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… Un día en un jardin… CUERPO MÍSTICO

En un precioso jardín había un apetitoso manzano. Y en el creció una


increible i deliciosa manzana. Se veía espectacularmente deliciosa y se
podía percibir lo dulce y jugosa que era.

Y, un día, por aquel jardín apareció un hambriento ojo. En cuanto vió la


manzana tuvo ganas de comérsela enseguida. Se acercó a ella y quería
arrancarla del árbol. Pero se dio cuenta de que no tenía con qué. Intentó
alcanzar la manzana con sus largas pestañas, pero tampoco esto dió ningún
resultado. El ojo entristecido pensó, que tal vez podría hacer que el árbol
se conmoviera con sus lágrimas, pero desafortunadamente, este método
fue ineficaz. Finalmente, se dio por vencido y se marchó a su lugar.

En cuanto el ojo desapareció, se presentó en el jardín la nariz. Esta


empezó a sentir un montón de aromas agradables, pero el que más la
cautivó fue el aroma de la manzana. Tiene que ser un fruto delicioso, y
empezó a pensar cómo conseguirlo. Aspiró tan intensamente el aroma del
árbol que casi se le mete una mosca. Al final renunció y pensó en buscar
algo más a su alcance.

Entre tanto, una pierna apareció debajo del manzano. También ella tenía
ganas de comerse la manzana. Para esto había caminado muchos
kilómetros y estaba muy cansada y hambrienta. Quería treparse al árbol,
pero la corteza era muy resbaladiza. Cuando por 5 a vez cayó y no tenía
fuerzas para empinarse de nuevo, empezó a patear enojada pensando en su
interior que de ese modo la manzana caería. Pero la manzana se sostuvo
fuertemente.

El pataleo de la pierna fue escuchado por un oído que estaba por los
alrededores. De los pájaros se enteró el motivo de este alboroto. -Puede ser
que yo consiga arrancar esta manzana- El oído tenia esperanza, sin
embargo sólo pudo escuchar el rumor de las hojas.

De pronto en el jardín se empezó a escuchar el estruendo de un estómago


vacío. Buscaba algún alimento porque era la hora de la comida, pero no
pudo saciar su gran hambre con la manzana; sin embargo la deseaba como
postre. Entonces el estómago se puso debajo del árbol, pero no tenía ni
idea de cómo arrancar la manzana y el sonido de sus tripas vacías era cada
vez más fuerte.

Finalmente, debajo del árbol se presentó una boca. Se abrió totalmente


esperando que la manzana le cayera dentro, pero la manzana le era
totalmente indiferente y no tenía intención de terminar dentro de la boca.
La boca empezó a rechinar con sus dientes, intentando esperar
pacientemente hasta que la manzana cambiara de opinión. Desilusionada
sintió que le empezaba a doler la mandíbula hasta tal punto que no la podía
cerrar. Qué lástima! Pensó la boca, y entristecida se alejó.

Entonces llegó hasta el manzano la mano. Se subió rápidamente al árbol y


sirviéndose de sus largos dedos se metió por entre las ramas y la cogió. Y
en un segundo ya estaba abajo y dijo toda orgullosa: -YO sabía que lo iba a
conseguir-. Quería empezar a comérsela, pero se dio cuenta de que no
tenía cómo. Empezó con sus uñas a pelar la manzana, pero eso no le quitó
el hambre de ninguna manera…

Queridos niños, qué pensáis de esta historia?

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