
acercarse y darle un beso de cortesía.

- Jeje…- rió tontamente Andi.

Nat y yo nos miramos y sonreímos antes de coger el equipaje y


subir las escaleras.

- Menudo par…- comentó Natalia nada mas subir las escaleras.

- Si…no sé por qué, pero intuyo que esos dos se van a llevar muy
bien.

- Jaja, mejor no apuesto.

Abrí la puerta de mi habitación y la dejé entrar.

- Guau, que bonita- dijo mirando hacia todos lados y soltando su


equipaje a un lado.

- ¿Es el tuyo?- la cuestioné señalando la maleta que aun cargaba en


mi mano.

- Uhm, no exactamente…un cuarto mío y tres cuartos de Andi.


-Ok, lo llevaré a su habitación de todas maneras, luego puedes
sacar tu ropa. Si necesitas entrar al baño ahí está la puerta. Ahora
te doy el tour por la casa- le guiñé un ojo antes de salir del cuarto.
Fui y dejé la maleta en la otra habitación de invitados y regresé. La
encontré mirando por la ventana.

- ¿Todo bien?- cuestioné acercándome y abrazándola.

- Uhm, si…- se volvió entre mis brazos y me enfrentó- Perfecto.

Sonreí antes de agacharme y besarla.

- Te extrañé…- admití.

- Y yo a ti…me alegro de haberle hecho caso a Andi.

- ¿Y eso?- pregunté sin soltarla.

- Fue idea suya el venir a verte.

- Oh, ¿y tu no querías?

- Me moría por venir…- sonrió antes de empinarse y besarme de


nuevo- Solo buscaba la excusa perfecta.

- Ya veo…lo que viene a decir que no soy suficiente excusa para ti.

- ¿Siempre tienes que ir mas allá?- cuestionó ladeando ligeramente


la cabeza.

- ¿Siempre me lo pondrás tan fácil?- le sonreí con autosuficiencia.

- Dios, no puedo creer que esté colgada por un ser tan


egocéntrico…- se separó fingiendo falsa molestia y fue hacia la
maleta que instantes antes había dejado en el suelo.- Esta ha sido
tontería

subirla- comentó dándole una patada.


- ¿Por qué? ¿Metiste un cadáver?- la piqué.

- Mas o menos…- susurró sacándose una llave del bolsillo y


metiéndola en el pequeño cerrojo. –

No sabes el show a la hora de pasarla por el detector de metales.

Me acerqué curiosa a su lado a la par que giraba la llave y la abría.


Una caja de cartón era todo lo que contenía.

- ¿Y eso?

- Un regalo de papá y mamá.

- Y esta es la habitación de Nicole- apareció mi amigo junto con Andi


en el marco de la puerta.

Enarqué mi ceja y lo miré- ¿Qué? Le estoy enseñando tu nidito.

- Muy bonito por cierto- se apresuró a comentar Andi a su lado.

- Gracias, supongo que ya habrás visto entonces tu habitación.

- Si, esa de la izquierda, también muy acogedora.

Miré a mi amigo buscando una explicación por el repentino cambio


de habitaciones.

- ¿Qué es eso?- me ignoró totalmente y se fijó en la caja que había


en el interior de la maleta.

- El motivo por el que toda seguridad nos rodeó en el aeropuerto-


respondió la castaña a su lado.

- Oh… ¿puedo abrirlo?- cuestionó con ojillos brillantes ya


dirigiéndose hacia el paquete.

- No, por si no lo has notado es un regalo, y es mío- me interpuse en


su camino.
- Egoísta…

- Compórtate que tenemos invitadas- le susurré- Nat, ¿te doy el


tour?- comenté dirigiéndome hacia ella.

- Si, me gustaría.

- ¿Y el regalo?- preguntó mi amigo con sufrida curiosidad.

- Por tu bien espero que siga como está para cuando vuelva.

Ni que decir tiene que cuando volvimos lo pillamos in fraganti


abrazado al jamón.

*****

El lejano sonido de risas y voces me trajo de vuelta al mundo de los


vivos. Abrí los ojos lentamente y miré alrededor de la extraña
habitación. La calidez de otro cuerpo a mi lado hizo que una amplia
sonrisa se instalara casi de forma automática en mi rostro.

Me giré en el abrazo que me sostenía y observé a mi acompañante


mientras dormía. Su rostro parecía libre de toda tensión en esos
instantes. De forma involuntaria comencé a acariciarlo con mi mano.
Una sonrisa apareció en sus labios.

- Podría acostumbrarme a despertar así todos los días- susurró con


los ojos aun cerrados.

Cerré el poco espacio que nos separaba y la besé suavemente.


Beso que rápidamente comenzó a tornar mas apasionado por su
parte.

- Buenos días- saludó cuando nos separamos sin dejar a un lado la


sonrisa.

- Buenos días- fue mi replica mientras intentaba recuperar el aire


que me faltaba.
- ¿Todo bien?- comentó preocupada acariciándome la mejilla.

- Si, solo…me dejaste sin aire.

- ¿En serio?- sonrió de lado a la vez que se posicionaba sobre mí.-


Pues no fue mi intención…-

susurró con sus labios ya en mi cuello. Cerré los ojos y me


abandoné a sus caricias.

- Uhm….- fue todo lo que mi cerebro supo racionalizar en ese


momento.

Un fuerte ruido procedente de abajo me hizo volver a la realidad.

- ¿Qué ha sido eso?

- Ni idea...será el gato de la vecina con los contenedores de basura-


comentó sin abandonar ni un instante su labor.

Otro ruido, esta vez más fuerte, seguido de risas llamó mi atención.

- Y el gato de la vecina también ríe así, ¿verdad?

- Si…- susurró abandonando mi cuello y tomando posesión de mis


labios. De nuevo otro ruido fue escuchado.

- Juro que los mato… - se separó con desgana. Reí ante su cara
malhumorada.- ¿Qué?- cuestionó mirándome.

- Nada…no te enfades…- le acaricié la mejilla- Los niños tienen


hambre.

- Si, y creo que será mejor bajar antes de que desarmen toda la
cocina...o peor, que haya que llamar a los bomberos…- hizo una
mueca que me hizo reír.

Nos levantamos y en pijama bajamos a la cocina. Lo que


encontramos nos hizo quedarnos en el marco de la puerta. Una Andi
ataviada en pijama y mandil luchaba contra un huevo mientras
intentaba freírlo ocultándose tras una tapadera. Robert a su lado,
animaba vigorosamente su valentía mientras a su vez intentaba
quitarle algo de negrura a sus carbonizadas tostadas.

Nic y yo nos miramos antes de entrar al campo de batalla.

- Oh, ¡hola! Sentaos, ¡estamos haciendo el desayuno!- saludó


sonriente Robert mientras seguía

lijando las achicharradas tostadas.

- Buenos días- dijimos tomando asiento en la mesa y con el móvil a


mano por si en cualquier momento había que llamar a emergencias.

- ¿Vosotras queréis huevo?- se volvió en su escudo Andi.

- Si por favor- respondió Nic para disgusto de mi amiga. Me miró a


mí esperando mi respuesta.

- No, gracias.

- ¿Prefieres comer carbón?- me susurró Nic al oído intentando


hacerme cambiar de idea.

- Prefiero comer carbón antes que lo que cocine esa de ahí- le


respondí obteniendo por su parte la respuesta que esperaba.
Comencé a reír llamando la atención de los cocineros a nuestro
lado.

- Parece que durmieron bien- le comentó divertido Robert a mi


amiga.

- Eso parece- me miró picara esta. Me limité a sacarle la lengua.

El desayuno transcurrió entre risas y payasadas del par de


cocineros.

- ¿Me harías el favor?- cuestionó Robert suplicante a mi amiga.


- Claro, estoy acostumbrada a meterle la maquinilla a mi hermano.

- Gracias, te estaré eternamente agradecido- sujetó su mano y miró


hacia arriba- Gracias, gracias…

gracias por enviarme a este ángel.

Desaparecieron de la cocina dejándonos a solas con el desastre.

- Bueno, parece que nos toca limpiar la zona cero- comentó Nic
dejando a un lado su vaso de vacío y levantándose del sitio.

- Eso parece…- la seguí y comencé a ayudarla a recoger cosas de


la mesa. Las risas procedentes de arriba eran notables- No te
equivocabas.

- ¿En qué?- dejó su labor y me miró extrañada.

- En que se llevarían bien- comenté señalando con mi cabeza hacia


arriba.

- Ahn, claro…ya deberías saber que nunca me equivoco- sonrió de


lado.

- Lo tuyo si es vanidad- le arrojé el trapo.

- Yo también te quiero mi amor- rió mientras volvía a su quehacer.

Una hora más tarde estábamos subiendo las escaleras de nuevo,


escaleras que iban a ser bajadas por nuestros amigos.

- ¿Dónde vais?- los cuestionó Nic al llegar a su altura.

- A hablar con mamá. Andi me convenció- miro a esta con cara de


cordero degollado, la cual por su parte le respondió haciéndole
ojitos.

- ¿Le acompañas?- me dirigí hacia Andi.


- Si, me mostrará la casita del árbol- anunció con emoción en su
voz.

- Si, por cierto, ¿a que quedé guapo?- dio una vuelta sobre si mismo
mostrándonos su nuevo look.

- Oh si, un adonis…-respondió Nicole rodando sus ojos.

- No seas envidiosa- la palmeó en el brazo- Bueno, nos vamos,


portaos bien.

- Jeje, hasta luego- se despidió mi amiga siendo arrastrada de la


mano por Robert.

- Hasta luego.

Nos quedamos paradas, observándoles llegar a la puerta y salir


antes de mirarnos y comenzar a reír.

- Jaja, dios…esos dos son tal para cual…

- Y que lo digas…ya lo estoy imaginando presentándosela a su


madre: mamá, es la mujer de mi vida- intento imitar la voz de su
amigo.

- Jaja, oyee, quien te dice que no lo sea…

- ¿Y quien lo negó?- me sacó la lengua.

La palmeé en el mismo brazo donde su amigo la había golpeado


instantes antes.

- ¡Auch!- se quejó- ¿Ya se te pego la mano floja del otro?

- Pss… ¿te vas a duchar?- cambié de tema mientras poníamos


rumbo a la habitación.

- Si, pero entra tu antes, de mientras hago unas llamadas que tengo
pendientes.
- ¿No me acompañas?- cuestioné provocativa apoyándome en el
marco de la puerta del baño y comenzando a desabrochar los
botones de la camisa de mi pijama.

- Ehn…- pareció quedarse sin habla momentáneamente- yo…

- Jajaja, no tardo- la besé en la mejilla y entré al baño cerrando la


puerta tras de mi. Me apoye en ella.

“Natalia…no juegues con fuego o acabaras quemándote…Dios,


debo de ser masoca porque quiero quemarme… ¿seguirá en el
pasillo?”.

Dejé mis pensamientos a un lado y me desnudé entrando a la


ducha. Para cuando salí la habitación donde habíamos dormido ya
estaba recogida, aunque Nic aun seguía colgada al teléfono.

- No me importa lo que cueste…si si, tampoco se pase, que mi


padre no era ministro…Ok, como quiera…si claro, tengo todo el
tiempo del mundo…hasta otra- colgó- Malditos abogados.

- No te preocupes, se solucionara…- me acerqué rodeándola por la


cintura.

- Eso espero…Uhm- comenzó a olisquearme- Ya hueles mejor.

- Pues siento decirte que tú no. Ya puedes entrar.

- Graciosilla...

Me besó antes de separarse y poner rumbo al baño. Suspiré a la par


que miraba a mi alrededor. Me senté en la silla del escritorio a
esperarla sin saber que otra cosa hacer. Una foto en la estantería
llamó mi atención. En ella estaban Robert, Nic y otra chica. Me fijé
en ella, no debía de ser mayor que yo. Lo cierto es que era preciosa,
y, a juzgar por la apariencia y la ropa de Nic, la foto debía de ser
reciente.
“Quien será…me pregunto si…”moví mi cabeza dejando la foto a un
lado “…ya, no seas paranoica…es solo una chica…seguramente
alguna amiga…si, amiga, y nada mas…” Una punzada de celos me
atravesó el estomago. “¿Y si no?...”

El timbre interrumpió mi monologo interno. Bajé las escaleras de dos


en dos y me planté delante de la puerta, abriéndola sin ningún
tapujo y ni cuestionándome siquiera que esa no era mi casa. La
misma chica de mi paranoia apareció ante mis ojos.

- Hola- dijo en un perfecto inglés- ¿Está Nicole?

- Oh, ¿Nicole? si…pero en este momento está en la ducha-


respondí lo mejor que pude.

- Ok, ¿puedo pasar?- cuestionó vacilante.

- Claro…- me hice a un lado.

Entró directa a la cocina donde dejó la bolsa que traía y luego pasó
a la sala.

“¿Quién demonios es esta? ¿Y a que rayos viene tanta confianza?”

Cerré la puerta y entré a la sala. La encontré sentada en el brazo del


sillón, husmeando entre la repisa de cdś.

- No le digas que ando toqueteando esto, se pone histérica.

- No te preocupes- la curiosidad pudo conmigo- Por cierto, soy


Natalia- le tendí mi mano esperando su presentación.

- Oh, así que tu eres la famosa Natalia- me miró sorprendida antes


de acercarse, obviando mi mano tendida, y abrazarme.

- ¡Tu! ¡Apártate de mi chica!- apareció en la sala Nicole.

- No seas egoísta, y comparte un ratico- comentó la otra riendo. Se


separó de mí y fue a abrazarla. –
Te extrañé larga.

- Y yo a ti enana, ¿qué te trae por aquí?

Olvidada a un lado en la sala, me limité a observar con cierta


suspicacia el intercambio de miradas y sonrisas por parte y parte.

- ¿Ahora resulta que no puedo venir a visitarte?- se separó al fin de


mi Nic. - Vengo a traerte algo de parte de mamá y a llevarme a mi
hermano de la oreja, que por cierto, ¿dónde está?

- Fue con Andi a tu casa, os perdisteis por el camino.

- Si, supongo… ¿quién es Andi?- preguntó extrañada.

- Una amiga de España, vino junto con Nat a pasar unos días- me
señaló con una sonrisa asomando a sus labios.

“Hasta que al fin te das cuenta de que existo…”

- Oh, lo siento- se acercó de nuevo la chica a mi, tendiéndome esta


vez su mano- Soy Rachel.

- Encantada.

- Es la hermana de Robert- comentó Nic acercándose a nuestro


lado.

- Lo mismo digo… pero no te creas, que no nos parecemos en


nada- me guiñó uno de sus ojos azules antes de sonreírme. Le
devolví la sonrisa.

- ¿Y qué me trajiste?

*****

- Joder Robert, ¡que nos comemos al micromachine! - le grité a mi


amigo ya viéndome empotrada en el culo del mini que llevábamos
delante.
- Lo siento…

- ¿Lo sientes? Por favor, aluniza ya…no quiero acabar esta tarde en
la morgue- seguí mirando la pantalla de mi móvil.

- Lo siento, solo me distraje… ¿han llamado las chicas?

- No, era otra persona…además, ¿para qué iban a llamar las


chicas? Si no hace ni una hora que las dejamos.

- Tal vez necesiten algo…- comentó parando en el semáforo en rojo.

- Hombres, siempre creyéndose todopoderosos- rodé mis ojos.

- Menuda pachonga que tienes- me miró incrédulo- Pueden


necesitar ayuda…

- Muy bien, superman, pues métele al acelerador antes de que los


que llevamos detrás empiecen con la melodía de los cojones.

- ¿Se puede saber por qué estás de tan mala hostia?

Suspiré antes de mirar a mi amigo.

- Lo siento, es solo que me llamó Peter Spencer…

- ¿El abuelo de Portsmouth? Pero eso es bueno, ¿no?

- No, no es bueno…tengo que ir a recoger el pasaporte, mañana a


mucho tardar.

- ¿Por qué tanta prisa? Ni que se fuera de viaje del inserso al


Caribe.

- Al Caribe no, pero si con su hija a Francia. No sabe cuando


regresará y lo del pasaporte es importante.

- ¿Para qué? No te sirve nada más que para confirmar que esa
mujer estuvo con tu abuela- comentó aparcando el coche sobre el
bordillo y apagando el motor.

- Si, y también para confirmar todos los lugares por los que pasaron.

- ¿Y que piensas hacer después? ¿Irte a investigar a cada país


como hizo tu padre? Por Dios Nicole, es una locura…deberías
dejarlo, este asunto se está convirtiendo en una obsesión.

- Lo sé, lo sé…pero no puedo dejarlo. No ahora…se lo debo a mi


padre.

- Pues el pago de la deuda va a acabar con tu vida y tu relación con


Nat.

- No seas trágico, no va a pasar nada. Esto y mi vida pueden


mantenerse al margen perfectamente-crucé los brazos sobre mi
pecho.

- Solo te digo que deberías decirle la verdad…

- ¿Y tú? ¿Cuándo se lo dirás?- el cambio de tema lo dejó k.o.

- ¿Decir qué?- preguntó extrañado.

- No te me hagas ahora el que no sabe. Tu y yo sabemos que estas


colado por Andi.

- ¿Qué? ¿Yo colado? Tú te pinchas…

- Claro, y por eso te veo babear y beber los vientos por ella.

- Yo no babeo…

- ¿Tengo que recordarte lo mal que besas?- lo pinché con sorna.

- Eso fue un golpe bajo. Está bien, me gusta… ¿satisfecha?

- No, ¿cuáles son tus intenciones para con ella?


- ¡¿Qué?!- me miró incrédulo.

- Lo siento, pero como tu mejor amiga que soy, y como novia de su


mejor amiga estoy en la

obligación de preguntarte, ¿vas a ir en serio con ella? ¿O solo


tontearás como haces siempre?

- ¿Tú crees que tenga la mas mínima oportunidad?

- Si te pregunto tus intenciones es porque lo pienso, ¿o no?

- Si, supongo.

- ¿Entonces? ¿Para cuando la declaración príncipe de Beukelaer?

*****

Me encontraba sobre la cama, viendo un viejo álbum de fotografías


de una Nic bebé, cuando noté que alguien tocaba a la puerta.

- Adelante- respondí sabiendo de sobra quien sería.

- Hola- entró Andi al cuarto tomando asiento a mi lado- ¿Qué ves?

- Unas fotos. Mira que ricura.- le mostré a una mini Nic con un
chupete y una muñeca entre sus pequeños brazos.

- Que tierna…Ya revelamos el misterio, nunca ha sido así de


grande- comentó devolviéndomela y mirando el resto.

- Ha cambiado tanto…

- Pues si, con un año no levantaba un palmo del suelo y ahora mide
metro ochenta, lo que hacen los petisuis, ¿eh?

- Payasa… ¿Nada divertido en la tele?

- Pues no, no me entero de papa.


- Que esperabas…- seguí observando fotografías ausente.

- Nat…

- ¿Sí?- levanté mi mirada al notar el repentino cambio en el tono de


su voz.

- ¿Qué te parece Robert?- cuestionó tímida, mientras miraba hacia


el álbum y comenzaba a manosearlo.

- Es un chico agradable y simpático. ¿Por qué?- le pregunté


sabiendo por donde venían los tiros.

- ¿Crees en el amor a primera vista?

- No, lo cual no tiene porque significar que no suceda.

- Me gusta mucho, Nat. Lo conozco desde hace apenas tres días


pero tengo la sensación de que lo conozco desde siempre. Me
siento tan bien cuando estoy a su lado. Es…es…nunca me he
sentido así…no sé como explicarlo…- una lagrima comenzó a rodar
por su mejilla.

- Ey- le sequé la cara e hice que me mirara- ¿Por qué lloras?

- Porque me siento estúpida…

- Bienvenida al club del amor, puede recoger su tarjeta en recepción


cuando quiera, le aseguramos grandes descuentos en ropa del
hogar y textil- la hice reír.

- ¿Crees que él sienta algo por mi?- preguntó insegura.

- No lo sé, no lo conozco lo suficiente pero…de que le gustas, le


gustas.

- ¿Tú crees?

- Te aseguro que a mi no me mira igual- respondí burlona.


- Porque tu estas comprometida…y nada menos que con su mejor
amiga.

- ¿Y? aun conservo mi sex appeal- moví sugerente mis cejas.

- Jaja, eso seguro…Qué voy a hacer Nat…

- Lo que has hecho estos días pasados. Disfrutar y estar con él.
Deja que siga su curso. Si tiene que surgir algo, surgirá.

En el silencio de la casa escuchamos la puerta abrirse y cerrarse.

- Ya están aquí, no llores más…ya veras como todo sale bien- le


aseguré.

Bajamos las escaleras y entramos a la cocina, donde los chicos


estaban guardando las provisiones que habían comprado en el
súper.

- ¡Mira!- exclamó Robert plantándole a mi amiga en todos los morros


un bote de mermelada de naranja.

- Te acordaste…- suspiró esta agarrando el bote de compota entre


sus manos y abrazándolo contra su pecho.

- Claro, cómo olvidarme, si me dijiste que te encantaba- la miró


fascinado.

- Oh, gracias- lo abrazó.

- De nada- comentó el chico bobamente.

- ¿Podemos hablar?- llamó mi atención Nicole al otro lado de la


cocina.

- Si, claro…- la seguí arriba a la habitación. – ¿Sucede algo?

- Me han llamado hace un rato. Debo viajar a Portsmouth a recoger


unos papeles. Iré ahora a sacar el billete de tren. Lo mas seguro es
que parta mañana temprano - abrió el armario y sacó una mochila
donde comenzó a meter papeles y ropa.

- ¿Por lo del abogado?- paró su movimiento y la noté dudar antes de


responder.

- Sí, por lo del abogado.

- ¿Quieres que te acompañe?

- No, no hace falta, no te preocupes…lo cierto es que no sé si me dé


tiempo de regresar antes de que vuelvas a España.

- Ya veo…- aparté la mirada de su figura mientras trataba de ignorar


el dolor que poco a poco se iba instalando en mi pecho.

- No te preocupes, Robert conoce esta ciudad mejor que nadie, te


aseguro que no os aburriréis.

La miré, observaba absorta unos papeles sin hacerme apenas caso.


Salí de la habitación y me encerré en el baño.

“¿No aburrirme? Nicole, ¿en qué piensas?...si lo único que deseo es


estar contigo…vine para eso, y ni lo notaste…” cerré los ojos y dejé
escapar mis lagrimas en silencio.

*****

- Robert, ¿quieres dejar ya el puto móvil de una puñetera vez?

- Joder, como está el patio…- me miró sin borrar la sonrisa de su


cara antes de quitarle el sonido al endemoniado cacharro y seguir
tecleando como loco.

Suspiré y volví a mi quehacer. Ante mí, papeles y mas papeles


referentes a lo que había conseguido averiguar sobre la vida de mi
abuela me devolvían la mirada retadores.
“Mierda…en la vida voy a poder descifrar todo esto…Es como un
rompecabezas sin sentido. Tengo todo y nada. Veamos, Italia,
Francia, Alemania, España e Inglaterra. Ok, centrémonos ahí…

Brighton, Portsmouth… ¿y luego? Demonios, algo se me escapa…


Esta mujer no puede haber desaparecido de la noche a la mañana
así como así…”.

El zumbido de la vibración del móvil de mi amigo de nuevo cortó mi


línea de pensamiento. Lo miré iracunda.

- ¿Qué? ¿Eso también te molesta? Cualquiera te entiende, vengo a


ayudarte y mira encima como te pones- me miró elevando sus cejas
y con la misma sonrisa de antes.

- A vaciar la nevera, ¿no?- enarqué mi ceja.

- No, a ayudarte con estos papelitos- comentó a la par que cogía


varios montones y los lanzaba al aire.

- Joder, ¡Robert!, ¡¿eres imbécil o te lo haces?!- le grité intentando


cogerlos al vuelo antes de mirarlo mas que mosqueada.

- ¿Y tú eres neurótica o te lo haces?- dijo levantándose y


encarándome- ¿Qué demonios te pasa últimamente? ¡Estás
insoportable! Entiendo que quieras resolver esto…pero se te está
escapando de las manos. ¡Mírate! No comes en condiciones, no
duermes… ¡Ni siquiera vas a clases! Necesitas

ayuda Nicole, y con urgencia…No puedes con esto, es demasiado,


y lo sabes…

- Robert, eres mi amigo y respeto tus opiniones, pero por favor, no


trates de meterte en mi vida, porque es mía. Y si no como, no
duermo o no voy a clases…es mi problema, no tuyo… ¿entiendes?

- Pues si es TU problema, no hagas parecer al resto culpable.

- ¿Si tanto te molestan mis humos para qué sigues viniendo?


- Eres la hostia…- movió la cabeza incrédulo- Lo cierto es que no sé
ni porque lo hago…Quizás porque eres mi mejor amiga y me
importas…o tal vez es porque simplemente sea masoca…

- Tal vez… ¿sabes? no quiero que nadie se compadezca de mi…y


mucho menos tu…ahí tienes la puerta-le hice un movimiento con la
cabeza, señalándosela.

- No te preocupes, sé donde queda. Espero que te vaya bien Nicole


y que no tengas que lamentarte algún día por todas estas
estupideces. Por perder tu vida, a las personas que alguna vez te
importaron, tus sueños anhelando cumplir los imposibles de otro…
por pasarte la vida buscando a alguien que lo mas seguro es que ya
esté bajo tierra.

- ¡Vete ahora mismo de mi casa!- le grité golpeando con los puños la


mesa.

- No te preocupes, ya me voy. Que tengas suerte.- dijo dándose la


vuelta y saliendo de la habitación.

No tardé mucho en oír la puerta principal cerrarse.

Cerré los ojos y apreté fuertemente los labios. Las lágrimas que
había estado evitando comenzaron a recorrer mis mejillas. Abrí los
ojos y miré la fotografía de papá. Me miraba con la misma sonrisa
de siempre. Esa sonrisa que aun en los momento difíciles me
recordaba que solo era algo pasajero y que todo pasaría. Cerré los
ojos de nuevo y me senté sobre la silla, ocultando mi rostro entre
mis manos mientras me apoyaba sobre la mesa, sabiendo a ciencia
cierta que esto no era algo pasajero, y que desgraciadamente ya no
había vuelta atrás.

El sonido del teléfono me hizo levantar de un salto de la mesa. Me


despegué varios papeles de la cara aun medio dormida antes de
dirigirme hacia el aparato y contestar.
- ¿Sí?- respondí intentando colocar todos mis huesos en el sitio
mirando de reojo el reloj. Eran las seis de la tarde.

- Hola- contestó una voz que hizo que automáticamente una sonrisa
se instalara en mi rostro.

- Oh, hola cariño, ¿cómo estas?

- Bien, estaba aquí, pensando en ti…y decidí llamarte.

- Siento no haberte dado muchas señales de vida en las últimas


semanas- traté de disculparme.

- No te preocupes, supongo que estuviste liada y eso… ¿Cómo va


todo?

- Uhm, regular…

- ¿Regular? ¿Qué ha sucedido?-cuestionó preocupada.

- Nada- traté de mentir- Las clases, están siendo difíciles.

- ¿Segura que nada mas?

- No. Lo cierto es que esta mañana me peleé con Robert- admití


sabiendo que de nada servia ocultarlo.

- Bueno, no es como si fuera la primera vez, ¿no?- trató de quitarle


importancia para hacer que me sintiera mejor.

- No, pero esta vez es diferente. Nos dijimos demasiadas cosas a la


cara.

- ¿Y? vuestra amistad es mas fuerte que cualquier palabra, no dejes


que todo se vaya al demonio por una tontería.

- Es que no es una tontería…-comenté antes de que la voz me


fallara y ya no pudiera hablar más.
Las lágrimas de nuevo volvieron a inundar mis ojos.

- Shh, cariño, vamos, no llores…todo va a estar bien…

- No, no va a estarlo…soy una completa imbécil…Por una razón o


por otra siempre consigo que todas las personas que quiero me
dejen.

- No digas eso, porque no es cierto…ya verás como todo se


soluciona…

Seguimos hablando por teléfono al menos una hora mas y debo


reconocer que cuando colgué, no solo me sentía mejor sino que mis
ideas estaban algo mas claras.

Al otro día me levanté temprano y fui a clases. Robert tenía razón,


no podía seguir así…anhelando cumplir el sueño de mi padre a
costa de mis propios sueños y la gente que quería. De nuevo
contrataría un detective y que el hiciera su trabajo, pero antes me
ocupaba algo mas importante.

Pedirle una disculpa a mi amigo. Desgraciadamente el día pasó sin


que pudiera localizarlo. Volví a casa cansada y abatida por mi
infructuosa jornada.

Giré la llave y entré al interior soltando de inmediato mi mochila a un


lado y quitándome la chaqueta. El olor de un conocido perfume se
introdujo en mis fosas nasales de camino a la cocina a por mi
acostumbrado vaso de zumo.

“Dios, como necesito a esa niña…”

Abrí el mueble buscando mi vaso favorito y no encontrándolo.

“Juraría que esta mañana lo guardé al fregar…”

Cogí otro y abrí el frigorífico encontrándome el sitio de mi preciada


bebida vacío.
“¿Dónde demonios…?”

Salí a la sala, pensando como ultimo intento que tal vez lo había
dejado olvidado ahí en la mañana cuando había desayunado. Lo
que encontré me hizo detenerme en mis pasos, dejándome más
parada que un gato de escayola.

- Hola, ¿te hace un zumito?- me ofreció con una sonrisa mi preciado


néctar desde el sofá.

- Nat, ¿cómo…?- intenté preguntar al tiempo que se levantaba y se


ponía frente a mi, agitando ligeramente unas llaves ante mis aun
sorprendidos ojos.

- Me las dio la señora Norman- las dejó sobre la mesa y me abrazó.


Le respondí abrazándola con fuerza.

- Dios, pellízcame, esto tiene que ser un sueño…- me pellizcó- Ayy,


eso dolió… ¿tienes que tomártelo todo en el sentido literal?- me
separé de ella cuando comenzó a reír.

- Ya, tu lo pediste, yo cumplo…no te enfades- de nuevo me rodeó la


cintura y se pegó a mi.

- ¿Y cumplirás todo lo que te pida?- la cuestioné con un tono


bastante sensual.

- Uhm…tal vez…- me miró divertida.

- Tu nunca cambias, ¿verdad?- le sonreí.

- Antes muerta que sencilla.

- Jaja, loca…me alegra que estés aquí…

- Y a mi me alegra estar aquí…- me miró dulcemente antes de


empinarse y juntar nuestros labios.

- ¿Andi está arriba?-pregunté al separarnos.


- No. Esta vez vine sola- me miró sugerente antes de comenzar a
besar mi cuello.

- Uhm…genial…se me ocurre entonces que podemos subir y


ponernos algo más cómodas…y luego ponernos al día…-comenté
rindiéndome al dulce suministro de esos cálidos labios en mi cuello.

*****

- Lo harás…

- No…

- Oh, sí que lo harás…

- ¿Y por qué yo y no el? dime- me miró adoptando una pose de lo


más infantil.

- Porque lo digo yo, y punto- seguí caminando por la húmeda calle


aun a pesar de que mi acompañante se había quedado clavada en
el sitio- Es para hoy- me giré.

- No, no quiero- se cruzó de brazos y siguió sin moverse.

- Nicole por Dios, no seas cría- coloqué las manos en mis caderas a
la vez que la miraba.

- Solo si me das algo a cambio.

- Ok, lo que quieras, pero vamos que tengo frío.

Comenzó a caminar. Una vez estuvo a mi altura me rodeó con sus


brazos.

- ¿De verdad tienes frío? Pero si hoy hace hasta sol.

- A eso- me giré y señalé hacia un sol apenas visible cubierto por


nubes- ¿lo llamas sol?
- Bueno, también lo llaman astro rey- me miró seria. Intenté imitarla
elevando mi ceja, para solo obtener carcajadas por su parte.- A ver,
a ver, hazlo otra vez…

- Si, claro, y mientras la nena se mea de risa aquí a una se le


congela el moquillo- comencé a caminar de nuevo.

- Aish, si es que no me tienes paciencia- me abrazó de nuevo desde


atrás besándome la mejilla.- Por cierto, ¿donde vamos?

- A casa de Robert.

- ¿En sentido contrario?

Paré en mis pasos y la encaré.

- ¿Cómo que en sentido contrario? ¡¿Pues cuándo pensabas


decirme?!-la golpeé en el brazo.

- Auch, controla tu fuerza Sansona- comenzó a frotarse el lugar


golpeado de forma tan exagerada que me hizo reír.- Eso, y encima
ríete. No tienes corazón…- comenzó a hacer pucheros.

- Jaja, no seas dramática, pero pss…si ni te rocé…además, te lo


merecías.

- Claro, claro…justifica el daño.

- Aish- rodé mis ojos antes de agarrarla del brazo y comenzar a


caminar de nuevo por donde habíamos venido.

No tardamos demasiado en llegar a un residencial de pequeños


chalets adosados.

- Ah, si, era por aquí, ahora me acuerdo…- comenté.

- Si, ahora te acuerdas- me sacó la lengua.


Antes de que pudiera responderle ya habíamos llegado a la puerta
de la vivienda. La misma que se abrió a los dos segundos de tocar.

- Buenas- saludó Nic a Rachel al abrir esta.

- Oh, menuda sorpresa- dijo pasando su mirada de ella hacia mí-


Pasad.

- Hola- la saludé acercándome y besándola en la mejilla. Nic hizo lo


propio.

- ¿Está el cabezón de tu hermano?- le preguntó.

- Uhm, sip, en la cocina, armando el puzzle de tres mil piezas.

- Mala señal…

- ¿Tú sabes que le pasa? No se habrá peleado con Andi…- me miró


mientras decía esto último.

- No, no se ha peleado con ella- le aseguré.

- ¿Andi? ¿Qué pinta ella en la historia?- cuestionó Nicole frunciendo


el ceño.

- ¿Pues no es su novia?- preguntó Rachel.

- ¿Su novia? ¿Y cuando pensaba ese enano decirme? ¿El día de la


boda?

- ¿Quién es?- apareció Robert en el marco de la puerta de la cocina-


Ah, tú…- comentó sin demasiado entusiasmo volviendo al interior de
la habitación.

- Será mejor que…- señaló hacia la cocina y comenzó a caminar


hacia allí perdiéndose en el interior ella también.

- Bueno…creo que nos quedamos solas- me miró la rubia a mi lado.


- Eso parece…

- ¿Hace un rico chocolate?- me sonrió.

- Hace- respondí devolviéndole la sonrisa y siguiéndola al exterior.

*****

Entré a la cocina para encontrarme con mi amigo sentado a la


mesa.

- ¿Para qué viniste?- cuestionó elevando su cabeza y encarándome


antes de volver su atención a la pieza que sostenía entre sus
manos.

- Lo sabes perfectamente…- dije colocándome a su lado y


observando su obra.

- Pues mejor otro día…hoy estoy ocupado como puedes ver…-


comentó intentando encajar la pieza en varios extremos. Tras varios
intentos se rindió dejándola a un lado y cogiendo otra. Cogí la pieza
que había abandonado y la coloqué en el espacio donde iba. La
miró encajada, ligeramente sorprendido de que fuera ese su lugar.-
Gracias- susurró volviendo la atención a la pieza que aun sostenía.

- Robert, lo siento…Sé que me equivoqué, que me porte fatal


contigo…

- Déjalo, ya que más da…el daño ya está hecho- me miró triste.

- Lo sé, y sé que eso no puedo cambiarlo…pero déjame rectificar,


por favor…- le supliqué.

- ¿Me prometes que volverás a contratar a alguien para lo del caso


de tu abuela y que te olvidaras de seguir jugando a los detectives?

- Te lo prometo.
- ¿Y me prometes que no volverás a saltarte clases? ¿Que te
alimentaras en condiciones y trataras de dormir algo mas?

- No sé si pueda prometer tanto…

- Muy bien, pues que sepas que no pienso pasar mas mis apuntes a
limpio, así que sino los entiendes después, arreando que es
gerundio…- intentó fingir enfado, pero su sonrisa lo delató. Me
acerqué y lo abracé.

- Gracias, por a pesar de todo seguir siendo mi amigo.

- Nunca he dejado de serlo, y, pase lo que pase, nunca lo dejaré de


ser.

- Gracias…

- Bueno, ya, quita, que me vas a hacer llorar como una magdalena y
tó…

- Jaja, tranquilo, traje klinex por si acaso- lo miré burlona.

- Dios, que buena amiga, siempre pensando en todo…- rodó sus


ojos- ¿me ayudas con esto?

- Solo si me das la pieza que llevas en la mano.

- ¿Pa qué? Si ni encaja…- me la tendió. La giré antes de acercarla a


uno de los extremos de la obra y colocarla.

- ¿Qué decías?- cuestioné guasona.

- Que te adoro mi vida, no sé que haría sin ti- me lanzó un beso al


aire.

- Jaja, eso mejor lo mantenemos en secreto, no quiero que cierta


chica me cuelgue en el árbol mas cercano.

- ¿Nat es celosa?- siguió intentando encajar piezas donde no era.


- No lo sé, supongo que lo normal. Pero hablaba por Andi- lo miré
esperando una explicación.

- No me mires así, intenté decírtelo varias veces, pero estabas tan


absorta en lo tuyo que ni caso me hacías.

- Lo siento, yo…

- Ya, no pasa nada, está olvidado…Y sip, estamos saliendo.

- Uys uys, pero ¿saliendo? o ¿“saliendo”?- remarqué las comillas de


la última pregunta.

- Si lo que quieres saber es si vamos en serio te diré que…sip.

- Vaya vaya…

- Es maravillosa, sus ojos son como…- comenzó con el monólogo


de maravillas y lindezas de su amada mientras sonreía bobamente
mirando hacia la inmensidad de la nada en el techo. Sonreí
volviendo parte de mi atención hacia el puzzle.

*****

El delicioso olor proveniente de la parte baja de la casa hizo que


poco a poco fuera abriendo mis ojos. Miré a todos lados de la
habitación, algo desorientada por el lugar en el que me encontraba.
El recuerdo de la noche anterior vino como un flash a mi consciencia
haciendo que de inmediato se instalara una sonrisa en mis labios.

Cerré los ojos y me regocijé en el recuerdo de las suaves manos de


Nicole sobre mi cuerpo, de sus calidos labios…suficiente para que el
solo hecho de recordarlo hiciera que el calor comenzara a tomar
forma en la parte baja de mi vientre. Abrí los ojos aun sonriendo
bobamente mientras me decidía a salir de debajo de las sabanas.

El frío golpeó mi cuerpo desnudo mientras rebuscaba entre el


edredón tirado en el suelo parte de la ropa que la noche antes había
caído sin previo aviso. Una vez vestida salí de la habitación y bajé
las escaleras, prácticamente siendo arrastrada por la tentadora
fragancia que salía de la cocina. Entré, solo para descubrir a Nic,
ataviada con un delantal sobre su pequeño short de deporte y su
top, haciendo tortitas.

- Buenos días- dije rodeándola desde atrás y depositando un beso


en su cuello.

- Buenos días bella durmiente- susurró girando la cabeza y


robándome un beso antes de volver su atención a la plancha.

- Uhm, huele rico…- comenté olisqueando sobre su hombro aun


abrazada a ella.

- Pues espera a probarlas…- volvió a girarse besando esta vez mi


sien- ¿Dormiste bien?- susurró sin dejar de mirarme.

- Divinamente… ¿y tu?- la cuestioné rozando ligeramente sus labios


con los míos.

- Uhm, en mi vida había dormido mejor…- susurró de nuevo antes


de apoderarse de mis labios, plancha por completo olvidada a un
lado. El comienzo de olor a chamuscado hizo que nos separáramos.

La observé divertida viendo como trataba de despegar las tortitas de


la plancha sin mucho éxito antes de apartarme de su lado y terminar
de poner la mesa.

Colocó el plato sobre la mesa a la vez que tomaba asiento. Me


senté frente a ella.

- ¿Zumo?

- Si, gracias. ¿Con mermelada de fresa?- cuestionó señalándome


una de las tortitas.

- Como estén más ricas…


- Entonces ya veras…- se levantó, puso cacao en polvo en un vaso
y añadió un poco de leche, lo metió al microondas. Unos minutos
bastaron para que degustara el mejor desayuno de toda mi vida.

- Dios, estaba de muerte…- comenté chupándome los dedos


manchados de chocolate.

- Jaja, dijiste, estaba…- se echó hacia atrás en su silla y me miro


terminando de beber el café que le quedaba en su taza.

- Tres kilos me has hecho engordar con esto, que lo sepas.- me


eché hacia atrás yo también, apoyándome en el respaldo mientras
me frotaba el estomago satisfecha.

- Genial, con un par de desayunos más estarás en tu peso- me miró


burlona.

- Jaja, ¿en mi peso? ¿O en el del hipopótamo?

- Sin comentarios- sonrió colocando la taza sobre la mesa.- ¿Qué te


apetece hacer hoy?

- Uhm, no sé, ¿dónde me llevaras?- apoyé los codos sobre la mesa


acortando la distancia que nos separaba.

- ¿A dónde quieres ir?- adoptó la misma posición que yo.

- Mientras vaya contigo que mas da donde vayamos…

Sonrió ante mi respuesta.

- Ok, entonces te llevaré a los suburbios a que compres al rastro


cosas ilegales.

- Jajaja, graciosilla- le saqué la lengua. La seriedad de su rostro me


hizo dudar por unos instantes.

Fruncí el ceño.-Estas de coña, ¿verdad?


- ¿Lo estabas tu cuando dijiste que te daba igual ir donde fuera?

- No pero…- sus carcajadas me detuvieron.- Que guasona estamos


desde bien tempranico, ¿eh? Se nota que dormiste bien…- le sonreí
de lado.

- Si yo le contara…- sonrió haciéndose la interesante.

El sonido del teléfono interrumpió nuestra conversación.

- No te escapes…

- Jaja, si claro, como si tuviera muchos lugares donde ir- rodé mis
ojos. Lo último que vi fue su sonrisa antes de que se perdiera por la
puerta.

*****

- Entiendo…muchas gracias por haberme avisado.

Colgué el auricular mientras trataba aun de asimilar la noticia que


Caroline Spencer, la hija adoptiva de Peter Spencer, me había dado.

- ¿Sucede algo?- unos pequeños brazos rodearon mi cintura


atrayéndome hacia la calidez del cuerpo al que pertenecían.

- Si- me giré en el abrazo y encaré a Natalia- Me acaban de avisar


que alguien a quien conozco está agonizando.

- Oh, vaya, lo siento. ¿Es joven?

- No, es ya…mayor. Como de la edad del abuelo. Aun no puedo


creer que…- me separé de su lado y me acerqué hacia la ventana.

- Ey, vamos…- se acercó de nuevo a mi, colocando esta vez una


mano sobre mi espalda.

- Tengo que volver a Portsmouth- dije casi sin pensar apartándome


de ella y saliendo de la sala.
- ¿Qué?- me siguió agarrándome del brazo.

- Me voy a Portsmouth- la encaré.

- Si, eso ya lo he escuchado… ¿pero así? ¿Sin mas?

- Tengo que hacerlo…

- Ya se nota… ¿y yo qué? ¿Estoy pintada acaso?

- Natalia, entiende, necesito hablar con ese hombre por última vez…

- Ya veo…lo que no entiendo es para que…

- Son…- “No puedes decirle la verdad”-…negocios.

- Ok, déjame acompañarte al menos- dijo adelantándome en las


escaleras.

- No, me gustaría ir sola- la detuve.

- Te gustaría…muy bien, ¿qué mas te gustaría hacer sola? ya


puestas…

- Natalia, por favor, no tengo tiempo para chiquilladas- terminé de


subir las escaleras y entré a mi habitación.

- ¿Te parecen chiquilladas?- cuestionó dolida siguiéndome al interior


de la habitación- Nicole, si tu no tienes tiempo a mi se me agota la
paciencia. Trato de entender que sucede, buscar una explicación
razonable a tus huidas repentinas pero no puedo, y lo siento pero no
me basta con que me digas que son negocios. Sé perfectamente
que no estas teniendo ningún problema respecto a eso, ni con
abogados ni con nada, y lo sé porque le pregunté a papá.

Me limité a sacar mi bolsa del armario y comenzar a meter ropa en


su interior.
- ¿Me ignoras? muy bien, me queda bien claro todo…ay no, espera,
tienes prisa, no puedes siquiera explicarme a qué demonios tanto
misterio.

- No hay ningún misterio, ya te dije que son negocios.- me volví


encarándola.

- Muy bien… ¿Y esos supuestos negocios son mas importantes que


yo? ¿Te importan más?

- Natalia no trates de…

- ¿De hacerte sentir culpable? ¿Te has parado a pensar como me


siento yo? ¿Cuántas veces nos hemos visto desde que
comenzamos la relación? ¿Las has contado? porque yo si…tres
veces en seis meses… ¿y cuantas veces has salido huyendo? otras
tres… ¿qué quieres que piense al respecto?

Está bastante clara tu postura…- sus lagrimas recorrían su rostro


con total libertad de movimiento.

- Natalia…- intenté calmarla acercándome.

- No, no me toques Nicole, estoy cansada…estoy cansada de fingir


que no pasa nada, de intentar comprender cosas que ni siquiera
entiendo…estoy cansada de esperar junto al teléfono a que te
dignes a llamarme…de esperar junto al buzón a recibir tus cartas…
estoy cansada de tus promesas vacías…

- Natalia, por favor escu…

- No, Nicole, ya no hay tiempo para más…esto se ha acabado.

**

La vida puede resultar un asco si de verdad te lo propones. No


importa cuanto poseas, no importa lo que obtengas… nada tiene
sentido cuando sientes que tu vida está vacía.
El mundo siguió girando después de que Natalia me dejara. Si,
dejara, porque ella me dejó. Vale que tal vez me lo merecía pero,
¿eso también implicaba el evitarme de por vida?

Bueno, ya que más da, han pasado ocho años desde aquello…
Ocho años que me han llevado a todos lados y a ninguno. Cuando
acabé la carrera me asocié con Robert y unos compañeros mas y
montamos un bufete. Quizás éramos inexpertos al principio pero
poco a poco y con la ayuda de colegas con reputación que se
unieron a nosotros conseguimos que el negocio pronto prosperara y
consiguiera el prestigio suficiente como para hacerse un hueco
importante entre los mejores del gremio a escala nacional.

Con mi vida personal como supondréis no tuve igual suerte al


respecto. Seguí volviendo a casa de mis tíos durante un tiempo, e
intenté acercarme a Natalia para salvar lo nuestro en un par de
ocasiones…pero no fue suficiente…Si ya de por sí nos separaba
mar y tierra ella se encargó de poner mas de por medio. Decidió irse
a estudiar periodismo a Italia nada mas acabar el instituto. Lo último
que supe de ella fue que vivía en Roma trabajando como columnista
en un periódico local.

Robert seguía con Andi, vivían juntos…y yo, a pesar de las múltiples
citas que tanto uno como otro se empeñaban en conseguirme,
seguía sola.

- ¿Conseguiste los detalles del caso Hitchman?

Suspiré antes de abandonar la esplendorosa vista que ofrecía el


ventanal de mi oficina y dirigir la atención hacia mi amigo.

- Sí, están ahí sobre la mesa.

- Genial, Peter quiere echarles un vistazo antes de darle carpetazo.

- ¿Caso cerrado?- comenté tomando asiento tras mi escritorio y


abriendo mi correo electrónico.
- Sí, al parecer llegaron a un acuerdo entre las partes.

- Bueno, un quebradero de cabeza menos…- me centré en los


mensajes de mi bandeja de entrada.

- Vale, me voy a entregar esto- dijo señalando la carpeta que


sostenía en una de sus manos. Se dio la vuelta y comenzó a
caminar hacia la puerta. Se giró de nuevo hacia mi.- Ah, por cierto,
¿para esta noche prefieres carne o pescado?

- ¿Esta noche?- lo miré enarcando mi ceja.

- Nicole, te lo dije hace tres días…

- Lo siento, no sé si pueda ir, tengo cosas que hacer ya.

- ¿Si? ¿Como qué?- se cruzó de brazos esperando mi excusa.

- Tengo trabajo para mañana.

- La cena es a las nueve, espero seas puntual por una vez- dijo
saliendo antes de que pudiera replicar.

Miré la puerta cerrada por unos instantes antes de volver a


centrarme en la pantalla del ordenador.

El teléfono me interrumpió esta vez.

- ¿Sí?

- Señorita Vizza, tiene una llamada por la línea 2, ¿se la paso?

- Si claro- respondí a mi secretaria con una sonrisa ya instalada en


mi rostro al saber de quien se trataba. Solo una persona me llamaba
al trabajo por esa línea, el pequeño Alex.

- ¿Nico?

- Hola pequeño, ¿no deberías de estar en clase?


- Si, es solo que…- comenzó a llorar haciendo que el pánico
comenzara a instalarse en mí.

- Cariño, ¿que sucede?

- Nico, a papá le pasó algo…vino la ambulancia y se lo llevó.

- ¿Cuándo?

- Hace un momento, estoy asustado Nico…- siguió llorando.

- No te preocupes cariño, tranquilo, ¿estás solo en casa?

- No…mi hermano está arriba llamando por teléfono a mi hermana.

- Enano, ¿se puede saber que haces?- cuestionó al pequeño una


voz varonil al otro lado de la línea.

- Es Nico- le respondió lloroso Alex entregándole al parecer el


auricular.

- ¿Nicole?

- Dani, ¿qué ha pasado?

- La verdad no lo sé aun, pasé la noche fuera de casa y cuando


llegué esta mañana me encontré todo el jaleo. La ambulancia se
llevó a papá al hospital hace apenas media hora. Por lo visto parece
que fue un infarto. Mamá aun no llamó.

- ¿Has avisado a tu hermana?

- Si, ya la avisé.

- Muy bien, estaros tranquilos, cualquier noticia me llamáis a mi


móvil, ¿ok?

- Si, no te preocupes.
- Vale, en un rato os veo.

Colgué antes de volver a coger el auricular y comunicarme con mi


secretaria.

- Rose, cancelame toda la agenda para hoy y un par de días mas.

- Pero señorita Vizza tie…

- Rose por favor, es importante, y por favor consígame un billete de


avión para España a más tardar para dentro de tres horas.

- Está bien, la llamo para confirmarle.

- De acuerdo, muchas gracias.

*****

“Creo que papá sufrió un infarto…”

Las palabras de mi hermano se repetían una y otra vez en mi


cabeza. Miré a través de la ventanilla del taxi mientras intentaba en
vano evitar las lágrimas.

- ¿Se encuentra bien señorita?- cuestionó el conductor mirándome


curioso por el espejo retrovisor.

- Si, no se preocupe. Por favor, acelere un poco más.

- No se preocupe, ya estamos llegando- dijo mostrándome sus


negros dientes a través de su sonrisa.

Apenas cinco minutos después estaba bajando del vehículo y


entrando al hospital. Me dirigí hacia el mostrador con la intención de
preguntar que había sido de mi padre, cuando la presencia de otra
persona hablando con la chica me detuvo. Terminé de acercarme
mas al mostrador al ver que se
apartaba solo para casi infartarme cuando al girarse vi la
profundidad de unos conocidos ojos azules.

- Oh…hola…- susurró casi tan sorprendida como yo.

- Hola…venía a…

- En la UCI…- se apresuró a responder antes de que acabara.

- La segunda planta, ¿verdad?

- Si…- afirmó mientras comenzaba a caminar hacia el ascensor.


Paseé la mirada por su cuerpo antes de seguirla.

“Dios, no…ni lo pienses…”. Moví la cabeza intentando eliminar mis


pensamientos.

El ascensor se cerró con solo nosotras en su interior.

- ¿Sabes exactamente que ha sucedido?- me cuestionó mirándome


fijamente. Le sostuve la mirada por unos instantes antes de
responderle algo aturdida.

- No, Dani me dijo que creía que había sido un infarto, pero que no
estaba seguro.

- Sí, a mi me dijo igual.

- ¿Te llamó él?

- No, Alex…estaba bastante asustado.

Salimos del ascensor poniendo rumbo a la unidad de cuidados


intensivos.

- Apenas vea como está papá iré a verle…

- No te preocupes, está bien. Me pasé por allí al venir del


aeropuerto. Nervioso y asustado, pero bien.
- Es un niño…demasiado.

- Si, pero es fuerte.

- ¿Tú crees?- cuestioné deteniéndonos antes de entrar a la


siguiente sala.

- Claro, se parece a su hermana- me miró mientras decía esto


ultimo.

- Entonces no es tan fuerte…

- No me contradigas- sonrió levemente haciéndome sonreír a pesar


de todo.

“Oh oh, peligro…deja de mirarla y entra a ver como está tu padre


antes de que hagas o digas cualquier tontería…”

Al entrar a la sala encontramos a mi madre sentada en una silla. Se


levantó a recibirnos.

- Oh, cariño- se abrazó a mí llorando.

Nicole se mantuvo alejada de nosotras, otorgándonos algo de


privacidad. La vi acercarse al cristal de la habitación antes de
ponerse a hablar con uno de los médicos que en ese momento salía
del cuarto.

- Shh, tranquila… ¿qué ha sucedido? ¿Cómo está papá?- cuestioné


volviendo a mi madre a la vez que me separaba de ella y la
encaraba.

- Snif, fue un infarto.

- ¿Pero se encuentra bien? ¿Cómo está?

- Está bien, dentro de la gravedad de la situación. Ahora mismo está


estable. Tal vez mas adelante tenga que someterse a una
operación…- comenzó a llorar.
- Vamos mamá, tranquila. Lo importante es que ahora está bien.-
traté de sonreírle.

- Si… ¿viniste sola?- preguntó mirando alrededor percatándose de


la presencia de Nic junto al doctor.

- Desde Italia si…a Nicole la encontré al llegar al hospital.

En ese momento se acercó a nosotras.

- Hola tía- saludó a mi madre besándola en la mejilla y abrazándola.

- Hola Nic, gracias por haber venido…

- Por nada, sois mi familia, es lo menos que podía hacer.

- ¿Qué dijo el doctor?- le pregunté acercándome hacia el cristal y


mirando al interior donde mi padre permanecía conectado a un
respirador y varias maquinas mas

- Que fue un infarto, pero que ahora mismo se encuentra


estabilizado. Comentó que tal vez lo subieran a planta en unas
horas. No descartó que en un futuro tenga que someterse a una
operación.

*****

- ¿Qué tal por Roma?- rompí el silencio que imperaba en el coche


desde que habíamos salido de casa de mis tíos.

Aprovechando que habían pasado a mi tío a planta, llevé a Natalia a


su casa para comprobar como estaban sus hermanos y recoger algo
de ropa para su madre, que a pesar de nuestras insistencias había
decidido quedarse en el hospital acompañando a Miguel.

- Bien…todo bien…- comentó ausente mientras seguía mirando a


través de la ventanilla del copiloto.
Ante su escueta respuesta decidí que no era el momento idóneo
para cháchara por lo que seguí conduciendo a través de la noche el
mercedes de alquiler que para mi agrado la eficiente de mi

secretaria me había reservado al aterrizar.

- ¿Y tú? ¿Qué tal por Londres? he oído que el negocio te va muy


bien.

Me sorprendió su afirmación pues aunque sabía que seguía en


contacto con Andi no pensaba que se dedicaran a hablar
precisamente de mí.

- Si, lo cierto es que no puedo quejarme, va bastante bien.

- Es lo que tiene sacrificar tanto.

La miré esperando encontrar algo en su mirada, dureza tal vez, pero


lo único que encontré fue cansancio.

- Si, supongo…- comenté estacionando el coche en el parking del


hospital y sacando la llave. Nos quedamos un breve instante en
silencio, sin movernos, solo mirando al frente.

Me giré y miré su perfil, en ese momento una lágrima caía por su


mejilla. Elevé mi mano y la sequé con uno de mis dedos. La noté
estremecerse ante mi caricia antes de cerrar fuertemente sus ojos
impidiendo así que mas salieran. Continué acariciando su rostro.

- Natalia…- susurré acercándome.

- No… - dijo abriendo sus ojos y separándose de mí. Abrió la puerta


y salió.

Suspiré antes de hacer lo mismo y salir del vehículo.

El camino hacia la habitación transcurrió de nuevo en el más estricto


silencio. La seguí a través de los pasillos tratando de mantener la
distancia que ella misma se había encargado de imponer entre
nosotras. La presencia de otra persona hablando con su madre en
la puerta de la habitación la hizo aligerar el paso.

- ¡David! - exclamó a la vez que lo abrazaba. Lo besó.

Aminoré mi paso, entre sorprendida, aturdida y algo celosa por lo


que veían mis ojos. Me acerqué a mi tía, tendiéndole la bolsa con lo
que nos había solicitado.

- Gracias, cariño - me sonrió sosteniéndola entre sus manos y


entrando a la habitación.

Me quedé en el pasillo, viendo a mi tía perderse en el interior y a la


pareja aun besándose. Al límite de lo que podía soportar decidí que
lo mejor que podía hacer en ese momento era seguir a Diana.

Estaba por hacer eso cuando Natalia se dirigió hacia mí.

- ¿Nicole?

- ¿Si?- dije volviéndome y percatándome que estaban ya a mi altura.

- ¿Recuerdas a David?

Miré al tipo unos instantes antes de reconocerlo tras la mugrosa


barba de cuatro días.

- David Carrido- afirmó tendiendo su mano ante mí.

- Si, ya recuerdo- comenté mientras se la agarraba y la estrujaba


con fuerza. La mueca de dolor en su cara fue evidente.

- Un gusto verte de nuevo- dijo con poca gana mientras intentaba


mover su lastimada mano a un lado de su cuerpo.

- Lo mismo digo- respondí guardándome todo mi sarcasmo.

- David es mi prometido- comentó casual Natalia mientras lo


agarraba del brazo posesivamente.
Si haberla visto besándose con el tipo me había helado la sangre ya
la noticia ni digamos. La miré sorprendida, viendo como me sonreía,
antes de dirigir la mirada a la persona que mas instintos asesinos
desataba en mi en ese momento, su supuesto prometido que, para
que negarlo, tenía mas cara de sorpresa que yo.

- Que bien, me alegro. Enhorabuena.

Intenté sonreír antes de tenderle de nuevo mi mano al capullo que


tenía enfrente. La miró entre dudoso y con miedo antes de
estrecharla en la suya. Sorprendido de que esta vez no se la
estrujara me sonrió, suficiente para desatar mi “ira” de nuevo.

Soltó su mano agitándola evidentemente al aire mientras me miraba


ceñudo. Me limité a sonreírle con fingida inocencia antes de volver
mi vista hacia Natalia y acercarme a ella estrechándola en un
abrazo que duró lo suyo.

Sabía que por instinto me rodearía la cintura con sus brazos, y así
fue. Me separé un poco y la miré a los ojos esperando encontrar,
pobre de ella, la señal que necesitaba. El verde azulado que tantas
veces atrás había visto en sus ojos me indicó lo que necesitaba
saber en ese momento. Le sonreí sinceramente, acercando mis
labios a su oído.

- Espero que seas muy feliz, prima.- le susurré obteniendo un


estremecimiento por su parte.

La miré de nuevo a los ojos, observando que gracias a mi


comentario mordaz el color había variado ligeramente. Satisfecha,
me agaché depositando un suave beso muy cerca de sus labios,
notando como su respiración se aceleraba. La miré triunfal antes de
separarme. Su mirada solo me devolvió odio…y la de su prometido
mejor no hablamos.

Entré a la habitación dejándolos a solas en el pasillo. Unos minutos


después entraron. No tardé mucho en despedirme de mis tíos y salir
del sitio.
Conduje por la ciudad sin rumbo fijo durante casi una hora mientras
mi cabeza trataba una y otra vez de pensar que era lo que debía de
haber hecho en mis otras vidas para que el destino me tratara de
forma tan cruel en esta.

“¿Qué creías pedazo de subnormal? ¿Qué la niña iba a estar


esperándote?”

Detuve el coche frente al puerto y salí de el. El húmedo aire marino


me golpeó de lleno. Me abracé a mi misma mientras caminaba hacia
el borde. Intenté ver algo en la lejanía a través de la fría oscuridad,
pero ni mis pensamientos encontré. Suspiré antes de bajar la
cabeza y enfrentarme al negro océano mientras las lagrimas
conquistaban mis ojos.

- Obtuviste lo que mereciste, ni mas ni menos….y tal vez


simplemente…sea mejor así…

Sequé mi cara, enfadada conmigo misma por estar actuando así, y


puse rumbo hacia el auto. Inicié la marcha con la intención de
dirigirme hacia el hotel donde me hospedaba. Las luces de un pub
llamaron mi atención mientras conducía a través de la desierta calle.
El dolor de mi corazón me hizo estacionar y salir del coche, incapaz
de regresar a la fría soledad que me otorgaba la habitación del
hotel.

Entré y me acerqué a la barra pidiendo un whisky doble en cuanto la


camarera me tuvo en el punto de mira. Bebí mi vaso en apenas dos
sorbos solicitando otro.

- Buenas noches, ¿tienes fuego?- me preguntó alguien a mi lado.


Me giré y encaré a la rubia que osaba profanar mi ahogo de las
penas. Unos conocidos y sorprendidos ojos marrones fue lo que
encontré.- ¿Nicole Vizza?- cuestionó insegura, cigarro por completo
olvidado a un lado.

- Hola Iris. No, no tengo fuego- volví la atención hacia la camarera


que en ese momento depositaba otro vaso frente a mi.- Gracias-
susurré cogiéndolo y bebiendo un trago.

- ¿Nicole?- colocó una mano en mi espalda.

- Si, soy Nicole- la encaré de nuevo con cara de pocos amigos.


Pareció ignorarla.

- ¿Ha sucedido algo?- cuestionó mientras de nuevo me rendía al


liquido amarillo del vaso en mi mano.

- ¿Y por qué tendría que suceder algo?- le sonreí agriamente- Eyy,


¿tiene un mechero?- pregunté a la chica que servía en la barra.

- Si, claro- me tendió uno, el mismo que le di a la rubia a mi lado.

- Ya tienes fuego, incendia el monte y piérdete- dije dándoselo y


girándome a un lado esperando que se marchara. Para mi total
desagrado me rodeó y me encaró de nuevo.

- Para que lo sepas, alcohólica no anónima, la piromanía ya es un


capitulo cerrado en mi vida.

- Muy bien, me alegro…- intenté fingir emoción-… ¿algo más?

- Sí, que ha pasado contigo…tú no eras así…

- La gente cambia…a la vista está- subrayé mirándola de arriba a


abajo mientras me daba cuenta de que por su apariencia debía de
ser una chica de negocios.

- Eso parece…y yo que pensé que ganaría el premio al mayor


cambio en la reunión del instituto a los diez años…

- Pos ya ves….- respondí sin ganas.

- ¿Qué haces en España? te hacía en Londres, como gran abogada.

- Asuntos familiares.
- Ya veo…pues deben de ser realmente importantes y graves
cuando te hacen perder la compostura

de tal forma.

- ¿Y tú? ¿Qué haces por aquí?- pregunté intentando cambiar de


tema, rindiéndome al hecho de que por mucho que lo intentara no
conseguiría que se marchara y me dejara en paz.

- Trabajo aquí.

- ¿Aquí? ¿En este antro?- enarqué mi ceja.

- Oye, ¿qué antro?- entró en la conversación la chica de la barra


que en ese momento servía unos tragos no demasiado lejos. Volví
la atención hacia la rubia a mi lado.

- Trabajo en comisaría como detective.

- Joder, de estar en chirona a llevar las llaves- comenté con guasa.

- Nunca he estado en chirona- respondió con tanta seriedad que me


hizo revolverme incomoda.

- Lo siento no he…

- Ya, no te preocupes- me sonrió.

- Vivo en Londres, trabajo en un bufete de abogados allí, vine por


asuntos familiares.- me sorprendí revelando.

- Eso dijiste, ¿algo grave?

- Mi tío sufrió un infarto.

- Pero él no ha…- no acabó la frase esperando que continuara.

- No, se encuentra bien. Estará en el hospital unos días más.


- Me alegro que esté bien, es un buen hombre.

- Si, lo es- admití mientras recordaba algunos de los momentos que


había compartido con él.

- ¿Y que hay de Natalia? La última vez que la vi fue hace un par de


años, acababa de terminar la carrera. ¿Sigue viviendo en Italia?

El cambio de tema me hizo revolverme de nuevo, pero aun así


respondí.

- Si, sigue viviendo en Roma y en cuanto a como está…puedo


decirte que perfectamente, con planes de boda cercanos.

- Oh, eso si…me sorprende- parecía que la chica alucinaba con la


información.

- Mas me sorprendió a mí, que me enteré hace un rato- mi


pensamiento se verbalizó en mi voz casi sin darme cuenta. Di un
nuevo trago a mi vaso, notando como su mirada se clavaba en mi
perfil.

- Así que ese es el motivo…

- Es bonito celebrar por la familia, ¿no crees?- le comenté irónica.

- ¿Por qué lo dejasteis?

Su pregunta me dejó K.O. La miré extrañada.

- ¿Qué? Tampoco había que ser adivina para saberlo. Se notaba a


la legua que algo había entre vosotras.

- Torpezas del destino.

- ¿Qué?- volvió a preguntar mirándome seria.

- Por eso lo dejamos, por torpezas del destino.


- Vaya, veo que el alcohol saca a la luz tu lado mas filosófico.

Está vez fue mi turno de mirarla seria.

- Lo siento- alzó las manos en son de paz.

- Ya, no pasa nada. Es solo que es una larga historia.- admití


cansada ya de todo.

- Muy bien, tengo toda la noche- me sonrió tomando asiento a mi


lado.

*****

Abrí los ojos notando los calidos rayos del sol golpeando sobre mi
cara. Miré a mi alrededor mientras trataba de acordarme donde
estaba. El sonido de mi móvil hizo que alargara la mano y lo cogiera.

- ¿Si?- cuestioné mientras el dolor en mi sien se hacía patente.

- ¿Nicole? ¿Eres tú? ¿Qué te pasa?

- Uhm, nada Robert, una larga noche nada más.

- ¿Sucedió algo? ¿Cómo está tu tío?

- No te preocupes, está bien. Se encuentra estable, pero sufrió un


infarto. Ahora solo le queda cuidarse un poco y esperar a una
posible operación.

- Oh, bueno, dentro de lo que cabe es bueno. ¿Y tú como estas?


Por el tono de tu voz…

- Estoy bien- me apresuré a responder antes de que acabara de


hablar.

- Ok, no pregunto más.

- Siento mucho lo de la cena de anoche.


- No te preocupes, estás disculpada, de todas maneras tampoco
pudo venir la amiga de Andi.

- Así que había nueva amiga para conocer… ¿Cuándo dejaréis de


buscarme novias?

- Cuando consigamos emparejarte con alguien.

- Seguid soñando.

- Algún día mi querida Nicole caerás…

- Si si… ¿Cómo está todo por el bufete?

- Sobrevive sin ti.

- Un alivio, al menos ya sé que no resulto indispensable.

- Jaja, lo cierto es que Peter está mas liado que la sandalia de un


romano con el nuevo caso.

- Oh, dios…no me digas, que novedad mas grande.

- Jaja, tu secretaria me dijo que tu billete de vuelta era para mañana.

- Si, pero lo mas seguro es que vuelva hoy mismo.

- ¿Por qué? Nicole, no seas boba, tomate unos días para estar con
la familia. El trabajo puede esperar.

- Supongo, pero no me siento cómoda aquí.

- ¿Viste a Natalia?

- Si, a ella…y a su prometido- escupí con rabia la ultima palabra.

- Vaya, ya veo.

- Tú lo sabías, ¿verdad?
- Bueno, sabía que estaba con alguien, pero no que fuera a casarse
con él. ¿Estas segura de que era su prometido? Es raro, Andi no me
ha dicho nada…

- Tan segura como me lo presentó de esa manera.

- Joder…- el sonido del teléfono de su despacho lo interrumpió- Un


momento.

- No te preocupes.

Me levanté de la cama y entré al baño donde llené un vaso con


agua. Salí, cogiendo la pastilla que inexplicablemente había sobre la
mesa y la introduje en el líquido, mientras seguía esperando a mi
amigo. No tardé mucho en volver a escuchar su voz.

- Nicole, tengo que dejarte, es de la oficina del fiscal.

- No hay problema, cuídate. Saludos para Andi.

- No te preocupes, se los doy. Nos vemos.

- Nos vemos- susurré cortando la llamada y tirando el móvil sobre la


cama.

Un papel sobre la mesita de noche llamó mi atención. Me acerqué y


lo cogí.

Buenos días Nicole, espero que esas copas de mas no te estén


pasando factura ahora. Por si acaso ahí te dejo una pastilla para la
resaca. Te aseguro que es milagrosa. Espero poder volver a verte
antes de que te marches. Seguramente tengas noticias mías en
unos días. Espero que lo tuyo con Natalia pueda solucionarse,
nunca pierdas la esperanza.

Atentamente…Iris

“¿En que momento le conté a Iris todo?”. Me pregunté ceñuda


mientras dejaba la nota a un lado y ponía rumbo a la ducha.
*****

“Espero que seas muy feliz, prima”

El recuerdo del susurro de esa calida voz en mi oído no dejaba de


hacerme estremecer muy a pesar del rencor que esas simples y
llanas palabras con ese toque de sarcasmo despertaban en mi ser.

“Te has equivocado Natalia, admítelo. Y lo peor es que tal vez ya no


exista vuelta atrás”

Cerré los ojos intentando contener las lágrimas. Unos fuertes brazos
me rodearon de inmediato.

- Shh, no llores mi amor, tu padre va a estar bien...- noté a David


susurrarme al oído en el abrazo.

“Si supieras que no lloro por el…si supieras que lloro porque a pesar
de todo sigo enamorada de ella…”

Abrí los ojos y miré en la profundidad de sus ojos marrones


esperando encontrar todo aquello que encontraba cuando tantos
años atrás miraba en otros ojos azules. Lo que vi, o más bien lo que
no vi, me hizo cerrarlos de nuevo y abandonarme a mi llanto.

Unas horas mas tarde estaba entrando a la habitación de mi padre.

- Hola papá, ¿cómo estas?- lo besé.

- Como si me hubieran atropellado. ¿Vienes sola?- cuestionó


mirando hacia la puerta.

- Sí, David fue a su casa a ver a su madre. Lo mas seguro es que


tenga que regresar esta tarde mismo a Roma.

- Oh, que pena. Me hubiera gustado haberos tenido a todos aquí


unos días.

Sonreí al notar la tristeza en su comentario.


- No te preocupes papá, tal vez pronto. Ahora en lo único que tienes
que pensar es en recuperarte y cuidarte más.

- Sí, el medico ya pasó esta mañana y me leyó la cartilla. Parece


que me toca tomármelo con calma a partir de ahora.

- Mas te vale viejito- mi comentario se ganó una enorme sonrisa- ¿Y


mamá?

- La mandé a casa en cuanto Nicole apareció por la puerta.

- ¿Ha venido Nicole?- pregunté extrañada.

- Si, esta…- la puerta del baño se abrió haciéndola aparecer con


una cara no demasiado feliz-…

justo ahí.

- Hola- me saludó con el rostro aun descompuesto.

- ¿Te encuentras bien?- cuestioné preocupada mientras me


acercaba a su lado y comenzaba a palparle la frente.

- Si, supongo que la cena de anoche no me sentó demasiado bien-


susurró sin dejar de mirarme a los ojos.

- Deberías de bajar y tomar un caldo caliente que te asiente el


estomago- sugirió mi padre desde la cama.- Nat, acompáñala a la
cafetería, anda, no quiero que esta niña cabezota se enferme.

- Tío, estoy bien, no es necesario…

- Tal vez te siente bien, vamos- dije a la vez que sin pensar la
agarraba de la mano y la dirigía hacia la puerta- Ahora regresamos
papá, ni te muevas de ahí- le bromeé a la vez que salíamos del
cuarto.

- Oh, si, como si pudiera…- fue lo último que oímos en la lejanía.


Avanzamos por el pasillo aun de la mano y entramos al ascensor sin
decir nada. No fue hasta que entramos a la cafetería que nos
separamos. Solicitamos la consumición en la barra y ya con ella nos
sentamos en una mesa cercana.

- Dios, no sé siquiera si pueda mantener esto por mucho tiempo en


mi estomago- comentó señalando el caliente brebaje de pollo.

- Solo inténtalo a ver- le sugerí mientras llevaba la taza de chocolate


a mis labios. Me limité a observarla comer con desgana mientras
saboreaba por mi parte mi caliente bebida.

- ¿Rico?- cuestionó sacándome del trance en el que me tenía


sumida su sola visión.

- Mucho, ¿qué tal lo llevas tú?

- En cualquier momento el pollo vuela a la taza del inodoro.

Sonreí moviendo la cabeza antes de volver a beber de mi taza.

- ¿De qué te ríes? No es gracioso…- fingió sentirse indignada.

- No, claro que no…- volví a sonreír.

- Tienes una sonrisa preciosa- susurró con sus pupilas clavadas en


las mías. Estuvimos durante unos instantes así, mirándonos. Lo que
vi reflejado en sus ojos azules me hizo estremecer.

- Yo…será mejor que suba a ver a papá…-comencé a levantarme de


la silla. Su mano sujetó mi brazo, deteniéndome..

- Natalia espera…

- Ya lleva rato solo- dije liberándome de su agarre y saliendo de la


cafetería.

Corrí por el pasillo y entré al ascensor consciente de que me seguía.


Las puertas estaban por cerrarse cuando una mano hizo que se
abrieran. Se sumergió en el interior del pequeño espacio conmigo.

- Natalia, por favor...Escúchame, necesito hablar contigo.

- No Nicole, no hay nada de que hablar…Todo está dicho ya…

No pude decir mas, mis labios pronto se vieron apresados por los
suyos. Intenté resistirme al principio, pero la calidez de su cuerpo
unida a la pared que me sostenía a mis espaldas hizo imposible mi
huida. Pronto su lengua comenzó a pedir permiso para entrar a mi
boca, se lo di, abriendo mis labios, rindiéndome a ella.

La falta de oxígeno unido al ruido de la puerta del ascensor al


abrirse en nuestro destino me hizo empujarla y separarla de mí.

- ¡No! ¡No vuelvas a hacer eso!- salí del ascensor y de nuevo


comencé a correr por el pasillo con la esperanza de poder
refugiarme en la habitación de papá. Una mano me agarró del brazo
haciendo que me detuviera antes de arrinconarme esta vez contra la
pared del pasillo y tomar de nuevo posesión de mis labios.

De nuevo la debilidad y el deseo se adueñaron de mí. Y de nuevo la


falta de oxígeno en mis pulmones hizo que me separara de ella.

- ¡Dije que no! ¿No entiendes o qué?

- Eres tu la que parece no entender- me robó otro beso.

- ¡No!- me separé golpeándola sonoramente en la cara con mi


mano.

- ¡Auch! Ahora golpeas mas fuerte- se acarició su dolorida mejilla.

- No vuelvas a hacerlo, estoy prometida.

- Sí, de alguien a quien no amas- fue su sincera respuesta.

- Tal vez, pero le voy a dar un hijo- respondí a la defensiva y sin


pensar demasiado bien las consecuencias que implicaba tal
revelación.

Se separó aturdida, sin dejar de mirarme, tal vez buscando algo que
desconfirmara mi afirmación.

- ¿Qué?

- Estoy embarazada de un mes y medio. Nadie lo sabe aún.

Comenzó a caminar hacia atrás, poniendo espacio entre nosotras.

- Sí, ya lo sé yo…Despídeme de tu padre por favor…- dio la vuelta y


comenzó a caminar.

La observé alejarse mientras interiormente trataba de frenar las


tremendas ganas que tenía de salir corriendo tras ella. La
responsabilidad por el ser que nacía en mi interior pudo conmigo.
Cerré los ojos y apoyada como estaba en la pared me fui deslizando
hacia abajo, donde silenciosamente derramé, para pasmo de
muchos de los que pasaban en ese momento por el pasillo, las
lagrimas mas amargas de toda mi vida.

“Y tal vez simplemente…sea mejor así…”

*****

La noticia del embarazo de Natalia cayó sobre mí como un jarro de


agua fría. Una cosa era que estuviera comprometida con el tipo, y
otra muy diferente que estuviera esperando un hijo de ese
desgraciado. Todas las esperanzas que había albergado en mi
interior se habían esfumado completamente al conocer la noticia.

Ni que decir tiene que volví a Londres ese mismo día, y como
siempre, y para tratar de no pensar, me sumergí de nuevo en mi
trabajo. Habían pasado ya dos meses desde mi regreso.

- ¿Qué te parece? ¿Estoy guapetón?- cuestionó mi amigo saliendo


del probador enfundado en un caro traje de Armani.
- ¿Tiene que ser precisamente blanco?- lo cuestioné con una ceja
alzada desde mi silla.

- Pues si, quiero que revele mi pureza virginal.

- Oh si, claro, como te queda tanta…- rodé mis ojos.

- Si mi Andi se va a casar de blanco, dime, ¿por qué yo no?

- Visto así…Pero sigo pensando que el negro de antes te quedaba


mejor.

- Anda, no me seas antigua. ¡Modisto!- gritó al dependiente que en


ese momento se encontraba al otro lado de la tienda.

- Es el dependiente, no el modisto.

- Que más da…si lo único que quiero es que me pille el bajo…-


comentó mientras se remangaba el pantalón y modelaba por toda la
tienda.

- Dios, quien me mandaría aceptar ser tu madrina…

- Aish, ya no te quejes tanto, eres peor que Rachel. Me pregunto


como le estará yendo a mi Andi con ella. ¿Y si luego cuando
acabemos nos pasamos por la diseñadora?

- Ni lo pienses, ¿no te han dicho que trae mala suerte ver a la novia
vestida antes del día?

- ¿Y desde cuando eres supersticiosa?

- Desde ahora mismo. Cuando acabemos de esto tu y yo


regresamos a la oficina. Aún me queda un informe por redactar.

- ¿Y qué hay de tu vestido? ¿Me está bien del talle?- cuestionó


mientras seguía mirándose en el espejo de todos los ángulos
posibles.
- Faltan 5 meses para la boda aun, y si…te está bien del talle.

- Bueno, pero tienes que llevar vestido, y tiene que ser elegante.
Tienes que estar a mi altura.

- Uff, un poco difícil, pareces el muñeco de la tarta.

- Si, claro. Envidia cochina la tuya- comentó dando un giro sobre si


mismo.

- Uy, si…me corroe.

- ¡Modisto!- volvió a vocear atrayendo la atención de varios clientes


además de la del susodicho.

- ¿Si, señor?- se ofreció este a su lado.

- Creo que me llevaré este, ¿me puede pillar el bajo? me gustaría


ver como me queda.

- No hay problema…

¿Cuánto creéis que puede tardar una persona normal en cogerle el


bajo a un pantalón con un par de alfileres? Este tipo, o el modisto
como lo aclamaba mi amigo, batió plusmarca mundial en lentitud
tardando más de media hora.

Salimos de la tienda, super mega hiper exclusiva y tope fashion


según Robert, una hora después.

- Bueno, ¿donde vamos ahora?

- Ya te dije que a la oficina- afirmé entrando en mi honda civic negro.


Mi amigo subió a mi lado en el asiento del copiloto.

- ¿Ya? ¿Y que hay de la merienda?

- ¿Qué merienda?
- La que me debes desde…que te dejé el juego de la nintendo… ¿te
acuerdas?

- Robert, por el amor de Dios, teníamos doce años.

- Si, pero las promesas no caducan.

Rodé mis ojos antes de poner rumbo hacia el edificio de oficinas.

- ¡No! ¡Allí no!- comenzó a quejarse como un niño pequeño.

- ¿Por qué no?- lo cuestioné con una ceja alzada.

- Allí a esta hora ya no quedan bollitos de chocolate.

- ¿Sabias que eres peor que los niños pequeños?

- Y tu te pareces a gruñón de los siete enanitos- fue su respuesta


antes de sacarme la lengua.

- Te van a salir michelines- traté de picarlo.

- Es un riesgo que asumiré, además así luego floto en las aguas


caribeñas.

- Muy bien, también iras desnudo el día de la boda, ¿verdad? Más


blanco y puro imposible ya en esa guisa- lo miré con sorna.

- Muy graciosa…- cruzó los brazos sobre su pecho- Ya veremos


cuando te vayas a casar tu…

- Espera sentado entonces- dije mientras estacionaba el vehículo en


un aparcamiento libre y sacaba las llaves.

- Algún día…

- …lejano- acabé por el antes de apearme del coche.


Después de merendar poco tiempo me dio de volver a la oficina. Lo
dejé en su casa algo mas de las ocho, resignándome y volviendo yo
también a la mía.

Solté mi maleta a un lado y me quité el pesado abrigo antes de


entrar a la cocina a por mi usual vaso de zumo de naranja. Entré a
la sala, vaso en mano, presionando el botón del contestador
mientras pasaba camino del sofá. La masculina voz de Dani invadió
la sala por unos instantes.

¡Nic! ¡Adivina! ¡Aprobé mi examen de prácticas! ¡Ya tengo la licencia


de conducir! ¡Dios! ¡No me lo creo! ¡Y solo a la tercera! Ya puedes ir
agarrándote el primer avión que encuentres que esta noche nos
vamos de juerga a celebrar. Un beso prima.

- Y solo a la tercera…jajaja- no pude evitar reír ante su entusiasmo.

Suspiré con una sonrisa aun en mi rostro antes de levantarme de mi


cómodo asiento y poner rumbo escaleras arriba hacia el baño. Cogí
el teléfono inalámbrico en mi camino hacia arriba y marqué el
número antes de pegarlo a mi oreja.

- ¿Diga?- la suave voz de Alex me recibió.

- ¿Cómo está mi niño favorito?- cuestioné con una sonrisa en mis


labios.

- ¡Nico! Bien, ¿y tu? Te extraño.

- Yo también te extraño pequeño, pero te prometo que pronto iré a


verte.

- ¿Si? ¡Guayy!

- Jaja si, ¿qué tal el colegio? estarás estudiando duro, ¿no?

- Si, saqué un nueve en lengua y un diez en mates.


- Wooh, entonces si estas haciéndolo duro. Me alegro mucho cariño,
estoy muy orgullosa de ti.

- Gracias Nico.

- Por nada, si es la verdad. ¿Cómo esta papá?

- Está bien, aun no trabaja, así que está todo el día en casa.

- Vaya, que buena vida le quedó.

- Jaja sii, yo le digo pero no me hace caso.

- Mayores, nunca entienden…

- Jaja

- Alex, ¿está tu hermano en casa?

- No, salió hace un rato con sus amigos. ¡Al fin aprobó el examen
práctico!

- Si, me llamó esta tarde para decirme, que pena no haberlo podido
encontrar.

- Bueno, no te preocupes, yo le digo que llamaste. Se pondrá feliz.

- Muchas gracias. De todas formas intentaré llamar en unos días a


ver si tengo más suerte.

- Si…por cierto, ¿sabes las últimas?

- Uhm, no, ¿cuáles son las últimas?-pregunté curiosa pensando que


tal vez fuera alguna de sus travesuras.

- Creo que mi hermana se vuelve a vivir a España.

- ¿Y eso?- ahora si que la curiosidad me dominaba.


- No sé, creo que consiguió trabajo.

- Oh, vaya, estarás contento entonces.

- Si, ya quería tenerla cerca. Pero, ¿a que no sabes cuál es la última


mas última?- la emoción era evidente en su voz.

- No, ¿cuál es la última más última?

- ¡Voy a ser tío, Nico!

Me quedé en silencio durante unos instantes.

-¿Nico? ¿Sigues ahí?

- Si cariño, es fabuloso.

- Si, pero creo que es un secreto. Aun no han dicho nada, solo se lo
escuché hablar a papá y mamá.

- Alex, que te tengo dicho de andar escuchando tras las puertas…

- No escuchaba queriendo…fue en la cocina.

- Bueno, donde fuera.

- Nico, me tengo que ir a lavar las manos para cenar.

- Ok, no hay problema. Dale un abrazo fuerte fuerte de mi parte a tu


padre, ¿vale? y un beso a tu madre.

- Claro, yo lo hago.

- Muchas gracias, nos vemos pronto pequeño.

- Nos vemos Nico.

No había ni dejado el teléfono sobre la mesa cuando sonó de nuevo.


- ¿Qué se te olvido?

- ¿Nicole Vizza?- cuestionó una voz femenina al otro lado.

- Si, ¿quién es?

- Soy Iris, ¿me recuerdas?

- Ah, hola Iris, ¿qué hay?- pregunté sorprendida de escucharla. Lo


cierto es que a pesar de lo que decía la nota y de lo que habíamos
hablado esa noche, pensé que no volvería a saber de ella en mucho
tiempo.

- Bien, como siempre, aun trabajando en la comisaría. Te llamaba


porque tengo algunos datos sobre el paradero de tu abuela.

- ¿Qué has averiguado?- los nervios comenzaban a ser patentes en


la boca de mi estomago.

- ¿Podemos vernos mañana? Me han llamado hace un momento,


pero aun no tengo todos los datos.

Solo te diré que está viva y que vive en Londres.

- ¿Cómo lo has averiguado? Llevo años intentando saber de su


paradero sin éxito.

- Tengo mis influencias.

- Eso veo, mañana me viene perfecto. ¿A qué hora llegas?

- A eso de las doce de la mañana.

- De acuerdo, no hay problema, iré a recogerte.

- No es necesario, podemos quedar en cualquier sitio si te viene


mejor.
- De verdad, no hay problema, solo dime la terminal y el numero de
puerta.

- Terminal B, numero 2.

- Nos vemos mañana entonces.

- Si, nos vemos.

- Muchas gracias Iris.

- Por nada, fue un placer. Hasta mañana.

- Hasta mañana.

Dejé pensativa el teléfono sobre la mesa.

“Mi abuela está viva…y está mas cerca de lo que hubiera


imaginado”

Dirigí la mirada hacia el retrato de mi padre.

- Mañana papá, mañana colocamos todas las piezas de tu puzzle.

Al otro día, a las doce, como había acordado con Iris, ahí estaba en
el aeropuerto esperándola. No tardé mucho en divisarla a lo lejos,
percatándose de mi presencia al instante.

- Hola, buenos días- saludó acercándose a mi y besándome en la


mejilla.

- Buenos días, ¿qué tal el viaje?

- Bastante bien-me sonrió.

- ¿Has desayunado?- la cuestioné insegura.

- Si, no te preocupes. ¿Nos marchamos?


- Si claro… ¿necesitas ayuda?- señalé su bolsa.

- Oh, nah, no hay problema.

- Como quieras…- comencé a caminar hacia la salida. El silencio


nos acompañó hasta llegar a mi coche.

- Bonito carro- silbó mientras metía su equipaje en el maletero.

- Gracias, lo compré hace menos de un año.

- Si, se nota que es nuevo- comentó subiendo en el asiento del


copiloto.

Metí las llaves en el contacto y arranqué el motor. No sabiendo


hacia donde ir puse rumbo a mi casa.

- ¿Habías estado antes en Londres?- pregunté intentando iniciar


una conversación casual con ella.

- Si, he estado en un par de ocasiones. Algunas veces por


cuestiones de trabajo, otras simplemente por ocio.

Sonreí ante el recuerdo de lo que era esta chica en sus años de


instituto y en lo que se había convertido ahora.

- ¿De qué te ríes?- cuestionó curiosa con una sonrisa en sus labios.
La miré antes de responder.

- Nada, es solo que pensaba en nuestros años de instituto.

- Ahh, rememorando como me partías los morros, ¿eh?

- No exactamente- le sonreí- Además, si te los partí en su momento


fue porque te lo merecías.

- Si, ¿sabes? ahora que lo veo en retrospectiva…me alegro que me


los partieras.- me devolvió la sonrisa.
- No te hacia masoquista- me burlé girando la calle que daba a mi
casa. Subí el bordillo deteniendo el coche frente a la puerta de mi
cochera.

- ¿Tu casa?

- Si, ¿necesitabas ir a algún otro lugar?- pregunté insegura.

- No, tal vez más tarde, pero no ahora. Por cierto, bonita casa-
comentó señalándola con su cabeza antes de sonreírme.

- Gracias, entremos.

Salimos del coche y entramos al interior.

- ¿Quieres tomar algo?- cuestioné al entrar.

- Un vaso de agua estará bien por ahora- me sonrió.

- Como quieras, ponte cómoda- señalé dejándola en la sala y


entrando a la cocina a por el agua. Al salir la encontré sentada en el
sofá rodeada de papeles.

- ¿Todo eso es de mi abuela?- dejé el vaso a un lado sobre la mesa


de cristal tomando asiento frente a ella en el suelo.

- Si, tu abuela le dio bastante a la pata.

- Pues por lo que llevaba averiguado, bastante más de lo que


hubiera podido imaginar.

- Bueno, tú también has vivido en varios países.

- Si… ¿cómo...?- comencé a preguntarle asombrada de que lo


supiera.

- Tengo contactos. Naciste en España. Tu padre era italiano de


nacimiento, con madre inglesa y padre italiano, aunque criado en
España por su familia adoptiva. Tu madre era francesa. Viviste en
España durante tu primer año, luego te mudaste a Francia. Estuviste
dos años, tu madre murió allí en un accidente de coche. Un
conductor ebrio invadió su carril en una noche lluviosa matándola en
el acto. Contabas con apenas dos años. Después de que tu madre
muriera estuviste una temporada con tus abuelos maternos mientras
tu padre trataba de recuperarse de la perdida de su esposa. No lo
pasó nada bien al parecer. Volvisteis a España durante un año,
luego Alemania y de nuevo Francia, hasta que a los nueve te
instalaste en Londres. Tu padre murió de cáncer cuando tenías
diecisiete.

Regresaste a España bajo la custodia de tu tío. Al año volviste a


Londres, donde vives hasta ahora.

¿Mis datos son correctos?

- ¿Trabajas en la comisaría de la ciudad o en la CIA?- pregunté aun


con la boca abierta.

- Jaja, ¿sorprendida? bueno, tengo mis…

-…contactos- no la dejé acabar.- Aunque ya estoy intrigada con


esos misteriosos contactos, ¿que acaso nos vigilan a través del
satélite estilo gran hermano o qué?- Comenzó a reír de nuevo- No te
rías, es serio…- dije con tono indignado.

- Nunca hubiera pensado que fueras así…

- ¿Así como?- pregunté entre curiosa y divertida enarcando mi ceja.

- Así como eres…No dabas esa impresión en el instituto.

- Bueno, ni tu la que das ahora. Es mas, ahora mismo me pregunto


si seguirá estando Iris allá adentro- me acerqué a ella intentando
mirar a través de su oído.

Me gané otra buena carcajada por su parte.

- Creo que será mejor que empiece a contarte cosas- se puso seria.
- Soy toda oídos.

- Muy bien…

Una hora y media más tarde me encontraba despidiéndola en la


puerta.

- ¿Segura que no quieres quedarte a comer?

- No, ya te digo, quedé con unos amigos. Quiero aprovechar la


estancia para verlos y eso…

- Bueno, como quieras…- comenté mientras miraba a la puerta de la


casa de al lado.

- Ey, ¿y tu segura que estas bien?- cuestionó acariciándome el


brazo con su mano en un gesto por confortarme.

- Si…supongo que si…Tú sabes, demasiada información para un


solo trago- traté de sonreírle.

- Es normal. Bueno, te dejo ya…Espero que me llames algún día.


Estaría bien volver a verte.

Podríamos quedar y tomar algo.

- Sí, muchas gracias por todo Iris, yo…- colocó un dedo sobre mis
labios silenciándome.

- No hay nada que agradecer. Es gracias a ti por lo que hoy puedo


ayudarte. Tu y Natalia me hicisteis ver que el camino que estaba
tomando no era el adecuado…Me permitisteis rectificar. Me alegro
de haberte sido de ayuda. De corazón espero que lo tuyo con ella
pueda resolverse algún día.

Mereces ser feliz, suficientes torpezas ha cometido ya el destino


contigo.

- Gracias- dije acercándome y abrazándola.


- Por nada…y llámame- gesticulo con su mano como si fuera un
teléfono antes de comenzar a caminar- Nos vemos Nicole.

- Hasta pronto Iris.

La observé como se metía en el taxi que hacía unos minutos había


llegado a recogerla. Lo último que vi fue el guiño de su ojo antes de
que el taxi se perdiera calle abajo.

Suspiré aun sujetando la puerta con mis manos mientras me


armaba de valor. Entré a casa cogí una vieja foto de la mesa de
cristal y mis llaves antes de volver hacia la puerta y salir con
decisión. Salté el pequeño seto que separaba mi casa de la de la
vecina y caminé segura hacia la entrada. Elevé mi mano hacia el
timbre dispuesta a tocar cuando el recuerdo de la conversación con
Iris llegó a mi.

- ¿Pero sabes donde está? ¿Su dirección?

- Calle North Star, número 7.

- ¿Qué? Que tipo de broma es esta.

- No es ninguna broma. North Star, número 7.

- ¿Cariño?- cuestionó preocupada la señora Norman frente a mi


sacándome de mi ensimismamiento.

- Oh, hola, lo siento…- me disculpé intentando volver a la tierra


mientras interiormente me preguntaba en que momento mi dedo
había decidido tocar al timbre.

- No te preocupes, pasa. Que bueno que llegaras estaba a punto de


tocarte para darte algo- habló entrando al interior y sumergiéndose
en la cocina. Entré, cerrando la puerta tras de mi y la seguí.

- Bueno, solo quería ver como estaba y hablar con usted un rato.

Dejó su quehacer y me miró antes de acercarse a mi lado.


- ¿Estas bien cariño? No tienes muy buena cara.- comenzó a
palpármela.

- Tranquila, me encuentro perfectamente- paré sus manos


sonriéndole.

- Bueno…- me sonrió a su vez antes de separarse de mi y volver a


dirigirse hacia el horno. Lo abrió sacando un bizcocho.

- ¿Y eso?- me acerqué metiéndole el dedo, como siempre hacia.

- ¡Sabia que lo harías!- intentó apartarlo de mi.

- Jaja, entonces para que me lo pone cerca. ¿No me va dar que lo


pruebe a ver si le falta azúcar?

- Jaja, no seas golosa- rió mientras lo envolvía en papel de aluminio-


Ahora tienes que comer algo con mas sustancia. Esto es para la
merienda así que ni se te ocurra comértelo ahora- dijo
entregándomelo mientras agitaba un dedo frente a mis ojos.

- Si señora- reí colocándolo sobre la mesa. Me giré y la abracé-


Muchas gracias por todo.

- Por nada mi niña, sabes que lo hago con gusto.

- No puede ser…

- ¿Por qué no? Compruébalo, pero mis datos son claros al respecto.
Esa mujer es tu abuela.

- No, no puede ser…

- Cariño, ¿de verdad estas bien?

Bajé la mirada para encontrarme con unos preocupados ojos grises


que me miraban interrogantes.

Me separé del abrazo tomando asiento en una de las sillas.


- Si, estoy bien… ¿Puedo hablar con usted un momento?- cuestioné
insegura de que era lo que se suponía que iba a decirle.

- Claro, ¿qué ocurre? ¿Es por esa niña, verdad?- preguntó


sosteniendo una de mis manos.

- No...- le sonreí.

- Entonces, que sucede…

- ¿Usted sabía algo referente a la vida de mi padre?- pregunté no


sabiendo por donde comenzar.

- No, sólo sé que era un hombre de negocios y viajaba mucho. Era


muy buen hombre, pero también muy reservado. Eso sin duda lo
heredaste de él- me sonrió.

- Sí…- bajé la mirada sonriendo ante el recuerdo de mi padre antes


de volver a encararla. – Usted cuando era joven, ¿también viajó
mucho?

La noté revolverse algo incomoda antes bajar su mirada y hablar.

- Si, de joven estuve en muchos países por mi trabajo.

- ¿A que se dedicaba?- cuestioné sabiendo la respuesta que me


daría.

- Era enfermera- su rostro pareció iluminarse al decirlo- Trabajé


durante mucho tiempo cooperando con distintas organizaciones
como la cruz roja. Estuve en Italia, Francia, Alemania, España…

- ¿Sabe? Menos en Italia, he vivido en todos esos países.

- Si, lo sé…Por los negocios de tu padre.

- Si, algo así. ¿No le entristeció dejar todo por su trabajo? ¿Dejar a
su familia por ayudar a los demás?
De nuevo bajó la mirada antes de responder.

- La única familia que me quedaba viajaba conmigo. Ella era lo único


que tenía, lo único que me quedaba…y decidí seguirla.- su
semblante cambió ante el vívido recuerdo.

- ¿Qué pasó con ella?

- Que un día conoció a alguien…y me dejó.- una lágrima rodó por su


arrugado rostro.

Quedé unos instantes en silencio, debatiéndome si después de


tantos años esto tenía algún sentido.

El recuerdo de mi padre, sus anhelos, la perdida de la única persona


que había sido capaz de amar, la calidez de su recuerdo en mi
mente, el vacío de mi soledad.

Aparté la mirada hacia la ventana cerrando fuertemente los ojos


para evitar que las lágrimas salieran. Sí, si que tenía algún sentido.
Volví a abrirlos y la miré, encontrándome con unos tristes y confusos
ojos grises.

- Usted la amaba, tanto que sacrificó todo por ella- afirmé


evidenciando bien el sentido de todo.

- Si…todo…pero aun así, para ella simplemente era su amiga. Su


mejor amiga.

- Ella se casó.

- Sí. Con un buen hombre, para que negarlo…

- Y usted desapareció de su vida.

- Era lo menos que podía hacer- sonrió agriamente.

- ¿Nunca se ha preguntado que fue de su vida?


- Si, muchas veces…demasiadas veces me he sentido tentada a
llamarla…a saber de ella…pero sabía que si lo hacía no podría
soportarlo…la quería demasiado…y después de eso solo quería
odiarla…

- Pero nunca pudo.

- No, a pesar de todo el dolor que sentía, de las ganas que tenía de
odiarla por todo lo que dejé, por todo lo que perdí…nunca pude
hacerlo…

- Entonces, si pudiera vivirlo de nuevo… ¿lo volvería a dejar todo…


por ella?

Sabía que la respuesta de esta pregunta marcaría la diferencia entre


seguir con lo que estaba haciendo o simplemente dejarlo como
estaba ya.

- La hubiera seguido…pero no hubiera renunciado a aquello que


renuncie, a las personas que abandoné.

En este momento las lágrimas rodaban libremente por sus mejillas.


Apreté la mano que sostenía la mía dándole ánimos para continuar
si quería.

- En mi estancia en Italia sucedió algo…Una noche un tipo me…


forzó y yo…Quedé embarazada-se detuvo un momento, mientras
trataba de recomponerse del dolor que le producía el recuerdo de
aquello. Intenté hablar pero me detuvo continuando- No sabía que
hacer, no tenía dinero, ni familia, ni siquiera tenía una casa a la que
regresar cuando volviera a Inglaterra… ¿qué futuro le esperaba a
ese niño a mi lado? Aún así decidí tenerlo…era un niño precioso,
sano…pero lo abandoné. Regresé a buscarlo unos meses después
al orfanato donde lo dejé pero para entonces ya había sido
adoptado.

- ¿No lo siguió buscando?


- Sí, si que lo hice…en el orfanato me dijeron que la familia que lo
había acogido eran comerciantes italianos afincados en España. Así
que fui a ese país. Estuve como un año intentando averiguar, yendo
de un lado para otro…pero no sirvió de nada. Nunca lo encontré. A
veces me pregunto que habrá sido de su vida, como habrá sido su
infancia, si ha sido feliz, si se casó, si tuvo hijos…si sabe la verdad y
me odia por haberlo abandonado.

- Nunca le odió, es mas, siempre la buscó- me miró sorprendida


entre lagrimas, continué- Tuvo una infancia feliz, se lo aseguro. En
cuanto a su vida, conoció a una mujer fabulosa una lluviosa tarde en
la estación de tren de París, se casó con ella y tuvo una hija. Quedó
viudo a los tres años de conocerla y nunca más se volvió a casar.
Se dedicó en cuerpo y alma a cuidar de esa niña. Vivió en muchos
países. Italia, España, Francia, Alemania. Decidió establecerse en
Inglaterra. Sabía que su madre estaba cerca y quería encontrarla.
Pero un día enfermó… y murió sin saber que su búsqueda finalizó el
mismo día que decidió instalarse en la casa de al lado.

**

El destino es tan cruel a veces…marca la senda y tu solo la


sigues…Crees ser dueño de tu destino, crees dirigir tu vida hacia el
lado que quieres…para al final del camino descubrir que no eres
mas que una simple marioneta…descubrir que eres como el ratón
que busca en el laberinto llegar a su queso…Muchas veces en mi
vida me he preguntado cual es mi queso, que es lo que busco…que
es lo que me depararía el destino.

Papá siempre me decía que todo en la vida sucede por una razón…
que para todo hay un motivo de ser…Entonces, ¿qué sentido tenía
tener a su madre al lado sin ni siquiera saberlo? ¿Qué sentido tuvo
que mi madre muriera precisamente la tarde en la que
inexplicablemente yo no viajaba con ella? ¿Por qué papá tuvo que
dejarme tan pronto? ¿Por qué bajo la tutela del tío Miguel en lugar
de la señora Norman? ¿Por qué cuando encontré el amor no fui
capaz de conservarlo? ¿Por qué…?
¿Por qué…?

Por qué el destino parecía burlarse de mí de esta manera…por qué


me arrebataba el queso que tanto me había costado conseguir…

*****

Colgué el teléfono y miré a mi amigo sentado al otro lado de la mesa


de mi despacho.

- Hecho.

- ¿Yap?- preguntó sorprendido.

- Pos si, yap. Te dije que el trato estaba cerrado. Solo faltaba la
confirmación.

- Ya, pero no pensé que…

- ¿…Fuera tan fácil?- acabé yo por el.

- No, que fuéramos prescindibles.- terminó con fingido dolor.

- Por supuesto que no lo somos amigo, por eso nos envían a


ampliar horizontes en otro país- le respondí con una sonrisa.

- Dios, no me lo creo…España…

- Si, España…así que mas te vale ir buscándote casa donde vivir.

- No te preocupes, ya Andi y yo le echamos el ojo a una la última


vez que estuvimos visitando a sus padres.

- ¿Ya?- comencé a reír- Vaya, si que tienes ganas de cambiar de


aires.

- No es eso. A Andi le hacía mucha ilusión regresar a España, lo


sabes.
- Sip, lo sé- sonreí- Por eso mismo fue que cuando Richard propuso
de expandirnos mas allá del país elegí España.

- Ah, ¿no lo hacías por ti?- me sonrió.

- También, para que negártelo. Quiero volver a casa.

- Creía que Londres era tu casa.

- Yo también lo creía, pero lo cierto es que ya nada me ata a este


lugar- admití.

- ¿Te llevaras a tu abuela?

- Si. Bueno, si se deja y quiere- sonreí.

- No creo que quiera separarse de ti.

- Y yo tampoco quiero separarme de ella. Es irónico, ¿no crees?


Siempre vi a esa mujer como la abuela que nunca tuve…y en más
de una ocasión deseé que lo fuera realmente…

- Y sucedió- acabó mi amigo con una sonrisa.

- Sí, sucedió. Todos estos años buscándola…y estaba frente a


nosotros…todo el tiempo.

El móvil de Robert eligió sonar en ese momento.

- ¿Si?...Oh, hola mi amor- su rostro se iluminó al instante- Si, si- me


miró sonriendo bobamente- Si, estoy con ella…si…que Andi dice
que si carne o pescado para esta noche- me preguntó esto ultimo a
mi.

Rodé mis ojos sabiendo de sobra que esta vez no me libraba.

*****
- Natalia por favor, déjame explicarte- me siguió David al interior de
la habitación.

- No hay nada que explicar- lo encaré antes de volverme y abrir el


armario. Comencé a sacar mi ropa y a ponerla sobre la cama.

- Natalia, entre ella y yo no ha pasado nada, no es lo que parece…-


siguió avasallándome a mis espaldas impidiéndome hacer la maleta.

- Ah, ¿no? ¿Y entonces qué es lo que parece?- me volví


encarándolo. Su silencio lo dijo todo. Me giré de nuevo y seguí
metiendo trapos en el pequeño espacio.

- Natalia, por favor, por nuestro hijo- intentó parar mi labor


sujetándome por los hombros. Me giré iracunda.

- No tengas ahora el descaro de meter a mi hijo de por medio. Te


recuerdo que no has tenido la decencia suficiente ni de respetar
nuestra casa.

- Natalia, por favor, prometo cambiar…- rogó.

- Tus promesas carecen de valor ya para mí. Estoy cansada de tus


descaros, de que te creas mi dueño. Estoy cansada de que gastes
todo el dinero que ganas en vicios y juegos. Hasta aquí hemos
llegado.

Me volví, cerré la maleta y agarrándola salí del cuarto. No tardó


mucho en volver a seguirme.

- Te vas con la puta, ¿verdad?- me agarró del hombro fuertemente y


me empujó haciendo que quedáramos frente a frente.

- David, no hagas esto más difícil. Entiende que es lo mejor.

- No, ¡no es lo mejor! No voy a permitir que mi hijo se críe con esa
zorra, ¡¿me oyes?!- me zarandeó.

- ¡David! ¡Me haces daño!


- ¡No! ¡No te irás con ella! ¡Tu me perteneces!- me arrinconó contra
la pared del apartamento.

- David, ¡déjame! Por favor, ¡no!- grité al notar su puño golpearme


en la cara.

- ¡No te irás con ella!- me golpeó de nuevo.

- ¡No! ¡David!- volví a gritar mientras me sujetaba mi hinchada


barriga en un intento por protegerla de su arrebato. Mientras no
decidiera cebarse con mi hijo, que me golpeara la cara poco me
importaba.

- ¡Calla! ¡A mí nadie me da órdenes! ¡Y menos una zorra como tu!-


me escupió antes de volver a asestarme otro golpe en la cara.

No sé ni como pude hacerlo, pero desde mi posición contra la pared


agarré la lámpara de la mesa de al lado rompiéndosela en la
cabeza. Paró de golpearme, separándose de mi ligeramente
aturdido por el lampazarazo recibido. Aprovechando su estado de
desorientación, huí lo más rápido que pude.

*****

- ¿Entonces te gusta?

- Bueno, no es tan grande como pensé…- comenzó a quejarse.

- Cuatro baños, cuatro dormitorios, cocina, salón, sala de estar, una


pequeña biblioteca, un jardín diez veces mas grande que el que
tenias, una piscina y un huerto…¿te parece poco?- abrí mis ojos,
pasmada de que no le gustara.

- Jaja, cariño, era broma. Me encanta. Es perfecta- me sonrió.

- ¿En serio?- cuestioné ya insegura.

- Claro que si, me gusta mucho el jardín y el huerto. Siempre fue mi


sueño poder llegar a tener uno algún día- sus ojos se iluminaron.
- Entonces no hay mas que decir, si a mi abuela le gusta, nos la
quedamos- le dije al tipo que nos la estaba mostrando. Sonrió
satisfecho antes de salir y dejarnos a solas.

- Cariño, segura que puedes pag…

- Abuela, no te preocupes por eso- la corté sonriéndole.

- Me gusta que me llames así.

- Que te llame cómo, ¿abuela?- cuestioné sin dejar de sonreírle a la


vez que me acercaba y la abrazaba.

- Te quiero cariño- susurró en el abrazo.

- Y yo a ti, me alegro mucho de que quisieras venir conmigo- noté


que las lagrimas comenzaban a escapar de sus ojos- Ey ey ey,
¿ahora me lloras? ay no, mejor una sonrisa enorme, que si no voy a
comenzar a pensar que no te agrada la idea de vivir conmigo- me
gané su sonrisa.

- No seas boba…que si no me lo hubieras pedido tú ya lo hubiera


pedido yo.

- Ay Dios, lo que me faltaba, una abuela caradura- le bromeé


rodando mis ojos.

- ¡Oye!-se separó de mi sonriendo- Que soy tu abuela, ¡un respeto a


la tercera edad!

*****

Me hospedé por unos días en un hotel tras mi llegada a España. Lo


suficiente para que los hinchazones y moratones de mi cara sanaran
un poco. Bien sabe Dios que no quería preocupar innecesariamente
a mi familia. Muy a pesar de que el hijo que llevaba en mi ser se
encargaría de recordármelo cada día, tenía mas que claro que
David pasaría a formar parte del pasado. Estaba decidida a
sepultarlo en lo más profundo.
- ¡Cariño!- se me tiró mi madre nada mas abrir la puerta de casa.

- Hola mamá, yo también te extrañé- comenté riendo por su


acalorado recibimiento pues no hacía ni mes y medio que la había
visto.

- ¡Dios!- exclamó al separarse percatándose del tamaño de mi tripa-


¡Cuanto creció mi bebé!

- ¿Quién es? ¿Quién es?- apareció mi hermano pequeño a su lado-


¡Tata!- se abalanzó el también sobre mi.

- ¡Él si que creció!- afirmé señalando a Alex. Reímos antes de


separarnos y entrar.

- ¿Y David?- preguntó Alex una vez llegamos a la sala y nos


sentamos.

Me quedé unos instantes callada, silencio que no pasó


desapercibido por mi madre.

- Trabajando- mentí.

- Oh, mejor, porque no me gusta- rió Alex antes de volver a


abrazarme.- Que bueno que vinieras tata, ¿sabes la última? Nicole
se vino a vivir a la ciudad. ¿No es fabuloso?- comentó emocionado.

Miré a mi madre esperando me confirmara lo que mis oídos creían


haber escuchado.

- Si, decidieron expandir el bufete en el que es socia en España.


Robert y Andi también se vinieron a vivir aquí.

- Oh, ¡pero eso es fabuloso! Lo que me resulta extraño es que Andi


no me lo comentara la última vez que hablamos.

- Bueno, al parecer fue algo repentino.


- ¡Dios, tata! ¡La casa de Nic es enorme! ¡Y tiene piscina!- llamó mi
atención Alex a mi lado.

- ¿En serio?- intenté parecer emocionada.

- ¡Sii! ¡Me dijo que si hacia los deberes durante la semana podría ir
a bañarme este finde!

- ¿Y los has hecho?- lo cuestionó mi madre.

- Uhm…- se quedó un rato pensativo- Upps, ¡no!- exclamó abriendo


los ojos como platos.- Te quiero mucho tata, no te vayas que
tenemos que hablar- me previno besándome en la mejilla antes de
perderse escaleras arriba.

- Aún no lo desintoxicáis de la cafeína, ¿eh?- reí a mi madre


mientras señalaba con la cabeza en la dirección por la que se había
ido el pequeño.

- Tu eras igual de parlanchina, solo que ya no te acuerdas- me


devolvió el golpe.- Bueno, ¿me vas a contar a que se debe esta
inesperada visita?- se puso seria de repente.

- ¿Qué pasa? ¿No puedo regresar a casa por Navidad?- intenté


romper su seriedad, cosa que no funcionó. Esta mujer estaba claro
que era mi madre, me conocía como si me hubiera parido.

-Pues si, solo que llegas ocho meses antes…y teniendo en cuenta
que tu siempre llegas tarde a todos lados…- tiró la piedra y escondió
la mano.

- Solo me apetecía visitaros. Además, la boda de Andi es en apenas


un mes.

- Ya, pero en tu estado…- acarició mi tripa.

- Pues por eso mismo, mejor ahora que luego.


- ¿Cuándo sales de cuentas?- cuestionó sin apartar la vista de mi
vientre.

- A finales de junio o así.

- ¿Te quedaras aquí hasta que nazca?

- Si, es mas, no pienso volver a Italia.

Mi respuesta se ganó su atención. Me miró con la misma mirada con


la que me había mirado cuando mi hermano había preguntado por
mi ex.

- Qué ha pasado cariño…- preguntó acariciándome la mejilla.

- No ha pasado nada mamá- mentí- Solo que David y yo lo hemos


dejado. La única razón por la que acepté su propuesta de
matrimonio fue porque pensé que era lo mejor para el bebé pero me
equivoqué. Es de sabios rectificar, ¿no crees?- le intenté sonreír
para quitarle hierro al asunto.

- Lo ha vuelto a hacer, ¿verdad?- en ese momento el suelo pareció


despertar mi mas terrible curiosidad haciéndome pegar la vista a el-
¿Cariño?- susurró sujetando mi rostro haciendo que la mirara.
Parpadeé varias veces, pero mis ojos me traicionaron. Me abrazó-
No te preocupes cariño, ese desgraciado no volverá a ponerte un
dedo encima, ¿me oyes? Porque nadie de esta casa va a permitirlo.
Ni que te toque a ti ni que toque a tu bebé .Y por su bien, espero
que ni intente acercarse por aquí, porque lo barro a escobazos.-
sonreí por el comentario aun en el abrazo.

- Tranquila mamá, es demasiado cobarde como para venir.

El ruido de la puerta al abrirse hizo que nos separáramos. Pronto


ante mi vista apareció mi hermano Dani acompañado, para mi total
sorpresa, por Nicole.
- ¡Hermana!- gritó acercándose a mi lado y envolviéndome en un
abrazo- Jaja, ¡demonios! ¡Si pareces un botijo ya!- rió besándome.

- Oye, ¡no te pases!- lo amenacé con un dedo, aun consciente de la


mirada de Nic sobre mí.

- Como está mi cuchi cuchiiii- comenzó a hablarle a mi tripa


haciéndome cosquillas con sus dedos.

- Jajaja.

- ¡Sanote sanote, puro machoteeee!…Porque es niño, ¿no?- me


miró de repente serio.

- Lo cierto es que no lo sé, prefiero que sea sorpresa- le sonreí.

- ¡¡Ahh!!¡Tenías que ser tú! Bueno, por la forma…- comenzó a medir


el ángulo de mi vientre-…es un niño. Así que ya le voy comprando la
equipación y el balón de fútbol, pienso hacer de el un Ronaldinho.

- ¿Pero qué dices?- entró mi madre en la disputa- ¡Por la forma se


nota claramente que es una niña!

- ¿Qué? Mamá, cómprate unas bonardi ahora que están en oferta.


¿Que no ves el ángulo?

- ¿Qué ángulo y que ocho cuartos? Dani por Dios, que la barriga de
tu hermana no es como uno de tus planos de arquitectura.

Miré a Nic mientras el par seguía discutiendo a cada uno de mis


lados. Los miraba risueña desde la entrada de la sala. No sé en que
momento me levanté, pero de repente estaba mirándola en la
cercanía.

- Hola- la saludé.

- Hola, ¿cómo estas Natalia?- me preguntó sin apartar su mirada de


la mía.
- Bien, dentro de lo que cabe. ¿Y tú? Acabo de enterarme de que
ahora vives en la ciudad.

- Sip, aún estoy trasladando cosas pero llevo viviendo aquí como
dos semanas ya.

- Uhm… ¿y viniste sola?- pregunté sin saber realmente porque lo


había hecho. Bueno, tal vez si, quería saber si en su vida había
alguien, ¿satisfecho?

- No…me acompañó alguien- su sonrisa me hizo suponer lo que


tanto tiempo atrás me había negado: la idea de que pudiera estar
con alguien.

“No seas imbécil, mírala…preciosa, inteligente, con buen trabajo,


agradable, forrada...lo que se dice un partidazo…lo mas seguro es
que se la rifen…eso, y tu aquí pensando chorradas y no escuchando
lo que te dice…vamos, babea un poquito mas que no vas a crear
goteras gracias a que estas en la planta de abajo”

- ¿Perdona?- intenté recuperar el hilo de la conversación.

- Te preguntaba que de cuanto estas- me sonrió con ese tipo de


sonrisa suya de “sé lo que estas pensando”.

- De siete meses o así.

- Ya falta menos entonces.

- Sí…

Nos quedamos unos instantes en silencio sin saber que mas decir.
La presencia de mi madre y mi hermano a mis espaldas
interrumpieron la calma.

- Cariño, Dani me va a llevar al súper un momento. Me la cuidas


Nic.- dijo besándonos a ambas en la mejilla y saliendo seguida por
mi hermano.
- Ta lueee- se despidió este.

Nic y yo nos miramos una vez estuvimos a solas.

- ¿Te apetece tomar algo?- le pregunté insegura. Comenzó a reír.-


¿Qué?

- Nada…es solo que me hizo gracia. No te preocupes, mejor


sentémonos. ¿O tú quieres algo?- me cuestionó insegura ahora ella.

- No, no me apetece nada- le sonreí.

Nos sentamos en el sofá. El silencio pronto se instaló entre nosotras


de nuevo. Me miró y le sonreí sin saber realmente que mas hacer o
decir.

- Te queda bien el cabello corto- comentó mas yo creo por romper el


silencio que por otra cosa.

- Gracias, a ti también te queda bien el cabello más largo.

Reímos a la vez ante mi ocurrencia.

- Sip, me lo dejé dos centímetros mas largo que la ultima vez.-


bromeó, pero el recuerdo de la ultima vez que nos vimos pareció
venir a su mente así como lo vino a la mía.

- Quiero que sepas que siento mucho lo de la ultima vez, me


gustaría que me disculparas por haberte golpeado – la miré a los
ojos.

- No te preocupes, si hiciste lo que hiciste fue porque me lo merecía,


la única que tiene que disculparse por su comportamiento soy yo- no
dejó de devolverme la mirada ni un instante.

- No pasa nada, ya está olvidado.

- Si, ya veo…olvidado…- por el cambio de su tono, ese olvidado


había sido interpretado de la manera que menos hubiera deseado.-
¿Y qué tal por Italia?- cambió de tema.

- Bien, aunque no creo que vuelva.

Pareció sorprendida ante mi respuesta.

- ¿Y eso?

- Quiero que mi hijo nazca en España y se críe aquí- me limité a


responderle.

- Entonces, David y tú os venís a vivir aquí también- afirmó


apartando la mirada de mi y mirando hacia la pared de enfrente.

- No…David se queda en Italia.

De nuevo parecí despertar su atención.

- Creía que estabais prometidos…- comentó dudando.

- Tu dijiste, lo estábamos…lo hemos dejado.

Para mi sorpresa solo se limitó a hacer un gesto afirmativo con su


cabeza y volver su atención a la pared de enfrente. Vale que no
esperaba que me avasallara a preguntas, no era su estilo, ¿pero ni
una pizquita de curiosidad le despertaba el asunto?

“¿Pero tu eres imbécil o que? ¡Mejor si no pregunta! ¡Menos


explicaciones!” me decía mi lado sensato por un lado. “Ya pero…
¿que no le interesa ni lo mas mínimo? ¿No siente nada al
respecto?” me reclamaba el lado sensiblón por otro.

Tal conversación con mis pensamientos se vio interrumpida cuando


mi padre hizo acto de presencia.

- ¿Estoy soñando? Nicole, ¿esa chica que está a tu lado es un


ángel?- cuestionó en su línea bajo el marco de la puerta.
- Uhm…pues desde aquí no le veo las alas, pero yo creo que si,
debe de ser que está fuera de servicio- respondió esta a mi lado
siguiéndole el juego mientras me miraba con una sonrisa.

- Hola papá- me levanté y lo abracé.

- Mi niña- comenzó a besuquearme haciéndome cosquillas con los


pelos de su barba.

- Jaja, ¡papá!- me aparté.

- ¿Y cómo está mi nietecito?- comenzó a acariciar mi tripa de la


misma manera que había hecho mi hermano.

- ¿Y por qué rayos todos los hombres de esta casa creen que es un
niño?- cuestioné cruzándome de brazos y apartándome de sus
dedos.

- Jaja, ¿a que es una ricura cuando se mosquea?- le comentó a Nic,


la cual no perdía detalle desde el sofá.

*****

Seguramente parezca sorprendente, pero muy a pesar de vivir en la


misma ciudad, muy a pesar de tener amigos en común, y muy a
pesar de además ser familia, no volví a ver a Natalia desde ese día
en que la encontré en casa de sus padres. Y aseguro que no
precisamente por falta de ganas por mi parte. Lo intenté. A Dios
pongo por testigo que lo intenté. Buscaba mil y una excusas para ir
a casa de mis tíos, para llamar por teléfono…y nunca, nunca
coincidí con ella.

Una de dos, o yo tenia mucha mala suerte…o ella no paraba mucho


por casa.

Aunque iban a ser las dos…

- ¡Mañana me caso!- exclamó por tercera vez mi amigo antes de


volver a abrazarme.
- Tú sigue, que a este paso me parece que no- me lo quité de
encima lanzándole una mirada amenazante. No funcionó.

- Ays, ¡qué guapetona tá mi madrinaa, maree!- me abrazó de nuevo.


Suspiré resignándome al hecho de que a este paso la noche sería
muuyy larga.

En lugar de una despedida de solteros como las que hacía la gente


normal con boys y tías medio desnudas, el par este había decidido
hacer una cena para los amigos más cercanos, según ellos para de
paso “inaugurar también la choza”.

Apenas había llegado hacía media hora, el mismo tiempo que


Robert llevaba encima de mí.

- ¿Por qué no vas y compruebas como le va a tu futura en la


cocina?- le sugerí en un intento por quitármelo de encima.

- Nah, si ella puede. Ya veras cuando esta noche pruebes su


especialidad… ¡te vas a morir!

- ¿Pizza congelada?- inquirí elevando mi ceja.

- ¡Noo! ¡Patatas fritas y huevos!- exclamó con ojillos brillantes


mientras se relamía.

El mero pensamiento de Andi en tacones y vestida de gala con su


vestido negro mientras luchaba contra los huevos usando como
escudo la tapa de la olla me hizo reír.

- ¿Qué?- preguntó ceñudo mi amigo mirándome como si en ese


momento tuviera tres cabezas.

- Nada…cosas mías…- seguí riendo ante lo que fue su cara.

- Ya veo…- intentó enarcar su ceja de la misma manera que yo lo


hacia, para solo conseguir que me partiera mas. El timbre de la
puerta sonó- Mucho cachondeo lo que tienes tu ya me parece a
mi…-
renegó levantándose y saliendo a abrir.

Aproveché para asomarme a la cocina y comprobar si la situación


era tan critica ya como para tener que descolgar el teléfono y llamar
a emergencias. Pues pa emergencias no pero pa el psiquiátrico
casi. Lo único que encontré fue a Andi bailando reggeton mientras
cortaba lechuga con un mp3

colgado al cuello…Y digo único porque para mi sorpresa ni las


cacerolas ni el horno expulsaban humo negro a propulsión.

Salí fuera, consciente de que a mi amigo ya le había dado tiempo de


recibir a los nuevos invitados.

Mi sorpresa fue evidente al comprobar de quien se trataba, al igual


que la suya.

- Hola- la saludé acercándome a ella.

- Hola- me devolvió el saludo sacándose la chaqueta ayudada por


mi amigo- Gracias- le sonrió agradecida.

- No hay de que…la pondré en una de las habitaciones, por favor,


toma asiento. Estas en tu casa-sonrió amablemente Robert antes de
perderse por el pasillo.

- ¿Y Andi?- cuestionó tomando asiento en el sofá.

- En la cocina, terminando de ultimar la cena- me senté a su lado.

- Oh…- parecía algo cortada por mi presencia. La noté mirar varias


veces de reojo en la dirección por donde mi amigo se había perdido
hacía escasos segundos. La observé detenidamente, mientras
nerviosa, miraba a todos lados de la habitación excepto a mí, hasta
que al final nuestros ojos parecieron encontrarse. Le sonreí
obteniendo para mi satisfacción una sonrisa por su parte. – Creo
que iré a saludar a Andi…- dijo levantándose demasiado rápido
teniendo en cuenta su estado sumergiéndose poco después en la
cocina. Los gritos de Andi al ver a su amiga del alma no tardaron en
ser escuchados en kilómetros a la redonda.

En ese momento justo apareció mi amigo riendo junto a Iris.

- ¡Mira a quien encontré en la puerta!- exclamó emocionado.

Me acerqué bastante sorprendida a saludarla.

- Vaya, menuda sorpresa…no esperaba verte, ¿cómo tú por aquí?-


comenté mientras la besaba en la mejilla.

- Pues supongo que a lo mismo que tú- me sonrió aun sin separarse
de mi.

- ¡Iris! ¡Pensé que no vendrías!- apareció Andi de la nada


separándome de un empujón de la chica.

Me fijé en Nat, que inexplicablemente en ese momento no dejaba de


mirarme. Le sonreí esperando que su semblante serio cambiara a
una de sus preciosas sonrisas, pero lo único que obtuve fue un
primer plano de su espalda y su trasero mientras se adentraba de
nuevo en la cocina.

De mientras en el salón, ajenos a todo, Andi, Iris y Robert charlaban


animadamente. Consciente de que poco notarían si seguía o no allí
presente decidí aventurarme y seguir a Natalia. La encontré de
espaldas a mí, frente a las cacerolas al fuego.

- ¿Todo bien?- pregunté acercándome a su lado.

- Sí, perfecto, en unos minutos estará listo- comentó refiriéndose a


la comida y sin volverse.

- No me refería a eso- sujeté su mano robándole el cucharón y


dejándolo a un lado.

Entrelacé nuestros dedos y la aparté del hornillo haciéndola sentar


en una de las sillas. Me senté a su lado no sabiendo muy bien a que
había venido todo esto. Me limité a observarla. Su mirada parecía
estar fija en algún punto del suelo, la seguí reparando en lo que
verdaderamente parecía estar observando, nuestras manos aún
entrelazadas. Moví el pulgar, acariciando suavemente el dorso de su
mano. Tal movimiento pareció bastar para sacarla de su
ensimismamiento.

- Se va a pegar el solomillo- dijo apartándose de mi lado y volviendo


junto al fuego.

Me acerqué de nuevo a ella, pero esta vez sin decir nada.

- Te vas a manchar, mejor apártate.- me previno, intentando,


supongo, que la dejara en paz.

- Tu también te vas a manchar- le respondí sin dejar de mirar su


perfil.

- Ya, pero una mancha en la falda de una mesa de camilla no


vislumbra tanto como lo haría en ese caro pantalón o en esa
camiseta- espetó aun concentrada en remover el contenido de la
sartén.

- No puedo creer que digas eso. Estás preciosa.

Hizo una mueca antes dirigir su mirada por primera vez a mí desde
que estaba en la cocina. Estaba por hablar cuando pegó un salto
separándose del hornillo por instinto.

- ¡Maldita sea!- exclamó soltando el cucharón y dirigiéndose hacia el


fregadero.

La observé mientras se mojaba donde el aceite la había quemado.


Me acerqué a su lado y saqué su mano del chorro de agua,
observándola. No parecía mucho, pero si lo suficiente para que se
formara una fea ampolla. Cogí el trapo y la saqué un poco antes de
comenzar a dirigirla hacia la puerta.
- ¿Qué se supone que haces?- gritó soltándose de mi agarre.

- Se te va a poner feo, mejor déjame te pongo algo para que no se


inflame ni salga ampolla.

- ¡No! ¡Ni se va a poner feo ni va a salir ampolla! Además, ¡te


recuerdo que ha sido por tu culpa!

- ¿Qué? Si claro, ahora resulta que fui yo quien con telequinesia


elevé la gota de aceite de la olla y te la mandé a la mano. ¡No me
salgas con esas ahora!- la agarré de nuevo e intenté dirigirla hacia
fuera.

- ¡Que parezca una bola de billar no significa que tengas que


arrastrarme!

- Muy bien- elevé mis manos en son de paz- Como quieras…ya veo
que los años no te han cambiado, sigues igual de cabezota que
siempre.

- Y tu igual de…de…- no parecía encontrar la palabra- de…. ¡de así!

- ¿Sí? ¿De así cómo?- me acerqué situando mi cara a escasos


centímetros de la suya.

- De…de…de…- su mirada la traicionó haciéndola ir a mis labios.

“¿Ahora te pones nerviosa?”. Enarqué mi ceja derecha mientras


poco a poco seguía acercándome a su rostro.

-… ¡Creí que ibas a curarme!- soltó de repente poniendo espacio


entre nosotras.

Sonreí triunfal sujetándola de la mano y dirigiéndola al exterior solo


para encontrarme con las caras sorprendidas de nuestros amigos.

- ¿Sucede algo?- cuestionó Andi pasando su mirada de una a otra y


reparando en nuestras manos entrelazadas.
- Nada grave, ¿tenéis botiquín?

- Si, en el baño de arriba- afirmó mi amigo.

- Ok, ahora volvemos.

Los noté quedarse con cara de póquer mientras subíamos las


escaleras y nos perdíamos por el pasillo de arriba. No tardamos
mucho en escucharlos cacarear de nuevo.

Abrí la puerta del baño y encendí la luz permitiéndole el paso a mi


acompañante.

- Gracias.

- Por nada, siéntate por favor- le solicité abriendo el mueble y


buscando la caja.

- Está ahí.

Dirigí la mirada hacia donde me señalaba encontrándola de


inmediato.

- Gracias.

- De nada.

“Demasiado correctas me parece a mi…”

La abrí y comencé a buscar la crema para las quemaduras.

“Mercromina, alcohol, algodón, tiritas, cinta adhesiva…” comencé a


sacar mil y una cosas de la caja menos lo que andaba buscando “…
agua oxigenada, vendas, un tanga… ¡Dios! ¿Qué hace esto aquí?”
Pensé con la prenda en mi mano, ajena a la mirada de Nat sobre mí
hasta que la escuché reír.

- ¿Qué?
- Jaja, nada, que tal parece que nunca has visto unas bragas- siguió
riendo divertida.

- Pues no, en un botiquín como que no- las tiré con cara de asquillo
a la bañera.

- Jaja, no puedo ni imaginar como habrán llegado hasta ahí.

- Mejor ni imagines- hice una mueca antes de volver mi atención a la


maleta de “emergencias”.

“...vendas, tijeras, vendas, gasas, mas vendas…madre mía, una


momia aquí lo flipa…”

Noté una mano introducirse en la maleta para instantes después


poner frente a mis narices lo que tanto buscaba y no encontraba. La
miré solo para encontrar esa sonrisa de “no sé que harías sin mi”

en su rostro. Le sonreí de lado entornando ligeramente mis ojos


antes de arrebatarle el tubo de crema.

- Gracias- susurré en tal guisa.

Se echó a reír de nuevo. Sonreí satisfecha colocando un poco de


mejunje en una gasa arrodillándome ante ella. Sostuve su mano
entre la mía y con cuidado comencé a administrarle la pomada. La
noté estremecerse.

- ¿Te hice daño?- cuestioné insegura, parando todo movimiento.

- No- me sonrió- Es solo que está fría.

- Uhm…si quieres la podemos calentar un poquito al microondas-


comenté toda seria sin dejar de mirarla a los ojos. Su risa no tardó
mucho en volver a inundar la habitación.

- Eres una payasa- susurró entre risas.

- Todo sea por volver a escuchar tu risa.


Supongo que no esperaba tal contestación, pues de inmediato dejó
de reír pero no de mirarme. De nuevo sus ojos la traicionaron
haciendo que los encontrara sobre mis labios. Sonreí, consiguiendo
para mi completo pasmo que me dedicara la sonrisa más bonita que
había visto en toda mi vida.

- Creo que será mejor…salir, ¿no crees? Ya deben estar pensando


que qué hacemos tanto rato…

aquí…solas…- parecía estar teniendo serios problemas al ver como


mi cara, e irremediablemente mis labios, se iba acercando
peligrosamente a la suya.

Nuestros labios apenas acababan de juntarse cuando el sonido de


la puerta hizo que se separaran de golpe.

- Nat, Nic… ¿todo bien?- el tono preocupado de Andi era evidente


mientras aporreaba la puerta.

- Si, todo perfecto- se apresuró a calmarla Natalia- Será mejor ir


saliendo…- de nuevo su mirada se dirigió hacia mis labios antes que
a mis ojos.

- Sí…será mejor.

Me levanté y le tendí mi mano, la cual para mi agrado cogió con una


sonrisa.

Cuando salimos mas invitados habían llegado. Poco más, aparte de


miradas, pudo ser intercambiado durante toda la cena.

- Andi, ¿puedes pedirme un taxi por favor?

Me disculpé del grupo de gente con los que estaba y fui a su lado.

- ¿Ya te vas?- le pregunté extrañada. Apenas acabábamos de cenar


y el postre ni había sido repartido aún.

- Sí, estoy algo cansada- intentó sonreírme.


- No puedo creer que no quieras ver la cara de todos estos cuando
prueben esa cosa que Robert preparó- le susurré al oído en plan
cómplice. Movió su cabeza antes de sonreírme.

- Eres mala…

- No tanto como tu…que quieres irte sin ver el gelatipudin de


chocolat.

Comenzó a reír.

- ¿El gelati qué?

- ¿Habláis de mi postre?- nos abrazó Robert a ambas desde atrás.

- ¿Hablábamos de su postre?- me cuestionó Nat.

- Uhm, no, para nada…hablábamos de lo ricas que están las trufas


de chocolate- me burlé.

- ¡No compares con mi gelatipudin de chocolat! porque ná que ver…


lo mío si es glamour pa los cinco sentidos…

- Ya, ya, lo que tu digas, pero deja de babearnos encima y sirve el


postre.

Me sacó la lengua antes de alejarse.

- Nic yo ya me voy…

- Espera y te llevo.

- No, no hace falta, yo…no quiero molestar. Además, la fiesta ahora


se pone en lo mejor.

- No puede ponerse en lo mejor cuando lo mejor se va- comenté sin


apartar la mirada de la suya. Me sonrió antes de poner rumbo a la
habitación donde Robert había dejado su chaqueta.
Comencé a seguirla cuando Rachel se interpuso en mi camino.

- Nic, por favor…sálvame…- me rogó.

- ¿Qué sucede?

- El hermano de Andi, Iván, está zumbado…- me susurró asustada-


Me ha estado contando que entierra cosas de vez en cuando con la
esperanza de que algún día, en un futuro lejano, las encuentren…
¡Dios! ¡No me dejes a solas con ese psicópata!¿Qué tal si esta
noche mientras duermo le da por despedazarme?

- Ok ok, en el macetero de la entrada encontraras las llaves.

- Gracias, tu si eres una amiga- me abrazó.

- Ya ya…- miré hacia el pasillo donde Nat ya estaba despidiéndose


de Robert y Andi. Rachel siguió mi mirada.- Upps, lo siento, creo
que te estoy distrayendo, gracias de nuevo- me besó antes de
alejarse.

Cogí mi bolso y me acerqué hacia donde estaban mis amigos solo


para descubrir que Nat ya había desaparecido.

- ¿Se fue ya?

- Si…pero si corres la alcanzas, ¿no ves que lleva el freno de mano


echado?- se guaseó Andi. Sonreí antes de besarla a ella y a mi
amigo.

- Nos vemos mañana.

- Si, ¡y no llegues tarde!- escuché a Robert mientras salía por la


puerta y corría por el jardín.- ¡Nat!-

grité cuando la vi abriendo la puerta del taxi. Paró su movimiento


viendo que me acercaba corriendo. Paré jadeante a su lado,
mientras intentaba recuperar el aire.
- Te estas haciendo vieja- comentó riendo.

Elevé mi dedo aun intentando capturar algo de aire para mis


pulmones y me acerqué a la ventanilla del conductor.

- ¿Qué se le debe?

- Pero si no la llevé a ningún lado- se quejó este malhumorado.

- Está bien- saqué un billete de diez euros de mi bolso y se lo tendí-


Quédese con el cambio- Me volví y me dirigí a Natalia- ¿Nos
vamos?

Rodó sus ojos antes de cerrar la puerta que aun sostenía abierta y
comenzar a caminar a mi lado. Me acerqué a mi coche abriéndolo
con el control remoto y abrí su puerta, entró susurrando un gracias.

La cerré y lo rodeé montando al otro lado. Encendí el motor y me


sumergí en el tráfico.

- Ya te me ibas a escapar- comenté dirigiéndole una sonrisa antes


de volver mi atención a la carretera.

- Lo siento, solo tengo ganas de llegar a casa y acostarme. Tengo


los pies que parecen botas.

- ¿Está yendo bien el embarazo?- la miré.

- Si, con las complicaciones normales nada más, tú sabes- me


sonrió.

- Uhm, bueno, no sé, nunca he estado embarazada- comenté


mirando de nuevo a la calzada.

- Quien sabe, tal vez algún día… ¿no quieres tener hijos?- la noté
que seguía mirándome.

- No sé, supongo…lo cierto es que nunca me lo había planteado-


reconocí.
- ¿Ni tu pareja tampoco?

- ¿Mi pareja?- la encaré.

- Si, ¿nunca lo habéis hablado?

Comencé a reír, nunca hubiera imaginado que pensara que estaba


con alguien, es mas, ¿por qué siquiera iba a pensar que estaba con
alguien?

- ¿De que te ríes?- preguntó seria y ligeramente molesta.

- Por nada…es solo que… ¿quién te ha dicho que estoy con


alguien?- volví mi atención hacia ella mientras formulaba la
pregunta.

- Tu me lo dijiste- respondió extrañada.

- ¿Segura?- volví a preguntar aparcando el coche en la puerta de su


casa.

- Cuando te pregunté si viniste sola de Londres me dijiste que no,


que alguien te había acompañado.

- Y supusiste que yo…- no pude acabar, me dio la risa tonta.

- No es tan descabellado…eres inteligente, agradable, preciosa…

- Y sigo enamorada de ti- la corté.

Me miró confusa durante unos instantes, sus ojos, al igual que había
sucedido otras tantas veces en la noche, se dirigieron hacia mis
labios. La noté tragar pesadamente antes de oír el suave clic de la
puerta al abrirse. Coloqué mi mano sobre la suya.

- ¿No vas a decir nada?

- Sí, buenas noches Nicole- susurró antes de apearse del coche.


Me quedé mirando su espalda, viendo como se alejaba por el
pequeño camino de la entrada hasta llegar a la puerta. Sacó la llave
de su bolsillo y la abrió perdiéndose en el interior.

Estuve por un par de minutos mas mirando la puerta cerrada sin


realmente verla.

“Muy bien Nicole, ya creo que hemos hecho suficientemente el


imbécil por hoy…que va a ser lo siguiente que harás, ¿arrastrarte y
suplicar?”

Giré la llave poniendo de nuevo en marcha el motor y me alejé.

*****

“Ella aún me…aun me quiere…a pesar de todos estos años, a pesar


de mis desplantes, a pesar de esto…”me acaricié la tripa a través
del vestido de dama de honor rosa chicle hecho a medida
especialmente para la ocasión.

- Definitivamente tu mamá no es tan especial como se creía, hay


alguien mas loca que ella en este mundo- le susurré a la personita
que crecía en mi interior.

- ¿Tu crees?- escuché su suave voz a mis espaldas. Me volví


encontrándomela.

- ¿Qué haces aquí? ¿No deberías de estar en la iglesia?- pregunté


extrañada dirigiendo una mirada al reloj.

- Pues nada, que al novio le dio por tomarse un trago antes de firmar
la sentencia de muerte. Y no lo iba a meter en un antro para que
luego no quisiera salir…al menos aquí hay pies suficientes para
sacarlo a patadas.

- Lo tuyo es amor- comenté riendo.

- ¿Lo dudabas? Estas bellísima- susurró tras mirarme de arriba


abajo.
- Tú no te has mirado al espejo- comenté ausente recreándome en
la visión. Llevaba un vestido largo, con un escote pronunciado que
poco dejaba a la imaginación y la espalda completamente

descubierta. El color hacía juego con sus ojos azules.

- Adivina quien lo eligió…

La miré esperando la respuesta.

- Robert.

- No si, después de todo va a tener buen gusto- seguía sin poder


apartar la mirada de su cuerpo.

- Jaja, creo que cuando lo veas te arrepentirás totalmente de lo que


acabas de decir, esto fue un flash que le dio.

- ¡¡Nat!!¡¡Nic!!¡¡Mi amada me esperaaa!!- gritó el susodicho desde


abajo.

- Creo que será mejor irnos moviendo, que conociendo a Andi esa
ha llegado una hora antes.

No me equivoqué, cuando llegamos a la iglesia Andi ya estaba allí.


Y a juzgar por lo brillante que estaba el suelo del pasillo del sagrado
edificio, la niña había pasado la mopa de bien con el largo vestido
de la de paseítos que se había metido mientras esperaba.

La ceremonia transcurrió como se esperaba…con Andi y Robert


llorando a moco pelao prácticamente durante todo el enlace. No
pude evitar observar a Nicole. Permanecía a un lado de Robert
ajena a mis miradas.

“Está preciosa…me corrijo, es preciosa. Porque está visto que


aunque la mona se vista de seda, mona se queda. No entiendo
como aun así está enamorada de mí…”
En ese momento, inexplicablemente me miró encontrándose con mi
mirada. Le sonreí sabiendo que me sonreiría. Y así hizo.

“Nat, que vamos a hacer…Tienes demasiados problemas encima


como para involucrarte con ella ahora…además, ya no somos unas
adolescentes, esto es la vida real, es serio… ¿que pensaría papá?”

Pensamientos de una conversación lejana vinieron a mí de repente.

“Entonces, ¿por qué no aceptarlo? Sé que es complicado… ¿pero


verdaderamente lo has intentando? y me refiero a sin dejarte llevar
por lo que piensen o dejen de pensar los demás”

Sonreí ante el recuerdo de esas palabras, tan lejanas en el tiempo y


a la vez tan cercanas. Volví a dirigir mi mirada hacia Nic, solo para
encontrarla de nuevo mirándome. Fue su turno de sonreírme y
obtener mi respuesta.

*****

La ceremonia, el banquete, el baile…Suficientes botellas habían


sido descorchadas para que mas de uno ya bailara solo abrazado a
su copa en el centro de la pista.

Sonreí mientras desde mi privilegiado sitio en la mesa de los novios


observaba al hermano de Andi,

Rafa, con la camisa fuera del pantalón y con la corbata en la misma


guisa como lo había conocido una Nochebuena hace bastantes
años atrás, intentando bailar la danza del vientre, o mejor dicho del
michelín, en el centro de la pista. Aplaudió eufórico cuando la pieza
acabó mientras hacia reverencias a diestro y siniestro.

Dirigí mi atención hacia una de las mesas, donde Rachel y Natalia


charlaban animadamente. Decidí acercarme.

- Vaya vaya, mira nada menos quien está aquí. La madrina mas
guapa del año- comentó Rachel mientras por mi parte tomaba
asiento al lado de Nat.

- ¿Solo del año? joder, el suplicio de llevar estos tacones no


compensa entonces- me quejé.- ¿Qué pasó anoche al final? ¿Te
quedaste en casa del psicópata?- comencé a burlarme.

- No, al final me quedé en casa de una amiga- miró picara a Nat.

- Hola- apareció Iris de repente a su lado. - ¿Me concede esta


pieza?- cuestionó a la joven tendiéndole su mano.

- Uhm, ya me estaba preguntando cuando demonios me lo pedirías-


agarró la mano que le ofrecían y se levantó. Se despidió de nosotras
mientras era llevada al centro de la pista.

- ¿Tú lo sabias?- me preguntó Nat sin dejar de mirar al par que en


ese momento ya bailaban.

- Uhm, ¿el qué?

- No, no lo sabias- sonrió mirándome y haciéndome un gesto con su


cabeza de nuevo hacia las dos chicas.

- ¿Eh? Ooohh – vi la luz de repente- ¿De veras?- las volví a mirar


de nuevo.

- Uhm, sip, me lo acaba de contar Rachel.

- Bueno, hay que admitir que hacen buena pareja- sonreí- Aunque
hace unos años hubiera pensado que era un suicidio- hice una
mueca.

- Jaja, la gente cambia, es la prueba viviente.

- Ahora que lo han visto mis ojos, me lo creo...- seguí mirándolas


antes de mirar a Nat- ¿Y usted me concedería este baile?

- Nic, no creo que en mi estado…


No la dejé acabar.

- Por favor…- supliqué.

- Luego no te quejes si te piso con uno de mis gordos pies.

- Tus pies no están gordos, solo tu tripa- le saqué la lengua.

- ¿A que ya no bailo?- me amenazó.

- Love and peace- comencé a agitar una servilleta blanca al aire.

- Jaja, esta claro que tanta lluvia en Londres te ha trastocado los


circuitos- se burló-Anda vamos.

Se levantó agarrándome de la mano, y para mi alucinación, siendo


ella quien me arrastraba a la pista. Nos pegamos y comenzamos a
bailar, ajenas a un par de ojos que en ese momento no perdían
detalle de todos nuestros movimientos.

*****

Me encontraba en mi despacho, trabajando en el ordenador cuando


Lucía, mi secretaria, me avisó de que tenía visita.

- Hágalo pasar por favor.

Apenas unos segundos después mi tío hizo acto de presencia en mi


oficina.

- Vaya, vaya, veo que el negocio parece ir de maravilla- comentó


curioso mirando hacia todos lados.

Me levanté de mi asiento acercándome a su lado con una sonrisa en


mi rostro. No tardó mucho en envolverme en sus brazos.

- Hola cariño- me besó en la mejilla antes de separarnos.

- Hola tío, ¿cómo tú por aquí? que agradable visita- le sonreí.


- Pues nada, vine al centro de la ciudad a hacer unos recados y
pasé por la puerta y pss, decidí hacerte una visita aprovechando
que hacia días que no sabía de ti.

- Si, lo siento…he estado algo liada.

- Oh, bueno, será mejor entonces que me marche, seguro te estoy


distrayendo- comenzó a moverse incómodo.

- Para nada- le sonreí. Tomé asiento en el filo de mi mesa y le hice


una seña para que se sentara en la silla de enfrente.

- ¿Segura?- cuestionó inseguro.

- Totalmente, ¿qué tal todo por casa?

- Bien, después de unos días algo agitadas las aguas al fin parece
que vuelven a calmarse.

- ¿Sucedió algo?- pregunté frunciendo el ceño.

- Lo que tenía que suceder supongo…David regresó dispuesto a


llevarse a Nat a como diese lugar-su mirada de odio al hablar del
tipo me sorprendió.

- No entiendo, ¿pero no lo habían dejado?- cuestioné ceñuda


levantándome de mi improvisado asiento y sentándome a su lado

- Uhm, sip, más o menos.

- Y Nat… ¿volvió con el?- susurré rezando a todas las divinidades


posibles para que me ofreciera un no como respuesta.

- No, ni ella quería ni nosotros lo hubiéramos permitido…

- Pues ahora si que no entiendo…- afirmé suspirando tranquila ante


el hecho de que aun seguía cerca y tenía una esperanza, aunque
esta fuera mínima.
- No sabes nada, ¿verdad?

- Estas comenzando a preocuparme, ¿hay algo que deba saber?

- Si, pero no creo que deba ser yo quien te lo diga. Sé que te quiere
mucho y confía en ti, por eso te lo contará- comenzó a levantarse.
Lo miré desde abajo.

- ¿Tío?

- ¿Sí, cariño?- cuestionó suavemente.

- ¿Hay algo que pueda hacer?

No sabía a que se refería, pero estaba claro que tratase de lo se


tratase si estaba Natalia de por medio haría lo que fuera.

- Solo tenle paciencia- me sonrió.

- ¿Mas?- le devolví la sonrisa intentando bromear.

- Mas. Sé que la quieres mucho y harás lo que tu corazón te diga.

Lo miré confusa, no sabiendo a que venía todo aquello


exactamente.

“Tal vez el… ¡ya! ¡Nic! ¡No pienses estupideces!”

- Nicole, sabes cuanto te aprecio. Mas que como mi sobrina en todo


este tiempo he aprendido a verte como otra hija más. Me siento
realmente orgulloso de ti, no solo por como has conseguido llegar
hasta donde estas ahora, sino también por la fuerza y la templanza
que has tenido a la hora de enfrentar todo lo que la vida te ha dado.
Soy consciente de que te ha castigado mucho, diría demasiado…ya
es tiempo para ser feliz, te mereces serlo…

- Gracias…- susurré inaudible antes de verme de nuevo entre sus


brazos.
- Por nada cariño- me sonrió antes de separarse. Comenzó a
caminar hacia la puerta y estaba ya por salir cuando de se giró.

- ¿Tienes algún plan para esta noche?

- Uhm, no…creo que no, ¿por qué?

- ¿Te apetece cenar conmigo? Me gustaría comentarte algo


referente a negocios.

- Ok, ¿a qué hora me paso?

- Si no te parece mal me gustaría quedar fuera de casa. Tú sabes,


allí habrá mas jaleo y me gustaría poder hablar tranquilamente
contigo. ¿Te parece bien en el brasero de la avenida San Luis?

- Perfecto, no hay problema. ¿A las nueve y media va bien?

- A las nueve y media va bien, nos vemos entonces- me sonrió


antes de terminar de abrir la puerta y salir.

“¿A que ha venido todo esto? Definitivamente cada día entiendo


menos…¿será que me estoy haciendo vieja y estoy perdiendo
facultades?”

Suspiré antes de bordear mi escritorio y sentarme a continuar con


mi trabajo.

*****

- ¿Y papá?- pregunté entrando a la cocina.

- Uhm, salió a hacer unos recados, ¿por qué?- respondió mi madre


sin dejar de planchar.

- Me dejó esto en la mesita- le mostré el papel, el cual ni miró.

- Ah, ya…algo me comentó…


- ¿Y no se le ocurre decírmelo antes? Son casi las ocho y media-
miré el reloj de la cocina.

- Bueno, aun te da tiempo…No se te ocurra no ir, que mira que tu


padre ya sabes como se pone, además, es importante.

- No si se nota…Dios, no entiendo a que tanto misterio…

Salí de la cocina y subí las escaleras malhumorada. Apenas tenía


una hora para adecentarme un poco y largarme al lugar donde me
había citado con tanta insistencia.

Conseguí salir por la puerta un cuarto de hora antes de lo acordado


pensando, pobre de mi, que era mas que suficiente para llegar a
tiempo. Un partido de fútbol tiró abajo todos mis planes. Eran casi
las diez de la noche y aun estaba metida en el taxi.

- Mire, mejor me bajo aquí, donde voy está a apenas cinco minutos.

- ¿Seguro que en su estado puede?- me miró escéptico el conductor


a través del retrovisor.

- Quédese con el cambio- dije dándole un billete y saliendo del


vehículo.

“Demonios, estoy embarazada, no soy invalida…” pensaba


malhumorada mientras caminaba por la calle.

Diez minutos más tarde estaba entrando por la puerta del


restaurante.

- Perdone, tengo reserva en la mesa trece.- dije al chico de la


entrada.

- Buenas noches, acompáñeme por favor- me lanzó una sonrisa


colgate tan blanca que casi me ciega.

Lo seguí a través del restaurante. Si que mi padre me invitara a


cenar a un restaurante a través de una nota me había sorprendido,
lo que encontré al llegar a la mesa no fue menos.

- ¿Tú?

*****

Miré el reloj de mi muñeca para solo comprobar que apenas habían


pasado tres minutos desde la última vez que lo había mirado.
Suspiré resignándome al hecho de que teniendo en cuenta la
puntualidad de Miguel, me había plantado.

- ¿Le gustaría que le vaya entregando la carta, señorita?- me


cuestionó el camarero por tercera vez desde que había llegado a la
mesa.

- No, gracias, esperaré un rato mas- le sonreí amablemente


esperando que se esfumara de mi lado pero lo único que conseguí
fue que se quedara mas pasmado mirándome bobamente.

“Genial, lo que me faltaba ahora… ¿Qué no hay mas clientes a los


que mirar? ¿Tiene que ser precisamente a mi?”

Estaba tan ensimismada jugando con el tapón de la botella de agua


que no me percaté de la llegada de alguien a mi lado.

- ¿Tú?- la escuché decir. Elevé la mirada encontrando a una Natalia


con cara de pocos amigos.

- ¿Qué haces aquí? ¿Y tu padre? ¿Le sucedió algo?- me levanté de


la silla temiéndome lo peor.

- No es necesario que finjas conmigo. Ya me di cuenta de que todo


es una encerrona- dijo malhumorada.

- ¿Cómo?- cuestioné confusa.

- ¿Ahora también eres sorda o qué?


- ¿Pero de qué rayos hablas? Si estoy aquí es porque tu padre me
cito, no para verte a ti.

- ¿Les apetece que vaya trayendo la carta?- entró a escena el bobo.

- ¡No!- respondimos ambas al unísono atrayendo la atención de


varios comensales.

- Señoritas por favor…mantengan la calma, están en un lugar


publico- apareció inexplicablemente el chef a nuestro lado.

Me senté en mi silla esperando que Nat hiciera lo mismo, y así hizo.


Nos quedamos mirando fijamente.

- Muy bien, les iré trayendo unos entremeses para ir abriendo boca.
Nada mejor que llenar el estomago para verlo todo con mas
claridad- comentó el tipo consciente de que poco caso le

hacíamos. Desapareció dejándonos a solas en la mesa.

- Si estoy aquí es porque tu padre vino esta mañana a mi oficina y


me invitó a cenar. Me dijo que tenía negocios que comentarme.

- Al menos a ti tuvo la decencia de decírtelo en persona. A mí me


dejó esta nota en la mesilla de noche mientras dormía la siesta - me
entregó el papel. Lo leí.

Hola cariño,

Me gustaría invitarte a cenar esta noche, solos tú y yo. Hay


demasiado de que hablar, demasiado que saber…llegó la hora de
conocer el puzzle…es hora de pensar con el corazón…

Te espero a las nueve y media en el brasero de la avenida San Luis,


mesa 13.

No me hagas esperar mucho…

Miguel
PD: Ponte bella para mí.

Fruncí el ceño al comprobar que lo que decía la nota podía


perfectamente ser aplicado a mi persona.

El recuerdo de la conversación con mi tío en la mañana vino a mí.

“Sé que la quieres mucho y harás lo que tu corazón te diga”

- ¿Tu entiendes algo? porque yo no…empiezo a pensar que a este


hombre ya le llegó el Alzheimer.

¿Nic? ¿Nicole me estas oyendo?

Aparté la mirada del papel para encontrarme con unos confusos


ojos verdes.

- ¿Te encuentras bien?- su tono de voz sonaba preocupado.

- Si, solo estaba pensando. Creo que ya sé porque tu padre nos citó
aquí.- admití dejando el papel sobre la mesa.

En ese preciso instante volvió a aparecer el chef barrigón con un


plato de entremeses y una botella de agua.

- Pa que vayan haciendo boca…en un momento les traen la carta.

- ¿Agua?- cuestionó Nat al ver como le colocaba la botella al lado-


Creí que esto era un restaurante con glamour- se quejó.

- Y yo creía que dado su estado usted no podía beber alcohol.

- ¿Y me trae agua? Pa el susto, ¿no?- inquirió indignada.

- Por favor, algo mas nutritivo, que ese pobre niño tiene que
desarrollarse- intercedí yo también.

El tipo me miró antes de agarrar la botella y dejarnos de nuevo a


solas.
- ¡Y traiga la cartaaa!- gritó Natalia- Bueno, que me decías…- siguió
volviendo la atención a mi mientras se apoderaba de un trozo de
queso del plato recién traído y comenzaba a roerlo. Comencé a reír-
¿Qué? Tu misma dijiste que el pobre niño tenía que desarrollarse.

- Claro…el pobre niño…tu lo que sigues siendo es una glotona de


cuidado- me burlé.

- Y a mucha honra.

Sonreí y estaba por hablar cuando de nuevo el bobo de la carta,


esta vez con ella entre sus manos, apareció a nuestro lado.

- La carta- dijo tendiéndole una a Natalia. Se quedó un rato


observándome de nuevo sin decidirse a dármela a mí. Nat lo notó.

- ¿Es para hoy o para mañana?- le soltó notando su bobería. El tipo


prácticamente me arrojó el libro saliendo por patas.- Los hay
simples…- comentó volviendo la atención a su menú.

“Y las hay celosas…” pensé mientras sonreía.

- ¿El menú trae chistes ahora?- siguió con su tono borde.

- ¿Y a ti te picaron los chinches en la siesta?- la miré burlona. Se


limitó a fruncir los labios y a mirar la carta de nuevo.

- Tomaré un churrasco- dijo entregándole su carta al chef que de


nuevo casi por arte de magia había aparecido a su lado.

- Lo mismo- inquirí tendiéndole la mía.

- Copiona…- me miró entrecerrando sus ojos dirigiendo la copa de


agua a sus labios.

- Tal vez…

- Aun lo recuerdas…- sonrió.


- ¿Por que iba a olvidarlo?

- No lo sé…ha pasado mucho tiempo…- comentó mientras con el


tenedor pinchaba el mantel de la mesa.

- Natalia… ¿podemos hablar?

- ¿Qué no lo estamos haciendo ya?- cuestionó mientras seguía


haciendo agujeritos. La paré antes de que el mantel pareciera un
queso emmental.

- Es importante- afirmé con la mano aun sosteniendo la suya. El


gesto pareció sacarla de sus pensamientos, haciendo que toda su
atención se desplazara hacia mí.

- Tú dirás…

- Esa nota fácilmente podría ser mía- le admití.

- ¡Sabia que era una trampa!- intentó levantarse de la mesa.

- ¡No! ¡Espera!- la frené- La cosa no es así.

- Pues explícate mejor porque definitivamente no entiendo.

- Lo que quiero decir es que lo que dice esa nota podría aplicarse a
mí…y a ti.

- Ya… ¿Cuántas botellas de vino te has bebido mientras esperabas?


- me miró incrédula. Continué ignorando su comentario.

- La mañana que tu padre me citó en su despacho, después de la


graduación, me reveló algo que no sabía. Algo que ni siquiera
imaginaba.

- ¡Sabia que ese día había sucedido algo ahí dentro! ¿Por qué
nunca me lo dijiste? ¿No confiabas en mí?
- Claro que si confiaba…pero tu padre me hizo prometerle que no lo
haría. El pensaba que no era necesario.

- ¿Qué fue lo que te contó?

- El no mucho…me entregó una carta de mi padre…en ella me


contaba el porque de muchas cosas de mi vida…- paré mientras el
recuerdo de esa mañana venía a mi. La mano de Natalia sobre la
mía me hizo salir del trance y mirarla a la cara. La dulzura que
tantas veces atrás había visto en esos ojos verdes me saludó.

- ¿Qué decía?- cuestionó suavemente, mientras con el pulgar


acariciaba el dorso de mi mano.

- Estuvo enfermo y no me dijo…murió a causa de un cáncer…- la


suave caricia me animó a continuar.- También me contó la verdad
sobre su vida…el por qué nos habíamos pasado los años yendo de
un lugar a otro.- sonreí agriamente- Dios, no tengo ni idea de por
donde seguir…

- Vas bien- me sonrió intentando tranquilizarme.

- Regresé a Londres con el fin de continuar la búsqueda de mi


padre. Para buscar a su madre.

- ¿Perdona? Ahora si que me perdí…- afirmó confusa.

- Mi padre y tu padre no son hermanos. Mi padre fue adoptado por


los abuelos cuando aun era un bebé, al igual que tu padre.

- Pero...eso no puede ser, papá nunca me ha dicho…

- Y por eso me hizo prometerle que no te lo diría.

- ¿Y por qué lo haces ahora? después de tanto tiempo… ¿qué


sentido tiene?

- Es la verdad, es justo que la supieras algún día. Y la nota decía


que ese día había llegado.
Separó su mano de golpe de la mía y se apoyó contra el respaldo
de su silla. Una mueca de dolor atravesó su rostro antes de
comenzar a acariciarse la abultada tripa.

- ¿Te encuentras bien?- cuestioné preocupada al tiempo que me


levantaba de mi silla y me arrodillaba a su lado. Me miró desde
arriba durante unos instantes antes de responder.

- Sí, solo fue una patada. Al parecer Dani tendrá suerte y saldrá
futbolista.

Sonreí ganándome su sonrisa.

- ¿Puedo?- pedí permiso elevando mi mano al aire, insegura de que


aceptara.

- Claro que puedes- susurró sujetándola y llevándosela al vientre.


Un nuevo golpe me dio la bienvenida- Parece que le gustas- me
sonrió.

- ¿Sí? ¿Te gusto?- inquirí acercando mi rostro al hinchado abdomen.


Otra golpe pudo notarse.- Uy,

¿eso es un sí? si es un si da dos golpes mas- Nat comenzó a reír y


mas aún cuando los dos golpes fueron dados- Si, sabia que eras
una niña inteligente- continué acariciando la tripa no demasiado
consciente en ese momento ni de lo que hacia ni de lo que había
dicho.

- Sus platos.

La inesperada voz del chef casi me cuesta la mesa como gorro y


veintiocho puntos de sutura en la cabeza.

- Lo siento- dije saliendo de debajo del aun tembloroso mueble


acariciándome mi dolorido tarro de las ideas.

- ¿Estas bien?- preguntó preocupada Natalia a la vez que tomaba


asiento en mi silla y trataba de ignorar las caras que en ese
momento estaban vueltas hacia a mi cuchicheando lo que
supuestamente andaría haciendo debajo de la mesa.

“Panda de chismosos pervertidos…”

- Si, estoy bien.

Miré al chef con cara de pocos amigos mientras colocaba el plato de


carne frente a mí.

- Gracias- susurré a entredientes antes de que se alejara.

- ¿De verdad estas bien?- cuestionó de nuevo mi acompañante


alargando su mano a través de la mesa y colocándola sobre la mía.
Observé durante unos instantes su gesto antes de enfrentar su
mirada. Le sonreí.

- No te preocupes, tengo la cabeza dura.

- No, si se nota…- comentó guasona separándose de mi y


agarrando el cuchillo y el tenedor. Hice lo propio.

- Buen provecho.

- Igualmente, esto tiene una pinta…agg- soltó los cubiertos de


repente.

Alcé la mirada de mi plato solo para encontrarla de nuevo


sujetándose la tripa.

- ¿Otra?

- No…creo que mas bien fue una contracción- la noté palidecer un


poco. Me levanté corriendo arrodillándome a su lado al igual que
había hecho antes y comencé a hacerle aire con la servilleta.

- ¿Estas bien? ¿Quieres ir al hospital?


- No, estoy bien…me dan a veces, no te preocupes- respiraba
pesadamente.

- ¿Cuándo sales de cuentas?

- En dos semanas o así.

- ¿Segura que no quieres que te lleve al hospital?- pregunté


insegura.

- De verdad, estoy bien. No es la primera vez que me pasa. Hoy


esta algo rebelde.- se acarició la tripa.- ¿Seguimos comiendo?

- Como quieras…- me levanté sentándome en mi sitio. La observé


llevarse el tenedor a la boca y masticar.

- ¿Qué?- cuestionó elevando sus cejas.

- Nada…- cogí mi tenedor y comencé a comer yo también.

- No me has terminado de contar que sucedió en Londres,


¿encontraste a tu abuela?- habló de repente volviendo al tema.

- Si…- sonreí- Me costó años, pero la encontré.

- Me alegro, tendrás que presentármela algún día.

- Ya la conoces…- me miró con el ceño fruncido- Vive conmigo- le


aclaré.

- ¿La señora Norman? ¿Tu vecina?- preguntó alucinada.

- Uhm, si…surrealista, ¿no? Imagina, mi padre tantos años


buscándola y la tenía al lado.

- Y tu tantos viajecitos de “negocios”, y la seguías teniendo al lado-


se encargó de remarcar lo dicho.

- Sigues molesta conmigo por eso- entré en el tema.


- No, no lo estoy. Sabía que me querías a pesar de todo, aprendí a
verlo hace mucho…el hecho de que siempre parecieras marcharte
en el momento menos indicado no significaba lo contrario. Tenías
tus motivos, solo que no supe verlo en su momento. Supongo que
anduve demasiado centrada en mi...en lo que sentía…y me olvidé
de ver el resto…- bajó la mirada.

- Lo siento…

Mi disculpa la hizo levantar la mirada hacia mí.

- No te disculpes. Tú no tuviste la culpa. Fue un cúmulo de


circunstancias casuales lo que nos llevó al punto al que llegamos.

- Torpezas del destino.

- No lo hubiera descrito mejor- me sonrió – ¿Sabes? muchas veces


he tratado de resignarme al hecho de que si el destino quiso que
sucediera de esa forma, era porque realmente tenía que ser así.

- ¿Y lo conseguiste? ¿Te resignaste?- pregunté sin poder apartar la


mirada de sus ojos verdes.

Y estaba por responderme cuando noté como el dolor de nuevo


cruzaba su rostro.

- ¿Natalia?- susurré al ver que agachaba la cabeza y se encogía


ligeramente.

- Nicole…o ya sufro incontinencia urinaria o acabo de romper


aguas…

- Mas bien va a ser lo segundo- comenté levantándome como un


resorte de mi silla y yendo a su lado- Tranquila, respiremos- sujeté
sus manos y comencé a respirar por la nariz y expulsar el aire por la
boca.- Sigue, no pares.

- ¡No seas boba!, como voy a parar… qué quieres, ¡¿que me


asfixie?!- gritó a través del dolor llamando la atención de varios
comensales.

- Shh, no te alteres, focalízate en respirar…voy a buscar el coche.

Intenté separarme pero lo único que conseguí fue que me apretara


aún más las manos.

- ¡No!¿Que piensas dejarme aquí?- gritó entredientes.

- Voy a buscar el coche…

- No pienso quedarme aquí esperando a que vayas a por el


cochecito leré.

- Está bien, está bien…

La ayudé a levantarse y comenzamos a caminar hacia la puerta.

- ¿Está de parto? -preguntó mi bobo admirador al pasar por su lado.

- ¡Tú que crees descarado baboso! No, si te parece solo estoy


ensayando pa cuando llegue el momento- le escupió Nat.

- Oh, señorita, ¿llamamos a una ambulancia?- apareció el chef de la


nada haciéndome pegar un bote.

- ¿Pero usted en lugar de andar levita o qué?- inquirí molesta de


que no parecieran ver la gravedad de la situación a juzgar por como
no paraban de frenarnos.- No se preocupe, gracias- lo rodeamos y

salimos.

- ¿Estas bien?

- No, estoy de parto- respondió borde mientras caminaba a duras


penas.

- Tranquila, no es bueno que te alteres…


- No, si estoy muy tranquila… ¡¿Dónde está el puñetero coche?!-
gritó histérica mientras intentábamos cruzar la avenida.

Me saqué las llaves del bolso y abrí la puerta del copiloto


ayudándola a entrar. Rodeé el coche y subí arrancando el motor.

- ¿Te encuentras bien?

- ¿Tú me ves bien?- gritó intentando respirar.

Pisé mas el acelerador a través de la avenida sorteando a varios


coches.

- ¿Me quieres llevar a la sala de parto o a la del forense?- gritó


sujetándose al agarrador de la puerta como quien se agarra al
flotador mientras se ahoga. La ignoré acelerando mas- ¡Eso tu
acelera mas y traumamelo antes de nacer! ¡que cuando lleguemos
va a estar tan acojonao que no va a querer salir!

- No te preocupes, conozco a buenos psicólogos- comenté entrando


por el camino destinado a ambulancias de urgencias.

- Si, se nota lo bien que te han dejado….- siguió con la verborrea


aun ya habiendo salido del coche.

Cogí una silla de ruedas de la entrada y volví al auto abriendo la


puerta-…una inconsciente, una inconsciente psicópata, ¡eso es lo
que eres!- siguió recriminándome mientras la ayudaba a subir a la
silla. Instalada en ella la dirigí corriendo a través del pasillo de
urgencias. Los médicos no tardaron en hacer el resto.

*****

- ¿Donde está?- pregunté a la enfermera que en ese momento me


preparaba en la sala de partos.

- ¿Quién?- cuestionó extrañada.

- ¡La psicópata que me trajo!


- Tuvo que quedarse fuera esperando. Lo siento, no puede pasar
nada más que el esposo.

- ¡¿Qué esposo y qué niño muerto?!Ay Dios, cariño, tu no has


escuchado eso, no le hagas caso a mamá, tapate los oiditos…-
comencé a acariciarme la tripa. Al notar que la enfermera estaba por
marcharse volví a gritar- ¡¿Dónde cree que va?!¡Tráigame a la
psicópata!

- Lo siento, son reglas del hospital, ya le he le dicho que…

- ¡Y yo le he dicho que me la traiga! ¡Ni tengo esposo ni me interesa


tenerlo!¡Y ahora llame a mi novia!- grité fuera de mi pareciendo la
niña del exorcista.

Salió asustada de la sala para instantes después volver


acompañada por Nicole y dos tipos en bata azul y gorro blanco que
no tardaron en posicionarse entre mis piernas.

- Tranquila, ya estoy aquí- intentó calmarme Nic acariciándome el


cabello y dándome su mano.

- ¡¿Dónde demonios andabas?! Llevo… ¡Ahhh!- no pude acabar, el


dolor era cada vez mas insoportable. - ¡¿A qué hospital
tercermundista me has traído que ni la epidural me han puesto?!

- Tranquilícese señora, está en buenas manos- intentó


tranquilizarme uno de los tipos de bata azul y gorro blanco.

- ¡Señorita! ¡Es señorita!- grité.

- Shh, no te alteres cariño…- hizo el intento de calmarme mi


acompañante.

- ¡No estoy alterada! ¡Estoy de parto!

- Muy bien señorita, llegó el momento, ¡empuje!- me ordenó el tipo


que aún seguía con la cabeza entre mis piernas.
Comencé a hacer fuerza y empujar.

- Señorita, ¡empuje mas!- volvió a ordenarme.

- ¡Dile a esos pitufos que empujar es lo que hago!- agarré a Nic del
cuello de la camiseta poseída por el dolor.

El llanto de un bebé no tardó mucho en inundar la sala.

- ¡Enhorabuena señorita! ¡Ha tenido usted una niña!

*****

Los calidos rayos del sol sobre mi cara hicieron que poco a poco
fuera abriendo mis aun pesados parpados. Miré alrededor del
blanco y aséptico cuarto intentando recordar como había llegado
hasta allí. El cuerpo de Nicole acurrucado en el sillón de al lado de
mi cama me hizo recordar la agitada noche que habíamos tenido.

“¿Y mi bebé? ¿Dónde está mi bebé?” Reparé al mirar de nuevo


alrededor de la habitación.

Comencé a moverme con la intención de levantarme.

- ¿Dónde crees que vas?- preguntó una ronca voz a mi lado.

- ¿Dónde está mi bebé?- la encaré.

- Tranquila, está en la incubadora- dijo levantándose y comenzando


a desperezarse.

- ¿En la incubadora? ¿Qué le pasa?¿Está bien?- cuestioné


asustada mientras la zarandeaba.

- ¡Wou! ¡Wouuu! tranquila chica…se encuentra perfectamente.


Dijeron que esta mañana la subirían ya a la habitación.

- ¿De verdad no me mientes? ¿De verdad está bien?


- De verdad que está bien. Decidieron que como había nacido un
poco antes sería bueno meterla unas horas nada mas, pero está
perfectamente- me sonrió intentando tranquilizarme.

- ¿La has visto?

- Si, es preciosa- volvió a sonreírme- Al igual que su madre.

Sonreí tímida agachando la cabeza. Recuerdos de la noche pasada


llegaron a mi mente.

- Nic, yo…siento todo lo de anoche.

- No te preocupes, es normal, estabas nerviosa y asustada.

- Histérica es mas bien la palabra- hice una mueca con mis labios.

- Pss…ná…no se notó mucho…- sonrió.

- Dios, que vergüenza…- me agaché tapándome la cabeza con la


sabana.

- Ey, claro que no…lo hiciste muy bien- dijo bajando mi defensa
contra el mundo.

- Sí, gritar, ¿no?- de nuevo me tapé.

- Bueno, eso también- volvió a destaparme.

- ¿Llamaste a casa?

- Sí, llamé a eso de las siete. No quise despertarlos antes. De todas


formas tu seguías sedada.

- Hasta tuvieron que sedarme…tierra trágame…- comenté


ocultándome otra vez.

- Jaja, ya no seas cobarde. Conmigo estas a salvo del mundo.


- Lo sé- le sonreí.- Gracias por haber estado conmigo todo el
tiempo…por haber…- sus dedos sobre mis labios no me dejaron
articular mas palabras.

- Shhh, no agradezcas nada. Ha sido lo mas bonito que me ha


sucedido en la vida- la sinceridad de sus ojos azules me hizo
estremecer.

- ¿Más que yo?- me aventuré a preguntar. Me sonrió antes de


responder.

- Podría hacerle frente con decisión si quisiera- comenzó a acercar


su rostro hacia mí.

- ¿Pero ganaría?- susurré con sus labios casi pegados a los míos.

- No lo sé, tal vez si se esforzara un poco…- nuestras bocas se


juntaron para al instante, con el ruido de la puerta, separarse.

- ¡¿Dónde está la mamá más preciosa?!- gritó mi padre entrando a


la habitación.

- Miguel, no grites, que estamos en el hospital- le regañó mi madre,


que poco siguió su propio consejo- ¡Natalia! ¡Mi amor!- gritó
abalanzándose sobre mi y abrazándome. Papá, copión él, le repitió
el gesto.

- Hola mamá, papá…

- ¡Mi bebé! ¡¿Dónde está mi bebé?!- gritó mi madre separándose de


mi y mirando de repente hacia todos lados.

- ¡Si! ¿Y mi nieto? ¿Dónde está mi nieto?- miró papá a Nat.

- Sigue abajo, en la incubadora. Supongo que lo subirán en un rato.

- Y papá…es nieta- le saqué la lengua desde la cama.


- Oh, ¡otra princesita!- sus ojos se pusieron brillantes de repente.-
No puedo esperar…- se levantó y salió por la puerta.

Nos miramos las tres antes de comenzar a reír.

- ¿Cómo estas cariño?

- Bien, algo incomoda, pero bastante bien- le sonreí a mi madre.

- Me alegro, que bueno que Nicole estuviera contigo todo el tiempo-


la miró y le sonrió.

- Si…- acordé dirigiéndole una mirada yo también.

- No fue nada…- intentó restarle importancia.

- Claro que lo fue, no sé que hubiera sido de mi Nat sin su Nic.

Miré sorprendida a mi madre por lo que acababa de decir. Pareció


ignorarme.

- Cariño, si quieres puedes irte a casa a descansar un rato. Te la


cuido de mientras- le sonrió de nuevo.

- ¿Me la cuida?- una afirmación de su cabeza y una sonrisa picara


fue la respuesta de mi madre-Gracias- la besó en la mejilla antes de
dirigirse hacia mí- Pórtate bien, en un rato regreso- me susurró en el
oído antes de acercarse y besarme cerca de la comisura de mis
labios. Cerré los ojos ante el suave contacto. Cuando los abrí ya se
había marchado dejándome a solas con la mujer que me conocía
mejor que yo misma.

- ¿Habéis hecho las paces? ¿O tu padre tendrá que seguir haciendo


de Celestina?- cuestionó picara.

- ¿Desde cuando lo sabes?- pregunté sorprendida.

- Desde el mismo día que posaste tus ojos sobre ella en el


aeropuerto. ¿O que acaso me vas a negar que no sentiste mareo?-
cuestionó burlona. Sonreí al recordarlo.

- A ti no te…

- ¿Importarme? ¿Por qué iba a importarme? Por mi está perfecto.


Sé que es la única persona que te ha hecho, te hace y te hará feliz.

*****

Antes de irme a casa no pude evitar pasarme por la habitación de


las cunitas de los recién nacidos.

Al llegar encontré a Miguel chupando el cristal mientras le hacia


fiestas con sus manos a su nieta, la cual dormía placidamente
pasando olímpicamente de él.

- ¿Qué? Practicando, ¿no?- inquirí risueña poniéndome a su lado.

- Es tan dormilona como la madre…y tan bonita, se parece mucho a


ella cuando nació- siguió babeando.

- Entonces no cabe duda de que tendrás que apartarle los


enamorados a palazos, ¿eh abuelo?- le hablé echándole un brazo
por los hombros.

- Abuelo…suena bien, ¿no?- comentó sin dejar de mirar al bebé.

- Si, suena perfecto. Será la envidia de todos en el cole por tener un


abuelo metrosexual.

- Jaja, anda, ¡¡ya quita!!- intentó apartarme de el en broma.

- Es preciosa, ¿verdad?- comenté fijando mi atención en el bebé


que en ese momento parecía despertar.

- Mucho… ¿Nicole?- cuestionó sin dejar de mirar hacia el cristal.

- ¿Si?- encaré su perfil. No tardó mucho en girarse y mirarme a los


ojos.
- ¿Resolviste anoche tus diferencias con Natalia?- la seriedad de
sus ojos marrones enfocados en los míos me hizo revolverme
incomoda.

- Uhm, bueno… si te refieres a si le conté la verdad, si, lo hice- miré


de nuevo al bebé.

- Siento si te molestó que te hubiera mentido de esa forma, pero aun


así, lo volvería a hacer.

- No, no me molestó. No te preocupes- admití sin dejar de mirar a


través del cristal muy a pesar de que sabía que su mirada estaba
sobre mi.

- ¿Entonces?- continuó.

- ¿Entonces que?

- ¿Resolvisteis lo vuestro?

Me giré ante su pregunta.

- Si, ¿cómo lo sé?- sonrió antes volver la vista hacia su nieta- Tengo
ojos Nicole. Solo hace falta mirar los suyos o los tuyos para verlo.
Siempre lo he sabido y lo cierto es que nunca me ha importado. Al
contrario. Me sorprendió tanto como a ti que Nat se comprometiera
con David,

incluso que aceptara salir con el. De sobra era conocido que parecía
buen chico y me gustaba, pero también sabia que ella no lo amaba.
No sé si comenzó algo con él por soledad o simplemente por
agradarme a mi. A pesar de todos los años que habían pasado, a
pesar de evitarte…nunca dejó de quererte, por mucho que tratara de
negar la evidencia seguía enamorada de ti. ¿Sabes? me arrepiento
de haberte pedido hace años que no le dijeras nada, me culpo a mi
mismo por no haber sido capaz de contárselo personalmente…Ese
secreto acabó con vosotras, destruyó su felicidad, tu felicidad…- una
lagrima comenzó a caer por su mejilla.
- Tío, no tienes la culpa de nada. Cuando las cosas no se dan, no se
dan. No importa lo que hagamos por cambiarlas, por evitarlas. Si
sucedió así, es porque tenía que ser así.

- Eso es un pensamiento demasiado conformista, ¿no crees?

- Tal vez lo sea, pero de nada sirve atormentarse por algo que no
sabes siquiera si hubiera funcionado. Sí, ha sido doloroso…pero
también lo que ha sucedido nos ha hecho crecer, madurar…

y lo mas importante, ha hecho que este bebé exista- sonreí


volviendo mi atención hacia la cuna que teníamos en frente.

- Cierto…- dirigió también su mirada- Pero no puedes llegar a


imaginar cuanto le ha costado a mi hija luchar por ese bebé. No solo
le costaste tu, también su orgullo. Ella estaba dispuesta a darlo todo
por su hija, incluso a seguir con David a pesar de sus abusos.

- ¿Qué?- miré de nuevo su perfil.

- No te lo llegó a contar, ¿verdad? Tuvo que volver a España y dejar


su trabajo allí porque el muy cerdo no la dejaba. Tan bueno que
parecía y el muy cabrón la maltrataba. Por eso cuando vino a
intentar llevársela a la fuerza lo echamos a patadas.

- Desgraciado de mierda…- susurré entredientes mientras poco a


poco iba sintiendo como la sangre comenzaba a helárseme.

- Nicole, tranquila. Ese imbécil pasó a la historia. No creo que se le


ocurra volver a acercarse. Y

más ahora que sabe que ella no está sola.- colocó una mano en mi
brazo intentando calmarme.

- Mas le vale, porque no responderé como me lo encuentre de


frente- escupí con ira.

- Y yo tampoco te frenaré- rodó sus ojos de manera cómica. No


pude evitar sonreírle.
- Bueno, será mejor que me vaya marchando. Tengo unas cosas
que hacer antes de regresar.

- Gracias Nicole.

- ¿Por qué?

- Por todo…por…

- Tío, no hay nada que agradecer…y si ese fuera el caso la única


que tendría que hacerlo soy yo- lo paré antes de que siguiera.

- Bueno, como sea, gracias- me sonrió.

- Por nada. Debo irme- lo besé en la mejilla- Nos vemos luego.

Miré por última vez al bebé antes de comenzar a caminar hacia la


salida.

Apenas tres horas mas tarde, tras ir a casa y hacer unas llamadas a
la oficina, estaba entrando de nuevo a la habitación del hospital. La
escena que encontré me resultó de lo más tierna.

- ¿Te vas a quedar como un pasmarote en la puerta o vas a pasar?

- Uhm, sí claro- respondí tímida entrando al cuarto.

- Cualquiera diría que nunca me has visto medio desnuda- comentó


con gracia mientras seguía dando el pecho a su hija.

- Bueno, sí…- sonreí acercándome a su lado y tomando asiento en


el sillón.

- La trajeron hace como una hora. Está hambrienta.

Observé a la pequeña comer tranquilamente, ajena a cuanto la


rodeaba exceptuando su fuente de alimento.

- ¿Se fueron hace mucho tus padres?


- No, hace apenas quince minutos o así. Después de que te fueras
vinieron Alex, Dani y su novia.

- Estuviste bien acompañada entonces- le sonreí.

- Sí…por cierto, gracias por las flores. Son preciosas- dirigió su


mirada hacia el ramo colocado pulcramente en un jarrón antes de
mirarme y sonreírme.

- ¿Y por qué piensas que son mías?- inquirí burlona.

- Porque la nota te delata- me sacó la lengua- ¿Papá te ha


comentado algo de lo de anoche?-

cuestionó de repente seria.

- Si, hemos estado hablando de ello. Me ha contado varias cosas


más.

- Ellos lo sabían, todo el tiempo- admitió colocando a la niña sobre


su hombro mientras intentaba ponerse bien la ropa.

- Trae- me levanté y cogí al bebé entre mis brazos.

- Gracias- sonrió colocándose bien el camisón.

Me quedé observando al bebé entre mis brazos. Dormía


placidamente. Acerqué mi rostro y besé suavemente su frente antes
de colocarla en la cuna.

“Nunca permitiré que nadie te ponga un dedo encima. Aunque tu


madre y yo nunca volvamos a estar juntas para mi siempre vas a ser
y serás mi pequeña”

La miré desde arriba durante un rato mas antes de volverme y


encontrarme con la mirada de la

única persona que había amado y amaría el resto de mi vida.


- ¿Qué?- cuestioné tomando asiento a su lado. Enseguida tomó mi
mano entre la suya.

- Nada, veía como te quedaba mi hija- comentó con una sonrisa.

- Ah, ¿sí? ¿Y como me queda?- elevé mi ceja siguiéndole el juego.

- Como siempre había imaginado, perfecta.

- ¿Siempre?- inquirí acercándome a su rostro.

- Si, siempre….- miró mis labios dudosa antes de comenzar a mover


su rostro.

Pero un toque en la puerta acabó con la magia.

- ¿Se puede? vengo a ver como van- apareció en la habitación uno


de los médicos que había atendido el parto - ¿Puede salir un
momento, por favor?

Miré a Nat antes de acercarme y besar su mejilla.

- Nos vemos ahora- le susurré.

- Si…

Salí del cuarto para apenas diez minutos más tarde volver a entrar.

- ¿Se despertó?- pregunté situándome a su lado.

- Sí, el doctor estuvo examinándola- siguió meciendo a la niña entre


sus brazos.

- Es preciosa- puse voz a mi pensamiento sin proponérmelo.

- Claro, tiene a quien parecerse. A nosotras que somos divinas.

- Si, sobretodo- reí por su comentario.


- Hablo en serio. De mayor será como tu, quiero que sea como tú-
susurró mirando al bebé con una sonrisa colgada en sus labios.

- Pobre niña entonces…- hice una mueca con mi cara.

- Para nada. Será la niña mas afortunada del planeta. Así como lo
es su madre- afirmó mirándome a los ojos mientras decía esto
ultimo.

- Te quiero Natalia- susurré a la par que veía como sus labios se


iban acercando a los míos.

- Y yo a ti, Nicole, te quiero…

Fue lo último que dijo antes de que sus labios conquistaran mis
labios y mi corazón de forma absoluta.

¿Sabéis? No fue hasta ese día que comprendí el por qué de las
torpezas de mi vida, el por qué de las torpezas del destino. Sin duda
el camino había sido largo y tortuoso, pero había llegado a mi
destino, a mi meta, había llegado a mi anhelado queso...Nadie me lo
había robado…todo el tiempo estuvo ahí, esperándome…

Simplemente, y al contrario de lo que siempre pensé, nunca había


llegado al final del laberinto.

FIN

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