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A. INTRODUCCION
B. IMPARCIALIDAD DE LOS JUECES
a. Imparcialidad como elemento de la definición JUEZ
b. La independencia judicial
c. Imparcialidad frente al caso
d. El juez natural
C. JUICIO POR JURADOS
A – INTRODUCCION
Conforme a ello se podrá observar que la independencia de juicio de los integrantes de los
tribunales de justicia y las reglas que garantizan la integración de esos tribunales son jueces
imparciales, no son máximas que se dirijan a garantizar los miembros del poder judicial o una
determinada posición personal sino a la manera de los principios que gobiernan el procedimiento,
normas de garantía para el justiciable.
El principio alude a un problema local, a una sociedad que responde a la aplicación de la ley
común. Se observa que la interpretación y aplicación de ley común pro los tribunales provinciales
constituye un poder reservado por las provincias y ello por razón de seguridad de sus habitantes.
El imparcial refiere a aquel que no es parte del asunto que debe decidir, esto es que lo ataca sin
interés alguno.
Pero el juez parte de una posición que no favorece la imparcialidad, sino que, la imposibilita en
origen pues la ley lo obliga a adoptar la posición de parte en el procedimiento, a abandonar si
posición neutral frente al acontecimiento desde algún punto de vista frente a la solución
dilemática coincida o no coincida el juez que lleva a cabo esa actividad con los intereses de los
protagonistas del asunto, siempre favorecerá con su acción el interés de alguna de las partes en el
procedimiento.
Quien integra un tribunal no es otra cosa que una persona, idéntico en sus atributos a sus demás
congéneres, todos convivientes en un mismo tiempo, en una misma agrupación social y política,
bajo los mismos valores ético-culturales que presiden y gobiernan esa asociación.
Algunas de las cualidades que deben tener los jueces son ejercicio profesional, edad, capacidad de
ejercer derechos, políticos, entre otras. Estas calificaciones no mellan el juicio básico de quienes
deciden y quienes soportan de esas decisiones, solo son persona cuyo principio básico está
representado por la igualdad ante la ley, art 16 CN
Juzgadores y juzgados están regidos por una concepción común sobre los valores vigentes y sobre
la vida política, por lo tanto, asumen frente a la vida prejuicios similares, provenientes de la
realidad histórica en la cual viven conjuntamente y nada especial los legitima como IMPARCIALES
frente al asunto. Nada los legitima para juzgar a sus semejantes, que no sea el intento de evitar la
violencia de unos contra otros frente a la aparición de un conflicto social, poder característico del
Estado moderno (monopolio de la fuerza).
IMPARCIALIDAD DEL JUZGADOR - la independencia de los jueces de todo poder estatal que pueda
influir en la consideración del caso, determinada por la relación del juzgador con el caso mismo y
los protagonistas del conflicto.
JUEZ NATURAL O LEGAL - pretende evitar toda manipulación de los poderes del Estado para
asignar un caso a un tribunal determinado, de modo de elegir los jueces que consideraran ad hoc.
La independencia judicial y el principio del juez natural están ubicados entre los principios que
impiden la manipulación arbitraria del poder penal y básico para poder explicarlos.
Es preciso no confundir el atributo y su portador, no se trata de los privilegios de los jueces sino
por el contrario, de reglas de garantía del JUSTICIABLE, y por ello calificadas que, por su referencia
a la organización judicial, pero sin perder de vista su naturaleza de garantía individual de un Estado
de Derecho.
2. La Independencia Judicial
La independencia es una característica que corresponde al poder judicial como tal frente a los
demás poderes del Estado, poderes que, comparte el en ejercicio de la soberanía. Ello resulta
natural porque en la independencia de los tres poderes entre los que se distribuye la soberanía, en
la competencia u objeto propio de cada uno de ellos y en la coordinación del ejercicio de esa
competencia propia, descripta para eliminar los conflictos entre ellos o proveer el modo de
solución
La estabilidad de los jueces permanentes y la compensación por sus tareas, no susceptibles de ser
disminuidas,
Artículo 110.- Los jueces de la Corte Suprema y de los tribunales inferiores de la Nación
conservarán sus empleos mientras dure su buena conducta, y recibirán por sus servicios una
compensación que determinará la ley, y que no podrá ser disminuida en manera alguna, mientras
permaneciesen en sus funciones.
Artículo 109.- En ningún caso el presidente de la Nación puede ejercer funciones judiciales,
arrogarse el conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas.
y el deber general de los jueces de ajustar sus decisiones a la Ley del Congreso, son solo los
aspectos de la independencia y límites de la función judicial, como atributo del Poder Judicial del
Estado.
Pero el Poder Judicial es colegiado y la función judicial es ejercida por tribunales integrados por
jueces diversos que, pronuncian la decisión de autoridad del poder respectivo. Jueces que incluso
pueden no formar parte de la organización permanente (jurados).
La cantidad de casos que debe resolver el PJ con una definición de autoridad emanada de los
Jueces y que resuelvan según los criterios de la ley, evitando la influencia de factores políticos que
operan sobre el caso, impone que, el PJ se exprese por intermedio de una serie de OFICIOS
(tribunales o cortes de justicia), integrado por una pluralidad de personas (JUECES) quienes no
pueden depender del PRINCIPIO DE OBEDIENCIA JERARQUICA, para garantizar al justiciable la
sumisión a la ley y al caso concreto.
Y ello así, a pesar de que se permita a otro Tribunal eliminar, revocar o reformar la decisión
anterior por considerarla errónea, pues las instancias recursivas y los tribunales creados para
llevarlas a cabo no deben ser expresión de una organización jerárquica sino manifestación de la
necesidad de evitar errores judiciales para garantía del justiciable.
Se entiende entonces porque la Regla prevé la independencia del criterio judicial que debe ser
formulada respecto de cada uno de los jueces que integra el poder judicial permanente o
accidentalmente, por intermedio de los cuales ese poder se pronuncia con referencia a todo el
poder del Estado, no solo el ejecutivo y administrativo y legislativo sino al mismo poder judicial.
Ello implica que los JUECES, cuando juzgan y deciden sobre un caso en concreto son LIBRES e
independientes de todo poder, incluso el judicial para tomar su decisión y solo le exige que su fallo
se conforme con aplicación del Derecho vigente, prohibiéndose así que determine sus decisiones
por órdenes de cualquier tipo y proveniencia.
Un nuevo nombramiento, precedido de igual acuerdo, será necesario para mantener en el cargo a
cualquiera de esos magistrados, una vez que cumplan la edad de setenta y cinco años. Todos los
nombramientos de magistrados cuya edad sea la indicada o mayor se harán por cinco años, y
podrán ser repetidos indefinidamente, por el mismo trámite.
y se retribuye una compensación salarial que determina el Congreso por ley, imposible de ser
disminuida posteriormente mientras permanezcan en sus funciones.
Luego de la reforma del 94, se conservó los nombramientos de la Corte Suprema a cargo del
presidente (PE) y el Senado que presta su acuerdo para el nombramiento (PL).
Ahora para los Jueces de Tribunales Inferiores serán sugeridos en ternas vinculantes pro el Consejo
de la Magistratura, nombrados por el presidente con el acuerdo del Senado.
4. Nombra los magistrados de la Corte Suprema con acuerdo del Senado por dos tercios de
sus miembros presentes, en sesión pública, convocada al efecto.
Nombra los demás jueces de los tribunales federales inferiores en base a una propuesta
vinculante en terna del Consejo de la Magistratura, con acuerdo del Senado, en sesión
pública, en la que se tendrá en cuenta la idoneidad de los candidatos.
Artículo 114.- El Consejo de la Magistratura, regulado por una ley especial sancionada por
la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, tendrá a su cargo la
selección de los magistrados y la administración del Poder Judicial.
6. Dictar los reglamentos relacionados con la organización judicial y todos aquellos que sean
necesarios para asegurar la independencia de los jueces y la eficaz prestación de los
servicios de justicia.
Con estos dos SISTEMAS se pretende garantizar la independencia del criterio y pluralismo politico
e ideológico de quienes integran el cuerpo profesional del PJ.
La ley que rige la función de los jueces prohíbe por incompatible toda actividad política.
Las provincias, dentro de sus constituciones, dicen que en ocasiones el PL es quien nombra al juez,
incluso por ternas del PE. En otras se prevé un Consejo integrado por los tres poderes.
Pero las diferencias no varias el significado y el valor politico que pretenden esas formas antes
señaladas.
Por otro lado, la ESTABILIDAD se asegura de que solo serán removidos de sus cargos por mal
desempeño o cuando cometan un deliro al ejercer mal sus funciones y al prever una forma de
enjuiciamiento especial para la comprobación de estas circunstancias, cuyo tribunal solo puede
destituir al acusado.
Esto es el llamado JUICIO POLITICO, solo para los miembros de la Corte Suprema donde Diputados
asume la función de acusador con el voto de las dos terceras partes, mientras que el Senado tiene
el sol del tribunal de enjuiciamiento con idéntica mayoría.
De la Cámara de Diputados
Artículo 53.- Sólo ella ejerce el derecho de acusar ante el Senado al presidente, vicepresidente, al
jefe de gabinete de ministros, a los ministros y a los miembros de la Corte Suprema, en las causas
de responsabilidad que se intenten contra ellos, por mal desempeño o por delito en el ejercicio de
sus funciones; o por crímenes comunes, después de haber conocido de ellos y declarado haber
lugar a la formación de causa por la mayoría de dos terceras partes de sus miembros presentes.
Del Senado
Artículo 59.- Al Senado corresponde juzgar en juicio público a los acusados por la Cámara
de Diputados, debiendo sus miembros prestar juramento para este acto. Cuando el acusado
sea el presidente de la Nación, el Senado será presidido por el presidente de la Corte
Suprema. Ninguno será declarado culpable sino a mayoría de los dos tercios de los
miembros presentes.
Artículo 60.- Su fallo no tendrá más efecto que destituir al acusado, y aun declararle incapaz
de ocupar ningún empleo de honor, de confianza o a sueldo en la Nación. Pero la parte
condenada quedará, no obstante, sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes
ante los tribunales ordinarios.
Artículo 115.- Los jueces de los tribunales inferiores de la Nación serán removidos por
las causales expresadas en el Artículo 53, por un jurado de enjuiciamiento integrado por
legisladores, magistrados y abogados de la matrícula federal.
Su fallo, que será irrecurrible, no tendrá más efecto que destituir al acusado. Pero la
parte condenada quedará no obstante sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a las
leyes ante los tribunales ordinarios.
Este sistema especial de remoción evita perseguir penalmente a los jueces antes de su
remoción, que tampoco es un fuero personal sino como una necesidad propia de la función,
que no puede ser entorpecida maliciosamente por denuncias o acusaciones infundadas.
Tampoco quiere decir inmunidad porque una vez removido habilita la persecución penal y
el juez es colocado en la situación igualitaria a la de cualquier habitante.
Excluye del caso al juez que no garantiza de manera suficiente la objetividad de su criterio
frente al caso, se trata de la relación especifica de la persona física encargada de juzgar con
el caso concreto sometido a su juicio.
Frente a ese caso en concreto, el juez, en principio debe juzgar e IMPEDIR que pese sobre el
TEMOR DE PARCIALIDAD
La herramienta que utiliza el Derecho en estos casos es la EXLUSION del juez sospechado de
parcialidad y su reemplazo por otra persona sin relación con el caso y con ella su presunta
imparcialidad.
Nuestro Derecho Procesal Penal, excluye al juez del cual se sospecha parcialidad, que se
conoce como apartamiento o exclusión de magistrados que en principio habían sido
asignado para juzgar el caso.
Se debe reconocer que son aquellos interesados en el resultado del procedimiento quienes
sufren el temor de parcialidad que funda el apartamiento de los jueces y también que
ninguna regulación abstracta puede abarcar todos los motivos posibles que, en los casos
futuros puedan fundar la sospecha de parcialidad en un juez.
Es por ello por lo que quien recusa invoque y demuestre otro motivo que funde el temor de
parcialidad.
En Piersack el presidente del tribunal del juicio había formado parte del ministerio público
con facultades de supervisión sobre quienes estaban a carga de las tareas de investigación.
En De Cubber, uno de los miembros del tribunal había intervenido en el caso anteriormente
como juez de instrucción.
El TEDH sostuvo que la imparcialidad de los jueces debe ser apreciada tanto subjetiva como
objetivamente.
Este panorama encuentra su base en aquello que se intentó reformar desde la época de la
inquisición. Uno de los paradigmas de la revolución liberal del sigo 19 fue dividir al poder
para tornarlo soportable.
El procedimiento siguió esa misma idea, distribuir el proceso es diversos estadios, bajo
órganos diversos, que se deben controlar mutuamente.
Uno debía ser el órgano que investigaba preliminarmente el caso y otro el que juzgaba, para
acentuar la imparcialidad, entonces, es claro que quienes desempeñen esas tareas no van a
poder ser parte del juzgamiento. No pueden ser cumplidas por un mismo juez.
El respeto de este proyecto al Principio de Juez Imparcial es tan acentuado que no solo
permite la recusación sin causa en materia penal, sino que también contiene reglas para la
recusación de jueces y jurados que permiten apartarlos con solo hacer plausible el temor a
la parcialidad.
4. EL Juez Natural
Una buena manera de garantizar la imparcialidad e independencia del tribunal es evitar que
él sea creado o elegido por alguna autoridad. Nuestra CN prohíbe que alguien sea juzgado
por comisiones especiales (tribunales ad hoc creados en la órbita del PE o como
dependientes de él y fueron creados especialmente para el caso o según la persona a
juzgar, que atañe a las costumbres inquisitivas) o sea sacado de los jueces designados por la
ley antes del hecho de la causa, art 18 CN
Artículo 18.- Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado
en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de
los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a
declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad
competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos. El domicilio
es inviolable, como también la correspondencia epistolar y los papeles privados; y una ley
determinará en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allanamiento y
ocupación.
La REGLA es clara:
En principio determina positivamente que el único tribunal competente para el juicio es
aquel designado como tal por la ley vigente al momento en que se comete el hecho punible
objeto del procedimiento.
En segundo término, cancela el efecto retroactivo que se pudiera pensar o que el legislador
pudiera atribuirle a una ley de competencia.
Las leyes de competencia solo rigen para el futuro, esto es, para hechos punibles cometidos
con posterioridad a que entren en vigor y no pueden ser aplicadas para determinar la
competencia de los tribunales respecto a hechos sucedidos con anterioridad a su vigencia,
ni a causas pendientes, otorgándoles el efecto retroactivo.
Esta es la doctrina que se ajusta a nuestro texto constitucional y que nuestra Corte Suprema
no reconoce, admitiendo que las nuevas leyes de competencia, aun cuando nada expresen
sobre el punto, se aplican a casos anteriores y a las causas pendientes.
La nueva ley general de competencias puede atribuir competencia a los tribunales creados
con posterioridad al hecho, bajo condición de que nunca encubra un tribunal de excepción
disimulado.
De todos modos, entran en conflicto los valores sobre la funcionalidad de crear estos
tribunales porque desapareció el anterior, si es verídico y cierto o es una fachada.
La regla forum deliciti commissi impone ser juzgado en el territorio en el cual el hecho ha
sucedido, nacional o provincial.
La regla también rige para los tribunales Federales, cuando ellos son competentes y guarda
relación con el domicilio de los jurados que deben integrar el tribunal del juicio.
Lo mismo sucede con las reglas que determinan la competencia federal, e especial a las
referidas a competencia por la materia.
Artículo 118.- Todos los juicios criminales ordinarios, que no se deriven del derecho de
acusación concedido a la Cámara de Diputados se terminarán por jurados, luego que se
establezca en la República esta institución. La actuación de estos juicios se hará en la misma
provincia donde se hubiere cometido el delito; pero cuando éste se cometa fuera de los
límites de la Nación, contra el derecho de gentes, el Congreso determinará por una ley
especial el lugar en que haya de seguirse el juicio.
Esta decisión constitucional de establecer el juicio por jurados no es arbitraria, sino que
corresponde a la propia ideología política que la CN siguió.
El ser juzgado por los ciudadanos es hoy un derecho fundamental de cada habitante, que
una forma específica de distribución del poder politico u organización judicial.
Artículo 24.- El Congreso promoverá la reforma de la actual legislación en todos sus ramos,
y el establecimiento del juicio por jurados.
12. Dictar los Códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería, y del Trabajo y Seguridad Social,
en cuerpos unificados o separados, sin que tales códigos alteren las jurisdicciones locales,
correspondiendo su aplicación a los tribunales federales o provinciales, según que las cosas
o las personas cayeren bajo sus respectivas jurisdicciones; y especialmente leyes generales
para toda la Nación sobre naturalización y nacionalidad, con sujeción al principio de
nacionalidad natural y por opción en beneficio de la argentina: así como sobre bancarrotas,
sobre falsificación de la moneda corriente y documentos públicos del Estado, y las que
requiera el establecimiento del juicio por jurados.
Es indudable que en el capítulo referido a los derechos y garantías de los habitantes
concedió uno fundamental: el juicio de aprobación o desaprobación de nuestros
conciudadanos presidirá el fallo penal, es decir, abriría o cerrar las puertas para la aplicación
de derecho penal, para el ejercicio del poder punitivo
La peor consecuencia del repliegue del juicio por jurados se advierte en el sistema de
enjuiciamiento. Las reformas tibias del sistema inquisitivo han promovido un atraso
considerable de nuestro sistema penal y una contradicción interna ineludible, que también
se debe denunciar.
Esa participación se da de la mano con el postulado de que todo el poder deviene del
pueblo, propio del constitucionalismo moderno (democracia).
De hecho, son los juristas quienes han desarrollado un argumento relativo a su ciencia para
dejar de lado las reglas que imponen la institución del jurado, la desuetudo (derogación por
la costumbre) de esas reglas. Han sido los jueces profesionales, los que han rechazado la
institución.
Cuando alguien reclamo el uso de esa garantía y los legisladores nacionales quienes
incumplieron el mandato popular y de las provincias de instrumentar el juicio por jurados,
que se mantuvo incólume en la CN desde su nacimiento hasta la fecha
Al contrario, el mandato se mantuvo originario durante todas las reformas con la única
excepción en el 49 y aun después de la grande en el 94.
Cuando se habla de juicio por jurados se habla de la institución típica del Derecho
Anglosajón, que comenzó en la Roma republicana y arribo a nosotros a través del Derecho
de las colonias inglesas de América del Norte.
El jurado se integra por 12 ciudadanos que votan por unanimidad acogiendo o rechazando
la acusación y utilizan la ULTIMA CONVICCION para valorar la prueba.
En este sistema, Derecho Penal, para su realización efectiva, precisa de la autorización que
le brinda el veredicto de los jurados, es decir, el consentimiento de los ciudadanos que
participan accidentalmente de la administración de justicia penal.
Se ha puesto en duda que la CN haya presentido exigir esta forma de integración de los
tribunales de justicia penal en general, es decir, para las organizaciones judiciales
autónomas (provinciales) que ella determina, según nuestro sistema federal.
Para la opinión dominante, la REGLA, referida estrictamente a la organización judicial y a la
composición de los tribunales, no obligaría a las autonomías locales.
Para esta opinión, también resulta sintomático que la misma CN haya impuesto solo al
Congreso de la Nación el deber de implantar el juicio por jurados (CN art.8 y art.75 inc. 12).
ARTICULO 8. – Los ciudadanos de cada provincia gozan de todos los derechos y privilegios e
inmunidades inherentes al título de ciudadano en las demás. La extradición de los
criminales es obligación reciproca entre todas las provincias.
Dictar los Códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería y del Trabajo y Seguridad Social, en
cuerpos unificados o separados, sin que tales códigos alteren las jurisdicciones locales,
correspondiendo su aplicación a los tribunales federales o provinciales, según que las cosas
o las personas cayeren bajo sus respectivas jurisdicciones; y especialmente leyes generales
para toda la Nación sobre naturalización y nacionalidad, con sujeción al principio de
nacionalidad natural y por opción en beneficio de la argentina; así como sobre bancarrotas,
sobre falsificación de la moneda corriente y documentos públicos del Estado, y las que
requiera el establecimiento del juicio por jurados
De tal manera, la integración de los tribunales penales con ciudadanos seria una regla de principio
que operaria sobre la organización judicial del Estado federal. (nacional)
Sim embargo, esta opinión es discutible sobre la base de que ella constituye una garantía (CN art-
24), se puede afirmar que las organizaciones judiciales de las provincias deben respetarla, porque
en caso contrario, no garantizarían la correcta administración de justicia en el sentido
constitucional (CN art.5)
ARTICULO 24: - El Congreso promoverá las reformas de la actual legislación en todas sus ramas, y
el establecimiento de juicio por jurados.
Con fundamento en esta última circunstancia y el texto expreso en la CN art 75 inc. 12 dispone
que la ley que establece el juicio por jurados es una de “las leyes generales para toda la Nación”;
se firma que se trata de un poder legislativo expresamente delegado en las provincias en el
Gobierno federal (competencia legislativa nacional para todo el país), que, por ello, no esta
incluido dentro de las facultades conservadas por las provincias (CN art. 121)
ARTICULO 121: - Las provincias conservan todo el poder no delegado por esta Constitución al
Gobierno federal y el que expresamente se hayan reservado para pactos especiales al tiempo de su
incorporación.
Si esta determinación es correcta, gran parte de la problemática que plantea el proceso penal es
de competencia legislativa del Congreso de la Nación, pues la organización del jurado de
enjuiciamiento no se comprende sin alusión a un tipo determinado de sistema procesal.
La cláusula expresa algo mas que una ley de organización; se extiende a la integración básica de
los tribunales y a aspectos políticos cruciales de la forma del juicio, por mas que los tribunales y su
administración siempre serian provinciales, salvo el caso especifico de la competencia federal (CN
art. 116 y art. 117).
Que por esa vía sea posible la ansiada unificación legislativa de los sistemas procesales penales
vigentes, al amparo de uno ley nacional marco, que regule el juicio por jurados.
ARTICULO 117: - En estos casos la Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por apelación según las
reglas y excepciones que prescriba el Congreso; pero en todos los asuntos concernientes a
embajadores. Ministros y cónsules extranjeros, y con los que alguna provincia fuese parte la
ejercerá originaria y exclusivamente.
Artículo 5º.- Cada provincia dictará para sí una Constitución bajo el sistema representativo
republicano, de acuerdo con los principios, declaraciones y garantías de la Constitución Nacional; y
que asegure su administración de justicia, su régimen municipal, y la educación primaria. Bajo de
estas condiciones el Gobierno federal, garante a cada provincia el goce y ejercicio de sus
instituciones.
Artículo 75.- Corresponde al Congreso:
12. Dictar los Códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería, y del Trabajo y Seguridad Social, en
cuerpos unificados o separados, sin que tales códigos alteren las jurisdicciones locales,
correspondiendo su aplicación a los tribunales federales o provinciales, según que las cosas o las
personas cayeren bajo sus respectivas jurisdicciones; y especialmente leyes generales para toda la
Nación sobre naturalización y nacionalidad, con sujeción al principio de nacionalidad natural y por
opción en beneficio de la argentina: así como sobre bancarrotas, sobre falsificación de la moneda
corriente y documentos públicos del Estado, y las que requiera el establecimiento del juicio por
jurados.
Artículo 117.- En estos casos la Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por apelación según las
reglas y excepciones que prescriba el Congreso; pero en todos los asuntos concernientes a
embajadores, ministros y cónsules extranjeros, y en los que alguna provincia fuese parte, la
ejercerá originaria y exclusivamente.
Articulo 121. – Las provincias conservan todo el poder no delgado por esta Constitución al
Gobierno federal, y el que expresamente se hayan reservado por pactos especiales al tiempo de su
incorporación
Articulo 122. – Se dan sus propias instituciones locales y se rigen por ellas. Eligen sus gobernadores
como sus legisladores y demás funcionarios de provincia, sin intervención del Gobierno federal.
Por esta razón coexisten en el país tantas organizaciones judiciales autónomas como provincias y,
una más, la organización judicial de la Nación o federal, para hacer frente a los casos de
competencia federal.
Es por ello por lo que la doctrina dominante sostiene que la competencia legislativa para dictar las
leyes procesales, tanto las referidas al procedimiento como las propias de la organización judicial
reside en cada uno de los parlamentos provinciales y en el Congreso de la Nación, solo cuando
organiza la justicia federal y regula los actos a cumplir ante ella y por sus órganos, para reclamar y
administrar justicia.
Conforme a ello, cada provincia tiene su propia administración de justicia (art. 5 y art. 122), bajo
las cuales el gobierno federal le garantizar el goce y ejercicio de su autonomía (CN art. 5), bajo
pena de ser intervenida por el gobierno federal cuando no asegure el servicio de justicia (CN art.6)
Ellos significan que cada provincia es competente para dictar leyes de organización judicial que
instituyen los tribunales y demás órganos oficiales a los que les toca intervenir en la
administración de justicia penal y establece su competencia e integración, y para dictar las leyes
que determinan el procedimiento a seguir ante y por esos órganos (CN art. 75 ind.12 y art. 121).
La única limitación de esos poderes proviene de la propia CN pues esas leyes deben respetar el
sistema representativo republicano, de acuerdo con sus principios, declaraciones y garantías (CN
art. 5).
Dentro del territorio de cada provincia, la REGLA es la competencia de los órganos provinciales,
pues se afirma con razón (CN 75 inc. 12 y art. 121) que la competencia de la justicia nacional o
federal es excepcional.
La Nación (gobierno o Estado federal), tiene su propia organización judicial, para dar respuesta a la
administración de justicia en los territorios que le pertenecen o sobre los cuales ejerce absoluta
potestad de gobierno, legislación y jurisdicción (CABA y territorios nacionales), incluso dentro de
las provincias (CN art 75 inc. 30) o en aquellos casos en los cuales la propia CN le concede
competencia (art. 116).
Entonces el Congreso, como PL es el órgano competente para dictar la ley que instituye y organiza
los órganos públicos intervinientes en la administración de justicia penal (tribunales, ministerio
público, policía, servicio oficial de defensa) y la ley de procedimientos penales (CN art.75 inc. 20 y
30) en el ámbito federal.
Artículo 75: - Corresponde al Congreso
20.Establecer tribunales inferiores a la Corte Suprema de Justicia; crear y suprimir empleas, fijar
sus atribuciones, dar pensiones, decretar honores y conceder amnistías generales
30. Ejercer una legislación exclusiva en el territorio de la capital de la Nación y dictar la legislación
necesaria para el cumplimiento de los fines especifico de los establecimientos de utilidad nacional
el territorio de la Republica. Las autoridades provinciales y municipales conservaran los poderes de
policía e imposición sobre estos establecimientos, en tanto no interfieran en el cumplimiento de
aquellos fines.
En las provincias, las competencias de los tribunales federales y de los demás órganos públicos que
intervienen en el procedimiento penal es excepcional; en el territorio de la Capital de la Republica
o en los territorios nacionales, sucede lo contrario, por su competencia territorial plena.
Esto significa que las provincias quisieron conservar (no delegaron) el poder de ser las ultimas
intérpretes de la ley común, a pesar de haber delegado en Nación el poder de dictar esa Ley, salvo
en aquellas materias delegadas y expresamente exceptuadas por la misma CN (leyes federales) y
por supuesto, en materia de interpretación de la CN.
La razón de la existencia de una justicia federal, al lado de la provincial, ha sido expuesta a partir
de, en primer lugar, del reconocimiento de leyes federales que dicta el Congreso sobre materias
(correo, aduana, rentas de la Nación, patentes y marcas, representación exterior, comercio
internacional) que las provincias DELEGARON en el gobierno federal según la misma CN.
También, del reconocimiento de territorios que no pertenecen a ninguna provincia (territorios
nacionales, mar territorial, competencia de altamar), y, en segundo lugar, a partir de l necesidad
de asegurar la supremacía de la CN, art 31.
Pero este argumento solo respalda la existencia y competencia de la Corte Suprema y no de toda
la justicia federal.
Hasta que punto modifica este patrón el mandato para el Congreso de la Nación de establecer el
juicio por jurados, cuando este mandato consiste en “dictar las leyes generales para toda la
Nación…que requiera el establecimiento de juicio por jurados”.
La regla NO AFECTA la competencia judicial provincial y federal, PERO SUPONE una alteración
profunda de la competencia legislativa en materia procesal penal que ha descripto la doctrina
dominante.
Conforme a ella 8doctrina dominante) las provincias delegaron en Nación no solo el poder de
organizar el jurado, sino también el de reglamentar el juicio penal. De esto se deriva que la
competencia legislativa provincial queda disminuida en materia procesal penal.
En lo que se debe coincidir es que, la ley marco del procedimiento y de la organización judicial, en
materia penal, corresponde al Congreso de la Nación, con lo cual, las determinaciones políticas
principales acerca del Derecho Procesal Penal quedan en sus manos.
“La actuación de estos juicios se hará en la misma provincia donde se hubiere cometido el delito.”.
(art. 118 CN), clausula de la que deriva de juzgar como un derecho individual el ser juzgado por un
jurado de vecindad.
La cláusula, pese a las dificultades que supone, obliga no solo a la justicia local sino,
especialmente, a la justicia federal.