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Karen Torres Alcivar N8-7

La teoría del vínculo de Pichon-Riviere


Las relaciones interpersonales son un elemento de gran importancia en nuestro desarrollo y que el ser
humano es un ser gregario por naturaleza, ser capaz de vincularse afectivamente de una forma correcta
y que permita el contacto normativo y relativamente continuado resulta fundamental.

Es por ello que el estudio sobre los mecanismos empleados para relacionarse con nuestros semejantes
han sido objeto de múltiples investigaciones y generado diversas teorías.

Entre ellas podemos encontrar la teoría del vínculo de Pichon-Riviere, uno de los primeros
psicodinámicos en pasar de la psicología intrapsíquica a la psicología interpersonal en el terreno del
psicoanálisis.

El vínculo según Pichon-Riviere

El término "vínculo" se conceptualiza como la forma en que una persona se relaciona con las demás,
estableciendo una estructura relacional entre ambos comunicantes que va a ser única entre ellos dos.

Dicha estructura marca la manera en que se va a interactuar y relacionar, estableciendo que pautas
comunicativas y que conductas son aceptables y adaptativas en el contexto de la vinculación.

El vínculo no se refiere únicamente a un componente emocional, sino que incorpora tanto esfera
emocional como la cognitiva y la conductual, modificándose mediante la interacción todos estos
aspectos. La estructura resultante es dinámica y fluida, variando y viéndose afectada por la
retroalimentación que la conducta de uno produce en el otro.

El vínculo es un elemento fundamental para la supervivencia y la adaptación al medio tanto social como
natural, dado que permite influir en el medio a la vez que se es influido por este. La existencia de
vínculos se debe principalmente a la capacidad de comunicación, a través de la cual establecemos
contacto con otros y aprendemos en base a las consecuencias de nuestras conductas sobre ellos.

Componentes

Según la teoría del vínculo la vinculación es bicorporal, dado que a nivel físico son dos los elementos en
contacto (el sujeto y el o los otros). Sin embargo, a pesar de ser dos seres los que interactúan en todo
vínculo o relación, hay al menos tres componentes que se tienen que tener en cuenta, el yo emisor, el
objeto (considerándose como tal la persona o cosa con la que se produce la vinculación) y el tercero,
que se entiende como el ideal o fantasía construida por el yo sobre el objeto y que indica cómo vamos a
relacionarnos con él.

A la hora de establecer una relación con un objeto el sujeto mantiene dos vínculos al mismo tiempo, uno
externo con el objeto en sí y uno interno con la fantasía inconsciente que va a ser proyectada en el
objeto y que va a marcar la existencia y el tipo de comunicación.

Las tres áreas

En el proceso de interacción entre los componentes de un vínculo el sujeto debe establecer una relación
entre su mente, su cuerpo y la realidad exterior.
Karen Torres Alcivar N8-7

Estas tres áreas coexisten en todo momento, si bien puede haber un predominio sobre una u otra según
llevemos a cabo determinadas conductas. Según Pichon-Riviere, que predomine o que sea inhibido va a
marcar la personalidad del individuo, que a su vez va a afectar en gran medida a la capacidad de
vinculación y puede llegar a generar vínculos patológicos.

El campo psicológico

Se puede extraer a partir de la observación diferentes datos que permiten trabajar a nivel clínico con
grupos. Principalmente las informaciones más relevantes a este respecto pasan por la propia conducta
manifestada por el sujeto, los cambios corporales que permiten analizar las emociones y actitudes de
éste, la comunicación preverbal, los hechos vividos o vivencias y el contorno o conjunto de elementos
que se encuentran en interacción permanente.

Un vínculo sano

Se va a considerar sano todo aquel vínculo en que el Yo es capaz de utilizar estrategias para gestionar lo
malo y conservar lo bueno de la relación, manteniendo una comunicación bidireccional eficiente que
pueda ser adaptativa. Para que ello sea así es necesario que haya una comunicación permanente,
sincera y directa en la que se tenga en cuenta las necesidades de sujeto y objeto, además de que dicha
comunicación produzca un aprendizaje que permita la retroalimentación de la propia conducta.

Vínculos patológicos

No todo tipo de vínculo es sano. Si bien como hemos dicho generalmente el vínculo supone una
estructura espiral en que se va dando una retroalimentación de la relación, en ocasiones dicha
estructura se ve entorpecida y paralizada por el miedo, que haciendo que el tercero actúe como barrera
provoca que el vínculo acabe volviéndose algo estático que impide adaptarse de forma adecuada a la
realidad comunicacional.

Algunos de los principales vínculos patológicos son los siguientes:

Vínculo paranoico Vínculo histérico


Vínculo depresivo Vínculo nocturno
Vínculo maníaco Vínculo homosexual
Vínculo esquizofrénico Vínculo epiléptico
Vínculo obsesivo Vínculo regresivo
Vínculo hipocondríaco

Concluir que más allá de su impacto a la hora de estudiar y analizar la importancia de la teoría del
vínculo es tal que marcaría un precedente en el surgimiento de la psicología social.

Hay que tener en cuenta que en la época en que surgió esta teoría la psicología psicoanalítica estaba
principalmente enfocada en los conflictos internos de cada persona, haciendo escasa referencia a los
factores ambientales y a los mecanismos relacionales entre personas.

Esta teoría Pichon-Riviere abriría la puerta al estudio sistematizado de las relaciones humanas y su
organización desde el psicoanálisis, sirviendo sus estudios para mejorar la situación de múltiples
pacientes mediante el tratamiento de sus comunicaciones.

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