Está en la página 1de 51

Licdo. y Msc.

José Adolfo Durán Cardoza

HISTORIA DE LA SALVACIÓN
INTRODUCCIÓN A LA SAGRADA ESCRITURA.

“Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero”


(Salmo 118,115)

GENERALIDADES DE LA BIBLIA

La Sagrada Escritura o Santa Biblia, o cómo se


le conoce en nuestro ambiente cotidiano y de
forma generalizada en el mundo entero, es un
libro de mucha importancia y riqueza para
nuestros antepasados, para nosotros y lo será
para las futuras generaciones que nos vendrán
luego, esto viene al punto ya que, no solamente
es el libro más antiguo de la historia de la
humanidad, sino también el más reproducido
por todas las formas y todas las técnicas que la humanidad ha utilizado en el mundo,
siempre actual y que se ha traducido a todas las lenguas del mundo y a algunos, por no
decir muchos, dialectos.

Es por esta y otras razones que se torna importante abordar el tema de la Sagrada
Escritura, como parte introductora de este recorrido por la Historia de la Salvación (que
es un breve recorrido por el Antiguo Testamento y sus aspectos más importantes), por
la historia de la humanidad desde una óptica de la fe y la religión, de la espiritualidad,
pero no desde cualquier religión o de cualquier espiritualidad, sino, viene al punto
aclarar, desde la religión y la espiritualidad Cristiana Católica, que para ello se torna en
un vínculo a la religión y cultura judía, de la que nace Cristo, y de él, de Cristo mismo,
nace la Iglesia fundada sobre la roca apostólica de Pedro, como cabeza visible y pastor
del rebaño de Cristo que es su Santa Iglesia (Mt. 16, 13-18; Jn. 21, 15-17.

Esta misma Iglesia es la que en la actualidad nos educa en el tema de la Sagrada


Escritura y de la Sagrada Revelación, de la cual es intérprete y transmisora fiel, el
depósito de la fe, contenido en la Sagrada Tradición y en la Sagrada Escritura, que se le
ha encomendado a la Iglesia y con él, la labor muy importante de su transmisión fiel y
total a todos los cristianos.

Haciendo énfasis en esto, el N° 84 del catecismo de la Iglesia Católica (C.E.C # 84: 1992),
citando al Concilio Vaticano II (1965), nos dice lo siguiente:

1
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

“El depósito (cf. 1 Tm. 6,20; 2 Tm 1, 12-14) de a fe (depositum fidei),


contenido en la Sagrada Tradición y en la Sagrada Escritura fue confiado por los
apóstoles al conjunto de la Iglesia. “Fiel a dicho depósito, todo el pueblo santo,
unido a sus pastores, persevera constantemente en la doctrina de las Apóstoles
y en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones, de modo que se cree
una particular concordia entre pastores y fieles en conservar, practicas y
profesar la fe recibida “(DV 10).

Todos o en su mayoría conocemos una Biblia, ya sea porque tenemos una en casa,
porque la hemos visto de lejos o de cerca, porque la hemos leído o porque nos la han
leído, la tenemos en los dispositivos multimedia que transportamos a nuestro lado, la
hemos descargado como aplicación en las tabletas,
computadoras y teléfonos celulares con sistema de
trabajo operativo inteligente; pero si hay algo que es
muy cierto y necesitamos la humildad para
reconocerlo, es que la tenemos, pero la vemos, en su
mayoría, de lejos, no porque nos falte interés, o porque
la tenemos arrinconada en una esquina de la casa en un
altar con flores y rodeada de velas e imágenes religiosas
de nuestros santos, sino porque para muchos de
nosotros es un libro sagrada, extremadamente sagrada
y por respeto es que muchas veces no la leemos, no la
utilizamos, sólo está adornando nuestras salas,
nuestras habitaciones o nuestros rincones religiosos en
la casa, ese es el respeto a lo sagrado que nosotros
tenemos y mostramos cotidianamente, esto es lo que
muchas veces se convierte en nuestro entorno hacia la
Sagrada Escritura y a lo sagrado en general, hay un trato
distante en muchos de nuestros casos, por respeto a lo sagrado, esto lo hemos mal
interpretado y lo estamos haciendo mal, esto no es respeto a lo sagrada, esa es en
muchas ocasiones una apatía a ello. Ciertamente debemos darle este trato digno, pero
también debemos nutrirnos de su palabra, que es vida para la humanidad.

Es importante saber de la Sagrada Escritura, pero no saber de ella porque nos dijeron,
o porque en la Iglesia nos hablan todos los días de ella, o porque en la Santa Misa el
padre me la explica, sino porque yo tengo una experiencia personal con ella, con la
Sagrada Escritura, de tal forma que, se ha convertido en mi libro de cabecera, en un libro
esencial, en la regla de vida, en mi mapa a seguir en el camino al cielo, es decir, la Palabra
de Dios, que encuentra en la Biblia tiene que ser, cono el salmo lo dice, y esa es la frase
con la que comienza este escrito: “Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi
camino” (Sal. 118,115)

2
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

De acá entonces que reconocemos la necesidad de adentrarnos en el ámbito de la


Sagrada Escritura, adentrarnos en ese camino sin fin y que tiene como la vida eterna,
ensenarnos a vivir en la tierra, para seguir viviendo en el cielo. Pero conócelo, conocer
la Biblia es algo que todos los seres humanos tendríamos que hacer, ya sea por un
interés espiritual, por un interés material, por un interés religioso o en última instancia,
por creer en la sabiduría y por fomentar mi cultura general, aunque si esto es lo que
empuja a una persona a llegar a la Palabra de Dios, sería una gran pena que no se dé
cuenta de todo lo que pierde para su vida, presente y futura.

Todos tenemos un concepto personal de la Biblia, de la Sagrada Escritura, en nuestra


mente divagan ideas entorno a eso, al tema de la Biblia: para algunos es un libro que no
ha pasado de moda, para otros es el libro más antiguo de la humanidad, para otros es
un libro que nos ayuda a crecer y a vivir la vida, para otros es un libro rico en contenido,
pero sin ninguna importancia trascendente, pero para otros, los que tenemos fe en Dios,
y esto es lo más importante: “es la palabra de Dios viva y verdadera”, en donde
encontramos la esencia para poder seguir el camino hacia la vida eterna, es el libro de
la vida. Este es el concepto que nosotros sostendremos en nuestras mentes, el que, no
solo conoceremos, sino que intentaremos hacer vida en nuestra propia vida, que
dejaremos que alumbre nuestra existencia, que nos guíe a lo que nos espera en la
eternidad.

Es por esto que, si ya conocemos la Biblia, es bueno que terminemos de asegurar


nuestros conocimientos con éstas breves ideas que daremos sobre ella, y si por primera
vez escuchamos hablar de ella, que es caso no solo posible, sino que ya ha sucedido
anteriormente, que conozcamos los rasgos y características esenciales y principales
para poder leerla, conócela y manejarla, compartirla, buscar en ella contenidos que nos
importan y que ayudan para nuestra vida, que nos narra el paso de la historia de la
salvación.

Si vamos a tener un recorrido, hablar y desarrollar el tema de la


Sagrada Escritura, la Biblia como se le suele llamar o nombrar
cotidianamente, lo primero que tenemos que hacer, es dar un
concepto de Biblia, demos ese paso entonces, respondamos a esa
interrogante.

¿Qué es la Biblia? R// La Biblia, es el conjunto de Libros santos,


inspirados por Dios y escritos por los hombres, donde Dios habla
a la humanidad e interviene en su historia para salvarlo1.

1
Catecismo “Enseñanza fundamental de la Doctrina Cristiana”, Editorial P.B.A., Comayagua, Honduras, Agosto de
1997.

3
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Este concepto nos introduce perfectamente en el camino apasionante que comenzamos


en torno a la historia, no xolo de la humanidad, sino de la salvación, a la que la
humanidad entera está invitada y puede llegar a hacerla suya si así se quiere y pretende.
Claramente se dejan ver estas realidades de la historia de la humanidad que
contemplaremos en breve, ya que en la Sagrada Escritura se nos narran, justamente, los
hechos que Dios ha obrado en bien de los hombres de todos los tiempos y han sido
grabados para nuestro bien u para nuestra salud espiritual a lo largo de torda la historia
de la humanidad.

Otro concepto que posemos dar de la Biblia o de la Sagrada Escritura, recopilado de los
documentos de la Iglesia y que nos servirá como gran referencia para nuestro curso es
el siguiente: “Es la Palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la inspiración
del Espíritu Santo, y la Sagrada Tradición transmite integralmente a los sucesores de los
Apóstoles la Palabra de Dios”2.

En estos conceptos que hemos conocido de la Biblia o Sagrada Escritura, descubriremos


que Dios en su amor y condescendencia infinita, en su abajarse al hombre para que el
hombre pueda encontrarle y tratarle, viene y se abaja tanto que habla a los hombres a
la manera de los hombres y en la forma de los hombres; Dios se nos revela divinamente
en las palabras humanas hasta el punto que, el mismo Verbo de Dios, la Palabra misma
hecha carne, el mismo Hijo de Dios se hizo hombre (Jn. 1, 1-4) y sufrió como los hombre,
vivió como los hombres y fue en todo parecido a los hombres, excepto en que él no
cometió pecado alguno, asume la débil condición humana para hablarnos en nuestras
propias palabras3 y para fortalecerla con su doctrina y presencia (Flp 2, 6-8).

La Biblia como es conocida cotidianamente también es conocida con otros nombres,


que son comunes a los cristianos, entre ellos podemos mencionar que la Biblia se le
llama también: Sagrada Escritura, La Escritura, Palabra de Dios, Libro de la Revelación,
entre otros nombres que se le dan, pero conozcamos algunos de los que es lo que nos
quieren transmitir o enseñar, porque se les da esos nombres. Por tanto, se le llama:

➢ Sagrada Escritura: porque trata de asuntos sagrados y religiosos;

➢ Palabra de Dios, ya que es el mismo Dios el que se comunica con nosotros a


través de la Biblia4;

2
D V. N° 9
3
Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica. N° 101.
4
Ibíd. N°81.

4
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

➢ Libro de la Revelación, ya que Dios se nos revela, es decir, corre el velo cuando
la leemos, nos abre los ojos; y porque los que la escribieron lo hicieron por medio
de la revelación de Dios. No se la inventaron ellos.

Podemos descubrir de antemano que, a través de toda la Sagrada Escritura, a través de


toda la Santa Biblia, Dios nos habla y su charla con nosotros es sólo, en una palabra, esta
es el Verbo, que viene a mostrarnos la plenitud de la revelación de Dios5, el Hijo que
viene a mostrarnos al Padre y a enseñarnos a llamarle así: “Abbá”, es decir papito, Padre
(Rom 8,15). Por medio de su Verbo el Padre se nos da a conocer en plenitud, ya que el
Hijo de Dios nos habla Palabras de Dios y las confirma con muchos milagros y
prodigios 6 . Al mismo tiempo Dios que se manifiesta a sí mismo, también nos da a
conocer lo que sería su eterna voluntad de salvar al hombre, comunicándonos los
infinitos bienes divinos que superan nuestra comprensión y nuestra inteligencia 7, la
verada que Dios nos presenta en la Biblia o en la Sagrada Escritura, es una “VERDAD”
única, pues se nos presenta él mismo, su Palabra, su historia, a historia de la salvación,
por tanto, es Dios mismo quien se nos da e conocer, es decir “LA VERDAD” en toda su
esencia, con mayúscula.

ETIMOLOGÍA E HISTORIA DE LA PALABRA BIBLIA

La palabra Biblia (viene del griego τα βιβλία, ta biblía, ‘los libros’), primeramente
tenemos que sabes que es el conjunto de libros santos y canónicos del judaísmo y
el cristianismo, este es otro de los conceptos que podemos dar de la Biblia o de la
Sagrada Escritura. Según las religiones judía y cristiana, transmite la palabra de Dios,
que no se encuentra atada por nada ni por nadie, ni por el tiempo, ni por el espacio,
es decir: en la Sagrada Escritura encontramos la verdad de la Palabra de Dios, que no se
puede atar a las circunstancias espaciotemporales, no se encuentra atada por ninguna
realidad social, económica, política, social; porque es la Palabra de Dios escrita y
dedicada a toda la humanidad completa. La Biblia, o al menos parte de ella, se encuentra
traducida a 2303 idiomas8.

San Agustín nos lo dice de esta manera:

” Recordad que es una misma Palabra de Dios la que se extiende en todas


las escrituras, que es un mismo Verbo que resuena en la boca de todos los escritores

5
Cfr. Ibíd. N°102.
6
Cfr. CVII, Constitución Dogmática Dei Verbum, N° 4.
7
Cfr. Ibíd. N° 6.
8
http://www.lafecatolica.com/curso-de-introduccion-a-la-biblia-fray-nelson-medina/5019/.

5
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

sagrados, el que, siendo al comienzo Dios junto a Dios, no necesita sílabas porque
no está sometido al tiempo9”.

Quizá se ha preguntado alguna vez, ¿De dónde viene la palabra Biblia?, la respuesta es
esta: La palabra Biblia se origina, a través del latín, pero nace en la lengua y en la
expresión griega τὰ βιβλία τὰ ἅγια (ta biblía ta hágia; ‘los libros sagrados’10), acuñada
por primera vez en el Primer libro de los Macabeos 12,9; siendo que:
➢ Biblia (βιβλία) es plural11: es decir, qué la palabra biblia denota a un conjunto
o grupo de libros, a una biblioteca o una librera, en fin, a un grupo dé libros, no a
un libro solamente, por eso es plural.
➢ Biblión (βιβλιον) es el singular, denota un solo libro, no un conjunto o grupo de
libros. Literalmente biblio n significa y se puede traducir como: papiro o rollo y,
por extensión, libro12, esto significa que es un libro, dé cuyo término biblio n, él
plural és Biblia (βιβλια).
Por consiguiente, la palabra biblia significa libros, conjunto de libros o grupo de libros,
es por esta razón que, a los escritos sagrados le damos el nombre de Santa Biblia o
Sagrada Escritura, para designar la palabra de Dios, los libros sagrados del
Cristianismo. Se le adjunta el denominativo de “Sagrados” o de “Santa”, que hace alusión
a que nos referimos a un grupo de libros que no son un grupo cualquiera, sino que es
un grupo de libros que tienen un carácter sagrado, son los Libros Santos, la Santa Biblia
o la Sagrada Escritura. La Palabra de Dios escrita.
Se cree que este nombre nació como diminutivo del nombre de la
ciudad de Biblos (Βύβλος, Byblos), importante mercado
de papiros de la antigüedad. No obstante, dado que “Biblos” sólo con
dificultad podría ser un préstamo o un parecido, paralelo del
nombre original de dicha ciudad en fenicio, “Gubla”, existe una gran
posibilidad de que fuera todo lo contrario, siendo así que la ciudad es
la que recibiera su nombre griego a partir del término que designaba a la
planta de papiro, y no al revés13.

Dicha expresión (βιβλία), fue empleada por los hebreos helenizados (aquellos que
habitaban fuera de Jerusalén, en las ciudades de habla griega o que estaban en el exilio

9
San Agustín, Enarratio in Psalmum, 103, 4, 1.
10
Cfr. BOSCOLO, G; La Biblia En La Historia 1° Ed 2012, Bogotá, San Pablo. Pág. 15
Cfr. TÁBET, M.A; Introducción General a la Biblia, 2° Ed. 2004; Madrid; Colección pelícano. Palabra. Pág. 24. Explica de
manera más detallada el cambio gramatical y semántico, además de las transformaciones de la palabra Biblia de las lenguas
originales a las diversas traducciones
11
Cfr. BOSCOLO, G; La Biblia En La Historia 1° Ed 2012, Bogotá, San Pablo. Pág. 15.
12
«βίβλος». Diccionario Manual Griego: griego clásico - español. Vox: Spes. 1996. βίβλος ου ἡ corteza de papiro; hoja o
tira de ella; escrito; libro; documento, carta; división de una obra.
13
Chantraine, Pierre (1968). "Βύβλος". Diccionario etimológico de la lengua griega. 1 (Α-Δ). París: Klincksiek.

6
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

o deportados fuera de sus tierras) mucho tiempo antes del nacimiento de Jesús de
Nazaret para referirse al Tanaj o Antiguo Testamento.

Muchos años después empezó a ser utilizada por los cristianos para referirse al
conjunto de libros que forman el Antiguo Testamento, así como los Evangelios y las
cartas apostólicas, es decir, el Nuevo Testamento para los cristianos. Para ese entonces
ya era común utilizar únicamente el primer sintagma, τὰ βιβλία (ta biblía), a manera de
título.

Ya como un título, se empezó a utilizar en latín “biblia sacra” (los libros sagrados), sin
artículo, dado que éste no existía en latín. Sin embargo, al ser Biblia un cultismo en latín
acabó pasando de considerarse un neutro plural a un femenino singular: “la sagrada
Biblia”, entendiendo ya Biblia como el nombre propio de todo el conjunto, a través del
latín y por su traducción se derivó a la gran mayoría de las lenguas modernas.

La Biblia es una recopilación de textos que en un principio eran documentos separados


llamados “libros”, escritos primero en hebreo, arameo y griego14 durante un periodo
muy dilatado, y después reunidos para formar el
Tanaj (Antiguo Testamento para los cristianos) y
luego el Nuevo Testamento. Ambos testamentos
forman la Biblia cristiana.

En sí, podemos decir y pensar con gran certeza que,


los textos que componen la Biblia fueron escritos a lo
largo de aproximadamente 1,000 años, entre el 900
a. C. y el 100 d. C, pero esto es una aproximación pues
los autores especialistas en el tema no tienen un acuerdo
en cuanto a la fecha en inicios de la escritura sagrada de estos libros y sus contenidos.

Los textos más antiguos se encuentran contenidos en el Libro de los Jueces (Canto de
Débora) y en las denominadas fuentes "E" (tradición elohísta) y "J" (tradición yahvista)
de la Torá (llamada Pentateuco o los primeros cinco libros de la Biblia por los
cristianos), que son datadas en la época de los dos reinos (siglos X a VIII a. C.). El libro
completo más antiguo de toda la Biblia es el libro de Oseas, que también con gran
probabilidad es también de la misma época.

El pueblo judío identifica su biblia, o a la Biblia hebrea con el Tanaj, no consintiendo


bajo ningún concepto el término Antiguo Testamento, y no acepta la validez del llamado
Nuevo Testamento, reconociéndose como texto sagrado únicamente al Tanaj, es decir,
que, para los judíos, el Nuevo Testamento no es válido, sólo es válido el Antiguo

14
BOSCOLO, G; La Biblia En La Historia 1° Ed 2012, Bogotá, San Pablo. Pág. 14.

7
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Testamento, pero para ellos tiene el nombre hebreo de Tanaj, que se forma de los
nombre de las tres partes en que la dividen.

La Biblia es para nosotros y para todos los creyentes: la palabra de Dios, por ser
indudable su inspiración divina. Dios es el autor de dichas escrituras, son inspiración
de Dios todas las palabras contenidas en ese libro santo y se ha dado esa inspiración por
medio del Espíritu Santo15, por este motivo, la Iglesia, siguiendo la fe de los apóstoles,
considera estos libros como santos y canónicos,
es decir, elegidos por la Iglesia para formar la
Sagrada Escritura, ya que han sido escritos por
inspiración del Espíritu Santo, por esto mismo,
sin ninguna duda tienen a Dios como autor y así
se le han entregado a la Iglesia para que ella los
administre, los interprete y los enseñe, el
magisterio de la Iglesia no está sobre la Sagrada
Escritura, sino que la sirve, la protege, la
interpretar, la transmite, a predica a toda la
humanidad entera, tarea que, desde los tiempo de los apóstoles, la Iglesia ha llevado a
cabo como su esencia: predicar y transmitir la Palabra de Dios de forma escrita y de
forma oral16. Signo de eso es que, en la consagración episcopal, se impone el libro de los
Evangelios al candidato, que es signo del servicio a la Palabra de Dios y de preservación
intacta de la transmisión del Evangelio al mundo dentro del colegio apostólico y como
sucesor de los apóstoles, signo histórico de la celebración del sacramento17.

LOS HAGIÓGRAFOS

Una de las preguntas más importantes es, ¿cómo se escribió la


Sagrada Escritura o la Biblia?, es bueno aclarar algunas dudas sobre
los escritos se este hecho histórico que estamos abordando, en esto
entonces hay que decir que, para que estos libros existieran, Dios
utilizó a muchos hombres, de muchas épocas y de todos los
tiempos, que pusieron en práctica sus propias facultades, medios y
talentos al servicio de Dios cuando han escrito de su puño y letra, pero sólo se dio la

15
Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica. N°105.
16
Cfr. CVII, Constitución Dogmática Dei Verbum. N° 11
17
Cf. Franquesa. A. El Libro Santo de los Evangelios, Cuadernos Phase, Pág. 37.
https://books.google.com.sv/books?id=N19J1WWvkeoC&pg=PA37&lpg=PA37&dq=que+significa+que+el+libro+de+los+e
vangelios+se+impone+a+los+obispos+en+su+consagraci%C3%B3n&source=bl&ots=aOh5WMEIBb&sig=ACfU3U2zxiC9ME
s2jlmjIPTLUMrsrEEqtw&hl=es-419&sa=X&ved=2ahUKEwi5pq6Pz_LoAhUsn-
AKHXOSBHQQ6AEwAnoECAkQMA#v=onepage&q=que%20significa%20que%20el%20libro%20de%20los%20evangelios%
20se%20impone%20a%20los%20obispos%20en%20su%20consagraci%C3%B3n&f=false

8
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Sagrada Escritura, cuando Dios actúo en ellos y por ellos cuando los que escribieron,
escribieron todo y sólo aquello que Dios quería18, pero como verdaderos autores ellos
también, Dios al inspirarlos respeta sus libertades humanas, al decir esto tenemos que
entender que ponen en práctica sus características personales, pues son sus medios y
capacidades, su lenguaje, su escritura, su cultura, su ambiente social, político,
económico su forma propia de transmitir conocimientos, etc.19, pero es Dios quien actúa
en ellos. Por esto se puede decir que: tanto Dios como los hombres son autores de la
Biblia. A los escritores de los libros sagrados se les da el nombre de hagiógrafos20.
Es decir que todos los que prestaron sus habilidades a la inspiración del Espíritu Santo
y escribieron la Biblia en tantos siglos, épocas y tiempos reciben el nombre de
“hagiógrafos”.

De esto mismo viene a decirse que junto a los documentos y a la doctrina de la Iglesia,
todo, absolutamente todo lo que los hagiógrafos o autores sagrados afirman, debe de
tenerse afirmado por el Espíritu Santo, de tal forma que: la Biblia, nos enseña de forma
definida, firme, con total fidelidad y sin error alguno, la verdad que Dios nos ha querido
comunicar para nuestra salvación 21. La Biblia en ningún momento busca enseñarnos
ninguna verdad científica o cronológica y menos espaciales o cosmonautas, sino y
solamente la palabra de Dios, viva y eficaz. Ésta es la enseñanza esencial de la Sagrada
Escritura, las verdades fundamentales de la fe necesarias para la salvación de la
humanidad.

CRITERIOS DE INTEPRETACIÓN DE LA SAGRADA ESCRITURA

La Sagrada Escritura, es un libro eminentemente espiritual y habla sobre la historia de


la humanidad, su creación, su caída en el pecado y su salvación, además que expone
cómo el Dios creador se ha relacionado, se relaciona y se
relacionará con el ser humano. De igual forma, la Biblia
expone los atributos o características de Dios y el carácter
de Dios.

Algo importante es, que, para no cometer errores, tomemos


en cuanta lo que el catecismo de la Iglesia Católica nos dice
sobre la interpretación de la Sagrada Escrituras con tres criterios22, estos criterios son:

18
Cfr. CVII, Constitución Dogmática Dei Verbum. N° 11.
19
Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica. N°110.
20
Diccionario de la lengua española (22.ª edición), Real Academia Española, 2001 (del griego ágios: ἅγιος "santo" y graphé:
γραφή "escribir")
21
Cfr. Ibíd.
22
Cfr. Ibíd. N°12.

9
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

1. Investigar con atención lo que pretendieron expresar realmente los


hagiógrafos; esto quiere decir que nos ubiquemos en el momento que el autor
sagrado estaba, así nos evitamos dar malas interpretaciones y cometer
anacronismos23;

2. Atender a los géneros literarios y, además, que el intérprete investigue el sentido


que intentó expresar y expresó el hagiógrafo en cada circunstancia según la
condición de su tiempo y de su cultura, según los géneros literarios usados en su
época, por los géneros literario los autores escriben en sentidos figurados, esto
quiere decir que, escriben una palabra, pero por el género literario tienen un
significado no al pie de la letra, sino un significado distinto;

3. Leerla e interpretarla con el mismo Espíritu con que se escribió para sacar el
sentido exacto de los textos sagrados, hay que atender no menos diligentemente al
contenido y a la unidad de toda la Sagrada Escritura, teniendo en cuanta la
Tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la fe, es decir la concordancia o
medida de la fe (Rom 12, 6)”24, es decir, no buscar lo que yo creo que el texto dice,
sino lo que el Espíritu Santo inspiró y lo que él quiso transmitir a través de las
letras sagradas.

Según el Concilio Vaticano II, en este tercer criterio se debe tomar en cuenta lo
siguiente:

a) Prestar una gran atención al contenido y a la unidad de toda la Sagrada


Escritura.

La Escritura Santa está inspirada por Dios en toda su totalidad 25, es por ello que no
podemos separar un texto de su contexto, lo que a diario sucede y con toda normalidad,
personas intentan predicar la Palabra de Dios, pero entresacan unos versículos de su
contexto y nos intentan vender una idea que no es lo que la Biblia nos dice en ese
momento. Además es muy importante prestar una gran atención al contenido y a la
unidad de toda la Sagrada Escritura, ya que los libros de la Biblia no tienen que ser
tomados cada uno por su cuenta, ni un versículo en concreto, porque el texto se saca del
contexto y pierde el sentido verdadera, de tal manera que a algo bueno lo podemos
hacer decir algo malo o viceversa, o simplemente resaltar nuestros propios intereses
con la Sagrada Escritura en mano, problema grande en la actualidad con tantas sectas

23
Anacronismo es: interpretar una escritura o hecho de la antigüedad con criterios del presente.
24
Ver. http://mercaba.org/Mundi/1/analogia_de_la_fe.htm.
25
Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica. N° 111-114.

10
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

protestantes de hoy en día que predican sus intereses propios y usan la Biblia para eso
y muchas veces para nada más26.

b) Leer la Escritura en la Tradición viva de la Iglesia

La Iglesia es la que ha recibido, de Cristo y de los apóstoles, la grave tarea, misión,


responsabilidad y derecho de predicar, enseñar e interpretar la Sagrada Escritura. De
acá depende que, todos leamos y conozcamos la Sagrada Escritura en la Tradición viva
de la Iglesia, ya que es el magisterio vivo de la Iglesia quien guarda y transmite la Palabra
de Dios de la misma forma que lo hicieron los primeros cristianos.

c) Estar atentos a la analogía de la fe27

Esto se refiere a que las verdades de fe, del Antiguo Testamente y del Nuevo Testamento,
están íntimamente conectadas entre sí, todos los libros de la Biblia nos enseñan las
verdades de fe necesarias para la salvación del ser humano, todas las verdades de fe
están conectadas entre sí y con el plan universal de salvación, es decir, con todo el
proyecto de la revelación divina.

LA DIVISIÓN DE LA BIBLIA

Un libro de la Biblia es un grupo establecido de escrituras. Por ejemplo, el libro de


Salmos (en hebreo Tehilim o canciones de alabanza) tiene 150 canciones (151 en la
versión de los Setenta), mientras que la Epístola de Judas es una carta de media página.

La Santa Biblia se puede dividir de distintas maneras, y para hacer esta división se
puede tomar en cuenta que es considerado como Biblia o como Palabra de Dios por los
distintos grupos religiosos, tanto de la antigüedad cristiana, como de nuestro tiempo.

Hay que recordar algo muy importante: que la Biblia es la Palabra de Dios, es
considerada así tanto por nosotros los cristianos, como por el pueblo judío, nuestros
hermanos mayores, que todavía siguen esperando al Mesías.

Las dos grandes divisiones o partes de la Biblia son Antiguo Testamento y Nuevo
Testamento; esta división procede de los más antiguos tiempos cristianos.

En total, la Biblia se compone de 73 libros, de los cuales:

➢ 46 constituyen el Antiguo Testamento y

26
Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica. N° 111-114.
27
Cfr. CVII, Constitución Dogmática Dei Verbum N°12,3

11
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

➢ 27 el Nuevo Testamento

Esto para las biblias católicas, siguiendo el canon griego, alejandrino, de los setenta
o como se le llama: la Septuaginta; esta división de los Libros de la Biblia fue realizada
y completada en la cuarta sesión del Concilio de Trento, del 8 abril de 154628, cuando
se propuso el orden usual de libros canónicos en la Iglesia Católica, que es la formadora
de orden, listado o canon de la Sagrada Escritura.

Para las biblias protestantes el número es de 66, siguen en el Antiguo Testamento el


canon hebreo o palestinense, que en el Antiguo Testamento tiene 39 libros, no incluye
los siete libros deuterocanónicos (Tobías, Judith, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, 1° y 2°
libro de los Macabeos), los cuales manejan la tesis que Martín Lutero se los quitó porque
no eran inspirados por Dios, ya conoceremos la verdad o falsedad de esa tesis.

Pero también es importante recordar que, para los judíos, la Biblia de ellos sólo está
formada por los libros que para nosotros son del Antiguo Testamento, pues ellos no
aceptan ninguno de los libros del Nuevo Testamento como inspirados por Dios y menos
como escritura sagrada.

Ya aclarados estos puntos podemos decir que la Sagrada Escritura, o la Santa Biblia,
como le queramos llamar, la podemos dividir de las siguientes maneras:

El Antiguo Testamento, La Biblia hebrea o Tanaj está dividido en tres secciones, fue
dividido por los hebreos en tres partes:

• 1) Thóráh (=Ley) o Pentateuco porque comprendía los 5 primeros libros de la ley.

• 2) Nebi’im (=Profetas), divididos en Nebi’im hare’sonim (=profetas anteriores),


que son desde Josué al 4° (=2º) de Reyes, y Nebi’im ha’ajarónim (=profetas
posteriores), que comprenden desde Isaías hasta Malaquías.

• 3) Kethúbim (=Hagiógrafos), o Escritos, que son el resto de los escritos sagrados


(Salmos, Proverbios, Job, Cantar, Ruth, Lamentaciones, Eclesiástico, Ester, Daniel,
Esdras, Nehemías, 1 y 2 Crónicas o Par)29.

La Biblia judía fue escrita predominantemente en hebreo, pero tiene algunas pequeñas
partes que fueron escritas en arameo y griego. En la Biblia cristiana, la Biblia hebrea es
llamada Antiguo Testamento, para distinguirla del Nuevo Testamento, que es la parte
que narra la vida de Jesús y su predicación, entre otras cosas.

28
Denz. 1502-1503.
29
Cfr. BOSCOLO, G; La Biblia En La Historia 1° Ed 2012, Bogotá, San Pablo. Pág. 16-17.

12
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

El Antiguo Testamento nos narra la historia del pueblo de Israel y comprende desde la
creación del mundo hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo, está dividido en los
siguientes grupos de libros: Pentateuco, Libros históricos, Libros poéticos o
Sapienciales y libros proféticos.

Hoy día en la Iglesia católica, la división más corriente de la Biblia, pero sobre todo del
Antiguo Testamento, es la llamada: “División Lógica”, porque hace relación
especialmente con el contenido de los libros; consta de tres grandes divisiones, que se
aplican paralelamente a uno y otro Testamento: históricos, poéticos y sapienciales (o
didácticos) y proféticos.

El Antiguo Testamento está compuesto por 46 libros, divididos de esta manera:

• (Históricos): Pentateuco (5: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio)


y Libros Históricos (16: Josué, Jueces, Rut, 1-2 Samuel, 1-2 Reyes, 1-2 Crónicas,
Esdras, Nehemías, Tobías, Judit, Ester, 1-2 Macabeos)30.

• (Didácticos): Libros Poéticos y Sapienciales (7: Job, Salmos, Proverbios, Qohelet,


Cantar, Sabiduría y Eclesiástico)31.

• (Proféticos): Libros Proféticos (18: Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Baruc,


Ezequiel y Daniel; Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc,
Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías)32.

El Nuevo Testamento nos narra la vida, obras, pasión, muerte, resurrección y ascensión
del Señor Jesús, y el comienzo de las primeras comunidades cristianas; está dividido en:
los cuatro Evangelios, Historia (Hechos de los Apóstoles), las Cartas o escritos Paulinas
o de San Pablo, las cartas o escritos católicos, apostólicas o de los apóstoles, y el
Apocalipsis33.

Nuevo Testamento está compuesto por 27 libros, divididos así:

• (Históricos): Evangelios (4: Mateo, Marcos, Lucas y Juan) y Hechos de los


Apóstoles (1)

• (Didácticos):

30
TÁBET, M.A; Introducción General a la Biblia, 2° Ed. 2004; Madrid; Colección pelícano. Palabra. Pág. 25.
31
Ibíd.
32
Cfr. BOSCOLO, G; La Biblia En La Historia 1° Ed 2012, Bogotá, San Pablo. Pág. 16-17
33
Cfr. http://es.catholic.net/conocetufe/425/906/articulo.php?id=1071.

13
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

• Cartas de san Pablo o paulinas (13: Romanos, 1-2 Corintios, Gálatas, Efesios,
Filipenses, Colosenses, 1-2 Tesalonicenses, 1-2 Timoteo, Tito, Filemón) y Carta a los
Hebreos (1);

• Cartas Apostólicas o católicas (7: Santiago, 1-2 Pedro, 1-3 Juan y Judas). Aunque la
carta a los hebreos no se sabe con certeza que sea de San Pablo.

• (Proféticos): Apocalipsis (1)34.

DIVISIÓN DE CAPÍTULOS Y VERSÍCULOS

(Mostrar o ver una biblia) Cada libro de la Biblia tiene una división interna: se dividen
en capítulos y éstos se dividen más minuciosamente en versículos, que son la división
interna de los capítulos. Los capítulos son los números grandes que encontramos al
interior de cada libro de la Biblia, y los versículos
son los números pequeños en que se divide cada
capítulo.

Sobre esto hay que resaltar algo que es de vital


importancia: al inicio de la historia cristiana, la
Biblia no era como la conocemos hoy, un libro con
un orden muy determinado y bien dividido. No,
no era así, sino que, la Biblia era un sólo escrito,
dividido por los grandes temas, es decir, los autores de cada libro que contiene, los
cuales escribieron una obra de un sólo tiro del principio al fin, sin imaginar que formaría
parte de una obra mayor y que millones de personas la leerían a lo largo de toda la
historia y durante todas las épocas de la humanidad, simplemente ellos dejaron correr
la pluma y la tinta bajo la inspiración del Espíritu Santo y escribieron, cada uno en su
lengua, su estilo, su género literario, en fin cada cual con sus posibilidades y facultades,
un escrito largo y de un solo tirón, no la dividieron en ninguna manera.

Por esto mismo, era un tanto difícil utilizarla como hoy lo hacemos nosotros, pues no
había capítulos, ni mucho menos versículos. Estos capítulos y versículos,

para citar la Biblia, lo hacían recordando la referencia a algún pasaje. Ej. En Mc 12,26 sé
cita Ex 3,6 diciendo: en el libro dé Moisés, en lo dé la zarza…

Estos capítulos y versículos fueron colocados por la Iglesia a lo largo de la historia y con
el esfuerzo, trabajo y dedicación de hombres de Dios, dedicados a esta labor durante
muchos años por el afán de estudio, de profundización y de entender de una mejor
manera la Sagrada Escritura.

34
Cfr. BOSCOLO, G; La Biblia En La Historia 1° Ed 2012, Bogotá, San Pablo. Pág.20-21.

14
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

DIVISIÓN JUDÍA

Fueron los judíos quienes, al reunirse los sábados en las sinagogas comenzaron a dividir
en secciones la Ley (es decir, los cinco primeros libros bíblicos, o Pentateuco), y también
los libros de los Profetas, a fin de poder organizar la lectura continuada. Así es como
nació la primera división de la Biblia, en este caso del Tanaj (Antiguo Testamento), que
sería de tipo "litúrgica" puesto que era empleada en las celebraciones cultuales de los
judíos en el templo y en las fiestas propias de los judíos.

Los antiguos escribas hebreos (sóferim), dividieron el A. T. en versículos (pesúqim); al


final de cada libro, hacia los s. VI-VII d. C., los masoretas consignaron el número total de
versículos que lo componían (masora finalis). Fuera de esto, antiguamente se recurría
a procedimientos variados para citar los pasajes de la Biblia; p. ej., en Mc 12,26 se cita
Ex 3,6 diciendo: en el libro de Moisés, en lo de la zarza…., como ya lo recalcamos antes.

Los cristianos, tanto como lo judíos, se reunían semanalmente, el domingo, el día del
Señor (Hch 4,42), para leer las escrituras, también tenían esta buena costumbre, pero
los cristianos al Antiguo Testamento o Tanaj, le agregaron las cartas de los apóstoles y
los Evangelios, es decir el Nuevo Testamento, escritos que se decidió también dividir en
forma que fuera más fácil su uso en la liturgia y en la asamblea de los fieles del primer
día de la semana35, y hoy en la actualidad, que sea más factible su uso, sus estudios, sus
explicaciones y sus interpretaciones.

DIVISIÓN DE LOS CAPÍTULOS

Para facilitar la búsqueda de las citas en la Sagrada Escritura, se fueron introduciendo


en el uso cristiano varias divisiones en párrafos relativamente
largos y ordenados, estos son los llamados capítulos (cápita,
kefálaia).

La primera división de la que hay que hablar es de los capítulos,


estos fueron incluidos en la Biblia por Esteban Langton, futuro
arzobispo de Canterbury (Inglaterra) entre los años de 1214
a 122036, antes de que fuera consagrado como tal, mientras se
desempeñaba como profesor de la Sorbona, en París, decidió
crear una división en capítulos, más o menos iguales en las
copias de la versión latina de la Vulgata en uso entre los

35
Cfr. San Justino, Apología, 1, 65.
36
Cf. BOSCOLO, G; La Biblia En La Historia 1° Ed 2012, Bogotá, San Pablo. Pág. 21. Difiere en nombres y fechas.
Cfr. TÁBET, M.A; Introducción General a la Biblia, 2° Ed. 2004; Madrid; Colección pelícano. Palabra. Pág. 26

15
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

estudiosos de la Universidad de París. Su éxito fue tan resonante que la adoptaron todos
los doctores de la Universidad de París, con lo que quedó consagrado su valor ante la
Iglesia.

Cuando el arzobispo Esteban Langton en murió en 1228, los libreros de París ya habían
publicado y divulgado su creación en una nueva versión latina que acababan de
editar, llamada "Biblia parisiense", la primera Biblia con capítulos de la historia. De allí
se fue propagando hasta ser generalmente admitida en las ediciones impresas en todos
los idiomas.

Fue tan grande la aceptación que tuvo la minuciosa obra del arzobispo Langton, que
la admitieron inclusive los mismos judíos para su Biblia hebrea. En efecto, algunos
años después, en el 1525 Jacob ben Jayim37 publicó una Biblia rabínica en Venecia, que
contenía los capítulos de Langton. Desde entonces el texto hebreo ha heredado esta
misma clasificación38.

Socialmente hablando también se le relaciona con la redacción del proyecto de la Carta


Magna Inglesa en el año del 1215 al 122539.

Hasta el día de hoy se conserva en la Biblioteca Nacional de París, con el número 14,417,
la Biblia latina que empleara el arzobispo de Canterbury para su singular trabajo y que,
sin saberlo él, estaba destinado a extenderse por el mundo.

DIVISIÓN EN VERSÍCULOS

Luego cuando el estudio bíblico fue siendo más exacto y minucioso, se vio la necesidad
de dividir estos capítulos en partes menores que ayudaran al estudio de forma más
eficaz, es por esto que muchos años después vino la división de la Biblia en capítulos,
trabajo un poco más arduo, esto se dio como en tres o cuatro partes o etapas según
algunos:

1) El primero de los intentos fue el del dominico italiano Santos


Pagnini, el cual en 1528 publicó, en Lyon, una Biblia toda entera
subdividida en frases más cortas, que tenían un sentido más o
menos completo: estos son los actuales versículos, numerados en
la edición latina de la Biblia hecha en Lyon en 1528 por Langton.
Pagnini añadió los números de los versículos al margen de las
líneas, pero sólo en los libros protocanónicos de ambos Testamentos; para el A. T.

37
Ver http://en.wikipedia.org/wiki/Jacob_ben_Hayyim_ibn_Adonijah.
38
Cfr. http://www.san-pablo.com.ar/rol/?seccion=articulos&id=196.
39
Cfr. http://magnacartaresearch.blogspot.com/2014/06/stephen-langton-and-magna-carta.html

16
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

siguió las divisiones en versículos hechas ya por los masoretas. Hacia mediados del
mismo s. XVI. No realizo la división de los libros deuterocanónicos.

2) Sin embargo, no corresponde a él la gloria de ser el autor de


nuestro actual sistema de clasificación de versículos, sino a
Robert Estienne, (o Stephanus), un editor protestante. Éste
aceptó, para los libros del Antiguo Testamento, la división
hecha por Santos Pagnini, y resolvió adoptarla con pequeños
retoques40. Pero curiosamente el dominico no había puesto
versículos a los 7 libros deuterocanónicos (es decir, a los
libros de Tobías, Judit, 1 y 2 Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc), por lo cual
Estienne tuvo que completar esta labor. Estienne publicó primero el Nuevo
Testamento en 1551, y luego la Biblia completa en 1555. Y fue él el organizador y
divulgador del uso de versículos en toda la Biblia, este sistema, que, con el tiempo,
se impondría en el mundo entero. Colocó los versículos al margen de todos los
textos de la Biblia.

3) En ambos casos los números de los versículos no figuraban en el


texto bíblico, sino al margen. En 1565, Teodoro de Beza inscribe
los números de los versículos en el interior del texto mismo 41,
y esos si son los actuales versículos, o, mejor dicho, es la manera
del uso actual de los versículos por la mayoría de Biblias.

Esta división, al igual que la anterior en capítulos, también fue hecha sobre un texto
latino de la Biblia.

4) Finalmente, el papa Clemente VIII hizo publicar una nueva


versión de la Biblia en latín para uso oficial de la Iglesia. La
obra vio la luz el 9 de noviembre de 1592 cuando fue
publicada de forma abierta, y fue la primera edición de la
Iglesia Católica que apareció con la ya definitiva división de
capítulos y versículos.

Cabe resaltar que este mismo papa fue quien en El documento en quechua
que data de 1603 y proclama el reconocimiento de la creación de la
Confraternidad del Nombre de Jesús, fundada casi 20 años antes en la ciudad de Cusco, antigua

40
Cfr. TÁBET, M.A; Introducción General a la Biblia, 2° Ed. 2004; Madrid; Colección pelícano. Palabra. Pág. 26.
Explica un poco sobre los datos de los autores de la división de capítulos y versículos, aunque no menciona
todos los nombres que acá se mencionan.
41
Cfr. Ibíd.

17
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

capital del Imperio Inca42.

Así surgió la actual división en capítulos y versículos. La división de la Biblia en capítulos


y versículos no es de los autores sagrados y por eso algunas personas fanáticas hablan,
alegando que no está inspirada por Dios, sino que es una manipulación de los hombres
y sobre todo de la Iglesia, pero sí la usan y la citan así; lo que es cierto y muy importante,
es que nos ha venido a dar un conocimiento más exacto de las Sagradas Letras, su uso y
sus estudios. Otra cosa importante es que, en esto hay mano tanto católica, como mano
protestante.

INTRODUCCIÓN DEL USO DE CAPÍTULOS Y VERSÍCULOS EN EL TEXTO JUDÍO

La división en versículos fue introducida por primera vez en el texto hebreo por
Sabionetta en cuanto a los Salmos (año 1556), y por Arias Montano en toda la Biblia,
como aparece en la edición llamada Políglota de Amberes (año 1569-1572). La división
en capítulos y versículos facilita y uniforma las citas. Así es más fácil localizar
exactamente un texto, y tener todos, unas mismas referencias43. Sólo en 1572 se publicó
la primera Biblia hebrea con los versículos.

Las Biblias cristianas contienen la totalidad del Tanaj o Antiguo Testamento, junto con
un grupo de textos posteriores cristianos, conocidos como el Nuevo Testamento. Dentro
del cristianismo no hay acuerdo completo sobre el número exacto de libros que debe
tener (con igual reconocimiento) el Antiguo Testamento, es decir, sobre su canon44.

Hasta el siglo XVI se mantuvo en Occidente la traducción latina de san Jerónimo


conocida como "La Vulgata Latina", proveniente del latín vulgar o del latín hablado por
el pueblo, no el latín clásico; que incorporaba tanto el canon judío como aquellos
escritos de la Septuaginta griega. Fue San Jerónimo quien hizo la primera traducción
de la Biblia, de las lenguas originales al latín.

La disposición en capítulos y versículos de la Biblia ha sido el comienzo, de un cada vez


más profundo estudio de este libro. Hoy de la Biblia conocemos hasta sus más pequeños
detalles. Sabemos que sus capítulos son 1.328, que posee 40.030 versículos, que las
palabras en el texto original suman 773.692, que tiene 3.566.480 letras. Que la palabra
Yahvé, el nombre sagrado de Dios, aparece 6.855 veces., que el salmo 117 se encuentra
justo en la mitad de la Biblia. Que, si uno toma la primera letra "t" hebrea en la primera
línea del Génesis, y luego anota las siguientes letras número 49 (49 es el cuadrado de 7)
aparece la palabra hebrea "Torá" (= Ley) perfectamente escrita.

42
Cfr. https://www.aciprensa.com/noticias/un-papa-escribio-en-quechua-la-visita-de-francisco-a-la-
biblioteca-vaticana-97287
43
Cfr. http://es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=200&capitulo=2238.
44
Cfr. http://www.lafecatolica.com/curso-de-introduccion-a-la-biblia-fray-nelson-medina/5019/.

18
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Además, existe otro grupo de libros en el antiguo testamento que algunos no aceptan,
especialmente las sectas protestantes más cerradas o ensimismadas, nos referimos a
los libros deuterocanónicos, que más adelante veremos detenidamente, estos son:
Tobías, Judith, Sabiduría; Eclesiástico; Baruc, 1 Macabeos y 2 Macabeos, en la siguiente
frase se ponen las palabras con que cada libro comienzan: TOJUSAEBAMAMA, para un
uso fácil de memorización.

EL CANON DE LA BIBLIA

La palabra “canon” viene de la lengua griega y corresponde a la expresión “una caña


recta que sirve para sostener derecha alguna cosa”. Para nosotros, es como una regla de
fe para determinar si una cosa es verdadera o falsa; es el criterio dé la verdad de una
afirmación, es la medida, la norma o regla de algo.

Hay cuatro cañones o listas oficiales dé libros dé la Biblia:

1) El canon de los judíos: ellos so lo aceptan 39 libros del Antiguo Testamento. No


aceptan ningún libro del Nuevo Testamento. El nombré qué le dan es Tanaj.

2) El canon de los protestantes: ellos aceptan 39 libros del Antiguo Testamento y 27


del Nuevo. Total: 66 libros.

3) El canon de los católicos occidentales: aceptamos los 46 libros del Antiguo


Testamento y los 27 libros del Nuevo Testamento. En total: 73.

4) El canon de los católicos ortodoxos u orientales (o sea los 200 millones dé


cristianos del Orienté Medio): aceptan, como los cato licos, todos los 73 libros dé la
Biblia.

Cabe preguntarnos: ¿por qué las iglesias cristianas protestantes no aceptan todos los

libros que están en la Biblia católica?

La fijación del canon bíblico constituyó una necesidad para la Iglesia. Era necesario
hacerlo por la universalidad de la única Iglesia, para mantener una misma regla de fe en
todas las iglesias esparcidas por la tierra, era indispensable disponer de un mismo
canon, frente a los herejes que recurrían con frecuencia a libros “secretos” (apócrifos),
era de todo punto de vista necesario delimitar claramente los libros normativos dé la fe,
distinguiéndolos de cualquier otro, fuera apócrifo o no.

El Canon de la Biblia es el catálogo o lista de los libros que la Iglesia considera inspirados
por Dios, llamados, por lo mismo, libros canónicos. Son 73 libros:

➢ 46 del Antiguo Testamento y

19
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

➢ 27 del Nuevo Testamento.

El canon se aplica a toda la Sagrada Escritura, no sólo a unas partes. Es competencia de


la Iglesia determinar cuáles son los libros inspirados y cuáles no, porqué tiene la
autoridad recibida dé Cristo con la asistencia del Espíritu Santo. Además, determina
cuáles son, porque es ella quién los ha escrito a lo largo de los años. La Iglesia no lleva a
cabo ésta operación de modo arbitrario, sino mediante la aplicación de unos criterios
tanto internos como externos, a través de los cuáles le es permitido discernir y
descubrir la regla de la fe y de la verdad en un determinado libro, como en un espejo.

1. La Iglesia y el Canon

Es interesante saber que los 73 libros de la Biblia que tenemos entre manos son fruto
de un discernimiento, inspirado por Dios, que hizo la Iglesia, declarando cuáles libros
son canónicos y cuáles apócrifos (secretos, no inspirados).

La pregunta que salta a la vista es saber quién tiene la autoridad o la capacidad para
decidir si un libro pertenece o no a la Biblia. La Iglesia lo único que hace es atestiguar
que ese libro existente ha sido inspirado por Dios; no es la Iglesia quién inventa los
libros.

¿Por qué corresponde a la Iglesia discernir que ese libro es inspirado por Dios?

Por dos motivos:

a) Porque la Biblia, Palabra de Dios escrita, es fruto de la predicación de la


Iglesia misma: fue la primera comunidad cristiana quien empezó a poner por
escrito su predicación sobré la vida y doctrina de Jesús. Entonces so lo a ella
pertenece la justa interpretación de lo que escribió; como pertenece sólo al autor
de un libro interpretar rectamente lo que escribió en su libro.

b) Porque Jesús entregó a Pedro “las llaves” de su Reino, es decir de su Iglesia, y sólo
él, unido a los apóstoles, por mandato de Jesús, tiene el poder del Espíritu Santo
de discernir la verdad. También los obispos (siempre en comunión con el Papa)
son sujetos de magisterio auténtico y son asistidos por él Espíritu dé Cristo para
explicar y aplicar la Escritura (LG 25). Todo cristiano tiene, sin duda, este
Espíritu de Dios al recibir el bautismo; pero el cristiano, como individuo y
particular, no tiene la función del interpretar la Biblia. Nos dice el Concilio
Vaticano II: “El oficio dé interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o
escrita, ha sido encomendado únicamente al Magisterio dé la Iglesia, el cual lo
ejercita en nombre de Jesucristo. Pero el Magisterio no ésta por encima de la

20
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues


por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha
devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este depósito dé
la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído” (Dei
Vérbum, 10).

De aquí concluimos lo siguiente: la Biblia tiene que considerarse una expresión de la fe


de la Iglesia apostólica. San Agustín afirmaba: “No creería en el Evangelio, si no fuera por
la autoridad de la Iglesia católica que me lo ordena...45”. Y los primeros obispos dé la
Iglesia llamaban a la Biblia: “El libro de la Iglesia”.

Otra conclusión: todo libro inspirado es canónico y no al revés, es decir, la Canonicidad


es efecto de la inspiración. La Iglesia no causa la inspiración, sino que la reconoce al
hacerlo canónico. Es necesario fijar el Canon para que la fe en toda la Iglesia universal
sea “una” y tenga un único criterio. De lo contrario, en vez de Pentecostés, tendríamos
una torré de Babel (como pasa entré algunos protestantes).

Una cita del Concilio Vaticano II aclara el papel de la Iglesia: “La Iglesia, guiada por él
Espíritu Santo y por el magisterio de sus Pastores, es la depositaria y guardiana del
tesoro de la revelación y la única intérprete de la Biblia. El Papa y las damas obispos son
maestros auténticos del Evangelio” (LG 25); es decir, lo explican, lo interpretan y lo
aplican a la vida de los hombres con la autoridad dé Cristo Cabeza.

2. ¿Cuándo fue establecido el Canon de la Biblia?

Desdé los primeros tiempos del cristianismo la Iglesia católica consideraba algunos
escritos como “canónicos” (o inspirados) y otros los rechazo. A éstos últimos los llamo
apócrifos.

La palabra canónico se utilizó por primera vez en el Concilio Nicea en el 350 y en el


Concilio de Laodicea dé Frigia (360). En el canon 59 se establece que “en la asamblea no
se deben recitar salmos privados o libros no canónicos, sino solamente los libros canónicos
del Nuevo y del Antiguo Testamento”. Libros canónicos, por consiguiente, vendría a
equivaler al conjunto dé libros que norman la fe dé la Iglesia.

Las primeras decisiones de la Iglesia en relación al Canon de la Biblia se dieron en el


Concilio de Hipona (África) en él año 393. La última definición fue en el Concilio dé
Trento en 1546.

45
San Agustín, Contra la Carta de Mani llamada “La Fundación”. 5,6

21
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

3. ¿Cuáles son los criterios de Canonicidad?

Responderemos a esta pregunta: ¿Qué criterios tuvo la Iglesia para saber que un libro
es inspirado?, Podemos establecer los siguientes criterios:

Primero, criterios para el Antiguo Testamento:

a) La Biblia de los Setenta (LXX). Es innegable que, al abrirse el cristianismo a


la gentilidad y a la cultura helenística, la Escritura judía utilizada por los primeros
cristianos fue el texto de los LXX. Pues bien, en la Biblia de los LXX esta n incluidos tanto
los libros protocanónicos y los deuterocanónicos del Antiguo Testamento.

b) Uso en el culto: Parece ser que en la liturgia sinagoga se leían cíclicamente,


cada tres años, los libros dé la Toráh y de los Profetas. Con el tiempo la lectura se
extendió también a los Escritos. El uso cúltico de un libro significa un reconocimiento al
menos implícito de su carácter sagrado. Por otra parte, la Iglesia primitiva utilizo la
Biblia judía en el propio culto dominical. Aun colocándonos en un terreno hipotético, es
de suponer que los judíos en la diáspora usarían para su culto todos los libros incluidos
como sagrados en la Biblia dé los LXX.

c) Uso en los escritos del Nuevo Testamento. Es verdad que no todos los libros
del Antiguo Testamento se encuentran citados en el Nuevo, aunque del hecho de no
estar expresamente citados no se deduce que no hayan sido usados y tenidos en cuenta
en la redacción neotestamentaria.

Segundo, para el Nuevo Testamento, tenemos estos criterios:

a) El origen apostólico: es decir, que un libro tenga como autor seguro a un


apóstol o alguno de sus discípulos. Los apóstoles, considerados depositarios de la
revelación n histórica dé Jesús, eran el canon vivo, intérpretes autorizados del mensaje
y del acontecimiento salvífico de Jesús. Durante la segunda mitad del primer siglo, las
Iglesias destinatarias de algún escrito aposto lico lo conservaron celosamente y lo
fueron difundiendo e intercambiando con escritos apostólicos de otras Iglesias. Así lo
expresa claramente San Pablo en Col. 4,16. Poco a poco él canon vivo sé convirtió en
canon escrito.

b) El uso litúrgico que hizo la Iglesia primitiva de ciertos libros; es decir, los
libros qué fueron usados por los apóstoles y las primeras comunidades cristianas en el
culto litúrgico (Hch. 4, 42-46), seguramente son Canónicos. Así lo deja ver en su carta
San Justino Mártir, explicando al emperador el culto cristiano en el año 155 (CEC 1345).

22
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

c) La coherencia: es decir, que la enseñanza de un libro sea coherente con el


resto de la Escritura.

d) La ortodoxia: Ningún libro podía ser auténtico si contenía una interpretación


del misterio de Jesús contraria a la ortodoxa, que se había formados con la tradición viva
de los apóstoles.

e) Listas antiguas del canon: La formación de una lista implica la aceptación de


los libros enlistados como libros de carácter peculiar. En la carta escrita por Atanasio
para la pascua del 367 ya se enumeran sin vacilación todos los libros del Nuevo
Testamento. Esté catálogo, dieciocho años más tarde, él año 385, será aceptado por san
Jerónimo y divulgado por él en occidente a través de su traducción oficial latina, llamada
Vulgata.

Una vez presentados los criterios, está claro que ninguno aisladamente ha bastado a la
Iglesia para determinar la Canonicidad o no de un escrito. Ha sido la conjunción dé
algunos de ellos o dé todos la que ha dado a la Iglesia la certeza, bajo la asistencia y guía
del Espíritu Santo, de estar ante un libro sagrado y por lo tanto del deber de reconocerlo
como tal.

4. ¿Cómo se dividen los libros canónicos?

Los 73 libros inspirados o canónicos de la Biblia se dividen en:

a) Protocanónicos: son aquellos libros que fueron y son considerados


inspirados, sea la religión judía, sea por la Iglesia Católica, como también por las Iglesias
protestantes. Es decir, que su inspiración no ha sido puesta en duda por ninguna Iglesia.
También llamados o conocidos como los libros del primer canon.

b) Deuterocanónicos: son aquellos libros de la Biblia de cuya inspiración se


dudó algún tiempo o por alguna Iglesia en particular.

Son siete libros deuterocanónicos y todos del Antiguo Testamento: 1) Tobías, 2) Judit,
3) Sabiduría, 4) Eclesiástico (Sirácida o Sirácides), 5) Baruc, 6) 1 y 2 Macabeos, 7)
Algunos fragmentos dé Daniel y Esther. Los protestantes no aceptan estos libros.

También son siete deuterocanónicos del Nuevo Testamento: 1) Carta a los Hebreos, 2)
Carta dé Santiago, 3) 2° de Pedro, 4) 2° y 3° dé Juan, 5) Apocalipsis, 6) Mas algunos
versículos de los evangelios: Mc 16, 9-20; Lc 22, 43; Jn 8, 1-1146.

46
¿Por qué? En el tiempo de la Iglesia primitiva existían entre los hebreos dos cánones, o listas de libros
inspirados: un canon palestinense, que constaba sólo de los libros protocanónicos: 39 libros. Y un canon

23
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Algunos especialistas se atreven a afirmar que a inicios del S. III, (año 200), ya en
escritura de Orígenes se retomaban los mismos 27 libros que componen el Nuevo
Testamento, pero al mismo tiempo se tenía un desacuerdo con algunos libros, estos son:
la Epístola a los Hebreos, Santiago, II Pedro, II Juan, III Juan, Judas y Apocalipsis, 47
conocidos como los Antilegómenos, al mismo tiempo que se afirma que ya a mediados
del S. III los 27 libros del habían sido aceptados por toda la comunidad cristina
primitiva48. Esto significa que existen varias hipótesis sobre este hecho.

5. ¿Cómo se formó el Canon del Nuevo Testamento?

Todos, católicos y protestantes, aceptan como inspirados los 27 libros del Nuevo
Testamento. Pero ¿cómo se formó este Canon? Podemos decir que fue gradualmente:

a) Los apóstoles, después de la ascensión de Jesús, cumplieron su mandato dé


“Id a todo el mundo” (Mc 16, 19). Entonces no había nada escrito de la vida y doctrina
de Jesús. Todo era predicación oral, según el recuerdo de los apóstoles y de su
experiencia personal con el maestro, a esto es lo que se le llama: Sagrada Tradición, la
transmisión oral de la palabra de Dios.

b) Los primeros escritos sobré la doctrina de Jesús son algunas cartas de san
Pablo. Estamos en los años 40.

c) Luego se hizo necesario poner por escrito la predicación de los apóstoles,


para conservar el tesoro de la Buena Nueva de Jesús. Nacieron así, poco a poco, todos
los escritos del Nuevo Testamento. Se escribieron también otros escritos piadosos sobré
Jesús, poniendo falsas firmas. La Iglesia entonces definido el Canon: como hemos dicho
el primer canon del Nuevo Testamento fue aprobado en el Concilio dé Hipona (393) y
fue definido en el Concilio de Trento (1546).

alejandrino, que contenía todos los 46 libros. Los protestantes en el siglo XVI quisieron volver al canon
palestinense. La Iglesia cristiana primitiva, por el contrario, haciendo uso del poder que le dejó Jesús, como
depositaria de la verdad, adoptó el Canon alejandrino, desde los primeros siglos. Entre los motivos de esta
elección están los siguientes:
❖ Jesús, de las 37 veces que cita la Escritura, 33 veces lo hace usando la versión del Canon alejandrino.
Además, en el N.T. hay 350 citas del A.T. De éstas, 300 corresponden al Canon alejandrino.
❖ Los apóstoles nombraban a menudo los libros deuterocanónicos, como Sabiduría, Judit, etc.

❖ La traducción de los setenta fue en base al Canon alejandrino. La traducción de los setenta fue la realizada
por 70 sabios de Israel, entre el año 300 y 100 a.C., destinada a los judíos de la Diáspora, es decir, a los
que vivían fuera de su patria.
❖ Los primeros Padres de la Iglesia usaron el Canon alejandrino.
47
Noll, Mark A. (1997), Turning Points. Decisive Moments in the History of Christianity, Baker Academic.
48
Ackroyd, P.R.; Evans, C.F., eds. (1970), The Cambridge History of the Bible 1, Cambridge University Press.

24
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

6. ¿Qué son los libros apócrifos?

Sé llaman apócrifos ciertos libros religiosos, que la Iglesia no ha aceptado como


inspirados, a pesar de que su contenido sea a veces semejante al dé la Biblia. La palabra
apócrifo es griega y quiere decir: “oculto, escondido”.

Tradicionalmente se les ha negado la inspiración y la Canonicidad, porqué la mayor


parte de las Iglesias no aceptaron su origen apostólico, porqué contenían hechos
exagerados e imaginarios, y porqué en algunos puntos no concordaban con la regla de
la fe.

Fueron escritos entré finales del siglo II y él IV, aunque algunos de tales escritos tuvieron
muchísima difusión durante la Edad Media.

¿Cuáles son estos libros apócrifos?

Del Antiguo Testamento tenemos: Libros dé Enoc49, libro dé los Jubileos o “Pequeño
génesis”50, 3 y 4 dé los Macabeos51, oración de Manasés o salmo penitencial, 3 y 4 libro
dé Esdras52, Salmos dé Salomón.

Del Nuevo Testamento tenemos: Evangelio de Tomás, Evangelio de los Hebreos,


Evangelio de Pedro, Protoevangelio de Santiago 53 , La Asunción de María, Carta dé
Nuestro Señor a Abgar, cartas apostólicas, 3° carta dé san Pablo a los Corintios.

7. ¿Cómo saber si una Biblia es católica?

Es bastante fácil distinguir una edición católica dé la Biblia. Hay dos séñales:

a) Por el número de libros. Si él Antiguo Testamento consta dé al menos 46


libros y están incluidos los deuterocanónicos (Tobías, Judit, 1° y 2° de Macabeos,
Sabiduría, Eclesiástico y Baruc), esa Biblia es casi de seguro católica. Digo “casi” ya qué
algunas Biblias protestantes incluyen estos libros al final del Antiguo Testamento.

b) La aprobación eclesiástica. Solo en la Biblia de edición católica se encuentra


en las primeras páginas, es la autorización de la Iglesia, a través de un obispo, que
permite la impresión y garantiza la buena traducción de la edición. El “No hay dificultad”
(Nihil Obstat) y la autorización de un obispo para imprimirla (Imprima tur).

49
Enoc es padre de Matusalén. Y de la frase “Enoc caminó con Dios y luego desapareció” (Gn 5, 24) se pasó a
varios cuentos y mitos sobre él.
50
Donde se cuenta más ampliamente la historia del Génesis, dándole colorido y enseñanza.
51
Contiene leyendas de los tiempos anteriores a los Macabeos y argumentos filosóficos sobre la razón.
52
Escritos de la época cristiana, con interpretaciones bíblicas y exhortaciones apocalípticas.
53
Es quizás uno de los escritos más conocidos y fascinantes sobre la infancia de Jesús y de los apóstoles.
Ejerció gran influencia en la piedad popular. De ahí sabemos los nombres de los padres de María.

25
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Computé a la Iglesia, como asistida que está por el mismo Espíritu Santo, el cual inspiró
a los autores sagrados, el distinguir aquéllos libros en que esta consignada
canónicamente la revelación traída por los profetas y los apóstoles.

EL ANTIGUO TESTAMENTO

El Antiguo Testamento, para la mayoría de las personas cristianas, es la primera parte


de las Biblias cristianas. Contiene el Pentateuco, y otras series de libros históricos,
sapienciales y proféticos. En total se numeran en el Antiguo Testamento 46 libros, que
sumados a los 27 del Nuevo Testamento forman la Biblia con sus 73 libros bíblicos para
las biblias católicas. Está compuesto por 39 libros para los protestantes.

Las denominaciones de Biblia y de Antiguo Testamento (que presupone la existencia de


un Nuevo Testamento) nunca fueron usadas por los judíos de habla hebrea, y tampoco
por algunas confesiones cristianas.

Los judíos dividen los libros del Tanaj en tres grupos distintos: 1) Torá (la Ley), 2)
Nevi’im (los Profetas) y 3) Ketuvim (los Hagiógrafos). Los testigos de Jehová prefieren
la expresión Escrituras Hebreas para referirse a esta colección de libros.

El antiguo Testamento es una parte de la Sargada Escritura de la que no se puede


prescindir, no se puede dejar de lado, ya que es lo que da sentido al Nuevo Testamento;
al Igual que el Nuevo Testamento, sus libros son de inspiración divina y tienen en la
actualidad un valor grande54, pues sigue siendo permanente la Antigua alianza de Dios
con su pueblo. Cristo ha perfeccionado esa alianza, no la ha abolido, sino que la ha
venido a perfeccionar, por esto, el Antiguo Testamento es netamente cristocéntrico.

En el Antiguo Testamento encontramos muy vigente cómo Dios ha preparado a la


humanidad para la venida de su hijo amado Jesucristo, y con ello la salvación de todo el
género humano, de tal forma que, se ha elegido un pueblo de su propiedad y a quien le
hizo unas promesas. También Dios hizo un pacto con Abrahán, nuestro padre en la fe y
luego otro con Moisés, en las tablas de la ley, donde encontramos los mandamientos y
ante ellos se reveló de una forma magnífica con obras y palabras, obras que cumplían y
reafirmaban las palabras dadas por medio de los profetas que hablaban por él, y donde
se mostraba como único Dios vivo y verdadera. Esto es a lo que llamamos la economía
de la salvación, que se conserva como verdadera palabra de Dios preanunciada, narrada
y explicada por los autores sagrados, y la encontramos en los libros del Antiguo
Testamento, para que aprendamos de ello 55; y así nos lo dice san pablo: “Pues todo

54
Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica.N°121.
55
Cfr. CVII. Constitución Dogmática “Dei Verbum”. N° 14.

26
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

cuanto está escrito, para nuestra enseñanza, fue escrito, a fin de que por la paciencia y por
la consolación de las Escrituras estemos firmes en la esperanza" (Rom 15,4).

El Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 122 nos dice lo siguiente: “el fin
principal de la economía antigua era preparar la venida de Cristo, redentor universal". Y
en los documentos del Concilio Vaticano II también se nos dicen algunas cosas de mucha
importancia, leemos lo siguiente en ellos: "Aunque contienen elementos imperfectos y
pasajeros", los libros del Antiguo Testamento dan testimonio de toda la divina pedagogía
del amor salvífico de Dios: "Contienen enseñanzas sublimes sobre Dios y una sabiduría
salvadora acerca del hombre, encierran tesoros de oración y esconden el misterio de
nuestra salvación" (DV 15).

Es por esto mismo es que, para nosotros los cristianos, el Antiguo Testamento es
verdaderamente Palabra de Dios, divinamente inspirada, y la Iglesia nos enseña que no
se puede prescindir de él, pues en él encontramos toda la historia de la salvación y toda
la economía de la salvación del hombre, por medio de los profetas y de los misterios y
designios de Dios para con su pueblo elegido. Pero de manera más importante aún,
encontramos ahí profetizado al Hijo de Dios vivo que nos viene a dar la plenitud del
Antiguo Testamento, el cual no ha quedado abolido por Cristo, sino confirmado por y
perfeccionado por él56.

Por consiguiente, tenemos que recibir con amor y agrado, con mucha devoción los libros
del Antiguo Testamento, y el Concilio Vaticano II, nos lo dice de esta manera: “Los
cristianos han de recibir devotamente estos libros, que expresan el sentimiento vivo de
Dios, y en los que se encierran sublimes doctrinas acerca de Dios y una sabiduría salvadora
sobre la vida del hombre, y tesoros admirables de oración, y en los que, por fin, está latente
el misterio de nuestra salvación”57.

TRADICIONES Y GÉNEROS LITERARIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

El Antiguo Testamento es un texto muy complejo, por estar compuesto por libros
escritos en múltiples géneros literarios y en distintas épocas históricas del pueblo
hebreo. En cuanto a la mayoría de los libros, se pueden reconocer cuatro tradiciones
literarias que los componen, de acuerdo con la hipótesis documentaria58:

• Yahvista, cerca del año 950 a.C, que hace uso del término Yahveh para referirse a
Dios, al que presenta con bastantes rasgos antropomórficos, (es decir, con

56
Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica. N° 123.
57
C.V II. Constitución Dogmática “Dei Verbum”. N°15.
58
Cfr. http://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3tesis_documentaria.

27
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

características y actividades humanas), manifestado de forma humana. Este género


es probablemente propio del reino hebreo del sur o de Judá.

• Elohísta, cerca del año 850 a.C, que hace uso del término Elohim para referirse a
Dios, al que presenta más simple. Este género es probablemente propio del reino
hebreo del norte o de Israel.

• Deuteronómica, cerca del año 621 a.C, que se centra en el cumplimiento de la Ley,
por haber sido escrita en lo que algunos han identificado como el hallazgo de la Ley
en tiempos del rey Josías, en Jerusalén durante un periodo de reforma religiosa.
Precisamente el libro del Deuteronomio pertenece a este género59.

• Sacerdotal, cerca del año 450 a.C, que se centra en cuestiones del culto judaico por
los sacerdotes de Aarón, y que incluye el relato que se encuentra al principio de todo
el Antiguo Testamento: la primera versión de la Creación en el libro del Génesis (la
segunda versión de la Creación viene inmediatamente después y es de tradición
yahvista).

Se pueden reconocer los siguientes géneros literarios60 en el Antiguo Testamento:

• Histórico: Abarca todos los textos en forma de relato. Incluye: historias reales,
noveladas y ficticias; relatos populares (mitos, leyendas, sagas, cuentos); datos
informativos, y biográficos; relatos que anuncian la venida del Mesías.

• Ley: Colecciones de normas y preceptos por los que se regía el pueblo hebreo, tanto
en lo civil como en lo religioso.

• Profecía: Dichos y discursos pronunciados por un profeta (mensajero que habla en


nombre de Dios). Incluye oráculos, relatos biográficos, visiones y acciones
simbólicas.

• Lírica: Textos poéticos, generalmente en verso, que expresan sentimientos y


vivencias profundos. Incluye cantos de amor, elegías de dolor, poemas de oración.

• Sabiduría: Colecciones de sentencias, proverbios, alegorías y refranes que expresan


de forma popular y razonada la experiencia de vida propia del sabio61.

59
Un buen resumen de la teoría que se menciona, su claro desarrollo y la crítica que ha recibido esta hipótesis se
puede encontrar en: Soggin, Alberto (1987). Introducción al Antiguo Testamento. Brescia: Paideia Publishing. ISBN
88-394-0399-X.
60
Cfr. Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, Curso de Biblia, Pág. 10.
61
El desarrollo de los géneros literarios que se suponen incluidos en los textos del Antiguo Testamento, así como su
relación con los géneros literarios usados en aquel entonces en Oriente se puede consultar en la obra de Robert y
Feuillet A. Robert y A. Feuillet (1965). Introducción a la Biblia. Barcelona: Editorial Herder, pág, 137ss.

28
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

LOS LIBROS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

No sabemos con una total verdad ni seguridad cuándo fue que comenzaron los judíos a
reunir los Libros Sagrados en las colecciones que ahora conocemos. Pero sí sabemos
con total seguridad que los judíos tenían unos libros que consideraban como sagrados
y los rodeaban de gran veneración.

Cuando fue definitivamente cerrado el canon judío de los Libros Sagrados lo ignoramos
en cierta manera, porque existen aproximaciones no fechas exactas. Para algunos sería
en tiempo de Esdras y Nehemías (s. V a.C.); para otros, en la época de los Macabeos (s.
II a.C.).

Lo que si tenemos como seguro es que los judíos tenían en el siglo I de nuestra era una
colección, un grupo de libros Sagrados, que consideraban como inspirados por Dios, y
contenían la revelación de la voluntad divina expresada a los hombres, de forma
especial por Abrahán, Moisés y los profetas. En este sentido tenemos testimonios
clarísimos de Flavio Josefo62, del cuarto libro de Edras63 y del Talmud64.

Jesucristo, los apóstoles y la Iglesia primitiva recibieron de los judíos el canon del
Antiguo Testamento. Por consiguiente, parece conveniente estudiar los testimonios
históricos que han llegado hasta nosotros acerca de la formación del canon del Antiguo
Testamento.

Los libros del Antiguo Testamento son 46 y se encuentran divididos de la siguiente


manera65 y se encuentran divididos de la siguiente manera:

PENTATEUCO O TORÁ (LEY)

Génesis: El libro del Génesis relata la historia de la creación del mundo, el relato de la
caída de Adán del jardín del Edén, la narración del Diluvio Universal, la historia de
la Torre de Babel, el llamado del patriarca Abraham y la aparición de las 12 tribus de
Israel que terminarían viviendo en Egipto.

62
Contra Apion 1,8.
63
4 Esdr 14,37-48.
64
Talmud de Babilonia (Baba bathra 14b-15a).
65
Ver http://www.lafecatolica.com/curso-de-introduccion-a-la-biblia-fray-nelson-medina/5019/.

29
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Éxodo: Los principales hechos del libro giran alrededor de la partida de los esclavos
hebreos de Egipto, bajo el liderazgo de Moisés, y culmina fervorosamente con la entrega
de la Sagrada Torá o ley de los mandamientos en el monte Sinaí.

Levítico: Este libro trata los temas de las leyes referidas a los sacrificios, la consagración
de los sacerdotes y las leyes referidas a la pureza y santidad; mayormente
mandamientos para los grupos levitas y sacerdotales.

Números: Este libro narra los mandamientos dados durante las estancias en el Sinaí, el
desierto de Qades-Barnea y los llanos de Moab.

Deuteronomio: Este libro relata lo que sucedió desde la entrega de las Tablas de la
Ley hasta la llegada a los llanos de Moab. Es considerado el discurso final de Moisés
antes de morir.

LIBROS HISTÓRICOS

Libro de Josué: Este libro narra la conquista de la Tierra Prometida y el reparto


que Josué efectúa entre las diversas tribus. Luego trata algunos temas de la Asamblea
de Siquem y de las disposiciones de Josué. Es considerado libro profético en el canon
judío.

Libro de los Jueces: Narra el período que va desde la muerte de Josué hasta el
nacimiento de Samuel, un tiempo en que el pueblo de Israel ha abandonado su vida
nómada y acaba de instalarse como semisedentarios primero y agricultores luego,
habitando en casas de material o chozas de adobe. Es considerado libro profético en el
canon judío.

Libro de Rut: El libro narra la historia de Elimélec, un efrateo de Belén de Judá que
emigró con su familia al país de Moab. Su mujer se llamaba Noemí y sus hijos, Majlón y
Quilión. Al morir Elimélec, sus dos hijos se casaron con Orpá y Rut de Moab,
respectivamente.

Primer Libro de Samuel: Este libro cuenta la historia de Samuel y del reinado del rey
Saúl hasta su muerte, incluyendo la guerra de los israelitas contra los filisteos y la gran
hazaña del pastorcillo David al derrotar al gigante Goliat. Es considerado libro profético
en el canon judío.

Segundo Libro de Samuel: siendo la continuación de I Samuel, cuenta la historia de


Israel a partir de la muerte del rey Saúl y el subsiguiente reinado de David, con un
suplemento al final.

Primer Libro de los Reyes: Este libro cuenta la historia del reinado de Salomón, hijo
de David y de los reinos de Judá e Israel.

30
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Segundo Libro de los Reyes: En este libro continúa la historia de los reinos de Judá e
Israel desde la muerte de Salomón hasta la caída de Samaria y de Jerusalén, cabe
resaltar que todos los reyes israelitas hicieron lo malo a los ojos de Dios, entre ellos,
Jeroboam, Omrí, Ahab y Jezabel, Oseas y Joacaz. También relata los milagros del
profeta Eliseo y al final del libro se continúa la historia para culminar en el Exilio
de Babilonia.

I Crónicas o I Paralipómenos: Este libro en particular narra el período comprendido


desde los orígenes hasta la muerte de David. Cuenta la historia desde Adán hasta Saúl
en su primera mitad y luego la de David.

II Crónicas o II Paralipómenos: Este libro en particular narra el período comprendido


entre la muerte de David y la liberación final. Cuenta la historia de cada rey de manera
muy esquemática y no exhaustiva, indicando en general: nombre del padre, nombre de
la madre, duración del reinado, sucesor, lugar de la sepultura, principales
acontecimientos y sincronía de cada uno de los reyes de Israel.

Libro de Esdras: Esdras trata especialmente de la reconstrucción del Templo y de la


organización legal del judaísmo.

Libro de Nehemías: este libro narra la reconstrucción de las murallas de Jerusalén, el


arreglo del templo y las reformas llevadas a cabo por Nehemías.

Libro de Tobías: Éste no es un libro canónico, aunque aparece en el canon católico


romano, no es aceptado por la mayoría de las denominaciones protestantes ni tampoco
por los judíos. Este libro relata el acompañamiento que el arcángel Rafael hace a un
joven lleno de fe, que va a buscar esposa y finalmente se casa luego de sortear enormes
dificultades con la ayuda del ángel enviado por Dios. Es una apología de los valores
familiares y humanos.

Libro de Judit: El libro cuenta la historia de Judit hija de Merari en plena guerra de
Israel contra el ejército asirio.

Libro de Ester: Es de gran valor entre el pueblo judío, ya que narra la salvación de los
judíos de un exterminio inminente preparado por Haman el amalecita. Dicha salvación
se conmemora con la fiesta de Purim.

I Macabeos: Es un libro apócrifo. Macabeos narra el intento de helenizar por la fuerza


a los judíos por parte de Antíoco IV Epífanes. Ha sido impugnado por todos los autores
protestantes, y no forma parte del canon de la Biblia judía.

II Macabeos: El libro se centra en dos fiestas religiosas: la Dedicación del Templo luego
de su reconstrucción (Jánuca), y el día en que Nicanor asedia el templo. También cuenta

31
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

la historia de Heliodoro, y el martirio de Eléazaro, y de los siete hermanos y su madre.


Al igual que I Macabeos, se trata de un libro apócrifo.

LIBROS SAPIENCIALES

Libro de Job: Éste libro, cuenta la historia de Job (Biblia), un hombre justo y temeroso
de Dios que es probado duramente para ver si negaba a Dios y se apartaba de él.

Libro de los Salmos: Este libro contiene salmos y oraciones, mayormente del
rey David.

Proverbios: son las enseñanzas de la filosofía teológica que enseñan al hombre a ser
como los sabios y a vivir en consecuencia.

Eclesiastés: Es el compendio de las meditaciones de Salomón. Tras investigar la vida y


ver que todo es vanidad, discurre que lo único importante en la vida es guardar la
Palabra de Dios, por la cual seremos juzgados.

El Cantar de los Cantares: Trata de dos amantes, Salomón y Sulamit, que han sido
obligados a separarse.

Libro de la Sabiduría: Es un libro deuterocanónico y Pseudo-epigráfico. Este libro se


dirige a los hermanos de su autor alertándolos sobre la ruina a los que los conducirán
la idolatría y el ateísmo si se dejasen llevar por ellos.

Libro del Eclesiástico: El libro está dirigido a los judíos piadosos que quieran vivir la
vida según la Ley, sin olvidar a los paganos que quieran saber lo que les espera al
convertirse en buenos judíos.

LIBROS PROFÉTICOS

Profetas mayores

Libro de Isaías: Este libro contiene profecías con muy vivos destellos de tempranos
sueños y aspiraciones de una redención universal para todos los pueblos de la tierra. La
exégesis moderna lo divide en al menos tres grandes colecciones de poemas proféticos
(Capítulos 1-35, 40-55 y 56-66), y un apéndice histórico (Capítulos 36-39), en parte
paralelo o retomado de partes o pasajes de II Reyes.

Libro de Jeremías: Este libro contiene la historia y profecías de Jeremías, un hidalgo


judío sumamente sensible, que desde muy joven se sintió obligado a concienciar al

32
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

pueblo de la necesidad de ser fieles y obedientes ante Dios. De manera insistente


profetizó el exilio y destierro del pueblo y de los reyes de Judá por Nabucodonosor de
Babilonia, por lo que muchas veces se metió en problemas con las autoridades civiles y
religiosas del Reino de Judá.

Lamentaciones: Este libro contiene cuatro lamentaciones acróstico-alefáticas, y una


oración, escritas con motivo de la devastación de Jerusalén tras caer en las manos de
Nabucodonosor II. Evocan vivamente los horrores del sitio, caída y destrucción de
Jerusalén, y la insondable pena de ver a los judíos humillados, marchando hacia el exilio,
llevados como ovejas por los conquistadores babilonios.

Libro de Baruc: Baruc o Baruj es un libro deuterocanónico. Es un texto agregado en el


canon católico. Es una serie de documentos adscriptos a Baruc o Baruj, escriba y
secretario del profeta Jeremías, en donde se alecciona a los judíos sobre cómo afrontar
y sobrellevar el exilio y cautiverio con responsabilidad y dignidad, y lealtad al Señor.
Numerosos autores, así como editores de los escritos bíblicos, presentan como un
cuerpo de texto independiente del cuerpo de este libro de Baruc, el Capítulo 6, que
contiene una Epístola adscripta al profeta Jeremías.

Libro de Ezequiel: En la introducción, Dios entrega al profeta los lineamientos de su


misión profética, mientras que los capítulos siguientes detallan una larga serie de
amenazas y futuros castigos para Jerusalén y Judá, para los falsos profetas y, en general,
para todos los judíos que han pecado antes de la invasión de Nabucodonosor.

Libro de Daniel: Este libro es la suma de hasta doce distintos documentos que relatan
historias y visiones adscriptas a Daniel, un sabio y consejero judío del exilio que prestó
sus servicios en las cortes de reyes babilonios. En el canon judío, el libro de Daniel no
es considerado parte de los libros de los Profetas, sino como parte de los Ketuvim.

PROFETAS MENORES

Libro de Oseas: Este libro relata una profecía que se divide en dos partes.

Libro de Joel: El libro de Joel se encuentra dividido en dos partes claramente


diferenciadas. En la primera, una devastadora plaga de langostas destruye el país,
produciendo una celebración penitencial entre las víctimas. La segunda parte trata
acerca de los frutos de la penitencia y de la liberación que anuncia una redención futura.

Libro de Amós: Este libro da un mensaje de advertencia hacia las naciones paganas y a
los pecadores de Judá e Israel ya que serán juzgados por Yahvé (Dios) y castigados, pero
eventualmente podrían ser perdonados.

33
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Libro de Abdías: El libro de Abdías profetiza la venganza de Yahvé contra Edom, que
llegará en 312 con su conquista por parte de los árabes.

Libro de Jonás: El libro da cuenta del profeta Jonás y una historia bien conocida en la
cual Dios manda a Jonás profetizar o predicar al pueblo de Nínive para persuadirlos de
arrepentirse o recibir destrucción.

Libro de Miqueas: Este libro trata sobre el castigo de Dios sobre el reino del norte por
pecados como: idolatría, adoración de Baal, sacrificios, rituales de niños, magia y
encantamientos.

Libro de Nahúm: Nahúm profetiza la destrucción de Nínive, que simboliza la liberación


de todas las esclavitudes.

Libro de Habacuc: Este libro narra los días finales del Imperio Asirio y el principio del
dominio de Babilonia a escala mundial bajo Nabopolasar y su hijo Nabucodonosor.

Libro de Sofonías: El libro de Sofonías es una invitación a la penitencia y una


afirmación del amor de Dios hacia el pueblo.

Libro de Ageo o Libro de Hageo: Este libro trata principalmente de la reconstrucción


del Templo y se divide en cuatro discursos o sermones que se encuentran en orden
cronológico.

Libro de Zacarías: Este libro habla principalmente sobre la restauración del Templo y
de Jerusalén y de la coronación del Sumo sacerdote Josué.

Libro de Malaquías: Este es el último libro del Antiguo Testamento que reprocha las
actitudes de las familias al separarse y el comportamiento de los sacerdotes por el no
cumplimiento al culto divino.

LOS LIBROS DEUTEROCANÓNICOS

Los deuterocanónicos son textos y pasajes del Antiguo Testamento, de la Biblia


cristiana, que no están incluidos en el Tanaj judío hebreo-arameo; pero que sí se
incluyen en la Biblia Griega, Alejandrina o de los setenta (LXX), llamada Septuaginta,
datada entre los años 280 y 30 a.C, el texto utilizado por las comunidades judías e
israelitas de todo el mundo antiguo más allá de Judea, y luego por la iglesia cristiana
primitiva, de habla y cultura griega66.

66
Cfr. http://apologetica.org/site/index.php.

34
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Se llaman deuterocanónicos, es decir, del segundo canon o del otro canon, estos libros
son: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, 1° y 2° Macabeos. Estos libros no se
encuentran en la Biblia hebrea o Tanaj, tal como lo fijaron los rabinos judíos de fines del
siglo primero de la era cristiana, pero si estaban como parte de la de la versión griega
llamada de los setenta (LXX) o llamada Septuaginta. Fue la versión usada en un principio
por los judíos de habla griega y por los primeros cristianos.

A los libros de la Biblia hebrea se les llamó también protocanónicos, es decir del primer
canon o primera lista, la inclusión de los libros deuterocanónicos dentro del Antiguo
Testamento ha sido el objeto de grandes discusiones desde tiempos muy antiguos, de
tal forma que, los judíos de habla hebrea terminaron por excluirlos dándoles el nombre
de apócrifos que significa escondidos, algunas iglesias han hecho lo mismo dándoles el
nombre de deuterocanónicos, del segundo canon.

La Iglesia católica los reconoce como inspirados y como parte integrante de las Sagradas
Escrituras y algunas iglesias protestantes los reconocen como libros provechosos para
la lectura privada, aunque no como base doctrinal o de enseñanza.

A la hora de colocarlos en la Biblia, algunas veces van entre los libros protocanónicos,
otras veces van como un grupo de libros bien identificados, aparte, pero siempre antes
del Nuevo Testamento, pero como un apéndice de libros.

Los libros que se discuten por algunas iglesias protestantes, incluidos en un canon, pero
no en otros, a menudo se llaman apócrifos bíblicos (escondidos), un término que se
utiliza a veces para describir específicamente los libros incluidos en los cánones
católicos y ortodoxos que están ausentes en el texto masorético judío y en las biblias
protestantes más modernas, pero que para nosotros tienen el nombre de
Deuterocanónicos.

Los católicos, siguiendo el Canon de Trento (1546), describen estos libros como
deuterocanónicos, mientras que los cristianos ortodoxos griegos, tras el Sínodo de
Jerusalén (1672), utilizan el nombre tradicional de “anagignoskomena”, que significa "lo
que ha de ser leído". También están presentes en algunas versiones protestantes
históricas: la Biblia alemana de Lutero incluía tales libros, al igual que la Biblia del rey
Jacobo (1611)67 Y la Reina Valera original también los incluía.

Entre los libros del Antiguo Testamento, según la Biblia Católica, se encuentran los
llamados deuterocanónicos, que son siete: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc,

67
Los Treinta y nueve artículos fundacionales del anglicanismo, en su artículo VI, afirman que estos libros apócrifos
no deben ser usados "para establecer doctrina alguna", pero sí "leídos como ejemplo de vida". Aunque los apócrifos
bíblicos se siguen utilizando en la liturgia anglicana. La tendencia moderna consiste en no imprimir apócrifos del
Antiguo Testamento en las ediciones de Biblias anglicanas.

35
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

1° y 2° de los Macabeos; estos libros han dado una gran discuta entre la Iglesia Católica
y algunas Iglesias protestantes fanáticas.

El caso de estos libros y su aparición en unas biblias y no en otras es por las siguientes
razones, la explicación es la siguiente: desde el siglo III, antes de Cristo, ya existía una
variación en el Antiguo Testamento de esos libros para los hebreos, no es nada nuevo,
algunos dicen que Martín Lutero se los quitó y otros que la Iglesia los puso, son dos
opiniones erróneas, ignorantes y equivocadas.

La cuestión es esta: había un grupo de judíos de habla griega, que no podían leer las
Escrituras en hebreo, sino que por tal razón no las tenían en plenitud. En vistas a este
amor a las Escrituras, en el S.III a.C, mandan a llamar a setenta ancianos judíos, para que
estos tradujeran las escrituras del arameo y del hebreo al griego y que, por consiguiente,
por ser los mismos ancianos hebreos los traductores, esa traducción guardara su valor
y su sentido original de Palabra de Dios. A esta traducción se le dio el nombre de canon
griego, alejandrino o de los setenta, o también se le conoce como la Septuaginta, porque
fueron setenta ancianos, lo tradujeron a la lengua griega y fue en la ciudad de Alejandría,
Grecia.

Esto nos viene a corroborar que, en el S.III a.C ya existían un canon hebreo con 39 libros
y un canon griego con 46 libros, ambos cánones definidos por los ancianos judíos, por
los mismos judíos que conocían a la perfección el canon hebreo o palestinense y que
por haber realizados ellos esa traducción, también la aprobaban como sagrada e
inspirada.

La versión griega de los Setenta, ejecutada en Alejandría, Egipto, entre el 300-130 a.C.,
contenía, además de los libros protocanónicos, es decir los aceptados por todos,
recibidos por todos los judíos, otros siete libros llamados deuterocanónicos: Tobías,
Judit, Sabiduría, Eclesiástico Baruc, 1° y 2° de los Macabeos, y fragmentos de Ester
(10,4-16,24) y Daniel (3,24-90; 13; 14) que estaban escritos en griego.

La naciente Iglesia cristiana, ya desde los tiempos apostólicos, recibió, entre los Libros
Sagrados, los deuterocanónicos, sin hacer distinción alguna entre libros
protocanónicos, que son los normalmente aceptados por todos los judíos, y los
deuterocanónicos, que son los siete que los judíos no aceptan, so pretexto de no ser
inspirados por Dios, más aún, en el Nuevo Testamento se encuentran varias citas
referentes a estos libros deuterocanónicos, veremos más adelante algunas de ellas.

De este modo, el canon de los judíos alejandrinos, es decir el canon griego de 46 libros,
se convirtió en el canon de la Iglesia católica, ya que es el canon utilizado por la Iglesia
desde todos los tiempos, aún más, cuando Jesús ha citado el Antiguo Testamento en su
vida pública, la mayoría de las citas o textos citados, corresponden al canon griego o

36
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Alejandrino y no al hebreo o palestinense. Otro punto importante es, resaltar que uno
de los más grandes evangelizadores era San Pablo, que era griego y que era un experto
en la Escritura, por lo que la mayoría de las comunidades cristianas recibieron la
Palabra de Dios de San Pablo y del canon griego.

Pero hay una duda muy grande, porque los judíos de habla hebrea no aceptaron estos
libros deuterocanónicos. Esta diferencia entre los judíos de palestina y los judíos
griegos se explica fácilmente de esta manera:

1) Para los judíos esta es una cuestión de lenguaje, ya que para los judíos lo que es
inspiración divina tiene que ser en lengua hebrea o aramea. Por este motivo es que,
las partes o libros escritos en griego ellos no los reconocen como inspirados por
Dios, pero al mismo tiempo hay que decir que no son todos, sino una parte de los
judíos, los más fanáticos.

2) Otro motivo fue, que en el año setenta d.C, cuando el general Tito invadió palestina,
los judíos, que estaban de la mano con los romanos, quisieron diferenciarse con los
judíos cristianos, perseguida por el imperio, la Iglesia naciente que comenzaba a
crecer. Por tanto, los judíos de habla hebrea, utilizaron el canon hebreo o
palestinense, y los cristianos utilizaron el canon griego, alejandrino o de los setenta,
para diferenciar la doctrina de unos con otros, ya que los judíos tomaban a los
cristianos como una secta que comenzaba a crecer y a reproducirse y a la que el
imperio perseguía mucho.

No hay ninguna duda que la versión griega, alejandrina, llamada de los Setenta, contenía
los siete libros deuterocanónicos o del segundo canon. El lugar que ocupan en el canon
de los Setenta no es al final, como si fueran un apéndice o de un género inferior, sino
que están mezclados con los libros protocanónicos o los libros aceptados por los judíos
palestinos. Lo cual parece ser en un principio claro de que se les reconocía la misma
autoridad y dignidad, y que además se les daba el mismo valor, no eran menospreciados
por los judíos griegos y tampoco por los ancianos que los tradujeron al griego. Tampoco
hay ninguna duda que estos libros deuterocanónicos eran utilizados por los primeros
cristianos, es decir, por la Iglesia primitiva y, por consiguiente, la Iglesia los ha usado
siempre y los ha tomado como inspirados.

Además, se tienen pruebas bien estables y fundamentadas, que son testimonios que nos
demuestran que la mayor parte de los deuterocanónicos del Antiguo Testamento eran
leídos y venerados por los judíos palestinenses y de la diáspora, los que estaban fuera
de palestina. Podemos mencionar las siguientes:

37
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

El Eclesiástico: fue escrito en hebreo y conservado durante mucho tiempo en esta


lengua68. En algunos lugares incluso se le cita como escritura canónica69. De este dónde
parece deducirse que, en la antigüedad el Eclesiástico fue tenido como canónico, al
menos por ciertos círculos de judíos de habla hebrea, es decir de judíos palestinos y por
la totalidad de judíos de habla griega, es decir los alejandrinos o griegos, en fin, los de
la diáspora.

Tobías y Judit: eran muy leídos por los judíos, como se ve por los Midrashim, en donde
se les comenta 70. En tiempo de San Jerónimo, todavía se usaba el texto arameo o el
hebreo de estos libros.

Baruc: era leído públicamente por los judíos, aun en el siglo IV, en el día de la Expiación,
según el testimonio de las Constitutiones apostolicae 71 . Además, la versión griega de
Baruc fue hecha por el mismo autor que hizo la de Jeremías 29-41. En consecuencia,
Baruc parece que ya estaba unido a Jeremías cuando hicieron la versión griega de este
último.

El °1 de los Macabeos: según el testimonio del Talmud babilónico, era leído entero en
la fiesta de las Encenias o de la dedicación del templo (Hanukkah)72. También es citado
por Flavio Josefo73, y en tiempo de Orígenes74y de San Jerónimo se conservaba aún el
texto hebreo del 1 Mac75.

El 2° de los Macabeos: fue escrito originariamente en lengua griega, por cuyo motivo
es menos citado por los escritores judío-palestinenses.

El libro de la Sabiduría: cuya lengua original también fue el griego, es citado varias
veces en el Nuevo Testamento 76, lo cual supone que era conocido de los judíos. San
Epifanio nos da a conocer en sus escritos que, los judíos de su tiempo (s. IV d.C)
disputaban acerca del libro de la Sabiduría (San Epifanio, Haer. 8,6.). Lo que parece
indicar que algunos admitían su canonicidad, como se deduce de algunas de las palabras
de San Eustacio de Antioquía (cfr. C. Orig. 18).

68
En una Antigua sinagoga de El Cairo se encontró una gran parte del texto hebreo del Eclo, entre los años 1896-
1900.
69
Talmud babilónico, Erubin 65a; ibid. baba kama 92b.
70
Los Midrashim son una exposición libre y a veces arbitraria del texto bíblico.
71
Const. Apost. 5,20.
72
Hanukkah significa “consagración”. Ver 1 Mac 4.
73
Contra Apión 1,1.
74
En Eusebio, Hist. Ecl. 6,25.
75
San Jerónimo, Prol. Gal.
76
Sab 2,13.18 = Mt 27,43; Sab 3,8 = 1 Cor 6,2; Sab 4,10 = Heb 11,5; Sab 5,18-21 = Ef 6,14.16s; Sab 6,4.8 = Rom 2,11;
13,1; Sab 12,24-15.19 = Rom 1,19-32.

38
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

De todo lo dicho, se puede llegar a la conclusión que, los deuterocanónicos del Antiguo
Testamento, gozaban de una gran autoridad entre los judíos palestinenses. Esto no
quiere decir, sin embargo, que los considerasen totalmente como canónicos. Lo más
claro parece ser que los libros deuterocanónicos fueron recibidos en el canon de las
Sagradas Escrituras por los judíos helenistas o griegos, independientemente de los
judíos palestinenses o hebreos y que la comunidad cristiana primitiva los heredó.

Más tarde la Iglesia, guiada por la autoridad de Jesucristo y de los apóstoles, aprobó este
canon y lo hizo suyo, como veremos en su lugar. De este modo, el canon más amplio de
los judíos alejandrinos se vino a convertir en patrimonio de la Iglesia instituida por
Cristo y predicada por los apóstoles. La Iglesia en su elección no se dejó guiar por el
espíritu particularista de los fariseos, sino por el espíritu universalista de Jesucristo y
de los apóstoles.

EL NUEVO TESTAMENTO

Llamamos “Nuevo Testamento” a la colección de los 27 libros inspirados 77 , escritos


después de la resurrección de Jesús. A través de ellos conocemos a Jesús y la vida de la
Iglesia en sus inicios, la Iglesia primitiva como también se le llama.

El Nuevo Testamento, es la parte de la Biblia cristiana compuesta por un conjunto


canónico (autorizado) de libros y cartas escritas después del nacimiento de Jesús de
Nazaret. Se le designa así desde Tertuliano en la Iglesia cristiana. Al contrario con
el Tanaj hebreo, llamado por los cristianos Antiguo Testamento, los cristianos, a
excepción de los llamados judíos mesiánicos, no tienen el Nuevo Testamento en común
con los judíos.

El uso del término “testamento” proviene del vocablo hebreo berith (alianza, pacto,
convenio o disposiciones entre dos contratantes), a través del griego diatheké, y
del latín testamentum.

Algunos autores presentan los nombres Antiguo y Nuevo Testamento con que se
designa las dos grandes secciones en que se divide la Biblia cristiana como el resultado
de un error de interpretación de la palabra diatheké, que significa: “deseo” o “voluntad”,
y también “acuerdo” o “convenio”. Con este criterio diatheké en griego haría referencia:
al antiguo y al nuevo convenio de Dios con los hombres, más que a las Escrituras
mismas.

77
Son éstos: los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las trece cartas de Pablo, la carta a los Hebreos, la
carta de Santiago, las dos cartas de Pedro, las tres cartas de Juan, la carta de Judas, y por último, el Apocalipsis.

39
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Todo el Nuevo Testamento gira alrededor de esta “Buena Noticia”: Jesús de Nazaret,
nacido de Santa María Virgen, por obra del Espíritu Santo, es el Salvador, el Mesías, el
Hijo de Dios y Hombre verdadero; ha muerto y resucitado para dar a los hombres una
Vida Nueva y para enseñar el camino que conduce a la verdad de nuestra vida y de
nuestro destino, que es la gloria del Padre, junto a Cristo Jesús y fundador de la Iglesia
predicada por los apóstoles.

Los libros del nuevo testamento primero estaban escritos en griego, luego en el Siglo
III d.C, fueron traducidos al latín por San Jerónimo, en la primera traducción de la Biblia,
a la que se le dio el nombre de “Vulgata Latina”.

Los acontecimientos narrados en el Nuevo Testamento van desde el nacimiento de Jesús


hasta el año 60-65. Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos desde el año 51
(carta de san Pablo a los Tesalonicenses) hasta el año 90-100 (Apocalipsis y carta a los
hebreos). Los escritos del Nuevo Testamento nacen dentro de los primeros grupos
cristianos organizados en comunidades, surgidas en las poblaciones principales del
imperio romano, sobre todo, en las provincias romanas desde Roma hacia Oriente:
Italia, Macedonia, Acaya, Asia, Galacia, Cilicia y Siria; es decir, en una zona de cultura
helenística, cuya lengua era el griego común78, lengua en la que están escritos todos los
libros del Nuevo Testamento.

EL NUEVO TESTAMENTO EN ESPAÑOL

Por siglos la Biblia fue el libro de mayor distribución en España, habiendo disponibles
copias manuscritas en latín y, por varios siglos, hasta en la lengua gótica. Diversas
historias bíblicas, salterios (o salmos), glosarios, relatos morales y obras similares se
convirtieron en libros de mayor venta de la época. Copistas adiestrados reprodujeron
concienzudamente exquisitos manuscritos bíblicos. Aunque a 20 escribas les tomaba
todo un año producir un solo manuscrito de primera clase, muchas Biblias latinas y
millares de comentarios sobre la Biblia latina circulaban en España para el siglo XV.

Cuando el idioma español empezó a desarrollarse, surgió interés en tener la Biblia en el


lenguaje vernáculo. Para el siglo XII la Biblia se tradujo al romance o español antiguo, el
lenguaje que hablaba la gente común.

Posteriormente por una herejía que vino a terminar en la disidencia de valdenses,


lolardos y husitas, se vino a tomar que, por precaución, que por esta mencionada
herejía, la Iglesia prohibiera la traducción de la Biblia en lengua romance (Concilio de

78
Es decir, el griego de la calle; no el griego clásico, hablado por los poetas y escritores clásicos, por ejemplo, Sócrates,
Platón, Aristóteles, Homero, etc...que ya era un griego más elevado y culto.

40
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Toulouse, Francia, 1229). Por este motivo, en los siguientes doscientos años, la única
Biblia católica oficial publicada en España, aparte de la Vulgata latina, fue la Políglota
complutense, esta la primera Biblia políglota, es decir escrita en varias lenguas,
patrocinada por el cardenal Cisneros. Solo se imprimieron 600 ejemplares. Contenía el
texto bíblico en hebreo, arameo, griego y latín.

A principios del siglo XVI Francisco de Enzinas, hijo de un rico terrateniente español,
tuvo la iniciativa de empezar a traducir el Nuevo Testamento al español mientras
todavía era un joven estudiante. Luego consiguió que se imprimiera su traducción en
los Países Bajos, y en 1544 trató de obtener la autorización real para distribuirla en
España, la cual le fue rechazada y terminó acusado ante la inquisición. Pocos años más
tarde se imprimió una edición revisada de esa traducción en Venecia, Italia, la que Julián
Hernández introdujo secretamente en Sevilla, siendo prendido y posteriormente
ejecutado por herejía.

Solo posteriormente se empezó a traducir la Biblia entera a lengua vernácula castellana


con la Obra de Casiodoro de Reina (Biblia del Oso 1568-1569), por parte del
protestantismo, y Felipe Scío de San Miguel (1790) y Félix Torres Amat (1823) en el
catolicismo79.

Lo que el Nuevo Testamento contiene y nos da, no es ni más, ni memos que la Palabra
misma de Dios, esa palabra de Dios que viene a ser la fuerza de salvación para todos los
hombres, pero de forma especial es fuerza de salvación para el que cree en ella, y de
forma especial y con grandes privilegios, se encuentra de forma especial en el Nuevo
Testamento, pues en estos santos escritos se nos enseñan y se nos revelan las verdades
definitivas sobre la magnífica revelación de Dios para el hombre80.

El centro del Nuevo Testamento no es otro que el mismo Cristo, su vida, sus obras, sus
milagros, sus prodigios, su doctrina; en fin, la persona misma de Cristo con lujo de
detalles. También el centro del Nuevo Testamento la historia y vida de las primeras
comunidades cristianas, la vivencia, las obras, la fe de la comunidad cristiana primitiva
bajo la acción del Espíritu Santo y por la guía de los apóstoles.

En cuanto a sus libros, los evangelios tienen un lugar predominante, así lo reconocen
algunos documentos de la Iglesia Católica, porque nadie puede decir que ignora que
entre todas las Escrituras encontradas en la Santa Biblia, incluso del Nuevo Testamento,
son los santos Evangelios los que ante todo ocupan, con una gran justa razón, el lugar
preeminente y el más importante dentro de las Escrituras Sagradas, puesto que los

79
Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Nuevo_Testamento#Nuevo_Testamento_espa.C3.B1ol.
80
Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica. N° 124.

41
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Evangelios son el testimonio principal de la toda la vida y de toda la actuación y doctrina


del Verbo Encarnado, nuestro Salvador y Señor Jesucristo81.

Otro aspecto importante es reconocer que, la Iglesia siempre ha defendido, defiende y


seguirá defendiendo que los cuatro Evangelios tienen un origen total y netamente
apostólico, ya que ellos predicaron por mandato mismo de Cristo (Mt 28,20), y luego
transcurrido el tiempo, estos mismo, y otros hombres apostólicos, inspirados por el
mismo Espíritu Santo, colocaron por escrito las comas más importantes de esta
predicación de los testigos directos de Cristo, convirtiéndose en los cuatro evangelios y
en un fundamento claro de la fe cristiana. El Evangelio que nos han transmitido está
hecho en cuatro redacciones: Mateo, Marcos Lucas y Juan82.

Hay que aclarar algo que es muy importante y que nos puede evitar muchas confusiones
que de común nos encontramos por falta de información, esto es lo siguiente: el
Evangelio que nosotros encontramos en la Biblia es solamente uno, por consiguiente no
hay más que un Evangelio, ese el Evangelio de Cristo, la Buena Nueva de la Salvación, en
la Iglesia no se predica más que un mismo Evangelios a todo el mundo y no se lee más
que un solo y mismo Evangelio en las Escrituras Santas.

Lo que, si cambia, y acá es donde está la confusión, es la versión de ese Evangelio que
estamos viendo, leyendo, escuchando, meditamos, etc. Por consiguiente: el Evangelio es
sólo uno, las formas en que se nos narra son cuatro, que las conocemos como los cuatro
Evangelios, pero cuando nos referimos a esa palabra, nos dirigimos de forma especial a
la manera de cómo un autor nos cuenta los hechos y la vida de Jesús, que cada autor
sagrado lo cuenta de distinta manera, según su tradición, sus géneros literarios, sus
estudios y su experiencia de Cristo, pero en conclusión, la esencia es la misma: Jesús de
Nazaret, su vida, obras, milagros, doctrina, pasión, muerte y resurrección.

En cuanto a los evangelios podemos decir que su formación se ha dado como en tres
etapas:

1) La vida y enseñanza de Jesús de Nazaret: la Santa Madre Iglesia, no se cansa de


afirmar que, los cuatro Evangelios, de los cuales se puede afirmar sin duda alguna
la historicidad de estos, contienen y enseñan, lo que Jesús, el Hijo de Dios, cuando
vivió entre los hombres, hizo y nos enseñó con su vida y obras, para la salvación de
todos los hombres, hasta el momento de su ascensión al cielo.

2) La tradición oral: los apóstoles, después de la ascensión del Señor, predicaron por
todo el mundo todo lo que el Señor hizo en su vida terrena, lo que enseñó y predicó,
lo que dijo y realizó, con toda la ciencia de Dios que tenían, y con la inteligencia de

81
Cfr. CVII, Constitución Dogmática “Dei Verbum”. N° 18.
82
Cfr. Ibíd.

42
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

la que gozaban, instruidos y guiados por los hechos de Cristo y por la luz del Santo
Espíritu de Dios.

3) Los Evangelios Escritos: los evangelistas, estos autores sagrados, escogieron


algunas de las cosas que en sus tiempos ya se conocían de palabra y por escrito
para completar su obra de evangelización, siendo muy atentos a las necesidades,
situaciones y vida de las Iglesias primitivas, buscando conservar una misma forma
de proclamación de tal manera que nos han transmitido la verdad completa y
sincera sobre la Jesús de Nazaret, nacido de la Viren María, en tiempos de Poncio
Pilatos83. Así lo rezamos en el credo, nuestra profesión de fe.

Entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, hay una insondable unidad y al mismo tiempo
son inseparables el uno del otro, ya que uno es la prefiguración del otro, el caso del
Antiguo Testamento, nos abre las puertas del Nuevo Testamento y este ilumina, afirma
y confirma al Antiguo Testamento, esto es lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia
Católica en el número 129:” Los cristianos, por tanto, leen el Antiguo Testamento a la luz
de Cristo muerto y resucitado. Esta lectura tipológica manifiesta el contenido inagotable
del Antiguo Testamento. Ella no debe hacer olvidar que el Antiguo Testamento conserva
su valor propio de revelación que nuestro Señor mismo reafirmó (cf. Mc 12,29-31). Por
otra parte, el Nuevo Testamento exige ser leído también a la luz del Antiguo. La catequesis
cristiana primitiva recurrirá constantemente a él (cf. 1 Co 5,6-8; 10,1-11). Según un viejo
adagio, el Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo, mientras que el Antiguo se hace
manifiesto en el Nuevo”.

Es tan importante la Sargada Escritura en la vida de la Iglesia y en la vida del cristiano,


que se le aconseja su lectura cotidiana, asidua de ellas, y su práctica en la vida84. Así, que
mientras el cristiano esté más cerca de las Letras Santas y se empape de ellas, será más
conocedor de la revelación de Dios y al mismo tiempo estará más impregnado de Cristo.
San Jerónimo nos lo dice de esta manera: “desconocer las Sagradas Escrituras es
desconocer a Cristo85”.

LA FORMACIÓN DEL NUEVO TESTAMENTO

Jesús no escribió nada ni de su vida, ni de su doctrina. Tampoco mandó a nadie que


escribiera su mensaje. Él sólo dijo: “Vayan y anuncien la Buena Noticia a todas las gentes,
para que todos los pueblos sean mis discípulos”86.

83
Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, N° 126.
84
Cfr. CVII, Constitución Dogmática “Dei Verbum”. N° 25.
85
Cfr. San Jerónimo, Commentarii in Isaiam, Prólogo: CCL 73, 1 [PL 24, 17].
86
Mt 28,20ss.

43
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Por tanto, el Nuevo Testamento fue, antes que nada, predicado, vivido y celebrado.
Solamente en un segundo tiempo, cuando las primeras comunidades vivían y
celebraban la fe en Cristo, y los testigos oculares o directos de la vida y palabras de Jesús
iban desapareciendo, se sintió la necesidad de poner por escrito esa fe y esa predicación
de los apóstoles y discípulos, por miedo a que desapreciaran y no quedara un testimonio
claro y directo de la vida de Cristo.

El Nuevo Testamento fue entonces el resultado de la fe y predicación de las primeras


comunidades cristianas. Este hecho es muy importante porque nuestra fe no puede
fundamentarse sólo en la Biblia escrita, como lo hacen los protestantes. Es más bien la
Tradición (con el Magisterio de la Iglesia) que nos garantiza la verdad de la Biblia y nos
transmite todo el depósito de la fe (cf. 2 Tim 1, 13-14)87.

Por tanto, el Nuevo Testamento tuvo dos etapas:

1) Una etapa predicada de boca en boca: el núcleo de esta predicación era este:
Cristo Jesús, Hijo de Dios, muerto y resucitado. A este núcleo se le llama Kerigma,
palabra griega que significa “anuncio, proclamación”.

Huellas del Kerigma predicado las podemos encontrar en algunos discursos de Pedro
(cf. Hch 2, 14-41; 3, 12-26; 5, 29-32; 10, 34-43) o de Pablo (cf. Hch 13, 16-41) o en el
relato de Emaús (cf. Lc 24, 19-27). Este Kerigma seguía este esquema: se recuerda el
acontecimiento de Jesús; se interpreta este acontecimiento con las Escrituras; y se llama
al compromiso de la fe, una vida cristiana comprometida y activa.

Este Kerigma se anunció primero a los judíos y después, por obra de Pablo, a los
paganos. El Espíritu Santo fue el gran protagonista de esta etapa predicada del
“Evangelio”, inspirando, asistiendo, cuidando la vida y la palabra de los primeros
misioneros. También se le llama así al anuncio que se hace hoy en día para los retiros
de evangelización, para proclamar esa fe y vivirla con la comunidad en las parroquias.

2) Una etapa escrita: fue un camino largo y complejo. En los primeros años
algunas comunidades cristianas empezaron a resumir lo esencial de la predicación
apostólica, en fórmulas breves y fáciles de retener, que serían los primeros intentos
del “Credo”. San Pablo cita una fórmula célebre: “Cristo murió por nuestros pecados,
según las Escrituras. Fue sepultado y resucitó al tercer día, según la Escrituras. Se apareció
a Pedro, luego a los Doce” (1 Co 15, 3-5).

Muy rápidamente, al celebrar la Eucaristía, nacerían también las “aclamaciones y


fórmulas de alabanza a Cristo” (cf. Fil 2, 6-11; Col 1, 12-20; 1 Tim 3, 16). Así pasaron
unos 30-35 años después de la resurrección. Y como los apóstoles iban muriendo,

87
Catecismo de la Iglesia Católica, N° 80 y 83.

44
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

surgió el anhelo de poner por escrito todo, para no perder su memoria. Lo primero que
se escribió fue el Relato de la Pasión88. Más tarde, los dichos de Jesús, las parábolas y los
milagros. Y así nacieron los cuatro Evangelios: primero Marcos, alrededor del año 70;
después Mateo y Lucas, alrededor del año 80; por último, Juan, allá por el año 9089.

San Pablo, desde el año 40 había empezado ya sus viajes misioneros, fundando
comunidades en toda Asia Menor; y para mantener los contactos con ellas, les escribe
cartas, aconsejando, amonestando, enseñando, solucionando problemas. La primera
que se escribió fue el año 51 a los Tesalonicenses. Más tarde, en el año 63, escribió a los
Corintios y a los Gálatas.

Por tanto, los primeros escritos del Nuevo Testamento no fueron los Evangelios, sino las
Cartas de san Pablo. Al inicio, los varios libros del Nuevo Testamento circulaban
separadamente por las comunidades cristianas. Poco a poco se fueron juntando estos
libros, cuando eran copiados a mano, hasta llegar a conformar todo el conjunto de los
27 libros canónicos.

¿Cuándo se empezaron a reunir los varios libros, hasta conformar el “Canon” del Nuevo
Testamento?

El más antiguo y más importante catálogo de los escritos del Nuevo Testamento fue
descubierto en el siglo XVIII por un estudioso, llamado Muratori. El Canon de Muratori
data de mediados del siglo II90. Este catálogo contiene 22 libros, entre los cuales están
las 13 cartas de san Pablo. Todavía no es el Nuevo Testamento completo, pero es el
primer intento que conocemos de empezar a reunir los varios libros.

Luego tenemos el testimonio de san Justino, Mártir que en su primera apología del año
150 nos dice: “El domingo, todos se reúnen, leen las Memorias de los Apóstoles, que se
llaman “los Evangelios” 91 . Esto nos asegura que ya a mediados del siglo II estaban
reunidos los cuatro Evangelios. El catálogo ya completo de los 27 libros canónicos del
Nuevo Testamento lo encontramos hacia el año 400.

Todo el Nuevo Testamento gira alrededor de esta “Buena Noticia”: Jesús de Nazaret,
nacido de Santa María Virgen, por obra del Espíritu Santo, es el Salvador, el Mesías, el
Hijo de Dios y Hombre verdadero; ha muerto y resucitado para dar a los hombres una
Vida Nueva y para enseñar el camino que conduce a la verdad de nuestra vida y de
nuestro destino, que es la gloria del Padre, junto a Cristo Jesús.

88
http://webs.ono.com/parroquiasanvicente/marcos8.htm
89
Cfr. Parroquia Sagrado Corazón, curso de Biblia, proceso parroquial de pequeñas comunidades. Pág. 107.
90
Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Fragmento_Muratoriano.
91
Catecismo De La Iglesia católica, N° 1345.

45
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

Los libros del nuevo testamento primero estaban escritos en griego, luego en el Siglo III
d.C, fueron traducidos al latín por San Jerónimo, en la primera traducción de la Biblia, a
la que se le dio el nombre de “Vulgata Latina”92.

Los acontecimientos narrados en el Nuevo Testamento van desde el nacimiento de Jesús


hasta el año 60-65. Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos desde el año 51
(carta de san Pablo a los Tesalonicenses) hasta el año 90-100 (Apocalipsis y carta a los
hebreos).

Los escritos del Nuevo Testamento nacen dentro de los primeros grupos cristianos
organizados en comunidades, surgidas en las poblaciones principales del imperio
romano, sobre todo, en las provincias romanas desde Roma hacia Oriente: Italia,
Macedonia, Acaya, Asia, Galacia, Cilicia y Siria; es decir, en una zona de cultura
helenística cuya lengua era el griego común, lengua en la que están escritos todos los
libros del Nuevo Testamento.

LOS LIBROS DEL NUEVO TESTAMENTO

Jesús no escribió nada ni de su vida ni de su doctrina. Tampoco mandó a nadie que


escribiera su mensaje. Él sólo dijo: “Vayan y anuncien la Buena Noticia a todas las gentes,
para que todos los pueblos sean mis discípulos”93.

Mientras vivieron los apóstoles y otros discípulos que conocieron y escucharon


personalmente, en carne propia a Jesús, ellos se encargaron de referir y transmitir todo
lo que habían visto y oído, y de repetir lo que habían escuchado de los labios del Señor.
Al testimonio profético de las Escrituras judías los testigos directos de Jesús añadían el
suyo. “Nosotros somos testigos”, dijo Pedro ante el Sanedrín en los Hechos 5,32. “Nosotros
hemos visto su gloria”, escribía San Juan en su evangelio. Así surgió la tradición oral o la
Sagrada Tradición como más la conocemos, a que recurría Pablo mismo cuando
aseguraba a los corintios: “yo les transmití, como lo principal de todo, la tradición, lo que
a mi vez recibí” (1 Corintios15, 3) y se da el mismo caso con el memorial de la Eucaristía
(1 Corintios11, 23). De tal manera que en cuatro capítulos encontramos esta afirmación
de San Pablo sobre la Sagrada Tradición dos veces, cosa que los protestantes nieguen
grandemente.

Por tanto, el Nuevo Testamento fue, como ya lo dijimos en otro tema, antes que
nada, predicado, vivido y celebrado. Solamente en un segundo tiempo, cuando las
primeras comunidades vivían y celebraban la fe en Cristo, y los testigos oculares de la

92
Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Vulgata.
93
Cfr. Mt 28,20ss.

46
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

vida y palabra de Jesús iban desapareciendo, se sintió la necesidad de poner por escrito
esa fe y esa predicación de los apóstoles y discípulos.

En todo caso, la etapa puramente oral que precede a la formación del texto del Nuevo
Testamento es sumamente breve, y otro tanto la intermedia en que dicha tradición
coexiste con esos misteriosos primeros escritos anónimos, que no parecen haber sido
abundantes, ya que los creyentes de esa primera generación estaban seguros, y
pensaban mucho de que la Segunda Venida del Señor iba a ocurrir lo más pronto
posible, a tal forma que algunos no querían ni trabajar, tal vez aun antes de que ellos
murieran, por eso San Pablo exhorta: “el que no trabaje que no coma”(Tes 3,10-12).

A diferencia de la etapa oral que antecede al Antiguo Testamento, la del Nuevo dura
escasamente unos treinta años. Hacia el 50 d.C, Pablo escribe a los tesalonicenses desde
Corinto su primera carta. Con ella empieza, cronológicamente, el Nuevo Testamento.

Luego se da comienzo la etapa en que se intensifica la multiplicación de copias de los


escritos que ahora forman el Nuevo Testamento. Circulan primero, como sucedía con
los del Antiguo, en rollos por separado o en hojas sueltas de papiro, que era lo común
en la escritura de la época, pero con estos escritos empiezan a formarse las que se
llamaron luego las colecciones, la primera, al parecer, de las cartas paulinas. Más tarde
quizá la de los evangelios.

Hacia fines del siglo II los cristianos adoptaron la forma de códice, hojas escritas
encuadernadas como libro, sistema que había empezado a emplearse en el siglo I y que
acabó por sustituir a los rollos y las tabletas como materiales de escritura en la
antigüedad, y parece que los primeros códices cristianos fueron de los cuatro
evangelios, de los evangelios y Hechos, de 10 epístolas paulinas, y de las 13 epístolas de
Pablo. Fue ya bien entrado el siglo III cuando aparecieron códices con todo el Nuevo
Testamento, y tal vez con toda la Biblia94.

Con el Nuevo Testamento, se cumple la promesa de la venida del Salvador Jesús, el hijo
de Dios vivo.

El Nuevo Testamento es una colección de 27 libros escritos en griego koiné, o sea, en


forma de diálogo. Estos libros fueron escritos en menos de 100 años (51 a 105 D.C).
Como un manual misionero, aquí se proclama el nacimiento, crecimiento, y enseñanza
de la Iglesia Cristiana.

El Nuevo Testamento, según lo aceptan las Iglesias cristianas, se compone de veintisiete


libros diferentes, atribuidos a ocho autores diferentes, seis de los cuales se cuentan
entre los apóstoles (Mateo, Juan, Pablo, Santiago, Pedro, Judas) y dos entre sus

94
Ver. http://mercaba.org/FICHAS/Apologetica.org/historia_canon_04.htm.

47
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

discípulos inmediatos (Marcos, Lucas). Si consideramos sólo el contenido y forma


literaria de estos escritos, pueden ser divididos en libros históricos (Evangelios y
Hechos), libros didácticos (epístolas) y libro profético (Apocalipsis).

Antes que se comenzara a usar el nombre del Nuevo Testamento, los escritores de la
segunda parte del siglo II decían “Evangelio y escritos apostólicos” o simplemente “el
Evangelio y el apóstol”, queriendo decir, el apóstol San Pablo.

Los libros del nuevo testamento son los siguientes:

LIBRO HISTÓRICOS

Los cuatro evangelios: San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan. Son relatos
que concuerdan y que también pueden compararse entre sí, estableciendo semejanzas
y diferencias. Contienen la historia de Jesús, su nacimiento, su infancia, su muerte y
resurrección, así también sus enseñanzas, (evangelio significa buena noticia o mensaje,
buen anuncio).

Los tres primeros son llamados, comúnmente, sinópticos. Los Evangelios se


subdividen en dos grupos: aquéllos comúnmente llamados sinópticos95 (Mateo, Marcos,
Lucas), porque sus narrativas son paralelas, y el cuarto Evangelio (el de San Juan), el
cual hasta cierto punto completa a los primeros tres. Todos se relacionan con la vida y
enseñanzas personales de Jesucristo. Los cuatro Evangelios nos narran de manera
magistral lo sucedido desde el nacimiento del hijo de Dios en Belén; sus enseñanzas, su
vida, su pasión, hasta su muerte, resurrección y ascensión, también se les llamaba las
memorias96.

Los Hechos de los Apóstoles, como indica suficientemente su título, trata sobre las
predicaciones y obras de los apóstoles. Narra la fundación de las Iglesias de Palestina y
Siria solamente; en él se menciona a Pedro, Juan, Santiago, Pablo y Bernabé; luego, el
autor dedica dieciséis capítulos de veintiocho a las misiones de San Pablo a los greco-
romanos.

Hecho de los apóstoles: o Hechos de los Apóstoles Pedro y Pablo, es llamado así, porque
recoge la actividad maravillosa que realizaron los apóstoles en la Iglesia Primitiva. Su
valor doctrinal se encuentra en la acción personal y colectiva del Espíritu Santo. Es
considerado el único relato antiguo de la comunidad cristiana. Narra cómo se extendió,

95
Ver. http://ec.aciprensa.com/wiki/Sin%C3%B3pticos#.Um6yL3Bg_uo.
96
Cf. Apología I 67,3s: MG 6,429. En esta Apol. I 66 advierte que con la expresión “memorias” quiere designar los
evangelios y afirma que estas “memorias” fueron escritas por los apóstoles y por los discípulos de los mismos
(Diálogo con Trifón 103: MG 6,717).

48
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

desde Palestina hasta Roma, la capital del mundo. Cubre los 30 años después de la
muerte de Jesús.

Además, los Hechos de los apóstoles, narran el impacto que surgió en ellos, su
experiencia de fe en el Resucitado y aquellos que los llevó a predicar su Palabra; también
cuenta la conversión de los primeros cristianos (este es el origen de la Iglesia Primitiva
o primera comunidad cristiana).

LIBROS DIDÁCTICOS: Pertenecen a este grupo 21 epístolas o cartas. De ellas, 13 fueron


escritas por San Pablo a la Iglesia o a personas.

Los apóstoles se dirigían a las comunidades cristianas a través de cartas, teniendo en


cuenta la situación de cada comunidad.

CARTAS DE SAN PABLO

Contienen la explicación del sacrificio de Jesús, con las consecuencias reconciliadoras


entre judíos y gentiles, y la más importante, entre Dios, el hombre y el Universo. Se habla
de 13 cartas, pues la de los hebreos no tiene autor conocido, por lo que no se está en
total seguridad que su autor sea San Pablo.

Hay trece epístolas de San Pablo, y quizás catorce, si, con el Concilio de Trento 97, lo
consideramos autor de la Epístola a los Hebreos. Con la excepción de esta última, ellas
son dirigidas a iglesias particulares (Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Efesios,
Filipenses, Colosenses, 1 y 2 Tesalonicenses) o a individuos (1 y 2 Timoteo; Tito;
Filemón).

CARTAS CATÓLICAS, APOSTÓLICAS O GENERALES

La carta de Santiago: Contiene enseñanzas de fácil aplicación para una vida digna y
honrada. Está dirigida a diversas iglesias y sirve de guía en el ministerio de la
cristiandad.

1° Pedro, 2° Pedro, Judas: Contiene reglas de moral aplicables a la vida cristiana.

1° Juan, 2° Juan y 3° Juan: Contienen principios de fe, caridad, observancia de los


mandamientos y amor a Dios.

97
Ver. http://ec.aciprensa.com/wiki/Concilio_de_Trento#.Um6xJXBg_uo.

49
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

LIBROS PROFÉTICOS: Es solamente uno: el Apocalipsis, donde encontramos la visión o


revelación de San Juan. Este es el último libro escrito en la Biblia.

Apocalipsis: Finalmente, el Nuevo Testamento presenta el libro del Apocalipsis, que


contiene una visión o revelación que el apóstol Juan recibió de Dios, para la comunidad
cristiana. Están las revelaciones hechas a San Juan sobre los sucesos que pueden ocurrir
al final de los tiempos.

El Apocalipsis, dirigido a las siete Iglesias de Asia Menor (Éfeso, Esmirna, Pérgamo,
Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea) parece de algún modo una carta colectiva.
Contiene la visión que Juan tuvo en Patmos respecto al estado interior de las antedichas
comunidades, la lucha de la Iglesia con la Roma pagana, y el destino final de la nueva
Jerusalén.

50
Licdo. y Msc. José Adolfo Durán Cardoza

51

También podría gustarte