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La alarma por el cambio climático se

dispara en el sur de Europa


El primer gran estudio de percepción ciudadana sobre el calentamiento
revela una elevada preocupación en Portugal, España y Grecia y un mayor
escepticismo e indiferencia en EE UU
ESTHER SÁNCHEZ
Madrid 8 NOV 2018 - 06:38 ART

En vídeo, la investigación que muestra la preocupante crecida de los ríos de toda


Europa a causa del cambio climático. EPV
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 EIB survey: 70% of Spaniards believe climate change is a threat to humanity

A un mes de que se celebre la cumbre anual sobre cambio climático de Naciones


Unidas (COP24) en Polonia, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) —de titularidad conjunta
de los países de la Unión Europea— publica el resultado de una encuesta en la que evalúa por
primera vez la percepción de los ciudadanos de la Unión Europea, Estados Unidos y China
sobre el calentamiento global. La consulta revela que un 78% de los encuestados en Europa se
muestra preocupado o alarmado por la situación, frente al 65% de los chinos y al 63% de los
estadounidenses.
En Europa, el sondeo plasma diferencias de pensamiento entre las poblaciones del sur, en las
que se aprecia un grado de intranquilidad mucho mayor por los efectos del calentamiento
global que en las del norte. En España, la concienciación sobre los efectos del cambio climático
supera la media europea: un 87% se muestra alarmado o preocupado, el quinto país con mayor
inquietud, tras Portugal, Grecia, Chipre y Malta; Francia e Italia les siguen en preocupación. En
España, además, el 70% cree que el cambio climático es una amenaza para la humanidad. En el
sondeo han participado 25.000 personas de más de 18 años (algunas sin acceso a Internet) de 30
naciones.

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El BEI, en colaboración con la empresa de opinión pública YouGov, persigue “establecer un


debate más amplio sobre el cambio climático e intentar comprender las actitudes y las
expectativas ciudadanas en materia de acciones por el clima”. La entidad ha invertido 130.000
millones de euros en el mundo y ha apoyado la entrega de más de 600.000 millones en
inversión en acción climática desde 2011, de acuerdo con sus datos. Rasmus Lauridsen,
especialista en cambio climático del BEI, explica que se pretende que los proyectos con una
duración de más de cinco años que financien incluyan, además del estudio medioambiental, un
análisis de impacto climático.

Las disparidades vuelven a surgir cuando el BEI indaga en el número de personas que rechazan
la existencia del calentamiento global. Mientras que en Europa la proporción de escépticos se
circunscribe a un 6% que no está seguro de que se esté produciendo y a un 1% que lo niega, en
Estados Unidos la cifra se duplica: la duda asalta al 8% y el 6% es negacionista. China, sin
embargo, se acerca a las posturas europeas y tan solo un 3% manifiesta inseguridad y el 1% lo
rechaza.

Lauridsen se sorprendió al comprobar el alto nivel de preocupación en China, que con 1.300
millones de habitantes produce el 26,83% de las emisiones mundiales de los gases responsables
del efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y diversos compuestos
halogenados). Estados Unidos es responsable del 14,36% de las mismas y la Unión Europea del
9,66%.

“La intranquilidad que reflejan los resultados del sur de Europa y España es más lógica. Uno
solo tiene que ver las noticias para comprobar la cantidad de incendios, inundaciones o sequías
que se sufren allí”, sostiene Lauridsen. El grado de negacionismo de Estados Unidos, se
explica, en su opinión, por la polarización política del país. “Parece que por ser republicano
tienes que decir que no, aunque sobre todo rechazan que sea la actividad humana la responsable
del incremento de la temperatura”, puntualiza.

Xavier Querol, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)


especialista en calidad del aire, trabaja con científicos chinos desde 1990. En ese país ha
comprobado que “se están tomando medidas con políticas muy claras al respecto que son
especialmente visibles desde hace unos seis años”. En Wuhan, por ejemplo, la ciudad más
poblada en la zona central, con 10 millones de habitantes, la mayoría de las motos son
eléctricas.

En cuanto a la razón de semejante esfuerzo comenta que “el impacto de la contaminación es


muy alto en las personas, y los costes asociados son muy superiores a los costes de la inversión
para reducir la contaminación”. En la misma urbe, han retirado a las afueras una cementera, una
fundición y una central térmica que estaban dentro de la ciudad utilizando las últimas
tecnologías. A pesar de estos avances, Querol advierte de la disparidad que existe entre la costa
este y algunas ciudades del centro, “que se han puesto las pilas, y las del oeste, más retrasadas”.
En cualquier caso, China invirtió en 2017 109.000 millones de euros en energías renovables, la
Unión Europea 35.470 millones y Estados Unidos 35.120 millones.

Jóvenes concienciados

En la mayor parte de los países europeos, los jóvenes son más proclives a pensar que la causa
del cambio climático es la actividad humana. El 58% en la franja de 18 a 34 años lo ve así. La
cifra baja al 55% entre los encuestados de 35 a 54 años y se desploma 10 puntos si contestan
quienes han superado los 55 años.

El BEI considera que aunque las tendencias son “alentadoras” queda un largo trecho por
recorrer. Sobre todo cuando aparecen datos como que el 20% de los ciudadanos de la UE no se
siente preocupado por el cambio climático, “a pesar de las advertencias del Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) que afirma que el impacto
del calentamiento global tendrá consecuencias en los ecosistemas, las comunidades y las
economías de todo el mundo”.

Javier Andaluz, responsable de Clima y Energía de Ecologistas en Acción, pide objetivos más
ambiciosos para poder cumplir el Acuerdo de París, el primer compromiso vinculante sobre el
clima firmado por 195 países en la Conferencia de París sobre el Clima (COP21) de diciembre
de 2015. El tratado pretende impedir que el aumento medio de la temperatura del planeta
supere el nivel entre 1,5 y 2 grados a final de siglo respecto a los niveles preindustriales. La
humanidad ya se ha comido la mitad de ese margen: en 2016 ese incremento ya estaba en más
de un grado centígrado con respecto a finales del XIX. “En la próxima cumbre de diciembre se
debe acordar la forma en la que se va articular el compromiso adquirido, tanto legislativamente
como el método de financiación”, explica Andaluz.

OBJETIVO: LIMITAR LA TEMPERATURA A 1,5º


Primera encuesta: El Banco Europeo de Inversiones (BEI), del que son accionistas todos los países de la
Unión Europea, ha elaborado por primera vez un sondeo con el objetivo de conocer las percepciones de los
ciudadanos de Europa, Estados Unidos y China sobre el cambio climático. De forma que los resultados se
puedan aplicar a las políticas de acción climática de la UE.

Resultados: el 78% de los europeos encuestados se declara preocupado o alarmado por la subida de las
temperaturas, frente al 65% de los ciudadanos de China y al 63% de los Estados Unidos. Aunque los datos
son positivos, el BEI advierte del largo camino que queda por recorrer tras conocer datos como que el 20% de
los ciudadanos de la UE no se siente preocupado al respecto.

Compromisos a cumplir: La próxima reunión de diciembre en Polonia de la Conferencia de las Partes


(COP), órgano supremo de la Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), será
clave para diseñar los instrumentos legales que permitan desarrollar los objetivos climáticos marcados en el
Acuerdo de París en 2015. El compromiso, el primero vinculante mundial sobre el clima, se centra en limitar
el aumento de la temperatura a 1,5 °C, lo que reducirá considerablemente los riesgos y el impacto del cambio
climático. A largo plazo, se trata de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de
2 °C sobre los niveles preindustriales. El acuerdo recibió un gran varapalo en junio de 2017, cuando el
presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció su salida, que todavía no se ha materializado.

Consecuencias cambio climático: El número de fenómenos meteorológicos que causan muertes y pérdidas
materiales significativas como incendios, olas de calor, sequías e inundaciones se han incrementado tanto en
Europa como en todo el mundo.

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