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ESCUELA PREPARATORIA “NEZAHUALCÓYOTL”

LA NUEVA ECONOMÍA EN EL MUNDO Y SUS RETOS

ALUMNA: PÉREZ SUÁREZ SHEYLA NICOLE

GRADO Y GRUPO: 6040

ASIGNATURA: INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LAS CIENCIAS SOCIALES Y


ECONÓMICAS.

PROFESORA: ESPINOSA LAURIE

FECHA DE ENTREGA: 30 DE NOVIEMBRE 2021


ÍNDICE

1. PORTADA

2. ÍNDICE

3. INTRODUCCIÓN

4. MARCO TEÓRICO

• LA NUEVA ECONOMÍA EN EL MUNDO Y SUS RETOS

ANTECEDENTES

• La nueva economía y las TIC

• Retos y oportunidades de la globalización económica

• Componentes y efectos de la globalización económica

5. CONCLUSIÓN

6. FICHA BIBLIOGRÁFICA
INTRODUCCIÓN

El presente trabajo va enfocado a la nueva economía, siendo la globalización de la


misma como resultado de los avances logrados por la electrónica y las
telecomunicaciones, así como la liberalización de los mercados. Cuando la
información procedente de cualquier lugar del mundo se mueve a cualquier otro
lugar a la velocidad de la luz, se produce una transformación irreversible en la
organización del trabajo. Internet es solo un ejemplo.
Este cambio ha creado por primera vez en la historia un único modelo económico
mundial, en el que la innovación es cada vez más importante y el trabajo intelectual
desplaza al físico, dentro de un mundo esencialmente inestable y en proceso de
cambio continuo en lo comercial, las inversiones extranjeras y la movilidad, lo que
resulta entonces un reto para el mundo en general. Uno de estos cambios concretos
es la necesidad de operar a escala global, dentro de una variedad
extraordinariamente amplia de entornos nacionales y culturales.
El mercado global implica que hay que tener en cuenta varios cientos de países y
culturas diferentes. Esta situación es más grave en la mayoría de los países en
desarrollo dado que no cuentan con instituciones fuertes y eficientes capaces de
gestionar la globalización, como quedó demostrado con las crisis financieras de los
noventa
El objetivo de este ensayo es dar a conocer los cambios económicos y cómo estos
afectan positiva o negativamente a la población global, lo que nos dará un enfoque
diferente, resaltando su importancia para implementar estrategias y asegurar una
mejor inserción en la economía mundial.
MARCO TEÓRICO

LA NUEVA ECONOMÍA EN EL MUNDO Y SUS RETOS


ANTECEDENTES
1. En la sociedad industrial

Cifras recientes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo


Económico (OCDE) nos confirman que las economías desarrolladas están
atravesando por uno de los auges económicos más importantes de los
últimos treinta años. Se trata de una revolución tecnológica de la cual somos
conscientes desde que se inició el desarrollo de la electricidad, de la
electrónica y de la informática. Todo el nuevo mercado de alta competencia
se mueve por la lógica de Internet y el comercio electrónico.

2. La globalización y el pensamiento económico

En la historia del pensamiento económico podríamos convenir que Adam


Smith ha renovado su pensamiento teórico cuando sostenía que la riqueza
procedía del trabajo, la cual se incrementa debido a que aumenta la destreza
de la fuerza de trabajo, ahorra tiempo y permite el empleo de ingenios
mecánicos.

Este autor enfoca el concepto desde las siguientes preguntas:

• ¿El valor de una mercadería debe ser medido por la cantidad de trabajo que
su producción ha exigido al productor-vendedor? En este caso el valor
tendría por medida el trabajo gastado incorporado en la mercadería (labour
embodied).

• ¿O por la cantidad de trabajo que el consumidor-comprador hubiera debido


realizar para fabricarla? El trabajo ahorrado (labour saved).

• ¿O por la cantidad de trabajo que esta mercadería permite comprar,


encomendar a otros? El trabajo encomendado (labour commanded).

Y Smith se inclina hacia la tesis del trabajo encomendado.

Joseph A. Schumpeter puede ser considerado como el precursor de la nueva


economía, ya que analizó el sistema capitalista y sostuvo la teoría de que las
innovaciones realizadas por los empresarios son el factor estratégico del desarrollo
económico y ocupan una posición central en el proceso del ciclo económico. Para
Schumpeter, el régimen del capitalismo es el régimen del progreso; genera
continuamente innovaciones y se sostiene en ellas. Su original y ahora clásico
concepto de la “creación destructiva” fue el primer alegato teórico acerca de la
influencia de la innovación en el proceso económico, hoy en día eje central de la
realidad económica que nos envuelve. Según él, tales innovaciones “revolucionan
constantemente desde adentro la estructura económica, destruyendo sus
elementos anticuados y creando otros nuevos”
Resumiendo: Adicionalmente la innovación es cada vez más importante y el trabajo
intelectual desplaza al físico, dentro de un mundo esencialmente inestable y en
proceso de cambio continuo, lo que ha generado nuevas ciencias, ramas del
conocimiento, formas de comunicación social, materiales, formas de capital,
actividades económicas, mercados, formas de organizar y realizar la producción,
formas para distribuir los productos y servicios, formas de compra-venta, formas de
consumo, formas de participar en los resultados de la actividad económica, formas
de crecimiento económico, así como nuevas formas de transmisión y acceso a la
información y el conocimiento. En los últimos doscientos años, millones de
trabajadores manuales han sido sustituidos por máquinas. Pero, durante ese
período, el número de puestos de trabajo no ha dejado de crecer, al igual que la
renta de los trabajadores de los países industrializados. Este crecimiento y
enriquecimiento no se ha producido a pesar de los avances tecnológicos, sino
gracias a ellos. La idea de que la tecnología es capaz de crear más empleos de los
que destruye no es nueva para los economistas.

La nueva economía y las TIC


La nueva economía descansa fundamentalmente en el rápido desarrollo y
aplicación de las pujantes «tecnologías de la información y la comunicación» es
decir, ordenadores, software, telecomunicaciones, microprocesadores e Internet. El
valor de las nuevas tecnologías reside en su capacidad para clasificar, almacenar,
analizar e intercambiar información de una forma instantánea, en cualquier parte del
mundo y a un coste mínimo.
Desde esta perspectiva, debe subrayarse que a lo largo de los últimos años ha
irrumpido un nuevo factor productivo en el ámbito microeconómico: la información,
es decir, cualquier elemento que pueda ser digitalizado o codificado como un
conjunto de bits. Cuando la información, gracias al soporte físico de las TIC, es
utilizada con una finalidad económica por el conjunto de los agentes, permite su
propia conversión en nuevas ideas y conocimientos. De esta manera, la información
se suma a los factores tradicionales, trabajo y capital, modificando, en gran medida,
la importancia relativa de las fuentes tradicionales de la riqueza en la economía.
En primer lugar, los sectores de la información presentan una estructura de costes
muy particular que implica que se deba incurrir, durante el proceso de desarrollo y
puesta en marcha de un determinado producto o servicio, en un coste fijo inicial muy
elevado, normalmente no recuperable. Por el contrario, los costes marginales
posteriores son, en comparación, muy reducidos y constantes (o incluso
decrecientes). De este modo, la economía clásica concluye que, al llegarse a un
determinado nivel de output, la mayor parte de las industrias comienzan a
experimentar productividades adicionales decrecientes —costes marginales
crecientes— a medida que siguen aumentando su producción y, por tanto, se
enfrentan a rendimientos menguantes. Sin embargo, un volumen creciente de
output de hardware y software de información (infraestructuras de
telecomunicaciones, ordenadores, libros, videos, CD, websites, servicios
financieros, programas informáticos, etc.) presenta rendimientos crecientes. Se
trata de bienes difíciles y costosos de producir, pero fáciles y baratos de reproducir.
Los altos costes fijos iniciales de las industrias de la información permiten que éstas
se beneficien de enormes economías de escala.
Desde el punto de vista de las consecuencias sobre la estructura del mercado, estas
enormes economías de escala, desde el lado de la oferta, permiten que, en el sector
de la información, las grandes empresas pueden producir más eficientemente y con
precios más reducidos que las pequeñas, por lo que existirá una tendencia natural
hacia la consolidación monopolística de los sectores en torno a grandes
multinacionales dominantes.
Por el contrario, los bienes relacionados con la información presentan
características de no-rivalidad y, hasta cierto punto, de no-exclusividad: una vez
producidos, su utilidad no se altera, cualquiera que sea el número de usuarios o
consumidores (la información no se gasta), por lo que resulta difícil impedir que otros
se aprovechen del conocimiento agregado que se va generando. Además, si la
información puede ser reproducida a bajo coste, es evidente que puede ser copiada,
igualmente, a bajo coste, acelerando su difusión. Es, en muchos sentidos, un
proceso similar al que tiene lugar con la música, desde un enfoque estrictamente
económico.
Estas características de los sectores de la información determinan la presencia de
externalidades positivas, también conocidas como efectos de red. Ciertamente, las
TIC producen una serie de beneficios que no capturan únicamente sus proveedores
iniciales y que se extienden por el conjunto de la economía. Además, el valor y la
utilización de un determinado bien o servicio de información, de hecho, aumenta
cuantos más usuarios haya del mismo, por lo que, cuanto mayor sea la demanda,
mayor será la oferta, y el coste unitario de producción disminuirá, reforzando el
declive de los precios, la rápida difusión y la magnitud de los rendimientos crecientes
del productor.
Esto se debe a que el desarrollo tecnológico rápido permite obtener constantemente
nuevos productos que sustituyen a los ya existentes, por lo que se precisa acelerar
la masificación aprovechando economías de escala que disminuyen los costes
unitarios para conseguir rápidos beneficios (fase de crecimiento de la curva del ciclo
de vida del producto). Además, al reducirse dramáticamente el valor de los
productos, las empresas se ven obligadas a ofrecer otros más atractivos,
reduciendo, de esta forma, el nivel de competencia brutal que gira en torno a los
bienes y servicios ya banalizados. Asimismo, el crecimiento histórico de la población
y de la renta per cápita permiten incrementar constante el grado de consumo y, por
consiguiente, la mayor difusión de los productos.
Consecuentemente, la conjunción de bajos precios, mayor producción, altas
calidades y permanentes innovaciones beneficia a los consumidores y se consolida
como la clave del éxito en las estrategias competitivas de las empresas líderes, para
que la competencia no suponga una amenaza. Las ventajas del first-to-market en el
sector de la información son evidentes, y de esta forma cobra verdadero sentido el
concepto de la «destrucción creadora» shumpeteriana: las empresas con poder
monopolístico invertirán constantemente en I+D+I para mantener su posición,
estableciendo mejoras constantes en los productos y evitando, de esta forma, poder
ser copiadas.
Retos y oportunidades de la globalización económica
Como consecuencia de estos efectos, surge una serie de críticas y propuestas
sobre cómo deben abordar la globalización los gobiernos y cuál es el rol de las
instituciones internacionales como instrumentos de ayuda a los países en desarrollo
para integrarse a la economía mundial. Dentro de los movimientos de
antiglobalización se señala que ésta incrementa las desigualdades de renta a nivel
mundial y dentro de los mismos países, por lo que es preciso frenarla e implementar
otro tipo de estrategia de desarrollo. Por otro lado, hay quienes consideran que sólo
a través de una mayor integración en la economía internacional los países en
desarrollo podrán beneficiarse.
Componentes y efectos de la globalización económica

Actualmente, la crisis por la que atraviesa la Unión Europea, sobre todo en España
y Grecia, es resultado de una dictadura de mercado en la que los ciudadanos han
perdido su democracia frente a las necesidades económicas europeas e
internacionales (Molina y Steinberg, 2012). Se ha comprobado que las exigencias
impuestas por la globalización chocan inevitablemente con los compromisos de la
política doméstica (protección social, empleo, etc.).
La dictadura de mercado no es la única alternativa. Una opción consiste en el
abandono de la integración global. Sin embargo, este esquema forzaría a un
compromiso al puro estilo keynesiano de Bretton Woods en el que se mantiene la
democracia dentro de cada Estado nación y la integración económica se realiza de
forma limitada a través de medidas comerciales proteccionistas y selectivas. Estos
métodos ya habían favorecido anteriormente al crecimiento de los países de la
Triada (Europa, EE.UU. y Japón), así como algunos países asiáticos con modelos
de desarrollo heterodoxos que les permitió reducir sus niveles de pobreza y tener
tasas de crecimiento constantes por encima del 5%. No obstante, todos ellos hoy
en día han abandonado este sistema y aprovechan la globalización económica para
fortalecer su crecimiento (Rodrik, 2000 y 2007; Steinberg, 2007, p. 45).
Sin lugar a dudas, pese a que en la integración de la economía global la política es
un factor determinante para su constitución, la globalización económica está
determinada, al menos, por dos factores: la apertura comercial y el flujo de la
Inversión Extranjera Directa (IED) a través de las empresas multinacionales (EMN)
y el movimiento de capitales.
En el turbulento comienzo de este milenio, los trabajadores y las empresas se hayan
sumidos en un proceso de cambio sin precedentes. Hoy no es posible entender el
trabajo ni la competencia como en décadas anteriores. Ya no hay mercados locales;
la invasión de las tecnologías de la información está permitiendo la globalización y
la transformación del trabajo hacia una dimensión planetaria.
Los grandes retos que se plantean al trabajador y a la empresa en la civilización
global que se está forjando son: integrarse en la civilización global, comunicarse
mediante redes, reducir el tiempo de llegada a los mercados globales, hacer posible
la producción en serie de productos adaptados al consumidor y, finalmente, afrontar
los desafíos interculturales. Todo lo anterior, implica importar ideas de una cultura
a otra, crear centros de excelencia mundial, fomentar en las personas el desarrollo
de competencias interculturales e impulsar una cultura de cooperación global.
El entorno económico actual se caracteriza por el alto ritmo de innovación que
supone un acortamiento del ciclo de vida de los productos, la mayor incertidumbre
y complejidad operativa, y la creciente competitividad derivada de la globalización.
En este sentido, aspectos como la flexibilidad y la capacidad de coordinación e
integración de las operaciones se convierten en capacidades competitivas básicas
para asegurar la rentabilidad, e incluso la propia supervivencia, de las empresas.
El resultado del análisis sugiere que, para obtener resultados favorables, es
fundamental crear un escenario nacional con instituciones eficientes, y encontrar la
combinación de políticas adecuadas que, junto a la apertura comercial, permitan
aprovechar los beneficios potenciales de la globalización. No basta con realizar
reformas comerciales y financieras, los países en desarrollo tienen que profundizar
y hacer reformas institucionales. En este sentido, con mejores leyes e instituciones,
y una regulación adecuada de la IED y la de cartera se podrán obtener los beneficios
potenciales de estos movimientos. Unificar posturas hacia un federalismo regional
podría ser un impulsor de la globalización, siempre y cuando se respeten en los
acuerdos los fundamentos básicos de la OMC y se vaya avanzando hacia el
federalismo global, que requiere de instituciones supranacionales eficientes que
reflejen los intereses nacionales. Por lo tanto, con el escenario y el policy mix
adecuado, la globalización conllevaría a resultados netos beneficiosos.
CONCLUSIÓN

En este trabajo se ha pretendido abordar el estudio de la nueva economía: la


irrupción de la información como nuevo factor productivo, gracias a la creciente
penetración de las nuevas tecnologías, está suponiendo un cambio en la manera
en que las empresas interactúan entre sí, con sus proveedores, y con sus clientes.
La Nueva Economía ha entrado en una nueva fase de cambios desconcertantes lo
que hace que los inversionistas estén cada vez menos seguros sobre cuáles serán
las ganancias en el futuro. Lo que le importa al mercado son estas mismas, las
ganancias; la competencia es global, el capital es abundante, el desarrollo dinámico
y, sobre todo, a la gente le gusta cambiar de trabajo, pero la contribución de la
tecnología al empleo es mínima.
El nuevo comercio y el dinero electrónico eliminan muchos intermediarios, pero la
eliminación de estos trabajos irá de la mano de la creación de otros, asociada a los
nuevos empleos “online”.
Personalmente creo necesario e imprescindible que nuestra mejor riqueza, sea
nuestra juventud preparada para asumir los nuevos retos. Y entonces debemos ser
capaces de desarrollar, diseñar e implementar planes de manera rápida, lo que nos
permitirá seguir creciendo económicamente.
FICHA BIBLIOGRÁFICA

1. Gélinier, Octave y Patearon, Emmanuel (2001).


La nueva economía del siglo XXI, Edit.
Paidós.

2. Suárez Suárez, Andrés S. (2001). Nueva economía


y nueva sociedad. Edit. Prentice Hall.

3. Álvarez Roldán, Roberto (2000). E. change, el lado


humano de la Economía digital. Edit.
Gránica.

4. Tapscott, Don (2000). La creación de valor en la


Economía digital. Edit. Gránica.

5. De la Dehesa, G. (2004). Comprender la Globalización.


Madrid: Economía Alianza Editorial.

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